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2 by Amirion Nava, 1974 Queda Reoko ol depscito que mares ta ley 11788 Todoe lor derechoa reservados. ee Printed in Argentina — Impreso on Ta Argentina Eee ‘Se teitind do imprint din 20 de agosto do 1074 ous y Robert Carag, pees "rapiaie ‘1361, Vie. Lépes Se impriniren: 2000 ejemlaree MARIO. VARGAS LLOSA LA NOVELA Conforencia pronunciada en et Paraninfo de la Universidad de ‘Montevideo, el 11 de agosto de 1986. ‘Vargas Llosa (1966/1974) “La novela”, M. Vargas Llosa y J. M, Arguedas. La novela, Buenos Aires: América Nueva. Voy hablar de una manera un tanto in- formal y un tanto desordenada sobre la no- vela, Voy & comenrar, con uno especie de exabrupta, diciendo que In novela me parece ‘a mi una forma superior de la literatura. Desde un punto de vista puramente formal cs evidente que In novela es un género invasor, €] més imperialista de los géneros, porque uti- liza todos los otros géneros para sus fines y Jos integra dentro de una sintesis superior. La novela utiliza Ie poesia, utiliza el diflogo tea- tral, ineorpora el ensayo, Hay novelas do las que podrian extraerse sin dificultad relatos fauténomos, textos tedricos do cardeter social, 0 politico, 0 religioso. No sucede en cambio 10 contrario: un euento, un poema, un drama, no pueden apoderarse de este g6nero para sus pro- ios Fines. Es verdad que es dificil diferenciar un g&- eto de otro, deeir en qué momento comienta y termina Ia poesia, cudles son las fronteras fentre una marracién y-un ensayo, cual es 18 @iferencia esencial entre un poema y un dra ° ma, Hay muchos ensos, sobre todo en textos clasioos, en que todavia se discuto Ta naturaleca de una obra, Bl caso més edlebre tal vez en nuestra tradicién clésica see el de “La Celese tina”, sobre el que profesores, eruditos yo tiooa discuten todavia wi se trata do un drama © de.uns novela. Pero euando no hay auda posible, cuando sabemos @ qué atenernos respesto de’ la nate raleza de un génoro, ereo que puede estable- ceerse, de una manera tal vez un tanto esque- mitiea, que las diferencins entre ellos depen- den sobre todo de la proporeién en que inter vienen en su elsboracién ciertas facullades humanas, y también la proporeién en que se ‘emplea en si realizaciin cierto tips de proce- dimientos y de t6enicas. ‘Asi parece evidente que la poesia propone tun conocimiento mis intuitive que racional de Ia realidad; que el ensayo utiliza como inst mento de captaciin y de deseripeién de Ta realidad sobre todo ls inteligencia y In raz6n, ¥ en menor dosis la intaicién. La novela esté intimamente ligada a aquello do lo cual es ropresentacién, que es la realidad. Por exo croo que ai tuvioea que definir de algu- ‘na manera Ia novela yo emplearfa una formula may vaga; diria que la novela es uma repre- sentacién verbal de la realidad. Es una deti- nicién muy vasta, Si la novela es una repre- 10 sentacién verbal do In realidad se trata de ‘algo tan extenso, tan intenso, como. ta misma realidad, y por lo tanto seria pretencioso y vano tratar de explicar y deseribir esta ma- teria tan inagotable en una charls. Porque & Ja realidad povlemos abordarla de muchas ms eras, desde éngulos muy distintos, desde pn tos de vista absolutamente antagénicos. Es lo {que ocurre exactamonte con la novela. Un etnélogo, un psiedlogo, un psicoanaliste, tui historiador, pueden explorar Ia novela ¥ extraer de ell ensefianzas sumamente iiiles para sus propias disefplinaa, La novela es par ra ellon uaa materia idéntien & le do Ta reali- dad, es decir, una superposicién de niveles y de estratos que puedon ser abordados, esta ddiados, explorados, por separado, ‘Asi me hallo en una diffcultad primera pare hablar de Ja novels, Dobo antes que nada ele- sir ot punta de vista desde el cual yoy a abor- darla, No soy un etnélogo, ni un psicoanalista, ‘ni un bistoriador, sino um hombre que preten- de eseribir novelas y un lector apasionado de novelas. Entonces les propongo que hablemos de la novela desde esos dos puntos de vista precisamente: deade el panto de vista del es- tritor de novelas y desde el punto de vista del consumidor de novelas, desde el punto de vista dl lector. ‘Desde el punto de vista del novelista ten- u irfamos que hablar de esa voeacién individual due lleva 2 eiertos hombres a eseribir novelas, y desde el punto de vista del lector tendie- ‘mos que hablar de Ia novela como hecho bis- Yérico, como produeto social, como producto nacido en detorminado momento do la historia humana, producto que ha demostrado hasta nuestros dias una enpacidad de supervivencia bastante extraordinaria, Qué significa Ia novela para un novelista? Creo que antes de hablar de In novela desde el punto de vista de aquél que Tas eseribe con- viene interrogarse sobre esa voeaeion singular, sobre ose personaje singular que es el nove: lista, : _gPor qué hay novelistas? ;Por qué ha hae bido y hay hombres que se dediean a repre- sentar el mundo en ficciones verbales, a crear esas apariencias de vida que son las novelas? Esta empresa, juagada en frio, con ojos més bien utilitarios, nos parece bastante desatinada, algo absurda. En efecto, como si en la realidad no pasaran ya bastantes cosas, como ai en I vida no hubiera hastantas personajes, bastantes @ramas, bastantes alegrias, bastantes. aventu- ras, hay hombres que se apartan de aus serme- Jantes, se eneierran, y pasan dias, semanas, ‘meses, angustiéndose, desesperdndose, por crear ilusoriamente, a través de las palabras, mue- vos dramas, nuevas angustias, nuevas alegrfas, B muevas situacionos, muevas aventuras. ;Por ‘qué protenden esos hombres crear realidades imaginarias? Se diria que no estin satisfechos con la realidad que viven, que no se sienten col~ mados por esa realidad, Parece que la realidad ro fuera para ellos aufieionte. Bfectivamente yo creo que es ai; ereo que el novelista es ante todo aquél que no esté satisfecho eon In real dad, aquel hombre que tiene con el mundo una relacién viciada, un hombre que por alguna razén, en determinado momento de su vida, ha sentido que surgfa entre él y Ia realidad una especie de desacuerdo, de incompatibilidad. Si estuviera sutiafecho, si se sintiera reconciliado ‘con el mundo, ai 1a realidad lo colmara, es evie Gente que no intentaria esa empresa de erear ‘nuevas realidades, de eroar realidades imagina- ras y ficticias ‘Asi In primera comprobacién que harfa yo desde el punto de vista del novelista es la de {que este hombre os un rebelde, es un hombre fen desacuerde con su sociedad, 0 con su tiem- po, 0 con su clase, un hombre que no est sa- ‘istecho eon el mundo. De qué nace esa insatisfaceién de la cual os resultante una vooscién literaria? Creo que cen esto In respuesta varia en cada easo, que probablemente bay tontas respuestas eomo no- Yolistas, pero en todo caso conviene no pre- guntarle sl novelista los origenes, las rafces 13 de su insatistaccitn, 0, mejor dicho, de su vo- cescisn, Creo que esto también os irremediable, que si el novelista fuera eonsclente del origen de ese divorcio con el mundo, si él supiera exae- ‘tamento eGmo, en qué momento ¥ por qué sus relaefones eon la realidad se viciaron, ya no sexfa_novelista. Creo que Ia vocacién de un novelista oa justamente una voluntsd prolon- gada en el tiempo, una interrogacién s 10 largo de una vida, sobre las rafees, los ovigenes de esa insatisfaceiin, y simulténeamente ona ten- tativa de desalojar de si esa insatisfacclOn, ese malestar, esa ansiodad, esa urgencia més bien inexplicable que es la Yoouei6n literaria. De este modo ereo que podriamos establecer tuna segunda comprobaeién. [se rebelde ignora a razbn profunda de su rebelién y eseribe bus céndols, 4Consigne su objetive? {Se aplaca esa insa- tistaccién gracins la ereaciin Iteraria? Ocu- vre precisamente lo contrario. La tentativa det rebelde por desalojar de si la insatiafaeetén on Jugar de aminorar la vocacién literaria la con- solida. Vean ustedes qué curioso. Hse hombre aquejado de un vacio, de una ansiedad, que vive una cierta anormalidad respeeto a los otros hombres, que se Ianza a competir en elerta for- ‘ma con la realidad oponiéndole ese reflejo ver- Dal que son Tns novelas, no va a conseguir lo u que se propone, es decir, exorsizar asa Insat Faecion y ese vacfo rescatando una experiencia enya ansencia justamente To puso en desaeuerdo con el mundo, 9 rochazando una experiencia, ‘que Jo mares profundamente y lo persigue Ie- g0 como uns pesadilla, sino precisamente 10 contrario: aumentar In insatisfacci6u, es deci consolidar su voeacién, La novela exerita, publieada, no aplaca el va- cio: Ia wocacién se robusteee, se inerementa Las obras no restituyen al novelista as espe- rienias fandamentales de su vida poro on el ejereieio mismo de sa yooacién, en la realiza- cin misma de esa voescién literaria a través e Ia ereaeién, 6 eonsigue una especie de jus tifieacién, una ravén para vivir. Por eso Ia voeueién literaria, 1a voeaeién del novelista me parece Ia mas exclusiva y Ia més excluyente de Tas vocaciones, "Tengo aqui uma cita de Flaubert: “La vocucidn del novelista se- guida pacientemonte, inocentemente, se convier- ‘een una fmeidn casi fisiea, on una manera de Si la voeacién del novolista ega a ser una novesidiad tan imprescindible, una necosidad de cardcter vital, entonces se divia que ese re beldo es también un esclavo, que ese hombre que se hall en desaeuerdo, en pugna eon Ia realidad esti frente a si propia insatiafaecion, cs decir, frente a su propia vocacién, en situa- 15 ida de servidumbre de esclavitud. Es como si ‘esa voeaciOn nacida de una manera un tanto leve, y que luogo ge fue nerecentando, inaculars en él'una presencia extranjera que lo fuera ine vadiendo, eolonizando, tiranizando, Comparo la vocacién del novelista a una so- litaria. Yo tenfa un amigo hace varios afioa en Paris que estaba enfermo precisamente de una solitaria; tenfa ese repugnante parisito en Ins entrails; y nosotres saliamos juntos, sbamos al cine, shamos a los restaurantes estudiantiles almorzar, fhamos a recorrer librerias, y r6- ‘euerdo mucho un dia que él me dijo: yo estoy contigo y hago todas estas eosas contigo y ti ‘tienes la impresiin de que estoy viviendo igual ‘que ti todas estas exporieneias, y por una parte 8 cierto, pero por otra parte €8 falso, por otra parte yo’ estoy siempre pendiente de este pari- sito que evo en las entrafias, Yo no puedo olvidarlo ni un solo momenta y tengo casi Ie impresién de que vivo para él, de que no s6l0 Jo que como Ip slimenta sine que todos mis actos integramente estén destinados a él, Hay ‘on mi una especie de duplicidad. Greo que es exactamente Io que oeurre con un novelista. Un novelista es un hombre con lun estatuto social igual 2 los otros hombres, ‘que padece las mismas miserias y que goaa las mismas alegrias que ottos hombres, y a ln vex hay en él como otro hombre, siempre frio, siem- 16 | j pre alerta, que acumula estas experiencias frin- ‘menie, las selecciona, desccha algunas, almace- na otras en la intimidad de la eoncieneia, y més tarde se sirve de ellas, las devuelve al mundo fen forma de fieetones, Esta seria una nueva comprobaeién en tormo al novelista: que ese hombre que eseribe fic- ciones verbales Io hee a partir de su experien- cia y que no tiene otro punto de partida que su propia exporieneia del mundo. enso, por eso, que este rebelde que ignora Jas rafces de su rebeldfa, es ante todo un hom- bre impidieo, un exhibicionista. Creo que en toda fiecién, en toda novela, en todo relato, el novelisia devuelve al mundo, proyecta hacia Ja realidad slgo que la realidad deposité an- teriormente en él. Por eso a mf no me conveneen ciertas afir- maciones respoelo a algunas novelas. Se dice que ciertas novelas son, por ejemplo, autobio- gritiess, Yo creo que todas las novelas son autobiogrificas y que sélo pueden ser autobio- eifiens, La novela seria asi una especie de streap-tease. EI novelista en cada uno de sus Tibros se desnudaria ante los demis. Y efecti vamente os asi, Pero exe hombre que oscribe para volear fuera de sf cierlas experiencias, para resucitar clertos episedios de su vida 0 ‘para exoreizar algunos hechos 0 acontecimien- tos que lo hitieron més profundamente que ra ‘otros, por razones que muchas veces se pierdten en su subeonsciente se da cuenta en el momento de volear esas oxperiencias a través del lengua Je, ¥ en el interior de una téenica que justa- ‘mente esas experiencias no pueden pasar de luna manera eruda, directa o inmediata a la fie- ci6n, o Ia novela, que mientras més Tiel quiern ser al recuertio de determinadss exporiencias, micntras mas leal quiera ser a esa zona, 8 ese Jémbito de In realidad que quiore expresae, seré ‘menos novelista, sus ficeiones serén menos ve- rrosimiles, serém’menos reales, serdn més irrea- les, Qué ocurre entonces? Que la experiencia desnuda del novelista no puede ser jamés el prineipio y el fin de lo que eseribe, “Al pasar or ol lenguaje, al ser munipuladas por una técnica, Ins experienciss mueren. Bl debe en- tonees valerse de toda clase de trampas, utilizar ‘éetieas, emplear estratogias diferentes, ade- cuadas eada vex a esa materia con la que tra- baje para que esas experiencias no mucran al asar por el lenguaje y més bien den la impre- sign, Ia ilusién, de ser unidades de vida anté- ‘nomas, independientes, soberanas, totalmente ‘emaneipadas de 61 mismo, Pars ello el novelista debe valerse de estra- tagemas, Estas estratagemas, estas tictieas de que se vale el novelista para hacer pasay en Ia ficeidn esas experiencias fundamentales de sit 8 vida, que provocan en é1 esa ansiedad, esa ur- gencia, en otras palabras, su vocaeién y esa, ncesidad de expresion, son fo que se llaman Jos procedimientos o las técnieas de In novela. Yo decfa que tnda novela es, por eso, sutobio- sgifiea, y que la habilidad del eseritor, del no- velista, ‘no esta on eroar propiamente’ sino en Gisimular, en enmasearar, en disfrazar Jo que hhay de personal en to que eseribe. Yo citaria sobre todo dos ejemplos en los que me parece que se ve bastante bien como aun en construc ciones literarias, que parecen produeto de la pura fantasfa, se oseonde en el fondo, como nifeleo vital, como motor, un hecho al fin in- traseendente de una existencia. Pienso en el ceaso de “Los miserables” de Vietor Hugo. Esta novela es tal ver el libro més importante que eseribi6 el gran roméntico franeés. Era un hombre que erefa en la inspiracién, en que habSa una fuerza que atravesaba al ereador y que guiaba su pluma, y guiado por esta conviecién eseribié mucha obra efimers, En cambio “Los miserables” ocupé gran par- te de su vide y es el produeto de un esfuerzo desarvollado en épocas distintas en wn plazo ‘que abarea eerea de 25 afios. Cuando era joven degeubrié en una ealle una cuerda de presos, y ‘este espectieulo lo impresioné. Decidié exton- ‘ces escribir un breve relato sobre los presidia- 19 ring, sobre Ins pristones. Pidié datos por escrito algunos amigos y estos datos no lo dejaron del todo satisfecho. Decidié entoneca visitar tuna efreal para ver las condiciones en que vi vian tos presos. Y al visitar la edreel descubrié ‘que habfa individuos que estaban eondenados a ‘eadena perpetua por haber robado un pan. Es to lo exalt6, lo irvit6, on cierta forma descubrié In enormidad de la injustieia social de su tiem- po. Inmediatamente comenzé a actuar para re- ‘modiar esta injusticis, hablé en el Parlamento, eseribi6 articulos, y a la ver traté de desarrollar este relato sobre ia vida de las prisfones. Sin embargo sintié que algo fallaba. EI relato no lo satisfizo y por es0 lo abandon6. Y cuando se hallaba empefiado justamente en esa accién en favor de los prasidiarios, pidiendo que me- Joraran las condiciones de vida y que se refor- ‘mara el Codigo Penal, oyé hablar de un obispo extraordinariamente earitativo y piadoso, que hhabitaba en un pueblo del interior de Francia, Esta experiencia indireeta también lo entusias- m6. Deeidi6 entoncos de inmodiato escribir una novela en la que el personaje principal fuera también un obispo equivalente a éste del que habia ofdo hablar. Firm6 incluso eontrato con lun editor para eseribir esto libro y una vex terminada la primera versién de esta novela Sinti6, lo mismo que habia ocurrido eon el tex- to sobre las prisiones, que algo fallaba, que no 0 ra suficientemonte vivida y valiosa, y entonces también le deseché. Pasaron algunos afios, ¥ eseribié muchas ‘otras cosas en verso, en prosa, novelas, teatro, ¥y tn duen dia ceurrié que estos dos pesonajes ‘coneebidos en momentos muy distintos de lx vida de Hugo, Jean Valtan, que seria el per- sonaje principal de “Los miserables", y este obispo sobre el que més tarde también habia ‘queride escribir, se asoeiaron, o en suteios, 0 ‘durante uno de esos paseos que él daba por Pax ris antes de escribir, y ontonces bruscamente: surgié un nuevo proyecto: el de asociar estos dos temas, el de fandir estas dos experiencias fn una y emprender una nueva novela susten- tada en estas dos historias Pero esta ver tam- bién el proyecto fracas6. Bl sintié que el texto que eseribia no era suficientemente real, no era vrilido, y entonees Jo deseeh6 on los dias que estallaba en Francia la revolucién de 1848, en Ja que 61 cumpliria un papel tan importante como mediador entre Ios eombatientes. Victor ‘Hugo recorris en los dias de esa revolucién to- ‘das las barricades tratando de conseguir wna tregua, y su casa fue asaltads, y su biblioteca fue invadida por los Insurreclos. “Yen esos momentos, sin que 61 lo supiera todavia, estaba actimulando él esa tercera experiencia, sin duda definitiva, que daria justamente a las historias del penada y del obispo caritativo esa dimension Bn social, historica, épica, eax especie de fervor, de fermento eallejera, que da a “Los miserables” toda su grandeza, ‘Sin embargo pasaron muchos afios todavia antes de quo él estuviora on condiciones de em- render la realizaclén de esta novela. Sélo co- monzé a escribir la versién definitiva de “Los iiserables” muchos aos después, cuando esta- ‘ba exilado en una isla en el Atlintico, Esta tereera ves sf eseribi6 la novela easi de corrido, con una especia de urgencia furiosa; fue a ‘terminar Jos iltimos eapftulos en la misma pla- niicie de Waterloo y eseribié de este modo el mas humano tal vez y el més duradero de sus Tibros en prosa, Creo que aguf se ve bastante bien eémo en el fondo de una eonstruccién novelesea como “Los miserables”, que parece tan autnoma, tan algjada de In exiatencia real de Vietor Hugo, anida como motor, como impulso deseneadenan- te, experiencias muy concretas de su vida. Creo que se ve también esa relacién tan euriosa, tan paradojien que hay, entre el oseritor, la realidad que Ie suministra Tos temas de ‘sus eseritos y sus obras de flecién. Parece como si la realidad al suministrarle Jos materiales de aquello que eseribe Ie estaviera exisiendo tuna especie de distanciamiento, de alejamiento, para que esas experiencis puedan, a su ve%, 2 convertirse en esas existencias ilusorias, spa- renter, verbales, que son las novelas. ‘Nos aparece también de una manera clara como Ia experiencia desnuda no puede pasar ‘ala literatura, cémo necesita ser enmasearada, Gisfrazarda, mezelade con otro tipo de expe: riencias, trabajada con la imaginacién, eon la artesania, hasta que esas experiencins banalos fconsiguen mediante ol lenguaje y la téeniea femaneiparse del ereador y resueitar en forma de existancias suténomas ante los demés, ante los lectores. Otro caso que quisiera citar es el de un autor ‘al que yo admiro mucho, al que yo debo mu- eho, que es Flaubert. Un autor tan frio, tan ccaleuladar, que premeditabs tanto aquello que feseribia, parece rouy poen autobionréfico. Sin embargo “La edueacién sentimental”, tal vex su novela mas hermosa, es también en sus ori genes tin acontecimientd miniseulo en aparien- fla, pero fundamental para Flaubert. Ustedes sabrin seguramente emo oeurrié. Bera un ‘muchacho que passha sus vacaciones de verano ‘en una playa normanda, y un dfa, euando tenia apenas 19 afos vio en esa playa que el mar iba a mojar un chal que ostaba tirado sobre Ja playa, Recogié el ehal, pregrunté por su due- fia, y vio entonees por primera vez a Madame Schlesinger. Este instante en que él deseubrié fl rostro de esta mujer que seria tan impor- % tante en su vida, lo hisié profundamente, Io ‘mareé a fuego, tanto que en las tres versiones que hay de “La edueacién sentimental”, él trata de roproducir ese instante del descubrimien- to, de esa especie de hechizo que surgié entre el joven que tha a entregar ol chal a esa sefiora ¥ el rostro de ella, Bl vio parece unos dias mis 4 esta seflora, esposa del editor de miisiea Schle- singer, y esta mujer deaperts en él una pasion. Un afto después escribié la primera version de “La educactén sentimental”, libro que ha sido Publicado péstumamente y que se Hama “Las ‘memorias de un loco”. 2Qué cosa es este breve relato? Parte de ese episodio, de esa experien- cia banal: un joven en una playa reseata un chal de las aguas, busea x Ja ducia del chal, ve a una mujer muy hermosa, Hay una des: ceripeidn de dos o tres péginas del libro del ros- tro de esta mujer. Luego Ios dos personajes de ta novela viven’ una aventura amoross que termina con fa muerte de uno de ellos. Es un relato impulsive, roméntico, torpe, y Plaubert desde luego lo dej6 de Iado y no lo publies, Mas tarde 61 fue a Paris a estudiar Derecho; frecuenté la easa de los Sehlesinger. Sus grafos, sus cstudiosos, nunea han podide averi guar si existié entre 61 y la esposa del editor do miisiea una aventura real o si todo fue una pasiin meramente platdniea on el easo de Flau- bert. En todo caso se traté de una pasién muy a fuerte, muy intensa, y de algo que ocupé gran parte de ta vida secreta de aste escritor. Fue ast puesto que diex afios més tarde intenté una segunda reerescién literaria de esta experien- cia, La primera version que ge titula “La edu cacién sontimental”, eserita diex aos mas tar- de, parte también de un hecho semejante; un encuentro casual en el que un joven deseubre tun rostro de mujer que lo hieré profundamente, que lo impresiona tremendamente, tanto que averigua el hogar do esta mujer, se entera de que se trata de una pensién, se I ingenia para ir y vivir a ella, y Iuego eonquistar a esta mu- jer. Los amantes en esta segunda tentativa vie ‘ven también una pasién, huyen de Franeia, van Estados Unidos y Is novela tiene un final més bien feliz, Se trata de un libro puramente gon timental; su materia es Ia deseripeidn de es- tos amores, ‘También esta vex Flaubert sintié que su ten- ‘tativa habla fracasado; también rechaa6 el Tibro en el que habia trabajado con ese rigor con que é1 trabajaba, dos sfios. HI libro no fue ublicado en vida de Flaubert; slo ha sido Dublicedo péstumamente. El lo doseché. Bs- eribié otros libros. Y ya al final de su vida intenté una vez ms recrear esta experiencia afiadiéndole desde luego otras experiencia im- portantes de su vida, y, curiosamento, eomo en el caso de Vietor Hugo, una experiencia de ea- 2% rhetor histérico y social: su participacién como espectador, como simple testigo, en In revolu- ‘ein del 48, Afiadié a esa historia de carécter sentimental una dimensin de tipo soefal; Ia sitné en un contexto histérico muy importante, ‘que ¢3 la revolucién del 48. ‘Trabajé cerea de tineo aftos y esta ver sf se sintié satisfecho lo ssufieiente para publicar esta tentativa que ha- bia ocupado gran parte de su vide, Bn Ia versién definitive de "La edueacién sentimental” hay también repetida en las pri- rmeras paginas esa eecena que aparece como ele- mento deseneadenante de In accién en Ins tres versiones de “La educacién sentimental”. Basta ‘ver el episodio oourre en un bareo, en ese bareo donde Federico esté volyiendo a’ su pueblo ¥ donde ve que un chal esta por rodar de Ia Dborda al agua, lo reseata, busea a ln duefia, ¥ ve entonces por primera vez el rostvo de Mada~ me Arnowd. Hay allf esa deseripeién tan ma~ ravillosa, tam inolvidablo, del rostro de Madame Arnoud, Desde Inego la novela no es sélo eso. Ka um elemento que si igmordsemos In vida de Flau- bert pasaria tal vez desapercibido. Pero cuando Jo sabemos podemos deetr que, indudablemente, cen el fondo de esa construecién tan vasta, tan fambiciosa, en esa novela que se nos aparece feomo tina de esas grandes construeciones del fespiritn humano, 2¢ halla un acontecimiento 6 ‘mas bien mimisculo, aparentemente intrascen- dente y efimero en 1a vida de un horabre, que hirié su sensibilidad, que qued6 depositado en su concioneia, que se mezelé allt con otro tipo de experiencias, que Ivego fue manpulado uns y otra ver por la imaginacién, y que al fin, « través de un ejereicio paciente, laborioso, cons tante, tensz, volvié al mundo’ de donde’ habia venido disimulado. disfrazado, en el interior ran construcei6n literaria que es “La Asi toda novela es indudablemente, wm ‘streap-tease, adlo que a In inversa: el escritor parte de esa desnudez que os la experiencia de Ja realidad y le va vistiendo, In va cubriendo, ‘va suporponiendo a ella toda clase de estratos, de eapas, para ocultérsela en los lectores v tam. Dién, en’ muchos easos, para ocullérsela a sh mismo. Porque creo que este proceso al que he tratado de referirme no es siempre consciente ¥ quizés en la mayoria de Jos casos sea pura ‘mente inconsciento. Resumiendo yo diria que la novela es, para el novelista, una tentativa de recuperacién o de exoreismo de una zona determinada de Ia rea lidad. BI novelista seria una especie de rebelde que ignora los orfgenes de su rebeldta, un er escluvizado a una insatisfaccién, a una especie de solitaria, que se alimenta de él, que vive de él, de Is cual trata de librarse, e Ia que a trata de desalojar exeribiendo, y que juatamer te-a través de ese ejercicio se alimenta, se apo- dora de él y wa Liranixindolo. Ese hombre que anda mostrando disfrazadas, disimuladas, sus vergiienzas @ tos demés, que anda lueiendo piidieamente aquello que ha afec- ado més profundamente au vida gpara qué sir- ver, ZpoF qué ee Htil?, ;nor qué existe?, , por qué Jos hombres han permitide a Jo largo de la toria que e8e hombre dure, que haya muchos novelisias?, por qué ha-fomentado la existen- cia de novelistas?, ;por qué han sido consumi- dores de novelas?” Greo que para tratar de res- ponder a esta pregunta hay que variar esta vez €l dngulo de aprecincién, y no hablar de tn novela desde al punto de vista de aquél que las eseribe sino més bien desde ol punto de vista ‘de aquellos que Ins consumen, qe son os lee- toes, desde ef punto de vista’de la sociedad, y roferivnes a la novela como hecho histsrieo, €o- ‘mo producto social. Desde este punto de vista la primera afirma- ign que haria yo sera también una especie de exabrupto, Yo diria que Ja novela es un testie monio del estada de la cultura, que mace en determinado momento de Ia evolucién humana, Yy que exe momento se puede —a diferencia de To que oeure con todos los otros wéneros—, pre- tisar. Desde luego que Tos historiadores de ta Literatura, muchos eruditos, han buscado Tos 8 orfgenes de a novela on Ta més remota anti- gitedad. Fn ese libro tan enorme, tan aburrido, sie Monéndex. y Pelayo, que se llama “Los ori= genes de la novela”, vemos que los anteceientes de este género se pierden on e] mundo sinserito, en las civilizaciones asidtieas, en las mas anti- suas culturas. Yo pienso que no es asi, que Lo que nosotros centendemos por novela surgié en realidad en la Alta Edad Medis, y que esas formas narratives que existieron antes no fueron novelas porque xno fueron desinierasades sino eseriias con el fin de difundir a través de ficeiones simples, do formule simples, determinadas doctrinas religiosas, morales, ete. Los apélogos, las fabu- as, esos relatos fabulosos, maravillogos, de las civilizaciones antiguas son siempre interesados, pedagdgieos, didacticos. “Ta Biblia” esta lena de historias maravillosas que nos hacen com= prender de una manera viviente y sencilla cier- tos principios, ciertos dogmas, Pienso que Ia novela es sobre toro un género desinteresado, ‘que e3 una representacién verbal de la realidad que no persigue, que no puede perseguir una funcién de tipo pedagéyien ni ejemplarizadora ni didictica. Hs una funcién desinteresada, Y fereo que inclusive obras como “El amo de oro” ¥ como “El satirieén”, de Petronio, no corres Ponden tampoco a To que nosotros entendemos or novela, Y que en cambio es una misma 29 ‘ ceoncepeién desde el momento en que surgen Jas novelas de cahalleria hasta nuestros dias. Desde el punto de vista formal los eruditos, 1os eritieos, 10s historiadores, dicen que el gé- nero narrativo, que la novela, surqi6 en ln Edad Media debido i una especie de descomposicién. de la poesia spiea, que la poosia dpiea degeners ¥ se convirtié en novela. Esa interpretacién, que puede ser exacta, no interesa para To que ‘yo quiero mostrar de’la novela. Surgié en Ia Edad Media con las novelas de caballeria y_ zqué ocurri6? Ocurrié to que no hhabia ceurrido antes on la historia de tas lite- raturas: que se produjo una verdadera revolu- eign en Ia Europa de ese tiempo. Se desenca- dené una persecacién contra un género literario, ‘se quiso suprimir a la novela por considerér- sola, perniciosa y negativa. Ustedes saben que Jas novelas de cabalierfa son casi siempre and- nimas porgne sus autores estaban perseyuicds, fueron encareelados, y algunos hasta quemados. Los libros eircularon do manera easi_ siempre flandestina, por lo menos en sus origencs, y zo pudieron venir-a América, por ejemplo, por- que se diexon en ese sentido prohibiciones may festzietas para que no vinieran a corromper ¢l ‘epiritu de los naturales de este continente, esos bros que los inquisidores califieaban de desa- tinados y de absurdos, {Qué se veprochaba a las novelas de caba- 30 Neria? De qué se acusaba a sus autores? Jus- tamente de eso, de desatinados y de absurdos, y también —y sobre todo— de deaviar la atencin de los hombres de Dios hacia las cosas terres tres, Rsto es, desde luego, cierto, y en cierta forma hhoy din podemos comprender a qué se debi¢ ‘ese escandalo que suscitaron en Europa estas novelas primeras. Ellas nacieron en pleno apo- geo de Ia cultura escolistica, cuando la ataneién, In inteligencia, los deseos, et amor de los hom- bores, pareefan voleados exai exchisivamente hac ia Dios. La novela, a diferencia de otros géneros, es ante todo una orgullosa afirmscién humana, Ella, efectivamente, distrain I ateneién de los hombres hacia Dios porque su materia es siem- tpre el hombre, es algo absolutamente eongénito su ser, sin una problemétien esencialmente terrena, humana, no hay novela, No hay un colo caso de gran novela mfstica, Aat como hay oemas misticos tan hermosos y tan durade ros, ast como hay dramas religiogos tan her ‘mosos y tan duraderos no hay una sola n0- vela mistica. Las novelas son eseneialmente Iaicas, aun cuando traten temas religiosos. Por- que esa ilusién, esa apariencia de vida que debe dar ante todo una novela a ese lector, sélo surge cuando ese lector, cuando esa. so: iedad, reconoce en 1a novela une experiencia aL Iho. cuando bay tn punto posible de. verifies sien eames eae eee soy a, min liming e ghar 32 sino, al contratio, total, © mejar dicho, tota- Iaadora. Los ereadores del género tratabsn de mos- trar la realidad en todos sus niveles, en todos sus estratos; querian, se divi, aberear en sus novelas toda Ie realidad, 2Qué ocurve en las novelas de eaballerfa? Se euentan historias militares, casi siempre hay eruzados, hombres que van a Inehar a Jeri salén, aventureros que van a combatir en pate fs exéticos, y éste es un nivel més bien obje- tivo y conereto de Ia realidad que ellos incor- oraban # sus eseritos Ellos deseribjan de una manera sin duda realista oto eran las armas de ese tiempo, eudles eran las tetieas guerre- ras que se empleaban en la époea, emo ver. tlan Tos _guerreros, qué armas Tlevabsn, qué indumentarias. Habie un nivel muy inmedtiato y verificable do Ia realidad que ellos mostra ban. Mostraban también, por ejemplo, Ias eos tumbres de I época, Doseribian Jos naas, las diferentes ereencias, supersticiones, las fiestas, los distintos tipos de fiestas que habfan en las Jocalidades. Hay un aspecto también costume brista, indudablemente, en muchas de estas no- velas, sobre toda en “Tirante el blanco”, y éste era también una deseripeiin muy inmediata de Jn realidad. Pero simultineamente con esta realidad ve- a tificable ellos hablaban de otra zona, do otro mbito de Ia realidad de su tiempo; incorpora- ban a sus novelas al mago Merlin, # los eaba- eros de Ie Mesa Redonda, a Urganda Ia des conocida, a extraiios personajes mftieos, 2 to- {dos esos personajes positivos y negatives que poblaban el bosque de Broselandia, en la creen- cia de los hombres medievales. Y todo esto es- taba incorporado en sus relatos, asocindo en ‘508 relatos, de, una manera espontines, natu- ral, eoherente, con aquel otro sector de Ia rea~ lidad subjetiva con una realidad objetiva, una realidad exterior con una realidad puramente interior 0 mental. Elles tenian un eoneepto muy ancho, muy generoso del reallamo, Ellos querian mostrar Ja realidad en todos sus niveles. Esto, desde ego, se ve de una manera un poco brumosa yy dificil en muchos de estos libros, que tienen ffectivamente una estructura algo eadtiea. Pe- ro en una novela como Ia de “Tirante el blan- co", de Jeanot Martorell, que es uno de los Tibros que yo mAs admiro, ello aparece de wna manera muy clara y muy precisa. ‘Voy a referirme brevemente a este libro pa- ra que #0 vea hasta qué punto fue ambicioso, ‘osado, audaz, este gran escritor walenciano, “Tirante el blanco" tiene un apoyo histérieo muy firme, que es la expedieién de los eatsla- nies, condueidos por Roger da Flor, a Grecia. 4 {Hay una erdnie quo es une de tas pleas mace- ton do ls Ioravansextlann soe ota expe: Sick de los eatalanes Grecia, que 0s er nea do Muntanet _SBzante el Banco” fue exerito cio o cento cinouenta ator después de esta expedision ce {alana a Grectn, at ator uti Ia eran de Muntaner; se documents en ex cronien. fatonces eo posible rastrear —lo han echo lo Cro eo en vine do “rat ol ian co” a Grecia, en sa reinndo en Grecia ¥ on sts batallas en Grecia contra los mara gy um relleo, una referencia may fie slo oeurido fe historta inclusive 4 In geograine Dea fle punto evista “Tirante:e Blanco” tna novela atérien, Pero ln vero tae bien, eomo devia ates, sna novels costambr ts, poraue on lla se doseiben “maravilons: monte bien In vida de foe aldeancs en ay ate. vas de low paltelos que freenenta irene, ‘une Meriorel sik elon palais en ponte tds 0 menos exdticon evn era unn mania et Ins novelist de ean doen podemos, reco ee hy ni eas costars gu eo fribe, on enun Vvlendas, en ests lgobas que &¥ deverbo a existncn on los pulls Yale clanos, eaalanes y brtanios, porque Sartore estuve también ea Gran Bratahas Se trata, pics, do una novela que 6s, por una’ pats Nitfen; por ot atte, cote 3 brista. Bs también una novela de an eardeter militar muy importante porque Martorell se informs, estudi6 ns téenfens guereres de be Spoea, ¢ ineorpord a su libro —en ese tiempo fo se tanfa el mismo sentido do Ta propiedad intelectual que ahora— paginas enteras de tra~ fados sobre 1a guerra, para dar mayor veroai- rmilitad, mayor apariencia de verdad a las Datallas que 61 deseribe, Hay tembién un nivel, una dimensién_mili- lar en “Tirante et blaneo”. ¥ hay une dimen- sign paramente mitiea, que es In que consti- tuyen todos estos personajes de existencia me- ramente subjetiva, como son ef hada Morgana, el mago Merlin, en fin, todos esos seres. que exiatian s6lo en la imaginacién, en Ins creen- clas, tal vex en Tos deseos de Jos hombres me- dievales. Ea” cea novela est presentada en eierta for- ‘ma toda la realidad de su tiempo, o quiere estar representada toda Ia realidad de su tiempo, tanto la dimension puramente mitica, espixi- tual y subjetiva, como una dimension mate- rial, “objetive, conereta, Esta tentaliva de ‘mostrar la realidad en ‘todos sus niveles, de luna manera desinteresada, de una manera no Aidéetien, no ejamplarizadora, no pedagéica, ‘no mostrande aquelle que los hombres deben sor sino simplemente aquello que Tos hombres son, aquello que ereen que son y aquello que 6 ‘quisieran ser, era una coss tremendamente sub- versiva, porque desbarataba toda clase de ta- Dries, desvaneefa toda clase de supercherias. ‘La representsciin de ta realidad es la mejor manera —ereo yo de hacer que los hombres tomen coneiencia de sf mismos, de sus gran- esas y también de sus miserias, de sus Timi taciones. His por eso que a lo largo de toda Ja historia han sido casi siempre las novelas, las que han enmplido un papel desmistifieador, turbador, tan poderoso, Y pura esto infa yo a una segunda sfirma- iin respecio a In novela desde et panto de vista de ta sociedad, desde ol punto de vista histovieo. Aqui hay tna relaeién mny curiosa entre la novela, entre el surgimiento de im movimiento novelistico importante, y los acon tecimientos histérieos. La novela no sige, aparentemente, nunea en les momentos en que esas acontosimientos se producen, en que estas grandes transformsciones, eri que estos gran- Aes cambios histérieos tienen lugas. Apsrecen mas bfon antes © bastante después, pero sobre todo antes. Surgen, como surgieron las nove- las de eaballerfas, cuando el mundo que elias, reflejan se halla en estado de descomposicién, cuando sus cimientos estén roidos, y cuando ese mundo va justamente a desaparceer. Es entonees cuando esa dad Media ests en elerta forma condenada por le aparieldn del Renaci- 37 miento, que surge esa reprosentacién tan vas- ta, fan maguifiea, tan admirable, de ese mun- do medieval, 2Qué oourre después? Ya sabemos que on ol siglo XVII se publican ciertas novelas; en el siglo XVIII surge en Francia en poquetia es- cala un movimiento novelistico que es impor- tante y que resulta muy curioso y muy singular que fue también persesuido y combatido: el do Ia novela maldita, las novalas do Sade, de Laclau, de Retil de La Breton, de Andrea do Nersiat, de todos esos escritores del si- ‘glo XVIII, que ahora llamamos “los malditos" ; fueron también perseguidas Ins novelas, Ios antores condenados, encareslados, las obras destruidas. Bstas obras terribles hablaban so- bre too de Ia parte més nogativa y mons- ‘iruoss del hombre. Pero en ellas esté ya refle- Jada toda esa violencia eataclismica que cacria sobre Francia justamente con motivo de exe trastorno histérico tan fundamental que es la Revolucién Francezs. Se repite un poco el easo de Io ocurrido eon Iss novelas de caballeria, Surgo esta novola maldita cuando esta sociedad francesa esti también deseompuesta, corro‘da, y a punto de desaparecer en una gran heca- ‘tombe de sangre. ‘Mfg tarde eurge la gran novela rusa del si- slo XIX: Tolstot, Dostoievaki, eseritores que se hallan hoy dfa tan vigentes.’ Hablan de una 38 realidad que también est4 a punto de desapa- reeer, que va a ser partida afios después con Ia revoluelén, y que va a ser reemplazada por otra realidad. Mucho més tarde aparecen eseritores como Proust, como Kafka, eomo Joyce, esos hombres ‘que hoy dia son los maestros, dirfamos, de toda Ta novela contempordinea y moderna, ¥ que es- criben sus obras euando justamente esa socie- dad europea ge halla también eorrofda por toda clase de tonsiones, y cuando até a las puertas Ge wna especie de apocalipsis, de ese apoca- lipsls que fueron las guerras mundiales. Hay pues, me parece, uma relacién muy en- riosa entre el surgimiento de una gran nove- Ustien y el estado de crisis y descomposicién de una sociedad, Por e:0 creo que no es fortuito que en. los Slkimos afios hayan surgido en América Latina tantas obras narrativas importantes, y que es temos asistiondo 2 una especie de “boom” en el cammpo de Is novela y en el campo del evento. Greo que América Latins, como Francia du- rante la aparicién de las’ novelas maldites, como Rusia durante Ia aparicién de las novelas e Tolstoi y de Dostoievski, como la Edad Me- dia durante 1a aparieién del Amadis, del eabac Nero Sifaro o del Tirante, América Latina tiene una realidad que esté por cambiar de piel, une realidad que va a ser sujeto de gran- ” des transformaciones y de cambios, y ereo que justamente ante esa especie de eadaver surgen hora, como han surgido siempre en la anti- siledad, esos buitves en cierta forms, que son Jos novelistas, Es curioso, Paroce que al novolista ol alk ‘mento que més Ie conviniera desde el punto de vista social, hist6rico, fuera la earrofia. Las mejores novelas reflejan —eres yo— justa- mente sociedades que estén por perceer. Voo agut una especie de semejanza con lo que oct re desde el punto de vista individual, Yo de- cia que me parece que la novela es una tenta- tiva de recuperacién y do exoreismo de efartas experiencias, Es como sf desde el punto de vista social © hist6rico ocurriora lo mismo, como si las novelas surgioran a fin de reeu- perar, de salvar, de reseatar de la nada a esas realldades que Van & morir, que van desapa- Fecer, que van a cambiar, de rescatarlas y también de oxoreitarlas, porque justamente esas sociedades que ellas reflejan, que elias muesiran, son soeiedades roides por la des: composicién, son sociedades enfermas, y Ins novelas son también, al mostrar ese mal, esas dleficiencias, e20s datios, esas lacras, como ten- tativas de exoreisimos da esos mismos dafios, de ‘esas lacras y defieiencins. Quiero decir algo sobre Ia téenica de la no- vela. E} novelista emplen cierta estratesia, 40 lerta téctiea, para hacor pasar a travis de las palabras, de la fieeién, esa vivencia que es fun damental en toda novela, on toda narracién importante. Las téenieas son muy amplias, muy vastas, deben deponder en todo caso Ta materia de esos mismas narraciones, deben estar subordinadas a ella. Pero ereo qué se pueden agrapar en cierts forma todos estos procedimientos, todos estos recurtos teliens ae erplean Tos novelists para pasar de contrahando en sus ficciones sus viveneias, en tres grandes grupos de téc- nnieas, ave existieron desde siempre, que sur- gieron con Ia novela. Y esta seria otra dife- reneia de eate jénero con los otros. A diferen- tia de Tos otvos réneros no nace gateando sino que nace ya pavado, caminando. La primera de estas téenicas yo la Tainaria Jn de Jos vases comunicantes. Consiste en as0- ciar dentro de wna unidad narrative aconteci- ‘mientos, personajes, situaciones, que ocurren fen tiempos 0 en lugares distintos; consiste en fsocisr 0 en fondir dichos acontecimientos, per sonajes, situaciones. Al fundirse en una sola realidad: narrativa eada situacién aporta sus propias tensiones, sus propias emociones, sus Dropias vivenciaa, y de eso fusién surge una hhueva vivencia que es la que me parece que va a precipitar un lomento extratio, inquie- a tante, turbador, que va @ dar esa ilusién, esa aparieneia de vida. En “Tirante el blanco" hay un episodio que se lama el de las bodas sordas de Tirante eon Ja princosa Carmencifia. ;Cémo esté deserip- ‘n este episodio? De la sigruiente manera, Una do las dueias de Ta prineesa Carmeneifia viene a despertarla de mafiana, La prinessa dormia con otra de sus duefias, con Estefanta, y viene Amor de mi Vida —eomo se llama esta due- fia— a despertar a la prineosa y a Estefania, Las dospieria, conversa con ellas de cosas mas © menos hanales, y de pronto les dice que ha tonido un sueio; ies dice que ella estaba dar- miendo y que de repente on el suefo sintlé que tocaban Is puerta de su aleobs, sintié que brian la puerta de su aleoba, en el sueio ella abria los ofos desde su propio leeho, y vein gue entraban Tirante y Diafemus, uno de los Ingartenientes do Tirante, en puntas de pie, que pasaban por su alcoba y entraban ala alcoba de Ia princes Carmeneifia y de Este- fania, que ella so levantaba, espiabs por el ojo de Ia cervadura, y veia emo se eelebraban Jas bodas sordas enire Tirante y Carmenciia ¥ entre Diafemus y Estefanta, El episodio me parece un ejemplo de esta ‘éenlea do_los vasos cominicantes, Hay doe historias distintas que estén narradas dentro fle una sola unidgd narrative, dentro de un 2 todo narrative. Dos episodios, el ingreso de ‘Tirante y su acompafiante clandestinamente ‘a Ja aleoba de Carmencifia y de Estefan o oearrido al dia siguiente, la conversacién de la duefia Amor de mi Vida con Carmer ¥ con Estefania, que revela a Ta prineesa y a fu amiga que ella ha descublerto esta fiesta clandestina que celebraron aquellas con sus amanies. Hay dos situaciones, dos tiempos, ‘unque un solo lugar, personajes distintos, que ‘estin absolutamente fandidos en este episodio ‘que nos e2 dado como una unidad. Creo que este ex uno de los. procedimientos ‘que més han utilizado los novelistas para pro- yorar, justamente, 1a viveneia an Io que eseri- ben. Es To que hace, por ejemplo, Flaubert en tun episodio de Madame Bovary, en el episodio amado “de toe comicios agricolse”. Tin ese epicodio ve describe, a la ves, la célebracién Ae esas eleeciones, que se llevan a eabo de un modo bastante absurdo y grotesco, y se des ‘ribe también una escena de smor entre Ma- dame Bovary y su pretendiente, que estan espectindo la realizacién de Jos comicios en un Daleén. Hay una especie de eontrapunteo per ‘manente a lo largo de todo el episodio y vamos pasando de osa situacién, que es mas bien tierna y sentimental, de la conversacién de Madame Bovary con st pretendiente on ol baleén, a ese episodio grotesco, a esa espeete de farsa que a se estd celebrando frente a ellos. Hay ahi dos situaciones, un mismo tiempo pero lugares dis- ‘infos, fundidos también en un todo narrativo, Este es también uno de Jos recursos que em- plean csi todos los noyelistas modernos, hay im caso que me parece ejemplar en este sentid luna novela de Faulkner “Las palmeras salva- jes", novela quo esté integramente constraida en funetén de esta téenica de Ios vasos eomuni= antes: dos historias, que como dice Borges n0 se confunden minea pero de alguna manera se complementan; dos historias que no se toean, que se estin desarrollando una al lado de la ott do manera independiente; pero hay una especie de clima comin que las envuelve, Este asociar dentro de una unidad hechas, acontecimientos, personajes, que ocarven en ‘tiompos distintos o quo se hallan en lugaves di- ferentes, me parece que erea en el lector inn especie do inguietud, una eepeeie de incertidun- bre, de sorpresa, y' es esa sorpresa © ineartie dumbre Jo que lleva al lector a inquietarse, a alarmarse frente a lo que ocurre, ya la veo 8 depositar en lo que esta leyendo su parte de viveneia para que le viveneia del mundo litera- rio surja, Otra téoniea que me parece que se ha repetido 4 Io largo de Ia historia de le novela es la que odriamos ‘llamar téenioa de las cajas ehinas, Como ustedes saben en las eajas chinas siempre 4“ hay adentro mma més pequefia; abrimos, saca- ‘mos una caja mis pequefia, y de esa caja sale otra eaja mas pequefia, y Iuego otra caja més pequeila, y se dizia que aaf podria ser hasta ol Infinit, 2Qné es Jo que oeurre en “Lag mil y una no hea”, exe libro que todos conocemnos? Una prin- esa Te events a un Califa historias, unas tras ‘otras, para que no la maten porque si terminan las historias le pueden coriar la eabeza. Enton- ces prolonga todo to que puede las historias, pero como uns gala histozis no puede ser inter~ rminable, entonees los personajes de sus historias ccuentan, a su ver, historias, y en las historias {gue cuentan estos personajes eatin tambien en- cerrando otras historias que son contadas por Tos personajen de estas historias, Es exacia- mente lo que ocurre con las eajas chinas. Las historias que nos van Ilegando a tos leeto- res ven pasando por wna serie de intermedi rlos, que a Ia vez las van transformando, Bs lo que eure eon Ta mayor parte de las novelas que cerean esta téenica, Se trata de intvodueir entre el Ieetor y In materia narrotiva intermediarios que vayan produciondo transformaciones en festa materia, aportando nuevas vivencias, nue- vvas tensiones, nuevas emociones, para que el lee tor esté siempre dentro del hechizo indispensa- ‘ble para In esbal realizacién de una novela en 1 espiritu del lestor. 5 ui | | | | i | Esta téeniea tan antigua, que aparece en “Las ‘mil y una nochos”, aparece en todas las novelas de caballeris. Jamis un autor de una novela e caballeria nos diré que él es autor de esa no- yela; nos diré siempre que ha encontrado un ‘manuserito y que la novela que vamos a leer no es sino ese manuserito del cual es un simple trasmisor. En “Tirante el blanco”, por ejem- plo, la primera mitad del libro no esta contada or Martorell sino por un viejo ermitafo al que encuentran unos eabsalleros andantes durante un vinje y conversan con el ermitafio, y en esta conversacién es donde surge la historia de Ti- ante el blanco. Es también una historia dentro de una historia, Poro, a la vex dentro de la historia de Tirante, hay una serle de historias ‘muy lindas, may eomplejas, que nos Negan a través de dos 0 do tres intermediarios, Es Ia ‘téeniea de las cajas chinas, La novela moderna omplea también muchisi- mo esta téeniea, He anotado aqui um ejemplo do Faulkner: “Absalén, Absal6n”, donde toda Ia historia nos est4 referida a través de una con vorsacién. Hay un primer plano que ea Ia eor- versacién de dos personajes, a través de la eual va surgiendo la verdadera historia que consti- tuye le materia profunda de la novela, Es también el eago de una novela americana como “Los rios profundes”, donde Arbieras cewenta Una exporiencia de st vida, tna expe- 6 riencia de niffo en un colegio de Abaneay. Y et niffo do la novela, que eneara Arguedas, segtin su propia confesién, esta dentro de la novela vrecordando su infancia en ese colegio. La histo- ria de “Los fos profundos” nos lleva a través de trea intermediarios, manipulads constante- ‘mente por tres sensibilidades, por tres vivencias distintas. Un diltimo tipo de téenica, dentro de la cual puede haber una vaviedad infinita de procedi- rientos, seria Ia que llamo de Ia muda o el salto cualitativo. Consiste en una acumulncién in crescendo de elementos o de tensiones hasta que Jn realidad narrada cambia de naturaleza, Voy ‘8 poner, también, un ejemplo de “Tirante el Dlaneo"” . Hay un episodio muy lindo en “Tirante el blanco” en el que “Tirante el blaneo” se bate ‘4 duelo con un eaballero llamado Quigueleison de Montalbén. Es un episodio que comienza de una manera muy realista, casi naturalista, de luna manera fotogréties, Martorell nos deseribe ccémo estin vestidos los dos guerreros, cémo es ‘tn veatidas las princesas y Ina duefias que sal ten deste una tribuna al combate, cémo se han Tevantado las tiendas y Ins tribunas del campo, ¥ nos describe también log primeros choques fentre lee dos combatientes, e6mo romper las pri- ‘meras lanzas, c6mo eambian de armas. Y todo esto es muy realista y muy fotogrétieo, muy a objetivo y muy conereto. Pero este combate se prolonga. Tloga un momento en que la narra cl6n se desplaza de los dos combatienles a la naturaleza cireundante, y vemos que las dueling como si se desvanceleran, y que de pronto ya Jos frboles gon tmnas sombras y que luego no se ven. Y entonees los eombatientes ostin cho- cando pero adivinandose, porque tampoco se ‘¥ comprendemos que ha oseurecido y que ha Hegado Ta noche, que llevan combatiendo mu- chas horas. Y luego los objetos se van ilu nando y aparecen otra vez las duefias y los ros- fos de tas princess, y ya se divisan las arma- duras, y entonces sontimos que ha logado el dia Y asf sucosivamente, Luogo todo se apaga y se ilumina, se apaga y se ilumina. Quiere-deeir que el combate se va prolongando en el tiempo de una manera ye muy poeo verosimil, Hay episodios en “Muerte a erédito”, como el del viaje por el Canal de Ia Mancha, episodio muy realista, en el que el narrador se describe como mareado por el movimiento del bare; un hombre que se deseompone, sienle méusens, y que comienza a arrojar. Todo esto muy realista, muy sérdido, y de pronto hay otvo personaje que cesté junio al narrador y que se eontagia de esto rmareo y de estas niuseas y comienza a arrojar como el personaje, y luego otro pasajero, y luego otra pasajora, y lege un momento en que el bar- 48 0 entero est mareado y arrojando, v todavia se va més allé, porque este vomito de todo el ‘grupo de pasajeros se conviarte en algo asi como un vémito universal en que la humanidad entera esti como arrojando sus entraias, Hemos pa- sado asf de una realidad may abjetiva y eonereta una especie de irrealidad, o sea a una reslidad ‘meramente subjetiva y fantéstica, stamos ya en el dominio de lo fantistieo. Ha habido un salto cualitative, un cambio cualitativo en el ‘mundo de la narracién, una muda, Esto aparece también en obras como las de Tulio Cortézar, por ejemplo. Bs muy freenente en Julio Cortézar ese transite de le realidad objetiva a la realidad subjetiva del mundo ex- Aerior, sin que nosotros podamos numea enean- rar el instante mismo en que se produce el ‘trénsito, sin que podamos ver le frontera, Po-

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