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a LA HISTORIA RULER RE Con la publicacin de La historia en migajas de Francois Dosse queremos reterar le pretensién que tiene esta oslec- Reo ae ee ei historiador y el cientifico social hacen o han hecho sobre Ce eee ee Ce ee nee eae ee ae eee ee ene eT eee eee sélo a los historiadores sino a investigadores de otras CeCe ere eee Pena eu ee a ea ee ns SS Uae ee ie Meret ee es historiograticos contempordneos. Establecer y ampliar el ee ec ee es SO ee eter erie Ppensdndola en términos de paradigmas, escuelas. a desapa- ricidn de comunidades eientificas alrededor de una corcep- Coe eae eee er etn ts Ce ee ee ee eas Cees Set ee seer ner een de Michel de Certeau -publicada en francés en 1973 y por eon ere re ae eee Ree rar ere eee eee Historiografia francesa, La guerra de las memorias La Ce ee ea ean et ee eee ee eer ey ee te eee eee eee ee rer ere ee eee ce ay See reece] Ce een Pee et ene eer eee er SE ee ee ee ee eae Cee ere eee es Poe eee! aed h CERT owe See -UNDEERSIDAD IBEROAMERICANA DEPARTAMEN DE-WISTORIA UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA, José Morales Orozco RECTOR Javier Prado Galin VICERRECTOR ACADEMICO Alejandro Mendoza Alvarez Francois Dosse . DIRECTOR DE LA DIVISION DE - ESTUDIOS INTERDISCIPLINARES Dacron oes LA HISTORIA EN MIGAJAS DEPARTAMENTO DE HISTORIA De Annales a la “nueva historia” Araceli Téllez Trejo DIRECTORA DE DIFUSION CULTURAL Rubén Lozano Herrera (COORDINADOR DE PUBLICACIONES DEPARTAMENTO DE HISTORIA i =o UNIVERSIDAD EROAMERICANA DEPARTAMENTO De HISTORIA Titulo original en francés L'histoire en mietes. Des “Annales” & la “nouvelle histoire” Editions la Découverte, Parts, 1987. 1SBN2-266-07063-0 UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECA FRANCISCO XAVIER CLAVIGERO Dosse, Frangois, 1950- La historia en migajas : De Annales a la “nueva historia” 1. Historia ~ Metodologia. 2. Historia ~ Filosofia. T. Moraté Pastor, Francesc, It D16Ds818.2006 Diseso De La roarava: Ana Elena Pérez y Miguel Gara Eanoxacion pet inpice oNomAstico: Alejandro Alvarez ‘Traduccién de Frances Morat6 i Pastor, para la edicién de Edicions Alfons el Magnanim, Valencia, 1988, D.R.© Editions la Découverte 1a, edicién en espafiot, 2006 DR © Universidad Iberoamericana, A.C. Prol. Paseo dela Reforma $80 Col, Lomas de Santa Fe 01210 México, DF, ISBN968-859.615.9 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico Prohibida la teproduccién total o parcial de esta obra, por cualquier medio sin autorizacién eserita del editor. Distrbucidn exclusiva en América Latina inpice Presentacion, por Alfonso Mendiola Prélogo del autor a esta edicién Introduccién I CLIO REVISIONADA 1. La prehistoria de Annales Retorno a los orfgenes Laera Lavisse El duio de Estrasbuxgo 2. Los tiempos de Mare Bloch y Lucien Febvre Historiadores del presente Innovadores Historiadores de to mental . Laherencia a LOS ANOS BRAUDEL 1. La expansion La eclosion de las ciencias sociales La pluralidad de los tiempos Braudel el constructor B a 2 ” SBIB 107 ns 2. Elparadigma La geohistoria {Historista” 0 “economista”? Elhombre de en medio im UNA HISTORIA EN MIGAJAS. 41. La antropologfa histérica 2. Una historia serial 3. Una nueva clave del tiempo La historia a través de Malthus {Lo mental fuera de lo social? 4, Una metahistoria del Gulag Un discurso socioliberal Ta negacisn de lo politico 5. Una historia inmévil Un acercamiento estructural La Revolucion francesa ha terminado Conelusién Indice onomastico wz 136 us. 159 im 185 190 213, 218 221 203 PRESENTACION Alfonso Mendiola Ells [los historialores] no quieren ques haga I historia teloshistoriadores. Deseanagotar lo inagotable del detalle istrico, pero no quieren formar parte de fo inagotable del detale histice. No quieren estar en et rango de to Ihistrice, Actian como silos médicos mo quisiera en fermarse y mori. Charles PEGuy ‘Nosotros nos planteamos la misma pregunta que Francois Dosse se hace cen el prélogo de esta edicin de La historia en migajas: zpor qué volver a publicar esa obra en 1997, diez altos después de su aparicion? Y también Siguiendo al autor aceptamos que “el paisaje historiogréfico ha cambiado en gran medida”, ‘Una de fas razones para la edicién esel interés que el Departamento de Historia tiene y ha tenido en reflexionar sobre el oficio de historiador. Después de la obra de Michel de Certeau, La escritura de la historia,’ ya no es posible respaldar a Charles Peguy en su critica a los historiadores. La historia, como saber, también es historica, esto es, os historiadores sf se enferman y s{mueren, no son inmortales. La metafora de Peguy significa {que las practicas por medio de las cuales se escribe la historia cambian y se transforman, Por ello consideramos que el presente libro de Dosse ‘muestra una manera de hacer historia de a historia: al estudiar la tradiciGn historiografica de los Annales, Dosse nos muestra una forma de hacer his- toriografia. De alguna manera, este modo de proceder en la comprension Michel DE CERTEAU, Lacscritre del historia, tad. de Jorge Lépez Moctenma, 33.04, México, UiA-Departamento de Historia, 1993. Franpois Doss “Ge la historia de la historia, como sefiala nuestro epigrafe, también es 'historica, Es decir, estamos ante una manera de explicar el modo en que la {disciplina de la historia se puede historizar. Este tipo de andlisis nos plan- tea preguntas que los historiadores debemos contestar,y gue, glosando a Kuhn, una de ellas se expresaria de la siguiente manera: como realiza, ‘sus revoluciones cientfficas la historia? En La historia en migajas se escoge jun camino para hacer historia de la historia: el que se podria caracterizar [como las Iuchas entre los dlstintos saberes por ocupar lugares de poder. ‘La primera generaciGn de Annales, segtin Dosse, debe competi con lana- ciente sociologia durkheimiana; mientras que ia segunda, contrael triunfo del estructuralismo en su manifestacion emologica, etcétera. Podriamos caracterizar este tipo de historiografia como un estudio para determinar el lugar que cada disciplina ocuparé en el mundo de la ensefianza y dela investigacion. Esta clase de interpretaci6n supone una jerarquizacion de las ciencias. Pero si partiéramos de que el siglo XX, a diferencia del XIX, ya no plantea una jerarquia de las ciencias, sino una heterarquia, esto es, que las bases epistemoldgicas de las ciencias son incomparables, y en conse- _ cuencia producen conocimientos totalmente diferentes unas de otras Este punto de partida nos invitarfa a hacer un diferente andlisis historiografico de Annales, que se orientarfa por las distintas maneras en que la historia se describe a si misma; es decix, preguntarnos por las autodescripciones que la historia hace de si. En fin, el esfuerzo de Dosse nos invita a seguir pensando cémo realiza sus zevoltciones una diseiplina como la historia Con respecto a este cuestién, el mismo Dosse nos ofrece nuevas posiil dades de reflexion en su libro La marche des idées.* (tra razén para publicar esta nueva edicidn de La historia en migaias es el hecho de que el Departamento de Historia dio a conocer la traduc- cin de la biografia sobre Michel de Certeau escrita por Frangois Dosse> Eneesta obra se ofrece un modelo novedoso de inteligibilidad cel mundo intelectual francés, pues al tratar el caso de un pensador como de Certeau que habita dos instituciones al mismo tiempo —la rligiosa, expresada en Su ser jesuta, y la universitaria, en fanto que profesor e investigador~, Dosse se ve obligado a repensar la historia de los intelectuales, 0 como 1 subtitula La marche des idées, “la historia intelectual”. En este sentido, los cambios del propio Dosse en su forma de estudiar a las disciplinas cientificas se pueden analizar siguiendo sus multiples publicaciones sobre. el espacio intelectual francés 2 Frangois DOSSE La marche ds ies. Histoire de intlechel histor ntletle, Paci, La découverte, 2003. 2 Frangois DOSSE, Mich de Cerfer. E!caminanteHerido, trad. de Claudia Mascara, ‘Mexico, uik-Departamento de Historia, 2003. 10 Lamson ex nenas Ademiés sia partir de los afos sesenta del siglo pasado la historia ha practicado su cierre cognitivo* esto es, lo que el propio Dosse llama tuna historia relexiva, como ~retomando su prlogo- pensar los cambios en el paisaje historiogrético despues de la aparicion de su libro? Nos re- ferimos al ric y profundo trabajo que fa revista de Annales Iev6 a cabo «en 1989 bajo la invitacién de Bemard Lepetit. Esta nucva historiografiase puede ver esencialmente en Les formes de experience obra que muestra dos grandes cambios, como acertadamente los menciona Dosse en s prélogo: la recuperacisn del cambio contra la historia inmévil y la d sujeto contra una historia s6lo de estructuras. Un sujeto ya no omnipo- tente, como lo pensaba la historia anterior alos Anmales, sino uno que de ‘manera peculiar constituye las convenciones en as cuales acta, Estamos, ‘ ante un suelo situado que tiene un espacio de libertad en un mundo dele condicionamientos. Este tipo de sujetonosremitea a distincion de Michel USOC de Certeau entre téctica y estrategia en La invenci6n de to cotdiano® et Por titimo, la cuestion de la verdad de los enunciados de a histo Ste eos sia se replantea con més claridad en la actualidad. Hoy podemos decir ® epee con Niklas Luhmann que la sociedad moderna ha aprendido a vivir con$ wecaeu la posibilidad de convertir todo evento social, aun el de los enunciados verdaderos, como contingentes. Yano tenemos que asustarnos por la pro: pres" pagacion del ism porlacarenca de verdades absolut alcontra | la sociedad se orienta por valores contingentes: Ia paridad del peso con el délar, el precio de las mercancfas, la opinion publica y.. toda verdad como hipotética. Porlo tanto, podemos concluir diciendo que si algo caracteriza ala sociedad contempordnea es su constante necesidad de interrogarse por Jo que no puede ver; esto s, por fo latente, La investigacisn historica no puede desentenderse de esa necesidad. La historia como ciencia s6lo podré Sobrevivir si asume su reflexividad, y ésta se puede ver en la siguiente Gita del propio Dosse: 45, Ethistoriador de hoy, consciente dela singularidad desu acto de escribir, busca observar a Clio del otro lado del espejo, desde una perspectiva. ‘esencialmente reflexiva. De esto surge un nuevo imperative categérico que se expresa por medio de una doble exigencia: por un lado, lade una ‘ Lanocin de ieee cognitivo de Lunmann aplicada ala ciencia dea historia se puede ver en Alfonso Mendiola, “La inestabilidad de oral en la cienca de a historia: gergumen- tativa y/o narativa?”, en Historia y Grit (Mico), ano T2 ne, 24,2005, pp. 97-17. ® eamard LEPETIT (dic), Les formes de Vexperience, Une autre histori soci, Parts, Albin Michel, 1985, © Michel Dx: CERTEAU, La invencion de Jo ction, 1 Arts de hacer, trad. de Alejandso Pescador, México, UtA/ TESO/CEMCA, 1996. FeangosDosse pistemologia dee historia concebida como una inerrogacién constante {thes concen y acne aan porel trader desi ypor fot, la de una atencién histoviogrfica a los andlisis desarroados por historiadores de ayer. Porlo tanto, se ve dibujarse la emergencia de un espacio tebrico propio de los historiadors, reconciiados eon su propio nombre y que polariza la operacién hist6rica sobre lo humano, sobre el actory sobre la accién? ‘Charles Peguy, por lo dicho anteriormente, ya no tendria razén de pre- ‘ocuparse, {0 acaso a los historiadores nos faita atin mucho por aceptar ‘que también somos histéricos?, esto es, que todo to que decimos también tiene un limite Ciudad de México, agosto de 2005 * Frangois DOSSE,L"Mistoire ou le temps ric, Pans, Hatt, 1999, p. 3, a PROLOGO DEL AUTOR A ESTA EDICION Diez afios separan la aparicién de La historia en migajas (1987) de su Publicacién de bolsillo (1997). Entre tanto, el paisaje historiografico ha cambiado en gran medida. ;Tendria yo que haber actualizado la obra?, zomodificado algunos pasajes y tomado en cuenta el recorrido realizado a partir de entonces por parte tanto de los historiadores como del autor mismo? velsei Debido a que La historia en migajas ya no pertenece a st autor sinojauter~ @ suis lectores, esa via no era la més apropiada. El libro ya es fuente de|fectar multiples apropiaciones, hasta el punto de que su titulo se ha convertido| ©: 2" oF en expresiGn convencional para referirse a un momento particular de la is escritura de la historia, el de la tercera generaci6n de los Annales. Tanto en! *elecciy Francia como en el extranjero, los efectos de la obra no tardaron en hacerse #9, gurl sentir. Por tanto, era indispensable resttuitla como tal. Aldia de hoy, igo te cx" reivindicando absolutamente lo esencial de las crfticas formiladas y laav bnew genealogia wuetaa razr de una esuel ormada por las continuidades ‘© €4¢07 ¥ discontinuidades entre 1929 y mediados de la década de 1980. ola En contraposicién, se puede considerar legitimamente que la parte” polémica es hpy la més “pasada de moda”. El tono marxista del tema atin tiene una actitud de denuncia en nombre de una verdad postulada, de un objeto preconstruido de la historia, de muchas posturas de las que me he desecho poco a poco de acuerdo con el ritmo de mis trabajos de investigacidn y de mis publicaciones posteriores. De manera similar, me dejé engafiar por la visién puramente negativa que transmitié la genera- cién de los fundadores de los Annales sobre la escuela metédica que los pprecedi6. No todo se cre6 en 1929 y Charles Seignobos, chivo expiatorio de Lucien Febre, merece una relectura? * Chaties-Victor LANGLOIS y Charles SE1GNOSOS, Introduction ace Eudes historique, 3 rang Dosse El contexto de crisis y de fragmentacidn de la nueva historia de los Annales, presentido por La historia en migajas, se remonta a principios de a década de los afios ochenta. A partir de 1980, Pierre Nora guardé su distancia al lanzar la revista Le Débat, que volvié a incluir una perspectiva politica en el discurso de Ia historia. Por otra parte y en el mismo mo- ‘mento, Pierre Chaunu mencionaba la época de las aportaciones cada vez ‘menos frecuentes. En lo que se refiere a Franois Furet, dejé por voluntad propia la presidencia del EHESS" en 1985 para dirigir otra organizacion {otalmenteditinte de historiadoresyfileofosen el marco del aiuto Raymond Aron, y para promover una historia més conceptual y desligada desu sustrato econémico y soca, En exe conteto aparece Lt histor en migajas, y ala ver el historiador Georges Duby afirma: “Estamos a punto de algo [...] Siento que me sofoco” ? La primera reaccién del miicleo que dirigia los Annales fue la de neger la crisis, Para poder formar un corddn sanitario capaz de proteger un edificio agrietado, se estableci el principio de nunca citar La historia « migajas. Los problemas planteados se percibian como agresiones. Las, palabras de Jacques Le Goff son, en este sentido, las més sintomaticas de esa actitud, aunque el lector no pudiera ver critica alguna de su obra personal en Li historia en migajas. Adopta de inmediato la postura del guardia de una fortaleza sitiada, y denuncia, en su prologo a la reedicign de La Nowvelle Histoire,” un verdadero compiot urdido por aquellos que hablan de crisis de la historia, Los presenta como “censores”,? como “sermoneadores”,* como “inflados por la amplificacién mediatica”® La mencién de las preguntas principales planteadas a la disciplina histrica esel producto de “orquestadores de la crisis de la historia’, de “médicos improvisados”, pero no hay por qué inquietarse; hay que estar tranquilos Porque no es mas que un “rumor ruidoso, pero superficial y cambiante del microcosms mediatico”.*Si bien Jacques Le Golf reconoce que podiia haber crisis ~en pospretérito-, segtin él ésta se debe sélo a dos factores: el primero es el &xito mismo de ios Annales, y el segundo es externo a la disciplina de la historia. Limita la aplicacion de la nocién de crisis a las ‘otras ciencias sociales, sin darse cuenta de que el programa inicial de los Fars echt 1095, cd. Pry Kime 192 Véase Antoine Pos “Selgobos revit tn vingtone Sie rin jaoaepe19% pp 1067 Nel: Ease des Hautes Eades en iene Socales(Esusa de Atos Estudios ex Gene Scat - Georges Di, te Maar ite icecream tee yang sen Sacgues Le Gort La None Hae, rae Complore 188 pT tt pi 2p Ses . LasTona oms Annales, que siempre ha consistido en alimentarse de las ciencias sociales, | zo puede mas que llevar alos historiadores al tiempo de las duds, Parece que no ha legado la hora de las interrogantes. Jacques Le Goff se adhiere alos “retomos equivocos” que le recuerdan a los aristcratas emnigrados de la Revolucion francesa, quienes no aprendieron nada y no olvidaron nada, y cuyo ataque debemos repeler” Respecto a las preguntas sobre la narracién histética planteadas por Michel de Certeau, Paul Veyne, Lawrence Stone y Paul Ricoru, éstas se oponen al objetivo de no-recibir: “La historia-narracion es, de acuerdo con mi punto de vista, un cadaver que no debemos resucitar, pues tendriamos que matarlo por segunda vex" Si consideramos, a destiempo, fa virulencia de esta reaccién de negacién, podemos afirmar que La histori en migajas, al reconstitu la historia de los Annales en su aspecto estratégico, lo hizo con demasiados eufemismos. En cambio, se cometieron algunas injusticias aqui y alld, respecto a Pierre Chaunu, por ejemplo, cuando se lo considers un blanco de ataque enel plan de la critica ideotdgica hecha por el autor, quien més tarde tendria a oportunidad de deseubrir a un hombre muy lejano de los estereotipos que se le atribufan? Sin embargo, después de haber evitado cuidadosamente cualquier replanteamiento, la revista de los Annales tomé en cuenta, de manera espectacular, la nueva coyuntura al dramatizar el editorial de su mtimero de marzo-abril de 1988 con el titulo impreso en rojo: “Histoire et Sciences Sociales. Un tournant critique” {Historia y ciencias sociales. Un giro crti- 0", que se refiere ala necesidad de zepartir otra vez las cattas y de hacer nuevas alianzas, y pide que se contribuya con base en una zedefinicién, elo que es la especificidad del enfoque hist6rico: “Hoy, el tempo parece venir de las incertidumbres [...] Los paradigmas dominantes, que antes bbuscbamos tanto en los marxismos o en los estructuralismos como en la esperanzada utilizaci6n de la cuantifiacisn, pierden su capacidad estruc. turante” 1° Este llamado a hacer contribuciones dio lugar a la publicacién de un miimero especial en noviembre-diciembre de 1989 sobre el giro aitico. Todos los temas desarrollados en ese editorial definen un tipo de suevo programa de orientacin de la investigacién histérica y anunclan tun giro radical y una critica de las posturas anteriores. En primer Iugat, Jeritica en relacién con el legado de la memoria, pero reinsertado en una \perspectiva de apropiacién plural La nocién central de esta escritura histérica, la de la huella, ala vez ideal y material, es el tema esencial de los Lugares de memoria de Pierre Nora. Esta nocién es el lazo indecible que une el pasado a un presente, convertido en categoria pesada, en la reconfiguracién del tiempo, por el intermediario de sus huellas de memoria. Pierre Nora ve ahi una nueva discontinuidad en la escritura de la historia “que no puede llamarse de otra manera que no sea historiogriffcr”* Esa ruptura invita a a comunidad de los historiadores a visitar una vez més los mismos objetos de manera distinta, a partir de las huellas dejadas en la memoria colectiva por los hechos, los hombres, los simbolos, los embiemas del pasado. Este despren- |dimiento /reanudacidn de toda la tradiciGn hist6rica por ese momento de [memoria que vivimos abre el camino a una historia distinta: “ya no los ¥ ldeterminantes, sino sus efectos; ya no las acciones memorizadas ni atin qv iconmemoradas, sino la huella de esas acciones y el juego de esas conme- (‘2° | moraciones; no los acontecimientos por sf mismos, sino su construccién ° ‘enel tiempo, la destruccién y el resurgimiento de sus significaciones; no #°% lel pasado de la manera en la que sucedi6, sino sus reutilizasiones perma- nentes, sus usos y sus abusos, sutimposicin sobre los presentes sucesivos; no la tradiciOn, sino la manera en la que se constituye y se transmit” ¥ |Esta enorme obra abierta ala historia delas metamorfosis dela memoria, |y a una realidad simbolica a la vez palpable y no asignable, debido a su ‘Yidoble problematizacin de las nociones de historicidad y de memoria, lejemplifica ese tiempo intermediario definido por Riccrur como puente Paul RICCEUR, Temps et Rel Pars, Point Sel, 1985, p. 390. 2 Pierre Nowa, Les eur de mémoire, tt, Vo. 1, Paris, Gallimard, 1993, p. 26 Bid, p24. ‘asTona en mics entre tiempo vivido y tiempo césmico. Lejos de estar confinado al estat. to de residuo ilusorio, mistificado, de actores manipulados, la memor invita a tomar en serio a los actores y a sus aptitudes, y recuerda que ey ella quien frecuentemente dirige la historia que se hace. El momento reflexivo que atraviesa la disciplina histérica impone una mirada interpretativa no solamente a los abjetos del oficio de histo- riador, sino tambiéna las evoluciones de su escritura. La historizacién del paradiigma de los Annales que hace La historia en migajas participa de esta nueva conciencia historiogréfica, ‘Ms allé de Ia cayuntura de la memoria actual, sintomética de la crisis de una de las dos categorias metahist6ricas ~el horizonte de espe- ra, la ausencia de proyecto de nuestra sociedad moderna, la disciplinal hist6rica se asemeja a una funcion vinculads con Ja accidn, con la deudal tica frente al pasado. El régimen de historicidad, siempre abierto hacia| el devenix, ciertamente ya no es el envién de un proyecto totalmente pensado, cerrado sobre si mismo. La légica misma de la accién mantiene abiertoel campo delos posibtes, en una reapertura de las potencialidades del presente alimentado por los posibles no comprobados del pasado. La funcién de la historia permanece, por tanto, viva, y el duelo de los dis- tintos enfoques teleoldgicos puede convertirse en una oportunidad para repensar el mundo del mafiana. ‘Traduccién: Marcela Cinta * x ee SS ia con peste dB eshte ie SBA InTRODUCCION Aiquel que tiene el control del pasado, tiene el control del futuro George ORWELL Gifo inspira a un pablico, cada vez més amplio, évido por conocer st pasado. Se interesa por el discurso histdrico. Los platés de televisién y los «studios de radio acogen alos investigadores que en otro tiempo habrian permanecido en el anonimato de su labor de archiveros, confinadosen un cenéculo restringido de universitarios. En visperas electorales, René Ré- mond aporta el punto de vista esclarecedor del historiador. Georges Duby ‘esnombrado presidente del séptimo canal de televisién. France-Inter pone su séllo multiplicando las emisiones historicas donde se dan cita historia- dores de oficio, como Pierre Miquel o Henri Amouroux, aunque, desde el punto de vista horario, la mejor oportunidad la tiene una divulgadora de historia que provoca la fantasfa y la evasi6n, la matinal Eva Ruggieri, la cual en su serial cotidiano hace desfilar a Mazarino, la Castiglione, ‘Cleopatra 0 Joséphine de Beauhamais ante un piblico muy fiel que va de 975 000 a 1 200 000 personas. Nadie puede negar el éxito de un Alain Decaux en television. Todos los medios de comunicacién han invadido el territorio del historiador. Responden a una indudable sed de historia, ‘una necesidad imperiosa de un publico que hace prosperar el mercado del libro y el de las revistas de divulgacion, el cual, en estos tiempos de crisis, aumenta un 10% cada afio. Una revista de calidad como L’Histoire alcanza los 80 000 ejemplares. El recurso a la historia es general. Después del “montaje” del Ano del patrimonio (1980), muchos se han refugiado en su drbol genealégico 0 se han acordado de que un anciano que muere 5 una biblioteca que arde. Han echado mano de su magnetéfono para grabar a las generaciones mayores y conservar palmos de vida que se nos escapan... La historia que se consume se ha convertido en un medio a Franco Bosse terapéutico para satisfacer tas insuficiencias, romper el aislamiento de arra- [bales sin memoria del pasado. E! historiador hace entonces las veces del Jconservador: socorre. Se le lama a la cabecera de una sociedad enferma. XA falta de un presente entusiasmador y de cara a un futuro inquietante, iqueda el pasado, lugar investido de una identidad imaginaria através de lesas épocas que, aunque proximas, hemos perdido para siempre, Fsta biis- Jqueda es primero individual, después local a falta de un destino colectivo ‘{{ movilizador. Se desprecian los grandes periodos a cambio dela memoria \cotidiana de las gentes de a pie. Una nueva topografia estética ocupa el lugar segiin se hable de un pueblo, de las mujeres, de los inmigrantes, de los marginales... En este nuevo campo de investigacién, la etnologia interior se nutre de la crisis de la nocién de progteso y se resuelve en un. “presente inm6vil” Sin damos cuenta, hemos pasado de la gran biografia de los héroes hist6ricos, de Luis xi a Napolesn pasando por Catlos V, alas, biografias de oscuros héroes cotidianas. Por otra parte, la mediatizacion de una informacion que se renueva cada dia, de unos acontecimientos tépidos y apresurados que se desarrollan sobre la gran escena mundial, 3} nos ofrece una imagen de la historia que se acelera al mismo tiempo que | se nos escapa. Mas que vivirla la sufrimos. Nuestra afectividad se siente [comprometida, pero estos acontecimientos no dan sentido @ nuestra vida; de ahi la busqueda, para contrapesar nuestra angustia, de épocas, fle mds bonanza, abiertamente medievales, de nuestra identidad, Toda 4 funa sociedad rechaza ser huérfana y se esfuerza por recuperarse en su fistode, Una encuesta recente! reveal gusto tan pronurcado dele franceses por la historia: el $0.2% de las personas entrevistadas poseen libros dedicados a la historia, y para el 9.6% de ellos forman parte de sus lecturas preferidas. La historia receta; pero, ¢qué historia? Clio en Francia tras vivir parasitariamente en la historia puramente ‘comercial, en Ia historia-mercancfa, se encarna, sobre todo, en una escuela que ha conquistado una posicién hegemonica: la escuela de Annales. Los “ammalistas” se han apoderado de todas las plazas fuertes de la sociedad de los media. Fl historiador modemo se ha hecho comerciante al mismo tiempo que sabio, corredor, publicista y gestor, para controlar todos los niveles de la red de difusion de los trabajos histdricos. Los responsables de colecciones histdricas de la mayor parte de editoriales son “annalistes” Ocupan, pues, un puesto de poder esencial, el de seleccionar las obras consideradas dignas de ser editadas y el de rechazar el resto. Hegeménica como es, esta escuela ha invadido también los Srganos de prensa, en los, cuales se hace eco de sus propias publicaciones con el fin de asegurarse J. RRIOUX, Le Monde du dimonch, 7 de octubre de 1975, 2 Praiqusculturlles des Prana, Miisterio de Cultura, Dalloz, 982. Encuesta a 4.000, personas demas de 15 as entre diciembre de 1981 y enero de 1982. 2 Latusrona ox acas Ja influencia necesaria para hacerse con un piiblico més amplio. De los laboratorios de investigacién a os circuitos de distribucién, la produccidn historica francesa se ha convertido en un cuasi-monopolio de Annales Su éxitoeselresultante de una strategia de captacién de los proce- dimientos, delos lenguajs, de las ciencias sociales vecinas, de una notable capacidad para hacerse con el ropaje de otros yrevestir asta una vieja dama indigna que se habia vuelto antropofage, Esta conquista es la constant de una escuela que leva mejor su ofensiva en tanto que desarrolla una| estrategia nacida de la ensefianza de un triple fracaso, a comienzos de este siglo, por obtener una ciencia social unificada: el de la escuela geogréfical vidaliana, el de a escuela durkheimiana y el proyecto de sintesis de Henri Berr. De entrada se nos presenta como tina escuela militante, al margen,| que apela a las ciencias sociales como ayuda para desestabilizar la his- toriahistorizada dominante, una escuela mértiz, vicima del ostracismo para no espantar a sus partenaires eventuales. Esta escuela rechaza todo dogma, toda filosofia o teoria de la historia, de ah su gran plasticidad y movilidad,, su tan amplia capacidad de integraciSn en el campo de las Investigaciones. La conjuncidn de una firmeestrategia de alianzas con un ecumenismo epistemolégico, permite a Annaes elimina a sus rivales. Se trata de un gran imperio construido a base de una guerra de movimientos, enla cual ios términos dela estrategia militar (fronteras, terrtorios..) son siempre apuestas hacia 1a conquista total. Para comprender esie triunfo, nos es preciso sefialar las etapas. Mare Ferro sugiere que esta escuela si pone el advenimiento de una ciencia experimental liberada de ideologias y de concepciones del mundo. Se vuelve una disciplina autonoma, por éencima de toda sospecha, de toda influencia, Una concepeién asf permite no interrogarse por la causa del éxito de esta escuela, por las relaciones que ha mantenido con el espirtu de su tiempo y la funcién asignada al] Nstoriador. Con todo a historiadepende estrechamente delligary delay época en que es concebida. Como escribe Michel de Certeati: "La Practica hist6rica se reiere toda ella ala estructura de la sociedad” * Esta escuela, mas que cincuentenaria, posee ya una historia; como «5 decia Lucien Febvre en 1946, ‘puesto queel mundo marcha, Annales tam- bien marcha”. Es preciso preguntarse, pues, en qué sentido este nuevo discurso hist6rico responde a una demanda Social, sin que ello signifique tun estudio mecanico que se limitaria a un juego de espejos entre la so- edad en conjunto y el diseurso histérico. Este tltimo posee su propia autonomfa, su propia logica disciplinaria en el campo de las ciencias del hombre. Este segundo pardmetro esclarece las rupturas esenciales, las inflexiones de paradigmas de Annales entre 1929 y hoy. 2 F Dosse, “Main basse sur la ville”, Lire Braudel La Découverte, 41M DE CEREAL; “Topéeation historique” Fae de sire, Calla 1974 1 pp. 314. 2B Francos Dosse Si la escritura histérica es hija de su tiempo, y en este sentido “ito hay historiadores inocentes” (Jean Bouvier), si se la debe resituar en el campo de las ciencias sociales, se la debe confrontar con un tercer punto de referencia el dela propia disciplina hist6rica, como disciplina auténoma que posee su propia l6gica en tanto que profesién, confrontada a problemas de lugar, de innovacion y conservacién y, por ello, captar, a partir de una sociohistoria del medio histérico, desde un punto de vista morfolégico, la progresiGn del saber en relacién con su institucionalizacion. Sélo a partir de estas tres miradas situadas en la diactonia se pueden descubrir algunos niicleos racionales de la obra en el discurso de Annales (Quien quiera interrogarse sobre la funcién del historiadot y de la historia no puede ahorrarse una reflexi6n acerca de la historia de Armnales Laapuesta resulta importante, se trata dela existencia misma dellahistoria, de su capacidad para evitar la doble tentacin suicida de la huida hacia adelante y la disolucién entze las otras ciencias sociales, o el repliegue en si misma segiin la vieja historia positivista del siglo XIX. La renovacion solo puede provenir de la superacién del empirismo y de un rearme cientifico. Lahistoria permanece como una ciencia en construccién. El combate por {a historia continda. Annales: Comité de direccién toc I eave, (7 srALOEL —_—— onAZe oI rucDMANN — Lecore ss enor UnuR oo rea ua teawor mason za aunque waza waasvor mz seven 1m vase 8 WM Ee ote Tr cnn tn ZA sere on conte CATA see smn cea cen Foente: Hervé COUTAU-BEGARE, Le Phinmene Nowell Histoire, Economics, 1983, p. 257, tbl. ” I CLio REVISIONADA 1 LA PREHISTORIA DE ANNALES RETORNO A LOS ORIGENES Sin ceder al rito de la tribu historiografica que Marc Bloch, después de Frangois Simiand, califica de fdolo de los origenes, es necesario compren- der sobre qué terreno se erigié la escuela de Annales para comprender el porqué de su posicién hegem@nica, La creacion de la revista Annales fue el resultado de una doble mu- tacién que trastocé tanto la situacién mundial de la primera postguerra como el campo de las ciencias sociales. Por otra parte, volvemos a encon- trar esta doble influencia en el origen de cada infiexin importante en la, evolucidn del discurso de Annales. Como dijo Benedetto Croce: “Toda| historia es historia contemporsnea” Jacques Le Goff se deja llevar un poco por la comodidad cuando escribe: “No es un azar que Annales naciese en 1929, el aio de la gran crisis"? El proyecto de Marc Bloch y Lucien Febvre no se redujo a una respuesta puntual de historiadores frente a una crisis que estallé de ma- nera manifiesta después del crack de Wall Street en octubre de 1929, dado ‘que la revista aparecis en enero de este mismo afio y se remonta como proyecto a la inmediata postguerra, Sin embargo, Jacques Le Goff no va del todo desencaminado, puésto que la crisis, posterior ala creacién de la revista, no dej6 de influir en el éxito de ésta. Los cracks dramiéticos de una economia capitalista a escala mundial, que influyeron por igual en Amé- rica y en Buropa, pusieron en entredicho la idea de un progreso continuo de la humanidad hacia una mayor cantidad de bienes materiales. Esta crisis estd en la base de cuestiones nuevas que valorizan lo econémico y 10 social motivadas como estan por la inflacién, la recesi6n y el paro. Es, +E SIMIAND (1875-1905), socidlogo y exonomista durkheimiano, Profesor del Colegio de Francia de 1982 1985. FILLE Gor La Nowell Histoire, Ret, 1978, p. 214, a a a FrangrsDosse pues, en este contexto donde se da una gran necesidad de comprender y actuar, en el que la revista Annales, que lleva el titulo de Annales d'histoire économique et sociale, responde por completo a las cuestiones de una épo- ca que desplaza su mirada de lo politica hacia lo econémico, Por otra parte, lo econémico no esper6 a 1929 para invadir el horizonte politico. Los afios veinte estuvieron dominados, aqui y allé, por grandes debates, pot grandes decisiones de orden econémico. Fue en 1921 cuando Lenin afirmé, al introducir en Rusia la NPE, que el socialismo era los soviets is la electrificaciGn; fue en estos mismos afios cuando las relaciones internacionales estuvieron dominadas (y minadas) por la cuestidn de las compensaciones. Las politicas fueron juzgadas cada vez més a tenor de sus éxitos y fracasos econémicos y el programa de izquierda en Francia sucumbié frente al muro de dinero sobre el que se alzaba un Raymond Poincaré, el cual, al restablecer el franco a su paridad oro en 1928, se asegur6 un triunfo del cual capitalizaria los resultados acto seguido en ef plano electoral. Frente a la crisis, los programas de los gobiernos se decidieron a partir de recetas econdmicas definidas. Franklin D. Roosevelt debi su eleccién en 1932 al programa del New Dea, la victoria del frente popular se debié en parte a una reaccin contra la politica inflacionista impulsada por la derecha de Gaston Doumergue o de Pierre Laval. La economia se convirtié en aquello a través de lo cual la sociedad de los | Alos veinte o treinta se pensaba, y fue en este ambiente donde la revista de historia econémica y social de Marc Bloch y Lucien Febvre se movié icomo pez en ei agua. Se da ciertamente Ia intuicién manifiesta de dos grandes historiadores, pero se da también un discurso especifico que no jhace mas que adaptarse al mundo social en el cual se enuncia. La crisis lanza un desaffo, crea la necesidad de cuantificar las variables econémicas ¥ mas atin a evolucién de los precios. En este émbito, la historiografia va 2 ver durante este periodo la aparicion de tres libros claves: el de Francois Simiand, el de Henri Hauser y el de Emest Labrousse. Fue de hecho a partir de estos estudios cuando se emprendié una historia econémica ids clentifica, giro esencial a partir del cual Pierre Chaunu detimita la arqueologia de esta forma de historia: “Todo comienza en el horizonta de 1929-1930" * “La medida entré en la historia por los precios. La revuelta sobrevino al dia siguiente de la crisis de 19295 2 SIMIAND, Recherches aucienues et outlles sur fe mowsuement général des priv de XV «x1 sce (1932) H. HAUSER (2366-1948), poner de Ia historia econémics del siglo XVt al estudiar fos origenes del captaismo madero en Francia, Recherches ef documents sur histoire des pris en France de 1500 1800 (1936). E. LABROUSSE (nacido en 1895), profesor de la Sorbons y de le VI seccidm del APHE, Esquse du moueement despite des fens e9 France eu xvi stl (1939), PR CHAUNU, Histoire scence scale SEDES, 197, p. 56. SP CHAUNU, “Chistoirestricle: bilan et perspectives, Reowe historique, 1970, p. 302 28 LarnsToma en manas En el origen de este nuevo discurso histérico codificado por la re- vista Annales, encontramos también el trauma de la guerra de 1914-1918 ¥y sus efectos. Los millones de muertos de esta larga guerra se alzan como en el film de Abel Gance, J'accuse, para recordar a los vivos sus respon sabilidades. Para el historiador esto significa el fracaso de una historia. batalla que no ha sabicio impedir ia barbarie. La voluntad resueltamente padifsta de la posiguerra (la "der des der”), a veces demasiado pacifista (Munich), incita a superar el relato de una historia puramente naciona- lista y patriotera que habia sido el credo de toda una juventud despues de la derrota de 1870. Por el contrario, se deseaba acercar las gentes, los Pueblos, y una nueva finalidad se le aparecia al discurso histérico, que desde entonces fue consierado como el instrumento posible de la paz, después de haber sido el arma de la guerra. Célestin Bouglé hizo en 1935 balance de los esfuerzos de las organizaciones, de los congresos histaricos internacionales con el mismo objetivo.® La guerra doblé las eampanas por la “Belle Epoque” en una Europa en la cual se percibian los primeros Signos del declive o dela decadencia.” Antes de la guerra todo se decidfa en Europa. El discurso eurocéntrico de los historiadores se correspondiaa Ja perfeccién con un mundo unificado por el capitalismo y dominado por Londres y Paris. Al final de la guerra, Europa se habia debilitado por la sangria humana, que elevaba a varios millones el numero de los muertos, y las destrucciones materiales, pero sobre todo por el despegue de nue. vvas potencias mucho més dindmicas como era el caso del Japén y, sobre todo, de los Estados Unidos, La imbricacion mundial de los problemas, elestado de dependencia frente al Nuevo Mundo, relativizaba el mensaje universal de los europeos y diigia el discurso hist6rico hacia la supera- én del eurocentrismo, hacia la toma en consideracién de los destinos en plural, de las civilizaciones mifltiples. Es en este contexto en el que se cuestionan las certiduumbres de la preguerra, en el que se comprende el discurso de Annales y no solamente en su evolucién propia de discurso histérico desligado de la realidad, Como dijo Lucien Febvre: “La crisis de la historia no es una enfermedad especifica que sélo afecta a la historia, En una de sus facetas, constituye el aspecto propiamente histérico de una gran crisis del espiritu humano” ® Esta crisis global, o crisis de civilizacién, no afect6 solamente al historiador, trastorné las certidumbres de todos los medios intelectuales enplena efervescencia durante los aos treinta, tal como lo mostraran Jean ‘Touchard y Pierre Andreu.? Encontramos muchos puntos en comiin entre $C: BoucLe, Biles deta sciclgie frangnise contemporaine, 1936, p.79, A. DEMANGEON, Le Dicln de "Europe, 1920.0, SPENGLER,Decin de cident, 1900 SL, FuOVRE, Combats pour Thistre, A. Colin, 1953.25 *}TOUCHARD, "Lesprit des années 1930", Tints politique dans lve fangase depuis 2» xanga Dosse lel discurso de Annales y “este espititu de los afos treinta” que animé nu- 2k }merasos movimientos juveniles de ruptura: “La revuelta se apropiaba de {lomejor de la juventud intelectual”? Nuevas revistas aparecian en estos 'aflos treinta: Plans, dirigida por Philippe Lamour; Esprit, de E. Mounier; © también Combat, L’Homme nowoemu, Les Cahiers, de Jean Pierre Maxen. ce; Reaction, de Jean de Fabrégues; Critique Sociale y, sobre todo, Ordre nouveau, de Robert Aron y Arnaud Dandiew, que juntos habfan publicado en 1931 La Décadence de la nation francaise y Le Cancer américaine. Mas alla delas diferencias entre diversos medios intelectuales, se puede hablar de una generaci6n, de una temiética en comiin: “La solidaridad ante el peligro crea entre nosotros una unidad que no han sabido construir ni maestros ni doctrinas, unidad de rechazo frente a la miseria consternadora de una época ena que todo lo que un hombre pueda amar y querer se encuentra arrancado de su origen vivo, como marchito, desnaturalizado, invertido, limado" 1! Tropezamos con los grandes combates por la historia de Lucien Febvre o de Marc Bloch. En primer lugar, “Ios grandes temas histéricos en los afos treinta, son temas anti” !"Larazén de ser del discurso de Armales arranea de la oposicisn sistematica, del total rechazo de la historiogralia dominante, o sea positivista. La identidad de Annales se forja sobre una base de contestacién a la generacién anterior, Ja de Lavisse, Seignobos, Langlois. El segundo rasgo diferenciador de estos intelectuales de los aos treinta es su rechazo de la politica. El juego politico, la vida parlamentaria, 10s partidos politicos se dejan a un lado. El Estado se vuelve sospechoso ¥ se le rechaza por ajeno a la sociedad, cuerpo haligeno que suscita en su contra una reaccién violenta: “Sean moderados, radicales, socialistas © comunistas, todos los tenores de la politica cuyos nombres se inscriben ‘con éxito en las tribunas o en las cabeceras de los diarios, estén marcados por Ia infamia: una especie de complicidad excluyente, de connivencia malsana, demasiado evidentes en el tuteo de los pasillos o en el codeo dela cantina’ La revista L’Ordre nouveau llamé a la abstencién en abril de 1936: “Se prohibe votar como se prohibe escupir en el suelo”. Con ello, L’Ordre nouveau, vivero de ideas nuevas, crefa “abolir la condicion proietaria” y sentaba las bases de “Ia Icaria del siglo xx".!5El rechazo de la politica es del todo manifiesto en Marc Bloch y Lucien Febvre. Tavieron una trayectoria estructurada sobre lo econémico y Jo social, dejando a 1789, coloquio, 1960; P ANDREU, “Les ides politiques dela jeunesse intellectulle de 19274 Ja guetce Reoue des raomux del V Académie des scien morales et politiques, 1975, pp, VPS. "P ANOREU, ia D,DEROUGEMONr, “Cahiers de revendicatons”, NRF, 20,1922, p52. 2 |-TOUCHARD, iid, p. 202 "8D, ROPs, Ordre nouveny, octubre 1938, ctado por J. TOUCHARD, id, 102, §WORORE NOUVEAL, abril 193, ctado por . TOUCHARD, bid, 102. 1B ANDRE, Lrastoma en recs ‘un lado totalmente lo politico, que para ellos ge tomaba superfluo, alea- . torio, punto muerto en su horizonte. Este espfritu de los afios treinta est! A>” también una reflexion sobre el declive, Ia decadencia, la ineficacia de las! ® 3° iWdeologias, sobre a necesidad de a revel, dsetando un gar pata olf 4° hombre como personalidad, como singulatidad: “En una palabra, se th ah de recrear una civilizacién humana” Esta reflexi6n conlleva un rechazo}e\ a Ge las dos realidad extents el capitalism con ais css contre dicciones, que da como resultado millones de parados, los regiments Yay totalitarios como el fascismo y el nazismo; pero también la solucién de uuna revolucién colectivista de corte soviético: “L/Ordre nouveau prepara Ja revolucién del orcen contra el desorden capitalista y la opresién bol- chevique..”.°7Se trata de la apuesta por una tercera via. Encontramos Jos temas que fundan el discurso de Annales esta aspiracion de un futu nuevo, modemo, liberado del Estado. Marc Bloch se pregunta sobre esta Europa amenazada por la presencia indirecta de la historia medieval en su Societé fadale. Al igual que preconiza una historia comparada, perte- rece de lleno a una generacién que multiplica las instituciones capaces de promover didlogos internacionales de especialistas.¥ Mare Bloch y Lucien Febvre participan plenamente de este espiritu de los afios treinta al lado deestos “inconformistas”, algunos de los cuales acabaron su carrera en la ‘Academia francesa (Thierry Maulnies, Daniel Rops, Robert Aron, George Tard), al gual que los contestarios de Estrasburgo acabarfan imponiendo su concepcisn de la historia a toda la comunidad historiadora. BI otro impulso que el medio historiador recibe, tactor de crisis y después de vitalidad, proviene del campo de las ciencias sociales. El Cuestionamiento del evolucionismo, la idea de progreso, desplaza la reflexién sobre la historia hacia otros derroteros, exteriores al suyo pro- pio. Este periode queda mareado por la nuevas ciencias sociales como son la lingitistica, et psicoandlisis, la antzopologia y, sobre todo, aquella ciencia que tiene por objeto la sociedad y que se sitia en las fronteras inmediatas de la historia: la sociologta, la escuela durkheimiana: “La racionalidad burguesa abandona la historia y se retira hacia la economia politica, en parte hacia la sociologia”.” Emile Durkheim*se habia encar- ¢gado del primer curso de sociologia como tal impartido en una facultad, en Burdeos en 1887, Formé escuela y, como ha demostrado V. Karady, consiguis obtener tuna posicién hegemnica en esta disciplina, Pero a la Plans, nim, p.9, ™ Progpectos de lanzamient de L-Ordrenowwwane '8 1930; Institut d'études comparées de Oslo, 1885: Fondation J. odin, de Bruselas Débats ente Allemands et Polonais sur la Stale 2A. GUERREAU, Le Féndaliome wr havizon théorique, Le Sycomore, 1980, p. 142. VKaRADY, “Durhetm, les sciences soelale et aniverste bilan d'un seminéchec”, Reou range de sociloie abl 1976 1 Frangos Dose Intento de diagrama del equipo, relaciones y especializacién A cme = Ea Las lineas que unen alas personas simbolizan las relaciones (de colaboraci6n, de en seftansa, de amistad, eteétera)consideradas de dertaimpartancia Son mésomenos gress seg in inteeidia de tales relacones. Los nombres de los principales colaboradores de VAnnee sociologique1* epoca, estén en maytisculas Puente: Ph, SESNARD, "La formation de Lequipe de L’Annéesociologiqus”, Reoue fran (alse de socilogie, enero-marz0 1978, xx sociologia le quedaba atin mucho camino por recorrer para imponerse sobre las disciplinas clésicas de la universidad, La estrategia de laescuela durkheimiana consistié en ganar terreno en una guerra de movimnientos, de conquista sobre el terreno de las vecinas ciencias del hombre, propo- niéndoles relaciones de interdependencia, ofreciéndoles sus servicios. {La joven sociologta durkheimiana se propone explicitamente como meta 3 [llevar a cabo la unificacién, bajo su batuta, del conjunto de las ciencias, {humanas, sobre el concepto de causalidad social. Con este fin ataca Ta fortaleza historiadora, disciplina fuertemente implantada en las institu- ciones universitarias. Desde 1897 dispone de un Srgano para defender sus tesis: L’ Année sociologique Emile Durkheim no niega valor a la historia, (2 Ja que considera esencial, pero modifica su status. El historiador debe |de contentarse con proveerse y recoger los materiales de los cuales se (servird el socidlogo: “La historia slo puede ser una ciencia a condicién | de alzarse por encima de lo individual; bien es verdad que entonces deja de ser ella misma para pasar a ser una de las ramas de la sociologfa” 2? El historiador que pretenda comparar, interpretar, se volverd sociélogo, y la historia no sera mas que una disciplina auxiliar de la sociologfa. Con el objetivo de la conquista de una posicién central y dominadora, los dur- Kheimianos dan prueba de una gran cohesi6n, unida a una cierta rigidez 2 Vase cuadso 2 E, DURKHEIM, L’Année soilogiqu (6), 190, pp. 245. 2 aston eu tcaps dogmética que hard fracasar su proyecto, Se lucha contra dos frentes 3 el organicismo catélico de Le Play y el socialismo. A la “divisién social del trabajo” de Karl Marx, se opone la “divisin del trabajo social”. Se ppreconiza un pensamiento de consenso engalanado con la modernidad de un discurso cientificista alimentado, en estos finales del siglo XIX, por 1 éxito del positivismo filoséfico, esfera de saber ce donde ha nacido la sociologia: "Es preciso que nuestra sociedad vuelva a tomar conciencia de su unidad orgénica... Y bien, sefiores, creo que la sociologia estd en las ‘mejores condiciones para restablecer estas icleas” * Los durkheimianos| ofrecen a los historiadores un nuevo campo de investigacisn, la sociologia religiosa, encarada como posible lenguaje comtin de una renovacién que rompa con la tradicién de estudios escolasticos desconectados de lo socal Se benefician ademas de una coyuntura universitaria favorable En un sistema universitario en renovaci6n, pueden aspirar a ocupar una plaza en tanto que gozan ya del prestigio de la Ecole normale supérieure y de la agregaciGn de flosofia. También se benefician del éxito del pensamiento de Auguste Comte, del cual Durkheim se vale. Pero Clio esti demasiado implantada y unida a los destinos de la Republica para dejarse marginar. Los durkheimianos atacan igualmente ala geogratia, de a cual critican las ‘monograffas regionales y desean que sean sustituidas por una morfologta sodal: “No basta con que haya ovejas en un pats para afirmar que ese pais posee una industria lanar’,* ironiza Francois Simiand, fustigando asi el determinismo que advierte en los grandes geégrafos de la época: Demangeon, Blanchard, Vacher, Sion... A la descripeién geogratfica que parte del suelo, del clima, los durkheimianos oponen un replanteamiento que privilegia la busqueda de causalidades situadas en la sociedad. La geogratia debe desaparecer en tanto que disciplina diferenciada, También, ‘aqui los sociélogos se mueven sobre un terreno particularmente sdlido: la escuela geogratica vidaliana en el apogeo de su gloria. En e! periodo de entreguerras, los durkheimianos tuvieron que contentarse con cuatro cétedras en la Sorbona y una plaza en el College de France, la de Marcel Mauss. Esta situacin no refleja por tanto el espiendor de una escuela de la aque Gelestin Bouglé deta en 1927 que el centro no estaba en ningtin lado ya circunferencia por todas partes.” Al fracasar sus intentos por abordar las grandes instituciones universitarias, los sociGlogos se replegaron en 28 Véase D. LINDENBERG, Le Marisme intone, Calmana-Lvy, 1975 ME. Durkiteiy, “Legon d’ouverture du cours de scence sociale’, Revue iterationale e Feccignement, XV, 1888, p48 2. KaRADy, “Strategies de ussite ot modes de fale-valoir dela socologie chez es durkhelmiens”, Revue franaie de sora, 1/1979 000, pp. 49-82. 23 SMBANb, L’Annéesocilogigue, 1, 1905-1909 p. 729 °C. BOUGLE, “Comment étude la socologie & Pans? Annales de universié de Pari, 1827, pp. 313324, 3 Francais posse la Ecole pratique des hautes études y crearon en 1924 el Institut francais de sociologie, en el cual destacan, entre sus cuarenta miembros, todos los padres fundadores del equipo de L’ Année sociologique. Este semifracaso este semiéxito de la escuela durkheimiana fue la base del nacimiento en 1929 de Annales. Lucien Febvre y Marc Bloch retomaron el programa y sobre todo Ia estrategia tentacular de los socislogos. Fl descenso del nii- mero de carreras universitarias en el periodo de entreguerras contribuy6 ai abandono de disciplinas j6venes atin no asentadas, como es el caso de la sociologia, y las disciplinas con mas raigambre desplazaron a las in- novaciones.” La renovaciGn que se impuso provino de la vieja disciplina hist6rica: “L ‘Année sociologique fue para Marc Bloch poco mas 0 menos to que Annales para la gente de mi edad”. ® Uno de los padrinos de la linea de Annales resulté ser Emile Durkheim, de quien Marc Bloch se reconocfa deudor: “Nos ensefi6 a pensar con més profundidad, a tocar més de cerca Jos problemas, a pensar, me atrevo a decir, con buenos resultados” ** Una bomba de efectos retardados estall6 en 1903 en la nueva re vista de Henri Berr: Revue de synthése historique; la hab(a preparado un joven socidlogo de treinta aftos, Francois Simiand. Su explosive articulo, “Méthode historique et science sociale”, constituye el desafio més radical que la disciplina hist6rica haya conocido, una verdadera OPA. Se encuadca dentro de un dispositivo global de ofensiva conducido por la sociolo- ‘fa, la cual emplaza a los historiadores a rendirse ante sus argumentos, someterse a su problematica y convertirse en recolectores empiricos de ‘materiales interpretables por la sola ciencia social con vocacién nomolé- gice, lasociologia, Tomando por esencial la obra metodol6gica de Charles Seignobos aparecida en 1901, La Méthode historique appliguée auc sciences sociales, Frangois Simiand arroja al charco un guijarro devastador. Invita los historiadores a liberarse de sus oropeles para renovar y retomat la metafora de Bacon acerca de “los idolos de tribu de los historiadores”. Son tres, todos ellos initiles. En primer lugar, “el fdolo politico, o sea el estudio dominante, 0 al menos la perpetua preocupacién por la historia politica” a él se aftaden “el fdolo individual o la costumbre inveterada de concebir la historia come historia de los individuos’, y, por fin, “el ‘dolo cronolégico, o sea la costumbre de perderse en los estudios de los orfgenes”.® Asf, pone abiertamente en entredicho la capacidad de esta 2 Bouglé, Fauconnet, Davy, Halbwachs, Mans Simiand. 2 |. HEILBRON, “Les métamorphoses du durkheimisne: 1920-1940", Rowe range de socilogi, abl punio 1985, p. 225 9G. Dusy, prefacio a L'Apalgie pour Phistie, de M. BLOCH, A. Colin, ey 1974 8 SUBLOCH, Apalgie pour histte p27 SE SIMMAND, “Méthode historique et science sodale", Revue de syne historique, 1903, recogido en Annies, 1960, p. 117, id Lamstona ex mans vieja disciplina instalada que es Ia historia para constituirse en modo de conocimiento positivo, Por el contrario, Ia joven sociologia pretende ser “el corpus de las ciencias sociales”. Invita a los historiadozes a pasar | del fenémeno singular al regular, a las relaciones estables que permiten | entresacar leyes, sistemas de causalidad. Les conmina a desplazar su) K observacion de lo individual a lo social. En efecto, a comiertzos del siglo XXIa literatura historiogréfica se confina en la esfera politica, a la que se dedican mas de la mitad de as tesis y més de las tres cuartas partes de los DES y de las tesinas. Por lo que se refiee al idolo individual, los estudios bbiogratficos contabilizan hasta 1904mas de le mitad de las tesis, pero desde la postguerra decrecen sensiblemente para no sepresentar més del 17% durante el periodo 1919-1938. Esta intervencién de Francois Simiand constituye una pieza més de un conjunto de debates y controversias que afecta a todas las ciencias humanas y especialmente alas de cardcter his- ‘rico 0 socioldgico, las cuales se disputan el control del mismo campo de saber. Desde 1894, Pierre Lacombe publica una primera edicién “| ae L'Histoire considerée comme science. Le asigna a la historia una perspectiva| SoC*¢}y sociolégica, una biisqueda de leyes. Antes de que lo hiciese Simiand,,\y St" invita a los historiadores a distanciarse de los acontecimientos, de todo! aquello que se presenta con caracter de tnico o singular, pues es propio} de una ciencia establecer paralelismosy constantes. El director de la Revwe| historique pareci6 sensibilizado por las eriticas formuladas y manifest6 su deseo de una historia renovada que se abriese a lentos movimientos y a condiciones econdmicas y sociales més propiciasalaclaboraciéndeleyes. Pero una tal evolucién no fue secundada por el establishment hist6rico. Allreaceie? contrario, éste se reagrupé en torno de un libro-manifiesto, que queria ser NS 98% una contraofensiva a la ofensiva de los sociGlogos, La Méthode historique |3e 4° appliquée a les sciences sociales, de Charles Seignobos, aparecido en 1901, j word Seignobos niega a la sociologia el primer lugar en el seno de las ciencias} sociales y considera alos historiadores como los inicos dirigentes. Con este) libro se declara la guerra. Es en este contexto en el que Francois Simiand ‘emprendis la lucha y lo hizo en un combate que ai principio parecié un “error téctico”™ para una escuela durkheimiana que més bien tenfa por costumbre promover relaciones de complementariedad. Esta ruptura su- puso més bien un repliegue dela comunidad de historiadores en si misma, Ademés, con ello Simiand se privé de un aliado virtual, los historiadores renovadores tipo Paul Mantoux, Gabriel Monod, eteétera,””en relacién al 2 R. CHARTER y J REVEL “L. Febyre et ls sciences sociales", Histrens et géngrmphes, 2/1973, p. 430. °50, DuMOULny, Profsion histori: 19191838, tes de tects io, EHESS, 194, pp. 2356, %6Ph. BESWARD, “Lmmpéralisme socologique face A Phistore, Journdcs anil de a Société frangas de soeooge, Lil, 5/1984 2 B. MaNTOUX (1877-1950), tosis de 1906, La Révalilon inductee au XV idle en 35 Fangs Dosse otro ee de su polémica que le opuso a una economia conceptual desligada id MM. Bloch, carta a A. Singiried del 29 de enero de 1928, citada en el articulo de P, 2 ‘amstomn ox was La revista aparecié por fin el 15 de enero de 1929 bajo el titulo de Annales d'histoire économique et sociale con un comité de redaccién ‘que anuncia su papel unificador de todas las ciencias humanas bajo la direccién de dos historiadores. Marc Bloch y Lucien Febvre son los dos directores, y sus miembros son el gedgrafo Albert Demangeon, que hizo de excelente intermediario con el editor, el socislogo durkheimiano Maurice Halbwachs, el economista Charles Rist, el politélogo André Siegtried, los colegas historiadores: André Piganiol, dela antigiiedad; Georges Espinas, del periodo medieval; Henri Hauser, del periodo modero (siglos xVt al Xvi), a los cuales hay que afadir la eminencia gris de la operacién: el historiador belga Henri Pirenne.™ Se ha olvidado un poco la importancia del papel de este tiltimo. Desde el fin de la primera guerra, cuando Lucien Febvre desea lanzar una gran revista de historia econdmica internacional, tiene laintenciGn de ofrecer la direccién a Henri Pirenne, “cuya autoridad era incomparable" Henri Pirenne conocis muy pronto la escuela histo- rizante y sus insuficiencias. Desde 1898 sostenfa contra Charles Langlois y ‘Charles Seignobos el cardcter cambiante de la ciencia historica, tributaria dela época, del espiritu del momento. Después de dos afios de cautividad ‘en Alemania, durante los cuales escribié una Histoire de la Belgique, conocis tuna gran celebridad; encontré a Mare Bloch y Lucien Febvre el primero de mayo de 1920: “El rechazo de la especializacién, la originalidad de sus puntos de vista en historia econémica y social, la insistencia en afirmar lia necesidad de una historia comparada, impresionaron a sus jévenes LLEVILLIOT, “Aux ovigines des Annals dustoire économique scale” 1928, en Mélanges en Phonacur de Braudel, Privat, 1972. 38 A. DEMANGEON (1872-1940), godgrafo vidallano, profesor de Lille, después de la Sorbona (1911), Le Décin de t"Eurape (1920); tess de 1905: La Pld te regions ons: ‘Artois Cambri, Benue. M. HALBWACHS (1877-1945), socidlogo durtelmiano, profesor en Paris desde 1935, ss Causes dr suicide (1890); Morphologie sociale (1938); Esguise d'une paycologe des lasses snes (1839), Ch. RIST (1874-1958), economist viceprosidente del Banco de Francia (1926-1920), istire des docriges économiques, deus les pysoeraies jus 8m fours (1909), Histoire de doctrines relatos eu crete ia mora depuis len La usu 9 jours, 938, ‘A. SIEGFRIED (1875-1959), uno de los fandadores de a socilogsa polities, profesor del Colegio de Francia, Tableau politique dea France de Ouest, 1913; Tables des partis en France, 100. ‘A. PIGANIOL (1883-1968), historiador,especialista de la Roma antigua, profesor del Colegio de Francia (1942-1954). Esa sures orgies de Rare, 1917; La Conga romaine, 1928; “Histoire de Rome, 1939, G. ESMINAS (1869-1948), historiador mediovalsta,espedialsta en historia urbana, Lat Origine ds coptaisme (1985-1948), La Vie urbane Oat ex Moyen Age, 191, "H. HAUSER, vease nota. HE. PIRENNE (1862-1935), historiador beg, profesor de Gand, Histor dele Belgique (1899-1982), "8 L,PeBVRE, Combats pour hist opi, p. 398. 3 Fangs Dosse Las relaciones intelectuales de Lucien Febore Mis autores Mis padres y companeros Renan - Flaubert - Stendhal - Proudhon Vannée sociotogique ‘Mauss, Simand Camille Julland Abate Brémond ‘Fuente: Archives Mme, Febvre, Exposition Bibliotheque nationale, 1978 colegas estrasburgueses” "El dilogo y la colaboracién no se alterarian jamés entre los tres, bien fuese en los congresos internacionales, en el seno de la revista Annales o en la universidad de Gand. La muerte de Henri Pirenne ofrecié la ocasién de expresar la deuda contrafda con este padrino en la sombra: “Fue para nosotros mucho mas que un consejero Y que un garante, la divinidad tutelar que nos daba, en los momentos ‘ificiles, la fuerza y la audacia para perseverar y que, en las horas bajas, nos devolvia la fe" SR DEMOULIN, Au bern des Annales op. cit, 274. ‘OL Fesvas, °F. Penne: 1662-1995", Annals d'histoire dconomigue esol, 1935, t Wu, p. 529. LasToma exncans La ruptura entre el discurso historicista y el discurso de Annales fue inmediata y puede constatarse confrontando la naturaleza de los articulos de esta revista con la Reoue Historique. Es lo que ha hecho el{ historiador holandés Jean-Louis Oosterhoff* Su estudio cuantitativo de| la distribucion de articulos de las dos revistas durante el primer periodo, 1929-1945 (ver cuadros), muestra en Anmidles una caida espectacular de la historia politica, que no representa mas que el 28% de los articulos de este periodo, mientras que, en el mismo momento, constituye el 49.9% de Ios articulos de la Revue historique. Se confirma la orientacién econémica de Annales: fos artfculos dedicados a este tema representan un 57.8% del total, contra el 17.5% de la Reoue historique. Porlo que se refiere ala historia cultural, st peso es atin modesto e inferior al de ia Revue historique: 10.4% cen Annales, contra el 16.9% en la Reoue historique. Los temas “annalistas"” vvan ganando a esta dltima, situada en las antipodas de sus postulados tes- ricos. Los temas tradicionales, que han sido el éxito de la Reoue historique, decaen lentamente en beneficio de una historia mas abierta ala economia yala sociedad. La historia biografica desciende inexorablemente. Menos espectacular, la historia politica conoce un proceso de erosiGn, aun per- maneciendo como tema preferido. “Tras estas cifras se inscribe el éxito de Annales frente a la historia- batallas. Ehistoricismo acumulaba plazas y honores. Es en su hucha contra €ldonde Annales encuentra su impulso. Cada nuevo ntimero de la revista era una nueva pieza de artilleria contra la escuela historicista, Las resefias, laseccién “Débats”, son seados trampolines para conducir la polémica de una revista que adopta asf un aire militante. Lo que mantiene agrupad a socislogos, gedgrafos, psicslogos ehistoriadores en Annales, lo que fun da su unidad, es su comin rechazo del historicismo. La designacion del adversario afianza la cohesién del grupo. Los ataques formulados contra Ja escuela historizante se ditigen en principio al aspecto estrechamente politico de sus investigaciones. Annales se definiré en primer lugar como hostil al discurso politico, al andlisis politico. Se da asf una caida en pi- cado de Ia historia politica. Aunales propone una ampliacién del campo de Ia historia que, al desertar del terreno politico, conduzca el interés de {0s historiadores hacia otros horizontes, bien sea la naturaleza, el paisaje, a poblactén, la demograffa, los intercambios, las costumbres...: “Asi se constituye una antropologia material y se define el concepto de materia lidad historiea” 3%Con el concepto de materialidad convertido en centtal se da un desplazamiento de las fuentes del historiador, que ya no puedg contentarse con la exégesis de los documentos escritos provenientes d BL, Oosterhott, parte considerable del articulodeH.L_ Wessoling "The Annales School and the Writing of Contemporary History”, Review, I, inviemno-primavera 1978, NO 8 Barret Kriegel, “Histoire et politique”, Annales, 11 de diciembre de 1973. Frangos Dosst la esfera politica. Se debe ampliar el niimero de fuentes y de métodos integrand la estadistica, la demogratia, la lingistica, la psicologia, la iimismética, la arqueologta RIGURAt Porcentajes del nvimero de paginas de los articulos dedicadas a los diferentes periadas en Annales, RH y RHMC (1929-1976) Patodos . a ag Histosa 48 rar ys srigua im Bs 138, 199 ser ]inz td Maca eee ar Pee veo EI] u0 24. 213 Antiguo anes LJ wea Reon 28 15 yp 34 48S 2g 8 88 tmpeio eS Co ear sa aa a es sez 4 ar wer 70 7 as sr or 2412 00 00 ST aa 51 AT Tt on 22 m2 45 Ars: wos s07[ | oa oe 26 12) oe Trae T 2a 34 sooaes a ame oooas:t 19668:2—187.60:9 56 ‘Ganstoma x ocas FIGURA2 Porcentajes del niimero de paginas de los articulos dedicadas a los diferentes eriodos en Annales, RH y RHMC (1929-1976) scat os 4 ot 23. 2 2708 Biogratia = 0-0. 22 04 01 [25,08 0. x mes 05 a7 293 sa viata 28 S443 ay poiticn: oa! a sos 200 s7 a8? as wz 2 ua vitae Cttica 2 7a 2 me 7 . na vimona cat veo 182 ya, 100190224 aoa os a 2 . i222 Teorta, 2 2 Orres 18 ore es 04 00 00 oe orca on 00 08 Sancactn : Tas eae at os sw205:5 vesrc0:3 —so0076:6 “Los textos, evidentemente; pero no sélo los textos”. En esta amplia- cin hacia las otras ciencias humanas se puede captarla alianza que se les, propone contra el historicismo, aunque sea para convertirse en sirvientas, 1 , BEBVES, “Logon d'ouverture au Colle de France”, 13 de diciembre de 1933, Combats pour Masons, op. ct p13, 37 Feancos Dosse de a historia, Tanto en sus trabajos como en sus resefias, Marc Bloch y Lucien Febvre denuncian las insuficiencias de los antiguos maestros de Ia escuela historia francesa. En La Société féodale, Marc Bloch se propone demostrar que ésta no puede réducirse a una definicién politica o jurfdica: “En el uso cozziente de hoy, feudalidad y sociedad feudal encierran un conjunto intrincado de usos en que el feudo propiamente dicho ha dejado de figurar en un primer plano” "La historia preconizada deja a un lado Jos campos de batalla, la preparacién de los espiritus para la guerra, y prefiere, por el contrario, reconciliar los antagonismos; la germanofobia dela generacién precedente ha sido superada: [La tess de Ia frontera predestinada no resist, de hecho, niet estudio det pasado ni la observacidn del presente. Francia no ha estado siempre ‘vorazmente dispuesta ala conquista det rio, ni tampoco Alemania, en tanto que ignora fa mistica del Rin, una creacién reciente de sentimien- to y del espititu, Francia, Bélgica, Paises Bajos, Alemania, Suiza: todos estos pases se han comprendido, penetrado, fecundado muatuarnente pore Rin. Subyacente al rechazo de lo politico se inscribe ya la decisin de minimizar to factual en beneficio de largos periodos que se corresponden mejor con elritmo evolutivo de fa materialidad historical resefiar la tercera parte dela tesis de Fernand Braudel, El Mediterréneo y el muro mediterranea en 1a époce de Felipe i, en 1950, obra que tiene por objeto los acontecimientos, la politica, los hombres, Lucien Febvre califica, al igual que el propio autor esta historia de “espuma’, de “crestas de ola que animan superficiatmente el potente movimiento respiratorio de una masa oceénica”° El tono, a menudo muy polémico contra el adversario designado; Seignobos, Langlo- is, Lavisce, Fustel o Halphen se convierten en los blancos a los cuales van dirigidos la combatividad y los argumentos “annalistas”. Como en esta resefia maliciosa de Lucien Febvre de un libro de Charles Seignobos, Ch. Eisenmann y P. Milioukov sobre la Histoire de Ia Russie, aparecido en 1932: “Abro la Histoire de a Russie, jwaya espectéculo!: zares fantoches, escapados de Libu Rey; tragedias de palacio, ministros venales, burécratas-periquitos, uucases y prikazes a discrecién... Lo que no encuentro en esta historia de Rusia, que ha nacido muerta, es la historia”. E] mismo Seignobos aca- baba el afo anterior, 1993, de ser fustigado en la misma Revue de synthise por Lucien Febvre a propésito de una Histoire sincére de la nation francaise. MM, BUOCH, La Soot flodale (1941), A. Michel, 1968, p. 1, 1" LFEBVRE, Le Rin, probleme histoire et d économie, A. Colin 1935, pp. 291-2 HL eBvRE, Pour un histoire port eno (1950), SEVPEN, 1963, pp. 167-79 1 L FRBRE, C.R. Reoue de synthe, Vi, 1936, recogida en Combs pour histor, op ity pp. 70-74 Lamesrona en cans ‘Mas que un libro de historia, Lucien Febvre dice tener entre las manos ‘un manual escolar: “Tras este libro no hay un historiador, sino una cierta concepcion de la historia que condeno... una concepcién que rechazo con todas mis fuerzas’.!? Estigmatiza un acercamiento estadistico a la storia que hace de Francia un dato listo para ser consumido, un postu- lado, invariable, atemporal, preservado de los tormentos histéricos. Esta polémica con la historia historizante serd una constante en Annaics. En 1946, Lucien Febvre la emprendi todavia contza “Ia historia diplomética ensf”, a propésito del libro de A. Roubaud La Paix armée, 1871-1914: "Este libro se situa exactamente en las antipodas de lo que para nuestros Ammnaies viene a ser un buen libro de historia contemporénea, nada de geografia, nada de economfa, nada...” Segundo blanco de ataque, Annales la emprencle contra el fetichismo del hecho por parte de los historiadores tradicionales, contra la pretendi- dda pasividad de! historiador ante los acontecimientos, los cuales deberia transcribir sin otro objetivo: “En olzos términos, se invita al historiador 0 alestudioso a desaparecer tras los hechos” ™*Mare Bloch y Lucien Febvr afirman, por el contrario, la necesaria intervencién activa del historiador frente al documento, frente a los archivos. Como dijo Gaston Bachelard, fSrmula que volvemos a encontrar en términos similares en el discurso de} Annales: "Nada es por si. Nada esté dado. Todo se constraye”.! El his toriador, segtin Annales, construye su material: los documentos, en series inteligibles, alas que integra en un cuadro tedrico previsto, y que adapta a su investigacin, Sin este quehacer problemtico, el historiador es un invalido, un dactilégrafo, un arquitecto ciertamente, pero no un cientific. Citando la formula del fisislogo Dastre, Lucien Febvre afirma: “Cuando no, se sabe lo que se busca, no se sabe lo que se encuentra”."!8El quehacer del historiador tradicional es, pues, el de ia impotencia el de la “ingenuidad’ yel de la “pereza’, calificativos que dan el tono de la polémica. Lucien! Rebvreinsiste en el gran papel det historiador, en su necesaria subjetividad: ‘"@De lo dado? En absolute, de lo creado por el historiador” 1” “No hay pasado que engendre al historiador. Hay historiador que hace nacer la historia”. Al cientificismo objetivista de Ranke 0 Seignobos, Marc Bloch UL. FERRE, Reoue de sythise,V, 193, recogio en Combats pour histoire, op. cit, pp. 80-98, 19 L, PEaVRE, Annales, conomis, soit, coisations, 1946, recagida en Combats pour isi, op et, pp. 613. M94 BLOCH, polgie pour histoire (1943), A. Cali, 1974, p. 117, 15. G. BACHELARD, Le Formation de esprit cenifq. Contribution ne poychanalyse de Inconnassance objective, Vii, 1970, p. 14. 1S, REBVRE, Combats pou histoire op. cit. 58 271, Reve, “Legon inaugural au College de France, Combats pour Misti. p.7. 27. Peovae, presentacion de Toi es sur Hitt et culture, de Ch, MORAZE, Cars es Aras, A. Calin, 1988, p. 8 9 Frangos Dose y Lucien Febvre oponen el relativismo subjetivo de una préctica en la que telhistoriador elige, en funcidn de las preocupaciones presentes, ios hechos «a cuestionar, los somete a un certo mimero de hipstesis, sin las cuales el conocimiento hist6rico es una palabra vana. Elhistoriador no debe hacer tabla rasa de su individualidad para ejercerla duda; porel contrario, debe confrontar sus hipstesis con los documentos recogidos. Para quemar la historia tradicional, Armales enciende toda la madera. La integracién en €1 equipo de socidlogos, psicdlogos, gedgratos no tiene nada de excusa del moderismo para proseguir la carrera de una historia semejante a si misma. Anmales va a nutrirse de conceptos, métodos e hipétesis de otras Ciencias sociales. El proyecto estraiégico de Marc Bloch y Lucien Febvre asa por la recuperacidn de todos estos lenguajes y cédigos nuevos, medio indispensable para ganar la batalla del poder. Esto comienza con uuna llamada a la apertura: salid de vuestras trincheras, es tun pacto de contratenizacién lo que se propone 2 las otras ciencias humanas: “Los muros son tan altos que a menudo impiden la visi6n... Contra ‘estos cismas temibles creemos alzarnos”.” Un agrupamiento se realiza contra algo, en este caso contra la vieja escuela historizante. Para ganar, la revista empleanociones aptas para cubrir un campo vasto y evita con cuidado aparecer a sus aliados como el 6rgano de un nuevo dogma: “Una palabra tan vaga como social... parece haber sido creada como divisa de tuna revista que querfa no rodearse de murallas” 229 Armnales no se contenta con aliarse con otzes especialistas, sino que integra sus métodos y sus conceptos. Lucien Febvre se inspira directamente en el lingilista Antoine Meillet, que colabora en L’Année sociotogique, cuando pone a punto su no- ‘dn de herramienta mental que, al igual que la lengua, designa “una gama le posibilidades”" que la sociedad pone a disposicién de un individuo. [Cuando Lucien Febvre establece las bases de una psicologia hist6rica, utiliza tos trabajos de psicélogos como Henri Wallon o Jean Piaget, y ‘ofrece entonces al historiador una nueva perspectiva: la del estudio de la {sensibilidad, de a vida afectiva de a historia, perspectivas sin un maAana jinmediato pero que serén retomadas con éxito mas tardiamente. Marc ‘Bloch sitia en el cerstro de sus anzlisis sobre la Société féodale categorias sociol6gicasa las que se somete asi ala prueba de la historia. Les Caractoves originaux de histoire rurale (1981), de Mare Bloch, constituye una ruptura historiogréfica a través de la cual se traduce el concepto durkheimiano de ‘hecho social como titil del proyecto hist6rico. Lucien Febvre se convierte en 91. FeBVRE, Annales dire économique et soci, 1929 22M, BLOCH y L.FEBVRE, Anos lecteur, Annales histo Sconomique et scale, 1529, PA. HD. MANN, Le Febre lo pense vist dun Kstorien. Cahir des Annals, A Calin 1971p. 6o aston en iaaas el abogaddo de Vidal de la Blache contra la escuela geopolitica alemana de Ratzel. Integra el proyecto geografico en el horizonte hist6rico: La Terre et evolution humaine (1922). Incluso proclama, en 1953, que fue la geografia vidaliana la que engendrs la historia de Annules. Pero estas alabanzas disimulan la voluntad de someter a la geografia como ciencia auxiliar de la historia. El medio de reducirla consiste en integrarla a la historia y en. limitar su territorio: “EI suelo, no el Estado: eso es lo que la geogratia debe retener.., en cuanto al resto, libertad a todos para extraer de los trabajos de los gedgrafos... para fines que no sean geograficos”.! Los gedgrafos se sintieron amenazados por la empresa de Lucien Febvre y reaccionaron vivamente, hasta el punto de que Lucien-Febvre debié explicarse: "Se me ha querido acusar desde diversos frentes, en estos tiltimos tiempos, de que yo tenia el proyecto, particularmente maligno, de estrangular @ Ja geografia, con el agravante de estrangiilarla pidiéndole a ella misma a soga fatal”. De todas formas la partida estaba ya ganada antes de empezar, la escuela geografica estaba ya en declive. ‘Mas que un programa, Annales consiguis un reagrupamiento de las ciencias humanas bajo su bandera. De este combate contra el historicismo, resulta un niicleo permanente en el discurso “annalista”, mas alla de sus fluctuaciones: la relativizacion, sino el rechazo, del relato factual y del po- litico. A partir de este rechazo, Annales se define como escuela, superando} la diversidad de sus componentes. El adversario es siempre el mismo: historia amada positiva. Esto permite asegurar una continuidad y una} cohesién del movimiento: “Ventaja suplementaria: no es un adversatio peligroso, esté muerto”. Los dos rechazos del primer periodo, el de la historia factual y el de la historia politica, son atin reivindicados por el Annales de hoy. Esta condena sin remisién se verifica como una constan- te del andlisis de contenidos llevado a cabo por Jean-Louis Oosterhotf sobre la revista Annales en sus diversos periodos. La historia politica no representa mas que el 2.8% deos articulos entre 1949 y 1945, el 5.4% entre 1946 y 1956 y el 4.1% entre 1957 y 1969, para recaer al 2.1 % entee 1969 y 1976. Desde este punto de vista el Annales de hoy es heredero del Annales de Marc Bloch y Lucien Febvre de 1929. Esta continuidad constituye el * fandamento de a supervivencia de una escuela més allé dela diversidad de sus componentes. 2, FEBVEE, La Terre éelulon maine (1922), A. Michel, 1970, p.78, ®2L. BEBVRE, Pour une histoire part entire, opel, p16. HL, COUTAU-BEGAREE, Le Phenomne nowoelle iste, op tp. 236, 2 Los TIEMPos DE MARC BLOCH Y LUCIEN FEBVRE HISTORIADORES DEL PRESENTE Los historiadores franceses tienen por tradicién ser “flos6fobos". En- ‘ontramos este rechazo de toda filosofia de la historia en la escuela de Annales: “Nada de metodologia abstracta a a alemana... Las ideas de un historiador se extraen de la propia historia”. Pero, lo quieran o no, Mare Bloch y Lucien Febvre son portadores de una concepcién de la historia, de una flosotia de ésta, legible en los conceptos fundadores de su aproxi- | Macidn historica. Aunque lo esencial de sus escritos ponga el acento en la | metodologia histérica dejando a un lado toda teoria de la historia, ellos | moescapan ala regla, el empirismo del que se consideran exponentes es { ya una eleccién, una particular concepcién de la historia. Mas que otras escuelas histéricas, Arles suftié las gestiones, los requerimientos de la sociedad contemporsinea, ya que sus fundadores habian restablecido el azo unificador entre el pasado y el presente. Esta escuela no podia, pues, abstraerse de los valores dominantes de la sociedad técnica y moderna que se levanta en Europa a comienzos del siglo XX. Es en esta relacién entre la modemidad y Annales donde se puede captar la coheréncia de su proyecto. Para comprender mejor el espiritu del “Frente popular”? es titi! seguir el itinerario de los primeros “annalistas”. Al comienzo de su vida intelectual, Lucien Febvre es un ferviente socialista; entre 1907 y 1909 escribe en Le Sociliste comtois, semanario de la federaci6n de Doubs de la SFO. E1 21 de marzo de 1909 redacta mas de la mitad de la primera pagina del diario con cuatro articulos: “ Vivala vida, abajo la autoridad!”, “(Hasta cuindo?”, “La propaganda en los campos” y “La manifestacién LL Pepa, Ansals, p. SOL RBONNAUD, entrevista con el autor 16 de enero de 1986, a stom en pc Floquet”. Su estilo y su propésito sorprenden més cuando se los pone fen relacién con sus posiciones futuras. Cuando frecuente los senderos del poder como profesor del Collage de France conservaré mucha de la vehemencia de st tono poiémico, pero su combate entonces se limitaré a la historia, dejando a un lado la lucha politica. No era asf en 1909, como se puede ver en este articulo: “;Ay, querido viejo Proudhon!, hay quien dice que estés muerto, Estate tranquilo: la personalidad humana que durante tantos siglos se corrompia, in mutable, en esta abyecci6n, vuelve a ponerse en pie. Articula una voz atin débil pero no timida, tu mismo grito liberador: jnada de autoridadl” Si Lucien Febvre, en el momento de la creacién de Annales, no estd ya comprometido en el plano politico, no sucede igual con cierto nimero de colaboradores de la revista: Georges Friedmann, admirador de los logros sovisticos, multiplica los articulos ‘a mayor gloria de los éxitos del estalinismo; Franz Borkenau pertenece a Ia escuela de Frankfurt; Georges Bourgin historiador de la Comuna, es amigo de Lucien Herr y de Ledn Blum; el socidlogo Halbwachs morité enBuchenwald en 1945, En cuanto a Marc Bloch, el homenaje que le rindié recientemente Borislay Geremek, historiador y consejero de Lech Walesa, terminaba di- ciendo: “Se puede mori por Dantzig”? recordando ast que ni él ni Mare Bloch rehuyeron la historia cuando ésta se present ante ellos, sea contra el general Jaruzelski, sea contra el ocupante nazi. Uniendo reflexién con acciGn, este total compromiso de Marc Bloch le cost6 la vida en 1944, £1 mismo afirm6 su pertenencia a una generacidn, aquella con la que el caso Dreyfus llega a un punto extremo. Bs favorable al Frente popular en 1936, hostil al pacto de Munich en 1938. Cuando la guerra le sorprende a los 53, afios parte como capitan hacia lo que convendré en lamar la guerra buf, ala cual é!calificard como Extraria derrota. Evita por los pelos el cautiverio y se reencuentta con su fannflia en La Creuse & Guéret. Entonces se trasluice la diferencia de trayectorias de los dos directores de Annales. Marc Bloch. se opone a continuar la publicacién de la revista, que slo puede hacerse respetando las condiciones de las autoridades nazis de ocupacién: una direccisn de la revista por franceses sin ascendencia judi: “No creo que deba admitir ninguna apariencia de connivencia” * Esta no es la opinién de Lucien Febvre, que le responde: “Es preciso que Armaies continde. Es preciso” La revista, pues, contintia, aunque cambia de nombre: Mélanges histoire sociale apareceria hasta 1944, con dos directotes no judios en la portada: Lucien Febvre y Paul Leuilliote, Sin embargo, Marc Bloch colabora 2 B, GeneMasx, 8° Conferencia M Block, 17 de junio de 1986, texto ldo por]. Le Gott (alhaber sido Geremek retenido en Polonia por la pica). 'M, BLOCH, carta aL. Febvre, Annals d'histoire sconomigue et sacle, 1948, p. 22 SL Fes, carta a M. Bloch, sid, p. 23. a Feangrs Bosse ena revista con el seudénimo de Mare Fougeres. Sin estar alli, se compro- mete totalmente: “Lo digo francamente: deseo, en todo caso, que todavia nos quede sangre por verter, aungue haya de ser la de aquellos que me son queridos”.* Rechaza marcharse como muchos otros intelectuales a la ‘New School americana, que le invita a huir del nazismo y, por el contrario, en 1943 se compromete con la resistencia activa contra el ocupante en la regién de Lyon. Se convierte en militante de Francs-Tireurs: "Este profesor eminente venta, con modestia y sencille2, a ponerse a mis érdenes”” Se convirtiG en miembro del comité director de los MUR (Movimiento Uni- do de Resistencia) de la regién lionesa con el seudénimo de Narbonne: “Pronto lo conocié toda la resistencia, Demasiado, pues vela, queria ver, a demasiada gente” ® En la primavera de 1944, la Gestapo arresté a buena parte de le direcci6n lionesa de los MUR. Mare Bloch fue arrestado, encar- celado en Montlucy torturado. Los aliados desembarcaron, y en venganza los nazis tomaron a los prisioneros de la prisién de Montluc con el fin de gjecutarlos. Entre los sacrificados se encontraba Marc Bloch. "Cerca de él un muchacho de 16 afios temblaba: ‘Esto va a doler..” M. Bloch le cogis afectuosamente el braz0 y le dijo: ‘Que no, pequefio, esto no va a doler’, y cayé el primero gritando: jViva Francia!” ? Mare Bloch dejé un. testamento espiritual redactado en marzo de 1941 en el cual afirma ante todo su identidad francesa: “Extrafioa todo formalismo confesional, asicomo a toda solidaridad pretendidamente racial, me he sentido, durante mi vida entera, ante todo y_simplemente francés... muero como he vivido, como buen francés” 2° Con todo, a pesar de este acto heroico, esta sensibilidad socializante del Anmales de los aftos treinta es de poco peso en la medida en que el gru- po fundamenta su existencia en el rechazo de la politica: “Siempre me regunto cémo un verdadero historiador podria hacerlo”." La adhesin epublicana de la escuela historicista fue operacional, sirvié como discurso del poder; rechazando el discurso politico, Annales falta a su misin de revista historica que debe esclarecer, ayudar a comprender los fenéme- ‘os contemporéneos. Cierto que el Goulag atin no era conocido, pero el fenmeno estalinista sf y Trotski era la victima oslebre dn el mundo entero desde 1927. Con todo, Annales continué alabando el Estado tota- litario estaliniano, ya que se cifte al progreso de las fuerzas productivas, al crecimiento de la industria pesada, visi6n cuanto menos parcial de la $M, BuocH, L/Etrange Date (1940), ed. Franes Titers, 1946, p. 19. 2J.P. Lv, Coloquio M. Bloc, 17 de junto de 1985 1945, pp. 1-4 {SE REBYRE, Combats pou histoire op ct, p47. "A BLOCH, Testamentoespirtual, Clermont-Ferrand, 18 de marzo de 1941, Annales hist éeomomique et scale, 18. "SL FESURE, Combats pour Moir op, itp AD2. “ amsTona ex mgs realidad sovittica, Georges Friedmann elogis el estajanovismo: “..el don célido de su experiencia y de sus conocimientos que los estajanovistas manifiestan”, y rindié homenaje a Stalin: “...entee los discursos de los politicos, los de Molotov y Stalin son los mas sustanciosos y los més sli- os” Annales descuids, y esto es atin mas grave, los fenémenos fascista yrnazi, Esta laguna del discurso “annalista”, por parte de una revista que se quiere progresista, es particularmente significativa y deriva también de su negacién de lo politico. Estas ausencias, originadas por los postulados erréneos de la escuela de Annales, fueron amargamente, aunque tarde, lamentados por Mare Bloch en su bellisimo libro escrito en 1940 y apare- ido en 1946, L’Etrange Défite: "No nos hemos atrevido a ser, en la plaza puiblica, la voz que clama en el desierto... hemos preferido confinarnos ‘en la temerosa quietud de nuestros talleres. ;Ojald nuestros muchachos puedan perdonamos la sangre que hay en nuestras manos!”.!® Entre las intenciones de Marc Bloch, resalta una cierta autocritica de las posiciones del grupo de Anmales: “Para la mayoria de nosotros vale decir que fuimos buenos obreros. :Hemos sido buenos ciudadanos?” En este momento ‘cuestiona el fatalismo del discurso de Armales que privilegia el juego de| fuerzas masivas y niega el papel de los individuos, de los compromisos,|% desvidndose tanto de la accién individual como de la colectiva: “Esto era, ‘malinterpretar la historia” 15 Puede decirse que este texto.es ya, en si mis-1 ‘mo, una critica muy hicida de las insuficiencias, de ios ocultamientos del discurso histdrico de Annales. Vale tanto mas en cuanto que esté escrito por uno de los maestros indiscutibles de esta escuela en un momento trégico en que la historia lama ala puerta del laboratorio de los especialistas que hhan pasado por su lado sin vera. Sila sensibilidad de izquierda dominaba en el periodo de entregue-! rras en el grupo de Anmaies, no porello se debe pensar que se trata de un| nido de intelectuales marxistas como han crefdo algunos. Cierto que las rientaciones de la revista podrian a veces haber permitido pensar, por la valorizaci6n de lo econémico, de lo social y de la materialidad histérica,en Ja primacia concedida. las estructuras subyacentes, Numerosos conceptos estin préximos al marxismo, pero como bien ha visto T. Stoianowich la historiogratia marxista “esa la vez una rival y una precursora del paradig- ‘ma de Annales”.'6 Hasta los aiios treinta el marxismo era poco conocido; cierto es que los partidos obreros lo reivindicaban, pero esencialmente % G, PRIEDMANN, Annals d'histoire damamique e sociale, ctado por A. GUERREAU, Le Paodalisme: un haizonthargue Le Sycomore, 1980, p. 122. SM. BLOCH, L'Etrange Deut. op. cit p. 188. Bid, p. 18, = Pid "7 SIOIANOWICH, French Historical Method: Te Annales Paradign ithaca London, Cormell University Press, 1976, p. 297. Fangs Dosse como praxis, En los medios universitarios comienza a partir de los afios treinta a conocer cierta difusién, sin duda gracias al Cercle de la Russie neuve, fundado en 1932 y dirigido por Danie] Challonge, Charles Parrain y Jean Baby; en este grupo colabora, entre atres, el “annalista” Georges Friedmann. A este cfrculo se debe la iniciativa de numerosas conferencias que permitieron, en 1937 y 1938, la publicacién de varios volimenes que lamaban la atencién sobre la aportacién del materialismo historico: A la | lumiére du marxisme. El grupo de Armales tomé numerosas orientaciones le un marxismo difuso, mal conocido por sus iniciadores, para resistir mejor a la eficacia del materialismo histérico, en tanto que este titimo \pretendia ser una historia global. En su voluntad de ampliacin, Anmales corre el riesgo de adherirse simple y Hanamente al marxismo. El grupo sient, pues, las bases de un discurso especitco que es a la vez baluarie y maquina de guerra, Las resefias de obras marcistas en Annales, escritas por Lucien Febvre, denuncian el "plan secreto”, el estudio privilegiado de Jos movimientos populares, de los lideres revolucionarios. Lucien Febvre veenel discurso marxista tanto una concepcién tan voluntarista y factual comola historia tradicional, como una forma de espiritualismo econémico. La resefia del libro de Daniel Guérin acerca de la Revolucién francesa es reveladora de lo que Lucien Febvre reprocha sobre todo al marxismo: una historia de buenos y malos con pretensiones de juicio. Bajo el titulo "Un libro piafante sobre la Revolucion”, denuncia “este emparejamiento de Michelet y Marx, un incesto”, y repite: “El historiador no es un juez”” Cuando en 1930 aparece la traduccién de La guerra de los campesinos, de Engels, Lucien Febvre le niege cualquier méritohistorico. Bajo el titulo “Un. libro pasado de moda”, escribe: “Para conocer Engels, si. Para conocer la guerra de los campesinos, es una tonteria” !8Con todo, Marxy Engels estén lejos del oprobio actual y son objeto de una admiracién no disimulada: “Tengo por Marx la més viva admiracion. ;Serd porque sus lecciones sirven ‘eternamente de armazén a toda doctrina?”.® Por otra parte, los jvenes historiadores marxistas de estos afos, Pierre Vilar, Jean Bruhat, etestera, acogen con mucha simpatfa esta nueva revista que ies parece tan cercana 4 sus preocupaciones, En 1934, en una revista cat6lica, Foi et Vie, Lucien Febvre proclama los méritos de Marx: “El gran y grave problema de las relaciones del capitalismo y la Reforma... ;quién ha sido el primero en teparar en él? No dudemos en responder: Kat! Marx”. Con todo, critica PL FeDvRE, Antes, économies, soci, cilsations 1948 t3no.2, pp. 167-70, recogido fen Combats pour "histoire opi, pp. 109-13 ‘SL. FEBVRE, Annulesd ister econamiguee sci 1990, pp. 437-8, recogide en Pour une histoire part entre, Publications HESS, 982, pp. 4545. 2M, BLOCH, L'Eiange Deft op. cit 2 FEBVRE, Feet Vie LVL 1994 pp. 119.38, ecogido en Pour une histoire part entire, op. pp. 350-6. “6 ‘aststoma en Hegas el earécter protic def esis mart, su voluntad de demostrar una verdad a cualquier precio de no ver en el material hstrco mis ue) y pruebas que sostengan su demostracién, la de una reforma engendradal por el capitalism. A este proceso causal, Lucien Febvre opone la noci6n| de interdependencia de los fenémenos. Sin embargo, lo que Mare Bloch y! lbcien Febvretenen en comiin.con el pensamiento de Mares la volurtad totalizadoray globalizante de abrazarlo real. En este sentido, uno 10 se cextrafia leyendo de la pluma de Lucien Febvre: "Leed a Marx, dria yo con gusto... Leed tambien a Lenin y a todos aquellos que han prolongedo 1 esfuerzo de Marx en algunos puntos decisivos” Tn la derecha el discurso historcista, en la izquierda el discurso zl grupo de Annales ofrece una tercera via, cupa una posicion| central, ideal para suestrategia de poder. Le falta construir un paradigmal original un saber especifico que legitime sus pretensiones de hegemonta, Alrespecto, el discurso de Arnales es un discurso de ruptura con la his- toria tradicional, innova y constituye lo que de hecho es una revolucién historiografca. Una de las innovaciones esenciales del Annales de la 6po- ca consisti en romper con la concepei6n centrada puramente en el pasa do del discurso historico, poniendo en correlacién pasado y presente al construir una historia que tiene como campo de estudio no slo el pasado, sino también la sociedad contemporinea. Mientras que la escuela histo- "ista consideraba la préctica del historiador de una manera centifcsta, como desligada del presente, Lucien Febvre invita al historiador a inspi- tis en prema inept pol en proene ne ul te vive, piensa y escribe. La interrogadién sobre el pasado a partic del pre sente tiene para Annales un valor heuristco, La historia es una "respues- ta. las cuestiones que el hombre de hoy se plantea por necesidad’’ * El presente ayuda a la investigacién del pasado y permite valorizar una historia-problema, asi como enriquecer el conocimiento del pasado. A’ parlirdeeste valor heuristco del presente, Annales defiende una concep-| Gon eativsta del dscursohistrico; puesto quel historia est inmersa ensu tiempo, atrapada por los problemas del presente, de ah resulta una | construccin del tiempo histérico, de los esclarecimientes y puntos de inflexién cuyos limites son los mismos que han permitido las investiga~ cones Seti, pis, de ua const queha desermplntads cia vez, en los mismos momento y lugar en que ha sido entunciada, Cada } época construye su representacin del pasado segsn sus preocupaciones.{¥ Lahistoria “busca y da valor en el pasado alo hechos, los acontecimien- tos, las tendencias, que preparan el tiempo presente, que permiten com- 31. Ruuvne, Annales, 1985, pp. 615-23, rocogido en Pour une histoire 2 part entire, op. 2, pp. 665-78. 2. REBVRe, Combats pour Mhistire op. et, p42. or FaancosDosse render y que ayudana vivir.. se construye el pasado que ella necesita’ Que el historiagor deba, pues, reescribir la historia en funcién de las in- terpelaciones del presente no es, segtin Annales, contradictorio con el caricter cientifico que el proyecto historico debe revestir. $i el presente contribuye a conocer mejor el pasado, la elacién pasado-presente fun [ciona también en sentido inverso. Un desconocimiento del pasado no ‘K|permite una buena comprensién y, por tanto, una accién eficaz sobre el presente, Marc Bloch rechaza la definicién reductora de Ia historia como Giencia det pasado: “En mi opinién esto es hablar mal’. El valor heuris- fico del presente en relaci6n con el conocimiento del pasado es llevado lo :nds lejos posible por Marc Bloch, el cual preconiza un quehacer recurrer- te del historiador, un acercamiento retrospectivo, La historia parte de! presente para remontar el hilo de los tiempos hasta las sociedades del pasado. Propone una lectura a contracorriente, “puesto que el quehacer Propio de toda investigacion es ir de lo mejor, o de lo menos malo, cono- ido hacia lo més oscuro”. Aplica sus propias investigaciones a este acercamiento recutrente. Cuando opone los campos del norte de Francia alos de Inglaterra, * comienza constatando el contraste entre los campos de labor desmesuradamente largos de la Picardie y la tierra fragmentada limitada por hayas o barreras de los prados ingleses. Es a partir de esta realidad tangible que ¢1interroga al pasado para explicarse esta dualided entre dos regiones tan préximas. Teniendo por objeto el estudio de los regimenes agrarios, Mare Bloch parte de paisajes contemporéneos para remontarse hasta el periodo medieval. Para Annales el pasado es, pues, consustancial al presente, y Marc Bloch se permite oponer el fico de anticuatio encerrado en el culto al pasado al del histeriador que profesa el gusto de mirar todo lo que le rodea.” La importancia acordada al pre- sente es muy sensible en la revista Armnaes, la cual, en este primer periodo, se dedica esencialmente al estudio de la sociedad contemporantea, Esta orientacidn diferencia fundamentalmente a Anmales de otras revistas y particularmente de la Revue historique. La investigacién realizada por A Corbin acerca de la Revue historique entre 1929-1939 revela el peso domi ‘ante del periodo comprendido entre lus siglos XIV al XVI: 38.8% de los artfculos; el periodo contemporaneo en sentido amplio, o sea comenzan. do en 1789, s6lo ocupa una cuarta parte de los articulos: el 26.6%. La in- vestigacién realizada por Olivier Dumoulin acezca de Annales! sefiala 2 wid, p17 26M BLOCH, Apologie pour Thistie, A. Colin 1974, p. 32. ® Bid, pp. 48-9, 2M. BLOCH, “Seigneuse francaise et manoir anglais, Cahiers des Annales, 1967 (curso deta Sorbona, 1986), 2M BLOCH, Apolagie pou Visti, op, ct, p48 0. DUMOULN, Communication, Seminario de ia EHESS 1980. 6 Lamsrona ex cans ue, durante el mismo periodo, los articulos de historia contemporénea representan el 42.4% del total. Si tomamos como medida una historia atin ‘més contempordnea, comenzando en 1871, la comparacin en el mismo periodo, 1929-1998, da: 36% de articulos de Annales, 8% de los dela Reowe histoire économique et sociale y el 75% de la Revue historique, La preocu- pacin por los problemas contemporéneos es, pues, omnipresente en la revista Annales, tal como revelan algunos titulos del periodo 1929-1939; “EL problema de la poblacién en la URSS" (1929), “La crisis bancaria en Alemania” (1932), “La crisis bancaria de Europa central” (1932), “Las ‘causas y los origenes de la crisis mundial del trigo” (1993), “EI descon- tento agrario en el Oeste americano” (1936), “La experiencia Roosevelt” (1936), “La crisis bancaria y ia gran crisis de los Estados Unidos” (1936), “La colectivizaciGn agricola en la URSS" (1938). Estos titulos revelan por tanto la presencia de cuestiones de actualidad, la ausencia de lo politico ya preocupacién mundialistaen el discurso de Annales. La luz aportada por el historiador puede ser utilizada por el economista; aquél puede jactarse de la funcién de consejero del que ha de tomar decisiones. El uso que se hace del futuro y del condicional en los artfculos de la revista nos revela esta voluntad de ser portador de un saber operacional, itil a los responsables de la sociedad: “Si se hubiese conocido mejor la historia econémica, la situacién econdmica, la situaci6n contempordnea, habefan sido mas pronto elucidadas’ * Etlazo pasado-presente se afirma sin cesar por ambos directores de la revista, hacen de él el sentido mismo del que- hacer histérico: “Para qué hablar de pasado y de presente? La realidad ‘es una. Que todos se acerquen a la unidad es, hoy como ayer, el objetivo de Annales" “Entre el presente y el pasado. Nada de compartimentos estancos, ésta es la sintonfa de Annales”. Los dos directores de Annales reivindican tanto més un lazo orgénico entre pasado y presente cuanto que se adhieren a una logica cuestionadora del sistema capitalista. Cuen- tan con adaplar su aproximacinNstoradora la era tenn en Ia gue fan jugar un papel itil. Con este espiritu se rodean de responsables, tanto del campo administrative como del mundo de los negocios, La re vilta atrae especialistas cuyo propésito esencial es actuar sobre lo econé- mico y lo social. Les invita a reflexionar sobre sus précticas al mismo tiempo que a aprender, en contacto con los historiadores, la mayor 0 riienot perennidad de los tiles que ellos manejan en lo cotidiano: "Dos clases de trabajadores hechos para comprenderse y que de ordinario se codean sin conocerse”.®* Banqueros y financieros escriben en Anmales y ® tig dleecores, “Au bout d'un an", Annales, 1950, p. 2. © Wid, pd. BL Rebvre, Armalis, 1982, p.281 % Los dltectones, Areal, 1929, 1, pp. 1-2, o Frangots posse refuerzan asi la tendencia tecnocrstica de la revista, Su participaciOn en €l discurso “annalista” desmiente el andlisis segrin el cual esta revista { habsia sido la expresion de un discurso marsista, Anmales responde aia | Mecesidad de un poder que no puede contentarse, en la postguerra, con {2 egitimacion parlamentaria, sino que tiene necesidad de técnicos y de jespecialistas para asentar mAs sdlidamente, mas cientificamente, una | politica en la realidad de las cosas: “Las leyes de la estadistica han rele- | vado al espiritu de las leyes” * Para responder a esta demanda social es evidente que las jovenes ciencias sociales estin mejor situadas que la historia, y a este reto responde Annales tratando de volver @ conectar los intereses de los historiadores con los de los gestores. Se apela al presi- dente de fa direccién general de la Banca mundial suiza de Zurich, G. Backman; al director de la Banca mundial para el comercio y la industria, A. Pose; al director de la Banca de pafses de Europa central, J. Chappey. El modelo americano inspira fuertemente a Annales; “zVeremos un dia sentarse en los despachos de estudios especializados de nuestras princi- pales firmas, junto al jefe del servicio estadistico, a un historiador espe- cializado?”.* Los colaboradores también se reclutan en organismos internacionales de la SDM, atin més del B17, dirigido entonces por Albert ‘Thomas. Este tltimo forma parte de la misma promocién (1899) de la Ecole normale que Lucien Febvre. Viejos amigos, Lucien Febvre se diri- gird, apenas lanzada la revista, a Albert Thomas: “Vente a Ginebra, me escribia él dejando todos los demas asuntosen suspenso... Te ayudaré con todas mis fuerzas”* Estando el proyecto de creacién de la revista en ‘manos del editor, Marc Bloch entabla relaciones con los medios empresa- ales, con Raymond Bloch, ditector adjunto de la explotacién de ferraca- rriles de Orléans, entre otros. Crefa que asi se conminaba a colaborar alos administradores coloniales. Annales adopta, pues, una apertura bastante original hacia el establishment; este encuentro con la tecnocracia ascenden- te les incitaré a privilegiar los mecanismos independientemente de la naturaleza del régimen. Los articulos de Georges Friedmann acerca del estajanovismo o las crénicas admirativas de Gerard Méquet sobre la Unicn Soviética, son sendos signos de esta lectura economicista de la sociedad, Sin embargo, este eje se extingue a finales de los afos treinta. En 1938, Lucien Febvre no deja de repetir a Marc Bloch como reproche: “Demasia. do medieval, demasiados universitarios” 3 \ 2M Faso, Listes selon Caiman Léy 185, p12 ot BLOCH, Anat, 1231, p. 1-3. on BS Pat 1. Fevne nas iste omg scale im 16, pp E14 ogo en Combats pour histoire, op. cit., pp. 348-52. me Ee ath gh SL vas canae ht a, sade 38, ad por 0. sino 1919-1939, 1984, p. 326. PO.DOMOUE, Py 70 anstoma ems INNovaDoRES Annales tenieva pues, radicalmente, el discurso histérico. En primer hugar, como el mismo titulo de la revista hace suponer, privilegia los fenémenos econsmicos y sociales, hasta entonces abandonados. La estadistica leva- da a cabo por Jean-Luis Oosterhoff hace aparecer, en este campo, la opo- sicién fundamental entre la revista Annales, la cual dedica, en el periodo 1929-1945, el 84% de sus articulos ala historia econdmica y social, la Revue historique, con el 29.9%, y la Revue d’histoire moderne et contemporaine, con €126.5%, Elabandono de a historia politica beneficia, pues, a los estudios de historia econémica y social. Esta evolucién se integra, pues, en un contexto favorable ~lo hemos visto-y Annales se beneficia della aportacién de dos roturadores en este émbito: Henri Hauser y Francois Simiand. Henri Hauser obtuvo, en 1927, la creacién de la primera cétedra de his- toria econdmica de la facultad de Letras de la Sorbona. Jugé, pues, un papel pionero en la institucionalizacién de la historia econdmica en el interior de universidades literarias, del cual Marc Bloch se beneficiaria al sucederle en 1936. La ensefianza de la economia era reciente y estaba afincada entre los juristas de la facultad de derecho, donde en 1878 se habfan introducido las ciencias econdmicas y sociales. De ello resultaba un cierto aislamiento de la economia, desligada de la sociologia, de la historia social y de la geografia humana. Miembro de la Reowe d'histoire économique et sociale, pero también del comité de Annales, Henri Hauser desconfia de las curvas estadisticas preconizadas por Francois Simiand. ‘Aparece, a este respecto, como “el tiltimo valedor de una historia econé, mica preserial”.” Bl verdadero inspicador, en el ambito de. Ia historia econdmica, no fue un historiador, fue, por el contrario, el soctélogo dur- Kheimiano Francois Simiand, que es quien mantuvo la diatriba mas exacerbada contra la historia. El es el auténtico precursor de una historia econémica fundada sobre un aparato estadistico que permite discernir unos ciclos regulares en los movimientos de conjunto que incluyen a toda lasociedad, Permitis establecer un puente entre los estudios monetarios, las estudios sociales sobre los niveles de vida, pero también con To que él] mismo califica como psicologia colectiva, diferente segiin los grupos s0-| Gales. Desde 1930, Lucien Febvre invita a los historiadores a sobreponer-' ‘se a su orgullo, herido en 1903, y a leer a Francois Simiand: “Para los historiadores, un libro de cabecera: el curso de economia politica de Si- miand” Con ello, Lucien Febvre no cree que se deba trasponer tal cual el método de Francois Simiand a la historia, sino servirse de él como fuente de inspiracién, como tentativa experimental. La verdadera revo- 7 0, DUMOULIN, Distonnate des scienes historique, PUE, 1986, p.327, 5 EBV, Arles dsoiedeonomiqu et sci 1830, pp. 58190, n Fangs Dosse lucién historiogrdfica en este sentido, en la linea de la aportacién de Frangois Simiand, aunque adapténdola a la historia, proviene del histo. tiador Emest Labrousse.® Bjemplo de las dificultades de insercién de la historia econémica en las universidades de letras es el curriculum de Emest Labrousse, Estudiante de historia en la Sorbona, donde fue ahimno de Aulard, preparé en 1913 un DES de historia revolucionaria: “El comité de investigaciones dela Comuna de Paris’. Interesado por ia economia po. ica, tuvo que inscribirse en 1919 en la facultad de derecho. Cursé esti dios de derecho y pasé su licenciatura. Seguidamente preparé una investigacién para su tesis de doctorado acerca de la legislacién social de asistencia desde 1789 al afo Ul; pero en 1926 reorienté su teabajo volvien. do a la historia propiamente econémica, y en 1932 publicd su tesis, Es quisse du mouvement des prix et des revenus en France au XVI sitele. Este cambio estuvo fuertemente inspirado porlos trabajos de Francois Simiand ¥ de Albert Aftalion, del cual se convirtid en adjunto en la facultad de echo, Hay que esperar hasta 1943, con La crise de économie francaise, para ‘ver consagrado a Ernest Labrousse como doctor en letras y convertirse en maestro de conferencias en 1955 y después en profesor de la Sorbona Este recorrido de combatiente es altamente evocador de ls tras y aflojas ‘ecesarios para hacer una historia econsmica cientfica en la época. Emest Labrousse, lector entusiasta de Annales desde el principio, qued6 al mar gen de ia historia de la revista. No escribirfa en ella hasta 1945, Sin em. argo, debe su nominacién en 1938 como director de estudios de la VI seccion del EPHE a Mare Bloch, que defendiié su candidatura, Fue reivin- Gicado después como uno de los grandes apéstoles de la nueva historia, {Consiguio integrar el largo periodo, el estudio de las estructuras en su % [evolucisn y el estudio factual todo en un mismo conjunto, siendo su objetivo explicar la Revolucion francesa de 1789, Gracias su investigacién sobre precios y rentas hizo manifiesta la promocién de la clase burguesa a partir de la prosperidad del siglo xVu, clase ascendente, candidata al oder; pero con ello no elude el estudio coyuntural de las turbulencias, isis de subsistencia, que se revelan esenciales para la comprensién de las movilizaciones sociales, Poniendo en correlacién la toma de la Bastilla, a mediados de julio, y el maximum de los precios de pan, supera el rela. to factual clasico de ia escuela metédica, sin abandonar por ello la toma en consideracién de los acontecimientos. Si Emest Labrousse no ocupd en la época una posicién central en el dispositivo de Annales es porque situ la politica como horizonte de su aproximacin econémica y privi- Jegié el estudio de los antagonismos de clases, mientras que Annales, aun ® B. LABROUSBE, Faquisse du mouzement de price des reves en Frunceau xi ile (1952) y Crise de réoonomiefrancise la finde Vion Regime et wu début de le Rovoaton 98). n Lamson ex mteyas teniendo lo social por objeto, aspiré a una sociedad de consenso: “Mi historia se rfiere principalmente alo socioeconémico y a lo sociopoliti- 0”. Al no romper con lo factual, Emest Labrousse, alos ojos de Mare Bloch y Lucien Febvre, no se distancia bastante de fa historia tradicional. Permanece, para el gusto de Annales, demasiado abiertamente compro. metido, Después de haber fundado en 1910, en Barbezieux, un “Club des jacobins”, movimiento auténomo de j6venes socialistas, y haber lanzado un periédico, L’Avenir, en 1911, constituyé el Grupo de estudios sociales de Barbezieux, cuya declaracién de principios puede ser considerada ‘como una incitacién a la lucha: “La emancipacién integral del proletaria- do”, “La abolicion de la miseria”, “La reptbliea social y universal”! En 41916, en plena guerra, se adhirié al partido socialista. En 1919 fre redace tor de L'Humanité, después del Populaire, finalmente de LTuternationale Pero la bolchevizacién de la SHO lo expuls6 de L’Hummanité en 1924 y abandons el partido en 1925. Contrariamente a muchos en quienes se produce, como en Lucien Febvre, un movimiento de destizamiento hacia la aceptacién de poderes establecidos, hacia el descompromiso, Emest Labrousse volvié al PS en 1938 y dirigi6 la Reoue socialiste desde su fun- dacion (1946) hasta que dimitid, en 1954, a causa del rechazo, por parte de la SFI0, a suscribir la defensa europea (CED). Al valorizar los antago. nismos sociales, se mantuvo muy préximo a una historiografia marxista, 2 la cual sin embargo no se adhiri6, encontrandose asi marginado, “;La Iistoria de la conciencia de clases, en esta historia sociocultural, no debe figurar en buen lugar?... Uno de los grandes objetivos del estudio de las mentalidades colectivas es ciertamente el estudio social comparado de la toma de conciencia de estas diversas clases, de sus multiples formas de trayectorias, de su grado de extensién en [os limites de la clase”. Fue! altamente reivindicado y casi santificado en vida por una escuela que vio, en él al iniciador de una historia econdmica fundamentada en la estadis- tica, la cuantificacion, el estudio de ciclos de largas y cortas duraciones, Annales contribuy6 a la promocién de esta historia econdmica no para afiadir un nuevo vagén al tren de la historia, sino para integrar mayores elementos de implication al estudio de las sociedades del pasado y del presente, puesto que la aproximacién econdmica se integra en un proyec- ‘to mds amplio que la estricta disciplina hist6rica y en un esfuerzo por acionalizar el sistema social. Cuando Marc Bloch se presenta al College de France, comienza por apelar a la historia comparada en su primera candidatura, pero en la segunda, en 1934, desvia su proyecto de ensefan- za hacia la economia; es como historiador de la economia como Mare (2, LABROUSSE entrevista, Actes dea rechrhe en scenes soca, abel de 1980, p15, 8 sdem ed, pte n Feancos Doss Bloch escribe en su programa: “Al lado de las ideas y de los sentimientos, las necesidades,..Con el sustrato econdmico estudiado segrin métodos plenamente conformes a su cardcter propio, enriquecer la interpretacién en profundidad de la vida social, en su conjunto”- Hiabiendo fracasado en el College de France, sucede @ Henri Hauser en 1936 en la Sorbona, donde toma a su cargo lo que fue la primera cétedra de historia econémi- ca en una facultad de letras. Desde su llegada a Paris creé, con Maurice Halbwachs, un Instituto de historia econémica y social en la Sorbona. La historia de los precios se convirtis en una preocupacién privilegiada de Ja revista, Lucien Febvre salud6 los trabajos de Earl Hamilton sobre la afluencia de metales preciosos de América y sus incidencias en los precios. Es el comienzo de una historia serial, aunque integrada en un conjunto social global. La subida tan precoz de los precios, “hay que imputarla por completo, directa y tinicamente, ala afluencia de metales de América? No, evidentemente... Existen causas generales..”.*# No se habla ain de serialidad, pero Armales retora por su cuenta lo que Frangois Simiand ama la “fenomenoscopia seguida’, es decir, la observacién continua en el tiempo de un mismo fenémeno en una perspectiva diacrOnica. El his- toriador pudo entonces apropiarse del teritorio de la estadistica Si bien la revista siguis siendo el rgano esencial de esta captacién, los dizectores de Annales comprendieron pronto que no habria cambio irreversible de la literatura hist6tica sin un cambio radical de los criterios exigidos en la isciplina histérica al nivel de la seleccién universitaria. El cerzojo que habia que cambiar era la agregaduria de historia. Todavia en 1935 una presidenta de la agregaduria femenina en historia se indignaba ante la indiferencia de las candidates hacia el género biografico y su tendencia a ceder ala “moda’’ de la historia de los grupos sociales.* iin 1952 aparecia una carta abierta en el Bulletin de lassociation des professeurs d'histoire, _géographie acerca de las pruebas de la agregaduria; cuestionaba los resul- tados de la oposicién, por tanto los eriterios de seleccién, que eran los de la escuela historizante. La carta iba firmada por Lucien Febvre, Marc Bloch, Georges LeFebvre, Charles-Edmond Perrin y dos geégrafos: Albert Demangeon y A. Cholley; 0 sea cuatro estrasburguese§ y todos ellos co- laboradores de Annales. Dos veces mas los directores de Annales reto- marén el problema de la agregaduria. En 1934, Lucien Febvre evoca la urgencia de replantear los reglamentos, la practica y el espiritu de la © M. BLOCH, “Projet d'enseignement pour le College de France”, 1994, eitado por G. Dus, profacio a Apologe pour itor, de. Bloc, 1974. pT. +L. Peavne “Le probléme historique des prix”, Annales, 1950, pp 67-80, recogido en Pour ne histoire apart emiore op cl, p- 304, © Bulletin de association des profeseurs dso, gographi, 1935, 9.120, 0. DUMOULIN, Reue dsate mademe et eantomporang, fuera de cleccin, “100 ans enseignement histoire”, 1985, p. 24. ” Lamson ex mans ‘oposicién, habla como si se tratase de un problema angustioso concer- niente a todos. Una nueva requisitoria se redacté en comin en 1937, pero Armuales no consiguié que la institucidn universitaria, reticente a la apli- cacién de su programa, cediese. Ninguna voz influyente hizo suyas las proposiciones de Marc Bloch y Lucien Febvze, lo que muestra un contras- fe flagrante con la manera en que la escuela metédica habia conseguida inmiscuirse en Ia institucién escolar y universitaria con el fin de apropisr- sela, Cada uno tenia su lugar, inflexible, desde finales del siglo XIX, para aguantar mucho tiempo, en tanto que el periodo de crisis de los afios. tteinta no era propicio a los grandes cambios. Haciendo de una debilidad una fuerza movilizadora, Annales cultivé a partir de este fracaso la idea de que eran parias, proscritos de la universidad: tesis poco creible, pero que permite aglutinar con més facilidad a las ciencias sociales alrededor de los historiadores, sin que éstas teman ser absorbidas y dirigidas por un vecino demasiado poderoso. Este destizamiento de lo politico a lo econémico presupone una ampliacién de las fuentes, un cambio radical del oficio mismo de histo- riador, que no puede contentarse con las fuentes escritas para tener acceso a los fundamentos de la sociedad. Mare Bloch fe el primero en escribir una historia agraria superando los marcos juridicos que delimitaban las propiedades. No se limits a trabajar ios cartularios al modo de Henti Sée, sino que integr6 en su estudio hist6rico las transformaciones del paisaje rural, diferenciando en los planes parcelarios los campos en lantiares y los grandes cuadrados compactos, integrando el estudio de poblaciones, de la demogratia, de los instrumentos de trabajo, la composici6n de los suelos, las variaciones en la produccidn, las indicaciones sobre los flujos moneta- ros, los laz0s familiares... Toda la aportacién de la escuela geografica, de Ta economia, se integra, pues, en el nuevo cuerpo del historiador. En cada rnimero de Annales del periodo de entreguerras, un apartado consagrado. a las investigaciones tiene por objeto llamar la atencién sobre la historia. econémica y social y Jos nuevos materiales dei historiador, que son do- cumentos involuntarios, a diferencia de los archivos tradicionales. Esta ampliaci6n de los centros de interés del historiador no debe sin embargo rovocar un descentramiento del hombre en beneficio de un determinismo cualquiera, sea técnico 0 geogréfico. Mare Bioch muestra asi a la vez, la importancia de la innovaci6n técnica y su dependencia en relacién a la demanda social. La integracidn de la aportacién de las ciencias sociales no debe pagarse, en ningtin caso, con una desintegracién de la historia, Otro aspecto innovador de la escuela de Annales la encontramos en la va lorizacién de la historia-problema. La historia, para Marc Bloch y Lucien Febvre, no puede contentarse con escribir al dictado de los documentos, debe plantearse interrogantes, insertarse en una problemética. Contra la historia-relato de Langlois y Seignobos, preconizan una historia-problema, 6 Fungo oosse matriz teérica de Ia conceptualizacisn futura de una historia estructural [La historia ya no se divide segiin los periodos clisicos, sino segrin los [problemas planteados, alos cuales se busca una solucién. La afirmacion de ‘una historia-problema es un elemento esencial del paradigma de Annales desde 1929, puesto que, atin hoy, a una pregunta de Bernard Pivot, en Apastrophes, en la que se peda definir con una palabra la nueva historia, Jacques Le Goff respondié: “La nueva historia es una historia-problema’” Por tanto, zrealmente ha descubierto la escuela de Armales que un relato se organiza a partir de un cuadro conceptual preestablecido? De ninguna manera, hubo numerosos predecesores. {Por qué la bandera de la histo- ria-problema es operativa y solidifica al grupo? “En primer lugar por su utilidad estratégica: les permite afirmar que hacen wna historia nueva’ 7 ‘Cuando Lucien Febvre accedié al College de France, en su leccién inau- gural del 13 de diciembre de 1933 insistié esenciaimente en la mirada nueva del historiador que rompe con la pasividad a la cual le invitaba la escuela historizante: “Elaborar un hecho, es construiz”. "Toda historia es tuna elecci6n”.* llustracién de esta aproximacién, sino nueva, si opuesta a la historia-relato de los historiadores de la época, es la tesis misma de Lucien Febvre lefda en 1911, Philippe i t la Franche-Comté. La hipotesis central sigue siendo politica (el director de tesis fue Gabriel Monod); se trata de una obra “preannalista", anterior al rechazo de lo politico. Pero cuando Lucien Febvre aborda el estudio de esta provincia en un momento de transicicn dificil, después de la sucesion de Carlos V, no se contenta con afiadir una monograffa mds al estudio de los conflictos politicos locales; se acoge @ la lectura de los conflictos locales subyacentes, a la resistencia que esa provincia opone al progreso del absolutismo: “Es la lucha, el com bate encarnizaco de dos clases sociales: nobleza y burguesia. Lucha por fel poder, por la influencia, por la dominacién politica” ® Tras este gran |conflicto que envuelve a una regién durante la segunda mitad del siglo 3¢-|XV1 se da también en Lucien Febvre un interés por las realidades cotidia- * (nas, por las transformaciones oscuras y hasta entonces desatendidas de ta vida popular. De todo ello extrae tn juego dialéctico: el de las diversas peripecias en que se produce un conflicto entre el poder provincial y el poder central. En este estudio, Lucien Febvre no elude la instancia politica, 8610 que la restituye en el mismo coraz6n de los problemas. La politica no es, pues, ya el émbito exclusivo de otras secciones de la realidad social y, sin embargo, no deja de ser central. Describe el entramado de tensiones sociales y politicas que estallan en el momento en que se rompe el equi- #7. Courau-nécaRte, LePeénominenowcll histoire oct, p52. SL. Penves, "Legon inaugural au College de France”, 1Sde didiembrede 193, recogido ‘en Combats pour Mista, op. pp. 7-8 “OL. evar, Philippe ele Franche-Comté (2912), Fammaon, 1970, p.9, 1% Lasstona en cans brio establecido por Carlos V, y asi ve al Condado comprometerse, a su pesar, en la politica cada vez mas espafiola de Felipe i. Esta historia nos muestra, tras el combate entre los jefes, la miseria de una regidn, la alta demografia, la subida de los precios, las devastaciones provocadas por el paso cada ver mas frecuente de ls tropas reales, sin contarlas calamidades naturales y la peste de los afios 1581-1586, mas violenta que nunca, Lucien Febvre no olvida cusl es el resultado del declive de la nobleza feudal y el progreso de una burguesfa que hace fortuna gracias al desarrollo del comercioy de a usura: ‘De una tal fensidn, la vietima era el campesino. £, ‘que ya hacia vivir al noble, ereaba ahora la riqueza del burgués”°° Es todo un cuadro de la sociedad condadina lo que Lucien Febvre nos presenta de manera problematica y dindmica en la medida en que se la aborda en el punto dlgido de un conflicto de dimensiones sociales y politicas que provoca mutaciones irreversibles, al fin de las cuales la misma naturaleza de esta sociedad ha cambiado. Si la historia-problema constituye la matriz teérica de una futura historia estructural, ain es mds cierto en el caso de Mare Bloch, el cual quiso reconstruir la estructura de la sociedad feudal: “Lo que aqut tra tamos de hacer es el andlisis y la explicaciOn de una estructura social con sus relaciones”.®! Ya en Les Caractores originaux, Marc Bloch se habia pronunciado contra la sobreestimacién de los efectos econémicos de las ‘epidemias en la explicaciGn de la crisis del siglo XIV al XV; por el contrario, pone en evidencia el peso del descenso de rentas seftoriales, concedien- do asi la primacta a las bases estructurales de un sistema social = sas tarde en La Soci flodale una realidad total que englobaba con una misma coherencia lo econdmico, lo social y lo mental: "La evolucién de Ja economia comporia una verdadera revisiGn de los Valores sociales” = Anunciando todos los trabajos futuzos sobre los lazos de parentesco, Mare Bloch piensa Ia relacin entre los lazos de sangre y el feudalismo: “Se ve cémo se van sustituyendo las grandes parentelas de antes por grupos mucho més cereanos a nuestras educidas familias de hoy..” Pero: "Guar. démonos de pensar que desde los lejanos tiempos tribales se haya dado una emancipacién regular del individuo” *Muestra as{ que el vasallo frente al sefor y a la inversa teje de hecho lazos similares alos lazos de parentesco con todo lo que ello significa de derechos, pero también de deberes. En este sistema feudal la posesion del feudo no se ransmite automaticamente ala muerte de quien lo detenta,y as{la ley hereditaria lene rain de eno peso qua aad sca ack tne por imponerse a la realidad juridica, de la misma manera que el historiador] ® mi 5M, BuO La Sots flodale (199), A. Michel, 1968, p. 16. 8 id, poe. Ibid pp. 203-6. ” Faangos Dosse social construye una realidad mucho mas completa y rica que la del his- toriador que se limita al ambito del derecho escrito. La delimitacién de [ioearetctrcturaes de ura Sota no inc para Mare Bloc Jmuerte del movimiento hist6rico, de a evolucién, de las transformaciones. ” }percibe acertadamente una linea de fractura, de ruptura a partir delo que (tame la segunda edad feudal. Se desacrolla al un mecanismo inverso al del primer periodo, de centralizaciGn, de concentracidn, de puesta en marcha de organismos con mas amplias posibilidades de accién. Toda la estructura de la sociedad es trastocada, animada como esté por el fin de las invasiones, el aumento demografico, el impulso de los descubrimien- tos, el desarrollo urbano, la generalizacion de la circulacién monetaria. De todo ello resulta la desaparicién de lo que justamente fundamentaba al feudalismo, o sea el debilitamiento del Estado. Con todo, el setioric sobrevive a feudalismo. Marc Bloch inscribe, pues, su estudio estructural ‘enuna profunda dindmicahistérica que la modifica tanto desde el interior como desde el exterior. ; Otro campo particularmente fértil en la época sufris también una verdadera captacién en beneficio del territorio de! historiador; nos refe- rimos a la geografia transformada en geohistoria, nuevo modelo muy fecundo que servira de marco obligado a todos Ios estuclios monogréficos de la segunda postguerra. Esta geohistoria nacis del encuentro entre el vidalismo y el “analismo”. Marc Bloch y Lucien Febvre se hacen cargoen este momento del desafo lanzado por una escuela geogrifica brillante "No dudaron, como tampoco lo hicieron sus sucesores, en tecorrer en todos los sentidos el territorio geogratico antes de apropiarse de él pura y sim- plemente, como ocurrié cuando la escuela geogréfica perdis su vitalidad, Este matrimonio es acorde con el aire de los tiempos, el de Ja revaloriza- ‘ion de la region y de la provincia en esta Francia en la que se comienza |a tomar conciencia de la excesiva centralizacién, antes de que lo hiciese ¥ Hean-Frangois Gravier. Esto pudo contribuir al éxito de una geohistoria, que tomaba por marco a la region y se interrogaba sobre la especificidad | de ésta: “Los grupos sociales que expresan al hombre real son las unida- | des naturales geogrdficas y econdmicas: la regién y la profesiGn’.™ Bl estudio demografico, econémico y el de relaciones sociales, que son los jes de la investigacion privilegiados por Annes, se adaptan mejor a un ‘espacio restringido porque el conocimiento de los datos estadiisticos y sa sintesis son mas adecuados para una regi6n que pata un espacio més, tvasto. La aportacién esclarecedora propia de Annales se adapta bien a .,, lunidades geogréficas de dimensién restringida. Para trabajar en profun- + ‘didad, hay que elegir unidades de dimensién humana; ésta es la tinica “manera de llevar a cabo la sintesis a la que aspiran.los promotores de 3 Pns, nim. 1, p16 aston an micas “Annales. Lucien Febvre estaba particularmente préximo a la escuela vi- daliana, condisefpulo de Jules Sion en la Ecole normale, amigo de Albert Demangeon, colaborador de Annales, con quien en 1931 escribis una obra sobre el Rin. Vemos como se contia a la Revue de synthese historique la responsabilidad de proseguir las producciones de la escuela geografica francesa, En 1906 escribe para la Revue de synthise historique una mono grafia sobre el Franco-Condado en el marco de una serie acerca de Ins regiones de Francia seguin los preceptos de sintesis marcados por Henti Berr. Antes de apoderarse del territorio geogréfico en beneficio del histo- riador, Lucien Febvre utiliza sus recensiones para formalizar un diélogo interdisciplinario y difundir los méritos de los trabajos geograficos para que los historiadores se inspiren en ellos, Unir la escritura hist6rica a la permanencia, @ la larga duracién, en contacto con la geografia, y, por el contrario, mostrar por qué la naturaleza se ve obligada a modificarse a lo largo de la historia, tal es la doble perspectiva en la cual se inscribe la ruptura de Annales, que piensa en términos complementarios, en términos de solidaridad necesaria, las relaciones entre historicidad y geografia. Lucien Febvre, en sus recensiones, defiende los trabajos geograficos fun- damentados en hipétesis, en problemas centrales; por el contrario, critica con vehemencia todo lo que resulta ser cajén de sastre, simple compila- ci6n Al igual que preconiza una historia-problema, reclama también tuna geogratia-problema, En su estudio sobre el Franco-Condado, Lucien Febvre muestra por qué el nombre de esta region no es de origen geogré- fico, sino hist6rico; no designa a un pats, sino a un Estado, y cubre una gran diversidad en cuanto a basamentos geomorfoldgicos, climaticos, de producciones y de poblaciones. Esta demostracién permite que el papel importante del hombre atin destaque més: "La intervencién de! hombre continuaba siendo preponderante. Era él en definitiva quien, de fragmen- tos dispersos, habia debido forzar una unidad politica, un Estado”. Es una conclusidn similar ala que extrae Marc Bloch en la misma serie sobre las regiones francesas, en la cual estudia la Isla de Francia: “Ia Isla de Francia esta desprovista de unidad regional”.®” En 1922, Lucien Febvre intervino en el debate que oponia a socislogos y gedgrafos con La Terre et Pécolution humaine; tom6 partido por los ge6grafos, haciendo apologia del vidalismo, aunque fuese para asimilar mejor su territorio. Refuté la OPA| lanzada por los socidlogos durkheimianos, que pretendian integrar la geograffa bajo el nuevo vocabio de morfologia social: “No se puede pred fender suprimir la geografia humana para su provecho”.** Lucien Febvre 1 FEBVRE CR dela “Basse Normandie”, de FELICE, Reoue de syne historique, 197. 361 FIBRE, Philie tet le Panche Condé op. cit, pp. 301 57M BLOCH, LTede-France 1913, recogico en Mélanges M. Bloc, S. Fleury, EHESS, 1983, 12, pp. 62-797. SEL, Benne, La Tree elution humaine (1922), A. Miche, 1970, p78 ” Feancos Doss retoma los argumentos de Francois Simiand contra la geogratia, esta vez para reforzarlos. Los gedgrafos no pueden llegar més que a condiciones posibles y no a explicaciones definitivas, a causalidades simples, pero esto no invalida en absolut la riqueza de la geografia: “La geografia no pre- tende ser una ciencia de las necesidades”.» Simplemente que, para Lucien Bebvre, los objetos y los métodos de la sociologia y la geografia estén muy alejados, Porel contrario, la historia renovada, tal como Annales la entien- de, esté hecha para entenderse con la geografia de Vidal de la Blache. Esta doble revolucién debia desembocar en una simbiosis en el cuadro de ‘observacidn y de investigaciones experimentales: “Una inmensa perspec tiva de trabajo se extiende ante nosotros, historiadotes y gedgrafos, en un futuro indefinido”. Lucien Febvre intervino también en el debate entre la geografia alemana de Ratzel y Vidal, tomando partido vigorosamente or este ditimo, Asimila la geografia politica de Ratzel, ordenada alrede- dor de nociones de posicién y de espacio, a la historia politica que él condena, y presenta, pues, la ruptura vidaliana como una prefiguracion, en el terreno geogréfico, de lo que hay que llevar a cabo en el terreno histérico en relacidn con la historia histotizante. Lucien Febvre ajusta las cuentas también con el determinismo geogréfico: opta por la nocién -vidaliana de posibilismo. La naturaleza no es una entidad neutra que (Caicos Ja vida humana, esté humanizada desde el comienzo, ya pro- > |fundamente transformada por el hombre: “Nunca los hechos naturales fejercen sobre la vida humana una accién puramente mecénica, ciega € investida de fatalidad’” Aqu{ toma partido en el debate intemo de los .gedgrafos, para condenar los estudios tradicionales de geogratfa,inspirados en un determinismo inexorable de las condiciones naturales. Aunque fuera en el mismo sentido que las tesis de la nueva geograffa humana, fa acogida que le estaba reservada fue cuanto menos critica. Por eso se com- prende que Lucien Febvre no intervenga como drbitro neutzo, sino que lleve a cabo tuna maniobra de apropiacién, bajo la égida de la nueva his- toria, de la herencia vidaliana, Camille Vallaux acusa a Lucien Febvre de ‘querex"romper la crisma a la geografia humana”; incluso Albert Deman- ‘geon, futuro colaborador de Anmaies, intervino para denunciar en el caso de Lucien Febvre un “abuso de espiritu crtico”, un “esfuerzo més nega- tivo que positivo” y una voluntad de “ponerla en peligro por el simple gusto de denunciar’ © Si Lucien Febvre pone aqui las bases para una colaboracién organica entre gedgrafos ehistoriadores, es e! precio, volun- tariamente querido, del aislamiento de los gedgrafos en relacién con los mi, p 8h Sit p88 tp 98 Op DebiaNGEON, tad porN. BRO, Auten des “Amal, Preses de universe de Totus, 8S p58 ‘stoma en racaas socislogos. Siel resultado es el enriquecimiento del discurso hist6rico, de ello resulta una depredacién del dinamismo geografico, el cial, al entre- garse ala historicidad, pierde a la vez toda reflexi6n epistemoldgica es- pecifica y la posibilidad de ver surgir una nueva geografia social o politica, dejando a Ta historia a tarea de explicar, de sopesar, lo referente 2 las condiciones naturales, al lado de otros factores, y abandonando con ello las aportaciones sociolégicas. La otra gran apreciacién del territorio geogréfico fue realizada por Marc Bloch cuando integrs en Les Caractires originaux de Uhistoire rurate franczise (1931), la historia del paisaje rural, sacando partido a los documentos que constituyen series de planes par- Otra orientacién asumida por Annales, y atin més por Mare Bloch, que con ello asume el desafio durkheimiano, es la historia comparada, Mare Bloch propone en Oslo, en 1928, un programa de historia compa: rada de las sociedades europeas. Precisa su objetivo y ous métodos. Los socidlogos fundamentan su disciplina como ciencia en la medida en que ésta accede a la comparacin. Marc Bloch incluye esta perspectiva para los historiadores: “Quizé ése sea el porvenir de nuestra cienciat. Las condiciones necesarias para el éxito de este proyecto son para Marc Bloch el comparar lo que es comparable, tratindose de sociedades que tengan. entre ellas una cierta similitud de entrada. Para evitar una trayectoria no historica, manejando grandes generalidades extraespaciales y tempora- Jes en grandes comparaciones de orden anal6gico, Marc Bloch limita la comparaciGn a las sociedades del mismo tipo y considera este proyecto 0, DUMOULEN, Profession historien: 1912-1999, op. i, . 261 4M BLOCH, “Pour une histoire camparée des soctés européennes”, Reruede syntise istorique dic. 198, recogido en Mélange M. lock, op ety p16. Franco Dosse ‘como mucho més cientifico que las exegesis acerca de las similitudes en- tre las sociedades primitivas y la sociedad antigua occidental. Importa, pues, partir de una proximidad, sea ésta espacial o temporal. La historia comparada debe permitir al historiador tener acceso alas causas funda- mentales de los fendmenos observados, revelarle ls auténticos resortes de las semejanzas y desemejanzas. El otro gran interés de esta historia comparada es sacar a la historia de las fronteras artficiales que funda- mentan su investigacién, transgredir los compartimentos topograficos, asi como las fronteras nacionales de los Estados, aplicadas a ia Edad Medie u otras épocas en que constituyen un anacronismo. La historia comparada permite a Marc Bloch adoptar un gran horizonte para probar | ss hipétesi, Nunca separa os elementos dela histori fanoesa de os | de Europa, y no para hacer un conjunto uniforme, sino, al contrario, para ¥ | revelar caracteres originales, diferencias. Partiendo de un punto de vista ‘europeo en su estudio de la sociedad feudal, aparte una alusin hecha al Japon, constata una ruptura inteena, a partir de Ia herencia comiin de Ja Antigieedad, entre la Europa occidental y el resto de Europa, Notable intuiciin fa de un historiador anterior a Yalta que sugieze la existencia de una divisién mucho mas antigua que Ia de 1945. Todo inventor es un poco profeta a su manera, HISTORIADORES DE LO MENTAL {En su proyecto de captacién, Marc Bloch y Lucien Febvre se apropiaron {de otra region del saber, aquello que llamamos el estudio de las menta- ¥ idades y que llega a la historia desde otras disciplinas: la etnologia y, sobre todo, la psicologia. Lucien Febvre utiliza en este plano los trabajos |de su amigo y condisipsio de la cole normale, Charles Blondel. Este ultimo emplea la nocién de mentalidad primitiva -ya presente en Lucien Lévy-Brahl en 1910~ desde 1926. Este nuevo injeto disciplinario que permite que se constituya una psicohistoria, hecha posible por las caren- «das de una disciplina psicol6gica dividida entre su vocacion préctica y su trabajo te6rico,no tendré una gran expansidn en el futuro inmediato, a no ser en la orientacién de las investigaciones de Marc Bloch y Lucien Febvre, Esta inflexién hacia las mentalidades prefigura las evoluciones + | futures y el impulso irresistible de estas cuestiones en los ios sesenta, En este primer periodo de Annales la parte de historia cultural en el sentido amplio es todavia limitada, y atin inferior al lugar que ocupa en la Revue Jpastorique. Se da una ruptura bastante visible entrelas preocupaciones, cada vez mds fundamentadas en lo mental, de Lucien Febvre y el contenido “© UsyY-BRUMT, Les Fonctions mentale dns le soit inférieures, 190, 2 ‘Camron sn ens de la revista, que sigue siendo, prioritariamente, econdmico y social. La obra de los dos maestros de Animales esta, pues, muy impregnada por la preocupacion de sacar de su cripta al universo mental. Se nutre de dos fuentes:la de le psicologia, que era particularmente importante en la época en la que los historiadores quisieron renovar su disciplina: “La historia, ‘en suma, es la psicologia misma: es el nacimiento y el desarrollo de la psique’” pero también se nutre de la sociologta durkheimiana. Esta doble inspiracién marca de manera diferente a los dos directores de Armales, Lucien Febvre es més sensible a la preocupacién puramente psicol6gica ala confrontaciGn entre hombre singular y universo mental errel cual. in} terviene. Abre asi una brecha critica en la historia tradicional de las idess) ¥- al situar la tarea del historiador al nivel de la articulacion entre la obra y\ Jas condiciones sociales y mentales que la ha hecho nacer. La orientacién| de Lucien Febvre esté aiin muy mareada por el humanismo clisico, por uuna percepcién del hombre como individu. Reacciona contra lo que considera como un exceso dle cientificismo, de expulsion del hombre, El }% horizonte histérico de Lucien Febvre, el punto central de su investigaciGn, | resulta sera psicologfa hist6rica. Para llevar a cabo la introspeccién de un | uuniverso mental y psiquico cada vez. se ocupa mas del individuo como objeto de andlisis, trétese de Lutero, Rabelais, Margarita de Navarra, txtese del consciente, del conscentesinguiar. Mare Bloch seadhiere a otro camino en sur acercamiento a las mentalidades. Desde 1924, en Les| ois thaumaturges, se dedica, ante todo, a describir las précticas colectivas, | simbélicas, las representaciones mentales no conscientes de los diversos | ‘grupos sociales. Mare Bloch, para tener acceso a lo mental, se nutre més) de la aportacién de la sociologfa durkheimiana que de la psicologia. Su} proyecto se asemeja mas al estructuralismo y anuncia los métodos de la antropologia histérica. A este respecto, Lucien Febvre, que a menudo es ppresentado como iniciador de la historia de las mentalidades, no ser quien fenga més herederos. “La orientaciGn teérica que dominab las cicncion{ Sociales en los afos cincuenta invitaba a seguir el camino trazado por Mare Bloch”. La psicologie histérica pronto se volvis anticuada, mientras que, por el contrario, las investigaciones de las l6gicas internas de lo cotidiano, de las representaciones colectivas no conscientes, de las condiciones de la produccién cultural, de los fenémenos mentales en su articulacién en la j vida social, de los grupos sociales, todo ello alimentado por el estructu- | ralismo, ha tenido un futuro de lo mas fecundo. Un mismo interés por lo } mental, pero dos vias, dos filiaciones para una misma escuela histdrica, be ‘AH, BERR, La Synthise ev histoire, 1911, ctado por J. Reve, Dictionnaire des scenes hi ‘orga, PUR, 1986, pp. 450-56. A. BURGUIERE, ¥ ail une nowselehiseite?, Coloquio de Loches Isttut cogil européen, 1980, p28. a Franco Doss Esta dualidad se vuelve manifiesta cuando Lucien Febvreda cuenta de La Société féodale de Marc Bloch en Armales en 1940. A pesar de la amistad, la fratemidad intelectual y afectiva que une alos doshombres, Lucien Febvre se muestra bastante critico de cara al libro de Marc Bloch: “No estoy en absoluto satisfecho... Lo que me molesta por mi parte, una vez cerrado ellibro, es que el individuo esta casi completamente ausente... y dir, veces, si pudiese, que en la obra de Bloch se da una especie de retorno al esquematismo. Digémosio claramente: hacia Io sociolgico, que es una forma seductora de lo abstracto” # > La psicologia es, pues, Ia gran inspiradora de Lucien Febvre, el cual reclama una historia de los sentimientos, del amor, de la muerte, de la piedad, de la crueldad, de ta alegria, del miedo... pero ademas, se precisa que esta historia se integre en el estudio global de una civilizacién | yno arrancarla de sus raices, como a un objeto sacado de su contexto en %% } grandes generalizaciones diacrOnicas o referentes a la naturaleza humana: "Cuando digo: no tenemos una historia del amor, ni de la alegria, que se | entienda bien que no pido un estudio sobre el amor 0 sobre Ia alegria a | través de todos los tiempos, todas las edades y todas las civilizaciones” # ‘Se considera, pues, ala psicologia como material del historiador en tanto que debe insertarse en el anilisis de civilizaciones de las cuales no es disociable. En el centro de la problemética de Lucien Febvre tenemos el binomio individuo /sociedad, et cual se enuncia asi: “El individuo no es nada mnds que lo que su época y su medio social permiten que sea” En ‘su Lutero” Lucien Febvre confronta la psicologia de un individuo, Lutero, con el universo mental de la Alemania del siglo XVI. De este encuentro nacerd la reforma de la Iglesia la disidencia de Roma. Contrariamente a los estudios tradicionales, aqui ya no se valoriza el peso del individuo, puesto que Lucien Febvre rechaza con firmeza esta concepci6n dela his- toria;1o que prevalecees el universo mental, lugar de encuentro entre las {aspiracones individuales y colecivas. Sin embargo, Lucien Febvze, en este estudio de psicohistoria, tende a abandonar las realidades sociales, presentes en su tesis sobre el Franco-Condado, en beneficio de lo mental. La psicologia retrospectiva o psicologia histérica pretende restituir los marcos mentales de los periodos pasados, romper con la concepcién de una. * naturaleza humana intempora, inmutable, as{ como con todo anacronis- mo, osea ia tenclencia natural a transportar nuestras propias categorias de 1, FeavRe, Annales, d'histoire sociale, 198, t 2, mim. 1, pp. 39-4; recogido en Annas ator soriae, © 3, 191; recogid en Pour une histoire part entire, op. cit, pp. A13-27. ‘L PrBvRE, Annales d histoire social € 3, 191, nam. 1-2, pp. 520, xecogido en Combats pou Viste op et, pp. 221-38, 1 REBVEE, Encyelopie ransise, “Histoire et psychologie", 1938, tomo Vi recogido en Combats pour Mstoine opt, p. 2 TTL. FEBRE, Ln destin: M, Exe (1928), PUR, 1968. a LasusToRa en ntaaas pensamiento, de sentimiento, de enguaje asociedades donde no significan nada ono significan lo mismo, Este esel sentido de Rabelais, publicado en. 1942: “Bvitar el pecado de los pecados, el pecado entre todos irremisible: el anactonismo” ” Lucien Febvre ataca en este libro la tesis de A. Lefranc, el cual hace de Rabelais un racionalista, un librepensador. Se interroga acerca de la posibilidad de la incredulidad en el siglo XV y a este efecto, recons- truye el utillaje mental de la época para deducir que Lefranc habia caido en pecado de anacronismo, que habia leido los textos del siglo xVicon los ojos de un lector del sigio XX. EI utillaje mental del siglo XVI no permitia’ los ojos de Lucien Febvre, la irrupcisn de un pensamiento légico que nace més tardiamente con el cartesiano siglo XVII, Galileo y Ia Gramatica| de Port-Royal. Muestra hasta qué punto el cristianismo impregna total ‘mente a vida colectiva e individual del siglo XVi: “Era el are mismo que se respiraba’.” Si el descubrimiento de las estructuras del pensamicnto) del siglo xv puede parecer modemo y anunciador de las formaciones sect eye cage ziimero de referencias a un evolucionismo centroeuropeo superado que! voce, en esta obra, “la deficienca oaguna del penseaniento” enel slo, XVP'a propésito de vacios de vocabularioen la época y de una sintaxis que} produce una “impresin de mariposeo y de incoherencia”.” La religisn! de Rabelais no puede leerse en relacion al agnosticism futuro, pero si que puede ser referida a Erasmo, al pensamiento del Renacimiento, que trata de afirmar el absoluto valor de la naturaleza y de la huimanidad. No serd <ésta, posteriormente, la investigacion que sobre el mismo objeto, Rabelais, 7os ofrecer Mijail Bajtin.”® Este nos brinda una lectura de Rabelais como sintoma y reproduceién de toda una cultura popular, especifica incluso, en situacién de marginalidad en relacidn con la cultura sabia, oficial. El| utillaje mental de Lucien Febvre es exfoliado a partir del dualismo social, Rabelais, en este cuadto, se nos presenta como el escritor que ha conse- guido reencontrar la espontancidad, la pureza de una cultura vejada por las maquinarias opresivas del Estado, La importancia dada por Rabelais a las actividades corporales, ala vida material, no haria més que retomar la herencia de esta cultura, de este mundo aparte, lugar de resistencia, Este| horizonte social escapa a.un Lucien Febvre absorto por la perspectiva de} constriir una psicologfa historica, page Keele pbinedetnyoceon XB,A Mib968, Ft 2, ni 638 iis pa, MBs Lore ce Rest cae pope au Mayen Agta Reman Gallimard, 1970. ae Arete " 35 Franco osse El segundo instrumento de acercamiento a lo mental, preconizado por Lucien Febvre, toma st origen de la construccién de una historia ! Iiteraria, de la cual su Rabelais es una perfecta ilustracidn, Ahi también se trata de una tentativa de captacién, referida esta vez a la disciplina con za implantacién universtaria: el estudio literario. El primer ntimero de |a Reoue de synthise historique de Henri Bere en 1900 inclufa un artfoulo manifiesto de Gustave Lanson, ef cual exponta su objetivo: sacudir una cierta esclerosis de los literatos. Deseaba historizar el acercamiento a la literatura, pero no disponfa de otro partenaire que no fuese una escuela historizante cuyo objeto privilegiado era ante todo la revancha contra los alemanes, mas atin que la literatura, Si Gustave Lanson se ve, de alguna ‘manera, fuertemente marcado por las posiciones de un Charles Seignobos | y de un Charles Langlois, de quienes alaba los méritos y el méstodo, no es. | ‘menos innovador cuando se propone descubrir a realidad ignorada dela [literatura de provincias, la de los andnimos, la de los olvidados... Sienta también las bases de una sociologta de la literatura y de una historia de 3 Jlasmentalidades cuando intenta conocer las condiciones de la produccion {¥ dea crculacin lteraria, la relacion que establece el lector con la obra ly las razones del éxito de tal o cual novela. Rompe con la tradicional mo- nografia de grandes autores o de grandes obras, ensalzados en nombre de la perennidad de la naturaleza humana: Los libros existen para los lectores.. «Quien lee y que se lee? He ahf as dos cuestiones esenciales”” Sibien este programa no fue realizado por los literatos, si que serta rei- vindicado por Lucien Febvre, pues ya sé ve que su mayor preocupacién era la misma que la de Gustave Lanson. En 1941, Lucien Febvre se extra. faba del abandono del programa de Gustave Lanson y de sus trabajos personales sobre Lutero y Rabelais: sostiene que ios historiadores estén Preparados para Ilevarlo a cabo: “Una historia hist6rica de la literatura, en una época dada, en sus relaciones con a vida social de esta época.., se necesitarfa para escribirla reconstrair el medio, preguntarse quién i eseribia_y para qué, quién lefa y para qué..”.” Retorna punto por punto las perspectivas de investigacién de Gustave Lanson, pero dirigidas, esta ez, por los historiadores. La literatura constituye, pues, un instrumento > (tile para comprender la sensibilidad de otra época, pero no es més tun elemento de un puzzle nacho més complejo. El historiador debe ‘propiarse de otros campos de estudio como es la iconogratia artstica, as{ como de una ciencia niteva, en pleno arranque, la linguistica, En este Punto, Lucien Febvre fue influido por Antoine Meillet, cuyo estudio de la ® G. LaNson, “Programme d’étdes sur Yhistoice provincale de la ve Uttar en France", 1903, en Esai de méthode et distor litsrar, Hachette, 1965, p. 83 2 L. PEBVER, “De Lanson 3 Momet-un renancement™, Annals d'Mstode sociale, 1941, Fecogido en Combats pour Viste, op cit, pp. 265-8, ‘Usmstona en onaaas lengua griega esta todo él impregnado de historia: “Hacer la historia de los dialectos griegos, es hacer la historia dela colonizacidn griega” ” Esta Ssmosis entre hipétesis histéricas e hipstesis lingiisticas puede consolidar 12 posicion central, rectora, de la disciplina historica. Sila historia consigue asimilar a la literatura, la lingiistica y la iconografia, puede aspirar a un futuro resplandeciente en el campo del conocimiento de la cultura. ‘Mare Bloch comparte con Lucien Febvre el interés pot una historia de lds mentalidades. También él concede, en la perspectiva de su construc| isn, un lugar central a la psicologia. No esta exento de tendencia menta. lista cuando considera que a los hechos- ‘psicolégicos, el historiador debe buscar antecedentes en la misma esfera psicolégica. Cuando Mare Bloch pt" preconiza una historia de la précticasalimentaries,* encuentra la misma fue! > ¢ inspiracion que Lucien Febvre, que habia dirigido una investigacion etno- | 92", logica sobre las “fuentes gastronémicas” de las diversas regiones francesas; |X" Ja de una historia de la civilizacién material que conocera um gran éxito, aunque més tardio, en los afios sesenta. Con todo, Marc Bloch no escribe | Jamisma historia de mentalidades que Lucien Febvre. Su principal inp. racism es otta. Mas que la psicologia, se nutrié dela antropologia historica naciente, de la que estuvo muy préximo. En efecto, fue condiscipula en la Bcole normale de Louis Gemet y de Marcel Granet, a quien volvio a encontrar posteriormente en la Fundacién Thiers, donde fue pensionista ‘de 1909 a 1912. Marc Bloch, en este trio, sufrié una influencia. decisiva, lade un durkheimismo abierto ala historia, Louis Gemet, futuro gran helenista, colaboré con Francois Simiand en L’Annde sociologique, Publicé su leis on 1917 y su gran obra, La Génie grec dans la religion, en 1932 en la coleccion de Henri Bere. Defendis una concepcién globalizante del estudio de lo hechos sociales y mentales, realizé la simbiosis entre etnologfae stone) cena linea de Marcel Mauss la del hecho social total. Louis Gemet no se| limita solamente a influir a Mare Bloch, ademés anuncie la muy brillarte| escuela francesa de antropologfa hist6rica sobre la Grecia antigua: Jean- Piense Vernant, Pierze Vidal-Naquet, Marcel Détienne, Francois Hartog, Nicole Louraux... Se volvié a encontrar junto a Mare Bloch en Annales y vio en este tiltimo, “ms que en los sociélogos, al verdadero heredero de Ja tradicién durkheimiana”,*! Marc Bloch fue también influido por Marcel Granet, gran sin6logo cuyos trabajos se impondrian répidamente a partir de la postguerra® Marcel Granet atrajo a Marc Bloch hacia el interés por los ritos, los mitos} x |a psicologta colectiva comparada, los sistemas de creertcia; otros tanto we x A. MEILLET, Aperou d'un histoire dea tnguegrcpu, 1913, 174 {© M BLOCH, “Technique et évolution sociale", Europe, 1938 pp. 23.32. rcogida en Matnges M. Block, op. cit, pp, $338, ®°R DI DONATO, Annales, 1982, pp. 98496 ‘SM. GRANET, Fetes t chansons anienes de a Chine (1929); La Religion des Chinas (1922), a Fangs Bosse temas que permitirén la apariciGn de la gran obra precoz de Marc Bloch: Les Rois thaumaturges (1924) ® Mare Bloch no limita su acercamiento de lo mental al campo del pensamiento consciente estructurado, escruta las correlaciones entre actitudes religiosas y realidades sociales, con el fin de comprender las implicaciones sociales de la historia religiosa y las impli- |caciones religiosas de la historia social. La Iglesia pertenece, envesta es- tructura historica, ala frontera entre los dos mundos, el ideal y el material En estos dos érdenes, Marc Bloch no busca una relacién de causalidad, sino relaciones de interdependencia en estudios sincrénicos. Contraria- mente Lucien Febvre, la psicologia social de Marc Bloch no se aleja jams de su sustrato social y se refiere siempre a sus diversas categorias. Est muy cerca, pues, de lo que se llamaria antropologia histérica, y cuando explora la via hacia la historia del cuerpo, de las edades de la vida, de las. emociones, anuncia los futuros objetos privilegiados que se retomarén uno a uno por parte de la tercera generacion de Anmales, aunque sea ol- vidandola voluntad totalizante de Marc Bloch. Como Lucien Febvre, Mare Bloch reaccions contra la concepcién pasiva del historiador que prevale- ce en la escuela historizante y privilegio, por el contrario, el cuestiona- :iento, las hipotesis puestas a prueba de los hechos y no escritas bajo su J dicado, Acerca del historia de as mentalidades abre, en este sentido, ¢/otra perspectiva muy rica cuando apela al historiador para que esté més { atento a lo no dicho de los documentos: “Lo que el texto nos dice expre- samente ha dejado, hoy, de ser el objeto preferido de nuestra atencién” Tomando el ejemplo de las hagiogratias escritas en la Alta Edad Media, muestra que estas vidas de santos no nos ensefan nada acerca de los personajes que tratan de describimnos; en compensacién, son una mina para el historiador que se interroga acerca de las categorias mentales de la €poca. Marc Bloch integra asf nuevas fuentes, nuevos objetos para SsMtdiscernir las mentalidades de la Edad Media; no se limita al documento 2™ escrito, lo enriquece ademas con la iconografia, el estudio de los rituales. como medios de acceder al inconsciente de las practicas sociales. Encon- tramos aqui, tanto por sus objetos como por su voluntad hermeneutica, el mismo proyecto que el de la antropologia. Uta experiencia, existencial eneste caso, condujo a Marc Bloch al estudio de estas estructuras profun- das, de estas categorias mentales: se traté de la guerra de 1914-1918, en la que particips como soldado, pero también como historiador que re- flexiona sobre lo que ve: “La psicologia de los soldados y hombres de 1914-1918 esclarecerd la actitud de las gentes de Ia Edad Media frente al ‘milagro real” *° Asi pues, por una trayectoria regresiva, el proyecto de su ' Vase prefaco de J. LE GOFF 2 la edicion de 1983 de Las Rois sheumaturges, de M, BLocK, Gathimard. Ni BLOCK, Apologe pour Piste op. cit, p. 82 '). LEGORE, pretacio de Las Rois haumaturges, de M. BLOCH, op cit, p. VIL [aston en niays futuro libro (1928), Les Rois thawmaturges, maduré durante la guerra mien- tras estaba dedicado a otros asuntos centrados absolutamente en la his toria rural de la Isla de Francia, En 1919 confia a Charles-Edmond Perrin: “Cuando haya acabado con mis rurales, abordaré el estudio de la uncién, de la consagracisn teal de Reims” * ;Cémo es que la guerra ha podido conducir a Mare Bloch a interrogarse acerca de la capacidad de los reyes ppara curar alos escrofulosos? Mediante una reflexin acerca del testimo- rio, el rumor, la falsa noticia. La historia verdadera, autentificada, no es la tinica que tiene efectos sobre lo real: “Las falsas noticias... han llenado Ja vida de la humaridad” {7 Comprender el mecanismo de propagacién, discernir el terreno favorable, tal es el objeto de estudio de Marc Bloch, et ual instiga el desarrollo de la psicologia colectiva, una psicologia del ‘estimonio atin balbuciente. Cuenta la captura de un centinela alemn por su regimiento de infanteria en septiembre de 1917 al notte de la Gudad de Braisne, nombre mal entendido y tomado por Bréme; el alemén es considerado inmediatamente un espia establecido en Braisne. La transfi- guracion no se lleva a cabo en cualquier sitio, ni en el frente, ni en la re- taguardia, sino en este lugar situado entre dos aguas, esta retaguardia relativa donde los grupos de diferentes regimientos se cruzan, donde la censura es total, donde la angustia de la muerte acecha y obsesiona a soldados que la esperan: “La guerra fue una gran experiencia de psicolo- sia social”. De esta experiencia, Marc Bloch, a partir de uma trayectoria recurrente que preconiza como modélica, se pregunta por la creencia colectiva en el poder de curacién de los reyes, para concluir que todo es cuestiGn de una “gigantesca noticia falsa”. Sin embargo, cuando estudia su objeto de historia mental lo integra en una perspectiva global, amplia por el espacio que recubre, larga por la duracién e integradora de todos los aspectos de la sociedad sin abandonar el estudio de lo politico que se encuentra en el centro mismo del libro: “Lo que he querido ofrecer aqui es, esencialmente, una contribucién a la historia politica de Europa, en el sentido amplio, en el verdadero sentido de la palabra’. Se interroga sobre la fuerza, la vitalidad, la permanencia del sentimiento de lealtad frente al poder monarquico y ve en el caracter sobrenatural de este tiltimo uuna posible explicacién. No se conforma con constatar esta practica real de curacion y se pregunta por la recepcién del milagro: "Fienos aqui lejos. de la historia de las ideas tradicionaies, de la tradicion positivista e idea- lista”.® Sin embargo, al igual que ocurria en Lucien Febvre con motive Ch. E, PERRIN, prefacio, Mllanger M, Bloch, oct, pp. XE M, BLOCH, "Reflexions un histori sur los fuses nouvelles dele guere", Reoue ‘de synthe historique, 192%, recogido en Mlangrs M, Bloch, ope, p. #3. © tid, p57. PM. BLOCH, Les Rois heumaturgs (1924) A. Coin, 1961, p21 °°). LE Gore, prefacio de Las Rots thoumaturges, op. it po IK Fangs Dosse de su Rabelais, encontramos un cierto mimero de despojos de su juicio racionalista, por parte de Marc Bloch, a propésito del milagro real. Lo juzga en nombre de la raz6n y compensa el milagro de las paperas 0 de los escr6fulos (equivalente de la adenitis tuberculosa) con un “sistema psicoldgico que, por una doble raz6n, podemos calificar de primitivo: en primer lugar, porque lleva la marca de un pensamiento atin poco evolu- Cionado y totalmente inmerso en Io irracional, y también porque se le encuentra en estado particularmente puro en las sociedades que hemos {dado en amar primitivas’ 2 Marc Bloch se inspia aqui en los trabajos ‘antropoldgicos existentes, los de Frazer y Lévy-Bruhl, trabajos impiegna- dos de positivismo y que oponen el espiritu superior de la logica de Oc- Cidente ala mentalidad primitiva,a la mitologia, consideradas éstas como Jexpresiones de la debilidad mental, postura a la que Claude Lévi-Strauss [ajusto las cuentas en 1962 en su obra El pensamtento salogj. El utilaje men- tal de Marc Bloch sigue siendo, pues, en este campo, tributario de una i antropologia todavia infantil y encerrada en sus prejuicios eurocéntricos. Hay muchas dificuitades para superar la doble explicacion tradicional de ¢llos fenémenos religiosos que él rechaza: la explicacion voltairiana, que * | valora la obra consciente ¢ individual, y la explicacién romantica, que pri- | Ivilegia las fuerzas profundas y oscures de la sociedad. Tampoco falta en | esta demostracién magistral un poder cuya legitimidad no se limita ala afirmacién de sus prerrogativas concretas, juridico-politicas, sino que se apoya en el ideal, en los funcamentos magicos. Marc Bloch sienta asi las ‘bases de una historia de las ideas renovada que se mutriria mas de os hechos de la vida cotidiana que de la obras tedricas. Los rituales de cura- cidn, de consagraciGn, de la unciGn real son otras tantas tramoyas conflic- tuales entre la Iglesia y los principes temporales. La lucha es dura en este frente donde se juega la primacia de las dos érdenes dominantes de la sociedad medieval: los que rezan y los que guerrean. Los gregorianos, en su voluntad de hacer compatible lo sagrado y lo seculas, no han conse- 4 guido desenraizar ej atributo mégico del poder real. El poder real, al ‘nultiplicar st fuerza en el curso de los siglos XVI y XV, descansara mas | que nunca en el cardcter divino de su representante. Luis XIV y los Estuar- | do, al otro lado de la Mancha, serén el objeto de una idolatria cada vez | mds popular: “El absolutismo es una especie de religién’.% Fue la con- testacién politica al absolutismo lo que hizo reparar en esta creencia tanto en Inglaterra, con la revolucién del siglo XVI, como en Francia, con el desarrollo de las Luces en el siglo XVII la revolucién de 1789. Con el progreso del racionalismo y el hundimiento del absolutismo desapareci6 ‘una concepcisn del universo y nacié un nuevo mundo. Mare Bloch, cuyo P.M Buccs, Las Rois haumaturges (1824), Galimard, 1983)p. 52, 4 90 [nsToR ma mayor interés es el orden antropol6gico, realizaria plenamente una obra de historiador no séio historizando esta creencia, sino resitudndola en el tejido social del cual ha nacido y donde ha prosperado. De la misma manera, més tarde, cuando estudia la sociedad feudal, la aborda ante todo Y sobre todo como mentalidad feudal. La acusacién de sociologismo de Lucien Febvre no vale para este obra, que quiere ante todo restituir una estructura mental especifica, La mayor parte de su primer libro esté de- dicada ala “manera de sentir y de pensar”.® Muestra una sociedad indi-| ferente al tiempo, no a causa de la imperfeccién de las técnicas, sino revelada por ella. Bajo estos rasgos generales se identifican la mentalidad| del campesino, del clérigo, del nobie, en tanto que aspiraciones, modos| yz deexistencia muy diferentes y que, sin embargo, coexisten en una misma |” Sociedad sin superar un cierto nuimero de grietas, de conflictos que se) desplazardn a lo largo de la evolucién social. La tentativa de construccién | de una psicologfa colectiva se asemeja, para Maze Bloch mucho mas que para Lucien Febvre, a una antropologia en estado de gestacion, a un es- tructuralismo incipiente. Supone un jaldn esencial en la historia de las | Para Marc Bloch, la deconstruccién de o real es un medio para aprehen- der lo zeal, un primer estadio de andlisis, pero con la condicion de que tenga una perspectiva globalizadora: “El peligro comienza cuando cade proyector pretende, por si solo, verlo todo; cuando cada cant6n del saber se toma por una patria’! Por otra parte, el conocimiento histérico no puede resultar de un amontonamiento de los diversos fragmentos del saber estudiados en si. Aligual que una muchedumbre noes ina suma de} indivicluos, la historia noes la suma de objetos estudiados sucesivamente tunos con otros; sélo puede existir en la restitucién de las interacciones! entre los diversos niveles de fo real. Sila nocién de plasma cle Mare Bloch} sigue siendo vaga acerca de la naturaleza de las relaciones internas de un sistema social, no concibe a este tltimo como la yuxtaposicién del Homo ‘economicus, del Homo religiosus, del Homo politicu.., sino en el esbozo de tuna sintesis a partir de conceptos tales como el de régimen ageario en Les CCaractéres originaux, o del sistema feudal, del cual subraya la unidad, en a Societe féodate, Los historiadores ce Annales se han preocupado poco de descubrir} leyes en la historia. Su empiismo espontaneo les lleva a concentrarse en, el cbmo mucho més que en el por qué a pesar de su concepto de la histo-, ia:problema, Este rasgo enlaza también a Annales con una continuidad) del discurso histérico. Mare Bloch y Lucien Febvre contintian siendol % Partidarios de una escritura antropocéntrica, donde el hombre es el tinico}, objeto de preocupacion del historiadior, el sentido mismo de su trabajo.{ Cierto que este hombre no es en absoluto el mismo que el de la escuela} metécica, la cual privilegiaba a los grandes, alos més altos responsables| del Estado; aqui mas bien se trata del hombre de los trabajos y los dias, del hombre medio; pero esto no quita que, a pesar de este desplazamiento ¥ espacial, Ia historia sea historia humana: “No hay mas histonia que la del hombre... la historia ciencia del hombre, y también de los hechos, si, pero| SL, FevRe, Pour une histirea port ents op cit. pp. 3645. 2M, BLOCH, Apelgie pour Visors, op. cit. p38 ia, p 126, 3 Francs Doss de hechos humanos; esa es la tarea del historiador”.1' Ese es el leit motif del discurso del Annales del primer periodo, a pesar de sus pretensiones entificistas. Marc Bloch y Lucien Febvre no habrian apreciado, sin duda, que se desplazara el territorio de! historiador hacia zonas que en el hom- bre no fuera el centro, o estuviera ausente, como ha hecho Emmanuel Le Roy Ladurie,}°el cual presentaba su proyecto como la realizacién deuna auiéntica revolucién copémico-galileana de las ciencias humanas. Mare Bloch habria incluso negado al proyecto el calificativo de obra hist6rica: “La historia quiere comprender a los hombres. Quien no lo consiga serd ene mejor de los casos un peén de la erudiciin”.! EI hombre permanece enel centro del discurso de Annales, es el objeto de la historia, como dijo Lucien Febvre, al igual que la roca lo es para el mineralogista, el animal ‘para el biGlogo o laestrella para el astrofisico: “Algo que se ha de explicar. ‘Que se ha de hacer comprender”.! EI hombre de Annales es el hombre ‘medio, no el hombre eterno, nila naturaleza humana, sino el hombre so- cial atrapado en la madeja de la sociedad circundante, ya que la historia de Annales de los aftos treinta no s esta mar calma, este tempo inmévil jen que se convertiré después. La historia es entonces ciencia del cambio. Este tema retorna constantemente en las propuestas de ambos directores de Annales. Revista lanzada en un mundo en plena efervescencia, st pprictica hist6rica consiste en explicar el cambio, en hacerlo inteligible. En ‘érminos parecidos, Marc Bloch y Lucien Febvre afirman esta vocacién de la historia: “Historia, ciencia del cambio perpetuo de las sociedades shumanas’." “La historia es en esencia la ciencia del cambio" S°* Mare Bloch denuncia el mito de la pretendida inmovilidad de la vida rural en Les (Caractéres originaux. ;Qué diria de las tesis actuales acerca de la inmovili- dad del tiempo durante cuatro 0 cinco siglos? Se comprende mejor ahora, después de ver el cdmo, el porqué del éxito del proyecto de Annales. Se encuentran en este discurso bastantes cabos sueltos para unir las ciencias hhumanas al proyecto; pero tras estas innovaciones, el zécalo histérico ‘permanece s6lido y permite resistir cualquier disolucion que perjudique Ja especificidad de la historja. Marc Bloch y Lucien Febvre deben su éxito estratégico tanto a lo que les ha hecho innovadores como a la herencia que deftenden en la dificil confrontacién con otras metodologias y otros conceptos, a menudo unidos a un eparejo de cientificidad més avanzado. | Hlestudio de una duracién global, que pone en su centro al hombre y que 11 L, Prove, Combats pour Piste, op. ety pp. 12°; "Legon d'ouverture au College deFrance’, op ct. 2p Li ROY LADURIE, Hire dh climat depuis an 1000, Flammarion, 1967, 1 Mt, BLOCH, Aolagie pou stoire op ct, p. 3. ‘oe, Fev, Combats pour Viste opel. p. 7. 2 Bat, p31 21M BLbcs, Ltrange Defate opt, p15. 4 ‘Usstonu en reas se preocupa fundamentalmente de los cambios: eso es lo que no pueden| ‘etn so dence socles quem onishaaee i Sin embargo, el discurso del Annales de hoy esta en muchos puntos en contradiccién, en oposicién, con los de Marc Bloch y Lucien Febvre. La generacién actual no duda en deshacerse del 26calo histérico resguar- dado por ambos fundadores de su escuela se alinean en el terreno de las ciencias sociales, hasta el punto de que la historia se arriesga a perder su identicad jA fuerza de querer conservar el poder, la batuta sobre todas las| ciencias sociales, acaban los “annalistas” matando a la historia! ;Qué dirfan! © sus padres espirituales? Con tal de que sus sombras callen, se les ensalza con frenes{, se multiplican las coronas mortuorias, pero zno se hace eso para justificar la traicién a la herencia? Falta estudiar un eslabén esencial antes de llegar al Annales de hoy: la época braudeliana. 9 Los aftos BRAUDEL | | | | | | ' LA EXPANSION LA ECLOSION DE LAS CIENCIAS SOCIALES Cuando la segunda guerra mundial toca a su fin un mundo nuevo se erige sobre las ruinas. La historia, con sus convulsiones, trastoca una vez mas la conciencia hist6rica de Occidente. La nueva situaci6n se asemeja ala posterior al periodo 1914-1918, pero cada elemento est llevado a su paroxismo. Asistimos a una ampliacién de cada uno de los fenémenos ya observados en los afios veinte. El declive de la Europa occidental es ain mas manifesto y la suerte del mundo, que se juega sucesivamenteen ‘Teheran, Yalta y Postdam, estd en manos fundamentalmente de americanos yy soviéticos. La reconstruccién de Europa, de ahora en adelante, pasa por Nueva York con el plan Marshall, o por Moscd; Europa est sujeta. Su preponderancia, ya dafiada entre 1914-1918, se hunde amediados del siglo XX El signo ms evidente de ese profundo cambio se encuentra inscrito «enel proceso de descolonizacién, cuya potencia socava las antiguas bases imperiales. Se pretende cubrir el imperio con la hermosa palabra Uni6n; sta se disgrega pieza a pieza a causa de la lucha de los pueblos de Arica y de Asia por su independencia, El discurso histdrico fundamentado sobre 1 Estado-mnacién, sobre la vocacién europea de una misién civilizadora universal, no resiste a estas nuevas evoluciones del mundo contemporéneo y la aspiracisn a una historia diferente se vuelve cada vez més apremiante. La barbarie desencadenada durante el segundo confiicto mundial habia superado todo lo imaginable. Al recoger los cadaveres dejados por la Alemania nazi, se descubre el horror de sus atrocidades, la dimension de'sus crimenes contra la humanidad, el exterminio de seis millones de judios. Esta barbarie perpetrada por una sociedad tan avanzada como la alemana destruye las certidumbres acerca: del sentido de Ia historia, la marcha hacia adelante de la humanidad, hacia un estado de civilizacién siempre en progreso. La capacidad de destruccién desatada que revelan 99 Fuancos Bosse los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki refuerzan ain més la inquietud ante el porvenir: gpodrd la raz6n triunfar contra la barbarie? Nada hay mas inseguro al final de estos desastres. El otro dato nuevo de la postguerra es la formidable revolucién tecnolégica. El crecimiento esté a las puertas, después de la larga purga vivida durante cuatro aitos. “Los treinta gloriosos” van a transformar la economia y la sociedad no séio de Europa o de los dos grandes, sino de todoel tercer mundo, puesto que la economia se mundializa, se ramifica, superando las fronteras, los pueblos y las civilizaciones més diversas con tal de imponer su propia racionalidad. Ante esta nueva situacién, la ne- cosidad de nuevas categorias de anzlisis que permita aprehender mejor las evoluciones en curso se hace sentir en historia. La mundializacién no s6lo de la economia, sino también de la comunicaciGn, de la informacion entre los hombres de diversos continentes, hace necesaria una reorien- tacién del discurso hist6rico que lo adapte a una nueva consciencia del tiempo historico. Resulta de estas transformaciones un fenémeno de echazo de una historia estrechamente nacional y una aproximacin a Jas otras ciencias sociales. Este fendmeno es evidente un poco en todas partes, tanto en los Estados Unidos como en la Unién Sovietica; por ello, enun contexto tal la ruptura epistemologica levada a cabo pot Annales en 1929, prefiguracion de futuras evoluciones, estaba destinada a conocer un éxito en expansién. Al salir dela guerra, la revista cambia bajo el impulso de las nuevas interpelaciones de la postguerra. Toma por titulo Avinales: economies, société, civilisations. La desaparicin del téxmino historia evoca Ja preocupacién por ir més alld enel proyecto de aproximacién a las otras ciencias sociales. Lucien Febvre evoca esta adaptacién necesaria alas aspira- on, 1980, p66, ‘Unstom en wncaas el conjunto del universo social y modela los marcos del pensamiento. La segunda generacién de Anncles, que todavia es encabezada por Lucien Febvre, eligié una parte de su herencia. Privilegia lo econémico en de. trimento de otras vias exploradas: la historia cultural, el estudio de lag ‘mentalidades, la psicohistoria, todos estos Ambitos se rechazan, alo largo de este periodo, en beneficio de los estudios espectficamente econdmices Este economicismo explica por qué un investigador como Philippe Ariss, iniciador det estudio del universo mental, ha permanecido solo y aislado, Su Histoire des populations francaiss et de leurs attitudes devant la vie, que data de 1948, ha sido del todo ignorada. Una estadistica dela Revue historique? muestra eémo los trabajos de historia econémica y social representan, en el ambito de la historia modema y contempordnea en 1961, el 41% del total de las tesis y el 40% de las tesinas. Una preponderancia tal de lo fconémico revela el éxito de las tesis “annalistes” anteriores ala guerra, La pregunta se desplaza, pues, desde un estudio de los fendmenos de Ia crisis ~‘problematica surgida de la crisis de 1929-, como son los trabajos de Emest Labrousse, a una interrogacién sobre el crecimiento econdmi, coy el impulso de las fuerzas productivas. Se concentra en el periado modemo -siglo XVI al XVIt~y deja a un lado la sociedad contempordnea como campo de estudio, asi como la Antigtiedad, las cuales se edaptan mala la aplicacién, durante un largo periodo, de métodos cuantitativos y de series estadisticas. Esta historia “annalista” abandona, pues, el terreno reivindicado con firmeza por la primera generacidn: el del mundo con. fempordneo. Estandarte de la época historica de Annales, esta historia eco. ‘nOmica tuvo su momento de gloria hasta los afos sesenta con el progres delaestadistica y de la cuantificacidn. En este momento fue correlativa de tra disciplina en expansién: la demografia. En 1946, en la revista Popu. lation, Jean Meuvret puso en relaci6n las crisis de subsistencia y las crisis demogréficas en el Antiguo Régimen. Ademds, la demografia se dota de una capacidad y de una metodologia y eficacia nuevas con Louis Henry ‘Toda una generacién de historiadores de la escuela de Annales se lanzard al asalto de las mercuriales de los precios y de los registros parroqutales, contabilizandlo, estableciendo curvas y ciclos. Lawerie demogréfica, asf como la serie dle 10s precios, se convierten en el credo del discurso de Anmales de los aftos cineuenta. Es el gran momento de las monogratias regionales. Robert Boutruche leyo su tesis sobre la sociedad de Busdeos Gurante Ia guerra de los Cien Afios en 1947; Georges Duby ley6 la suya sobre el Maconnais en los siglos XI y Xil en 1953; Pierre Goubert sobre el Beauvaisis de 1600 a 1730 en 1960, el mismo afio de la tesis de Paul Bois, SL SCHNEIDER y Ph, VIGIER, Revue historigue, 196, p. 40. JL HEN Une riches dmograpigu ech es ete parca, 1953; Des reise pissin 8 a histoie dea population, UE, 1956,

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