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Alma Corrupta
Recuerdos. De las personas que fuimos, de las cosas que antes fueron y que hoy ya no son.
Los caminos elegidos, senderos recorridos a pie descalzo, las imgenes, los colores; el fro
y el calor que han desaparecido. El odio. Sed de venganza. Las palabras cariosas. Las
promesas del corazn, los lazos rotos y que slo parecen estarlo. Vida y muerte, el ayer, la
persistencia de la memoria. Nuestra historia compartida.

Saludos, Ilustres Prtores! escuch el Ejecutor que alguien vociferaba desde el centro
del tribunal. Era el Prtor General, lder del Tribunal Supremo, la mxima instancia de
justicia dentro de la organizacin, y que slo se invocaba para casos de relevancia nacional,
como asesinatos de altos mandos, traiciones y las stasis.
Est seguro de querer participar? le pregunt la muchacha a su lado. Era una
jovencita menuda, algo bajita de estatura, de aspecto dulce. Tena el pelo largo y liso, negro,
algo despeinada por el ajetreo de la oficina. Su rostro era algo redondeado, con las mejillas
sonrosadas, y detrs de unas gafas negras y cuadradas, se vislumbraban dos ojos obscuros
pero incandescentes. Sobre su regazo descansando estaban una enorme cantidad de folios, y
le entreg un fajo a su superior.
Ya estamos aqu, Edecn sonri el Ejecutor por sobre la tristeza. Servira de algo
el arrepentirme ahora? Ayudara en eso a nuestra lucha? Por el cargo con el que me

invistieron ayer, y ms importante an, por mi conciencia, mi responsabilidad es el


quedarme aqu y soportar. Pero esto no se aplica a ti, Pequea Fidelidad.
Hace cuatro aos acept trabajar con usted. Estos cuatro otoos han sido ingratos en
gran medida, pero aunque no me hayan subido ni un escudo el sueldo, sigo creyendo en el
camino que ha tomado, y le seguir acompaando

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