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Desde
nio me ensearon a ser catlico, pero de adolescente la idea de Dios me hizo
corto circuito en la cabeza. Puedo pensar en un ser supremo que maquin el
mundo, pero nunca he podido comprender cmo es que a ese ser supremo le
interesa mi existencia tanto que me ama, me apapacha por las noches y
escucha mis oraciones. Adems, la nocin de Dios me parece terrorfica. No
puedo soportar la idea de un ser supremo que me conozca por completo, no
slo el timeline de mi vida, sino mis pensamientos ocultos, las veces que
deseo a la mujer del prjimo o las ocasiones en las que les deseo el mal a mis
semejantes. La idea es terrorfica. como aquel aforismo nietzscheano: "Si
hubiera dioses, como podra yo soportar no ser un dios?". Si existe, Dios
siempre lo he pensado como una entidad que te vigila, el Big Brother supremo
que invent la libertad para que no le echaran la culpa de todo este mundo
desastroso.
La religin no me parece sobrevalorada, respeto las creencias de todos e
incluso s que algunas personas son mejores personas por la religin
profesada, pero tambin s que algunas otras son peores personas. Eso
procede de la enorme gama de seres humanos que abarca el catolicismo y
hace que la ruina de la iglesia no est slo en la iglesia, sino en sus fieles, en
esos que son pobres y rezan, en esos que son ricos y donan, en las
contradicciones de su universalidad que permiten la ignorancia del pueblo
mientras dejan la sabidura a un nicho privilegiado. La ruina de la iglesia est
en la educacin desinformada. Pero eso no tiene nada que ver con Dios, sino
con un nihilismo y con una depresin que corre en las venas del s. XXI: el
hombre se ve a s mismo como un virus, una enfermedad que debe ser
erradicada del planeta, ha perdido el centro del universo y no sabe qu hacer
de su existencia, ya no se permite ser superior, ya no se piensa como dueo del