el padre y el hijo cuyos ángulos interiores suman el espíritu santo.
Las formaciones económicas sociales son
87, a saber norte, sur, este y oeste.
El dogmatismo metafísico presupone
la existencia de sólo un sol. (Sin embargo*, a orillas del Eufrates era desconocido hasta ese entonces). Las relaciones de producción se daban al revés!
Cuando supo esto Stalin
le dio hipo tuvieron que decirle “Trosky está de vuelta en Siberia” para que se le quitara.
(Estudio sobre el modo de
producción hexagonal. Londres 1984) *el modo de producción que se daba.
Hemos adolecido algún tiempo de la necesaria mirada para seguir avanzando.
Hemos sido adolescentes. Hoy nos podemos cada vez más jóvenes, aunque como personas estemos cada vez más viejas. Así como el ideario que trajo ese barbudo del amor hace dos mil años justificó la Santa Inquisición (se torturaba hasta la muerte para salvaguardar el amor entre los seres humanos), las ideas de Marx y Engels que abrían una ventana enorme para el debate de las ciencias humanas se transformaron en el dogma que tapiaba esa ventana. La vulgarización del marxismo, contra la cual tanto luchó Vladimir y miles de revolucionarios consecuentes, se fue transformando en la Ciencia Oficial. Así, esa ventana quedó tapiada y con una fotografía del paisaje pegada en sus ladrillos pero con el real paisaje tras ella. Hay que abrir esa ventana para comenzar a entender, por ejemplo, entre otras cosas, la lucha de la mitad de la humanidad contra un forma de opresión mediante la cual nos favorecemos la otra mitad de la humanidad. Seguir abordando la opresión de la mujer como una forma de opresión subordinada al conflicto de clases y por tanto una tarea a ser enfrentada “the day after” del triunfo de la revolución, es no entender nada sobre ese problema y tratar de poner un ladrillo más para tapiar la ventana. No creo que decenas de años de permanente exégesis del marxismo las vayamos a abandonar por un mero acto volitivo. Pensar esto sería lo más anti-científico, por decir lo menos. Pero hay que tener la voluntad de cambio. Chorizos de citas y citas y citas cada vez “más pertinentes”, lejos de reflejar una metodología científica, sólo cumplen la misión de dejar en claro la supuesta erudición del articulista o, peor aun, la “argumentación irrefutable” de que Lenin lo dijo. Lenin jamás pudo citar a Lenin. Marx jamás pudo invocar textos marxistas para desarrollar y defender sus tesis. Durante mi exilio en Londres más de alguna vez pensé recorriendo Highgate o King´s Cross que podría encontrarme con Carlos, con Federico, con Vladimir, fantaseaba con la posibilidad de tomarme una cerveza en algún pub con alguno de ellos para conversar. En todo caso estaba seguro que me hubiese sentido más en confianza para plantear alguna locura conversando con los CLASICOS que con tanto viejo que andaba tras los “compañeros con inquietudes” manual en ristre. En fin, este libro es mirar de nuevo a través de la ventana. Por un hoyito hecho con esfuerzo. Agrandar el agujero, mirar de nuevo el paisaje, mirarnos nosotros mismos, terminar con la arterioscleorosis. Conversar con Carlos, con Federico, con Vladimir, con rosa, con Clara, con José Carlos, con Antonio, con todos y todas es ir recuperando la ventana.