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Lectio Divina de los Evangelios: Para el año Litúrgico 2023-2024
Lectio Divina de los Evangelios: Para el año Litúrgico 2023-2024
Lectio Divina de los Evangelios: Para el año Litúrgico 2023-2024
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Lectio Divina de los Evangelios: Para el año Litúrgico 2023-2024

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Lectio Divina de los Evangelios (para el año litúrgico 2023-2024) lleva al lector a través del proceso tradicional de la lectio divina, con lectura, meditación, oración y contemplación, enfocándose en el Evangelio de cada domingo y fiesta mayor.

Para cada Evangelio se ofrece una guía única que ayuda a explorar los textos sagrados con mayor atención y a permitir que la Palabra penetre más profundamente en la mente y la imaginación. La lectio divina de cada semana incluye un espacio para escribir sus reflexiones, pensamientos y oraciones.

El libro acompaña al lector a lo largo de un año de oración con los Evangelios de los domingos y fiestas mayores, comenzando con el primer domingo de Adviento, el 3 de diciembre de 2023, hasta la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, el domingo 24 de noviembre de 2024.

Esta guía para la oración de la lectio divina puede ser utilizada para la meditación personal, como instrumento para la oración en familia y para la reflexión en pequeños grupos parroquiales sobre el Evangelio del domingo.
LanguageEspañol
PublisherBookBaby
Release dateNov 17, 2023
ISBN9781639670895
Lectio Divina de los Evangelios: Para el año Litúrgico 2023-2024

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    Lectio Divina de los Evangelios - USCCB

    3 de diciembre 2023

    Lectio Divina para la Primera Semana de Adviento

    Empecemos nuestra oración:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

    Despierta, Señor, tu poder

    y ven con gran fuerza en nuestra ayuda,

    para que, lo que nuestros pecados habían impedido,

    lo apresure la gracia de tu benignidad.

    Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

    que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

    y es Dios por los siglos de los siglos.

    (Oración colecta, Jueves de la I semana de Adviento)

    Lectura (Lectio)

    Lee la siguiente Escritura dos o tres veces.

    Marcos 13, 33-37

    En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Velen y estén preparados, porque no saben cuándo llegará el momento. Así como un hombre que se va de viaje, deja su casa y encomienda a cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada. No vaya a suceder que llegue de repente y los halle durmiendo. Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta.

    Meditación (Meditatio)

    Después de la lectura, toma unos momentos para reflexionar en silencio acerca de una o más de las siguientes preguntas:

    •¿Cuál palabra o palabras en este pasaje captaron tu atención?

    •¿Qué parte en este pasaje te consoló?

    •¿Qué parte en este pasaje te desafió?

    Si practicas la lectio divina como familia o en un grupo, luego del tiempo de reflexión, invita a los participantes a compartir sus respuestas.

    Oración (Oratio)

    Lee el pasaje de la Escritura una vez más. Dale al Señor la alabanza, petición y acción de gracias que la Palabra te ha inspirado.

    Contemplación (Contemplatio)

    Lee nuevamente el pasaje de la Escritura, seguida de esta reflexión:

    ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida me pide el Señor?

    Cada quien lo que debe hacer. ¿A qué obra me está llamando Dios hoy? ¿Cómo puedo ser de mayor servicio a mis hermanos?

    Así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa. ¿Cómo puedo estar más atento a la presencia de Dios en mi vida? ¿Cómo puedo preparar mi corazón para recibir a Cristo esta Navidad?

    Lo que les digo a ustedes, lo digo para todos: permanezcan alerta. ¿Cómo puedo ayudar a otros a encontrarse con Cristo? ¿Cuáles son algunos modos en que puedo compartir mi fe?

    Después de unos momentos de reflexión en silencio, todos recen la Oración del Señor y la siguiente:

    Oración final:

    Escúchanos, pastor de Israel,

    tú, que estás rodeado de querubines,

    despierta tu poder y ven a salvarnos.

    Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos:

    mira tu viña y visítala,

    protege la cepa plantada por tu mano,

    el renuevo que tú mismo cultivaste.

    Que tu diestra defienda al que elegiste,

    al hombre que has fortalecido.

    Ya no nos alejaremos de ti;

    consérvanos la vida y alabaremos tu poder.

    (Del Salmo 79)

    Vivir la Palabra esta semana

    ¿Cómo puedo convertir mi vida en un don de caridad para los demás?

    Reserva tiempo para la oración y el servicio como prioridad en tu horario.

    8 de diciembre 2023

    Lectio Divina para la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María

    Empecemos nuestra oración:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

    Dios nuestro,

    que por la Inmaculada Concepción de la Virgen María

    preparaste una digna morada para tu Hijo

    y, en previsión de la muerte redentora de Cristo,

    la preservaste de toda mancha de pecado,

    concédenos que, por su intercesión, nosotros también,

    purificados de todas nuestras culpas, lleguemos hasta ti.

    Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,

    que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

    y es Dios por los siglos de los siglos.

    (Oración colecta, Solemnidad de la Inmaculada Concepción)

    Lectura (Lectio)

    Lee la siguiente Escritura dos o tres veces.

    Lucas 1, 26-38

    En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba María.

    Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.

    El ángel le dijo: No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin.

    María le dijo entonces al ángel: ¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen? El ángel le contestó: El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios. María contestó: Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. Y el ángel se retiró de su presencia.

    Meditación (Meditatio)

    Después de la lectura, toma unos momentos para reflexionar en silencio acerca de una o más de las siguientes preguntas:

    •¿Cuál palabra o palabras en este pasaje captaron tu atención?

    •¿Qué parte en este pasaje te consoló?

    •¿Qué parte en este pasaje te desafió?

    Si practicas la lectio divina como familia o en un grupo, luego del tiempo de reflexión, invita a los participantes a compartir sus respuestas.

    Oración (Oratio)

    Lee el pasaje de la Escritura una vez más. Dale al Señor la alabanza, petición y acción de gracias que la Palabra te ha inspirado.

    Contemplación (Contemplatio)

    Lee nuevamente el pasaje de la Escritura, seguida de esta reflexión:

    ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida me pide el Señor?

    No temas. ¿Qué temas o asuntos en mi vida me producen temor? ¿Cómo me ayuda mi fe en Dios a lidiar con esos temores?

    Has hallado gracia ante Dios. ¿Cómo he experimentado el favor de Dios en mi vida? ¿Cómo puedo expresar mi gratitud por los dones de Dios?

    No hay nada imposible para Dios. ¿Cuándo he sentido el poder de Dios en mi vida? ¿Cómo puedo crecer en mi confianza de la Divina Providencia de Dios?

    Después de unos momentos de reflexión en silencio, todos recen la Oración del Señor y la siguiente:

    Oración final:

    Cantemos al Señor un canto nuevo,

    pues ha hecho maravillas:

    Su diestra y su santo brazo

    le han dado la victoria.

    El Señor ha dado a conocer su victoria

    y ha revelado a las naciones su justicia.

    Una vez más ha demostrado Dios

    su amor y su lealtad hacia Israel.

    La tierra entera ha contemplado

    la victoria de nuestro Dios.

    Que todos los pueblos y naciones

    aclamen con júbilo al Señor.

    (Del Salmo 97)

    Vivir la Palabra esta semana

    ¿Cómo puedo convertir mi vida en un don de caridad para los demás?

    Reza una década del Rosario (por lo menos).

    10 de diciembre 2023

    Lectio Divina para la Segunda Semana de Adviento

    Empecemos nuestra oración:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

    Te rogamos, Dios todopoderoso,

    que brille en nuestros corazones el resplandor de tu gloria,

    para que, disipada toda oscuridad de la noche,

    la venida de tu Unigénito ponga de manifiesto

    que somos hijos de la luz.

    Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

    y es Dios por los siglos de los siglos.

    (Oración colecta, Sábado de la II semana de Adviento)

    Lectura (Lectio)

    Lee la siguiente Escritura dos o tres veces.

    Marcos 1, 1-8

    Éste es el principio del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. En el libro del profeta Isaías está escrito:

    He aquí que yo envío a mi mensajero delante de ti,

    a preparar tu camino.

    Voz del que clama en el desierto:

    "Preparen el camino del Señor,

    enderecen sus senderos".

    En cumplimiento de esto, apareció en el desierto Juan el Bautista predicando un bautismo de arrepentimiento, para el perdón de los pecados. A él acudían de toda la comarca de Judea y muchos habitantes de Jerusalén; reconocían sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

    Juan usaba un vestido de pelo de camello, ceñido con un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Proclamaba: Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo, uno ante quien no merezco ni siquiera inclinarme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado a ustedes con agua, pero él los bautizará con el Espíritu Santo.

    Meditación (Meditatio)

    Después de la lectura, toma unos momentos para reflexionar en silencio acerca de una o más de las siguientes preguntas:

    •¿Cuál palabra o palabras en este pasaje captaron tu atención?

    •¿Qué parte en este pasaje te consoló?

    •¿Qué parte en este pasaje te desafió?

    Si practicas la lectio divina como familia o en un grupo, luego del tiempo de reflexión, invita a los participantes a compartir sus respuestas.

    Oración (Oratio)

    Lee el pasaje de la Escritura una vez más. Dale al Señor la alabanza, petición y acción de gracias que la Palabra te ha inspirado.

    Contemplación (Contemplatio)

    Lee nuevamente el pasaje de la Escritura, seguida de esta reflexión:

    ¿Qué conversión de la mente, del corazón y de la vida me pide el Señor?

    Yo envío a mi mensajero delante de ti. ¿Cómo aprendo sobre mi fe? ¿Cómo reflejan mis acciones lo que creo?

    Ya viene detrás de mí uno que es más poderoso que yo. ¿Cómo he visto o sentido el poder de Dios? ¿Cómo puedo ayudar a preparar el camino del Señor?

    Él los bautizará con el Espíritu Santo. ¿Qué dones del Espíritu estoy llamado a compartir? ¿Qué dones del Espíritu debo cultivar?

    Después de unos momentos de reflexión en silencio, todos recen la Oración del Señor y la siguiente:

    Oración final:

    Escucharé las palabras del Señor,

    palabras de paz para su pueblo santo.

    Está ya cerca nuestra salvación

    y la gloria del Señor habitará en la tierra.

    La misericordia y la fidelidad se encontraron,

    la justicia y la paz se besaron,

    la fidelidad brotó en la tierra,

    y la justicia vino del cielo.

    Cuando el Señor nos muestre su bondad,

    nuestra tierra producirá su fruto.

    La justicia le abrirá camino al Señor

    e irá siguiendo sus pisadas.

    (Del Salmo 84)

    Vivir la Palabra esta semana

    ¿Cómo puedo convertir mi vida en un don de caridad para los demás?

    Recuerda tu bautismo orando y reflexionando sobre el Credo de los Apóstoles.

    17 de diciembre 2023

    Lectio Divina para la Tercera Semana de Adviento

    Empecemos nuestra oración:

    En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

    Dios todopoderoso, que tu gracia

    nos disponga y nos siga ayudando siempre,

    para que quienes aguardamos

    con anhelo en nuestro corazón

    la venida de tu Unigénito,

    consigamos tu auxilio para nuestra vida presente y futura.

    Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo

    y es Dios por los siglos de los siglos.

    (Oración colecta, Viernes de la III semana de Adviento)

    Lectura (Lectio)

    Lee la siguiente Escritura dos o tres veces.

    Juan 1, 6-8. 19-28

    Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.

    Éste es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle: ¿Quién eres tú? Él reconoció y no negó quién era. Él afirmó: Yo no soy el Mesías. De nuevo le preguntaron: ¿Quién eres, pues? ¿Eres Elías? Él les respondió: No lo soy. ¿Eres el profeta? Respondió: No. Le dijeron: Entonces dinos quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Juan les contestó: Yo soy la voz que grita en el desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta Isaías.

    Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le preguntaron: Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de

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