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38 — FERNANDO DIAZ INFANTE principal objetivo ganar cautivos para offendarlos en sactificio, De mayor importancia fue el interés por crear tuna hegemonfa entre los pueblos. Para alcanzar tan altos objetivos, se llev6 a los hom- tres a sentir Ia necesidad de corresponder y cumplir con los preceptos dictados por sus dirigentes, tener gran cla- ridad de pensamiento sobre sus valores espirituales y materiales, y fortalecer su confianza para cumplir con su destin mistico-guerrero, Este pensamiento cristaliza ‘en base a la moral. El humanismo emprendido iba en la ‘isqueda de su “rostro y corazén”, que significa “Ia per- sonalidad” bien cimentada y libre de dudas y miedos en su desarrollo. Forjar un espiritu popular de tal magnitud requeria de Ja educacién y, por ello, esa tarea tuvo primacia. Con tales fines se cred la Tlacahuapahualiztli, una tabla de valores y leyes, “el arte de educar a los hombres”. TLACAHUAPAHUALIZTLI “Arte de criar y educar a los hombres” | conocimicnto que trasmiten los hombres es un bien comtin del grupo étnico, ¢s memoria y destino en cuanto a que Ia ensefianza de una experiencia se torna permanente para conservar un estilo de vida y heredar las mejores realizaciones de la sociedad. ‘Si Jos nahnas hubieran dialogado con los griegos del clasicismo, mostrarian cuén grande y profunda fue su preocupacién por la educacién. En ambos pueblos se considera a Ia educacién como el medio que trasmite de fen generacién los logros conseguides por la Mas no por ello se restringe a la inmutabilidad, ues, més bien, es el constante tamiz de evaluacién que corrige y modifica tanto la conducta como las técnicas, a fin de que el ser humano alcance su perfeccién. Hay, sin ‘embargo, valores estables, vilidos a través del tiempo, y son éstos los que se trasmiten. Educar es el acto de hacer poseer a los hombres ta gran herencia de sus antepasa- 40 FERNANDO DIAZ INFANTE dos, formar su mentatidad hacia la comprensién de los valores, ensefarlo a utilizarlos, levarlo a la madurez sensible € intelectual y aproximaslo a su perfeccions- miento. ‘Dos son las técnicas que se aplican en ello, la del mo- delaje de los hibitos y 1a ejerctacién del juicio. Ast, el nilfio se hace selectivo, se depura, st temiza, distingue las distintas alternativas y sabe elegir lo que més le coavie~ ne, Jo que corresponde a la més alta dignidad hurnana. ‘Sabré obtener la experiencia de sus antepasados, llegar hasta el punto donde ellos andaron, y andar su propio camino. ze ‘Le6n Portilla sugiere que muy bien se podria escribir tun libro sobre el “estilo” en que los mexicas educaron @ sus hijos, en base a ese enfoque que la Paidcia griega rmostré a las culturas del mundo occidental. La tlacahua- pahualiztli “el arte de criat 0 educar a los hombres”, 0 su equivalente, la Zxtla machiliztli, “sabiduria que se tras~ ‘mite 2 10s rostros ajenos”, esté a la altura de los mejores sistemas pedag6gicos, ya que cumple con todas las nor- ‘mas que se necesitan para un claro y noble desarrollo del individuo y, por consiguiente, de la comunidad. In- corpora a los seres humanos a la vida y les imprime los cobjetivos supremos de la sociedad.” Con este sistema los conocimientos eran trasmitidos en forma ligada y pertinente a los momentos cotidianos. Por Jo tanto, 1a educacién era activa ¢ integral, porque no se limitaba a ta instruccin o capacitacién parcial de algéin tema, sino que ere multidisciplinatia 2 fin de comprender fen su totalidad las miltiples necesidades de un hombre para resolver su vida, La ensefianza tenia como propésito fundamental for- mar la personalidad del individuo, 1a cual en lengua né- LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 41 hhuatl se expresaba por medio de un difrasismo poético: in ixtli, in yollot, “alcanzar el rostro y el corazén”, es decis: conformar la personalidad. Se apreciaba que aquel que no tuviera fundamentos carecia de rostro, y que quel que no tuviera corazén en movimiento nada podria hacer 0 lograr. Habia hombres ancianos, elegidos por sabiduria, a quienes se les hacia cargo de orientar, de ayudar a los nifios a tener una identidad propia: El que hace sabios los rostros ajenos, ‘hace a los otros tomar una cara, los hace desarrolarla... Pone un espejo delante de los otros, los hace cuerdos, culdadosos, ‘hace que en ellos aparezca una cara. .. Gracias a # 44 gente humaniza su querer y recibe una estricta ensehanza. La secuencia educativa de hombres y mujeres, desde lactantes, nifios, jovencitos y adultos, conclufa s6lo cu do ya estaban maduros, conscientes, responsables, duefios de una forma honesta y creativa de vivir, con una per- fecta ubicacién en su familia, en la sociedad, en el uni- verso. Eran entonces conocedores de su interioridad colégica, y estaban en armonia con los buencs sentimien- tos alojados en su corazén. La Tlacahuapahualiztii no se limitaba a fa capacitacién de un oficio o de un arte, sino a Ia ensefianza de los valores morales y éticos de la co- munidad. bien les ensefiaban el cultivo, también les infundian 1 amor por la tierra, la gratitud a’los dioses de los Man- tenimientos, el gusto por el trabajo, el deseo de compar- tir el sustento con los suyos, con los cercanos y con los 42— FERNANDO DIAZ INFANTE. necesitados. Las técnicas del cultivo encerraban un gran respeto por la naturaleza. Y sia una mujer se le ense- abe a confeecionar el abrgo, le incrementaban también ¢l culto a los dioses del hilado y culto a la belleza, a las cosas bien hechas, al esfuerzo nunca indtil y siempre consecutor. : En toda actividad se les inculcaba un gran seotido de la familia y del grupo humano, porque un rostro y un corazén no andaban solos en el mundo, sino cerca, a un lado o enfrente de muchos otros rostros y muchos otros ‘orazones. ‘El aprender a mar a los dioses significaba comprender ue ellos eran responsables de la muerte y de las flo- res. Que ellos eran Ia dualidad, ta unién de los contrastes, {que eran causa del dolor y de la delicia, de to blanco y de lo negro, del dia y de 1a noche. Dentro de las actividades sexuales, se les daba a co- nocer como grandiosa esa capacidad de reproducirse que tanto aminoraba Ia tristeza de ser entes transitorios. La sexualidad era una virtud cuando se empleaba para la “siembra de hombres en la tierra”. ‘Las mexicas aprendieron cuél era uno de sus mayores ‘motives de existencia, aquel que era “su verdad” mas preciada: la de mantener en movimiento al sol y a las estrellas. Esa responsabilidad legaria a enajenarlos y f- nalmente los llevaria, en la Conquista, a defender con a muerte su dltima esperanza. LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 43 ‘Técnicas Educativas La educacin preverbal Mucho conocieron del lenguaje interior, ése que en si- lencio expresa los més profundos pensamientos. La mira- da, Ins manos, el calor del cuerpo funcionaron siempre entre ellos como comunicacién. Por medio de un gesto los padres podian aprobar o desaprobar una actitud de sus hijos. Era preciso primero mostrar que la educacién significaba carifio, y para ello no fueron necesarias las palabras. El gesto, aun cuando fuera de reproche, aflora- ba cargado de afecto. Las madres, al amamantar a sus bebés, manejaban ese impulso por dar lo mejor de si mismas, y el pequefio, tomando esa leche amorosa de 10s senos célidos, conocia Ia proteccién plena y registraba que de ese ser lleno de amor, todo cuanto de él proce- diera, seria benéfico para él. Bien sabian los antiguos mexicanos que si primero no sembraban en los hijos ta seguridad del afecto, ao serfan escuchados, ni atendidos cuando emplearan la palabra para educarlos. El consejo y la persuasién En el libro VI del Cédice Florentino, a lo largo de 43 capitulos* los informentes indigenas de Sahagiin aclaran los valores de la filosofia, teologia, moral y retérica pro- pias de los antiguos mexicanos. Aqui, Ix ensefianza ex clara, precisa, convincente. En ello estriba su funcio- nalidad. La forma en que los sabios indigenas hablaban, es una 44 FERNANDO DIAZ INFANTE muestra valiosa de Jos certetos que eran los métodos de censefianza, basados en el consejo, en el convencimiento y la persuasién, Promovian sentencias sabias, “verdade- tas", y tenfan la paciencia suficiente para dejar al apren- diz recorrer todo el camino necesario para su entendi miento. El método cra esencialmente nemotéenico: el mensaje se repite una y otra vez, reforzdndose, para que- dar mejor registrado én la memoria, Es importante notar que las ensefianzas morales que z dicta una sociedad y que el nifio recibe a través det con- sejo de los padres, forma en la mente del receptor una instancia psicol6gica llamada super-yo e ideal del yo, que le dice, como voz interior de su conciencia, todo aquello que debe hacer moralmente en bien de s{ mismo y de la comunidad, Pero €s requisito indispensable para que ese super-yo se integre y funcione correctamente en la mente fntaest pet heya uel: viewpatia eit: ebeorsingeante Tlezolteot; diose comedora ¥ el receptor. El nifio debe querer a se consejero, de lo de inmundicias sexuales. contrario esa mente en formacién, por un instinto de a ao contradiccién, de defensa contra el que odia, cometerd actos contrarios a los que se le aconseja. EI carifio con isp Siveqs mgbttncds torpadres ye mndertor Cabaret Obediencia a los padres que inducen ocinjes; dra guranete: para’ een" Obeectton sentimientos de culpa Los tiernos afectos de los padres, la entrega que se des- Aaqué estés mi hijita, mi collar de piedmas finas, mi ia : impli i lumaje de queta, mi hechura humana, ls nacida de seaktail desea Sane ‘mi, Tti eres mi sangre, mi color, en ti esté mi imagen. deuda y, cuando desobedece, cl padre reclama fijindole Ahora recibe, escucha: vienes, has nacido, te ha en- oe oo = adoutada ig viado a la tierra ef Seiior Nuestro, el Dueho del cerca 5 ei ritglactiews eoonuaeee ne del janto, el hacedor de la gente, el inventor de los isfacci ems ates 3 4s te 40 como una satisfcclindeleto, sino como, apertura de necesidades y deberes que requicren de. efuetos 46— FERNANDO DIAZ INFANTE ‘Asi convencian mediante el sentimiento de cul Od otra tristeza y angustia mia, que me aflige a ta ‘media noche, cuando me levanio a orar y @ hacer penitencia: mi corazén piensa diversas cosas y anda Subiendo y descendiendo, como quien sube a los mon- tes y desciende a las vailes, ite ninguno de vosotros ime dais contento, ninguno de vosotros me satisface. La culpa por et pecade ‘Todas las transgresiones morales de tipo agresivo 0 se- xxval Jograban subsanarse por medio de un rito de con- fesién llasnado Neyolmelahualizl, “accion de enderezat tos corazones”. Este se levaba a cabo frente a Tiazolteot!, a Diosa Comedora de tnmundicias. En este acto, la diosa era benévola, comfa todas aquellas oxcuridades, ‘suciedades y vicios que empobrecian cl espiritu del con- fesante, Despojado de sus lacras, adquiria de nuevo su pureza. En eh Cédice Florentino esté desctito este rito de ex- piacién y ensefianza: 1 Provocacién de Tlazolteot! a los excesos sexuales. Es lla misma quien provoca el polvo y la basura, las ‘obras Iujuriosas. Es ella quien las incendia; Tlazolteot! fas inflama, 2. El hombre va a enderezar Jo torcide de ss cora76n, se ‘va a confesar, segiin lo entendieron los primeros frai- les: Se lamaba devoradora de inmundicias, pues di- ‘een que ante su rostro se decia, frente a ella se narra~ ‘ban todas las acciones torcidas, por més espantosas que éstas fueran, por més depravadas. Nada se es condia por vergiienza, todo en su cara se acaraba, st texplicaba; era la accién de enderezar los corazones. LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 47 3 Por mediacién de Tlansiteatl queda enderezado corazén del hombre, queda perdonado: . Y solamente ella los descargaba, ella aliviaba su enfermedad, ella los lavaba, los baaba, de sus manos brotaban tas sguas, las de color verde, las de color amarillo ‘si aliviaban sus cargos, ast curaban sus enfermedades frente a ella se hacia la accién de conocer el corazén a accién de enderezar el corazén.™ Correccién de la conducta por medio de premios y castigos Los lazos més arcaicos con que han contado los hombres, para lograr la armonia y la tranquilidad social, son las Practicas de ciertas costumbres que se repiten muchas veces y por muchos afios, hasta que se convierten en institiciones”. En base a éstas, la sociedad, encabezada por los padres de familia, se convierte en juez supremo de los actos. Por lo tanto, cualquier transgresién a la norma es castigada, asi como los aciertos son premiados. A los nifios aztecas, dese pequeiios, si su. comporta- miento era bueno se les gratificaba con carifio, comida y regalos. El premio en los mayores era aquel que viene inherente a la virtud misma: la satisfaccién moral, el placer de estar en lo correcto, Y como esto alegraba a los doses, se garantizaba asi el premio mayor al que podi aspirar el ser humano: la vida péstuma, més allé de Tlalticpac, Ia tierra, en 1a morada de los dioses. Aqui esté lo que has de obrar y hacer: ‘en reserva, encierro y caja al irse nos lo dejaron tos viejos, 48 — FERNANDO DIAZ INFANTE amaclet, Premio a los nifos de tres aos, Cédice Mendocino. Castigo a los niios de once aios. Cédice Mendocino, 50 — FERNANDO DIAZ INFANTE tos de cabellos blancos, los de cara arrugata suesiros antepasados. ‘no Vinieron a ser soberbias, no vinieron a andar buscando ansia, .no vinieron a tener voracidad, Jueron tales {que se les estimé sobre la tierra Hegaron at grado de dguilas y tigres®* La soberbia instil era cestigada por el ridiculo, Un error de éstos merecia la burla, En estos casos la risa significaba el sefialamiento @ la vanalidad, al equivoco, y la risa de familiares y compaferos herfa el honor de aquellos que habian cometido Ia falta. Para toda transgresién existian también castigos fisicos, utilizando las espinas de maguey para punzar la carne, el humo del chile tostado que dafaba a los ojos, azotes, cércel, y muerte por le expiacién de una falta que resul- tara irreparable. Educacién con técnicas mégicas Dicen tos informantes de! Cédice Florentino en un discur- so que esto le hacian a su tlatoani: Por ventura ti tienes cuyeado de las cosas adversas, y espantables que on de venir, que no las vyeron, pero temyeron los antiguos, ¥ antepasados nuestros, tienes cuenta 0 cuydado, con los eclipses de sol, o con los semblores de la tierra, 0 COn las tempestades de la mar, © con tos rompimientcs de los montes, tienes por ven- tura cuydado de ta angustia, que se siente cuando vye- non diversas tribulaciones. 5° De esa angustia ante lo adverso incontenible surge la ‘magia, e! dinémico pensimiento que acumulz fuerzas LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 51 cemergidas de las creencias para procurar salvacién, 0 al ‘menos tolerancia, y que el futuro, lejano y desconocido, muestre su rostro a los hombres del presente, a fin de que no sean sorprendidos por desgracias. Con la magia el hombre aprende a disminuir su am siedad. En ella se anida la irrealidad, lo contradiciorio, lo bello y lo aterrador, Io que parece inaccesible, Con la fantasia mégica, que es ta fusién del deseo con €1 acto consumado, el hombre teje una trama para supe- rar los conflictos provocados por sus instintos de vida y muerte, herencia biolégica que marca la naturaleza hu- ‘mana contradictoria, EI pensamiento mégico esté presente en las activida- des del hombre, en las que existe la duda, inseguridad, contradiccién 0 conflicto, Se expresa en forma aislads 0 integrada a complejos mecanismos mentales, de los que suscitan doctrinas, ideologias, religions © psicopato- logias. ‘La magia ocupa un lugar especial en la evolucién det pensamiento, y se presenta siempre opuesta a 10 racional y objetivo. Se puede manifestar en todos los momentos ‘de la vida cofidiana en que se cuestiona el bienestar o el dolor; en el suefo, en las ensofiaciones, en los mitos obse- sivos de duda y supersticién; la magia aparece adosada ‘2 principios politicos, morales © religiosos. Floreciendo en la mente infantil 0 en la del hombre primitvo. EI pueblo azteca estaba edueadlo dentro de un contexto en el que ta magia tenfa gran repercusin. Todos. los actos y ferémenos eran suceptibles de ser controlados por la supersticién y de los poderes migicos. En su misma religién, cvyo furdamento es ta fe, la creencia sin dis- cusién en la veracidad de los dogmas, tiene en su haber esa “estrategia del animismo” que cs la magia. A través 52 FERNANDO DIAZ INFANTE de ella se dan las transfiguraciones: el sacerdote se ata- vvia de dios y se convierte en el dios que representa; cade hombre tiene su nahual, un alter ego, un animal, y los sacerdotes, asi como los dioses, pueden transformarse en su nahual por voluntad y en ef momento deseado; el jade atrae al agua, asf como el cascabel de la serpiente; em- plumarse, vestir penachos, espiritualiza; enmascararse es adquirir otros rostros, otras personalidades, otros pode- res; cl fuego permanente en el hogar atrae al dios Viejo, la deidad ancestral que mediante cllo protege la casa; bajo este fuego es enterrada Ia placenta para que después del parto la mujer quede protegida. Podemos enumerar ‘muchos ejemplos que son elementos del pensamiento mé- ‘rico mexica. Destaca, sin embargo, la ofrenda de la sangre humana 1 los dioses para el mantenimiento del orden césmico, a través del cual el hombre habia conseguido jugar un pe- pel importante en el mantenimiento de la vida del uni- ‘verso, Asi, la vida misma, la sangre y los bienes terrenos estaban en funcién del pensamiento mégico-religioso al que colectivamente se entregaban como algo cotidiang de su mistica. Es dificil discernir hasta qué punto la fantasia era una mentira, porque se encontraba demasiado arraigada a la realidad; de ahi el término de realismo magico, lo real maravilloso, lo insélito cotidiano, dualidades plenamente rmanejauas por este pueblo. La ilusién estaba cargada de fuerza de voluntad para alcanzar lo que se pretendia. En tal voluntad desmosurada existe la egolatria, el delirio por la omnipotencia. Y de elfo mismo se despliega el olor més grande, rl de enfrentarse a un mundo que fustra constantemente sus anhelos inseintivos de tar 0 de odio. LA EDUCACION DE LOS AZTECAS—53 La magia fue una de las posibilidades que tuvieron los ‘aziecas pata expresar con la fantasia sus anhelos de amor © destruccién, de ubicarse en el cosmos, y su esmero por ‘rascender a la muerte, Todos los actos, desde el nacimiento, estaban acompa- fiados por ritos magicos, contribuyendo asi a formar al- unas de las principales instituciones de convivencia so- cial, como fiestas y ceremonias, mismas que disminvfan su angustia colectiva frente a los misterios de la natura- leza; sin embargo, por otro iado, eran muy realistas en Ja forma de organizarse para la produccién, en la tecno- logia, en 185 técticas de combate, en su adaptacién al ‘medio ambiente. Supieron, mediante el conocimiento ar- monizar con la naturaleza, y entender sus propias carac- teristicas humanas. Quizé fue ese realismo el que con- tribuyé a que se distinguiera de las demés culturas mesoamericanas Aprendizaje por identificacién Para procurarles a los hijos pequetios una clara identidad sexual, la madre mantenia cerca de ella a la nifia, a fin de que ésta pudiera constantemente observar todo lo que concierne a Ia mujer; asimismo, lo hacfa el padre con el varén. El deseo de semejanza era estimulado: los queha- ceres se hacfan con gusto para que los nifios experimen- taran cierto goce en ellos; se les mostraba lo importante que era desempefiar el papel correspondiente al sexo den- {ro do la sociedad; se exaltaban los valores de Ia femi- neidad y de la virilidad, distinguiéndolos perfectamente unos de otros. De esta manera la nifia gustabs ser mujer y el nif en set varén, y trataban de ascmejarse a los ‘modelos. Mucha conciencia tenian los padres acerea de ‘54—FERNANDO DIAZ INFANTE X Oficios ile padres a hijos. Cdice Mendocino LA EDUCACION DE 1.08 AZTECAS— 55 ia importancia del paradigma y por ello cuidaban de su propia imagen. EI proceso natural del complejo de Edipo era enten- ide por los padres, los cuales descargaban su afecto para faciar esa necesidad infantil de ser sobreprotegido. Extendian los celos de los pequefios, y para sanarlos de clios cimentaban bien su amor dindoles toda la seguridad requetida, La superacién de este complejo era la clave para que los nifios pudieran definir su identidad psico- sexual." ‘La cultura mexica o azteca es un ejemplo para el mun- do de ia capacidad de afecto y consideracién que los padres tenfan para los pequefios y, por lo tanto, de su aptitud para definir su papel en la sociedad. La educacién en los temples La educacién especializada mas importante se llevaba a cabo desde los seis afios hasta los doce. Los padres in- temaban a sus hijos en ef Tepochcali (si querian ser gue- rreros), 0 en el Calmecac si iban a dedicarse a las cien~ cias. En este mismo recinto habia un anexo destinado ppara Jas nifias, a quienes se les impartia una educacién fundamentalmente moral y se las preparaba a fin de que ppudieran cumplir con todas sus obligaciones dentro del matrimonio, Dice el padre Acosta: Ninguna cosa mas me ha admirado, mds digna de ala- banza, que el cuidado y orden que en criar a sus hijos tenian los mexicanos. Porque entendiendo bien que en Ja crianza e institucién de la nifiez y juventud consiste toda la buena esperanza de ta reptiblica, dieron en aportar a sus hijos de regalo y libertad que son dos partes de aquella edad y en ocuparlos en ejercicios rovechosos y honestos.** Soustelle observa: Es admirable que en esa época y en ese continente, un ‘pueblo indigena de América haya practicado la edu- ‘caciin obligatoria para todes y que no hubiera un ssolo nifio mexicano del siglo xv1,"* cuuiguiera que juese su origen social, que estuviera privaio de escuela. Realmente grande fue el afin de educar, porque el co- tocer, el saber era el sustantivo mismo de la vida. Para cuando el nifo legaba 2 la escuela especializada ya tenfa ondrimiento de muchas cosas que los padres Je habfan ensefado. Se entendia que el vivir no era otra cosa que el efercicio de aprender. EI hombre nacta para forjar su : LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 57 entendimiento del universo, para comprender la obra cereada por los dioses, para probar la creacién que surge de Ia voluntad del hombre. Todos eran educados, porque Ja ignorancia era concebida como algo vergonzoso, mas atin, doloroso, que debia ser evitado. Las vocaciones eran consideradas como dones de los dioses, ya se trafan des- de el nacer, y por ello se consultaban los oréculos. Los ims diestros, los més capaces, los més voluntariosos te- nan atencién especial por parte de sus padres y maes- tos. Asi también los que eran hijos de nobles, porque ‘eran mayores sus responsabilidades. Le6n Portilla analiza asi este siltimo aspecto:" Puede afirmarse que los Calmecac eran centros don- de los sabios 0 tlamatinimes comunicaban to mds ele- vado de la cultura néhuatl, Por esto no es de extranar que de ordinario estuvieran en ellos los hijos de los reyes, nobles y gente rica. Pero no que no habla un exclusivismo de clase, Io prueba, entre otras, el test- ‘monio de los informanies de Sahagin: “Los jefes, tos nobles y ademds otros buenos padres y madres toma- ban a sus hijos y los prometian al Calmecac; también todes cuanto asi to querian.* La educacion en el Tepochcalli Dice Sahagin:*” 1 En naciendo una criatura ego los padres y ma- ddres hacian voto y ofrecian la criatura a la casa de los idolos, que se llama Colmecac 0 Tepochcalti 2 Era la intencién de los padres ofrecer la criatura 1 la casa de los tdolos que se lama Calmecac para ‘58 FERNANDO DIAZ INFANTE El Tepochealli Cédice Mendocino. LA EDUCACION DE LOS AZTECAS—59 que fuese ministro de los idolos, viniendo a edad per- fecta, 3 Y si ofrectan la criatura a la casa del Tepochcalli, era su intencién que alli se criase con los otros man- cebos para servicio del pueblo y para tas cosas de la guerra. 4 Aqui os ha traido nuestro seitor, creador del cit y de la tierra; os hacemos saber que nuestro sefior fue ‘servido de hacernos merced de damos una criatura, ‘como una joya 0 pluma rica, que nos fue nacida; por ventura se criard y vivird: y es vardn, no conviene que Je mostremos oficio de mujer, teniéndale en casa. 5 Por lo tanto os te damos por vuestro hijo, y os le ‘encargamos porque tentis cargo de criar a los mucha- ches y mancebos, mostréndoles las costumbres, para ‘que sean hombres valientes, y para que sirvan a los dioses Tlaltecuhtli y Tonatiuh, que son ls tierra y el sol (y para que sirvan} en la pelea, y por esto ofrect- mosle al sefior dios todopoderoso Yéotl 0 por otro nombre Titlacéuan © Tezcatlipoca. 6 Por ventura se criaré y viviré complaciendo a dios, entraré a ta casa de penitencia y det loro que se lama Tepochcalli [y] desde ahora os le entregamos para que ‘more en aquella casa donde se crian y salen hombres valientes. Sahagiin describe con detalle todos los ritos que en ese templo mandaban a hacer a los nifios y j6venes para templar su fisico y su cardcter ¢ incrementar su habilidad en las artes guerre 60 — FERNANDO DIAZ INFANTE 1. En entrando en la casa del tepochcalli el muchacho débante cargo de barrer y limpiar la casa y poner lum- bre, y hacer los servicios de pentencia a que se obli- aba. 2. Era costumbre que a la puesta del sol todos los ‘mancebos iban a bailar y danzar a la casa que se la- ‘maba cuicacalco, cada noche, y el muchacho también danzaba con los otros mancebos; 3 -y llegando a los quince afios y siendo ya mancebi- lo, levdbanle consigo los mancebos al monte, a traer 1a leha, que era necesaria para la casa del tepochcalli -y euicacalco, y cargdbante al mancebo un lefo grueso ‘0 dos, para probar y ver si ya tenta la habllidad para Hevarle a ta pelea. 4. siendo ya hébil para ta pelea, levébanle y car- sébanle las rodelas, para que las Uevase a cuestas: y siestaba ya bien criado, y sabta las buenas costumbres ¥ ejercicios a que estaba obligado, elegtanle para maes- tro de los mancebos, que se lama tiachcauh; 5. y si era ya hombre valiente y diestro, elegfante para regir a todos los mancebos y para castigarlos, y enton- cces se lamaba tepocktlato; 6 y si ya era hombre valiente, y si en la guerra habia ‘cautivado cuatro enemigos, elegianle y nombrébanle Hlacatecatl, o tlacocheélcatl, 0 quauhtalato, los cuales regian y gobernaban al pueblo. 7 O elegianle por achcauhtli, que era como ahora al- ‘guacil, y tenia vara gorda y prendia a los delincuentes ¥y los ponia en la cércel. LA EDUCACION DE LOS AZTECAS— 61 8 De esta manera iban subiendo de grado en grado los mancebos que alli se criaban, y eran muy muchos los que se criaban en las casas del tepochcalll, porque cada parroquia tenia quince o diez casas de tepochealli. 9 ¥ la vida que tenfan no era muy éspera, y dormian todos juntos cada uno apartado del otro, en cada casa del tepochcalli, y castigaban al que no iba a dormir en estas casas, y comian en sus casas propias. 10 Iban todos juntos a trabajar donde quiera que te- nian obra, a hacer barro, 0 paredes, o maizal, 0 zanja, (0 acequia. Para hacer estos trabajos iban todos juntos, no se repartian, 0 iban todos juntos a tomar y traer (efia a cuestas de los montes, que era necesaria para la casa de cuicacalco y tepochcalli; y cuando hacian algu- na obra de trabajo, cesaban del trabajo un poco antes de la puesta del sol. 11 Entonces ibanse a sus casas y bahdbanse, y unté- banse con tinta todo el cuerpo, pero no la cara; luego onianse sus mantas y sariales, y los hombres valien- tes pontanse unos sartales de caracoles mariscos que se aman chipolli, o sartales de oro, y en lugar de peinarse escarrapuzdbanse los cabellos hacia arriba Para parecer espantables, y en la cara ponian ciertas rayas con tinta y margarita, y en los agujeros de las ‘orejas pontanse unas turquesas que se llaman xiuhna- chili, y en la cabeza pontanse unas plumas blancas ‘como penachos; 12. vestlanse con las mantas de maguey que se ama chaleéyatl, las cuales eran tejidas de hilo de ma- ‘suey torcido, no eran tupidas sino flojas y ralas a ‘manera de red y pontan unos caracoles mariscos sem- 62 FERNANDO DIAZ INFANTE brados y atados por las mantas; y los principales ves- tianse con las mismas mantas, pero los caracoles eran de oro; 13 ¥ los hombres valientes que se lamaban quaqua- cchictin tratan atados a las mantas unos ovillos grandes de algodén; y tenian costumbre cada dia, a la pues- ta del sol, [que] pontan lumbre en la casa de cuica- ccalco los mancebos, y comenzaban a bailar y danzar todos, hasta pasada la media noche; 14 y no traian otras mantas sino aquellas mantas que se llaman chalcadyai! que andaban casi desnudos; y después de haber bailado todos iban a las casas de tepochcalli.a dormir, en cada barrio, y ast lo hactan cada noche; y les que eran amancebados tbanse a dormir con sus amigas. El tepochcalli era, pues, Ia escuela para los guerreros. Cada barrio tenia su propio templo, que consagrado a Huitsilopochtli fortalecia el carécter’ de los jOvenes abf ‘congregados. Ahi aprendian a labrar la tierra y se adics- trabat en el manejo de la macana, el lanzadardos y el arco, Coménmente hacfan grandes simulacros de guerra. Los ¢ercicios y disciplinas para obtener mayor resisten- cia fica estaban basados en la tolerancia al clima (exce- sos dé calor 0 frio). Efectuaban carreras de entrenamien- to en las que no sélo la velocidad era importante, sino también la agilidad y sutileza para correr sin hacer ruido para sorprender al enemigo. Efectuaban trampas para obteser cautivos, y sabian enfrentarse cuerpo a cuerpo cen el campo de batalla. En este templo pedag6gico habia tres categorfas:* la primera era tiacach, a la que pertenecfan los alumnos LA EDUCACION DE Los AZTECAS—63 reciéa ingresados; Ia segunda, telpuchilat, para el jefe de intros tees, dace, parse dete de Las dignidades militares s6lo se conquistaban mediante hhazaias heroicas. La captura de reciutas enemigos mere, cia el ascenso a la categoria de oficial del ejército. Y aque! que lograba aprender a un jefe enemigo adquitia Ja dignidad de Caballero Tigre, Otomidl; y el que hacia prisioneros a tres jefes, la de Caballero Aguila 0 Cuauhil. La educacién en el Calmecac Este nombre se descompone en calli “casa” y mecac “eordén 0 ikea". Los eco eben xo Jomo al nados en sus fachadas i ato ado or una larga hilera de ‘Aqui Ia seleceién era mucho més estricta. Predomi- naba la clase de los pipiltino nobles y, excepcionalmente, tenian acceso j6venes de la clase inferior de gran sensi, idad e inteligencia, para el aprendizaje de las ciencias Aéenicas y humanisticas. Este grupo selecto era preparade para las alts actividades estatales. Cubrian distinos as. Pectos en lo que se refiere a reign, historia, pinta, Imisica, derecho, astrologia y un lenguaje muy’ refinado, exclusive de nobles y sabios. En una érea entrabay 1uchos Aijos de artesanos, quienes aspiraban a la calidad de tltecayotl, “artista”. Todo cuanto hacian ‘con set ‘manos Jo debian hacer “con el corazén endiosado”, por ell, hasta las obras més pequefas eran Bellas y pores, tas. Ahi era donde “hacian mentr al barto”, es decir ie aban forma, lo hacian parecer algo, semejarse a alguien; abt le daban voluntad a la piedra, la grababan, la cecal” Pian; af trabajaban la pluma haciendo de escudos y pe. 64— FERNANDO DIAZ INFANTE nachos la misma imagen del esplendor de la belleza; abt pulfan la obsidiana y el jade. Sus manos eran tébiles y sutiles y por medio de ellas imprimfan sus emociones y nobles pensamientos. Ahi se hacfan constructores. Aque- los dedicados a las ciencias pasaban por severas disci- plinas. Domaban su orgullo y tenfan la grandeza de los hhumildes, Recogian la comida que les era arrojada al suelo y podian a la vez mirar al universo sin inquietarse, sin temor, con conocimiento del tiempo que por & fluye y el cual crea el movimiento de la vida y la muerte. Abt ‘3 aptendia a conocer los atributos dé los dioses, sus ‘esferas de acci6n, sus voluntades divinas. Abt se dialo- gaba con los dioses para conocer sus deseos ¢ imposi- cciones. Se llevaba vida monéstica, se ejercia penitencia, se modelaba el propio coraz6n. Abf se hacfan suaves y fuertes como el viento; impenetrables como Ia noche yy transparentes como el dia; sabios y sencillos. Con todo detalle cuenta Sahagiin oémo era el arte de educar en el Calmecac y c6mo se ingresaba en él:\° Los sefiores o principales, o viejos ancianos, ofrectan ‘sus hijos a la casa que se lamaba Calmecac. Era su intencidn que alli se criasen para que fuesen ministros de los idolos, porque decian que en la casa de Calme- ‘cac habia buenas costumbres, y doctrinas y elercicios, y dspera y casta vida, y no habia cosa de desverglien- ‘as, ni represién, ni afrenta ninguna de tas costumbres {que alli usaban los ministros de los idolos, que se cria- ban en aquella casa. Seftor o principal o rico, cualquiera que tenta hacien- da, cuando ofrecia a su hijo hacia y guisaba muy bue~ ‘na comida y convidaba a los sacerdotes y minisiros de los idolos que criaban los muchachos de esta manera: LA EDUCACION DE LOS AZTECAS—¢s ‘Ah, sefiores sacerdotes y ministros de nuestros dioses, ‘habéis tomado trabajo de venir agus, a nuestra casa, ‘5 trajo nuestro sefior todopoderoso, Os hacemos sa- ber que nuestro sefor fue servido de hacernos merced de darnos una criatura, como una j¢ya 0 pluma rica ‘que nos fue dada; si mereciéremos que este muchacho se rte y viva, y [como] es varén, no conviene que te ‘mostremos oficio de mujer teniéndolo en casa; por tanto, os le damos por vuestro hijo y os le encarga- ‘mos y ahora al presente ofrecémosle al sefior Quetzal- céatl, 0 otro nombre Tilpotonqui, para entrar en la casa de Calmecac, que es la casa de penitencia y légri- ‘mas donde se crlan los sefores nobles, porque en este lugar se merecen los tesoros de dios, orando y ha- ciendo penitencia con Idgrimas y gemidos, y pidiendo a dios que les haga misericordia y merced de darles riqueza>. Y las sacerdotes y ministros de los Idolos respondian 4 los padres del muchacho de esta manera.

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