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San Rafael Arnáiz

Solo Dios...
La ciencia de la Cruz

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cerme a mí misma. He terminado una carrera, sigo es-
tudiando y trabajando. Pero el cambio verdadero, y el
que de verdad me ha llenado y me hace feliz es contar
a Dios entre mis amigos y llevar una vida religiosa.
Antes de mi accidente, con 19 años, rezaba "lo justo"
y casi siempre por alguna necesidad concreta, de
forma muy breve y sin ir a Misa. Yo entonces vivía muy
deprisa "no podía perder un minuto". Después de mi
accidente, tengo en mi mente una zona blanca de más
de 8 años donde no me acuerdo de nada. Durante este
tiempo, mis padres y el P. Fernando Arnáiz Barón,
hermano del Beato Rafael, me fueron enseñando a
rezar de nuevo y a hablar con Dios. Para llegar aquí he
tenido que ser como Santo Tomás (ver para creer).
Después de pasar lo que he pasado, ¡cualquiera no
cree! Yo animo a todos a que creáis en Dios y, por
supuesto, a que os encomendéis al hermano Rafael
para todo en vuestra vida, porque él os ayudará a ser
amigos de Dios". (Palencia 20, Julio, 2001.)

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moviese. El parte médico del día 15 dice textual- Í N D I C E
mente: “Dan su cerebro como perdido. No a la nueva
intervención quirúrgica. Clínicamente muerta.”
Las piruetas de los nabos pág. 5
Su madre no pierde la esperanza y pide al P. Al-
berico, del Monasterio de San Isidro de Dueñas, una Biografía: ¿realmente necesaria? 11

reliquia del Hno. Rafael. Entregó la reliquia a una Síntesis cronológica de su vida 15
enfermera, quien la prendió en la almohada de la pa- Cartas, escritos y diarios 17
ciente. Al mismo tiempo la madre comenzó a rezar con Información sobre la “Trapa” y los Trapenses 19
gran fervor la novena del Hno. Rafael. Sobre la contemplación (San Bernardo abad) 21
Es concretamente en estos días cuando comienza VIDA Y MENSAJE 23
una mejoría gradual y progresiva de la enferma, como Primera visita a la Trapa 26
se pudo comprobar en el "Diario Clínico" del Hospital: Segunda visita a la Trapa 29
"Entró en coma de grado IV y, a consecuencia de la Rafael decide ingresar como novicio 31
angiografía cerebral, se constató la trombosis del se- Primer ingreso en el monasterio 37
no longitudinal superior, lo que explicaba el edema Primera salida del monasterio 45
cerebral y el agravamiento clínico, a pesar de la inter- Apología del trapense (manuscrito) 60
vención realizada. Después de unos diez días empezó Sobre el mundo 61
la lenta recuperación”. Añoranzas del monasterio 63
Dicho de otra manera el "trombo", imposible de
Injustificas que generan odio y oscuridad 64
eliminar con una operación quirúrgica, había desapare-
El santo silencio de la contemplación 65
cido completamente sin intervención humana alguna.
El poder de la oración 66
Esto hizo que la paciente mejorase progresivamente,
Dios en todos y en todo 68
con una recuperación neurológica y funcional total.
Demasiada sensibilidad 70
Salió de la U.V.I., fue trasladada a planta y, poste-
I. Diversos escritos y testimonios 71
riormente, a su casa.
En la actualidad la joven no presenta la más míni- Mi cuaderno 110
ma "secuela" física ni neurológica del trauma sufrido y Soledad 113
disfruta plenamente de todas sus facultades. El Señor me lo dio..., el Señor me lo quitó 121
Simplicidad y sencillez 127
Mª Carme testimonia: "Desde el 5 de Julio de
1982 mi vida ha cambiado tanto que me cuesta recono-
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CURACIÓN DE Mª CARMEN
Mi cielo en la tierra 128 ARGÜELLES MERINO
Fiat 122
Carmen Argüelles
Escritos sueltos 130
nació en Palencia
II. Diversos escritos y testimonios 143
en 1963. El día 5
Testimonios
de Julio de 1982
Dios y mi alma (manuscrito). Intercalados
salía de casa acom-
diversos testimonios 149
pañada por una
Testimonios 189
amiga suya. Cuando
Epílogo: Integridad, por Thomas Merton 197
se encontraban an-
Galería fotográfica 200
te un paso de pea-
Relato de los milagros reconocidos para la tones, una excava-
canonización 204
dora colisionó contra el semáforo, provocando su caída
sobre la cabeza de la joven Carmen. Llevada a un
centro hospitalario de Palencia y dada la gravedad del
caso se acuerda su es traslado urgente a Valladolid.
Después de realizarla un TAC, el resultado fue de
edema bilateral intenso. Llevada al quirófano se le
extrajo un edema y una esquirla, quedando un trozo de
hueso metido en el cerebro. Queda ingresada en la
NOTA DEL AUTOR U.V.I. Cuatro días después presenta una midríasis
persistente con empeoramiento clínico. En el TAC,
Si sueles ser perezoso para acercarte a este aparecen lesiones y edema cerebral intenso. Se le
tipo de lecturas, te invito a que leas sólo el si- hace una angiografía en la que se observa una
guiente texto. trombosis. Su estado empeora y entra en coma severo.
Después de hacerlo, por favor, reflexiona bre- El medico que la atiendía anunció al padre que era
vemente sobre tus sensaciones. imposible una nueva intervención para extraerle el
Y tú dirás... "trombo" y que ya no había esperanzas. El Director de
la U.V.I. afirmó que la paciente moriría en cuanto se la
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estado, consiguió ingerir algún alimento. Cada día pro-
gresaba un poco más e iba moviendo mejor las extre-
midades a pesar de que aún le era imposible ponerse
en pie. El tiempo fue pasando hasta que llegó el mo-
mento de recibir el alta en Reanimación. Las enfer-
meras le acercaron en silla de ruedas a la incubadora
donde se hallaba su hija, y al verla lloró de alegría.
Poco a poco fueron quitando más cables: el oxí-
geno, la sonda, el suero, de modo que ya podía ali- Las piruetas de los nabos
mentarse por sí misma. Siguieron haciéndole infinidad
de pruebas y análisis, y el resultado era siempre po-
sitivo y estable: su cuerpo y sus órganos habían esta- 12 de diciembre de 1936 (25 años)
do paralizados y ahora todo funcionaba bien: era un Monasterio trapense de San Isidro de Dueñas
hecho absolutamente milagroso desde el punto de (Palencia)
vista médico.
El 25 de enero de 2001 le comunicaron que le Las tres de la tarde de un día lluvioso del mes de
daban definitivamente de alta. Su respuesta fue: diciembre. Es la hora del trabajo. Como hoy es sá-
"¡Señor gracias, me voy a casa!". Y todo ha ido tan
bado y hace mucho frío, no se sale al campo. Vamos a
bien que tanto la madre como su hija han quedado
trabajar a un almacén donde se limpian lentejas, se
libres de secuela alguna, gracias a Dios y al Beato
pelan patatas, se trituran berzas, etc. El día está
Rafael.
triste, unas nubes muy feas, un viento fuerte, algunas
gotas de agua que caen de mala gana y, dominándolo
todo, un frío digno del país y de la época.
Lo cierto es que, aparte del frío que noto en mis
helados pies y mis refrigeradas manos, todo esto se
puede decir que casi me lo imagino, pues apenas he
mirado a la ventana.
La tarde que hoy padezco es turbia, y turbio me
parece todo. Me abruma el silencio, y parece que unos

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diablillos, están empeñados en hacerme rabiar con una estaba sana y bien, pero que respecto a su hija no ha-
cosa que yo llamo recuerdos... bía esperanza. Había tenido una subida de tensión
Paciencia y esperar. altísima llamada "eclampsia" y no creían que el corazón
En mis manos han puesto una navaja y delante de aguantara. Se añadió a esto un fallo hepático y hemo-
mí un cesto con una especie de zanahorias blancas muy rragias internas por lo cual la ingresaron en Reanima-
grandes, que resultan ser nabos. Yo nunca los había ción, manifestándosele un "Síndrome de Hellp" (fallo
visto al natural, tan enormes y tan fríos. ¡Qué le va- multiorgánico). Nada más despertar de la anestesia,
mos a hacer!, no hay más remedio que pelarlos. El Begoña volvió a quedar inconsciente.
tiempo pasa lento, y mi navaja también, entre la cor- En este momento álgido de la gravedad, su mejor
teza y la carne de los nabos que estoy dejando linda- amiga comenzó a rezar por ella, y a pedir al Hermano
mente pelados. Rafael por su salvación. Mientras tanto, la salud de
Los diablillos me siguen dando guerra. ¡Que haya Begoña empeoraba y tuvieron que operarla por se-
yo dejado mi casa para venir aquí con este frío a mon- gunda vez. El momento más crítico se produce a las 48
dar estos bichos tan feos!! Verdaderamente es algo horas siguientes a esta operación, con pronóstico
ridículo esto de pelar nabos, con esta seriedad de fatal y con mortalidad esperada del cien por cien. El
magistrado de luto. cuadro médico resultaba aún más negativo a causa de
Un demonio pequeñito y muy sutil, se me escurre las hemorragias internas, a las que acompañaron varios
muy adentro, y de suaves maneras me recuerda mi ca- infartos cerebrales. Finalmente le dio una "distress
sa, mis padres y hermanos, mi libertad, que he dejado respiratoria", por lo que tuvieron que entubar a la
para encerrarme aquí en el monasterio entre len- enferma. Llamaron a la familia y les dijeron que ya era
tejas, patatas, berzas y nabos. imposible que siguiera con vida, que era cuestión de
horas y que ya no contasen con ella. Le administraron
El día está triste. No miro a la ventana, pero lo
la Unción de los enfermos.
adivino. Mis manos están coloradas, como los diabli-
Por entonces, una de sus amigas, Josefina Gonzá-
llos; mis pies ateridos. ¿Y el alma? Señor, quizás el
lez, visitó el Monasterio de San Bernardo en Burgos, y
alma sufriendo un poco. Pero no importa, refugiémonos
pidió a las monjas que oraran por Begoña encomen-
en el silencio.
dándoselo al Hermano Rafael y "¡sólo al Hermano
Transcurre el tiempo con mis pensamientos, los
Rafael!”.
nabos y el frío, cuando de repente y veloz como el
El 6 de enero, fiesta de la Epifanía, Begoña des-
viento, una luz potente penetra en mi alma. Una luz
pertó inesperadamente con la consiguiente sorpresa y
divina, cosa de un momento. Alguien me dice: ¿qué es-
alegría de todos, a pesar de estar entubada. En este
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tracciones, se le presentaron vómitos, diarreas y un tás haciendo? ¿Que qué estoy haciendo? ¡¡Virgen San-
insoportable dolor de vientre, por lo que tuvieron que ta, qué pregunta!! Pelar nabos, ¡pelar nabos! ¿Para
llamar a una ambulancia, pues los síntomas no eran los qué? Y el corazón, dando un brinco, contesta medio
propios de un parto normal. alocado: pelo nabos por amor..., por amor a Jesucristo.
Fue conducida a la "Clínica Belén", donde el mé- Ya nada puedo contar que claramente se pueda
dico de urgencias le pronosticó equivocadamente una entender, pero sí diré que allá adentro, muy adentro
del alma, una paz muy grande vino en lugar de la tur-
bación que antes tenía; sólo sé decir que en el mundo
se pueden hacer de las más pequeñas acciones de la
vida, actos de amor a Dios; que cerrar o abrir un ojo
hecho en su nombre nos puede hacer ganar el cielo.
Que pelar unos nabos por verdadero amor a Dios le
puede dar a Él tanta gloria y a nosotros tantos méri-
Fotografía de
Begoña León, tos como la conquista de las Indias; pensar que sólo
sanada milagro- por su misericordia tengo la enorme suerte de pade-
samente de una cer algo por Él, es algo que llena de tal modo el alma
situación de de alegría que si en aquellos momentos me hubiera
deshaucio médico,
dejado llevar de mis impulsos interiores, hubiera co-
por la intercesión
del Beato Rafael menzado a tirar nabos a diestro y siniestro, tratando
Arnáiz. de hacer comunicar a las pobres raíces de la tierra, la
alegría del corazón. Hubiera hecho verdaderas fili-
granas con los nabos, la navaja y el mandil.
Me reía a «moco tendido» (quizás por el frío) de
los diablillos rojos que, asustados de mi cambio, se
escondian entre los sacos de garbanzos y en un cesto
de repollos.
gastroenteritis. Avisado el médico titular, vio que
¿De qué me puedo quejar? ¿Por qué entristecerse
había sufrimiento fetal, por lo que pasó directamente
de lo que es sólo motivo de alegría? ¿A qué más puede
al quirófano donde le hicieron la cesárea. Una vez
aspirar un alma que a sufrir un poco por un Dios cru-
terminada, el cirujano se presentó ante la familia y di-
cificado?
jo al padre de Begoña que había nacido una niña y que
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Nada somos y nada valemos; tan pronto nos aho- La personalidad de Rafael no presenta caracte-
gamos en la tentación, como volamos consolados al más rísticas especiales o llamativas. Se trata de un joven
pequeño toque del amor divino. culto, inteligente, con un agudo y fino sentido del hu-
Cuando comenzó el trabajo, nubes de tristeza cu- mor, dotado con grandes cualidades para el dibujo y la
brían el cielo. El alma sufría de verse en la cruz; todo pintura, notablemente piadoso y con cierta tendencia
le pesaba: la Regla, el trabajo, el silencio, la falta de a una fe contemplativa e íntima.
luz de un día triste, gris y frío. El mundo, tan lejos, Todos estos detalles son reales, evidentes y co-
tan lejos, y yo mientras tanto, pelando mis nabos sin nocidos.
pensar en Dios. Pero observando con detenimiento los testimonios
Pero todo pasa, incluso la tentación. Ha pasado el de personas cercanas a Rafael y las sinceras confe-
tiempo, ya llegó el descanso, ya se hizo la luz, ya no siones del propio santo (a pesar de que, incompren-
me importa si el día está frío, si hay nubes, si hay siblemente, algunos biógrafos intenten disimularlo), es
viento o si hay sol. Lo que me interesa es pelar mis na- de reconocer que el muchacho poseía una sensibilidad
bos, tranquilo, feliz y contento, mirando a la Virgen y afectiva un tanto descontrolada (vamos, de los que
bendiciendo a Dios. quieren caer bien a todo el mundo y no soportan ser
¿Qué importa la pena de un momento, el sufrir un mínimamente relegados), y era también algo capricho-
instante? Lo que sé decir es que no hay dolor que no so, antojadizo y derrochador; amante de los buenos
tenga compensación en ésta o en la otra vida y que, en restaurantes, de la ropa cara y de los automóviles más
realidad, para ganar el cielo se nos pide muy poco. modernos. Lo que para entendernos, hoy definiríamos
Aquí en una Trapa, quizás sea más fácil que en el mun- llanamente como un “niño de papá” o un “pijo”, y, ade-
do, pero no es por el tipo de vida, pues en el mundo se más, fumador empedernido.
tienen los mismos medios de acercarse a Dios. Es muy conveniente conocer estos detalles de la
El hombre es el mismo aquí que allí; su capacidad personalidad de Rafael para comprender y valorar la
para sufrir y para amar es la misma; porque donde obra que Dios va a realizar en él.
quiera que vaya, llevará cruz.
Sepamos aprovechar el tiempo. Sepamos amar esa
bendita cruz que el Señor pone en nuestro camino, sea
cual sea, fuere como fuere.
Aprovechemos esas cosas pequeñas de la vida dia-
ria y vulgar. No hacen falta grandes cosas para ser

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santos, basta hacer grandes las cosas pequeñas. Dios
me puede hacer tan santo pelando patatas, como go-
bernando un Imperio.
Qué pena que el mundo esté tan distraído, por-
que he visto que los hombres no son malos, y que to-
dos sufren, pero no saben sufrir. Si por encima de la
frivolidad, si por encima de esa capa de falsa alegría
con la que el mundo oculta sus lágrimas, si por encima
de la ignorancia de lo que es Dios elevaran un poco los
ojos a lo alto, seguramente les ocurriría lo que al frai-
le de los nabos: muchas lágrimas se enjugarían, mu-
chas penas se endulzarían y muchas cruces se ama-
rían...
Cuando terminé el trabajo y me puse en oración a
los pies de Jesús muerto, allí a sus plantas deposité
Arriba, capilla monástica un cesto de nabos peladitos y limpios. No tenía otra
donde se venera la
tumba de San Rafael de cosa que ofrecerle, pero a Dios le basta cualquier
Arnáiz, en el Monasterio cosa entregada con el corazón entero, sean nabos,
de San Isidro de
Dueñas. sean Imperios.
A la izquierda, el pueblo La próxima vez que vuelva a pelar raíces, sean las
de Dueñas, situado muy
cerca del monasterio, que sean, aunque estén heladas, le pido a María no
del cual toma nombre. permita que se me acerquen diablillos rojos a hacerme
rabiar. En cambio, le pido que me envíe a los ángeles
del cielo para que yo pelando y ellos llevando en sus
manos el producto de mi trabajo, vayan poniendo a los
pies de la Virgen María rojas zanahorias; a los pies de
Jesús, blancos nabos, y patatas y cebollas, coles y
lechugas.
En fin, si vivo muchos años en la Trapa voy a ha-
cer del cielo una especie de mercado de hortalizas, y

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cuando el Señor me llame y me diga basta de pelar,
suelta la navaja y el mandil y ven a gozar de lo que has
hecho, cuando me vea en el cielo entre Dios y los
santos, y tanta legumbre, Señor Jesús mío, no podré
por menos que echarme a reír.
Fray Rafael

Entrada a la capilla claustral donde se encuentran


los restos mortales de San Rafael Arnáiz.

Esta es la sencilla espiritualidad del hermano


San Rafael Arnáiz. Nada de confusas demostra-
ciones teológicas, ni complicados argumentos in-
telectuales.
Sencillamente, un esclarecedor diálogo sobre
nabos helados y molestos diablillos...

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BIOGRAFÍA:
¿Realmente es necesaria...?
¿Es necesario conocer muchos detalles de la vida
de un santo? En alguna medida sí, pues es sabido que
Dos imágenes del Monasterio de San Isidro de Dueñas, en Palencia, donde nuestro Dios se manifiesta en la historia concreta de
San Rafael Arnáiz vivió como oblato en su enfermería.
cada persona.
Sin embargo, resaltar minuciosamente los aspec-
tos personales en una biografía de este tipo, creemos
que es superfluo y, además, un poco peligroso.
¿Por qué?, puede preguntarse el lector, y si no lo
hace responderemos de todas formas: porque cabe el
riesgo (por desgracia bastante habitual) de destacar
en exceso la personalidad y las presuntas virtudes del
protagonista, en detrimento de la obra que el Espíritu
Santo realiza en él.
Y los méritos, así lo entiende nuestra tradición
espiritual y también nosotros, son fundamentalmente
de Jesucristo: “...porque sólo tú eres santo, sólo tú,
Señor, sólo tú altísimo Jesucrito”.

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Esta, por supuesto, es una opinión muy personal y
muy discutible, pero como la presente obra la elabo-
ramos nosotros, nos disponemos con toda libertad a
elegir humildemente la teoría que nos parece más co-
rrecta. ¡Qué le vamos a hacer! Quien quiera conocer
más detalles, que se busque la vida... la del santo,
claro.

En todo caso, el Hno. Rafael es de esos santos


que, gracias a Dios, han dejado un testimonio personal
y directo mediante abundantes cartas y escritos ela-
borados por él mismo.
Por esa razón, tenemos la fortuna de poder acer-
carnos a su vida sin intermediarios ni interpretacio-
nes, lo cual es un alivio y una garantía de frescura y
autenticidad.

LO ESENCIAL
Muchos aspectos podrían destacarse de la vida y
de la figura del Hermano Rafael, pero a nuestro juicio
hay dos rasgos interesantes en extremo.
La gran “batalla” espiritual de su santificación
coincidió parcialmente en el tiempo con la guerra civil
española de 1936, que para nada fue ajena al tema
religioso. Ello puede ser considerado una mera casuali-
dad o, según se mire, entenderse como un hecho pleno
de valor simbólico y trascendente que dirige nuestra
atención hacia el verdadero “combate” decisivo, origen
de toda lucha y de todo rencor, que se da en lo pro-

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fundo del corazón humano entre el egoísmo y la
soberbia del hombre, y el amor y la santidad de Dios.

Por otra parte, el camino de purificación y des-


cendimiento del Hno. Rafael es realmente iluminativo
para todos nosotros.
En el inicio aparece una intensa vocación de monje
trapense, la cual entenderíamos nosotros que necesa-
riamente ha de ser bendecida y respaldada por Dios,
como no podría ser de otra forma. Sin embargo, a
pesar del entusiasmo del joven, todo son obstáculos,
pegas, problemas y dificultades para que dicha voca-
ción llegue a concretarse.
Poco a poco, el Hno. Rafael entra en un despoja-
miento físico y espiritual que le lleva al absurdo y a la
sequedad de una vida aparentemente vacía de sentido.
Pero en este desierto existencial se va perfilando la
voluntad divina para el pobre oblato. La fuerza y la
gracia de Jesucristo resucitado regenera el espíritu
del Hno. Rafael hasta hacerle entrar en el universo de
la fe y de la santidad.

Tampoco debemos olvidar que San Rafael Arnáiz


es un testigo, una prenda de salvación que Dios entre-
ga a sus contemporáneos y a las generaciones inmedia-
tamente posteriores, a fin de que, tal vez, podamos
descubrir el “modelo” de hombre que el Espíritu Santo
quiere forjar para el presente.

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Uno de los primeros signos de un santo puede ser
el hecho de que otras personas no saben qué pensar
de él. A decir verdad, no están seguras de si está loco
o si no es más que un orgulloso.
El santo puede tener inevitables dificultades para
seguir todas las normas de “perfección” en su propia
vida. Según parece, no puede conseguir que su vida
concuerde con los libros. A veces su caso es tan difícil
que ningún monasterio lo recibe. Tiene que ser recha-
zado, devuelto al mundo, como Benito José Labre, que
quiso ser trapense y cartujo y no pudo ser ni lo uno ni
lo otro. Al final vivió como vagabundo y murió en una
calle de Roma.
Sin embargo, el único santo canonizado, venerado
por la Iglesia universal, que desde la Edad Media vivió
como trapense o cartujo, es san Benito José Labre...”

El Hno. Rafael (novicio) paseando por el huerto


...y el hermano san Rafael Arnáiz -añadimos
del monasterio de San Isidro de Dueñas (Palencia),
junto a sus padres y otro familiar.
nosotros-.

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En los grandes santos coinciden la perfecta hu-
mildad y la perfecta integridad. Resulta que ambas
cosas son prácticamente lo mismo. El santo es distinto
de todos los demás, precisamente porque es humilde.
La esencia de la humildad no consiste en ser co-
mo todos los demás. Al contrario: la humildad consiste
precisamente en ser la persona que somos realmente
ante Dios; y como no hay dos personas iguales, quien
tiene la humildad de ser él mismo no será como nin- SÍNTESIS CRONOLÓGICA DE LA VIDA
guna otra persona en todo el universo. Pero esta indi-
vidualidad no se afirmará necesariamente en la super- DEL HERMANO SAN RAFAEL
ficie de la vida diaria. No será una cuestión de meras
apariencias, opiniones, gustos o modos de hacer las 1911 Nace en Burgos, el 9 de abril
cosas, sino que se encuentra en lo profundo del alma. 1922 Su familia se traslada a Oviedo
Para la persona verdaderamente humilde, las ma- 1930 Primera visita al Monasterio trapense de San
neras de ser, costumbres y hábitos comunes de los Isidro de Dueñas (Palencia)
hombres no suponen ningún conflicto. La persona hu- 1932 Ejercicios espirituales en el Monasterio de San
Isidro de Dueñas
milde, que ignora todo esto como indiferente, toma
1932 Se traslada a Madrid para cursar los estudios de
todo lo que en el mundo le ayuda a encontrar a Dios y
la Escuela Superior de Arquitectura
prescinde de lo demás. Es capaz de ver con gran cla- 1933 Durante seis meses cumple el servicio militar
ridad que lo que resulta útil para ella puede ser inútil obligatorio
para otros, y lo que ayuda a otros a ser santos, a ella 1934 15 de enero. Ingresa en el noviciado del
podría destruirla. Monasterio trapense de San Isidro de Dueñas,
donde permanece cuatro meses
No eres humilde si insistes en ser alguien que no
1934 26 de mayo. Por decisión de sus superiores y
eres. Lo cual equivale a decir que sabes mejor que
gravemente enfermo de diabetes sacarina, vuel-
Dios quién eres y quién debes ser. ¿Cómo esperas lle- ve a su casa para recuperar la salud
gar al final de tu viaje si tomas el camino que conduce 1936 11 de enero. Rafael vuelve al Monasterio en
a la ciudad de otra persona? condición de “oblato”, pues a causa de su enfer-
Has de tener, por tanto, una humildad heroica pa- medad no puede ser novicio ni emitir los votos
religiosos
ra ser tú mismo y no ser nada sino la persona que Dios
quiso que fueras.
- 198 - - 15 -
1936 29 de septiembre. Sale nuevamente del Monas- EPÍLOGO
terio junto a otros monjes jóvenes, que son lla-
mados al frente de combate a causa de la gue-
rra civil de 1936
1936 6 de diciembre. Después de haber sido declara-
do inútil total para el servicio militar por moti-
vos de salud, Rafael vuelve al Monasterio
1937 7 de febrero. Debido a las difíciles condiciones
de la vida monástica a causa de la guerra y por
el agravamiento de su enfermedad, Rafael es
mandado a su casa por los superiores INTEGRIDAD
1937 15 de diciembre. Renunciando a las comodida- de la obra “Nuevas semillas de contemplación”
des y cuidados de su casa, Rafael vuelve de
nuevo y de forma definitiva al Monasterio, don- escrita por el monje trapense Thomas Merton
de morirá en el año 1961
1938 26 de abril. A los 27 años de edad, recién
cumplidos, Rafael entrega su alma a Dios en
olor de santidad. Al día siguiente, su cuerpo fue “Muchos religiosos no son santos por una sola
inhumado en el cementerio de la comunidad razón: nunca consiguen ser ellos mismos. Nunca llegan
trapense de San Isidro de Dueñas
a ser el particular monje que Dios quiso que fueran.
1960 Se incoa el proceso de beatificación del Hno.
Rafael Pierden los años esforzándose en vano por ser
1965 Traslado de los restos mortales del Hno. Rafael otro santo. Por muchas razones absurdas, se conven-
a la tumba situada en el claustro procesional cen de que están obligados a convertirse en otra per-
del Monasterio sona que murió doscientos años antes y vivió en cir-
1989 7 de septiembre. El Hno. Rafael es declarado cunstancias totalmente ajenas a las suyas. Agotan su
VENERABLE por S. S. el Papa Juan Pablo II
mente y su cuerpo en un esfuerzo inútil por tener las
1992 27 de septiembre. Es BEATIFICADO como siervo
de Dios por el Papa Juan Pablo II experiencias o la espiritualidad de otro.
2009 11 de octubre. El Papa Benedicto XVI canoniza Las personas tienen prisa por darse importancia
en acto solemne a San Rafael Arnáiz Barón imitando lo que es popular y admirado. La prisa echa a
perder a los santos. Quieren un éxito rápido, y quie-
ren lograrlo tan apresuradamente que no se toman
tiempo para ser de verdad ellos mismos.

- 16 - - 197 -
mos, pertenecientes al Hermano Rafael, como si fue-
ran reliquias.” CARTAS, ESCRITOS Y DIARIOS
DEL HERMANO SAN RAFAEL ARNÁIZ.

“Impresiones de la Trapa”
Septiembre de 1931
En 1960 se incoa el proceso de beatificación
del Hno. Rafael. “Apología del trapense”
En 1965 se trasladan sus restos mortales a la Septiembre de 1934
tumba situada en el claustro procesional del Mo-
nasterio. “Meditacion de un trapense”
El 7 de septiembre de 1989 es declarado Vene- Año 1936
rable por S. S. el Papa Juan Pablo II.
El 27 de septiembre de 1992 es beatificado “Mi cuaderno”
como siervo de Dios por el Papa Juan Pablo II Años 1936-1937
El 11 de octubre de 2009, el Papa Benedicto
XVI canoniza en acto solemne a San Rafael Arnáiz “Dios y mi alma. Notas de conciencia”
Barón. Años 1937-1938

Además de los anteriores escritos y diarios,


se conservan varios cientos de cartas, estampas,
oraciones y poesías que el Hermano Rafael escri-
bió a su familia, parientes, amigos, autoridades
del Monasterio de san Isidro de Dueñas, etc.

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A la izquierda, una ima- todos reconocemos que ahí precisamente está cimen-
gen de Rafael Arnáiz tada su gran santidad, en haber sabido ocultar a los
frente a uno de los
cuadro que pintó. hombres el volcán de amor que ardía en su pecho.
Abajo, la habitación de la Fue siempre esmerado en el cumplimiento de sus
enfermería en el
monasterio de San Isidro obligaciones religiosas, y a todos nos llamaba la aten-
de Dueñas, donde ción la sonrisa que siempre asomaba en sus labios, a
falleció a causa de su pesar de las grandes cruces que Jesús descargó sobre
diabetes cuando contaba
con 27 años de edad. sus hombros.
Una santidad ultraterrena resplandecía en el Her-
mano Rafael, y estoy firmemente convencido de que su
alma voló directamente desde la humilde celda de la
enfermería de la Trapa, a unirse estrechamente con
Jesús y María a quienes tanto amaba.
Cuando, guerreando por tierras de Castellón (en la
guerra española de 1936-39), recibí la noticia de su
fallecimiento, mi primer pensamiento fue que tenía un
santo más en el cielo, y como a tal me encomendé des-
de aquel momento, pudiendo asegurar su visible pro-
tección en numerosas ocasiones, y cada día que pasa,
crece en mí la veneración hacia aquel humilde religioso,
que pasó, a semejanza del divino Maestro, haciendo el
bien en la tierra”.

Testimonio del Padre Teófilo Sandoval:


“Además del funeral celebrado por la comunidad,
su cadáver recibió cristiana sepultura en el cemente-
rio común dentro del claustro. Todos estábamos visi-
blemente emocionados como quien asiste al óbito de un
santo, y luego nos apropiamos de cuantos objetos pudi-

- 18 - - 195 -
Testimonio del Hermano Constantino Fernández.
“El certificado de defunción firmado por el reve-
rendo Padre Abad, dice la causa de la muerte fue un
“coma diabético”, pero todos aseguran que, más que la
enfermedad en sí, lo que le privó de la vida fue el
fuego de su caridad y de su gran amor a Dios. Fray
María Rafael murió de amor por Dios. Su profecía se
había cumplido.
Toda la comunidad, más de cien hombres que si- INFORMACIÓN SOBRE
lencian sus vidas en el Monasterio del Císter de San
Isidro de Dueñas, visitó en la pobre celda de la en- “LA TRAPA” Y LOS TRAPENSES.
fermería los restos humanos de aquel monje, humilde
en su grandeza humana emanada de Dios, paciente con
Por si algún lector se desorienta ante concep-
las flaquezas ajenas, sufrido en el dolor, siempre son-
tos tales como “benedictinos”, “cistercienses” o
riente. De aquél enamorado de Jesús, que fue un día
“trapenses”…, a continuación se ofrece un breve
pura llama de amor divino. “
apunte sobre “cultura monástica”, que nunca vie-
ne mal.
Los monjes y las monjas trapenses (monjes
Testimonio el Padre Damián Yáñez, compañero novi-
blancos) pertenecen a la familia monástica que si-
cio del Hermano Rafael
gue la Regla de San Benito de Nursia, escrita en
“Puede resumirse en dos palabras el concepto que
Monte Cassino (Italia), en el siglo VI. En su ori-
sus hermanos del noviciado habíamos formado de su
gen, esta orden recibió el nombre de “Benedic-
comportamiento en la Trapa: nunca advertimos en él
tinos” (monjes negros).
nada extraordinario en el exterior, como éxtasis,
arrobamientos, etc.; más bien su vida fue en extremo
El sobrenombre de "trapense" proviene de un
sencilla, humilde, siempre procurando despistar ante
movimiento de reforma dentro de los benedictinos
los hombres los maravillosos efectos de la gracia que
que empezó durante el siglo XVII en el monas-
Dios obraba en su alma. Su heroica virtud pasó poco
terio francés de La Trappe (Normandía).
menos que inadvertida entre los Hermanos, a excep-
A su vez, los trapenses se inspiraron en una
ción de unos cuantos que íntimamente le trataron; y
reforma anterior que había tenido lugar dentro de
- 194 - - 19 -
los benedictinos en el siglo XII, iniciada en el mo- acompañaba. Y, aunque con ocasión de la mejoría pro-
nasterio francés de Císter (Citeaux), con monjes curaban infundirle esperanza de curación, el enfermo
provenientes del monasterio de Molesmes, cuya sabía serena y francamente que su fin llegaba y que no
figura más destacada fue san Bernardo de Clara- tardaría en irse. Su disposición de ánimo tranquilizó a
val. Los monasterios que aún hoy siguen dicha re- todos los presentes.
forma se llaman "cistercienses" y se les conoce Hacia las seis de la mañana de ese mismo día Fray
como “O.S.C” (Sagrada Orden Cisterciense, en la- María Rafael entró en agonía.
tín). En Navarra existía un Monasterio femenino En el momento de la muerte ocurrió un hecho sin-
cisterciense en Tulebras, que en 1957 abrazó la gular, que el tiempo no ha podido borrar de la mente
reforma trapense. del Hermano Constantino Fernández Ruiz, que lo pre-
senció.
La "O.C.S.O." se refiere al nombre oficial de Mientras un sacerdote rezaba la recomendación
los Trapenses: "Orden Cisterciense de la Estricta del alma, elevó sus ojos el agonizante clavándolos fija-
Observancia" (en latín), que cuenta en la actuali- mente en un punto del espacio. De pronto, el rostro del
dad con 2.500 monjes (100 casas) y 1.800 mon- enfermo se dilató desmesuradamente, alcanzando pro-
jas (70 casas). Entre ellas, el monasterio navarro porciones monstruosas. Sus ojos, muy abultados, pare-
de “La Oliva” (masculino) y el monasterio de Alloz cían salirse de sus órbitas. Su boca se abría como si
(femenino). una fuerza extraña pretendiese ahogarlo, y un color,
Por su parte, el monasterio navarro de Leyre cárdeno primero, y negro después, le cubrió el rostro
pertenece a los benedictinos, es decir, los hijos convulso. Fue sólo un instante. El sacerdote, que se
directos de San Benito que no han seguido ningu- hallaba con la cabeza inclinada, no advirtió nada. El
na de las reformas posteriores. Hermano que lo atendía, profundamente impresionado,
El hermano trapense San Rafael Arnáiz perte- no pudo llamar su atención por hallarse presa de es-
neció como “oblato” al monasterio trapense de panto.
San Isidro de Dueñas (Palencia). Por “oblatos” se Exhalado el último suspiro, el rostro del hermano
conoce a las personas que abrazan la vida mo- Rafael recobró la placidez y la dulzura, y con la son-
nástica de una forma menos estricta que los risa en los labios, como sumido en un agradable sueño,
monjes y que, por supuesto, no emiten ningún dejó la tierra Rafael. Tenía 27 años.”
tipo de voto.

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Ni una palabra para expresar la sensación de ham- El hno. Rafael con su
bre que le mordía las entrañas; ni una queja de aquel hábito de novicio

padecer de sed insaciable que le secaba el paladar. Por


Jesús, todos los sufrimientos le parecían pocos.
Pasó el sábado, y en la noche del domingo, 24 de
abril, creyendo que estaba solo en la celda de la enfer-
mería se levantó trabajosamente de su humilde cama,
y con andar vacilante, apoyando sus manos temblorosas
de fiebre a lo largo de las paredes, llegó hasta un gri-
fo de agua fría al final de la galería. La sed abrasa-
dora le consumía. Apoyó sus labios ardientes en el frío,
pero en ese momento decidió no aliviarse con el agua
fresca, sino volver torpemente a su cama uniendo su
sed agónica a la de Jesucristo colgado en la cruz.”

Testimono del Padre Teófilo Sandoval Fernández.


“A eso de las seis de la mañana del día 25 de abril
de 1938, se le administró la unción de los enfermos, SOBRE LA CONTEMPLACIÓN
pero no pudo recibir la comunión. “ Refugiémonos en Cristo, nuestra fortaleza, y
La secreción de la orina era tan abundante que se unámonos con todas nuestras fuerzas al Señor, la
desparramaba por el suelo, y tan azucarada que se pe- roca sólida y siempre firme...
gaba a los zapatos de los enfermeros. En este estado El primer grado de la contemplación consiste
en considerar atentamente cuál es la voluntad del
pasó la noche del lunes día 25. A las tres de la mañana
Señor y qué es lo agradable a sus ojos. Y, como
del día 26, debía decir una misa regular a la Virgen, a
todos pecamos con frecuencia y nuestro orgullo
quien pedí fervorosamente que el enfermo recobrara
ofende muchas veces su santa voluntad y no se
el uso de los sentidos. Después tuve el consuelo de sa-
adhiere a lo que el Señor desea, es necesario que
ber que, efectivamente, había tenido un buen rato de
nos humillemos bajo la poderosa mano del Dios
plena lucidez y mejoría. Durante este tiempo reco- altísimo y procuremos presentarnos ante él con
noció al Padre Maestro y al Padre Armando, que le

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espíritu humilde, diciendo: Señor, ten misericor- “Aquí tienes un fraile con mucha tela” , dijo al pa-
dia, sáname, porque he pecado contra ti. dre con su acostumbrada jovialidad, “no sé qué hacer
Cuando estos pensamientos hayan purificado con las mangas”.
la mirada de nuestro corazón, en vez de andar se- De esta mejoría aparente de Rafael habla también
gún la amargura de nuestro espíritu nos dejare- su hermano Luis Fernando después de haberle visitado
mos llevar del Espíritu de Dios y viviremos ale-
en la Trapa el 25 de marzo de este año.”
gres...
Y, ya que en su voluntad está la vida, no po-
Testimonio de su madre
demos dudar lo más mínimo de que nada encon-
“No se vio gravedad inminente en el estado de
traremos que nos sea más útil y provechoso que
Fray María Rafael, pero se moría. Muy pronto había de
aquello que concuerda con el querer divino. Por
tanto, si en verdad queremos conservar la vida de dejar la tierra en la que peregrinó tan corto tiempo.
nuestra alma, procuremos con solicitud no des- Aquel día, 22 de abril, los monjes le notaron exce-
viarnos en lo más mínimo de la voluntad de Dios. sivo cansancio y desfallecimiento; le vieron salir mu-
Y, cuando hayamos ya progresado en la vida chas veces de su habitación de la enfermería, pues la
espiritual, guiados por el Espíritu Santo, que es- secreción urinaria era abundantísima y muy recargada
cudriña los más altos misterios de Dios, dediqué- de azúcar, produciéndole terribles dolores, sólo tole-
monos a contemplar qué suave es el Señor y qué rables con la gracia sobrenatural con que su Dios le
bueno es en sí mismo; y supliquémosle que nos sostenía. La fiebre era altísima, elevándose sin cesar,
manifieste cuál es su voluntad, para que ponga- con delirios intermitentes y largos ratos de incons-
mos nuestra mansión no en nuestro pobre corazón ciencia.
humano, sino en su santo templo. Pues la plenitud “No se asusten si deliro”, había dicho sonriente a
de nuestra vida espiritual se encuentra en estas
los monjes que le asistían. Delirante y movido por la
dos cosas: en la reflexión sobre nosotros mismos,
gravedad de sus intensos dolores, decía cosas inco-
que nos turba y entristece, y en la contemplación
herentes tratando de arrojarse del lecho entre fuer-
de Dios, que nos llena del gozo y del consuelo del
tes convulsiones.
Espíritu Santo; lo primero engendra en nosotros
Después, pasadas las crisis, se mostraba sereno y
el temor y la humildad, lo segundo alumbra en
nuestro interior el amor y la esperanza. totalmente apaciguado, y cuando recobraba el uso de
De los Sermones de san Bernardo de Claraval, abad sus sentidos, le veían ausente de la tierra, con el su-
frimiento en su mirada y los ojos fijos en algo sólo
perceptible para su alma enamorada de Dios.

- 22 - - 191 -
me lo mandan y debo obedecer; pero yo no seré
sacerdote. Sólo pido a Dios que me vistan la cogulla
cirterciense para morirme.
Pasaron los días, el reverendo Padre Abad Dom
Félix le vistió la cogulla en su habitación particular el

Vida
Domingo de Pascua, 17 de abril de 1938. Al poco rato
me lo encontré en el claustro vestido ya de profeso.
Era un hombre feliz con el escapulario negro, la correa
y la cogulla blanca. Le abracé, le felicité, y de broma
le hice señas como diciéndole “ahora a morir”. Él,
sonriéndose un poco, me contestó, también por señas:

y
- ¡Dios lo sabe!
Pasó los primeros días de Pascua de Resurrección
con su cogulla, y el viernes no fue al coro. Tenía fiebre
altísima, y era víctima de agudos dolores. El domingo
aumentó la gravedad, y el martes, 26, voló al cielo. De
manera que se cumplió su profecía. Recibió la cogulla,

mensaje
como era su deseo; gozó de ella una semana, y en se-
guida se fue al cielo donde la tendrá eternamente.

Fray María Rafael ya es un monje de veras, como


él dice. Venía del coro ataviado con la cogulla blanca,
con sus amplias y largas mangas que casi rozan el sue-
lo, y sobre su pecho el negro escapulario, tendida la
capucha sobre la espalda, erguida su elegante figura
entre los pliegues del blanco ropaje, con su atractiva
sonrisa y el dulce mirar de sus ojos oscuros. A su pa-
dre le pareció que su hijo estaba mejor que nunca. Ja-
más le había visto con mejor color en las mejillas, con
más brillo en las pupilas.

- 190 - - 23 -
‘Busco muchas comodidades. Estoy aún
muy pegado a mis gustos y opiniones. Toda-
vía muchas veces me veo aquel Rafael mun-
dano, presumido, vanidoso, criticón, cuya
única vida era la mesa, el vestido y el vicio.
¡Ah! Señor, cuando me acuerdo...’
Escrito por el Hno. Rafael, DIVERSOS TESTIMONIOS
recordando su juventud, el 12
de abril de 1938, catorce
días antes de su muerte.
Testimonio del Padre Gregorio Gómez
Un dato muy interesante tengo que comunicarle
sobre la profecía que Fray María Rafael hizo acerca
de su muerte. Cuando convinieron que el Hermano Ra-
fael podía ser sacerdote, siempre que hiciera los es-
tudios necesarios, me dijo el Padre José Olmedo,

R
afael nace en Burgos el día 9 de abril de Maestro de novicios, que le diera clase de latín, pues
1911. Sus padres, Rafael Arnáiz y Mercedes habían dispuesto que principiara pronto la filosofía.
Barón, tuvieron posteriormente tres hijos Comenzamos las clases que duraron algunos meses. Yo
más: Luis Fernando (1913), Leopoldo (1914) y Merce- le animaba bastante cuando le señalaba las lecciones, y
des (1917). Era una familia cristiana y de posición eco- un día le dije:
nómica acomodada, gracias a la profesión de Rafael - Rafael, lo que usted necesita de modo especial
Arnáiz padre que era ingeniero de montes. Los cuatro es saber traducir para que pueda estudiar la filosofía,
hijos recibieron una educación selecta. después la teología, y pronto al sacerdocio Por eso
Tras una infancia normal para su época y su nivel ponga todo el interés que pueda en los ejercicios que
social, la familia de Rafael se traslada en 1922 a Ovie- le señalo.
do, a causa de un ascenso profesional del padre. Y me contestó:
- Padre, estoy estudiando latín con usted, y co-
menzaré la filosofía con el Padre Roberto porque así
- 24 - - 189 -
go que contarte pues, como comprenderás, la vida mo- La personalidad de Rafael no presenta caracte-
nástica no se presta para muchas noticias. rísticas especiales o llamativas. Se trata de un joven
Mi vida transcurre entre el estudio del latín, lec- culto, inteligente, con un agudo y fino sentido del hu-
turas sagradas y cantos en el Coro bendiciendo a Je- mor, dotado con grandes cualidades para el dibujo y la
sús y a María. pintura, notablemente piadoso y con cierta tendencia
Mi trabajo se reduce, unos días al lápiz y al pincel a una fe contemplativa e íntima.
que me manda tomar el Rvdo. P. Abad para algún encar- Todos estos detalles son reales, evidentes y co-
go, y otros días la escoba para ayudar al Hermano en- nocidos.
fermero. Te aseguro que vivo feliz y los días se me pa- Pero observando con detenimiento los testimonios
san sin sentir. de personas cercanas a Rafael y las sinceras confe-
Señor, no te olvides de mí. Mira que soy muy mi- siones del propio santo (a pesar de que, incompren-
serable y no podré resistir. Bueno, Señor, no me hagas siblemente, algunos biógrafos intenten disimularlo), es
caso y haz de mí lo que quieras; yo lo único que puedo de reconocer que el muchacho poseía una sensibilidad
hacer es no ponerte obstáculos y con toda humildad afectiva un tanto descontrolada (vamos, de los que
dejarme modelar; además, ¡eso es tan sencillo y tan quieren caer bien a todo el mundo y no soportan ser
agradable! mínimamente relegados), y era también algo capricho-
Señor, cada día que pasa voy viendo mejor lo que so, antojadizo y derrochador; amante de los buenos
tengo que hacer para santificarme. Antes creía que yo restaurantes, de la ropa cara y de los automóviles más
era, desgraciado de mí, el que ponía la virtud, y que si modernos. Lo que para entendernos, hoy definiríamos
hacia algo bueno, también lo hacía yo. Y no, Señor, no llanamente como un “niño de papá” o un “pijo”, y, ade-
es eso; todo lo bueno lo pones Tú. Yo no he puesto más más, fumador empedernido.
que pecados. Por tanto, Señor, lo mejor es dejarte ha- Es muy conveniente conocer estos detalles de la
cer. Ni tan siquiera quiero tener deseos de ser bueno, personalidad de Rafael para comprender y valorar la
si tu deseo no es ése. No quiero nada. Quiero ser nada obra que Dios va a realizar en él.
para el mundo. Hasta mis pecados te doy, pues ya es lo
último que me queda que sea exclusivamente mío. ¿Es-
tás contento, Señor? Yo sí lo estoy.

El Hermano Rafael Arnáiz falleció el 27 de abril a


causa de un ataque agudo de la diabetes que padecía.

- 188 - - 25 -
y, entonces, al contemplar vuestra misericordia que no
me rechaza, mi alma se consuela y es feliz.
Pensar que os ofendí y, a pesar de eso, me amáis y
me permitís estar en vuestra presencia, sin que vues-
tra justa ira me aniquile Señor, dadme las lágrimas de
David, para llorar mis culpas, pero al mismo tiempo,
dadme un corazón.

17 de abril de 1938
PRIMERA VISITA A LA TRAPA
Hoy el reverendo Padre Abad me ha dado la cogu-
lla y el escapulario negro. Mentiría si dijera que no me
Esta biografía omite la infancia del Hermano Ra-
he dejado llevar de la vanidad. ¡Qué pobre hombre soy!
fael porque, aunque pudiera contener detalles con
¡Señor, Señor, ten piedad y misericordia de mí! Ni
algún interés para comprender globalmente su pos-
soy mayor ni menor en tu presencia porque esté aquí o
terior vocación, creemos que no son decisivos ni tras-
allí, y me vista de un modo o de otro. Los hombres so-
cendentales.
mos muy infantiles y jugamos como niños. Ponemos
El 23 de septiembre de 1930, con 19 años de
nuestra ilusión en cosas que hacen reír a los ángeles.
edad, tiene su primer contacto con el monasterio tra-
Señor, dame tu santo temor, llena mi corazón de tu
pense de San Isidro de Dueñas (Palencia), donde pasa
amor, porque todo lo demás es vanidad. Cada vez espe-
unos días con los monjes por indicación de su tío Leo-
ro menos en los hombres ¡qué gran misericordia la de
poldo. Rafael queda profundamente impresionado por
Dios! Él suple con creces lo que ellos no me dan.
la realidad espiritual que descubre tras los muros del
Voy viendo con suma claridad que quien pone los
monasterio:
ojos en la tierra y en las criaturas, pierde su tiempo
Sólo Jesús llena el alma.
Lo que más me impresionó fue la Salve al oscu-
...Hoy, día de Resurrección, el P. Abad me ha dado
recer antes de irse a acostar. Aquello fue algo subli-
el escapulario negro y la cogulla, de manera que excep-
me; cantando así como cantan, con ese fervor, no es
to la corona parezco un monje de verdad.
posible que la Virgen no se complazca en ellos y les
Estoy muy contento con mis anchas mangas con las
mande todo género de bendiciones. Así están ellos de
que no sé qué hacer. ¡Ah!, querido hermano, si tuviera
contentos y alegres, pues no se ve una cara triste, sino
tanto amor a Dios como tela me sobra… Casi nada ten-
al contrario, y se les pasa el tiempo volando. Cuando oí
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nada quiero más que tu amor, tu amistad, tu compañía; la misa conventual a un Padre viejecito, las campanas
acéptame, Señor, tal como soy, enfermo, inútil, disi- allá en lo alto de la iglesia, graves, pausadas, la inmovi-
pado y negligente. lidad de los monjes, la luz de la iglesia tan suave, en-
Y el Señor me escuchó. Sentí su amor muy aden- tonces cuando llegó la elevación, hubiese necesitado
tro, muy profundo. Vi mi inmenso tesoro y temo per- tener poca fe para... No sé explicarme, pues cuando se
derlo. tiene un sentimiento un poco delicado o siente el alma
¿Qué hacer? No sé, oigo a los hombres hablar, algo sobrenatural, quererlo expresar con palabras re-
discutir. Les veo con sus afanes, pegados a la tierra, sulta algo grotesco, pues yo creo que para hablar de
nadie habla de Dios. Todo es ruido, incluso en la Trapa. Dios en ciertos sentidos, el lenguaje humano es muy
Quisiera, Señor, no vivir para dejar de turbar las an- pobre y todo lo afea o por lo menos, no se le puede dar
sias de amor que padece mi alma, pues el que más ruido el verdadero sentido.
mete soy yo. Cuando llegué a la estación, el trato de los hom-
¡Sólo Tú, Señor! ¡Sólo Tú! ¡Qué miedo tengo a per- bres después de haber estado con unos ángeles, me
derte, mi buen Dios! Veo lo que me quieres, pero produjo cierta repugnancia, te hablo con toda fran-
también veo lo que yo soy, y lo que he sido. ¡Qué bien queza, y al ver llegar el tren con su imponente sober-
se vive contigo! Si el mundo supiera… bia, tuve deseos de tirar las maletas y volverme a la
Trapa. Me dijo el Padre Armando que ahora no, pero
Delante del Sagrario que en cuanto acabase mi carrera me necesitan. En fin,
Señor, no sé qué hago aquí. Nada, pues nada sé ha- sea lo que Dios quiera, y que a todos nos perdone cuan-
cer. Quisiera rezar y no sé; pero no importa, sencilla- do, como tú dices, pretendemos «enmendarle la plana»,
mente no rezo porque no sé hacerlo. Señor, no sé qué y creemos saber mejor que Él lo que nos conviene,
hago aquí, pero estoy contigo y me basta. Yo sé que cuando lo que debemos hacer es abandonarnos en sus
estáis aquí, delante de mí, Señor, quisiera veros, pero manos y poner desde luego de nuestra parte todo lo
¿hasta cuándo, Señor? ¿Y mientras tanto? ¿Cómo po- posible, que Él ya se encargará de lo demás.
dré resistir? Soy débil, flojo, pecador, soy nada. Pero,
Señor, quisiera veros, aunque ya sé que no lo merezco. En marzo de 1931, con 19 años de edad, Rafael
Siempre que me pongo delante de Ti, mis prime- escribe a su tía María Socorro desde su domicilio
ros sentimientos son de vergüenza. Señor, Tú sabes familiar de Oviedo:
por qué. Pero después de ver lo que soy, os veo a Vos

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No tengo que contarte nada que te pueda intere- ¿Qué podré hacer yo sin Ti? Aunque me degüelle o
sar, pues mi vida transcurre con la mayor tranquilidad viva a fuerza de penitencia, ¿qué vale si Tú no lo quie-
de espíritu y de cuerpo, procurando siempre ser mejor res y yo pongo vanidad y mi propio deseo en ello?
y mejorar en lo que pueda a los que están a mi alrede- Sea, Señor, lo que Tú quieras de mí, pero mira Je-
dor. Quizás esté yo equivocado y sean ellos mejores sús mío, no permitas que el demonio me engañe. Mués-
que yo, pues a veces soy muy vanidoso y orgulloso, y a trame lo que quieres para que yo lo haga, y dame es-
los ojos de Dios en vez de ser publicano, sea un fari- píritu humilde para verlo y cumplirlo. No permitas que
seo. Es uno tan débil. Pero no, esos momentos de debi- rechace tus divinas insinuaciones.
lidad y desaliento los voy desechando por completo con
su ayuda, y cada día estoy más contento de la vida, que 14 de abril de 1938
me ofrece mil motivos y ocasiones para alabar a Dios. Hoy ha sido un día feliz para mí. Al acercarme a
Lo peor es, ya te digo, que el que más necesita soy comulgar me he acordado del apóstol san Juan, a quien
yo, pues predicar es muy sencillo, lo difícil es practi- dejaste reclinar sobre tu pecho durante la Cena. ¿Aca-
car lo que se predica, y yo por voluntad divina, no soy so tengo yo que envidiarle? Sí sus virtudes, pero no tu
ningún santo ni mucho menos, sino solamente una cria- amor...
tura con algún que otro chispazo de fervor. Ya pasó el día. Un día más en la cuenta final, y un
Lo que echo mucho de menos es una persona con día menos en el destierro de la vida. Ya pasó el día de
quien hablar de todo esto, pero Dios dispone otra cosa Jueves Santo y con él, el consuelo de haberlo vivido
y no me quiere dar ningún amigo, y por lo tanto, tengo por Dios y con Dios. ¿Cómo será el mañana? Tengo mie-
que andar sólo con Él, lo cual es mucho mejor, pues si do. Desconfío de mí mismo. Temo al sentirme tan feliz
la verdadera soledad es triste, en cambio la soledad con Jesús. ¡He sufrido tanto desde hace cuatro años!
del que está con Dios no lo es, ni mucho menos. He tenido mi alma desgarrada tanto tiempo que ahora,
al ver que aquello fue necesario para esto, tengo miedo
y no sé a qué.
No es miedo al sufrimiento. No tengo miedo a
nada que pueda venirme de los hombres, pero después
de haber tenido a Dios, tengo miedo a perderle.
Señor, reparte lo que me das a mí. Déjame repar-
tir el tesoro que tengo entre los necesitados del mun-
do. ¡Son tantos! Déjame a mí, pobre junto a ti, porque

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es la de un bobo en un monasterio. Ni sirvo a Dios
corporal ni espiritualmente. Todo se reduce a decir:
qué bueno es Dios, cuánto le quiero, cómo me quiere Él
a mí, y a caérseme la baba, como vulgarmente se dice.
Cuando pienso en mi inutilidad verdaderamente me
apuro. ¡Es tanto lo que le debo a Dios!
No hago bien la oración, ni la meditación, ni la lec- SEGUNDA VISITA A LA TRAPA
tura. En el trabajo..., bueno, la verdad es que apenas
trabajo. Cuando como y duermo, no hago más que eso, En septiembre de 1931, con 20 años, Rafael pasa
comer y dormir como un animalillo. Y así no puedo se- de nuevo unos días en el monasterio de San Isidro de
guir, no debo seguir. Mas ¿qué he de hacer? Inútil y Dueñas:
enfermo. Pobre hermano Rafael, ha de bastarte puri-
ficar la intención en todo momento, y en todo momento He encontrado un hombre sabio y feliz, el por-
amar a Dios; hacerlo todo por amor y con amor. El he- tero de la Trapa. Él me ha dicho: «La verdadera felici-
cho en sí no es nada, y nada vale. Lo que vale es la ma- dad se encuentra en Dios, y solamente en Él, y la
nera de hacerlo. ¿Cuándo comprenderás esto? Qué verdadera sabiduría consiste en reconocerle como Se-
torpe eres. ñor de todo lo creado».
¿Cuándo comprenderás que la virtud no está en Dicen las gentes que el silencio en el Monasterio
comer cebolla, sino en comer cebolla por amor a Dios? es triste y difícil de llevar. No hay cosa más equivoca-
¿Cuándo comprenderás que la santidad no está en ha- da que esa opinión. El silencio en la Trapa es la más
cer actos externos, sino en la intención interna de un alegre algarabía que los hombres pueden sospechar.
acto cualquiera? Si lo sabes, ¿por qué no lo practicas? ¡Ay!, si Dios nos diese facultad para poder ver en los
Ya lo hago, Señor, pero lo hago mal. No tengo hu- corazones, entonces veríamos que del alma de ese
mildad y quisiera hacer lo que es mi capricho, buscar lo trapense de mísero aspecto exterior y que vive en
que es mi voluntad aun en la penitencia. silencio, brota a raudales y constantemente, un
Dios mío, Dios mío, ayúdame a cumplir humilde- glorioso canto de júbilo, lleno de amor y de alegría a su
mente tu voluntad. Ayúdame a servirte amando mi Creador, a su Dios, al Padre amoroso que le cuida y le
propia flaqueza e inutilidad. Señor, Señor, mira mi in- consuela.
tención y purifícala Tú. En enero de 1932 (21 años), Rafael escribe a su
amiga Rosa Calvo, que reside en Toro (Zamora):
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Pidamos a Dios que se apiade del mundo y pidamos, 13 de abril de 1938
como pedía santa Teresa: «Señor, o dad fin al mundo, Veo, Señor, que no hago nada en tu servicio. Temo
o poned remedio a tan gravísimos males». Y después perder el tiempo. Se me pasan las horas, los días y los
añadía: «Hacedlo, Señor, que si queréis podéis». Por lo meses, y todo son buenas palabras y buenos deseos,
tanto, querida Rosa, no nos preocupemos porque si Él pero las obras no aparecen.
quiere lo arregla; cúmplase su divina voluntad, que co- Hoy, Señor, durante la santa Misa, he sentido mi
mo los hombres no entendemos los designios del Se- gran inutilidad, y meditaba en tus grandes beneficios.
ñor, tampoco comprendemos qué es lo que nos convie- Veía tu inmensa piedad para conmigo que me permitía
ne, y cuando Él ordena las cosas así es para nuestro asistir al santo sacrificio, un día y otro, y yo como un
bien y su mayor gloria. bobo. ¿Cuándo empezaré, Jesús mío, a servirte de
Y no nos afanemos y preocupemos de pasarlo bien verdad?
aquí abajo, y de pretender hacer lo que más nos agra- Siempre estoy empezando, y nunca veo que haga
de, teniendo siempre presente que no debe ser nues- nada. Sigo una vida regalada y cómoda. En parte (nada
tra voluntad, ni nuestro capricho, ni aun nuestro cora- más que en parte), porque no me dejan los superiores,
zón, lo que nos debe guiar, como si todas esas cosas y en parte (la mayor parte) porque yo no me decido y
fueran nuestras, sino solamente su voluntad es la que la austeridad me asusta. Resulta que no soy seglar por-
debemos aceptar. De manera, querida Rosa, que no te que vivo en religión, ni soy religioso porque vivo como
preocupes de nada, ni llores ausencias, ni te entris- un seglar. ¿Qué soy, pues, Dios mío? No lo sé, y a ve-
tezcan lo que llamamos desgracias. Solamente espere- ces cuando pienso en esto, me parece que no me im-
mos con el corazón levantado y sereno, y nuestra alma porta ser lo que sea, pero lo que sí me importa y me
reposando en Dios, que teniendo y poseyendo a Dios, preocupa, es el que de una manera o de otra, no me
¿qué mas quieres?, lo tienes todo. ocupo de lo que debería, es decir, renunciar a mí mis-
mo, vivir más para Ti que para mí.
En septiembre de 1932 (21 años), Rafael se tras- Busco muchas comodidades. Estoy muy pegado a
lada a Madrid para cursar sus estudios de Arquitec- mis gustos y opiniones. Todavía muchas veces me veo
tura. En esta ciudad permaneció residiendo hasta que aquel Rafael presumido, vanidoso, criticón, cuya única
debió cumplir el servicio militar entre enero y julio de vida era la buena mesa, el vestido y el vicio. ¡Ah, Se-
1933. ñor!, cuando me acuerdo..., dejemos eso por hoy.
Señor mío, veo que ahora no hago, quizás, nada
malo, pero seguramente tampoco nada bueno. Mi vida

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mana, ni llora al no encontrar donde descansar, porque
ya lo tiene todo.
Tú, mi Dios, eres el que llena mi alma; Tú eres mi
alegría, mi paz y mi sosiego. Tú eres mi refugio, mi
fortaleza, mi vida, mi luz, mi consuelo y mi único Amor.
¡Soy feliz, lo tengo todo!
Cómo se inunda mi alma de caridad verdadera ha-
cia el hombre, hacia el hermano débil, enfermo. Cómo RAFAEL DECIDE INGRESAR
comprendo y con qué dulzura disculpo la flaqueza que
antes me hacía sufrir al verla en el prójimo. Si el mun- COMO NOVICIO EN LA TRAPA
do supiera lo que es amar un poco a Dios, también ama-
ría al prójimo. En noviembre de 1933 (22 años), Rafael remite
Al amar a Jesús forzosamente se ama lo que Él una carta al Abad del monasterio de San Isidro de
ama. ¿Acaso no murió Jesús de amor por los hombres? Dueñas (Palencia) con el siguiente contenido:
Pues al transformar nuestro corazón en el de Cristo,
también sentimos y notamos sus efectos. Y el más Reverendo Padre: No sé si se acordará de mí, pues
grande de todos es el amor, el amor a la voluntad del hace cerca de tres años que no he podido ir a pasar
Padre, el amor a todo el mundo que sufre y padece. Es unos días a la Trapa; sin embargo, durante este tiem-
el padre, el hermano lejano, sea inglés, japonés o tra- po, Dios, nuestro Señor, ha obrado en mí de tal manera
pense; el amor a María. En fin, ¿quién podrá compren- que me he formado el propósito decidido de entregar-
der el Corazón de Cristo? Nadie, pero hay quien tiene me a Él con todo mi corazón, cuerpo y alma, y para
chispas de ese Corazón muy ocultas, en silencio, sin llevar a cabo mi propósito y resolución y, contando
que el mundo se entere. además con Su ayuda, es mi deseo ingresar en la Orden
Jesús mío, cuánto te quiero a pesar de lo que soy, del Císter. Este es, en breves palabras, reverendo Pa-
y cuanto peor soy y más miserable, más te quiero, y te dre, el asunto por el cual yo le suplico una entrevista
querré siempre y me agarraré a Ti y no te soltaré, y... lo antes posible, para que me ayude y me aconseje.
no sé lo que iba a decir. Creo contar con Dios, y en Él solamente confío.
Por otra parte, solamente tengo que añadir que
para hacer este cambio de vida no me mueven triste-
zas, ni sufrimientos, ni desilusiones y desengaños del
mundo porque tengo todo lo que éste me puede dar.
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Dios en su infinita bondad, me ha regalado en la vida este Señor que en su inmensa bondad consolaba mi co-
mucho más de lo que merezco. Por tanto, Reverendo razón sediento de algo que yo no sabía lo que era y que
Padre, si me recibe en la Comunidad, con sus hijos, buscaba vanamente en la criatura, y el Señor me hace
tenga la seguridad de que recibe solamente un corazón comprender, sin palabras, que es Él lo que mi alma de-
muy alegre y con mucho amor a Dios. sea. Que Él es la Verdad, la Vida y el Amor. Y que
teniéndole a Él, ¿qué busco, qué pido, qué quiero?
Nada, Señor, el mundo es pequeño para contener
Rafael se encuentra pasando un fin de semana en lo que Tú me das. Mi alma llora de alegría. ¿Quién soy
casa de sus tíos, los Duques de Maqueda, a quienes yo, Señor? ¿Dónde pondré mi tesoro, para que no se
comunica su decisión de ingresar en la Trapa. A con- manche?
tinuación, el testimonio de su tío Leopoldo sobre las Vivo, Señor mío, enfangado en mis propias mise-
últimas horas que el santo pasó en la casa de Ávila, rias, y al mismo tiempo, no sueño ni vivo más que para
una vez que les había dado a conocer la noticia de su Ti. ¿Cómo se entiende esto? Te amo con locura, Jesús
marcha: mío y, sin embargo, como, río, duermo, hablo, estudio,
y, aunque me avergüence reconocerlo, busco mis como-
“La gravísima situación de la política española didades. ¿Cómo se explica esto, Señor?
en aquella época era un tema que a todos nos ¿Cómo es posible que Tú pongas tu gracia en mí?
preocupaba hondamente. Presagiábamos una pró- Si en algo te correspondiera, quizás podría expli-
xima situación violenta. Lo cierto es que ante la cármelo. Jesús mío, perdóname, debería ser santo, y
súbita revelación de Rafael, no se me ocurrieron no lo soy. ¿Y era yo quien antes se escandalizaba de
otras palabras que las banalidades comunes en ta- las miserias de los hombres? ¿Yo? Qué absurdo.
les casos. Que suponía que lo habría pensado mu- Ya que me has dado luz para ver y comprender,
cho; a esto recuerdo me contestó que hacía dos dame, Señor, un corazón muy grande para amar a esos
años que venia madurando el proyecto. Le hice ver hombres que son hijos tuyos, hermanos míos en los
lo inestable de la situación política de España; la cuales mi enorme soberbia veía faltas, y en cambio no
probabilidad de una disolución o expulsión de to- las veía en mí mismo. ¿Y si al último de ellos le hubie-
das las Órdenes Religiosas; la diferencia tan enor- ras dado lo que me has regalado a mí?
me de su vida y naturaleza de lo que iba a encon- Tú lo haces todo bien. Mi alma llora sus antiguas
trar en la Trapa; el falso espejismo que podría trampas y costumbres. Ya no busca la perfección hu-
resultar en una piedad fervorosa como la suya,

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Todo lo demás es exterior y valdrá algo a los ojos de que le hiciese ver como vocación o llamada espe-
los hombres, pero no son ellos quien me han de juzgar. cial de Dios lo que no era sino atractivos que
¡¡Señor, Señor, qué necios somos los hombres!! Un suelen experimentarse en el comienzo de una vida
pedazo de trapo nos da placer, y un grano de arena nos de virtud como la suya,... En fin, todas esas refle-
da dolor. ¡Ten compasión de los hombres, Señor! xiones que bien sabía yo, conociéndole sobrada-
mente, ya se habría hecho él muchas veces.
12 de abril de 1938 Era débil físicamente, pero la fortaleza que le
Sólo en Dios encuentro lo que busco, y lo encuen- faltaba a su cuerpo la tenía en su alma, medida,
tro en tanta abundancia que no me importa no hallar en completa y rebosante. Mientras le hablaba, re-
los hombres aquello que algún día fue mi ilusión, ilusión cuerdo bien, lo inútiles que me parecían mis pro-
que ya pasó. pias palabras. Su voluntad era de acero; tenía yo
Busqué la «verdad» y no la hallé. Busqué la «cari- el firme convencimiento de que aquella determina-
dad» y sólo encontré en los hombres algunas chispitas ción era de Dios, y no un capricho, ni una impre-
que no llenaron mi sediento corazón. Busqué la paz y no sión, ni un desengaño; era el fruto divino de una
la hallé en la tierra. correspondencia a la gracia que el Espíritu Santo
La ilusión ya pasó, suavemente, sin darme cuenta. se dignaba sostener con uno de sus más preciados
El Señor es quien me engañó para llevarme hacia sí, y dones: el de la fortaleza.
me lo hizo ver. Al llegar a este punto, debo hacer notar una de
Ahora ¡qué feliz soy! ¿Qué buscas entre los hom- las características de Rafael: la sencillez. Siem-
bres?, me dice. ¿Qué buscas en la tierra en la que eres pre le conocí enemigo de las situaciones estudia-
peregrino? ¿Qué paz es la que deseas? ¡Qué bueno es das, de las frases previstas, de los ademanes con-
el Señor que me aparta de la vanidad y de las criatu- vencionales; y como en la escena que os he refe-
ras! rido era el espíritu de Dios quien guiaba sus pala-
Ahora ya veo claramente que en Dios está la ver- bras, acciones y pensamientos, por fuerza y en
dadera paz, que en Jesús está la verdadera caridad, consecuencia lógica, fue tan sencilla, ya que nada
que Cristo es la única Verdad. más sencillo y simple que Dios mismo, puesto que
Hoy en la santa comunión, cuando tenía a Jesús en es Uno. Trataba él de encubrir la grandeza de su
mi pecho, mi alma nadaba en la inmensa alegría de po- resolución con la naturalidad y simplicidad del que
seer la Verdad. Me veía dueño de Dios, y Dios dueño proyecta una cosa trivial; pero bien profundizaba
de mí. Nada deseaba más que amar profundamente a yo en su espíritu, para saber que en él se estaba

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librando el más duro combate que puede darse en Ti, enderézala. No permitas, Señor mío, que yo sea de-
el corazón humano, como más adelante se verá. sagradecido o pierda el tiempo.
Pero ¿cómo será posible, pensaba yo, que este Dentro en mi corazón soy absolutamente feliz,
chico habituado a llevar una vida de tanto esmero aunque ésta no es la palabra que sirve para designar el
y cuidado, pueda soportar la austerísima existen- estado de mi alma.
cia en una Trapa? Es hablador, fuma, se divierte y No me importan las criaturas si no me llevan a
vive como tantos otros muchachos de su edad y Dios. No quiero libertad que a Dios no me conduzca. No
circunstancias. ¿Enfermará en un cambio tan radi- quiero consuelos, gozos ni placeres, sólo quiero la so-
cal, tan repentino y absoluto? Estos y muchísimos ledad con Jesús y el amor a la Cruz.
otros pensamientos desfilaban en mi imaginación, El otro día me probé la cogulla que el reverendo
sin tener en cuenta la más importante y funda- Padre Abad me dejará como un favor especial vestir
mental de las reflexiones, de la que nos habla San desde el día de Pascua. Siempre ha sido grande la
Pablo: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta". ilusión que tuve por poder llevar algún día la cogulla
La última noche que Rafael pasó en casa fue de cisterciense. Pero, es tan nueva y tan blanca que luego
extremo sufrimiento. A la mañana siguiente debía me dio una gran pena y mucha vergüenza tener ese
marchar para Oviedo, a fin de despedirse de sus deseo infantil, que no es para mí más que una vanidad
padres y hermanos. delante de los hombres.
A hora ya muy avanzada, todavía estaba yo A Cristo, que es mi Maestro, en estos días le des-
desvelado. Me levanté, y con el mayor sigilo, me nudaron delante de la turba que le insultaba, y a mí me
acerqué a la puerta de su habitación, pues había visten. ¿Acaso me he de vanagloriar de ello? Necio
visto luz. Le hallé de rodillas ante una capillita de seré si no veo una gran humillación en el día de Pascua,
la Virgen. En seguida se dio cuenta de mi presen- cuando yo, el último discípulo de Cristo, me presente
cia, se levantó, vino a mí echándose en mis brazos en la comunidad con la cogulla nueva y reluciente de la
y lloró con el desconsuelo más amargo que puede Orden cisterciense. Mejor hubiera sido si me hubieran
pensarse. Aquella terrible y violenta crisis que vestido de «saco».
demostraba la agonía de su alma duró poco. Fue la Pero también eso hubiera sido una vanidad infan-
primera y última vez que le vi llorar de aquella til, y en realidad hoy he llegado a la conclusión de que
forma. lo mismo me da. Al fin y al cabo, vestido de seda, de
Llegó por fin la mañana decisiva; yo no me en- lana o de saco, eso no ha de cambiar mi corazón que a
contraba bien de salud y me quedé en la cama. los ojos de Dios es lo que algún día me ha de valer.

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me conviene, y Dios vela por mí como nadie puede sos- Vino a despedirse de mí. No medió ni una palabra
pechar. entre los dos. Recuerdo que suavemente se inclinó
¿Qué tiene de particular que yo no desee nada, si sobre mí, me tomó las manos y me las besó.
me va tan bien poniendo mi único deseo en Dios y olvi- Al instante desapareció de mi vista, y con él,
dando lo demás? una de las épocas de mi vida de mejores recuer-
Mejor dicho, no es que olvide mis deseos, sino que dos. Para Rafael comenzaba su Getsemaní...”.
éstos se hacen tan insignificantes que más que olvidar-
los, desaparecen, y sólo queda en mí un contento muy
grande de ver que únicamente deseo cumplir lo que
Dios quiere de mí, y al mismo tiempo una alegría enor- Rafael se desplaza a Oviedo para pasar las Navi-
me de sentirme aligerado como de un peso muy grande, dades con su familia. Es diciembre de 1933 y sus pa-
libre de mi voluntad que he puesto junto a la de Jesús. dres todavía no saben su decisión de ingresar en la
El único deseo que me queda es un deseo enorme Trapa. El joven pasa un auténtico calvario afectivo y
de obedecer. Quisiera no disponer nada por mí, sino emocional durante estos días, del que sólo se puede
que todo, absolutamente todo, me fuera ordenado. Aún desahogar mediante las cartas que le dirige al maes-
tengo mucha libertad y, como no tengo director espiri- tro de novicios del monasterio de San Isidro de Due-
tual, muchas veces temo equivocarme y confundir la ñas.
voluntad de Dios con lo que no es más que mi capricho. El día 12 de enero de 1934, Rafael envía una carta
Con Jesús a mi lado, nada me parece difícil, y el a sus tíos los Duques de Maqueda, contándoles la
camino de la santidad cada vez lo veo más sencillo. Más experiencia de los últimos días navideños junto a su
bien me parece que consiste en ir quitando cosas, que familia en Oviedo:
en ponerlas. Todo se va volviendo sencillo, en vez de
complicarse con cosas nuevas. Nada os tengo que decir, pues mis palabras son
Y a medida que nos vamos desprendiendo de tanto pocas para expresarlo todo, y lo único que puedo de-
amor desordenado a la criaturas y a nosotros mismos, ciros es que yo no he hecho nada, pues Dios nuestro
me parece a mí que nos vamos acercando más y más al Señor lo ha hecho todo, absolutamente todo. ¡Si voso-
único amor, al único deseo de esta vida, a la verdadera tros supierais cómo me quiere y de qué manera me ha
santidad que es Dios. sostenido y me está sosteniendo! Todo se reduciría a
Señor, no mires mis hechos, ni mis palabras, mira alabarle sin cesar, a bendecirle y ensalzarle y a ento-
mi intención y cuando ésta no vaya bien encaminada a nar continuamente un glorioso canto de acción de gra-

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cias. ¡Señor, Señor, nada os pido, porque ya lo tengo Una de las transformaciones que Jesús ha hecho
todo que sois Vos! en mi alma ha sido la indiferencia. Yo mismo me mara-
Mi padre no solamente me da permiso, sino que él villo, pues veo que he llegado a comprender algo que
mismo va a ofrecerme. No salgo huyendo de mi casa, antes no comprendía.
sino que me despediré de mi madre. No cuento con mis Sabía que no desear nada es el camino para llegar
fuerzas, ni con las de mis padres, sino con el auxilio de a cumplir su voluntad. Pero esto lo sabía con la luz de
la Virgen, y con las fuerzas que da nuestro Dios. la inteligencia. Comprendía con la razón tan sublime
doctrina. Deseaba alcanzar esa virtud de la santa in-
diferencia, y se la pedí a Jesús.
Amando a Dios, no tiene ningún mérito no desear
nada, pues es la cosa más natural. Ahora así lo veo.
¿Cómo es posible amar la vanidad, amando a Dios?
Y vanidad es todo lo que nosotros deseamos y no desea
Dios. Querer sólo lo que Dios quiere es lo lógico para
el que le ama. Fuera de sus deseos, no existen deseos
nuestros, y si existe alguno, ha de ser porque es con-
forme a su voluntad, y si no lo fuera, no estaría nues-
tra voluntad unida a la suya.
Pero si de veras estamos unidos por amor a su vo-
luntad, nada desearemos que Él no desee, nada ama-
remos que Él no ame, y estando abandonados a su vo-
luntad, nos será indiferente cualquier cosa que nos
envíe, cualquier lugar donde nos ponga.
Cada día soy más feliz en mi completo abandono en
sus manos. Veo su voluntad hasta en las cosas más in-
significantes y pequeñas que me suceden. De todo saco
una enseñanza que me sirve para comprender mejor su
misericordia para conmigo.
Amo entrañablemente sus designios, y eso me bas-
ta. Soy un pobre hombre ignorante de lo que realmente

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humilde, paciente, inmenso, infinito que nos ofrece Je-
sús con sus brazos abiertos desde la Cruz.

10 de abril de 1938
Yo quisiera desaparecer, y en cierto modo así me
pasa, pues Él lo llena todo. ¡Qué bueno es Dios! Nada
hice yo por Jesús y, sin embargo, ¡qué grande es su mi-
sericordia! De esto no sé salir ni seguir adelante.
Mi alma se abisma en tanta maravilla y enmudece.
Sólo veo una pobre criatura sacada del mundo, ¡y de PRIMER INGRESO
qué mundo!, por la gracia, y sólo la gracia de Dios, y
traída a la soledad para que, sin que ella se dé cuenta, EN EL MONASTERIO DE
coopere con una de las más maravillosas grandezas de
Dios.
SAN ISIDRO DE DUEÑAS
¿Y cuál es esta maravilla? El estupendo milagro de
que un alma como la mía, pobre, desnuda, llena de mun- El día 15 de enero de 1934, a los 22 años, Rafael
do y vicios se vea amada de Dios, conducida y soste- ingresa en el noviciado del Monasterio de San Isidro
nida por Él en sus muchas flaquezas y miserias, ten- de Dueñas (Palencia), donde permanecerá cuatro me-
taciones y desconsuelos. ses en la observancia plena de la Regla cisterciense.
Dios, haciendo su obra en mi alma, transformando
mi corazón y elevándolo hacia sí, desencajándolo de en El día 23 de enero escribe una carta a sus padres
medio de las criaturas y llenándolo de su amor. Dios el desde el monasterio, participándoles sus vivencias ini-
Eterno, guiándome a mí. ¿Quién no se pasma? ciales:
¡Ah!, si el mundo me conociera y viera lo que soy.
Si los hombres vieran mis torpezas y mi duro corazón, Son las seis de la mañana y tengo un sueño que me
quedarían aterrados ante la grandeza de Jesús, que no caigo. Con hoy llevo en el monasterio ocho días justos,
desdeña cuidar a este pobre hombre, más digno de lás- en los cuales he tratado de sujetarme en lo posible a
tima que de amor. Y Dios me ama. ¡Ah, y de qué mane- la Regla, y por ahora lo que sí puedo decir es que tengo
ra! Eso lo sé yo, y nadie más. Pero no sé, soy muy tor- mucho sueño. Me acuesto a las siete de la tarde, y con
pe, y mucho más para hablar de eso. la gracia de Dios me duermo enseguida. A la una me
despierta el dolor de riñones, pues el colchón sobre el
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que duerno no es precisamente de plumas; cambio de quilo. Bendito Jesús, ¿qué me enseñarán los hombres,
postura a la una, como digo, y cuando ya parece que que no enseñes Tú desde la Cruz?
estoy otra vez dormido... ¡zas!, la campana que anuncia Ayer vi claramente que solamente acudiendo a Ti
que son las dos y que tengo que bajar a Maitines. No lo se aprende; que sólo Tú das fuerzas en las pruebas y
dudo ni un segundo; me pongo las zapatillas y el abrigo, tentaciones, y que solamente a los pies de tu Cruz,
pues duermo vestido, me lavo un poco la cara, y con el viéndote clavado en ella, se aprende a perdonar, se
pensamiento puesto en Dios, y el corazón alegre, bajo aprende humildad, caridad y mansedumbre.
las escaleras del noviciado a toda velocidad y entro en Vengan luego desprecios, humillaciones, azotes de
la iglesia donde mi Dios está en el Tabernáculo, espe- parte de las criaturas, ¡qué me importa! Contigo a mi
rando a sus monjes para que empiecen a cantar sus lado lo puedo todo. La admirable lección que Tú me en-
alabanzas. señas desde tu Cruz me da fuerzas para todo.
¡Dichosa naturaleza!, qué guerra das, pero espero A Ti te escupieron, te insultaron, te azotaron, te
que con la ayuda de Dios te he de sujetar; segura- clavaron en un madero, y siendo Dios, perdonabas hu-
mente, sin que yo me dé cuenta. Al cabo de cierto milde, callabas y te ofrecías. ¡Qué podré decir yo de
tiempo ya no tendré tanto sueño como ahora, pero qué tu Pasión! Más vale que no diga nada y que allá adentro
le vamos a hacer, también los apóstoles se durmieron de mi corazón medite en esas cosas que el hombre no
en el Huerto y dejaron a Jesús solo, y eso que eran puede llegar jamás a comprender.
apóstoles, conque qué no haré yo, que soy un pobre Cristo Jesús, enséñame a padecer con esa alegría
pecador. humilde y sin gritos de los santos. Enséñame a ser
manso con los que no me quieren o me desprecian. En-
Pasados unos días, vuelve a escribir a su madre: séñame esa ciencia que Tú desde la cumbre del Calva-
rio muestras al mundo entero.
Ayer tuvimos por trabajo el traslado de sacos de Mas ya sé..., una voz interior muy suave me lo
patatas desde el almacén al monasterio. Te aseguro descubre todo, algo que siento en mí que viene de Ti y
que me sale muy bien la carga y descarga de sacos y, que no sé explicar. Yo, Señor, a mi modo, lo entiendo,
después de la jornada, voy a que me apunten lo que he es el amor, en eso está todo. Ya lo veo, Señor, no ne-
hecho, es decir, voy a la capilla y se lo digo al Amo, y cesito más, es el amor, ¿quién podrá explicar el amor
siempre que voy a verle, tengo algo para que me de Cristo? Callen los hombres y las criaturas para que
apunte, y luego me pague los jornales todos a la vez. en el silencio oigamos los susurros del Amor, del Amor
Un día es unas cuantas cepas arrancadas; otro día son

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haya sentido esto, ni remotamente podrá sospechar lo pastillas de chocolate envueltas; otro día el barrido
que es. del dormitorio, etc. Al fin y al cabo, no voy más que a
Ojalá que todos los hombres amaran la Cruz de mi negocio y te aseguro que con un Amo tan generoso
Cristo. ¡Oh, si el mundo supiera lo que es abrazarse de como el mío, he hecho un negocio redondo.
lleno, de verdad, sin reservas a la Cruz de Cristo! El otro día estaba en la capilla yo solo; había
Cuántas almas, aun religiosas, ignoran esto... ¡qué pena! vuelto de la chocolatería donde había estado empaque-
Cuánto tiempo perdido en pláticas, devociones y tando pastillas. De rodillas delante del Sagrario mi
ejercicios que son santos y buenos, pero que no son la alma le ofrecía a Dios mi último trabajo, las dos horas
Cruz de Jesús, es decir, no son lo mejor. de silencio empaquetando pastillas; y de esas cosas
Pobre oblato que arrastras tu vida siguiendo como que pasan a veces, me pasó a mí. Verás...
puedes las austeridades de la Regla, conténtate con En un arranque de fervor le dirigía a mi Dios la
guardar en silencio tus ardores; ama con locura lo que siguiente oración: "Señor, Vos estáis muy arriba y yo
el mundo desprecia porque no lo conoce; adora en si- estoy aquí abajo, desde donde de una manera más o
lencio esa Cruz que es tu tesoro sin que nadie se ente- menos generosa quiero hacer llegar hasta Vos el hu-
re. Medita en silencio a sus pies las grandezas de Dios, milde obsequio de un pobre trapense, que lo único que
las maravillas de María, las miserias del hombre del ahora os puede dar es el trabajo de envolver unas
que nada debes esperar. Sigue tu vida siempre en si- docenas de pastillas de chocolate, y creedme, si yo
lencio, amando, adorando y uniéndote a la Cruz, ¿qué pudiera subir al cielo y entregaros mi ofrenda, y luego
más quieres? volver a bajar a la chocolatería de la Trapa, así lo
haría ".
7 de abril de 1938 Y como a mí, incluso en la oración, se me ocurren
Jesús mío, arrodillado humildemente a los pies de tonterías, pensé, cuando ya me levantaba: "Qué bien
tu santa Cruz, te pido con fervor que me des la virtud me venía a mi un aeroplano". Y nada más decir esto,
de la paciencia, me hagas humilde y me llenes de man- cuando rompe el silencio de los cielos de Castilla, el
sedumbre. Jesús mío, mira que esas tres cosas las potente motor de un aeroplano que en aquellos momen-
necesito mucho. tos daba la casualidad que volaba por encima del
Ayer sufrí el desprecio de un hermano, me hizo monasterio.
llorar y si no hubiera sido porque Tú desde la Cruz me Podéis creerme que iba a levantarme y seguí de
enseñaste a perdonar, quizás hubiera cometido una rodillas, pero ahora no le decía a Dios nada; pensaba
falta ¡Cuánto me costó vencerme! Pero dormí más tran- en el aeroplano e imaginaba que había pasado por la

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Trapa, había cogido los chocolates de un novicio que no hallar un alivio. Esto a veces es un consuelo muy gran-
podía volar y, luego, dirigiendo los mandos hacia el de, a veces es también un dolor profundo.
cielo se lo había ido a entregar a Dios. Y el Amo seguía ¡Si el enfermero supiera el hambre que paso! No
en el Tabernáculo y su siervo de rodillas y en silencio, conoce ni comprende mi enfermedad, y ¡cuánto me ha-
escuchando cómo se apagaba el ruido del potente ce sufrir! Dios así lo tiene dispuesto. No me quejo y
motor que se alejaba a toda velocidad sobre el cielo de bendigo la mano del enfermero que para mí es la mano
Castilla. de Dios. Hambre en soledad y silencio, algunas veces
creo que no podré resistir, pero Dios me ayuda, y
Rafael es feliz en la Trapa y continuamente mani- tengo la impresión de que todo acabará pronto. Por un
fiesta la gratitud a Dios, a pesar de las pequeñas cru- lado lo deseo, por otro lo mismo me da, y sólo quiero
ces que conlleva la vida de un monje: cumplir la voluntad de Dios.

Te puedo asegurar que la vida es dura, pero está 1 de abril de 1938


todo tan bien dispuesto que se hace no sólo llevadera, Aún me conviene humillarme por mis debilidades.
sino incluso agradable. Lo que da mucho calor es la Todavía es necesaria la experiencia de verme incapaz
capucha; excuso decirte cuando llegue el verano, me para nada bueno. ¿Qué podrás tú solo? Caer y no le-
voy a ir derritiendo poco a poco, y un día van a buscar vantarte. Retroceder en lugar de avanzar. Mira de-
a Fray Rafael y no encontrarán más que el hábito. lante de Jesús lo que eres, y aprende a conocerte; así
Cada vez me convenzo más de que la Trapa la ha no tendrás soberbia, y en tu propia humillación apren-
hecho Dios para mí y a mí para la Trapa; está visto que derás algo de humildad, que aún no sabes lo que es eso,
la única ciencia posible en el mundo es colocarnos don- y es necesario que lo aprendas.
de Dios nos tenía destinados, y una vez que hemos
acertado a saber su voluntad, entregarnos a Él con 3 de abril de 1938
todo el corazón. Yo no sé rezar. No sé lo que es ser bueno. No ten-
Por desgracia, soy un fraile muy disipado. Tengo, go espíritu religioso, pues estoy lleno de mundo. Sólo
como siempre he tenido, muy buen humor, pero como sé una cosa, una cosa que llena mi alma de alegría a
no puedo hablar, ni gritar, ni correr, pues me lo tengo pesar de verme tan pobre en virtudes y tan rico en mi-
que comer. Así que me dan a lo mejor unas ganas terri- serias. Sólo sé que tengo un tesoro que por nada ni por
bles de silbar, al ver a mis hermanos, y yo entre ellos, nadie cambiaría, mi cruz, la Cruz de Jesús. Esa Cruz
tan encapuchados comiendo cebolla. Se me ocurren mil que es mi único descanso, ¡cómo explicarlo! Quien no

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25 marzo de 1938 diabluras, pues aunque siempre veo el lado sublime de
Ha venido mi hermano a visitarme y he hablado la Trapa, también le veo el lado divertido. Bueno, esto
con él del mundo, y vi lo que ya tantas veces he pen- parece un contrasentido, decir que una Trapa es un
sado: la vanidad de las cosas. lugar divertido, pero la cuestión es que yo no me abu-
Me habló de mi familia, de sus preocupaciones e rro, ni sé lo que quiere decir esa palabra.
intereses, de proyectos futuros. Me contó detalles de Estos días he tenido que cantar en el púlpito unas
la nueva vida de mis padres, las reformas de la casa. "lecciones de Maitines" y puedo aseguraros que nunca
Me habló de perros, caballos, automóviles, que sé yo. he pasado tantos apuros. Me salía la voz temblona, co-
Qué bueno es Dios que me ha separado de todo gía el tono o muy alto o muy bajo, tropezaba en la capa
eso. Para mí ya no hay nada que me interese. Qué feliz al subir las escaleras, en fin, un verdadero desastre,
soy con sólo Dios y mi cruz. pero no se puede remediar. Verme a las tres de la ma-
En el mundo se sufre, todo son afanes, deseos, es- ñana subido en un púlpito y dominando todas las calvas
peranzas pocas veces cumplidas. En el mundo se llora y peladas cabezas de los monjes, las letras del
por intereses materiales deleznables. "leccionario" me bailaban, de repente se me olvidaba la
Hoy al hablar con mi hermano del mundo he senti- pronunciación del latín, y no daba "pie con bola".
do pena, porque me vi lejos de todo lo que amaba y aún
ama mi corazón. ¿Quién que tenga entrañas, no ama su El Padre Damián comenta en relación con estos
hogar? Sin embargo, Dios sigue actuando en mi alma, hechos:
siento muy dentro un alejamiento de todo que no sé “A pesar de que el Hermano Rafael era muy
explicar. Siento un afecto muy tierno y dulce por mi diestro en el manejo de los pinceles y un gran es-
familia, pero de distinta manera que antes. critor, según se puede apreciar en sus escritos,
sin embargo, era la misma nulidad para ciertos
28 de marzo de 1938 servicios que a los demás novicios nos resultaban
Después del desayuno paseé mi pequeño agobio por fáciles como era, por ejemplo, encender los dos
la galería de la enfermería. Una tristeza muy grande grandes candeleros, a los lados del altar mayor, a
se apoderó de mí. Me sentía tan enfermo, tan solo, tan dos o tres metros de altura. Había que ver los
débil que sintiéndome cansado de todo y de todos, llo- apuros, temblores y angustias que pasaba. Se usa-
ré con pena. ba un encendedor de mango largo, lo tomaba en
Me parecía enorme el abandono en que me veía, sus manos, se ponía tembloroso al encender la ve-
material y espiritualmente. No tengo a nadie en quien la, y así estaba tiempo y más tiempo, hasta que

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viendo que pronto finalizaba el canto de la Salve, intensa que él tenía, cómo Dios le amaba con su infinito
optaba por desistir del intento, bajando del amor, y sentirse tan sujeto a las miserias y cuidados
presbiterio con las orejas gachas y las mejillas de su cuerpo mortal, no pudiendo corresponder como él
enrojecidas. El Padre Maestro, aun cuando tenía quería a aquel amor de Dios que sentía, pues se veía
que hacerse gran violencia por tratarse de algo in- francamente impotente, siendo su gran deseo que su
voluntario, le solía reprender en las conferencias corazón se diese más a su ser querido, y que su alma
que nos daba, y él se humillaba y pedía perdón por volase de una vez a su encuentro, pues le era difícil
su torpeza. Y un día durante la repetición (confe- vivir en aquella situación y en aquel fuego que le abra-
rencia que suele dar el Padre Maestro a los novi- saba. Todo esto me lo decía llorando. Yo no tenía pala-
cios durante media hora sobre temas de vida reli- bras para poder consolar aquella alma, ni tampoco me
giosa), en presencia de los demás novicios, le podía hacer cargo exacto del sufrimiento de mi herma-
reprendió ásperamente, aunque sólo en apariencia, no.
pues me consta que tenía que hacerse gran violen- Todo esto que he contado, tenía lugar un mes an-
cia para lastimar con sus palabras a aquel modelo tes de su muerte. Era ya la época sublime a la cual
de novicio. Nuestro Hermano Rafael, entonces, al había llegado su alma. Al día siguiente salí para casa,
sentirse aludido, salió al medio de la sala y se ten- donde no conté nada de lo que había vivido junto a
dió en el suelo cuan largo era, pidiendo humilde- Rafael. Salí por una parte triste por dejar a mi herma-
mente perdón por su torpeza. Tanto el Padre no sufriendo, sin poder hacer nada para aliviar aquel
Maestro como sus compañeros de noviciado, que- dolor tan grande, y por otra parte, alegre, al haber
damos edificados ante un acto tan espontáneo de visto cómo Dios se estaba volcando en aquella alma tan
humildad”. querida. Todo esto me hizo pensar mucho para mi vida
futura.
Continúa narrando el Hermano Rafael: Poco más o menos al mes de haber estado por úl-
tima vez con Rafael, llegó de Vitoria el alférez Ibarra,
En la iglesia siempre estamos de ceremonia, no se trayéndome todo el papeleo de la Batería, diciéndome
habla nunca para nada, no se hacen señas, se anda des- nada más llegar, que mi hermano Rafael había muerto
pacio, sin ruido, se hacen inclinaciones profundas al hacía unos días en la Trapa, sin más comentarios ni
Señor que está en el Tabernáculo. En una palabra, lo explicaciones. Rápidamente comprendí que así es como
que debe ser y exige el culto divino; eso a mí me le quería Dios, desprendido de todo, y con un gran
entusiasma, pues bien sabéis que nunca me han gustado Aleluya, Dios le premió llevándoselo consigo".

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había caído en manos del ejército nacional. Queriendo las familiaridades en nada, y menos en la iglesia. Se
ver a Rafael para darle un abrazo, fui primero a la puede decir que los trapenses se educan exclusiva-
Trapa. Estuvimos paseando por la tarde en la huerta y mente para Dios. Educan primero su alma, pero des-
pude apreciar el sufrimiento que padecía, y la gran pués su cuerpo y sus modales, y no es que yo quiera
cruz que Dios había mandado a aquella alma; me alabar a mi Orden por encima de nadie, pero se puede
preguntó por todas las cosas de casa, se interesó por decir que en cuanto a la forma de celebrar el culto, el
mi vida en el frente, siguió insistiendo en que la Virgen trapense es el más elegante.
me protegería, pero que no dejase de buscar a Dios. Lo que me da más alegría es pensar que esta paz
Era su gran obsesión: que todos buscásemos a Dios, será eterna, pues el día que me muera lo único que
que estábamos obligados a ello y que era la única ver- haré será aumentarla en tan alto grado, que no puedo
dad en esta vida. sospechar.
Cuando le pregunté cómo podía vivir siempre ro- El amor a las criaturas se acaba con la muerte. El
deado de los mismos personajes tan dispares a él en deseo de gloria humana, con la muerte se termina, y
sus gustos, y por qué no se iba a la Cartuja, donde vivi- los negocios del mundo, con la muerte se desvanecen
ría en soledad, me contestó: "Luis Fernando, yo no en nada; solamente el amor a Dios aumenta con la
puedo con la soledad, tengo que ver caras, aunque me muerte. Es decir, que lo que yo tengo, lo tengo para
hagan sufrir; tú si podrás con la soledad; con tu tem- siempre, me lo dice la fe; en cambio, lo que he dejado
peramento podrás ser cartujo". en el mundo, es solamente prestado para unos cuantos
A mí, en aquellos momentos ni se me había pasado años, después, nada.
por la imaginación ser cartujo, y como siempre dije: Por eso, queridísimos padres, cuando yo soy tan
cosas de Rafael, y con el tiempo, que es lo más curioso, feliz aquí en mi monasterio, poseyendo solamente una
llegué a ser cartujo. túnica y una capa blanca por todo caudal, y veo que no
Lo que más me impresionó aquella tarde, fue cuan- hace falta más para ser feliz en la tierra, pienso en
do empezó a explayarse, llorando, del terrible sufri- vosotros y tengo unos ardientes deseos de poder co-
miento que tenía. No era el sufrimiento que le produ- municaros lo que siento en aquellos momentos, y
cían las cosas terrenales de la vida austera que había deciros a vosotros y a mis hermanos: no os preocupéis
abrazado, ni el sufrimiento que le pudieran producir del mundo y sus negocios, no os inquiete el porvenir,
aquellas criaturas de Dios con quienes convivía, de las dejadlo en manos de Dios; no os aficionéis a las cosas
cuales Él se valió para santificarlo. En realidad el gran de la tierra, pues es perder el tiempo. Acudid a Dios y
sufrimiento de Rafael era ver, con aquella fe grande e

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en Él hallaréis paz, primero aquí en la tierra y después Sólo la caridad hace feliz. Sólo en ella se encuen-
en el cielo. tra la mansedumbre y la paz. Solamente en la caridad
Ya parece que me voy acostumbrando a la capucha, se halla la verdadera humildad, y solamente en ella po-
mejor dicho, ya me voy acostumbrando a todo. El cuer- demos vivir tranquilos y felices en comunidad. ¡Cuántas
po es un animal de costumbres, y lo único que hay que cosas diría si supiese escribir! Mas no sé, y ante la
hacer es saber domarlo. impotencia de poder expresar lo que mi alma siente,
prefiero callar. La Santísima Virgen, que me compren-
de sin necesidad de ruidos ni de palabras, es mi gran
consuelo. Ante Ella deposito mi silencio. Así sea.

20 de marzo de 1938
Me cansan los hombres, aun los buenos. Nada me
dicen. Suspiro todo el día por Cristo, y en medio de mi
deseo de cielo y de amor a Jesús, arrastro mi vida que
el mundo aún sujeta, y tengo forzosamente que ocu-
parme de comer, dormir, ¡qué asco!, Señor, perdóname.
Tú así lo quieres
Comprende, Jesús mío, que con lo que Tú me quie-
res, y con lo que yo te quiero, es muy penoso vivir así,
y claro, ya comprenderás que a veces sienta esos de-
seos de desatarme de este cuerpo que tanta guerra me
da, que desee salir de entre tanta criatura que no son
Tú, que me canse de esperar. Ya ves, Señor, soy flaco
y miserable. No sé cumplir tu voluntad.

Cuenta su hermano Luis Fernando:


"La última vez que estuvimos juntos los dos her-
manos, venía yo con permiso a casa, una vez que Teruel

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Ahora me pasa una cosa muy rara. Algunos días,
cuando salgo de la oración, aunque me parezca que du-
rante ella no hago nada, siento unos deseos muy gran-
des de amar a todos los miembros de la comunidad,
como Jesús los ama.
Algunos días, después recibir al Señor en la comu-
nión y ver lo que Él me ama siendo lo que soy, siento
unos deseos muy grandes de humillarme ante aquellos
religiosos de los que antes creía que me habían humi-
PRIMERA SALIDA
llado a mí.
Son religiosos al servicio de Dios. Jesús los quie- DEL MONASTERIO
re. Yo soy el último, el más mundano y con más lastre
de pecados. ¡Ah, si el mundo supiera lo que yo he sido! Rafael había ingresado como novicio en la Trapa
¡Ah!, Señor, en esos momentos no veo flaquezas ni mi- el día 25 de enero de 1934. Cuatro meses después,
serias en nadie. Sólo veo mi pobreza amada por Dios, y por decisión de sus superiores y enfermo de gravedad
ante eso ¿qué no haría yo para imitarle? ¡Pues amar por la diabetes que se le manifiesta de forma inespe-
entrañablemente al prójimo! rada y aguda, vuelve a su casa para intentar restable-
¡Ah!, Señor, qué gran paz se siente en esos mo- cer su salud.
mentos. Así como antes me turbaba una falta o una
flaqueza de un hermano y sentía casi repulsión, ahora “En mayo se iniciaban los primeros síntomas de
siento una ternura muy grande hacia él, y quisiera en la diabetes con su enorme cansancio y falta de
lo que de mí depende, reparar la falta. Es un alma a la fuerzas. A mediados de mayo ya no podía seguir a
que quiere Jesús. Es un alma por la cual Jesús sangra sus hermanos en los trabajos del campo, que
desde la Cruz. ¡Acaso yo la voy a desdeñar! Dios me constituyen uno de los principales en la vida cis-
libre, al contrario, siento un gran amor hacia ella, y terciense. Se iba quedando atrás del grupo que
esto que digo no es vana palabrería, es un hecho real y formaban los novicios, pero nada decía, a pesar de
positivo que yo no he conseguido, sino que Jesús ha sufrir horriblemente. Al verle tan falto de fuer-
puesto en mi alma. He aquí el estupendo milagro. Ahora zas y con el rostro intensamente pálido, le manda-
veo claro. ban sentarse y abandonar la faena, pero eso era
para él mayor humillación y labor que el trabajo

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mismo. ¡Cuántas lágrimas, decía él después, derra- del sol, sin tomar la brisa del mar, sin correr por el
mé entonces a solas con mi Dios!”. (Vida y mundo en libertad. Todo eso es pequeño, no es nada,
Escritos) . prefiero a Jesús en la soledad.
Ya no me importan las criaturas, ni me hacen daño
El 25 de mayo, cuando el Hermano Rafael se en- las flaquezas de los hombres. Son hombres, y nada
contraba en vísperas de salir de la Trapa por enfermo, más; sólo en Dios hallo refugio; sólo en Él he de buscar
el Padre Damián, testigo de estos hechos y compañero caridad.
de noviciado del santo, recuerda que “lo encontró apo- Ya no me importa mi vida, ni mi salud, ni la enfer-
yado sobre el marco de la ventana de la enfermería, medad. Sólo encuentro consuelo en hacer su voluntad,
pesaroso y lleno de ansiedad por haber avisado a sus y eso me llena de tal alegría que parece como si mi co-
padres para que vinieran por él. Ello indica su pro- razón fuera a estallar.
funda vocación trapense. De ahí sus anhelos constan- Una de tus grandezas es la transformación que
tes de volver cuanto antes a su amado monasterio. haces en mi alma con respecto al amor al prójimo. Me
¡Cuatro meses de paz, de felicidad tranquila, de fer- explicaré.
voroso aprendizaje en el servicio a Dios, después de Cuando antes buscaba un religioso y me encontra-
las luchas pasadas, de las renuncias, cuando el alma ba en su lugar, un hombre corriente, ¡cuánto sufría,
creyó obtenido el triunfo, cuando creyó haber llegado buen Dios! Cuando un hermano, sin él saberlo, me humi-
a la meta, tan cerca del Corazón de Cristo. ¡Pobre llaba (¡a mí..., qué paradoja!), también sufría. Cuando
hermano Rafael, otra vez al mundo, a la lucha! Sufrir mi alma no encontraba lo que buscaba, aunque no fuera
siempre...” (“Vida y escritos”). más que un poco de educación en los demás…
Perdí la ilusión, y en mis ratos de desconsuelo
Su tío Leopoldo comenta en su obra “Un secreto pensaba: más vale así; he de separar mi corazón de los
de la Trapa” : hombres y entregárselo sólo a Dios. Pasaba días en que
“Plácidamente transcurrieron para Rafael los no quería hacer ni señas. En medio de todo eso (ahora
primeros meses de su vida religiosa. Concentrada lo he visto claro), había bastante soberbia, mucha va-
su alma en la más fiel observancia de la santa Re- nidad y un inmenso amor propio. Dulce y manso Jesús,
gla, sólo vivía para asimilarse con la mayor per- perdóname, no sabía lo que hacía. Solo y sin guía, si Tú
fección del espíritu del Císter, del que era fer- no me ayudas, mil y mil veces me desviaré del verdade-
viente admirador. Junto con esa admiración, pro- ro camino, de tu caridad.
fesaba a su monasterio un intenso cariño, pero

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Tú, buen Jesús, tienes tus delicias en el corazón con un afecto pegado a personas y a cosas, hasta
del hombre. Déjame hacer en el tuyo mi celda y mi le- el punto de que él mismo confiesa en muchas de
cho. Déjame vivir solo y desnudo de todo junto a tu sus cartas que se consideraba el más feliz de los
Corazón Divino, y ríame de los hábitos, de las coronas mortales. Su despedida del mundo tuvo para él un
y de las barbas de todos los conversos del mundo. carácter definitivo y jamás se le ocurrió pensar
¡Qué necio es el mundo! ¡Cómo nos alegra un trapo que Dios, que tan fuertemente le atraía a la vida
y nos entristece una nube! ¡Con qué facilidad nos consi- del claustro, tuviese otros designios que los de
deramos felices con una niñería, y con otra niñería nos permanecer allí hasta el final de su vida. Pero por
abatimos y desalentamos! suerte inmensa para los hombres, Dios vigila los
pasos de los santos, atiende a todas sus necesida-
9 de marzo de 1938 des y acaba en ellos obras maestras que sólo un
Mi amado Jesús: Comprendo que la humildad y la Artista Infinito puede concluir por medio de la
paciencia es lo que hoy más necesito. gracia. Y este fue el hecho: a través de una en-
Después de llevar una hora larga en la clase de la- fermedad, principiaba nuestro Señor su obra
tín con los oblatos, salgo con el espíritu cansado y con maestra en Rafael.”
los nervios en tensión. Cuántas veces, Señor, me aga-
rro al crucifijo y hago un acto de sumisión a tu volun- El padre Damián dejó escritas estas reflexiones
tad. Pero, Señor, los nervios no puedo dominarlos. ¡Si sobre aquellos días:
tuviera verdadera y perfecta paciencia! “Toda la comunidad, conmovida ante la pérdida
de aquel novicio modelo de dulzura y mansedum-
13 de marzo de 1938 bre, que había sido uno más en seguir las huellas
¡Cómo cambias mi alma, Señor! Qué maravilloso mi- del Divino Maestro, adaptándose con tanta alegría
lagro. Las criaturas ya no me dicen nada, todo es rui- a las austeras Reglas cistercienses, le despidie-
do. Sólo en el silencio de todo y de todos hallo la paz ron en silencio, sin lágrimas ni palabras; pero con
de tu amor. Las criaturas te abandonaron, el cielo se la honda pena de verle acabado, exhausto, con el
oscureció. Sólo quedó en el silencio del Gólgota, un sufrimiento reflejado en su semblante y, sin em-
Dios clavado en la Cruz. bargo, sonriente, siempre con la paz que emana de
Ya nada me importa, sólo me hace sufrir la espera, Dios.
el temor de perderte, el tener que vivir. Ya no me im- Una excepción hizo el reverendo Padre Abad
porta vivir encerrado entre muros, sin ver las puestas con aquel hijo suyo amado: el hábito. Aquella tela

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áspera, penitente, blanca y pura, recibida de sus 8 de marzo de 1938
manos tres meses antes, se la dio como don pre- Dios y su voluntad es lo único que ocupa mi vida.
cioso, para envolver su cuerpo si la voluntad de Qué inmensa es la gracia de Dios cuando va llenando
Dios le hacía morir en el mundo. poco a poco un alma. Cómo se va precisando la vanidad
Solamente Dios y la Virgen, únicos confidentes de todo lo humano, y cómo uno se convence de que sólo
de todas sus penas, saben lo que tuvo que sufrir en Dios es donde se halla la verdadera sabiduría, la
el pobre Hno. Rafael al tener que separarse del verdadera paz, la verdadera vida, lo único necesario y
nido de sus amores. Lloraba como un niño cuando el único amor y deseo del alma.
se presentó en el noviciado para estrecharnos El otro día, el reverendo Padre Abad me dijo que
contra su pecho a los que tuvimos la dicha de el día de Pascua me daría la cogulla monacal y el esca-
convivir con él aquellos primeros cuatro meses de pulario negro. ¡Qué alegría tuve, buen Jesús! Cuánta
su vida religiosa. Nosotros, por nuestra parte, no ilusión tenía ya hace tiempo por poder vestir la cogu-
pudimos tampoco contener las lágrimas al abrazar lla. Qué alegría tan grande me dio pensar que dentro
por última vez, a aquel hermano tan querido y tan de un breve plazo no me distinguiría en nada de un
simpático. verdadero religioso.
Terminadas las despedidas de los distintos Pero después que fui a darle gracias al Señor por
grupos de la comunidad, Rafael, acompañado de su este beneficio, vi claramente que en mí todo eso es
confesor el Padre Teófilo, salió a la galería y vanidad. Es un honor que me hace la comunidad, y eso
dejándose caer en un sillón intentó reponerse de me lastima más que otra cosa. Con cogulla o sin ella soy
las fuertes impresiones del día. Los suspiros y el mismo delante de Dios. Todo lo externo me es indi-
lágrimas del angustiado Rafael me hacían ver que ferente. Sólo quiero amar a Dios, y eso lo hago por
en su interior se desarrollaba una tremenda crisis dentro y sin que se enteren los hombres.
espiritual que le oprimía el corazón. Lo mismo me da, Señor, el honor que el desprecio.
Cuando dejé el mundo, me decía, me despedí La alegría vana e infantil de vestir la cogulla ya se ha
de todos hasta la eternidad, y por la prensa se serenado. No quisiera, Señor, que nada del mundo me
enteró todo Asturias de que la gracia había triun- turbara, ni nada de las criaturas me quitara la paz y el
fado en mí sobre la naturaleza. Ahora vuelvo allá sosiego de amar sólo tu voluntad. Y así veo, Señor, que
deshecho, inútil, con la mortaja en la maleta. todo es vanidad. Que Tú no estás en el hábito ni en la
¿Qué dirá el mundo, tan propenso a escandali- corona. ¿Entonces? Tú, Señor, sólo estás en el corazón
desprendido de todo.

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zarse? Yo quiero morir aquí, quisiera que esta no-
che fuera la última de mi vida!
Ante estas expresiones, caí en la cuenta de
que Rafael había penetrado en la terrible noche
Dice su confesor el Padre Teófilo Sandoval que ya oscura del alma.
por aquel entonces comenzaron a notar que algo Amaneció el día 26 y apareció Rafael vestido
extraordinario se operaba en el alma del hermano de seglar, con una amargura inmensa; le daba ver-
Rafael. Se pasaba horas enteras junto al Sagrario, a güenza de sí mismo. Le di un abrazo y le dejé ba-
solas con su Dios, en elevada unión con Él, y luego, al jar las escaleras solo, pero no se tenía. Me llamó;
volver a reanudar su vida en el monasterio, le veían colocó su mano sobre mi hombro y así bajó hasta
transformado, reflejada en su mirada aquella llama de el claustro, aquí le cogí del brazo y llegamos a la
amor ardiente que le consumía. hospedería. Le di el último abrazo, pero tan fuer-
El Padre Amadeo dice que “ya en los últimos meses temente me apretó que no quería desprenderse,
de su vida me llamaba la atención que su postura ante deseaba morir en mis brazos. Hasta que el Padre
el Santísimo era de quien está completamente abando- enfermero bajó y le arrancó de mí, conduciéndole
nado en las manos del Señor; le costaba trabajo sepa- a la ventana, para que se enjugara el rostro y pu-
rarse del centro de sus amores. Muy agotado físi- diera presentarse sereno ante su padre que le
camente, no podía hacer trabajos duros, y alguna vez, esperaba en el recibidor para llevárselo enseguida
para distraer sus largas horas de soledad, le ocupaban en el coche a Oviedo.
en pelar patatas, en la chocolatería o en hacer planos y El día 26 de mayo de 1934, llegaba Rafael a la
dibujos que el reverendo Padre Abad le encargaba, o casa de sus padres, de donde había salido cuatro
en estudiar latín, o en clase de gramática con los pe- meses antes pletórico de vida y de salud. Llegaba
queños oblatos, por los que sentía especial cariño. pálido, sin vista, casi moribundo, con el traje se-
Pero Fray Rafael no podía atender a nada de la glar colgándole de los hombros, pues fueron vein-
tierra. Sólo amar a Dios era su pensamiento constante, ticuatro kilos perdidos en ocho días, y sonriente,
y este amor conmovía todas las fibras de su ser, ane- como si fuera el hombre más feliz de la tierra. En
gando su corazón y haciéndole indiferente a todo lo su maleta llevaba el santo hábito trapense. Guár-
que no fuera su Dios" dalo bien guardado, fueron sus primeras palabras
dirigidas a su madre, que no se apolille, pero que
esté a la mano.

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Y después, al verse acostado de nuevo en su en tu centro, ojalá no tengas que volver a salir, eres
cama, atendido, rodeado de médicos y cuidados, feliz en el convento, el mundo no es para ti.
dijo tranquilo y con una tristeza infinita en su Estas y otras cosas razona mi familia. Es natural,
dulce mirada: ¿Lo ves? Ya estoy aquí otra vez... ignoran mi vocación.
¡Dios lo quiere! Si el mundo supiera el martirio continuo que es mi
Siempre la sumisión gozosa a la voluntad de vida. Si mi familia supiera que mi centro no es la Tra-
Dios.” (Vida y Escritos) . pa, ni el mundo, ni ninguna criatura, sino que es Dios, y
Dios crucificado. Mi vocación es sufrir en silencio por
El mismo Rafael, en carta escrita el 3 de junio a el mundo; inmolarme junto a Jesús por mis hermanos,
su tío Leopoldo, explica su estado: los sacerdotes, por las necesidades de la Iglesia, por
los pecados del mundo, las necesidades de mi familia, a
Tengo mucha azúcar y acetona; estoy con un plan la que no quiero ver en la abundancia de la tierra, sino
de alimentación en el que se me pesa por gramos todo muy cerca de Dios.
lo que como; tengo un hambre terrible y una debilidad ¡Ah!, si el mundo supiera ver las enormes luchas
tal que leer me marea, andar me cansa y apenas veo. detrás de la paz conventual. Pero no, eso no deben
Todo ha sido cuestión de seis o siete días, pero ha verlo. Sólo Dios. Así está bien.
habido días que he adelgazado dos kilos. Esto no son quejas, ni amargura, todo lo contrario.
Me hacen dos análisis diarios, y me ponen tres in- La Trapa mi centro, dice el mundo, qué paradoja.
yecciones; una verdadera «juerga médica». Me estoy Mi centro es Jesús y su Cruz. La Trapa no me importa
todo el día sentado sin hacer nada. nada, y si Dios me manifestara otro sitio donde sufrie-
Me he traído el hábito, pero no me lo pongo. ra más, y me lo pidiese, allí me iría con los ojos cerra-
Esta enfermedad es muy larga y no sé cuándo po- dos. Yo, a veces, no me entiendo. Soy absolutamente
dré volver a mi Monasterio, pero Dios me dice que yo feliz en la Trapa, porque en ella soy absolutamente
moriré trapense; ahora lo único que tengo que hacer es desgraciado. Deseo con ansia la muerte por dejar de
ponerme en sus manos, y te aseguro que lo estoy. sufrir, y a veces no quisiera dejar de sufrir ni aun
después de muerto.
Su madre escribe: “Pasados los primeros cuidados
que exigía su grave estado, Fray María Rafael volvió a
ser el mismo que había sido siempre. ¿Sufrir?, mucho,
intensamente, por estar separado de la vida que

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Que vengan los sabios preguntando dónde está amaba. Pero era la voluntad de Dios, y la cumplía gus-
Dios. Dios está donde el sabio con la soberbia ciencia toso y alegre, llevando su cruz en el fondo del alma,
no puede llegar. Dios está en el corazón desprendido, pero sin dar a los suyos la pena de verle triste. « La
en el silencio de la oración, en el vacío del mundo y sus vida no es triste si se posee a Dios » , repite una y mil
criaturas. Dios está en la Cruz, y mientras no la ame- veces, y él estaba alegre porque Dios llenaba su alma
mos, no le veremos, ni le sentiremos. por completo.”
Amo todo lo que Tú me envíes y me mandes, tan-
to salud como enfermedad, estar aquí como allí, ser En carta dirigida al padre Marcelo, maestro de
una cosa u otra. novicios, unas semanas después de abandonar la Trapa,
Si el mundo y los hombres supieran. Pero no lo sa- Rafael comenta:
ben; están muy ocupados en sus intereses; tienen el
corazón lleno de cosas que no son Dios. El mundo vive Mi estado de ánimo varía. Todo esto ha sido tan
para un fin terreno; los hombres sueñan con esta vida repentino y tan rápido que he estado unos días como
en que todo es vanidad, y así, no se puede encontrar la atontado y sin saber lo que pasaba dentro de mí. El
verdadera felicidad que es el amor a Dios. Quizás se cambio de vida ha sido radical. Creí que Dios me
llegue a comprender, pero para sentirla hay que vivirla, llevaba al cielo, pero parece ser que no es todavía la
y muy pocos renuncian a sí mismos y toman su cruz, in- hora de mi liberación y me quiere aquí en la tierra un
cluso entre los religiosos. Señor, qué cosas permites, poco más. Cúmplase su voluntad y no la mía.
tu sabiduría sabrá; tenme a mí de la mano y no permi- Dios es mi dueño absoluto y yo soy su siervo, que
tas que mi pie resbale, pues si Tú no lo haces, ¿quién obedece y calla. Lo mejor es cerrar los ojos, y dejarse
me ayudará? ¿Y si Tú no edificas? llevar por Él, porque Él sabe lo que conviene.
Dios tiene la palabra. Él da la salud, y Él la quita.
7 de marzo de 1938 Los hombres nada podemos hacer más que confiar en
Con qué facilidad juzga el mundo, y con cuánta fa- su divina providencia sabiendo que lo que Él hace, bien
cilidad también se equivoca. Para mi familia es la cosa hecho está, aunque a primera vista contraríe nuestros
más natural que yo esté en la Trapa. deseos.
Mis hermanos, llevados del cariño, desean mi feli- Dios en su infinita sabiduría, no pregunta al hom-
cidad. Han visto, mientras he estado en el mundo, mis bre lo que desea para otorgárselo, pues generalmente
deseos de vivir y morir trapense. Ahora que ya vivo en no sabe lo que le conviene para su salvación, sino que,
el monasterio, y dicen: que Dios te ayude, por fin vives obrando por encima de la razón y los planes de la cria-

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tura, la lleva, la trae y la prueba de mil maneras, y el quiere a mí tan entrañablemente que si el mundo lo
hombre dice: "Señor, ¿por qué hacéis esto?", y Dios comprendiera, se volverían locas todas las criaturas.
parece que dice: "Confiad en mí; vosotros sois como ni- Más aún todo eso es poco. Dios me quiere tanto
ños y para llegar el reino de mi Padre, no podéis ir so- que los mismos ángeles no lo comprenden.
los; yo os conduciré. Seguidme, aunque contraríe vues- ¿Cómo es posible que aún tenga serenidad para
tros deseos”. Para que el reino de Dios llegue a su tér- pensar en algo que el mundo llama razonable, yo que
mino, no ha de ser por donde el hombre dispone, pues pierdo la razón pensando en Ti?
como niño que es a los ojos de Dios, apenas sabe andar. ¡Cómo es posible, Señor! Ya lo sé, Tú me lo has
Yo me dejo llevar por Jesús. Cuando era más feliz, explicado, es por el milagro de la gracia. Si supieran
cuando veía claro mi porvenir de monje cisterciense y esos sabios que buscan a Dios en la ciencia, y en las
ya no deseaba nada del mundo, dice Jesús: "Ahora, una eternas discusiones. Si supieran los hombres dónde se
enfermedad y afuera". Pues bien, "hágase", ¿qué más encuentra Dios, cuántas guerras se impedirían, cuánta
puedo hacer? paz habría en el mundo, cuántas almas se salvarían.
Por tanto, ya ve Padre, que estoy tranquilo. Las Insensatos y necios que buscáis a Dios donde no
circunstancias por las que atravieso no dependen de mí está. Escuchad y asombraos. Dios está en el corazón
y que, por tanto, como ha sido Dios el que me ha sa- del hombre. Yo lo sé. Pero mirad, Dios vive en el co-
cado del noviciado, si lo quiere, Él me volverá a llevar. razón del hombre cuando este corazón vive despren-
Me levanto tarde, me acuesto tarde, estoy todo el dido de todo lo que no es Él. Cuando este corazón se
día en casa, pues no tengo fuerzas para nada. Recorro da cuenta de que Dios llama a sus puertas, y barriendo
todas las butacas para no estar siempre en la misma y, y limpiando todos sus aposentos, se dispone a recibir
para no ocultarle nada, le diré que he vuelto a fumar. al Único que llena de verdad.
Qué dulce es vivir así, sólo con Dios dentro del
El padre Maestro de novicios contesta a la ante- corazón. Qué suavidad tan grande es verse lleno de
rior carta de Rafael en los siguientes términos: Dios. Qué fácil debe ser morir así.
“Me cuesta trabajo hacerme a la idea de que Nada cuesta hacer lo que Él quiere, pues se ama
ha tenido que volver al mundo porque así lo ha su voluntad, y aun el dolor y el sufrimiento, es paz
querido la inmensa bondad de Dios, que todo lo pues se sufre por amor. Sólo Dios llena el alma, y la
gobierna y todo lo dispone por caminos para no- llena toda. No hay criaturas, no hay mundo, no hay
sotros desconocidos, pero que indudablemente nada que la turbe. Sólo pensar en ofenderle y en per-
nos harán llegar a donde su sabia providencia derlo, le hace sufrir.

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Verdaderamente, no soy más que miseria, tanto quiere que vayamos. Cosa parecida es la que a
me mire por dentro como por fuera. Cuando llega la no- usted le ocurre también, porque el tránsito no ha
che y veo el cansancio y la pequeñez de mi cuerpo, y podido ser ni más repentino ni menos previsto
además, veo la puerilidad de los motivos por los cuales para los torpes ojos de la sabiduría humana. Dios
mi espíritu estuvo turbado durante el día y las insigni- le condujo a la Trapa, y Dios es el que le ha sa-
ficantes razones que tuve para sufrir. Cuando veo todo cado de ella por el camino que ni usted pensaba ni
eso y pongo a su lado la santísima Cruz de Jesús ¿quién yo tampoco; pero Él sabe por qué y para qué lo ha
se atreve a pensar en sí mismo y a decir que sufre? hecho.”
¡Oh! egoísmo humano, lloras por una manzana, te
acongojas por las palabras de un hermano, te turbas Carta dirigida el 17 de junio de 1934 (23 años)
con el recuerdo de un día de sol en el mundo y sufres a su tío Leopoldo:
por lo que es aire y vanidad.
Humilla tu cara en el polvo, hermano Rafael, y de- Confío mucho en Dios; Él seguramente me volverá
ja ya de pensar en nada que sea barro, que sea criatu- a llevar al monasterio; no pienso en otra cosa todo el
ra, que sea mundo, que seas tú... Llena tu alma del día. El coro, el campo, el silencio, mis hermanos, mi há-
amor de Cristo; abrázate a su Cruz; sueña y duerme en bito, mi celda, mi Sagrario de la Trapa, todo eso que
Él. ¡Qué bien se descansa a los pies del dulce Madero! conquisté con sacrificios y lágrimas, se derrumba con
¡Qué bien se duerme agarrado al crucifijo! ¡Qué bueno una cosa insignificante como es un poco de azúcar en la
es Dios! sangre. Qué grande es Dios, que se vale de lo más pe-
queño para hacer ver al hombre su insignificancia y mi-
4 de marzo de 1938 seria, y para hacernos comprender que sin Él no somos
Conténtate, hermano Rafael, con lo poco, y tú que nada.
no eres nada, la misma nada te debe bastar. Yo era demasiado feliz en la Trapa; te aseguro
¡Qué hipocresía decir que nada tiene, el que tiene que la vida allí es muy dura, pero se tiene a Dios tan
a Dios! ¡Sí!, ¿por qué callarlo? ¿Por qué ocultarlo? ¿Por cerca que la austeridad de la Regla no se nota. Yo
qué no gritar al mundo entero las maravillas de Dios? respiraba alegría por todos los poros. Mi única ilusión
¿Ves lo que soy? ¿Veis lo que fui? ¿Veis mi miseria era Dios, y le sentía tan cerca, que lo olvidaba todo”.
arrastrada por el fango? Pues no importa, maravillaos,
a pesar de todo, yo tengo a Dios, Dios es mi amigo; que Fragmento de la carta dirigida al padre Maestro
se hunda el sol y se seque el mar de asombro, Dios me de novicios, el 22 de julio:

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Esta mañana le he ofrecido al Señor mi vida, que
Cuando salí de la enfermería para venir a casa ya no es mía. Que Él la cuide si quiere, que yo ya no
pensé que Dios o me llevaba al cielo, o me ponía bueno pienso preocuparme. Sí ocuparme, porque Él me la
para seguir siendo trapense. Parece que Dios ha op- presta, pero... nada más.
tado por lo segundo. Ya sé que no son mis méritos, sino Si Él quiere me enviará los remedios necesarios.
todo lo contrario. Todo lo que recibimos de Dios es por Si Él no quiere pasaré tan contento sin ellos. No me
los méritos del Cristo que murió en una Cruz, y los preocuparé en absoluto del estado de la salud. Tomaré
recibimos por la mediación de María. lo que me den, haré lo que me manden, obedeceré en
Si antes de irme a la Trapa me parecía que el mun- todo. Trataré mi cuerpo como si fuera de otro. Busca-
do estaba loco, ahora me da la sensación de que Dios lo ré solamente la voluntad de Dios. Amaré sus deseos y
ha abandonado, de que ha dejado a los hombres solos, haré de ellos mi única ley. Si Él quiere mi vida larga y
pues éstos, en su orgullo suicida, dicen a gritos: No penosa, sea. Si Él la quiere tomar esta noche, sea. Lo
necesitamos a Dios. Y la sociedad está desquiciada, y mismo hoy que mañana, que dentro de mil años, mi vida
se ocupa de todo menos de lo único importante, y os es suya, mi cuerpo es suyo, mi salud, buena o mala es
aseguro francamente, al ver a los hombres tan ciegos, suya. Que Él sea el responsable de lo que me suceda.
da tristeza y ganas de gritarles, ¡dónde vais!, insensa- Cúmplase su voluntad y no la mía.
tos o locos. Estáis crucificando a Jesús. ¿No veis que ¡Qué contento estoy al no tener ya nada! Al no te-
vais por mal camino, que la vida es muy corta y tene- ner que andar caviloso sobre si esto me sienta bien,
mos que aprovecharla? Pero es inútil; en el mundo no esto mal; sobre si la medicación o el régimen, o lo que
se oye hablar de Dios y de sus juicios. Todo son envi- sea. Haré lo que me manden, y no me ocuparé de más.
dias, ambiciones terrenas y pasiones desatadas. Que el Señor cuide mi enfermedad como quiera. Y
cuantos menos cuidados me envíe y en más necesida-
Carta dirigida a su tía María el 23 de julio. Rafael des me ponga, mejor.
alude a una visita de varios días que va a realizar a su He visto y comprobado que estoy más fervoroso y
Monasterio: más cerca de Dios cuanta más hambre tengo y más se
me doblan las piernas. Me ayudan mucho las lágrimas
Estos días en la Trapa con mis queridos hermanos que derramo algunos días después de la comida en el
los necesito como el comer, y parece que la bondad de coro. En esos momentos, sufro mucho física y moral-
Dios me los concede para darme un ligero descanso; y mente, pero luego bendigo a Dios.
no es que lo merezca, pero Jesús sabe muy bien hasta

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bondad de un Dios que se inclina hasta mí para de- dónde llegan sus criaturas, y siempre en los momentos
cirme: ¿por qué sufres? Yo soy la salud, Yo soy la Vida. oportunos tiende una mano y aunque parezca momen-
¿Qué buscas aquí? táneamente que nos deja solos, no es así, pues cuanto
He aquí mi vida de oblato cisterciense, sufrir, pa- más pensemos nosotros que estamos solos, más cerca
decer y amar con pasión todo lo que Dios en su in- está Dios vigilante, y si nos pone obstáculos, Él mismo
finita bondad quiera enviarme. Él es el que lo hace, y si los quita. No hay más que dejarle hacer.
me envía el dolor, también me enviará el consuelo. ¿Có- Qué difícil, tía María, es llegar al camino que dice
mo no amar al que todo lo hace por nuestra salud? ¿Có- “nada”. Y para los que andamos en los principios, qué
mo no volverse loco de alegría al ver que es Dios quien fácil es equivocarse y cuántas veces queremos encon-
me envía la cruz? trar a Dios donde no está. Y cuando creemos haberle
hallado, con quien nos encontramos es con nosotros
27 de febrero de 1938 mismos; pero no hay que desanimarse, todo lo permite
Cuando dejé mi casa, abandoné voluntariamente Dios para bien del alma, y sin conocer el fracaso no se
una serie de cuidados que requiere mi enfermedad, y saborea el éxito, y antes de acercarse a Dios no hay
vine a abrazar un estado en el que es imposible cuidar más remedio que despojarse de todo y quedarse en
una dolencia tan delicada. Sabía perfectamente a lo nada, como dice san Juan de la Cruz.
que venía. Sin embargo, algunas veces, ¡pobre hermano Nada nuevo te digo, y que Dios me perdone el
Rafael!, sin darte cuenta, sufrías al verte privado de querer tratar cosas tan altas porque sin saber gatear,
muchas cosas necesarias, de la libertad de dar a las ya quiero volar. Ese ha sido mi pecado y lo sigue
flaquezas de tu enfermedad los remedios de los que no siendo.
carecías en el mundo. Pero, si vieras, Jesús es tan bueno conmigo, me
Otras veces, también sufrías al ver que aquí, en la comprende y todo me lo perdona, pues es el defecto
Trapa, acortabas tu vida a sabiendas, al ver que por de todos los niños, que sin llegar aún a las rodillas del
voluntad de Dios (y no de los hombres) sentías más el padre ya se creen con fuerzas para manejar su sable y
peso de la enfermedad incurable, más aquí que en el él los mira con cariño, y le hacen gracia sus bravatas,
mundo, donde todo está a tu servicio, sabiendo que si no está detrás ¿qué seria de las cria-
Otras veces, sufrías solamente por ver tu vida turas? Lo mismo le debe pasar a Dios conmigo, y
enferma, y para siempre sin un alivio… cuando me vio empuñar las armas con tanto brío, le
Pues todo eso se acabó. debí hacer gracia y me dijo: para ser general, antes
hay que ser soldado, y antes de soldado, tengo que

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tomarte la talla para ver si sirves, y eso es lo que está Los monjes me parecían almas en pena, que tam-
haciendo conmigo; y te aseguro, tía María, que ponién- bién eran muertos vivientes sufriendo el encierro del
dome de puntillas y levantando mucho la cabeza, la doy sepulcro.
justo, justo. Bueno, no sé explicarme, pero en aquellos momen-
Qué más da que estemos arriba o abajo, cerca o tos hubiera querido morir de verdad. Después vi que
lejos; dirijamos nuestras miradas a Dios. Él lo llena to- era tentación.
do y si nos miramos unos a otros, perdemos el tiempo. Con el alma en este estado me acerqué a recibir al
Debemos seguir con la vista fija en Él, lo mismo estan- Señor. Acababa de ponerme de rodillas, con deseos de
do entre santos que entre pecadores. Nosotros no so- pedirle a Jesús sosiego para mi espíritu, cuando sentí
mos nada; nada valemos, ni nada servimos cuando esta- un fervor muy grande, un amor inmenso a Jesús y un
mos distraídos y no hacemos caso del Señor. olvido absoluto de todos mis anteriores pensamientos,
No os pregunto por vuestros asuntos porque ya sé al recordar unas palabras que yo creo que Jesús me
que van mal 1. ¡Cuánto os quiere Jesús! La mayor parte inspiró en aquel momento, y que me decían: "Yo soy la
de la gente no lo ve así, pero a mí no me pasa desaper- Resurrección y la Vida" .
cibido, y sois los más afortunados de la familia; parece ¡Para qué expresar lo que mi alma se consoló! Casi
una paradoja, ¿verdad? Pero vosotros también sabéis lloraba de alegría, al verme a los pies de Jesús, ente-
que es así, y si algo habéis tenido alguna vez que me- rrado en vida. Mis manos apretaban el crucifijo y mi
rezca la pena, no ha sido ni vuestros títulos, ni el corazón hubiera querido morir, pero ahora por amor a
dinero, ni nada de todo eso que tanto ambiciona el Jesús, por amor a la verdadera vida, a la verdadera
mundo. Lo mejor de todo, y de lo que, hasta cierto libertad. Hubiera querido morir de rodillas abrazado a
punto, podéis estar orgullosos, es de vuestra pobreza. la Cruz, amando la voluntad de Dios, amando mi enfer-
Cuánto os quiere Dios, tía María; eso no lo hace Jesús medad, mi encierro, mi silencio, mi oscuridad, mi sole-
más que con sus escogidos, ya podéis estar contentos. dad. Amando mis dolores, que en un momento de luz, y
El hermano Rafael no se olvida de ti en sus oracio- con una chispita de amor de Dios, tan pronto se olvi-
nes, y no le pido a Dios que se te arregle nada, pues Él dan.
ya sabrá hacerlo como mejor convenga. Y como casi ¡Qué pequeño me parecía todo! El mundo con todas
siempre los intereses de los hombres están en contra- sus criaturas, qué insignificante mi vida con tantos y
posición con los de Dios, cuando parece que todo es un tan infantiles cuidados. Qué insignificantes los intere-
ses humanos, qué pequeño el monasterio con sus mon-
1
Sus tíos Leopoldo y María, Duques de Maqueda, estaban atravesando una
jes. En fin, cómo desaparecía todo ante la inmensa
dificilísima situación económica.
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villosa! Mi alma se ensancha al ver perdida la ilusión, y «caos» y que no hay arreglo posible, entonces es cuan-
se extasía al comprender que sólo Dios puede llenar mi do todo está mejor. ¿Y qué más puedes pedir que vivir
vida. de limosna? Cuando el Señor manda una prueba hay que
Una paz muy grande llenó mi alma. Pensé que sólo darle infinitas gracias, y las verdaderas y las que valen
Dios es bueno; que todo está ordenado por Él. ¿Qué me son las que Él nos envía, y no las que nosotros busca-
importa lo que hagan y digan los hombres? Para mí no mos.
debe haber en el mundo más que una cosa: Dios, que lo A propósito de esto, te voy a contar una cosa in-
va ordenando todo para mi bien. significante y que a mí me dejó asombrado un día en la
Trapa.
26 de febrero de 1938 Como es muy natural que me ocurriese, en los pri-
El otro día lo veía todo negro; mi vida oscura y en- meros días de mi noviciado sentía verdaderas ansias de
cerrada en la enfermería, sin sol, sin luz, sin nada que humillaciones y mortificaciones. Yo quería hacer peni-
me ayude a soportar la carga que Dios ha echado en- tencias y se las pedía al Padre Maestro, y llegué hasta
cima de mí. Enfermedad, silencio, abandono, no sé, mi el Padre Abad. Como es natural, se reían de mi candor,
alma sufría mucho; el recuerdo del mundo, la libertad, y después comprendí lo que te dije antes: creía que
me abrumaba. Mis pensamientos eran tristes, lóbregos. buscaba a Dios y lo que hacia era buscarme a mí mis-
Me veía sin amor a Dios, olvidado de los hombres, sin mo. En esto caemos todos.
fe y sin luz. Pues verás, en el refectorio, cuando está toda la
Me pesaba el hábito. Tenía frío y sueño. No sé, comunidad comiendo en silencio mientras oye la lectura
todo se juntaba. La oscuridad de la iglesia me entris- del Martirologio, siempre que algún monje mete un
tecía. Miraba al Sagrario, y no me decía nada. Me veía ruido, se le cae un cubierto o derrama algo, es decir,
muerto en vida, encerrado en el monasterio como un siempre que turbe el silencio o llame la atención, tiene
cadáver en el sepulcro. Peor que en el sepulcro, pues que salir al centro del refectorio y allí, delante de
en él por lo menos se descansa. En fin, estos eran mis todos sus hermanos, postrarse a todo lo largo en tie-
pensamientos antes de recibir al Señor en la comunión. rra y pedir perdón al Padre Abad hasta que le mande
La idea de que estaba sepultado en vida me obse- volver a su sitio.
sionaba, me enloquecía. El demonio se empeñaba en ha- Pues bien, yo deseaba también postrarme delante
cerme padecer con el recuerdo del mundo, de la luz, de de toda la comunidad en el refectorio, pero daba la ca-
la libertad, y me insinuaba la alegría de vivir. sualidad de que yo no metía ningún ruido, ni se me caía
nada, y estuve algunos días con una fuerte tentación

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de tirar algo como al descuido, meter ruido y salir al llorar de hambre. Mi enfermedad es una mina ina-
centro del refectorio. Como ves, eso estaba muy mal gotable de sufrimientos físicos y morales. Bendita sea
hecho; se veía que el espíritu del mal quería obrar en tu mano, o buen Jesús, lo mismo cuando con ella me
mí; el fin era una mortificación y el medio una mentira azotas, que cuando me acaricias.
y, analizando bien la cosa, hasta esa mortificación era Lágrimas de hambre, ¿quién me lo iba a decir? Y,
mentira pues halagaba mi deseo y mi vanidad. Estuve sin embargo, ésa es la realidad. ¡Cuánto sufro, oh Se-
unos cuantos días así, fíjate qué tontería. Pues bien, ñor! Tú lo sabes. Cuántos días salgo con los ojos hú-
no estaba en paz. Le dije al Padre Maestro lo que me medos del refectorio, y a los pies de tu Cruz bendita
pasaba y me dijo que cuidadito con hacer nada que tur- coloco el hambre que mi enfermedad produce, y que
bara el silencio en el refectorio. Y yo entonces acudí a aquí en la Trapa hay muy pocos momentos en que se
la Virgen y se lo dije un día antes de entrar a comer, y vea saciada.
cuando estábamos en el coro, le expuse mi apuro y que,
puesto que las mortificaciones que yo buscaba no eran 23 de febrero de 1938
perfectas, pues eran según mi deseo, que Ella me las ¿Qué vine a buscar aquí? ¿Acaso a los hombres?
mandase y en paz, eso me pareció lo mejor. Pues crée- No, Dios mío, no. Sólo te deseo a Ti y a tu Cruz. Pero
me, después de pedirle esto a la Virgen, llegamos al (siempre el "pero"), yo también soy hombre, sujeto a
refectorio y en una pausa del lector y cuando había mudanzas y con un corazón vano y caprichoso. Yo,
más silencio, me enredo no sé cómo con la capa, tiro el Señor, vine buscándote a Ti... mas he de vivir entre
agua, hago un estropicio, por poco pongo pringado al hombres, ¡qué gran cruz es ésa! He de ver a cada paso
hermano que estaba al lado, y, para finalizar, se me en la tierra una miseria, una flaqueza o un dolor.
cae al suelo la tacilla de cristal que tenemos para Hubo un tiempo en que busqué a los hombres,
beber. Con todas las de la ley: ruido, desperfectos y lo anduve tras sus consuelos, busqué a Dios en la cria-
único que pude recoger en mi aturdimiento fue un asa tura. Vana ilusión. Cuánto me ha hecho sufrir. Ya no
que había quedado entre un montón de cristales en el espero nada de los hombres. ¿Qué me pueden dar?
suelo. Sólo Tú, Señor, eres mi única esperanza.
¿No querías salir a postrarte? Pues anda, ahora ¿Dónde están los que te aman, Dios mío? Vine en-
que no lo esperabas, a ver qué haces. Yo quería que me gañado al monasterio. La realidad me ha abierto los
hubiese tragado la tierra. Me bailó la vista, me puse ojos. En medio de la desilusión corrí el riesgo de tirar
colorado, hice lo que no debía, lo hice mal y atropella- por otro camino, mas la misericordia de Dios me sos-
damente, y desde aquel día pongo un exquisito cuidado tuvo y me sostiene. ¡Y qué obra de Jesús tan mara-

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nervios en tal estado, sobre todo con ciertos ruidos, en la mesa. Cuando estoy comiendo me recojo con mu-
que saldría dando gritos si me dejara llevar de mi na- cho cuidado la capa y no he vuelto a pedir más mortifi-
turaleza. Mas he venido a la Trapa a sufrir lo que el caciones a la Virgen. Eso no está bien; no pidas nada,
Señor quiera enviarme. La máxima penitencia es la vida que sin tú pedirlo, cuando menos lo esperes, te mandan
común. un plato fuerte que te atonta para una temporada. En
eso estoy experimentado y a la vista está.
5 de febrero de 1938 Hay una cosa mejor que los sacrificios y las disci-
Ya me voy acostumbrando a permanecer encerrado plinas: conformarse en todo con la voluntad de Dios y
en el monasterio. Llevo dos meses sin gozar de un poco no pedirle nada, ni desear nada, y muchas veces, al
de aire y de sol. ¡Ah!, Señor, qué duro es eso para mí, pensar en el «pedid y recibiréis» y en lo miserables
yo que gozaba cantando en el campo tus maravillas, que somos, incluso en el pedirle a Dios, me decía: "Se-
abriendo los ojos para contemplar el mar, extasián- ñor, nada os pido. Que mi voluntad sea la vuestra; mis
dome ante un cielo tachonado de estrellas… deseos los vuestros; mis intereses, los de Jesús”.
Todo se acabó para mí, el cielo, el sol y las flores.
Mi parte humana llora, Señor, la libertad perdida. Pero
Tú te acercas y me consuelas.
Ayer, a la hora del trabajo, un cielo azul esplén-
dido rodeaba el monasterio. La obediencia me mandó a
empapelar chocolate a la fábrica. Tenía dentro una pe-
na muy grande. Me agarré a mi crucifijo y me dispuse a
obedecer. Tenía ganas de llorar pero en comunidad no
se puede y Tú, Señor, me hiciste pensar.
Viniste a hacer penitencia, entonces, ¿de qué te
quejas, hermano? Si tú supieras que cada lágrima de-
rramada por mi amor en el claustro es un obsequio que
hace cantar de alegría a todos los ángeles del cielo.

18 de febrero de 1938
Por suerte, Señor, no solamente mi espíritu pade-
ce. Hasta que no vine a la Trapa no sabía lo que era

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el que ama a Dios, y todo es fácil para el que lo espera
todo de Él.
…Ya se que los renteros se avienen a razones.
Bendito sea Dios, me alegro, aunque supongo que aún
os darán mucha guerra; pero no os importe. Hay que
comprender, y así os será más fácil perdonar. Jesús
todo lo perdonaba, todo lo comprendía.
Ya veis, son gente tan apegada a la tierra que no

APOLOGÍA
es extraño lo que hagan y digan. Quizás sufran. Pero
los extrañados serán ellos cuando un día no lejano ten-
gan que dejarlo todo, y no se lleven nada.
DEL TRAPENSE Mira, no os vaya a pasar a vosotros lo mismo y
viváis para la tierra en lugar de la tierra para vosotros
¡Bueno, cosas de fraile! Lo que sí te digo es que no sé
Manuscrito del Hermano Rafael redactado en
lo que será dejarlo todo a la hora de la muerte, pero lo
Oviedo, a partir del 19 de septiembre de 1934
que es, dejarlo antes de morir, verdaderamente cuesta
un poco. ¡Pero después, querida madre, si vieras que
bien se vive sin nada y solamente en las manos de Dios!
¡Pobre hermano Rafael!, algunas veces en su silen-
En este momento, la situación personal del Her-
cio trapense se acuerda del mundo, pero no del placer
mano Rafael es la siguiente.
o de la diversión, porque toda esa libertad está bien
El día 26 de mayo de 1934, tras cuatro meses de
encerrada. El mundo que más cuesta dejar es el que no
feliz estancia en el Monasterio trapense de San Isi-
se puede encerrar porque está en el corazón, y son los
dro de Dueñas, el Hermano Rafael, por decisión de sus
afectos, que no mueren pero que, en el encierro con
superiores y gravemente enfermo de diabetes sacari-
Cristo, se purifican y divinizan, aunque a veces hagan
na, debe volver a su casa para recuperar la salud.
sufrir.
Esta época en la que vive fuera del monasterio
junto a su familia, durará hasta el 11 de enero de
7 de enero de 1938
1.936, en que retornará a San Isidro de Dueñas como
Una de mis mayores faltas es la impaciencia. Al-
oblato.
gunas veces un hermano, sin darse cuenta, me pone los

- 60 - - 153 -
1 de enero de 1938 APOLOGÍA DEL TRAPENSE
Me he dado cuenta de mi vocación. No soy religio-
so, no soy seglar, no soy nada. Bendito sea Dios, sólo Si alguna vez alguien leyere estas líneas, lo único
soy un alma enamorada de Cristo. Él no quiere más que que le pido es una gran caridad hacia ellas, en las que
mi amor desprendido de todo y de todos. no debe ver doctrina ni enseñanzas, pues no pretendo
Bien veo que la voluntad de Dios es que no haga los tal cosa. Escribo lo que pienso, lo que se me ocurre de
votos religiosos, ni seguir la Regla de san Benito. ¿He una manera sencilla. En ellas estudio mi alma y mis im-
de querer yo lo que Dios no quiere? presiones.
Jesús me manda una enfermedad incurable; es su Soy trapense y como trapense siento, veo y
voluntad que humille mi soberbia ante las miserias de discurro. La ocupación del trapense es la más agrada-
mi carne. ¿No he de amar todo lo que Jesús me envíe? ble de todas, la más divina y la más útil: amar a Dios y
Beso con inmenso cariño la mano bendita de Dios que dejarse amar por Él.
da la salud cuando quiere, y la quita cuando le place.

6 de enero de 1938 SOBRE EL MUNDO


Carta a su madre desde la Trapa Claramente se ve la incompatibilidad del amor a
Solamente te diré que, con una caridad que no me- Dios con el espíritu del mundo. Por eso, cuando oigo
rezco, fui recibido de nuevo en el Monasterio. Ya decir que es lo mismo servir a Dios en el claustro que
estoy de nuevo con mi pelada cabeza debajo de la en el mundo, no puedo por menos que sonreírme, pues
blanca capucha del Císter. Quiera el Señor que no me veo claramente que el mundo es un enemigo de Dios, y
la vuelva a quitar, aunque créeme que su voluntad es mi con un enemigo de Dios no se puede hacer ningún pac-
única Regla y ya me he ido acostumbrando poco a poco to, por pequeño que sea, ni ninguna concesión, porque
a hacer siempre lo que no quiero, ni me gusta… Que ya si se le concede como uno, al poco tiempo se toma co-
no sé ni lo que quiero ni lo que me gusta. mo dos, después como tres y, por último, estamos to-
Dios es muy bueno conmigo. A medida que pasan dos llenos de él. El espíritu del mundo se filtra en
los días y los años me voy dando cuenta que la gran todas partes y, sin darse cuenta, entra en la familia,
misericordia de Dios para conmigo consiste en haber- domina la sociedad, los juicios y las opiniones, las ideas
me enviado esta enfermedad, que es para mí, créeme, e, incluso, el modo de ver a Dios. Se filtra hasta en los
mi verdadero tesoro. Estoy muy contento y soy feliz, conventos, y el que se deja influenciar por él no se da
¿qué más quieres que te diga? No hay nada difícil para cuenta.

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Pero, en resumidas cuentas, ¿qué es el mundo y llevaba una hora de rodillas ¿Y la oración? No la hice.
cuáles son sus peligros? El escritor inglés Padre Fáber Estuve pensando en mí mismo, en mis sufrimientos
lo define admirablemente en su libro «El Criador y la personales, en los recuerdos del mundo. ¿Y Jesús? ¿Y
criatura»: “Es un infierno sobre la tierra, una cosa a la María? Nada. Sólo tengo egoísmo, poca fe y mucha so-
que ha sido negada la sonrisa de Dios; es una peste, berbia. ¡Tan importante me creo! ¡Tanto me considero!
una influencia, una atmósfera. La Escritura le llama Señor, ten piedad de mí. Sufro, sí, pero quisiera
mundo; la misericordia de Dios no penetra en él. Vivi- que mi sufrimiento no fuera tan egoísta. Quisiera, Se-
mos en medio de él, lo respiramos, obramos bajo su ñor, sufrir por los olvidos de los hombres, por los pe-
influencia, somos engañados bajo sus apariencias, y sin cados propios y ajenos, por todo, mi Dios, menos por
apercibirnos de ello, adoptamos sus principios. Tiene mí... ¿Qué importo yo en la creación? ¿Qué soy delante
voz dulce, maneras graciosas, modo de presentarse in- de Ti? ¿Qué representa mi vida oculta en la infinita
sinuante y un aspecto lleno de belleza y atractivo. En eternidad? Si me olvidara de mí mismo, mejor sería
algunas ocasiones suele mostrarse digno, pronunciará Señor.
máximas sabias sobre la decencia pública. Algunas ve- No tengo nada más que un refinado amor propio, y
ces, con buenos principios en los labios, discute con vuelvo a repetir, mucho egoísmo.
pedantería sobre la vocación religiosa de una joven;
dice muy bellas cosas acerca de Dios y de la santidad, 31 de diciembre de 1937
recomendando una prudente demora, etc.”. Me voy dando cuenta de que la virtud más práctica
Cuando yo decidí irme a la Trapa, no fue por te- para tener paz en la vida de comunidad es la humildad.
mor al mundo, ni entristecido al ver que todo lo que él La humildad delante de Dios nos da confianza, pues la
me daba era mentira y engaño No era un desengañado, humildad es conocimiento de uno mismo, y ¿quién que
en primer lugar, porque para desengañarse hay que es- se conozca de verdad puede esperar algo de sí mismo?
tar engañado, y a mí el mundo no me engañó nunca; y, Sería un loco si no lo esperase todo de Dios.
en segundo lugar, apenas empiezo a vivir, pues los La humildad llena de paz nuestro trato con los
veintiún años no creo que sean de una experiencia tal hombres. Con ella no hay discusión, ni envidia, ni ofen-
para que diga con voz sonora: me voy al claustro por- sa posible. ¿Quién puede ofender a la misma nada? Le
que soy un desengañado de la vida, y con el semblante pido encarecidamente a María que me enseñe aquello
compungido me retire a la soledad monástica para llo- en lo que fue maestra: humilde ante Dios y ante los
rar mis pecados. No hay nada de eso. hombres. “Hágase"

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alejados. Sólo Dios, sólo Dios, sólo Dios. Ése es mi La vida me acariciaba y Dios me mimaba. El mundo
único pensamiento. no me engañaba porque no podía. Yo veía claro, porque
Sufro mucho..., María, Madre mía, ayúdame. tenía a Dios de mi parte; soy un carácter alegre y era
feliz. Gozaba con la música y con la naturaleza; no he
26 de diciembre de 1937 tenido apenas tiempo de conocer el mundo. Lo vi de
Mientras no aprenda a dominar todo mi “sistema cerca y nada más; eso es todo, y sin embargo, me fui a
nervioso" en la vida de comunidad, no sabré jamás lo la Trapa, ¿por qué? Según el mundo no tenía motivos
que es aprender a mortificarme. pues el mundo cree... Bueno, el mundo cree muchas co-
Pobre hermano Rafael, de corazón demasiado sen- sas que son falsas, pues yo no necesitaba ni he nece-
sible para las cosas de las criaturas. Sufres al no ver sitado cambiar mi carácter ni volverme tétrico para
amor y caridad entre los hombres. Sufres al no ver ser un buen trapense.
más que egoísmo. ¿Qué esperas de lo que es miseria y
barro? Pon tu ilusión en Dios y deja a la criatura AÑORANZA DEL MONASTERIO
porque en ella no hallarás lo que buscas. Sin embargo, qué difícil me es expresar ahora que
Pero, ¿y si Dios se oculta? Qué frío hace entonces estoy en el mundo, después de ser trapense, la impre-
en la Trapa. La Trapa sin Dios no es más que una reu- sión que me causa. Son tantas las cosas que me produ-
nión de hombres. cen motivos de meditación. Llevo ya unos meses fuera
Son días de Navidad y sólo tengo una enorme sole- de mi Monasterio; veo, observo y callo, pero en mi
dad. Una pena muy honda. Nadie en quien reposar, alma, que desde hace algún tiempo se ha vuelto muy
enfermo y débil. ¡Ah, Señor, y muy poca fe! Dios mío, sensible, se renuevan las impresiones sin cesar. Es tan
eres muy bueno... Tu misericordia perdonará mis ol- distinta en todo la vida que me rodea…, en la manera
vidos, pero es tanto, Señor, lo que sufro, que mi fla- de obrar, de pensar y de opinar, los intereses no son
queza no lo podrá resistir. No veo más que mi miseria y los mismos, Dios parece que está lejos, al menos eso
mi alma mundana con poca fe y sin amor. me parece a mí, aunque así no sea.
Llegaré, Señor, hasta donde Tú quieras, pero da- Pero, no es que Dios se aleje, sino que los hombres
me fuerzas, y el socorro a su debido tiempo; mira, están tan ocupados en sus mezquinos intereses que po-
Señor, lo que soy. co a poco le van olvidando. Dios es para ellos una cosa
29 de diciembre de 1937 de segunda categoría.
Una hora de oración sin un pensamiento de Dios.
Apenas me di cuenta. Sonaron las cinco en el reloj y ya

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Mi oración es tan débil y desabrida, que no sé si
llega a Dios. De todas maneras, no por eso dejo de
dirigírsela.
En la paz y en el silencio del templo, mi alma se
abandonaba a Dios. Veía pasar por delante de mí todas

DIOS Y MI ALMA
las miserias y todas las desgracias de los hombres, sus
odios y sus luchas, y pensaba que si este Dios que se
oculta en un poco de pan no estuviese tan abandonado,
los hombres serían más felices, pero no quieren serlo.
(manuscrito)
En estos momentos estoy triste, ¿por qué no de-
cirlo? Quizás a causa de mis sentidos, influenciados
por la tarde gris de esta húmeda ciudad; quizás sea mi 16 de diciembre de 1937
alma, al ver mis pecados y los de mis hermanos. Me Ave María. Después de una larga temporada (casi
acordaba de la salmodia en la Trapa, veía a mis her- un año) pasada en casa de mis padres reponiéndome de
manos los monjes cantado delante de Dios y yo me veía un achaque de mi enfermedad, vuelvo de nuevo a la
separado de ellos, y solo. Me veía débil y flojo en mi Trapa para seguir cumpliendo mi vocación, que es sola-
amor a Dios. Quisiera ser santo, pero no puedo. mente amar a Dios en la renuncia, sin otra regla que la
obediencia ciega a su divina voluntad. Hoy creo cum-
INJUSTICIAS QUE GENERAN ODIO Y plirla obedeciendo, sin votos y en calidad de oblato, a
OSCURIDAD los superiores de la abadía cisterciense de San Isidro
Y tanto los pobres como los ricos son hijos de de Dueñas.
Dios, todos tienen las mismas miserias y los mismos Ayer fue uno de los días que más sufrí de toda mi
pecados, pero algún día, cuando Dios juzgue, ¡qué vida por dejar a mis padres y hermanos, y mi casa.
sorpresas nos vamos a llevar! La desesperación del que Es la tercera vez que abandono todo por seguir a
tiene hambre se puede justificar, pero el egoísmo del Jesús, y yo creo que esta vez ha sido un milagro de
que tiene dinero, eso no tiene perdón. Dios, pues por mis propias fuerzas es seguro que no
Si los de arriba olvidan a Dios, ¿por qué nos hubiera podido venir a la enfermería de la Trapa, a pa-
extrañamos que se rebelen los que están abajo? No sar penalidades, hambre a causa de mi enfermedad y
hay que predicarle al pobre paciencia y resignación, soledad en el corazón, pues siento a los hombres muy
sino que es al rico al que hay que decirle que si no es

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más influye para que este tipo de literatura justo y no da lo que tiene, la ira de Dios caerá sobre
llegue realmente a penetrar en el alma del lec- él.
tor. La sencillez, la simplicidad. No hay nada Al ir caminando por estos barrios pobres, me asal-
complicado. No era nada filosófico, difícil o re- taban pensamientos de indignación y vergüenza. Cuanto
tórico, nunca. Incluso las bromas que empleaba, más se destierre a Dios de la sociedad, habrá más mi-
que eran muchas, siempre eran sencillas.” seria, y si en un pueblo que se llama cristiano, las cria-
turas se odian por razón de castas y de intereses, y se
Sigue el testimonio del Padre Teófilo Sandoval separan en barrios ricos y pobres, ¿qué pasará el día
Fernández: que el nombre de Dios sea maldecido por unos y por
“Estaba yo ese día barriendo un claustro del otros? Si al pobre le quitan la idea de Dios, ya no le
monasterio. Vi entrar hacia mí a un joven, cosa queda nada; su desesperación es justificable, su odio a
que me extrañó, pues todos estaban en los fren- los ricos es natural, su deseo de revolución y anarquía
tes de combate. Sólo había en la abadía niños y es lógico; y si al rico la idea de Dios le estorba y no
monjes mayores. Al acercarse Rafael, le recono- hace caso de los preceptos del evangelio, y las ense-
cí. Llegaba tan sonriente y alegre como siempre. ñanzas de Jesús, entonces que no se queje; y si su
Nos abrazamos y me dijo: Vengo para no salir egoísmo le impide acercarse al pobre, no se extrañe
más; vengo a morir aquí” que éste pretenda arrebatarle a la fuerza lo que tiene.
“¡Solo con Dios!... Solo, en la enfermería del Al ver la sociedad tal como está hoy día, ¿a qué
monasterio cisterciense separado de su casa y cristiano no le duele el alma? Cuando pienso que todos
de los cuidados de los suyos, enfermo, aislado de los conflictos sociales y las diferencias se allanarían si
la comunidad porque su enfermedad no le per- mirásemos un poco hacia ese Dios abandonado que es-
mite seguir la santa Regla. ¡Solo..., en una gran taba en la iglesia y que yo acababa de visitar. Cuando
soledad, vuelve Fray María Rafael a la Trapa de veo tan fácil la solución para que los hombres sean fe-
su amores, porque en ella le espera Dios, su Dios lices, pero éstos, ciegos o locos no lo quieren ver, en-
a quien ama tanto!” tonces no puedo menos de exclamar: Señor, Señor,
mira a tu pueblo que sufre. Los hombres no son malos,
Señor, pero si Tú les abandonas, ¿quién podrá, Señor,
subsistir? ¿Qué podemos hacer nosotros solos?, nada,
absolutamente nada. Si Tú apartases tu mirada del

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mundo por un solo instante, el mundo se hundiría en el espíritu humilde, diciendo: Señor, ten misericor-
«caos». Perdónanos, Señor. dia, sáname, porque he pecado contra ti.
Cuando estos pensamientos hayan purificado
EL SANTO SILENCIO DE LA CONTEMPLACIÓN la mirada de nuestro corazón, en vez de andar se-
Desde que salí de mi Trapa no escucho más que gún la amargura de nuestro espíritu nos dejare-
mos llevar del Espíritu de Dios y viviremos ale-
ruidos. La única música que no me molesta es la plega-
gres...
ria, pero en el mundo se oye poco. Todo lo demás son
Y, ya que en su voluntad está la vida, no po-
ruidos. Mucha gente me pregunta acerca del silencio
demos dudar lo más mínimo de que nada encon-
de la Trapa, y yo no sé qué contestar, pues el silencio
traremos que nos sea más útil y provechoso que
de la Trapa no es silencio, es un concierto sublime que
aquello que concuerda con el querer divino. Por
el mundo no comprende. Es un silencio que dice: no me- tanto, si en verdad queremos conservar la vida de
tas ruido, hermano, que estoy hablando con Dios. nuestra alma, procuremos con solicitud no des-
Es el silencio del cuerpo para dejarle al alma go- viarnos en lo más mínimo de la voluntad de Dios.
zar en la contemplación de Dios. No es el silencio del Y, cuando hayamos ya progresado en la vida
que no tiene nada que decir, sino el silencio del que te- espiritual, guiados por el Espíritu Santo, que es-
niendo muchas cosas dentro, se calla para que las pala- cudriña los más altos misterios de Dios, dediqué-
bras que siempre son torpes no adulteren el diálogo monos a contemplar qué suave es el Señor y qué
con Dios. bueno es en sí mismo; y supliquémosle que nos
Por eso, ahora que estoy en el mundo, todo lo que manifieste cuál es su voluntad, para que ponga-
no es silencio me parece ruido, y a veces inoportuno, mos nuestra mansión no en nuestro pobre corazón
pues así como el trapense para lo único que abre la humano, sino en su santo templo. Pues la plenitud
de nuestra vida espiritual se encuentra en estas
boca es para cantarle a Dios, aquí en el mundo es lo
dos cosas: en la reflexión sobre nosotros mismos,
contrario, cuando se quiere hablar de Dios, todos cie-
que nos turba y entristece, y en la contemplación
rran la boca.
de Dios, que nos llena del gozo y del consuelo del
Espíritu Santo; lo primero engendra en nosotros
EL PODER DE LA ORACIÓN
el temor y la humildad, lo segundo alumbra en
Yo me imagino a toda la humanidad en un gran nuestro interior el amor y la esperanza.
valle inmenso y lleno de sol. Los hombres van y vienen, De los Sermones de san Bernardo de Claraval, abad
se mueven y gritan. Dios está en lo alto de una mon-
taña desde donde se domina el valle. La humanidad ve

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- Siempre quisiste mi felicidad, y mi felici- la cima del monte donde está Dios, pero a Él no lo ven.
dad está en Dios, ¡no me desees una vida larga en De la inmensa muchedumbre llega hasta la cumbre un
la Trapa, tú no puedes saber! clamor como un trueno. Son las conversaciones de los
Hizo bien en no hacerle saber. El corazón de hombres, su música mezclada con gritos de combate,
la madre era débil para resistir sin agonía el co- lamentos, exclamaciones de alegría, pitidos de fábri-
nocimiento detallado y cruel del enorme sufri- cas, millones de discusiones, conversaciones, conferen-
miento del hijo, sólo María ¡porque su Hijo era cias, cines...; todo ese griterío capaz de enloquecer a
Dios!” quien no fuese Dios, llega hasta la cumbre del monte,
pero allí se para; Dios no lo oye porque lo desdeña.
Testimonio de Leopoldo, en el Proceso Dioce- Entonces ¿qué escucha? ¿Por qué Dios no barre de un
sano de Beatificación, sobre este cuarto ingreso en soplo toda esa muchedumbre que no hace más que un
la Trapa de su hermano Rafael: ruido insoportable? Parece que algo le detiene, algo
“Era fuerte en el sufrir los dolores físicos y que escucha complacido. Es un murmullo que apenas se
arideces. Solamente una vez le vi llorar por cau- oye.
sa de su tribulación. Volvía yo con él a la Trapa Si miramos detenidamente a los hombres vemos
la última vez que regresaba allí. Salimos de Villa- que algunos no gritan, no discuten, no corren ni pegan
sandino en coche que conducía Rafael, y al llegar martillazos. ¿Qué hacen? Parece que no hacen nada,
a la vista del monasterio, como unos quinientos están en silencio y de rodillas. Los demás los miran y
metros antes, paró el coche, me dejó a mí el se extrañan, los quitan de en medio o se burlan de
volante, y me pidió un cigarrillo, y de pronto me ellos. Pero siguen en silencio y de rodillas. Nos acerca-
di cuenta que estaba llorando. Entonces le pre- mos y les preguntamos, ¿qué hacéis? ¿Por qué no os
gunté qué es lo que le pasaba, y él señalando el unís a los demás en el progreso y en la civilización?
monasterio me dijo: ‘Mira, éso es una sucursal Ellos nos dicen: calla, hermano, no metas ruido, que
del ¡nfierno’. Poco a poco se fue serenando, y estoy hablando con Dios…
continuamos el viaje hasta llegar a la puerta de ¿Qué sería del mundo sin la oración, si lo único
La Trapa. Me dijo: Voy a coger el maletín. Tú no que agrada a Dios y le impide barrer a la humanidad,
te bajes del coche, que yo me meto ahí donde me desapareciese? ¿Por qué se extraña el mundo de que
voy a morir. Seguro, claro’. Esto me lo decía llo- unos hombres se dediquen a hincar su rodilla en tierra
rando. y eleven el corazón a Dios? ¿Los creen inútiles? Les
llaman egoístas, locos, y les dicen que están perdiendo

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su tiempo, pero no es así; los hombres que se dedican a Era el catorce del mes de diciembre. No
la oración son los únicos que realmente saben aprove- había que hacer equipajes. ¡Rafael no poseía na-
char el tiempo. Quienes se dedican a hablar con otros da! Su rosario, su oficio y su crucifijo, oculto en
hombres y a discutir banalidades son los que realmen- un bolsillo del pantalón, en el que lo acariciaba
te pierden el tiempo. Algún día lo verán. constantemente a escondidas del mundo. Eso era
Aquel «lego» del convento, inculto, sencillo y que todo. A todo había renunciado el antojadizo y
reza en silencio Avemarías está contribuyendo más a la caprichoso Rafael de antaño. El Rafael trapense
«paz universal» que todos los discursos pronunciados era mísero y pobre como el más pobre y mísero
por los miembros de la ONU desde que se fundó. Esto mendigo.
parece una exageración pero es la pura verdad, y yo En su casa, en lo que había sido su hogar,
estoy convencido de ello. Cuando veo gente buena y quedaron los pinceles, los lienzos, las figuras de
religiosa que desdeña la oración como cosa secundaria, Jesús el Nazareno dibujadas y pintadas por él.
cuando es todo lo contrario ya que es lo principal, me Con sencillez, sin dramatismo, le dio a la madre
dan ganas de decirles muchas cosas, pero me callo. su Oficio pequeño de la Virgen: Yo no lo nece-
También se calló María cuando a los pies de Jesús le sito, me lo sé de memoria. Todo el pequeño vo-
dijo Marta que no hacía nada útil; pero ya contestó por lumen lleno de notas en sus márgenes, palabras
ella el divino Maestro al decirle que había elegido la de los salmos, mil repeticiones de su amor a Ma-
mejor parte. ría...
No es que yo crea que los que trabajan por la glo- Amaneció el 15 de diciembre de 1937. Llu-
ria de Dios en el mundo no hagan nada; al contrario. Lo vioso, frío, desapacible y triste. ¡Rafael se mar-
que quiero decir es que si no tienen oración, todo es chaba! ¡La despedida fue silenciosa, sencilla, los
tiempo perdido. Bien está predicar y moverse, pero si ojos enjutos y los corazones sangrando! Hijo y
de vez en cuando no se arrodillan y ruegan a Dios en madre sentían que era aquel su último adiós so-
silencio, corren el peligro de que todas sus actividades bre la tierra.
se mezclen con las del mundo y, entonces, lo único que - Pídele a Él que me muera pronto -dijo a su
hacen es producir ruido, un ruido que no llega a Dios y madre al abrazarla.
que, por tanto, es tiempo perdido. - ¿Cómo quieres que yo pida eso? -contestó
DIOS EN TODOS Y EN TODO ella con la congoja en los labios.
Yo no pretendo escribir para que se me lea, sino
escribir como medio de expansionarme, de hablar a

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El Hno. Rafael salió de la Trapa el 7 de febrero Dios como si a Él fuera a quien estoy escribiendo. Mis
del año 1937. Volvió a ingresar el 15 de diciembre de escritos son al mismo tiempo reflexiones conmigo
ese mismo año. En total: casi diez meses en su casa. mismo y oraciones a Dios.
Veo a Dios en las criaturas, en los hombres, en
“Aunque se aconsejó a Rafael que no volviera cualquier acto de la vida, y todo lo relaciono con Él. Un
a la Trapa hasta que la vida monástica fuera hecho en sí no tiene valor si no se encamina a un fin; el
totalmente regularizada con la vuelta de los hecho será bueno si el fin es bueno, y malo si el fin es
combatientes, él no pudo resignarse a quedar en malo. Y es bueno cuando el fin es Dios, y malo cuando
su confortable hogar rodeado de comodidades, no lo es. Y como para mí lo único que me interesa es
mientras sus hermanos sufrían las ingentes pe- Dios, al analizar una impresión de mis sentidos o un
nalidades de la guerra. Por eso resolvió tornar a acontecimiento, lo primero que busco es a Dios. Ana-
su puesto de honor en la enfermería de la Trapa, lizo mis ideas para tropezarme con Él, y encamino mis
donde podía compartir con sus hermanos los su- actos para acercarme a Él por medio de ellos. ¡Y esto
frimientos de la situación y donde él tenía re- es tan fácil! Incluso comer, reír, hablar, todos los ac-
suelto entregar su vida para salvar a la de los tos que hacemos en la vida ordinaria, los podemos en-
demás”. caminar a Dios, y resulta que haciéndolo así todo es
Padre Teófilo Sandoval Fernández bueno, y en las más insignificantes cuestiones de la
vida podemos elevar el corazón y encomendárselo todo
Comenta la madre del Hno. Rafael: a Él.
“Ya finalizaba el año 1937. Los meses habían Pero Señor, Vos sabéis que, aunque éste es mi de-
corrido veloces. Y un día... Madre -habló Rafael-, seo, cuántas y cuántas veces me olvido de que existes,
ya es hora de que me marche. El corazón de la y me porto como si Tú no me vieras. Cuántas veces al
madre tuvo un apretamiento de angustia, ¡hijo, cabo del día he hablado sin tenerte presente y me he
tan pronto! ocupado en mil quehaceres que, aunque no son malos,
Siempre le parecía demasiado pronto la se- pierden su valor porque no me llevan a Ti.
paración. Era la cuarta vez que recibía el golpe. Señor, miradme bien y veréis que, aunque estoy
Hay golpes que duelen siempre con la misma in- ocupado en mil cosas y no merezco que me atendáis, mi
tensidad. espíritu lo tengo en Vos, y si alguna vez me distraigo, y
- Debo marcharme... Mañana volveré a la las criaturas me apartan de Ti, tened en cuenta que
Trapa. soy débil y estoy lleno de imperfecciones. Mi deseo es

- 144 - - 69 -
veros en todo lo que me rodea y tenerte siempre pre-
sente, lo mismo en el sueño que en la vigilia, cuando río
y cuando lloro, que todo lo encamine a tu fin, y que me
falte todo menos Tú, pues teniendote a Ti lo tengo
todo.

DEMASIADA SENSIBILIDAD DIVERSOS TESTIMONIOS


Una cosa me alarma y me hace sufrir mucho: es mi
excesiva sensibilidad. Cualquier cosa me produce gozo,
pero cualquier contratiempo me hace llorar; eso de- Padre Teófilo Sandoval Fernández (OCSO)
muestra lo atrasado que estoy en la virtud. “Una de las pruebas mayores que sufrió el
Cuando en cierta ocasión, un hermano me tocó una Hermano Rafael en los últimos años fue, indu-
fibra muy íntima sin quererlo, lloré amargamente y mis dablemente, según se deja traslucir de sus úl-
lágrimas, que al principio creí que eran debidas a la timos escritos, la pérdida de su director espi-
humillación, después vi que también estaban impregna- ritual que tan acertadamente le venía guiando;
das de soberbia. Soy como una guitarra que al menor se iba acercando el Hermano a pasos agiganta-
roce vibra. Debo hacerme fuerte; las almas entregadas dos hacia el culmen de su existencia.
a Dios no lloran si algún hombre les ofende. ¿No flage- Varias veces había pedido al Señor aseme-
laron a Cristo? jarse a Él, viviendo y muriendo crucificado y
Pero, Señor, ¿qué merezco yo? El desprecio de los abandonado de todos.
hombres, Vos lo sabéis bien. Me aterra pensar que la Por una de esas pruebas que Dios permite en
estima que el mundo me tiene sea motivo para que Vos sus escogidos, cuando menos se esperaba, el
me deis por pagado aquí en la tierra, y en cambio a reverendo Padre Abad cambió de confesores en
vuestros ojos me presente como lo que realmente soy, el noviciado; por lo tanto, en lo sucesivo, Rafael
y el mundo ignora. no podría confesarse ni dirigirse a su primer
confesor, sino que tendría que acudir a otro
nuevo, el Padre David Méndez, santo religioso,
pero poco avezado en dirigir almas de la talla del
Hermano Rafael”

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ante la comunidad, cuidando mi enfermedad como si
fuera mi más preciado tesoro, y en cierta manera lo
es. Me he dado cuenta de que la verdadera mortifi-
cación es hacer lo que no te gusta ni deseas, aunque
tus deseos te parezcan santos y buenos.

DIVERSOS ESCRITOS

Fragmentos de la carta remitida al Sr. Marino del


Hierro 2, desde Oviedo, en septiembre de 1934 (23
años).

…A medida que usted vaya caminando por la senda


de la perfección, se irá encontrando con muchas cosas
que no contaba. Al principio Dios nos ayuda de una ma-
nera sobrenatural, nos abre los ojos, nos enseña la
verdadera luz y nos señala el camino; incluso, a veces,
nos consuela y nos mima como a niños pequeños que so-
mos. Pero llega un momento en que parece que Él se
oculta y nuestros ojos del alma no ven nada, tenemos
sequedad y aridez en la oración, todo nos cansa y nos
aburre; quizás creamos que Dios nos abandona, pero no
es así.
¡Qué fácil sería la virtud si siempre que nos diri-
giéramos a Dios tuviésemos una devoción evidente y

2
Una especie de amigo “epistolar” con el que entabló un trato confidencial
exclusivamente por cartas.
- 142 - - 71 -
sensible! Al principio, Dios nos la concede pero se va tu ventana a Jesús, siguiéndole una turba de pecado-
ocultando a medida que vamos siendo más fuertes en la res, pobres, enfermos y leprosos; si vieras que Jesús
fe. A veces, también Dios se nos muestra en todo su te llamaba y te daba un puesto en su sequito, y te mi-
esplendor, pero quizás para esto pasen años o, incluso, rase con esos ojos que desprenden ternura y te dijese:
toda a vida. ¿Por qué no me sigues? ¿Qué harías tú? ¿Acaso le ibas
Mas no por eso debemos desanimarnos, aunque a a responder: Señor, te seguiría si me dieras un enfer-
mí eso me pase muy a menudo. Pero a Dios no le pido mero, medios para seguirte con comodidad y sin peli-
nada; no merezco tener devoción, ya tengo bastante gro para mi salud, te seguiría si estuviera sano y
con que me admita en su presencia. Si tiene mérito fuerte para poderme valer?
portarse bien con Dios cuando tenemos devoción y gus- No, seguro que si hubieras visto la dulzura de los
to por las cosas espirituales, tiene mucho más cuando ojos de Jesús, nada de eso le hubieras dicho, sino que
estamos desolados y fríos y, sin embargo, obramos co- te hubieras levantado de tu lecho. Sin pensar en tus
mo si realmente viésemos a Dios en todo lo que nos cuidados, sin pensar en ti para nada, te hubieras unido
rodea. y le hubieras dicho: Voy, Señor, no me importan mis
Eso es lo que hay que tener, confianza, mucha con- dolencias, ni la muerte, ni comer, ni dormir. Si Tú me
fianza en Jesús que todo lo puede y no nos abandona. admites, voy. Si Tú quieres, puedes sanarme. No me
Lo que tenemos que hacer es abandonarnos nosotros importa que el camino por donde me lleves sea difícil y
en Él, con todas nuestras flaquezas, miserias y pocas esté lleno de espinas. Fuera cuidados de lo que me
virtudes. Si lo hacemos así, no tenemos nada que pueda ocurrir en el porvenir. Fuera miedos humanos,
temer. que siendo Jesus el que guía, ¿qué hay que temer?

30 de septiembre de 1934 (23 años). Fragmentos ...Ya le decía en mi carta al P. José que lo del en-
de la carta que dirige a su abuela Fernanda desde fermero no era excusa, pues la culpa de mi recaída
Oviedo. (claro que fue voluntad de Dios), fue mía y de nadie
Cuando yo ofendo a Dios, que desgraciadamente más. Mi amor propio, mi deseo de hacer lo que no pue-
son muchas veces, luego me da mucha vergüenza y, do ni debo, no humillarme ante mi enfermedad, ser ca-
como no tengo disculpa, se lo digo a Él tranquilamente: prichoso y desobediente, y no admitir que es así como
Señor, aquí me tenéis, ¿me perdonáis? Y Jesús que es el Señor me quiere.
tan bueno, me perdona, y aunque yo tengo siempre pre- Ahora, créeme, regreso muy cambiado al monas-
sentes mis pecados para llorarlos y ver mi miseria, en terio. Mi intención es obedecer en todo y humillarme

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Evangelio, "Yo soy el camino y la vida" , no hacen falta cambio estoy seguro de que a Dios se le olvidan. Pues
muchos años. Basta con detenerse a pensar, y también bien, abuela, haz tú lo mismo, olvida mi tardanza en
escuchar al que sabe más que nosotros; al sabio que en escribirte y así serás más buena, más cristiana y más
la celda medita las verdades eternas, y al viejo que nos abuela, ¿no te parece? Al fin y al cabo, ¿qué vas a
dice que el mundo y sus criaturas pasan, y que no que- esperar de un nieto como yo?
da nada; que es pueril amar la vanidad y que solo se ¡Si vieras cómo ayuda el silencio que tenemos en la
halla la paz en Jesús; que el único tesoro es Dios, y Trapa y que el mundo supone tan tétrico! Las palabras
que la única vida es Él. Ahora no digo, feliz la vejez, siempre son torpes, y el silencio es a veces muy expre-
sino feliz el hombre joven o viejo que ha llegado a vivir sivo. Allí nos queremos de una manera verdadera; el
para Cristo. amor a Dios nos une en espíritu, nuestros cuerpos
Se puede tener un alma de niño en el cuerpo de un están unidos por la penitencia y, a veces, por el sufri-
anciano, y se puede tener un corazón muy viejo en un miento. En cuanto al corazón, también lo tenemos muy
cuerpo de veinticinco años. unido, y en silencio nos lo decimos ¡Si vieras que her-
La vejez no está sola. Cuando el viejo habla de moso es ser trapense…! 3
Dios y de la Virgen, siempre hay alguien que le es- Mi salida del Monasterio fue necesaria. Yo era de-
cucha, y que toma sus palabras, las respeta y las guar- masiado feliz. Me amenazó con la muerte (si es que
da; son las palabras del sabio, pues no hay mayor sabi- Dios puede amenazar) para obligarme a salir otra vez
duría que llegar tarde o temprano a desprenderse del al mundo. La prueba es muy dura; llevo cuatro meses
mundo y a amar de verdad a Dios. Viendo lo vacío que fuera, y sigo siendo trapense. Él me sacó, pues Él me
dejan el corazón las criaturas y las cosas de la tierra, volverá a llevar. Él sabe bien lo que hace; nosotros, con
he aprendido que ni aun viendo cumplidos nuestros de- nuestra débil razón y pensando humanamente, no pode-
seos, alcanzamos la felicidad. mos desentrañar los misterios de Dios para con sus
Solo Dios. Es lo único que llena esta pobre alma de criaturas. Dejémosle hacer y tengamos confianza en
pecador que un día, llena de orgullo, quiso volar, y Él, ¿verdad abuela?
Dios, en su infinita bondad, le cortó las alas y le Él otro día recibí carta del Padre Maestro. Para él
mostró lo que era: un poco de miseria con mucha vani- sigo siendo su novicio, el hermano Fray María Rafael.
dad, eso es todo. La voluntad de Dios está en mis superiores, y si para el
Suponte que estás en tu casa enfermo, lleno de
cuidados y atenciones, casi inútil, incapaz de valerte 3
Este entusiasmo inicial del Hermano Rafael por su vida trapense contrasta
en una palabra. Pero si un día vieras pasar debajo de con la aridez y la durísima realidad que le tocará vivir en el monasterio en sus
siguientes ingresos, especialmente en el último, durante el cual morirá.
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No tengo que contarte nada que te pueda intere- basta. Ya casi no me sostienen mis piernas, y no valgo
sar, pues mi vida transcurre con la mayor tranquilidad para nada, pero ¿qué importa el peso de la materia,
de espíritu y de cuerpo, procurando siempre ser mejor cuando se tiene dentro la vida sobrenatural que tiene
y mejorar en lo que pueda a los que están a mi alrede- alas para volar hacia Dios? ¿Qué importa la enferme-
dor. Quizás esté yo equivocado y sean ellos mejores dad del cuerpo, cuando vemos al Gran Médico curar
que yo, pues a veces soy muy vanidoso y orgulloso, y a con tanta dulzura nuestra alma llena de lacras y de mi-
los ojos de Dios en vez de ser publicano, sea un fari- serias pasadas? Triste vejez la que sólo llora sus re-
seo. Es uno tan débil. Pero no, esos momentos de debi- cuerdos y vive amargada en su soledad. Alegres años
lidad y desaliento los voy desechando por completo con los del anciano que sólo llora sus pecados, vive única-
su ayuda, y cada día estoy más contento de la vida, que mente de la esperanza del perdón y ama la soledad en
me ofrece mil motivos y ocasiones para alabar a Dios. la que encuentra sólo a Dios.
Lo peor es, ya te digo, que el que más necesita soy Felices los últimos años del cristiano que suspira
yo, pues predicar es muy sencillo, lo difícil es practi- por el Cielo. Ya no le turban las pasiones. Comprende la
car lo que se predica, y yo por voluntad divina, no soy vanidad de las cosas de la tierra. No le interesan ri-
ningún santo ni mucho menos, sino solamente una cria- quezas ni honores. Todo ha sido como humo del que ya
tura con algún que otro chispazo de fervor. nada queda. Mira las cosas con esa serena quietud del
Lo que echo mucho de menos es una persona con que vive más en el Cielo que en la tierra.
quien hablar de todo esto, pero Dios dispone otra cosa Últimos años de la vida ¿por qué gemir por lo que
y no me quiere dar ningún amigo, y por lo tanto, tengo ya pasó? ¿Acaso lo pasado es mejor que lo venidero?
que andar sólo con Él, lo cual es mucho mejor, pues si No, pasaron tus días, y no son nada. Pasaron tus ilusio-
la verdadera soledad es triste, en cambio la soledad nes y deseos, si es que alguna vez los viste cumplidos.
del que está con Dios no lo es, ni mucho menos. ¿Qué quedo de ellos? Nada, quizás amargura. Pasaron
tus seres queridos, y de ellos, ¿qué queda? Nada, solo
el recuerdo que como el humo se pierde en el espacio.
La vejez no da felicidad por sí misma; la felicidad
está en el corazón del viejo que, desasido de las cosas
del mundo, solo suspira por Dios. Aunque eso también
puede ocurrir en un joven.
No son los años los que nos enseñan a desprender-
nos del mundo. Para comprender las palabras del

- 28 - - 139 -
La espera se hace larga y penosa cuando otros de- Creí que había comenzado a ser bueno, y no hay
seos que no son Dios nos afligen; cuando nuestro egís- tal cosa; estoy donde estaba y quizás más bajo aún.
mo rechaza la cruz; cuando el deseo de tener a Dios va
mezclado, aunque sea sutilmente, con el hastío de 9 de octubre de 1935 (24 años). Fragmentos de la
vivir. carta dirigida al Abad de San Isidro de Dueñas desde
¡Ah!, Señor, qué flacos somos y cuánto necesita- Ávila:
mos de Ti para sostener tanta flaqueza. ¡Cómo no abis- Rvdo. Padre, llevo casi año y medio fuera de mi
marse en tu inmensa misericordia, que habita en el querida Trapa y si viera ¡qué grande es la obra de Dios
hombre y le sostiene! iCómo no admirarse de tu pa- en mí, y cuánto le agradezco al Señor la prueba por la
ciencia para con él! Te dignas vivir entre pecadores que me esta haciendo pasar! Muchas veces pienso que
que ni te conocen, ni te hacen caso. soy indigno que Jesús se ocupe de mí, pero ¿qué va a
Tú nos enseñas y nosotros no queremos aprender. hacer?, ¿no me ocupo yo de Él? Dios es muy bueno, sa-
Te ofenden y Tú perdonas, mientras nosotros nos irri- be hacer las cosas y a veces se vale de lo último de la
tamos. Te olvidan los hombres y esperas lleno de cari- tierra y de lo mas miserable para manifestar sus gran-
dad, y nosotros nos impacientamos. Tú nos sostienes y dezas.
dominas nuestros ardores. Llenas el alma de amores y Cuando hace dos años, desde Ávila, solicité que me
al mismo tiempo nos ayudas a esperar. admitieran en la comunidad, mi deseo era santo y
Él hombre no puede vivir sin una ilusión, aunque bueno; yo buscaba a Dios y Dios se me daba de una ma-
muchas veces la ponga en cosas que se transforman en nera fácil. Tenía ilusiones, deseos, quería ser santo,
desengaños, de los cuales Dios se vale para atraerlo pensaba con delicia en el Coro, en ser algún día un ver-
hacia sí y llenar su corazón de la única ilusión que de dadero monje. Tenía muchas cosas dentro. Yo buscaba
veras le satisface, Dios mismo. a Dios, pero también buscaba a las criaturas y me bus-
Mil veces feliz la vejez que no espera nada del caba a mí mismo, y Dios me quiere para Él solo.
mundo, y sonríe con la alegría de la paz interior que Me di al Señor, con generosidad, pero todavía no
Dios comunica a sus amigos. Feliz el viejo que puede se lo daba todo; le di mi persona, mi alma, mi carrera,
decir: casi no veo, pero ¿qué importa?: puedo ver a la mi familia..., pero aún me quedaban las ilusiones y los
luz de la Fe las grandezas de Dios. Casi no oigo, pero deseos, las esperanzas de ser trapense, hacer mis vo-
¿acaso los hombres dicen verdaderamente algo? Oigo tos y cantar Misa. Eso me sostenía en la Trapa, pero
allá en mi interior la llamada de Dios, que me atrae a la Dios quería más: tenía que «transformarme», para que
oración, al recogimiento y a la contemplación; eso me solamente me baste su amor.

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Rvdo. Padre, no tengo más que explicarle; Dios me nos hacen acercarnos a Jesús, ya que el poco amor que
mandó una prueba, por la que llegué a pensar que no me sentimos hacia Él es tan débil que por sí solo no basta!
quería y que su voluntad era otra. Pero Él no cuenta ¡Que alegría tan grande es verse querido por Dios!
con nosotros, ni nos da explicaciones cuando nos manda Contarse en el numero de sus amigos, seguirle paso a
algo que nos conviene. ¡Débiles criaturas!, ¿qué sabéis paso con los ojos fijos en su rostro y, bendiciendo in-
vosotras de los designios de Dios? Él se encargará de cluso nuestras miserias, que fueron la causa de que
hacer la obra sin consultarnos, nosotros no tenemos Jesús buscase nuestras miradas para llegarnos al co-
más que dejarnos moldear por su mano, y estarnos razón, curarnos, perdonarnos y amarnos hasta morir en
quietos, muy quietos: después el tiempo y las luces que la Cruz.
Él nos envía, servirán para ver claramente su obra, y El mundo y sus moradores pasan, los hombres si-
entonces darle infinitas gracias por el mimo con que guen pensando en el porvenir de sus haciendas, en sus
nos ha tratado y nos trata. negocios, en sus enfermedades. Se agarran a la tierra
Perdóneme, Rvdo. Padre, me salgo del sitio donde en la que buscan descanso. Sufren si en ella no lo en-
debo estar; vuelvo al motivo de mi carta. cuentran y lloran al dejarla. Esos sí que están locos,
Hace aproximadamente un año estuve en el Monas- aunque el mundo entienda por locura amar la enfer-
terio, y les expuse mi estado de ánimo entonces, y le medad y la Cruz. ¿Cómo ha de entender el mundo, tan
pregunté al P. Marcelo si sería posible algún día que prudente y sensato como es, un desvarío tan grande?
yo, debido al régimen que tengo que seguir, pudiera No trato de discutir con él, es inútil e innecesario.
ingresar de Oblato. Me dijo que sí, y su reverencia me Allá en la Trapa, un pobre fraile llora ante la Cruz.
dijo que esperara. He esperado, pues la voluntad de El mundo le dice: eres un necio, tu vida se esfuma inú-
mis superiores es la voluntad de Dios. He esperado un tilmente en el silencio y en la penitencia, ¿por qué
año que me ha parecido un siglo. amar la Cruz, cuando la vida es bella y la libertad ri-
Vuelvo, pues, a pedir a la comunidad que admita a sueña? Pero el trapense llora y sus lágrimas las pone a
este pobre hombre, que no quiere nada, ni desea nada los pies de la Virgen, y son tan dulces que ni una sola la
más que estar en la casa de Dios. cambiaría por todo el oro del mundo. Aquel trapense
No merezco ser monje. ¿Cantar la santa Misa? llora, pero de alegría.
Señor, si te he de ver muy pronto, ¿qué mas da? Los No importara que el camino sea duro, áspero y lar-
votos, ¿no amo a Dios con todas mis fuerzas? Pues go, porque Jesús va delante; no miremos dónde pone-
¿qué más votos? Nada de eso me impide estar a su mos los pies, porque es Jesús el que guía.
lado, consagrarle mi silencio con los hombres y amarle

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Quizás estas tonterías que escribo te digan algo. calladamente, humildemente, en la sencillez del obla-
Quizás te comuniquen el estado de mi alma que yo bien tado. San Benito los admitió y entre ellos hubo santos,
quisiera comunicar al mundo entero para que fuese muy ¿por qué no he de ser yo uno de ellos? Con mis fuerzas
feliz, como lo soy yo, que no tengo nada, ni tan siquiera no podré, pero con Jesús y María a mi lado, lo puedo
salud, y sin embargo tengo todo lo que en esta vida se todo. Cuando flaquee, ellos me ayudaran.
puede tener; tengo a Dios muy dentro del corazón y no Me hablara su reverencia de la humillación que eso
deseo nada. Con eso, créeme, se tiene la felicidad representa, no ser nada ni nadie, ¿pero acaso soy yo
completa, una felicidad muy oculta y que, como es algo? En cuanto a la humillación, creo no sentirla, pues
natural, nadie envidia. para humillar a un alma es necesario, si esta arriba,
¿Qué ves a tu alrededor? Si te pones a examinar hacerla descender y yo no creo tener que descender
el asunto a fondo no verás nada que te llene del todo; nada, al contrario.
mucha frivolidad, quizás paganismo oculto entre los ¡Cuántas cosas le diría si yo supiera escribir!
pliegues de un cristianismo mal entendido; afanes de Cuánta alegría me causa pensar en el modo que Dios me
bienestar, como si la vida fuera eterna; luchas, dispu- quiere, el camino por donde me lleva, en las luces que
tas, y de Dios muy poco. sin merecerlo me da.
Si te miras a ti mismo, más vale no hablar. ¿Qué Tengo al Señor, déjeme vivir junto a su Sagrario,
queda, pues? Dios y sólo Dios. Él suple lo que el mundo recogiendo las migajas del convento, y seré feliz…,
y sus criaturas no pueden dar. En su infinita Miseri- feliz en mi nada, y dichoso en mi Todo que es Jesús.
cordia quedan ocultas nuestras miserias, olvidos e ¿Ve su reverencia ahora la obra de Dios? Y lo más
ingratitudes. grande y admirable es que la ha hecho en mí que, sin
Bienaventurados los que lloran, dijo Jesús, y una ñoñería ni falsa modestia, nada tengo ni nada merezco.
turba de enfermos, tullidos, pobres y pecadores le Yo no tengo virtud ni ciencia, pero sé lo que soy, y Dios
seguían, y yo creo que, al posar en Jesús sus ojos, también lo sabe; podré engañar a los hombres, pero no
reían gozosos y bendecían sus miserias porque eran las a Él.
que les unían a Jesús. Y Jesús les miraba con esa dul- El otro día me decía una monjita muy santa a quien
zura que conquistó el mundo, y se dejaba querer por fui a consultar sobre mi determinación, que el Señor
los pobres, los afligidos y los pecadores. Y Jesús cura- me daría mucho más en este camino, que en el que se-
ba y consolaba. guí antes siendo novicio de coro.
¡Benditas lágrimas, penas y enfermedades que son
nuestro tesoro, lo único que realmente poseemos, que

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Gran mortificación es seguir la Regia y los ayunos, Me dirás que todo eso es verdad, pero que el débil
pero quizás lo sea más disfrutar de alivios y de siempre es débil, y que hay momentos en los cuales to-
dispensas… do se cierra, el mundo aplasta con su peso, la oscuri-
Él sabrá. El día que nos veamos todos reunidos en dad se cierne sobre nosotros y nos impide ver con cla-
su presencia, que será pronto, desaparecerán esas ridad; es la nada y la vanidad de todo, y entonces ¿qué
pequeñas diferencias, que no son más que humanas, y hacer? ¿Qué hacer cuando un alma está a oscuras y no
de todo lo que es humano hemos de prescindir, no digo ve más que sus miserias, y cuando los labios bendicen
ya solamente en el cielo, sino aun en la tierra, pues si la cruz y el corazón la rechaza?
lo sobrenaturalizamos todo, todo nos lleva a Dios, lo No sé lo que hay que hacer, no hay consuelo hu-
mismo el ayuno riguroso del que puede, que el cuidado mano, ni consejo que pueda satisfacer; no hay palabras
de un enfermo con todas sus miserias; y vuelvo a mi que expresen lo que el alma siente, y, por tanto, tam-
tema, Rvdo. P., teniendo a Dios lo tenemos todo, ¿qué poco las hay para consolar al que está en ese trance.
nos importa lo demás? Pero yo, que no soy nadie, me atrevo a decirte algo: si
no hay palabras, en cambio hay silencio, y ahora me
8 de noviembre de 1935 (24 años). Fragmentos de acuerdo de unas palabras (aunque no recuerde la cita)
la carta dirigida a su tía María, desde Oviedo. en las que el Señor dice que llevará al alma a la sole-
El Señor me pide seguir y no detenerme. ¿Qué dad y ahí le hablará al corazón.
hacer?, pues lo de siempre: mirar arriba, mirar muy Sólo Dios. Cuánto cuesta llegar a comprender y a
alto, y seguir sin detenerme. Haz tú lo mismo. La vivir esas palabras, pero con una vez, aunque sólo sea
Virgen te mira y Dios te ayuda; no te importe ni llorar un instante, en que el alma descubre que es posesión
ni reír, ¿qué más da? El barro es siempre barro y no de Dios, que Jesús vive en ella, a pesar de sus mise-
nos podemos mudar. Lo importante es que ese barro rias y flaquezas; una vez abiertos los ojos a la luz de
sea de Dios, que Él haga lo que quiera, y que todo nos la fe y de la esperanza; una vez comprendida la razón
lleve a Él. de la vida, nada hay en el mundo capaz de turbar al
Una vez dado el tirón , Dios atrae de tal manera y alma.
con tal suavidad, que nada cuesta. ¿Qué más da llo- Nadie en el mundo escucha con paciencia las locu-
rar? Llora todo lo que puedas; ríete y goza, cuando ras que se le puedan ocurrir al que, vislumbrando un
puedas, ¡qué más te da! La que ríe y llora eres tú, y tú poquito la grandeza de Dios, se atonta y grita: necios,
no eres nadie, ni eres nada. Y, créeme, el día que lo insensatos, ¿qué buscáis? Daros prisa, sólo Dios, ¿qué
veas, el día que estés desprendida de todo y de ti hay fuera de Él?

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Dios me lleva de la mano por un campo donde hay misma , entonces verás que todo lo que suceda, nos
lágrimas, guerras, penas y miserias, santos y pecado- tendrá sin cuidado. Ni el sufrimiento, ni el gozo atrae-
res. Me pone cerca de la Cruz y, enseñándome con la rán nuestras miradas. Entonces veremos mejor a Dios
mirada todo eso, me dice, todo eso es mío, no lo des- y ya no nos miremos tanto a nosotros mismos: y si nos
precies, tú a quien tanto quiero. A ti te doy luz para miramos y escudriñamos que sea para buscar a ese
ver. Te doy un corazón para amarme. Dispongo de ti Dios escondido que está en nosotros.
como me place porque eres mío. No desprecies vivir, ¡Qué alegría, Señor, poder verte a Ti y no vernos
puesto que es para Mí. Ama a las criaturas que son a nosotros! ¿Qué más da flores o espinas si eres Tú el
mías. No llores en tu camino, porque yo lo trazo. Ama que las das y el que nos las quitas? Nosotros no hace-
mi Cruz y sigue mis pasos. Llora con Lázaro y sé indul- mos nada, pues nada sabemos hacer; Tú lo haces todo.
gente con la pecadora. Nosotros, si hablamos de la cruz, es para quejarnos
Me pides que te hable de mí... ¿para qué? Ni tú ni con egoísmo ; si buscamos consuelo, a nosotros nos bus-
nadie se deben ocupar de este pobre hombre que pre- camos; si queremos amarte, lo hacemos con ruindad, y
tende ocultar su cruz, que es mi único tesoro, y es- no sabemos...
parcir entre las almas que me rodean la paz y la luz ¡Qué alegría, Señor, pensar que Tú nos lo haces
que el Señor, en su bondad, se digna enviarme. todo! Entonces todo es grande y hermoso.
Créeme, soy absolutamente feliz; no deseo nada Señor, no puedo detenerme, porque si me detengo,
para mí. Dios me da todo lo que necesito, y más. Ha es para buscarme a mí mismo, y en mí no hallo nada que
volcado a manos llenas en mi pobre corazón más de lo merezca la pena; tengo que seguir hasta Ti. A Ti te
que cabe, y cuando un alma se ve llena, ¿quién se atre- tengo, tengo tu amor, lo tengo todo ¡Qué alegría el
ve a mirar sus propios sufrimientos, cuando se tiene verse en nada, y sin nada!
muy dentro la amistad de Jesús que murió por mí en un Dios me ha escuchado y me escucha, lo sé y lo veo.
patíbulo? No sé dónde meterme; estoy hecho papilla, como tú
Si de veras amásemos a Dios, se nos daría todo de dices. Sabía que Dios me quería, ¡pero tanto!...
lado, y sería tal el desprendimiento que nuestro propio
«yo» nos estorbaría, pues todo lo que nosotros somos 11, 16 y 18 de noviembre de 1935 (24 años). Frag-
no es más que egoísmo, miserias, flaquezas y pecados, mentos de las cartas dirigidas a su tía María, desde
y todo eso nos estorba para llegar a comprender su Oviedo.
infinito amor. ¿Cómo es posible vivir así, Dios mío? ¿Cómo es
posible resistir tanta gracia, tanto consuelo, tanta luz

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y claridad como nos das? Qué paciencia, tienes, Señor; infinita de Dios, y nuestra vida entraría en la sereni-
a otros les hubiera bastado la centésima parte de lo dad que da el amor a Dios y el amor al prójimo.
que nos das para que se hubieran entregado del todo. Por el camino que el Señor me lleva, camino que
Y, sin embargo, a pesar de nuestra resistencia a tu sólo Dios y yo conocemos, he tropezado muchas veces,
gracia y a tu amor, Tú no desistes y te empeñas en he pasado amarguras, he tenido que hacer continuas
seguir tu obra para conseguir un poco de nuestro amor. renuncias, he sufrido decepciones, y hasta mis ilusio-
¡Qué ciegos somos, qué torpes y cuánto lodo tenemos nes, que yo creía más santas, el Señor me las ha trun-
encima que nos impide volar hacia Ti! cado. Él sea bendito.
Bueno, Dios lo hará como lo hace todo, nosotros no Pues bien, todo eso me era necesario: la soledad y
somos más que instrumentos. Sabía que sufrías, te veía la renuncia a mi voluntad. Fue y es necesaria la enfer-
a los pies de la Cruz en el Calvario, tú sola, en noche medad. ¿Para qué? Pues mira, a medida que el Señor
de tormenta, y el santo madero sin Jesús. ¡Qué bien se me ha ido llevando de aquí para allá, sin sitio fijo, en-
está a los pies de la Cruz del Señor cuando Él nos mira! señándome lo que soy, y desprendiéndome de las cria-
Lo difícil es seguir también allí cuando Cristo desapa- turas unas veces con suavidad, y otras con golpes con-
rece a nuestros ojos y queda la Cruz seca, negra y en- tundentes, en todo ese camino que yo veo tan claro, he
sangrentada. Quedamos solos con las tinieblas y la aprendido una cosa y mi alma ha sufrido un cambio: he
Cruz. Ni sabemos pedir, ni oímos a Dios; nada..., sólo aprendido a amar a los hombres tal como son, y no tal
podemos sufrir, miramos a Cristo y no está... ¿Qué más como yo quisiera que fueran; y mi alma, con cruz o sin
nos da? ¿No es eso lo que el Señor quiere? ¡Pues ella, buena o mala, aquí o allí, donde Dios la ponga y co-
entonces! mo Él la quiera, ha sufrido una transformación. Yo no
Ánimo, hermana, que detrás de todo eso que tú no sé expresarlo, pero lo llamo serenidad.
ves, está Jesús, que te mira, te ve llorar por Él, y tus Es una paz muy grande para sufrir y para gozar.
lágrimas lavan muchas cosas. Te está vaciando para en- Es saberse amado de Dios, a pesar de mi pequeñez y
trar Él. ¿No lo ves? Qué duda cabe que cuesta lágri- mis miserias. Una alegría dulce y serena cuando nos
mas, pero benditas sean si son obra suya. abandonamos de verdad en sus manos; es un silencio
Yo no soy nada ni nadie; quizás no sea más que un respecto a lo exterior, a pesar de estar en medio del
peldaño que Dios te ha puesto para subir. ¿Necesitas mundo. Es la felicidad del enfermo, del tullido, del
un consuela humano?, pues sea si el Señor así lo ha leproso, del pecador que, a pesar de todo, seguía al
dispuesto. Yo he necesitado y aún necesito tantos... El Nazareno por los campos de Galilea.
Señor nos lleva de una manera que no falta detalle.

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Ahora veo, no que Dios me abandone, ni que me Si me cuentas tus penas, no es para que yo huma-
pruebe, sino que Dios me quiere. Quiero cumplir lo que namente te consuele, sino para que te hable de Dios,
Dios me pide, con sencillez y con simplicidad. ¿verdad?, para que yo pueda decirte: Dios esta conti-
Qué duda cabe, que aún no estoy desprendido de go. Sufre y ama en silencio a ese Dios que tú no ves,
la tierra y de los hombres. Me cuesta moverme, amo lo pero cuyo amor, aunque se oculte, es el mismo.
que no es Dios, me busco a mí mismo en muchas cosas... No me importa que estés desconsolada, que ten-
¡Qué pobre hombre soy! gas sequedades, que tu camino sea uno u otro. No me
¡Qué bueno es Dios! Me trae, me lleva, me zaran- importa que sufras o que goces. Lo que me importa es
dea de aquí para allá; unas veces me hace llorar, otras que todo eso, que no es nada, sea para amar a ese
sufrir, otras gozar y reír. Tan pronto de una manera, Nazareno que llamó bienaventurados a los afligidos;
tan pronto de otra. que vayas en pos de Él a todas partes; que no veas otra
¡Qué bueno es Dios! Solamente quiere mi bien. Él cosa que ese amor con que te atrae.
sabrá lo que hace. Yo, ya me voy acostumbrando a su El otro día fui a ver a mi antiguo confesor y me
modo de proceder, y ni siquiera se lo pregunto. Me dijo que mi proyecto era absurdo y que parecía que yo
dejo llevar, me dejo hacer, y es lo mejor. Pobre de mí, estaba dejado de la mano de Dios; estas fueron sus
¿cuándo aprenderé? palabras textuales. No he vuelto a verle, pues, aunque
Bueno, yo creo que el día que haya aprendido, el no me inquieta ni me turba lo que me dice, tampoco
Señor me dejará en un sitio tranquilo, y que esa nueva saco nada en limpio. Sólo Dios me basta. Ya me he ido
ocasión me servirá, no para mirarme a mí mismo, sino acostumbrando en estos dos años. Eso era lo que el
para bendecir su mano. ¡Estaba ya tan contento en mi Señor quería de mí; cúmplase su voluntad.
soledad! No estás sola, no, aunque a ti te parezca lo con-
trario. Y no me envidies porque yo tengo un Padre
A su tío Leopoldo, desde Víllasandino (Burgos) Maestro o un confesor. Te aseguro que no los necesito,
ni tú tampoco. ¿Qué podemos recibir de las criaturas,
¿Qué más te da el sitio o el lugar? ¿Qué más te da mejor de lo que Dios nos da? Absolutamente nada.
estar rodeado o estar solo? ¿Qué más da el sueño, el Mira, mañana vas a hacer una cosa; cuando te
frío o la enfermedad? ¿Qué más da vivir o morir? Si acerques a comulgar, le dices al Señor lo que te pasa,
de veras amásemos a Dios, si viéramos su voluntad en de la misma manera que me lo has dicho a mí, con toda
todo cuanto nos rodea, entonces no sufriríamos, y en sencillez y claridad. Le pides que Él sea tu confesor,
nuestros defectos y en los ajenos veríamos la gloria tu padre espiritual, tu amigo entrañable, y que como te

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ves muy sola, le necesitas a Él para todo. Se lo dices les; en Dios y en ellos se refugiaba su alma de artista.
con sencillez, tal como eres; le cuentas al detalle tus De entonces son sus obras más logradas, y en todas es
sufrimientos, no para que te los quite, sino para Dios quien guía su mano, dando al ambiente de sus
desahogarte con Él. cuadros una religiosidad profunda.
Le pedí al Señor que me mandara aquellos dolores, Solo, en las naves de la severa iglesia parroquial,
que me hiciera sufrir a mí y que a mi hermana Merce- solo con Dios y sus pinceles, se pasaba en ella horas y
des le permitiese descansar en esta vida o en la otra. horas, sin medida del tiempo, sin cansancio ni fatiga.
Ver sufrir es terrible. Me cuesta más ver sufrir que “¡Sólo Dios y yo!”.
sufrir yo mismo, pero el Señor sabe bien lo que hace. Rafael volvió a su vida ordinaria: paseos por los
Quiero que lleguen a tu alma, no mis palabras, ni campos, conversaciones afables con criados y colonos,
mis ideas, ni mi cariño, ni nada mío. Quisiera alimentar interesarse por la hacienda de su padre, sus largas
tu pobre corazón sediento con ese Dios que me mueve estancias en el jardín, ausente de la tierra y en con-
a mí, que me hace vibrar. Si no, es tiempo perdido. templación...
Cuando yo estaba (no sé si como tú), en momentos Y en medio de las comodidades que le rodeaban,
difíciles después de salir de la Trapa, cuando creía que vivía una vida de mortificación continua. Eran las cosas
el mundo me había aplastado y me sentía derrotado, sencillas de la vida cotidiana, la represión de su genio
pensé que no iba a resistir. No sé, en fin, también en vivo e impaciente, la caridad en el trato, la privación
una pequeña agonía, acudía a la Virgen de la Trapa en voluntaria de manjares de su gusto, el sometimiento a
quien descansaba cuando, agotado del día, me acostaba los gustos ajenos, la aceptación tranquila de su enfer-
en la incómoda camarilla del Monasterio. Me acordaba medad, sin que jamás saliese de sus labios la más míni-
de que aún me quería y me escuchaba en mi tribulación. ma queja."
Es el único consuelo que he tenido en los casi dos años
que he estado así
Acabo de recibir al Señor y hoy he andado muy 8 de febrero de 1937: Carta de Rafael a su
bajo; tenía tantas cosas que decirle. Pequeñeces de hermano Luis Fernando que se hallaba en el frente
esta vida nuestra, pero en medio de esas pequeñeces, de Ondátegui (Alava), durante la guerra española de
anda el Señor. Le he dicho que yo no puedo hacer nada 1936-39:
y me ha dado a entender que no me apure, que Él no
quiere nada de mí más que mi compañía, que tenga

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Crónicas del Monasterio de San Isidro de Dueñas: oración, que con ella lo puedo todo y que confíe en Él,
“Por recrudecimiento de su enfermedad, y no po- pues lo hará todo.
der ser asistido debidamente en el monasterio, sale Verdaderamente que vuestra situación es apura-
por tercera vez el Hermano Rafael.” da, pero ten fe y confía. Cuando se le deja actuar al
Comenta su madre en VIDA Y ESCRITOS: Señor, no hace las cosas a medias; o termina todo
“La guerra seguía su curso… La familia de Rafael pronto, o lo arregla. ¿Qué más te da si es Él el que lo
continuaba en su casa del pueblecito castellano de Vi- dispone? ¿No dices que le amas mucho? ¿No duermes
llasandino (Burgos), imposibilitada aún de volver a agarrada a tu crucifijo? Pues si de veras le quieres
Oviedo. ¿qué te importa tu agonía si con ella sirves al Señor
Rafael... Dios quería mucho a Fray María Rafael, mejor que nunca? Ánimo, no quieras aliviar tu sufri-
probando sin cesar el temple y la fortaleza de su alma, miento, ni tampoco quieras aumentarlo…, no quieras
En un recrudecimiento de su enfermedad, que avanza- nada.
ba inexorablemente, se hizo necesario un nuevo reco-
nocimiento facultativo, y no pudiendo además ser asis- 22, 26 y 27 de noviembre de 1935 (24 años).
tido debidamente en su monasterio, le mandó el R. Fragmentos de las cartas dirigidas a su tía María,
Padre Abad permanecer en casa de sus padres, hasta desde Oviedo.
que el convento volviese a su normalidad. El 7 de fe- Dices que detrás de mí está Jesús. Claro, y
brero de 1937 sale Fray María Rafael por tercera vez delante y a los lados, y si te fijas un poco lo verás en
de su amado monasterio. todas las criaturas y en todas las partes, y estarás tú
Vuelve a dejar su blanco hábito, su vida austera, en Él y Él en ti. El mar es grande pero tiene fin, sin
su silencio monacal, su voluntario aislamiento. Era la embargo Dios no tiene límite y cuando nos hundimos de
tercera vez que abandonaba su monasterio y salía al veras en Él, lo vemos en todo, y todo es Él. Dices que
mundo a comenzar de nuevo; ¡la vuelta al hogar querido detrás de mí está Jesús, y ya lo creo que es así, pero
que tanto sufrimiento le costó dejar! también está en ti. No temas desfallecer. Todo se
¡Hasta cuándo, Señor, seguirás estrujando el co- puede resistir ¿no ves que es el Señor el que lo hace
razón de tu fiel siervo! Y esta vez, la ausencia será todo?
más larga, y por lo tanto, más costosa también la nueva Mira, ayer al llegar a la iglesia aún no se había
renuncia. acabado el sermón. Era un padre jesuita que yo
Rafael permaneció con sus padres en aquel tran- conozco mucho, y dijo unas cosas que me dejaron un
quilo rincón de Castilla. Volvió a sus lienzos y pince- poco..., no sé cómo. Estaba hablando de la vida activa y

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del consuelo de ser apóstol y presentarse un día de- 6 de febrero de 1937 - 25 años
lante de Dios con todas las almas que uno ha ayudado. Mi cuaderno - San Isidro
Dijo no sé que de esos espíritus egoístas que no quie- Fiat
ren más que su santificación, y que se ocultan a las La obediencia me obliga a dejar mi celda de la en-
miradas de los hombres para no ser molestados. Dijo fermería, mi silencio, mi vida de retiro del mundo.
muchas cosas, y a mí me hizo pensar. No me gustó lo Hágase la voluntad de Dios.
que dijo; sin saber por qué, me inquieté un poco. Es el Él me saca de aquí, Él me llevará otra vez a vivir
mismo padre que me dijo que yo estaba dejado de la en su morada. ¡Estoy tan seguro de que he de morir
mano de Dios, cuando al preguntarme un día si iba a trapense! No sé por qué, pero aunque humanamente ha-
continuar yendo a la catequesis le dije rotundamente blando parece que todo me es adverso, no es así, pues
que no. la infinita bondad de Dios, los designios sobre sus
Pero, Señor, si es que no puedo... Si me distraigo criaturas, muchas veces se ocultan de una manera tan
con los hombres, pierdo estar con Dios. Si ya no quiero extraña a los ojos de los hombres, que hacen falta
más que amar, ¿por qué no me dejan? ¿Hago acaso mal? otros ojos que no son los del cuerpo para verlo.
Según este padre, sí. Según él, no dan gloria a Dios He abandonado mi casa y mi familia tres veces.
más que los están ocupados como Marta. ¿Estaré equi- Tres veces creyendo que lo había dejado todo, y no es
vocado? ¿Seré un egoísta? Señor, Señor, ilumina mi así. Si el Señor me da su gracia y salud, volveré a de-
razón; la contradicción me aprieta por todos los lados. jarlo todo, no digo tres ni cuatro veces, sino mil si
El que es del mundo me llama loco, y el que es de hiciera falta. Esta es la tercera vez que dejo el hábito
Dios..., también aunque de otra manera. monástico y me pongo el de seglar. La primera vez creí
María, Madre mía, tú ya sabes lo que me pasa. No que me moría del disgusto y que Dios me abandonaba.
quiero emplearme más que en una cosa, en amar a Dios, La segunda vez, salí con motivo de la guerra. Mar-
aunque el mundo me requiera, aunque humanamente los ché contento. La novedad, la curiosidad, unos días de
hombres crean que soy inútil y que pierdo el tiempo. descanso en la penitencia, me parecieron bien.
Señora, díselo a tu Hijo, ponme a sus pies y dile que no La tercera vez, que es ésta, veo tan claramente la
sé hacer otra cosa. No sé si eso es lo mejor o no, pero mano de Dios que me es igual.
no puedo hacer otra cosa.
Estoy seguro que la Virgen me atendió pues me
inundó de paz y alegría, sobre todo al saber que el

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lectura, en una maraña de cosas que nos parecen me- mundo me contradecía, y que todo eso que Dios me
jores cuanto más complicadas. Y, sin embargo, a Dios daba, estaba muy oculto a sus miradas.
le llevamos dentro y ahí no lo buscamos. ¡Mi alma está tan llena! No sé lo que me pasa; por
Recógete dentro de ti mismo, mira tu nada, mira lo general tengo una gran paz y alegría. No espero
la nada del mundo, ponte a los pies de una Cruz y ve- cosas superiores a mi capacidad, ni mi corazón se ha
rás a Dios. Esta es la vida de oración: no hay que poner vuelto soberbio, como dice David. Veo que en mi peque-
lo que ya está, sino quitar lo que sobra. ñez no puedo hacer nada, pero con Dios lo puedo todo,
Tenemos tal cúmulo de distracciones, aficiones, y con el auxilio de María mucho más.
vanidades, presunciones… Tenemos tanto mundo den- Ahora que quiero más a Dios, quiero más y mejor a
tro que Dios se aleja. Pero nada más quererlo, Dios mis padres y a mis hermanos. Misterios del corazón
llena el alma de tal modo que hace falta estar ciego que solamente Dios comprende.
para no verlo. Mentiría si te dijera que la nueva renuncia no me
Si quisiéramos seríamos santos. Pero somos tan cuesta… Ya sé lo que es la Trapa y, aunque como enfer-
tontos que no queremos. Preferimos perder el tiempo mo tendré algún alivio, el cuerpo y la materia tiran mu-
en estúpidas vanidades; algún día nos pesará. cho, ¡y el mundo es tan pegajoso…! Renunciar a tantos
goces, aunque buenos y legítimos, cuesta mucho, y a
28 de enero de 1937 - 25 años veces el “espíritu malo” me aprieta y me hace sufrir.
Mi cuaderno - San Isidro Si prescindieras de ti, sería mejor. Cuanto menos
Mi cielo en la tierra. te mires a ti misma, mejor verás a Dios. Que el Señor
Mi cielo en la tierra lo he hecho en la celda. Yo no te conceda la verdadera humildad, pero una vez que la
vivo solo. Mi celda está llena de gente, hay risas, hay hayas sentido, sigue adelante, no te detengas en la
cantos, hay barullo de ángeles que enredan entre los humildad, pues te detienes en ti. Sigue adelante; sube
papeles. hasta el Señor que, cuando estés con Él, ya veras cómo
Yo no vivo solo. En mi celda de enfermo vive efectivamente te sientes nada y le amarás sin que tú
Cristo, está María... En mi celda hay de todo; hay si- te enteres . Entonces sí que nos llenará completamente.
lencio, paz y alegría. Mi cielo es mi celda. Vivo con los Nosotros desapareceremos y Él lo será todo .
santos; me acompaña Cristo; sueño con María. No te mires a ti misma, mira a Jesús en la Cruz,
mira a Dios que te ama, seas como seas. No midas tu
amor, porque es el tuyo . Mide el que Dios te tiene a ti,
y entonces asómbrate; no rebusques lo que tienes en

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tu corazón, porque es el tuyo y pierdes el tiempo, no 25 de enero de 1937 -25 años
hallarás nada. Busca el Corazón de Dios, que es inson- Mi cuaderno - San Isidro
dable. Húndete en Él y no mires ni busques otra cosa. Simplicidad y sencillez.
Antes me ponía en la presencia de Dios y me veía
pequeño. Le pedía al Señor humildad, me anonadaba por Qué cosa más incómoda es la complicación, y cómo
mi insignificancia delante de Dios; y por el poco amor gustamos los hombres de complicárnoslo todo. Muchas
que le tenia. Le pedía que me llenase y que no hiciese veces si no practicamos la virtud es debido a nuestro
caso de mi miseria. En la Trapa me veía el último y el enrevesado modo de ser, que rechaza lo sencillo.
más miserable de los monjes, y le agradecía al Señor Muchas veces no llegamos a comprender la gran-
tantas atenciones. Verme así, me producía un íntimo diosidad que se encierra en un acto de sencillez, por-
consuelo al saberme amado de Dios, a pesar de que yo que buscamos lo grande en lo complicado.
le amase tan poco, pero ¿qué podía hacer yo, pobre He descubierto que a Dios se le llega a conocer en
criatura? la sencillez y por la simplicidad del corazón. Un acto
Ahora sigo sintiendo lo mismo, pero veo que todo de amor no tiene ninguna dificultad. Lo verdadera-
eso no es necesario para amar a Dios y para unirse a su mente difícil es querer conocer a Dios escrutando sus
Corazón. Es mejor que prescindamos de nosotros mis- misterios. Por lo primero llegamos a Dios, por lo se-
mos para poder subir hasta Él, pues en otro caso esta- gundo no.
remos siempre detenidos en nuestra propia humildad. Carecemos de virtud, no porque sea difícil, sino
Sin dejar de ser pequeños, subamos hasta Él para que porque no queremos. No tenemos paciencia, porque no
lo haga todo. queremos. No tenemos templanza, porque no queremos.
La otra noche el demonio me turbó, pues hacia un No tenemos castidad, por lo mismo.
frío terrible, llovía mucho y la noche daba miedo. Si realmente lo quisiéramos, seríamos santos; es
Cuando me metí en mi habitación caliente, mi blanda mucho más difícil ser ingeniero que ser santo.
cama, sin hambre y fumando mi cigarrillo, me asuste Vida interior, vida de espíritu, vida de oración.
de lo que me espera. Será tan distinto… Mi naturaleza ¡Dios mío, eso sí que debe ser difícil! No hay tal. Quita
se rebela muchas veces. de tu corazón lo que estorba y en él hallarás a Dios. Ya
Dices que el horizonte se cierra ¿Qué más te da? está todo hecho.
Salta por encima, y si todo parece que se cierra, no lo Muchas veces buscamos lo que no hay y, en cam-
creas, pues el buen Jesús siempre te dará un resquicio bio, pasamos al lado de un tesoro sin verlo. Esto nos
por donde le verás a Él, su atención solícita, su amor. pasa con Dios: lo buscamos en las abstracciones, en la

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mundo; por otro, su soledad mezclada con muchas mi- En esta lucha estuve mucho tiempo: si me daba de
serias, flaquezas y contrariedades. Pero llega Cristo y lleno a mi vida en Dios, cuando volvía a casa me ponía
me dice: ahí está tu paz. de mal humor, incluso después de comulgar, por tener
Efectivamente, hoy no me cambiaría por aquel no- que hablar de esto y de lo otro; faltaba incluso a la
vicio de antes. Hoy bendigo desde el fondo de mi alma caridad. Quería recogimiento en mí y en los demás, pa-
a ese Dios que tanto me quiere, y me lo demuestra ra que me ayudaran a mí.
porque me quiere como es Él, clavado en Cruz y acom- A lo mejor venía de la iglesia pensando en Dios y
pañándole en sus agonías. No me cambio por nadie, suspirando por mi Trapa, y si alguien me importunaba
pues tengo lo mejor que un cristiano puede tener, la con otra cosa, unas veces me daban ganas de contes-
Cruz de Jesús muy dentro del corazón. tarle mal, y otras le contestaba de verdad. Todo me
¡Cuánto tendría que hablar sobre esto! ¡Cuántas irritaba por dentro. En ocasiones me veía aislado, solo,
cosas diría de ese Dios que tanto me quiere! ¡Cuánto sin ayuda. El mundo marchaba por su camino y yo esta-
me gustaría saber expresar en qué consiste mi paz! ba desconcertado. Quería tener mi vida puesta en Dios
Pero no sé. Mi pluma es muy torpe para hablar de Dios. y no podía. Creía que tenía que hacer una Trapa en mi
Sólo sé contar pobremente pequeños detalles que tie- casa y que, al igual que en el Monasterio, después de
ne conmigo, que para mí no son pequeños, pues es recibir al Señor nadie hablara y todo me ayudara a
grande todo lo que de Él me viene. Y me viene sin yo guardar mi oración. ¡Cuánto se sufre con eso y qué
buscarlo, ni merecerlo. ¡Qué grande es Dios! equivocado estaba! Qué duda cabe que puedes darte
La paz de mi alma, es la paz del que no espera de lleno a Dios y estar en el mundo, sin que el mundo
nada de nadie. Solamente Dios y el deseo de vivir uni- se entere de nada .
do a su voluntad es lo que mi alma espera tranquila. El Señor me hizo ver, a fuerza de lágrimas, que
Sólo el que a sí mismo renuncia y toma cada día su estaba equivocado. Podía tener una vida intensa en
cruz encontrará lo que busca. Dios y, al mismo tiempo, estar entre las criaturas con
Dame, Señor, la paciencia que hace santo al hom- verdadera alegría. Hacer participar a los demás de lo
bre. Aquí, en la enfermería de la Trapa hay un fraile a que llevaba dentro. Encerrar primero a Dios dentro de
quien Dios quiere mucho, y él lo sabe. Sabe, además, mí, pero no esconderme yo, ¿me entiendes?
que dentro de muy poco tiempo todo terminará. ¿Acaso Quisiera hablar a todas horas de Él o no hablar
se puede quejar? nada, pero esto no puede ser, pues es su voluntad. Me
contento con hablarle sólo a Él, y tratar al mundo como
una cosa secundaria, pero haciéndolo así por su amor.

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Mañana, después de la santa Misa, tengo que ir al da para todo, y mientras no sea ofender a Dios, no hay
taller para arreglar no sé qué del coche, pues lo hago problema.
con verdadera alegría; veo a Dios entre las tuercas, Mi ventana no da al mar. Desde ella no veo las
pienso que aquellos mecánicos no conocen a Dios y pido grandezas del mundo, ni paisajes que hagan soñar al
por ellos. Yo sí que le conozco, lo tengo allí a mi lado, alma. Ya no soy tan loco como para querer gozar con lo
hablo de todo y con todos y lo hago de muy buena gana, que otros hombres sueñan, con eso que yo antes llama-
pues es el Señor quien así lo quiere. Me ejercito en la ba mis ansias de libertad. Pero Dios es Justo, Dios
paciencia, en la caridad, en el amor al prójimo. Pero no tres veces Santo, Dios el Infinito me quiere aquí quie-
creas, no me cuesta trabajo; ya te digo que lo hago to- to, enfermo, en silencio, amando mi soledad, mirando
do con alegría. ¿Cómo no hacerlo? Tengo a Dios dentro, entre los cristales.
lo he recibido por la mañana y me acompaña durante Dios cortó mis alas y no puedo volar.
todo el día. Cuánto egoísmo esconden a veces nuestros deseos
La lucha ha desaparecido y ya nada me irrita, ¿por de paz. Pero es que, la que buscamos, en muchas oca-
qué? Antes quería que el mundo entero guardara silen- siones no es la de Dios, sino la del mundo. Pero Dios
cia, que todos vieran a Dios y que al solo nombre del que es muy bueno, siempre ilumina el corazón del que
Señor se pararan incluso los tranvías. Era un amor a lo busca con sencillez.
Dios un tanto especial, y sobre todo era amarme a mí El hombre busca esa paz para descansar, es decir,
mismo, porque en el recogimiento externo buscaba mi para no sufrir. Busca la paz humana, la paz sensible.
propio yo. Esa paz que el mundo se imagina como un claustro con
Ahora no es así, gracias a Dios y a la Virgen; y si sol, cipreses y pájaros. Una paz sin tentaciones, ni
algún hermano necesita de mí para otra cosa que no cruz.
sea Dios, en nombre de Dios lo hago, y así hago dos Efectivamente, en todo eso hay paz pero no es la
cosas, pero sobre todo una, cumplir su divina voluntad. verdadera. La paz de aquel novicio era el cebo de Dios.
Perfecciona tu vida interior y ya verás cómo la Dios le quiere mucho, mucho más de lo que él se figura,
exterior no te quita la paz, sino al contrario. Descu- y por eso le quitó la salud, y le hizo ver que las campa-
brirás que se te quita el geniecillo, y cuando vuelvas nas a veces tienen grietas y suenan mal. Que el sol
recogida de comulgar y de la contemplación a tus que- también se oculta, y que enmudecen los pájaros.
haceres en casa, ya verás cómo la alegría te inunda por Aquel novicio ya no tiene fuerzas para trabajar,
todos los lados y quieres más y mejor a todos. pero sigue cantando. Llegaron las pruebas y las tenta-
ciones, y muchas veces le pesa la cruz. Por un lado, el

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La salud ¿de qué me sirve si más de lo que tengo Santa Teresa tenia un arrobamiento por la maña-
no me puede dar? ¿Quién sabe si con ella ofendería a na, y por la tarde trataba con unos y con otros de
Dios? Soy feliz con lo que tengo; a nada aspiro que no tantas cosas materiales como se traía entre manos.
sea a Dios, y a Dios le tengo en la pequeña cruz de mi Sentir que Dios te quiere, te dará alas. Pensar eso
enfermedad. te tiene que bastar. Pasarás por el mundo y el mundo
¿De qué me puedo quejar si en mi vida no veo más no se enterará. Y si das ocasión ahora a que las cria-
que misericordias divinas? ¿Cómo no amar la soledad, turas vean en ti desabrimiento en lugar de paciencia,
si el Señor me coloca en ella y me enseña la única cien- impaciencia en lugar de caridad, y haces gestos donde
cia, que es el desprecio del mundo y el arte de amarle debe haber serenidad y dulzura, entonces desconfía,
a Él? porque o no tienes humildad o el demonio anda en me-
¡Cuánta alegría se puede encerrar en los muros de dio.
una enfermería! ¡Qué felicidad es poder amar a Dios
en la inutilidad de todo, viéndose incapaz de nada! ¡Có- Rafael mejora mucho de su enfermedad y su her-
mo se ensancha el alma, cuando recogida en sí misma, mana Mercedes se recupera completamente de su
ve que no es la tierra su centro, que no es el cuerpo, pasada peritonitis. La familia continúa viviendo en
tan débil, enfermo y lleno de miserias su lugar, cuando Oviedo. Había transcurrido cerca de año y medio
ve que sólo Dios es el que la llena! Qué alegre es la desde que Rafael salió de la Trapa.
calma del que nada desea. Fragmentos de las cartas que Rafael dirige a su
Bien quisiera tener no solamente las palabras de tío Leopoldo, a su abuela Fernanda y a su tía María en
Job, sino también su paciencia. Aunque yo no me puedo diciembre de 1935 (24 años), desde Oviedo.
quejar, pues no tengo amigos que vengan a darme la ¿Qué más te da padecer o gozar? ¿No tienes a
lata y, sobre todo, mujer. Verdaderamente que es un Dios? ¿Quién eres tú? No te preocupes de ti, pobre
detalle magnífico. Dios se lo quitó todo: hacienda, ga- criatura, ni sabes padecer, ni puedes gozar. Deja que
nados, hijos, salud, todo menos su mujer que también Dios se apodere de ti, y entonces, no tendrás ni lo uno
fue a darle la lata. Verdaderamente no me puedo que- ni lo otro, sino paz; tu corazón estará aquietado,
jar. Bueno, no quisiera faltar con mis torpes palabras puesto en Dios, y tu vida será una espera serena, sin
los ocultos misterios de las Sagradas Escrituras. Dios, impaciencias y sin temores. Esa es la vida verdadera y
que todo lo gobierna, sabe lo que hace. Por eso a mí no la única alegría del vivir.
me ha hecho casado, sino que me ha hecho fraile. Qué En estos dos últimos años, el Señor ha perfeccio-
tonterías se me ocurren a veces. En fin, que la soledad nado mi vocación sin que yo me haya dado cuenta hasta

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ahora, y solo sé agradecerle desde el fondo de mi alma pasajero e inestable, a todo lo que no es nuestro, como
la delicadeza con la que me ha tratado. Ha sido una por ejemplo, la salud.
suerte muy grande que haya tenido que salir de mi Algunas veces me he sentido entristecido al ver-
Monasterio. Ahora conozco más y mejor lo que vale una me en esa situación en un Monasterio donde se vive en
vocación cisterciense. continua penitencia. Algunas veces mis dispensas res-
No tengo en este momento nada que contarte, ni pecto al cumplimiento de la Regla me humillaron. ¡Qué
que se me ocurra. Estoy pasándolo algo mal estos días. tonto fui! ¡Cuánto amor propio encerraba mi corazón!
Mejor dicho, muy mal; no me quejo, pues la culpa es ¡Humillación! Qué mal entendemos esa palabra. Yo
mía, pero a veces me entristece ser como soy. No co- no encuentro humillación en fregar suelos y retretes.
rrespondo a lo que el Señor me da. Ya no me avergüenza no poder ayunar, ni pasarme la
Hace unos días que no sé lo que me pasa. Voy a vida viendo que, poco a poco, se van acabando mis
recibir al Señor todas las mañanas con un deseo fuerzas, que no eran mías y que ahora Dios me las qui-
ardiente; voy a pedirle perdón, a decirle que le quiero ta. ¿Acaso todo eso me impide amar a Dios? Con qué
y que jamás me separaré de Él. Pues bien, créeme, facilidad nos fijamos en todo lo externo, y qué pocas
nada mas salir de la iglesia, todo se me olvida; estoy veces amamos la voluntad de Dios y nos unimos a ella.
todo el día a lo bobo y la oración la hago mal, me canso Bendita enfermedad que me hace pensar en Dios y
y cuando llega la noche me retiro a mi habitación y me me separa de los hombres. Qué grande es el Señor que
entristece mucho ver que no correspondo . Prometo hace cambiar las lágrimas en risas. Lo que a nosotros
amar más mañana, me acuesto con el consuelo de saber nos parecen males, no son generalmente más que fuen-
que al día siguiente y dentro de pocas horas le voy a tes de riqueza. Feliz del que sepa aprovecharse. Feliz
tener cerca de mí, que le voy a contar mis infideli- quien ve la mano de Dios en todo lo que le sucede. Feliz
dades, penas y flaquezas, y en esa paz me duermo to- y mil veces feliz el que ame entrañablemente todo lo
dos los días. que el Señor le envíe, aunque sea pasarse la vida sen-
Pero mira, sé que si correspondiera a las gracias y tado en un sillón, oyendo las campanas del monasterio
a las insinuaciones de Dios ya sería santo. Veo un cami- que llaman a los monjes a penitencia.
no muy largo, estoy en el principio y no pongo nada de Pasan lentas las horas en mi celda de la enferme-
mi parte. Es triste, pero es cierto; cualquier tropiezo, ría. En la soledad y el silencio de mis continuas esperas
y caigo. En fin, le he oído muchas veces a tío Polín que no hay tristezas ni amarguras, ni inquietudes en el
«hay que amar la propia flaqueza» , y yo no es que la alma que turben la paz inmensa de quien sólo anhela a
ame precisamente. ¿Qué haremos sin Jesús? A Él se lo Dios.

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me faltara por unos días la salud que me hacia gozar digo todas las mañanas, y no es que me enfade, pero ya
de mis hermanos en los trabajos del campo, y que me sabe que si me deja solo, ¿dónde voy a ir? Señor,
permitía acompañarles en los rezos del Coro. Sea Dios Señor, mira lo que haces con tu siervo.
bendito, que sin yo merecerlo, me prueba. Me quedan ya muy pocos días de estar en mi casa.
Enfermo, separación. Largas horas sentado en un Muy pocos días de relación con el mundo, y Dios permi-
sillón oyendo campanas, y siguiendo con la intención te que ahora todo me interese el doble. No entiendo lo
todos los actos de la comunidad. que me pasa. Estoy obrando como si realmente no me
Mi enfermedad, ¿para qué hablar de ella? Una de fuera a ir nunca. Pero por otro lado, no me interesa
tantas. Solamente me produce cansancio, hambre, mu- nada. Estoy impaciente por tener silencio y dejarlo
cha sed y falta absoluta de fuerzas. Todo lo demás va todo. Quisiera volar, y todo me sujeta.
bien. Estoy muy contento de tener una enfermedad tan Qué bonito gesto es para el mundo lo que voy a
atractiva, y que a veces me hace sufrir. hacer. Qué bien resultan las heroicidades cuando se
También yo tuve salud, eso era antes. Ahora, gra- hacen con la risa en los labios. Pero mira, a ti te lo
cias a Dios, estoy enfermo, y cuando el Señor lo cree cuento para que veas lo despreciable que soy. Debajo
necesario me lo recuerda, haciéndome sentar unos de todo esta apariencia hay lágrimas muy amargas,
cuantos días en un sillón de la enfermería y sacándo- cruces que el mundo no conoce y que las llevo arras-
me del Coro. Él sea bendito trando malamente. Debajo de todo eso no hay más que
Él, que es quien todo lo dispone, y lo dispone bien, miseria, miseria asquerosa... ¡Qué vergüenza!, no sé
me lleva a la soledad, y enseñándome el vacío inmenso cómo puedo ser así.
de la nada que es todo lo que está fuera de Él, me in- Cuántas cosas te diría, pero temo escandalizarte.
vita a pensar; me obliga en mi inutilidad a buscar su Debajo de ese gesto de irme a la Trapa, del que cree
apoyo. De todo me separa, para mejor unirme a Él. el mundo que lo hago con gusto y sólo por amor a Dios,
Bendito sea Dios y bendita sea mi enfermedad, llevo un hombre, que soy yo , refinado, con horrible
que es el medio del que se vale para cumplir sus desig- repugnancia a la disciplina y con una materia que se
nios en mi insignificante persona. rebela.
Son muchas pequeñas cosas a las que hay que re- No sabes lo que soy, no me conoces. Me aterra el
nunciar. Pero una vez que el alma ha comprendido que sufrimiento, cuando debería ser todo lo contrario.
el único camino es la espera en los brazos de Dios, se Debería amar la cruz, gozar en ella, pero al tropezar
renuncia de buen grado y con alegría a todo lo que es en las espinas... Señor, Señor, no sé lo que digo.
No merezco el aprecio de ninguna criatura, te lo

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digo en este momento con el corazón en la mano. Dios En la oración monástica, muchos piden la paz para
lo sabe, y yo también. los que están en guerra; yo, por mi parte, le digo al
Ya ves, si fuera como debiera y amara al Señor Señor que, como no entiendo sus planes, haga lo que
como merece, no debería ocuparme para nada de mí. quiera, y le ofrezco mis oraciones y mis súplicas, pero
Pero mi amor a Dios, que es grande, tiene que luchar para que Él elija, que sabe más y mejor que yo el mo-
conmigo mismo, ¿me entiendes? Soy un miserable y no tivo, y así no pido lo que no conviene. En cambio a la
sé cómo me atrevo ni siquiera a hablar de Dios, pero el Virgen María, sencillamente le digo lo que pasa, pero
Señor ¡es tan bueno! es para que no se le olvide.
Hoy me estoy mirando demasiado a mí mismo, Cristo dijo: «Pedid y recibiréis» Yo pido mucho,
aunque siempre te recomiende a ti lo contrario, y en pero para no pedir lo que no conviene, le pido a Dios lo
lugar de predicarte con el ejemplo, mira cómo soy. que Él quisiera que le pidiéramos...
Pero ten caridad conmigo. Cuando se llevan muchos España está en guerra. Le pido a Dios, o que se
días de lucha... Solamente temo una cosa: poder escan- acabe o que continúe. Lo que sea mejor, y yo creo que
dalizarte. Pero lo doy por bien empleado si de esa lo mejor es que se cumpla su voluntad. Ahora bien,
manera me llegas a conocer en el fondo, y al llegar a lo también le digo: Señor, mira bien lo que haces, que
profundo de mi alma, te encuentres con lo que real- tengo un hermano en el frente... Virgen Maria, acuér-
mente hay, miseria y cobardía... No busques otra cosa. date. Y estoy seguro que tanto Jesús como María me
Pero mira, a pesar de todo lo que te he dicho, tengo oyen, y no les he pedido nada, por lo menos eso me
paz. parece a mí, aunque vaya usted a saber, ¡son tan cucos
El Señor no me deja detenerme demasiado tiem- los frailes!
po en mí mismo, sabe que eso me sienta mal, aunque
algunas veces es necesario. Nos quiere humildes y se 10 de enero de 1937 - 25 años
vale de ese medio. Mi cuaderno - San Isidro
Tu vida interior: amar a Dios. Si amas a Dios, tie- El Señor me lo dio..., el Señor me lo quitó
nes que amar a las criaturas porque son obra suya, son Vida de enfermo, quizás sin esperanzas, que sólo
su reflejo y Él las ama. Con eso, ya tienes la caridad. vive para esperar la muerte. Dichoso el que espera, y
Si amas a Dios no te amarás a ti misma; te verás tan en su enfermedad no ve más que la voluntad de Dios.
despreciable que no te ocuparás de ti. Ya tienes la Llevo unos días en la enfermería de la Trapa, se-
humildad. parado, como es natural, de la vida de comunidad. Dios
ha dispuesto, para mayor bien mío y gloria suya, que

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y pesan en las espaldas del trapense encargado de orar No cuento con mis fuerzas para nada; tengo a Dios
por el mundo. y si Él me hubiera dejado, hace ya tiempo que no sé lo
Se olvida el sueño y el frío; quizás el cuerpo sufra que hubiera sido de mí. Estoy muy contento porque no
lo áspero de la vigilia, pero Dios lo puede todo. Dios hago nada.
ayuda en estos momentos al alma deseosa de alabarle, Hace un año, un confesor me dijo que tenía un
al alma que, en medio de sus flaquezas, aspira a que desequilibrio nervioso debido a la revolución 4. Pudiera
ser cierto, pero yo nunca lo creí así. Entraba en una
adoren a Dios todos los pueblos de la tierra. El tra-
iglesia y no podía estar, me ponía nervioso, todo me
yecto del dormitorio al Coro es corto pero, en esos
irritaba, y alguna vez fui a confesarme llorando porque
breves momentos que se tarda en recorrerlo, pueden
no sabía hacer el examen de conciencia y me veía muy
ocurrir muchas cosas, se puede gozar y se puede su-
pecador. ¿Sabes qué me convenció de que no había tal
frir. desquiciamiento? Pues muy sencillo: todo eso me pasa-
No pocas veces nuestra rebelde naturaleza recla- ba en lo relacionado con Dios y la religión, y en cambio
ma y protesta; la miseria llama y se acuerda de lo que para lo demás nunca me excitaba. Por ejemplo: si tenía
también es miseria. La parte mundana que siempre lle- que hacer un acto de paciencia o de caridad con el
vamos dentro también se acuerda del mundo. De ese prójimo, no sabía hacerlo, me irritaba por dentro y no
mundo a quien pasan desapercibidas estas pequeñas salía bien. En cambio, si se trataba de un acto que me
cosas que a veces son mínimas tragedias o grandes complacía o me halagaba, entonces estaba perfecta-
alegrías que ocurren en los conventos. mente. Es decir, normal para las cosas del mundo y sus
Año de 1937, bienvenido, seas lo que seas, pues diversiones, y, en cambio, con una estúpida excitación
Dios te envía. ¿Qué me traes? Lo mismo me da, pues para las cosas de Dios. No, mi confesor no acertó, lo vi
también el Señor es quien lo envía. enseguida. Decía que mi enfermedad, mi salida del Mo-
Una estrella de luz es la que, iluminando nuestro nasterio, mi hermana, los nueve días de incendios y sa-
queos, etc. Bien está todo eso, pero en ese caso me
camino, nos lleva a la humildad de un Portal, y nos
hubiera vuelto loco para todo y no solamente para una
muestra aquello que nos ha hecho salir “fuera de los
parte. Sin embargo, pasó como pasa todo, incluso las
muros de la ciudad” (Cant 3,3s; Hb 13,13). Nos enseña
tentaciones que llegan sólo hasta donde Dios les
a un Dios que, siendo dueño de todo, de todo carece.
permite.
Al Creador de la luz y del calor del sol, padeciendo
frío. Al que viene al mundo por amor a los hombres, de
los hombres olvidado. 4
Se refiere a la revolución de octubre de 1934, en Asturias, durante la que
Rafael y su familia estuvieron en grave peligro y pasaron momentos de gran
tensión y pánico.
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como mucho a dos o tres. Dicen los higienistas que es-
to es muy sano, no lo dudo, pero bueno, a mí me pare-
cen muy pocos grados... No importa, aprovechémonos
ahora, lo mismo con frío que con calor; no es hora de
hacer estúpidas reflexiones, aunque a veces yo conoz-
co a uno que las hace, aun en los momentos más se-
rios... Aprovechémonos de la noche para orar, y alegré-
monos de que Dios es quien nos llama y quien nos
espera en el Sagrario.
El Padre Marcelo, maestro de novicios, fue un San Benito nos manda aprovechar los primeros mi-
monje que quiso sinceramente al Hno. Rafael. Según nutos del día; no conviene desperdiciarlos porque son
parece, no ocurrió lo mismo con el Padre José Olmedo preciosos a los ojos de Dios, que escudriña los más
Arrieta, que le sucedió como Maestro de novicios el 7 ocultos sentimientos del corazón. Minutos que si de
de julio de 1935, cuando ya el Padre Marcelo estaba veras amasemos a Dios, deberían parecernos siglos,
enfermo. pues nada más despertarnos el ansia de volar a su pre-
El padre José Olmedo ya desempeñaba ese cargo sencia nos haría sufrir y tener por larga la distancia
cuando el Hno. Rafael ingresó por segunda vez en la entre el dormitorio y el Sagrario.
Trapa como oblato, el 11 de enero de 1936. Le apreció Pobre hombre que todavía peregrinas en la tierra:
poco a juzgar por los testimonios de quienes lo cono- que te sirva tu flaqueza de escalón para amar a Dios,
cieron y trataron. El Padre Teófilo Sandoval testifica: ya que el poco amor que le tienes no te hace volar por
“Este Padre, José Olmedo, era un excelente religioso, los claustros del Monasterio; ya que tu miseria te pesa
pero algo retraído en sus relaciones con los novicios y y tu carne mortal te hace andar a rastras, no te apu-
como además era de pocas palabras no llegaba a cono- res, el que es Infinito ve tu intención, quizás se sonría
cerlos profundamente. Sus relaciones con el Hermano al contemplar a ese frailecillo con la capucha puntia-
Rafael comenzaron unos días antes de volver a la Tra- guda calada, andando a tropezones por los claustros
pa por segunda vez. En esta ocasión Rafael escribió al del Monasterio, con frío y con sueño, pero que dentro
nuevo Padre Maestro el 3 de enero de 1936, pidiéndole de su corazón le canta a su Dios.
le contestara lo que tenía que llevar en cuestión de ro- El silencio de la noche hace grande la más pequeña
pa y si podía llevar también algún pequeño libro. En oración. Las espesas tinieblas resbalan por la capucha,
vista de que no recibía contestación volvió a escribirle

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añorar lo pasado, ni a temer el porvenir. Dios está de nuevo el 7 de enero, cuatro días antes de presen-
presente y sólo Él basta. tarse en el monasterio, pero tampoco tenemos noticias
Todo esta compensado en este mundo. Todo es ne- de que le contestara. Cuando yo, como Vicepostulador
cesario y está bien dispuesto. En la armonía perfecta del proceso de Beatificación de Rafael, me presenté al
de la creación, cada hombre, cada cosa, sigue el curso Padre José Olmedo, entonces en la enfermería, le co-
trazado por Dios. muniqué que iba a nombrarle testigo para que decla-
Cuánta alegría nos causa sabernos apoyados en su rase en el Proceso lo que supiese de Rafael. Entonces
voluntad. Aquí, allí, ¿qué más da? Allá donde vayamos, me dijo que no le nombrara, pues aunque le constaba
estemos donde estemos, si el corazón no lo separamos que Rafael había sido siempre irreprensible en su con-
del de Jesús, ¿qué podemos temer? ducta, muy educado, muy fino, dócil y amable con to-
Cuando la tentación trata de quitarme el sosiego dos, no había visto en él nada extraordinario, y no
hurgando en mi memoria, haciéndome recordar esto o sabía qué declarar en el Proceso.
aquello, mezclando mi vida presente con la pasada o la Para el Hno. Rafael fue una prueba muy grande
venidera… Dios, cuya bondad es inmensa, me hace contar con un Padre Maestro que no le apreciaba y que
pensar, y a veces, se ríe de mí. en realidad tenía poco interés en que fuera admitido
Efectivamente, ahora que llega la Navidad y las reiteradamente en la Trapa.”
luchas serán más fuertes, Dios me llama al orden, y sin
que nadie se entere, me dice muy suavemente, ¿qué
más te da? Y entonces veo la vida muy corta, y hay que Nadie está solo cuando quiere de veras servir a
aprovecharla, darse prisa, no importa la forma ni el Dios. Ya verás cómo Él se las arregla para que en-
lugar. No perdamos tiempo hablando a los hombres, cuentres una ayuda si la necesitas. Fíjate bien, si la
buscando consuelos, pensando en las dichas pasadas necesitas según Él, no según lo que tú pienses, ¿me
que no volverán. entiendes? Nosotras, pobres criaturas, nada de eso
Y el alma comprende y contempla la única verdad, sabemos, ni comprendemos, y generalmente nos equivo-
y la verdad es Cristo, que transforma el mundo en un camos creyendo ver necesidad donde no la hay.
inmenso Portal. Cristo con José y María. Cristo hecho Si tú crees que yo te he ayudado, estás equivoca-
hombre por amor al hombre, que nace entre bestias y da. No busques en mí un consuelo que me veo impoten-
pajas, sin casa ni abrigo, y en enorme soledad. te para darte. No esperes nada de los hombres, ni aun
Señor, Señor, qué sueño tengo y qué frío hace. Al- de los más santos, pues cuanto más esperanza pongas
gunos días el dormitorio debe estar a cero grados, o en ellos, mayor será el desengaño algún día. Pon tu

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consuelo y tu amor en Dios, y entonces verás cómo ¿Dónde está la libertad? Está en el corazón del
nada es costoso, ni tan siquiera la soledad... hombre que no está apegado al espíritu ni a la materia,
sino sólo a Dios. Está en el alma que no se supedita al
Es evidente que a Rafael le supuso un gran sufri- "yo” egoísta. El espíritu humano es pequeño, está su-
miento su nuevo ingreso en la Trapa. Sólo una atrac- jeto a mil variaciones, altas y bajas, depresiones, de-
ción invencible pudo darle fuerzas para abandonar el cepciones..., y el cuerpo ¡con tanta flaqueza!
hogar, las comodidades, tan enfermo y necesitado de El que ama algo que no sea Dios o pone su corazón
cuidados como se encontraba. En esta ocasión le cos- en algo fuera de Él, no sabe lo que es gozar de liber-
taba mucho más que la primera vez, porque entonces tad.
iba lleno de ilusiones, salud y entusiasmo. Ahora todo Esta noche, prisionero en las sillas del Coro, un
era adverso, porque sabe dónde va y lo que le espera. hombre le pedía a Dios la libertad. Allá, acurrucado en
Diversos testimonios tomados de varias biografías la oscuridad de la iglesia, miraba al Sagrario donde
sobre el Hermano Rafael ( “Vida y escritos” , “Revista estaba la “resurrección y la vida”. El Señor le hizo ver
Cistercium” ), dejan constancia de los siguientes he- que la libertad la tenía a su alcance, pues es el corazón
chos: unido a Él.
¡Hombres libres que recorréis el planeta!, no os
“Fray María Rafael viste por segunda vez el hábi- envidio vuestra vida sobre el mundo. Encerrado en un
to del Císter. De nuevo ha debido despedirse de quie- convento y a los pies de un crucifijo, tengo libertad
nes más quería. Otra vez deja el cigarrillo a las puer- infinita, tengo un cielo, tengo a Dios.
tas del monasterio. Y ahora, no entra, como entonces, En estos días de Navidad mi alma de monje que
pletórico de vida, salud e ilusiones, gozoso de ser uno sólo busca el amor de Jesús, luchará en el silencio y la
más entre los monjes cistercienses, entre los que
soledad; y mi alma de hombre sensible, todavía no
trabajan, ayunan y siguen rigurosamente la Regla de
muerta a los afectos humanos, añora en su flaqueza el
san Benito. Ahora, Fray María Rafael es un enfermo
calor de la Navidad entre los suyos, en su casa, con sus
que necesita cuidados especiales, obligado a seguir la
padres, sus hermanos... Ahora es distinto.
Regla con muchas restricciones, a quien le ha de ser
negado el duro trabajo del campo, el fatigoso caminar, Bien está, pues Dios lo hace, que nada en la vida
los potajes y ayunos, el prolongado rezo, la convivencia se repita. Bien está que tanto las penas como los dolo-
con sus hermanos en el dormitorio común y en el res, las alegrías y los días felices se sucedan variados.
refectorio de la comunidad..., casi todo, en fin, de lo Aprenda en la vida el alma entregada a Dios, a no
que se compone la vida cisterciense.

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Pero, en cambio, llevemos allá adentro y sin que Fray María Rafael es un enfermo.
nadie se entere ese divino secreto que Tú das a las Ahora tiene su aposento en la enfermería del mo-
almas que más te quieren. Ocultemos en el último rin- nasterio, en ella reza, come y trabaja lo que puede. En
cón de la tierra nuestras penas y desconsuelos. No lle- ella habrá de vivir el tiempo que Dios le conceda.
nemos el mundo de tristes gemidos, ni hagamos llegar ¡Cómo humilla esto a su alma ansiosa de peniten-
a nadie la mínima parte de nuestras aflicciones. cia, de trabajos, de la exactitud de la observancia de
aquella Regla elegida por él entre todas! Pero en medio
Seamos egoístas para sufrir, y generosos en la
de su humillación, el Hermano Rafael es feliz porque
alegría. Hagamos la felicidad de los que nos rodean, y
posee a Dios. La salud... ¿qué más da? Eso no le pero-
no enturbiemos el ambiente con caras tristes cuando
cupa. ¡Es feliz con su hábito y su santo escapulario!
Dios nos mande alguna prueba.
Ocultémonos para estar con Jesús en la Cruz; no ...Llegó el 11 de enero de 1936 y Rafael deja su
busquemos atenuar el dolor con el consuelo de las cria- querida familia, con todos sus cariños y comodidades
turas, pues haremos dos cosas que si bien no son ma- para entrar en la solitaria enfermería de San Isidro,
las, tampoco perfectas. Primero, al dejar a Dios por lo donde quedará alejado de la comunidad y a solas con su
que no es Dios, pues no es su consuelo lo que no viene Dios escondido del Sagrario.
de Él, y si Él no quiere darlo, al buscarlo fuera de Él, La alegría y satisfacción que le causó verse de
le perdemos a Él, y también perdemos muchas veces el nuevo vestido con el blanco hábito cisterciense y en
sentido del sufrimiento. Segundo, hacemos o por lo medio del claustro recogido y silencioso, templó la
menos queremos hacer participar a los demás de lo pena producida por la despedida del hogar familiar y le
nuestro para descargarnos , y con esto conseguimos un sostuvo durante una buena temporada.
alivio ficticio, pues si te duele una muela, te seguirá Pero los períodos de bonanza suelen ser cortos.
doliendo lo digas o no. Después de su entrada, el Señor le internó en el
desierto del espíritu.
En resumidas cuentas, casi siempre es un acto de
La nueva situación de Rafael como oblato perpe-
egoísmo y de falta de humildad dar importancia a lo
tuamente enfermo no satisfacía a ciertas personas
tuyo , como si por ser tuyo fuera importante. En cam-
moralistas de la comunidad, y no tardó el enfermo en
bio, no buscando nada en las criaturas y todo en Dios,
percatarse de que el panorama familiar del claustro
se llega a amar la Cruz. había cambiado respecto a su persona.
Ocultémonos con Cristo para hacerle participe Comenzaron a acometerle penosas dudas sobre su
sólo a Él de lo que, mirándolo bien, sólo es tuyo: el nueva vocación cisterciense que expuso a su director
secreto de la Cruz. espiritual. Éste, para probar la sinceridad de su voca-

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ción, le propuso que si se sentía poco satisfecho de la un paisaje con niebla. Ciertamente es Dios, pero está
comunidad se trasladase a los Benedictinos negros, que detrás de nuestros sentidos, de nuestros sentimien-
también siguen y observan la Regla de san Benito pero tos, de nuestras ilusiones, de las criaturas a las que
con un régimen alimenticio más suave, que quizá fuese vamos a buscar en primer lugar.
compatible con su enfermedad. Además, en lugar del Dios está en todo, pero ese todo no es Dios.
trabajo manual, de suyo pesado, le proporcionarían Donde claramente se encuentra a Dios es en la so-
otro más en consonancia con sus aptitudes artísticas y
ledad de todo. Gran misericordia la suya que haciéndo-
literarias.
nos saltar por encima de todo lo creado, nos coloca en
Dentro del mismo monasterio había sacerdotes
esa llanura inmensa donde no hay nada que distraiga al
que le aseguraban que no tenía vocación cisterciense,
alma de Dios. Infinita bondad del Eterno que, sin me-
pues no podía seguir la Regla ni emitir los votos.
Con todo eso le sobrevino la más angustiosa deso- recerlo, nos coloca en esas regiones para hablarnos al
rientación. Se consideraba un iluso; ni era religioso ni corazón.
seglar y, encima, estaba escandalizando a sus herma- Infinita paciencia la de Dios que día tras día, no-
nos de religión. Estos pensamientos torturaban su alma che tras noche, va tras las almas, a pesar de sus caí-
y le sumían en una espantosa desolación. das, ingratitudes y egoísmos, a pesar de los obstáculos
También se le propuso trasladarse a otros Insti- que continuamente le ponemos, a pesar de esconder-
tutos religiosos que, sin duda, dadas las actitudes in- nos, no de su castigo, sino -vergüenza da decirlo-, de
telectuales de Rafael, le recibirían con gusto. su gracia.
A estas propuestas contestó Rafael con una nega- Condúceme, Señor, por ese camino de soledades,
tiva: “Yo no podré ingresar en ningún noviciado sino que es el seguro, pues al no haber otros que lo crucen
con régimen de excepción que en ningún caso resultará y siendo Tú el guía, ¿qué hay que temer?
edificante para los novicios, ni honorable para mí. Pre- Publiquemos las grandezas de Dios. Hagamos lle-
fiero quedarme donde estoy tal y como el reverendo
gar al corazón de nuestros hermanos los tesoros de
Padre Abad me ha admitido, pues juzgo que ésta es la
gracias que Dios derrama a manos llenas sobre noso-
voluntad de Dios”.
tros. Publiquemos a los cuatro vientos nuestra fe,
Su confesor, viendo la firmeza de tal decisión, le
llenemos el mundo de gritos de entusiasmo por tener
animó a perseverar hasta el fin a pesar de las difi-
cultades e inconvenientes que le pudieran sugerir. un Dios tan bueno. No nos cansemos de predicar su
Rafael quedó y resuelto a rechazar como tenta- evangelio y decir a todo el que nos quiera oír, que
ción cualquier intento de volver atrás en el camino em- Cristo murió amando a los hombres, clavado en un ma-
dero. Que murió por mí, por ti, por aquél...

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el mundo y Cristo. El mundo se busca a sí mismo, y a sí prendido. Pero el Señor quiso someterle a una prueba
mismo se encuentra. El alma que no busca a Dios, anda penosa y desconcertante.
detrás de otras almas, y si no las halla llora su sole- Por entonces el reverendo Padre Abad cambió los
dad con lágrimas que amargan el corazón y no dan con- confesores del noviciado, con lo cual Rafael hubo de
suelo. separarse del que hasta entonces había sido su mejor
Dios no permite a sus amigos que busquen otro consejero y apoyo. El nuevo confesor de Rafael intentó
convencerle para que llevase un vida más regalada,
consuelo distinto a Él. Al principio los engaña con el
alimentándose en abundancia y reposando largamente
consuelo de los hombres, pero llega un momento en que
hasta recobrar la salud. De lo contrario, debería reti-
los hombres no dan más de sí, y lo que ofrecen es
rarse, pues no tenía vocación para la vida cisterciense.
insuficiente para el alma.
Este proceder desconcertó a Rafael y le llenó de
Cuánto cuesta subir esa pequeña pendiente en la angustia, pues volvieron a torturarle las anteriores os-
que se van dejando tantas ilusiones, afectos, pedazos curidades y dudas sobre su vocación hasta el punto que
enteros del alma. ¡Cuesta, Señor, acompañarte a esas se vio precisado a cambiar de confesor con el pro-
soledades del espíritu y del cuerpo adonde quieres pósito de no seguir una dirección espiritual, sino sim-
llevarnos! plemente confesarse.
Día tras día, Jesús va haciendo su obra en el co- Así continuó hasta su muerte. En varios pasajes
razón de sus amigos. Paso a paso va arrancando, a ve- de sus escritos se lamenta Rafael del desamparo es-
ces suavemente, a veces de un golpe, tantas y tantas piritual en que se ve por falta de director espiritual.
cosas que atan el alma a la tierra y a las criaturas. Dios se valió de estas incomprensiones y de este
Dejemos hacerle a Él que es el dueño de todo. Y, desamparo en que se veía Rafael, para atraerle a la
efectivamente, si Dios nos quiere para sí, irremisible- vida contemplativa: «Le conduciré a la soledad, para
mente nos llevará a la soledad, y allí nos hablara al hablarle al corazón».
En una entrevista que tuvo con su antiguo confe-
corazón ¡Qué grande es Dios! ¡Qué bien hace las cosas!
sor, el Padre Teófilo Sandoval le aseguró que cuando
La soledad es la divina escuela donde se aprende a
uno hace lo que está de su parte por procurar un buen
conocer a Dios y a no esperar nada del mundo.
director y no lo consigue, el Espíritu Santo asumirá
Qué engañados estábamos cuando creíamos que la
con inmensa ventaja ese oficio, y siendo el alma dócil a
soledad era cruz. Qué ceguera tan grande es buscar a sus divinas inspiraciones, conseguirá la más alta per-
Dios entre consuelos humanos. Bien es verdad que fección, pues en los momentos más difíciles le asistirá
cuando Él quiere se manifiesta a los hombres de mil con el Don de Consejo.
modos, pero siempre es a través del consuelo. Es como

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Esta respuesta calmó enteramente al desolado Ra- ruin y pequeño. Se olvida a los hombres, ocupados en
fael y en adelante procuró someterse enteramente a sus afanes, sus luchas y sus miserias. El alma se extra-
las inspiraciones divinas. ña de que alguna vez haya buscado acomodo en este
Así pudo declarar posteriormente a su antiguo lugar tan pasajero e insignificante. Se maravilla de que
confesor, a quien de vez en cuando acudía, que en to- haya hombres que amen a Dios y, sin embargo, discutan
dos los trances apurados de su vida espiritual, cuando y se preocupen del lugar que ocupan en este mundo.
era preciso tomar una determinación, el Divino Espíri-
¡Qué mezquinas resultan las ilusiones de los hom-
tu siempre le asistía con su gracia especial para que no
bres, que se afanan por conseguir algo terreno!
errase, resultando exacto lo que el director le había
Qué importa la salud. Qué más da un lugar u otro,
certificado.
ser querido o despreciado, ser pobre o rico. Todo eso
Pasada una temporada, los superiores juzgaron
conveniente que Rafael comenzase a estudiar el latín es nada para el alma que vive más de la ilusión del cie-
para proseguir la carrera eclesiástica hasta llegar al lo que de realidades terrenas. Se llega a no sentir el
sacerdocio, si era voluntad de Dios. frío, ni el sueño; el espíritu se hunde en la inmensidad
Caso único y excepcional: que un simple Oblato se de Dios, en su Amor infinito.
prepare para la ordenación sacerdotal. Todo en Rafael Bien sabe el Señor que cuanto más débil me sien-
lleva el sello de la mano de Dios que le quería en la to, cuando más lucho con la materia que tira hacia aba-
Trapa a pesar de todo. jo, cuando el corazón se ve sujeto a tantas cosas, en-
Esta determinación de los superiores resultó para tonces es cuando arrodillado delante del Sagrario, en
Rafael un sacrificio no pequeño, dado que cuando ya el silencio de la noche, veo que sólo en Cristo se halla
tenía edad para ser sacerdote, debió comenzar a estu- descanso.
diar latín con un grupo de oblatillos de trece años, los Vemos nuestra nuestra pequeñez y las trampas del
cuales, naturalmente, mostraban más soltura y facili- mundo, y todo ello nos empuja a buscar lo que no es
dad para aprender las reglas rudimentarias de la gra-
mentira, lo que es amor y felicidad perfecta, lo único
mática. A este respecto dice el Padre Marcos Villa:
que puede apagar nuestra sed... Cristo.
«Cuando el profesor de latín le preguntaba los ejerci-
cios de los verbos, algunas veces no acertaba con la
11 de diciembre de 1936 (25 años)
respuesta. Nosotros, niños aún, al oír el disparate no
podíamos reprimir la risa. Pero él no daba muestras de Mi cuaderno.
turbación y hasta mostraba una cara sonriente y sere- “Soledad”
na». Qué paz tan grande se respira cuando se ven a
solas el alma y Dios. Qué caminos tan distintos llevan

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Fray María Rafael es un enfermo. Al mismo tiempo que comenzó el estudio del latín,
Ahora tiene su aposento en la enfermería del mo- se le permitió salir con los novicios al trabajo del cam-
nasterio, en ella reza, come y trabaja lo que puede. En po, ocupándose en los quehaceres que no exigían mucho
ella habrá de vivir el tiempo que Dios le conceda. esfuerzo físico. Cuando trabajaba con los otros, solían
¡Cómo humilla esto a su alma ansiosa de peniten- llevarle ventaja, pues la debilidad física de Rafael no
cia, de trabajos, de la exactitud de la observancia de le permitía seguir el ritmo acelerado de sus compañe-
aquella Regla elegida por él entre todas! Pero en medio ros. Esto le resultaba humillante, pero en compensa-
de su humillación, el Hermano Rafael es feliz porque ción se ejercitaba en actos interiores de conformidad
posee a Dios. La salud... ¿qué más da? Eso no le pero- con la voluntad divina, humildad, paciencia y sobre
cupa. ¡Es feliz con su hábito y su santo escapulario! todo, de amor a Dios.
Más tarde, viendo los superiores que el trabajo
...Llegó el 11 de enero de 1936 y Rafael deja su del campo, aun realizándolo con toda moderación, le
querida familia, con todos sus cariños y comodidades fatigaba y desgastaba más de lo justo, le mandaron
para entrar en la solitaria enfermería de San Isidro, trabajar dentro del monasterio.
donde quedará alejado de la comunidad y a solas con su Esta medida y otras parecidas que iban tomando
Dios escondido del Sagrario. los superiores para conservar y sostener las fuerzas
La alegría y satisfacción que le causó verse de de Rafael, sin pretenderlo, le herían en los sentimien-
nuevo vestido con el blanco hábito cisterciense y en tos más vivos, dado que tanto le agradaba la vida en
medio del claustro recogido y silencioso, templó la comunidad, el trato con sus hermanos y la expansión
pena producida por la despedida del hogar familiar y le del ánimo contemplando las bellezas de la naturaleza y
sostuvo durante una buena temporada. el aire libre.
Pero los períodos de bonanza suelen ser cortos. El horizonte expansivo de Rafael se iba estre-
Después de su entrada, el Señor le internó en el chando y cerrando dentro de los límites del monas-
desierto del espíritu. terio.
La nueva situación de Rafael como oblato perpe- Las horas del trabajo se deslizaban en la enfer-
tuamente enfermo no satisfacía a ciertas personas mería dedicándose a faenas de limpieza o a la pintura;
moralistas de la comunidad, y no tardó el enfermo en en la chocolatería envolviendo pastillas de chocolate, o
percatarse de que el panorama familiar del claustro preparando legumbres u hortalizas para el servicio de
había cambiado respecto a su persona. la comunidad. Muchos días trabajaba solo porque todos
Comenzaron a acometerle penosas dudas sobre su los compañeros de noviciado salían a trabajar al cam-
nueva vocación cisterciense que expuso a su director po, lo cual le ocasionaba honda tristeza al verse
espiritual. Éste, para probar la sinceridad de su voca- apartado y encerrado entre cuatro paredes, desde

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donde no veía ni el cielo, ni el sol, ni los campos, ni las fermedad, situación que obliga a sus superiores a
aves, ni gozaba de la compañía de sus hermanos. decidir su salida de la Trapa para mandarlo a su casa,
Todo este aislamiento y soledad se le disipaba en debido a las difíciles condiciones de la vida monástica
el momento en que ponía sus pies en el Coro, mientras en tiempos de guerra.
se le permitió rezar y cantar el Oficio divino. Allí se Es el único escrito que queda de la tercera estan-
inflamaba su corazón. Se le conocía en el rostro ani- cia del Hno. Rafael en el Monasterio.
mado y en lo sonoro de la voz, pues con tanto empeño
cantaba y alababa al Señor, que a veces tenía que
intervenir el chantre para recordarle que no estaba
solo en el Coro y que debía atemperarse a la marcha MI CUADERNO
general.
Pero llegó un día en que agravada su debilidad y Estas líneas están escritas para consuelo en mis
sintiendo mucho cansancio al permanecer tantas horas soledades. Escritas siempre a los pies del crucifijo que
de pie, juzgaron los superiores conveniente que no preside mi pupitre, para que Él guíe mi pluma y acierte
asistiera al Oficio en el Coro. Fue para él un golpe a decir algo, que aunque no sea nuevo ni esté bien
mortal. Desde entonces se le veía detrás de las co- dicho, sirva para llegar al corazón del que lea esto, y
lumnas siguiendo como podía el rezo y empañados sus después de hacerle reflexionar, le acerque más y más
ojos en lágrimas, al verse privado del inmenso consuelo
a nuestro Dios, al cual no se llega ni por el estudio pro-
que siempre había sentido en compañía de sus herma-
fundo, ni por largas discusiones con los hombres, sino
nos alabando al Señor.
por la continua y simple mirada desde los pies del
Rafael se veía solo, fuera del Coro y le parecía
crucifijo.
que estaba como excomulgado y que Jesús no le admi-
tía a cantar sus alabanzas con la comunidad. Si el mundo supiera cuanto se aprende a los pies
Donde más horas pasaba y más sentía el peso de la de la Cruz. Si supiera que toda la teología, la mística y
soledad era en la enfermería, que vino a ser para él lo la filosofía escrita en mil años no sirve para nada, si no
que la jaula para el ave. En ella trabajaba, estudiaba, se medita a los pies de la Cruz de Cristo...
comía y dormía el enfermo, oraba y escribía el monje, Si el mundo supiera que la ciencia no sirve de nada
pero también sufría el corazón sensible y delicado. To- y a nada conduce cuando no va encaminada al perfecto
do esto hacía Rafael en el retiro de su enfermería. conocimiento de Dios, y de uno mismo.
Por razón de su diabetes, se veía precisado de una Si el mundo supiera algo de esto estaría menos
sobrealimentación que excedía a lo que solían dar a los loco, y los hombres no perderían su tiempo en vanas
demás enfermos. Esto le ocasionaba muchos disgustos discusiones, llenas muchas veces de soberbia y que
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al darse cuenta de que algún enfermo se lo censuraba,
diciéndole que mejor sería se volviera a su casa donde
podría regalarse cuanto quisiera sin escandalizar a
nadie.
Mientras había estado en el monasterio su primer
enfermero (Hermano Tescelino), obligándole éste a to-
mar cuanto se le diera sin preocuparse de tales comen-
tarios, no hubo problemas. Pero logró que los siguien-
tes enfermeros le disminuyeran la ración para no su-
frir él mismo y no ser causa de sufrimiento para los

Comienzo del escrito titulado: demás. Esto influyó notablemente en el decaimiento


físico del enfermo. Para Rafael las horas de las comi-
“Mi cuaderno”. das eran de indecible sufrimiento. Hubiera querido no
tomar nada y morirse de inanición antes que dar a
nadie ocasión de escándalo o dolor. Precisamente por
no hacer sufrir al enfermero, le dijo poco antes de
El Hno. Rafael permanece como oblato en el Mo-
morir que no se molestase en levantarse durante la
nasterio de San Isidro de Dueñas desde su último noche aunque se agravara su enfermedad.
ingreso, el 11 de enero de 1936.
El 29 de septiembre de ese mismo año sale nueva- Le tocó convivir con el Padre Pío Martínez que, a
mente del Monasterio con otros monjes jóvenes, al ser causa de una enfermedad mental aguda y de su modo
llamados al frente de combate de la guerra civil es- de ser, era un auténtico martirio para todos los que le
pañola. El 6 de diciembre, después de haber sido trataban. Entre éstos, como es natural, a los en-
declarado inútil total para el servicio en el ejército, el fermos compañeros suyos, entre ellos y de forma
Hno. Rafael vuelve de nuevo a la Trapa. especial, al Hno. Rafael.”
El 8 de diciembre de 1936 (la Inmaculada Concep-
ción), contando con 25 años de edad, inicia en el Mo-
nasterio de San Isidro de Dueñas un cuaderno de mo-
nólogos que dedica a su hermano Leopoldo, escrito a Fragmentos de las cartas dirigidas por el Hno.
los pies del crucifijo de su pupitre, en la enfermería Rafael a su padre y a su tía María desde la Trapa; 9,
del Monasterio. Termina sus reflexiones el 6 de fe- 18 y 23 de febrero de 1936 (24 años):
brero de 1937, día en que se agrava de nuevo su en-
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Si vieras, querido padre, esto es tan corto y pasa No te preocupes por mí, ni si soy feliz o desgra-
tan deprisa... Si yo pudiera hacer ver a todo el mundo ciado. Estoy con Dios y eso me basta. Él me tratara
que sólo hay una cosa necesaria, y que todo lo demás... como mejor me convenga. ¿Yo qué sé? Cuando nos toca
En fin, ¿qué quieres que te diga que tú no sepas? Nada gozar, gocemos con alegría, y cuando padecer, pues
te puede decir tu hijo que, seguramente, no hará sus también. El Señor lo mismo está en el Tabor que en el
votos delante de los hombres, pero que cada día es Calvario.
más trapense delante de Dios. Qué más da, la cuestión De lo que pasa en el mundo no sé nada. De las
es saber aprovechar esta vida, sea de una manera o de elecciones tampoco; por el Rvdo. P. Abad sabemos que
otra. han perdido las derechas, y mi padre me escribió todo
Él nos quiere así, débiles y pecadores. ¿Qué se va apurado. Pero aquí lo que estamos haciendo es lo de
a esperar de nosotros? Te aseguro que caeré en tenta- siempre, pidiendo por España, pero sin saber nada. Si
ciones, no cumpliré mis propósitos y no corresponderé pasa algo, ya nos lo dirán los superiores; yo confío
a los beneficios de Dios, pero nada de eso me desa- mucho en la Virgen. No hay que apurarse, los hombres
nima. Todo lo contrario, cuanto más conozcamos lo que no llegan más allá de donde Dios lo permite.
somos, menos esperaremos de nosotros mismos y más A mí todavía no me dejan levantarme a las dos de
acudiremos a Dios. Con Él lo podemos todo. la madrugada; lo hago a las tres y media. Al principio
Comprendo tu intranquilidad pero no creo que sea me costaba mucho sacrificio levantarme tan tarde,
para tanto 5. ¿Qué quieres que yo te diga? Nada. Que pues casi duermo más que en el mundo, pero si algo me
no te apures, y si quieres que te diga la verdad, no sé ha de santificar es la obediencia. No te digo más que
nada de lo que pasa. Para eso están mis superiores. A por obediencia hasta estoy engordando.
la comunidad no llegan más que rumores, pero por lo Que podamos ver el mundo tal como es; que vea-
que me han dicho, por ahora no hay motivos para mos a Dios en las criaturas y prescindamos de ellas;
temer. que nosotros mismos desaparezcamos y aniquilemos es-
No sé, tú sabrás mejor que yo, que estás en el te «yo» que tanto nos estorba. Entonces tendremos
mundo, pero por mí no te preocupes. Nada nos puede paz, deseando sólo lo que Dios quiere.
hacer la revolución a los trapenses. Nuestro tesoro y
nuestra vida es Dios y, afortunadamente, a Dios no nos
lo pueden quitar ni con leyes, ni con sangre.

5
Se refiere al triunfo de las fuerzas políticas de izquierda en las
elecciones generales.
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remos eso, criaturas. ¡Y qué!, nada..., criaturas que pa- Estate tranquilo, ¿por qué apurarse? Todo es una
san y que si te aficionas a ellas, tarde o temprano el gran misericordia de Dios, y los hombres no llegan más
Señor te hará ver que no son nada, y entonces la ilu- allá de donde Él lo permite. Te aseguro que estamos
sión que en ellas tenías, desaparecerá, y esto te ser- tan tranquilos; seguimos cantando al Señor en el Coro
virá para acercarte más a Dios. Él lo llenará todo, lo y, como siempre, pidiendo que se cumpla nada más que
verás en todo, y tus mismas miserias te servirán para su voluntad.
amarle, pues a pesar de ellas comprenderás que Él te Si nos persiguen las leyes por ser discípulos de
ama. Cristo, lo mismo nos persiguen aquí que donde vayamos,
No te importe la pobreza, el desamparo del mundo pues siempre seguiremos al divino Maestro, y cuanto
y la enfermedad, ello te servirá para que disfrutes de más perseguidos, mejor.
lo que el Señor te tiene preparado; y todo eso, no sola- No te preocupes, pues, por tu hijo, que está con la
mente aceptarlo, sino amarlo, pues como dice san pena natural por la situación de España, pero en cuanto
Francisco de Sales: «La virtud de la pobreza no está a su persona, tan tranquilo. Sólo Dios basta.
en ser pobre, sino en amar la pobreza» . Pues yo creo
que lo mismo pasa con todo, ¿no te parece? …En primer lugar, querida tía, te diré que cuando
¿Qué más da el lugar? ¿Qué más da ser el primero recibas carta mía es porque Dios, por medio de mis
o el último, si el puesto que tenemos en la tierra es el superiores, así lo ha dispuesto, y cuando no la recibas,
que ha elegido el Señor para nosotros? Ocupémoslo debes ver en ello también la voluntad de Dios.
bien. Amemos nuestro lugar en la tierra, pues es volun- He venido a la Trapa para ser en lo posible olvida-
tad de Dios. No nos importe que sea alto o bajo, que do de todos y permanecer en silencio delante del Sa-
sea con salud o sin ella, que sea en la tierra o en el grario. Es la única manera en que puedo ayudarte, y
mar. quizás más de lo que supones. En el mundo hacía lo que
Esperemos con fe, con paciencia, desprendidos de yo quería, buscaba el consuelo que mi alma pedía, y
nosotros mismos, sin deseos propios, sin buscar cru- obraba por la gloria de Dios, "pero" siempre guiado por
ces, ni caminos, que el Señor nos mostrará la senda o mi voluntad y mi modo de ver.
la carretera, lo mismo da con tal de que nos conduzcan Ahora es otra cosa; no puedo hacer lo que quiero.
a Él. Y también nos dará la cruz sin elegirla nosotros. Bien es verdad que no quiero nada, pero bueno, ya me
Aceptémosla y saltemos de gozo por la dicha inmereci- entiendes. La obediencia apenas cuesta cuando de ver-
da de tenerla. Bendita cruz que nos aproxima a Él. dad se ve la voluntad del Señor incluso en los menores
detalles. En fin, todo es una gran misericordia.

- 108 - - 105 -
Si vieras lo que he cambiado en este mes... Cuánto Verdaderamente, gran cosa y enorme misericor-
le agradezco al Señor todo lo que hace conmigo; no sé dia de Dios es verse inútil y humillado por no servir
dónde meterme. Lo que sé decirte es que cuando vine para nada; no poder seguir la Regla y estar enfermo.
estaba lleno de deseos; ahora no tengo ninguno. Veo la Si vieras cuánto le agradezco al Señor todo esto.
mano de Dios palpable en todo y le bendigo desde el Con qué delicadeza me ha hecho ver mi amor propio y
fondo de mi corazón, en medio de mi enfermedad y de me ha dado a conocer mis enormes imperfecciones. Ha
todos los sacrificios, que ya no lo son. sido necesario que el Señor me pusiera en este estado,
¡Es tan agradable y tan dulce estar en las manos para que abriera bien los ojos, para que desterrara mis
de Dios! Entonces no desearemos nada, ni buscaremos deseos, incluso el de ser trapense; para que me aban-
el consuelo de las criaturas, ¡es tan pequeño! donara en sus manos; para que le amara más cada día,
Yo creo que es mejor no buscar nada, pues el Se- al ver que solamente Él puede llenar lo que pide mi
ñor nos va dando a medida de nuestra necesidad los alma.
manjares que Él ve convenientes. ¿Qué sabemos noso- Ha sido necesaria mi enfermedad para que yo vie-
tros lo que necesitamos? Creemos una cosa y es otra; ra que aún estoy sujeto al mundo, a las criaturas, a mis
buscamos a lo mejor consuelo cuando el Señor nos flaquezas... Y, así, comenzar a vivir de la caridad y
quiere tener en la cruz, y buscamos cruz, cuando no colgado de la mano de Dios. ¡Qué ciego estaba!
podemos con ella. No desear, no buscar, no pedir, so- Los primeros días me entristecía el comedor de la
lamente entregarse en las manos de Dios como un niño enfermería, separado de mis hermanos; ahora bendigo
pequeño. No veo otro camino, y eso ¡es tan fácil! desde lo mas profundo de mi corazón a Dios, que si
Yo vine a la Trapa buscando una cosa, y el Señor, bien a veces nos parece que nos trata con dureza, ¡qué
en su infinita bondad y misericordia, me ha dado otra. engañados estamos!
Queremos una cruz y no es la que conviene, pues es la Ya ves, algún Padre pide por mi salud. Bien está si
que nosotros nos creamos. Debemos querer la que Dios me conviene y por lo menos no siga siendo tan inútil co-
nos envíe ¡Cuántas veces nos engañamos en esto! Te lo mo ahora para la comunidad. Pero yo, por mi parte, no
repito: deja hacer al Señor. Él te enviará consuelo y te solamente no pido la salud, sino que precisamente gozo
alimentará con alimentos dulces, cuando así te conven- en mi inutilidad, que tanto me ha servido para conocer-
ga, y te mandará cruz y sequedades e incluso hará en- me, para desterrar mi enorme amor propio y para ben-
trar tu alma en agonía, siempre que sea necesario; y Él decir a Dios.
sabe mejor que tú lo que conviene, y entonces, ya ve- Todo es nada en el mundo. Sólo Dios nos puede sa-
rás como en medio de todo y de todos tendrás paz. tisfacer. No busquemos a las criaturas, pues encontra-

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