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BIBLIOTECA CIENCIA E HISTORIA DE LAS RELIGIONES Dirigide por Mansuaut 'T. Mever Coleccién Pocket 1, GRANDES EPOCAS E IDEAS DEL PUEBLO JUDIO. Serie dirigidla por Leo W. Scuwanz. [. Iejezkel Kaufmann: La época biblica. I. Ralph Marcus: La época helenistica, UI. Gerson D, Cohen: La época talmidica. \V. Abraham S. Halkin: La época judeo-islimica, V. Cecil Roth: La época europea. V1. Salo W. Baron: La época moderna, . Rudolf Bultmann: EL CRISTIANISMO PRIMITIVO. . J. Trachtenberg: EL DIABLO Y LOS JUDIOS. Alan Richardson: LA BIBLIA EN LA EDAD DE LA CIENCIA. . Louis Dupré: LOS CATOLICOS Y LA ANTICONCEPCION. Jules Isaac: LAS RAICES CRISTIANAS DEL ANTISEMITISMO, J. A. Corbett: HISTORIA DE LOS PAPAS. Murray 5. Stedman: RELIGION Y POLITICA EN LOS ESTADOS UNIDOS DE AMERICA. J. Courtney Murray (comp.): LA LIBERTAD Y EL HOMBRE. Sep Sra Be Coleccién Menor 1. Leo Baeck: LA ESENCIA DEL JUDAISMO. 2. G. Stephens Spinks: INTRODUCCION A LA PSICOLOGIA DE LA RELIGION. 3. Paul Tillich: LA ERA PROTESTANTE. 4. Joachim Wach: EL ESTUDIO COMPARADO DE LAS RELIGIONES. 5. Michael Argyle: CONDUCTA RELIGIOSA, 6. M. Eliade y J. Kitagawa: METODOLOGIA DE LA HISTORIA DE LAS Ri LONES, 7. E. B. Borowitz: INTRODUCCIGN AL EXISTENCIALISMO RELIGIOSO. 8. E. H. Flannery: LA ANGUSTIA DE LOS JUDIOS. Coleccién Mayor William James: LAS VARIEDADES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA. A. Loisy: LOS MISTERIOS PAGANOS Y EL MISTERIO CRISTIANO. J. Klausner: JESUS DE NAZARET. Salo W. Baron; HISTORIA east Y RELIGIOSA DEL PUEBLO JUDIO. IGN DEL PENSAMIENTO JUDIO. Ananda raswamy: BUDDHA Y EL EVANGELIO DEL BUDISMO, N. Ausubel: ENCICLOPEDIA DEL CONOCIMIENTO JUD{O. fee aed Coleccién “Clasicos de la Religién” 1, Martin Lutero: OBRAS, 5 tomos, Clasicos de la Reh 5 OBRAS DE MARTIN LUTERO Tomo I 1. DISPUTAGION ACERCA DE LA DETERMINACION DEL VALOR DE LAS INDUL- GENCIAS (LAS 95 TESIS). 2, LA INDULGENCIA ¥ LA GRACIA. 3, LA DISPUTACIGN DE HEIDELBERG. 4, DISPUTACION ¥ DEFENSA DE FRAY MARTIN LUTERO CONTRA LAS ACUSACIONES DEL DOCTOR JUAN ECK. 5, LA DISPUTACIGN DB LEIPZIG - INFORME DE LUTERO A JORGE SPALATIN, 6. .A LA NOBLEZA CRISTIANA DE LA NACIGN ALEMANA ACERCA DEL MEJORAMISNTO DEL ESTADO CRISTIANO. 7. LA LIBERTAD CRISTIANA. 8. LA CAUTIVIDAD BABILGNICA DE LA IGLE- SIA. 9, LUTERO EN LA DIETA DE WORMS. 10. A TODA LA CLEREC{A REUNIDA EN AUGSBURGO PARA LA DIETA DEL AXO 1530. 11. PREFACIO AL PRIMER TOMO DE LOS ESCRITOS LATINOS. Tomo IL 1. QUE UNA COMUNIDAD CRISTIANA TIKNE DERECHO DE JUZGAR SOBRE TODA DOCTRINA. 2. ORDEN DE UNA CAJA COMON. 8. DE CONCILIOS E IGLESIAS. 4. DEL LIBRE ALBEDRIO, 5. A LOS BURGOMANSTRES ¥ CONCEJALES. 6. SERMON PARA QUE MANDEN A LOS HIJOS A LA ESCUELA. Tomo IIL 1. LAS BUENAS OBRAS. 2, COMERCIO Y USURA. 3. LA AUTORIDAD SECULAR. 4. :ES POSIBLE SER CRISTIANO Y SOLDADO? 5. ALEGATO CONTRA LOS TUROOS. 6. EXHOR- TACION A LA PAZ, EN RELACION CON LOS DOCE ARTICULOS DE LOS CAMPESINOS DE SUABIA, 7. CONTRA LAS HORDAS LADRONAS Y ASESINAS DE LOS CAMPESINOS. 8 CARTA ARIERTA RESPECTO DEL RIGUROSO PANFLETO CONTRA LOS CAMPESI- NOS. 9. SERMON ACERCA DEL ESTADO MATRIMONIAL. 10, CUESTIONES CONCER- NIENTES AL MATRIMONIO. 11, JU{CIO SOBRE LOS VOTOS MONASTICOS. Tomo IV 1. CARTA ARBTERTA, 2, INTRODUCCIONES A LOS LIBROS DE LA BIBETA. 3. EL CONFITEMINI. 4, BL MAGNIFICAT. 5. SALMOS PENITENCIALES. 6. SALMOS CON- SOLATORIOS. 7. MISA ALEMANA. Tomo V 1. CATECISMO MENOR, 2, CATECISMO MAYOR. 2. LOS ART{CULOS DE ESMALCALDA. 4, SERMON ACERCA DEL DIGNISIMO SACRAMENTO DEL SANTO Y VERDADERO CUERPO DE CRISTO ¥ LAS COFRADIAS, 5. SERMGN ACERCA DEL SANTO ¥ DIGNiSI- MO SACRAMENTO DEL BAUTISMO. 6. CONTRA LOS PROFETAS CRLESTIALES ACERCA DE LAS IMAGENES Y¥ LOS SACRAMENTOS, 7, CONFESION ACERCA DE LA SANTA CENA DE CRISTO. TOMO V La preparacién de este volumen ha estado a cargo de la COMISION EDITORA DE LAS OBRAS DE MARTIN LUTERO, formada por profesores de la Facultad Luterana de Teologia y del Seminario Concordia de Buenos Aires. LIBER OBRAS DE ig MARTIN LUTERO LUTERO ¥ LA FE CATECISMO MENOR CATECISMO MAYOR LOS ARTICULOS DE ESMALCALDA, LUTERO ¥ LOS SACRAMENTOS SERMON ACERCA DEL DIGNISIMO SACRAMENTO DEL SANTO Y VERDADERO CUERPO DE CRISTO Y LAS COFRADIAS. SERM6N ACERCA DEL SANTO ¥ DIGNISIMO SACRAMENTO DEL BAUTISMO CONTRA LOS PROFETAS CELESTIALES ACERCA DE LAS IMAGENES ¥ LOS SA~ CRAMENTOS CONFESIGN ACERCA DB LA SANTA CENA DE CRISTO Versién castellana de CARLOS WITTHAUS y MANUEL VALLEJO DfAZ Q EDITORIAL PAIDOS BUENOS AIRES Esta edicién ha sido patrocinada por PUBLICACIONES EL ESCUDO Copyright 1971 by PUBLICACIONES EL ESCUDO, Simbrén 4667, Buenos Aires por convenio especial con EDITORIAL PAIDOS, SALCF. Defensa 599. Buenos Aires Impreso en Ja Argentina Printed in Argentina Queda hecho el depdsito que previene la Ley N° 11.723 INDICE Nota pr Presenractén, XT I, LUTERO Y LA FE Iyrropvccién a Los Carecismos, Manfred K, Bahmann, 3 I. CATECISMO MENOR Prefacio, 13 Il. CATECISMO MAYOR Prefacio, 37 Il. LOS ARTICULOS DE ESMALCAEDA Introduccién, Federico Lange, 157 IL LUTERO Y LOS SACRAMENTOS I. SERMON ACERCA DEL DIGNISIMO SACRAMENTO per, SANTO Y VERDADERO CUERPO DE ORISTO Y LAS COFRADIAS Introduccién, Roberto 'f. Hoeferkamp, 201 Il. SERMON ACERCA DEL SANTO ¥ DIGNISIMO SACRAMBN- TO DEL BAUTISMO Introduceién, Roberto 'T, Hoeferkamp, 228 Ill. CONTRA LOS PROFETAS CBLESTIALES ACERCA py WES Y LOS SACRAMENTOS , Manfred K, Bahmann, 239 Primera Parte, 251 Segunda Parte, 802 IV. CONFESION ACBRCA DE LA SANTA CENA DE CRISTO Introduccién, Manfred K. Bahmann, 369 Indices alfabéticos: 537 Citas del Antiguo Testamento: 539 Citas del Nuevo Testamento: 541 Indice de personas y lugares: 545 INDICE DE FIGURAS (Frente a pdginu 244) Juan el Constante: TIL Elector Juan Federico el Generoso: IV. Duque Juan Ernesto de Sajonia: V- Landgrave Felipe de Hessen: VI Andreas Bodenstein (arriba): VIT Martin Bucero (abajo): VIL Ulrico Zwinglio: VII Firmas de los participantes en el coloquio de Marburgo: IX Iglesia de Esmalcalda (arriba): X Portada de la primera edicién del Catecismo Mayor (abajo): X Martin Lutero: XT Manuscrito de la ‘‘Confesién acerea de la Santa Cena de Cristo’”’: XII NOTA DE PRESENTACION En el prefacio al primer tomo de esta serie de las obras de Martin utero se decia: ‘iene como objetivo proporcionar al lector de habla espafiola la posibilidad de entrar en contacto directo con el signifi- cativo y a la vez discutido Reformador. Se dirige a los que por las necesidades cientificas de su disciplina tienen que ocuparse del pen- samiento de Lutero, como también a los que muestran un interés general por sus obras y su influencia. Se tiene el convencimiento de que el estudio de estos escritos puede constituir un aporte para la sohicién de los problemas que se dan en fa actualidad en las rela- ciones entre las diversas iglesias cristianas. Pero no solamente en este plano es una contribucién, sino también en el encuentro del pensa- miento teolégico con el histérico, sociolégico, politico y filosdfico y en la orientacién en torno a las decisiones que han de adoptarse en el mundo contemporaneo”. El presente tomo, que ocupa el quinto lugar en Ia serie, si bien es el segundo en ver la luz publica, nos ofrece dos tipos de eseritos del Reformador. La primera parte, bajo el titulo Lutero y la Fe, consta de t ebras de relevancia en cuanto a Ja exposicién de los principios 0 doctrinas de la fe cristiona. Se trata del Catecismo Menor, el Catecismo Mayor y los Articulos de Esmalcalda. Los primeros dos fueron escritos per Lutera para que sirvan al propdésito de instruir a los fieles, ofre- ciéndoles una exposicién sucinta, clara y sencilla de la fe. El tercero, que fue introducido posteriormente en la serie de escritos confesionales de las iglesias luteranas, fue redactado por Lutero para exponer los puntos de acuerdo y desacuerdo con la iglesia de Roma, sefialando en qué puntos podrian hacerse concesiones y en cvéles no, teniendo en cuenta 1a posibilidad de que se celebrase en el préximo futuro un con- cilio ecuménico que encarara el problema de la unidad cristiana. La segunda parte, que aparece bajo el titulo general de Lutero y los Sa- cramentos, consta de escritos producidos por el Reformador con el objeto de esclarecer su posicién en cuanto al bautismo y Ja eucaristia. Particularmene en cuanto al tiltimo tema, los escritos que se publican surgieron de polémicas con sus adversarios en el propio movimiento de reforma. En cuanto a los origenes de la edicién de obras selectas de Martin Lutero en idioma castellano, véase el prefacio del Tomo I. La prepara- cién de] presente tomo ha estado a cargo de una comisién integrada xIL OBRAS DE MARTIN LUTERO por profesores del Seminario Concordia y la Facultad Luterana de Teo- logia. Las traducciones fueron realizadas por el profesor Carlos Witt- haus y el profesor Manuel Vallejo Diaz, con las salvedades que se mencionan en las respectivas introducciones a los escritos. La revision de las traducciones fue entregada en manos de equipos revisores com- petentes nombrados por la comisién a tal efecto. Por lo tanto, el contenido de este tomo es un aporte valioso en el dialogo ecuménico entre las diversas iglesias cristianas. En ellos se puede comprobar ja profunda preccupacién de Lutero por la legitimi- dad de la doctrina cristiana y la autenticidad de la vida sacramental de la comunidad de Jesucristo. Si bien estos escritos son producto de ana necesidad que se le presenté por imperio de las situaciones pars ticulares que motivaron su confeccién, permiten apreciar claramente —y en este sentido son de gran actualidad— la profunda y sincera preocupacidén del Reformador por Ja enunciacién de los principios y la fe cristianos, asi como también por la comunién entre los hombres. ERNESTO W. WEIGANDT LUTERO Y LA FE INTRODUCCION A LOS CATECISMOS jHabia alcanzado ya la reforma evangélica su plena terminacién cuando Martin Lutero publicé sus dos catecismos en 1529? Esta es la pregunta que uno desearia formularse hoy dia por impulso del mo- vimiento ecuménico, jEstaba irreparablemente perdida la unidad de la iglesia? ;Estaba definitivamente desgarrada la tnica y santa iglesia cristiana en dos facciones irreconciliables, catolicismo y protestan- tismo? Asi pareciera a primera vista. Lutero escribid los catecismos pri- mordialmente como ayuda practica para aquellas iglesias que, al igual que él, eran consideradas como heréticas por Roma. Estas jévenes co- munidades evangélicas necesitaban con urgencia algunas pautas con- eretas para su predicacién y ensefianza. Por la ruptura con Roma se habia desmoronado también la relacién con el magisterio tradicional de la iglesia. Con todo, persistia como antes entre ellos la vida ecle- sidstica, mediante la predicacién, Ja ensefianza y la instruceién. No obstante, por la desaparicién de la autoridad preceptora central del papa, se hacia necesario ahora un nuevo foco para orientarse. Es en esta emergencia concreta donde los catecismos de Lutero ofrecen auxilio, Estan marcedos por el esfuerzo de presentar el funda- mento Ultimo de toda ensefianza cristiana. Lutero ha agrupado aqui lo que considera ios puntos esenciales de la instruccién cristiana, do- téndolos de una explicacién evangélica. Ya a principios de 1525 Lutero estaba convencido de la necesidad de producir un manual para la instruccién de los nifios. En ese en- tonces habia solicitado a dos de sus amigos, Justus Jonas y Johann Agricola, la confeccién de un “catecismo”1, Pero de esto no surgié 1 Doctor Martin Laithers Briefwechsel, publicado por Ernst L, Enders, Calw Stuttgart, pag. 1.884 y sigs. tomo V, pag. 115, 15 y sig. y pag. 144, 7 y siguiente, 4 OBRAS DE MARTIN LUTERO nada. Alemania se hallaba en ese momento convulsionada por la re- belién de los campesinos. Tres aiios después de esta guerra civil quedé en evidencia, al efectuar una exhaustiva visitacién de las iglesias en Sajonia, todo el alcance de los serios dafios que habian ocasionado en las comunidades las multiples agitaciones internas y externas. Antes de la Reforma, una gran parte del pueblo de Dios habia recibido una educacién religiosa muy superficial. Muchos se habian unido al nuevo movimiento con gran ignorancia. Para otros, el “libre evangclio” no era otra cosa que un pretexto para manifestar su indignacién por lo an- tiguo, sin estar dispuestos a asumir el compromiso personal que les im- ponia el evangelio. Entre los sacerdotes la situacién, con frecuencia, no era mucho mejor. Un gran numero se habia hecho evangélico. Pero su formacién profesional no les permitia hacer mucho mas que decir misa. No estaban capacitados para predicar ellos mismos. Otros se habian convertido repentinamente en “pastores evangélicos”, con el solo objeto de casarse, sin estar preparados interiormente para la res- ponsabilidad de la vida conyugal. Pronto se volvian negligentes con sus familias, y en vez de constituir un testimonio, resultaron caricatu- ras de Ja vida cristiana. La visitacién eclesidstica de 1528 mostré pa- tentemente que, aparte de un “Catecismo menor” para los fieles en general, también se hacia urgentemente necesario un “Catecismo mayor” para el estudio de pastores y laicos interesados, Lutero mismo nunca empleé el término “Catecismo mayor”. Lo Iamé “Catecismo aleman”. Es caracteristico del mode de trabajar de Lutero que no comenzara en seguida con la redaccién literaria de estos dos escritos. Se preparé antes para ello, predicando sobre los puntos principales que habria de tratar. En tres series de sermones —desde e] 18 hasta el 30 de mayo; desde el 14 hasta el 25 de setiembre; desde el 30 de noviembre hasta el 19 de diciembre de 1528 *— presenté su exposicién catequética a los erf- ticos oidos de wna comunidad de fieles. Los textos de los catecismos que aqui se ofrecen permiten reconocer todavia este modo viviente de su formacién. En vez de un estilo literario refinado, Lutero em- plea una forma directa de estilo personal, que es habitual en la pre- dicacién. En su forma escrita aparecen ambos catecismos al mismo tiempo como dos escritos individuales, destinados cada uno a un dis- tinto circulo de lectores. Aparecen impresos ambos en Ja primera mitad de 1529 en lengua alemana. El “Catecismo Mayor” fue traducido poco después al latin por el humanista Vincentius Obsopeeus. 2 WA 30, I, pags, 2-122, LUTERO Y LA FE 5 if Si quitamos nuestra mirada de la situacién inmediata de los tiem- pos que motivaron por razones practicas la publicacién de los cate- cismos, se nos plantea hoy dia la cuestién del objetivo que estos escritos pretendian aleanzar en el marco amplio de una reforma total de la iglesia. Ocho afios antes de la publicacién de los catecismos, Lutero habia sido excomulgado de esa iglesia, en la que habia nacido y habfa sido pautizado y en la que como nifio recibié su propia instruccién cristiana y posteriormente él mismo ensefié e instruyé como sacerdote, predi- cador y profesor. La razén de su exelusién fue, como es sabido, su oposicién irrestricta contra abusos evidentes en la iglesia, los cuales hoy dia ni siquiera defenderian ya los abogados mas conservadores de una autoridad intocable de la iglesia institucional. Pero, por jus- tificadas que hayan sido las demandas de Lutero en algunos puntos, los dirigentes responsables de la iglesia se habian sentido, no cbstante, obligados a hacer un frente comtn contra él, La ilimitada libertad con que este hombre carismatico dio testimonio de la verdad del evan- gelio mediante su protesta, fue reconocida justificadamente como un peligro para el orden jerarquico imperante en Ja iglesia. Asi fue como en 1521 quedé excluido de Ja comunién de la iglesia por bula papal y edicto imperial. De esta manera parecié suficientemente asegurada la unidad de la institucion eclesiastica jerarquicamente establecida. Pero las fuerzas dindmicas que Lutero habia desencadenado con su testimonio no que- daron amarradas con ello. Una buena parte del pueblo de Dios habia seguido su llamado carismatico para una reforma radical de la iglesia. En 1529 habian sido tocados por el movimiento de reforma grandes sectores de Alemania, Suiza, los Paises Bajos, Inglaterra y en medida menor también Francia. Para el lector iberoamericano sera de interés saber que Espafia, en aquel entonces como también mas tarde, se opuso a este movimiento de cambios de estructuras, postura ésta que, como se sabe, tuvo influencia durante siglos en el desarrollo histérico de nuestro continente iberoamericano. Al rigido “no” que se le dijo a Lute- ro en el mundo de habla hispana, le siguieron posteriormente otros * con los que se hizo oposicién a similares cambios estructurales de fondo 8, 2 Cf, Harding Meyer: “Christenheit ohne Reformation”, en Lathe- tische Rundschau, octubre de 1967, pags. 486-495; particularmente pag. 487: “En vista de semejante resistencia radical frente a la Reforma, que incluso alcanza el campo de la lengua, que le permitié a la Iglesia Catélica 6 OBRAS DE MARTIN LUTERO No obstante, para las jévenes iglesias evangélicas la reforma de 1529 no era de ninguna manera una cuestién terminada. Para ellas Ja unidad de la iglesia de ningim modo estaba irreparablemente quebran- tada, Su esperanza estaba puesta precisamente en una renovacién ra- dical de todo el pueblo de Dios. Precisamente en el afio 1529 parecian existir razones muy justificadas para esta opinién optimista. El antiguo orden de la “santa alianza”, que buscaba vincular en una unidad a un “imperio cristiano” y “una iglesia que obligara a la obediencia a todas las criaturas”, pareciéd hacerse pedazos en forma definitiva antes de dos afios cuando las tropas del emperador catélico Carlos V encerraron al papa Clemente VII en Engelsburg después del saqueo de Roma en 1527, que por fin tuvo que entregarse al empe- rador. Los posteriores acuerdos de paz, de Barcelona en 1528 y de Cambray en 1529, intentaron reparar de nuevo las relaciones entre papa y emperador. Pero, en el mejor de los casos, no se los podia considerar sino como una deleznable avenencia. Por consiguiente, tampoco es de extrafiar que Lutero consideré cosa légica que al afio siguiente, 1530, incitara a participar de la re- forma al alto clero de los cardenales, arzobispos y obispos de Ale- mania, reunidos en Augsburgo *. Todavia en 1537 estaba elaborando una toma de posicién de las iglesias evangélicas para un presunto concilio que deberia ser convo- cado por el papa Paulo II con el objeto de unificar la iglesia. Se trata de los asi Hamados Articulos de Esmalcalda, que aparecen en el presente tomo. Sdlo en 1539 —seis afios antes de su muerte— abandoné Lutero definitivamente su esperanza de que durante su vida se hiciera un sincero esfuerzo para mantener Ja unidad de la iglesia mediante la celebracién de un concilio general en la libertad del evangelio >. El lector critico, no obstante, se formulara a esta altura la siguiente pregunta: 4Crefa realmente Lutero que podria hacer vaier su exposi- cién personal del evangelio y su propia obra reformadora en lugar del rico tesoro de la tradicién eclesidstica? Nada mas lejos de su pensa- miento. Si viviera hoy dia, los editores de ia presente edicién espafiola de las obras de Lutero no tendrian un adversario mas agresivo que Lutero mismo. Durante su vida, se opuso a que se reuniera en una serie de tomos sus escritos. Sabfa de sobra que en una genuina reno~ vacion de la iglesia no es imprescindible escuchar la voz de un monje agustino de Wittenberg. Pero si habia para él una exigencia ineludible (de Iberoamérica) desarrollarse completamente al margen de las luchas de la Reforma y de las guerras religiosas, corresponde decir, después de pensarlo a fondo, que este continente nose convirtié en un’ deposito de fuerzas de la Iglesia Catélica, ni en un baluarte de Roma para el cato- licismo mundial”. 4 Qbras de Martin Lutero, Tomo 1, pags, 285-25. 5 CE el escrito de Lutero “De los concilios e igiesias”, de 1539, en WA L, 509-653, que forma parte del tomo II de la presente édicién de las Obras’ de Martin Lutero. LUTERO ¥ LA FE 7 para todo cristiano: seguir obedientemente la dinamica inmanente en las Sagradas Escrituras. Por eso pudo declarar: “Con relacién a la coleccién de mis escritos en tomos lo veo con desgano y desagrado, ya que hubiera preferido mucho més que de- saparecieran todos’ §, A ninguno de sus escritos lo consideraba como verdaderamente auténtico, con la excepcién de dos libros, el que se refiere al libre albedrio, dirigido contra la interpretacién filosdfica de Erasmo de Rotterdam en su libro sobre el tema, y los dos catecis- mos7?, En estos escritos sentia Lutero en la forma mAs firme el apoyo del claro testimonio de la Sagrada Escritura. La aseveracién de que Lutero pretendia imponer en lugar del ma- gisterio de la igiesia simplemente la autoridad de su propia persona, pertenece —-a Dios gracias— a un pasado desdichado de acre y par- cializada polémica. Por lo contrario, podemos afirmar con Karl Ger- hard Steck: Lutero no impuso alguna otra instancia eclesiastica en lugar del magisterio infalible, sea al predicador individualmente, asi como tampoco al conjunto de todos ellos, ni a la(s) congregacién(es), ni a sus representantes, y ni siquiera la confesién eserita formulada. La instancia autorizada para determinar to recto y lo etréneo de una ensefianza en Ja iglesia es la Sagrada Escritura, Porque, a partir de la Palabra escrita (Schriftwort) surge la iglesia como criatuta suya, La autoridad de la Escritura es verdaderamente la autoridad regente, es decir, viviente en la iglesia. Esto puede serlo por la presencia prometida por Cristo del Espiritu en su palabra 8. Lutero confiaba realmente sin reservas en una dindmica propia e inmanente de las Escrituras. Podria haber afirmado sin ninguna difi- cultad con los obispos holandeses de 1a actualidad: El que lee Jas Bscrituras con fe, encuentra que una de sus fuerzas més grandes consiste en que nos hace uno. Ya en el dia de Pente- costés tres mil personas (iy de cudntas nacionalidades!) fueron unidas por la palabra al hablar Pedro en el espiritu de Jestis. Este poder unificador Jo ha conservado la Palabra de Dios hasta ahora. Somos seres humanos que escuchan, no sélo cada uno a la callada voz de su propio corazén, sino en conjunto a la voz de uno que esta presente para todos nosotros %, En cualquier caso, Lutero habria sefialado que la “palabra” no pierde esta fuerza congregante y unificadora ni aun cuando los representan- tes de una jerarquia eclesiastica se oponen a su dinamica y pretenden desechar a una parte del pueblo congregado de Dios. Esto no lo experi- ® Carta de Lutero del 4 de julio de 1537 dirigida a Wolfgang Fabricius Capito, en la edicién de Walch XXTb, 2365, pag. 2175. 7 Ibid. 3 8 Karl Gerhard Steck: Lehre urd Kirche bei Lather, Mtinchen Chr, Kaiser, 1963, pag. 215. 9 La versin castellana catélico-romana de este pasaje se puede encon- trar en Nuevo Catecismo para Adultos (Version integra del Catecismo holandés) Barcelona, Editorial Herder, 1969, pag. 317. 8 OBRAS DE MARTIN LUTERO menté solamente en su propia vida, sino que —cosa mucho mas im- portante— en la vida de Ja iglesia de su tiempo. Por deseable y digna de alcanzar que sea la relacién con la jerarquia, ésta no ofrece un refugis absolute “contra los expositeres cuya palabra parece oponerse al Espiritu de Dios’ 1°, Precisamente esta confianza irrestricta en la dinamica propia de Ja Sagrada Escritura le conferia a Lutero, ineluso en Io personal, libertad en cuanto a la tradicién de Ia iglesia. Lo dejaba libre de un modo muy auténtico, de tal manera que podia hacer uso sin coercién alguna det rico tesoro de la tradicién magisterial de la iglesia. Pero nunca como ley obligatoria, y nunca como dogma infalible, Esta libertad evangélica la demuestra Lutero —para dar un ejemplo muy concreto— en la seleccién de los mencionados puntos esenciales, que propone para ser aceptados como base de la instruccién cristiana en todas partes. Se trata de un problema muy diffcil, que se agrava por el hecho de que Jos puntos escogidos deben ser comprensibles también para los nifios. iQuién se aiveveria a lanzar su propio pufio al aire? En la redaccién de los catecismos, Lutero se apega muy estrechamente a la préctica imperante, que encontré en la iglesia de aquellos tiempos. A fines del siglo xv la instruccién catequética se dividia en cuatro partes principales: Credo, Padrenuestro, Decalogo y Ave Maria. Hubo, ademas, por supuesto, muchos otros asuntos que por gusto o necesidad se incluian en los catecismos!’. Lutero introdujo en sus catecismos las primeras tres partes con pequefias modificaciones en su orden. Para él constituian la esencia de Ia doctrina cristiana, que habia tenido su origen en la iglesia primitiva. Pero desde 1523 deja de lado el Ave Marfa. En su lugar aparecen las explicaciones de los sacramentos del bautismo y Ja eucaristia como elementos indispensables para la permanencia de la iglesia. Pero con ello Lutero no pretendia esta- blecer una limitacion de Ios temas que han de tratarse. #1 mismo se sentia suficientemente libre como para agregar a esta base otros ele- mentos, como por ejemplo su explicacién de la confesién, las oraciones diarias y las tablas de deberes. Cupo a las iglesias luteranas posteriores extirpar las partes agre- gadas por Lutero con toda libertad y hacer, en su practice, de los cinco articulos principeles un canon nuevo y rigido, el cual desafortu- nadamente apenas ha sido modificado en cuatro siglos, en diametral oposicién a Ia intencién reformadora fundamental de Martin Lutero. Una clasica formulacién de semejante luteranismo rigido y atado a la tvadicién la podemos encentrar en nuestros dias, después de la se- gunda guerra mundial, por ejemplo, en Georg Prater y Peter Brunner, quienes afirman: 10 Thid., pdg. 316. 11 Herbert Girgensohn: Catechismus-Auslegung, Wittenberg, Luther- Verlag, 1956, pag. 2 y sig. LUTERO ¥ LA FE 9 No es necesario crear ningiin nuevo catecismo. De ahi que, por ser la exposicin de Lutero tan concisa, clara, profunda y exhaustiva que hasta hoy nadie ha podido producir una mejor. ... Desde el principio nuestra iglesia Iuterana est4 orientada campesina y aldea- namente. Cuando se Je ha recriminado “aburguesamiento”, seme- jante recriminacién no alcanza a la auténtica iglesia luterana, sino a una iglesia que se ha apartado de su confesion mas Mana, el Catecismo Menor. Mas Dios ha intervenido, nuestros enemigos como azote divino han destruido las grandes ciudades y desmantelado nuestra industria, No nos queda a los alemanes otra alternativa que empezar por el principio modestamente y establecer de nuevo una relacién viviente con esta, aunque muy empequefiecida, tierra alemana. Nos enfrentamos con situaciones en las que el Catecismo Menor de Lutero no necesita de ninguna nueva traslacién artificial, sino que sea entendido una vez mas por la mayoria del pueblo *. Es muy evidente que aqui Lutero es sacrificado en aras de un sen- timiento nacionalista enfermizo, que se oculta detras de la lealtad a una tradicién recibida. Pero seria absurdo culpar a Lutero por ello. Con todo, el lector quizd se extrafie de que Lutero conceda al De- cdlogo el primer lugar y e! espacio mas extenso en su catecismo. j;Ha de suponerse una estimacién tan elevada de las tablas de la ley del Antiguo Testamento por parte de ese reformador que siempre de nuevo apelaba insistentemente al evangelio? La pregunta parece jus- tificada. No obstante, en un punto decisivo escapa a la teologia de Martin Lutero. Para él, la justificacién, y con ella la liberacién del hombre por medio de Cristo, no es un mensaje que haya que admitirse por la fe. Antes bien, es una buena nueva que se vive en la fe. No constituye una interpretacién equivocada de la doctrina luterana de la justificacién el afirmar que Jo principal para los cristianos es oir y aceptar la palabra predicada. Lutero mismo sabia muy bien de las one- rosas cargas a las que esta expuesta la existencia cristiana. Sabia, en particular, que la prueba m&s dura est en las obras que el hombre debe ejecutar diariamente. Es este conocimiento lo que le impulsa una y otra vez a perseverar en Ja distincién entre ley y evangelio'”. Pero esta distincién, en la opinién de Lutero, no debia desgarrar la fe y vida en dos partes diferentes. {Todo lo contrario! Se trata, mas bien, de hallar la verdadera relacién entre vida y fe. Precisamente por eso se ocupé tan extensa e intensamente en el Decdlogo. Pues, a la postre, esta vida no tiene otro sentido que precisamente experimentar en la prisién de nuestras diarias obligaciones y tareas la buena nueva de nuestra liberacién por Dios mismo. Asi, pues, el magisterio de la iglesia no tiene otra obligacién que extraer de detras del justiciero y severo “no” de los mandamientos divinos el secreto “si de Dios a los hombres. 2 Georg Prater y Peter Brunner: + Katechismustext, Evangeli- scher Presseverband ftir Bayern in Miinchen, 1959, pag. 7. 18° CE WA 18, 680, 28 y WA 39, I, 361 y Sigs. 10 OBRAS DE MARTIN LUTERO It Nos permitimos, pues, ofrecer al lector estos escritos con tos mismos términos empleados por los obispos catélicos de Holanda a) presentar su catecismo: Toda palabra pronunciada por un hombre puede dar lugar a inter- pretaciones erréneas. Un libro de tantas palabras puede producir muchos conceptos equivocados. Debe, por lo tanto, entenderse lo escrito a Ja luz del espiritu de toda ia buena nueva. De manera que cuando uno lea una pagina, tenga en cuenta las que le precedieron y las que le siguen. Tal vez allf se explique y se diga lo gue se echaba de menos en esa pagina, De un libro que no intenta ofrecer una exposicién minuciosa, sino una aproximacién a lo indecible, no se puede arrancar ninguna oracidn aislada}4, Resta todavia sefialar que el texto original de los catecismos de Martin Lutero se encuentra en la edicién de Weimar 30, I, 125-425. La presente traduccién del Catecismo Menor se basa en ej texto pu- plicado en “Culto Cristiano” 2, Dicha traduccién, que ya por algin tiempo ha sido empleada por muchas congregaciones luteranas de His- panoamérica para la instruecién de sus miembros, particularmente los jévenes, fue, sin embargo, revisada criticamente una vez mas por Erich Sexauer en base al texto original y finalmente examinada por la Co- misién Editora de las Obras de Lutero, la cual efectué algunos cambios. La versién del Catecismo Mayor que aqui se ofrece responde al texto alem&n; pero al investigador critico no se le escapara, sin em- bargo, que se apoya mayormente en la excelente traduccién de Gu- tiérrez-Marin #, quien durante ya muchos afios se ha ocupado en hacer asequible al mundo de habla hispana el pensamiento del refor- mador aleman. Mientras que él tomé en cuenta a menudo el texto latino del Catecismo Mayor, la presente retraduccién de Manuel Va- Nejo Diaz tuma en cuenta el texto original en aleman, y ademas ha sido revisada criticamente por los miembros de la Comisién Editora de las Obras de Lutero, Heinz Joachim Held y el suscripto, quienes no obstante respetaron en lo posible el texto que les fue suministrado. MANFRED K. BAHMANN: 4 Catecismo holandés, pag. XII. are-sagett? Cristiano, Nueva York, Publicaciones El Escudo, 1964, pags. 16 Martin Lutero: Catecismo Mayor, traduccién de M. Gutiérrez-Marin, Buenos Aires, La Aurora, 1945. CATECISMO MENOR EL CATECISMO MENOR Para el uso de los pastores y predicadores poco instruides 1 PREFACIO Martin Lutero, a todos los pastores y predicadores fieles y piadosos. jQue la gracia, la misericordia y la paz les sean dadas en Jesucristo, nuestro Sefior! Me ha obligado e impulsado a presentar este catecismo 0 doctrina cristiana en esta forma breve, sencilla y simple, el hecho de que haya experimentado la lamentable y miserable necesidad recientemente en mi cargo de visitador®. ;Dios mio! ;Cudntas miserias no he visto! El hombre comtin no sabe absolutamente nada de la doctrina cristiana, especialmente en las aldeas, y desgraciadamente muchos pastores ca~ recen de habilidad y son incapaces de ensefiar. No obstante, todos quieren llamarse cristianos, estan bautizados y gozan de los santos sa- cramentos, pero no saben el Padrenuestro, ni el Credo? o los Diez Mandamientos, viven como las bestias y los puercos irracionales. Ahora que el evangelio ha Iegado, lo tmico que han aprendido bien es abusar magistralmente de todas las libertades. jOh, vosotros obispos, cémo asumiréis la responsabilidad ante Cristo de haber abandonado 1 En 1530 eseribe Lutero: “Los pastores comunes y los predicadores no pueden prescindir del latin, en Ja misma forma como los eruditos no deben preseindir del griego y del hebreo”. (WA, XXX, 2, pag. 5477). 2 E125 de julio de 1528°fue cneargado como visitador de Kursachsen y Meissen. Se desempefié en estas funciones desde el 22 de octubre hasta mediados de noviembre y desde el 28 de diciembre de 1528 hasta el 9 de enero de 1529. Quedé libre de sus obligaciones como visitador el 12 de marzo de 1529. El 11 de noviembre de 1528 escribe Lutero a Spalatin: “En nuestra visita a la urbe de Wittenberg encontramos... gentes indolentes en relacién con la palabra y el sacramento”. (WABr, IV, pag. 605). A mediados de diciembre de 1528 le escribe nuevamente a Spalatin: “Por lo demas, el aspecto de Jas iglesias es por todas partes misérrimo; los campesinos nada aprenden, nada saben, nada oran, nada hacen, salvo que abusan de Ja libertad; no se confiesan ni comulgan, como si hubiesen sido liberados totalmente de la religion”. (WABr, IV, pag. 624). 2 Se refiere al Credo Apostilico. 14 OBRAS DE MARTIN LUTERO tan vergonzosamente al pueblo y de no haber cumplido siquiera un momento las funciones de vuestro cargo! ¢ iQue la desgracia no os aleance! Prohibfs una de las especies e im- ponéis vuestras leyes humanas, pero no preguntais si se sabe el Pa- drenuesiro, el Credo, los Diez Mandamientos o alguna palabra de Dios. jAy de vosotros eternamente! Por ello os suplico, por el amor de Dios, mis queridos sefiores y hermanos, paérrocos o predicadores, que toméis de corazon vuestras funciones®, que os apiadéis de vuestro pueblo que os ha sido enco- mendado y que nos ayudéis a evar el catecismo a fa nente, especial- mente a los jévenes. Quienes no puedan hacerlo mejor, recurran a estas tablas® y formulas’ y las enseften al pueblo palabra por palabra, de la manera siguiente: En primer término, que el predicador cuide y evite ante tndo [usar] textos o redacciones diversos 0 distintos de los Diez Mandamicntos, el Padrenuestro, el Credo, los Sacramentos, eteétera, sino que adopte una forma unica, a la cual se atenga y la practique siempre, tanto un afio como el siguiente. Pues a la gente joven y sencilla se la debe ensefiar con textos y formulas siempre iguales y determinados, porque de lo contrario pueden confundirse facilmente. En efecto, si hoy sc ensefia de esta manera y el préximo afio de otra, como si se quisiera me~ jorer los textos, se pierde con ello todo esfuerzo y trabajo. Esto fue visto también por los queridos Padres que emplearon todos de una misma manera el Padrenuestro, el Credo y los Diez Muandamientos. Por eso, también debemos ensefiar a la gente joven y sencilla tales partes, de manera que no desplacemos una sola silaba o ensefiemos 0 presentemos de modo distinto de un afio a otro, Por ello clige Ja forma que quieras y consérvala siempre. Pero, cuando prediques ante Jos doctos e instruidos, entonces puedes mostrar tu ciencia® y presentar entonces tales partes en forma polifacética y tratarlos tan masistral- mente como puedas. Pero, con la gente joven atente a una formula y 4 En el original: ...und Eur Ampt nicht ein Augenblick je bewei- set... Hemos traducido en este caso Ampt, como “funcianes de cargo”. *'Bn el original: Ampt, traducido nuévamente por * 6 Se trataba de textos breves en forma de libro que « Tafel, “tablas”, Estas tablas se colgaban en las casas. Reunidas y luego impresas bajo la forma de un folleto, dieron origen 1 lox calecisinos. No hay que olvidar que este prefacio de Lutero no ia sido compuesto sino para la edicién del Catecismo Menor como libro y que fallabu originaria~ mente cuando se imprimieron simplemente estas tabl: _? En el original: Forme, “formulas”; se refiere & lox textos y expli- caciones que figuraban en las tablas. 8 En el original: Kunst, Hemos traducido como “ciencia”; se alude con ello a los conccimientos, a la sabiduria, a Ja instruccién del que predica. 9 En el original: ...so meisterlich drehen... “...y lralarlos_ tan magistralmente como puedas...” Hemos traducida “drchen” como. “tra- tar”; sin embargo, en sentido figurativo se apunta a fa idea de “inter- pretar”, “explicar” n Lamados CATECISMO MENOR 15 manera determinadas y siempre iguales y enséfiales primeramente estos puntos, a saber, log Diez Mandamientos, el Credo, el Padrenuestro, eteétera, palabra por palabra segtin el texto, hasta que Jo puedan re~ petir y aprender de memoria. En cuanto a los que no quieren aprender estas partes, hay que decirles que reniegan de Cristo y que no son cristianos; no deben ser aceptados para recibir el sacramento o ser padrinos en el bautismo de un nifiol*, ni usar ninguno de los derechos de la libertad cristiana, sino que deben ser entregados simplemente al papa y sus oficiales % y también al diablo mismo. Ademés, los padres y los amos deben negarles Ia comida y la bebida e indicarles que el principe expulsaré a semejante gente mala, etcétera. Pues, aunque no se puede ni se debe obligar a nadie a creer, no obstante, se tiene que mantener y dirigir a la gente comin para que sepa qué es justo e injusto entre aquellos con los que habitan?2, se alimenta y vive. Quien quisiera habitar en una ciudad debe conocer y observar sus leyes, de las cuales quiere gozar, independientemente de que crea o que sea en su corazén un malvado o un perverso. En segundo lugar, cuando ya conocen el texto, hay que ensefiarles también el sentido, de modo que sepan lo que significa; y recurre en- tonces a la explicacién colocada en las tablas o cualquier otra expli-~ cacién breve que ti escojas; permanece en ello y no cambies ni si- quiera una silaba, tal como te acaba de decir el texto. Tomate el tiempo necesario para ello, pues no es preciso que expliques todos los puntos a la vez, sino que uno después del otro. Cuando hayan entendido bien el primer mandamiento, toma después el segundo y asi de seguido; de lo contrario, seran abrumados, de modo que no podraén retener nin- guno bien. En tercer lugar, cuando les hubieras ensefiado este breve catecismo, entonces recurre al Catecismo Mayor '*, exponiéndolo de una manera mas rica y extensa. De la misma manera expone cada mandamiento, cada peticién, cada parte con sus diversas otras utilidades, ventajas, peligros y dafios, tal como Io encontraras en tantos pequefios tratados 10 ...kein Kind aus der Taufe heben... Literalmente: “no levantar ningan nifio del bautismo, de la pila bautismal”. ‘Con esto Lutero se refiere a la funcién del padrino, es decir, que éste tenga los conocimientos elementales del Catecismo; véase WA XXIX, pags. 471, 23, 11 Estos “oficiales”, Offiziale, son funcionarios obispales encargados de lo referente a lo juridico; deciden asuntos matrimoniales, de disciplina ¥ de administracién, ‘was Recht und Unrecht ist bei... Hemos traducido “lo que es justo e injusto”... Se podria también decir “lo que es legal e ilegal” © “lo que es de derecho o contra el derecho”. Cuando en la traduccién Se dice posteriormente “conocer y observar sus leyes”, el térming em- pleado para leyes es también Recht, Stadtrecht. 38 Lutero piensa aqui en su Catecismo Mayor y obras semejantes, gue tratan con mayor profundidad y extensién Ja doctrina cristiana. 16 ‘OBRAS DE MARTIN LUTERO sobre e] tema. En especial debes tratar mas intensamente el manda- miento v Jas partes de las cuales tiene mas necesidad tu pueblo, Por ejemplo, cl séptimo mandamiento sobre el hurto debes tratarlo con: insistencia entre los artesanos, los comerciantes y también entre los campesinos y sirvientes en general, porque entre tales gentes hay toda. clase de infidelidades y hurtos en gran cantidad. Del mismo modo, el cuarto mandamiento [lo debes tratar] entre los nifios y el hombre comin, de tal forma que sean tranquilos, fieles, obedientes, pacientes, citando siempre muchos ejemplos de la Escritura [donde se vea] que Dios castiga o bendice a tales personas. Ante todo insiste!* también en lo mismo con Jas autoridades y padres, de manera que gobiernen bien, envien a los nifios a la escuela, indicando que estén obligados a hacerlo, cometiendo de lo contrario: un peeado maldito, puesto que derriban y asolan con ello [es decir, al no hacerlo] tanto el reino de Dios como el del mundo, como los peores enemigos tanto de Dios como de los hombres. Exp6n hicn qué espantosos dafios ocasionan cuando no cooperan a educar a los hijos para llegar a ser pastores, predicadores, escribientes, etc., de modo que Dios Jos castigaré por ello horriblemente. Porque aqui es ne- cesario predicar, ya que los padres y las autoridades pecan ahora en este punto de un modo indecible; el diablo persigue aqui un fin cruel 15, Finalmente, ya que la tirania del papa esta abolida [la gente} no quiere ir mas al sacramento y lo desprecian, Aqui ox necosario insistir, pero de tal manera que [se entienda que] nosolros no de- bemos obligar a nadie a la fe o al sacramento, ni detorminar tam- poco leyes, tiempos 0 lugares. Pero debemos predicar, dv un modo tal que ellos mismos se vean impulsados sin nuestra ley y que sean ellos misiaos precisamente los que nos obliguen a nosolvon, pastores, a administrar el sacramento. Lo cual se logra al decirles: quien no busca o anhela el sacramento unas cuatro veces como minimo al afio, debe temerse que desprecie e] sacramento y no sea crisliano, de la misma forma que no es cristiano el que no cree o escucha cl evange- lio, pues Cristo no dijo “dejad esto” o “despreciad esto”, sino “haced esto todas las veces que bebiereis” 48, etcétera. I quiere verdaderamente que se haga y que no se abandone y se desprecie del todo. “HACED esto”, dice él. Quien no estima altamente el sacramento, esto cs un signo de que [para él] no existe pecado, carne, demonio, mundo, muerte, __ 4 El verbo que hemos traducido como tratar es ireiben; pucde tam- bién decirse insistir 0 exhortar (como Io hace la traducciin francesa, Pag. 167). 45 Sobre este tema comparar con los eseritos de Taitero: “A los bur- gomaestres de todas las citdades de Alemania”, 1524. (WA, XV, pags. 27-53); ademéas, “Sermén para que se manden Jos nifos a la escucla”, 1580, (WA, XXX, 2, phgs, 517-588). 181 Co, 11: 25. CATECISMO MENOR 17 peligro, intierno, esto es, no cree en ninguna de estas cosas, aunque esté hundido en ellas hasta las orejas y sea doblemente del diablo. Inversamente no tiene necesidad de la gracia, de la vida, del paraiso, del reino del cielo, de Cristo, de Dios, ni de bien alguno. En efecto, si ereyese que tendria tanto mal en él y que necesitase tantos bienes, entonces no dejaria asi el sacramento, en el que se remedia tanto mal y se dan tantos bienes. No habria necesidad tampoco de obli- garlo a acudir al sacramento con ninguna ley, sino que 1 mismo se apresurarfa y correrfa oblig4ndose a si mismo y compeliéndote * a que debas administrarle el sacramento. Por eso no debes establecer aqui las leyes como el papa; explica sclamente la utilidad y el perjuicio, Ia necesidad y las ventajas, los peligros y lo saludable 8 que hay cn este sacramento, y asi vendran por si mismos sin que Jos obligues. Pero, si no vienen, abandénalos a su suerte y diles que pertenecen al diablo, puesto que no sienten ni estiman su gran necesidad y la asistencia bondadosa ! de Dios. Si no aetiias asi o estableces una ley y un veneno, es tu culpa que despre- cien el sacramento. ~Cémo no han de ser negligentes, cuando ti duer- mes 0 callas? ;Repatad bien en esto, pastores y predicadores! uestra funcién®° ha legado a ser una cosa distinta de lo fue bajo el papado; es ahora algo serio y saludable?!. Por ¢so im- plica muchas fatigas y trabajo, peligros y tentaciones y, ademés, peca retribucién y agradecimiento en el mundo. Sin embargo, Cristo mismo quiere ser nuestra retribucién, siempre que trabajemos fiel- mente. jQue el Padre de todas las gracias nos socorra! jQue sea alabado y glorificado por los siglos de los siglos, por Cristo, nuestro Sefior! Amén. LOS DIEZ MANDAMIENTOS Cémo un jefe de familia debe ensefiarlos en forma muy sencilla a Jos de su casa. 47 Es decir, a ti, al pastor. 18 Heil, en’el original, nos parece que tiene que ver con salvacién; por eso, lo hemos traducido por “saludables”. En la traduccién francesa encontramos détivrance (pag. 168). 1 En el original: ...gnddige Hiilfe.... Hemos traducido “asistencia ondadosa”. Literalmente seria: “asistencia de gracia o graciosa”. 20 En el original: Ampt. 21 En el original: heilsam. “Saludable”, en el sentido de que de & depende Ja salvacién. Asi se traduce libremente en francés: ...dont le salut dépend... (pag. 168). En la traduccién inglesa vemos la misma insistencia con mayor libertad en la traduccién: ...of grace and salva- tion... (pag. 341). 18 OBRAS DE MARTIN LUTERO El Primer Mandamiento NO TENDRAS DIOSES AJENOS {Qué quiere decir esto? Respuesta: Més que a todas las cosas debemos temer y amar a Dios y confiar en él. El Segundo Mandamiento NO USARAS EL NOMBRE DE TU DIOS EN VANO {Qué quiere decir esto? Respuesta: Debemos temer y amar a Dios de modo que no uscmos su nombre para maldecir, jurar, hechizar, mentir o engafar, sino que Jo invo- quemos en todas las necesidades, lo adoremos, alabemos y ie demos gracias. El Tercer Mandamiento SANTIFICARAS EL DiA DE REPOSO éQué quiere decir esto? Respuesta: Debemos temer y amar a Dios de modo que no despreciemos la pre- dicacién y su palabra, sino que la consideremos santa, 1a oigamos y aprendamos con gusto. El Cuarto Mandamiento HONRARAS A TU PADRE Y A TU MADRE

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