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1.

- Introducción a las desviaciones proximo-distales:

La banda coronaria abraza a la articulación P2-P3-NB y tiene una inclinación de aproximadamente unos 30º (en relación al plano solear).
Cuando la caja córnea se encuentra en un estado saludable, resulta estar íntimamente unida a las estructuras internas, recubriéndolas por tanto,
como un guante formado a base de queratina. En esta situación, el rodete coronario epidérmico, se encuentra a la misma altura que la banda
coronaria dérmica y por tanto, abrazará a la articulación P2-P3-NB y tendrá una inclinación aproximada de unos 30º.

En esta imagen (cortesía de Kc Lapierre) podemos observar una disección de un pie equino
en la que se muestra el corion perióplico, coronario, parietal, terminal, solear y de la ranilla.
Así como también su relación con la tapa (la cual está siendo extraída).

En la fotografía de la derecha (cortesía de Pete Ramey) podemos observar como el


rodete coronario epidérmico (rojo), se encuentra a la misma altura que la banda
coronaria dérmica (amarillo) y ligeramente por encima (proximalmente) del proceso
extensor de la P3 (distancia entre las 2 lineas verdes).

En esta imagen (cortesía de la AANHCP)


podemos ver la fotografía y la correspondiente
radiografía del pie de un mustang salvaje
residente en una zona semidesértica de los
USA.

En la radiografía, podemos apreciar que el


proceso extensor de la P3 se encuentra un
poco por debajo de la porción más proximal
del rodete coronario epidérmico.

Cuando la unión dermato-epidérmica (unión entre el corion y la caja córnea) se ve afectada, comprometida, debilitada... Por alguna de las
razones que explicaremos más adelante, la caja córnea se desplaza en relación a las estructuras internas y es entonces cuando puede aparecer
una desviación proximo-distal (mal llamada descenso, hundimiento o rotación de la P355).

En este tipo de desviaciones podremos observar;

– Una caja córnea “larga” (la longitud de la muralla a nivel de las pinzas
supera los 9 cm)

– Un rodete coronario epidérmico, con una inclinación inferior a los 30º


(puede llegar a acercarse mucho a los 0º) y con presencia de curvas de
tensión más o menos pronunciadas.

– Una suela plana (la altura máxima de la bóveda solear, marcada por el
surco colateral central es inferior a los 1,5cm) y delgada (grosor
inferior a 1 cm).

– En una radiografía latero-medial, podremos ver como el surco de la


corona o rodete coronario epidérmico, está desplazado proximalmente,
quedando muy por encima del proceso extensor de la P3.
Imagen (cortesía de Pete Ramey) de desviación proximo-distal

55 Decimos que llamar a la desviación proximo-distal descenso de la P3 es incorrecto ya que la cadena de huesos no puede cambiar de posición y por tanto
no puede cambiar su relación con la caja córnea o casco. Lo que ocurre realmente es lo inverso, ya que es la caja córnea (el guante) la que cambia su
posición y por tanto su relación con la dermis que recubre las estructuras óseas.
2.- Las causas que terminan provocando la desviación proximo-distal:

Las causas primarias pueden ser muy diversas (presencia de herradura, herraje incorrecto, recorte incorrecto, alteraciones de la marcha,
dolor en la porción caudal del pie, déficit mineral y/o vitamínico, exceso de carbohidratos en la dieta, enfermedades metabólicas como el
cushing o la diabetes...), pero todas estas causas primarias, que se pueden dar juntas o por separado, terminan provocando una alteración y
inflamación de las láminas parietales (laminitis) y por ende la debilitación de la unión dermato-epidérmica que actúa como la causa
secundaria y desencadenante del proceso de desviación proximo-distal.

Esta laminitis, puede aparecer de una manera;

– Aguda (puntual y extremadamente dolorosa), causando una desviación proximo-distal muy rápida (en cuestión de horas), que conocemos
coloquialmente con el nombre de enfosura.

– Crónica (repetida en el tiempo y generalmente asintomática), causando una desviación proximo-distal muy lenta (en cuestión de años).
Este proceso, muchas veces se entiende por los herradores como una consecuencia inevitable que aparece en los caballos cuando llevan
muchos años herrándose (esta desviación es especialmente típica de los caballos de salto).

Como ya han demostrado los estudios de los doctores Chris


Pollit y Robert Bowker, la unión dermato-epidérmica no está
diseñada para cargar peso, sino que las estructuras diseñadas
para este fin son la suela, las barras, la ranilla y los talones. Con
el uso de la herradura lo que hacemos es causar una carga
periférica (peripheral loading) lo cual provoca que durante la
fase de carga, la fuerza de reacción generada por el suelo y de
sentido ascendente, sea transmitida a la muralla que se
desplazará proximalmente, mientras que la cadena de huesos
transmite la fuerza de sentido descendente generada por el peso
del caballo (debemos añadirle el peso del jinete, de la
montura... y la fuerza del impacto la cual variará según la
velocidad de la marcha, si se trata de un salto, si la marcha está
alterada y el caballo pisa con las puntas...) a la suela,
provocando un fuerte estrés en la unión dermato-epidérmica.

3.- Las consecuencias de la desviación proximo-distal:

Aunque no se le suele hacer demasiado caso a este tipo de deformaciones ya que se entienden como algo inevitable e irremediable por el
“mundo del herraje” (aunque son totalmente recuperables gracias a los nuevos conocimientos aportados por la podología equina) son la
causa de muchas cojeras y muchas patologías musculo esqueléticas (tendinitis, osificaciones de cartílagos laterales, artritis, osteoporosis de
la P3, dolores de dorso...) ya que la pérdida o la alteración de la relación entre las estructuras internas y las externas provocan que el
mecanismo de absorción y aprovechamiento de la energía generada durante el impacto no funcione correctamente.

4.- Como evitar la aparición de la desviación proximo-distal:

Para evitar que este tipo de desviación se produzca, debemos;

– Mantener el caballo en un ambiente óptimo (mucho movimiento, dieta correcta, suelos de diferente rugosidad...)

– Mantener el caballo desherrado de manera constante o periódica (al finalizar la campaña de competición)

– Mantener un cuidado de los pies regular (cada 4 semanas si va desherrado o cada 6 si va herrado)

Referencias:

– Kc La Pierre - Deformed hoof Syndrome


– Chris Pollit - Atlas del pie del caballo
– Pete Ramey – Reversing the descend of the P3

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