I. Movimientos sociales y
representaci6n politica
democratica
uualidades bajo las cuales la sociedad participa
interés general. Es decir, de la forma como opera la relacién gobernan
rmandas sociales, de manera que cuando éstas se convierten en decisio-
nes por los representantes electos, sean asumidasen conformidad por et
Conjunto de la sociedad. En ese sentido, ;son los movimientos sociale
ftica de paticipacién social” Si los movimientos so
ciales no son grupos de presién o grupos de in
formarse en partidos politicos, zeus es el limite de (olerancia del poder
politico
E
cl despliegue de su capacidad de presisn’?
apitulo busca ofrecer un acercamiento preliminar a esta
problemética. El propésito se limita a realizar una somera
revisién de los conceptos empleaclos camo ¢je del estudio: movimien
tos sociales y representacién politica democritica, asf como a recono-
cer el perfil del proceso de representacién en nuestro patsMovimientos sociales, una aproxi)
Existe una gran diversidad en las modalidades que ha adoptado el
Jar cuenta de luchas populares significativas por sus reivindicaciones
fectos en ta opinién publi
El estudio de los movimientos sociales en México recibié un e
1aordinario impulso desde los afios setenta, urgido por la necesi
dad de atender un fenémeno emergente y que comenzé a conver
Jo los vacios dejados por las organizaciones oficiales o rompiendo
las trabas que éstas les opontan (p. 2
Como consecuencia de dichos esfuerzos se plante6 Ia pertinencia
de distinguir estos procesos en tres grandes grupos diferenciados er
imientos sociales, constituidos en términos de luchas reivindicativas
de nizaciGn partidaria, dif
pular; un segundo grupo re cos, ide
os po
ceados con las luchas por el poder, vinculados a los partidos politicos y
sindnimo de movimientos reivindicativos y sectoriales,
Estos criterios pronto mostraron no ser operativos para referit Ia
emengencia durante los afios ochenta de nuevas formas de accién co.
lectiva, Surgié entonces un interesante debate en el que se cuestioné
ertinencia de mantener como criterio valido de clasificacién la sepa
icin entre lo politico y lo social." En México, el debate tenfa ademas
petencia electoral (Olvera, 2002),
elorden tedrico, sin que se establecieran puentes firms
centre ambas orientaciones
LLa obra de Sydney Tarrow (1997) se ubica en el intento de cons:
que el estudio de los movimientos no puede Tlevarse a cabo al margen
del andlisis de las causas de la aparicién de éstos ni de las politicas ins
titueionales que los rodean,
Enese sentido Tarrow considera que “el acto irreductible que sub-
yace a todos los movimient
s sociales y revoluciones es la accics
lectiva contenciosa”, es decir, de acciones que son Ilevadas a cabo por
L Lacompilacién de Muro y Canto (1991),es un ejemplo deestadiscusién,
{que enotras partes del mundo también tuvo lugar, como ejempliica la pu
blicacién de C. Offe (19%
(2000), entre otras
8), 0 la de Joe Foweraker y Tod Landmannombre de teivindicaciones nuevas o no aceptadas y que se condue
acci6n colectiva, indica Tarrow, da lugar a movimientos sociales
‘cuando los actores sociales conciertan sus acciones en torno a aspira
ciones comunesen secuencias mantenidas de interaccién con sus opo
nentes o las autoridades’
Por ello, define los movimientos sociales como “desaffos colecti
1s planteados por personas que comparten objetivos comunes y soli
daridad en tna interaceién mantenida con las elites, los oponentes y
las autoridades” (Tarrow, 1997, p. 21)
Laposibilidad de mantener vigente la acciGn colectiva contencioss
de acuerdo al planteamiento de Tarrow, se encuentra directamente vin-
caulada con la generacién de incentivos gracias a los “cambios en la es-
tructura de oportunidades politicas”. La posibilidad de obtener ventajas
Je es0s cambios en la estructura de oportunidades polfticas es general
‘mente el Ginico recurso del que disponen quienes se vineulan en torno a
‘un movimiento, creando identidades colectivas. Asf,“lamagnitud y du
racién de (las acciones colectivas) depende de la movilizacién de la
gente a través de las redk
sociales y en torno a simbolos idemtificables
extraidos de marcos culturales de significado” (Tarrow, 1997, p. 25).
En este sentido, Jos movimientos sociales se cohesionan sobre la
base de solidaridades que se generan en funcién
proyecto que de-
fienden,y se sostienen en funciGn de la capacidad que de
pliegan para
interpelarel orden establecido, generando nuevas vias para atender la
solucién de demandas que no son atendidas por formas institucionales
de participacién politica: partidos politicos, asociaciones polticas,
grupos de interés o de presién,
Los movimientos sociales trascienden a la opinin publica en vit
uid de que, como afirma Claus Offe
Reivindican ser reconocides como actores politicos por la comu:
nidad amplia —aunque sus formas de accién no disfruten de una
legitimacién conferida por instituciones sociales establecidas
Yy que apuntan a objetivos euya consecucién tendri efectos que
afectarfan a a sociedad en su conjunto mas que al mismo grupo
jolamente (Ole, 1998, p. 176)
Desde la opini6n publica los movimiento:
ca, entendido como espacio donde se inte
cambian y confrontan los discursos contradictorios en torno al queha
cer paiblico, seleccionando y jerarquizando la agenda pilblica (Wolton,
995 y 1998). Su eapacidad de influir en los asuntos pablicos, se apoy!
desde este punto de vista, en la generacién de opiniGn pablica, mi
dianteel ejercicio de lacritica, la movilizacién y elconvencimiento,
Es poreello que tos procesos de accin colectiva contenciosa resu
an relevantes como formas de participacién ciudadana capaces de in
fluir en la definicién de las potiticas pablicas y en el ba
ee (aceoun
tability) de su ejecucién
influencia que buscan ejercer los movimiento:
labor parlamentaria refleja una paradoja: en las democracias c
poréneas, los responsables de estructurar la voluntad politica del pc
blo, son constitucionalmente fos partidos politicos. Son éstos quienes
deben recoger la voluntad colectiva y a través de los representantes
populares, las mas de las veces vinculados con sus estructuras, expre
sarla voz ciudadana. Pero, al mismo tiempo, a funcién de los partidos
politicos dista mucho de haber resuelto la vinculacién entre ciudada-
ros y Estado, o siquiera favorecer Ia participacién politica,En estricto sentido, en un sistema democritico, las demandas so-
ciales, debfan ser canalizadas a través de los partidos politicos y absor-
icticas de Ia politica de competencia entre estos. No
obstante, la tendenci
yeralizada ha sido la inversa; los partidos han
ido a Ia zaga de las demandas sociales.
EI surgimiento de diversos movimientos sociales, que generan
pricticas y procedimientos de participacién y representacién politic
alternativos, son una de Jas manifestaciones de este debilitamiento de
la vida partidista, en Ia que México no es la exeepe
\demds debe enfrentarse el reto de construir con esa premisa, un siste-
ma de partidos y de representaci6n demiocratico,
Mientras los partidos politicos se alejan de su funcién central (for
mar la voluntad politica del pueblo), dectinando como “forma domi
nnante de participacién de las masas”, los movimientos sociales no pre
tenden ocupar ese espacio de m iucadanos y Estado
(Offe, 1988), cuando més, en ciertas coyunturas tienden a vincularse a
los partidos y funcionar como fuerza social de apoyo, sirviéndose a la
vez de éstos con el fin de reforzar su capacidad de influencia
Movimientos sociales y esfera de representacidn politica son tér
minos que parecen ser excluyentes. Ms aun, el primero supone las
debilidades del segundo. Procesos politicos como los que desatan los
Hamados “movimientos sociales”, ponen en entredicho la calidad y al-
cances del proceso demoeritico y enese sentido, de la calidad de la re
presentacién de los intereses de Ia sociedad.
Estas formas de “accitin colectiva contenciosa”, como las denomi-
na Sidney Tarrow (1997), expresan los “limites” con que acceden a la
politica expresiones ciududanas que se asumen como marginadas del
quehacer nacional y cobran fuerza al aprovechar los cambios que
6
acontecen en la estructura de oportunidade
s politicas, Cuando se em
plean estos recursos de participacisn politica articulada al margen d
smandas adquieren legitimich
ccapaces de cuestionar la misma capacidad de los representantes para
regar las preferencias de los ciudadanos y, sobre todo, traducirlasen
politicas puiblicas que respondan al interés general
institucionales para la participacién
politica en el debate de lo pitblico. Y es que la participacién politica
democritica no se detiene en el ejercicio del voto y en la garantia de
‘mediante Jos cuales tiene lugar el control de las decisiones que dichos
representantes toman, La debilidad o carencia de estos mecanismos
obstaculiza la construccién de la representacién demweritica,
Representacién politica,
mis all de la eleccién
La representacién politica, supone el cumplimiento de una serie
de funciones que traducen las relaciones entre gobe berna:
dos, entre las cuales cabe destacar lade articular las demands ¢ inte
sprarlas, de manera que las decisiones tomadas por los representantes
electos sean asumidas por el conjunto de la sociedad, Pero, si bien la
democracia representativa no es un régimen en el que los gobernantes
cestin rigurosamente obligados a poner en ejecucidn los deseos de los
gohernadlos, no obstante, tampoco pueden actuar al margen de éstos,Laeleccién regular de los
berantes, propia de las demoeracias re-
resentativas, permite la expresién de sanciGn o aprobacién sobre Ia
actuacién de los representantes y por tanto los compromete a que se
conduzcan en funcién del interés de los gobernados. En este sentido,
la saneién electoral 0 “el juicio retrospectivo de los electores”, como
lo denomina Manin (1997), funciona como mecanismo a tavés del
nual Ios gobernads ¢jercen una influencia real sobre la politica dec
dida por los
jonan para que éstos actien en funcidn
de sus intereses,
Sin embargo, en la medida en que el representado mantiene la titu
laridad de la relacién de representacién demoeritica, se requieren
ademas del acto electoral— otros mecanismos de control mediante
los cuales, de manera permanente, se asegure que el representan
Jeba responder responsablemente sobre su funcién, La deliberacién
ptiblica es un medio para garantizar esa responsabilida:
Por su caricter plural y diverso, lains
je representaciGn det
producir acuerdos, integrar y hacer converger voluntades diversas
Por ello Manin resume el principio del gobierno representative como
aque! donde una medida cualquiera puede adquirir valor de decisiéin
sélo si ha co al término de
tuna discusiGn, Pero el dial
democritico supone la posibilidad de
que opiniones diversas no solamente se confronten, sino también, de
la
que como resultado del mismo, se transformen, Cabe sefialar que
deliberacisn piblica tampoco se restringe al debate que tiene lugar
wel
‘epresentantes. Por el contrario, supone un proceso en que in-
tervienen tanto representantes como representados, No obstante, la
realidad parece contradecir esta certeza
Por su parte, Habermas (1999) critica
las visiones limitadas de la
democracia en las que prevalece la idea de que se trata de un proceso
que sirve para pro
amar al Estado (como aparato de la administr
cin pablica) en interés de la sociedad (como interrelacién entre los
privados y su trabajo social estructurado en términos de la economfa
de mercado), “concepcisn liberal”, o que plantean que se trata de un
roceso quee adem de servir para mediar entre Estado y socie
lad, sir
/e para formar la voluntad politica-consenso de la mayorfa, recono-
ciendo e int
indo los derechos sustantivos de las minorfas “concep
cin republicana’, y enfatiza en la que denomina “concepeidn delibe
rativa” de la democra
toma de resoluciones. Requiere ser un proceso que ade
acuerdos de intereses a partir de la negociacién mediante pluralida
de formas de comunicacién en las que se configura una voluntad co
niin; parlamento y esfera politica de la opini6n pitblica; no solo entre
representantes sino entre éstos y la sociedad civil las voces organiza
das de la sociedad,
Esta concepeién tiene como supuesto que los ciudadanos cuenten
con oportunidades apropiadas y equitativas para expresar sus prefe
renciasrespecto ala soluci6n finalmente adoptaca y expresarlas razo-
nes que los llevan a suscribir una soluci6n en lugar de otra, pero tam
bién para incorporar temas al programa de acciGn —formar la agenda y