Professional Documents
Culture Documents
Un día un intérprete judío se acercó a Jesús. Era un estudioso de la Ley de Moisés que
pasó su vida en las sinagogas interpretándola y enseñándola. Este sincero buscador de la
verdad puso a prueba a Jesús, buscando una revelación magistral del Maestro: “¿Haciendo
que cosa heredaré la vida eterna?” - preguntó, y obtuvo dos respuestas: 1) Ama a Dios y
2) Ama al prójimo.
Pero nuevamente pregunta al maestro: “¿Y quién es mi prójimo?” A lo que Jesús contesta
con una parábola, dejando en claro que el amor al prójimo es la más grande prueba de
que nuestro cristianismo es verdadero.
“El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el
Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo…” A lo que un escriba respondió: “Bien, Maestro, verdad has dicho,
que uno es Dios, y no hay otro fuera de él; y el amarle con todo el corazón,
con todo el entendimiento, con toda el alma, y con todas las fuerzas, y amar
al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios”
(Marcos 12:29-34)
III. EL QUE AMA A LOS DEMÁS DA SIN ESPERAR NADA A CAMBIO. (Lucas
10:34-37)
Una de las más grandes muestras de que una persona es cristiana es “dar sin
esperar nada a cambio”. El Samaritano es ejemplo de misericordia y de
cristianismo porque invirtió vino, aceite, tiempo para llevarlo al mesón y hasta
dispuesto a usar su dinero si era necesario.
A. Amar es invertir.
Vio al hombre herido al lado del camino, y no fue indiferente ni duro ante
las cosas crueles y males en la vida. No seas indiferente a la necesidad de
los otros
*Adaptado del sermón “La prueba más grande de nuestro Cristianismo” por Pastor Hemel Jiménez.
Junio 14, 2009