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ENVIADOS

Guión: HUGO ROCCA

DIRECCIÓN: DANIEL RIERA

PRODUCCIÓN GENERAL:
ROCCAH-RIERA

1
Nada es lo que aparenta ser.

San Thiago Unijo


Bolivia-1935

2
Interior- Casa- NoChe

Un sofá, una mesita, una lámpara de pie, un televisor encendido.


Entra un gordo en camiseta, bermuda floreada, escarpines,
chancletas.
Lleva un plato con salamín y queso, una tabla y una cuchilla. Luego
trae una botella de vino y se sienta en un sillón, con la intención de
ver un partido de fútbol. Golpean la puerta. El gordo refunfuña y se
levanta. Abre la puerta y un hombre vestido de negro le apunta con
un revólver.

VISITANTE
¡No grites porque te quemo! ¡Entrá!

Argueyo retrocede, confundido, asustado.

VISITANTE
¡Sentate!

ARGUEYO
¿Qué querés? Plata, no tengo…

VISITANTE
Cerrá el pico.

El visitante gira alrededor del sillón, apuntándole.

VISITANTE
Vos, tenes una deuda pendiente conmigo.

ARGUEYO
¿Deuda? ¿De qué?

VISITANTE
¿Dogomar Argueyo?

ARGUEYO
(Afirma con la cabeza)

VISITANTE
Treinta y ocho años, electricista, divorciado,
un hijo de seis años…

ARGUEYO
(Afirma con la cabeza)

VISITANTE
Entonces, sos vos.

3
ARGUEYO
No entiendo un carajo. ¿De donde me
conoces?

VISITANTE
Te conozco desde que tenes uso de razón.

ARGUEYO
¿Lo qué?

VISITANTE
Bueno. Desde que tenes uso de razón es una
forma de decir. Porque la verdad que a vos la
cabeza nunca te dio para mucho.

ARGUEYO
(Amaga pararse) Para flaco. Te metes en mi
casa como si me conocieras de toda la vida y
encima me relajas.

VISITANTE
¡Sentate! (gira alrededor del sillón). Vine a
buscar… (mira entre unos libros, justamente
uno de ellos dice lo que le va a decir) la
Memoria de tu Corazón.

El dedo se mueve sobre el gatillo. Relojes en primer plano, ruido de


los mismos in crescendo. Imagen del dedo en el gatillo. Cara de
Argueyo sudando. Cara del visitante sórdida, inescrupulosa. El gatillo
se dispara y un chorro de agua lava la cara de Argueyo. El visitante
ríe, amplificadamente. Argueyo transforma su cara en una expresión
de furia. Se levanta, lleno de ira.

ARGUEYO
¡Marcaste, hijo de puta!

El cuchillo salta de la mesa en dirección a la cara de Argueyo y


tiembla frente a su entrecejo. La mano del visitante lo retira, riendo
burlonamente y lo deposita encima de la mesa.

VISITANTE
(Lo señala) Pero si vos me llamaste. Solo soy
la consecuencia, de tus bajos instintos.

ARGUEYO
(Cae al sofá) No entiendo nada. Esto es un
sueño. ¿Me esta pasando a mi?

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VISITANTE
Si. Te esta pasando a vos. O pensabas que la
impunidad iba a durar para siempre. Nein.

ARGUEYO
Yo no le hice mal a nadie.

VISITANTE
(Cara de pucheritos) Yo no le hice mal a nadie.

ARGUEYO
¿De que se me acusa?

5
VISITANTE
(Vestido como un dictador) Se te acusa
(soldado lo acompaña con un redoblante, el
abre un manuscrito) de actuar continuamente
en tu propio favor, sin tomar en cuenta en lo
más mínimo las necesidades de los demás.
(Susurro irónico al oído de Argueyo) ¿Te
acordas aquella noche que te comiste aquella
barra de chocolate suizo? (Argueyo se
relame). Un kilo de chocolate suizo, con
almendras y avellanas. ¿Te acordas? Esa barra
era para compartir con tu mujer y con tu hijo.
Pero vos, incapaz de contener tu voracidad, te
la comiste en cinco minutos.

ARGUEYO
El chocolate siempre fue mi debilidad.

La cámara se interna en una cocina. Encuentra a una mujer lavando


platos, con un delantal y finísima lencería negra.

VISITANTE
Igual que los tallarines con pesto, o las
milanesas con papas fritas. Tu pobre mujer se
pasaba fritando dos horas seguidas porque
vos nunca le dabas tiempo de llenar la
bandeja.

ARGUEYO
¡Mi pobre mujer! Si supieras que…

6
MUJER
¿Qué? ¿Qué me fui con el pizzero del bar de la
esquina? ¿Y? Si no solo me convertiste en una
esclava a tu servicio sino que además, me
condenaste, al exilio sexual. Porque tu
abdomen (se lo toca), te impedía entrar en mí.

VISITANTE
¿Miento, Argueyo?

ARGUEYO
¿Cómo sabes tanto de mi vida? ¿Es un
gualicho esto? Bueno, ya que aparentemente
sabes tanto de mi vida, no me vas a negar
que mi mujer en la cama era una momia.

MUJER
(Tirada en la Cama, el pizzero echando salsa
en su cuerpo) El pizzero no opina lo mismo.

ARGUEYO
El pizzero es un pobre desgraciado que nunca
tuvo una mina.

VISITANTE
¿Y vos la tuviste? Porque tener un objeto móvil
a tu servicio no es lo mismo que compartir.

ARGUEYO
Le di un hogar, un apellido. La Gladis, no era
nadie antes de conocerme a mí.

VISITANTE
¿Y vos que eras? Un gordito al pedo que los
sábados dejaba la guita en los quilombos, y
los domingos se iba como un pelotudo a gritar
a la barra de la Ámsterdam.

ARGUEYO
¡Peñarol es lo más grande que hay!

Ruido asordinado de barra brava.

VISITANTE
¿Más grande incluso que tu concepto de
familia? A ver, decime. Porque nunca más
llevaste al estadio a Felipe.

ARGUEYO

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Y… es un niño… no entiende nada… se
aburre.

VISITANTE
¿Será esa la razón? ¿No será porque se comía
tres chorizos por partido?

ARGUEYO
¡Yo nunca se los negué!

VISITANTE
Es cierto. Pero ahora que no lo llevás, vos te
comes seis.

ARGUEYO
Y… es la ansiedad. Viste que el manya no
anda bien.

VISITANTE
(Imperativo) El que nunca anduvo bien…
fuiste vos. Sos lo que se dice un gordo al
pedo.

ARGUEYO
(Señalándolo con el dedo) ¡Mira que no te dí
confianza para que me hables así!

VISITANTE
Un Cabeza de mosca, adentro de una bolsa de
mierda.

Argueyo toma el cuchillo de la mesa, avanza hasta el visitante que le


da la espalda y juega con una víbora que sale de la manga de su
campera,
cuándo el gordo se acerca. Argueyo cae arrodillado, cómo atacado
por una fuerza invisible, mientras el visitante sigue haciendo conjuros
con el reptil.
Sin poder evitarlo el cuchillo se clava en medio de su mano. Argueyo
da un grito desgarrador. El visitante gira lentamente, con mirada
cínica, le saca el cuchillo de la mano y le lame la herida. Al instante la
sangre desaparece. Argueyo se mira la mano, curada, confundido y
se deja caer, derrotado, en el sillón.

ARGUEYO
¿Qué querés de mí?

VISITANTE
(Crístico, abriendo los brazos, entre luces
rojas) Tu alma…

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ARGUEYO
¿Para qué? ¿Para qué queres mi alma?

VISITANTE
(Saca una lima de uñas y gira alrededor del
sofá) Así cómo hay personas que coleccionan
sellos o latitas de Cerveza, yo soy
coleccionista de almas. Es un hobby que tengo
desde la época en que crucificaron al barbudo.

ARGUEYO
¿Jesús?

VISITANTE
(Escupe) Creo que así le decían…

ARGUEYO
(Abre los ojos, se rasca la cabeza, luego juega
al irónico) Para… ahora también me vas a
hacer creer que sos un vampiro.

VISITANTE
¿Un vampiro? ¡Mi Dios! (gesto arrepentido)
Mira las cosas que me haces decir. Hay pocas
cosas que me gustan más que la sangre… el
néctar de la eternidad.

ARGUEYO
Y… ¿Qué haces con… las almas?

VISITANTE
Lo mismo que vos con las tabletas de
chocolate…

ARGUEYO
No entiendo…

VISITANTE
¡Me las trago!

ARGUEYO
Y… ¿se quejan cuándo las masticas?

VISITANTE
Según. Hay almas que se me entregan
gustosas. Esas no sufren, disfrutan. Hay otras

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que no quieren entregarse. Esas si que sufren
bastante.

ARGUEYO
O sea que a mi me va a doler. Siempre fui
medio cagón para el tema de las inyecciones,
o para sacarme sangre. Y esto me parece
que… debe ser algo parecido.

VISITANTE
(Iracundo) Pero mira las comparaciones que
haces. Después te digo que sos un gordo al
pedo y te calentas. Sos un gordo vejiga. Y
mañana a esta hora, te llevo conmigo.

ARGUEYO
¿Mañana? ¿Tan pronto? Decime ¿No me podes
estirar el plazo… una semanita más? Una
semanita… hay algunas cosas que me
gustaría dejar resueltas…

VISITANTE
¿Ah si? ¿Cómo qué?

ARGUEYO
Dedicarle un par de días a Felipe…

VISITANTE
¡Mirá! De repente te pintó el amor por tu
hijo…
Sos un fenómeno.

ARGUEYO
Siempre lo quise. Lo que pasa que a veces soy
poco demostrativo.

VISITANTE
Cuándo estas en la Ámsterdam no lo parece.

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ARGUEYO
¡Que tenes contra Peñarol! ¡Que tenes! Al final
voy a pensar que sos bolso…

(Ruido de hinchada de fútbol)

VISITANTE
El fútbol me aburre. Veintidós tipos corriendo
atrás de una pelota. Por favor. Prefiero
mirarlos a ustedes, saltando todo el partido
como pelotudos.

ARGUEYO
Ahhhhh… así que vos también vas al estadio…

VISITANTE
Y si ustedes me invocan…

ARGUEYO
Yo es la primera vez que te veo… pero sabes
una cosa.

VISITANTE
(Se acerca) Decime…

ARGUEYO
Me estas empezando a caer simpático…

VISITANTE
¿Muá?

ARGUEYO
Si… en serio. No te ofendas… me pareces un
poco raro, medio misterioso ¿viste? Pero todos
tenemos algún defecto… ¿Te tomas un vasito
de vino?

VISITANTE
Bueno… voy a probarlo…

ARGUEYO
Y prendele cartucho al salamín y al queso…

VISITANTE
(Asiente con la cabeza)

Argueyo da vueltas en la sala mientras el Enviado prueba el vino, el


queso y el salmón. Amaga decir algo pero se contiene. Finalmente lo
hace.

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ARGUEYO
Tengo curiosidad por saber una cosa…

VISITANTE
Decime…

ARGUEYO
Vos… ¿Sos bolso?

VISITANTE
(Escupe el vino) ¡Tas loco Argueyo! ¡Tas loco!
(Saca lentamente de entre sus ropas una
camiseta de Peñarol, mientras la cara del
gordo es un poema)

ARGUEYO
¡Ya me parecía que tenías cara de inteligente!
(Cae arrodillado frente a la camiseta y la besa)

VISITANTE
¿Te gusta?

ARGUEYO
(Al borde de las lágrimas) ¿Si me gusta? ¡Esto
es lo máximo, loco! (Besa la camiseta)

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VISITANTE
Es tuya…

ARGUEYO
¿Qué decís?

VISITANTE
Que te la regalo…

ARGUEYO
Fa, loco… me muero. ¡Me muero de la
emoción! Vení, sentate conmigo a ver el
partido. Es brava hoy en La Bombonera…

ENVIADO
(Se sienta en el respaldo del sofá) Pero no
imposible…

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ACTO 2

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INTERIOR- APARTAMENTO- NOCHE

Bernardo entra a su casa. Tira la campera encima de un sillón. Pone


música. Luego abre una cajita de fósforos. Saca medio porro. Lo
enciende. Fuma. Cierra los ojos. Abre la heladera.
Saca dos huevos, un tomate y una Cebolla. Los pone encima del
fogón de la cocina. Vuelve a fumar. Suena el timbre. Apaga el faso, lo
mete en la caja de fósforos, hace aire Con las manos, Dice “VAAAAA”.
Prende un incienso. Camina hasta la puerta. Abre. Se encuentra con
un tipo (en adelante denominado José María) de saco marrón, corbata
amarilla, lentes de culo de botella.

JOSÉ MARÍA
¿Qué tal?

(Bernardo estira su mano instintivamente, sin entender).

JOSE MARIA
¿Te acordas que me dijiste que pasara hoy,
que a esta hora te encontraba?

BERNARDO
Si, si... me acuerdo- dice apretando su mano.
Adelante.

JOSÉ MARÍA
Permiso.

Bernardo baja un poco la música e invita a José María a sentarse.

JOSE MARIA
Permiso- redunda mientras acomoda su
cuerpo en la silla, con movimientos torpes y
rebuscados. – ¿Qué olor... raro?- agrega
respirando como un cuis.

BERNARDO
Si... es un incienso que me regaló mi madre-
intentando ser natural- Almizcle de la India.

Bernardo camina hasta la cocina.

BERNARDO
¿Querés cenar?- pregunta mientras rompe un
huevo dentro de un plato hondo.

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JOSE MARIA
No, no... muchas gracias.

BERNARDO
¿Un vasito de vino?

JOSE MARIA
Nooo, no, muchas gracias.

BERNARDO
Mirá que es bueno. Un Clarete de primera.

JOSE MARIA
No, no, gracias. No tomo alcohol.

Bernardo rompe otro huevo, los bate, les echa sal y una pizca de
pimienta. Prende la hornalla, le pone aceite al sartén, espera que
hierva y echa los huevos adentro. Pica los tomates y la media cebolla
y los tira al medio del círculo amarillo.

BERNARDO
Vos hablame nomás que yo te escucho.

Bernardo dobla el omelette por los bordes, le pone un plato arriba y


gira la sartén por el mango. Avanza hasta la mesa con el plato, los
cubiertos y la botella de Calvinor. Se sirve un vaso de vino y corta un
trozo de omelette. José María se mueve en la silla: parece nervioso.

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BERNARDO:
Hablá tranquilo, no te hagas drama que yo te
escucho- dice con la boca llena.

JOSE MARIA
(Simulacro de sonrisa).

12 segundos de silencio.

JOSE MARIA
¿Crees en Dios?

Bernardo toma un trago de vino.

BERNARDO
Creo en la existencia de algo superior...

José Maria acompaña las palabras Con una afirmación de cabeza.

JOSE MARIA
¿Conoces las sagradas escrituras?

Bernardo mastica. Luego lo mira.

BERNARDO
Si, más o menos. Me acuerdo que en el liceo
estudié una parte del Antiguo Testamento en
Literatura. Además mi abuela siempre me leía
algún salmo antes de dormir.

Los ojos de José María se agrandan un poco detrás de los lentes de


culo de botella.

JOSE MARIA
¿O sea que vienes de familia religiosa?

BERNARDO
Por parte de padre, todos católicos.

JOSE MARIA
Aahh...- mira a Bernardo como si las frases lo
asombraran. Tiene las piernas muy juntas, las
manos sobre las rodillas o esporádicamente
agarradas de la punta de la corbata.

JOSE MARIA
¿Vas seguido a la iglesia?

BERNARDO

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Para nada. A decir verdad, hace años que no
piso una iglesia.

JOSE MARIA
Que extraño... me has contado que vienes de
una familia católica y sin embargo no vas a la
iglesia. ¿Has perdido la fe?

BERNARDO
Para nada. Solo que me di cuenta de que a
Dios lo puedo encontrar en cualquier parte.

JOSE MARIA
(Sus ojos quedan rígidos un instante). ¿En
cualquier parte? (Hamaca su tórax atrás y
adelante).

BERNARDO
Si… creo que Dios está en todas partes. Su
presencia está en todas partes.

JOSE MARIA
Aahhh… Dime… ¿Te consideras una persona
feliz?

BERNARDO
De a ratos... cómo todo el mundo. ¿Y vos, sos
una persona feliz?- agrega sacándose un
pedazo de cebolla de los dientes.

JOSE MARIA
Desde que Cristo está en mi camino, soy una
persona muy feliz.

Bernardo se sirve otro poco de clarete.

JOSE MARIA
Tú… ¿no sientes una sensación de vacío en tu
interior? - respira hondo. ¿Algo así cómo que
la vida se te va y no haces nada que valga la
pena?

Bernardo toma un trago de vino y lo mira.

BERNARDO
No entiendo lo que queres decir.

José María se mueve ligeramente en la silla.

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JOSE MARIA
Si no sientes que a tu vida le falta una razón
que la justifique, una causa verdadera...

BERNARDO
La verdad que para nada. Considero que la
verdadera causa de mi vida es estar acá,
vivito y coleando.

José María mueve la cabeza con aire de filósofo ocasional.

JOSE MARIA
¿Nunca... has sentido la necesidad de
agradecer?

BERNARDO
¿Agradecer?

JOSE MARIA
Si, agradecer. Agradecer la oportunidad de
estar en este mundo.

BERNARDO
Y bueno... si es por agradecer le agradezco a
mis viejos por habérsela jugado- dice
intentando parecer cómico.

José María no ríe. Tiene los ojos estáticos, con un aire de solemnidad
mecánica.

JOSE MARIA
A quién debemos agradecer la oportunidad de
estar aquí, sobre la tierra, es a Dios.

BERNARDO
Y... según cómo lo mires.

JOSE MARIA
Dios… es algo muy sagrado...

BERNARDO
Puede ser. Cada uno lo nombra cómo quiere:
Dios, energía, Madre naturaleza…

José María se afloja el nudo de la corbata.

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JOSE MARIA
El es nuestro padre. – Continúa automatizado.
–El único que puede salvarnos, el único que
puede conducirnos por el camino de la
eternidad. Si no tomamos sus enseñanzas
cómo oportunidad de liberación, estamos
condenados a perdernos en el camino del mal.

BERNARDO
¿Queres?- le pregunta estirándole la caja de
Fiesta Ligths.

José María pone cara de haber probado una cucharada de pintura.

BERNARDO
¿Vos sabías que Cristo tuvo un mujer en
Egipto que le enseño todo lo referente a
conocimientos herméticos?- dice y enciende el
cigarrillo.

JOSE MARIA -¡¿Quéeeee!?


-dice abriendo la boca y endureciendo los ojos.

BERNARDO
Que Jesús tuvo una mujer en Egipto que le
enseño…

JOSE MARIA
¿Quién dice esa blasfemia…?

BERNARDO
No se si es blasfemia… son otras formas de
interpretar la vida de…

JOSE MARIA
Cris-to no tu-vo nin-gu-na mu-jer”- dice
opacando la voz.

Bernardo se sirve otro vaso de vino.

BERNARDO
Lo decís con una seguridad que parece que lo
hubieras vivido…

JOSE MARIA
¿Cómo puedo dudar de las sagradas
escrituras?- hace una pausa- ¿-¿Sos... de
tomar mucho?

20
BERNARDO
Según la ocasión. Los días de semana me
cuido porque si no al otro día si que no me
levanta ni Cristo- ríe auto-festejándose la
ocurrencia.

José María lo mira con ojos de lagarto atragantado.

JOSE MARIA
Eres un muchacho joven...

BERNARDO
No te creas…

JOSE MARIA
Es una lástima que hayas agarrado por ese
camino.

BERNARDO
Para un poquito… tampoco soy un alcohólico
irrecuperable. Tomo por que me gusta. Pero es
muy raro que el vino me haga perder la
conciencia.

JOSE MARIA
Eso el lo que tu crees. Pero el alcohol te va
robando la voluntad... y cuándo quieres darte
cuenta ya eres un esclavo del vicio.

BERNARDO
Hablas como si lo hubieras vivido en carne
propia...

José María baja la cabeza. Sensación de quiebre emocional.

JOSE MARIA
Lamentablemente… si.

BERNARDO
¿Le distes mucho al trago?

21
JOSE MARIA
No– dice con la mirada perdida-. Yo gracias a
Dios jamás probé una gota de alcohol.

BERNARDO
¿Y entonces?

JOSE MARIA
Mi padre- responde con la voz atragantada.
Sus ojos se tiñen de un brillo líquido. Saca un
pañuelo del bolsillo del saco.

BERNARDO
¿Hace mucho que... falleció?

JOSE MARIA
No está muerto- dice con las pupilas dilatadas-
Pero es cómo si lo estuviera ya que su espíritu
no le pertenece.

BERNARDO
¿Y…? ¿Dónde está?

JOSE MARIA
Hace tres años que está internado en Villa
Carmen.

José María hace una pausa fúnebre.

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JOSE MARIA
No me reconoce. Ni a mí, ni a mi madre- se
pone de pie. Afloja el nudo de la corbata.
Busca arcángeles en el techo. –Ve arañas que
lo persiguen.- Dibuja sus palabras con
movimientos de las manos. Sus ojos toman
una expresión alienígena. –Habla con las hijas
de Sodoma- dice bajando la voz, como si los
espíritus de las paredes pudieran escucharlo. –
Esta poseído, completamente poseído por
Lucifer.

Una lágrima le baja por la mejilla. Se quita los lentes y pasa la punta
del pañuelo por el ojo derecho. Después lo guarda en el bolsillo del
saco. Vuelve a sentarse. Se mira la punta de la corbata.

JOSE MARIA
La humanidad está completamente perdida.
Ignoran el camino para llegar a Dios...

BERNARDO
Bueno, hay muchos caminos para acercarse a
Dios...

JOSE MARIA
¡Nooo!- exclama legislativo. –¡El camino para
llegar a Dios es uno solo!

BERNARDO
¿Uno sólo? ¿Cuál?

JOSE MARIA
La oración – responde mirando con ojos
punzantes. –Orar a nuestro Señor Jesucristo
para que perdone todos nuestros pecados.

Bernardo apaga el cigarrillo.

BERNARDO
¿Vos te Consideras un tipo pecador?

JOSE MARIA
Todos somos pecadores.

BERNARDO
¿Cómo es tu nombre?

JOSE MARIA
José María.

23
BERNARDO
Mira José María, a mi me parece que para
todas las personas Dios no significa lo
mismo...

Suena el timbre. Ambas cabezas se vuelven instintivamente hacia la


puerta. Bernardo se para y abre.

CLAUDIA
¿Que hacés, guachito?- dice apretando la
mejilla de Bernardo. -¿Todo bien?

BERNARDO
Todo bien... ¿y vos?

CLAUDIA
De diez- dice enseñando los dientes. –¿Estás
con gente?

BERNARDO
Eehh, si...

CLAUDIA
¿Molesto?

BERNARDO
No, no... para nada. Pasa.

Claudia esta vestida toda de negro: una remera que no le llega al


ombligo y le destaca los pechos, calzas ajustadísimas y botas de
cuero hasta las rodillas. Un bolsito de cuero negro se integra a su
totalidad.

CLAUDIA
Mmmmmhhh… que rico olorcito- dice
cerrando los ojos, paródica.

Camina hasta donde esta José María.

CLAUDIA
Hola, Claudia- dice y le da un beso.

JOSE MARIA -Encantado, José


María- dice levantándose de la silla.

CLAUDIA

24
¿En qué andas?- pregunta Claudia. Mutila un
chicle, velozmente.

BERNARDO
Acá, super tranqui. Hablando un poco de
religión y esas cosas.

CLAUDIA
¿De queeé?- dice parando el rally de
premolares y mirando alternativamente a
cada uno.

BERNARDO
De la existencia de Dios y el camino que
conduce hasta él- dice mirando a José María-.
¿Verdad?

José María afirma apenas con la cabeza.

CLAUDIA
¡Ja... qué manga de boludos! Perdón… ¿no
tienen otra cosa que hacer?

José María esta inmóvil en la silla, con ojos de colibrí asustado; las
uñas horadando la punta de la corbata. Claudia saca un cigarrillo y lo
prende.

CLAUDIA
Bueno, tampoco se queden como si estuvieran
dibujados- dice mirándonos tres segundos a
cada uno. Luego se sienta sobre un
almohadón que esta en el suelo y apoya la
espalda contra la pared. -¿Me pasas el
cenicero?- le pide a Bernardo con voz sinuosa.

José María es una estatua de siliconas que sólo mueve los ojos.

CLAUDIA
Tengo una cosita para convidarte- dice
guiñándole un ojo a Bernardo. Luego hunde la
mano en el bolso negro de cuero. Saca un
cuadradito de papel de aluminio. –No sabes lo
que es esta merca- agrega mordiéndose el
labio inferior. Sus dedos abren el papel.

Bernardo intenta hacerle señas de que la situación no es la mejor,


nervios gestuales. La montañita blanca asoma dentro del papel de
plomo arrugado. José María respira con dificultad, los ojos como dos
huevos pintados, las uñas enterradas en la punta de la corbata.

25
CLAUDIA
¿Tenes un plato?- dice con total naturalidad.

Bernardo la mira cómo para darle a entender que la situación no es la


indicada.

CLAUDIA
¿Tenés un plato?- repite.

Bernardo la mira fijo.

CLAUDIA
¿Qué pasa?

BERNARDO
¿Y a vos que te parece?

CLAUDIA
A mi no me parece nada… ¿Por qué me miras
con esa cara?

BERNARDO
Y... ¿a vos que te parece?

CLAUDIA
No sé. No te saco.

BERNARDO
(La mira con acento militar)

CLAUDIA
¿Qué pasa, loco?

BERNARDO
Que... estás marcando bobera.

CLAUDIA
¿Me estas hablando en serio?

BERNARDO
Por supuesto- reafirma sin quitar los ojos de
los de Claudia.

Claudia se queda petrificada cuatro segundos. Luego se descuelga un


reptil de su entrecejo.

26
CLAUDIA
¿Marcando bobera?... Vengo con terrible onda
a convidarte con esta papa, me quedas
mirando con cara de culo y después me salís
con...”

José María se levanta de la silla.

JOSE MARIA
Mmme voy yendo.

BERNARDO
¿Te vas?

JOSE MARIA
Si... si. Me voy yendo.

BERNARDO
Bueno, cuándo quieras darte otra vuelta ya
sabes donde vivo...

JOSE MARIA
Si, si, gracias. -Mira a Claudia- Buenas noches.

CLAUDIA
(No contesta. Mastica su chicle a velocidad
normal, los ojos caídos en la montañita de
nieve).

Bernardo acompaña a José María hasta la puerta. Se saludan. José


María fabrica una sonrisa de conejo eléctrico y se va a velocidad
centrífuga.

CLAUDIA
¿Cuál fue, loco?

BERNARDO
¿Cuál fue con qué?

CLAUDIA
¿Cuál fue, loco? ¿Cuál fue?

BERNARDO
Decime… ¿Vos lo conocías a este pinta?
¿Sabías quién era?

CAUDIA
¿Y eso que tiene que ver?

27
BERNARDO
¿Que tiene que ver? Decíme: ¿Vos andas
siempre sacando tu paquetito de merca en
cada lugar que vas? ¿Andas con el cartelito en
la frente que dice “YO CURTO”…?

CLAUDIA
Para un poquito la historia. En cualquier lado
no. Yo pensé que el men estaba por dentro de
la historia. Llego acá y me encuentro con
terrible olor a faso…

BERNARDO
Aahhh, vos pensaste eso. Qué bárbaro. La
verdad: te felicito. Mira Claudia: a mi casa
viene todo tipo de gente. Y no todos los que
vienen están por “dentro de la historia”.

Claudia lo mira como si Bernardo fuera un insecto de la era terciaria.

CLAUDIA
¿Que te pasa, loco? ¿Estás rayado?

BERNARDO
Ponele el rótulo que quieras. Pero vos
siempre te andas haciendo la muituloca, la
mujer que está por fuera y terminas dejando
regalado a un pueblo.

Claudia cierra el paquetito de papel de aluminio, lo guarda en el


bolsito negro y se para.

CLAUDIA
Sabes qué: TIENE RAZON EL DIEGO; VOS, SOS
UN CARETA DE MIERDA– le dice soltando
escorpiones por los ojos.

Claudia abre la puerta y se va. Bernardo queda con los ojo pegados al
pestillo. Toma el último resto de clarete. Luego pone un CD de
Satriani, abre la caja de fósforos, saca el fino, se sienta en el sillón,
cierra los ojos.

28
ACTO 3

29
INTERIOR- NOCHE.- HALL DE ENTRADA DE EDIFICIO

Claudia sale de la casa de Bernardo, baja las escaleras, rápidamente.


Sale a la calle, camina. Sensación de que alguien la sigue. Dobla en
una esquina y se encuentra con un hombre que parado frente a una
vitrina se pasa una máquina eléctrica por la cabeza. No es otro que
Jose María.

CLAUDIA
¿Qué haces ahí?

JOSE MARÏA
Nada… nada.

CLAUDIA
¿Cómo que nada? Bueno, me parece que igual
te mandó Dios.

JOSE MARIA
Es cierto… ¿Tú crees en Dios?

CLAUDIA
No, no. Para nada. Pero a partir de esta noche
creo en los extraterrestres.

JOSE MARÏA
¿En los extraterrestres?

CLAUDIA
Es una forma de decir. ¿Te vas a quedar toda
la noche ahí?

JOSE MARÏA
En algún momento… pienso que me voy a ir a
mi casa.

CLAUDIA
Mira que sos raro, loco. ¿eh?

JOSE MARÍA
(No contesta, gestos estereotipados)

CLAUDIA
(Prende un cigarrillo) ¿Me acompañas hasta mi
casa y te invito a tomar algo?

30
JOSE MARÏA
Yo no tomo alcohol.

CLAUDIA
Bueno… ¿pero café tampoco tomás?

JOSE MARÏA
Muy pocas veces. Pero no demasiado cargado,
porque si no después no me puedo dormir en
toda la noche.

CLAUDIA
(Lo mira y ríe) Mirá vos… ¿Me acompañas?

JOSE MARÍA
¿Vivís muy lejos?

CLAUDIA
Acá, a una par de cuadras.

JOSE MARÏA
Si, te acompaño.

Caminan. Tomas de ellos caminando. Jose María cansado.

JOSE MARIA
¿Falta mucho?

CLAUDIA
Dos cuadras.

31
INTERIOR- NOCHE.- CASA

Entrando a la casa de Claudia.

JOSE MARIA
Con permiso…

Ella tira el bolso encima de una silla.

CLAUDIA
Ponete cómodo.

Claudia va hacia la cocina. José María se sienta en una silla. Claudia


regresa de la cocina con un plato. Se sienta, frente a la mesa. Saca el
paquetito de la cartera. Lo pone encima de la mesa, con avidez.

CLAUDIA
No sabes lo que es esta papita. Bueno… ¿pero
vos no curtís no?

JOSE MARÏA
¿eeehhhhh?

CLAUDIA
Nada. Olvidate.

Claudia saca la cédula y hace líneas en el plato. José María la mira con
cara de asombro. De pronto quedan a oscuras.

CLAUDIA
No… otra vez no. La concha de la madre. No
te puedo creer.

JOSE MARIA
¿Apagón?

CLAUDIA
Son los tapones de mierda que saltan. Todas
las noches me pasa lo mismo. No puede ser,
no puede ser. Y ahora hasta mañana que no
hable con el viejo de abajo… concha de la
madre.

Claudia va a la cocina y trae una vela. La pone encima de la mesa y la


prende, refunfuñando.

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JOSE MARÏA
Tengo un amigo que es electricista.

CLAUDIA
Notable. ¿Pero viste la hora que es?

JOSE MARÏA
Es un compañero de la Congregación. Cuándo
se trata de ayudar a alguien el tiempo no es lo
importante.

CLAUDIA
Mira.

JOSE MARÏA
Si me permitís el teléfono, lo llamo.

Claudia le pasa el celular.

JOSE MARIA
¿Perdona, pero no me podes ayudar?

Claudia toma el celular.

CLAUDIA
¿Decíme el número?

El se lo da, ella disca, luego le pasa el celular.

CLAUDIA
Está llamando.

JOSE MARIA
Hola ¿Argueyo? José María te haba. Si, José
María. Bien, muy bien, gracias a Dios.
Perdona que te moleste a esta hora, pero
estoy en casa de una persona que tiene
algunos inconvenientes con la luz y…
Si. Sí, algo de los tapones. La verdad que te lo
agradecería mucho. Si, ya te la paso.

José María le pide la dirección a Claudia, esta se la da, el se la repite a


Argueyo.

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JOSE MARÏA
Bien, bien, te esperamos, hasta luego.

Le pasa el celular a Claudia, esta lo apaga.

JOSE MARÏA
En quince minutos está acá.

CLAUDIA
Te agradezco infinitamente, loco.

34
INTERIOR- NOCHE.- CASA

Golpean la puerta. Llega Argueyo. Deja la caja de herramientas en el


suelo y saluda.

ARGUEYO
Buenas noches, Argueyo.

CLAUDIA
Hola, Claudia.

ARGUEYO
¿Se quedó sin luz?

CLAUDIA
Si… me pasa casi todas las noches.

ARGUEYO
¿Me puede decir donde esta la caja de
fusibles?

CLAUDIA
Si, veni por acá.

Argueyo abre la Caja de herramientas, saca la linterna y una par de


destornilladores. La siguen. Argueyo codea a José María en referencia
al culo de Claudia. José María lo mira con cara reprobatoria. Argueyo
se detiene frente a la caja de fusibles.

ARGUEYO
¿Me alumbras, José?

José María con la linterna apunta hacia la caja de fusibles. Argueyo va


mirando uno a uno los tapones hasta que detecta el problema y la luz
vuelve nuevamente.

CLAUDIA
Aleluya. No sabes Cuánto te lo agradezco. Es
una mierda esto. Todas las noches lo mismo.
Estoy en la cama leyendo y pum… a oscuras.
Y tengo que esperar hasta el otro día que
viene el viejo de abajo a vichar los tapones.

ARGUEYO
(Explicaciones técnicas del caso)

35
CLAUDIA
¿Se toman un cafecito?

JOSE MARÏA
Ehhh… sí. El mío que no esté muy cargado.

ARGUEYO
El mío con un chorrito de leche.

36
Vuelven a la sala. Claudia va a la cocina. Pone agua en la caldera,
Bate café en una taza, luego en otra. Argueyo le hace un gesto a José
María sobre el plato que descansa encima de la mesa. José María
pasa un dedo por encima del polvo blanco. Lleva el dedo a su boca y
lo lame. Pone cara de asco, y se pasa la lengua por los labios. Gestos.
Claudia vuelve a la sala con los dos cafecitos. Los dos hombres
agradecen.

CLAUDIA
Ahora si (enrolla un billete y lo acerca a la
línea de merca. Aspira y echa la cabeza hacia
atrás, satisfecha (efecto visual de
aceleración).

Los hombres la miran con cara de astronautas.

CLAUDIA
¿Vos querés? (mirando a Argueyo)

Argueyo está intimidado, completamente, hace que no varias veces


con la cabeza.

JOSE MARÏA
(Mirando a Argueyo) Está poseída.

CLAUDIA
¿Qué decís?

JOSE MARÏA
Que tu alma esta poseída.

CLAUDIA
Para, achica los rocanroles que por hoy ya
tuve suficiente.

JOSE MARÍA
Eres una esclava del vicio. Y no lo ves. El
demonio supo cómo conquistarte, cómo
convencerte. Y por lo visto TÚ, ya perteneces
a su equipo. ¿Verdad, Argueyo?

ARGUEYO
Ehhh… si, si.

CLAUDIA
Pará, loco. ¿Curto yo, y te pega a vos?

37
Dejate de misterios. Bastantes problemas
tengo para que me vengas a dar sermones
sobre cómo se debe vivir.

JOSE MARÏA
(Mirando a Argueyo) Está viviendo para su
propia destrucción, para la glorificación de sus
pecados. Y eso no podemos permitirlo
¿verdad, Argueyo?

ARGUEYO
(Hace un gesto de dudosa afirmación)

Se levantan los dos al unísono y se lanzan sobre Claudia. Grito


asordinado, reconvertido por la edición.

INTERIOR- NOCHE- CASA

Claudia en una silla, amordazada y atada a la misma. Se mueve


desesperadamente. En un rincón, José María y Argueyo.

JOSE MARÍA
Es el mismo caso que el hijo de Ana Inés.
Perdió la referenca. Y lamentablemente
terminan contaminando el entorno. Si los
dejamos se propagan, cómo larvas malditas.
¿No es así?

ARGUEYO
(Afirma)

JOSE MARÏA
Dame diez minutos… para pedir autorización.

José María va a la cocina. Cierra los ojos y reza, a un ángel rojo que lo
mira desde arriba. Cuándo vuelve a la sala ve que Argueyo está
tocando lascivamente a Claudia. Se queda inmóvil, con cara de
profundísima decepción. Su mirada va instintivamente a la caja de
herramientas, abierta. Ve una llave francesa. La toma y velozmente la
descarga sobre la cabeza de Argueyo.

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INTERIOR- NOCHE- CASA

Argueyo amordazado y atado a una silla, al lado de Claudia. Miradas


desesperadas de ambos.

JOSE MARÍA
(Visiblemente consternado)Hoy es una noche
de profunda decepción. Hoy es una noche de
vacío, de ausencia. Hoy la vida no vino a
visitarnos. (Mirando a Argueyo)
Tenía muchísimas esperanzas en ti, en tu
buen corazón. Pero me has defraudado. Te
has dejado llevar por el animal, por la bestia.
¿Será que el mundo se ha olvidado de Dios?
¿Será que Dios se ha olvidado de nosotros?
NO… es el hombre. Es la especie humana la
que se ha desviado por completo.
Pero yo no dejaré que el demonio haga su
trabajo con total impunidad. No puedo
permitirlo (Se ve la mano izquierda de José
Maria que abre una trincheta)

Cara de terror en las víctimas.

INTERIOR- NOCHE.- CASA DE BERNARDO

Bernardo que se levanta del sillón, cómo saliendo de una pesadilla.


Respira profunda y rápidamente. Está sobresaltado. Toma el teléfono.
Disca.

BERNARDO
¿Claudia?

CLAUDIA
(Entre sueños) ¿Quién es?

BERNARDO
Ehh… soy yo, Bernardo, disculpame. ¿Estas
bien?

CLAUDIA
¿Qué te pasa loco? ¿Cuál es contigo?

BERNARDO
Solo quería saber si estabas bien, nada más.

CLAUDIA

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Me parece que tenes que hacerte ver
hermanito.

BERNARDO
Si, tenes razón. Disculpame.

Bernardo corta el teléfono, respira, se pasa la mano por el pelo. Toma


un trago de vino de la botella. Del lado de afuera hay una toma que
muestra a una persona tocando timbre, con una trincheta que
chorrea sangre en su mano izquierda. La toma se congela con
Bernardo con la botella a dos centímetros de su cara.

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