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Hoy, son muchos los países que quisieran seguir viviendo encerrados en su
propia realidad, arraigados en sus costumbres vernáculas, porque las
encuentran buenas o porque están habituados a ellas. Ya no pueden
hacerlo ni lo podrán a volver a hacer jamás. Hoy ningún país podrá
resolver sus problemas fuera del concierto de las naciones tanto más si
ellos son de índole económica: los mas fútiles alimentos de la vida diaria
hay que buscarlos en diversas latitudes, la carne en Argentina, el café en
Colombia, el cacao en África, cereales en Estados Unidos, Flores en
Holanda etc. Etc. Es decir que cualquier error de apreciación política nos
puede conducir, y nos ha conducido muchas veces, a una tragedia
colectiva. El cambio climático puede servirnos de ejemplo irrecusable.
¿De qué medios nos podemos valer para lograr esa revolución
internacional en la que los recursos humanos, las materias primas, el
comercio y la industria y, en general, la riqueza de las naciones estén al
servicio del hombre? No hay, a mi modo de ver, sino una sola salida: La
Sociedad de Naciones. Este mundo mezquino e interesado solo puede ser
unificado dentro de un organismo donde quepan todos los Estados en
igualdad de condiciones y sin limitaciones de ninguna índole, sin dobleces,
donde no exista el voto de exclusión que permita asaltar la buena fe de los
demás como está ocurriendo hoy en la ONU. Si no somos capaces de
aceptar la democracia en su sentido más prístino jamás conseguiremos un
mundo en paz y globalizado. La democracia internacional para que exista y
pueda ser aplicada ampliamente debe tener como premisa previa la Ley,
que tiene que a su vez, estar por encima de los gobernantes, de los
gobiernos y de los gobernados, sujetando su mandato al estricto
cumplimiento de sus principios como voluntad inexcusable del
constituyente primario e impidiendo que el miedo y el terrorismo de
estado se imponga sobre la conciencia universal. Hoy ,querámoslo o no,
vivimos un mudo donde se impone la dictatocracia, es decir, la dictadura
elevada al altar de la democracia gracias a la desinformación de la
población, haciendo uso de los medios de comunicación, que orientan el
voto hacia los intereses de aviesos grupos de presión. Por todo ello es
necesario, fundamental diría yo, ampliar la participación ciudadana en las
decisiones que afecten los intereses comunales, mediante la creación de
asociaciones especificas o cabildos locales, cuyas decisiones tengan fuerza
de obligatorio cumplimiento para el ejecutivo, despejando con ello
cualquier interés foráneo y poniéndole, de contera, freno a la corrupción.
Si este paso previo se consolida, si la conciencia política ciudadana se
hace cargo de sus responsabilidades para con su futuro y el de las nuevas
generaciones, el paso al mundo globalizado se dará sin traumatismos en
el convencimiento de que la Ley estará, como debe ser, por encima de los
gobiernos, los grupos de presión y los intereses financieros.
Como hemos visto son muchas las cosas que tenemos que cambiar para
conseguir ensamblar un mundo verdaderamente globalizado. Todo está
desestructurado. Tenemos que comenzar a corregir las cargas desde la
base, es decir, desde los municipios para crear conciencia ciudadana,
hasta llegar a los más altos estamentos del estado. La pirámide debemos
invertirla porque no podemos continuar cambiando para seguir en lo
mismo. Esta ampliamente demostrado que el pensamiento de nuestros
políticos es superado por los acontecimientos cotidianos o, en su defecto,
que obedecen a intereses particulares desoyendo el interés general. El
cambio comenzara cuando seamos capaces de reestructurar los partidos
políticos, teniendo como fundamento una democracia que pueda ser
aplicada al concierto general de los ciudadanos, en condiciones de
igualdad para todos y dentro de la más estricta justicia social.
Sobre los esclavos: “En ningún lugar uno se avergüenza tanto de ser
Ciudadano del primer mundo como en los países pobres. Discutir sobre
cual nación trata mejor a los países del mal llamado tercer mundo, a los
indios, a los mestizos, a los negros y a los pobres es como elegir entre ser
acuchillado o desollado.
Sobre los indios y los pobres: “Entre todas las religiones, ninguna
enmascara tanto la infelicidad humana como la religión cristiana. Quien
visite a los desafortunados, sujetos al látigo de los frailes, no querrá volver
a saber nada mas de la Cultura Europeos y su Teocracia.