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Comisión Nº 3
Miembros:
Presidente: Capitán de Corbeta (R.) Ernesto G. Machado – Señor José C. Kessler
Vocales: Señor Carlos de la Fuente – Señor Rodolfo Passionato – Teniente (R.)
Guillermo B. Trotz – Señor Rafael A. Arrieta – Señor Jorge P. Cistoldi
Impreso en la Argentina
Editorial Miradas
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Comisión Investigadora Nº 3 Automotores de la Capital Federal
INDICE:
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Comisión Investigadora Nº 3 Automotores de la Capital Federal
Primera Parte
I Formación
IV Asesoría legal
Por la naturaleza de los sumarios y con el objeto de ajustar las infracciones o delitos al
Código Penal y de Procedimientos, la presidencia de la Comisión Investigadora de
Automotores solicitó a la Comisión Nacional el concurso de abogados.
V Automotores secuestrados
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VI Medidas aconsejadas
VII Órdenes
Con respecto a los vehículos recibidos por órdenes o a la investigación de los que la
negociaron, no se creyó útil efectuar la investigación en momentos que el tiempo era
absorbido por otros problemas más importantes y efectivos para el patrimonio del
Estado.
Además, aquella acción tiene más un contenido publicitario que práctico, ya que todos
los automotores entregados con órdenes oficiales han ingresado al país cumpliendo con
los requisitos cambiarios y aduaneros. No hay ninguna disposición legal o
administrativa que prohíba la venta de los vehículos recibidos por orden o la
comercialización de ésta. Por otra parte, en el “affaire” Constantino Barro la Comisión
Investigadora en Automóviles plantea a la justicia la ilegalidad del convenio pactado
entre el gobierno depuesto y los importadores beneficiados, pero, como quiera que sea,
la acción no puede prolongarse a quienes recibieron las famosas “órdenes”, con
excepción, claro está, de aquellas personas que violaron sus deberes de funcionarios
para beneficiarse a si mismos, a sus familiares o amigos íntimos para configurar el
enriquecimiento ilícito.
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Segunda Parte
Con fecha 4 de Febrero del corriente año, esta comisión elevó a la Comisión Nacional
de Investigaciones la primera parte de su labor desarrollada desde el 16 de Octubre
próximo pasado, consignando en la misma la ardua tarea que tuvo que afrontar para la
finiquitación de distintos sumarios que fueron formados con motivo de los delitos
cometidos en la administración del régimen depuesto.
Es de conocimiento de esa Comisión Nacional que la Comisión a mi cargo no ha
contado con los elementos que necesariamente debía tener para una más prolija y
eficiente labor, ya que nunca fue dotada de medio móvil alguno, lo que hizo en muchos
casos dificultosa la averiguación que debía afrontar, y muy particularmente en lo que
concierne al patrimonio de los rodados del Estado, donde pudo comprobarse
innumerables irregularidades de que dan cuenta los distintos expedientes formados al
respecto y a cuyas conclusiones se da cuenta en el anexo Nº 1, agregado.
También es de mencionar que fue necesario que el personal tanto adscrito como
voluntario se adaptara a las modalidades del trabajo de investigación, por lo cual debió
improvisar en muchos casos para la regular atención de sus tareas.
Se careció en absoluto de personal de limpieza y ordenanzas, pudiéndose contar
solamente con la buena voluntad de agente de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos
Aires, don Pedro Díaz, quien, en forma voluntaria, se prestó a efectuar dichas tareas
desde casi el comienzo de la creación de la Comisión.
Es digno de destacar también en hecho de que nunca pudo contar con local propio, ya
que en el término de seis meses la Comisión debió efectuar cuatro mudanzas con los
tropiezos y atrasos que cada una de ellas acarreara.
Al destacar estos hechos, solo los menciono con el objeto de dejar establecido todos los
inconvenientes que hubo de salvarse para llegar al cese de sus funciones con un saldo
por demás halagüeño como lo testimonian los antecedentes agrupados y que permiten
señalar a la faz pública el caos administrativo del gobierno depuesto.
Se ha comprobado que los miembros del ex Consejo Económico, integrado por Alfredo
Gómez Morales, Ramón Antonio Cereijo, Roberto Antonio Ares y José Constantino
Barro, han cometido el delito previsto y penado por el artículo 210 del Código Penal en
lo que se relaciona a la concesión de los permisos para importar automotores y en la
forma arbitraria impuesta para la distribución de los mismos, por lo cual, a su vez,
favorecían a los importadores con motivo de la comercialización de las unidades, que
quedaban a su libre disponibilidad, ya que aparándose en las circunstancias de esa
irregularidad defraudaron al fisco en varios centenares de millones de pesos, tanto en la
parte impositiva como al régimen cambiario.
De las investigaciones efectuadas quedó establecido en forma terminante que el
automotor fue el arma más utilizada por el gobierno depuesto en su faz política, ya que
la misma permitió el soborno no sólo de personas sino también de entidades
comerciales, sindicalistas, deportivas, universitarias, etcétera.
Las comprobaciones que se documentaron en los distintos sumarios que instituyó esta
comisión, han puesto en evidencia la forma irregular en que actuaron los comerciantes,
agentes y revendedores en la comercialización de los automotores nuevos o en la
compraventa de los usados, ocultando gran parte de los beneficios obtenidos, con el
deliberado propósito de eludir el pago de gravámenes impositivos que incidían sobre
estas operaciones.
En el caso de las firmas importadoras, esta Comisión ha tenido oportunidad de
investigar, a excepción de Hugo Guido S.A. a todas las que efectuaron importaciones en
cantidad durante la época del anterior gobierno, arribando a conclusiones definitivas.
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No pudo hacer otro tanto con los agentes y revendedores, por cuanto esta tarea hubiera
requerido contar con una organización de proyecciones extraordinarias que
obligatoriamente exigía haber designado comisiones o subcomisiones en todo el interior
del país, ya que las transacciones comerciales en esta materia se efectúan en todo el
territorio de la Nación.
No obstante, esta Comisión entiende que las comprobaciones que ha efectuado pueden
servir de antecedentes sobre la modalidad que imperó en dicha comercialización para
que la Dirección General Impositiva, con los medios que específicamente cuenta y con
las facultades que le son propias, pueda analizar la actuación de los comerciantes o
revendedores que se dedican a este género de la actividad en todo el país.
En síntesis, esta comisión cree haber cumplido con la finalidad de su creación, cuya
ardua tarea puede considerarse fructífera con relación a las comprobaciones realizadas,
tanto en el orden de los delitos cometidos por los funcionarios encargados de otorgar los
permisos de importación, como también en lo que se vincula a los montos a recaudar
por el Estado en materia impositiva o por infracciones al régimen cambiario.
Y VISTOS:
Este sumario instruido contra José Constantino Barro y en el que han sido indagados
además del nombrado, Ramón Antonio Cereijo, Roberto Antonio López, Jorge Félix
Fousset, Enrique Genzano y los representantes de las firmas Eduardo N. González y
Cía., Alejandro F. González y Cía., Alberto Fehling Ltda.. S.A., Delger Márquez y Cía.
S.R.L., Signal y Fernández Cacciola, únicos distribuidores de Fiat Argentina S.A.C.I.E.,
Shulman, Lutteral y Cía, S.A.M.Y.A. S.A., J. Vázquez Iglesias S.A., Peña y Marini, De
Ninnis y Redrígez Larreta y Tiphaine y Cía. S.A:,
a) Que de lo expuesto por los señores Eduardo Nicolás González, Alejandro Federico
González, Roberto Eugenio Esteban Tophaine, Guillermo Delger Márquez, Benito
Sigal, Ellis Shulman, Pedro Pablo Boudais, Javier Vázquez Iglesias, Indalecio Peña,
Santiago Marini, José Ezequiel Pompeyo De Ninnis y Alberto Luis De Ridder, se
desprende que a principios del año 1951, el Ministerio de Industria y Comercio, después
de haber otorgado un permiso para importar cinco mil automotores a favor de la firma
“Hugoguido”, concedió permisos para importar automotores a las firmas que
representan;
b) Que dicha situación se encuentra igualmente corroborada en las declaraciones
testimoniales tomadas a los representantes de las firmas Eric F. Greene S.R.L., Fevre y
Basser Ltda. S.A., Eduardo Resta S.A:, H. Goldenberg Ltda.. S.A., Aguirre, Mastro y
Cía. S.R.L. y Ricardo Manuel Grandio, cuyos sumarios siguen en trámite en esta
comisión, a efectos de determinar su total cumplimiento a las disposiciones contenidas
en el régimen cambiario e impositivo vigentes en el momento de las importaciones, los
que a su término serán elevados para su agregación a estos actuados;
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unidades importadas, se elevó el precio para los compradores que no estaban en las
listas de distribución que ordenaba el Ministerio, listas en las que ningún ciudadano que
no conociera por sí o por interpósitas persona a alguien relacionado con el régimen
depuesto estaba en condiciones de figurar en las mismas; agrega que por la diferencia
del precio del dólar en el mercado paralelo y el precio de la misma moneda para
radicación, el precio de lista que figuraba era ficticio; que para compensar tal pérdida el
importador se veía obligado a vender las unidades de que podía disponer a mayor precio
que el fijado, agregando que por tal procedimiento se produjo una elevación en los
precios de los automotores, lo que trajo como consecuencia una desigualdad que
perjudicaba a los que no se veían beneficiados con una orden del Ministerio para
adquirir un automóvil a precio de lista.
Ampliada la declaración indagatoria manifiesta Barro que el 4 de marzo de 1950, Perón
ordenó se dictase un decreto excluyendo de las disposiciones del agio y de la
especulación ilícita a las automotores, agregando que tanto él como Ares, Cereijo y
Gómez Morales, responsables de la economía del país, consideraron que era de todo
punto de vista inconveniente la sanción de dicha norma; pero que ante la orden de Perón
la refrendaron.
Preguntado por las causas que motivaron que a la firma “Hugoguido” se le acordase un
permiso para importar 5.000 automotores, respondió en forma vaga aclarando que la
misma debe de haber ofrecido mejores condiciones que los demás importadores.
Por último confiesa que los automóviles que adquirió a precios de lista, los enajenó a un
precio muy superior, otorgando recibo por aquel importe, agregando que si falseó los
recibos y el monto real de las operaciones, lo hizo para evadir el impuesto a los réditos
y para no aparecer como percibiendo mayor beneficio.
l) Que además manifiesta Barro en sus indagatorias, que ha solicitado donaciones en
varias oportunidades a diversas entidades y personas del Ministerio, donaciones éstas
que estaban destinadas a la esposa de Perón; que se efectuaron clases de
adoctrinamiento peronista entre todo el personal del Ministerio; que consideraba
indispensable para identificar al personal con la obra y la doctrina del gobierno
depuesto; que la propaganda que realizaba el Ministerio incluyendo Gas de Estado y
ENDE, se hacía en diarios y revistas que respondían a las directivas del movimiento
exclusivamente; que empleados del Ministerio desempeñaban tareas en la residencia
presidencial, Presidencia de la Nación, o Congreso Nacional; que concurría casi todos
los días al Ministerio de Trabajo y Previsión por ser requerida su presencia por la
Señora de Perón; que le parecía normal y corriente acceder a los llamados telefónicos
que le efectuaba la misma, a pesar de no desempeñar cargo ni función públicos;
m) Que agrega Barro que con motivo de la inscripción en el registro de usuarios de
rayón, se adjudicaron cuotas a tal efecto entre fábricas del ramo, habiendo sido
adquiridas algunas de estas fábricas por sus amigos Enrique Genzano, Raymundo López
y Jorge Fousset; que no tuvo ninguna intervención en el retiro de la concesión de YPF a
la firma Vda. Bottozzini; que con respecto a la distribución de las cuotas de plata la
misma se efectuaba por la Dirección de Abastecimientos, razón por la cual nada puede
declarar;
n)Indagado Ramón a. Cereijo acerca de la responsabilidad que le cupo por miembro del
Consejo Económico Nacional, en el sistema implantado a principios de 1951 para la
importación de automotores, expresa que no recuerda detalles en atención al tiempo
transcurrido, aclarando que no era indispensable para que un permiso de importación
fuera otorgado y que el mismo tuviese la aprobación previa de aquel organismo.
Preguntado acerca del Decreto de 4 de Marzo de 1950 expresa que no recuerda ni el
texto del decreto ni la finalidad que se tuvo en cuenta al dictarlo;
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CONSIDERANDO:
Que la disposición tomada en acta no publicada, sin forma de resoluciónen el año 1950
por el Consejo Económico Nacional, formado por los ex Ministros José Constantino
Barro, Ramón A. Cereijo, Roberto A. Ares y Alfredo Gómez Morales, dispuso acordar
permisos de importación para 10.000 a 12.000 automóviles, exigiendo a los
importadores como condición que el 50% de las unidades debían ponerlas a disposición
del Ministerio de Industria y Comercio y fijándoles a tal efecto precio de venta fijo o de
lista; que de esta forma se infringió el decreto del Poder Ejecutivo de Marzo 4 de 1950
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por el cual habían sido excluidos los automóviles del racionamiento y precios máximos
y agio violándose, en consecuencia, sus deberes de funcionarios públicos e incurriendo
en exacciones ilegales;
Que como circunstancia agravante debe tenerse en cuenta que los precios de lista fijados
no podrían ser reales –hecho conocido por los miembros del consejo-, pues para
determinarlos se calculaba el dólar a $ 14 moneda nacional con más unos $ 5 a $ 7 por
gastos, comisiones, etcétera y aquellos reconocen saber que el valor real en el mercado
paralelo era de $ 28 moneda nacional el dólar, por lo que les constaba que los
importadores elevarían, como lo hicieron, los precios de venta de la mitad de las
unidades que quedaban a su libre disposición, en al menos un 100% para compensar las
pérdidas que sufrían en las unidades que vendían a las personas a quienes el Ministerio
de Industria y Comercio indicaba; que otra condición que se exigía era que la
importación se hiciera por radicación de capitales extranjeros, lo que era públicamente
conocido que no se podría realizar, dado que nadie iba a radicar dólares al cambio de $
19 a $ 21 cuando su valor era de $28 (sin contar gastos, comisiones, etcétera); que estas
circunstancias trajeron como consecuencia que los importadores hicieran drenaje de los
dineros del país, recurriendo al “mercado negro” para remitirlo al extranjero al cambio
real de $ 28 por dólar, a personas o entidades que aparecían luego como radicadores a
tipo oficial antedicho o recurriendo a financistas que radicados o con sucursales en el
país, tenían dólares en el extranjero, y que cobraban bajo cuerda la diferencia en pasos
argentinos y además en casi todos los casos, exigían una participación en las utilidades
al importador;
Que estas condiciones trajeron como consecuencia: a) El que se beneficiaron en sumas
apreciables los favorecidos con las órdenes de compra que acordaba el Ministerio de
Industria y Comercio y eran solamente los adictos al gobierno depuesto y los dudosos a
quienes con tales privilegios se los atraía comprando sus conciencias. b) Que
aprovechando la ocasión y bajo pretexto de cumplir con las condiciones impuestas al
acordárseles los permisos, los importadores facultaban las ventas y asentaban en sus
libros los precios de lista y no los reales, beneficiándose personalmente y defraudando
al fisco en los impuestos a las ventas, a los réditos, a los beneficios extraordinarios, a las
actividades lucrativas, etcétera, violando también las normas sobre cambios. c) Que así
mismo las firmas radicadas o con casas o sucursales en el país que financiaron la
“radicación” de capitales para las importaciones, como lo han hecho muchos bajo
cuerda, han ocultado las ganancias, en ciertos casos fabulosas, obtenidas en las
operaciones, defraudando en iguales proporciones impuestos al fisco y violando las
disposiciones sobre cambios; Que los actos relacionados cometidos por las
importaciones que han sido indagadas por esta comisión, indicados en el exordio,
importan “prima facie” haber incurrido en los hechos previstos en el artículo 174, inciso
5º y 300, incisos 1º y 3º del Código Penal y los cometidos por los que financiaron a los
importadores intervenidos en las denominadas “radicaciones” de capitales, que según
denuncian las importadores, serían Bunge y Born, The River Plate C., Menéndez
Behety, etcétera, que han incurrido “prima facie”, lo mismo que en los importadores, en
el decreto sobre enriquecimiento ilícito y en la comisión de los delitos incriminados
precedentemente;
Que con respecto a estas últimas firmas, esta Comisión no ha adoptado temperamento
alguno, por considerar que la investigación acerca de las infracciones que han cometido
es de competencia exclusiva de la Dirección Impositiva y del Banco Central de la
República Argentina, que han tomado conocimiento de aquellas, con motivo de los
testimonios de las declaraciones que se les han remitido, sin perjuicio de considerar que
el juez de la causa pueda adoptar oportunamente las medidas que estime correspondan.
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De las constancias de autos y propias declaraciones del prevenido Marginet surge que el
mismo, obedeciendo órdenes del ministro Barro y con el objeto de conservar su puesto,
colaboró con este último en exigir de los importadores que pusieran a disposición del
Ministerio de Industria y Comercio 50% de las unidades importadas; que tal exigencia
ilegal –como el mismo lo reconoce- importa haber abusado de su autoridad y de la
investidura de su cargo violando asimismo los deberes que como funcionario público le
correspondían.
Que asimismo al enajenar los automóviles que adquirió a precio de lista, lo hizo
falseando en los recibos el monto real de las ventas con el objeto de evadir el pago de
impuestos a los réditos.
A juicio del subscripto la conducta exteriorizada por el prevenido Marginet encuadra
“prima facie” dentro de las normas establecidas en los artículos 248, 265, 266 y 174
inciso 5º del Código Penal, el decreto sobre el enriquecimiento ilícito y lo dispuesto por
el artículo 300, inciso 1º del citado cuerpo de leyes.
Que también surge de los autos que José Constantino Barro sugirió al Consejo
Económico Nacional un proyecto –que en definitiva se aprobó-, de distribución de
automotores, por el cual el 50% de los automotores que ingresan al país deberían quedar
a disposición del Ministerio de Industria y Comercio para ser entregados a personas
allegadas al mismo a precio de lista, y con el fin exclusivo de beneficiar de esta forma a
parientes, amigos y en general para hacer política partidaria;
Que de las declaraciones de la mayoría de los importadores que han depuesto en autos
se desprende que el precio de lista que fijó el Ministerio de Industria y Comercio era
ficticio, toda vez que las autoridades autorizaban a fijar un tipo de cambio muy por
debajo del real, razón por la cual aquellos se vieron obligados a enajenar los
automóviles que quedaban a su libre disposición a un precio mucho mayor que el de
lista, para compensar las pérdidas que sufrían por las ventas que se les obligaba a hacer
a dicho precio;
Que la mayoría de los importadores están contestes en afirmar que de no haber mediado
la mencionada imposición, el precio de los automotores en plaza hubiera sido muy
inferior al que se vieron obligados a enajenar las unidades para evitar pérdidas en sus
negocios;
Que de lo expuesto surge que la política económica en materia de automotores sugerida
por el ministro Barro y aprobada por el Consejo Económico Nacional produjo una
elevación artificiosa en el precio de los automotores, la que obligó a los importadores a
vender los mismos a precios abusivos, circunstancias estas que el subscripto considera
que encuadran en las disposiciones de las leyes 12.830, 12.983 y artículo 300, inciso 1º
del código Penal;
Que el acatamiento de la citada disposición imponía a los importadores el cumplimiento
de una mayor obligación que la que exigía la ley por lo que “prima facie” la conducta de
Barro, como integrante del Consejo Económico Nacional, encuadraría desde este punto
de vista dentro de las normas del artículo 266 del Código Penal. En efecto: de las
declaraciones de los importadores, de la indagatoria de Marginet y de los dichos del
propio Barro se desprende que era requisito indispensable para la importación de
automotores al país, el poner a disposición del Ministerio de Industria y Comercio el
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Que la exacción cometida por el prevenido Novaro en perjuicio del hotel San Carlos se
encuentra plenamente acreditada con los dichos de Marginet, Tomás Sánchez y
Francisco Cueto, hecho este que el subscripto considera encuadrado dentro del artículo
268 del Código penal;
Que en fecha 20 de Diciembre de 1955 se ha comunicado a esta Comisión la detención
del procesado Novaro, el que se encuentra incomunicado a la orden de la misma;
Que no siendo el hecho investigado de la competencia de esta comisión y no habiendo
vencido el plazo de incomunicación establecido por el código de procedimientos en lo
criminal, el subscripto resuelve respecto del prevenido Novaro no tomarle declaración
indagatoria y ponerlo en calidad de incomunicado a la orden de la Comisión Nacional
de Investigaciones, para que oportunamente el juez competente adopte las medidas que
estime corresponda.
7ª Medidas pertinentes
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RESUELVE.
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Impreso en la Argentina
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