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Capitulo 27

EL DESAFÍO DEL CAMBIO


Usted atraviesa por un periodo de transición en su vida y no está muy seguro de lo que
debe hacer. Es un momento crucial. Cualquiera que sea su decisión, afectará el resto de
su vida, así como las vidas de otras personas, algunas de las cuales conoce y otras que
todavía no conoce. Debe determinar si ese cambio será benéfico para usted y para sus
seres queridos. Habrá un efecto sobre su futuro, incluso si no hace nada.
Si no hace nada, las cosas seguirán. Tal y como están. Piense en eso. ¿Quiere que las
cosas continúen tal y como están? Analice su situación actual en dos formas, desde un
punto de vista positivo y después desde un punto de vista negativo. Primero, imagínese
que el presente sigue tal y como es ahora, pero percíbase aceptando ciertas condiciones;
imagínese a sí mismo viendo la naturaleza positiva de todas las cosas que lo están
perturbando en el momento presente. Imagínese cómo serán las cosas si usted les
permite continuar sin ningún cambio, ¿Cuáles son los aspectos positivos de esa
eventualidad?
Después, considere el lado negativo de todas las cosas que lo perturban en el presente.
Imagínese sus circunstancias si les permite que continúen en la forma en que están
ahora. ¿Cuál será el resultado de esa continuación?
Recuerde un periodo en el pasado en que se desarrollaron por primera vez los
problemas que trata de resolver. ¿Su punto de vista era diferente en aquel entonces?
¿Las cosas que lo perturbaban entonces ahora ya no le preocupan? ¿Ha cambiado usted
mismo?- El cambio significa madurez. Si usted ha cambiado, considere el hecho de que
quizá ha madurado y ha superado su situación actual.
Proyéctese a sí mismo hacia el futuro e imagínese cómo sería con una situación
totalmente diferente. ¿Se sentirá feliz con esa nueva situación? ¿Se sentirían felices sus
seres queridos con esa nueva situación?
El cambio implica el establecimiento de nuevos patrones y la destrucción de los
antiguos. Un patrón o un hábito establecidos resultan consoladores porque son
familiares (incluso cuando hay resultados inoportunos). Es fácil aferrarnos a la
comodidad. Además, la familiaridad lleva consigo cierta medida de seguridad; usted se
siente seguro porque conoce el territorio.
La repetición de cualquier actividad engendra la familiaridad. Cuan- do usted
desempeña un trabajo con el cual está familiarizado, se convierte en una rutina. La
rutina es consoladora porque usted sabe lo que le espera.
Así como un niño (que sufre un constante cambio y que tiene una 4 conciencia
creciente) requiere un objeto familiar cerca de él en todo momento, sucede lo mismo
con el adulto. La única diferencia radica en el tipo de objeto. Se necesita mucha
madurez antes de que el niño esté dispuesto a prescindir del objeto familiar. No importa
en lo más mínimo que el objeto esté sucio, maloliente, roto o lleno de protuberancias.
Lo que sí importa es que es familiar y consolador. Cualquier intento de retirar el objeto
familiar antes de que el niño esté dispuesto a prescindir de él conduce a un caos. Pero si
usted permite que el niño se desarrolle hasta un punto en el cual el hecho de prescindir
de él se convierte en un nivel de crecimiento, podrá ver un cruce de caminos benéfico
en la vida de ese pequeño.
Todos tenemos un cobertor de seguridad al cual nos aferramos con puños de hierro.
Temerosos de prescindir de lo familiar, aceptamos la constante rutina de las cosas que
alguien de fuera podría ver como aceptables. La persona ajena, al no comprender que la
experiencia aparentemente negativa representa la seguridad, llegará cada vez a falsas
conclusiones. Careciendo de información, la persona ajena no logra comprender lo que
está sucediendo. Incluso la persona que tiene el problema quizá no comprenda que la
situación es necesaria, que representa la seguridad de lo familiar.
Casi todos atribuimos a agentes externos las fuerzas que nos dirigen hacia el fracaso o el
éxito. Cuando creemos no tener ningún control sobre esas fuerzas, entonces el cambio
se convierte en un juego de dados. Al no querer apostarle al cambio y quizá perder la
seguridad de lo familiar, permanecemos en ese lugar consolador conocido como el statu
quo (el estado existente de las cosas).
En realidad, no tiene ningún sentido preocuparse por los errores pasados o concentrarse
en ellos. Dada la misma información y el mismo usted de esa época, descubriría que si
pudiera volver a vivir el suceso volvería a hacer lo mismo. La razón por la cual ahora lo
considera como un error es que usted ha madurado y ya no es la misma persona que era
en aquel entonces.
Vea las cosas no como errores, sino como postes indicadores que le muestran el camino
hacia un lugar mejor. Vea todas las cosas como una experiencia. Sus errores son las
únicas cosas que no funcionaron. La única forma en que usted sepa qué es lo que le da
resultado es haciéndolo. Si algo no le da resultado, a usted le corresponde no volver a
usarlo. Siga adelante hasta que descubra qué es lo que sí funciona. La clave es la
persistencia.
Para adquirir la fortaleza necesaria a fin de considerar al cambio como un crecimiento,
como algo fructífero y. lleno de desafíos, debe considerar al cambio como una
experiencia positiva (por supuesto, siempre y cuando desee el cambio). Al relajarse e
introducir en su conciencia la visualización dinámica de los aspectos positivos de ese
cambio, usted inicia el proceso.
Haga algo ahora mismo, Empiece por disfrutar de algo. Empiece ahora. Deje que el
siguiente momento simplemente se presente. Disfrútelo por lo que es. Cualquier cosa
que esté haciendo, disfrutela al hacerla. Ahora relájese. Cuando está relajado, todas sus
energías están fluyendo en la forma apropiada y en armonía unas con otras. Usted tiene
equilibrio. La ansiedad. se desvanece cuando usted está relajado. La ansiedad es una
forma de temor, una aprensión acerca de algún suceso futuro. Usted no puede tener
miedo de un suceso futuro si espera que ese suceso. sea positivo. El temor al cambio
proviene de esperar que suceda algo malo.
Cuando usted le teme al futuro, las cosas del pasado parecen más deseables. Las
personas de edad avanzada, al ver solamente el deterioro en su futuro, le temen,
creyendo que cualquier cambio será negativo: sueñan con el pasado, cuando se sentían
seguras. Los jóvenes son más resistentes al cambio por razones opuestas.
El cambio es madurez. Sin el cambio no puede haber un refuerzo de los conceptos, una
mayor conciencia, una evolución. El cambio es una parte necesaria de la experiencia
humana. Evitar el cambio es evitar la vida.
Al considerar al cambio como algo resultante del logro exitoso de una meta, el cambio y
el futuro se convierten en objetos de la mayor alegría y el apetito por la vida se refuerza
y se restablece. El cambio se convierte en algo que anhelamos, en una expectativa
positiva. El cambio se convierte en una creencia de que va a suceder algo benéfico.
Para inculcar la fortaleza necesaria al considerar al cambio como madurez, como algo
fructífero y lleno de desafíos, sólo necesitamos usar las técnicas Silva. Consideramos al
cambio como una experiencia positiva siempre y cuando deseemos el cambio. Entre a
nivel, a su estado mental Alfa de la meditación y visualice el cambio como un suceso
positivo. Use la técnica de la Imagen dorada como se indica en el Capítulo 5 para
intensificar la imagen positiva. Vea el resultado final que desea como si usted fuera &l
autor de una obra acerca de su vida. Considere los aspectos positivos enmarcados en
blanco y espere que ocurran cosas buenas. Así estará haciendo que lo desconocido le
resulte familiar.
El cambio entonces se convierte en algo natural. El cambio entonces se convierte en
algo que anhelamos; una expectativa positiva, la fe. El cambio entonces se convierte en
una creencia de que algo bueno está a punto de suceder. Crea en ello y así será.

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