La marcha de Zaplana intensifica la presión deCamps para arrebatar a Ripoll el PP ...

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LA BATALLA INTERNA DEL PARTIDO POPULAR

La marcha de Zaplana intensifica la presión

deCamps para arrebatar a Ripoll el PP provincial
La cúpula regional ve ahora factible, tras la salida del ex ministro, la
opción de liquidar
la resistencia del presidente de la Diputación y controlar Alicante
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PERE ROSTOLL C
on la renuncia de Eduardo Zaplana a su escaño y su
marcha a Telefónica, la dirección regional del PP ya
ha visto clara la posibilidad de iniciar el asalto final
para tratar de hacerse con el control del partido en
Alicante y liquidar el liderazgo de José Joaquín Ripoll,
el heredero político del ex ministro. De hecho, la
intención de Camps, explicaron desde su entorno, es
intensificar su presión en los próximos meses, con
los congresos nacional y regional como escenario,
para arrebatar, de una forma u otra, a finales de año
al citado Ripoll, a la sazón titular de la Diputación y
que ya ha anunciado que plantará cara a las huestes
del jefe del Consell, la dirección provincial del PP, la
única que no controlan los afines al presidente de la
Generalitat.
La marcha de Zaplana, el referente indiscutible de la
mayoría de cargos populares en la provincia, ha
extendido entre la cúpula regional del PP el
convencimiento y, por momentos, hasta una cierta
euforia de que ahora es el momento de lanzar el
ataque definitivo contra Ripoll. "O se rinde sin
condiciones ante Camps o vamos a la  
confrontación", apuntó un alto dirigente de la
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dirección regional a este periódico. El jefe del
Consell, en el plano orgánico, no tiene otra cosa en  Fotos de la noticia
su mente que acabar políticamente con Ripoll y
conquistar el PP de Alicante, que resiste desde hace cinco años. Ese es su objetivo. No le perdona al máximo
mandatario provincial ni su lealtad al ex ministro ni su posición contra Valencia ni sus órdagos con las listas
electorales.
El análisis que hace la dirección regional del PP tiene como base su incontestable avance en una provincia en
la que el titular de la Generalitat partía de cero. Es evidente que el campismo, pese a que no es mayoría en
Alicante al menos sobre el papel, ha ganado músculo en los últimos cuatro años. Y va aumentando proceso
tras proceso interno. "Está claro y es una cosa objetiva que Ripoll tiene hoy menos peso y menos gente que
hace cuatro años. El mapa provincial es distinto y ahora encima ya no está Zaplana", señala otro responsable
popular. Durante los próximos meses, la intención de Camps es intensificar la presión e intentar debilitar
todavía más a los seguidores de Ripoll dejándoles invisibles en el congreso nacional que se celebrará en junio
en Valencia; y conformando una ejecutiva monocolor, sin ni siquiera las mínimas concesiones que el jefe del
Consell hizo hace cuatro años en Castellón, en el cónclave regional del PP que, quizá, se convocará para
noviembre y que todo indica que se celebrará en la provincia de Alicante.

Debilidad
"En ese escenario, con un Camps que logrará el mayor apoyo que se recuerda en un congreso regional,
aunque Ripoll ganara el congreso provincial lo haría en unas condiciones de tal debilidad que le impedirían
seguir por mucho tiempo. Estaría más débil que ahora y con una dirección regional todavía más fuerte",
apuntó un dirigente regional que sólo ve posible empujar a Ripoll hacía una rendición porque "si perdiera el
congreso provincial del PP estaría en la Diputación, con la mitad del grupo en contra y sin futuro político". De
momento, no obstante, incluso tras la marcha de Zaplana, Joaquín Ripoll se mantiene firme: no va a renunciar
a sus opciones de continuar al frente del PP de Alicante. Máxime cuando, a pesar del evidente avance del
campismo en la provincia, mantiene posiciones en plazas importantes y, de momento, en las organizaciones
comarcales.
Ahora la clave, dando por descontado que la madre de todas las batallas en el PP de Alicante se va a
concentrar en el cónclave provincial, está en ver si, especialmente, los alcaldes que se mantienen fieles a
Ripoll son capaces de aguantar la presión de negarse, a una llamada directa de Camps, a cambiar de barco y
abrazar las tesis del jefe del Consell. Si aguantan la presión puede que Ripoll tenga posibilidades de ganar el
cónclave provincial. Si, por contra, ocurre como hace unos días cuando la alcaldesa de Orihuela, Mónica
Lorente, en principio un apoyo de Ripoll, recibió una llamada personal del jefe del Consell para que le llevara a
Valencia sus avales para Rajoy y Lorente cedió. Si eso ocurre, puede que sea Camps el que acabe haciéndose,
de forma definitiva, con la provincia de Alicante.

La situación del grupo popular en la Diputación

Desde la dirección regional del PP ven como un signo más de esa supuesta debilidad de Ripoll la situación del
grupo provincial en la Diputación. Conocido es que el jefe del Consell logró colocar tras las elecciones a varios
peones en el Palacio Provincial, algo impensable hace cinco años. Una decisión de Camps que ha perjudicado
notablemente la gestión provincial dado que, en su mayoría, se trata de alcaldes con una dedicación mínima -
la ausencia de algunos de ellos en actos de la corporación es clamorosa- al trabajo en la Diputación lo que ha
trasladado imagen de parálisis en algunas áreas. Pero que, por contra, le ha dado importantes réditos al jefe
del Consell en el plano político y en el marco de su operación para hacerse con la mayoría en la provincia. De
hecho, ese es uno de los argumentos que la dirección regional del PP ha utilizado para tratar de vender una
victoria en la provincia en la última elección de compromisarios para el congreso nacional de Valencia. "De los
once diputados que serán compromisarios para el congreso nacional de junio -señalan desde la dirección

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regional del PP-, en estos momentos, seis, más de la mitad, ya no responden a las órdenes de Joaquín Ripoll.
Y eso se convertirá en una minoría en el grupo provincial popular que será cada vez mayor si se acentúa la
debilidad de Ripoll dentro de la organización".

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