1) El documento discute la enseñanza de la historia dominicana y la controversia sobre un libro de texto de sexto grado. 2) Critica que el Ministerio de Educación no haya desmentido públicamente las falsedades difundidas por los medios y que su actuación pareció guiada por la agenda política. 3) Sostiene que la enseñanza de la historia debe basarse en el conocimiento científico actual y promover el pensamiento crítico, en lugar de una visión nacionalista que siembre odio.
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Discusión en torno a un libro de texto de historia dominicana y la reforma curricular en curso
1) El documento discute la enseñanza de la historia dominicana y la controversia sobre un libro de texto de sexto grado. 2) Critica que el Ministerio de Educación no haya desmentido públicamente las falsedades difundidas por los medios y que su actuación pareció guiada por la agenda política. 3) Sostiene que la enseñanza de la historia debe basarse en el conocimiento científico actual y promover el pensamiento crítico, en lugar de una visión nacionalista que siembre odio.
1) El documento discute la enseñanza de la historia dominicana y la controversia sobre un libro de texto de sexto grado. 2) Critica que el Ministerio de Educación no haya desmentido públicamente las falsedades difundidas por los medios y que su actuación pareció guiada por la agenda política. 3) Sostiene que la enseñanza de la historia debe basarse en el conocimiento científico actual y promover el pensamiento crítico, en lugar de una visión nacionalista que siembre odio.
Pablo Mella, sj Instituto Superior Bon El lunes 7 de septiembre anunciaba el Listn Diario con orgullo en su primera plana que el Ministro de Educacin haba suspendido la publicacin de un libro de texto de historia de sexto grado. La decisin se haba tomado a raz de un supuesto informe cientfico escrito por un intelectual ultranacionalista no entendido en historia, sino en lingstica. Esta noticia, publicitada tambin en otros medios de comunicacin dominicanos, es falsa, pues no se ha emitido ninguna suspensin; sencillamente, el libro en cuestin se haba dejado de imprimir desde haca ms de un ao, dado el proceso de reforma curricular actualmente en curso. Es de mucha preocupacin que un medio de comunicacin emblemtico vehicule falsedades, arrastrando a los dems; pero quiz sea ms preocupante que el mismo Ministro de Educacin aparezca como voz periodstica de una campaa que forma parte de una agenda electoral de un grupo poltico de extrema derecha. El hecho adquiere ms dramatismo despus de que Raymundo Gonzlez, miembro de la Academia Dominicana de la Historia y profesor del Instituto Superior Bon, envi dos largas cartas a ese medio de comunicacin para responder con amplios y fundados argumentos la cantidad de errores y despropsitos del referido informe del supuesto especialista. Renunciando a la racionalidad, el Listn Diario mantuvo su posicin propagandstica, saludando posteriormente con satisfaccin la supuesta retirada del libro. En ese sentido, es de lamentar que el Ministerio no saliera a desmentir el uso de la voz de su principal funcionario para apoyar la campaa ultranacionalista. Por eso, hasta el da de hoy, reina una profunda confusin en la opinin pblica dominicana sobre lo sucedido y lo que suceder con la enseanza de la historia en el sistema educativo nacional. Podran destacarse dos aspectos a tomar en cuenta en este vendaval desatado por un celo nacionalista desordenado. Estos aspectos tienen que ver con el Pacto Educativo firmado en abril de 2014 por los actores principales de la educacin dominicana: 1) la despolitizacin y la cientificidad del sistema educativo; 2) la enseanza razonable de la historia a la altura de los tiempos actuales.
1) La despolitizacin y la cientificidad del sistema educativo
El actual ministro de educacin no es educador; fue designado fundamentalmente para realizar el ingente trabajo de sembrar planteles educativos en todo el territorio nacional. La ideologa que sostiene este plan
atropellado de construccin de planteles es que el gobierno cumple as con
el gasto del 4% del PBI para educacin preuniversitaria, respondiendo con hechos tangibles a la gran demanda ciudadana de hace unos aos y a su promesa de campaa. El acelerado plan de construccin se justifica adems porque estos planteles escolares servirn para implementar la tanda extendida a nivel nacional. No es el lugar para evaluar este proceso de un ministerio de educacin convertido en ministerio de obras pblicas; pero se sabe a travs de diversos observatorios que el mismo est lleno de lagunas y que no se sabe an cmo se implementar de manera eficiente la tanda extendida. En reuniones con equipos tcnicos de la reforma curricular, el Ministro ha manifestado su desaprobacin de la campaa en torno al libro de historia supuestamente retirado. Hubiera sido conveniente que esa posicin se hubiera hecho pblica de manera instructiva, desarrollando sopesados argumentos, pues por esta va de creacin de opinin pblica tambin se cumple con la tarea educativa, la cual consiste, entre otras cosas, en formar personalidades democrticas. Los medios de comunicacin de masas tienen gran influencia en la configuracin de las mentalidades contemporneas. En este tenor, puede formularse la siguiente pregunta: por qu el MINERD no ha sido ms claro ante la opinin pblica para orientar acerca de la enseanza de la historia que conviene al pueblo dominicano en el siglo XXI? La respuesta parece apuntar a la actividad poltico partidaria. Estamos en etapa preelectoral y en momentos como este predomina el deseo de quedar bien con todo el mundo. El afn de construir planteles escolares en todo el territorio nacional no se ha visto acompaado del mismo mpetu para finalizar la reforma curricular, tarea que implica un profundo debate social. Para que un ministerio de educacin pueda cumplir con su tarea en temas histricos, tendra que reunir previamente a sus tcnicos sobre el asunto y organizar consultas y campaas educativas claras y bien fundadas, tomando en cuenta el estado actual de las ciencias sociales. As se garantiza que la formacin de la conciencia de las personas se har de acuerdo a las prcticas cientficas actuales en ciencias sociales, no de acuerdo a las expectativas electorales. En el caso que nos ocupa, dicho trabajo cientfico ha sido en buena medida realizado por el historiador dominicano Raymundo Gonzlez en la citada carta dirigida al Listn Diario. A la carta de respuesta de Gonzlez se pueden aadir los artculos de otros intelectuales dominicanos que han terciado en el debate. El Ministro ha anunciado que se constituir una comisin de la Academia Dominicana de la Historia para presidir la sustitucin o reformulacin de los libros de texto de historia. La medida es correcta desde el punto de vista estatal; pero desde el punto de vista social, sera bueno tomar en cuenta las investigaciones en ciencias sociales de sectores no oficialistas, que visibilicen voces acalladas por la historia oficial. Tambin ser importante volver a discutir el tema de la participacin privada en la confeccin de los libros de texto y el uso de dichos libros de texto en el aula.
2) Ensear historia a la altura de los tiempos actuales
La investigacin histrica dominicana que prevalece hasta hoy en da corresponde a lo que se llama historia de los grandes acontecimientos. Es la historia que, a travs de su escritura, pinta hroes patrios divinizados y establece determinadas fechas para decir que la historia de la sociedad estudiada gir para siempre en ese momento (como por ejemplo, el 12 de octubre, Da de la raza). Esta manera de escribir la historia no comprende cabalmente lo sucedido en el pasado, sino que agranda determinados hechos que concibe como fundamentales y decisivos. Como consecuencia de esta operacin, la vida cotidiana de la poblacin estudiada desaparece del horizonte de comprensin del presente y se olvida que los procesos colectivos toman dcadas para sufrir transformaciones radicales. La historia como narracin de grandes acontecimientos tiene tres defectos importantes: 1) ofrece una interpretacin nica del pasado, muy ingenua, la cual consagra como protagonistas del proceso histrico del pas a los sectores sociales que controlan la sociedad en el presente; 2) fija esa interpretacin como oficial y denigra toda investigacin que vaya en su contra, declarndola como traidora de la patria; 3) crea un discurso lleno de odio contra el extranjero, sobre todo contra aquellos de quienes supuestamente se independiz la sociedad en cuestin. Es el tipo de historia con que se escriben todas las historias patrias modernas en el mundo entero. En las ambiguas declaraciones del Ministro de educacin sobre la supuesta suspensin del libro, se leen en la prensa dominicana estas palabras, fechadas igualmente el 7 de septiembre de 2015: La revisin y actualizacin curricular nos legar los nuevos libros de texto de la educacin dominicana, los que debern reflejar los avances de la ciencia y la cultura y ser fieles a la verdad histrica. Al Ministro habra que preguntarle: primero, qu entiende por verdad histrica; segundo, por qu en su enunciado coloca la ciencia en primer lugar y, tercero, por qu solo habra que hablar de los avances y no de las amenazas e imposiciones que se hacen en nombre del progreso tecno-cientfico. En estas pocas palabras citadas se evidencia que el Ministro presupone una concepcin positivista de la historia, que es la concepcin de las lites latinoamericanas, predominante desde fines del siglo XIX. Esta concepcin supone que la ciencia es lo que hace avanzar la humanidad, descalificando las sabiduras populares y minimizando las relaciones de opresin social. La historia que debemos ensear hoy debe de ser ms reflexiva, es decir, debe de tomar en cuenta los lmites de toda actividad humana. Ningn historiador o historiadora podr decir que tiene total certeza de lo que sucedi en un momento dado de la historia. En consecuencia, tampoco podr decir que tiene la verdadera interpretacin de los acontecimientos del pasado. La escritura de la historia abre sencillamente perspectivas
interpretativas. El proceso de enseanza-aprendizaje deber de estar
orientado a posicionarse razonablemente sobre las distintas interpretaciones si es que quiere estar a la altura de las ciencias sociales contemporneas. Para ello, deber superar la idea de que el libro de texto lo es todo y ofrecer una multiplicidad de recursos pedaggicos que desarrollen el pensamiento crtico del estudiantado, signo por excelencia de la racionalidad. Dicho pensamiento crtico no es sinnimo de despotricar e insultar a quien no piensa como uno, sino una capacidad cognoscitiva que implica muchas cosas: comparar, validar, sopesar, aplicar, estimar, etc. Entre las figuras de la racionalidad se encuentra la tica. Un uso de la historia para sembrar odio y alimentar un nacionalismo violento es contrario a la racionalidad, porque no es consonante con una reflexin tica prudente, es decir, una reflexin tica que considere cuidadosamente la diversidad de implicaciones de toda accin humana. En pocas y sentenciosas palabras, la enseanza de la historia debe de hacer a los dominicanos y dominicanas mejores personas, como miembros de la aventura humana y de la realidad csmica, la cual a todos y todas nos iguala y nos distingue, al mismo tiempo, en misteriosa armona.