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Los Asesinatos del Cerro Maravilla

Artículos de
Alejandro Torres
Los Asesinatos del Cerro Maravilla: Rivera:
Una reflexión política a veinticinco • Independencia,
años de los sucesos socialismo y
Por Alejandro Torres Rivera
búsqueda de
consenso
COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS DE LUCHA:
descolonizador
Primero que todo nuestro agradecimiento a la Coordinadora del Cerro de los Mártires por • ¿Podría la
concedernos el honor de ocupar un turno como orador en el vigésimo quinto aniversario de las Marina
muertes de nuestros compañeros Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví. Nuestro saludo prolongar la
particular a los organizadores de la actividad, muy en especial a nuestro hermano mayor, el Lic. presencia de
José Enrique Ayoroa Santaliz. sus ejercicios
militares en
El Diccionario de la Lengua Española llama "generación" al "conjunto de personas que por Vieques más
haber nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales
allá de mayo
semejantes, se comportan de manera afín comparable en algunos sentidos". Otros definen el
término como un período cíclico de tiempo de treinta años consecutivos. Así, cada vez que uno de 2003?
de estos ciclos se consuma, se produce el llamado Œcambio generacional". • Elementos de
discusión para
Cuando ocurrieron los sucesos del Cerro de los Mártires, el Estado Libre Asociado se acercaba una
en términos generacionales al cierre de su primer ciclo de historia. Yo contaba con veinticinco comprensión
años. Como Arnaldo y Carlos, me consideraba un joven producto directo de dicho modelo. A adecuada del
juicio de muchos de nuestros mayores, en esos años Puerto Rico había alcanzado sus más altos proceso de
niveles de desarrollo económico y político en toda su historia. El modelo colonial legitimado a
transformación
partir de 1952 había permitido el desarrollo de una llamada "revolución pacífica" en la cual fue
posible el tránsito desde una sociedad agraria y atrasada a un Puerto Rico industrializado y militar en
moderno. Estados
Unidos
Muchos de nosotros, no compartíamos esa visión. Como jóvenes llenos de energías y con cierta • Palabras
rebeldía irreverente, influenciados por corrientes del pensamiento político progresista, pronunciadas
propugnábamos por una transformación radical de las estructuras coloniales existentes. en ocasión de
Estábamos convencidos de que la herramienta básica necesaria para acometer tal empresa era la la Vigésimo
lucha por la independencia política, la soberanía y el socialismo.
Primera
Jornada
Estábamos convencidos de que era posible el adelanto de un profundo y radical proceso de
transformación económica, social y política no dependiente, que nos llevara a un nuevo tipo de Ramón
sociedad, libre, democrática y sostenida por una justicia social profunda, en beneficio de los Emeterio
trabajadores y trabajadoras en el país. Para muchos de nosotros, el debate sobre el contenido del Betances en
proyecto independentista en la colonia era en ocasiones más importante que la lucha anti Cabo Rojo
colonial propiamente. • Independencia,
Soberanía y
Como en tantos otros procesos históricos, nos planteábamos impulsar nuestras aspiraciones a Libre
través de diferentes tipos de organizaciones políticas y claro está, a través de diversos métodos
Determinación
de lucha.
en El Caribe
Fue en mis años universitarios en la Facultad de Ciencias Sociales, mientras militaba en la • El Gran Jurado
Juventud Independentista Universitaria, cuando conocí cerca del año 1973, a Arnaldo Darío Federal
Rosado. Nunca tuve la oportunidad de intimar con él en el plano político ni personal. Sin

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embargo, conocía sus posiciones políticas ya que las podía identificar a la luz de la • Resumen del
organización en torno a la cual giraba su militancia. A Carlos, quien era menor que Arnaldo, no Manual para la
le conocí. A raíz de su muerte supe como muchos otros, que en sus años estudiantiles a nivel de Utilización del
escuela superior sus simpatías giraban en torno a la Federación de Estudiantes Pro
"Atlantic Fleet
Independencia. Eran jóvenes, como tantos otros de nuestra generación, comprometidos con sus
ideas y con la disposición a integrarse en forma organizada a la lucha por la independencia, con Weapons
un profundo contenido social reivindicativo. Training
Facility"
Esos años marcaron nuestras vidas de diferentes maneras. Son las huellas que dejaron las que • ¿Quo Vadis
nos permiten explicar hoy lo que somos. Algunos hemos tenido el beneficio de vivir para contar Vieques?
nuestras historias; otros como Carlos y Arnaldo que no nos acompañan en esta etapa de la
• Palabras de
lucha, aportan desde otra dimensión conocimientos, experiencias y enseñanzas para intentar, al
Presentación
menos, el adelanto de los procesos históricos de los cuales seguimos formando parte.
del Libro "La
Hay quien dice que somos víctimas de las circunstancias en las cuales vivimos. Realmente no Jeografía:
somos víctimas; somos el producto de ellas. Eugenio María
De Hostos,
Carlos y Arnaldo fueron el producto de un período muy crítico en el desarrollo de la historia Maestro de
política de Puerto Rico en el comienzo del último cuarto de siglo del Siglo XX. Sobre estas Geografía"
circunstancias quisiera compartir con ustedes algunas pinceladas. • ¿Por qué
Vieques
Nos dice el Lic. Edgardo Pérez Viera en su libro El Juicio de la Historia: Contra insurgencia y nuevamente?
Asesinato Político en Puerto Rico, en referencia a la sucesión de eventos que llevan a la muerte
de estos dos patriotas, que "[El] Plan terrorista del Cerro Maravilla no fue idea original de tres • La lucha en
grupos, liderados por encubiertos, que lo intentaron llevar a cabo el 4 o el 25 de julio de 1978. Vieques de
El concepto del Plan surgió mucho antes; allá para fines de los años Œ60, en organismos de cara al año
Estados Unidos". 2002
• La nueva Ley
En su libro detalla, elementos a los cuales tuvo acceso como Investigador Especial en la Anti Terrorista
"Segunda Fase de la Investigación del Senado de Puerto Rico sobre los Sucesos del Cerro
de Estados
Maravilla". Entre ellos destacan los siguientes:
Unidos
a. Entre el 29-30 de noviembre de 1971 en Washington, D. C. se desarrolló un Seminario al
cual asistieron miembros de la Policía de Puerto Rico titulado Seminario de Guerra de
Guerrillas Urbanas.

b. Para entonces, ya desde el 15 de noviembre de 1971, se había elaborado un Memorándum


titulado Subversion in Puerto Rico donde se plantea: "... la polarización hacia la unión
permanente con Estados Unidos por la presente Administración motivó en 1968 que grupos
subversivos empezaran a oponerse a este objetivo." El Memorándum recomendaba: 1) la
creación de un Departamento de Información y Adoctrinamiento; 2) el reclutamiento de apoyo
entre organizaciones cívicas, profesionales, estudiantiles, obreras y religiosas; 3) dirigir los
esfuerzos en radio y TV en mensajes contra la subversión; 4) el control físico sobre las personas
y sus propiedades; 5) la utilización de policías en tareas de recolección de información entre
familiares y centros de trabajo; 6) el desarrollo de interrogatorios a sospechosos; 7) la
organización de grupos clandestinos o públicos integrados por ciudadanos privados y policías
para penetrar y destruir los grupos subversivos.

c. Entre 1974 y 1976 la Guardia Nacional de Puerto Rico y la Policía efectuaron en Panamá
entrenamientos en la "Escuela de las Américas" de técnicas de contra insurgencia para el
control del terrorismo urbano y rural. Otro de estos ejercicios, bajo el nombre clave de "Black
Jack", se desarrolló en el Área de Toro Negro, en las inmediaciones de las torres de
comunicación en lo que hoy es el Cerro de los Mártires.

d. El 14 de octubre de 1977, mediante Orden Ejecutiva, se creó el Consejo Asesor del

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Gobernador sobre Seguridad (CASG). Este tenía la encomienda de desarrollar en Puerto Rico
un "Plan de Defensa Interna".

e. El 7 de diciembre de 1977 se efectuó una reunión del CASG para escuchar la ponencia del
Teniente Sebastián Ortiz Lorenzo, de la Oficina de Inteligencia de la Policía de Puerto Rico,
sobre la subversión política y su vinculación con el movimiento obrero.

f. Entre el 4 al 16 de diciembre de 1977 el FBI, la PPR, la Guardia Nacional y otras agencias


desarrollaron en el Campamento Santiago entrenamientos conjuntos anti subversivos.

g. En 1978 se procedió a desarrollar un Seminario sobre Violencia Política y Terrorismo,


auspiciado por la "Law Enforcement Assistance Administration."

Durante los años previos se habían creado "Escuadrones de la Muerte", entre ellos uno donde
participaban directamente funcionarios federales que operó bajo el nombre de "Defensores de la
Democracia" y otro en la Policía de Puerto Rico bajo el nombre de "Los Duendes", organizado
por Alejo Maldonado.

h. Fueron creadas varias unidades especiales por parte de la Policía y el FBI como la "Unidad
de Arrestos Especiales", bajo la dirección de Julio César Andrades; tres unidades SWAT; y un
"Task- Force" compuesto por el FBI y la PPR".

i. El 4 de mayo de 1978, en una reunión del CAGS, se designó Presidente del Departamento de
Seguridad Interna al entonces Secretario de Justicia Miguel Jiménez Muñoz. Allí se
identificaron las alegadas amenazas de terrorismo en Puerto Rico, a saber: (a) toma de rehenes;
(b) secuestro por rescate; (c)asesinato; (d) terrorismo en masa; (e) conflictos laborales; (f)
revueltas estudiantiles; (g) motines en las prisiones; (h) ataques a facilidades e instalaciones
militares; (i) actividades guerrilleras: sabotajes, francotiradores, colocación de explosivos,
incendios maliciosos, captura de rehenes y transmisión de mensajes a través de estaciones de
radio y TV.

j. En junio de 1978 fue aprobado un "Plan de Defensa Interna" (IDP), el cual había sido
ordenado por el CSAG el 4 de mayo de 1978. Este contó con el visto bueno del Ayudante
General de la Guardia Nacional de Puerto Rico. En él se plantea: (a) "la eliminación o
neutralización de los insurgentes de la población" y "ganarse el apoyo de la gente"; (b) "socavar
la moral de los elementos disidentes y de las guerrillas urbanas en Puerto Rico, debilitar los
nexos entre la guerrilla y la población civil y ayudar al Gobierno a ganarse el apoyo de la
población civil de Puerto Rico"; y finalmente, ( c) la Creación de un "Consejo Inter
departamental de Seguridad". En este Consejo participarían: la Guardia Nacional, la Policía de
Puerto Rico, el Departamento de Justicia; el Negociado de Investigaciones Especiales; el
Departamento de Bomberos y la Defensa Civil. En una de sus partes puede leerse lo siguiente:

* " El Concilio de Seguridad Inter departamental será responsable por la planificación e


implantación de las medidas y programas de Seguridad Interna. Ellos recomendarán objetivos
al Gobernador en reuniones donde se trate el tema de la amenaza de los grupos de izquierda en
Puerto Rico." (Traducción nuestra)

k. En agosto de 1978, por iniciativa de Miguel Jiménez Muñoz y a raíz de la muerte de Allan
Randall, se desarrolló un Seminario sobre Violencia Política y Terrorismo. En él se recomendó
al Gobierno: (a) mano dura e intolerancia; (b) desarrollo de un programa de informantes y la
penetración de grupos extremistas; ( c) campaña de propaganda donde se separen los
subversivos del resto de la población; (d) desarrollo de guerra sicológica. En el mismo se
concluye: 1) solo un lado puede verdaderamente sobrevivir. Los terroristas tienen que ser
neutralizados; los terroristas no son rehabilitables; 2) si el terrorismo se escalona, hay que
inmovilizar y sacar de circulación sus líderes.

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l. A partir del 28 de agosto de 1978 se desarrolló un Plan Maestro Operacional Anti Terrorista.
El mismo surgió de una conferencia ofrecida por el Coronel Louis Giuffrida del "California
Training Institute". En el Plan se recomienda grupos de trabajo operacionales pequeños en el
Gobierno, los cuales deben contar con un Ayudante de Prensa del Gobernador a cargo de
operaciones sicológicas de carácter político y de apoyo público. A tenor con la recomendación,
se designó a Pedro Rivera Casiano, ante quien se estuvieron reportando tanto el Secretario de
Justicia como el Superintendente de la Policía durante los meses de junio, julio y agosto de
1978.
Estos acontecimientos sirvieron de contexto a la labor de Alejandro González Malavé como
agente encubierto de la Policía de Puerto Rico. González Malavé había ingresado en el PSP allá
para 1974. Como "chota", durante sus años de estudiante en la escuela superior, se encargaba de
enviar informes escritos y verbales sobre las actividades que desarrollaban grupos estudiantiles.
Más tarde, ya convertido en militante de dicha Organización, formó parte de su núcleo en Villa
Prades. Para entonces, era conocida su tendencia a hacer comentarios rutinarios presumiendo de
sus conocimientos en explosivos y su pertenencia a una organización clandestina.

Dentro de esta rastrera tarea de agente provocador e instigador se vinculó con varios jóvenes
independentistas a los cuales incitó eventualmente a participar, en los meses previos al 25 de
julio de 1978, en el ataque a tiros a la casa del ex Gobernador Luis Muñoz Marín, en el robo de
equipos de comunicaciones de la Guardia Universitaria, en la colocación de artefactos
explosivos en oficinas del Correo en la Avenida 65 de Infantería y en la planificación de
atentados contra diferentes torres de comunicaciones en Puerto Rico.

Hoy se conoce y no hay duda alguna, que todas y cada una de sus actividades se desarrollaron
bajo la protección del FBI y de la Policía de Puerto Rico. Se trata de actividades que formaron
parte de un plan orquestado cuidadosamente por sectores de la extrema derecha en Puerto Rico,
con el apoyo del Gobierno de turno encabezado por Carlos Romero Barceló, para crear un
clima de terror en Puerto Rico que justificara el lanzamiento de una intensa campaña represiva
contra el independentismo. Esta permitiría a su vez, la desarticulación de las estructuras de
lucha político-militares entonces existentes y serviría de antesala para una ofensiva mucho más
fuerte para el impulso del proyecto de estadidad para Puerto Rico diseñado por Carlos Romero
Barceló.

Las medidas represivas diseñadas como parte de esta conspiración se hacían también extensivas
al movimiento obrero. Tomando como punto de partida la Huelga de la UTIER de diciembre de
1977 a marzo de 1978 y la represión desatada contra dicho sindicato; como también la ofensiva
contra dirigentes obreros como Miguel Cabrera de la Unión de Tronquistas, acusado de dar
muerte al abogado patronal y agente Allan Randall y las acusaciones contra los dirigentes de la
Unión Nacional de Trabajadores Radamés Acosta y Arturo Grant, se pretendió crear un clima
de inestabilidad política que justificara la eliminación de cualquier oposición militante al
impulso de la estadidad para Puerto Rico.

Este plan perseguía, además, adelantarse a la propuesta que se esperaba ocurriera de un


momento a otro de parte de la Administración Carter, para impulsar un espacio de discusión en
el país para la búsqueda de mecanismos a través de los cuales encontrar una solución al
problema de las relaciones políticas de Puerto Rico con Estados Unidos. En este diseño, las
condiciones bajo las cuales se establecerían las definiciones de las opciones de independencia,
libre asociación, integración y estado libre asociado desarrollado, serían bajo igualdad de
condiciones.

El acuerdo histórico alcanzado ante el Comité de Descolonización de la ONU durante ese año,
donde el independentismo y los sectores que postulaban opciones autonomistas habían aceptado
la inclusión de la fórmula de libre asociación soberana como fórmula descolonizadora aplicable
al caso de Puerto Rico, ofrecía un contexto nuevo, favorable a la descolonización y totalmente
desfavorable a la estadidad federada.

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Un artículo de la Revista Pensamiento Crítico de agosto de 1978, señalaba entonces


describiendo este período, que en un Informe de la Oficina de Investigaciones Congresionales
de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos de 28 de octubre de 1977, bajo el título Puerto
Rico: Independencia o Estadidad, se concluía que el ELA había venido declinando desde 1970,
estableciendo implícitamente que la Isla tenía solo dos opciones para resolver su status:
independencia o estadidad. Ese mismo artículo de la Revista, señalaba además, que el Informe
publicado indicaba que convencer al Congreso sobre la estadidad era empresa difícil, dada la
situación económica y social desastrosa que vivía el país. Señalaba también que una encuesta
encargada por la administración del PNP entre sectores de ingresos altos en Estados Unidos a la
Cambridge Reports, Inc., indicaba que la mayoría de los entrevistados repudiaron la concesión
de la estadidad a Puerto Rico, mientras el 79% favorecía la concesión de la independencia.

Eran estos años aquellos en los cuales, una vez cerrado el polígono de tiro en Culebra a partir
de 1975, el tema de la lucha en contra de la Marina en Vieques había retomado vigencia,
particularmente como resultado de las acciones de desafío de los pescadores viequenses y
grupos de apoyo desde la Isla Grande a través del Comité Nacional Pro Defensa de Vieques en
contra de los ejercicios militares de la Marina de Guerra de Estados Unidos en la Isla Nena.
Eran también años en los que a nivel internacional se visualizaban avances significativos en
luchas históricas contra dictaduras sanguinarias impuestas por Estados Unidos en América
Latina, como era el caso de Nicaragua y años en los cuales se experimentaba un desarrollo de la
organización política de los puertorriqueños en Puerto Rico y Estados Unidos a través de
organizaciones revolucionarias, dispuestas a defender el derecho de nuestro pueblo a la
independencia mediante el método de la lucha armada.

En fin, a finales de la década de 1970, en el país se respiraba un clima positivo desde el punto
de vista del fortalecimiento de la militancia independentista, a pesar de que en el Gobierno de
turno, se encontraba un partido anexionista, dirigido por sus sectores de derecha más
recalcitrantes.

Dentro de este contexto, se planificó por parte del Gobierno de Puerto Rico y se ejecutó por
parte de la Policía, con la anuencia del FBI en Puerto Rico, las acciones que llevaron al
entrampamiento y fusilamientos de los jóvenes Arnaldo Darío Rosado y Carlos Soto Arriví en
el Cerro de los Mártires.

Las palabras pronunciadas por Carlos Romero Barceló varios días después de los sucesos,
reflejan el clima de intolerancia prevaleciente en los sectores de extrema derecha en las filas
anexionistas en Puerto Rico y el menosprecio por la vida e integridad física de aquellos que
denominaban terroristas o subversivos. El día 28 de julio de 1978, en un acto público, Romero
Barceló, decía:

" La Policía merece el reconocimiento y la felicitación de todo puertorriqueño amante de la paz


y el orden, por las actuaciones heroicas de los agentes y oficiales que evitaron la comisión de
actos terroristas esta semana y que esclarecieron otros ocurridos días y semanas antes. Se que
hablo a nombre de este pueblo al hacer ese reconocimiento y esa felicitación....

Lo que aconteció en el Monte Maravilla fue el triunfo de las fuerzas legales de la ley y el orden
sobre las fuerzas ilegales del terror y la subversión...

Allí al Monte Maravilla llegaron unos terroristas con revólveres y pistolas a volar una torres de
comunicación. ¿Cómo se les iba a recibir por la Policía? Con guantes blancos, con un saludo
cordial. ¿Con un mensaje de rendición, con flores?...

Quienes se dediquen a cargar con revólveres, con bombas, para volar torres de comunicaciones,
con rifles de cañón recortado para disparar contra residencias de personas inocentes, quienes

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asaltan a mano armada oficinas de la UPR o donde sea para apoderarse de equipos y sembrar el
terror, quienes ataquen impunemente cuarteles y policías, deben tener presente que serán
recibidos como lo que son: enemigos del pueblo de Puerto Rico...

En dicho discurso Romero Barceló amenazó con mano fuerte, incluyendo la eliminación física
de quienes identificó como "enemigos del pueblo".

Si nos hemos detenido en detalles que muchos de ustedes conocen muy bien, es porque
consideramos que una de las lecciones que cada generación debe dejarle a otra es la
importancia que reviste para la lucha política la existencia de lo que se ha llamado "memoria
histórica" de los procesos políticos. Veinticinco años después de los sucesos que condujeron a
las muertes de Arnaldo y Carlos, Puerto Rico se encuentra en una encrucijada en la cual
convergen elementos similares a los que estuvieron desarrollándose durante los años previos a
los asesinatos del Cerro de los Mártires.

Durante los años transcurridos entre 1992-2000, a pesar de un gobierno que invirtió millonarias
sumas de dinero en promover e impulsar legislación congresional que facilitara la anexión de
Puerto Rico como estado federado, dichas iniciativas se estrellaron contra la realidad de un
Congreso que no estuvo dispuesto a ofrecerle a Puerto Rico la estadidad. A pesar de los
diferentes esfuerzos desarrollados para impulsar cambios en el país que facilitaran el avance de
la estadidad, bastaron los intentos de privatizar la compañía telefónica para que nuestro pueblo
se lanzara masivamente a la calle en apoyo al reclamo de los trabajadores de la PRTC.
Reclamando que no se vendiera al capital privado lo que era considerado patrimonio nacional,
se desarrolló una amplia campaña en la cual la identidad nacional de Puerto Rico quedó
fortalecida.

La lucha desarrollada a partir de 1999 en torno al cese de los ejercicios militares de la Marina
de Guerra de Estados Unidos en Vieques, consiguió a su vez, destacar no solo a nivel de
Estados Unidos, sino a nivel mundial, la condición colonial de Puerto Rico y el rechazo de
nuestro pueblo a las maniobras militares de Estados Unidos en la Isla Nena. Esta percepción,
junto con la voluntad de lucha demostrada por el pueblo a través de la desobediencia civil, le
han dado una nueva dimensión a la necesidad y a la posibilidad de un cambio en las relaciones
políticas entre Estados Unidos y Puerto Rico.

El resultado neto de este proceso ininterrumpido ha sido que la estadidad, como proyecto
histórico, ha quedado maltrecha, representando una opción menos favorecida por el pueblo
estadounidense que lo que era a comienzos de la década pasada.

La experiencia de la lucha de Vieques marca un hito histórico para los puertorriqueños, no solo
desde el punto de vista de la capacidad para articular políticas de alianzas en la consecución de
objetivos comunes, sino también, la posibilidad de alcanzar victorias colectivas sustanciales
cuando nos articulamos como pueblo. Estamos ante un nuevo paradigma en la formulación de
propuestas políticas para lo que han de ser las luchas futuras que acometa nuestro pueblo en pro
de su libre determinación.

Sin embargo, no podemos perder de vista que al igual que ha ocurrido con la lucha de Vieques,
los sectores más recalcitrantes del sector anexionista no se van a cruzar de manos. Se van a
organizar y a articular, como lo hicieron en el pasado, para resistir e intentar descarrilar
cualquier propuesta de cambio que pueda producirse a corto o mediano plazo en las relaciones
políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos que coloque en jaque su proyecto. Este sector hoy
es mucho más peligroso que en el pasado ya que hoy se encuentra apoyado por importantes
sectores económicos en el país los cuales en otros escenarios no se han escondido para financiar
abiertamente algunas de sus actividades públicas y apoyar sus métodos de lucha política.

Para el independentismo, el fortalecimiento de esta corriente de extrema derecha en el país

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plantea una coyuntura de mayor peligro que antes. Hoy existe una clara tendencia a la
derechización del Estado estadounidense. Los mismos sectores de esa extrema derecha en
Puerto Rico son los que están a la cabeza del gobierno de Estados Unidos.

La laxitud del Gobierno de Estados Unidos en la defensa y protección de las garantías civiles y
constitucionales de sus ciudadanos es terreno fértil para el estímulo de la represión política.
Hoy basta el calificativo de "terrorista" o "subversivo", para que las actuaciones que antes
fueron legítimas, sean sometidas al escrutinio de las medidas anti terroristas aprobadas por el
Gobierno Federal luego de septiembre de 2001.

La sicosis que en los años setenta permeaba la mentalidad del Gobierno de Puerto Rico ante los
llamados terroristas y subversivos en el país, forma parte hoy del discurso institucional del
Gobierno de Estados Unidos en la llamada guerra global contra el terrorismo. Algunas de las
medidas discutidas de manera encubierta en aquellos seminarios sobre violencia política y
terrorismo, así como algunas medidas de excepción que fueron adoptadas por el Gobierno de
Puerto Rico, forman hoy parte de la estructura legal de Estados Unidos bajo la Ley Patriot.

Al amparo de dicha Ley, los gobiernos y jurisdicciones locales dentro de Estados Unidos están
llamados a desarrollar, con el apoyo del Gobierno Federal, los llamados consejos asesores de
seguridad, los planes de defensa interna, así como también, instancias de coordinación inter
departamentales a nivel de los gobiernos estatales. En coordinación con el Departamento de
Seguridad Nacional de Estados Unidos, los gobiernos estatales están obligados a desarrollar y
poner en práctica políticas dirigidas a prevenir y enfrentar las amenazas de terrorismo en cada
uno de los estados y jurisdicciones de Estados Unidos. Bajo la definición de "terrorismo
doméstico" diversas acciones que históricamente hemos desarrollado para promover la lucha de
independencia de Puerto Rico podrían caer bajo tal definición.

Es por esto que desde aquí, desde el Cerro de los Mártires, hacemos un llamado a la reflexión
sobre el peligro que representa para el movimiento independentista su debilitamiento en
momentos en que estos sectores de la derecha extrema dentro del PNP pueden volver a tomar
las riendas del Gobierno de Puerto Rico.

Que nadie se llame a engaño. Salvo aquellos policías encarcelados como resultado de su
participación directa en la planificación, ejecución y encubrimiento de los crímenes del Cerro
de los Mártires, los responsables a nivel de toma de decisiones en la formulación del clima de
terror que justificara las acciones que se llevaron a cabo, permanecen o han permanecido en la
libre comunidad, algunos ocupando o habiendo ocupado importantes posiciones dentro del
Gobierno Federal, e incluso en la Rama Judicial de Estado Libre Asociado de Puerto Rico.

Quien fue responsable a nivel de Gobierno de toda esta conspiración anexionista sigue suelto en
la calle y una vez más con aspiraciones electorales en la política puertorriqueña. Quien fuera su
asesor en materia de publicidad y comunicaciones, se mantiene hoy activo asesorando a
aspirantes a escaños electivos de primera importancia en el PNP para las próximas elecciones;
mientras a nivel de la estructura policiaca y de administración de la justicia a nivel del Gobierno
Federal, tanto el FBI como la Corte Federal, siguen ejerciendo su papel de fieles guardianes de
los intereses de Estados Unidos en Puerto Rico.

Es cierto que hoy al igual que a finales de la década de 1970, la estadidad confronta dificultades
objetivas en el Congreso de Estados Unidos. La percepción en el pueblo estadounidense, sobre
todo a partir de la jornada exitosa librada por el pueblo puertorriqueño en torno a Vieques, es
que Puerto Rico constituye una nacionalidad distinta a Estados Unidos, que como tal no está
sujeta a ser asimilada ni anexada a dicho país.

También es cierto que para los órganos de poder en Estados Unidos, al igual que para el pueblo
puertorriqueño, crece cada día más la inconformidad con el estado de las relaciones políticas

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entre ambos pueblos. La revisión del estado de esas relaciones políticas constituye un
imperativo y una necesidad que no es susceptible postergar por mucho más tiempo. La extrema
derecha apuesta, sin embargo, a provocar una crisis que ponga en juego la estabilidad
institucional del país, porque ven en ella un mecanismo a través del cual frenar cualquier
proceso de cambio que les aleje de sus aspiraciones.

Sin embargo, la desarticulación institucional en el seno del PPD, el conservadurismo de muchos


de sus dirigentes y su temor a reclamar derechos políticos le impide a dicho partido entender la
necesidad, históricamente hablando, de producir desde su propia perspectiva autonomista, un
modelo soberanista, no colonial y fuera de la cláusula territorial de la Constitución de Estados
Unidos.

Los independentistas tenemos que aplaudir toda iniciativa en el seno del PPD de reclamar de
Estados Unidos mayores poderes soberanos. Sin embargo, los independentistas no podemos
dedicarnos a invertir nuestras energías en resolver las situaciones que solo le compete a dicho
partido solucionar. No somos sastres para dedicarnos a remendar las limitaciones que tenga
dicho partido, pero tampoco podemos aspirar a vivir de la crítica a sus limitaciones, sin tomar
en consideración el momento histórico que vivimos. No podemos perder de perspectiva que
podemos contribuir, desde nuestro espacio ideológico, a producir soluciones a problemas que
nos son comunes como pueblo.

Los independentistas no contamos en estos momentos con la fuerza numérica necesaria para
con nuestros esfuerzos proclamar la independencia, acabar con el colonialismo o detener la
estadidad. Sin embargo, contamos con la experiencia suficiente para, desde espacios donde
otros sectores políticos pueden converger junto a nosotros, impulsar el fortalecimiento de
nuestra identidad nacional, fortalecerla defensa y desarrollo de nuestros intereses nacionales
como pueblo, demostrar el rechazo a la anexión, y por qué no, trabajar en una propuesta que
nos lleve al desarrollo de opciones procesales descolonizadoras.

Durante años el independentismo como sector ideológico, a pesar de la diversidad de sus


organizaciones y la vinculación de estas con todo tipo de luchas populares, no ha podido
cosechar el fruto de sus esfuerzos. No hemos sido capaces de ampliar en forma significativa
nuestra influencia en la vida política del país. No hemos logrado hacer calar en la conciencia de
nuestro pueblo la convicción de que la solución de nuestros problemas más urgentes está
vinculada a la superación de nuestra realidad colonial. Esta limitación constituye el principal
lastre que ha impedido a nuestro pueblo avanzar hacia su descolonización.

En los debates en torno a cuál debe ser el contenido de la independencia por la cual luchamos
en no pocas ocasiones, en alguna medida, hemos antepuesto la carreta a los bueyes. Hemos
perdido de perspectiva que para que sea posible alcanzar un contenido superior a la manera en
que se articula hoy el proyecto económico y social de la colonia, es necesario ante todo la
descolonización.

En el contexto de las relaciones coloniales en las cuales se desarrolla Puerto Rico, no es posible
alterar la relación de dependencia existente sin los poderes políticos necesarios para llevar a
cabo dicha ruptura. Esos poderes solo se obtienen a través de la soberanía. Es ella el vehículo
necesario sin el cual ningún otro proyecto político, económico ni social es posible.

Si bien para nosotros los independentistas, la soberanía total solo es posible en la medida en que
alcancemos la independencia, debemos reconocer que existen otros puertorriqueños que no son
independentistas para quienes arreglos políticos temporales son posibles y que a la vez que
descartan o cancelan la opción de la integración política, dejan abierto el camino hacia una
eventual independencia.

Este tipo de arreglo político, que para el que hoy es independentista, afirmo con énfasis, no es

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alternativa propia, constituye sin embargo una opción superior cuando quien la afirma es aquel
vecino o compañero de trabajo autonomista que hoy defiende el Estado Libre Asociado.

El autonomismo no es ideológicamente hablando un sector político monolítico. Dentro de dicha


corriente existen tonalidades, izquierdas centros y derechas. Para algunos de ellos existen
arreglos políticos que permiten colocar a Puerto Rico fuera de la cláusula territorial de la
Constitución de Estados Unidos, adquiriendo el país poderes soberanos hoy conculcados por el
Congreso, donde de paso sea posible determinar algún grado de la asociación política con
Estados Unidos.

En el desarrollo de nuestras políticas de alianzas con los sectores autonomistas, los


independentistas podemos favorecer, sin renunciar a nuestro proyecto político, iniciativas
tácticas que impulsen junto con algunos de dichos sectores políticos en el reclamo de la
soberanía. Podemos establecer puentes de comunicación y acción conjunta para contribuir al
fortalecimiento de la lucha nacional, de nuestros intereses nacionales como pueblo y al
aislamiento de la anexión. ¡Precisamente de esto se trata la lección histórica que nos ha dado la
lucha contra la Marina de Guerra de Estados Unidos en Vieques!

Esa experiencia maravillosa nos indica que podemos llegar a acuerdos tácticos con algunos
sectores no independentistas en aspectos específicos de la lucha, que si bien no conllevan la
independencia a corto plazo, de forma estratégica son capaces de contribuir a nuestro proyecto
libertario. La capacidad que desarrollemos desde el independentismo para el adelanto de
nuestra propuesta de independencia, junto con el desarrollo correcto de una política de alianzas
basada en el desarrollo de nuestra identidad nacional y el rescate de nuestros derechos
soberanos, entre otros aspectos importantes de nuestra vida como pueblo, será lo que determine
cuánto avanzaremos hacia la independencia.

Compañeros y compañeras:

Estas ideas que compartimos con ustedes esta mañana no pretenden inventar la rueda de la
lucha política en Puerto Rico. Tampoco constituyen un debate nuevo. Aquellos que hemos
defendido una independencia con un profundo contenido social sabemos que nuestra lucha es
anti colonial y anti capitalista. Sin embargo, el adelanto de la lucha por la independencia en una
etapa del proceso histórico sin todavía ver realizado el socialismo, no tiene por qué ser
considerado negativo si consideramos el objetivo de la misma como la zapata necesaria desde la
cual impulsar la lucha por la justicia social. Eugenio María de Hostos a la altura de 1888 nos
decía al analizar lo que denominó "conflictos del deber" y enunciar lo que a su vez llamó la
"regla de los conflictos" que "[E]ntre dos deberes, se ha de cumplir primero el más inmediato,
el más extenso, el más concreto".

En mis años de militancia universitaria, criticamos este tipo de propuesta, no sin una fuerte
dosis de dogmatismo, acusando a sus promotores de "etapistas". Señalábamos que el
"etapismo" era una teoría que postulaba la negación de la lucha de clases; que llamaba a dividir
la lucha en independencia primero y socialismo después, en lugar de plantear la lucha por el
socialismo desde la lucha por la independencia misma. Sosteníamos que la lucha por la
independencia sin un contenido socialista era una lucha burguesa y pequeño burguesa, ajena a
los intereses de los trabajadores.

Aspirar a una independencia formal sin plantear como parte de la misma profundas
transformaciones sociales, es aspirar a una independencia donde la clase trabajadora seguirá
siendo explotada por el capital. Pedirle al pueblo que endose un proyecto de independencia sin
postular como parte del mismo un contenido social transformador, es un llamado a que ese
pueblo de un salto al vacío. Sin embargo, de la misma manera que podemos aspirar a una
independencia con contenido socialista como superación de la colonia, debemos partir de la
premisa de que para que haya independencia y socialismo, es necesario destruir las bases sobre

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Los Asesinatos del Cerro Maravilla

las cuales se sostiene la colonia. ¡Jamás las ideas socialistas podrán desarrollarse plenamente en
el contexto de lo que hoy es la Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico!

Por eso es perfectamente legítimo en cada independentista desarrollar su visión sobre el tipo de
independencia a la cual aspira y al contenido social de su proyecto histórico, como también es
legítimo también concebir desde ahora el modelo en que se aspira ejercer la democracia
representativa en la independencia, la constitución que debe prevalecer y los derechos
fundamentales que deberán ser resguardados en la misma. ¡Claro que tiene que ser así! Los
independentistas como cualquiera otro sector ideológico, tenemos derecho a pensar cómo será
la independencia por la cual luchamos. Se trata del mismo derecho que tendremos en la
independencia para el reclamo de nuestros respectivos programas de trabajo, bajo los partidos
políticos que existan en un Puerto Rico libre e independiente.

Durante los pasados treinta años, sin embargo, para hablar solo a nombre de la experiencia que
le ha tocado vivir a mi generación, no hemos trascendido este debate. Teniendo todas las
posibilidades a nuestro alcance desde el punto de vista de las ideas, talentos, vehículos
organizativos y propuestas, las condiciones para constituirnos en una opción de futuro para
nuestro pueblo no han avanzado. A nuestras limitaciones como sector político se han sumado
diferencias estratégicas sobre el futuro de la independencia que han impedido romper el nudo
gordiano del colonialismo.

Los seres humanos sin embargo no somos cometas, condenados a ser víctimas eternas de
nuestras propias órbitas políticas. Las experiencias son escuelas de aprendizaje. Al giro del
pasado siglo y en los primeros años de este siglo, en la experiencia que nos ha legado la lucha
contra la Marina de Guerra de Estados Unidos en Vieques, comienza a vislumbrase una salida
al túnel de la inmovilidad colonial. Si bien es cierto que sin que seamos hoy la mayoría en el
país, los independentistas somos la punta de lanza desde la cual puede propinársele la derrota
definitiva al anexionismo también es cierto que existen otras fuerzas, más allá de las propias,
que estarían dispuestas a dar esa lucha junto a nosotros si articulamos una propuesta política
correcta. Con ellas debemos contar para proyectos de trabajo futuros.

En esta lucha, sin embargo, los independentistas debemos fortalecernos en nuestras


convicciones, de la misma manera que cada organización debe fortalecer sus respectivas
propuestas de lucha y promover el modelo de la independencia al que se aspire mañana. Pero la
independencia será solo quimera de soñadores mientras no nos decidamos a quebrar antes, entre
todos, el espinazo del anexionismo y avanzar hoy resueltamente hacia la descolonización
buscando el apoyo de todos aquellos sectores políticos que estén dispuestos a caminar junto con
nosotros.

Eugenio María de Hostos, de quien en unas semanas conmemoraremos el centenario de su


muerte, dijo que el llanto que tributamos a los que mueren debe ser llanto tributado a los que
viven, porque el que sobrevive, es el que sabe por qué es su dolor. El dolor que nos provoca su
muerte al cabo de un siglo, como aquel que nos produce el recuerdo de nuestros compañeros
Carlos y Arnaldo es uno, lo conocemos y compartimos: aquel que le produce a un pueblo la
falta de libertad política, aquel que produce el colonialismo.

Se acercan momentos cruciales en nuestra historia política donde será necesario tomar
decisiones trascendentales que incidirán de una manera significativa en la transformación de lo
que hoy somos y en lo que aspiramos a ser mañana. No es suficiente ser independentista, es
necesario trabajar por la independencia. Un pueblo más allá de los que estamos aquí hoy
reunidos nos espera. ¡Démonos la oportunidad de avanzar, démonos la oportunidad de vencer!

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