You are on page 1of 34

LA GUERRA FRIA

La Gran Alianza que había derrotado al Eje en una cruenta guerra de casi seis años se rompió en el corto
plazo de unos meses. La guerra fría entre Estados Unidos y el bloque que dirigirá y la URSS y sus aliados
marcará la escena internacional por casi medio siglo

La efímera concordia

La ruptura no fue sin embargo inmediata ni inevitable. Roosevelt había soñado en Yalta un mundo en el
que las dos superpotencias que surgían de la guerra, los EE.UU. y la URSS, pudiera colaborar pese a
representar sistemas económicos, políticos e ideológicos tan diferentes. Stalin necesitaba la cooperación
de las otras grandes potencias para reconstruir su país y contaba con la colaboración norteamericana
para la cuestión de las reparaciones alemanas.

Además, el espíritu general de los pueblos europeos era de un profundo anhelo de renovación y justicia
social. El triunfo de los laboristas de Atlee en el Reino Unido y el que los comunistas obtuvieran más del
25% de los votos en Francia e Italia o el 38% en Checoslovaquia mostraban a las claras la popularidad de
las fuerzas de izquierda que en las zonas ocupadas por los nazis habían llevado el peso de la resistencia.

Por un momento se pensó que la colaboración era posible. El mejor lo constituía Checoslovaquia: tras
las elecciones de 1946, el presidente de la República, Edvard Benes, representante de la mejor tradición
liberal y demócrata europea, formaba un gobierno de unión nacional en el que un tercio de los ministros
eran comunistas.

Las potencias vencedoras mantuvieron también por poco tiempo diversas acciones comunes: los Juicios
de Nüremberg que significaron el juicio y condena de los altos dignatarios nazis acusados de crímenes
contra la humanidad o los tratados de paz de París firmados en 1947 con los antiguos aliados de
Alemania e Italia son ejemplos de ello.

1946: el creciente enfrentamiento

El ambiente enrarecido que ya se había empezado a respirar en la Conferencia de Potsdam terminó por
aflorar claramente en 1946.

En enero se produjo un primer encontronazo en la ONU cuando la delegación iraní protestó por la
prolongación de la ocupación soviética de sus provincias septentrionales, continuación que violaba un
acuerdo firmado por los Aliados durante la guerra. La dura reacción norteamericana consiguió que la
URSS se retirara a los pocos meses.

En febrero, además de descubrirse una red de espías soviéticos en Canadá, Stalin pronunció un duro
discurso en Moscú en el que no dudó en afirmar que el capitalismo y el comunismo eran
"incompatibles" y que la URSS debía prepararse para un período de rearme.

Dos semanas después, George Kennan, experto en asuntos soviéticos del Departamento de Estado
norteamericano, envió un telegrama a Washington. Este telegrama de dieciséis páginas contenía un
análisis demoledor: la Unión Soviética era un estado irrevocablemente hostil a Occidente que
continuaría con su política expansionista
El 5 de marzo de 1946, Churchill visitó los EE.UU. y pronunció un célebre discurso en la universidad de
Fulton, en el estado de Missouri. El veterano político británico consagró la expresión "telón de acero"
para referirse a la frontera que separaba a la Europa dominada por el ejército soviético del resto.

Como una réplica al telegrama de Kennan, el embajador soviético en Washington, Nikolai Novikov, envió
también un largo telegrama a Moscú en septiembre. En él afirmaba que los EE.UU. buscaban dominar el
mundo y estaban preparando una guerra para ello. Los telegramas de los enviados diplomáticos eran
una buena prueba del creciente deterioro de las relaciones entre los antiguos aliados.

El año 1946 supuso el fin del entendimiento entre los aliados. Aunque los partidos comunistas
occidentales participaban aún en gabinetes de coalición en países como Francia y como Italia, dos
cruentas guerras civiles enfrentaban a comunistas y conservadores en Grecia y China, y la tensión entre
las administraciones de ocupación occidentales y soviética en Alemania era creciente.

1947: El año de la ruptura

El año 1947 marca el fin definitivo de la antigua alianza. En un Europa en la que la reconstrucción no ha
comenzado aún, el hambre y el descontento social son el contexto en el que crece y crece la
desconfianza entre antiguos Aliados. Mientras los países occidentales desconfían del expansionismo
soviético en las zonas donde el Ejército Rojo se ha asentado, los soviéticos se quejan de que los
occidentales no envían a la URSS la parte correspondiente de las reparaciones que debían extraerse en
sus zonas de ocupación, dificultando la recuperación de una URSS en ruinas.

El año se inició con una clara violación soviética de los acuerdos de Yalta en lo referido a Polonia. Las
elecciones se celebraron en enero tuvieron lugar en un ambiente de falta de libertad y arbitrariedad que
permitió el triunfo de los candidatos comunistas.

La Doctrina Truman

En febrero de 1947 una alarmante nota del gobierno británico llegó a Washington. En ella se informaba
a Truman y a su nuevo Secretario de Estado, George Marshall, de que el gobierno de Londres era
incapaz de continuar apoyando al gobierno conservador de Atenas en su lucha contra las guerrillas
comunistas griegas. También comunicaba que la nota que Gran Bretaña era incapaz de seguir ayudando
financieramente a Turquía.

Los norteamericanos reaccionaron vivamente a esta nueva amenaza. Conscientes de que las zonas bajo
dominio soviético eran "irrecuperables", optan por implicarse activamente en la defensa del sur y del
oeste del continente. En un discurso pronunciado el 12 de marzo en el Congreso, Truman no solo
demandó la aprobación de una ayuda de 400 millones de dólares para Grecia y Turquía, sino que se
sentó una verdadera doctrina de política exterior, la Doctrina Truman. Afirmando que EE.UU. ayudaría a
cualquier gobierno que hiciera frente a la amenaza comunista, el presidente norteamericano proclama
la voluntad de su país de aplicar una política de contención del comunismo ("containment").

Esta nueva voluntad estadounidense tenía su principal desafío en Europa occidental. Aquí la
recuperación tras la devastación de la guerra estaba siendo muy lenta o inexistente lo que favorecía la
agitación y la propaganda comunista. Francia e Italia tenían poderosos partidos comunistas que podrían
ser la base de la expansión soviética al occidente del continente. El nuevo ambiente de enfrentamiento
provocó la expulsión de los ministros comunistas que participaban en gobiernos de coalición en París,
Roma y Bruselas en el período de marzo a mayo de 1947.
El Plan Marshall

Esta medida no era, sin embargo, suficiente. Para contener al comunismo era necesario poner las
condiciones económicos que impidieran su expansión. Así, el 5 de junio de 1947 en un discurso en la
universidad de Harvard, el secretario de estado, George Marshall, anunció el Programa de Recuperación
Europeo (European Recovery Program), conocido popularmente como el Plan Marshall.

Se trataba de un masivo programa de generosa ayuda económica para Europa. Aunque el Plan servía
claramente a los intereses diplomáticos y de potencia de EE.UU., lo que Churchill calificó, quizá
exageradamente, como "el acto menos sórdido de la historia", supuso una extraordinaria inyección de
ayuda económica que permitió la acelerada recuperación de Europa occidental.

Washington ofreció la ayuda a todos los países europeos, aunque determinó que para recibirla era
necesario crear mecanismos de colaboración económica entre los beneficiarios. Este hecho precipitó la
negativa de Stalin a aceptar el Plan, forzando a los países que habían caído bajo su esfera de influencia a
rechazar la ayuda. El Plan Marshall vino a dividir a Europa en dos: la occidental que va a iniciar un rápido
crecimiento económico y la oriental, sometida a la URSS, y que va a tener grandes dificultades de
desarrollo. La excepción a esta regla fue la España de Franco, a la que se negó la ayuda por el carácter
fascista de su régimen político.

A la vez que EE.UU. lanzaba estaba masiva operación de ayuda, la administración de Truman creó los
instrumentos institucionales de la guerra fría al aprobar en julio de 1947 la Ley de Seguridad Nacional
por la que se creaban la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional.

La respuesta soviética

La URSS, que había obligado al gobierno checoslovaco a renunciar al Plan Marshall tras haberlo
aceptado, reaccionó en septiembre de 1947 creando la Kominform (Oficina de Información de los
Partidos Comunistas y Obreros). Este organismo tenía como finalidad coordinar y armonizar las políticas
de los partidos comunistas europeos.

En la reunión constitutiva de la Kominform, el representante soviético, Andrei Jdanov, emite lo que se


ha venido en conocer como la Doctrina Jdanov: en ella se constata la división del mundo en dos bloques
y la necesidad de que los países de lo que el denominó el "campo antifascista y democrático" siguieran
el liderazgo de Moscú.

La ruptura se había consumado

La guerra fría comienza en Europa

El año 1948 constituyó el primer año de la guerra fría. El continente europeo, que aún apenas había
iniciado a restañar las heridas de la guerra, fue el escenario de una importante crisis internacional.

Las "Democracias Populares"

La Doctrina Jdanov había marcado el punto de no retorno en la conversión forzada de la Europa central
y oriental al modelo configurado por Stalin en la URSS. Una tras otra las naciones dominadas por el
Ejército Rojo fueron constituyéndose en lo que se vino a denominar "democracias populares": partido
único, colectivización de la tierra, planificación económica centralizada, prioridad a la industria de base,.
persecución de cualquier tipo de disidencia... La URSS extendía su modelo en su área de influencia.

En ese rápido proceso que duró pocos meses, el momento clave lo constituyó el Golpe de Praga en
febrero de 1948. El líder comunista Gottwald, con la aprobación de Stalin, hace un llamamiento a la
huelga general que se ve apoyada por "milicias de trabjadores" que frenan cualquier resistencia de las
fuerzas democráticas. En pocos días, la democracia checoslovaca se vio convertida en otra "democracia
popular". En los meses siguientes

La repercusión en Europa occidental del Golpe de Praga fue inmensa y aceleró las medidas occidentales
que precipitarán la crisis de Berlín.

Mientras tanto, Stalin se encontró con un problema inesperado en su propósito de alinear férreamente
a los "países satélites" bajo la férula de Moscú. La Yugoslavia de Tito, un país en el que las guerrillas
comunistas habían expulsado a las tropas del Eje con muy escasa ayuda soviética, practicó una política
exterior independiente que vino finalmente a chocar con la posición del Kremlin. A la condena de la
Kominform en junio de 1948, le sigue la ruptura de relaciones diplomáticas de la URSS en agosto. El
gobierno de Tito resisitió el envite con el apoyo de una población multinacional unida bajo la idea de la
independencia ante Moscú. El cisma yugoslavo fue un duro golpe para Stalin y reforzó sus tendencias
paranoicas respeto a los demás líderes comunistas. A partir del verano de 1948, las purgas se
extendieron en las filas comunistas de las nuevas "democracias populares

La crisis de Berlín y la partición de Alemania

La antigua capital del Reich había sido dividida en cuatro zonas de ocupación y se hallaba situada en el
corazón de la zona de ocupación soviética. Las crecientes discrepancias entre los antiguos aliados
hicieron de la cuestión de Berlín uno de los temas clave de la guerra fría.

El Golpe de Praga aceleró el enfrentamiento ya iniciado anteriormente sobre la cuestión alemana.


Abandonadas las negociaciones para acordar un status político común a la Alemania ocupada tras el
fracaso de la Conferencia de Londres en 1947, los representantes de EE.UU., Gran Bretaña y Francia se
reunieron y alcanzaron los Acuerdos de Londres (abril-junio de 1948) para iniciar un proceso
constituyente en sus zonas de ocupación.

El 18 de junio de 1948, los aliados occidentales dieron un paso más creando una nueva moneda para sus
zonas de ocupación: el Deutschemark. Los soviéticos reaccionaron aplicando una reforma en su zona en
la que incluyeron a la ciudad de Berlín, a la que consideraban parte integrante de la zona soviética.
Cuando los occidentales trataron de introducir el Deutschemark en sus zonas de ocupación de Berlín.
Las protestas soviéticas se tornaron en actos: se inició el bloqueo de Berlín. Mediante la interrupción de
toda comunicación terrestre entre las zonas de ocupación occidentales y Berlín occidental, Stalin
confiaba en que Berlín oeste caería como una fruta madura en sus manos.

La reacción occidental sorprendió al dictador soviético. Los norteamericanos, con una pequeña ayuda
británica, organizaron un impresionante puente aéreo que durante once meses y mediante más
275.000 vuelos consiguió abastecer a la población sitiada. Al mismo tiempo, la Casa Blanca hacía saber al
Kremlin que no dudaría en usar la fuerza para hacer respetar los "corredores aéreos" que unían Berlín
con la Alemania occidental. Stalin había subestimado las posibilidades del transporte aéreo y la
resolución occidental a hacerle frente: el 12 de mayo de 1949 levantó el bloqueo de Berlín.

La crisis de Berlín creó un sentimiento fuerte de solidaridad entre los alemanes occidentales y los
norteamericanos. Esta situación facilitó la culminación de la partición de Alemania: las tres zonas
occidentales se constituyeron en la República Federal de Alemania que se dotó de una Ley
Fundamental el 8 de mayo de 1949. Esta constitución establecía una sistema liberal democrático y
contó con el visto bueno de las potencias occidentales. La URSS reaccionó en octubre con el
establecimiento en su zona de ocupación de la República Democrática de Alemania, un estado creado
siguiendo el modelo de las "democracias populares".

Esta partición de Alemania era la concreción en el corazón de Europa de la división bipolar del mundo:
sólo unos días antes, el 4 de abril de 1949, se firmaba el Washington el Tratado del Atlántico Norte que
daba nacimiento a la OTAN. Nos ocuparemos más adelante del nacimiento de esa estructura bipolar que
caracterizó al mundo durante el período de la guerra fría.

La guerra fría se extiende a Asia

La primera bomba atómica soviética

El revés que había supuesto para la URSS el fracaso del bloqueo de Berlín se vio compensado por un
acontecimiento que cambió de forma decisiva el equilibrio estratégico mundial: el 29 de agosto de 1949
la URSS experimentó su primera bomba atómica. De repente, el monopolio atómico norteamericano
había desaparecido, mucho antes de lo que la mayoría de los analistas habían pronosticado.

La revolución comunista china

Una "segundo bomba" se abatió muy pronto sobre el equilibrio entre los nacientes bloques
enfrentados: tras dos años de renovada guerra civil, el 1º de octubre de 1949 las tropas comunistas de
Mao Zedong entraban victoriosas en Pekín, proclamando la República Popular China. Las tropas
nacionalistas de Chiang Kai Chek huyeron a la isla de Taiwan donde establecieron un régimen dictatorial
pro-occidental protegido por EE.UU.

En 1950, Mao viaja a Moscú donde concluye diversos acuerdos con la URSS, entre ellos una alianza
militar por treinta años "contra Japón o cualquier agresor unido a Japón". El paso del país más poblado
del mundo al campo comunista traumatizó al mundo occidental y especialmente a la opinión
norteamericana. No obstante, la concordia entre Moscú y Pekín será efímera, abriéndose en el medio
plazo un nuevo cisma en el mundo comunista mucho más importante que el que habían protagonizado
Tito.

La guerra de Corea 1950-1953

La primera víctima de la guerra fría fue el pueblo coreano. Por primera vez, el enfrentamiento entre el
bloque occidental y el bloque comunista vino a concretarse en "una guerra caliente".

La guerra de Corea hunde sus orígenes en el reparto en dos zonas de ocupación de este antiguo
protectorado japonés tras la derrota del régimen de Tokio en 1945. Separadas por el paralelo 38º, la
ocupación soviética y norteamericana dio lugar al nacimiento de dos regímenes radicalmente
enfrentados. Corea del Norte, una dictadura comunista pro-soviética bajo la mano de hierro de Kim il
Sung y Corea del Sur, una dictadura de derechas pro-norteamericana bajo la dirección de Syngman
Rhee. Cuando las potencias ocupantes se retiren en 1948, la URSS, y en 1949, EE.UU., dos estados
antagónicos quedaron frente a frente.

El conflicto se inició con la agresión norcoreana en junio de 1950 a la que respondió la intervención
norteamericana en septiembre de ese mismo año. En octubre, tropas chinas entraron en la península en
ayuda de Corea del Norte, lo que finalmente llevó una estabilización de los frentes a partir de 1951.
Para romper este empate táctico, el general MacArthur, al frente de las tropas norteamericanas que
luchaban bajo el pabellón de la ONU en Corea, llegó a proponer el uso de la bomba atómica y el ataque
a China. Estas propuestas precipitaron la reacción del presidente Truman y fue sustituido por el general
Ridgway en abril de 1951. Se asistía así de nuevo a lo que ya se había visto en el bloqueo de Berlín: a lo
largo de la guerra fría, las dos superpotencias fueron prudentes cuando se entrevió la posibilidad de un
enfrentamiento directo entre ambas.

Finalmente, poco después de la muerte de Stalin, en julio de 1953, se firmó el Armisticio en


Panmunjong. Se acordó una nueva línea de demarcación que serpentea en torno al paralelo 38º.

La guerra de Corea dio dimensión mundial a la guerra fría y convirtió a Asia en uno de sus escenarios
principales. En adelante, conflictos de tipo colonial como la guerra de Indochina, comenzada en 1946 y
en la que la guerrilla del Vietminh luchaba contra la potencia colonial francesa, se transformaron en
conflictos insertos en la guerra fría.

Estados Unidos, donde el conflicto había alentado la histeria anticomunista orquestada por el senador
McCarthy, inició un importante rearme ante el convencimiento del carácter expansionista del
comunismo y la evidencia de que los soviéticos poseían la bomba atómica.

Los orígenes del conflicto árabe-israelí

Los antecedentes del contencioso árabe-israelí se remontan a fines del siglo XIX con el nacimiento del
movimiento sionista. El holocausto nazi precipitó la afluencia de judíos a una tierra que había estado
poblada durante siglos por árabes palestinos. Dos pueblos competían por el control del territorio de la,
en aquel momento, colonia británica de Palestina: 1.250.000 árabes contra 560.000 judíos, venidos en
su mayor parte de Europa y, por consecuencia, con un nivel tecnológico y económico más desarrollado.

Tras meses de sangrientos disturbios, la ONU acordó un Plan de Partición de Palestina el 29 de


noviembre de 1947. El territorio de Palestina se dividiría en tres partes: un Estado judío, un Estado árabe
y Jerusalén, internacionalizada y bajo el control de las Naciones Unidas.

La primera guerra árabe-israelí (1948-1949)

El 14 de mayo de 1948, el líder hebreo Ben Gurion proclamó el nacimiento del Estado de Israel en los
territorios que les habían sido adjudicados por la ONU. La reacción árabe fue inmediata, cuando las
tropas británicas abandonaron la colonia el 15 de mayo tropas de los estados árabes que circundan a
Israel atacaron al recién nacido estado hebreo.

La primera guerra árabe-israelí (mayo 1948-junio 1949) concluyó con la victoria israelí. El nuevo estado
judío pasó a ocupar el 78% de la antigua Palestina en lugar del 55% asignado por el reparto de la ONU.
Los territorios árabes quedaron que quedaron fuera de su control fueron controlados por los estados
árabes vecinos: la franja de Gaza pasó a manos de Egipto y la Cisjordania y la ciudad antigua de
Jerusalén quedó en poder del reino de Jordania (la antigua Transjordania). La guerra fue una catástrofe
para la población palestina que fue expulsada masivamente de los territorios israelíes y se refugió en los
estados vecinos. Los árabes palestinos quedaron como una población sin estado
El mundo bipolar

El bloque occidental

Los lazos transatlánticos

Este bloque está conformado y dirigido por países de economía capitalista con un alto nivel de
desarrollo y sistemas políticos democráticos. El levantamiento de las trabas al comercio mundial
patrocinado y gestionado por instancias internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o
el GATT propiciaron los intercambios comerciales y monetarios, lo que evitó tendencias aislacionistas.

Sin embargo, la gran cuestión que va a llevar a que EE.UU. se lance, contrariando sus tradiciones
históricas, a la constitución de un bloque constituido en torno a alianzas será reforzar a una Europa
Occidental, totalmente necesaria para no perder la guerra fría.

La Doctrina Truman y, sobre todo, el Plan Marshall constituyeron los dos primeros pasos de la nueva
postura norteamericana. La reconstrucción de las economías europeas y la consecución de una cierta
estabilidad social fueron elementos clave de la "contención" del comunismo en Europa. El European
Recovery Program, más conocido como Plan Marshall, hizo que EE.UU. planteara la necesidad de una
coordinación económica europea. Así, en 1948, nació la Organización Europea de Coordinación
Económica (OECE), embrión de la futura Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE). La conclusión de este proceso de conformación del bloque occidental concluyó en 1949 con la
firma del Pacto Atlántico y la constitución al año siguiente de la OTAN, la gran alianza militar occidental.

Los inicios de la construcción europea

Los EE.UU. van a jugar un papel esencial en la posguerra empujando a la Europa Occidental hacia la
construcción de la unidad europea. La "idea europea" no era nueva. Ya tras la primera guerra mundial,
durante el período de entreguerras figuras como Coudenhove-Kalergi o estadistas como Aristide Briand
defendieron un proyecto integrador que fracasó estrepitosamente tras la depresión de 1929 y el
ascenso de los fascismos.

Tras la segunda guerra mundial, diversas iniciativas llevaron a la adopción de los primeros pasos
concretos en el camino de la integración. En mayo de 1948, más de 750 figuras europeas, muchos
prominentes políticos ente ellos, se reunieron en el Congreso de La Haya y en 1949 nacía el Consejo de
Europa.

Sin embargo, fue en el bienio 1950-1951, cuando en Corea se iniciaba el primer "conflicto caliente" de la
guerra fría, cuando se tomaron los principales pasos que iniciaron el proceso de integración: la
Declaración Schuman y su inmediata consecuencia la creación de la Comunidad Europea del Carbón y
el Acero (CECA).

La Europa occidental había iniciado un camino unitario en el que la integración económica tenía un
papel esencial. La firma de los Tratados de Roma en 1957 y el nacimiento de la Comunidad Económica
Europea será el siguiente y decisivo paso.

Una red mundial de alianzas

La guerra fría y la experiencia histórica del período de entreguerras llevaron a los EE.UU. a dar un giro
histórico en su tradicional aislacionismo. Más allá de los lazos trasatlánticos con la Europa Occidental, la
Secretaría de Estado norteamericana se lanzó a la construcción de una serie de alianzas internacionales
que consolidaran al bloque occidental:

 Ya en tiempos de Truman se firmó en 1947 el Tratado de Rio con veinte países


latinoamericanos. Esta iniciativa concluyó en 1948 con la fundación de la Organización de
Estados Americanos (OEA). Esta institución ha estado siempre basada en un desequilibrio de
fuerza patente entre la potencia norteamericana y el resto de los países del continente.
 La guerra de Corea llevó en 1951 a la constitución de una alianza militar en el Pacífico: el ANZUS
(Australia, New Zealand, United States) y la firma del Tratado de San Francisco con Japón,
antiguo enemigo con el que EE.UU. concluía un tratado de defensa.
 El presidente Eisenhower y su Secretario de Estado Foster Dulles completaron y sistematizaron
la red de alianzas occidental: en 1954 nació la SEATO (siglas en inglés para la Organización del
Tratado de Asia del Sureste) con Gran Bretaña, Francia, Australia, Nueva Zelanda, Filipinas,
Tailandia y Pakistán; en 1955 se firmó el Pacto de Bagdad, alianza de seguridad en el Próximo
Oriente en el que agrupaban Gran Bretaña, Turquía, Irak, Pakistán e Irán. Al retirarse de la
alianza Irak en 1959, este pacto se tranformón en el CENTO (siglas en inglés para la
Organización del Tratado del Centro).

El bloque comunista

La segunda glaciación stalinista en la URSS

Durante los años treinta, Stalin instauró un sistema totalitario fundado en el control de la población, la
represión contra cualquier disidencia, algo que fue especialmente significativo en el cruento proceso de
la colectivización agraria, la planificación económica centralizada y la primacía de la industria pesada. Si
bien la URSS consiguió una rápida industrialización, el coste humano fue enorme: el sistema de campos
de concentración o Gulag es el mejor ejemplo de los sufrimientos del pueblo soviético.

Durante la guerra, a fin de suscitar la unidad patriótica contra el invasor alemán la represión disminuyó y
miles de prisioneros fueron liberados. La victoria de 1945 llevó a Stalin al cenit de su popularidad, era el
"Padre de la victoria".

Sin embargo, en cuanto aparecieron de nuevo las dificultades en la posguerra, como el hambre de 1946,
el viejo dictador volvió a sus prácticas de terror: las deportaciones masivas al Gulag llevaron a que más
dos millones y medio de personas fueran detenidas en muy corto tiempo.

Las "democracias populares"

El estallido de la guerra fría tuvo como resultado en las zonas ocupadas por el Ejército Rojo la
organización de nuevos estados "satélites" de la URSS.

Exceptuando en Albania y Yugoslavia donde la triunfante guerrilla comunista autóctona llevó a los
comunistas directamente al poder, el establecimiento de las "democracias populares" se realizó en un
rápido proceso que culminó en 1948 con el golpe de Praga.

El proceso fue similar en todos los países:

 En primer lugar, la "desnazificación", es decir, purga de los colaboradores con el Eje que a
menudo redundaba también en la represión contra una parte importante de las clases más
acomodadas.
 Formación de "Frentes Nacionales" en los que los PC colaboran con diversas fuerzas
democráticas, aunque se reservan los puestos clave -Interior, Defensa, Economía, Justicia- en los
gobiernos.
 Eliminación de las fuerzas no comunistas y completa "satelización" del nuevo régimen. La
represión contra cualquier disidencia se veía acompañada por la completa dependencia de
Moscú.

En el terreno económico, los soviéticos desmontaron y transfirieron a su país fábricas completas, así
como productos de todo tipo. En general, en los países conquistados se tendió a organizar las
actividades económicas siguiendo las directrices y los intereses de Moscú. Acuerdos bilaterales entre la
URSS y los diversos países del bloque oriental regularon las relaciones económicas mutuas.

El cisma yugoslavo en 1948 constituyó la primera fisura en el bloque que se estaba formando en torno a
la URSS.

La organización del bloque comunista

La articulación de la Doctrina Jdanov y la creación de la Kominform en 1947 fueron la primera reacción


de la URSS tras la ruptura con las potencias occidentales. La Kominform jugó un papel importante en la
movilización ideológica y en la propaganda en los países comunistas. Tras el cisma yugoslavo, la
Kominform pasó a centrarse en la lucha contra Tito ante el temor de Stalin a un "contagio" en el resto
de las "democracias populares".

Otro elemento clave de la labor de la Kominform fue la organización del Movimiento por la Paz, esta
organización centró sus críticas en el armamento nuclear norteamericano y lanzó grandes campañas
recogiendo firmas que pedían la prohibición de las armas atómicas. Estas campañas consiguieron el
apoyo de un gran número de intelectuales.

Paralelamente en los "países satélite", una nueva oleada de purgas (1948-1952) marcó los últimos años
de la dictadura de Stalin. Cualquier intento de iniciar una "vía nacional" al socialismo que no siguiera al
pie de la letra el modelo soviético fue acusado de "desviacionista" y tildados de "trostkistas" o "titistas".
La realidad fue que aproximadamente un cuarto de la militancia comunista, muchas veces los militantes
más veteranos y con mayor experiencia de lucha, fueron juzgados, encarcelados o ejecutados. La
represión se convirtió en adelante un rasgo esencial de las "democracias populares".

En 1949, nació el COMECON (Consejo de Ayuda Mutua Económica), instituto multinacional que
agrupaba a la URSS y a los países del Este con la excepción yugoslava que buscaba el fomento y la
planificación de los intercambios comerciales entre los países del bloque. Hubo que esperar hasta 1960
para que este organismo funcionara con plenitud.

La URSS fue creando una red de alianzas que diera coherencia a su bloque. No obstante, esta red fue
mucho menos densa y tardó más en consolidarse. El gobierno de Moscú fue firmando Acuerdos
bilaterales con las "democracias populares" y con la China comunista de Mao.

Hubo que esperar a que pasaran dos años de la muerte de Stalin para que, con la ocasión del ingreso de
la RFA en la OTAN, naciera en 1955 el Pacto de Varsovia, alianza militar que unió a la URSS con todos los
países europeos del bloque comunista con la excepción de Yugoslavia. Se calcula que las fuerzas
militares del Pacto ascendían a 6 millones de soldados con un armamento altamente homologado. El
mando unificado de estas tropas quedó en manos de un general soviético.

La descolonización
La crisis de los Imperios coloniales

El nacimiento de los nacionalismos

La Gran Guerra abrió el camino para el despertar de los pueblos colonizados. Las nuevas elites
indígenas, educadas en Occidente e impregnadas de las ideas de democracia y libertad y a la vez
excluidas de los cargos administrativos y políticos, formarán los cuadros de los primeros grupos
nacionalistas. Esta naciente idea nacional estará representada en diferentes figuras que jugarán el papel
de símbolos: Gandhi apelará a la conciencia religiosa hindú, Burguiba se inspirará en el laicismo
transformador de Kemal Ataturk, mientras que Ho Chi Minh planteará la revolución comunista junto a la
emancipación nacional.

La modernización económica -infraestructuras, hospitales, escuelas- que llevaron las metrópolis a las
colonias tuvo un doble resultado contradictorio, de progreso y de desequilibrio. Los adelantos médicos,
unidos al mantenimiento de una alta tasa de natalidad, provocó en el período de entreguerras el inicio
de la explosión demográfica. Este aumento de la población se produjo en sociedades que no
experimentaron un crecimiento económico significativo. Paro en el campo y hacinamiento en las
ciudades fueron los resultados de una sociedad dislocada en la que el descontento social fue pronto
aprovechado por los nacionalismos anticolonialistas.

El efecto de la Segunda Guerra Mundial

El conflicto bélico trajo una fuerte aceleración al proceso de crisis de los sistemas coloniales. Los factores
que lo explican son varios:

 La rápida derrota de Francia, Bélgica y Holanda supuso un fuerte desprestigio de las metrópolis
en sus respectivos imperios coloniales. También el imperialismo inglés derrotado en gran parte
de Asia sufrió una situación parecida. Las potencias del Eje trataron, evidentemente, de
aprovecharse de esta situación. El ejemplo más claro es la apelación que los japoneses hicieron
a los pueblos que conquistaron para unirse y rebelarse contra el dominio de los blancos
europeos.
 El Reino Unido y la Francia Libre enrolaron en sus ejércitos a muchos habitantes de las colonias.
Un ejemplo lo constituye los más de dos millones de hindúes fueron movilizados por el Imperio
Británico, o la mayoritaria presencia de magrebíes en el ejército francés que luchó en Italia junto
a los Aliados. La sangre derramada legitimó las reivindicaciones de los pueblos colonizados.
 Las dos grandes superpotencias surgidas de la guerra, EE.UU. y la URSS, defendían posturas
anticolonialistas e impulsaron su proceso de emancipación. Los norteamericanos, además de
recordar su propio origen nacional, apoyaron la apertura de mercados para sus capitales y
productos y el consiguiente fin de las trabas coloniales. Los soviéticos lo hicieron desde su
propia ideología anticapitalista y antiimperialista.
 El acuerdo de las dos superpotencias, al que pronto se fue uniendo el voto de los países que
iban naciendo en el proceso de descolonización, hizo que la ONU jugara un papel impulsor del
proceso descolonizador.

Los modelos de descolonización

Podemos distinguir diversos tipos de descolonización, atendiendo a dos variables. Con respecto a la
violencia del proceso nos encontramos con:
 Descolonización sin guerra de independencia. Fue el caso cuando las metrópolis
comprendieron la inutilidad de resistirse a un proceso histórico ineludible. La ausencia de guerra
no implica que no hubiera disturbios importantes, como fue el caso de Marruecos o Túnez, o de
gravísimos conflictos o guerras civiles entre comunidades indígenas rivales, como sucedió en la
India entre hindúes y musulmanes
 Descolonización con guerra de independencia. Cuando la metrópoli se negó a aceptar el
cambio. Los ejemplos más claros fueron en Argelia e Indochina en el Imperio francés y en
Indonesia en el holandés.

Si tenemos en cuenta los dos grandes imperios coloniales, podemos distinguir entre:

 Descolonización a la francesa. Tras la humillación de 1940, Francia no estaba preparada para


aceptar lo que se veía como una nueva derrota. Pese a que en 1946 sustituyó el término
"imperio" por el de Unión Francesa en 1946, el gobierno de París trató de retener por la fuerza
el imperio lo que dio lugar a un proceso descolonizador traumático.
 Descolonización a la inglesa. Sin el sentimiento de frustración francés, con cierta experiencia
descolonizadora en el período de entreguerras (los "Dominios" e Irak y Egipto), y con la creación
de la Commonwealth en 1931 como fórmula para mantener lazos con las antiguas colonias, el
modelo inglés fue menos traumático. No obstante, en algunos casos el proceso descolonizador
fue un absoluto fracaso, dejando tras de sí guerras entre poblaciones enfrentados que han
continuado hasta el siglo XXI. Es el caso de hindúes y musulmanes en la antigua colonia de la
India, hoy prolongado en el conflicto entre India y Pakistán; y, sobre todo, el caso de la colonia
de Palestina, origen del largo y sangriento conflicto de Oriente Medio

La emancipación de Asia Oriental

La India: la independencia y la partición

El movimiento nacionalista en la India es uno de los más antiguos y originales que aparecieron en las
antiguas colonias. Organizado en torno al Partido del Congreso, fundado en 1885, desde la Primera
Guerra Mundial fue liderado por Gandhi, defensor de la no violencia. Junto a su discípulo y principal
líder político del movimiento, Nehru, reclamó insistentemente la independencia, concretando esta
demanda en la resolución "Quit India" de 1942.

La victoria de los laboristas de Atlee en 1945 facilitó las negociaciones que se iniciaron ese mismo año.
Muy pronto surgieron dos posturas enfrentadas, mientras que Gandhi y Nehru defendieron el
mantenimiento de un único estado multireligioso, el líder de la Liga Musulmana, Ali Jinnah, planteó la
partición de la colonia en dos estados, uno hindú y otro musulmán.

Tras una guerra civil que desgarró al país (1946-1947), Nehru finalmente se avino a la idea de la
partición reuniéndose en junio de 1947 la Conferencia de Nueva Delhi con Jinnah y Lord Montubatten
en representación del gobierno de Londres.

El resultado fue el nacimiento de dos estados independientes el 15 de agosto de 1947: la Unión India,
de mayoría hindú y dirigida por el Partido del Congreso de Nehru y Pakistán, de mayoría musulmana.
Las transferencias de población que acompañaron esta partición se convirtieron en un brutal baño de
sangre.
La independencia de Indonesia

Los japoneses derrotaron y desalojaron a los holandeses en 1942, favoreciendo el desarrollo del
movimiento nacionalista dirigido por Sukarno. Poco antes de retirarse las tropas niponas, el 17 de
agosto de 1945, se proclamó la independencia de Indonesia.

Tras el fin de la guerra, el gobierno de los Países Bajos intento por dos veces, en 1947 y en 1948,
retomar el control del archipiélago por la fuerza. La resistencia indonesia y las presiones de la ONU y
EE.UU., que llegó a amenazar con retirar a Holanda la ayuda del Plan Marshall, hicieron que finalmente,
a fines de 1949, Indonesia alcanzara su independencia bajo la presidencia de Sukarno.

La guerra de Indochina

El conflicto que desangró a Indochina de 1946 a 1954, lo que conocemos como la guerra de Indochina,
fue la primera fase de un desgarrador conflicto que se prolongará en la guerra de Vietnam.

Los franceses, como los holandeses, fueron desalojados por Japón durante la Segunda Guerra Mundial
de su colonia en Indochina. El 2 de septiembre de 1945, Ho Chi Minh, líder del Viet-minh, guerrilla
comunista y nacionalista, proclamó la independencia.

Francia también fracasó en su intento de restaurar por la fuerza su dominio y, tras la derrota de Diem
Bien Fu, firmó los Acuerdos de Ginebra en julio de 1954. En ellos se acordó la independencia de Laos y
Camboya y la partición en dos estados de Vietnam, uno comunista al norte y otro pro-occidental al sur.

Tras la guerra de Corea, la guerra colonial se había convertido en un conflicto de la guerra fría. En ese
marco, los Acuerdos de Ginebra fueron una simple tregua. Las elecciones previstas que debían servir
para la reunificación democrática de Vietnam nunca se llegaron a celebrar.

La descolonización de África

Las independencias en la región del Magreb

Burguiba, líder del tunecino partido Neo-Destur (Nueva Constitución), planteó una estrategia negociada
por etapas. Interrumpidas las negociaciones por el gobierno de París en 1951, la respuesta armada de
los tunecinos llevó a que en 1954 Túnez obtuviera la plena autonomía política y en 1956 la
independencia.

En Marruecos, el partido Istiqlal (Partido de la Independencia) trataba de conseguir la independencia


bajo la soberanía del Sultán Mohamed Ben Youssef, que gozaba de poderes teóricos bajo la
administración francesa. La tensión finalmente estalló con graves disturbios brutalmente reprimidos en
Casablanca en 1952. La respuesta francesa fue deportar al sultán a Magadascar lo que provocó la
insurrección general (1954-1955). Finalmente los franceses tuvieron que ceder. El sultán, que pronto
sería el rey Mohamed V, retornó triunfalmente en noviembre de 1955 y el reino de Marruecos alcanzó
la independencia el 2 de marzo de 1956. La España de Franco no puso ningún impedimento para
conceder la independencia en la zona norte que controlaba y cedieron a las nuevas autoridades de
Rabat el control del conjunto del territorio.

El proceso de independencia en Argelia constituyó uno de los episodios más sangrientos del proceso
descolonizador. La presencia de una fuerte minoría europea llevó a que el gobierno de París se negara a
aceptar las demandas nacionalistas. La guerra de Argelia (1954-1959) fue un episodio enormemente
traumático tanto para la metrópoli como para la colonia. El enfrentamiento entre el Frente de
Liberación Nacional (FLN) argelino y el ejército francés provocó que casi medio millón de argelinos
musulmanes y 25.000 soldados franceses perdieron su vida en el conflicto.

La gravedad de la situación llevó a que en Francia se llegara al borde de la guerra civil. La vuelta al poder
de De Gaulle salvó al país del conflicto y trajo una nueva constitución para Francia. Con respecto a
Argelia, De Gaulle, que llegó al poder como abanderado de la defensa de la "Argelia francesa", tuvo que
ceder finalmente e iniciar negociaciones con el FLN. Los Acuerdos de Evian abrieron el camino a la
proclamación de la independencia en julio de 1962.

El despertar del África negra

En muchos casos aquí la descolonización se realizó de forma progresiva y sin grandes problemas por
parte de las metrópolis para su concesión.

En el África anglófona la figura pionera fue N'Krumah, quién consiguió la independencia para la antigua
Costa de Oro que pasó a llamarse Ghana en 1957. El resto de las colonias se independizaran en el
período 1960-1965.

Un caso particular es el de Rodhesia del Sur, territorio rico en minerales, donde los colonos blancos
declararon unilateralmente la independencia en 1965, estableciendo un régimen de apartheid,
comparable al vigente en Sudáfrica. Hubo que esperar a 1979 para que fueran desalojados del poder y
para que ese territorio alcanzara una verdadera independencia. En adelante se llamó Zimbabwe.

En el África francófona destaca la figura de Sedar Senghor, líder nacionalista senegalés. Aquí, pese a los
intentos de agrupar a las colonias en una Comunidad Francesa, a partir de 1960 las colonias alcanzaron
la independencia, estableciendo relaciones de cooperación con la antigua metrópoli que en muchos
casos son casos evidentes de neocolonialismo.

El caso del Congo belga nos muestra un ejemplo de descolonización convertido en drama. Nada más
producirse la independencia en 1960 bajo la dirección de Patrice Lumumba, la rica provincia minera de
Katanga proclamó su independencia dirigida por Moise Tshombé y con el apoyo de los colonos belgas.
Tras una larga guerra civil, en la que Lumumba fue asesinado, el general Mobutu se convirtió en el
dictador del país. Con la ayuda de los "cascos azules" de la ONU consiguió reintegrar a Katanga en el
país.

Todos estos jóvenes estados se agruparon en la Organización para la Unidad Africana (OUA), fundada
en 1963. Su principal preocupación fue evitar los conflictos fronterizos y secesionistas que daban lugar a
brutales guerras civiles como la de Katanga o la de Biafra que asoló Nigeria en 1966-1970. Uno de los
grandes problemas africanos es que las fronteras fueron decididas en Londres o París, sin tener en
cuenta la realidad tribal existente previamente. Tras las descolonización, los conflictos entre estados
que no responden a realidades nacionales o las guerras civiles entre grupos étnicos o tribales dentro de
un mismo estado se han convertido en una triste costumbre en el continente.

La última etapa descolonizadora tuvo lugar en los años setenta y afectó a las colonias ibéricas. España
cedió precipitadamente el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975. La agonía de Franco
aceleró un proceso en el que no se contó con la población saharaui. Un poco antes, la "revolución de los
claveles" portuguesa precipitó la independencia de Angola y Mozambique. La descolonización de las
colonias portuguesas se produjo en un marco internacional caracterizado por el recrudecimiento de la
guerra fría, lo que explica en gran medida las largas guerras civiles que se abatieron sobre estos países,
en especial en el caso de Angola
El Movimiento de los Países No Alineados

Los países del Tercer Mundo, muchos de ellos recién llegados a la independencia tras el período
colonial, estaban abocados a una escena internacional en la que tenían un escaso protagonismo y en la
que la dinámica del enfrentamiento entre los bloques les llevaba a un forzoso alineamiento con uno u
otro.

La Conferencia afro-asiática de Bandung en 1955

La iniciativa de su convocatoria provino de los cinco primeros países descolonizados en Asia: Pakistán,
India, Indonesia, Ceilán y Birmania. La figura impulsora fue Nehru. El líder hindú asistía alarmada a la
extensión de la guerra fría al continente asiático tras el conflicto de Corea y quería evitar a toda costa
que Asia se dividiera en bloques enfrentados tal como la formación de la SEATO o la alianza chino-
soviética parecía anunciar.

Los cinco países decidieron convocar una Conferencia en la ciudad indonesia de Bandung en abril de
1955. Veintinueve países acudieron: 23 asiáticas, de los que 14 procedían del Asia oriental, y 6 africanos,
de los que 4 pertenecían al África negra. Ni la China nacionalista ni Israel fueron invitadas para evitar el
boicot de la China Popular y de los países árabes respectivamente, ni tampoco lo fue África del Sur,
condenada por su política de apartheid. Representantes de los países del Magreb (Marruecos, Argelia y
Túnez), que aún no habían alcanzado la independencia, enviaron observadores a la Conferencia.

El "espíritu de Bandung"

En la Conferencia, como no podía ser menos, hubo una unánime condena del colonialismo que aún
dominaba en África y el sistema racista del apartheid. También fue unánime la llamada al mundo
desarrollado para que cooperase en la lucha contra el subdesarrollo y la pobreza. Por último, en lo que
se refería a las relaciones entre estados, se acordaron cinco principios, concebidos por Sukarno y
popularizados por Nehru, que vendrían a convertirse en las ideas clave del movimiento de los países no
alineados:

 Respeto a la soberanía y la integridad territoriales


 Igualdad entre las razas y las naciones
 No agresión
 No injerencia en los asuntos internos de cada país
 Coexistencia pacífica

Sin embargo, pese a estas demandas comunes, fue desde un principio muy evidente la existencia de tres
grandes corrientes enfrentadas:

 Los No Alineados, con Nehru y Nasser a la cabeza, condenaban la política de bloques militares
enfrentados.
 Los Pro-Occidentales (Turquía, Irak, Pakistán, Ceilán...) defendían la posibilidad de que cada país
se integrara en alianzas militares regionales como la SEATO o el Pacto de Bagdad. Estos países
intentaron que la Conferencia aprobara una resolución condenando todos los imperialismo,
incluido el soviético, pero fracasaron en su empeño. El prestigio de la URSS y el reciente pasado
colonial eran aún muy fuertes.
 Los dos Países Comunistas (China y Vietnam del Norte). Zhou Enlai, el representante chino, fue
enormemente hábil en frenar las iniciativas de los países pro-occidentales y obtener un gran
prestigio para la China de Mao.
En definitiva, la Conferencia de Bandung supuso un momento clave en el proceso de descolonización y
en el intento de emancipación del Tercer Mundo. En el terreno de las relaciones internacionales fue el
origen del movimiento de los países no alineados

La "coexistencia pacífica" de Kruschev

La muerte de Stalin el 5 de marzo de 1953 abrió una nueva fase en la historia de las relaciones
internacionales. Tras un complejo proceso sucesorio, Kruschev consiguió asentarse en el poder del
Kremlin, muy especialmente tras eliminar a Beria, jefe del aparato represivo stalinista, en junio de 1953.

El nuevo líder soviético lanza una nueva política exterior que va a denominar coexistencia pacífica. Este
nuevo concepto significaba básicamente que la URSS no solo negaba el recurso a las armas para
extender la revolución comunista por el mundo, sino que rechazaba la idea de que la guerra con el
capitalismo era inevitable. El bloque comunista, que en ese momento ya se veía lo suficientemente
fuerte para disuadir al adversario de un posible ataque, concentraría en el futuro todas sus fuerzas en la
competición pacífica con el Oeste.

La realidad de la política soviética no fue, sin embargo, tan pacífica. Como veremos, Moscú no dudó en
tomar medidas, en algún caso arriesgadas, que pusieron en grave peligro la paz mundial.

La reacción norteamericana: la doctrina de las "represalias masivas"

La visión de Washington no se vio muy influenciada por la nueva política del Kremlin. En EE.UU. primaba
una situación de inseguridad propiciada por el acceso de la URSS al arma atómica y sus ensayos con
misiles intercontinentales. El lanzamiento del Sputnik en 1957, el primer satélite al espacio por parte de
los soviéticos vino a reforzar ese sentimiento.

El candidato norteamericano Eisenhower había criticado duramente la política de "contención" de


Truman y Foster Dulles, el que luego sería su Secretario de Estado, había propuesto durante la campaña
electoral de 1952 el roll back, el hacer retroceder a los Soviéticos a sus posiciones de partida.

Tras el triunfo republicano, la nueva administración afirmó lo que se vino a denominar la doctrina de las
"represalias masivas". Washington amenazaba a la URSS con el uso masivo del arma nuclear en el caso
de que adoptara una política exterior muy agresiva.

Afortunadamente, como los hechos vinieron pronto a confirmar, la política exterior norteamericana fue
mucho más moderada. Algunos historiadores hablan de una política de "contención" reforzada para
subrayar la continuidad que hubo ente la diplomacia de Truman y la de Eisenhower. En definitiva, se
iniciaba un nuevo período en el que las palabras una vez más no correspondían exactamente con los
hechos. Ni la política exterior soviética fue tan pacífica, ni la norteamericana fue tan belicosa.

El deshielo 1953-1956

Más allá de las formulaciones de la política exterior de las grandes potencias, la muerte de Stalin abrió
un período en el que aparecieron signos de distensión entre Moscú y Washington: la firma del
Armisticio en Panmunjong en 1953, que ponía fin a la guerra de Corea, los acuerdos de Ginebra que
ponían fin a la guerra de Indochina en 1954, la reconciliación entre la URSS y Yugoslavia que culminó
con la visita de Kruschev a Tito en 1955 o la firma del Tratado de Paz con Austria en 1955, que significó
la evacuación de las tropas de ocupación y su neutralización.
Estos signos de distensión no impidieron que las superpotencias afirmaran, de forma brutal si era
necesario, su hegemonía en sus respectivas áreas de influencia. La brutal represión de las protestas
obreras en Berlín y Alemania oriental en 1953 por parte del ejército soviético de ocupación o las
intervenciones de la CIA para derrocar por la fuerza los gobiernos progresistas de Mossadegh en Irán en
1953 o Arbenz en Guatemala en 1954, muestran bien a las claras la complejidad de la nueva fase de las
relaciones internacionales.

No debemos de olvidar tampoco que en 1954 la República Federal de Alemania se rearmaba en


ingresaba en la OTAN y que, como contestación, la URSS y las "democracias populares" fundaban en
1955 el Pacto de Varsovia.

Europa: las fisuras del bloque oriental

La muerte de Stalin trajo signos de distensión en el interior del bloque dirigido desde Moscú. La
evolución no fue evidente: en julio de 1953 los carros de combate soviéticos reprimieron duramente las
protestas obreras en Berlín. Pese a todo, la reconciliación del Kremlin con Yugoslavia de Tito o la
evacuación soviética de Austria mostraban un cambio de talante.

Este nuevo talante no hacía, sin embargo, presagiar lo que se vio en el XX Congreso del PCUS, celebrado
en febrero de 1956. Ante los atónitos delegados comunistas, Kruschev denunciaba los crímenes de
Stalin y el "culto a la personalidad" que había caracterizada hasta ese momento a la dictadura soviética.
La nueva política exterior de coexistencia pacífica, implicaba también la aceptación en el terreno teórico
de la existencia de diversos caminos para la construcción de un sistema socialista.

Esta relativa apertura tuvo su primer reflejo en Polonia. Impulsado por las manifestaciones obreras,
Gomulka, un comunista que había purgado por Stalin en 1948 retornaba al poder. Su manifiestamente
reiterada fidelidad a la URSS y a las bases del sistema comunista de las "democracias populares"
permitió que Moscú aceptara el nuevo giro en la política polaca.

La tragedia de Hungría (1956)

La situación fue bien distinta en Hungría, donde se constató trágicamente las limitaciones de la nueva
política de Kruschev.

La resistencia de los dirigentes más stalinistas hizo que las protestas populares degeneraran en una
verdadera insurrección popular el 24 de octubre de 1956. Un comunista abierto y liberal, Imre Nagy,
accedió al poder y se puso al frente de la revolución húngara. Enfrentado a un levantamiento que se
extendía por el país, Nagy decidió encabezarlo y dio dos pasos decisivos: la aceptación de la libertad de
asociación política, lo que destruía el monopolio comunista del poder, y, lo que fue mucho más grave, la
proclamación de la neutralidad de Hungría y su abandono del recién creado Pacto de Varsovia.

La respuesta del Kremlin fue inmediata: las tropas soviéticas ahogaron en sangre tras duros combates la
revolución húngara de 1956. La dirección soviética había puesto claramente los límites a los que podía
llegar el proceso de desestalinización.

La construcción del Muro de Berlín (1961)

De 1951 a 1958 la República Democrática Alemana había sufrido una verdadera hemorragia
demográfica: más de dos millones de alemanes orientales había huido hacia la República Federal. Las
diferencias de nivel de vida y de libertades provocaban este éxodo de población.
La segunda crisis de Berlín se inició en 1958. Para detener la salida de población, Kruschev lanzó un
ultimátum a las potencias occidentales: les daba seis meses para aceptar que Berlín-Oeste se convirtiera
en una ciudad libre, fuera de su control; en caso de negativa, Moscú daría a la RDA plena soberanía
sobre el Berlín-Este y los accesos a la ciudad.

Tras momentos de fuerte tensión, la amenaza no se llegó a materializar. Hubo que esperar tres años
para que el 13 de agosto de 1961, ante los ojos atónitos de los berlineses se iniciara la construcción de
un muro infranqueable que rodearía todo el Berlín occidental. Se ponía así fin al éxodo de alemanes
orientales. Lo que se denominó en Occidente, el "muro de la vergüenza" se convirtió en el gran símbolo
de la guerra fría.

Paradójicamente, el muro del Berlín sirvió para estabilizar la situación en la RDA, calmando las
inquietudes soviéticas y suprimiendo uno de los mayores focos de tensión de la guerra fría.

La ruptura chino-soviética

El triunfo en 1949 de la revolución comunista en China y el establecimiento de la República Popular


dirigida por Mao Zedong supuso un giro espectacular en la recién nacida guerra fría. El paso al bloque
comunista del país más poblado del mundo parecía anunciar una gran victoria para la URSS. En 1950 la
firma del Tratado chino-soviético de amistad, alianza y mutua asistencia despertó gran ansiedad y
preocupación en EE.UU. y el bloque occidental.

Sin embargo, bajo una fachada de amistad se desarrollaba una áspera pugna basada en viejas
rivalidades nacionales y basada en la búsqueda del liderazgo del mundo comunista. Cuando en 1958
Mao Zedong lanzó su programa de reformas conocido como el Gran Salto Adelante, China estaba
lanzando un desafío al liderazgo soviético en el bloque comunista. La catástrofe que trajo este
programa, se habla de treinta millones de muertos por hambre en China, no impidió que Mao Zedong
mantuviera una posición desafiante en el escenario internacional, una posición que chocaba con la
nueva política de Kruschev: desestalinización y coexistencia pacífica.

El distanciamiento y las críticas chinas contra el "revisionismo" del Kremlin terminaron por afectar a las
relaciones entre los dos colosos comunistas. En 1959 la URSS denunció el Tratado militar secreto que
unía a ambos países y en 1960 retiró a sus consejeros y técnicos de China.

En 1962, Moscú apoya a la India en su conflicto fronterizo con China a propósito del Tibet y Pekín
denuncia tras la crisis de los misiles en Cuba la actitud "capitulacionista" de la dirección soviética ante el
imperialismo americano.

El "frío" y el "calor" 1959-1962

El equilibrio del terror, la certeza de la mutua destrucción en caso de una "guerra caliente" entre las
superpotencias, se hizo más evidente a partir del lanzamiento del primer satélite artificial por parte
soviética: el Sputnik y la inicial superioridad de Moscú en la "carrera espacial" mostró a Washington la
capacidad del enemigo para atacarle en su propio territorio. Robert McNamara, secretario de Defensa
del nuevo presidente norteamericano John F. Kennedy, planteó la necesidad de modificar la estrategia
de "represalias masivas" por otra de "respuesta flexible" que impidiera una catástrofe nuclear mundial
provocada por un accidente menor.

Tras el período de "deshielo", las relaciones internacionales entraron en un período contradictorio en el


que los primeros balbuceos de la distensión se alteraron con momentos de gran tensión.
 En 1959 Kruschev viaja a Estados Unidos y se encuentra con Eisenhower. Es el primer viaje de un
líder soviético a Norteamérica y se abre un espejismo de distensión.
 En 1960 un avión espía norteamericano U2 es sorprendido y abatido sobre territorio soviético.
En octubre de ese mismo año, el mismo Kruschev que había repartido sonrisas un año antes,
viaja a Nueva York y no duda en protestar contra EE.UU. golpeando con su zapato en la mesa en
la Asamblea General de la ONU.
 La llegada a la presidencia de Kennedy parece suavizar de nuevo la situación. El encuentro
Kennedy-Kruschev en 1961 en Viena parece anunciar un nuevo período de distensión.
 La crisis de los misiles de Cuba en 1962 llevó a las superpotencias al momento en que más cerca
se estuvo a lo largo de la guerra fría del enfrentamiento directo entre ambas.

Las crisis periféricas

El nuevo marco de coexistencia pacífica no significó ni mucho menos el fin del enfrentamiento entre los
EE.UU. y la URSS en el Tercer Mundo. El período de la coexistencia pacífica se abre con la segunda
guerra del largo conflicto del Oriente Medio y concluye con una crisis en el Caribe que a punto estuvo de
llevar a la "guerra caliente" a soviéticos y norteamericanos.

Oriente Medio: La crisis de Suez (1956)

En 1954, Gamal Abdel Nasser llega al poder en Egipto dando un giro espectacular a la política exterior
del principal país árabe. Apoya la FLN argelino, propone una política de unidad árabe contra Israel y, tras
participar en la Conferencia de Bandung se une al Movimiento de los Países No Alineados, jugando a la
equidistancia entre el Este y el Oeste. La reacción norteamericana fue inmediata poniendo fin a las
negociaciones que debían financiar la gran obra de la presa de Assuan en el Nilo.

La respuesta de Nasser no se hizo esperar: el 26 de julio de 1956 anunció la nacionalización del canal de
Suez. Francia y Gran Bretaña, principales accionistas y beneficiarias del uso del canal deciden intervenir
militarmente. Israel, inquieta ante las amenazas de Nasser decide ayudar en la intervención.

El 29 de octubre, Israel ataca la península del Sinaí que ocupa en pocos días. El 31 de octubre tropas
franco-británicas inician los ataques que culminan con el control por parte de grupos de paracaidistas de
Port-Said y el desembarco de tropas.

Esta acción de las dos antiguas potencias coloniales se encontró con la reacción inmediata de las dos
superpotencias. El 5 de noviembre, la URSS amenaza a los agresores con represalias atómicas. Los
EE.UU., que temen que el mundo árabe y todo el Tercer Mundo bascule hacia el bloque soviético,
presionan a París y Londres para que cesen en su intervención.

Las dudas del premier británico, Anthony Eden, se disipan cuando los norteamericanos ponen
masivamente en venta libras esterlinas. La caída de la divisa británica hizo que Londres convenciera a
París para acabar con la intervención. Tras la retirada franco-británica e israelí, la crisis de Suez trajo
importantes consecuencias:

 El Reino Unido y Francia toman finalmente conciencia de que han dejado de ser grandes
potencias. Es más, Washington y Moscú no han dudado en dejárselo claro a las dos antiguas
potencias coloniales.
 Nasser se convierte en el gran vencedor. Consigue transformar una derrota militar en una
victoria política. La nacionalización del canal se mantiene y el prestigio del líder egipcio aumenta
de forma espectacular.
 La URSS consigue iniciar su influencia en el conflicto del Oriente Medio. En adelante, su apoyo a
los países árabes contrastará con la cerrada alianza que EE.UU. mantendrá con Israel.
 El Tercer Mundo consigue su primera victoria. Norteamericanos y soviéticos son conscientes de
que en adelante deben de contar con la influencia de esos jóvenes Estados.

La crisis de los misiles de Cuba (1962)

La toma del poder por Fidel Castro en 1959, tras derrocar la dictadura pro-americana de Batista, va a
desencadenar una dura reacción en Washington. Una de las primeras acciones de Kennedy en la
presidencia fue el fallido intento de invasión de Bahía de Cochinos o Playa Girón.

Una revolución que, en principio no era comunista, acabo alineándose con el bloque comunista. La
agresividad norteamericana hace que el dictador cubano pida a la URSS el despliegue de misiles
nucleares en su territorio.

Cuando los aviones espías norteamericanos detectaron las rampas de misiles, Kennedy reaccionó
decretando el bloqueo de la isla y anunciando el 22 de octubre que la Armada norteamericana impediría
el paso a cualquier nave soviética que se encaminara a la isla. El mundo guardó la respiración ante la
posibilidad de un incidente que llevara a la fatal escalada nuclear.

Finalmente, tras negociaciones y encuentros en los que participó activamente el ministro de asuntos
exteriores Gromiko, el 29 de octubre Kruschev cedió y dio orden de dar media vuelta a sus barcos. La
URSS acordó retirar los misiles de Cuba a cambio del compromiso norteamericano de no invadir la isla y
de la retirada de misiles similares que EE.UU. tenía desplegados en Turquía.

Tras estar "al borde del abismo", Kennedy y Kruschev deciden iniciar una nueva política de distensión
de forma más sistemática y duradera. Se abría así un nuevo período en la larga historia de la guerra fría.

La distensión entre las superpotencias

¿Cuáles fueron las razones que llevaron a EE.UU. y la URSS a adentrarse en un período de relativa
distensión en sus relaciones? Esencialmente podemos señalar tres motivos:

 La crisis de los misiles en Cuba en 1962 hizo tomar conciencia a las superpotencias del peligro
mortal de la posesión y multiplicación de su arsenal nuclear.
 Las dos superpotencias consideraron por diferentes motivos que una relajación de las tensiones
favorecía a sus objetivos a largo plazo. Podemos hablar en ese sentido de la distensión como un
medio para obtener los fines a largo plazo de cada superpotencia.
 Ambas potencias atravesaron un período de contestación en sus respectivos bloques. La URSS,
debilitada por el conflicto chino-soviético, tuvo que hacer frente entre otros conflictos a la
Primavera de Praga en Checoslovaquia. EE.UU. vio como la Unión Europea se consolidaba como
una potencia económica y como en el seno de la OTAN surgió la disidencia concretada en la
Francia de De Gaulle.

Los acuerdos Este-Oeste

El teléfono rojo

Uno de los elementos más célebres de la nueva situación fue el establecimiento de lo que se vino a
denominar el "teléfono rojo" entre la Casa Blanca y el Kremlin en septiembre de 1963. Era una
consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba y de la necesidad de establecer una comunicación
directa entre Washington y Moscú que pudiera frenar una crisis antes de que se produjera una escalada
en la tensión.

La paridad nuclear

Esta nueva relación no supuso en absoluto el fin de la carrera armamentística. EE.UU. había quedado
conmocionado a fines de los cincuenta por el liderazgo soviético en la "carrera del espacio": el
lanzamiento del Sputnik fue un verdadero aldabonazo en la conciencia de seguridad norteamericana.
Nada más llegar al poder, Kennedy lanzó el programa "Apollo" para recuperar el retraso acumulado en
el terreno de los ingenios balísticos ("Missile gap"). Los norteamericanos pronto sobrepasaron a la URSS
en ese terreno, en 1963 había 500 misiles intercontinentales norteamericanos por 100 soviéticos, y
consiguieron poner al primer hombre en la luna en 1969. Sin embargo, la guerra de Vietnam hizo que los
EE.UU. consagraran su gasto militar en otra dirección lo que permitió que la URSS recuperara el terreno
perdido. En 1971 se había establecido la paridad nuclear.

Los acuerdos de control armamentístico

Los sucesores de Kennedy y Kruschev continuarán la política de distensión. Tras el asesinato de Kennedy
en 1963, el demócrata Lyndon B. Johnson y el republicano Richard Nixon, elegido en 1968. dirigirán la
política norteamericana; en la URSS, tras la destitución de Kruschev en 1964, motivada parcialmente por
sus fracasos en política exterior, Leonid Breznev dirigirá la potencia soviética.

En 1968, EE.UU., la URSS y el Reino Unido firmaron el Tratado de no proliferación de armas atómicas,
tratado al que no se unieron las otras dos potencias nucleares: China y Francia.

Lo que aún fue más importante, en 1969 se iniciaron negociaciones sobre limitación de armas
stratégicas (SALT - Strategic Arms Limitation Talks), que finalmente llevaron a la firma en Moscú del
Acuerdo SALT I. Este tratado ponía límite a la construcción de armamentos estratégicos, y fijaba un
número para los misiles intercontinentales (ICBM) y los lanzadores de misiles instalados en submarinos
(SLBM) que poseían la URSS y los EEUU. También prácticamente prohibía el establecimiento de sistemas
de defensa antimisiles. Era el mayor ejemplo, llevado al absurdo, del "equilibrio del terror": la única
forma de mantener la paz era que ninguna de las superpotencias se sintiera segura. La "mutua
destrucción asegurada" era la única forma de impedir el conflicto.

El desarrollo del comercio entre los bloques

Este desarrollo comercial partió de la situación de debilidad soviética. La URSS necesitaba importar
tecnología occidental y, a la vez, necesitaba comprar cereales norteamericanos para garantizar la
alimentación de su población. La crisis de la agricultura soviética era de tal calibre que ¡necesitaba del
grano de su enemigo para que su población no pasara hambre! Por supuesto, estas exportaciones
cayeron como del cielo a unos agricultores norteamericanos que tenían creciente dificultades para
vender sus productos en el mercado mundial

Un mundo multipolar

Los nuevos polos en el Oeste

La situación de hegemonía abrumadora norteamericana surgida de la segunda guerra mundial, comenzó


a ser modificada por el surgimiento en el bloque occidental de dos nuevos polos de poder económico:
 Japón de derrotado en la guerra pasó a convertirse en la segunda potencia económica mundial.
Los productos Made in Japan pronto comenzaron a inundar los mercados norteamericano y
europeo.
 La Comunidad Económica Europea, nacida por el Tratado de Roma en 1957, fue un gran éxito
económico de tal nivel que el Reino Unido, que se había negado a adherirse en su nacimiento,
solicitó su ingreso en 1961.

Esta diversificación del poder económico no se concretó, sin embargo, en un desafío político. Este,
aunque muy matizado por la desproporción de fuerzas, vendrá de la Francia de De Gaulle. El general
francés tras volver al poder en el marco de la crisis provocada por la guerra de Argelia se lanzó a una
política nacionalista y de grandeza nacional, Francia accedió a la bomba atómica en 1960, frente al
aliado norteamericano.

 Se negó a admitir la entrada del Reino Unido en la C.E.E. por dos veces, en 1963 y 1967. Para el
general francés, el Reino Unido, con su "special relationship" con Washington, significaba un
verdadero "caballo de Troya" norteamericano que hubiera desnaturalizado un proyecto
europeo independiente.
 A la vez, De Gaulle se negó a ceder ni un ápice de soberanía nacional en favor del proyecto
europeo lo que provocó una seria crisis, la denominada "crisis de la silla vacía" en 1965-66 en la
C.E.E.
 Finalmente, en marzo de 1966 Francia se retiró del mando integrado de la OTAN y De Gaulle
pronunció un discurso en Phnom Penh en agosto de ese año condenando la intervención
norteamericana en Indochina.

La República Federal de Alemania también inició una cierta autonomía diplomática, aunque en este caso
su fidelidad a la alianza norteamericana y a la OTAN nunca se puso en cuestión. Willy Brandt, líder de la
socialdemocracia alemana, accedió a la cancillería de Bonn en 1969 e inició una política de apertura
hacia el este, conocida como la Ostpolitik. La nueva actitud de la RFA de aceptación de las fronteras
surgidas de la segunda guerra mundial llevó a la firma de tratados con la URSS, Polonia y
Checoslovaquia.

En ese contexto de acercamiento, el 1971 el estatuto de Berlín fue acordado por las cuatro potencias
ocupantes y las dos Alemanias, la RFA y la RDA, se reconocieron mutuamente en 1972, ingresando al
año siguiente en la ONU.

Las fuerzas centrífugas en el Este

La ruptura chino-soviética se consolidó y agudizó trascendiendo del ámbito ideológico y llegando al


territorial. En 1969 tuvieron lugar violentos combates en el río Ussuri en la frontera común entre ambos
países. Esta ruptura se verá acompañada por el acercamiento chino-norteamericano que culminará con
la visita de Nixon a Pekín en febrero de 1972.

En Europa oriental asistimos a diversos movimientos que tratan de huir de la ortodoxia impuesta por
Moscú:

 Janos Kadar, dirigente húngaro impuesto tras la invasión soviética de 1956, si bien se mantiene
fiel en el terreno diplomático a la URSS y al Pacto de Varsovia, ensaya en el terreno económico
reformas liberales que alejaron a su país del modelo ortodoxo soviético y permitieron un
relativo bienestar de la población.
 El papel de país agrícola reservado a Rumanía en el COMECON precipitó la disidencia de este
país frente a las directrices del Kremlin. El dictador rumano Nicolae Ceaucescu emprendió una
política de independencia respecto a Moscú que culminó con su negativa a participar en la
invasión de Checoslovaquia en 1968.
 En 1970, las protestas obreras precipitaron la dimisión de Gomulka, quien fue sustituido por
Gierek.

No obstante, el gran desafío a la dominación soviética vino desde Checoslovaquia. El líder comunista
Alexander Dubcek emprendió un amplio programa de reformas que liberalizaran el régimen e
instauraran lo que el denominó el "socialismo de rostro humano". Se inició así en 1968 un corto período
de libertades e ilusión conocido como la Primavera de Praga. La reacción soviética no se hizo esperar: el
21 de agosto tropas del Pacto de Varsovia, con la ausencia de Rumanía, invadieron Checoslovaquia y
pusieron fin al experimento normalizador. El líder soviético proclamó la Doctrina Breznev que
consagraba el dominio soviético sobre las "democracias populares".

Las relaciones Norte-Sur

Junto a las relaciones Este-Oeste que caracterizaron la guerra fría, en los años sesenta surge claramente
la conciencia de la existencia de unas relaciones Norte-Sur: relaciones entre el Norte desarrollado y el
Sur o Tercer Mundo.

El Sur había iniciado su afirmación política en la Conferencia de Bandung y con el movimiento de los
países no alineados. Pronto estas relaciones contradictorias tuvieron su reflejo en el terreno económico.

En 1960 nacía la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) que buscará imponer un alza
de los precios del "oro negro". En 1964 se reunió en Ginebra la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre el Comercio y el Desarrollo. Su falta de resultados llevó a que en 1973 en la Conferencia de Argel,
las naciones agrupadas en el movimiento de los países no alineados proclamaran que los países pobres,
más que confiar en la ayuda de los países desarrollados, debían de tratar de aumentar su propia
capacidad para organizarse y conseguir imponer unas nuevas reglas del juego económico a nivel
mundial.

Conflictos en la era de la distensión

La distensión no puso fin a la competición entre los dos bloques enfrentados. Esta competencia se
concretó en dos grandes conflictos armados que han marcado la segunda mitad del siglo XX: el conflicto
del Próximo Oriente, que aún en los inicios del siglo XXI sigue siendo uno de los mayores focos de
tensión en el mundo, y el conflicto de en la península de Indochina que tuvo su mayor exponente en la
guerra de Vietnam, la gran derrota americana durante la guerra fría.

Las guerras árabe-israelíes

Las guerras que enfrentaron a árabes e israelíes en 1967 y 1973 ilustran bien las reglas de la distensión:
los dos grandes se enfrentan mediante pequeños estados interpuestos pero controlan perfectamente su
competencia sin poner en riesgo la paz general entre las superpotencias.

Tras la crisis de Suez en 1956, el Egipto de Nasser y con él los países árabes refuerza sus lazos con la
URSS, mientras que Israel se convierte en el aliado estratégico de EE.UU. en la región.
Envalentonado por el éxito diplomático de 1956 y el apoyo militar soviético, Nasser multiplica sus
acciones amenazadoras contra Israel, entre ellas destaca el bloqueo del golfo de Akba para todo navío
que se dirigiera al puerto israelí de Eilath.

La respuesta militar israelí fue fulgurante. el 5 de junio de 1967 desencadena la Guerra de los Seis Días.
En ese corto tiempo, los israelíes ocupan los Altos del Golán en Siria, la península del Sinaí en Egipto, la
banda de Gaza, Cisjordania y la ciudad vieja de Jerusalén. La aplastante derrota árabe trajo consigo
importantes cambios en la escena internacional y estratégica:

 Israel pasa de país asediado a potencia ocupante. Se niega a devolver los territorios ocupados y,
mediante una dura política de represión, trata de expulsar al mayor número posible de
palestinos hacia los países vecinos. Proclama unilateralmente la reunificación de Jerusalén,
anexionándose el Jerusalén árabe.
 Paradójicamente, los palestinos ganan en autonomía política frente a los estados árabes de la
región. La OLP, creada en 1964, se convierte bajo la dirección de Yasser Arafat en la organización
representante del pueblo palestino bajo la ocupación israelí o hacinado en los campos de
refugiados de los países vecinos. Fracasado el sueño de Nasser de victoria militar convencional
sobre Israel y de unidad de la nación árabe, Arafat trata de animar a sus compatriotas a la lucha
armada contra Israel.

La diáspora palestina y el enfrentamiento de esta con Israel van a desequilibrar a los países vecinos:

 Desde Jordania, la guerrilla de Al Fatah ("La Conquista"), organización dirigida por Arafat y
mayoritaria en la OLP, emprendió ataques contra Israel. Las represalias hebreas y el creciente
poderío de las organizaciones palestinas llegaron a poner en cuestión el equilibrio interno del
reino jordano. El rey Hussein de Jordania no va a dudar en enfrentarse a los palestinos y en
septiembre de 1970 expulsa brutalmente a gran parte de los refugiados y a las guerrillas de la
OLP que huyen hacia el Líbano. Es lo que los palestinos denominan el "Septiembre Negro".
 Desde sus bases en el Líbano Arafat y la OLP continúan sus ataques contra Israel y consiguen ser
reconocidos como "únicos representantes del pueblo palestinos", primero en 1973 por el
movimiento de los países no alineados en su Conferencia de Argel y al año siguiente por la ONU
a cuya Asamblea General se dirige Arafat en 1974. Sin embargo, la llegada masiva de palestinos
rompió los delicados equilibrios de una sociedad tan compleja como la libanesa y en 1975 se
inició una brutal guerra civil.

Anuar el-Sadat, el nuevo líder egipcio que había sucedido a Nasser en 1970, ante la negativa israelí a
cualquier concesión en lo referente a los territorios ocupados, comenzó a preparar junto a Siria una
nueva guerra que permitiera a ambos países árabes recuperar lo perdido en la Guerra de los Seis Días.
Así el 6 de octubre de 1973, tropas egipcias y sirias atacaron por sorpresa a Israel. Se iniciaba la Guerra
del Yom Kippur o del Ramadán, según se utilice la festividad religiosa judía o el mes santo musulmán en
el que comenzó el conflicto.

El factor sorpresa permitió importantes avances árabes: los egipcios cruzaron el Canal de Suez y los Altos
del Golán volvieron a manos sirios. Sin embargo, diez días más tarde los israelíes contraatacaron
recuperando el terreno perdido. Las dos superpotencias que habían armado masivamente a sus
respectivos aliados, buscaron una solución al conflicto que no engendrara mayor inestabilidad en la
zona. Kissinger viajó a Moscú donde se acordó las bases de una resolución de la ONU pidiendo el alto el
fuego a los contendientes. El 25 de octubre de 1973 cesaron las hostilidades.
La Guerra árabe-israelí de 1973 tuvo enormes consecuencias. No solo abrió una nueva fase en el
conflicto del Oriente Medio que vendrá a concretarse en 1979 con la firma de los Acuerdos de Camp
David, sino que tuvo una enorme repercusión en la economía mundial: la crisis del petróleo que marcará
el fin de una larga etapa de expansión del sistema capitalista en los países desarrollados.

La guerra de Vietnam

La guerra de Indochina concluyó con los Acuerdos de Ginebra de 1954 que preveían que, tras la retirada
francesa, el Vietnam del Norte comunista dirigido por Ho Chi Minh y Vietnam del Sur, bajo una dictadura
pro-occidental dirigida por Dinh Diem, debían reunificarse mediante elecciones libres. La negativa del
régimen del sur, apoyada por EE.UU., se apoyó en la certeza de la victoria comunista.

En 1956 se creó en el sur el Frente Nacional de Liberación (el Vietcong), organización guerrillera que
con el apoyo de Vietnam del Norte inició las hostilidades contra el gobierno de Saigón.

El presidente Kennedy decidé la intervención militar norteamericana en favor de Vietnam del Sur: entre
1961 y 1963, 17.000 "consejeros militares" son enviados a Indochina. En 1964, su sucesor Johnson se
lanza a la intervención abierta: un cuerpo expedicionario que en 1967 alcanzó la cifra de 500.000
soldados practica una guerra en la que no se duda en utilizar armas químicas ("agente naranja") y en la
que se lleva a cabo brutales y masivos bombardeos sobre Vietnam del Norte y las posiciones del
Vietcong.

La gran superpotencia, sin embargo, no pudo derrotar a un contrincante armado por la URSS. Las
grandes protestas de la juventud norteamericana y los éxitos militares del Vietcong (ofensiva del Tet
en 1968) hicieron que en 1969 el nuevo presidente norteamericano, Richard Nixon, decidiera reducir
rápidamente la implicación norteamericana en el conflicto. A la vez que los efectivos estadounidenses se
reducían drásticamente, de 500.000 pasaron a 50.000, se organizaba un gran ejército survietnamita que
con más de 1.800.000 hombres no dudó en extender el conflicto a Camboya y Laos.

Todos los esfuerzos norteamericanos fueron baldíos. La gran ofensiva norvietnamita de 1972 y el
fracaso de los bombardeos en respuesta llevó a la firma de la paz en París, el 23 de enero de 1973. Los
EE.UU. se retiraron de Vietnam. La retirada de sus tropas trajo el inmediato derrumbamiento del
régimen de Vietnam del Sur . La ofensiva final comunista llegó en la primavera de 1975. El 17 de abril,
Phnom Penh caía en manos de los Khmers Rojos y el 30 los norvietnamitas y el Vietcong tomaban
Saigón y Vietnam se reunificaba bajo un sistema comunista. La guerra había terminado.

Se había producido la primera derrota militar de la historia de EE.UU. En adelante, Washington,


siguiendo la posición marcada por Henry Kissinger, principal figura de la diplomacia estadounidense
durante la presidencia de Nixon, huirán de la implicación directa con tropas en los diversos conflictos
armados que siguieron surgiendo por doquier.

Aprovechando las disensiones internas del bloque comunista, la administración de Nixon reforzó su
posición mediante un acercamiento espectacular a la China de Mao. Con la aquiescencia americana la
China Popular ingresa en la ONU como miembro del Consejo de Seguridad, y tras una larga labor
negociadora de Kissinger, el presidente Nixon visitó China en febrero de 1972.
América Latina: el caso chileno

Durante muchos años las relaciones entre los países de América Latina y EE.UU. han estado marcadas
por la preocupación común de Washington y las oligarquías de cada país de oponerse a cualquier
amenaza revolucionaria.

En el contexto de la guerra fria, las administraciones norteamericanas no han dudado en apoyar


dictaduras militares conservadoras y fuertemente represivas. Para los políticos de Washington, los
movimientos reformistas o revolucionarios en el continente americano no sólo eran una respuesta a las
fuertes desigualdades sociales sino que también eran acciones desestabilizadoras orquestadas desde
Moscú o La Habana con el objetivo de establecer regímenes aliados al bloque soviético. La amplitud de
los intereses económicos norteamericanos en la región y su proximidad geográfica reforzaban esta
actitud.

El mejor ejemplo de este fenómeno lo constituye Chile. En 1970 ganó las elecciones la Unidad Popular,
una coalición de izquierdas dirigida por el socialista Salvador Allende. Con un un programa no muy
radical, Allende se encontrará desde un principio atrapado entre sus aliados más revolucionarios (el
izquierdista MIR, la facción más radical del Partido Socialista) y la reacción de unas clases medias y altas
inquietas ante la posibilidad de una evolución "a la cubana".

El Departamento de Estado norteamericano mediante la intercesión de la CIA no dudó en apoyar la


subversión antidemocrática: desde subvencionar la huelga de camioneros contra el gobierno en 1972
hasta, finalmente, apoyar el golpe de estado que finalmente protagonizará Augusto Pinochet el 11 de
septiembre de 1973.

La represión posterior fue brutal. El senador norteamericano Edward Kennedy, utilizando datos
confidenciales del Departamento de Estado, calculó entre 20.000 y 30.000 muertos la factura de la
represión militar.

Chile no fue un caso aislado. Las dictaduras militares apoyadas por EE.UU. serán la norma en los setenta.
Otro caso especialmente feroz fue el de la Junta militar establecida en Argentina en 1976 dirigida por el
general Videla.

FIN DE LA GUERRA FRIA

La llegada de Mijaíl Gorbachov al Kremlin fue el elemento clave que desencadenó un rápido proceso que
acabó con la guerra fría. Para aplicar las reformas de la perestroika, Gorbachov necesitaba una nueva
política exterior que pusiera fin a la carrera armamentística acentuada bajo la presidencia de Reagan.
Esta nueva actitud de Moscú implicó el fin de las tensiones del período anterior. No obstante, fue el
fracaso de las reformas de Gorbachov en su país y las revoluciones democráticas de 1989 las que
llevaron al colapso del bloque soviético y al fin de la URSS. La guerra fría terminaba por la implosión de
uno de sus contendientes

El "nuevo pensamiento político" de Gorbachov

Mijaíl Gorbachov fue nombrado Secretario General del PCUS el 11 de marzo de 1985. La situación a la
que se enfrentaba el nuevo líder del Kremlin era en general lamentable: tras largos años de
estancamiento, la economía se hallaba al borde de la bancarrota y la sociedad soviética se encontraba
inmersa en una verdadera crisis moral caracterizada por la falta de compromiso ideológico y el
escepticismo general. Era imposible que la URSS mantuviera por más tiempo la ficción de "paridad" con
los EE.UU.

El desafío de Reagan y su Iniciativa de Defensa Estratégica había hecho conscientes a los dirigentes
soviéticos de sus posibilidades reales de hacer frente a la competencia tecnológica y militar de EE.UU.
Con un gasto de defensa que, según las fuentes, oscilaba entre el 16 y el 28% de su presupuesto, la URSS
necesitaba urgentemente reducir sus gastos militar y enfocar sus inversiones a paliar sus múltiples
carencias y deficiencias de la econmia soviética. Para Gorbachov la necesidad de un acercamiento a los
EE.UU. era evidente y urgente.

La reforma en la política exterior llegó antes que la perestroika (reestructuración) o la glasnost


(transparencia) en la política interna. En julio de 1985, el sempiterno ministro de asuntos exteriores
sovoiético Andrei Gromiko fue sustituido por Eduard Shevarnadze. En octubre, el telegénico Gorbachov
iniciaba lo que algunos denominaron una "ofensiva de encanto" visitando diversas capitales
occidentales. En su primer encuentro con el presidente Reagan en Ginebra en noviembre de 1985, el
líder soviético planteó la necesidad de la distensión y de la reducción de armamentos nucleares.

La postura de Gorbachov iba más allá de un mero repliegue táctico. Consciente de la imposibilidad de
conjugar la guerra fría y la solución de los graves problemas que aquejaban a la economía y la sociedad
soviética, el líder soviético, mediante su principal consejero en política internacional, Dobrinin, proclamó
en el XXVII Congreso del PCUS en 1986 lo que denominó un "nuevo pensamiento político" (Novy
Myshlenie): el nuevo mundo se caracterizaba por la "interdependencia global", en adelante, había que
olvidarse de la lógica de la guerra fría y buscar la cooperación y el consenso en la dirección de las
relaciones internacionales. Se trataba de buscar "una acción recíproca, constructiva y creador al mismo
tiempo (...) para impedir la catástrofe nuclear y para que la civilización pueda sobrevivir".

La URSS se preparaba para un gran repliegue, tanto en su competencia con los EE.UU. como en los
compromisos internacionales que había ido adquiriendo a lo largo de la guerra fría.

La tendencia apuntada por Gorbachov desde el inicio de su mandato se vio acrecentada por una serie
de acontecimientos que hicieron absolutamente evidente la necesidad de reformas:

 La catástrofe nuclear de Chernobil en Ucrania el 26 de abril de 1986 provocó un escape


radioactivo doscientas veces superior al de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, según
fuentes de la Organización Mundial de la Salud, y obligó a la evacuación de más de medio millón
de personas. Chernobil incrementó la consciencia general de las carencias y limitaciones del
sistema económico soviético.
 El fracaso y la incompetencia del en otros tiempos poderoso ejército soviético se veía
corroborado en la guerra de Afganistán. La desmoralización que provocaba el "Vietnam
soviético" fue acrecentada por episodios rocambolescos como el aterrizaje en la Plaza Roja de
Moscú de un joven adolescente alemán, Mathias Rust, en mayo de 1987 sin que la defensa
aérea soviética fuera capaz de evitarlo.
 Estos ejemplos de crisis y decadencia tuvieron una resonancia multiplicada en la opinión pública
soviética por la nueva política de glasnost (transparencia) impulsada por Gorbachov.

Los acuerdos entre las grandes potencias

La nueva actitud del líder soviético encontró, sorpresivamente para muchos, una voluntad negociadora
por parte de Reagan y la administración norteamericana. Tras el primer encuentro en Ginebra en 1985
y el fracaso de la cumbre en Reikiavik en octubre de 1986, los acuerdos y las medidas de distensión se
sucedieron:

 En diciembre de 1987, los dos líderes firmaron el Tratado de Washington, que preveía la
destrucción de las armas nucleares de corto y medio alcance. Era el fin de los SS-20 soviéticos y
los euromisiles (Pershing y Crucero). Por primera vez, las dos superpotencias firmaban un
acuerdo que no limitaba sino que eliminaba de forma verificada armas nucleares.
 Las negociaciones START (Strategic Arms Reduction Talks), mientras tanto, avanzaron de forma
significativa a lo largo de 1988. Por primera vez, se planteaba de una forma seria la reducción de
las armas nucleares estratégicas. En junio de 1988, Gorbachov y Reagan mantuvieron un
encuentro en la cumbre en Moscú en el que prosiguieron las conversaciones. Fruto de esas
negociaciones fue la firma del Tratado START en julio de 1991 por parte de un Gorbachov al que
le quedaban pocos meses en el Kremlin y un George Bush que había sustituido en la presidencia
a Reagan. Esta cumbre fue denominado por muchos observadores como la primera cumbre de
la "posguerra fría".
 Gorbachov no sólo planteó el desarme nuclear sino que, empeñado en acelerar el proceso de
distensión, anunció en diciembre de 1988 ante las Naciones Unidas una reducción unilateral de
500.000 hombres en las fuerzas armadas soviéticas y la retirada de tropas y carros de combate
de la Europa Oriental. Pocos meses después, en marzo de 1989 se iniciaron en Viena
conversaciones para la reducción de fuerzas convencionales en Europa que culminarían con un
acuerdo firmado en Ottawa en febrero de 1990 por los ministros de asuntos exteriores de los
países miembros de la OTAN y el Pacto de Varsovia.

El repliegue soviético en el mundo

Además de buscar la distensión con los EE.UU., la dirección soviética inició una clara política de
desvinculación de sus compromisos con sus aliados a lo largo del mundo:

 De forma graduada pero sin interrupciones, la URSS fue comunicando a sus aliados el fin de su
apoyo militar y económico. Fidel Castro y los sandinistas nicaragüenses en América Latina; los
regímenes de Angola, de donde se retiran las tropas cubanas, Mozambique y el general
Mengistu en Etiopía; Vietnam en Asia..., todos recibieron la noticia de que la URSS iba a
interrumpir su ayuda financiera, diplomática y militar.
 El 8 de febrero de 1988, la URSS se comprometía a retirar sus tropas de Afganistán, haciendo
efectiva su retirada el 15 de febrero de 1989.

A fines de 1988, la URSS de Gorbachov se había desembarazado de la mayor parte de sus compromisos
en el Tercer Mundo. Sus consecuencias fueron inmediatas. Sin ánimo de relacionarlas exhaustivamente:
graves dificultades económicas en la Cuba de Fidel Castro, fin de la guerra civil en Nicaragua en 1988 y
derrota sandinista en las elecciones en 1990, fin de la guerra entre Etiopía y Eritrea y caída del régimen
de Mengistu en 1991, derrota del bando prosoviético en Afganistán y triunfo de las guerrillas islamistas
en 1992, retirada del ejército vietnamita de Camboya en 1989 ...

Las revoluciones de 1989

El proyecto de Gorbachov implicaba la imposibilidad de mantener por la fuerza a los regímenes de las
"democracias populares" tal como se habían configurado tras las sucesivas intervenciones soviéticas. La
perestroika y la glasnost tuvieron una inmediata consecuencia en los estados satélite de la Europa del
Este. La forma en que Gorbachov puso en marcha el desmoronamiento del "imperio soviético" fue
simple: no hacer nada para defender los regímenes del Este europeo. Sin la intervención soviética, estos
gobiernos fueron barridos con extraordinaria facilidad en el corto plazo de unos meses.
Ya en septiembre de 1988, Gorbachov había clausurado el Comité de Enlace con los países socialistas en
el PCUS, un señal de que el Kremlin abandonaba la Doctrina Breznev. En diciembre de ese mismo año
anunció solemnemente en la Asamblea General de la ONU un recorte unilateral de más de medio millón
de soldados, de los que la mitad se retirarían con más de cinco mil tanques de la Europa del Este. La
actitud de Moscú era cada vez más claramente conciliadora hacia la reforma en las "democracias
populares"

Aunque el objetivo de Gorbachov era que estos países aplicaran su propia perestroika, manteniéndose
en el Pacto de Varsovia, muy pronto la realidad desbordó sus esperanzas.

Polonia

Polonia fue el país que inició el proceso revolucionario. Tras una serie de huelgas en el verano de 1988,
el gobierno comunista, dirigido por el general Jaruselzski, tuvo que sentarse a negociar con el sindicato
Solidaridad. Los acuerdos de abril de 1989 significaron el reconocimiento legal del sindicato y la
apertura de un proceso de transición democrática. El partido comunista fue duramente derrotado en las
elecciones de junio y no tuvo otro remedio que permitir la formación de un gobierno presidido por un
Mazowiecki, dirigente de Solidaridad. Se formaba así el primer gobierno no comunista en Europa
Oriental desde 1945. La rápida descomposición del régimen comunista, permitió que Lech Walesa fuera
elegido presidente del país en 1990.

Hungría

En Hungría fueron los propios reformadores comunistas, como Imre Pozsgay, los que desmontaron con
gran celeridad el sistema. Tras expulsar al viejo Janos Kadar en 1988, en la primavera de 1989 se
estableció el multipartidismo y en octubre de ese año el Partido Socialista Obrero Húngaro (nombre
oficial del partido comunista) se disolvía y se aprobaba una constitución democrática. Las elecciones del
primavera de 1990 llevaron al poder a fuerzas democráticas anticomunistas.

República Democrática de Alemania

El cambio en Hungría tuvo una enorme repercusión exterior. La decisión de las autoridades de Budapest
de abrir su frontera con Austria en septiembre de 1989 abrió una "brecha" en el telón de acero por el
que decenas de miles de habitantes de la República Democrática de Alemania huyeron hacia la
República Federal de Alemania, atravesando Checoslovaquia, Hungría y Austria. Al éxodo de la
población se le unió pronto una oleada de manifestaciones a lo largo de toda Alemania Oriental.

El líder de la RDA, Eric Honnecker, que acababa de felicitar públicamente al embajador chino por la
represión en la plaza de Tiananamen, se planteó la solución represiva. Fue en ese momento cuando la
actitud de Gorbachov disipó las últimas dudas. A fines de octubre de 1989 hubo tres declaraciones de
enorme importancia política:

 El 23 de octubre, ante la proclamación solemne en Budapest de Hungría como república


soberana independiente, Eduard Shevarnadze manifestó que la URSS no debía interferir de
ningún modo en los asuntos de la Europa oriental
 Ese mismo día, Gennadii Gerasimov, portavoz de Gorbachov en asuntos de política exterior,
enunció de manera bastante frívola que la Doctrina Breznev había sido sustituida por la Doctrina
Sinatra. El portavoz se refería a una célebre canción del cantante norteamericano y venía a
proclamar que la URSS permitía que los países del este hicieran las cosas "a su manera" (to do
things their way). Esto significaba que el Kremlin ratificaba los cambios en Polonia y Hungría, y
animaba a los demás países a seguir adelante.
 Por si las cosas no estuviesen suficientemente claras, el día 25 Gorbachov, de viaje en Finlandia,
condenó inequívocamente la Doctrina Breznev.

A partir de aquí los acontecimientos se precipitaron, Honnecker fue sustituido por un comunista
reformista, Egon Krenz, quién tomó la histórica decisión de abrir el Muro de Berlín el 9 de noviembre de
1989.

El rápido derrumbamiento de la RDA abrió un proceso de negociación entre las cuatro potencias
vencedoras de la segunda guerra mundial y la RFA, dirigida por un canciller, Helmut Kohl, que era muy
consciente de la oportunidad histórica que se le abría a Alemania. Finalmente el denominado Acuerdo
4+2 (EE.UU, Reino Unido, Francia y la URSS más la RFA y la RDA) posibilitó la reunificación de Alemania
el 3 de octubre de 1990. Esta reunificación fue más bien una absorción de la antigua Alemania
comunista por la República Federal de Alemania: a cambio de un compromiso de limitación del poder
militar alemán, del no estacionamiento de tropas de la OTAN en el territorio de la antigua RDA y de
jugosas ayudas económicas, la Alemania reunificada siguió siendo miembro de la OTAN y de la
Comunidad Económica Europea

Checoslovaquia

La caída del Muro de Berlín precipitó los acontecimientos en los demás países del este. El régimen de
Gustav Husak, guardían de la ortodoxia brezneviana desde 1968, tras un último intento represivo contra
una manifestación estudiantil el 17 de noviembre, se derrumbó con enorme facilidad. La denominada
"Revolución de Terciopelo" llevó a fines de diciembre a la presidencia de la Asamblea legislativa al héroe
de la Primavera de Praga, Alexander Dubcek, y a la jefatura del gobierno a Vaclav Havel, uno de los
disidentes más famosos en la Europa comunista.

Bulgaria

Al día siguiente de la caída del Muro de Berlín, un golpe dentro de la dirección del partido comunista,
alentado por Gorbachov, derrocó al viejo líder Todor Yivkov y llevó al poder a Petar Mladenov, un
comunista reformista que inició el camino hacia la democratización del régimen.

Rumanía

Aquí tuvo lugar la revolución más violenta de 1989. El 21 de diciembre el Conducator Nicolae Ceaucescu
se encontró con que una manifestación para glorificarle se convirtió en una áspera protesta popular. En
ese momento estalló una insurrección preparada por diversos cargos del partido comunista, y apoyada
por el ejército y el pueblo. Tras vencer la resistencia de la Securitate, la temida policía secreta del
régimen, Ceaucescu y su mujer Elena fueron apresados en su intento de huida, juzgados sumariamente
y ejecutados el 25 de diciembre.

La revolución rumana, que causó cerca de dos mil víctimas, puso fin al ciclo revolucionario de 1989 en la
Europa oriental. En la pequeña pobre y pro-china Albania hubo que esperar un año más para que la
dictadura instaurada por Enver Hoxha terminara cayendo.

La frustrada revolución en China: la matanza de Tiananmen

La muerte de Mao Zedong abrió una profunda crisis política en la China comunista que finalmente
concluyó en 1980 con el ascenso al poder de Deng Chiaoping. Con la nueva dirección China se abrió a
Occidente: Deng viajó a Washington, se firmó un acuerdo comercial chino-japonés y se llegó a un arreglo
amistoso con el Reino Unido para la vuelta de Hong Kong a la soberanía china. Paralelamente, se
emprendió una profunda reforma económica introduciendo elementos puramente capitalistas como la
limitación del control estatal, los incentivos a la producción y al consumo y la apertura a las inversiones
extranjeras.

El éxito económico fue espectacular y el país crecía a fines de los ochenta a tasas superiores al 10%
interanual del PIB. Sin embargo, en el caso chino no se aplicaron reformas de tipo político, las libertades
civiles y políticas estaban ausentes y el Partido Comunista siguió manteniendo férreamente el control
político del país.

Los ecos de la perestroika llegaron hasta china y en 1989 una oleada de protestas, principalmente
protagonizadas por estudiantes, recorrió la geografía china. La "Primavera de Pekín" floreció y el 20 de
mayo de 1989 le situación estaba fuera del control de las autoridades comunistas, más de un millón de
manifestantes llenaron las calles. El 29 de mayo, los estudiantes demócratas erigieron una estatua en la
plaza de Tiananmen a la "Diosa de la Democracia".

Mientras se jugaba una partida interna en la cúspide del poder comunista entre partidarios de la
negociación y defensores de la represión. Finalmente, estos últimos se impusieron y el 3 de junio de
1989, unidades militares del Ejército Popular Chino aplastaron la revuelta. Pese al secretismo de las
autoridades chinas, se calcula en centenares de muertos y miles de detenidos el coste social de la
represión.

El fin de la guerra fría

Las revoluciones de 1989 en la Europa oriental habían supuesto un acontecimiento histórico de múltiple
resonancia. Por un lado, constituyeron el derrumbe de los sistemas comunistas construidos tras 1945,
por otro, significaron la pérdida de la zona de influencia que la URSS había construido tras su victoria
contra el nazismo y que muchos no dudaban en denominar "imperio soviético".

La guerra fría, el enfrentamiento que había marcado las relaciones internacionales desde el fin de la
segunda guerra mundial, va a terminar de una forma que nadie se hubiera atrevido a pronosticar unos
años antes, por el derrumbe y desintegración de uno de los contendientes. El fin de la guerra fría y la
desaparición de la Unión Soviética son dos fenómenos paralelos que cambiarán radicalmente el mundo.

Los historiadores no se ponen de acuerdo en señalar el momento en el que la guerra fría concluyó.
Veamos los principales acontecimientos diplomáticos que jalonaron los años 1989, 1990 y 1991:

 Para muchos, la Cumbre de Malta entre el presidente norteamericano George Bush y


Gorbachov marcó el fin de la guerra fría. Ambos líderes se reunieron en el buque Máximo Gorki
fondeado en las costas de Malta el 2 y 3 de diciembre de 1989. Pocas semanas después de la
caída del Muro de Berlín los dos mandatarios se reunieron para comentar los vertiginosos
cambios que estaba viviendo Europa y proclamaron oficialmente el inicio de una "nueva era en
las relaciones internacionales" y el fin de las tensiones que habían definido a la guerra fría. Bush
afirmó su intención de ayudar a que la URSS se integrara en la comunidad internacional y pidió a
los hombres de negocios norteamericanos que "ayudaran a Mijaíl Gorbachov". Este proclamó
solemnemente que "el mundo terminaba una época de guerra fría (...) e iniciaba un período de
paz prolongada".
 Otros señalan que el fin del conflicto tuvo lugar el 21 de noviembre de 1990, cuando los EE.UU.,
la URSS y otros treinta estados participantes en la Conferencia para la Seguridad y la
Cooperación en Europa firmaron la Carta de París, un documento que tenía como principal
finalidad regular las relaciones internacionales tras el fin de la guerra fría. La Carta incluía un
pacto de no agresión entre la OTAN y el Pacto de Varsovia. El presidente Bush manifestó tras
firmar el documento: "Hemos cerrado un capítulo de la historia. La guerra fría ha terminado."
 Sólo dos días antes se había firmado Tratado sobre Fuerzas Convencionales en Europa que
suponía una fuerte reducción de tropas y armamento no nuclear en el continente. Tras entablar
negociaciones en Viena en marzo de 1989, se llegó al acuerdo de que ambas superpotencias
debían reducir sus tropas en Europa a 195.000 hombres cada una. Se partía de la presencia de
600.000 soldados soviéticos y 350.000 norteamericanos.
 El 16 de enero de 1991 la coalición internacional dirigida por EE.UU. inició su ataque para
desalojar a los invasores iraquíes de Kuwait. El apoyo soviético a las sanciones de la ONU que
finalmente llevarían al desencadenamiento de la Guerra del Golfo fue acordado en la cumbre de
Helsinki, celebrada el 9 de septiembre anterior entre Bush y Gorbachov. Este apoyo era un
ejemplo palpable del fin del antagonismo y de la supremacía norteamericana.
 El 1 de julio de 1991, tras las revoluciones de 1989 y en pleno proceso de descomposición del
estados soviético, el "Tratado de amistad, cooperación y asistencia mutua" firmado en Varsovia
en 1955, el Pacto de Varsovia, desapareció. La OTAN quedaba como la única gran alianza militar
en el mundo.
 Finalmente, el 31 de julio de 1991, Bush y Gorbachov firmaban en Moscú el Tratado START I de
reducción de armas estratégicas. Este acuerdo fue rápidamente superado al año siguiente, el 16
de junio de 1992, por la firma de Bush y el nuevo líder ruso Yeltsin del Tratado START II. Los dos
antiguos contendientes acordaron importantes reducciones en sus arsenales nucleares.

En un proceso enormemente rápido la URSS y los EE.UU. pusieron fin al largo enfrentamiento que
habían iniciado tras el fin de la segunda guerra mundial El orden establecido en Yalta se derrumbó ante
la mirada atónita del mundo en unos pocos meses.

El fin de la Unión Soviética

La guerra fría terminó por el derrumbe de uno de sus contendientes. El proceso de reformas iniciado por
Gorbachov en 1985 precipitó una dinámica que terminó llevándose por delante la propia existencia del
estado fundado por Lenin.

En medio de una profunda crisis económica, con una población gracias a la glasnost cada vez más
consciente de la crueldad y la corrupción que había caracterizado la dictadura soviética, el nacionalismo
vino a actuar como factor incontenible de disgregación del estado soviético, heredero del Imperio
zarista.

El movimiento centrífugo se inició en las repúblicas bálticas, que durante el otoño de 1989 dejaron claro
su intención de romper los lazos con un estado al que se habían unido como víctimas del Pacto que
firmaron Molotov y Von Ribbentrop en 1939. Paralelamente el nacionalismo aparecía en las repúblicas
caucásicas, azuzado por el enfrentamiento entre armenios y azeríes en Nagorno-Karabaj en 1988.

Cuando en febrero de 1990, Gorbachov dio un paso adelante en su perestroika renunciando al


monopolio político del PCUS y convocando elecciones parcialmente pluralistas, se encontró con que en
Lituania, Letonia, Estonia y Moldavia ganaban las fuerzas políticas independentistas. Lituania declaró
inmediatamente su independencia, sentando un precedente para las demás repúblicas que constituían
la URSS.

La desintegración de la URSS no vino, sin embargo, motivada por las reivindicaciones de los pequeños
pueblos bálticos. El movimiento que definitivamente derrumbó la URSS vino... de Rusia, la nación que
había construido el imperio zarista, antecesor del estado soviético. En mayo de 1990, Borís Yeltsin, quien
había sido expulsado del PCUS en 1987, fue elegido presidente del Parlamento ruso. Desde esa posición
de poder, Yeltsin impulsó medidas que precipitaron el fin de la Unión Soviética.

En julio de 1990, el XXVIII Congreso del PCUS constató la acelerada decadencia del partido que había
aglutinado al estado soviética durante décadas. El propio ministro de asuntos exteriores Eduard
Shevarnadze dimitió en diciembre de 1990 en protesta por lo que el veía como un inminente golpe de
estado que devolvería al país a la época de Breznev.

Acorralado entre las fuerzas comunistas conservadoras que buscaban una vuelta atrás en el proceso de
reformas y las fuerzas reformistas y nacionalistas, Gorbachov trató de negociar un nuevo Tratado de la
Unión que reconstruyera sobre nuevas bases de mayor libertad nacional la antigua URSS. Sin embargo,
los comunistas ortodoxos trataron de imponer una solución de fuerza, el 19 de agosto de 1991,
Gorbachov era secuestrado en su residencia de veraneo en el Mar Negro y un grupo de comunistas de la
línea dura se ponían al frente de un golpe militar. La falta de unidad en el ejército y las acciones de
protesta popular en Moscú hicieron fracasar el golpe. Fue el momento de Borís Yeltsin, quién se puso al
frente de la protesta contra el golpe en la capital del país.

El golpe militar frustrado fue como la señal de alarma que precipitó la huida precipitada de todas las
repúblicas de una Unión Soviética que a nadie ya interesaba. Mientras el PCUS, el instrumento político
que había aglutinado a la URSS, era prohibido.

El 1 de diciembre de 1991, el 90.3 % de los ucranianos votaron por la independencia. El 8 de ese mes, en
una solución improvisada sobre la marcha, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia, Borís Yeltsin,
Leonid Kravchuk y Stanislav Shushkevich, se encontraron cerca de Brest-Litovsk y acordaron la
denominada Declaración de Belovezhskaya Pusha: las tres repúblicas eslavas abandonaban la URSS y
formaban una así llamada Confederación de Estados Independientes. El 21 de diciembre, en un
encuentro celebrado Almá Atá, ocho de los doce repúblicas restantes de la URSS (Estonia, Letonia,
Lituania y Moldavia habían optado por la independencia pura y simple) siguieron el ejemplo de Rusia,
Ucrania y Bielorrusia.

Impotente y abandonado por casi todos, Gorbachov dimitió como Presidente de la URSS el día 25 de
diciembre de 1991. La bandera roja soviética era arriada en el Kremlin de Moscú. La bandera rusa la
sustituía. Rusia tomaba el relevo de la URSS en la escena internacional: las embajadas, el puesto
permanente en el Consejo de Seguridad, el control del armamento nuclear soviético... Sin embargo, el
mundo bipolar de la guerra fría había tocado a su fin. Anunciado por el presidente Bush a principios de
1991, nacía un "nuevo orden mundial".

El fin de la guerra fría y sus repercusiones en el mundo

El derrumbe de la URSS dejó a EE.UU. como la única superpotencia mundial. La victoria en la guerra fría
borró los recuerdos de la derrota en Vietnam. En adelante, Washington podrá ejercer el papel de
"gendarme mundial" sin miedo a la concurrencia de otra superpotencia.

El Oriente Medio

La guerra del Golfo (1990-1991)

Cuando Saddam Hussein invadió el 2 de agosto de 1990 el pequeño y rico estado de Kuwait para tratar
de paliar las enormes pérdidas ocasionadas por la guerra que había enfrentado a Irak con Irán no tuvo
en cuenta la nueva situación creada con el fin de la guerra fría.
La ONU, siguiendo las propuestas de EE.UU. condenó la agresión, decidió sanciones económicas y,
finalmente, autorizó la intervención militar. La URSS, tradicional aliada de Irak, no tenía fuerza suficiente
para vetar en el Consejo de Seguridad las directrices de la política norteamericana. Así, el presidente
Bush pudo articular una gran coalición internacional. Además de sus aliados tradicionales en la OTAN, la
URSS y los nuevos regímenes de Europa oriental, Egipto y una mayoría de los países árabes, Japón y los
nuevos países industrializados de Asia buscaron la alianza y la amistad con la superpotencia.

El desenlace la guerra era previsible. Saddam Hussein apenas pudo lanzar algún misil Scud sobre Israel,
en su mayoría interceptados por los misiles antimisiles norteamericanos Patriot. Tras un intensísimo
bombardeo iniciado el 15 de enero de 1991 cuando concluía el ultimátum lanzado por la ONU, las tropas
de la coalición liberaron con gran facilidad el territorio kuwaití. Para la sorpresa de muchos, las tropas
norteamericanas no continuaron su camino hacia Bagdad y permitieron que Saddam continuara en el
poder. El 28 de febrero se acordó un alto el fuego en un conflicto inacabado que no iba a concluir aquí.

El proceso de paz árabe-israelí

Tras el estallido de la Intifada (revuelta palestina contra la ocupación israelí) en 1987 en Gaza y
Cisjordania, la OLP y su líder Yasser Arafat consiguieron consolidarse en la dirección de la resistencia
palestina. En ese contexto, se reunió el Consejo Nacional Palestino en Argel en 1988 y acordó la
proclamación de la independencia del Estado Palestino, aceptando el acuerdo de la ONU de noviembre
de 1947 que decidió la partición de Palestina en dos estados, lo que implicaba el reconocimiento del
Estado de Israel. Gorbachov había recibido a Arafat en abril de 1988 y le había solicitado que tomara en
consideración "los intereses de la seguridad de Israel".

El fin de la guerra fría facilitó que EE.UU. y la URSS convocaran una Conferencia sobre la Paz en Oriente
Próximo en Madrid en octubre de 1991. En la capital de España se abrió un difícil proceso de paz basado
en el principio de "paz por territorios". Tras arduas negociaciones secretas en Oslo, en septiembre de
1993 se firmó en Washington la "Declaración de principios sobre los arreglos provisionales de
autonomía" que daba el pistoletazo de salida a un proceso de paz que desgraciadamente terminará
fracasando.

Europa

En nuestro continente el fin de la guerra fría provocó básicamente dos reacciones contrapuestas:

 En el occidente se acentuaron los procesos de integración. Tras la firma del Acta Única en 1986,
los doce países asociados en la Comunidad Económica Europea firmaron el Tratado de
Maastricht de 1992 que daba nacimiento a la Unión Europea. Tres años después la Unión se
ampliaba a Suecia, Finlandia y Austria.
 Mientras en la Europa central y oriental, el derrumbamiento de los sistemas comunistas y de la
URSS abrió un período de disgregación política. En algún caso fue un proceso pacífico como el
"divorcio amistoso" entre la República Checa y Eslovaquia en 1993, en el caso de Yugoslavia
abrió un proceso desgarrador que trajo de nuevo la guerra a Europa tras un período de paz
iniciado en 1945. La caída del régimen comunista organizado por Tito despertó los
enfrentamientos nacionalistas entre los pueblos de la Federación Yugoslava. La política
ultranacionalista del líder comunista serbio Slobodan Milosevic produjo la reacción de las otras
repúblicas yugoslavas. Así en 1991, Eslovenia y Croacia declararon su independencia lo que
provocó una cruenta guerra entre serbios y croatas. La situación se hizo aún más dramática
cuando un año más tarde la guerra se trasladó a la vecina Bosnia-Hercegovina. El conflicto
étnico entre serbios ortodoxos, croatas católicos y bosnios musulmanes trajo de nuevo a Europa
los fantasmas del nacionalismo radical y la "limpieza étnica".
Otras zonas del mundo

La situación mundial en los inicios de la década de 1990 era claramente contradictoria. Por un lado,
conflictos como el árabe-israelí, el del Líbano o el de Camboya entraban aparentemente en vías de
solución y se producían avances espectaculares en el respeto de los derechos humanos como el fin del
régimen del apartheid en Sudáfrica en 1990-1991 y la convocatoria de las primeras elecciones
democráticas y multirraciales en 1994. Por otro lado, conflictos localizados como la brutal guerra entre
las comunidades Hutus y Tutsis en Ruanda y Burundi (1990-1994) hacen patente las dificultades de la
comunidad internacional y la ONU para instaurar un "nuevo orden mundial" que permitiera avanzar
hacia un futuro basado en el respeto de los derechos humanos, la solidaridad internacional y los valores
democráticos.

You might also like