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Isaías
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Isaías

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El Libro de Isaías es un libro de profecías impresionantes que expresan en un idioma hermoso y literario la esencia del corazón de Dios para Su pueblo. En su comentario acerca de este libro excepcional, el Dr. Brian J. Bailey nos presenta con una perspectiva y revelación que nos indica los caminos de Dios de una manera más perfecta, explicando el significando de los mensajes proféticos de Isaías para el Israel natural y para la Iglesia. Por esto, el estudio detallado de este libro es esencial para todos aquellos que desean entender las señales de los tiempos.  
LanguageEspañol
Release dateJul 8, 2020
ISBN9781596656413
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    Isaías - Dr. Brian J. Bailey

    ISAÍAS

    por Brian J. Bailey

    Título original:

    Isaiah

    © 1994 Brian J. Bailey

    Versión 1.0 en inglés

    Titulo en español: Isaías

    © 2004 Brian J. Bailey

    Versión 2.2 en español revisada en agosto 2020

    Diseño de portada:

    Copyright ©2004 Brian J. Bailey y sus licenciadores

    Todos los derechos reservados.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico o mecánico, sin permiso por escrito del editor, excepto en el caso de citas breves en artículos o reseñas.

    A menos que se indique lo contrario, las citas son tomadas de la Santa Biblia, versión Reina-Valera © 1960, propiedad de las Sociedades Bíblicas Unidas.

    Traducción al español: Gabriela Belcore, Argentina.

    Edición: Raimundo J. Ericson, Carla Borges, Elsie de Chacón, 2009

    Publicado en formato e-book en agosto 2020

    En los Estados Unidos de América.

    ISBN versión electrónica (E-book)  1-59665-641-7

    Para obtener más información comuníquese a:

    Zion Christian Publishers

    Un ministerio de Zion Fellowship, Inc

    P.O. Box 70

    Waverly, NY 14892

    Tel: (607) 565-2801

    Llamada sin costo: 1-877-768-7466

    Fax: (607) 565-3329

    www.zcpublishers.com

    www.zionfellowship.org

    DEDICATORIA

    Al Señor Jesucristo, Aquela quien Isaías vio como la Luz del mundo. Y a mi querida esposa, Audrey, con quien he tenido el privilegio de predicar la luz del Evangelio a tantas naciones.

    AGRADECIMIENTOS

    Queremos expresar nuestra gratitud a las siguientes personas:

    A Gabriela Belcore - que realizó la traducción de este libro.

    A Raimundo J. Ericson, Jorge Chacón, Carla Borges y Elsie de Chacón - por la revisión y edición de la versión en español.

    Al equipo editorial de Zion Christian Publishers:

    Carla Borges, David Kropf, Ana Karen Poza, Hannah Schrock y Suzanne Ying.

    Deseamos extender nuestra gratitud a todos ustedes ya que sin todas sus horas de arduo trabajo la publicación de este libro no hubiera sido posible. Estamos verdaderamente agradecidos por su diligencia, creatividad y excelente labor en la compilación de este libro para la gloria del Señor.

    PREFACIO

    Al presentar este libro, nuestra oración y esperanza son que él mismo pueda revelar algunos de los maravillosos tesoros entregados por el Espíritu Santo a través del profeta Isaías. El libro está organizado de la siguiente manera:

    En primer lugar hay un bosquejo exhaustivo de los temas que aparecen a través de las páginas de la profecía de Isaías. Cada punto está acompañado de una referencia bíblica, para que el lector pueda encontrar la exposición de cualquier tema en particular que desee dirigiéndose al capítulo y versículo señalados. Sigue al bosquejo una exégesis del texto del libro, capítulo por capítulo y versículo por versículo. Creemos que a través de este método el lector no sólo adquirirá una comprensión y apreciación generales de este maravilloso y tan amado libro profético, sino que además recibirá una iluminación detallada de las verdades que contiene cada versículo. Oramos para que las bendiciones de este libro se conviertan en una realidad en nuestra vida, así como también en un medio por el cual podamos compartirlas con otras personas a través de la predicación o la enseñanza en grupos de estudio bíblico. ¡Dios le bendiga!

    Brian J. Bailey

    INTRODUCCIÓN

    Isaías significa Jehová es salvación. El profeta Isaías estaba casado con una profetisa; y tenían dos hijos, Is. 7:3; 8:3, 4. Isaías ministró al reino del sur de Judá durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Su ministerio se desarrolló durante el apogeo del Imperio Asirio antes de su destrucción en manos de los babilonios un siglo después. Según la tradición, Isaías sufrió el martirio durante el reinado de Manasés, hijo de Ezequías.

    El apéndice contiene una breve tabla cronológica de los reyes, que permite a los lectores estudiar con facilidad la época en la cual se escribió Isaías, y también comprender los acontecimientos futuros de los cuales profetizó. Uno de los aspectos más importantes de su oficio profético fue su profunda revelación y comprensión de la vida y ministerio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Esto se analiza detalladamente, no sólo en el bosquejo sino también en el contenido de este libro. Sin duda Isaías tuvo una revelación sin precedentes, ya que nos habla de acontecimientos que abarcan desde antes de la creación hasta el cielo nuevo y la tierra nueva. Sólo la revelación de Juan tuvo una cobertura mayor que la de Isaías.

    Isaías es, junto con Génesis, Deuteronomio y Salmos, el libro que más a menudo citó nuestro Señor durante Su ministerio terrenal. Se dice que el libro de Isaías es como una Biblia en miniatura. Uno de los aspectos notables de este precioso libro es que está dividido en sesenta y seis capítulos, siendo este el número de los libros de la Biblia. La Biblia está dividida en dos partes: Antiguo Testamento y Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento contiene treinta y nueve libros y el Nuevo Testamento veintisiete libros. Isaías también está dividido en dos secciones principales. Los primeros treinta y nueve capítulos de Isaías componen lo que llamamos el Antiguo Testamento de Isaías, caps. 1-39, y se refieren principalmente al período del Antiguo Testamento. Los veintisiete capítulos restantes componen el Nuevo Testamento de Isaías, caps. 40-66, y comienzan con el ministerio de Juan el Bautista en el capítulo 40. Por lo tanto, los libros apócrifos (que se agregaron a nuestros 66 libros aceptados) obviamente no tienen lugar en el canon de la Biblia.

    BOSQUEJO DE LOS TEMAS PRINCIPALES EN ISAÍAS

    DIVISIÓN I: CAPÍTULOS PROFÉTICOS 1:1–35:10

    Parte Uno

    1:1–5:30

    El Gran Juicio contra Israel por sus pecados

    CAPÍTULO 1

    El plan de Dios

    En los capítulos 1 y 2 de Isaías, el Señor nos muestra de qué manera trata no sólo con Israel sino también con sus hijos rebeldes en la iglesia. En la relación de Dios con Israel, ejemplificada en estos dos primeros capítulos, vemos Su plan a través de todos los tiempos. El siguiente es un breve bosquejo de los mismos:

    1. Dios se queja de que Israel se ha vuelto atrás, alejándose de Él, 1:4.

        a. La ciudad fiel se ha convertido en ramera, 1:21.

        b. Dios dice: Estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos, 1:18.

    2. Dios dice que volverá Su mano contra ellos y limpiará hasta purificar sus escorias, 1:25.

       a. Restauraré tus jueces como al principio... entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel, 1:26.

        b. Sion será rescatada con juicio, 1:27.

    3. En los últimos días después de su restauración, Israel será quién enseñe a las naciones. De Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová, 2:3.

    4. Dios trata con las personas de la misma manera que lo hace con las naciones.

    Ejemplo: El rey David. Después de su restauración se convirtió en el pastor de Israel.

        a. Purifícame, Sal. 51:7.

        b. Restáurame, Sal. 51:12.

      c. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti, Sal. 51:13.

    1:2 - Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. Con este versículo he consolado a muchos padres piadosos que sufrían porque alguno de sus hijos se ha alejado del Señor. Nunca hubo un padre tan perfecto como nuestro Padre Celestial, sin embargo, Él se lamentó.

    Con respecto a la crianza de los hijos, a menudo se cita Proverbios 22:6: Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. Sin embargo esta verdad también depende del hijo, quien debe responder a la instrucción de sus padres. Además, este versículo sugiere que no necesariamente en los años de formación, sino en la vejez, es que no se apartará de los caminos de Dios y regresará a Él. Cuando sea mayor, la persona que ha sido bien instruida regresará a los caminos que le enseñaron en su juventud; como en la historia del hijo pródigo. Así sucederá con Israel.

    Aunque, como nación, Israel se apartó muy seria y lamentablemente de los caminos del Señor, en los últimos días volverá a seguirlo y caminará en Su senda. Este capítulo ilustra la historia de Israel de manera condensada y presenta, no sólo su rebelión, sino su regreso a Dios en los postreros días. Qué maravilloso es saber que las promesas de Dios son sí y amén para todos los que creen para la gloria de Él.

    1:3 - El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. En otras palabras, la nación de Israel no sabe a quién pertenece espiritualmente. Lamentablemente, hoy en día mucha gente se encuentra en la misma condición. Van de ídolo en ídolo, de religión en religión y de una filosofía a otra; siempre están aprendiendo, y sin embargo, nunca logran llegar al conocimiento de la verdad. ¿Por qué? Porque son como dice en Isaías 1:4:

    1:4 - ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. Es bueno que reconozcamos los efectos del pecado, especialmente de algunos pecados. Dice Oseas 4:11: Fornicación, y vino, y mosto quitan el corazón, (RV1909). La inmoralidad y la borrachera evitan que el corazón del hombre anhele al Señor. Bien haremos en prestar atención a la advertencia del apóstol Pablo en Efesios 4:17-19, donde nos dice que a causa del pecado una persona puede volverse insensible y entregarse a toda clase de impureza.

    La reacción natural de un padre hacia un hijo desobediente es castigarlo para que se arrepienta de su maldad. Esto mismo hace el Señor con sus hijos rebeldes. El castigo es a la vez punitivo y redentor. Sin embargo, pueden haber ocasiones en que los padres naturales ya no tengan la convicción de que su hijo cambiará al ellos corregirlo. Por lo tanto, renuncian a él y dejan que siga su propio camino. Así ocurre con el Señor, quien se pregunta en el versículo cinco: ¿Por qué querréis ser castigados aún? (el resultado sólo será) que todavía os rebeléis más y más (N.T.){1}

    1:5-6 - ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite. El Señor compara la condición de la nación de Israel con una persona enferma cuyo cuerpo está completamente cubierto de llagas. No hay en ellos buena salud ni plenitud.

    1:7-9 - Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros, y asolada como asolamiento de extraños. Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como cabaña en melonar, como ciudad asolada. Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes a Gomorra. Aunque estos versículos son proféticos, también se cumplieron en vida de Isaías, en la época de la invasión asiria al mando de Senaquerib (durante el reinado de Ezequías).

    Algunos capítulos más adelante, este será el tema de gran parte de la profecía de Isaías. Los asirios invadieron la tierra de Israel durante este período, no sólo el territorio de las diez tribus del norte, sino también el reino de Judá al sur. Todo lo que quedó de este reino fue la ciudad capital de Jerusalén, que fue sitiada y rodeada por unos 185,000 soldados asirios. El capitán de Senaquerib ofreció a Ezequías 2,000 caballos y lo desafió preguntándole si tenía suficientes jinetes para montarlos, Is. 36:8.

    1:10 - Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. Por segunda vez, el Señor se dirige a los gobernantes de Jerusalén como lo hizo con los gobernantes de Sodoma. Debemos entender claramente que una de las razones más importantes por las que caía el juicio de Dios sobre Israel era el hecho de que en la tierra se practicaba la sodomía, aun entre los gobernantes de la nación. ¡La homosexualidad es abominación para Dios! Los juicios de Dios vienen sobre cualquier nación que permita la práctica de la sodomía. Las naciones occidentales que hoy en día legalizan la sodomía recibirán un especial juicio de Dios, porque tienen mucha más luz y conocimiento de la verdad que algunas de estas otras naciones paganas. Con respecto a este tema, también debemos considerar las palabras de Judas, el hermano del Señor, quien dice en Judas 7: Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno. Aún así, aquellos que practicaban la homosexualidad ofrecían al Señor los sacrificios que exigía la ley levítica.

    1:11-15 - ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Aunque cometían pecados terribles, aun así seguían ofreciendo sacrificios a Dios. Muchas personas que se alejan de Dios y se involucran en toda clase de inmoralidad y pecado continúan desempeñando sus prácticas religiosas. Sin embargo, Dios les dice: ¿Para qué me sirve? ¿Cómo puedo deleitarme en vuestros sacrificios?

    En el versículo trece, les dijo que no le trajeran más sus ofrendas. Hay muchas personas que se han descarriado y viven en pecado, y siguen asistiendo a la iglesia y alaban al Señor con sus manos en alto. Durante un culto al que asistimos mi esposa y yo, ella tuvo una visión. Vio a la congregación levantando sus manos en alabanza a Dios, pero sólo como nueve personas en toda la congregación tenían puestos guantes blancos. Sólo estas nueve personas en toda la congregación eran puras. Dios entonces le enfatizó a mi esposa: No acepto la alabanza de todos. Sólo acepto la alabanza de aquellas personas que son puras a mis ojos. La última parte del versículo 15 también deja claro que eran culpables de derramar sangre inocente. Vemos la solución que el Señor da en Isaías 1:16:

    1:16 - Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo. Sólo hay una manera de lavarnos espiritualmente: a través de la obediencia a la Palabra de Dios y por la sangre del Cordero. En 1 Pedro 1:22, el apóstol declara: Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu. El Señor también nos dice que dejemos de hacer lo malo. Sin embargo, simplemente dejar de hacer lo malo no es suficiente. Siempre debemos hacer aquellas cosas que son justas a los ojos de Dios y le agradan, como dice el versículo siguiente.

    1:17 - Aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Los profetas a menudo repiten estas sencillas obras de justicia. El profeta Jeremías dice del rey Josías: Él juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí? dice Jehová, Jer.22:16. El Señor argumentaba con los gobernantes de Jerusalén de esa época que se volvieran de sus malos caminos. Que Dios permita que muchos de los que leen estos versículos hagan lo mismo.

    1:18 - Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. En este conocido versículo, familiar para tantos evangélicos, el Señor primero hace una invitación llena de gracia al animarnos a venir a Su presencia y poner las cosas en claro (NVI). ¡Qué Dios tan humilde! Invita a pobres pecadores a estar en igualdad de condiciones y a conversar íntimamente con Él con respecto a nuestra lamentable situación; y así, nos ofrece la maravillosa esperanza de que si nuestros pecados son de color escarlata, Él los hará blancos como la nieve (ver NVI).

    La maravilla del Dios Altísimo es que puede perdonar y olvidar. Miqueas 7:19 lo expresa de esta manera: Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.

    1:19 - Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra. Luego, el Señor hace lo que podríamos llamar una promesa permanente. Vemos en esta promesa que el Señor no está satisfecho con solo salvarnos y limpiarnos de nuestros pecados, también desea que heredemos la tierra. Ahora bien, recuerde que se dirigía a Su pueblo elegido, Israel, en ese período de la historia. Por lo tanto, les dijo que heredarían la tierra prometida, o la tierra de Israel como la llamamos hoy en día. Sin embargo, aunque bien podría ser, el Señor no nos promete necesariamente un lugar geográfico. Podría tratarse de nuestro país de adopción, de la nación a la que hemos sido llamados como misioneros, o simplemente de la iglesia a la que asistimos.

    En Juan 8:34, 35 Jesús dijo: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. Los que no obedecen al Señor no quedarán en la casa de Dios para siempre. Además, no podrán salir de las tinieblas espirituales, como lo declara Salomón en Proverbios 21:16: El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos.

    Por lo tanto, si tenemos en cuenta estos y otros pasajes de la Biblia, vemos que nuestra respuesta a lo que el Señor nos dice que hagamos determina si continuamos o no en los propósitos de Dios para nuestra vida y si hemos de poseer o no la herencia que Él nos ha preparado. No sólo es importante nuestra obediencia, también lo es nuestra buena disposición. Debemos decir como David en Salmos 40:8: El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado.

    1:20 - Si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho. Lamentablemente, Israel no prestó atención a esta advertencia. Se rebelaron contra el Señor y sus mandamientos, y endurecieron su corazón. Como consecuencia, siglos después se hallaron cautivos, primero de los asirios y luego de los babilonios. Algunos capítulos más adelante, Isaías trata este tema en detalle.

    1:21 - ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad; pero ahora, los homicidas. El Señor clama aquí por la condición espiritual de la ciudad de Jerusalén. Declara que la misma está llena de adúlteros. Esto es característico de nuestro tiempo, al que ciertamente podríamos denominar una generación adúltera. La ciudad, que alguna vez estuvo llena de justicia y juicio, ahora está llena de homicidas.

    Esta realidad de Israel debería ser motivo de preocupación, ya que en muchas ciudades los índices de homicidios diarios son alarmantes. Con respecto a los días anteriores y cercanos a Su venida, el Señor declaró que serían como los días de Noé antes del diluvio, Lc. 17:26. En los días de Noé la Tierra estaba llena de violencia (ver Gn. 6:12). Toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra. También había gran inmoralidad. Lo que vemos en Isaías, aunque se aplica expresamente a su época, también describe claramente los últimos tiempos cercanos a la Segunda Venida del Señor.

    1:22 - Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está mezclado [o diluido] con agua. Los comerciantes mezclaban inescrupulosamente la plata con metales inferiores y diluían el vino con agua, lo cual indicaba el grado de deterioro de su condición espiritual.

    1:23 - Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda. Los príncipes (NVI: gobernantes) de Israel eran rebeldes y en la ciudad no existía la justicia. Las personas pervertían la justicia a cambio de regalos y sobornos. Desgraciadamente, vemos que hoy en día esto mismo ocurre en muchos lugares. Sin embargo, el Señor no permitirá que el mal gobierne para siempre.

    1:24 - Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos, el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de mis enemigos, me vengaré de mis adversarios. Aunque el Señor es paciente, en cierto momento se levanta para juzgar.

    1:25 - Y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza. El Señor viene a purificarnos al igual que el refinador purifica la escoria, como lo describe con elocuencia Malaquías 3:3: Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en justicia.

    1:26 - Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia, Ciudad fiel. Después de la purificación viene la restauración. Esta es una de las maneras en que Dios obra, y necesitamos comprenderla. Él es el Dios de la restauración; pero para ser restaurados, primero debemos someternos a los fuegos purificadores. Este proceso de purificación puede tener muchas formas.

    Las palabras del rey David en Salmos 6:1-4 son un ejemplo excelente de esto: Jehová, no me reprendas en tu enojo, ni me castigues con tu ira. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia. Luego, en Salmos 23:3 afirma: Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. ¡Gracias a Dios por Su misericordia y Su restauración!

    Aquí vemos un resumen del plan de Dios para todos los tiempos. Israel fue fiel, pero luego se alejó de Dios. Por lo tanto, el Señor los juzgó con severidad, lo cual sirvió para purificarlos de sus pecados. Después de su purificación, a Jerusalén se la vuelve a llamar Ciudad de justicia. Es el anhelo de Dios que todos aquellos que se han apartado sean restaurados a la pureza y a la justicia.

    1:27 - Sion será rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia. El glorioso mensaje de restauración continúa ahora en este versículo. Lo que redime y restaura es el juicio. Debemos comprender que este es el mensaje que fluye a través de la Palabra de Dios, para el pecador arrepentido o el creyente que se ha desviado o ha caído en un pozo terrible. La misma liberación maravillosa que experimentó David como describe el Salmo 40:1-3, está a disposición de todos

    Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová.

    1:28-31 - Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados, y los que dejan a Jehová serán consumidos. Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis, y os afrentarán los huertos que escogisteis. Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas. Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella; y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá quien apague. Sí, en el Señor hay restauración y liberación. Sin embargo, el temible juicio que se menciona en Isaías 1:28-31 viene sobre aquellos que no se arrepienten y continúan en sus malos caminos, y sobre aquellos que conocen al Señor pero luego lo abandonan.

    El Señor Jesucristo habló tres veces de este juicio en Marcos 9:44, 46 y 48: Donde el gusano de ellos no muere, y el fuego nunca se apaga. Es interesante notar que la profecía de Isaías concluye con un relato similar sobre la condenación eterna de los malvados. Muy gráficamente, Isaías 66:23, 24 nos dice que: Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

    CAPÍTULO 2

    El monte de la casa de Jehová (v. 1-5)

    2:1 - Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén. ¿De qué manera profetizaba Isaías? Encontramos en este libro que repetidamente el profeta vio lo que sucedía y luego profetizó (ver Is. 1:1; 2:1; 6:1; comp. 13:1). Isaías tuvo una visión de las cosas que iban a suceder. Por esa razón pudo describirlas en forma tan vívida; en realidad, vio cómo ocurrían delante de sus ojos. Este es el ministerio de un profeta. Ve las cosas que sucederán en el futuro. Cuando se hace mención de los postreros días esta profecía está dirigida a Judá y Jerusalén, sin embargo, también hay un cumplimiento de la misma en la Iglesia de los últimos días.

    2:2 - Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. El monte que se menciona aquí en su cumplimiento final es el que vio Ezequiel en el Reino Milenario de Cristo sobre la Tierra (Ez. 40:2). Sin embargo, también se aplica al monte de Sion en la Era de la Iglesia.

    Produce gran esperanza y expectativa en estos últimos tiempos el hecho de que el Señor exaltará a Su Iglesia y la llevará hasta el monte de Sion espiritual, donde la usará para enseñar a las naciones los caminos de Dios. La Iglesia está llamada a acercarse al monte de Sion espiritual (He. 12:22, 23). En Daniel 11:33 leemos: Y los sabios del pueblo instruirán a muchos. En los postreros días, la Iglesia será exaltada para instruir a las naciones.

    Al estudiar la profecía, no solo debemos tener en cuenta el cumplimiento natural para la nación de Israel, sino que debemos tener presente también un cumplimiento para la Iglesia, el Israel de Dios (Gá. 6:16). Por lo tanto, muchas de las promesas milenarias para Israel que mencionan Isaías y los otros profetas tienen un cumplimiento en la Iglesia de los últimos tiempos. De esta manera, podemos esperar que la Iglesia sea exaltada en los postreros días, y que las naciones se vuelvan a ella para aprender los caminos de Dios.

    2:3 - Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Una de las promesas que el Señor da a la Iglesia de los últimos tiempos se cumplirá durante un período de intensa oscuridad. Durante esta época oscura, la gloria de Dios se revelará en forma visible a través de Su Iglesia (ver Is. 60:1, 2). Allí está la maravillosa promesa: las personas desearán aprender los caminos de Dios.

    Con frecuencia ocurre lo contrario. Muchos cristianos se conforman con reuniones de testimonios y una dieta liviana basada en principios elementales de la Palabra de Dios. En una iglesia que yo pastoreaba, los ancianos expresaron que no deseaban oír predicaciones sobre el Antiguo Testamento, en realidad tampoco deseaban oír mucho del Nuevo. Sólo querían escuchar historias de los evangelios. Por maravillosas que sean, no se puede pretender crecer solamente con la leche de la Palabra. Estamos llamados a crecer hasta la medida de la estatura de la plenitud de Cristo y a no continuar siendo bebés espirituales toda nuestra vida, (Ef. 4:12, 13). De esta manera, vemos la verdad revelada en Isaías: que la ley saldrá de Sion. El cumplimiento del nuevo pacto consiste en tener las leyes de Dios escritas en las tablas de carne de nuestro corazón; y en los últimos días, la Palabra de Dios fluirá de la Iglesia a las naciones.

    2:4 - Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra. Obviamente, este versículo se refiere a la Segunda Venida del Señor, cuando Él juzgará a las naciones; porque las guerras cesarán durante el Milenio. Será un tiempo de bendita paz.

    Como ya hemos señalado, es sumamente importante comprender en qué época tiene lugar una profecía. Es un gran error tratar de sacar de su tiempo a una profecía. El profeta Isaías dijo que volverían sus espadas en rejas de arado para cultivar la tierra. Sin embargo, el profeta Joel profetizó exactamente lo contrario de lo que profetizó Isaías. En Joel 3.10 dijo: Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces. ¿No sería confuso leer la profecía de Isaías y luego la de Joel? Podríamos pensar que hay una contradicción, pero no es así, porque se refieren a dos épocas diferentes de la historia.

    Isaías se refiere al Reino Milenario de Cristo, que será una época de paz. Joel se refiere al tiempo de la Gran Tribulación, cuando todas las naciones paganas serán reunidas en el valle de Josafat para sitiar Jerusalén. Habla de una época de guerra. Aún no estamos viviendo en el Período Milenario. Algunas personas dicen que ya lo estamos viviendo, pero si este es el Milenio, yo no tendría una muy buena opinión del mismo. El Reino Milenario se caracteriza por la paz. Antes del Milenio habrá guerra y tribulación. Esto explica por qué los dos profetas parecen contradecirse.

    2:5 - Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová. Esta sección concluye con la exhortación a la nación del propio pueblo de Dios. También es una advertencia muy apropiada para la Iglesia de nuestros días. Debemos caminar a la luz de la totalidad de la Palabra de Dios. Esto nos permitirá ser esforzados para el Señor; como Caleb, que se apropió de todas las promesas y propósitos de Dios para su generación.

    2:6-9 - Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque están llenos de costumbres traídas del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros. Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. También está su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables. Además su tierra está llena de ídolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos. Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. Los versículos 6-9 presentan la acusación contra la casa de Jacob. En estos pocos versículos encontramos la siguiente lista de los pecados del pueblo de Dios en la época de Isaías. (También son los pecados de su pueblo en el tiempo inmediato anterior a la Segunda Venida de Cristo.)

    1. Adivinación (agoreros): la predicción del futuro con la mediación de espíritus malignos, como por ejemplo los horóscopos.

    2. Se habían unido con otras naciones y habían aprendido sus caminos.

    3. El amor al dinero había hecho que se volvieran excesivamente codiciosos, a tal punto que almacenaban tesoros (tales como plata, oro, caballos y carros).

    4. Su tierra se había llenado de ídolos. Ya fueran pobres o ricos, todos se inclinaban ante ellos. Llegó un momento en que había un ídolo en la esquina de cada calle de Jerusalén.

    El día del juicio de Jehová

    2:10 - Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad. Solo en esta sección se repite tres veces esta advertencia de esconderse en la peña y luego dos veces más en la Biblia con respecto al día del Señor. En Apocalipsis 6:15 se cita específicamente en relación con la Segunda Venida. El día del Señor es un tiempo de juicio. Como lo declaró el profeta Amós: ¡Ay de los que desean el día de Jehová! ¿Para qué queréis este día de Jehová? Será de tinieblas, y no de luz (Am. 5:18).

    De esta manera, el Señor juzgará a los hacedores de maldad y abatirá a los altivos. Yo tuve una visión de la Segunda Venida. En ella vi el rostro del Señor aparecer en el cielo. En Su Segunda Venida, todos los hombres verán Su rostro y sus ojos, los que estarán llenos de ira y furia. Muchos correrán y tratarán de esconderse de Su presencia, y aun clamarán a las piedras para que caigan sobre ellos y los escondan de su rostro, pero no lograrán escapar de Él.

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