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HISTORIA DE LA TECNOLOGIA Siglo veintiuno Volumen 2 DESDE 1750 . HASTA 1900 (I) por 1. K. DERRY y TREVOR T. WILLIAMS México historia “ ‘de la Espanta I tecnologia Argentina Colombia Ml siglo x1 Carlos Caranet a Juan Afonso Rute de Elvira y Prieto, MariCarmen Rude de Elvira y Zubicarreta Carmen Saez Dist base om ta comment Santiago Montorte UNIVERSIDAD NACIONAL BE SAN JWAN Foculted de Flosolia Humanidades y ARox IBUOTECA DE. IUAN JOSE MSsen B7 3653 tor encontratl ial del tescer women ans undo co- olopicos, una bibliogralia cacopida, el origen de ls usttacones TamESmdit on indice trndco y un indice de nombres cones Pondientes = los tres primeros volumencs de eat coleccion. Indice LA REVOLUCION INDUSTRIAL HASTA 1999 ) 10, PANORAMA HISTORIGO GENERAL, 1750-1900 |, SSBS RSH SB ee & ees i ABh, Hasaseiis Gian? GiB voce dct Bh. Rarer Casha, aia ace EUAN 11, LA MAQUINA DE VAPOR LA MAQUINAERRAMIENTA ¥ SUS PRODUCTOS. 1 uotucon, REL svanee del tao. dpe BE ae edie so teats en tee cer ie iia ate ees rt as? Pee Pete aes Sere ENE Sh Si atten fa Bouvet Be qi | a 4, 16. LA CONSTRUCCION: LAS, NECESIDADES DE LAS COMUNIDADES URBANAS’ El ingeoiero civil, 586.—Lor materiales de construc ‘lon, $68-Los miebles,598-—Nucvos soe. del era Forhado, del acere\y ei horigigon, Ol~~Mejoras, del sberecimlgnte "ae" Squat, eos--beeagie cane EA CONSTRUCCION: LAS EXIGENCIAS DEL TRANSPORTE {a construceién de carreteras, 625—Los ferrocarries: af Sead Svinte, Son marlimo, 67 a = EL CARBON Y LOS METALES eshte etter ciate je Sass cies ees aera RS NUEVOS MATERIALES: GAS DE HULLA, PETRO- tho Y cavcHo Onaenes det ajumbrado_por ee, Meta on at itiminosos, 749s, Industria. peteolifers. T35—La pale anatactra del cao, OTs voles ‘Er plaatacign de eaucho, 172. eee SEGUNDA PARTE LA REVOLUCION INDUSTRIAL HASTA 1900 10. PANORAMA HISTORICO GENERAL, 1750-1900 INTRODUECION GENERAL Siempre ha existido una estrecha relacién de fon- do entre la historia general del hombre y su progreso tecnolégico. El Imperio romano, por ejemplo, se bass en los hallazgos de sus Ingenicros, incluyendo a los grandes constructores de vias, tanto por lo menos Como lo hizo sobre los més abstractos conceptos de ley y deber. La expansion de Europa en el siglo xv depéniio dela existencia de nuevos medios ara cr 08 océanos tanto como de la voluntad de hacer- {En et mismo sentido, los camblos politicos, asom- brosamente rapidos y numerosos, del siglo y medio fal que dedicaremos el resto del libro influyen en cada caso en la revolucién tecnolégica, que es el objeto de nuestro estudio y a su vez son influides por ella. ‘El hombre occidental de 1900 volvia la mirada con complacencia hacia una época de revolucién indus- ‘wial y politica. Observando la primera, tenfa pleno derecho a afirmar que su relacién con los recursos naturales habla cambiado profundamente, y para Bien. Podia estar seguro, asimismo, del gran progre- so politico logrado, asi como de que se iba a avanzar ain mis. Hoy dia, en realidad, los avances técnicos conseguidos antes de 1900 parécen, en comparacion, flgo menos impresionantes de lo que fueron en rea. lidad; el progreso politico, por otro lado, que hizo ‘que un mundo como el de 1900 pareciese mucho mas ceptable que el de 1750, es hoy aflorado con cierta envidia por mas de un individuo reflexive. Quiza la ereencia de que los mas importantes problemas de Ja politica estaban siendo resueltos al mismo tiempo que los mas graves problemas de la economia fue, Ghcluso en 1900, una ilusién engafiosa, sustentada y Propagada sobre todo por las clases poseedoras; sin Ge UR ee VO ew Ow we wt oA Pe 398 Desde 1750 hasta 1900 (I) embargo, para nuestros fines, es importante tener presente que la revoluciéa. industrial, considerada fon demasiada frecuencia en un contexto. limitado al estrecho campo de la historia briténica, fue ate tando de modo ereciente a la politica del mundo oc- cidental en su totalidad, y fue afectada a su vez:por quella, y hacia 1900 compartia con los cambios po- Iticos el crédito, por lo que se consideraba habitual- mente en ambos ‘aspectos como una epoca de pro- reso sin igual. ‘La unidad del periodo es artificial, pues los grandes cambios industriales habian comenzado ya, como mos, bastante antes de 1750 (p. 65); y contintan to- davia, como todes sabemos, para bien o para mal, mucho después de 1900. Asimismo, es igualmente ar- ‘ifcial, aunque muy conveniente, tratar de llevar a cabo ulteriores subdivisions de este siglo y medio fen el que los acontecimientos, tanto en el campo po- Iitico Como en el tecnolégico, se siguen unos a otros fen una apretada y complicada secuencia de causa y ‘efecto. Con todo, podemos distinguir tres fases prin- cipales. ‘La primera de éstas Hega hasta Ia batalla de Water- oo, en 1815, y esta marcada por tres grandes guerras y dos revoluciones trascendentales. De este perfodo, Que abarea dos generaciones, y comprende lo que se fia convenido en llamar revolucion Industrial cn sen- Hido estricto —Ia expansion de la industria britani- ca en tiempos de Arkwright, Wedgwood, Boulton ¥ Watt, el equivalente en afios a tuna generncién en tera corresponde a un periode de guerras: la consi- fulente alteracién de la economia tuvo importantes efectos sobre la tecnologia, si bien tales guerras no fueron totales y sus consecuencias materiales fueron eves para una mentalidad def siglo xx, Al mismo tiempo, las nuevas ideologias revoluclonarlas, encar- hadas en la Declaracién de Independencia americana (0776) ¥ en Ia Declaracién francesa de los Derechos Sel Hombre (1789) tuvieron enorme influencia sobre fa actitud de los hombres hacia el mundo en general Panorama histérico general 399 yy hacia el préjimo en particular: a la larga, la valo- Yacion de los medios para ahorrar fuerza de trabajo Se halla estrechamente relacionadaaion gl valor asig- nado al trabajador. "El periodo posterior a 1815 comienza con una en- gafiosa etapa de calma, la tranguilidad politica de la tra de Metternich y la lenta recuperacion econémica, de-Europa tras los Jargos afios ,de destrucciones de las guerras napolecnicas, hechos que repercutirian su debido Wempo sobre la industria britanica. Luiego, fa partir de los afos cuarenta del siglo xix, las fuerzas paralelas, pero con frecuencia opuestas, del naciona- Esmo y del Liberalismo recobraron fuerza. Por un lado se produjo el triunfo del Norte en Ia guerra ci vil norteamericana, y la unificacién de Italia sobre bases parlamentarias; por el otro, la instauracién del Imperio alemén por la‘nacién en armas) que se debio mae al militarismo que al liberalismo. En cada caso, Ge todos modos, el crecimiento de un fuerte Estado nacional fue acompafiado por Ix ampliacion de la red ferroviaria, que fue el més importante de los avances tecnologicos promovidos por Gran Bretafia en esta segunda fase. Be 1871 1900 los paises occidentales se mantuvic- ron de nuevo en calina, en el sentido de que sus ener- gias fueron desviadas’ de los conflicts. sangrientos hacia Ia explotacién de los. territorios nacionales. Para Estados Unidos y Canada, asi como también para Rusia, fue Ia época de la «frontera movil»; para Ios pafses de Europa occidental, con territorios més reducidos, fue la epoca del imperialismo y del re- parto de Africa. Un historlador estadounidense, el Profesor Carlton Hayes, Ia denoming «la generacion Gat materialismo», Es clerto que una civilizacién materialista, basada en los enormes avances de la fecnologia occidental, se difundié durante estos trein- ta afos por toda la superficie del globo con una pidez nunca vista. Puesto que los avances tecnol6gi Ros proporcionaban un nivel de vida més alto.a jnuchos, quizé a In mayorfa de las ingentes multi 400 Desde 1750 hasta 1900 (I) tudes de seres humanos afectados por ellos, otros, ademss de los materlalistas, legaron al convenck mlento de que su persistencia permitiria no slo po- der, sino querer terminar con lo que Winwood Rea- de ilamé una vez «el suplicio del hombres. ‘La historia general de estos grandes progresos no s6lo comienza en Gran Bretafia, sino que, por lo me- ‘nos durante cien afios, tanto los briténicos como sus maquinas se hallaron también a la cabeza de la gra- ‘ual expansién del «taller del mundo» a otros paises: ‘a traver del canal de la Mancha hacia Francia y es: pecialmente hacia Bélgica, a algunos de los muchos Estados alemanes y a sus vecinos, tales como Suecia y Suiza, y hacia el este de Estados Unidos. Pero en Ta segunda mitad del siglo xix la tendencia general fue cambiando lentamente, a medida que la impor- tancla econémica de Gran Bretafia venia a depender cada ver mas de los efectos acumulativos de su pa Sada inventiva, en tanto que Estados Unidos, Ale- mania y otras’ naciones, cuyo recuerdo del pasado no les daba la misma seguridad psicoldgica, tan pe- Ugrosa, ni debfan enfrentarse a las dificuliades de hecho que en cambio habfan encontrado los britani. cos, iban colocandose paulatinamente a la cabeza. Hacia 1900, la mayoria de los hallazgos tecnologicos mis recienies no eran de origen britanico, y Io que es afin mucho més importante, estaban siendo desa- rrollados de manera mucho més enérgica en los pai ‘Ses que mo posefan. grandes capitales Invertides. en ‘sistemas de produccién cuya eficacia ya cra algd re- petidamente‘comprobado, La energia eléctrica y el motor de combustion interna, por ejemplo, estaban haciendo répidos progresos en otros lugares, mien- tras que Gran Bretafa, con su soberbio equipo in- dustrial basado en la fuerza de vapor, aprendia len: tamente que lo bueno es enemigo de lo mejor. "Antes de volver hacia el comienzo de Ia revolucién industrial en Gran Bretafia puede sernos util desta- car media docena de influjos que, en diferentes gra- ‘dos, repercutieron en el desarrollo de Ia revolucion, Panorama histérico general 401 industrial en la mayorla de los paisa y épocas his- toricas, En primer lugar se hallaba el Sgrprendente crecimiento de la poblacién. Es cierto que la mejora de las tecnicas agricolas permitio aumentar la dls: ponibilidad de alimentos, y asimismo que un mayor grado de higiene, asociado a la introduccion del algo- én en la confeccion ya la de tuberias baratas para fel suministro de agua y para el drenaje, ayudo en gran medida a la labor llevada a cabo por el avance de la ciencla médica para mantener con vida el ma- yor nimero posible de personas durante el mayor Hempo posible; con todo, el rapido crecimiento de Ia poblacion europea, en conjunto, no tiene relacion directa con la difusién de la revolucién industrial Una estimacién razonable sugiere que la poblacion, de unos 140 millones en 1730, aument en 1800 3 188 mnillones; en 1850, a 266, y en 1900, a 401, 1o que da-unos porcentajes de aumento de un 36, un’40 yun 50 por clento, respectivamente, lo que no correspon- de® los cambios industriales: la lnfluencia de estos fue poca antes de 1800, para hacerse extraordinaria s6lo despues de 1850,, Aun asi, y cuslesquiera que Sean sus causas dltimas, tal aumento de poblacién Proporciond por lo menos tres estimulos al desarro- Tio industrial. Para suministrar aunque sélo fuese un minimo de alimentos, el granjero hubo de aumentar fu eficacia industrial, y se desarvollaron ademas me- dios de transporte especializados, con el fin de im portarlos de centros de aprovisionamiento remotos, © incluso transoceanicos. Ala larga, asimismo, las bocas hambrientas podrian ser alimentadas tan s6lo si sus manos eran cmpleadas en la fabricacion de manufacturas, las cuales, a su vez, y como resultado de los. progrésos tecnolégicos, pudieron ser inter- ‘cambiadas en ofros lugares del globo por remesas ‘Adecuadas tanto de materias primas como. de. ali Mentos. En tercer lugar, el crecimiento de 1a pobla- eign fue un aliciente para el incremento de formas Urbanas de vida, y Ia mayoria de los progresos téc- hnicos, desde la fABriea que utilizaba fuerza de vapor 402 Desde 1750 hasta 1900 (I) ¢ iluminacion de gas, en un primer momento del periodo que estudiamos, hasta el rascacielos de es- tructura de acero y los’ espectaculos cinematograti- cos, mis tarde, se difundieron mucho mas rapid mente en un medio urbano. ‘Los factores politicos som mAs féciles de localizar. EL alto nivel de libertad personal y politica;que ca: racterizé a la vida britanica en el siglo xvitt se acepta generaimente como uno de los factores que ayuda: Fon a los inventores. Las revoluciones norteamerica ha y francesa tuvieron un efecto muy semejante, al lberar tanto las energias de los individuos como a lag empresas comerciales de sus restricciones tradi- clonales, tales como las barreras aduaneras internas ¥ las reglamentaciones. comerciales. La Importancia Ge la libertad estadounidense aument6 a medida que fl pais iba lenandose de emigrantes curopeos. Para Ja misma Europa, la difusién de las ideas francesas siguiendo las hucllas de los ejércitos napolednicos, Ia répida divulgacion de los principios de libertad durante las revoluciones de 1848, Ia desaparicidn, al fin, de la servidumbre en Rusia y Polonia gracias al decreto de emancipacién de Alejandro II en 1861 ¥ la difusion del sufragio masculino desde Francia ¥ Alemania a otros Estados menores de las ultimas écadas del siglo xix, son tan sdlo algunas de las Principales etapas durante las que se produjo efec- tivamente un proceso acumulative: Pero al mencio- nar a Napoleén recordamos que la ‘€poca de crecien- te libertad personal se caracteriza de manera adn mds intermitente por conflictos internacionales. La guerra ha dado siempre gran impulso. al progreso fecnolégico, hecho del que hay numerosos ejemplos fen la revolucion industrial briténica, desde las ca Fronadas, que se Ievaron a cabo en las primeras fac torias modernas escocesas (Carron) para emplearias contra los rebeldes norteamericanos, al acero Besse- mer, que se invent6 al producirse la demanda de materiales ‘mas perfeccionados con destino al eJét ito, en tiempos de la guerra de Crimea. De este Panorama histérico general 403 modo también Ia Europe continental lize un gran ee ane eer eend ds pally lonpatectoe del Silmule wor Prisca ea ick primerse shes Sel Sate mare aptoae Is gusrea chil de 86/1863 Se a oe a at tree basics ea al ot seria In ndutrin cotadountdense Cane ee race temmunes ai desarrollo te- means or ataaa'y adel reste del tomo oes Bie de Covcleyen'id carmlacion de’ captales y derail SUS fund trtemaciontl an como a impalas aoe ei aal comercie'Internacions tne Posy Toad Cron wrctaa figura como el prin: Beer Jue Srestumisce, bios a Gomes del pe. ipal Rats Parte eonelaerable de in deuds waciobal Hee i faba caiisadn etn on el extranjero, sobre ar cneterdste mlsntras que hacia ines dete. ee tremens 7 Froncia desempe: see Fiedos" enon tn innportante papel en le impal faba eden case incttal por medio de pret sin do ete tanto a pallor independlontes, Fee ee, ncxionel do expotscion coo. Se teem vinden canna comarca wat eat oS cuto que’ en un perfodo eh que Prantl Ur is'poblaciy ve dupite, af comensio aa dean debldcrca Copecil,& low pro. areal lcs roptrten 9 aa, na cominicclones, Go enlat ebologiumente svananday eatavis ae renin Scondat' cn dovarvlisrion en ins Te Tepes mer scrasadan del undo, i bien su mots ore somes mA Suminoirs de materia primas y de pro: sega tetriclont pore resultado fey ara Gictot lumsiar tna Peveluclon industrial por ia sia ‘Otro factor importante para el” desarrollo de la tecnologia moderna ha sido el sistema de leyes sobre patentes en los diferentes paises. El sistema legal Tnglés (p. 58), extendido Escocia al levarse a cabo Ia‘unién de 1707, provey6 las bases de la legislacion cstadounidense sobre propiedad industrial, promul- ada en 1790 y administrada por primera vez por Jef- 404 Desde 1750 hasta 1900 (I) ferson como secretario de Estado. En 1836 se instalé en Estados Unidos una oficina de patentes, con el fin de proporcionar medios autorizados para sancio- {nar la/utilidad y novedad de cada demanda, y en 1861 el tradicional plazo de concesion inglés de 14 afios se extendié a 17. Fue de este sistema del que Lincoln dijo que «aflade el petrdleo del interés al fuego del genio»; hacia 1857 los Estados Unidos ha- jan emitido un 35 por ciento mas de patentes que Gran Bretafia. ‘Las leyes francesas sobre patentes datan de 1791, ‘cuando los revolucionarios, tras deshacerse de la Co- rona y los privilegios gremlales como parte del An- Hguo "Régimen, afirmaron el principio’ de que «Se consideraran atacados los derechos del hombre si un Gescubrimiento Industrial no se considera como pro: Piedad de su descubridor=. Uno de los primero: en ‘Obtener la patente fue Leblane (p. 777), si bien ésta, zo protegis su fabrica de una posterior confiscacion. ‘Sin embargo, el principio del derecho a la propiedad industrial Tue claramente enunciado en Francia, de donde se extendié a algunos paises vecinos, siendo ‘asi que en Alemania las patentes no alcanzaron una Validez general hasta la reunién de los Estados mien bros del Zolfverein (0 union aduanera) en 1842, y la proteccién no se completé hasta 1877; hacia 1837 Es tados Unidos concedis sesenta veces mas. patentes ‘que Prusia En 1883 una convencién internacional exhortaba a la practica de patentar los inventos en varios paises, concediendo al inventor un afo de favor, durante el Sual era protegido contra Ia pirateria en todos los paises firmantes, Se estimuld In inventiva, puesto gue el monopolio por un periodo limitado, que daba Si'inventor et incentivo de hacer publico su descu- brimlento, se extendid a un area menos limitada, Pero al mismo tempo la ereciente complejidad de os procesos Industriales dio lugar a que Ia elabo- racion de las patentes y la comprobacion de su va" Iidez.con arreglo a unos principios legales basicos, Panorama histérico general ~- 405 que con frecuencia diferian profundamerte de un Estado a otro, comenzase a complicarse cada vez mis. Esto estimulé a las grandes empresas quc te. ian intereses en varias partes del mundo, las cuales, hacia 1900, usaban frecuentemente de los pleitos por una patente, o la amenaza de los mnismos, como arma adecuada para suprimir el desarrollo de nuevos pro- cedimientos no deseados. ‘Otro rasgo comin a la revolucién industrial de los diferentes paises es la significacion cada vez ma. yor del crecimiento de las teorias clentificas y ma- tematicas. En general, podemos decir que a lo largo del siglo x1x se va haciendo evidente el papel. del cientifico como adelantado de los cambios Industria- lesen los principales paises afectados, si bien en 1900 todavia es raro que tenga el cardcter funda: mental que asociamos actualmente con la investiga. clon clentifica, Por lo general, periodo durante el ‘cual Ia Industria britaniea dirigia el mundo coincide ‘con aquel en el que lo empirico era preferido al jcercamiento puramente cientifico a los problemas industriales:' sin duda, este liderazgo se hallaba ya fen decadencia antes de que la doctrina que Ludwig ‘Mond, un aleman naturallzado inglés, expuso ante la ‘Sociedad de la Industria Quimica en’ 1889 se convir Hese en un lugar comun incluso en Gran Bretafia: La investigacion lenta y metédiea de los fendmenos ‘haturales es la madre del progreso industrial.» EL PERIODO DE ACELERACION INDUSTRIAL, (1750-1792) Analizaremos primero el perfodo hasta 1792, cuan- do el estallido de las guerras revolucionarias fran- ‘cesas detuvo, de hecho, el progreso del principal rival industrial inglés, Francia, -y al mismo tempo abrié lun periodo de economia de guerra, que duré hasta 1815, durante el cual el comercio de todo el Conti nente, y aun el de los Estados Unidos de América, por no mencionar a Gran Bretafia y Francia, fuc des. SC Se Gr Ue VU I OE 406 Desde 1750 hasta 1900 (1) viado de su curto normal, induciendo a los invento- Tes —tal como en las guefras mundiales de nuestros ‘Sias— a buscar nuevas metas. El comienzo del pe- Hlodo, esto es, el comionzo de Ia revolucién industrial en Gran Bretafia, se fecha de forma convencional a partir de la ascension al trono de Jorge III en 1760, Ya que este acontecimiento fue seguido répidamente por adelantos claves en la industria textil: (1764-69), or las vitales mejoras de Watt-incorporadas a 1a Maquina de vapor (1765-76), por un importante ere- ‘cimiento de Ia metalurgia eh Escocia y el sur de Ga: es y por los primeros pasos de la red de canales inglesa. Sin embargo, es mas logico situar hacia me- diados de siglo el punto de partida, El largo perfodo de paz bajo el goblerno de Walpole habia presenciado el-Gesarrollo inicial de la industria textil, como la Ianzadera volante de Kay, y las mejoras introducidas en la hilatura por John Wyatt y Lewis Paul-(p. 155). Tas ‘consecuencias de la rebelién Jacobita de 1745 fueron un répido crecimiento de jas carreteras de portazgd-y el clima intelectual de los afios cincuenta, Gue indiseutiblemente preparé cl camino a décadas Ihdustriales mas revolucionarlas. Asf en 1754 se fun- 6 la Society of the Encouragement of Arts and Manufactures, In ctl sels aflos mas tarde, inspiran- dose en los trabajos de Paul, comenz6 a ofrecer pre- mmios a ulteriores mejoras en las maquinas de hilar.) Entre tanto, en 1757 Josiah Tucker informaba que sen las industrias del metal de Birmingham y Shef- field, casi todos los maestros manufactureros tienen luna nueva Invencion propia, y estén mejorando dia- Harnente las de los otros». Tales fueron los comien- Zos! en el transcurso de treinta aflos, de 1750 a 1780, GI ndmero de patentes se multiplicé aproximadamen- te por seis. “tla revolueién industrial habia estado largo tiempo én gestacion. En conjunto, es menos sorprendente el echo de que haya aparecido a mediados. del”si- glo xvrm, por ser éste un periodo de goblernos esta- Biles, coh una clase media conflada, unas guerras, Panorama histérico general 407 evadas a cabo por profesionales, con essaso das para la economia, y sobre todo ‘con un comercio Curopeo en expansion, que el hecho de que —por Fazones ya apuntadas (p. 65)— llegase primero a Gran Bretaa.|Mientras que Ttalia, los Paises Bajos, Francia y las grandes ‘cludades alemanas habian mantenido en los pasados siglos el liderazgo tecno- Iogicoy permanccido a la cabeza durante largo tiempo, ahora le habia legado a Gran Bretafia el turno de sacar un provecho decisive de su geografia y de sut historia] Partiendo de una situacion insular, Era natural que el pueblo encaminase sus empresas de tipo comercial y militar las cuales estaban fre ‘cuentemente Interrelacionadas— a través de los océa- nos, con sus ilimitadas posibilidades, en vez de, ‘como lo habia hecho Francia, dirigirlas a la explo- facion del continente. En un perfodo en que la ma- yor parte del comercio extranjero se realizaba dentro Ue Europa, Inglaterra controlaba una parte impor tante del comercio oceénico, mientras gue el hecho de que al firmarse Ia Paz de Paris en 1763 su marina mercante se hubiera multiplicado por seis en un si- glo, parece sugerir que habia encontrado medios de Uansporte adecuados para un vasto mercado trans- ‘oceanico} En veinte aflos la marina mercante brité nica recibié un ulterior impulso cuando los holan- deses, consecuencia de su Imprudente participacion fen Ia guerra maritima de 17781783, perdieron su posicin, todavia preeminente, en el transporte co- ‘mercial y muchas otras cosas. "AL mismo tiempo el empresario industrial y el tecnico obtuvieron un buen numero de incentives de la_que podia ser Hamado, justamente, la forma de vida briténica. La gente deserita en las paginas de Fielding y Smollet disfrutaba de unas relaciones re- lativamente tranquilas entre las clases y las regiones, gue hacian que el capital y el trabajo fuesen mas moviles que en la mayor parte de los demas paises. Su gobierno hacia, en términos relatives, pocos es. fuerzos para dirigir y supervisar Ia produccién, y 408 Desde 1750 hasta 1900 (I) muchos menos ain para organizar manutacturas o#- cae ee ees Paofocatte pore in icatra sea renee te alee duspaias iastrados, Commo Seseee, oe ade de rasa? Los gromioe supere. TEntoCT can'cn general he pote ace posetan Se'Shctiroi tebal reso ail conuinote™= pare Hen int sciviind de una clase mele sogurh TURES, Says mismbros no eran solamente lbset Se'Tetue Iofeinas del todo gue pustasem sine us, oe State ato podian sopiel atoctnar talon Sha Gatres weidtadas en idrmince de ditiniones MShstusiee’ sovles'y pollens: Arkwright, que Hee SeaSGrEhballeo: Welgwoods que abajo ata tox Pp gee gue pr ge ered Sette au Royal Society'y patton de‘ Flaxmans Pa eetampador de indianss Peak cuyo padre ore ui aotador soomodado,'y cuyo nije fis: dor veces pet cermaae remeron tee eS tet ae os grandis Bre. aaa rari edciaance contaibuyercn a simmer WeSeGe se etncemppordncss: Goeth rerum SASS esnid save alder mals us ane 1a pRteatceN Cuando scribe se ingles os bre de HEP isha hs anveabiarts hasta que tondoce s nus: wor daSibriicmios 9'n actividades ccoovadas, Uso Tous pregumasae por gut entan enboncey mals aver. Tedoe dus Nowotres"on dog 2s" domino crovolucion industrials, tal como se aplica’e los camblow que afectaron a’ clertas partes weieagnecroc’ ins tetra bajas cococesse 7 Alaa of GEST tot ditmos afos at spo svat ot con tecscnte dlede un punto de vsia Hisérvo,y Teles rales eee eres St ecimodios Se oe Se ee, an Lorna romomentve. ain er ome a an eolacion an a aanildc des Ce eee cemalieaee’s hance tas Ge See reacnental del cual Qacron conettaice ie See aren dontemperdncoren agin setido, Baer Bere sen aprculsoray que ayuaaron a ak Tee ert pebiasion en taphdo srechnient, 0 etdieronsa"hada con mayer armpit pero oon ~ Panorama histérico general 409 todo, su introduccién fue lenta y fragmentaria, El progreso experimentado en estos afios por la indus: fria del algodon, donde la maquina de hilar, continua © intermitente, ‘¢ incluso el telar mecanico, fueron aceptades con’ mayor facilidad que en Ia conserva: dora industria lanera, que durante siglos habia sido la principal fuente de riqueza britanica, tuvo, con certeza, consecuencias revolucionarias; sin embargo, hasta diez aflos después de clausurado el periode que estamos analizando el valor de las exportaciones de algodén no superé por primera vez el de la lana. La expansion de la industria del hierro, con sts nue. vos y numerosos usos en la paz y en la guerra, Tue, quizd, en conjunto, mds sobresaliente. Cuando la Practica de la fundicion al coque se difundio en to- as las industrias, entraron en accién enormes altos hornos en las proximidades de las minas de carbon més accesibles, pero s6lo en 1784, cuando fue posible tansformar el arrabio en hierro forjado gracias al proceso de pudelacién, pudo verse como Ia produc- cién total briténica de hierro aumentaba (p. 693). Es todavia més tentador pensar que Ia revolucion de- rivé de la maquina de vapor de Watt. Las dos pri- meras se instalaron ‘en 1774, con el fin de achicar luna mina de carbén, y para hacer funcionar un alto horno, y hacia 1785 ia maquina, en su version rota- tiva, se habia aplicado ya con gran escala a las f& Ddricas de hilados de algodén, as{ como a las necesi- dades de las fébricas de cerveza y a otras antiguas empresas. Sin embargo, al explrar la patente de Watt en 1800 se habian construido algo’ menos de 500 méquinas; asf que la produccién media de las famosas fabricas de Soho (fig. 132),era tan solo de luna veintena al aflo. Ademds, su fuefza de vapor me ia, lejos de revolucionar las condiciones de la. in @ustria en los primeros afios, no fue. significative mente mayor que la producida por les molinos de viento o por las ruedas hidréulicas (p. 451), Desde que el comercio, o In esperanza de comer- lar, dieron el principal impulso Inicial a las inven- Ce OO EIT 410 Desde 1750 hasta 1900 (I) Fig. 132, Las fabricas de Boulton y Watt, en Soho, recone. ‘ruudas en 1235. clones, uno de los dos factores mds importantes en. los progresos de estos anos fue la habilidad cada vez mayor de Gran Bretaia para financiar la expan- sidn comercial. Mientras que, en conjunto, Europa se beneficiaba en gran medida de la notable real macion de Ia produccién argentifera en la América Cspafiola, el oro de Brasil iba principalmente @ Lon- res. Como tun fendmeno cuyos efectos tuvieron ma- yor alcance, se da la circunstancia de que, por haber Seguido todas Ins potencias el ejemplo de Federico el Grande —que habia establecido baneos de crédito pablico con el fin de pallar los dahos ocastonados Por la Guerra de los Siete Afios—, el tinico rival de Gran Bretafia en cuanto al numero de bancos pri vados era Holanda, Los bancos regionales trabajaban Girectamente en los distritos industriales, mientras ‘Que los bancos mercantiles, en especial los instalados en Londres, facilitaban el comercio y la exportacién a 'ultramar. Otro factor de importancia fue la in- fiuencia que ejercieron las guerras de 17561763 y de 1775:1783. Son evidentes ‘sus efectos sobre el “des- arrollo de la industria del hierro: Ia inferloridad de Tos caftones navales franceses ya se habla constatado fen la Guerra de los Siete Afos, y en 1774, cuando Ia Sisputa con las colonias norteamericanas estaba le gando a su punto culminante, John Wilkinson intro: x Panorama histérico general aun dujo un nuevo adelanto en Ia artilleria briténica con su taladradora, y posteriormente el desarrollo de esta herramienta hizo posible el perfeccionamiento Ge los eilindros de las maquinas de vapor de Boulton y de Watt, Las guerras Intensificaron también las Srisis comerciales periodicas, que fomentaron la com- petencia en la industria textil hasta tal punto que incluso los grandes inventores, como Samuel Cromp- ton y Edmund Cartwright, se vieron en apuros, Asi, fla Guerra de los Sicte Aftos y a la Guerra de Inde. pendencia norteamericana siguieron breves periodos de depresién, en tanto que una tercera y mas seria depresion estaba ya gestandose en tiempos de la si Bulente crisis de las relaciones anglotrancesas de 1792:1793. Como el poder del Estado en el siglo xvi era mucho menor que en la actualidad, los periodos de guerra provocaban fluctuaciones, mds que una de- presion general del comercio ultramarino; es signifi- Cative que en 1780, en el punto culminante de la guerra maritima contra Francia, la ferreteria inglesa Se siguiera exportando hacia este pais via Hamburgo. ‘La publicacion de La riqueza de las naciones, de ‘Adam’ Smith, en 1776; las reducciones generales de fas tarifas aduaneras por Pitt y su acuerdo comercial con Francia (178) sefalan el comienzo del movi miento lbrecambista en Gran Bretafia. En el periodo de sels afios en el que ello repercutié en las relacio- hes briténicofrancesas y en el perfodo mas amplio de libre comercio a mediados del siglo 21x, su pri mera ‘conseeuencia fue estimular el avance de la tec- nologia en Gran Bretafia, aumentando sus beneficios; pero la segunda fue estimular la rivalidad tecnolégi- 2a. Sin embargo, al estallar la revoluicién politica en Francia, Ia revolucién industrial se hallaba lejos de estar monopolizada por Gran Bretafia, como lo estu- Vo de manera evidente inmediatamente después de Waterloo. Es probable que, excepto por lo que se refiere a periodos de guerra de larga duracion, Teduccién de Ins tarifas aduaneras de los textiles tanicos en un 12 por 100 produjese solo una baja 412 Desde 1750 hasta 1900 (1) temporal de las manufacturas francesas. El obstéculo mis duradero fue la disminucion de las reservas de carbén en Francia, que mostraria todo su peso ne gativo ‘con el desarrollo de tina economia basada en El vapor; sin embargo, una Francia que tenia en otros eampos una Posicion segura en cuanto al liderazgo industrial, podia haberse asegurado cl uso del car. bon de los paises: vecinos en términos favorables. Volviendo' de las reflexiones sobre mediados del siglo xix-a los hechos de 1786, un cxeritor ingles sos lene que por aquellas fechas’ «las industriay france. Sas parecian estar en una situacién brillante, hasta entonces desconocida». En el wanscurso de ina ge- neracién los gremios habian sido debilitados, los mo- Ropolios comerciales derogados y reducidos los Im: usstos sobre el capital y- los beneficios. La gran Encyclopédie francesa (1731-1772), con. su gran ca fidad de clegantes laminas (véase’ Big. 54), fue, entre otras cosas, el primer tratado global sobre tecnolo- gia. El impacto causado por Lavoisier en la agricul fra, las finanzas publicas, c incluso en el sistema de medidas ere secretario de Ia comision que inat Burd cl sistema metrico en 1791—, muestra que el fobierno francés superaba,al britinico al menos en ‘ue era consciente de la utilidad de los hombres de Glencia. Por otra parte, Francia contaba con otros Inventores de Ingenio, una fuerte tradicién artistisa. entre sus artesanos 7 mumerosas industrias en ex. ansién: por ejemplo, Maria Antonieta merece ser Fecordada’por ln proteccion dlspensada a la produc: Sien de algodén. Si Ias condielones para el desarrollo de una manu factura son igualmente favorables a ambos lados. de tuna misma fronters, seré dificil impedir que los co- ocimientos tecricos la crucen, Ya" que gran parte de la historia que Tecogemos en el resto de este libro Se reflere a Gran Bretafa, por el hecho de que fue ali donde primero se desarrollaron los nuevos inven. fos, este aspecto requiere ser puesto de relieve de Inmegiato. Las leyes britanicas contre ia emigracion Panorama histérico general 413 de artesanos y contra Ia exportacién de maquinaria Se mantuvieron en ple, mar en la teoria que en ia practics, hasta 1825 y 1843, respectivamente. Sin em: bargo, por lo general, era’ imposible evitar que los Inventos utiles llegasen a ser conocidos: los visita tes extranjeros siempre podian tener un pretexto para ver las méquinas; las descripciones encontraban, frecuentemente un vehiculo de expresion en las put Dlicaciones técnicas, y las maquinas eran sacadas de contrabando con frecuencia, © exportadas contravi iendo rdenes diffciles de hacer cumplir. Los traba- jadores especializados, sobre todo, eran inducidos “por las perspectivas de salarios altos y de promo. Giones frecuentes a cargos tales como ios de admi histradores y empresarlos— a ir a paises donde sa: bian_que su especializacion seria vatorada, John Kay, inventor de Ia lanzadera volante, vivié en Francia cerea de un cuarto de siglo antes de sti muerte (en 1770), ¥ all! mostré cémo se utilizaba sti maquina, aunque ‘ésta fue reinventada en 1790, 10 que nos recuerda que es peligroso inferir de la efi. cacia de un invento su aceptacion general. Una se gunda figura significativa es 1a de John Holker, oa. Tandrero'de Manchester, Jacobita, que desempens el cargo de Inspector General de Industria en Francia de 1755 a 1786. Su importancia para la historia del rogreso briténico sobrepasa los limites de la indus: {ria textil: se le conoce por haber redactado. las instruceiones para una gira'a los centros ingleses del carbén y del hierro, ast como s otras industrias, Que el ingeniero francés Gabriel Jars realiz6 recién acabada la Guerra de los Siete Afios, a fin de «cono- cer las razones por las que la industria se ha des arrollado mas en Inglaterra que efi Francias. Jars realizé algunos otros. viajes oficiales al extranjero, y cuando habia comenzado a difundir en Francia 10 {que habia aprendido, murié, joven, en 1769, un afo después de que hublese sido elegido, conjuntamente con Lavoisier, miembro de Ia Academia de Ciencias. Pero seis afios después su ejemplo impulsé a un fa. PIT a4 Desde 1750 hasta 1900 (I) bricante de hierro francés, Marchant de La Houlitre, 2 fijarse en los trabajos de John Wilkinson (p. 692), cuyo hermano William fue invitado a establecer una fundicién de caflones, por encargo del rey, en la isla de Indret, en la desembocadura del Loira. Recomen- 46 usar hierro de Le Creusot para ia construccién de los altos hornos que habrian de alimentar la fun- icion, y fue en Le Creusot, aunque no por iniciativa, de Wilkinson, donde en 1785 comenz6 a utilizarse el proceso por coque para la fusion del hierro, por Pr mera ver fuera de Gran Bretafia, Un ejemplo aan més sorprendente de un invento clave que haya cru- zado el canal de la Mancha con éxito nos lo ofrece Ia primera ‘maquina de vapor, que se importé en 1779 con el fin de facilitar el bombeo para el sumi- nistro de agua del Sena a Paris. Los disenos necesa- Hlos y las partes metilicas grandes se enviaron a la firma Périer, que luego ascguraria que «ningin in gles habia puesto Ia mano en el montaje de las m& Guinas», Los daneses fueron menos afortunados. En 1788 contrataron un escocés para que construyese luna maquina destinada al martillo de fragua del ast lero de Copenhague: su ereccién costé mas de 7.000 libras esterlinas, utilizaba tres veces mas carbén que una maquina de Watt de la misma potencia, ¥ fuvo que ser reemplazada después de doce afios por In adquisicién del articulo genulno. Entre los demas paises industrialmente avanzados en 1750, Rusia y Suecia fueron perdiendo su sdlida posicion come fabricantes de hlerro a medida que El proceso. de fabricacién por coque fue difundién- dose por Europa occidental, pero desde la época de Emanuel Swedenborg —metalurgico polifacttico, so clo de Pothem (p. 210) mucho antes de ser absorbido por la especulacién religiosa, que murié en Lon- Gres— los suecos eran observadores atentos del. pa norama industrial de Occidente, e incluso invitaron 2 Matthew Boulton a trasladar sus actividades a su pais. La conquista de Silesia por Federico el Gran- Se, vallosa desde un punto de vista econémico, unida, x Panorama histérico general as ‘a Ia tradicional administracién paternalista ya exis fente en Prusia ya la ruda energia del mismo rey, dio especial importancia a los acontecimientos prac Sianos. En Tarnowitz se hallo una rica mina de pla- ta, un poco antes de su muerte, yen 1789 Wilkins« dejo Inglaterra por fundicion de coque en la Friedrichshiltte, Un par de ‘aflos mas tarde la fundicién por coque se estaba aplicando ya al mineral de hierro de la Alta Silesia, Yrantes de terminar la década Breslau tuvo el primer Buente de hierro del continente. Es tipico del afan fon que el Estado prusiano trataba de alcanzar el desarrollo econémico a partir de sus relativamente feseasos recursos el hecho de que el baron Von Stein comenzase su carrera en el servicio de minas oficial, ‘que le envié en 1786. realizar una larga visita a In: glaterra, para adquirir la maquina de vapor de Boul: ton y Watt. La primera maquina se mont en Frie Arichshultte en 1788, y al alo siguiente, en Westfalia: la mision de Von Stein habia conseguldo planos, cl- iindros y algunos obreros. Hacia 1800 el Estado pr siano contaba con dos pequefios establecimientos para el montaje de maquinas, pero para entonces Ins relaciones entre una Gran Bretafa més indus tializada y cl resto del continente, més atrasado, se babjan modificado considerablemente. BL PERIODO DE LAS GUBRRAS NAFOLEONICAS (1792-1815) AI declarar la guerra a Austria y Prusia @0 de abril de 1792), y a Gran Bretafia y Holanda (1 de fe brero de 1793), Francia Inauguré un periodo de gue- rras que duraria, con dos breves interrupciones, has- ta noviembre de 1815. Ast, Ia segunda fase de ia re- volucién industrial se vio afectada por la economia de guerra casi de modo continuado, pues las buenas relaciones comerciales con Francia, iniciadas por Pitt en 1786, no. fueron renovadas durante Ios quince meses de la Paz de Amiens (1802-1803); y durante el - 416 Desde 1750 hasta 1900 (I) destierro de Napoledn en la isla de Elba en 1814 1815, Gran Bretana, excepto en los dos primeros me ses de 1815, se hallaba todavia en guerra contra Es. tados Unidos. Este régimen de guerra aleanzé su Punto Aigido entre 1806 y 1811, ‘cuando’ Napolesn Intent6 excluir de la Europa continental al comercio Driténico y Gran Bretafia contrarresté el bloqueo continental privando al resto de los patses europeos de todo comercio que no pasase por los puertos bri tanlcos, Comparar el esfuerzo bélico de las dos guerras mundiales, mas breves pero mas intensas, con las na polednicas conduce, naturalmente, a conclusiones erréneas. Hoy en dia cada combatiente de primera Iinea tiene tras de s( en el frente interior el respaldo. de un esfuerzo bélico sels veces superior al que po: sela entonces el soldado; ademas, cl poder de los gobiernos para, a través de una ‘organizacién ade: Sunda o por medio de la propaganda, asegurarse de que el esfuerzo belico sigulera la direccion deseada, era entonces mucho menor, tanto que apenas alte. r la tranquila vida de la clase media descrita Por ane Austen. Como la escasez de alisientos, & diferencia de la de municiones, no exige notificacién, el progreso més sélido fue, probablemente, el real zado en los cercamientos y, en general, en la mejora de Ta agricultura. Hacia 1813, st hublésemos obser. vado a vista de pijaro los campos labrados, tras lar gos siglos de lucha contra los bosques, pantanos y eriales, habriamos visto que estaban Ilegando final: mente a su maxima explotacion econémica. El es- fuerzo repercutlé ‘clertamente en las indusirias de municiones, incluyendo la construccién, el arma: mento y el servicio de los navios de alto bordo, de os que se vio que dependia Ia seguridad de la ‘isla! —la maquina de fabricar cuadernales introducida en el astillero de Portsmouth lo demuestra claramen- te (p. 512)—, pero, en general, el uso creciente del vapor y de ta 'maquinaria permitié a Gran Bretafa aprovechar las ventajas que se derivaban de su supe: Panorama histérico general a7 rioridad en la produccién de hierrd, La guerra impul- 56 su uso también en las industrias textiles, para suministrar uniformies y mantas a los ejercitos bri. tanicos ya las muchas mas numerosas fuerzas de sus aliados; Isambard Brunel pudo incluso poner en marcha una fabrica de botas militares con una. mi quina para remachar suelas) proceso que fue recon Vertido en trabajo manual cuando termind la guerra, ‘Al comparar la situacién con otros periods de guerra posteriores es importante recordar que Gran Bretafla, en esta ocasién, no recibié apoyo financie ro fuera de Europa, y muy poco respaldo de stus inversiones acumuladas en ultramat, La suma de 37 millones de libras esterlinas que utlilz6 Gran Breta- fla para crear y mantener las cinco coaliciones contra Francia requirieron un gran desarrollo del comercio de exportacién. Algunas mercancias briténicas se vendian practicamente solas: el azicar y el café co. loniales reexportados, por ejemplo, eran exportados de contrabando desde Gran Bretafia a la’ Europa continental, asi como las casacas, bots, e incluso insignias de los regimientos con que Napoleén, com. traviniendo sus propias reglamentaciones, equipaba clandestinamente a sus soldados. Sin embargo, las manufacturas de telas de algodén, que se convirtic. ron ahora en la principal exportacién britanica, eran arte integrante del esfuerzo de guerra, no menos que las empresas comerciales, las cuales, en los doce meses que siguicron al reseate del monarca port. gués de las garras napoleénicas, levado a cabo por Ia flota britanica, establecieron’ sesenta firmas bri. Mnicas en su capital colonial de Rio de Janeiro. Los sufrimientos del pueblo durante los afios de guerra fueron debidos probablemente a la guerra en St-mas que a los camblos tecnoldgicos que'la acon Pafiaron, pero es probable que la idea de que Ia re Volucién’ industrial fue fundamentalmente uncle. mento opresive date Gh parte de estos afios. Despucs de 1799 el sindicalismo, al menos en teoria, fue st. Primido totalmente, y una medida para mejorar las eee 418 Desde 1750 hasta 1900 (I) condiciones de los aprendices indigentes que eran ‘empleados en as fabricas dejé completamente sin control Ia explotacién de los demas ‘menores; tanto Ia reglamentacion legal de los salarios como ia obli- jgacion legal del aprendizaje se abandonaron formal: Mente, y el eclipse politico de los whigs y de los Fadleaies dejé al pueblo virtualmente sin medios para hhacer ofr sus quejas. Los disturbios Iudistas (p. 838) a fines del periodo de guerra, aunque fueron funda. inentalmente una protesta contra el abuso de un an tiguo tipo de maquina —el telar para géneros de Punto—, eran, sin lugar a dudas, ‘sintomas de un mmalestar general. Los salarios aumentaron en_los, afios de guerra, pero otro tanto hicieron los precios, ¥ Si habla tejedores que trabajaban a mano y due Scasionalmente deambulaban con billetes de ‘cinco bras sujetos In faja del sombrero, era extraordl- narlamente més aparatosa la pobreza, aliviada de mala gana, siempre que las depresiones repentinas, alas que estaba particulgrmente expuesto el comer: Cio de tempo de guerra, hacian que las fébricas se detuvieran. Ademds, a medida que la fuerza de vapor fue sustituyéndose gradualmente a la rueda hidrau- lica, el trabajo de las fabricas comenz6 a concen- trarse en las ciudades, donde la escasez de madera, Indrilios y vidrio en los afios de guerra permitis el establecimiento de un regimen de casuchas cons. fruidas de mala manera, Fodeando Jos s6lidos edt jos, provistos incluso de iluminacién de gas, que albergaban a Ia maquinaria. Mientras tanto, gqué estaba sucediendo en Fran- cla? Entre 1792 y {799 la produccién de textiles y el comercio en genieral se redujeron-a un tercio de su flfra anterior. Los frecuentes cambios de. gobierno, fl perfodo del Terror y la Ley del Maximo, por no mencionar Ia enorme depreciacién de capitales, arrul- naron la confianza y cortaron de ralz numerosas ca- Freras prometedoras para la industria, como la de Lavoisier, que fue victima de Ia guillotina, y Leblane (@. 777), que perdis sus biencs y se suicidd en 1806. pene es eS mer Panorama histdrico general a9 Pero como muestra de la sorprendente energia del periodo revolucionario, el Comité de Salvacion Pu- Biica se intereso por el proceso de fabricacion de Ia sosa de Leblane (aunque éste perdié los benefi Glos), y fileron creados el Politéenico y las escuelas Ge Ingenieria civil y de minas, y el afio 1798, cuando el declinar del Directorio fue’ preparando el camino @ Is toma del poder supremo por Bonaparte, fue flonrado por la eelebracion de una exposicion indus trial. De todos modos, fue el perfodo ‘napolednico el Que repereutié en mayor grado en Ia tecnologia: El restablecimiento del orden y la instauracion de tun nuevo sistema legal bajo el Consulado y el Impe- Ho dios la industria una buena oportunidad para resurgir. En_1807 el cddigo comercial proporcioné incluso una forma limitada de responsabilidad para os socios comanditarios en la industria, casi dos generaciones antes que en Gran Bretafa. El mismo Napoledn se interes por las artes industriales: pre Sencié una demostracién del funcionamiento de la Ianzadera volante, en un taller modelo, en Passy: hizo que Jacquard (p. 834) fuera desde Lyon con el fin de que hiciese funcionar su telan en el Conser- vatoire des Arts et Métiers, y exigié de sus prefectos Gue impulsaran el uso de una maquina para cardar e hilar lana, que un escocés fabricd en una isla del Sena. Hacia 1812 Alsacia habia comenzado ya a em lear’en sus hilaturas la fuerza de vapor en pequefia Escala. Con todo, el interés principal del periodo na- polednico para el tema que estamos tratando no Tadica en esto, sino en las consecuencias de la po- Iitica militar francesa, es decir, en la conversion de Europa occidental en lo que era en la practica: una sola unidad econmica, yen el intento de hacer via- bie esta unidad frente al blogtico comercial britanico._~ La vida econémica francesa fue revigorizada, sin duda, por un'incremento del 50 por clento tanto en extenisién como en poblacién: La anexién de Belgica, por ejemplo, significs que su produccién de carbén, ue era de unas 700.000 toneladas métricas al esta 420 Desde 1750 hasta 1900 (I) lar la Revolucion, alcanzase las cinco millones de toneladas en 1807. Con todo —detalle significative, s6lo Le Creusot vendia hierro fundide por coque, ¥ ‘esto no antes de 1810, cuando el Imperio ya marcha ba hacia la catastrofe. Pero es al examinar los es tados dependientes y satélites del Imperio napoles- ‘nico cuando nos encontramos con un giro en la historia econémica sobre el que la historia europea no ha podido volver, pese a sus repetidos.Intentos. De la misma forma que el Nuevo Orden de Hider, en 1940-1941, es imposible saber qué habria podido: lograr esta Europa unificada, ya que en ella nunca, hubo estabilidad: el fin del’ comienzo, cuando las fronteras de Francia alcanzaron Roma y Lilbeck (1810), fue también el comienzo del fin. La produc: cién de anicar de remolacha es un progreso impor- tante de este periodo, que nos recuerda la presencia constante de ia presién britdnica. La abolicion gene ral de la servidumbre en los territorios conquistados por los franceses, imitada por los prusianos bajo el Bobierno de Stein, para sus propios fines, en 1807, abrié el camino a todo el desarrollo posterior de I, agricultura europea. En la orilla occidental del Rin, yen menor medida en otros lugares, la abolicion de ag restrigciones al comercio local liberd nuevas fuerzas industriales: Napolesn fue un ardiente entu- Siasta de los canales, y hasta en las lejanas provin- Glas de Tliria dejé su marca en la red de caminos, Se produjeron asimismo importantes desarrollos es pontdneos en los estados satélites de Francia: en el Ruhr se alcanzaron 400,000 toneladas de carbén anua- les; en Sajonia habia en funcionamiento, hacia 1813, més'de tun cuarto de millén de telares para hilar al godén; en febrero de 1801 se instalé en SaintGall, Suiza, una méquina de hilar algodén, Inglaterra: y los sulzos inventaron independiente: mente un crisol para la fun: Pero sélo Bélgica estaba experimentando una revo- lucién real en su industria debida a catisas excepclo- nales. Firmemente unida a Francia desde el verano \ Panorama histérico general aan de 1793, esta antigua regién industrial habia recibido ya un nuevo estimulo de la politica francesa del lais- Sezfaire y de la apertura del trafico comercial por el Escalda, cuando un inglés, William Cockerill, esta- blecié seis afios despues en Verviers una fabrica de maquinaria para cardar lana y tejer.. Su empresa se desarroll6 posteriormente en Lieja gracias a Ia fabri cacién de maquinaria textil, la mitad de cuya produc- lon se vendia en Francia. Lieja leg6 también a ser fel centro de una importante industria de municio- hes: y en 1800 se tendieron rafles de hierro en una fundigién de cafiones, de donde su uso se difundio ‘a las minas de carbén; y en 1813 William Cockerill Imports, como modelo, desde Inglaterra la maquina de Watt. Entonces se retiré; pero un empresario prusiano, que estuvo acuartelado con los hijos de Cockerill antes ‘de la batalla de Waterloo, los encon- tro fabricande maquinas de vapor y prensas hidrau: licas en tal escala jque se vio inducido @ contratar sus servicios en Berlin. La guerra comercial europea tuvo también algin efecto sobre el desarrollo de los Estados Unidos de América, aun antes de la guerra contra Gran Bret fa de 1812-1815. Los estadounidenses habfan comen- zado a fundir cafiones en Springfield durante su gue- fra de independencia, pero.no fue hasta que ésta se logré cuando Samuel Siater, que habia sido aprendiz del socio de Arkwright, establecié Ia primera facto. Ha de algodén, y cuando Arthur y John Schofield Introdujeron desde Yorkshire (Gran Bretafia) la mé- quina de cardar lana. La América libre actuaba como Un Iman sobre Ingleses como Joseph Priestley, qu ‘mico de Birmingham, y Tom Paine (p. 657), los cua les pasaron alli sus tltimos afios. Pero un paso ain mayor de este perfodo fue la décisién de plantar el algodén tipo xsea Islands, procedente de las Baha- mas, que se llevé a efecto en 1786 y se expandié enor memente como resultado de la invencion de la des. motadora de algod6sl(p. 812), debida a Eli Whitney, por lo que de esta forma Estados Unidos conté con vee

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