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Ideologia y teoria sociolégica Irving M. Zeitlin Amorrortu editores Buenos Aires - Madrid FINVENTARIO: 3 93c ] UBICACION: i ie aiosse I Risenil 040936 | pcbu: alo [FeCHa: 2007 OS ony PROCEDENGIA: Aner Pyon pe/ B “2003 -_ 4. La reacci6n romAntico -conservadora e , - ae sas emt ad ) Ss ri : >i pensan to gio: XVI OS phi Osopines, que experi- -Mmentaban una gran confianza en la razén y la observacién como _ medio para resolver los problemas humanos, sintetizaron con bas- tante éxito las dos corrientes filos6ficas principales de ese siglo: el racionalism pirismo: E] universo estaba gobernado por .leyes inmutables y era posible mejorar al hombre y a la sociedad ordenando ‘el medio social y politico de acuerdo con esas leyes _ determinables. Estas ideas se convirtieron también en los funda- mentos'de los movimientos intelectuales del siglo x1x, pero fue- : ron considerablemente modificadas por los : : i osuysconservadores. Se apartaron de lo que ellos consideraban el optimismo y el racionalismo ingenuos del siglo XVIII; y lo hicie- ron no solo al reconocer los factores irracionales de la conducta humana, sino al asignarles ademds un valor positivo. La tradicién, la imaginaci6n, el sentimiento y la religién fueron considerados cntonces como naturales y positivos. Los pensadores roménticos y conservadores deploraron en general las consecuencias desorga- nizadoras que tuvo ‘para Europa la Revolucién Francesa, y_ atri- uyeron esas consecuencias a la locura de los revolucionarios, - quienes habian aceptado los supuestos del Iluminismo sin ‘some: terlos a critica y habfan tratado de reordenar la sociedad de acuer- do con principios puramente racionales. Reaccionando, pues, frente al ensalzamiento de la tazén propio del siglo xvu, el siglo xIx_ enalteci6, en cambio, la emocién y la imaginacién, y condujo.a un gtan renacimiento de la religién, la poesia y el arte. Ademas, e/ grupo, la comunidad y la nacion se convirtieron entonces en con- ceptos importantes. Se consideré que las memorias y fidelidade histéricas obligaban al individuo hacia su nacién, categoria que tue elevada’a un rango de suprema importancia. Se disipé el cost litismo de los iluministas. E] siglo xIx se orienté hacia la investigacién de los origenes de las instit tes, mas que hacia su transformaci6n segiin prin Surgid una actitud histérica que consideraba ¢ €n mayor grado que en tiempos anteriores, c un lento desarrollo organico, y no de una acc tada y calculada. 1 He elaborado este examen siaaricibal partiendo de v aris s fu 3 tes *. importantes de las cuales son: C. J. H.. Hayes, Histo ical Evo dern Nationalism, Smith, 1931; J. H. Randall, The Mak : ‘ento romdntico se manifest6 en toda Europa, Aupnte # ee un pais a otro. En Inglaterra, y sobre todo en Alemania, est movimiento asumié la forma de una fuerte reac- tra el radicalismo iluminista, tal eo se ag Revolucién, y contra el expansionismo napolednico. Fue 6 it en general, la concepcién que estos pensadores tenfan de un universo racional y mecénico. En todos los campos ——en la literatura, el arte, la musica, la filosoffa y la religi6n— realizése un esfuerzo por liberar las emociones y la imaginacién de las austeras teglas y convenciones impuestas durante el siglo XvzII. En lo religioso, la experiencia interna rec obré6 su importancia; y en lo que se refiere a la filosofia, se asign 6 a la mente individu un papel creador en el modelado del mundo. ‘Es el movimiento filoséfico, en par cién nacional con ticular, el que guatda una relacién més. directa con nuestro examen de la teorfa social. | Ese movimiento, que comenzo con la obra de Rousseau y Hume y alcanzé un desarrollo posterior en la filosoffa de Immanuel Kant, trasladé el centro de interés, del universo mecanico de Newton al cardcter creador de la personalidad, y se propuso la liheracién de la mente del pensamiento puramente racionalista y empirista. Rousseau, como hemos visto, aunque fue un pensador ‘luminista, se aparté un poco del punto de vista «t{pico»; se sin- tié menos inclinado que sus contempordneos a aconsejar la re- construccién de la sociedad de acuerdo con principios puramente racionales y abstractos. La yoluntad moral interna, la conciencia y las convicciones son también importantes para que el hombre pueda liberarse. Pero la ruptura mds espectacular con el [luminismo halla expre- . sién en la obra de David Hume.” Su examen crftico de los su- puestos principales de aquel movimiento socavé la fe prevaleciente en el universo como una red de relaciones de causas_y_efectos. Estas relaciones se hallan lejos dé ser inmanentes al.tiniverso; por el contrario, argiifa, la «causalidad» es simplemente una idea, una | manera usual de pensar. Como el fenédmeno B sigue al A, supo- nemos que B es el efecto de A. Hume, pues, atribufa un papel or a la mente, al insistir en que la concepciédn mecanicista no era mds que una manera de pensar, cuya relacién con el mundo real constitufa un problema no resuelto, De este modo, Hume, junto con otros pensadores, principalmente Leibniz —quien la concepcién newtoniana peto vefa en ella elementos rsonales, idealistas y teleoldgicos—, senté los cimientos de la osofia de Kant, que tuvo gran ttascendencia. dern Mind, ¥ ton Mifflin, 1926, cap. 16; G, H. Sabine, A Hist : . , ; ’ : ’ , ; ; 0 0 —e Theory, fot 1937, caps, 28-30 (Historia de la teorta eae . ae ultura Econdémica, 2a, ed., 1963); R. Aris, History of aoe te ught in Germany from 1789-1815, Macmillan, 1936; F. B. Arte, Reaction and Revolution, 1814-1832, Harper, 1934, y H. H. Clement, ogra ~ Glad France, Modern age Association, 1939. | | | a Bryson, Man and Society: The Scottish Inquiry of the Bighteenth Century, Princeton; Princeton University Press, 1945. | Kast fas el primero en prestar una atencidi explici y. cuidadosa a un problema | stempls i a cs en de la Aerie a la i alla . gy re Pe eat Wide ou 4 continuado ocupando a los f£ : la determinacién del Soocilanest ieeae wcetehe slime sible conocer el mundo tal como es en s{ mismo, Hay patrones, como el espacio, el tiempo y la an propios de la mente, y la ciencia describe el uniy de estas categorfas a priori. Por lo tanto, si Ne derado al universo como un mecanismo, no Ga este realmente lo fuera, sino que las categorfas k te lo ee a tal concepcién. En contraste atribufa a la mente una funcién esencialmen . asignaba un Bee creador y dindmico: el de mt activamente los datos de los sentidos en una @ lar del fendmeno en estudio, De esta manera, I rar la mente de su dependencia de fuentes exe nas de conocimiento, y se propuso dar nueva dades provenientes aa dmbito espiritual: la mn el arte.* bi zs Los philosophes habfan juzgado el «conoeit esos dmbitos como inferior al que sumit esta podfa brindar una concepcién verdade! la sociedad, esto es, una concepcién del mu mente. Para Kant, los conocimientos derivad nios, el espititual y el cienttfico, tenfan la m conceptos de «causalidad» y de «necesidad» § to de la actividad creadora de la mente, por cient{fico tendr{a mayor validez que el no Clef | trar las limitaciones del con ento cientifico, Kant pretenc restaurar. la validez de la fe y la intuicién. Y en realidad, en agudo contraste con los il stas, los pensadores a consideraron la fe y la intuici6n como ¢s ales para la com- prensién de la naturaleza y de la sociedad. | c | Fue Kant quien puso en tela de juicio las a metodold- ~ - gicas generales de los philosophes, y fue und Burke quien criticé sus suposiciones socioldgicas.” Este cu ae la_creci¢ reaccién nacional y conservadora contra los principios del Tlumi- nismo Y Ae ity ee Francesa. hae gon ne | un como las de egel, suministran una ase para cot prender el contexto intelectual ¢ histérico en el « los de la sociologta, Saint-Simon y Comte, desarro sus propias ideas. Las reflexiones criticas de Burke contribuyeron mucho agolo en Inglaterra sino también en el continente, de una filosoffa polftica. y social ons saa | 3 Véase Ernst Cassirer, ree Phitosopby of Mg Enlightenment, Pree: 4 William i gp en el The German Mind, Detroit: Wayne Stave | Ini k wer & hi History of Political Theory, Nueva +0) a ae Pieter! Be ke are George H. Sabine, hinchert and Winston, 1961, pag: 597 y sigs. condené a_ los pastes ere pe age tenfa una idea de la Revolucién Americana. ores mantener el ae anes de la sociedad luchando conservar sus anfiguos derechos y Privi'c Foe: III quien socavaba este cardcter organico al tratar de des- pojarlos de esos privilegios. La sociedad es un oe BEE sus diversos Otganos no se hallan necesarlamente coordinados de manera perfecta, como lo estén en un organismo natural. En el organismo social algunas partes pueden cambiar mas répidamente que otras. Y cuando esto sucede, es necesario introducir reformas para poner nuevamente en armonia las partes. Reformas, no re- volucién. De su posicidn con respecto a la dominacién britdnica en la India y en Irlanda se desprende claramente que Burke es- taba en favor de las reformas. Estas son necesarias para poner en armonfa el Estado con las otras condiciones sociales. Pero no debe haber una ruptura brusca con el pasado, como ocurrié en Francia. Al exponer su concepcién orgdnica de la sociedad, Burke repudia- ba explicitamente la concepcién racional abstracta de los philoso-. phes, a saber, que hay leyes naturales generales y derechos na- turales que la mente puede descubrir; y que las leyes hechas por los hombres deben ajustarse todo lo posible a los principios idea- les. Al aplicar esta doctrina, argiifa Burke, los revolucionarios habfan tratado a la sociedad como una maquina, pues crefan que podfan simplemente quitar las partes anticuadas y reemplazarlas por otras nuevas. Por ello, descartaron las instituciones antiguas ya establecidas, que se habfan desarrollado a través del tiempo y eran parte integrante del orden social, y trataron de reemplazarlas basdndose en férmulas abstractas. Se proclamé que el individuo era mas importante que la nacién o el estado, el elemento mds importante que el todo; y lejos de concebir el Estado’ . nicamente relacionado con el resto del orden ae i ans cen a mera relacién contractual. Las implicaciones de esto ee claras: si el Estado es un mero contrato, entonces se lo puede y hasta se lo debe disolver tan pronto coma las partes eens deciden que ya no satisface sus intereses. _ + oa Sfiienionee sobre la Revolucién Francese, Buske punto por — a posicidn racionalista.® El teeres Be carece de ao a ae Por el ‘contrario, tiene solamente aquellos axwen AA x: Cgios que rigen en una comunidad dada y que adqui cede i - haber nacido en ella. Los derechos y los coe en ee y Orgdnicamente; son de cardcter ao. _ ; Una comunidad no existe solo en el pre- ees a aoa de generaciones, cada una de pe wees heneds oti preaecesoras y en ellas cada individuo generacién revolucionaria no tenfa, pues > & Edmund Burke, Reflections o ion | , Dutton, 1960. (Reflexi " the Revolution in France, Nueva York: | Reflexiones sobre la Revolucién Francesa, Madrid: hate lonos americanos - vilegios. En efecto, era - no pueden lograrse en muchas generaciones, § derecho alguno de destruir costumbres e institucik eran de su exclusiva propiedad, ya que también perten eneraciones pasadas y hasta a las futuras. Veintiséis m ranceses no tenian derecho a considerarse con : +: wits na sobre lo que pertenecia por igual al pasado y al fu genéracién debe tnicamente acrecentar lo que han -gado los muertos, y transferir la totalidad a s mg dome ye En cuanto al Estado, no es un mero contrato hecho © } duos para el logro de fines limitados y que, por ende, verse cuando se alcanzan esos fines o se rompe el acue el contrario, el Estado es una unidad organi ‘a superior, u integrante de la comunidad nacional. estado, escribia B sete icine de eda Gencla, anieios Gea en ee toda virtud y de toda perfeccién. Como los fir asi asociacién, no solo con los vivos, sino tam ién y con los que nacerén>.” El Estado y la nz ci6n sor y, por consiguiente, el producto de un largo prox miento; no se trata de puras invenciones deliberadas Ademés, lo que mantiene unidas a naciones y : ades no sor intereses especulativos ni convicciones racionales, sino ciertos fac tores irracionales. No solo los intereses materiales, sino tambié: ~ Jos lazos espirituales y los sentimientos vinculan a los miembro de una comunidad. Esos lazos pueden ser tan .* Paie conn a ae oe sus reflexiones peseezvenee sob a Revolucién. Como i ,.¥ come privilegisdo ilegiado a cuenta amaba las libertades que habia heredado de sus antepasados. } cabe extrafiarse, entonces, que deseara conservarlas y que, cuan contemplaba a Francia desde su perspectiva, solo viera el «rei del terror? de su época, no el milenario reino del terror que _precedié y que condujo al levantamiento que é] tanto Su ideologfa, sin embargo, también encerraba una concepcion » lativamente nueva de la sociedad, | ate adores sociales sobre una V : | pens habia mds bien ignorado. Burke presentd un panorar nismo histérico, evolutivo y, ordnico de la junto con su insistencia ment ducta humana, ofrecfa una perspectiva importante para la extractura de one sociedad 7 < | concepcién histérica y Estado y la nacién recibidé un fundamento loséfico del pensador alem4n Georg W 7 Ibid. page. 117. La sintesis histérica de Hegel | | ‘co-conservado «desarrollo Para Hegel, la concepci6n Saar nei r el ewe eran, histérico> y el relieve dado a la nm po “Traté, poi: ello; de da una a su manera, ideas muy importeates. ba. a Wal atilo cac las en una sintesis filoséfica. La razon, 2 “ao Be facultad existente en gang oh oe ee — instituciones; ia on €s ; desarrollo mismo, Este « es el — map Se age ci > «todo io oe stodo lo mclerelan los phifosopbes, ana meta abstraccién de lo real: es una fuerza inmanente que determina la estructura y la desarrollo del universo. De esta. mane*é, _ et on “ fuerza césmica a la que api on va bres de la Idea, el Espiritu, lo Absoluto 0, finalmente, Dios. No se trata de una esencia a sino que se halla en con- d II devenir. Ademds, es un proceso impersonal, Idgico | ean os une el dmbito social y el de la naturaleza; todas las costumbres, los oi gw He y las concep- en una totalidad dindmica y organica. ; EI piniceeo” hisetiribo es la manifestacién del progresivo desplie- gue de la razén en las diversas instituciones sociales y culturales; y este desarrollo se realiza en forma semejante al desarrollo del pensamiento humano. La a i se sa NIT en las ia tituciones por. el proceso de fusidén de contradicciones; esta fu- sién produce nuevas contradicciones, que a su vez se unen en una nueva sintesis, y asf hasta el infinito. En otras palabras, cada tesis engendra su propia antitesis; ambas se resuelven luego en una sintesis que se convierte, a su turno, en una-nueva tesis. Si la razén cdsmica se distingue en algo de la razén individual es pe la mayor —_ a ee de las STH ge erentes, en el caso de la primera. mente individual solo puede abarcar aspectos de la realidad: pero la bellota se convierte = eens ce peat ~~ a ser: un roble. En el ambito humano, la nacidén es superior a todas las otras instituciones, pues es el vehfculo a través del cual la razén cés- mica realiza su destino. Esto resulta claro de la filosofia hegelia- na ? historia; alli, este pensador divide la historia en una Serie de €pocas sucesivas cada una de las cuales expresa una fase del desarrollo del Espfritu Universal. Cuando una na- eRe : smica, solo una tase particular de ey oo Una nacién es una expresién individualizada Decal tu Universal y es, por ende, el medio a través del cual — ae am oe se de la historia, asombro que cierra el proces la encarnacién final del Espfritu en el Estado roti : im ite aie Ae ees ea, Césmica sobre la tierra. jente ¢ Podemos ver, entonces cias distintes y opuestas en el pensamiento de Heed Poon, bellota era inherente. Al continuar los cambios cuan - antagénicas que, para que aquella se desarrolle, deben continuar ~ _{Sorpren- rable. | = el énfasis en el crecimiento lento y orgdnico, determinado por leyés _ racionales inmanentes. Pero entre las fases, como en la transicién de la bellota al roble, se produce una especie de «salto dialécti de una cualidad (la bellota) a otra (el roble). Esto ocurre 4 la acumulacién cuantitativa de lentos cambios i a un punto nodal en el que la adicién de un quantum provoca un cambio cualitativo. Puede describirse también este proceso oo la «negacién de la negacién»>. La bellota, en nuestro ejemplo, efa en sf una negacién de la forma anterior (la semilla), ala que la ee | 4 a ~ * . / en ou iy - : ‘ P A bién esta es negada la forma nueva y potencial que ncierte i © negandose unas a otras hasta se realice la plena potenciali- dad de la misma. Cada cosa o forma contiene su propia negaci: y.es una unidad de opuestos. Cuando una cosa particula ah or si mismo Universal.» 18 oa creia que vivia en el Como veremos luego en el examen de los orfgenes dae de Marx, este adopté algunos de los eiseetie critic radicales del pensamiento de Hegel, pero rechazé los teoria de Marx es una concepcién totalmente distinta y puede entender adecuadamente si la consideramos ut asunto, debemos explorar otros aspectos de la reaccié 5. Bonald y Maistre La reaccién conservadora contra el Iluminismo, y en particular contra la Revolucién, se hizo sentir en toda Europa. Mientras que ~ fuera de Francia, y sobre todo entre los. pensadores alemanes, el movimiento adopté un fuerte cardcter nacionalista como reaccién contra el imperialismo napoleénico, entre los pensadores france- ses asumidé un cardcter religioso y retr6grado al mismo tiempo. Los conservadores franceses que reflexionaron sobre la Revolu- cién y sus resultados juzgaron el periodo posterior a 1789 como una terrible prueba y, en general, detestaron tales sucesos y sus consecuencias. Particularmente dos pensadores, Bonald y Mais- tre, desarrollaron la filosofia catélica contrarrevolucionaria, que no solo brindé una defensa ideolégica al orden posrevolucionario, la Restauracién, sino que hasta pregoné una mayor regresion al viejo régimen. Eran hombres tradicionalistas, que idealizaban el orden medieval perdido y suspiraban por su armonfa providencial- mente establecida. En contradiccién con las ideas del Iluminismo, -afirmaban que la razén individual es inferior si la comparamos | con la verdad revelada y tradicional. Expusieron una doctrina religiosa y filosdfica en la que el hombre no adquiria el conoci- miento mediante su razén individual, sino como ser social. a través de la tradicién, esto es, por el hecho de crecer en medio de una comunidad cultural. Peto a diferencia de los secularistas cuyas ae hie proceso solo surgieron més tarde, Bo- revelacién Mbt wane os rene Keno Say ) Original, y sustentada luego por la Iplesia y Otfas instituciones fundamentales. FE ‘ Miter Ss. tra una reaccién contra Ja fantasies =. i en el poder de la razén individual “lar sistemas sociales. Los tradicionalistas techazaban esta premis a esencial de los pensador amini Et, se cambio, reavivaton todos los elit of Cel. Taminis- pecado original. Jas Causas final hal, ji nales y una Iglesia infalible Y Maistre Piutaban 1 pues, del pasado fuohadians a a iL a la secularizacién 4 eee atriO de los philosophes. Al resistirse la Providencia actuaba mediante levee hood afitmando que 1 ¥ Maistre dieron mayor impulso a la tendencia tierce. ero de esta manera * iron or ironf cientemente los conceptos caine. € una ciencia _ jdeas socioldégicos. ; ritu y el cardcter de una sociedad, Bonald niega, asi, la € en telaciones sociales definidas y concretas. social secular. La filosofia de Bonald y Maistre m — a considerarse a la luz de la afirmacién de que el conservadoris filoséfico es la fuente histérica de los principales conceptos " Louis de Bonald (1754-18 50)? La primera obra, y la mds conocida, de Bonald, Théorx voir,* era una polémica contra el Contrato social de Re El espiritu de las leyes de Montesquieu. En su Théor das las formas de « ee 2 expresién del orden suma de las voluntades particulares, sino una divino y natural, - vorntnne _ a tke la idea iluminista del nald rechaz6, ademas, al igual que 2 ; Pte social. No existian evidencias ae tal contrato en a cin social alguna, entre Dios y cl bombs, ela voluntad del narca y el stibdito. La sociedad no Ce ty laaeliee. aia se supone en la a ra de ort ag No hay oS am contrato, sino relaciones naturales (divinas) y necesarias. SO- ciedad debe a tres elementos, que son la monarquia, la =f bleza y los stibditos; estos son sus elementos mejores y mas Na eens, En una sociedad, el gobernante supremo debe ser un nico monarca hereditario y su mejor administrador es una no- bleza hereditaria que sirva al monarca y a los stibditos Z actue como amortiguadora entre 7 a kes fin, la ep ebe ser una clase independiente, es decir, debe tener propiedades y ser, por ende, independiente desde el punto de vista financiero. La mejor forma de sociedad es la conducida por una monarquia y una nobleza paternalistas; todas las otras formas, inclusive por supuesto la democracia y la aristocracia, son intrinsecamente in- estables porque carecen de un centro definido de autoridad y es- tan destinadas, por lo tanto, a padecer conflictos y desérdenes tap ag En contra del Iluminismo, Bonald sostiene, pues, que i bao ue = familia patriarcal y mondgama, a la esia Catdlica y al estado mondrquico, desemboca en la anarquia. oc esta razon, lanza también invectivas contra el Secrets auc on ze legalizado en ae 8 evidente, entonces, que la teorfa de Bonald era una idealiza- ee statu quo ante, del orden medieval, que para él yi a _ ba la perfeccién. Este era su modelo para la reconstruccién d la sociedad posrevoluci : €n cuanto e : aie oo ga es dphscerses tal sociedad. Los stibditos dete geet utoridad que represente la voluntad general Sociedad, que es a su vez una manifestacidn de | } de Dios. Bonald abc ciédn de la voluntad Se 1 aborrecia todo lo que contradijera este orden: a popular, gobierno representativo id . res, etcétera. Naturalmente. lo » Separacion de pode- sucesos histéricos que en in que mas detestaba eran los dos cafda del antiguo orden: la Ref, grado habfah contribuido a la pues la pri : la Reforma y la Revolucién Francesi 4a primera habia destruido la unidad d la Iclesi a? “ay el sistema social del feudalismo c glesia y la se la admiracién de Bonald por el orden feud } © aquello que la burguesta perm wt es aberad que ‘la industria y el co en muchos aspectos al pensamiento socialista posterior, per onatia; de hecho, apoyé a la Restauracién principios de los philosophes —segtn los cuales el hombre na ral es el patrén para medir las sociedades existentes y pata denar sus tendencias mutilantes y deformadoras— condu la Revolucién Industrial, que se halla a mucha distancia d imagen y el ideal originales. La obra de Bonald fue, asf, en } una severa critica de la sociedad burguesa, critica que se ¢ = ee Diae oe cee aa nald suspiraba por los «buenos tiem ados> de preburguesa, mientras que los det canes aun orde futuro que trascendiera y superara la civilizacién burguesa, : nald se mofaba de aquellos que en su é€poca consideraba industria como el medio para la satisfaccién de-las necesic los placeres del hombre, y de quienes deseaban «. . .\ dos en palacios hilando tejidos de oro y plata (...) bre en sociedad todo se reduce a producir para consumir y ce sumit para producir; y segtin ellos toda la sociedad se divide dos clases: los productores y los consumidores. .. rela d ellos porque vefan a la industria como una fuerza independiente — capaz de garantizar la paz y la libertad, mientras que, en rfea- lidad, la sociedad agricola era en todo respecto superior a la sociedad industrial. La familia ee puede alimentarse y pro- veerse a si misma; no depende de otros hombres y de otros su- cesos sociales pata asegutar su existencia permanente. La familia industrial, en cambio, produce hijos a los que no estd segura de ‘mantener, ya que depende de las vicisitudes del mercado. En la familia agricola, ademds, se respeta el orden natural x divino por- que el padre es la autoridad. Esto no sucede en el sistema in- dustrial, donde el padre, la madre: y los hijos estén aislados y la unidad de la familia ha sido alterada. El sistema industrial socava, pues, la mds sagrada y natural de las unidades sociales. Impone una dura labor a los hijos, con lo cual impide su educacién y des- truye su salud en un ambiente artificial y sucio. Y. a la par que estropea a los jévenes, desecha a los viejos y débiles, que no pueden trabajar.* La agricultura, pues, unifica la sociedad, mien- tras que la industria tiende a dividirla en clases hostiles y en facciones. Las objeciones de Bonald a la sociedad burguesa-in-— dustrial, aunque hechas desde un punto de vista conservador, se adelantaron a algunas de las criticas de los socialistas posteriores. — Por ejemplo, Saint-Simon, como veremos, reconocié Ja influen de Bonald y expresé admiracién por sus ideas. Por ultimo, Bonald justifica su concepcién de las cosas atguyendo que la sociedad debe expresar las leyes fundamentales de Dios 0 ser victima de la crisis y la anarqufa. Las leyes de Dios ordenaron la sociedad y garantizaron la conservacién del ser. El individuo aprende estas ane sdlo a través de su existencia social, esto es, 3 Ibid., Il, pag. 237. 4 Ibid., Il, pag. 239. instituci ue son las depositarias de la tradicién y, = — a ae ad al hombre. El conocimiento (la a tura) se transmite por la tradicion, el desarrollo histdérico y 2 revelacién. El individuo, que es parte integrante de la sociedad, en ningtn caso puede colocar su yoluntad individual Re roa de la voluntad general. El hombre no debe arrogarse oa erecho de juzgar y modificar a la sociedad o de rebelarse es a, pues esto equivale a destronar la razon y la sabidurfa generales zB videnciales, a las que se ha llegado histéricamente, para colocar en su lugar la razén individual. | | En el esquema de Bonald las palabras «naturaleza» y «le es natu- rales» tienen, pues, un significado muy diferente al que le habfan dado los philosophes. Para Bonald, Dios esté mas alla de la na- turaleza, no en ella, y tampoco es de ella. El es el gran conserva- dor del ser, y utiliza la naturaleza, la historia y a los hombres para lograr ese fin. Sin embargo, por una formulacion ambigua Hepa a comprometer estas ideas, eel el camino para la seculari- zacién de su teorfa; y en verdad, pensadores posteriores obser- varon que, despojada de sus presuposiciones y aspectos metaffsi- cos, la concepcién de Bonald puede transformarse en una. teorfa sociolégica secular. «La voluntad general de la sociedad —escri- be Bonald—, del cuerpo social, del hombre social, la naturaleza — de los seres sociales o de la sociedad, la voluntad social y la vo- ° luntad de Dios, son expresiones sinénimas en esta obra,» ° Vemos que esta doctrina puede invertirse facilmente, a saber, que «Dios» es una expresiédn de la sociedad, tal como la formuld Durkheim mds tarde, Despojado, pues, de sus suposiciones y as- - pectos a la obra de Bonald se convierte en la fuente de | los principa es conceptos e ideas sociolédgicos. La sociedad es una unidad, histéricamente desarrollada y orgdnica, de instituciones Los valores y las tradiciones comunes constituyen su mayor fuer- za cohesiva, Aunque Bonald no ve el lenguaje y la cultura como productos de la interaccién social, los considera, ‘sin embargo, como imbricados en el contexto social e inseparables de él. Y es | el sindividuo», no la sociedad. | >, d, lo que constituye una abstracci a. bd eae. : individuo no existe, es un eR emis, scernié claramente las fue dencias his- téricas que habfan conducid Ws ay Ma pec jet icas bfar jucido a la disolucién de la unidad val: vio y veo . eee secularizacié6n que habia oe » © suminismo y la Revolucién, con lo cual. se shenldn, sobre el ce tie et He mas tarde concentraron la aes os moo histérico que se habfa producid fopa, emeinsch ia al | ee aft de la Edad Media al cardcter cada de la civilizaciae fader 1 : consecuencias represivas y alienantes nald escribiéd su Théor; ae Théorie dy Pouvoir cuand : : Heidelberg. Aunque la policfa del Directorio ce re | , Bonald, Théorie du Pouvoir, Ocuvres, I, pag. 133 la edicién del libro, Napoleén recibiéd un ejemplar del mis cual lo impresioné tan favorablemente que hizo eliminar el 1 bre de su autor de la lista de los exiliados. No cabe extrafia que Bonaparte se sintiera tan impresionado por esa obra, Segt la opinién de Bonald, la historia expresaba la tensiém entre la voluntad divina de ordenar la sociedad de acuerdo con un plar providencial mds amplio, y la capacidad del hombre para sabo- tear ese plan o cooperar a fin de llevarlo a cabo. A causa d es un agente libre, pero esta manchado por el pecado origi hombre, al menos periddicamente, obstruye y hasta destruye es plan. Cuando esto sucede, no cabe duda de que tarde o tem prevalecer4 la Providencia. La obstruccién del plan y . guiente caos social siempre son temporarios, porque no pueden oponerse durante largo tiempo a la naturaleza del ser. En este __ sentido, hasta la mds violenta de las convulsiones, la Revolucién — Francesa, fue una «crisis saludable». Los revolucionarios fueron instrimentos de la Providencia y los obstdculos que opusieron al plan providencial se tornaron luego-contra ellos mismos. La Revolucién, pues, aun para Bonald, no fue puramente negativa — y destructiva. Constituye una especie de castigo que la Providen- cia impuso al hombre, y a pesar de sus catastrdéficos resultados temporarios debfa tener en ultima instancia, como todas las otras crisis, efectos saludables, ya que despejé el camino para el resta- blecimiento del orden. Napoleén no podia menos que impresio- narse ante la afirmacién de que las revoluciones comienzan con los stibditos pero terminan con el gobernante, y estallan por- que las autoridades se han debilitado y han cedido, pero se apaci- guan cuando se ha restaurado y reforzado la autoridad. Toda per- turbacién solo sirve, finalmente, para reforzar la autoridad. Bo- nald habfa profetizado que la revolucién iniciada con la Declara- cién de los Derechos del Hombre culminarfa con la declaracién de los derechos de Dios: y puesto que esos eran justamente los « rechos que Bonaparte estaba proclamando entonces, la posicién de Bonald era, en verdad, muy segura.® Antes de pasar a un examen més detallado de los conceptos so- ciolégicos de Bonald, serd instructivo considerar brevemente ideas de otro conservador, contempordneo y «compafiero de ar- mas? de aquel: Joseph de Maistre. Joseph de Maistre (1754-1821) | h de Maist i6 en el mismo afio que Bonald, y a 7 Joseph de Maistre nacié en : — ambos nunca se conocieron personalmente, coincidfan en aspectos fundamentales de sus respectivas teorfas y a gran admiracién el uno por el otro. Bonald habla de una carta que recibié de Maistre poco antes de su muerte, en la que le de- os 6 Véase George Brandes, op. cit., pag. 113. n'ai fi ne lPayez écrit; je n’ai rien écrit cfa: «Jen sa Hen Beare * (eNO he pensado, nada que ~~ | - ale eacztto ni he escrito nada que vos ie ay 3 age ee Pued considerarse la obra de Maistre, al igu ques se a = rolongada polémica contra la filosofia Iluminismo. Sabie a dedicd su vida a desacreditar aquellos aig a sabtan conducido a la Revolucién, y 4 defender los de la con rrevoluci6on. i aba particularmente d ible , : mi- Me ee la sociedad. Habia interpretado. los razona ; a tentativa de hallar un recurso ae ee ae “al Koabre: natal despojandolo de sus atribu- a socioculturales, sino mas bien como~ la Sot de Sa habia existido, de hecho, un estado prec d | hombre. As! entendida, la concepcién de Rousseau sgustaba a et tte implicaba que la sociedad humana habfa comenzado sin la in a - vencién de lo Divino y en alguna parte, en el pasado remoto, hombre vivid en una condicién no social. Maistre rechazaba to- talmente esta suposicién. El hombre no puede concebirse, es un imposible, antes o fuera de la sociedad; y si existieron tales cria- turas, habrdn sido cualquier cosa pero no hombres. Insistia en que se considerara la posibilidad-opuesta: que la sociedad no ha- bfa tenido ningtin comienzo alguno, en un sentido temporario o histérico, y que en consecuencia bien podia ser un aspecto de la naturaleza humana, por definicién.° Este enfoque tiene una base més sélida que el otro, arguye Mais- tre, pues coincide con nuestra experiencia y nuestro conocimiento histérico. Atribuye erréneamente a Rousseau el planteo de una antitesis entre la naturaleza y la sociedad, entre el hombre natu- ral y el hombre social, e ignora el hecho de que ese pensador sdlo opuso al «hombre natural» ciertas formas definidas de so- ciedad, no la sociedad en general. Rousseau no postulaba, como suponf{a Maistre, la superioridad del estado de naturaleza («el hombre ha nacido libre») sobre toda sociedad («y en todas partes est encadenado»). Pero habiéndolo entendido de este modo, se indignaba ante la implicacién de que la sociedad era inferior al estado de naturaleza. Al parecer, ignoré convenientemente la in- sistencia de Rousseau en la idea de que ciertos estados sociales son sin duda superiores al llamado estado natural (con respecto. al cual ait que probablemente nunca existié), puesto que pesniiten * perfeccionamiento del hombre, objetivo que acaricia- a y consideraba imposible fuera de la sociedad. 7 Bonald, op. cit., XII, p4gs. 198-99 | 8 Joseph de Maistre Cuore ; G ‘ le ; I, pag. 315. Puede j 5 Completes, Lyon: Vitte et Perrussel, 1884-86, Maistre _ Works, sai ak eee de obras en inglés de Joseph de Mg Wc iS te eee cce ee fundamental de Maistre, y que como las testes ache a. 1814), obte te en castellano. (N. del B)] : mo las restantes solo se conoce parcialmen.- esapradable la concepcién ilumi- -«convenciones> adoptadas por el hombre, las t Ciertas afirmaciones de Rousseau ofendian la sensibi - giosa de Maistre: en el eStado de naturaleza, el hombre se 6n ¢ introduccién de Jack Lively, Nueva Maistre, en realidad, comprendié que Rousseau usa ba en medida su imaginacién cuando hablaba del «estado de natu y que apelaba a este concepto con propésitos heuristicos. N tante se indignaba por la manera como Rousseau habia plant y resuelto el problema: ges el hombre esencialmente un ser ‘tutal.é tin. ser scclal? Mouibiesa falta aflecate: Galan «estado de naturaleza>, si bien tenfa la potencialidad p social y —por ende— para la perfeccidn, vivia tod ser no social. Y lo que mds molestaba a Maistre era el cardcter amoral de la vida natural del hombr la pintaba Rousseau, y el hecho de que este, cuando mente y, por lo tanto, tendfa a estigmatizar las con tales bdsicas de la civilizacién occidental y cristiana. con la mujer solo para el amor ffsico, e inmediatamente después. de la mutua satisfaccién de sus necesidades se separaban y vol- — vian a ser independientes; los nifios permanecfan con sus padres _ Uinicamente mientras era necesario para su supervivencia, y luego se cortaba la relaciédn natural, entonces ni el padre ni sus hijos tenfan obligacién mutua alguna; en resumen, la familia, como unidad moral, no existia en el estado de naturaleza. En esta descripcién, en efecto, Rousseau —segtin Maistre— no solo des-. defiaba hechos histéricos y antropoldégicos, sino que ponfa en tela de juicio el card4cter sagrado de una de las instituciones funda- mentales de la cristiandad occidental: la familia mondégama. En primer término, con respecto al nivel antropolégico, Maistre critica a Rousseau por sus incongruencias. Observa que el mis- mo Rousseau habfa notado la brutalidad de los salvajes y traté de eludir la contradiccién afirmando que hasta los salvajes mas pri- mitivos estaban lejos del estado de naturaleza. Maistre ataca a Rousseau por esta ambigiiedad, y para todo fin oe descarta sus ideas por soceahetatian insensatas. La brutalidad del salvaje -plantea un problema, admite Maistre: no es una etapa posterior a la del primer estado pacifico, como habfa afirmado Rousseau, sino un estado degradado, una objetivacién del pecado original. El estado salvaje apie al estado civilizado, y allf donde se ma- nifiesta representa la degeneracién de un pueblo civilizado. Asf, . ‘ ‘Maistre invierte el cuadro de Rousseau al atenerse a la mi cristiana. El salvajismo no es una condicién inicial de la humani- dad, sino un estado terminal en el que el hombre ha perdido totalmente su perfeccién originaria y natural. Maistre insiste en que la historia es el relato completo de la permanencia y el desarrollo del hombre sobre la tierra, y que si_ recurrimos a la historia percibiremos el hecho incontrovertible de que el hombre es y ha sido siempre un ser social.® Y si sustenta otra opinidén, es él quien debe probarla. Pero puesto que, : 9 Ibid., VII, pég. 541. : a mn ni fy lk ha ee. | “ : - ee 2 le, Maite ore, te la pee y : fa han demostrado fuera de toda duda que om- Patines ts vivido en sociedad y es social por naturaleza. Pero, ghubo un origen histérico de la sociedad? Considerande, © Antiguo Testamento como un documento historico, istoria del Génests. avd Ss farnli es el prototipo de la sociedad. La diferenciacién sexual fue instituida con el propdsito divino de p blar la tierra. Fue una especie de fuerza causal secundaria mediante la cual la Pro- videncia pretendié realizar su propdsito. El objetivo, la sociedad humana total, o la serie de sociedades, estaba planteado en la primera pareja sexual y su progenie, La primera pareja era ffsica- mente madura. Cuando el vinculo de sangre ya no basta ara unir un grupo, cuando el progenitor ya no puede ser la unica fuente de autoridad, por causa de la multiplicacién, la muerte, etcétera, en- tonces debe aparecer un «legislador», como Moisés, que sustituya el vinculo fisico por otro moral. Surge la «nacién», Maistre consi- dera aqu{ que todos los aspectos de la cultura —la moral, la religidn, el gobierno, el arte, etcétera— cumplen funciones sociales on es dirigidas a la conservacién del ser por medio de la sociedad. ) Una nacién tiene una conciencia comin, un alma comin y una engua comun; es una unidad cultural. La continuidad de una sociedad exige tanta unidad moral, tanta unanimidad, como sea posible alcanzar. Y para» Maistre, como para Bonald, la Edad Media se aproximaba a la forma ideal de esta unidad. A diferen- cla : —_ sin embargo, que vefa la necesidad y la convenien- cla de las reformas, Maistre las consideraba peligrosas. Las re- as traen inevitablemente consecuencias imprevistas, peores we OS presuntos males originarios que se deseaba corregir. Las ones sey on pore el cunociostenta del hombre es | - #ara poder introducir reformas, el hombre tendrfa ooo ea Sodinteate completo del curso y la tendencia Storico, un t Gi imapodililt. ‘For lo’ Perera total de sus elementos. Y esto a b anto, 1o mds aconsejable y beneficioso para -t hombre es abandonarlo todo en d : dale : manos de la Providencia. la Tat trates a ae perfeccionar las formas sociales. su misma como Bonald sostenfan, pues, que el hombre, por naturaleza es un s al! Pp b er social,'moral y cultural. El hom- re nunca existid , en un perfodo anterior a la § ied d fu d 3 . ‘ ocledad o era e ») A medida en que Rousseau en efecto, tal prueba es imposib pomite, que no es omnisciente, ac ni intentar reformarla, por- -conservadora, Esta, por su parte, provocé un nuevo interés pe ue el remedio serd siempre peor que el presunto mall : | aboracién de su punto de vista idelégics, sin embargo nald, Maistre y otros representantes de la reaccién ervadora -expusieron una serie de ideas que han sido incorporadas d entonces a la sociologia como conceptos y suposiciones dire , importantes, ; . 4s La filosofia conservadora y la sociologia. Res i ; Hemos visto que los principios del Iluminismo tales como ‘st 4 1a- nifestaron en la Revolucién, produjeron una reaccién filoséfica aelen social y por diversos problemas y conceptos relacionados _ con él. | Los conservadores, como Burke, Hegel, Bonald y Maistre, son llamados asf porque deseaban literalmente conservar y mantener sisé* el orden existente. Ademds, algunos de ellos, segiin hemos visto, : no anhelaban tanto conservar el orden existente como volver a un ; statu quo ante. El desorden, la anarquia y los cambios radicales . que esos pensadores observaron después de la Revolucién, los Ile- varon a elaborar en su filosoffa conceptos que se relacionaban con el orden y la estabilidad: la tradicién, la autoridad, el status, la : cohesién, el ajuste, la funciédn, la norma, el s{mbolo, el ritual, etcétera. En comparacién con el siglo xv111, esto constitufa un definido cambio de interés, que se desplazaba del individuo al gru- po, de la actitud erftica frente al orden existente a su defensa, y del cambio a la estabilidad social.?° Desde el punto de vista conservador, los cambios sociales que siguieron inmediatamente a la Revolucién habfan socavado y des- truido instituciones sociales fundamentales provocando la pérdida de la estabilidad polftica. Los conservadores atribufan estos resul- tados a ciertos acontecimientos y procesos anteriores de la his- toria europea que habfan conducido, crefan ellos, al progresivo debilitamiento del orden medieval y, por ende, al cataclismo de la Revolucién. Sefialaban con toda precisién al pee mo, el capitalismo y la ciencia, como los principales tactores. Ademés, esos procesos, que sus contempordneos liberales y radicales consi- -‘deraban progresistas, Re todavia una creciente atomiza- cién de los pueblos. Aparecfan ahora grandes «masas*, presumi- : blemente sin arraigo en grupos sociales estables; la inse ; la frustracién y la alienacién generales se ponfan de manitiesto y, finalmente, habfa surgido un poder secular monolftico, cuya exis- ; tencia dependfa de la masa de individuos desarraigados. a Los conservadores hab{fan idealizado el orden medieval, y desde ‘: ; 10 He utilizado en-este examen’ varias observaciones hechas por Robert A. ae | Nisbet en su artfculo «Conservatism and Sociology», American Jourmal of Sociology, septiembre, 1952. i ieee 67 derna era muy deficiente, en ver- e | ] ] . _ @ " presentaron una serie de tesis acerca de la sociedad: oS | ica lesarrollo y pro- ic n leyes internas de des y pro histie ee nt Edo, ats sith igregado mecdnico as i un a el pasado, no simplemente un agres: necdni de elementos andividitales. Los conservadores eran. «realistas so- ciales®, en el sentido de que crefan firmemente en la sociedad como una realidad mayor que los on Bi laa ul heat sosicién directa al nomunalis uumi- Esto se hallaba en oposicion Heh dae iudwiduee 9 : e solo existen los individuos y ta, esto es, al concepto de que s 3 Hividu ace la sociedad no es més que el nombre dado a esos individuos sus interrelaciones. aes hee S tak e al individuo y es éticamente superior a _ La sociedad preced ( | : di El hombre no tiene existencia alguna fuera de un grupo, O contexto social y sdlo llega a ser humano por medio de su partici- pacién en sociedad. Lejos de ser los individuos los que aa ee te yen la sociedad, es esta la que crea al individuo por medio de la educacién moral, para utilizar una expresi6n de Durkheim. ee 3. El individuo es una abstraccién y no el elemento bdsico de una sociedad. Esta se compone de relaciones e instituciones; y los individuos son simplemente miembros de la sociedad que tie- nen ciertos status y roles: padre, hijo, sacerdote, etcétera.. 4. Las partes de una sociedad son interdependientes y estan in- terrelacionadas. Las costumbres, las creencias y las instituciones se hallan orgdnicamente entretejidas, de modo que el cambio o la reforma de una parte altera las complejas relaciones que mantie- nen la estabilidad de la sociedad como un todo J. El hombre tiene necesidades constantes e inalterables, que cada sociedad y cada una de sus instituciones estén destinadas a satisfacer. Las instituciones son, pues, medios positivos por los que se satisfacen las necesidades humanas basicas, Si se alteran o se dafian esos medios, el resultado seré el sufrimiento y ‘el des- orden. | 7 Brae coetutibres Saar oes de una sociedad son Bee itdlinede teins oe es; Sane acen necesidades humanas, direc- ees feliseeess bios ‘ha 0 . este ultimo caso a otras institu- ee. as ne prejuicio es concebido en estos uniticar Clertos grupos, y también ‘acre- clenta su sensacién de. seguridad. oe : oe y, “ aE ent de pequefios grupos es esen- dot e ’ . La familia, el vecindario, la provincia, los : is | Bi0808, 108 Brupos ocupacionales, etcétera, son las uni. este punto de vista la época mo vdsicas de una sociedad, los soportes bdsicos de la vida de 8. . ¥. es s : . sea i i también tenian ciertos conceptos acerca de ae 4 social». La Revolucién, tal como Ja velan, no condu ina forma superior de Organizacién, sino a la desinte- | social y moral. Querfan Preservar las formas religiosas 68 mds antiguas, el catolicismo no el protestantismo, y anhelaban ‘ restaurar la unidad religiosa de la Europa medieval. “humana. E social era imposible. El protestan-: tismo, al predicar la importancia de la fe individual, habfa minado la unién espiritual de la sociedad. Como hemos visto en el caso de Bonald, los conservadores también reconocieron las consecuen- _ cias desorganizadoras del urbanismo, la industria y el cometcio. 9. Los conservadores insistian, ademas, en la importancia esencial y el valor positivo de los aspectos no racionales de la existencia t homes necesita del ritual, la ceremonia y el culto. Los philosophes, con su implacable critica de esas actividades como vestigios irracionales del pasado, habian debilitado los soportes sagrados de la sociedad. ae i ee gy a eeder eee 10. También consideraron el status v la jerarqufa como esenciales _ para la sociedad. Temfian que la igualdad destruyera los érganos «natutales» y consagrados por el tiempo que servian para trar mitir los valores de una geéneracién a otra. La jerarquia era nece- saria en la familia, la Iglesia y el Estado, y sin ellos la estabilidad Tales son algunos de los principales postulados sociolégicos’ lega- dos por los conservadores, herencia que ejerci6 un gran influjo — sobre pensadores como Saint-Simon, Comte y, mds tarde, Durk- heim. Estos y otros pensadores trataron de sacar las ideas y los conceptos conservadores de su contexto teoldégico-reaccionario e incorporarlos a una sociologia cientifica. Pata ver cémo se inicid este intento es necesario considerar la obra de Saint-Simon-: y Comte, los fundadores de la sociologia moderna. | 6. Saint-Simon (1760-182 5) h de Maistre dorismo de Louis de Bonald y Josep tre, a ik sei adopté la forma de una réplica eaccaaae a la Revolucién y a los principios del Lluminismo. Ellos ae a o una sociedad posrevolucionaria similar a la de la época medieval. Al exponer su filosoffa, concentraron su atencién en una serie de problemas y aspectos de la sociedad que se convirtieron luego en una fuente importante de conceptos e ideas sociold icos. De he- cho, Saint-Simon y Comte, los fundadores oficiales de la sociolo- gia, sufrieron la influencia directa de Bonald y aceptaron algunas de sus suposiciones bdsicas, sane las. reinterpretaron y las colo- caron en un contexto tedrico diferente. _. | ene Desde un punto de vista {deoldgico, Comte era conservador en un sentido diferente que Bonald y Maistre. Comte no querfa con-. servar el statu quo ante, sino el statu quo, esto es, la sociedad de clase media que entonces estaba emergiendo y consoliddndose. La llamada filosofia positiva de Comte era un repudio explicito de la filosoffa del Iluminismo y la Revolucién. Comte que- ria conservar el «es». Cada etapa del desarrollo evolutivo de la sociedad, segiin él, es necesaria y perfecta. Sentfa gran respeto por el orden factico existente, que no debfa ser trascendido o negado en ninguna circunstancia. La filosoffa de Saint-Simon, en cambio, gue originé prdcticamente todas las ideas de Comte y que fue plagiada por este en forma desconsiderada, era una critica del statu quo, al menos en algunos aspectos limitados. Esta es la razén por la cual a veces se ha considerado a Saint-Simon como uno de Jos fundadores del so- alismo. Sin embargo, como veremos. esta opin; anim a opiniédn no es un belie manera. Algunos es : : y perce ome oe a sus teorfas. Otros, como Karl Marx. lo cali- 7 , *Socialista utdpico», entendiendo por esto que Saint- mon vivid y escribié su obra rl antes de qu . alcanzara el punto critico en el cual os e el desarrollo indus- tO « . € manifestaron las «con- ee ie renin - ae, anit de que el conflicto de ases ent. “sia y €1 proletariado se convirti hss ‘ ; | rtiera en un = agai i Seguin Opinaba Marx, pues, Saint-Simon no vio, pudo a Se f ee © intereses entre estas clases funda. mentales industrial y, por tanto, no solo las traté Como una sola clase con intereses co i on ts 3 : munes, sino 16 i las oo de la propiedad bur que dejé intactas Buesa en su esquema de la > - medida, salvo lo que aprendié junto a algunos preceptores pri- : vados, el més conocido de los cuales fue D’Alembert, el Enciclo. tudiosos de su obra niegan toda | Otros estudiosos del pensamiento de Saint-Simon han ‘sostenido que is tine diferencias apreciables, desde el punto de vista ideo- légico, entre las ideas de Saint-Simon y las de Comte y que ' ambos pensadores elaboraron una teor{a sociolégica Be on es poco mds que una justificacién «cientifica» de una soci d de tipo totalitario.* ; cats os En comparacién con sus discipulos, particularmente Thierry y Comte, y a pesar de su origen aristocratico, la educacién de Saint- Simon fue relativamente asistemdtica. Era autodidacto en gran pedista.? Ademés, como en una ocasién visité a Rousseau, es evi- dente que tuvo algiin contacto directo con los pensadores ilum nistas. La vexentilided de sus intereses y actividades se demuest por el hecho de que se distinguié en Ja lucha por la Revolucié: Americana y fue uno de los primeros en presentar un plan para la construccién de un canal que uniera el Atlantico con el Pacifico. En cuanto a la Revolucién Francesa, tuvo una actitud ambivalente — hacia este trascendental acontecimiento, como él mismo lo sefiala en su autobiografia de 1808: «No quise tomar parte en ella por- que, por un lado estaba convencido de que el antiguo régimen no podia perdurar, y por el otro sentfa antipatfa hacia la destruc- cién.» = Documentos del perfodo revolucionario revelan, sin em- bargo, que fue un adepto de la Revoluci6n més entusiasta de lo que admitié posteriormente. Por ejemplo, renuncié a su titulo aristocratico, preparé el cabier de su canton local para los Estados Generales y presidié la primera reunién de su comuna. Ademis, en 1793 se le otorgaron dos certificados de civisme (buena ciu: dadanfa) y en otofio del mismo afio actué en hébertist y otros circulos radicales de Parfs. Las ideas de Saint-Simon mantuvieron hasta el fin elementos del pensamiento iluminista y revoluciona- tio, pero fusionados, como veremos, con elementos romanticos y conservadores. Los eruditos han demostrado en forma cabal que Saint-Simon desa- rrollé antes de 1814 todas las ideas importantes que posteriormen- te Thierry y Comte reclamaron como propias. Estas ideas —el po- | sitivismo, el industrialismo, el internacionalismo y una «nueva religisn»— y la originalidad con que las abordé lo ae pues, en- uno de los pensadores sociales mds importantes del si- glo XIX. 1 Puede encontrarse esta opinién en Albert Salomon, The Tyranny of Pro- ress, The Noonday Press, 1955. | : ; | 3 Se hallardn are y otros detalles biogrdficos en la excelente introduccién de F. M. H. Markham a la seleccién de escritos de Henri Comte de Saint- Simon, Oxford: Basil Blackwell, 1952. Por lo qu sé, el estudio a pleto sobre Saint-Simon y su obra es el de Frank E. Manuel, The New 1956. of Henri Saint-Simon, Cambridge, Mass.; Harvard University Press, — Otra fuente importante, por supuesto, es Emile Durkheim, Socialism a Saint-Simon, Londres: Routledge and Kegan Paul Ltd., 1958. 3 Claude Henri Saint-Simon, Oeuvres Complétes de Saint-Simion et Em fantin, 1865-76, Paris, 1865-76, XV, pdg. 66 ao aeoa a a Oo @ & @ é) o sociedad, ‘los i electuales. Tal unién engendrar4 un orden so- aa ie en ‘ad onal aaa recuperarse el control sobre los des- poseidos, impidiéndose asf la revolucién. Al hablar a su imagina- rio auditorio de propietarios, les pide que hagan de buen grado «lo que tarde o temprano les obligaran a hacer los cientificos, los artistas y los hombres de ideas liberales, aliados a los que no cen es, en qué medida la visidn que tenia Saint-Simon de la soci se inspir6 en su concepcién del orden social del me- dievo. Esta, para él, no habfa sido una época totalmente oscura, como para los iluministas. A fin de cuentas, la era moderna se habla iniciado en ese periodo; también la ciencia, estimulada por los drabes establecidos en Europa, habfa surgido durante la Edad Media. Admiraba la presunta unién espiritual y social del me- dievo y la alianza entre las lites espirituales y temporales que habfa mantenido esa unidad. Discrepaba con Bonald y Maistre, sin embargo, en lo concerniente a las posibilidades de restaurar esa unidad sobre la base de la teologia catélica. La ciencia habia hecho esto definitivamente inapeattite E] dualismo de mente y materia que surgid como intento de un compromiso entre los po- deres espirituales y temporales debfa ser eliminado. Es necesario considerar nuevamente la mente y la materia como aspectos de una sola unidad, pero ello no es factible mediante una teologia anticuada, hay que recurrir a leyes cientfficas, ws manera los cambios en la historia se relacionan con los aon ged bd sid pe y estos a su vez representan el Reta ake oe, y bck ene en un perfodo dado. La ites tS ces -ismo y el tefsmo, y ahora, con el ee hago las etapas conjeturales para llegar a un es positivo en el cual todo conocimiento ser4 unificad b one ise’ clenvti a : lent 0 sobre re centitica positiva, Por consiguiente, llegamos a un siOn ineludible; que Saint-Simon cred tant. | ; lisiog fikdeme talento anto el nombre como u ¢ la filosoffa positiva. Emile Durk. m fue uno 08 primeros en comprenderlo | y traté incansa- ee | ee hecho: «... la idea, la palabra y hasta esbozo = oe # positivista se encuentran todos en Saint. wae co en ppt que entre las peneralidades formales | metatisica y la estrecha especializacién de = eee Ugar para una nueva empresa, cu- ; GPa et laneé y trat6 de realizar. Por | habit, ae se debe rendir) con toda justicia, los ret ua. ae ae otad Durkheim de la € la sociologia positi a Saint-Simon y no a Comte. bare stiles sense ie a enti original ae ees por Comte sonia ‘un frm I, que una formuldcién precisa de Op. cit., pag. 104, : 2 bitante de Ginebra».® 3 ee La manera como enfoca la Reorganizacién de la sociedad europea una idea de Saint-Simon, que se remonta a las Cartas de un 5 . también confirma pie el orden medieval es siempre el mod Saint-Simon. para epci a manifiesta muévamente la influencia de los teéricos del résurgi- miento catélico, pues Saint-Simon contempla la civilizaci6n m dieval como un orden internacional basado en una organizac internacional: la Iglesia. Puesto que no se puede volver atrai menester avanzar y establecer una nueva organizacién internacio nal sobre la base de nuevos principios internacionales. ¢¥ hay acaso principios m4s internacionales que los cientificos? La ciencia — y la filosoffa positiva deben unir a las naciones de Europa en una ‘ es oe comunidad internacional, pues sin un orden internacional no pue- — de haber orden o estabilidad en las sociedades particulares” eo eS Europa. Tanto en sus primeras obras como en las posteriores, la es de cada sociedad nacional es la misma: hay «productores» y

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