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14-3-2010
3º Cuaresma ciclo C
1ª Lectura: Ex 3, 1-8a.13-15
Salmo: 102
2ª Lectura: 1 Cor 10,1-6.10-12
Evangelio: Lc 13,1-9
MONICIÓN DE ENTRADA
Estamos en el Tercer domingo de Cuaresma, y no podemos olvidar que durante este tiempo se nos
invita a superarnos, a dejar atrás nuestras malas cosas y a esforzarnos por practicar las cosas
buenas.
Somos invitados a dar frutos, muchos y buenos frutos. No podemos llamarnos cristianos si no
vivimos como Cristo nos pide, o al menos si no lo intentamos. Hoy debemos recordar nuestro
bautismo, ya que igual que la higuera necesita agua para dar buenos frutos, nosotros necesitamos
el agua del Bautismo para dar buenos frutos.
ACTO PENITENCIAL
El sacerdote invita a los niños y niñas a sentarse, a guardar silencio, pensar en los pecados y pedir
al Señor perdón por ello. Después nos levantamos y decimos junto:
Yo confieso....
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Colegio San Vicente de Paúl Parroquia La Seo-El Salvador
CELEBRACIÓN DE LA PALABRA
Dijo Dios: “No te acerques, quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas
es terreno sagrado”.
Y añadió: “Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios
de Jacob”.
El Señor le dijo: “He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído sus quejas y
me he fijado en sus sufrimientos. Voy a bajar a librarlos de los egipcios, a sacarlos
de esta tierra, para llevarlos a una tierra fértil y espaciosa, tierra que mana leche y
miel”.
Moisés replicó a Dios: “Mira, yo iré a los israelitas y les diré: “El Dios de vuestros
padres me ha enviado a vosotros”.
Palabra de Dios
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Monición al Evangelio
El Evangelio que vamos a representar nos habla de una parábola que contó Jesús sobre un hombre
que tenía una higuera que no daba fruto y cómo quería cortarla, pero un año más la arregló bien, y
la abonó para que diese fruto.
Jesús sabe lo que hay dentro de cada hombre; sabe lo que hay en el corazón de cada uno de
nosotros. Sabe que necesitamos un corazón “nuevo”.
Y nosotros necesitamos hablar con Jesús para poder escuchar cómo está nuestro corazón y quitar
de él: la pereza, el egoísmo, la comodidad, la falta de respeto, los insultos…
Parábola de la higuera
Evangelio de San Lucas: 13, 1-9
Esta primera parte podría quitarse… y comenzar con la
parábola
Jesús les contestó: - ¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás
galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y si no os convertís, todos pereceréis
lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé,
¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jersusalén? Os digo
que no. Y si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.
Y Jesús les dijo esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a
buscar fruto en ella, y no lo encontró.
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Dijo entonces al viñador: - Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta
higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?
Pero el viñador contestó: - Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le
echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortarás
Palabra de Dios
HOMILIA
PRESENTACION PPS
IDEAS PARA LA HOMILIA:
La primera lectura nos habla de cuando Moisés estaba en el monte Horeb con
el rebaño, y sintió la voz de Dios que le invitaba a liberar al pueblo que sufría
esclavitud en Egipto. También hoy existen muchas personas que sufren, y
necesitan quien les ayude.
Moisés respondió con un corazón generoso, diciéndole a Dios que estaba
dispuesto a ir para ayudar a los israelitas que estaban esclavos en Egipto.
Aquello no era nada fácil, pero Dios, por medio de Moisés, liberó a los israelitas
de sus sufrimientos.
nos riega, nos echa abono, nos quita las malas yerbas esperando que
demos fruto bueno, es decir que de nuestro corazón salgan obras buenas.
¿Vamos a poner de nuestra parte todo lo que podamos para que sea
así?. ¿Estamos dispuestos a hacer como Moisés, a decirle al Señor: aquí
estoy para lo que haga falta?
Jesús sabe lo que había dentro de cada hombre, sabe lo que hay en el
corazón de cada uno de nosotros. Sabe que necesitamos, como
decíamos el primer domingo, “un corazón nuevo”.
Necesitamos hablar con Él, pero sin ruido (el de la tele, la consola, el
ordenador...), para poder escuchar cómo está nuestro corazón. ¿Cómo
encontraría Jesús nuestro corazón si entrara dentro de él?.
El Señor espera de nosotros que demos buenos frutos, frutos que
además deben perdurar.
Nuestro corazón se riega con la oración: Necesitamos hablar con Jesús,
orar sin ruidos, para descubrir todas estas telarañas, y con Él, con su
ayuda, empezar a quitarlas.
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ORACION UNIVERSAL:
Repetiremos todos: ESCÚCHANOS Y TEN PIEDAD.
1. Por el Papa, los obispos y todos los sacerdotes, religiosos y religiosas, para que sean para
nosotros ejemplos de vida de fe entregada. Roguemos al Señor.
2. Por todos los que sufren por enfermedades, guerras, droga,… por los ancianos o los niños
abandonados,… Roguemos al Señor.
3. Para que pongamos a Jesús en el centro de todo y meditemos sus palabras y obras.
Roguemos al Señor.
4. Para que tengamos un corazón generoso, como Moisés, y nos ofrezcamos al Señor para lo
que haga falta. Roguemos al Señor.
5. Te pedimos Señor en esta Eucaristía para que despiertes el corazón de los niños y jóvenes,
como despertaste el corazón de Moisés, para que haya en tu Iglesia, sacerdotes,
misioneros y misioneras que hablen de ti a los demás. Roguemos al Señor.
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6. Te pedimos también, Señor, por nuestras familias, para que las bendigas y vayan bien las
cosas, y seamos felices todos juntos. Roguemos al Señor.
CELEBRACIÓN DE LA EUCARISTIA
OFERTORIO
Señor, te presentamos este VASO DE AGUA VACÍO, con él te queremos ofrecer la sed de
nuestra vida para que tú nos ayude a ser mejores.
Esta JARRA, te la ofrecemos Señor pidiéndote por todas las personas que nos ayudan a
conocerte y a quererte.
Pero la sed verdadera nos la quita Jesús, por eso te ofrecemos esta IMAGEN SUYA; te la
ofrecemos a Ti Padre, como un día Tú nos enviaste a tu Hijo, y con ella queremos ofrecerte
toda nuestra vida.
Padre, en cada misa sigues entregando a tu Hijo, por eso te ofrecemos este PAN y este
VINO, esperando que se haga presente en nuestra vida para siempre.
Canto ofertorio
PLEGARIA EUCARISTICA
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Te damos gracias, Señor, porque haces cosas maravillosas para darnos a conocer lo bueno
que eres. No sólo a los buenos sino también a los malos les concedes días repletos de
flores, de frutos y de muchas cosas buenas, para que las admiremos y juntos gocemos de
ellas.
Como Padre bueno tienes paciencia con los que caen en el pecado y esperas que se
conviertan y sean mejores.
Por eso, Padre, estamos contentos y te damos gracias. Nos unimos a todos los que creen en
ti, y con los santos y los ángeles te cantamos con gozo:
Señor, tú eres santo. Tú eres siempre bueno con nosotros y misericordioso con todos.
Te damos gracias, sobre todo, por tu Hijo Jesucristo.
Él llama a todos los hombres para que se conviertan y crean en el Evangelio. Ofreciendo su
vida en la cruz nos ha librado del pecado y de la muerte y nos ha dado un corazón nuevo
para que vivamos como él.
Él nos reúne ahora en torno a esta mesa, porque quiere que hagamos lo mismo que él hizo
en la Última Cena.
Padre bueno, envía tu Espíritu para santificar este pan y este vino, de manera que sean el
Cuerpo + y la Sangre de tu Hijo Jesucristo.
CONSAGRACION
Porque Jesús, antes de morir por nosotros, mientras estaba cenando por última vez con
sus discípulos, tomó el pan, te dio gracias, lo partió y se lo dio, diciendo: «Tomad y comed
todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros».
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Del mismo modo, tomó el cáliz lleno de vino, te dio gracias de nuevo y lo pasó a sus
discípulos, diciendo: «Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los
hombres para el perdón de los pecados».
Por eso, Padre Santo, estamos reunidos delante de ti y recordamos llenos de alegría todo
lo que Jesús hizo para salvarnos.
Padre, que estás en el cielo, te pedimos que nos recibas a nosotros con tu Hijo querido. Él
aceptó libremente la muerte por nosotros, pero tú lo resucitaste. Por eso, llenos de
alegría, te cantamos:
Señor, tú eres bueno, te alabamos, te damos gracias.
Él vendrá lleno de gloria al fin del mundo y en su reino no habrá ya pobreza ni dolor,
nadie estará triste, nadie tendrá que llorar.
Señor, tú eres bueno, te alabamos, te damos gracias.
Padre Santo, tú nos has llamado a esta mesa, para que en la alegría del Espíritu Santo,
comamos el Cuerpo de tu Hijo.
Haz que este Pan de vida eterna nos dé fuerza y nos ayude a servirte cada día mejor.
Acuérdate, Señor, de nuestro Papa Benedicto, de nuestro Obispo Manuel, y de todos los
Obispos. Concede a tus hijos la gracia de hacer cada día las cosas que a ti te gustan, para
que así seamos luz del mundo y ejemplo de bondad ante todos nuestros hermanos.
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Acuérdate también de nuestros hermanos que han muerto, admítelos a contemplar la luz
de tu rostro; y concédenos que todos, un día, junto con Cristo, con María, la Madre de
Jesús, y todos los santos, vivamos contigo en el cielo para siempre.
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
Amén.
PADRENUESTRO
PAZ
COMUNION
Gracias Señor por todo ello, pero también te pido que me ayudes a mí y a todos los
chicos y chicas de catequesis a ser fieles al amor de Dios.
BENDICIÓN Y DESPEDIDA
CANTO FINAL
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