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UNIVERSIDAD ANTONI NARIÑO

FACULTAD DE PSICOLOGÍA

PROGRAMA PSICOLOGÍA A DISTANCIA

SEDE CIRCUNVALAR

ESTUDIOS DE LA VIOLENCIA Y LA PERSONALIDAD

Línea de Investigación

VIOLENCIA Y PERSONALIDAD

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Grupo de Investigación

PSICOLOGÍA CIRCUNVALAR

JAIRO BÀEZ

JOHN FREDDY MARTINEZ

PATRICIA BRICEÑO

TERESA FAJARDO

CARLOS AUGUSTO MURILLO

Director de Grupo

Jairo Báez

Psicólogo

Especialista en Instituciones Jurídicas Familiares

2007

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CONTENIDO

FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICO Y CONTEXTUAL

Fundamento Epistemológico

La Violencia

Violencia en Colombia

El homicidio

El Suicidio

Violencia Común

Violencia Intrafamiliar

Violencia Sexual

LA PERSONALIDAD VIOLENTA

PSICOLOGÍA DE LA VIOLENCIA

EL OBSERVATORIO SOCIAL COMO UNA PROPUESTA METODOLÓGICA PARA


INVESTIGAR E INTERVENIR EN EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

El Observatorio Como Red Social de Apoyo

Grupos de Investigación

Proyectos de Investigación

Foros de Discusión

Seminarios de Investigación
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Proyección Social

Investigación Formativa

Semillero de Investigadores

Indicadores de Gestión del Grupo

Indicadores de Impacto

ELEMENTOS SIGNIFICATIVOS EN LA FORMACION TEMPRANA DEL ASALTANTE


SEXUAL EN SERIE

Descripción

Violencia sexual en Colombia

El problema de la investigación

Objetivos

Metodología

Análisis de resultados

PARA COMPRENDER LA REALIDAD DE LA GUERRA

La posición freudiana

Una realidad violenta

Tratando de explicar una realidad violenta

Planteando una solución

REPRESENTACIONES DE MUERTE, VIOLENCIA Y PROPIEDAD EN UNA


POBLACIÓN DE ADOLESCENTES EN PROCESO DE EXCLUSION

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LA CODEPENDENCIA ASOCIADA CON PATRONES DESADAPTATIVOS DE LA
PERSONALIDAD, LA VIOLENCIA Y LOS DESAJUSTES PSICOAFECTIVOS

LA VIOLENCIA COMO INSTITUCION EN COLOMBIA

Un conflicto, tres protagonistas

La lógica del conflicto

Inventario de los daños

El problema tiene solución

Qué piensan los intelectuales y excombatientes

Reflexiones para el estudio de la violencia en Colombia desde la psicología

LA VIOLENCIA EN COLOMBIA Y EL PAPEL DE LAS EMOCIONES DE MARTHA


NUSSBAUM

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FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICO Y CONTEXTUAL

El hecho violento se caracteriza por su capacidad destructora en lo social e individual;


toma formas precisas, fácilmente perceptibles cuando se relacionan con la personalidad
de sus protagonistas. Así, no se puede hablar de violencia si no se acude a la
personalidad, a las características psico-sociológicas propias de los individuos, que
ocasionan una realidad catalogada como violenta y destructiva. Por tanto, el objeto de
investigación se sintetiza en el encuentro y relaciones existentes entre la realidad
violenta y la personalidad de los individuos que la vivencian. La pregunta a resolver:
¿qué posibles relaciones convergen en la violencia social y la personalidad de los
protagonistas?

El objetivo que persigue el estudio de violencia y personalidad es investigar, desde las


diferentes dimensiones epistemológicas, representadas en teorías y modelos propios de
la psicología, las relaciones convergentes el fenómeno social de la violencia en
Colombia y las características de personalidad de sus ciudadanos. Por tal motivo el
estudio de la violencia y la personalidad, no se restringe a determinado sector,
población o estrato socioeconómico o cultural, sino que asume como población objeto
cualquier sujeto, grupo, subgrupo o nicho social, en donde se puedan deslindar ciertos
parámetros que permitan colegir una identidad o estructura psicosocial, como por
ejemplo, guerrilla, desplazamiento, reinserción, maltrato intrafamiliar, maltrato infantil,
etc.

En formalidad con el objeto de investigación, la violencia será entendida como un


producto exclusivamente humano, cuya intencionalidad va encaminada a la destrucción
y coacción del otro, en procura del cumplimiento de intereses particulares y claramente
deslindables. Y por personalidad se asume las diferentes características inherentes al
proceder psicológico y social del sujeto, las cuales se pueden agrupar bajo una
estructura que lo irá a identificar en su modo de proceder habitualmente en un
transcurso prudencial de tiempo y en concordancia a un espacio de convivencia o
relación interpersonal.

El interés esencial que nos mueve a abordar la violencia y la personalidad, se focaliza


en la búsqueda de respuestas válidas y efectivas para contrarrestar en el flagelo que
por décadas (centurias según otros), ha azotado la población colombiana en los
diferentes escenarios de convivencia, sean estos, sociales, familiares, pedagógicos,
culturales, públicos, privados, políticos, recreativos, etc.

Si hablamos de personalidad violenta, esta debe presentarse como un todo y en cada


lugar donde interaccione el sujeto; así, sus relaciones interpersonales, sus relaciones
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con los objetos, y todas las demás dimensiones de interacción mostrarán el rasgo
característico de la violencia.

Aun permanecen en secreto muchas de las variantes que dan como resultado final una
personalidad violenta. Si estamos apuntando a que la formación temprana ocasiona un
tipo de personalidad violenta, aún no sabemos qué elementos confluyen
específicamente en la formación temprana para que la ocasionen finalmente; por
ejemplo, no se tiene todavía certeza de cómo y cuáles son las pautas de crianza que
posibilitarían la personalidad violenta; lo mismo, no sabemos con certeza que
elementos ambientales son las que robustecen un personalidad violenta; tampoco
sabemos en qué medida el castigo físico y las privaciones tempranas a las
satisfacciones básicas cotidianas correlacionan con la posterior aparición de una
personalidad violenta.

Lo que si podemos señalar es que la personalidad violenta, en algunos casos, puede


tener un referente biológico orgánico (filogenético) que empieza a robustecerse con la
interacción ambiental física y social. Pero en otros casos, también es posible que el
componente biológico esté ausente y, sin embargo, poder encontrar un personalidad
violenta, construida en su historia ontogenética. Con seguridad se tiene un comienzo
para desarrollo de una personalidad violenta, pero esto no necesariamente conlleva un
comienzo orgánico; también, puede ser un comienzo cultural o social, o una historia
individual y exclusiva al sujeto que encontramos posteriormente en su despliegue
violento.

El desatar el nudo de la personalidad violenta, encontrando el hilo conductor que nos


permita desenmarañar la madeja de la violencia, para de nuevo, y con bases firmes
sugerir formas de construcción de la personalidad no violenta es la idea fundamental de
esta investigación enmarcada en la disciplina psicológica.

Fundamento Epistemológico

A nivel epistemológico, se tiene la pretensión de atender a los tres enfoques de


investigación en ciencias sociales planteados por Jurgen Habermas (1973-1975): De
una parte, está en capacidad de hacer abordajes de orden empírico analítico, que le
permitan conocer y explicar la realidad social, mediante el empleo de estrategias
metodológicas objetivas, susceptibles de cuantificación. De otra parte, requiere hacer
una mirada comprensiva al fenómeno de la violencia y a su expresión a través de las
manifestaciones de la personalidad de los sujetos investigados, para identificar
elementos relevantes de la dinámica interna y de los efectos del contexto en el individuo
y los grupos; y en tercera instancia, puede y le interesa investigar desde una
perspectiva crítico-social, que permita propiciar las transformaciones personales y
sociales, en pro del desarrollo de una personalidad sana y equilibrada, en la cual los
sujetos investigados sean protagonistas activos de su propia transformación.
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En psicología, a diferencia de otras ciencias, no existe un paradigma hegemónico, que
guíe el trabajo investigativo, desde una paradigma epistemológico aceptado y
concertado por la comunidad de psicólogos en ejercicio y en su formación. Tal como lo
plantea Kuhn (2000), la psicología es una ciencia nueva, una ciencia blanda que
necesita de un tiempo prudencial para que entienda la gravedad de unificar su marco
procedimental bajo un solo paradigma; en otras palabras, señala Kuhn, endurecerse
bajo un marco epistemológico único. Aunque se han hecho algunos intentos de unidad,
sigue siendo un ideal más que una realidad, la unificación bajo un mismo enfoque. Hoy,
más que nunca, la seducción de un único paradigma, no es el statu quo del devenir en
el proceder y el investigar en psicología

Por tanto, la exploración de la violencia y la personalidad, consciente de las falencias


actuales de la psicología, ve como un derrotero investigativo, darle cabida, en un
principio y mientras no se haga realidad la unificación epistemológica bajo un solo
paradigma, a todas las posibilidades, devenidas de las diferentes propuestas de
conocimientos emanadas de la filosofía y los pocos científicos que se han declarado
epistemólogos (Véase Piaget, 1985). Así, las teorías y modelos, ampliamente conocidos
en la psicología, categorizados como conductuales, humanistas, psicodinámicos,
cognitivos, constructivistas y construccionistas tienen la misma opción de presentar
proyectos de investigación; siempre con la pretensión de dar solución a problemas
relacionados con la violencia y la personalidad de los protagonistas que forman parte,
en primer lugar, del país y en segundo, de toda sociedad afectada por el devenir
violento. No obstante a lo anterior, la investigación avanza y tiene en sus derroteros
presentar una propuesta de unificación, al menos tentativa, y en especial al abordar la
relación del acto violento y la personalidad de los sujetos que la vivencian.

Así, con la infinitud de teorías y modelos explicativos de lo psicológico, que


encontramos en la actualidad se podría hacer una categorización actual, en donde
tendríamos escasamente cuatro posiciones deslindantes la una de las otras. Una
denominada cognitiva conductual, amparada en un devenir epistemológico positivista,
cuyo patrón de medida sigue siendo la conducta manifiesta; otra denominada
psicodinámica o psicoanalítica, amparada en un devenir epistemológico histórico
hermenéutico, cuyo patrón de medida son los procesos inconscientes; una más, con
connotación humanista, amparada en un devenir epistemológico fenomenológico
existencialista, cuyo patrón de medida es la voluntad y especificidad de lo humana; y
otra a la que podríamos denominar constructivista, con amparo en modelos
epistemológicos materialistas-dialéticos, cuyo patrón de medida es la construcción
progresiva del objeto de conocimiento. En el primero arriesgaríamos a señalar como
uno de los actuales proponentes Staats (1997), en el segundo a Lacan (1977, 1982),
en el tercero a Rogers (1978) y en el último a Piaget (1985, 1986). Sin embargo, valga
insistir que es una forma de categorizar, porque en la práctica explicativa se pueden
encontrar aún vigentes, por ejemplo, junto al modelo Piaget, el modelo de Vigotski
(1979), el modelo de Bruner (1988) y el modelo de Wallon (1979).

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No obstante y su devenir epistemológico distinto, algunos conceptos empiezan a formar
parte de la explicación de evento psicológico. Entre los puntos concordantes de estas
categorías, al momento de explicar el sujeto psicológico podemos enumerar:

Primero: se señala como objeto de estudio un sujeto bio-psico-social. Los tiempos


homéricos en donde se daban grandes debates en torno a la exclusividad de uno de
estos componentes, han pasado para darle lugar a la incidencia de estos tres factores,
con la intención de abarcar con mayor amplitud el sujeto psicológico. Ninguna
categoría desconoce la importancia de la organización genética y biológica del ser
humano para entender su desarrollo mental; igual, no se discute la importancia del
medio ambiente (físico y social) donde el sujeto se desenvuelve cuando se forma como
ente psicológico.

Segundo: la formación psicológica es un proceso; esto conlleva la admisión de un


tiempo y un espacio determinado que permite comprender el resultado final; o sea, se
está aceptando la importancia de la historia en la formación y repercusión del sujeto
psicológico.

Tercero: el proceder psicológico es cambiante, la medida psicológica es cambiante, sea


conducta, procesos inconscientes, objetos construidos, acciones emprendidas, éstas
cambian, se modifican; mas sin embargo, el cambio no es arbitrario y depende de la
historia pasada del sujeto psicológico; no se asume el estatismo pero sí el
determinismo en la posibilidad del cambio. Desde los tiempos de Watson se parte de la
urgencia de una base que permita el posterior desarrollo psicológico del sujeto y la
posibilidad de cambiar.

Cuarto: los cambios son observables, y lo observado se puede sintetizar, de alguna


manera, solo a tres elementos que son: la conducta o acción, el pensamiento o
procesos cognitivos y los sentimientos.

Quinto: la necesidad motiva la evolución psicológica; el sujeto tiene necesidades que le


son urgentes suplir; si el sujeto no tiene necesidades no cambiará su statu quo.

Sexto: se comparte el criterio de aprendizaje; existe un sujeto que aprende y otro que
enseña, y el proceso se hace evidente en el desarrollo final del sujeto psicológico; en el
proceso de aprendizaje intervienen factores biológicos (por ejemplo, genéticos y
madurativos) y sociales (condiciones ambientales y culturales) que repercuten en el
producto final de lo aprendido y lo enseñado.

Séptimo: existe conciencia de existencia psicológica, esto es, existe en el sujeto


psicológico una conciencia de ser, la cual es reconocida como personalidad; ésta
permite al sujeto la auto-identificación en su fuero interno y ser identificado por el otro
(confírmese la conceptualización presentada más adelante).

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Octavo: el sujeto psicológico se nutre experimentalmente, las experimentaciones del
sujeto son esenciales para la acentuación o modificación de su proceder psicológico.

Noveno: el sujeto psicológico es adaptativo, en su proceder psicológico al sujeto lo


mueve la adaptación al medio en que se desenvuelve.

En este orden de ideas se puede abordar la manifestación violenta a partir de los


aportes teóricos que permiten visualizar el hilo conductor explicativo y, más allá,
proponer un eje interventivo y de control preventivo.

La Violencia

Antes de abordar la violencia como concepto psicológico intentemos ver si existe una
definición que permita acercarnos de manera objetiva y compartida con otras ramas de
la ciencia, y en especial con aquellas que comunican la preocupación por el devenir del
ser humano en lo social. Ubicada la violencia desde su etimología, (del latín violentia),
es la acción y el efecto de violentarse; esta acción se caracteriza por ir en contra del
modo natural de proceder y el énfasis en el uso de la fuerza. La acción se califica desde
la axiología como injusta, ofensiva y perjudicial a quien es objeto de ella. En caso de
que la acción sea dirigida a una persona, la conmina a flaquear su propia voluntad y
obligarla a actuar o ejecutar actos no deseados; por ejemplo, el diccionario es claro,
acción de violar a una mujer; tener acceso carnal a ella sin su consentimiento (Real
Academia Española, 1984).

Ya en el terreno de las ciencias sociales la definición no es tan precisa; incluso, algunos


han llegado a plantear que detrás de cada conceptuación se esconde una ideología o
un pensamiento político, que se puede enmarcar dentro de un contexto cultural,
axiológico, normativo y generacional (OMS, 2002; Del Olmo, 2002). Chesnais, llega a
señalar que el término violencia no deja de ser más que un comodín abierto a los
abusos lingüísticos que perdió y se alejó totalmente del sentido original que refiere al
abuso de la fuerza (citado por Del Olmo).

No obstante a lo anterior, se encuentra una línea que tiende a identificar la violencia con
su carácter destructivo y coercitivo. Así Echeburúa, (1994) define la violencia, por su
carácter destructivo en las personas y los objetos, que ocasiona una profunda
disfunción social y su apoyo en mecanismos neurobiológicos de la respuesta agresiva.
También Concha-Eastman, (2000) define la violencia como una acción intencional del
uso de la fuerza o del poder, por la cual una o más personas producen daño físico,
mental, sexual o en la libertad de movimiento o la muerte a otra o más personas, o a sí
mismas, con un fin que puede haber sido predeterminado o no. De su definición
enfatiza, la intencionalidad de la acción, la generación de un daño, y el fin perseguido.
La violencia ejercida por los agresores busca someter a las víctimas a su voluntad;

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siendo la última acción con la cual se pretende resolver disputas, conflictos, diferencias
o simplemente una emotiva discusión.

De otro lado, en su primer informe sobre la violencia a escala mundial, la OMS (2002)
intenta hacer un consenso en torno al tema con el fin de poder actuar
mancomunadamente con criterios globalizantes. De estos criterios de definición de la
violencia, bien vale la pena hacer un recuento si hemos de buscar bases firmes para su
abordaje desde la psicología. La OMS avanza en la conceptuación de la violencia y la
define como el ¨uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de
amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad, que cause
o tenga muchas probabilidades de causar lesiones, muerte, daño psicológico, trastorno
del desarrollo o privaciones¨. Tal como lo plantea su Directora General, Harlem
Brundtland, cuando se define la violencia se debe sopesar que la violencia es un
problema complejo, relacionado con esquemas de pensamiento y comportamiento
conformados por multitud de fuerzas en el seno de nuestras familias y comunidades,
fuerzas que pueden también traspasar las fronteras nacionales. Señalamos el avance
en la medida que el sujeto y objeto de la violencia pueden estar inscritos en un mismo
ente, llámese persona, comunidad o sociedad.

Así mismo con esta definición, la OMS señala la posibilidad de dividir la violencia en
tres categorías, las que a su vez van a detentar subcategorías, tipos y modalidades
precisos y específicos de acción. Las categorías numeran la violencia auto-inflingida, la
violencia interpersonal y la violencia colectiva. La violencia auto-inflingida cuenta con
dos subcategorías el suicidio y la auto-lesión; la violencia interpersonal tendría la
subcategoría familia/pareja discriminada en tres tipos (infantil, pareja, ancianos) y la
subcategoría comunidad discriminada en dos tipos (amistades y extraños); la violencia
colectiva conlleva la subcategoría social, la subcategoría política y la subcategoría
económica. Y las modalidades que asumiría la violencia en todas las tres categorías
son la física, sexual, psicológica y privación o desatención.

La OMS ve la violencia como un fenómeno bastante complejo de difícil


desenmarañamiento, por tanto intenta hacer un acercamiento comprensivo de su
naturaleza a través de un modelo ecológico que, señala, a pesar de no estar totalmente
finalizado en lo conceptual, ha mostrado sus benéficos al abordar problemáticas
sociales afines, tales como el maltrato infantil. (Véase Figura 1)

Sociedad
Comunidad Relaciones Individuo

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Fig. 1. Modelo ecológico utilizado por la OMS.


Con este modelo, la OMS intenta analizar e identificar los factores que permiten la
presencia o aumento de los comportamientos violentos, clasificándolos en cuatro
niveles diferentes. En el primer nivel identifica los factores biológicos y el historial
personal que aumentan las probabilidades de convertir a una persona en víctima o
victimario, entre ellos se rastrea las características demográficas (edad, educación,
ingresos), los trastornos psíquicos o de personalidad, las toxicomanías y los
antecedentes de agresión y maltrato. En el segundo nivel se tienen presente las
relaciones (familiares, pareja, amistades, compañerismo) y la forma como inciden en el
aumento del comportamiento violento. En el tercer nivel se aprecian los contextos
comunitarios donde se desarrollan las relaciones sociales (escuelas, sitios de trabajo,
barrio, etc.), identificando el grado en que aumentan el riesgo de un acto violento. Y en
el cuarto nivel se analiza la estructura particular de la sociedad dada, intentando
explorar los factores que contribuyen o disminuyen el comportamiento violento (política,
economía, educación, religión, costumbres, etc.). En este modelo se potencializa la
correlación que puede existir entre los diferentes anillos.

Violencia en Colombia

Para ubicar la gravedad de la violencia en Colombia vamos, en primer lugar, a valernos


de un comparativo utilizando referentes de años distintos que nos brinda el Instituto
Nacional de Medicina Legal (2000, 2003, 2007).

Para el año de 1999 en el país se registraron 23.209 homicidios, 7.026 muertes en


accidentes de tránsito, 3.390 decesos por otros accidentes, 2.089 suicidios y 471
muertes violentas sin causa identificada, para un total de 36.185 personas fallecidas a
causa de la violencia y con porcentajes representativos en su orden de 64, 19, 9, 6,1.

Tres años después, 2002, las muertes violentas en el país registran 28.534 homicidios,
6.063 muertos en accidentes de tránsito, 3.147 decesos en otros accidentes, 2.045
suicidios y 513 fallecimientos violentos sin causa identificada, para un total de 40.302
muertes y porcentaje representativo en su orden de 71, 15, 8, 6, 1.

Y un año después, 2003, el reporte señala que por homicidio se registran 22.199, por
muertes en accidente de tránsito, 5.632, por muerte a causa de otros accidentes 3.058,
por suicidio 1.938 y por muertes violentas sin causa identificada 318 para un total de
33.206 y porcentajes representativos en su orden de 67, 17, 9, 6, 1.

Para el año 2006 los homicidios sumaron 16.274, las muertes en accidente de tránsito
5.486, las muertes por accidente 3.087 y los homicidios 1.751 con porcentajes
representativos ordenados de

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Para el año 2007, el número de homicidios fue de 16.318, de muertes en accidente de
tránsito 5. 212, de homicidios 1.771, muertes por causa accidentales 3.223 para un total
de 26. 524 con porcentajes representativos en su orden 61, 19, 12, 6

1999 2002 2003 2006 2007


Causa Total Total Total Total Total
Homicidio 23.209 28.534 22.199 16.274 16.318
Transito 7.026 6.063 5.632 5.486 5.212
Accidente 3.390 3.147 3.058 3.087 3.223
Suicidio 2.089 2.045 1.938 1.751 1.771
Sin determinar 471 513 318 936 962
Total 36.185 40.302 33.206 27.534 27.486
Tabla 2. Comparativo de muerte violenta años 1999, 2002, 2003, 2006, 2007

El homicidio

Siguiendo los documentos del Instituto Nacional de Medicina Legal se constata que la
tasa de muerte por homicidio en el país para los últimos 15 años por cada 100.000
habitantes (pcch) es de 65. El homicidio sigue siendo mucho mayor en hombres que en
mujeres (Ver Tabla 3). Los mecanismos más utilizados para propiciar el homicidio es el
arma de fuego, (84%) y el arma corto punzante (10%), constante que se repite para el
año 1999 lo mismo que para el 2003 y el 2007. Los motivos por los cuales el
colombiano le quita a otro la vida señalan para el año 1999, en primer lugar el ajuste de
cuentas, seguido por las riñas y los atracos, siendo también relevantes los muertos a
causa del conflicto armado. Para el 2003, el informe de Medicina Legal señala como
motivaciones por las cuales el colombiano quita la vida a otro, en primer lugar las
sociales (ajuste de cuentas y venganzas), seguido de las políticas (confrontamientos
ideológicos-armados). La constante es la misma para el 2007. Complementamos este
dato con el cuadro que hace Valenzuela (2002) haciendo aún más evidente la fuerza
motivacional que tiene la política en violencia en Colombia. (Cuadro 4)

1999 2003 2007


Hombres 21.599 20.373 13.512
Mujeres 1.610 1.799 1.207
Total 23.209 22.172 14.751
Tabla 3. Relación homicidios por sexo

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Algo llamativo en estos informes que venimos analizando, es encontrar que el
homicidio en Colombia es un acto de conciencia, es premeditado en su gran mayoría, y
menos un acto de impulsividad, tal como se tiende a imaginar normalmente; refuerza
esta idea el grado de impunidad por el que transita dicho crimen, lo mismo que su
desenlace final; también afianza esta tesis la presencia de terceros desconocidos,
como homicidas, en el ajuste de cuentas y venganzas. Otras características del
homicidio en el país, refieren a que la vía pública es el lugar preferido para acabar con
la vida de un ciudadano, lo mismo el ser más frecuente el delito en la ciudad que en el
campo y sobremanera sugestivo verificar que los sitios de recreación y trabajo tienen
una alta relación con la muerte a mano de terceros y más aún, ver cómo existen meses
del año donde aumenta el número de homicidios (marzo, mayo, octubre y diciembre).
Igualmente, debemos contrastar en estos informes, que el homicidio no se distribuye de
manera uniforme por el territorio nacional; aparecen zonas marcadamente rotuladas por
sus altas tasas de homicidio, mientras otras son bajas y una que otra logra hacer
cambios estadísticos interesantes; caso de Bogotá, que de 42 homicidios en 1999 pcch
redujo su tasa a 26 pcch para el año 2003 y para el 2007 a 20. La violencia en
Colombia tiene lugares específicos de manifestación que el INML los caracteriza por
tres elementos claramente distinguibles: uno, presencia de grupos ilegalmente
constituidos en sitios estratégicos; dos, sitios con concentración de grandes recursos
económicos y tres, sitios propios para el intercambio comercial y económico.

Violencia Socio-Política Violencia Común


Año Homicidios Desapariciones Homicidios Muertes en Homicidios
Políticos Forzadas de Acciones
Personas Bélicas
Marginales
1.988 2.738 210 273 1.083 16.796
1.989 1.978 137 364 732 20.101
1.990 2.007 217 267 1.229 21.600
1.991 1.829 180 389 1.364 25.110
1.992 2.178 191 505 1.602 25.125
1.993 2.190 144 161 1.097 24.042
1.994 1.668 147 277 1.009 23.543
1.995 1.831 85 371 1.049 22.321
1.996 1.783 183 218 1.131 23.350
1.997 2.318 215 85 1.280 23.200
1.998 23.096
1999 1.843 291 158 1.594 24.358
2.000 2.285 440 272 2.276 26.264
Total 24.648 2.440 3.340 15.446 298.906
Tabla 4. Muertes violentas en Colombia 1988-2000, tomado de Valenzuela (2002).

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El Suicidio

Según el INML (documentos anteriormente referidos) el suicidio es la cuarta causa de


muerte violenta en el país con una tasa promedio de 6 pcch. El suicidio sigue siendo
marcado por su mayoría masculina (80%); no obstante, la mujer se suicida en un
promedio de edad mucho más joven que el hombre (27 años vs 37 años). Los métodos
predilectos por los colombianos para quitarse la vida son el arma de fuego, el
envenenamiento y el ahorcamiento, siendo el primero favorito para el hombre y el
segundo para la mujer. Diciembre sigue siendo el periodo del año más propenso para
tomar la fatídica decisión. Diversa es la distribución a nivel territorial; existen zonas
específicas del país en donde la presencia de suicidas es más alta: el suicidio se da
más en zonas urbanas que en las rurales. Los motivos que llevan al colombiano a
atentar contra su propia vida refieren significativamente a los conflictos de pareja, los
problemas económicos y las enfermedades mentales. La presencia de sustancias
psicoactivas también es una constante en el sujeto que decide morir por sus propios
medios.

Las muertes ocasionadas en los accidentes de tránsito bien podrían ser interpretadas
desde la psicología como actos homicidas y/o suicidas. Por tal motivo debemos
destacar que Colombia se encuentra ubicada entre los 10 países del mundo con mayor
accidentalidad y esta causa se ubica como la segunda en muertes violentas a nivel
nacional (20% del total). La muerte por accidente de tránsito, igualmente, pone al
hombre en edad productiva como la principal víctima (80%). En su orden, las víctimas
fatales son peatones (40%), motociclistas (23%), pasajeros (18%), conductores (10%).
Las muertes por esta causa son más frecuentes en las áreas urbanas; adicionalmente,
se constata presencia de sustancias psicoactivas (alcohol principalmente) en las
víctimas. No obstante, se reconoce que la tasa de muertes pcch, viene en descenso al
visualizar las medias de los últimos quince años años.

Violencia Común

Aunque este tipo de violencia, la que bien podría llamarse con mayor propiedad
violencia callejera, viene en disminución en Colombia, las tasas pcch siguen siendo
bastante altas. Es el tipo que mayor número de víctimas sigue presentando de todos los
que se puedan categorizar como formas de manifestación violenta en el país. Para el
año 1999 fue de 274 pcch, para el año 2002 fue de 245 y para el 2003 de 211. Al igual
que en los otros ítems de violencia señalados, el hombre presenta el porcentaje más
alto en su protagonismo de víctima (70%); y dentro de los hombres y mujeres, los
jóvenes son los más agredidos (15-34 años). El mecanismo preferido para arremeter al
otro es el arma contundente (65%) (puño, patada, mazos, palos, etc), seguido de las
armas cortopunzantes y cortocontundentes (cuchillos, navajas, machetes) (15%). El
agresor se caracteriza por ser un amigo o un vecino (65%), o un desconocido (20%), y
los móviles más frecuentes son las riñas y las discusiones y las venganzas, poniendo
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de manifestación presente la forma como el colombiano soluciona sus conflictos
interpersonales.

Cuando se comienza el aparte proponiendo un nuevo nombre para este tipo de


violencia, se justifica porque es la calle el lugar escogido para agredir al otro (60%),
superando ampliamente la vivienda (20%) y los sitios comerciales (15%); y más aún,
saber que el mes de diciembre se promulga como el mes más violento, mes
caracterizado por su desborde callejero. También, como otros tipos de violencia antes
señalados, éste no se presenta uniformemente en todo el territorio nacional, sino que
aparecen regiones cargadas de despliegue violento mientras otras muestran mínimo
referentes (diferencias de 248 a 48 pcch).

Violencia Intrafamiliar

La violencia intrafamiliar, la segunda en promoción de víctimas en el país, tiende a


mantener un línea estable en su manifestación; si la señalamos en términos de pcch, se
percibe un aumento sustancial; pero si lo vemos por su potencial de víctimas, la
frecuencia tiende a estabilizarse en el promedio que sobrepasa los 60.000 por año.
Para 1999 el registro nacional de víctimas fue de 62.123, para el 2002, fue de 64.979,
para el 2003 fue de 62.431 y para el año 2007 fue de 77.745

El INML divide la violencia intrafamiliar en tres categorías que bien ponen de manifiesto
el cambio en el protagonismo de la víctima de este flagelo. Así la violencia conyugal, la
violencia de otros familiares y la violencia contra los niños, presenta el cambio radical
en la víctima; ser mujer en la familia, es ser víctima de violencia intrafamiliar. En
porcentajes anuales de víctimas, la mujer aporta a nivel conyugal el 90%, a nivel
familiar el 60% y a nivel infantil el 55%. En la familia colombiana a la mujer no se le
mata pero se le deja herida; esto no deja de ser más que una metáfora derivada de los
porcentajes, pues en la realidad, la tasa de muerte por violencia intrafamiliar reseña 2
mujeres por cada hombre.

Tabla 5. Proyección de la violencia


intrafamiliar por cada cien mil
habitantes
Año Tasa ppch
1996 126
1997 144
1998 152
1999 149
2002 145
2003 140

17
2004 138
2005 150
2006 152
2007 155

También los hechos que registra el INML evidencian que la violencia intrafamiliar está
marcada por la intolerancia conyugal, familiar y paterna. Los registros por año dejan
como mayor victimario al cónyuge, alcanzado de un familiar diferente (tío, hermano,
etc.), y seguido éste muy de cerca por el padre. Si bien el hombre es el agresor por
excelencia, la mujer tiende a aumentar su manifestación violenta a la hora de amar y
corregir (pautas de crianza).

En lo conyugal la mujer pone 10 víctimas por cada hombre agredido; es llamativo


corroborar cómo la edad de relación mediada por el mayor uso de la violencia
comprende de los 25 a 34 años (hombres como mujeres presentan en pico más alto de
agresión). Y, de nuevo, se corrobora la no manifestación uniforme de la manifestación
violenta en todos los hogares colombianos, (aparecen regiones del país propensas a
arreglar sus conflictos violentamente), y que diciembre es un mes de exacerbación de
la violencia.

La violencia entre familiares tales como hijo a padre, hermano a hermano, y agresiones
entre miembros con otro tipo de parentesco, es un poco más alto que la violencia a los
niños. (17% vs. 16% para 1999 y 23% vs. 16% para 2003). En este tipo de
manifestación violenta al interior de la familia, es prevalente en el país el trato agresivo
entre hermanos, de hijos a padres; también es notorio el potencial agresivo de la madre,
el padre y el cuñado a los demás miembros de la familia.

La violencia ejercida hacia el niño, al interior de la familia, ubica en su orden, al padre, a


la madre y al padrastro como los principales culpables. Se entiende muy bien por qué
en las estadísticas aparece la niña siendo igualmente maltratada al compararla con el
niño (1 a 1), si hemos de suponer que el maltrato deriva de los patrones de crianza,
educación y corrección; es la única categoría, en la violencia intrafamiliar, en donde la
mujer no pone más víctimas que el hombre. La edad predominante, para ejercer la
violencia en el niño comprende de los 5 a los 14 años; pero, llamativamente a la niña se
le sigue maltratando hasta los 17. Definitivamente se constata que la violencia es una
relación y manifestación de coerción donde domina la fuerza.

Violencia Sexual

Si la violencia intrafamiliar se ejerce sobre la mujer, la violencia sexual se ejerce sobre


los niños, y más que sobre los niños, sobre la niña. Ser niño, y especialmente niña entre
18
los 5 y los 14 años, es estar propenso a que, en cualquier momento, sea víctima de una
agresión sexual. Los niños, en las últimas estadísticas presentadas por el INML,
aportan el 85% de las victimas por este tipo de violencia.

El porcentaje de agresores conocidos tiende a bajar, pero aún para el 2003, por cada 6
agresores conocidos se tienen 4 agresores desconocidos; siendo interesante constatar
que los adultos y, en especial, las figuras de autoridad dentro de la familia aparecen
como los victimarios (padre, padrastro, otros familiares); también es alto el porcentaje
de amigos y vecinos señalados dentro del grupo de agresores (47% para el 1999; 43%
para el 2003, 45% para el 2007). Siguiendo con la tendencia de otros tipos de violencia,
en el país no se presenta este ilícito distribuido uniformemente en todo el territorio
nacional; aparecen zonas que superan la media nacional y otras que descollan por sus
bajas frecuencias.

Año No. de Casos registrados


1998 11791
1999 12485
2002 14524
2003 14239
2007 20273
Tabla 6. Registros de casos de violencia sexual presentados por el INML en
Colombia

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21
LA PERSONALIDAD VIOLENTA

Jairo Báez*

John Freddy Martínez

Patricia Briceño

Teresa Fajardo

ABSTRACT

The concept of personality had been theme of crucial importance to the


psychology and the process or training psychological of the person.
However, the impossibility of unity in the criteria to define the
personality, occasioned in the reality of actual psychology, where it find
present different theories and explicative models, a topic is
exceptionally clear; without interesting what is the theory, all of its, take
the concept with the same status, positioned it essential in the study of
the person, group social or specify culture. As a manner of illustration, it
will make a resume longitudinal and transversal of the vicissitudes of
the personality in the psychology, to finally to make the pertinent
discussion in the conjunction with the violence.

Key Words: aggression, violence, personality, society, culture,


ontogeny, phylogeny.

RESUMEN

El concepto de la personalidad ha sido tema de crucial importancia


para la psicología y el proceder o manejo psicológico de la persona. No
obstante, y ante la imposibilidad de unidad de criterios para definir la

*
Dirección: Carrera 13 No 63 – 21 Of. 512. Bogotá. Colombia. Email: jairbaez@gmail.com
22
personalidad, debido a la realidad misma de la psicología, donde se
hallan presentes diferentes teorías y modelos explicativos, algo sí
queda bastante claro y es que no importa de cual teoría se trate, todas
abordan el concepto con igual grado de jerarquía, evidenciándolo
crucial a la hora de aproximarse a la persona, y abarcando incluso un
tipo de población dada o una cultura en especifico. A manera de
ilustración vamos a hacer un recuento longitudinal y trasversal de las
vicisitudes de la personalidad en psicología, para finalmente hacer la
discusión pertinente en su conjunción con la violencia.

Palabras Claves: agresividad, violencia, personalidad, sociedad,


cultura, ontogenia, filogenia

Una de las definiciones más recientes de la personalidad señala que se trata de ¨la
organización dinámica, dentro del individuo, de los sistemas psicofísicos que crean
patrones característicos de conducta, pensamiento y acción¨ (Carver & Scheier, 1997).
Estos autores resaltan de su definición el distintivo de organización más que la
acumulación de partes y piezas; el distintivo procesal o activo de la personalidad; el
distintivo dependiente de lo psicológico a lo físico; su distintivo causal de relación del
individuo con el mundo; su distintivo recurrente y permanente en patrones distinguibles,
y su distintivo percibible en tres dimensiones distintas: pensamientos, conductas y
sentimientos.

Otra definición señala que la personalidad está conformada por tipos o rasgos que
entran en interacción con el ambiente, siendo posible determinar las resultantes propias
de este encuentro (Cattell, 1965; Eysenck, 1967; Carver & Scheier, 1997; Anastasi &
Urbina; 1998; Kirchner et al, 1998). En esta definición se hace énfasis en que no es lo
mismo un tipo que un rasgo; un tipo está distribuido de forma discontinua en la
población dada mientras el rasgo se encuentra presente en toda la población pero en
proporciones claramente diferenciables (Carver & Scheier, 1997; Anastasi & Urbina;
1998). La técnica por excelencia de la teoría que ampara esta concepción de la
personalidad, y más en la actualidad, favorecida por las grandes máquinas de calcular,
es el análisis factorial, buscando así, cada vez más, los rasgos que finalmente podrán
diferenciarse en la personalidad de todas los individuos pertenecientes a una población.

Para las teorías focalizadas en la motivación, la personalidad se define de acuerdo con


las necesidades o estados internos no satisfechos y las presiones que ejerce el medio
ambiente sobre el individuo. De esta manera, la personalidad exhibida por un individuo
depende de las necesidades, que bien pueden ser temporales o de largo plazo, y de las
presiones a las que se vea expuesto. (Carver & Scheier, 1997). Dentro de este marco
de referencia de la personalidad y teniendo presente a Murray (Citado por Carver &
23
Scheier, 1997), quien más centró sus expectativas de la personalidad en esta teoría,
las necesidades que la harán patente son: la necesidad de logro, la necesidad de
poder, la necesidad de afiliación y la necesidad de intimidad.

Otra definición de la personalidad viene asociada a la herencia; herencia que permite la


manifestación de cierta apariencia física en lo corporal y de cómo esta estructura
corporal, repercute en la forma como las personas irán a interactuar con el medio
ambiente, o manifestación de su personalidad. Kretschmer y Sheldon (Citados por
Carver & Scheier, 1997) señalan que se pueden deslindar tres tipos somáticos
(endomorfo, mesomorfo, ectomorfo) y tres tipos de carácter (visceral, somático,
cerebral), heredados y manifestantes de las diferentes capas del embrión, que
permitirán dar cuenta de la personalidad de cualquier individuo.

Una definición, complementaria a la anterior, nos lleva a la idea de que la personalidad


está determinada por ciertos procesos biológicos propios de una manifestación genética
adquirida; así, de esta manera, podemos encontrar en cualquiera de los individuos de
una población, semejanzas y diferencias con respecto a otros de sus miembros (Carver
& Scheier, 1997). Según su principal teórico (Eysenck, 1967), la personalidad se
compone de dos dimensiones principales, la estabilidad emocional y la extraversión. Lo
que hace diferente a los introvertidos de los extrovertidos es el funcionamiento, (nivel de
funcionamiento), de su sistema reticular activador ascendente (SRAA), además del
funcionamiento particular de su cerebro visceral, en la repercusión con la emocionalidad
(Eysenck citado Carver & Scheier, 1997). Es de señalar que existen otras formas de
asumir el desempeño de los procesos biológicos en la repercusión con la personalidad
exhibida, tal es la propuesta teórica de Gray (citado Carver & Scheier, 1997).

De la línea teórica que se inicia con Freud surgen varias definiciones de la


personalidad. En el mismo autor se pueden apreciar diferentes concepciones de la
personalidad; una primera señalaría que la personalidad manifestaría la presencia de
un inconsciente, un preconsciente y una conciencia propios al individuo, derivada de su
desarrollo en los primeros años de infancia y su constitución biológica, referentes
exclusivos del principio del placer y principio de realidad (Freud, 1986, 1993; Carver &
Scheier, 1997 Báez, 2001). Otra concepción del mismo autor, refiere que la
personalidad es la manifestación actual en el individuo del Ello, el Yo y el Super-Yo
(Freud, 1993; Carver & Scheier, 1997; Báez, 2001). En estos dos conceptos se
percibe claramente en la personalidad del individuo, la presencia de un componente
biológico, (filogenético y ontogenético); un componente evolutivo (desarrollo de la
primera infancia en un marco de referencia cultural) y un componente actualizante
(negociación particular del Yo o la conciencia, propia y diferenciable en cada persona).

Una definición diferente de la personalidad, aunque emparentada con la última


planteada por Freud, se manifiesta en los estudios de su hija Ana Freud (1985). Aquí la
personalidad va a estar directamente relacionada con el Yo y sus mecanismos de
defensa (Báez, 2001); la lectura desde una visión pragmática de la obra el Yo y el Ello,
publicada en el año1923, hace que la personalidad se homologue al funcionamiento
24
particular que tiene el yo en cada uno de los individuos, y más con el uso que haga de
los mecanismos de defensa. Así, todo ser humano, mediante su Yo, hace uso de los
mecanismos de defensa en su adaptación a las exigencias del medio; pero, la
acentuación en uno o algunos de ellos, determina la particularidad de su personalidad
(Freud, 1985).

Para Adler (1985) la personalidad está compuesta por la infinidad de actitudes,


deslindables en rasgos precisos, los que se ocasionan por reacción, en la primera
infancia, de los sentimientos básicos y primigenios heredados o adquiridos. De los
sentimientos de estar abajo, femineidad e inseguridad, (sentimientos de inferioridad) y
en su afán compensatorio, se tiene finalmente una personalidad definida, con rasgos
diferenciables para cada persona, pero fácilmente perceptibles por su evidencia en
sentimientos de ser masculino y estar arriba. De esta manera, la personalidad se
manifiesta en sentimientos, pensamientos, acciones y voliciones específicas y definidas
para cada persona.

Para Fromm (1985), la personalidad exhibida por una persona es la síntesis de la


personalidad de todos los miembros de su cultura y la suya propia, producto de la
biología y el devenir de sus experiencias particulares y únicas por la vida. La
personalidad para él es un condicionamiento histórico y biológico, que responderá o no,
a las exigencias de un momento cultural preciso; la personalidad unificada de un
individuo, viene ser producto de una labor de la educación (escuela) y la familia; la
personalidad determinará la forma de su pensamiento, su acción y emocionalidad. En
últimas, la personalidad, para este autor, es más un producto social y una ilusión de
autenticidad (Báez, 2001).

De manera muy similar, pero esta vez referida a las relaciones económicas de un
sistema social, Reich (1985), plantea la personalidad de un individuo. En su afán de
productividad económica, la sociedad reprime las necesidades humanas innatas, dando
como resultado un tipo de personalidad adquirida, específicamente, en el devenir de
cada uno de sus individuos por esa cultura en los primeros años de vida. La
personalidad se sintetiza en la lucha del individuo por lograr satisfacer sus necesidades
y responder a las exigencias de la sociedad.

Para Rogers (1978), la personalidad es un proceso, es cambiante, siempre está en un


período de flujo. Se modifica continuamente; por tanto, no son predecibles las
conductas de una persona. Lo máximo que se puede esperar en términos de la
predicción conductual, es la manifestación de una adaptación creativa y de continua
actualización. La personalidad se empieza a gestar en la infancia y se presenta como
un todo organizado donde se manifiesta la autoestima y la escala de valores
particulares.

Desde el enfoque del análisis experimental de la conducta se tendrían, igualmente,


diferentes definiciones sobre la personalidad. Una proviene del condicionamiento
emocional y explicaría la personalidad como el repertorio de gustos, aversiones,
25
preferencias y tendencias condicionadas clásicamente. Precisamente, haciendo uso
del condicionamiento clásico y su historia única, el individuo se hace a un repertorio
particular y exclusivo que lo va a diferenciar de todos los otros miembros de su marco
de referencia, esto vendría finalmente a ser llamado su personalidad (Carver & Scheier,
1997). Otra definición deviene del condicionamiento por moldeamiento, que explica la
personalidad como una consecuencia de acercamientos sucesivos moldeados a partir
de conductas bases, asociadas con las deseadas. La personalidad en un ambiente
social específico, se daría de manera fortuita o planeada, debido a reforzamientos a
conductas generales que poco a poco se van haciendo más específicas. De tal manera
encontraríamos tendencias precisas de comportamiento en un ambiente exacto debido
a los reforzamientos; pero a la vez, estas tendencias cambiarían al cambiar los
reforzadores (Carver & Scheier, 1997). Por tanto la personalidad del individuo cambia al
cambiar la exigencia ambiental.

Desde la perspectiva del aprendizaje social cognoscitivo, (Bandura, aprendizaje por


observación, autoeficacia; Rotter, locus de control; Tolman, mapas cognitivos; entre
otros), la personalidad viene a ser el producto de la reflexión y juzgamiento de
evidencias disponibles y las expectativas que se tienen; así la presencia o ausencia de
un patrón conductual expreso, viene a ser producto de la valoración hecha por el
individuo en términos de la necesidad imperante en el contexto social donde se
desenvuelve (Carver & Scheier, 1997).

Staats, (1997), define la personalidad como el resultado final del repertorio básico de
conductas; ésta se consolida a partir del aprendizaje y la acumulación jerárquica. A
partir de aprendizajes simples se posibilitan aprendizajes cada vez más complejos,
marcando así, la diferencia entre sujetos y la predicción del aprendizaje en el sujeto
mismo.

Desde Kelly, promotor de los constructos personales, (citado por Carver & Scheier,
1997 y Kirchner et al, 1998), la personalidad viene a ser la organización de las
estructuras mentales con las que el individuo ve la realidad. Cada persona crea sus
propios constructos para abordar la realidad; por tanto, la conducta, el pensamiento y el
sentimiento, expresados por ella, están determinados por constructos anticipados y
preeditores de la realidad. Pero, así mismo, la persona está en capacidad de cambiar
cada uno de los constructos o todos, de acuerdo a su criterio personal y, sobretodo,
sobre la base de la efectividad que le esté mostrando cada constructo al momento de
predecir y controlar la realidad.

Para los cognoscitivistas la personalidad versa sobre procesos mentales específicos


que se deben tener presentes cuando de abordarla se trata; no obstante, no hay
consenso aún acerca de cuáles procesos son los esenciales. Así Mischel, (citado por
Carver & Scheier, 1997), plantea la personalidad a partir de cinco variables
cognoscitivas influenciadas por la experiencia. Estas son, la variable de las
competencias, la variable de las estrategias de codificación y los constructos
personales, la variable de las expectativas, la variable de los valores subjetivos, y la
26
variable de los sistemas y planes autorregulatorios. De otro lado Cantor y Kihlstrom,
(citados por Carver & Scheier, 1997) enfatizan la personalidad en las tres primeras
variables planteadas por Mischel, a las cuales, en su conjunto, las denominan
inteligencia social. La especificidad en el tipo particular de inteligencia social de cada
persona, permite colegir la personalidad exclusiva de cada individuo.

Beck (1995), define la personalidad como una organización relativamente estable


compuesta por sistemas y modalidades. Los sistemas se conforman de estructuras
entrecruzadas llamadas esquemas; los esquemas son los responsables del proceso
que comienza en la recepción del estímulo y finaliza en la desencadenamiento de una
respuesta conductual. Por consiguiente una personalidad dada está conformada por los
diferentes tipos de esquemas que se pueden dar y que acentuarían determinado modo
de comportamiento. La personalidad se adquiere en el transcurso de la maduración,
mostrando su rigor en la forma como el individuo procesa la información que recibe de
sí mismo y su medio ambiente (Báez, 2001).

Para Piaget (1986), la personalidad es el resultado final de la manifestación máxima del


equilibrio, que se refrenda en el logro de las operaciones formales con la repercusión en
las relaciones sociales y afectivas. Con Piaget se llega a entender que la personalidad
es la manifestación de una teoría que continuamente se está validando con la realidad
exigente; esta teoría ocasiona los sentimientos, los pensamientos y las acciones que
exhibe una persona en particular.

Desde la perspectiva de psicología soviética (Zaporózhets, Bozhóvich, 1987), la


personalidad es un sistema psicológico conformado por muchos niveles, relativamente
estable, perteneciente al plano integrativo superior; es una estructura sistémica de la
conciencia humana que permite la regulación del comportamiento, formada en el
transcurso histórico ontogenético. La personalidad acabada funciona como un todo en
la solución de tareas prácticas y mentales complejas.

Al analizar las diferentes definiciones se vislumbran varios elementos claramente


definidos en torno a la personalidad y por extensión para entender la manifestación de
una personalidad violenta. Entre ellos uno es que la personalidad existe como entidad
que representa a la persona; esta entidad es estática en ciertas partes y movible en
otras; o mejor, es cambiable o modificable en alguna proporción pero en otra se
mantiene inalterable o es de difícil cambio. Otro elemento clave cuando se aborda la
personalidad, señala su formación en la interacción con el medio ambiente físico y
social; el medio influye en la modificación o estabilidad de la entidad que representa a la
persona. Un elemento más señala que la formación de la personalidad es un proceso
que tiene un final en determinado momento del desarrollo de la persona; en este
desarrollo juega un papel importante el medio social y, por extensión, también el medio
físico en que se desarrolla el individuo. Así mismo es plausible entender que por el
hecho de compartir ambientes similares, las personas pueden presentar personalidades
parecidas mas no iguales. Por otro lado, la personalidad se presenta como un avance
adaptativo; la personalidad exhibida por un individuo no es gratuita ni mucho menos
27
fortuita, es la manifestación de un requerimiento para cumplir las exigencias que se le
demandan en determinado contexto bio-psico-social. Junto a estos, un elemento más
refiere a que la personalidad de cada individuo se patenta en la manifestación
específica de sus pensamientos, sentimientos y acciones o conductas; esto querría
decir que cada una de estas manifestaciones y las tres en su conjunto tienen un sello
particular de acuerdo a dicha persona.

La personalidad, tal y como está planteada, tiene mucho de relación con el apriorismo
kantiano. Especialmente, si tomamos como síntesis de todas las definiciones, la idea
piagetiana de que la personalidad es una teoría que se empieza a crear desde el mismo
momento en que se nace, y ya formada, monitorea la realidad, para reabastecerse y
actualizarse, tendremos que concluir que la idea de Kant se ajusta al concepto actual de
la personalidad. La idea aquella de que la verdad no se establece recurriendo a la
experiencia a posteriori, sino a priori (Kant, 1988), se puede homologar fácilmente con
el intento, que hacemos aquí, de explicar de la personalidad como una teoría que
modula pensamientos, sentimientos y acciones. Kant plantea que indudablemente
existe un despotismo de la experiencia, no obstante el vislumbrarse un conocimiento a
priori de la misma, con el que se iniciaría el proceso experimental; este a priori, al
analizar el desarrollo de la personalidad, sería justamente la carga filogenética con la
que el naciente niño empieza su transcurrir por los diferentes estadios que describe
Piaget (1986). Y más allá de la filogenia, también, queda presente que el paso por cada
uno de esos estadios es un a priori teórico para enfrentar el próximo estadio. Así, se
llega a la conclusión que la teoría acabada, la que presenta toda y cada persona, es
apriorística y dependiente del paso por cada una de las etapas que se puedan deslindar
en el estado de desarrollo de cualquier individuo.

Siendo así, la personalidad es una teoría o un a priori propio del desarrollo individual,
que le va a servir al individuo para experimentar, en un contexto cultural y contexto
físico específicos, es justo encontrar que su proceder, su pensar y actuar sean
particulares y divergentes, tanto como a su vez, tengan puntos de convergencia o
semejanza. La personalidad tal y como se viene manejando desde las diferentes teorías
psicológicas, es un resultado del medio en que se desarrolla el sujeto; e
indudablemente, debemos señalar que el medio no solamente es social sino que
incluye todos y cada uno de los estímulos que puedan afectar a la persona en un
momento dado. Lo anterior nos pone sobre la pista para el entendimiento del devenir de
la manifestación violenta de determinados individuos, grupos y culturas, en
consecuencia con las exigencias de un ambiente social y geográficamente establecidos.

De tal manera si se habla de una personalidad violenta, ésta debe presentarse como un
todo y en cada lugar donde interaccione el sujeto; así, sus relaciones interpersonales,
sus relaciones con los objetos, y todas las demás dimensiones de interacción mostrarán
el rasgo característico de la violencia. Aunque permanecen en secreto muchas de las
variantes que dan como resultado final una personalidad violenta, si se está apuntando
a que la formación temprana ocasiona un tipo de personalidad violenta; aún no se sabe
qué elementos confluyen específicamente en la formación temprana para que la
28
ocasionen finalmente; por ejemplo, no se tiene todavía certeza de cómo y cuáles son
las pautas de crianza que posibilitarían la personalidad violenta; lo mismo, no se sabe
con certeza qué elementos ambientales son las que robustecen un personalidad
violenta; tampoco se sabe en qué medida el castigo físico y las privaciones tempranas a
las satisfacciones básicas cotidianas correlacionan con la posterior aparición de una
personalidad violenta.

Lo que si puede señalar es que la personalidad violenta, en algunos casos, puede tener
un referente biológico orgánico (filogenético) que empieza a robustecerse con la
interacción ambiental física y social. En otros casos, también es posible que el
componente biológico esté ausente y, sin embargo, poder encontrar una personalidad
violenta, construida en su historia ontogenética. Con seguridad se tiene un comienzo
para desarrollo de una personalidad violenta, pero esto no necesariamente conlleva un
comienzo orgánico; también, puede ser un comienzo cultural o social, o una historia
individual y exclusiva al sujeto que encontramos posteriormente en su despliegue
violento.

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pedagógica en la URSS. Antología. Moscú: Progreso.

30
PSICOLOGÍA DE LA VIOLENCIA

Jairo Báez

ABSTRACT

The final formation of violent attitude is the resulted of the hypothetic


deductive thinking and your repercussion in the autonomy and
responsible moral. The hypothetic deductive thinking allow to the
subject the capacity to represent the possible facts and actions; it
consent the creation of systems and theories that permit to predict and
to manage the attitude respect to the violence, as a whole ordered and
coherent in a environment that demand determinates processes and
actions. More that to create the theories and representative systems,
something that makes possible the proposition of a particular attitude
toward the violence is the fact that the subject contrasts your theories
with the reality, and after he adjust it continually in concordance with
the results obtained.

Key Words: aggression, violence, envelopment, society, culture, ontogeny, phylogeny

RESUMEN

La formación final de la actitud violenta se podría señalar en la


obtención del pensamiento hipotético deductivo y su repercusión en la
moral autónoma y responsable. El pensamiento hipotético deductivo
permite al sujeto la capacidad de representar no sólo los hechos y
acciones, sino también representar represtaciones sobre hechos y
acciones posibles, y esto ocasiona la creación de sistemas y teorías
que auto-permitirán predecir y controlar la actitud en torno a la
violencia, como un todo ordenado y coherente en un ambiente que
exige determinadas pautas procedimentales. Más que con la creación
de teorías y sistemas representacionales, algo que va a hacer factible
la proposición de una actitud particular hacia la violencia, es el hecho
de que el sujeto esté contrastando sus teorías con la realidad y las
ajuste continuamente a ella, de acuerdo con los resultados obtenidos.
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Palabras Claves: agresividad, violencia, desarrollo, sociedad, cultura,
ontogenia, filogenia

Al analizar la violencia se debe numerar el componente filogenético y el componente


ontogenético. En lo filogenético, es Lorenz (1950, 1954) quien nos da la pista para
entender el proceder agresivo y su desencadenamiento en el acto violento. Este autor
refiere que existe un historial de aprendizajes adquiridos a lo largo de la filogenia y que
aún hoy se pueden encontrar en el ser humano; estos han quedado registrados y hacen
su manifestación a partir de mecanismos fisiológicos propios del sistema nervioso
autónomo, así el caso de la conducta agresiva, no necesariamente debe esperarse un
estímulo exterior para que se manifieste, sino que también puede ser ocasionada por
estimulaciones endógenas. La conducta agresiva cumple una función adaptativa, por
tanto la selección se ha encargado de mantenerla disponible en el organismo y
afianzada en la información transmitida genéticamente. Pero así también, la agresión se
desencadena mediante la estimulación externa, o despliegues informativos específicos
del medio externo.

No obstante, Lorenz argumenta que en su misma evolución filogenética el ser humano


logra cierto grado de independencia del mandato genético y esto hace que no se adapte
exclusivamente a un determinado medio, sino, al contrario, abarcar todos los espacios
y construir su propio entorno de manera activa; el ser humano ha evolucionado en la
conquista y conceptualización del espacio. En consecuencia el ser humano, mediante la
actividad motriz, soluciona problemas en un espacio determinado y de esta manera
logra evolucionar en su psiquismo a los actos denominados inteligentes y complejos.
Así, de esta manera, lo que antes fuera netamente manifestación agresiva con fines
adaptativos y de origen genético, podría revertir en una forma sofisticada, depurada y
compleja de acción violenta en la consecución de nuevos ambientes y adaptación a
nuevas exigencias con origen en lo que normalmente llamaríamos el pensamiento o la
inteligencia.

El ser humano, entonces, evoluciona a un ser que ya no depende de un contexto


específico y determinado, sino que se torna universal y curioso, ocupa todos los
terrenos y latitudes geográficas, no se especializa en determinado ambiente como sus
antecesores; la curiosidad adquirida le permite la objetividad y con ella el adaptarse a
los diferentes ambientes. Por tal, la violencia deriva de las relaciones que entabla con el
medio y las que se muestran efectivas en su objetivo. Al minimizar lo instintual, lo
variado y disímil se hacen realidad siempre y cuando se muestren efectivos en la
consecución de nuevos ambientes y espacios. La libertad de acción le otorga ventajas
pero a su vez le pone en peligros insospechados. Entre las consecuencias que
encuentra Lorenz de la no especialización en el ser humano, señala la tendencia a la
desaparición de todos los instintos sociales especializados e incluso el de cuidar a los
32
hijos; mientras que los instintos de la comida y el apareamiento suelen intensificarse. La
pérdida de la selectividad específica de los mecanismos desencadenantes innatos,
ahora pueden ser despertados por estímulos sustitutivos mucho más simples; otra
consecuencia es, que formas de comportamiento que antes se presentaran juntas,
tienden a separarse. En concordancia, el ser humano puede desplegar su potencial
agresivo contra sus crías y sus congéneres cuando antes se presentaba sólo ante la
presencia del enemigo o competidor territorial; igual, manifestar la agresividad en la
consecución del alimento y el apareamiento, o en cualquier otro acto que objetivamente
le resulte efectivo. Desde este punto de vista, es más que justa la apreciación de que la
violencia es una característica puramente humana. La libertad constitutiva del obrar
humano es la consecuencia de haberse reducido la rigidez del comportamiento
instintual.

Lorenz es explícito al asegurar que la disminución de las inhibiciones de los impulsos es


provechosa en la moderna lucha competitiva, y nos recuerda el hecho de que las
personas menos sociales, e incluso las asociales, obtienen muchos más éxitos que las
personas normales, a cuya costa viven aquéllas al fin y al cabo. El liberar de una fuerza
constitutiva, la agresividad, ocasiona la violencia. El ser humano rompe todos los límites
en el desplegar agresivo, crea nuevas formas de agresión y perfecciona las ya
disponibles; entre ellas descubrió que la muerte del contrario es mucho más efectiva
que la amenaza. El ser humano en su curiosear descubrió que la agresividad puede ser
usada no solamente para defenderse sino para atacar; el ser humano descubrió que de
un acto agresivo se puede hacer un acto violento.

Konrad Lorenz también nos aporta el concepto de la impronta que permite comprender
también la violencia que se puede apreciar en el ser humano desde el punto de vista
ontogenético. Lorenz con este concepto señala cómo los organismos han logrado en su
desarrollo filogenético y ontogenético algunas particularidades que permiten el
aprendizaje de ciertos requerimientos adaptativos; con este concepto nos da entender
que el aprendizaje no es un proceso totalmente libre, autónomo y arbitrario; sino, en
cambio, es un proceso que depende del estado de maduración del organismo y con sus
consecuencias perennes en la manifestación precisa de lo aprendido, posteriormente,
obedeciendo a los estímulos ejercidos en determinado momento histórico-madurativo
del organismo.

Freud, a su manera, y en todo el transcurrir teórico, intenta señalar lo mismo que


plantea Lorenz. Desde dos puntos de vista, la etología y la clínica, se plantean las
mismas conclusiones. El ser humano tiene que cargar con el lastre de su filogenia y las
nuevas exigencias ontogénicas; lo que antes se mostrara efectivo y preciso, ahora
cuando se hace ser humano le empieza a causar grandes dificultades. El inconsciente
freudiano está cargado de información que funcionó perfectamente hasta antes de
ingresar a la cultura, hasta el mismo comienzo de su trasegar ontogenético; con la
aparición del pensamiento y la inteligencia, el ser humano ganó mucho, nuevos
espacios, innumerables dominios, pero también son muchos los obstáculos que ahora
tiene que afrontar. Freud (1930) describe que, en el psiquismo humano, la conservación
33
de lo primitivo junto a lo evolucionado, a que dio origen, es lo frecuente. En la vida
psíquica la conservación de lo pretérito es la regla, más bien que la excepción.

La agresión para Freud (1938) es constitutiva en el ser humano, que deviene en


violencia cuando intenta racionalizarla y culturizarla. El gran conflicto del ser humano es
su pasaje de lo natural a lo social, o según lo plantea Lorenz, pasar de ser un
especialista a un ser no especializado; en ese conflicto se encuentra el manejo de la
agresividad. Recordemos que Freud describe el tránsito hacia la cultura (tomado de
Báez, 2002) en la medida que ésta representa el total de todas las producciones e
instituciones que distancian la vida humana de la de sus antecesores animales y las
que tienen dos fines precisos: proteger al ser humano contra la naturaleza y regular las
relaciones de los seres humanos entre sí; serían culturales todas las actividades y los
bienes útiles para el ser humano, tales como poner la tierra a su servicio y las que lo
protegen contra la fuerza de los elementos. Freud plantea la necesidad de la imposición
coercitiva de la cultura, pues tiene por seguro que el ser humano en masa se asume
perezoso e ignorante, incapaz de admitir la renuncia de sus instintos (incesto,
canibalismo, homicidio) y en cambio sí dado a confabular para lograr su satisfacción.

Freud, (1927/1970), es claro en el sentido que en una cultura, donde no se satisface a


la mayoría de sus partícipes, la rebelión se hace inminente y por tanto su desaparición
será un hecho irrefutable (retroceso a la barbarie) y en cambio reconoce el elevado
nivel cultural de una sociedad cuando comprueba que en ella se realiza con perfección
y eficacia cuanto atañe a la explotación de la tierra por el ser humano y la protección de
éste contra las fuerzas elementales. Una sociedad mostraría su nivel cultural también
por su valoración y primacía de las actividades psíquicas superiores, intelectuales,
científicas y artísticas, por el poder de las ideas en él. Según Freud, el poderío de la
comunidad es el derecho, y el poderío del individuo es la fuerza bruta, y el paso del
poderío individual al poderío de la cultura es lo que se denomina cultura.

Del planteamiento Freudiano se concluye que la violencia y la exacerbación de la


agresividad es un hecho que se funda en la debilidad cultural, que no otorga el
bienestar a los asociados, no restringe el potencial natural antisocial. Son las
condiciones ambientales y culturales las que dan posibilidad al acto violento. Al faltar el
bienestar para el individuo, se actualiza el potencial natural en toda su dimensión, con el
agravante de la presencia del accionar inteligente o pensante.

Hasta aquí nos podemos hacer a una idea de cómo la violencia tiene un referente
filogenético, ubicado exclusivamente en la realidad humana; no se podría hablar de un
acto violento en otras dimensiones donde no se encuentre como protagonista ejecutor
un ser humano. El acto violento es la demostración de la agresividad constitutiva y la
capacidad de razonar del ser humano. Sin embargo, el desarrollo ontogenético del acto
violento se puede encontrar con mayor claridad y explicación en Jean Piaget.

34
Piaget (1986) detalla la adquisición de pensamiento en el ser humano mediante un
proceso progresivo que presentaría varias etapas fácilmente distinguibles. Para poder
entender el proceso mediante el cual se lograría el pensamiento, debemos ubicarnos en
el concepto homeostático que tiene del ser humano. Piaget señala la facultad del ser
humano de tender a equilibrarse cuando el medio le ocasiona el desequilibrio mediante
la exigencia o la creación de una necesidad, la tendencia homeostática. El concepto de
la homeostasis refiere a la tendencia de las estructuras psíquicas a equilibrar cargas
que por algún tipo de estimulación interna o externa a ellas, rompe la igualdad de
cargas energéticas. Así el ser humano está en una continua posición de equilibrio
desequilibrio y esto va ocasionando el proceso de adquirir el pensamiento. El principio
del desequilibrio es una necesidad, necesidad que desencadena el movimiento hacia la
consecución del equilibrio; y en este proceso aparecen dos conceptos más que
permiten explicar el estado último de desarrollo cognitivo del ser humano. Uno es la
asimilación y otro la acomodación; en la búsqueda del equilibrio, el ser humano asimila
los estímulos a las estructuras que ya tiene, y acomoda esas estructuras a las nuevas
exigencias funcionales.

Los seis estadios que marcan el desarrollo sucesivo, según Piaget, son: el estadio de
los reflejos, los primeros instintos y primeras emociones; el estadio de los primeros
hábitos motores, las primeras percepciones organizadas y los primeros sentimientos
diferenciados; el estadio de la inteligencia sensorio-motriz -anterior al lenguaje-, la
práctica de la regulaciones elementales de la afectividad, con sus primeras fijaciones en
el exterior; el estadio de la inteligencia intuitiva, de los sentimientos interindividuales
espontáneos y de las relaciones sociales de sumisión al adulto; el estadio de las
operaciones intelectuales concretas, la aparición de la lógica, de los sentimientos
morales y sociales de cooperación; y el estadio de las operaciones intelectuales
abstractas, de la formación de la personalidad y de la inserción afectiva e intelectual en
la sociedad de los adultos

El naciente niño comienza la formación de su pensamiento en los ya conocidos reflejos


de búsqueda, reflejo de Moro, reflejo natatorio y reflejo Darwiniano. Las primeras
experiencias las empieza a vivir el niño de forma activa, cuando se le roza su mejilla,
escucha un ruido fuerte, se le coloca bocabajo o se le estimula la palma de la mano.
Tan importante como chupeteo señalado por Freud, así mismo son importantes las
otras tres conductas reflejas, que permiten al neonato suplir ya ciertas necesidades
propias de estos primeros momentos. Con estas empieza sus primeras vivencias de
equilibrio desequilibrio.

Posterior a esta etapa vienen las primeras percepciones y los primeros movimientos
ocasionados hasta formalizar un todo donde aparecerían los primeros esquemas,
producto de las incipientes coordinaciones movimiento-percepción. De estos primeros
movimientos, junto con las primeras percepciones que se le dan al niño, se formarán los
esquemas que cumplen igual propósito que los actos reflejos: suplir una necesidad;
necesidad que posteriormente, cuando aparezca el lenguaje, va a ser representada
como la satisfacción de una necesidad. Precisamente, si hablamos de la estructuración
35
del pensamiento, podemos dar cuenta, con esto, que esta primera etapa viene marcada
por el contacto que se haga en ese cuerpo que empieza a deslindarse de un todo. No
obstante, la pregunta debe avanzar a qué clase de contacto corporal es el más
adecuado, de tal manera que no violemos al niño. Violación que queda muy clara en
Piaget, cuando colegimos de su concepción homeostática, y más si nos centramos en
los conceptos de la asimilación y la acomodación, como el hecho donde el estímulo
supera las capacidades de las estructuras psíquicas; éste no puede ser asimilado y
éstas no se pueden acomodar para seguir al estado subsiguiente.

Igualmente, en la certeza que el niño aún no puede manejar su campo perceptivo a


voluntad, siendo su etapa de mayor dependencia, las percepciones que se le brindan
son fundamentales para su pensamiento; justamente, no debemos olvidar que las
percepciones incluyen tanto aquellas que provienen de su interior, como aquellas
otorgadas desde el exterior de su soma. En teoría se debe ser cuidadoso en el roce
corporal y las percepciones que brindamos al niño porque la creación de los esquemas
es propiedad del niño. Estos esquemas son los que Freud llamó con el sugestivo
nombre de compulsión a la repetición, o podemos entender, desde las observaciones
de Lorenz, como la impronta; manifestación particular, específica y repetitiva de una
respuesta sobre la base de una estimulación dada en un momento determinado de
maduración del organismo.

Con la aparición del lenguaje, a los dos años promedio, comienza la representatividad o
apropiación simbólica y significativa; podríamos decir que es el comienzo mismo del
pensamiento. A la aparición del lenguaje le debemos la posibilidad de representar la
homeostasis en símbolos, imágenes, pensamientos e ideas. De aquí en adelante las
representaciones van a conformar el discurso amparador de las acciones que se
ejecutan en busca de la homeostasis.

El lenguaje aparece en el niño como por arte de magia, de un estado no


representacional, netamente sensorio-motriz, antes de los dos años. No obstante, el
factor comprensivo en la aparición del lenguaje, sintetiza el concepto del que ya hemos
hablado de Lorenz, la impronta. Con el concepto de la impronta se entiende que
existen periodos críticos en el organismo para el aprendizaje; en este caso del lenguaje.
Siendo así, es el factor madurativo psico-biológico del niño lo que propicia que se
instauren las primeras representaciones, las cuales van a dar comienzo a todo un
discurso, en este caso, sobre la agresividad y la violencia, y a unas acciones y
sentimientos precisos amparados en dicho discurso. En dicho período surge el gran
logro de poder deslindarse, poder representar y poder representarse además del poder
de comunicación; logro que le va permitir su socialización. Por tanto, podemos deducir,
el discurso violento es un discurso particular, individual, que intenta asimilar un discurso
social y unas necesidades propias a cada persona, devenidas de su construcción y
evolución única.

Piaget no le otorga el poder representativo, como tal, a los niños entre los dos y siete
años; para Piaget, la actividad representativa va a ser una adquisición que evoluciona
36
por diferentes etapas. El niño empieza su tránsito hacia el pensamiento formal con la
imitación de acciones, el intercambio de hechos y el descubrimiento de figuras de las
cuales debe depender. Así que en este periodo, el niño empieza a respetar normas y
encontrar figuras de empatía y antipatía, y sin embargo su capacidad representativa se
va a caracterizar más por la intuición y el egocentrismo. En este periodo el niño
respondería más a la idea de Vigotski (1979), en el sentido que el niño es
pseudoconceptual. El niño está comenzando a interiorizar el lenguaje, siendo llamativo
el uso que él hace del mismo, más allá de la verdadera conceptualización; se dice que
el niño está haciendo sus primeros intentos de conceptualizar a partir de los símbolos
que se le otorgan para hacerlo; el niño pseudoconceptualiza en este periodo evolutivo.

Siendo los signos y estímulos dados al niño, tanto como las necesidades a satisfacer;
pero, las representaciones procesadas por él, dando un producto propio y exclusivo a
su forma de resolverlo, la pregunta a la sociedad y los adultos que tienen pretensión de
formar al niño en comunidad y para la comunidad en un convivir menos violento, versa
sobre qué tipo de sociedad creen que sea la más conveniente y para qué la sociedad
que intentan promover. Solamente resolviendo estos cuestionamientos se puede
pensar en el discurso socializador que debe amparar las acciones a seguir.

De los siete a los doce años, según Piaget, el niño avanza en su egocentrismo,
deslindando su yo del otro, gracias al poder que le da el lenguaje; el niño ya se habla a
sí mismo y habla a los demás. El pensamiento, antes gobernado por los esquemas
motores y la intuición, avanza a las operaciones concretas coordinadas, marcadas por
la reversibilidad, la conquista del tiempo y el espacio; su pensamiento se desenvuelve
en un plano donde la lógica implica composición, reversibilidad y nulidad o identidad.
Para ubicarse como ser moral, (característico de esta edad), asume una cultura a través
de las normas que empieza a introyectar y proyectar. De las primeras empatías y
antipatías surge la cooperación y los primeros sentimientos como la justicia y el respeto
mutuo; si antes de los siete años su moral era heterónoma, aquí en esta edad se
empieza a desbrozar el camino hacia una moral autónoma y voluntaria; voluntad
entendida como el reforzamiento de la tendencia superior (el deber) sobre la inferior (el
deseo).

De lo anterior, es de destacar para el desarrollo del pensamiento, en primer lugar, la


formalización del pensamiento que la sociedad quiere para sus individuos a partir de la
transmisión de valores, ideales, prácticas y costumbres; la cultura que impera en torno a
la agresividad y la violencia permitida, es dada en esta edad al niño a través de otras
instituciones que van a complementar a la institución familiar. Por otro lado, cabe
destacar que la forma como se asimila la educación, en este período, viene ya
determinada por el desarrollo individual que cada uno de los integrantes trae de sus
siete primeros años. No es tan sencillo como decir que la norma se acepta en toda su
magnitud y que la actitud violenta se hace a imagen y semejanza a como quiere la
normatividad social; el individuo asumirá los preceptos agresivos y violentos culturales
en la medida que su constitución y anterior desarrollo se lo permite. El concepto de lo
justo, de lo compartido, por ejemplo, va a depender de lo que se le haya enseñado al
37
niño allí cuando aceptó la heteronomía y cuando los adultos eran su único marco de
referencia para saber lo que era bueno y lo que era malo; ahora que tiene, o se
empieza a formalizar la voluntad y las operaciones se enmarcan dentro de cierto tipo de
lógica, el sujeto hará reproducción de lo enseñado a partir de la forma como él va a
representar lo que le fue dado y lo que se le sigue dando. Podríamos señalar con Freud
que en esta edad se encuentran la cultura (norma) y la agresividad constitutiva
(fisiología biológica), pero ya sabemos que antes, según Piaget, el niño venía siendo
estimulado culturalmente y él estaba asumiendo dicha estimulación de una forma muy
propia y particular a todo otro individuo. Entonces el producto final de la actitud violenta
individual a los doce años no es la manifestación de una norma social, sino de una
dialéctica entre el individuo que, merced a su constitución anterior, empieza a
representar y experimentar la violencia. El sujeto repite patrones violentos dados
culturalmente pero con el toque personal y único de cada uno de los que los
representan.

La pregunta por la formación final de la actitud violenta se podría señalar con Piaget,
en la obtención del pensamiento formal y su repercusión en la moral autónoma y
responsable. La eventualidad de que el pensamiento formal permita al sujeto la
capacidad de representar no sólo los hechos y acciones, sino también de representar
sus represtaciones sobre hechos y acciones posibles, ocasiona la creación de sistemas
y teorías que le auto-permitirán predecir y controlar su actitud en torno a la violencia,
como un todo ordenado y coherente en un ambiente que exige determinadas pautas
procedimentales. Pero más que con la creación de teorías y sistemas
representacionales, algo que va a hacer factible la proposición de una actitud particular
hacia la violencia, es el hecho de que el sujeto esté contrastando sus teorías con la
realidad y las ajuste continuamente a ella, de acuerdo con los resultados obtenidos. Se
hace insistencia en la actitud, en la medida que viene a dar respuesta a las acciones,
sentimientos y pensamientos del sujeto en un todo compacto.

Cuando Piaget nos señala el fin último del desarrollo mental en la capacidad de teorizar
(representar representaciones) junto a la capacidad de modificar las teorías en su
contraste con la realidad, nos está señalando que el sentido es fundamental para poder
modificar una teoría. ¿Cómo se cambia una teoría si no se tiene predeterminado un
sentido? Y el sentido es lo que se pierde en determinado momento histórico de una
sociedad dada y más que nunca en una sociedad como la nuestra donde la transición
del modernismo al postmodernismo es la constante. Si todo vale, todo tiene sentido o
también, si todo tiene sentido todo vale. Aquí estamos reconociendo la incapacidad de
una sociedad o cultura para crear un proyecto estatal tal y como lo postula Hegel
(1994); estamos ante la terrible evidencia que el Estado no deja de ser más que una
reunión de sub-culturas o grupos dispares con intereses y valores particulares que no
logra aglutinar todos sus ciudadanos en un solo proyecto civil. De aquí que la
confrontación y la conflictiva en torno a la violencia sean siempre perennes.

38
Datos empíricos a la psicología de la violencia

Los investigadores ven la violencia como un complejo interjuego de factores de riesgos


sociales y biológicos, algunos de los cuales pueden presentarse en la infancia. Ellos
están redefiniendo sus puntos de vista sobre la violencia, una década antes pensaban
que el comportamiento violento era invariablemente producto de un ambiente abusivo;
nuevos descubrimientos revelan que la tendencia violenta se presenta ya en la infancia,
sugiriendo raíces prenatales. Los científicos, cada vez más, se inclinan a ver la violencia
como el resultado final de múltiples factores de riesgo que puede incluir vulnerabilidad
biológica-genética y adquisiciones en el ambiente prenatal que pueden inhibirse o
reforzarse por el ambiente social (Holden, 2001). Así es normal encontrar que personas
que presentan actos violentos, registren un historial temprano de actitudes y
personalidad violenta (Lynam, Piquero y Moffitt, 2004). No obstante, hay preguntas que
remiten más a la filogenia, tal es el caso de algunos niños abusados que crecen
manifestando un potencial para la violencia, mientras otros crecen sin mostrar este
potencial; la respuesta podría estar dada por una variación genética, la cual explicaría
las personalidades resilientes (Shute, 2002); pero otra explicación más de tipo social o
cultural podría explicar por qué los señalados terroristas del Oriente Medio no muestran
psicopatologías, ni deficiencias educativas o económicas que los diferencie de las
demás personas de su población de origen (Atran, 2003).

Al estudiar la violencia en los adolescentes se han encontrado factores del desarrollo y


del ambiente, tales como el abuso infantil temprano, la violencia doméstica, el abuso de
alcohol y drogas, la segregación social y la oportunidad de manipular armas
contribuirían a la manifestación de violencia en esta etapa (Bickerstaff, 2001). En otros
estudios con adolescentes masculinos, las elevadas manifestaciones psicopatológicas
se asocian con una mayor manifestación de ira y ansiedad, y no con un mayor control
familiar (Coles, Greene y Braithwaite, 2002). Igual, en estudios tranculturales, se llega a
las mismas conclusiones; por ejemplo, tal como sucede con los adolescentes
norteamericanos, los delincuentes juveniles rusos, se muestran como una población
específicamente traumatizada, principalmente por sus altos niveles de exposición a la
violencia (Ruchkin, Schwab-Stone, Koposov, Vermeiren y Steiner, 2002)

Desde una visión clínica psicopatológica, se ha concluido, entre otras cosas, que el
riesgo o propensión a la violencia se puede entender a partir de cuatro dimensiones
fundamentales de la personalidad: el control sobre la impulsividad, la regulación
afectiva, el narcisismo y la presencia de un perfil cognitivo de tipo paranoide.
Precisamente, el bajo control sobre los impulsos y la falta de regulación afectiva
incrementan el riesgo a la violencia, especialmente cuando se relacionan con los
desordenes propios del abuso de sustancias. En contraste, el perfil cognitivo de tipo
paranoide y el desorden narcisista incrementan el riesgo de violencia en personas con
trastornos esquizofrénicos y estudiantes e individuos con trastornos de personalidad
(Nestor, 2002). Otros famosos investigadores han sugerido que la psicopatología, el
abuso de sustancias y la presencia de desórdenes de personalidad incrementan el
riesgo de que un individuo ejerza violencia sobre otros. La literatura más común a nivel
39
clínico establece que la inestabilidad emocional es indicativo de riesgo para la violencia
hacia sí mismo: la autoagresión. Existe una hipótesis de que la inestabilidad emocional
puede ser el componente principal en una constelación de indicadores de riesgo para la
violencia hacia otros; así mismo, que puede interactuar con la psicopatología y el abuso
de sustancias psicoactivas en los individuos con desordenes de personalidad para
aumentar el riesgo en la manifestación violenta (Newhill y Mulvey, 2002). Aunque la
psicopatología es reconocida como un factor de riesgo relativamente fuerte entre
reclusos y ofensores con desordenes mentales, son pocos los estudios que examinan el
rango en el cual se podría generalizar la predicción a casos psiquiátricos específicos
(Skeem y Mulvey, 2001). Los pacientes vulnerables por su carácter narcisista pueden
presentar una lista de rasgos indicativos de violencia potencial. Los rasgos indicativos
de amenaza violencia son: daño narcisístico activo, concurrente y reciente; aislamiento
de afecto o afecto inapropiadamente grotesco; comportamiento provocante o
amenazador, el cual es usualmente minimizado por el paciente, y la facilidad para
obtener y portar un arma (Schulte, Hall, Crosby, 1994). La teoría de que la
personalidad límite, que se caracteriza por la extrema violencia, fue probada valorando
rasgos de personalidad límite y personalidad esquizotípica en tres grupos: homicidas,
adultos violentos y adultos no violentos. El estudio sugiere que la personalidad límite
puede estar predispuesta hacia la violencia extrema (Raine, 1993)

En estudios relacionados con la autoagresión o violencia a sí mismo, los resultados


indican que los suicidas muestran alto grado de significancia, al compararlo con los
violentos, en las escalas de hipocondriasis, psicastenia, paranoia, esquizofrenia e
introversión social (AMPI); estas escalas, solas o en combinación, han sido señaladas
como indicativo de un proceso psicótico. Así, se ha supuesto un proceso psicótico en el
adolescente suicida pero no en el adolescente violento. El suicidio y el homicidio en
adolescentes apunta a la influencia de muchos y variados factores; algunos
investigadores sugieren que las variables de personalidad pueden interactuar con otras
variables demográficas y sociológicas para ocasionar el hecho violento. Variables
específicas de personalidad han sido identificadas y éstas se unen al nivel de riesgo del
adolescente para manifestar la violencia. Muchos estudios han encontrado que el
diagnóstico de un desorden de personalidad es un factor significativo en la incidencia
del comportamiento suicida. En el adolescente suicida y con ideación suicida, se ha
localizado un desorden afectivo significativo, tipo hostilidad, impulsividad, ira intensa,
abuso de sustancias o desesperanza. En adición, una historia de intentos previos de
suicidio en el adolescente incrementa el riesgo. Algunos factores importantes
encontrados para predecir un reintento son: la hostilidad, la agresión, y la presencia de
psicopatología grave. Algunos investigadores sugieren que los intentos repetidos de
suicidio en los adolescentes deben, de hecho, ser un indicativo de un proceso psicótico.
En contraste con el cúmulo de conocimiento acerca del adolescente violento y el
comportamiento suicida, poco es el saber acerca de los mecanismos que operan para
inducir a una persona a la violencia. Igualmente, existe poco consenso entre los
investigadores sobre todos los factores que pueden influenciar el comportamiento
violento hacia sí mismo y hacía otros. Algunos señalan la compilación de factores que
actúan para inducir o restringir a un individuo la manifestación violenta, mientras otros
40
refieren factores que influencian la dirección de la violencia: daño a sí mismo, o daño a
otros (Minarik, Myatt y Mitrushina, 1997). Resultados de otro estudio indican que los
pacientes con desórdenes de personalidad que intentaron un suicidio, mostraron más
probabilidad de haber hecho un previo intento de suicidio (Brent, Johnson, Bartle,
Bridge, et al, 1993)

Se ha señalado que las diferencias individuales son un predictor de violencia; por


ejemplo, hombres de bajo coeficiente de inteligencia y más altas tendencias
agresivas/antisociales tienen una alta preferencia por los estímulos sexuales violentos
que los hombres con más alto nivel intelectual y más bajas tendencias
agresivas/antisociales. Al mismo tiempo, la preferencia por material sexual violento fue
corroborado para la combinación de diferencias individuales y auto reportes
motivacionales (Bogaert, 2001). Los individuos que reportaron más altos niveles de
locus de control externo y los hombres, eran más propensos a emitir un comportamiento
agresivo si se les compara con las personas que reportaron bajos niveles de control
externo y las mujeres (Perlow y Latham, 1993). Las personas con alta autoestima
pueden ser más amenazantes para la sociedad que aquellas con baja autoestima.
Según el reporte de Emler, psicólogo de la Escuela de Economía de Londres, la gente
con alta autoestima es más propensa a ser racista, violenta y criminal. La baja
autoestima incrementa el riesgo para los desórdenes de la alimentación, el suicidio y la
depresión, pero no es un factor que incida en la delincuencia o el abuso de sustancias.
Emler, en su revisión, concluye que los genes son más importantes que el parentesco o
el ambiente, y que la baja autoestima no es un factor de riesgo para un pobre
desempeño académico (Citado por Dent, 2002). De otro lado, se ha asegurado
ampliamente que la baja autoestima causa violencia, no obstante faltan evidencias de
laboratorio; algunas observaciones incluso son contrarias, mostrando que el agresor
presenta una favorable autoestima. En dos estudios donde la autoestima y el
narcisismo fueron medidos, la autoestima se mostró irrelevante para la manifestación
agresiva (Bushman y Baumeister, 1998). No hay consenso en la incidencia de la
autoestima en el acto violento.

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43
EL OBSERVATORIO SOCIAL COMO UNA PROPUESTA METODOLÓGICA PARA
INVESTIGAR E INTERVENIR EN EL PROBLEMA DE LA VIOLENCIA EN COLOMBIA

Jairo Báez1

Freddy Martínez

Patricia Briceño

Teresa Fajardo

RESUMEN

Teniendo en cuenta que el realizar investigación sobre la violencia es


un asunto complejo, más en un contexto determinado como es la
realidad colombiana, que va a ser dinámica, diversa, complicada y
con múltiples expresiones, se deben avalar diferentes perspectivas
metodológicas para responder a los variados problemas y objetivos
que se planteen, y que tengan presente la globalidad del ambiente
nacional y los contextos regionales en concatenación a los
postulados dela disciplina psicológica. Así es pertinente, partir de la
consideración de la Tabla 1, (Adaptada de Ortiz, 1995), relativa a los
niveles de la realidad, interacción personal y enfoques metodológicos
del análisis social, para así proponer un metodología que permita un
trabajo mancomunado. La propuesta va tener como eje principal la
puesta en práctica del concepto de observatorio social.

El observatorio de investigación es un espacio y es un tiempo comprendido. El espacio


y el tiempo comprendido son arbitrarios, no obstante, el observatorio debe responder a
unos parámetros epistemológicos, metodológicos y teóricos, lo que vamos a llamar
marco de referencia. El marco de referencia permite crear proyectos específicos de
investigación y acción. Un proyecto de investigación puede tomar como objeto cualquier
problema en sí mismo y bajo el marco de referencia crear un observatorio que irá a

1
Integrantes del Grupo de investigación Psicología Circunvalar, Universidad Antonio Nariño. Dirección electrónica
jairbaez@gmail.com
44
tener presente las variables que se puedan disponer, que se pueden catalizar, en un
ambiente o contexto determinado. El observatorio puede incluir el sitio de la
problemática y sus alrededores; pero asimismo el observatorio tiene presente las
diferentes relaciones que se establecen entre los protagonistas o habitantes de ese
espacio. También el observatorio puede tener en cuenta, cómo se desenvuelven los
protagonistas en otros ámbitos más allá de su espacio vital cotidiano. Igualmente,
puede tener en cuenta los imaginarios que tienen aquellas personas que acuden a
esos espacios e interactúan esporádicamente con los protagonistas y los imaginarios
que ellos mismos tienen. Además podría tener presente cuáles son los imaginarios,
cuáles son los procederes, cuáles son las actitudes de las autoridades, de las personas
que están encargadas del control de la normatividad o de las personas encargadas de
las políticas en torno a la problemática observada; y así sucesivamente podría tenerse
en cuenta cualquier cantidad de variables que convergen con el problema objeto, donde
el objeto, como tal, son las personas, hombres o mujeres, niños o niñas, etc.; esto
dependería de cómo se hace explícito el objeto: podría ser el objeto la mujer única y
exclusivamente, o el objeto, única y exclusivamente los hombres, o adolescentes o
niños. En este orden de ideas se puede tener en cuenta esas vicisitudes que se
presentarían desde un momento sub-uno a un momento sub-ene; por ejemplo, qué
pasaría o qué está pasando en este preciso momento en que empieza el observatorio y
qué pasará dentro de dos meses, y qué pasará dentro de tres meses, dentro de seis
meses o dentro de un año. Pero igualmente se puede tener en cuenta qué cambios
conscientes o inconscientes, premeditados o azarosos han permitido que se
manifiesten ciertos cambios que pueden ser fácilmente observables y percibidos. Los
observatorios podrían llegar a ser muy diferentes en su objeto; pero similares o
respondientes a un postulado que deviene de la línea de investigación o de proyectos
específicos en la temática de la violencia y la personalidad.

En concordancia con los fundamentos epistemológicos, teóricos y metodológicos que


irán a direccionar el derrotero investigativo, surge la necesidad de crear estos espacios
que permitan obtener los datos, poner en contrastación las hipótesis de trabajo de los
proyectos específicos, además de intervenir en la solución de problemas relacionados
con la violencia y la personalidad de los habitantes de nuestro país. Ante esta
necesidad, es que surge la propuesta de hacer uso del concepto de observatorio social,
que permite monitorear realidades especificas y dinámicas, propias de las relaciones
psicosociales y ambientales, localizables en ciertas comunidades e individuos.

Se empieza por crear y deslindar espacios propios de las manifestaciones violentas en


todo el país y en especial allí donde hace presencia la Universidad Antonio Nariño y en
concreto, la Facultad de Psicología. Estos espacios serán denominados Observatorios
de Violencia y Personalidad y tendrán como objetivo esencial propender por la
investigación e intervención en problemas relacionados con la violencia y la
personalidad de los habitantes que conforman la comunidad objeto del observatorio
(fácilmente identificable por una problemática focalizada). Ejemplo, un observatorio de
violencia y personalidad puede estar monitoreando una comunidad en Buenaventura,

45
cuya problemática focal sea el paramilitarismo; otro monitoreando el maltrato
intrafamiliar en la comunidad de Juanchito, Cali.

Un ejemplo más amplio de un observatorio de violencia y personalidad es el que viene


implementando el grupo de investigación Psicología Circunvalar, en Bogotá, donde la
problemática focal es el trabajo sexual. Allí se ha delimitado el observatorio a un
territorio que comprende Ciudad Kennedy, y el objeto de estudio incluye el grupo social
que lo conforman en primer lugar, las trabajadoras sexuales, sus hijos y sus parejas; en
segundo lugar, los clientes, los porteros, los meseros, otros empleados y dueños de los
negocios; y en tercer lugar todas las instituciones, publicas y privadas, que de una u
otro manera se ven relacionadas, directa o indirectamente, con el ejercicio del trabajo
sexual, tal como la alcaldía, la policía, la defensoría del pueblo, las juntas de acción
comunal de los barrios donde funcionan los negocios, etc. Dentro de los problemas
específicos, que buscan una solución y necesitan estar atentamente monitoreados en
este observatorio se tienen: Dos mil (2000) trabajadoras sexuales ejerciendo su oficio
dentro de los lineamientos normativos que la ciudad exige, además de las muchas que
por diferentes motivos lo hacen de manera ilegal; edades registradas de la mujer en
ejercicio del trabajo sexual entre los 18 y 60 años, venidas en su mayoría de fuera de la
ciudad; trabajadoras sexuales jefes de hogar, madres de aproximadamente 3.500
niños; grado de escolaridad de la trabajadora sexual y demás trabajadores, hombres y
mujeres, en este tipo de negocios, de primaria incompleta y secundaria incompleta.
Ingresos económicos de la trabajadora sexual, meseros, y porteros en disminución
substancial; presencia de enfermedades de las vías respiratorias y enfermedades de
transmisión sexual, deterioro de la salud física y mental; presencia de violencia
intrafamiliar y violencia social (peleas, atracos), consumo de sustancias psicoactivas
(lícitas e ilícitas); discriminación y exclusión social y familiar, ausencia de redes de
apoyo en defensa de sus derechos civiles y humanos.

Dentro de los observatorios de violencia y personalidad que ameritan monitorear


problemáticas, y que se hacen necesarios instaurar a donde hace presencia la
Universidad Antonio Nariño y su Facultad de Psicología se enumeran: homicidio por
ajuste de cuentas, homicidio por riñas, homicidio por atracos, homicidios por conflicto
armado, homicidios por política e ideología, suicidio por conflicto de pareja, suicidio por
motivos económicos, suicidio por enfermedad mental, violencia común o callejera,
violencia contra el cónyuge, violencia contra otros familiares, violencia contra los niños,
muertes y lesiones por accidentes de tránsito, violencia sexual contra la mujer, violencia
sexual contra los niños. Poblaciones focos a tener presente para delimitar los
observatorios son: niños, mujeres, familias, adolescentes, adultos con problemas
económicos, adultos con una problemáticas social identificable, pandillas, grupos de
delincuencia común, narcotraficantes y otras bandas organizadas, subversivos,
paramilitares, fuerzas del Estado.

Dentro de las metas a cumplir a partir de la delimitación de un observatorio de violencia


y personalidad se tienen:

46
Crear grupos de investigación ligados a la línea Violencia y Personalidad en las
diferentes regiones del país a donde la Universidad Antonio Nariño hace presencia,
especialmente devenidos de la Facultad de Psicología. (Ver lineamientos más adelante)

Obtener suficiente información que permita visualizar el estado de las relaciones


violentas en la comunidad objeto de observación.

Hacer un diagnóstico de la situación real de las manifestaciones violentas en el contexto


específico de la población objeto.

Analizar las posibles variables que estén incidiendo en el devenir violento del contexto
específico.

Proponer y ejecutar proyectos de investigación a partir de las hipótesis planteadas


dentro del marco de los límites del observatorio. Se sugiere, en lo posible, que los
proyectos tengan siempre características y procederes dentro de los lineamientos de la
investigación acción; esto no quiere decir que se deban descartar otras posibilidades
cuando las exigencias indiquen otras metodologías investigativas menos interventivas.

Promover redes de apoyo social que vayan en procura de la disminución del proceder
violento y mejora de la calidad de vida de la población circunscrita en el área del
observatorio.

Compartir información pertinente al objeto de investigación (Violencia y Personalidad)


con los diferentes grupos de Investigación conformados en la Universidad Antonio
Nariño, específicamente en la Facultad de Psicología.

Divulgar, a nivel interno y externo a la comunidad Universitaria Nariñense, en el ámbito


nacional e internacional, todo conocimiento pertinente y obtenido a partir de los
proyectos de investigación, para la comprensión y solución de problemas derivados de
la relación Violencia y Personalidad.

Servir de puente de comunicación entre los diferentes estamentos, actores y autores


que estén relacionados con la presencia, mantenimiento y extinción de la violencia en el
contexto marco de referencia del observatorio.

Brindar información objetiva y válida sobre la relación existente entre la violencia y la


personalidad, derivada de las investigaciones propias, o de terceros, a la comunidad
objeto del contexto observado.

47
El Observatorio Como Red Social de Apoyo

Para ubicar el observatorio de investigación e intervención, en una red social de apoyo


se debe partir del concepto de Capital Social que refiere a la organización social como
un sistema de redes, normas y valores (la confianza en primer lugar), que facilita la
coordinación y de cooperación para el beneficio mutuo (Putman). El capital social,
imbuido en las normas y redes del compromiso cívico es una pre-condición para el
desarrollo de una comunidad. El principio que subyace a una red social señala que la
participación cívica y la comunicación entre ciudadanos y sus instituciones son la clave
para la solución de problemáticas existentes.

Bajo el concepto de red social de apoyo y en concordancia con lo encontrado por


Putman, se espera que cada persona confíe en que la otra actuará de manera justa y
respetará las normas; los líderes actuarán honestamente y defenderán la equidad; y en
las organizaciones sociales, formales e informales, se promueve más la concertación y
menos la imposición de la autoridad. En una red social de apoyo se espera solidaridad,
participación y unidad.

En este contexto se inscribe y participa el grupo o los grupos de investigación en la


línea de violencia y personalidad, en cada lugar donde haga presencia, fomentando el
observatorio y vigorizando, mediante sus actuaciones e investigaciones el Capital y la
Red sociales.

Grupos de Investigación

La Línea de Investigación Violencia y Personalidad puede contar con uno o más grupos
de investigación en cada Sede, los cuales irán a presentar y desarrollar los proyectos
de investigación. Los grupos de investigación deberán estar conformados
mínimamente, por el investigador principal, dos profesores de planta o cátedra y dos
estudiantes en proceso de formación investigativa. No obstante, los grupos pueden
estar conformados por un número mayor de integrantes, y se sugiere vincular, en lo
posible, uno o más egresados.

Los grupos deben estar inscritos en Colciencias y en Departamento de Investigación de


la Facultad (UDCI). Se espera que todos los grupos, después de dos años de su
constitución estén reconocidos y escalafonados por Colciencias; esto implica ciertos
requisitos que deben ser consultados periódicamente en la página web
www.colciencias.gov.co (Debido a los continuos y posibles cambios, y las facilidades
interactivas que se tienen allí, se recomienda su permanente consulta por parte de los
Investigadores Coordinadores).

48
Proyectos de Investigación

Los proyectos presentados deben estar amparados en el criterio de la investigación


significativa y dentro de los parámetros de la línea Violencia y Personalidad2. Los
proyectos deben cumplir con los requisitos de forma y de contenido de Colciencias. En
caso excepcional, y acorde a diferentes convocatorias a las que se puedan presentar,
los proyectos asumirán los diferentes formatos de presentación. Los proyectos que se
presenten como requisito de grado, a pesar de su connotación en la formación
investigativa, no están eximidos de la exigencia en su valor significativo y de su aporte a
la sociedad y la población objeto del Observatorio de Violencia y Personalidad.

Los resultados obtenidos en los diferentes proyectos presentados y ejecutados deberán


ser motivo de divulgación permanente. Los medios para la divulgación serán, la revista
de psicología de la universidad, revistas indexadas a escala nacional e internacional, y
los libros editados por la editorial de la universidad o en convenio con otras editoriales.

De acuerdo con los conocimientos obtenidos en el Observatorio y problematizaciones


aparecidas al interior del grupo de investigación, se crearán nuevos proyectos de
investigación. Se espera que los resultados de un proyecto den lugar a otro proyecto
conexo en la solución de una problemática planteada o parcialmente solucionada en la
población observada. Los proyectos de investigación surgen de las necesidades
específicas de la población objeto de observatorio, en concordancia con los parámetros
epistémicos, metodológicos y teóricos de La línea Violencia y Personalidad

Foros de Discusión

La línea contará con foros de discusión en diferentes modalidades, virtuales, reales,


cine-foros, etc. En estos espacios se espera que los participantes puedan aportar desde
su cotidianidad y su experiencia, elementos que puedan servir de apoyo a la misión y
objetivos trazados por la línea; además de ser el lugar para la continua reflexión sobre
el evento violento y la repercusión en la personalidad de los sujetos.

Los foros se convierten así en el espacio de encuentro de los grupos de investigadores


y los semilleros de la línea; también es el espacio para los demás docentes y
estudiantes, tanto del programa de psicología como de otros programas académicos de
la Universidad Antonio Nariño. Igualmente, el espacio de los foros está abierto a todos
los integrantes de las poblaciones pertenecientes a un observatorio en particular, y en

2
Los parámetros epistemológicos, teóricos, metodológicos y problemáticos están abiertos a la discusión académica;
toda argumentación que aportan los diferentes grupos será bienvenida.
49
extensión a toda persona que tenga la motivación para entablar una conversación sobre
la violencia en relación con la personalidad.

En la actualidad se han implementado dos foros desde el Programa de Psicología a


Distancia en la Sede Circunvalar de Bogotá. El primero es virtual, al cual pueden
acceder las personas vinculadas con la Universidad Antonio Nariño, que tengan acceso
a la página de la universidad www.uan.edu.co universidad virtual, foros. El segundo, es
un cine-foro semestral que se desarrolla en el horario institucional de la Franja
Psicológica; este cine-foro es abierto, puede participar cualquier persona.

Seminarios de Investigación

En concertación entre el currículo del programa de psicología y los hallazgos


investigativos de la línea se propondrán y pondrán en marcha seminarios optativos que
permitan la divulgación de los avances epistemológicos, teóricos y metodológicos;
además de incitar a los participantes a profundizar en las conceptualizaciones
fundamentales que conllevan a la propuesta de abordar la personalidad en el contexto
biopsicosocial, cultural y ecológico en el que se patenta el proceder violento humano.

En la actualidad se cuenta con el Seminario de Optativo sobre Agresividad y Violencia,


el cual permite el comienzo al logro de los objetivos propuestos. Seguidamente se
quiere que este seminario tome el nombre preciso de violencia y personalidad con la
modulación hacia contenidos propios de los hallazgos que se han hecho en los
diferentes frentes (observatorios) de investigación que tiene la línea.

Proyección Social

La línea de investigación Violencia y Personalidad y los proyectos de investigación


devenidos de ella, deben ir encadenados a la misión y visión general de la Universidad
Antonio Nariño. De tal manera, la preocupación por la calidad de vida de los
ciudadanos, en lo individual y lo colectivo, será el derrotero de todo el proceso
investigativo. La proyección social de la línea de investigación y los proyectos,
promoverán la actitud y convivencia democrática, y se ajustarán al respeto de los
derechos humanos consagrados universalmente y mediante los tratados nacionales e
internacionales. En lo posible todo proyecto de investigación deberá promover la
investigación acción participativa; o en su defecto, poder sustentar con su proceder, las
respuestas a corto, mediano y largo plazo, a los problemas relacionados con la
violencia y la personalidad de la población o grupo observado.

Los trabajos de grado de los estudiantes en formación investigativa, a pesar de su


carácter e ideal formativo, deberán, desde un principio, proyectarse en la solución de
50
problemas reales y relacionados con la violencia y la personalidad de la comunidad
objeto de observación. Estos trabajos deben estar amparados en la línea, o en un
proyecto específico cualquiera devenido de ella. Igualmente se espera que los trabajos
de grado tengan relación o correlación con las prácticas profesionales, ocasionadas en
la solución a una o más necesidades detectadas a través de un observatorio.

Investigación Formativa

La línea de Investigación Violencia y Personalidad responde al planteamiento curricular


del programa de psicología. Por tal motivo, al fundamentarla, se tuvo presente la visión
pluralista para abordar el devenir psicológico del ser humano; no obstante, sin perder
de vista el rigor y vigor que exige el ejercicio investigativo desde una posición
epistémica y metodológica amparada en el proceder científico. Los diversos sistemas
psicológicos deberán ser tenidos en cuenta cuando de fundamentar los proyectos de
investigación se trate; igual, en la formación de los investigadores, profesores y
estudiantes.

El currículo deberá velar para que la formación de los estudiantes en investigación se


desarrolle desde una perspectiva longitudinal y otra transversal. Esto es, en cada uno
de los semestres deberán existir unos contenidos, si no unas asignaturas, que
refrenden y cohesionen el proceso formativo; lo mismo, en cada semestre, las
asignaturas deberán estar claramente coordinadas en los contenidos, apuntando al
fortalecimiento de la cultura investigativa.

La formación del estudiante en investigación de psicología promoverá la búsqueda de


los fundamentos de la disciplina psicológica; esto implica el deslinde investigativo de
otras áreas, que aunque afines, son claramente diferentes, tales como la filosofía, la
sociología, la antropología o el trabajo social. Aunque sea posible la utilización de
metodologías iguales, las teorías, los objetos y objetivos deberán ser claramente de
orden psicológico.

Semillero de Investigadores

La implementación de la actitud investigativa debe empezar desde los primeros


semestres académicos, por tal motivo se promoverán y crearán los semilleros de
investigadores. Un semillero adscrito a la línea Violencia y Personalidad, podrá hacer
parte de otras líneas de investigación; El semillero debe estar conformado mínimo por
tres estudiantes y coordinados por el Investigador principal. Se espera tener en la línea
de Violencia y Personalidad de cada Sede, por lo menos, cinco semilleros, en diferentes
momentos de formación.

51
La propuesta para formar nuevos investigadores a partir del semillero en la línea
Violencia y Personalidad sugiere que todo procedimiento se debe focalizar en el
fortalecimiento de los tres componentes propios de la actitud; esto es, la propuesta
formativa en investigación no puede descuidar el pensar, el sentir y el actuar del
estudiante en torno a la ciencia y su metodología para obtener nuevos conocimientos.

La actitud ante la investigación debe llevar a pensar el semillero como un espacio


donde el estudiante entienda, comprenda y sienta que su proceder cotidiano debe
ampararse en una metodología que le permita depurar sus conocimientos sobre el
mundo. El proceder investigativo debe servir al estudiante para un desempeño, en lo
individual y en otras áreas de interrelación, más allá de la académica; que muestre
diferencias a las de cualquier otro estudiante o ciudadano del común. La investigación
amparada en un marco epistemológico científico, debe servir al estudiante para
entenderse y entender su objeto en las dimensiones misteriosas pero posibles de
clarificar mediante la utilización de una forma especifica de abordaje. Lo que finalmente
está planteando el manejo del estudiante, en su formación como investigador, a través
de un semillero, y a diferencia de la formación curricular formal, es que la investigación
va más allá de la recitación de unos contenidos y a la postre la utilización sin el mayor
compromiso de una metodología, que desde un postulado de valor, puede ser mucho
más rentable que cualquier otro método que devenga de otras formas diferentes de
conocer.

Los semilleros contarán con espacios de formación investigativa adicionales a los


contemplados en el plan curricular formal. Estos espacios serán dirigidos y
desarrollados por el Investigador principal del grupo. En estos espacios sé priorizará el
fortalecimiento de competencias en investigación, las cuales se hayan detectado
débiles en los estudiantes. Los grupos de semilleros se ceñirán por la reglamentación y
promoción del Grupo Investigare.

Indicadores de Gestión del Grupo

Número de Documentos de Trabajo de Circulación Interna en el ámbito de la Línea y el


Observatorio

Número de Proyectos Presentados a Convocatorias Internas

Número de Proyectos Presentados a Convocatorias Externas

Número de Proyectos Presentados a Colciencias

Número de Proyectos Ejecutados

Número de Artículos Publicados en Revistas y Otros Medios No Indexados


52
Número de Artículos Publicados en Revistas Indexadas

Número de Libros Publicados

Indicadores de Impacto

Reconocimiento de la Sede de Facultad de Psicología de la Universidad Antonio Nariño


por la Comunidad Científica a nivel Local, Nacional e Internacional por su calidad
investigativa y cantidad de investigaciones en Violencia y Personalidad.

Reconocimiento de los Investigadores, Docentes y Estudiantes de la Universidad


Antonio Nariño por la Comunidad Universitaria a nivel Local, Nacional e Internacional
por su calidad investigativa y cantidad de investigaciones en Violencia y Personalidad.

Reconocimiento de la Universidad Antonio Nariño por las Comunidades Científica,


Política, Gubernamental, Económica, Cultural, Educativa, a nivel Local y Nacional por el
aporte a la solución de problemas relacionado con la violencia y la personalidad del
colombiano y en general del ser humano, en su dimensión psicológica y social.

Reconocimiento de los grupos de investigación por Colciencias.

Escalafón de los grupos de investigación en los niveles A, B y C por Colciencias.

Tabla No 1.: NIVELES DE LA REALIDAD, INTERACCIÓN PERSONAL Y ENFOQUES


METODOLOGICOS DEL ANALISIS SOCIAL

TEMA: Violencia Interpersonal en Colombia.


Niveles y Niveles de Modelos Enfoques y Modelos y
procesos análisis social teóricos y modelos técnicas
constituyentes epistemológico metodológicos pertinentes
de la realidad s de inferencia pertinentes
social
R1. HECHOS Datación EXPLICACIÓN MODELO Encuestas
CAUSAL: ESTADISTICO:
Violencia Análisis escalar Diseños
conyugal Relación de Manejo de experimentales
Violencia Proporción causalidad datos para y cuasi-
escolar Muerte entre variables reconstrucción experimentales
por conflictos Medición. de procesos
etc, fácticos

53
PROCESOS
FACTICOS
R2. Análisis de COMPRENSIO Modelo Observación
DISCURSOS textos y N lingüístico
sistemas de SIGNIFICATIV Análisis de
La violencia se significac-iones A Sistematización contenido
da por: de
Evocación de significaciones Entrevista
Genética, vivencias y culturales y psicológica
placer, Articulación de comprensión
aprendizaje, significados crítica de su Historias de
maldad, orientación Vida Grupos de
cultura, ideológica. discusión
intereses
egoístas Análisis
semiótico
CONSTRUCCI
ONES Método
CULTURALES histórico
E
IDEOLÓGICAS Redes
conversacional
es
R3. Configuración INTERPRETAC MODELOS
MOTIVACION de signos y IÓN HEURISTICOS
develación de HERMENEUTI
La violencia intenciones y CA
como: funciones Grupos de
Intereses: discusión
Medio de modelos
poder, racionales Entrevista
psicológica
Expresión de Definición Análisis de
intolerancia, proyectiva de deseos: modelo Historias orales
Forma de sentidos psicoanalítico
adquirir logros, profundos Grupos
medio terapéuticos
adaptativo, etc
Análisis del
PLANO DE LO sentido de la
PROYECTIVO acción

Análisis

54
interpretativo
MODELOS
CUALITATIVO
R4 Develación de CRITICO, S Investigación
CONTEXTO relaciones HISTORICO- PARTICIPATIV acción
sociopolíticas SOCIAL OS participativa
La violencia
como: Método
etnográfico
Dominación de Hacer visible Co-
clase, relaciones investigación y historias de
Darwinismo económicas, co-producción vida
social, sociales y de participativa
Construcción políticas conocimientos
histórica y presentes en el entre Recuperación
social del país. contexto. investigadores colectiva de la
y sujetos historia.
PLANO DE participantes
RELACIONES
ECONÓMICAS
, SOCIALES Y
POLÍTICAS

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55
ELEMENTOS SIGNIFICATIVOS EN LA FORMACION TEMPRANA DEL ASALTANTE
SEXUAL EN SERIE

RESUMEN

Jairo Báez3

Gloria Amparo Vélez4

Astrid Adriana Pérez5

El presente estudio hace un análisis de los elementos significativos


existentes en los diferentes ámbitos en los que el asaltante sexual en serie
se mueve en el transcurso de su proceso evolutivo y que, posiblemente,
influyeron en el resultado final de su proceder delictivo y manera de
satisfacer sus deseos sexuales. Tiene su origen en la Línea de
investigación de Violencia y Personalidad que se viene desarrollando en la
Facultad de Psicología de la Universidad Antonio Nariño, Bogotá. La
metodología, de corte cualitativo, utilizada requirió el acercamiento a los
prontuarios oficiales, las historias de vida y la entrevista a profundidad. Los
resultados señalan que al explicar el proceder del asaltante sexual en serie
se debe dar importancia a el concepto de familia, los recuerdos
significativos de la infancia, el tipo de educación impartida por los padres y
otros familiares, el tránsito por la adolescencia, la primera relación sexual,
la sexualidad temprana, la educación sexual, otras influencias en la
formación, las autojustificaciones dadas a la forma del actuar violento y el
autoconcepto.

Palabras Claves: formación temprana, violencia sexual, patrones de

crianza.

3
Integrantes del grupo de investigación Psicología Circunvalar adscrito a la Facultad de Psicología de la Universidad
Antonio Nariño, Bogotá. jairbaez @gmail.com
4
Vicepresidenta del Colegio Oficial de Psicólogos de Colombia. gloria.velez@uan.edu.co
5
Oficial de la Policía Nacional de Colombia. asadri@hotmail.com
56
ABSTRACT

The present study does an analysis of the significant existent elements in


the different spaces in the ones that the sexual serial mugger moves
himself in the course of his evolutionary process and than, possibly, they
influenced the final result of his criminal action and manner to satisfy his
sexual desires. It has its origin in Personality and Violencia's fact-finding
Line that it comes over developing in Psicología's Faculty of the Antonio
Nariño University. The methodology, of qualitative cut, utilized required
approach to the official dossiers, the life story of them and depth interview.
The aftermath indicate that when explaining the sexual serial mugger's
action he must put on airs to family's concept, the significant memories of
infancy, the fellow of education given by the parents and another relatives,
transit for the adolescence, the first sexual intercourse, the premature
sexuality, the sex education, another influences in the formation, the
justifications given to the form of the acting violent and the auto-concept.

Key words: Premature formation, sexual violence, patterns of breeding.

1. DESCRIPCION

La pregunta ¿qué elementos significativos en el transcurso la formación temprana del


asaltante sexual en serie, provenientes de los diferentes ámbitos en que se desarrolla
su proceso evolutivo, se muestran prevalentes en el resultado final de su proceder?,
resulta de interés para la investigación en psicología, como conocimiento pertinente y
relevante, y en un sentido más amplio para aportar a la comunidad académica general y
a las instancias oficiales y privadas, destinadas a la atención de esta población. En el
trasfondo de esta pregunta se busca explicitar la manera como la formación temprana
confluye en el resultado final del proceder delictivo y manera de satisfacer los deseos
sexuales del asaltante sexual en serie.

A nivel preventivo se espera poder actuar en los elementos que se muestren


significativos en la etapa de formación de los nuevos ciudadanos, provenientes de toda
la población que se muestra propensa a ser posteriormente señalada como la más
ocasionadora de asaltantes en serie; esto es, en los estudios revisados se localiza con
mayor rigor el asaltante sexual en los estratos sociales 1, 2 y 3 (Álvarez-Correa, et al.,
2004). Si los elementos significativos fueran constantes, se puede plantear programas
57
de educación y formación temprana que involucre a la familia, las instituciones
educativas y la sociedad en general.

A nivel interventivo, el mismo estudio tiene ya una función terapéutica y, a su vez, busca
depurar la técnica, encontrando elementos más contundentes de tratamiento para el
asaltante sexual en serie. Por tal motivo se prefirió un enfoque cualitativo en donde se
tenga acercamiento a algunos condenados por este delito, que se favorezca la
oportunidad de reflexionar sobre los acontecimientos pasados y punibles. En este
estudio se avala el lenguaje como generador de nuevas realidades, aquellas que se
esperan sean mucho más adaptativas para el sujeto y a la sociedad donde las vivencian
(Bruner, 2004). Es bien conocido que se podría llegar a tener el conocimiento más
cercano de los grupos-objeto para lograr la promoción de la salud sexual a través de la
investigación etnográfica, haciendo uso de cualquiera de los medios empleados en la
investigación cualitativa, en la que se utilizan herramientas como son : grupos focales,
encuestas a profundidad, observación participativa, historias de vida, etc.

Igualmente estamos planteando la relevancia de este estudio ante la falta de


información sobre comportamiento sexual, representación y significado sociocultural de
la sexualidad, del sexo, de la salud, del riesgo y de la protección de las diferentes etnias
que forman nuestro país. Esto tiene su repercusión en que las intervenciones a nivel
preventivo no se encuentran ajustadas a la realidad de los grupos-objeto; ello implica
que las necesidades reales de cada uno de los grupos sobre información, servicios y
medios para alcanzar un cambio de comportamiento en conducta sexual no se
encuentran disponibles.

Existe una tendencia en nuestro medio a la aplicación de modelos externos sin un


ajuste sociocultural lo que repercute en dificultades de prevención. Esto no quiere decir,
que en el país no se realice investigación/intervención en estos campos sino que se
presenta un desconocimiento de experiencias locales; en algunas oportunidades a
pesar de tener esta información se presenta una resistencia a reconocer y aplicar
experiencias locales.

2. VIOLENCIA SEXUAL EN COLOMBIA

La Violencia en Colombia, es un fenómeno que día a día socava la institucionalidad


nacional y pone en evidencia el grave estado en que se encuentran las estructuras
básicas de la sociedad, hecho que amenaza seriamente la convivencia y la proximidad
de la paz en nuestro país.

A las múltiples variables de violencia que existen, homicidio, accidentes de tránsito,


suicidio, muerte accidental, violencia intrafamiliar, etc; el delito sexual aporta una suma
significativa de casos. En el 2004, el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses (2005), realizó 17.912 reconocimientos médico legales, directos e indirectos,
58
observándose un incrementó con respecto al año anterior de 3.673. Esto significa que
porcentualmente se elevó en un 25,8%.

En cuanto a las víctimas causa gran preocupación el hecho de que el 84,3%, son
menores de edad. Este grupo que comprende desde los 0 a los 17 años, registró
14.434 casos. Comparando esta cifra con la registrada en el año 2003, 11.886 casos,
encontramos que se incrementó en un 21,4%.

Otro aspecto de importancia está relacionado con los agresores, variable en la que
encontramos de manera similar con lo ocurrido en los años anteriores, que un alto
porcentaje son personas conocidas y cercanas al núcleo familiar. De esta manera
podemos señalar que los padrastros, padres, otros familiares civiles y consanguíneos,
tíos, primos abuelos, hermanos, cuñado, esposo, ex-esposo, madre, hijo, madrastra y
suegro, fueron protagonistas en el 30% de los casos conocidos directamente por el
Instituto Nacional de Medicina Legal en el año 2004.

2.1.1 Violencia sexual

La violencia sexual constituye un grave problema de salud pública. La consecuencia a


sus víctimas se manifiesta por sentimientos y circunstancias reales de pérdida de
autonomía, autocontrol, autoestima, lo que se acompaña de sentimientos de
impotencia, desamparo, ira, culpa, depresión y conductas autodestructivas. La víctima
de la agresión sexual no sufre solamente el trauma físico sino que además se violenta
su libertad y dignidad personal.

Una de las consecuencias es el establecimiento de relaciones de poder en las cuales


uno de los miembros crea limitantes a las decisiones que la contraparte puede tener
frente a conductas sexuales o al cuidado por el propio cuerpo; una de las
manifestaciones de lo anterior es una negociación poco equitativa en el desarrollo de
comportamientos sexuales de bajo riesgo. Estas relaciones de poder se caracterizan
por irrespeto hacia las actitudes, expectativas y sentimientos relacionados con la vida
sexual.

La violencia sexual en el ámbito de las relaciones heterosexuales se manifiesta por


conductas incestuosas, relaciones paidofílicas, imposición de estilos de vida, pérdida de
poder en las decisiones que se toman sobre el propio cuerpo y la procreación. Así
mismo repercute a escala laboral, económica y social, produciendo discriminación y
dificultad de implementación de actitudes y comportamientos orientadas hacia el
autocuidado. El abuso sexual constituye un fuerte pronóstico de prostitución y de
consumo de sustancias psicoactivas en la niñez, adolescencia y vida adulta.

Báez et al (2005), señalan que si la violencia intrafamiliar se ejerce sobre la mujer, la


violencia sexual se ejerce sobre los niños, y más que sobre los niños, sobre la niña. Se
59
asume que en Colombia, ser niño, y especialmente niña entre los 5 y los 14 años, es
estar propenso a que, en cualquier momento, sea víctima de una agresión sexual. Los
niños, en las últimas estadísticas presentadas por el INML, aportan el 85% de las
víctimas por este tipo de violencia. Siguiendo con la tendencia de otros tipos de
violencia, en el país no se presenta este ilícito distribuido uniformemente en todo el
territorio nacional; aparecen zonas que superan la media nacional y otras que descollan
por sus bajas frecuencias.

3. EL PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN

3.1 Planteamiento del problema

En concordancia con los adelantos de la línea de investigación de Violencia y


Personalidad que se viene manejando en la Facultad de Psicología de la Universidad,
se hace necesario aportar a la solución y obtención de conocimientos que permitan un
mayor impacto en las problemáticas donde esté presente la personalidad en relación
con el acto violento. Entre los elementos que merecen atención, según la propuesta de
la línea, la formación temprana de los sujetos es uno de ellos.

Siendo el delito sexual un evento que cumple con las expectativas de investigación, en
donde la personalidad y la violencia están presentes, se propone entonces hacer un
acercamiento a esta problemática y explorar de qué manera la formación temprana
ocasiona una personalidad o rasgos en la personalidad que permiten el abordaje sexual
violento por parte de determinados hombres.

En Bogotá, D.C. (Colombia), y a nivel de todo el país el abuso sexual y, entre sus
clasificación, el asalto sexual en serie viene aumentando día a día (Revista
Criminalidad, 2004), y no existen estudios investigativos del abuso sexual en la
modalidad de asalto, ni políticas y/o programas de prevención a nivel carcelario, con los
reclusos que se encuentran en estos sitios por este tipo de delitos.

De tal manera se puede plantear que el campo del abuso sexual y en especial el asalto
sexual en serie es un campo propicio para desarrollar investigación que sea relevante
tanto para los intereses de la universidad, de la psicología y la población colombiana.
Con este estudio se espera brindar elementos que permitan enriquecer los
conocimientos de la línea sobre violencia y personalidad, además de aportar soluciones
a la problemática del abuso sexual en Colombia. Si al explorar la formación temprana
del asaltante sexual en serie se lograse encontrar elementos significativos que
correlacionen con el posterior comportamiento delictivo, estaríamos apuntando a
delimitar cada vez más las posibilidades de atención y control de esta problemática.

60
3.2 Formulación del problema

¿Qué elementos en la formación temprana del asaltante sexual en serie, desde una
perspectiva bio-psico-social, se muestran significativos al momento de explicar su
comportamiento sexual delictivo?

4. OBJETIVOS

4.1 Objetivo general

Hacer una aproximación a qué elementos de la formación temprana se muestran


significativos para interpretar el posterior comportamiento de delictivo del asaltante
sexual en serie.

4.2 Objetivos específicos

• Identificar los patrones de crianza temprana por parte de los padres y


familiares.
• Identificar los patrones de crianza en la escuela primaria por parte de los
profesores y otros adultos.
• Identificar los patrones de crianza en la secundaria (bachillerato) por parte de
los profesores y demás adultos encargados de su formación.
• Explorar la forma como el sujeto se formó en el proceder de sus relaciones
sexuales.
• Analizar la forma como el sujeto se formó en la solución de los problemas que
se le presentan en su vida cotidiana y especialmente en la satisfacción sexual.
• Explorar acontecimientos o personas que hayan influenciado en el posterior
comportamiento sexual delictivo.
• Explorar la existencia de cambios en el sujeto en la actitud (pensar, actuar y
sentir) hacia la sexualidad y otros campos de proceder cotidiano.
• Explorar la forma como se instaura el proceder de acceso carnal violento.

• Sugerir posibilidades de prevención e intervención correctiva del proceder


sexual violento.

5. METODOLOGIA

El enfoque del presente estudio es Heurístico - Hermenéutico, de corte cualitativo, el


diseño es no Experimental, el tipo de estudio es descriptivo - exploratorio.

61
La hipótesis de trabajo afirma que existen elementos significativos en la formación
temprana del asaltante sexual en serie, que correlacionan con su posterior
comportamiento violento y delictivo en el proceder sexual.

5.1 Instrumento: Para hacer realizar el estudio se hará uso de los siguientes
instrumentos:

• Historia de vida: Son diez (10) historias de vida que aparecen registradas en el
libro Cazadores de Vida, Capítulo V de Álvarez-Correa et al (2004)

• Entrevista a profundidad: Son cinco (5) entrevistas a 5 sujetos condenados por el


delito de asalto sexual.

• Prontuarios delictivos: Análisis de la información recogida por las autoridades


competentes sobre los hechos que dieron lugar a inculpar a los sospechosos de
asalto sexual en serie.

5.2 Procedimiento: Se estableció contacto con La unidad de delitos sexuales de la


Fiscalía, con el Instituto de Estudios del Ministerio, con el grupo de investigación
Humanitas, de la Dirección Central de Policía Judicial e Investigación. Esto permitió,
acceder a la información requerida, los prontuarios y las historias de vida, de los
victimarios que participan de una u otra forma en este proceso investigación.

La información obtenida se procesó mediante el sistema de categorización, análisis e


interpretación de propuesto por Bonilla (1997) y con la ayuda del programa de
investigación cualitativa por computador Atlas Ti.

5.3 Tipo de investigación: El tipo de investigación que se pretendió realizar es


descriptiva, buscó especificar los elementos significativos desde una perspectiva bio-
psico-social en la formación temprana del asaltante sexual en serie, independiente de la
clase de abuso sexual que haya cometido. De igual forma se buscó describir situaciones
y sus características con respecto a esta problemática social que puedan aportar luces
de intervención (preventiva y curativa) para contrarrestar el fenómeno del asalto sexual.

62
El enfoque epistemológico, amparado en los lineamientos de la línea de investigación
Violencia y Personalidad, corresponde a un interés práctico, cuya pretensión es hacer
una mirada comprensiva al fenómeno del asalto sexual en serie y a su expresión a
través de las manifestaciones de la personalidad de los sujetos investigados, para
identificar elementos relevantes de la dinámica interna y de los efectos del contexto en
el individuo y los grupos en la formación temprana.

5.4 Participantes: Los sujetos de estudio cumplen con una condición básica, y es la de
estar condenados por el delito de acceso carnal violento; ser reconocidos en sus
prontuarios por la concurrencia y frecuencia del delito de tal manera que cumplan la
condición de ser calificados como asaltantes sexuales en serie.

6. ANALISIS DE RESULTADOS

Al finalizar el análisis de contenido de los discursos obtenidos en las historias de vida,


las entrevistas a profundidad y los datos consignados en prontuarios judiciales, se llegó
finalmente a deslindar once (11) categorías que permiten comprender la formación
temprana del asaltante sexual en serie y la repercusión en su forma de proceder, sentir
y pensar posteriormente en su edad adulta.

Las nueve (9) primeras categorías arrojan datos que permiten visualizar los siguientes
aspectos en la formación temprana:

Concepto de familia

Recuerdos significativos de la infancia

Educación impartida por los padres y otros familiares

Educación impartida en la escuela

Otras influencias en la formación

Adolescencia

Primera relación sexual

Sexualidad temprana

Educación sexual

63
El análisis del discurso también arrojó dos (2) categorías adicionales que permiten
visualizar dos aspectos importantes posteriores a la formación, pero derivados de ella.
Estos fueron:

Razones dadas a la forma de su actuar sexual violento y

Autoconcepto

6.1. Concepto de familia:

Descripción: La familia se ubica en un estrato marcado por la pobreza, donde los


padres no tienen lo necesario para responder a la satisfacción de las necesidades
básicas de sus hijos. El padre, cuando hace su presencia en el seno familiar, es
agresivo, violento y consumidor de alcohol; maltrata a la madre y a los hijos. En otras
ocasiones el padre está totalmente ausente, ha abandonado a la madre y a sus hijos,
haciendo presencia esporádicamente o casi nunca. La madre es protectora, sumisa e
inestable emocionalmente, esto dificulta las relaciones con sus hijos. Los hermanos son
ambivalentes; en ocasiones son la única salida a la falta de afecto y comprensión entre
ellos, y otras más, son una parte del conflicto. La familia es un lugar de sufrimiento,
maltrato e incomprensión.

Concepto General: La percepción que tiene el asaltante sexual en serie de su familia es


de disfuncionalidad; que no le da los elementos necesarios para formarse como un
sujeto normal: La familia lo maltrata, lo abandona y lo desconoce como persona;
mediante sus pautas de crianza, le propone salidas erradas que él posteriormente
utiliza: la fuerza, la violencia y el uso de sustancias psicoactivas son pautas que
aprendió al interior de su familia. La pobreza es algo que se debe superar, no importa
de qué manera.

Hipótesis a comprobar:

• Mientras se mantenga este tipo de familia disfuncional, marcado por la violencia


como pauta de crianza, la posibilidad de estar incubando asaltantes sexuales en
serie es una realidad.
• La libertad para formar familia y la falta de formación de los sujetos para formar
familia, se aprecian posteriormente en la irresponsabilidad que asumen algunos
como padres, al formar nuevos ciudadanos.

6.2. Recuerdos significativos de la infancia:

Descripción: Los recuerdos infantiles de estos sujetos tratan de su prematuro comienzo


a laborar para ganar un jornal, las dificultades propias de la pobreza, los maltratos de
los padres, y las pocas muestras de afecto y momentos de alegría.
64
Concepto General: Los recuerdos infantiles más significativos que tiene el asaltante
sexual en serie de su infancia tratan sobre la rudeza en su crianza, el prematuro ingreso
al rol de asalariado mal pago y su bajo desempeño en el estudio. Pero, así mismo
recuerda las pocas manifestaciones de afecto y respecto a su niñez.

Hipótesis a comprobar:

• Los niños necesitan un espacio familiar donde desarrollarse en su etapa de


formación si se desea un adulto responsable socialmente.
• El desarrollo del niño implica, entre las cosas más necesarias, la satisfacción de sus
necesidades básicas, estudio, espacios recreativos y un ambiente afectivo positivo.
• Los padres no deben olvidar que para formar adecuadamente, el castigo y el
maltrato no es lo indispensable.

6.3. Educación impartida por los padres y otros familiares:

Descripción: La educación impartida en el hogar tiene como fundamento la preparación


para la vida de adulto, los valores culturales instituidos, relaciones interpersonales, el
adiestramiento para las labores cotidianas y la preparación para el trabajo. El método
más frecuente es la corrección a partir del castigo físico, el modelamiento y
moldeamiento en actividades desarrolladas por los padres y otros familiares. El padre
es más riguroso a la hora de corregir el comportamiento del hijo.

Concepto General: Las pautas de crianza en el hogar no son las más adecuadas para
formar correctamente a los niños para su vida adulta. Las estrategias utilizadas para
corregir, en cambio de lograr el objetivo de formar en valores socializantes, lo que
ocasiona, mediante el moldeamiento y el modelamiento, es el reforzamiento de la
actitud y el proceder violento en los futuros adultos.

Hipótesis a comprobar:

• Padres violentos y crueles en la forma de corregir promueven el proceder violento y


cruel en los hijos.
• Si no se interviene en la forma violenta y cruel de corregir en cierto tipo de familia, la
probabilidad de que un asaltante sexual en serie se geste es cada vez más alta.
• El sujeto aprende por imitación y ejemplo; esto no solamente sucede con los
comportamientos concientemente deseados sino con aquellos contingentes al acto
correctivo. Si el niño es maltratado aprende a maltratar.
• La mejor forma de educar en valores es el ejemplo. Los valores se aprenden por
imitación y no propiamente a través de mensajes verbales de cumplimiento y
aceptación.

65
6.4. Educación impartida en la escuela:

Descripción: La escuela es el lugar donde el niño muestra el comportamiento que ha


sido reforzado en el hogar; es la ampliación del contexto social y de la problemática en
cual se desenvuelve su niñez. La corrección a través del castigo físico se repite en
algunas ocasiones, pero a su vez surgen otras formas de corrección que ya no son
fácilmente aceptadas por el niño.

Concepto General: La escuela se convierte en el segundo lugar social de formación del


niño, no obstante no encuentra en ella un espacio que muestre mayor diferencia con la
formación que se le da en la familia. Las mismas circunstancias de pobreza, falta de
atención a su verdadera necesidad formativa y refuerzo a sus actitudes desadaptativas
son parte de este nuevo espacio. Sin embargo, sería el espacio adecuado para
intervenir en contrapropuesta a la forma de educar de los padres violentos.

Hipótesis a comprobar:

• Es fundamental erradicar el castigo físico de los métodos de formación


implementados en la escuela.
• Un niño formado en mejores condiciones económicas, no expuesto al trabajo
asalariado temprano, está en condiciones de sacar mejor provecho a la educación
que se le brinda en los centros de enseñanza primaria.
• Los centros de enseñanza motivan mejor a los estudiantes si logran mostrar la
efectividad de los conocimientos impartidos allí para el posterior desempeño en la
vida adulta.

• Los centros de enseñanza logran mejor sus objetivos formativos si se preocupan de


tener controladas muchas de las variables sociales propias del contexto geográfico
donde se ubican. Por ejemplo, indigencia, prostitución, delincuencia.

6.5. Otras influencias en la formación:

Descripción: Aparecen otros elementos significativos en la formación, tales como los


medios de comunicación masiva, el desprendimientos temprano del hogar y los padres,
la infancia en la calle, el servicio militar, la cárcel, la correccional, las drogas lícitas e
ilícitas, la relación temprana con los comportamientos delictivos como el robo.

Concepto General: Los niños no solamente se forman en la interacción con la familia y


la escuela formal; existen otras relaciones sociales que inciden directamente en la
formación de un sujeto. Si estas relaciones no son controladas o manejadas
racionalmente, promueven la desadaptación social; en otros casos, no producen los
efectos deseados posteriormente en las actitudes y procedimientos de los sujetos.

Hipótesis a comprobar:

66
• Una mejor relación entre padres e hijos permite un control y supervisión de las
demás relaciones socio-culturales que afectan al niño en su formación; para el caso,
imposibilitar la vinculación con el ambiente antinormativo y delincuencial.
• Una educación y formación basada en el afecto positivo y la comunicación familiar
contrarresta la decisión de lo niños de abandonar el hogar a temprana edad.
• El acercamiento a otros lugares de socialización del niño es mucho más formativo
cuando se abordan bajo la supervisión y control de padres responsables.
• Si los niños se mantienen dentro del control de una familia y unos padres
competentes en la posibilidad de formar nuevos adultos, el uso de drogas estará
aplazado y con seguridad no causaría tanto malestar a la formación de los nuevos
sujetos sociales.

6.6. Adolescencia:

Descripción: En la adolescencia se empiezan a mostrar actitudes definidas en torno a la


sexualidad, el trabajo, el estudio, las drogas, las relaciones de pareja y otras relaciones
interpersonales. Esta adolescencia es conflictiva; una de las salidas preferidas es la
vinculación con el Ejército.

Concepto General: La adolescencia de estos sujetos, más que una etapa para la
formación hacia una socialización normal, es la etapa donde se acentúa su actitud y
proceder violento y delictivo; el resultado final de una mala formación en la familia y la
escuela primaria se hace evidente. Sólo quedan ciertos espacios sociales a los cuales
le hacen la apuesta para seguir dentro de lo normativo; los espacios socialmente aptos,
propios para desarrollar las actitudes adquiridas en el transcurso de su desarrollo
evolutivo se van restringiendo cada vez más.

Hipótesis a comprobar:

• La falta de controles sociales, representados en instituciones y normas precisas


hace que estos sujetos empiecen toda una historia de comportamientos
delincuenciales y antisociales. Ejemplo, robo, abuso sexual, etc.
• El mismo contexto social laboral es un predisponente para que el sujeto muestre su
comportamiento antisocial y delictivo.
• La utilización de drogas funciona como desinhibidor de los comportamientos
delictivos.
• El control sobre su propio comportamiento empieza a fallar, el sujeto no va a poder
explicar con certeza la razón de su proceder.
• Las instituciones militares y policiales se verían menos inculpadas si tuviesen en
cuenta, en el momento de la selección de nuevos integrantes, la personalidad e
historial de formación en un ambiente de violencia y crueldad en el que se forma
estos sujetos.

6.7. Primera relación sexual:

67
Descripción: La primera relación sexual del futuro asaltante sexual en serie está
marcada por la violación y el abuso en los primeros años de vida. Este abuso lo
ocasionó una mujer mucho mayor de edad, el padre u hombres desconocidos.

Concepto General: El acto sexual se convierte así en una experiencia temprana de


poder y placer que el niño intentará repetir; el niño, y posterior asaltante sexual, está
repitiendo los actos sexuales de los cuales fue objeto pasivo en etapa de formación. La
violencia se instaura en el acto sexual del asaltante porque él mismo fue violentado y
agredido.

Hipótesis a comprobar:

• El desarrollo prematuro de la sexualidad en condiciones de violencia y manifestación


de poder, correlaciona con el posterior comportamiento delictivo del asaltante
sexual.
• El contexto violento y la formación temprana anormal del niño, refuerza la decisión
de abordar a los objetos sexuales de similar manera.

• El niño abusado sexual y maltratado de forma cruel está propenso a ser un asaltante
sexual en serie.

6.8. Sexualidad Temprana:

Descripción: Estos niños empiezan a tener diferentes prácticas sexuales aprendidas


directamente en el seno de la familia, por conocidos o desconocidos, por observación o
por ser partícipes en éstos de forma pasiva en un principio. Estas prácticas se pueden
clasificar como prematuras, de características eróticas y placenteras pero no aceptadas
social ni culturalmente; por lo general es una persona con mayor edad a ellos quienes
los inducen por primera vez a dichas prácticas.

Concepto General: Las prácticas sexuales prematuras que experimentan estos sujetos
son producto de las relaciones tempranas que se instauran en un hogar y familia que no
tiene claramente comprendidas las implicaciones para la posterior sexualidad adulta.
Estas prácticas sexuales prematuras, aunadas a la violencia, se manifiestan
posteriormente en comportamientos desadaptativos.

Hipótesis a comprobar:

• Las prácticas sexuales tempranas son altamente significativas en el comportamiento


del asaltante sexual en serie.
• Un despertar de la sexualidad acorde con el desarrollo cognitivo y normas sociales
establecidas son mucho más adaptativas, y con seguridad contrarrestan la
formación de un asaltante sexual en serie.

68
• Las prácticas sexuales prematuras junto a la formación fundamentada en la
agresividad y la violencia correlaciona positivamente con la presencia del
comportamiento sexual delincuencial violento.
• El problema de la sexualidad prematura de los niños se soluciona teniendo presente
todo el entorno social, esto implicaría trabajar con padres, familiares y todos los
actores sociales propios de un contexto cultural y económico.

• El control institucional sobre ciertas personalidades que muestran un historial de


violencia y sexualidad prematura podría favorecer la prevención del asalto sexual en
serie.

6.9. Educación Sexual:

Descripción: La educación sexual no es parte de la educación que imparte la familia o la


escuela a donde se formaron estos sujetos. El conocimiento en términos de una
educación formal de la sexualidad fue nulo o a lo sumo otorgado por una trabajadora
sexual, un amigo, o ya bien entrada su formación en la educación secundaria.

Concepto General: La educación sexual impartida por personal competente se muestra


ausente en este tipo de población, cuando se están formando. Esto ocasiona y refuerza
el mal uso y abuso de las prácticas sexuales. No obstante, el error al actuar
inadecuadamente en la sexualidad, y al ser posteriormente castigados, crea conciencia
de la importancia que tiene el educar en la sexualidad.

Hipótesis a comprobar:

• La educación sexual debe ser prioridad en los primeros años de formación de los
sujetos que se crían en este tipo de familia disfuncional.
• La escuela debe velar por la formación sexual en los primeros años de vida de los
niños.
• La ausencia de formación en la sexualidad correlaciona con la aparición del asalto
sexual en serie.
• En cualquier momento de la vida se hace necesaria la educación en la sexualidad si
se desea disminuir el comportamiento delictivo sexual.
• La formación en la sexualidad debe estar a cargo de personas e instituciones
capaces y competentes en el adiestramiento de una sexualidad social y dentro de
los parámetros de la normatividad instituida.

6.10. Razones dadas a su forma de actuar sexual violento:

Descripción: Al intentar explicar por qué asaltan sexualmente a la mujer, los sujetos no
encuentran una razón clara; no logran dar la menor explicación, o lo asumen como un
impulso irrefrenable, acuden a explicaciones místicas, a deseos de venganza y

69
motivados en recuerdos de abusos cometidos con ellos en su niñez; en otras ocasiones
se sugiere que fueron seducidos por las mujeres y llevados a cometer el delito.

Concepto General: El asalto sexual se convierte en un acto impulsivo, producto de una


historia de abusos donde la violencia estuvo presente en la formación temprana de
asaltante. El asalto sexual tiene un componente personal y otro social que lo hacen
posible. Si existieren los mecanismos de control social adecuados, el asalto sexual en
serie no sería tan reiterativo; pero así mismo una formación temprana, ausente de
agresividad y violencia indiscriminada y focalizada en la sexualidad, posibilitarían otro
tipo de personalidad u otras actitudes en los sujetos. No obstante, el asalto sexual
puede ser prevenido si se actúa al nivel de los dos componentes que lo posibilitan en
cualquier momento de la historia del sujeto y la sociedad.

Hipótesis a comprobar:

• Una formación temprana libre de violencia y mal trato correlaciona con un tipo de
personalidad no compatible con la manifiesta por el asaltante sexual en serie.
• Se pueden crear estrategias de intervención y acción que contrarresten el acto
impulsivo del asaltante sexual en serie.
• El abuso sexual, en cualquier momento de la historia del sujeto, se convierte en
posibilitador de un asaltante sexual en serie.
• Contextos sociales con mayor control y prevención del acto delincuencial,
disminuirán el riesgo de que la mujer sea víctima de un asaltante sexual en serie.
• El promover, desde muy temprano en la formación del sujeto, el desmonte de ciertos
imaginarios y tabúes en contra de las buenas costumbres y la defensa de los
derechos de la mujeres y los niños disminuirá la aparición del asalto sexual en serie.
• La educación sobre los sentimientos y emociones, desde la escuela y la familia,
imposibilita el mal uso y abuso de la sexualidad en cualquier momento del desarrollo
de una persona.

7. REFERENCIAS BIBILIOGRÁFICA

Álvarez-Correa, M; Londoño, C; Lozano, G; Bejarano, O; Soler, L; Ochoa, J, (2004)


Cazadores de Vidas. Fiscalía General de la Nación, Procuraduría General de la Nación.
Bogotá.

Báez, J; Martínez, F; Briceño, P; Fajardo, T. (2005) Fundamentos epistemológicos,


teóricos y metodológicos para el estudio de la violencia y la personalidad. (Documento
de trabajo no. 1). Universidad Antonio Nariño. Bogotá.

70
Bonilla E. & Castro P. (1997). Más allá del dilema de los métodos. Uniandes. Bogotá

Bruner, J. (2004). Realidad mental y mundos posibles. Gedisa. España

Revista Criminalidad. No 47. Tomo 1 (2004). Policía Nacional de Colombia. Dirección


Central de Policía Judicial. Bogotá

Instituto Nacional de Medicina Legal. (2005), Forensis 2004. Datos para la vida. Bogotá.
Instituto Nacional de Medicina Legal.

71
PARA COMPRENDER LA REALIDAD DE LA GUERRA

Jairo Báez

Psicólogo

El punto más intenso y más rico de una


civilización, frágil y maravilloso al mismo
tiempo, es, precisamente, el que
consiste en un encuentro o un choque
entre fuerzas antagónicas.
Stéphane Lupasco

Desde la posición de psicólogos sociales, que lideran y jalonan una comunidad, cómo
se podría aportar al manejo del problema de la violencia en Colombia.

Haciendo un recorrido por los aportes de los textos sociales de Freud, se intenta
plantear el recorrido de la agresividad a la violencia y en ésta, el paso de la violencia
física a la violencia simbólica. La pregunta fundamental gira en torno a la presencia de
la violencia en Colombia como vehículo culturizador y la disyuntiva en responder si la
violencia simbólica debe obviarse en la relación del sujeto consigo mismo y, con el otro,
en su relación socio-cultural. Mínimamente se hace necesario el deslinde de la
agresividad, esa actitud tendiente a hacer daño o imponerse por la fuerza ante otro, de
la violencia, que siendo agresividad, se expresa sin que traiga beneficio alguno; antes al
contrario, que conlleva destrucción. Se tiene como linderos: de la agresividad a la
violencia, de la agresividad a la violencia como vehículo culturizador, de la violencia
física a la violencia simbólica, la institucionalización de la violencia, la cura de la
violencia, ¿Se puede intervenir desde la psicodinámica en la violencia?, ¿Cómo
intervenir desde la psicodinámica en la violencia?

LA POSICIÓN FREUDIANA

En Freud ha estado presente la idea de comparar la evolución del individuo con la


evolución de la sociedad y viceversa. La observación del tránsito del individuo por su
desarrollo, permite colegir idénticas situaciones en el tránsito de la sociedad; y
72
observaciones del trascurso evolutivo de la sociedad permiten buscar ciertos estados
en el individuo. La filogenética valida la ontogenética y la ontogenética la filogenética.
Dirá alguna vez que ¨el individuo participa en el proceso evolutivo de la humanidad,
recorriendo al mismo tiempo el camino de su propia vida¨ (1930, p. 82).

La brecha entre psicología individual y psicología social en Freud (1921), no es tan


marcada como algunos quieren hacernos creer a partir de una lectura superficial, y
rápida de alguna parte de su obra. Si algo queda claro, cuando se tiene la paciencia de
recorrer su obra, es que la vida anímica individual no puede referirse si no se tiene
presente siempre al << otro>>, como modelo, objeto, auxiliar o adversario. Para Freud
la psicología individual es al mismo tiempo y desde un principio psicología social, en un
sentido amplio y plenamente justificado (p. 9). Sí, claro está, en la obra de Freud, el
hombre no es un ser social por naturaleza, tampoco es un ser gregario, dispuesto a
sacrificarse por el otro; sin embargo, el hombre es un animal de horda, que necesita del
otro (p. 59).

En la obra freudiana aparecen varias conceptos que se deben tener presente si hemos
de dar comprensión a la situación por la cual atraviesa nuestro país, o explicar
mínimamente una sociedad tan compungida como la nuestra. El primero de ellos es el
concepto de Cultura el cual es definido por Freud (1930) como el total de todas las
producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros antecesores
animales y las que tienen dos fines precisos: proteger al hombre contra la Naturaleza y
regular las relaciones de los hombres entre sí (p.33); para él son culturales todas las
actividades y los bienes útiles para el hombre, tales como poner la tierra a su servicio y
las que lo protegen contra la fuerza de los elementos (p. 34). No obstante, señala el
desequilibrio palpable donde, en el dominio de la naturaleza la humanidad ha realizado
continuos y significativos progresos, aquellos que se pueden seguir esperando aún con
mayor éxito, y sin embargo no poder hablarse de un progreso análogo en la regulación
de las relaciones humanas (Freud, 1927, p. 143). Así mismo plantea la necesidad de la
imposición coercitiva de la cultura, pues tiene por seguro que el hombre en masa se
asume perezoso e ignorante, incapaz de admitir gustoso la renuncia de sus instintos
(incesto, canibalismo, homicidio) y en cambio sí dado a confabular para lograr su
satisfacción (1927, pp. 144, 147-148). Freud (1927) es claro en el sentido que en una
cultura, donde no se satisface a la mayoría de sus partícipes, la rebelión se hace
inminente y por tanto su desaparición será un hecho irrefutable (p. 149) y en cambio
reconoce el elevado nivel cultural de un país cuando comprueba que en ¨él se realiza
con perfección y eficacia cuanto atañe a la explotación de la tierra por el hombre y la
protección de éste contra las fuerzas elementales¨ (1930, p. 35). Un país mostraría su
nivel cultural también por su valoración y primacía de las actividades psíquicas
superiores, intelectuales, científicas y artísticas, por el poder de las ideas en él. De aquí
que rescate la sublimación de los instintos como el elemento constituyente cultural más
sobresaliente de todo pueblo civilizado (1930, p. 37-38, 41). Según Freud, el poderío de
la comunidad es el derecho, y el poderío del individuo es la fuerza bruta, y el paso del
poderío individual al poderío de la cultura es lo que se denomina cultura (1930, p. 39).

73
En El Malestar en la Cultura (1930), Freud hace el planteamiento de la cultura en los
siguientes términos: Ve en ella, cómo primer requisito, la justicia y la seguridad de que
el orden jurídico no será violado a favor de un individuo; supone que la libertad
individual no es propiamente el bien de la cultura (p. 39). Señala como problema, que
debe afrontar el destino humano, aquel del equilibrio de una felicidad para todos, o si
acaso esto sería imposible de lograr (p. 40). Señala como principales fuentes de
sufrimiento del hombre el cuerpo, el medio externo y las relaciones con otros seres
humanos, siendo esta última la más dolorosa (p. 20). En este texto, al igual que en otros
anteriores, muestra la cultura como un proceso evolutivo, donde el despotismo y la
autoridad del individuo cede ante el criterio de un colectivo conciente de ello; la cultura
parte de una familia primitiva donde el jefe (padre) tenía la voluntad y el poder ilimitados
(p. 43). La evolución cultural se define aquí como la lucha de la especie humana por la
vida (p. 63); en esta evolución el hombre paga el precio del progreso cultural tasado en
pérdida de felicidad y representado en el aumento del sentimiento de culpabilidad; por
su parte la cultura está obligada a realizar los esfuerzos para poner barreras a las
tendencias agresivas y lesivas, constitutivas del hombre, mediante las formaciones
reactivas (pp. 53, 75). Recordemos que Freud siempre vio en la sublimación, el
mecanismo reactivo cultural por excelencia.

En El Porvenir de una Ilusión (1927) la posición de Freud es tajante en el sentido de un


hombre obligado a ser un sujeto social, y por tanto perenne será la presencia de los
factores inherentes a destruir la cultura. La falta de amor al trabajo y la exacerbación de
las pasiones sería el sino del hombre. De ahí la insuperable necesidad de hombres
privilegiados que conduzcan, subyuguen y sometan a la masa. Freud, aunque nunca
tomó partido serio en torno a la revolución socialista, y más bien quiso ver los
resultados a largo plazo, siempre la vio con desconfianza en la medida en que dudaba
del potencial social del hombre. Hoy cuando la Cortina ha caído, la reticencia de Freud
se hace evidente. ¿Será posible ahora afirmar que el hombre no está preparado para
asumir un mundo equitativo y justo para todos, que el hombre socialista es una utopía
que no se verá realizada en corto tiempo? Sin embargo el experimento es válido y es
hora de empezar a hacer los análisis pertinentes, teniendo presente la hipótesis de
Freud, o buscando a dónde estuvo la falla de la gran ilusión; un mundo mucho más
justo para todos.

En el planteamiento social, Freud (1930) comparte con Hobbes la sentencia de que el


hombre es un lobo para el hombre (p. 54); en el hombre civilizado, y tanto más en el
primitivo, está presente el deseo de satisfacer sus más mezquinos instintos, la codicia,
el fraude, la calumnia, su desenfreno sexual y la agresividad; siempre que pueda evadir
el castigo estará gustoso y presto a cometer cualquier atropello contra su semejante
(1927, pp. 148-149). Ante esto, la vida en común entre humanos solo es posible cuando
la mayoría se reúne, demuestra y se concientiza que siempre que esté junta será más
poderosa que cualquier individuo (Freud, 1930, p. 39). La justicia social, de está
manera, significa una renuncia individual de aquellas cosas que por ser de apetencia de
74
todos, en lo particular, deben ser motivo de renuncia por todo el colectivo; nadie en
particular lo podrá poseer, es el principio de la justicia freudiana (1921, p. 58).

Otro concepto clave, para entender la socialización es el de la Agresividad. Freud


(1930) señala que la agresividad respondería a un patrón filogenético derivada de una
historia de acérrima agresividad del padre (p. 72). El hombre no es, tan sólo, una
criatura tierna y necesitada de amor, que únicamente atacaría para defenderse; en el
ser humano yacen disposiciones instintivas a la agresión (p. 53). En condiciones
favorables, dice Freud, cuando desaparecen las fuerzas antagónicas que inhiben la
agresividad, ésta se manifiesta espontáneamente, ¨desenmascarando al hombre como
bestia salvaje que no conoce el menor respeto por los seres de su propia especie.¨ (p.
53). El autor ve al hombre como un ser con una tendencia innata a la agresividad que
está más allá de la relación con la propiedad, la familia o el objeto sexual, a pesar que
sea allí donde la observemos con mayor facilidad (p. 55). No niega las ventajas que
traería el abolir la propiedad privada para la disminución de la agresividad en el hombre
y mantener sus buenas relaciones con los otros, pero no lo cree suficiente para acabar
su potencial agresivo (p. 55, 86). La agresividad es el descendiente y representante del
instinto de muerte (p. 63).

Unido a este concepto de la agresividad, debemos rescatar el concepto de la Guerra,


que por extensión debemos relacionar con el de violencia. Para Freud (1915) la guerra
va más allá de la tendencia agresiva. Estaba convencido que las guerras no terminan
mientras los hombres vivan en diferentes condiciones de existencia; mientras la vida de
un individuo tenga un valor diferente al de otro, y se mantengan los odios entre ellos (p.
97), y mientras el Estado se abone el derecho a la injusticia, para ejercerla más que
para abolirla. La guerra es propia de los colectivos, pero afianzada en la fortaleza que
permiten los instintos y la debilidad de la cultura reinante; una comunidad que no
reprocha la barbarie está permitiendo la eclosión de los ¨malos¨ instintos, permitiendo
que los hombres desplieguen en sus actos la crueldad, la malicia, la traición y la
brutalidad, factores muy propios y constitutivos (p. 102). La solución a la guerra viene
del exterior, mediante la creación y continuidad de una educación, ubicada como factor
coercitivo que represente las exigencias de la civilización; sólo así, mediante una
primera imposición externa, se puede fortalecer una coerción interna al individuo (p.
104).

El concepto de Masa o Colectivo también fue motivo de intriga para Freud en el


momento de analizar al hombre como ser social. En su artículo Psicología de las Masas
(1921) hace una revisión de lo dicho sobre el tema para lanzar sus hipótesis al
respecto; entre ellos destaca los trabajos de Le Bon (las masas primitivas), Mac Dougall
(masas organizadas), Trotter (instinto gregario). La pregunta de base de Freud, en este
texto, es el por qué un individuo con determinado y particular carácter, en determinadas
condiciones, se deja arrastrar por la forma de sentir, pensar y actuar de una masa, de
un colectivo. La respuesta la da en consecuencia con el hecho que en un proceso de
masificación la afectividad aumenta y la intelectualidad disminuye, haciendo la salvedad
que en la medida que la masa se organiza este fenómeno se va contrarrestando (p. 26).
75
Una masa primitiva, mínimamente organizada, vendría a ser una reunión de individuos
que ha reemplazado su ideal del yo por un mismo objeto, y por consecuencia se
establecería entre ellos una identificación del yo, general y recíproca ( p. 53); el autor
nos recuerda que el ideal del yo es una parte adscrita al yo que tiene como función la
auto-observación, la conciencia moral, la censura onírica y la influencia principal en la
represión (p. 47). En un artículo posterior, El Yo y El Ello (1923), nos deja en claro que
el concepto ideal del yo es el mismo superyó (p. 21). El comienzo de la organización del
colectivo se vería en los ejemplos rescatables de la Iglesia y el Ejercito; éstas
organizaciones serían ejemplos de masas artificiales donde actúa una coerción exterior
encaminada a preservarlas de la disolución y mantener sus estructuras¨ ( pp. 31-32).
Cuando un individuo entra a formar parte de una masa lo primero que encuentra son las
condiciones que le permiten suprimir sus represiones sobre las tendencias
inconscientes primarias (p. 14); en esencia lo que encuentra en la reunión con otros
hombres es la salida a sus relaciones de amor y la posibilidad de unirse afectivamente
(p. 31). Solo el amor y las relaciones afectivas justificarían la aceptación de un líder y de
los otros en un colectivo (Freud, 1921, p. 55). La parte negativa del amor recibido, es la
posibilidad a que se ve expuesta la masa a ser seducida o sugestionada; el problema
no lo indica Freud en el hecho de ser sugestionado –pues es inherente e irreducible al
ser humano-, sino hacia dónde apunta dicha sugestión (p. 28). En un momento
posterior, Freud se lamenta de tanto saber y poca práctica: ¿de qué sirve el análisis
más penetrante de las neurosis sociales, si nadie posee la autoridad necesaria para
imponer a las masas la solución correspondiente? (Freud, 1930, p. 86).

Freud en el artículo, El Porvenir de una Ilusión (1927), donde vuelve a tratar el concepto
del colectivo, señala que en una masa primaria el individuo podrá dar salida a urgencias
negadas como el incesto, el canibalismo y el homicidio y otras necesidades primarias,
que de hecho atentan contra toda pretensión cultural (pp. 147-148); por tanto presupone
que la necesidad del dominio de la masa por una minoría, o por un líder, será
imprescindible para la labor cultural, ¨pues las masas son perezosas e ignorantes, no
admiten gustosas la renuncia al instinto, siendo útiles cuantos argumentos se aduzcan
para convencerlas de lo inevitable de tal renuncia, y sus individuos se apoyan unos a
otros en la tolerancia de su desenfreno¨ (p. 144). En este artículo se percibe la idea de
que las masas se estabilizan, al interior, mediante la degustación del sufrimiento de
otra. Los individuos menos favorecidos dentro de una masa, pueden entrar a apaciguar
sus intentos de destrucción de su cultura si a cambio se les ofrece la posibilidad de
observar o ser conscientes que otros, lejos de su propia comunidad, son todavía más
ofendidos y se encuentran en una situación peor a la de ellos. De hecho, el chivo
expiatorio como necesidad, para que se mantenga una masa está siempre presente en
la teoría freudiana, ya sea mediante la ubicación como objeto de odio, objeto temido, u
objeto desvalorizado.

Freud señala con el término de Narcisismo de las Pequeñas Diferencias a la tendencia


a pelearse entre comunidades vecinas (1930, p. 56). En estos sentimientos de repulsión
y de aversión hacia personas extrañas, pero con las cuales se debe entrar en contacto,
Freud ve la expresión del narcisismo, que tiende a afirmarse y que se conduce como si
76
la menor desviación y las particularidades individuales implicase un delito y una
necesidad de cambiarlas (1921, p. 40). En la dinámica social del narcisista no todos
caben en su yo, ¨siempre se podrá vincular amorosamente entre sí a mayor número de
hombres, con la condición de que sobren otros en quienes descargar los golpes.¨
(Freud, 1930, p. 55). Recordemos que al hacer una clasificación de los sujetos en
términos del desarrollo y anclaje libidinal Freud (1931), señalaba a los narcisistas más
bien en términos negativos; en ellos el yo y el superyó no se encuentran en gran
tensión, no predominan las necesidades eróticas, siendo su interés primordial la auto-
conservación, mostrándose independientes e intrépidos; su yo es agresivo y activo; no
obstante se distinguen como <<personalidades>>, que se muestran dispuestas a
apoyar el prójimo, son líderes y propulsores del desarrollo cultural y quebrantadores del
estatus quo (p. 116).

La Ilusión es otro de los conceptos que deben ser retomados para entender la sociedad
freudiana; en el pensamiento de Freud (1927) la religión es una ilusión, que será tarde o
temprano abandonada debido a los embates propios de una sociedad que progresa (p.
181). Pero igualmente, pone en entredicho, si otros de nuestros defendidos valores
culturales no son meras ilusiones propias de la misma suerte, como las instituciones
estatales y las relaciones entre los sexos y la sexualidad (p. 171).

Un concepto más es el Sentimiento de Culpabilidad, tan esencial si se ha de pensar en


la socialización. El sentimiento de culpabilidad es propio del aquel que ve su deseo
cumplido; auque no es necesario llegar a la acción, la sola intención del cumplimiento
es ya motivo de culpa (Freud, 1930, p. 65); aquí el pensar ya es motivo de culpa. Se
origina en el miedo a la autoridad y el temor al superyó (p. 68); que, en lo cultural, parte
de la familia y se extiende a toda figura de autoridad social que impone y salvaguarda la
norma. La fundamentación de un superyó es cuestión que trasciende la historia del
sujeto y se alarga a través de la historia de una cultura y una constitución biológica
(Freud, 1923, pp. 21-31). Por tanto no solamente la educación del sujeto será motivo
halagüeño para asegurar la socialización; aunque es fundamental, no la garantiza
(Freud, 1930, pp. 71-72). El superyó cultural elabora sus ideales y erige sus normas, las
que se refieren a las relaciones entre los seres humanos que conocemos normalmente
bajo el concepto de la ética. El superyó, a partir de la ética, aborda el punto más
vulnerable de toda cultura. (p. 84). El cargo de conciencia dirá Freud, es el temor a
perder el amor, es angustia social. ( p. 66). Ya antes, nos había señalado cómo la
mayor fuente de sufrimiento del hombre emana, precisamente, de las relaciones con
otros hombres.

UNA REALIDAD VIOLENTA

En un análisis previo, (Báez, 2002), ya hemos señalado algunos niveles de violencia


que soporta la familia colombiana, los que podrían referir a una sociedad dada y de la
cual nos compete como psicólogos sociales interesados en el psiquismo inherente a la
77
guerra. Así declarábamos que para 1996, por cada 13 hombres que murieron por arma
de fuego murió una mujer; por cada 10 hombres que murieron por arma blanca murió
una mujer en igual condición; por cada cuatro hombres que murieron en accidente de
transito murió una mujer. Para 1997, por cada 4 hombres que se suicidan, se suicida
una mujer; los meses del año preferidos por los colombianos para suicidarse son
septiembre y diciembre. Comparados estos datos con las estadísticas del año 2000 y
2001, las tendencias de muerte violenta se mantienen estables. En general, por muerte
violenta, el hombre entrega 10 veces más víctimas que la mujer. (Análisis de las últimas
estadística entregadas por Medicina Legal, 2002).

Desde la Constitución Nacional, las relaciones familiares se basan en la igualdad de


derechos y deberes de la pareja y en el respeto recíproco entre todos sus integrantes,
donde cualquier forma de violencia en la familia se consideraría destructiva de su
armonía y unidad, siendo sancionada conforme a la ley (Art. 42). No obstante, la
violencia intrafamiliar colombiana refiere que uno de cada cinco hombres le ha pegado,
alguna vez, a su cónyuge; en el 2001 los cónyuges maltratados por su pareja llegaron a
cuarenta mil, siendo la proporción de 10 mujeres maltratadas por cada hombre víctima
del mismo fenómeno (Báez, 2002). La forma como los niños se apropian de los
comportamientos violentos muestra directamente el grado de violencia que las personas
mayores (padre, madre, hermanos, tutores, vecinos) ejercen sobre ellos. La forma de
corrección más utilizada es la violencia física y verbal; utilización de castigos físicos
exagerados y palabras soeces y en alto tono6, la violencia al menor, al interior de la
familia, no distingue que sea niño o niña el agredido (Cf. Medicina Legal, 2001).

De nuevo, si hacemos referencia a la Constitución Nacional, serían derechos


fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la seguridad social, la
alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser
separados de ella, el cuidado y el amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre
expresión de su opinión. Igualmente, serían protegidos contra toda forma de abandono,
violencia física o moral, secuestro, venta, abuso sexual, explotación laboral o
económica y trabajos riesgosos. Gozando también de los demás derechos consagrados
en la Constitución, en las leyes y en los Tratados Internacionales ratificados por
Colombia (Art. 44). Pero la realidad apunta a cómo el nacimiento de hijos no deseados
es el principal factor que posibilita la gran mayoría de las problemáticas que padece
nuestra actual sociedad. Para señalar algunas, la explosión demográfica, el maltrato
infantil, el aumento de la delincuencia, la drogadicción, el alcoholismo, la violencia
indiscriminada y muchas patologías de índole mental tendrían su fundamento en
nuestro falso humanismo, que propende por el derecho a la vida, sin fijar parámetros de
calidad en la misma. Así mismo, la situación sociopolítica actual del país, permite ver
con frecuencia en el niño desplazado, a nivel psicológico, el miedo, el temor a la guerra
y la violencia, la desconfianza ante todo tipo de personas, la pérdida de confianza en un
proyecto de vida, e impotencia para tomar decisiones; los sentimientos de venganza

6
Reflexiones del autor después de servir como facilitador del taller sobre manejo de la violencia en un grupo de
niños de grado tercero elemental perteneciente a la escuela de una comunidad en alto riesgo.
78
comunes en ellos, añorando la vinculación a los medios que les permitan hacerlos
realidad. En estos niños es propio la falta del procesamiento de duelos que degeneran
en conflictos emocionales agudos (Defensoría del Pueblo, 1998, p. 26)

Con los nuevos espacios, -trabajo asalariado, estudios académicos, fuerzas militares
constitucionales y subversivas- la mujer se aleja cada vez más de la casa. El hogar, la
casa, el cuidado de los niños, las labores domésticas son espacios que nadie quiere
ocupar; los hijos se crían cada vez más alejados de sus padres, pasan menos tiempo
juntos y más tiempo con personas extrañas a la familia o con familiares en segundo
grado. La mujer ocupa espacios que antes no le eran permitidos, el discurso de género
se acentúa, surgen especializaciones universitarias y grupos de trabajo e investigación
liderados por ellas, con ánimos de lograr su total emancipación de lo que antes fuera su
yugo. El machismo y la falta de reconocimiento a su potencial siguen siendo temas que
aún no se agotan en su discurso. El hombre colombiano actual sigue siendo percibido
como el victimario y nunca la víctima; sin embargo, el estrés, la hipomanía, la
drogadicción y la violencia cobran más hombres que mujeres en su morbilidad y
mortalidad (Báez, 2002). La mujer, en nuestro medio, sigue siendo motivo de cohesión
colectiva. El intercambio rompe cualquier discriminación, une razas, clases sociales,
gustos estéticos, y demás atavismos que intentan neutralizar la ampliación del grupo de
referencia. La mujer sigue siendo el valor de aquel, señalado como, de menor valía; no
obstante su emancipación, sigue siendo motivo de trueque por otros bienes terrenales
de difícil adquisición para la gran mayoría, los desposeídos. Es la plusvalía del pobre,
del negro, del subdesarrollado, del ignorante. La mujer se canjea por bienes materiales
lo mismo que por bienes sociales. Como se puede apreciar, ante este panorama, el
hogar tiende a desaparecer; ese lugar de crianza, formación y relación familiar, pasa a
ser solamente el lugar para dormir.

Problemas que tiene que afrontar el país, muchos no son de su exclusividad ni su


tercermundismo. Para la muestra, la violencia sexual contra la mujer que no es una
problemática exclusiva de países en desarrollo; países como Bélgica, Alemania,
Estados Unidos y Finlandia, son incluidos en las estadísticas por la presencia, a su
interior, del incesto, la violación, la agresión y el hostigamiento sexual (Báez, 2000). Sin
embargo, en lo que nos compete, debemos referir que el agresor de la mujer, en
nuestro medio, en lo socio-familiar muestra carencias tales como la falta de un padre,
real o simbólico, que lo apoye, controle, valore y brinde afecto; las relaciones familiares
que ha tenido que vivir, en su hogar de origen, se caracterizan por la violencia, la falta
de respeto, la humillación y maltrato hacia la madre (Báez, 2000).

En un ambiente así, no se puede esperar que la autoestima del colombiano sea la más
indicada para su adaptabilidad, donde todos tengan igual derecho y deber. La
autoestima, por tanto, no debe ser la más adecuada y se precisa en la actitud hacia el
sí mismo y la percepción que se tiene del otro. De la clínica del sujeto se colige que la
violencia fomenta un yo cruel y masoquista. El sujeto de hoy quiere suicidarse y acabar
con el otro. Son tan válidas las salidas fantasiosas como los acciones encaminadas a
consumir psicoactivos y acentuar lo que se ¨es¨ mediante una sexualidad desbordada o
79
la somatización de los conflictos. Los sentimientos de odio y rechazo no pueden
producir más que un sujeto disgustado con su propio ser, por eso hace cosas que luego
reprueba. El colombiano de hoy es inseguro en sí mismo, desconfía hasta de sus más
cercanas figuras de protección; y es justo, porque los padres, en vez de orgullosos,
están celosos de sus hijos, antes que motivarlos, degradan sus ilusiones; la mentira
forma parte del legado que pasa de padres a hijos; los padres son ficciones, que en
cualquier momento se rompen ante la cruda realidad. La inseguridad dada en su
crianza, ocasiona fuertes lazos de dependencia que terminan siendo patológicos; solo
así se explica el deseo de querer introyectarse en el otro, de tal manera que los
pensamientos, sentimientos y acciones sean de pleno conocimiento del otro. En sus
relaciones actuales la heteronomía es una constante que permite desfogar el poder
despótico; la autonomía es mal vista, el deseo de ser auténtico es percibido como
subversivo (Báez; Rodríguez; Cruz, 2002).

La violencia derivada de la vivencia de las fantasías, no queda relegada a los efectos.


Así, se colige que sus límites yoicos no estén demarcados, invadiendo al otro,
especialmente a sus parejas (por oposición al padre), violando y gozando cuantas
veces pueda de sus objetos parciales. No aparece una concepción del otro como sujeto
de la comunicación, sino un pragmatismo radical en el trato. De esta manera, podría
afirmarse que el colombiano no puede integrar imaginación y símbolo con la realidad
(Báez; Rodríguez; Cruz, 2002).

TRATANDO DE EXPLICAR UNA REALIDAD VIOLENTA

¿Estaremos en un proceso de formación, de evolución necesaria, para poder llegar a un


Estado más depurado, donde se contenga la terrible tendencia al goce del placer, y el
principio de realidad empiece a gobernar nuestra relación social? ¿Estaremos
presenciando un período anímico caracterizado por la fase narcisista, donde el egoísmo
es el modus vivendi del pueblo colombiano? O, ¿Acaso Colombia sea un Estado
psicótico, sin un yo lo suficientemente estructurado, que le permita entender cuantas
partes le pertenecen, y que no hay que golpear a alguna de ellas, tan propia de él como
las demás, pero que en su delirio la asume extraña?

De acuerdo con Freud (1930), los fines y propósitos de la conducta del hombre son el
alcanzar la felicidad; por un lado evitando el dolor y el displacer (principio de realidad) y
por el otro, experimentando intensas sensaciones de placer (principio de placer). Claro,
Freud deja sentado que es propio del que busca la felicidad, estar más dado a la
obtención del placer (p.19) y que la disposición en torno a la ubicación en uno u otro
polo depende de la constitución particular del psiquismo (p. 27). Esto querría decir que
el hombre colombiano está interesado en su placer más que en evitar el dolor y el
displacer; o en otras palabras, estaría gobernado más por el principio de placer que por
el principio de realidad. Su motor es la impulsividad y menos la reflexión razonada. En
definitiva, la manera como el colombiano se comporta, tendría su base en una forma
80
particular de constitución psíquica que va más allá de las necesidades que el medio le
plantea.

Ahora, si la forma para poder manejar la agresión se da a través de la introyección. Si la


agresión se dirige hacia el propio yo en forma de superyó, asumiendo la conciencia
moral (Freud, 1930, p.64); esto querría decir que el colombiano tiene un superyó muy
laxo, lo suficientemente débil que no ocasiona los necesarios sentimientos de
culpabilidad, los justos para permitir una conciencia moral acorde para que viva una
mayoría. Los sentimientos de culpabilidad, que son la manifestación de la tensión
creada entre el superyó y el yo (Freud, 1930, p. 65), no están siendo lo
extremadamente fuertes para poder crear una ética que favorezca a la mayoría. Siendo
así, el dedo acusador, apuntaría a la familia y la escuela, representantes directos del
superyó, y manifestantes de una cultura y una tradición que asume el principio del
placer por encima del principio de realidad. El culto narcisista, el culto al placer, es la
norma que se está imponiendo a los nuevos participantes de nuestra sociedad. Por
tanto, no es de extrañar que la agresividad degenere en violencia en nuestra sociedad,
pues cuando se trata de placer, el goce colectivo no conoce límites. Paradójicamente, el
exceso de amor estaría acabando con nuestra gente; bien lo ha dicho Freud (1930),
¨jamás nos hallamos tan a merced del sufrimiento como cuando amamos¨ (p. 26).

Un nuevo planteamiento, emanado de la posición freudiana ante la religión, sugiere que


el hombre colombiano está en un proceso de transición, en la búsqueda de la felicidad.
La felicidad que antes le otorgara la religión está siendo rechazada para obtenerla por
otros medios; la esperanza en alcanzar la dicha en otro reino, mediante el sufrimiento
en esta vida terrenal, parece que ya no es motivación para el colombiano. La ilusión,
fundada por la religión, cede, a pasos agigantados, ante la realidad; y es que la realidad
no necesita defensores, ella se defiende sola. Si lo pensamos, esta posibilidad tiene
mayor sentido, si sopesamos que hasta hace tan solo 55 años, las culturas que hoy se
hacen llamar desarrolladas, y se ufanan de su estado de pacificación interna, estaban
en la total barbarie –me refiero en especial a la segunda guerra mundial, sin olvidar por
supuesto la primera, momentos cruentos que el mismo Freud debió vivir en carne
propia. Hoy más que nunca se valida el dilema freudiano en nuestro país: ¨o mantener a
estas masas peligrosas en una absoluta ignorancia, evitando cuidadosamente toda
ocasión de un despertar espiritual, o llevar a cabo una revisión fundamental de las
relaciones entre la civilización y la religión¨ (Freud, 1927, p. 177).

En Colombia, la decisión y necesidad de formar sociedad se camuflan en la dictadura


de sociedad. Aunque muchos cuantos lo quisieran, el superyó freudiano no es fascista,
tiende a la adaptación; pero olvidamos que sea izquierdo, derecho o de centro, el
fascismo siempre será fascismo. La norma por la norma, el cumplimiento por el
cumplimiento, enmascaran la falta de una verdadera meta comunal y de servicio grupal.
Los sofismas y demagogias no permiten un verdadero proyecto social, en donde todos
estén involucrados y responsabilizados de su parte en la construcción de una sociedad.
Aun hoy es fácil escuchar discursos donde se ofrecen ríos de leche y miel sin pedir el
menor esfuerzo al ciudadano; el maná todavía es esperado y algunos lo ofrecen sin
81
pedir nada a cambio, más allá de un voto. Todavía se sigue manejando el sofisma del
mal gobierno, como si el gobierno fuera una cosa impuesta como en la época del
dominio español. La falta de apropiación de lo que es la participación política hace que
se sigan manejando discursos que tuvieron su lugar hace quinientos años, cuando la
corona enviaba sus propios administradores para salvaguardar la sana rentabilidad de
territorios conquistados; hoy esos discursos emanan de forma inconsciente y nadie se
preocupa de sus orígenes. En Colombia ser político es sinónimo de chanchullero y
corrupto, y otros logos tomados de los peores epítetos, porque el imaginario colectivo
homologa política con administración pública; al habitante promedio le es difícil
comprender que político es todo aquel que forma parte activa de una sociedad y
administrador público el que ocupa un puesto en la burocracia propia del manejo de un
Estado. A nadie le es paradójico que los administradores cometan los atropellos de los
que se les endilga, pues parece que ello es inherente al puesto, olvidando que dentro
de una verdadera sociedad democrática son los ciudadanos los que colocan
administradores y que, como tal, el primer deber del ciudadano es fiscalizarlos y
controlarlos. El víctimismo se permite y seguimos esperando el reino de la equidad; son
ellos los malos y otros los buenos, aquellos a los que nunca se le ha dado la posibilidad
de gobernar. Pero llevamos más de 500 años ubicando a los buenos en los puestos
administrativos para periódicamente cambiarlos bajo el firme criterio de que son malos.
En nuestro país no es el poder el que corrompe sino la administración pública.

Igualmente, nuestros líderes siguen ofreciendo soluciones parroquianas y la masa se


ilusiona con propuestas facilistas y, obnubilados en su pensamiento (líder y masa), no
acatan a entender que las parcelas ya no se administran en solitario. Nadie acata, ni el
líder ni la masa, a tomar con seriedad que la globalización ya es una realidad, o al
menos que los comerciantes la entendieron hace mucho rato, y que las decisiones de
un Estado están atrapadas en los lineamientos que los grandes conglomerados
económicos imponen. Hoy vale más una ¨sugerencia¨ del Banco Mundial que el voto de
los ciudadanos de un país; y sin embargo, nuestros grandes lideres proponen
soluciones económicas irrealizables pero captadoras de votos, para finalmente terminar
colocando de Ministro de Economía, a cualquier sabio para que desarrolle el manual
que se debe seguir al pie de la letra y que desde afuera se impone por las grandes
multinacionales.

En la actualidad colombiana se reaviva el mito freudiano de la muerte del padre a


manos de sus hijos por causa de su despotismo e inequidad, pero esta vez referido ya
no a individuos fuertes e individuos débiles sino a colectivos fuertes y colectivos débiles.
Hoy la lucha ya no se da por las mujeres y la libre satisfacción sexual sino por otras
necesidades básicas y propias al ser humano; el hambre y la falta de abrigo, en pleno
siglo XXI, mueven nuestras luchas. El trasfondo del mito, que va de la necesidad, la
venganza, la culpa y la racionalidad, sigue su curso inexorable a nivel social. Colectivos
fuertes que intentan desplazar a los colectivos débiles mediante la imposición de la
fuerza, sin darse cuenta que no existe un ser tan débil que al unirse, no logre su
cometido por imposible que parezca. Solo la conciencia de que no existe la sociedad
invencible permitirá que entremos en razón; que justifiquemos y propendamos por un
82
Estado más equitativo y provechoso para todos los que lo integran. Pero si este mito se
ve claramente reflejado en la sociedad actual colombiana, no deja de mostrar también
la realidad que se vive a nivel mundial, donde las comunidades autoproclamadas
desarrolladas no han tomado conciencia del caldo de cultivo para la discordia, que
están fomentando con su política internacional hacia los países denominados, por ellos
mismos, tercermundistas.

PLANTEANDO UNA SOLUCION

Podríamos arriesgar como principio de solución al problema del país, una organización
en base a líderes y grupos escalonados, cada vez más cercanos a cada uno de los
miembros de la comunidad llamada Colombia. Me explico: si tuviésemos un líder por
cada grupo pequeño, que a su vez se fuera uniendo en otros grupos bajo otros líderes,
hasta llegar a un máximo líder, las posibilidades de mantener la cohesión y el bienestar
de cada uno de los ciudadanos estaría, cada vez, más asegurada. En la actualidad
podemos percibir la falta de un verdadero líder y liderazgo hacia una meta común que
comprometa a todos los individuos que habitan en este territorio demarcado
geográficamente y al que conocemos como Colombia. La meta de los colombianos no
es clara; incluso, por falta de ella podríamos arriesgar diciendo que Estado no existe.
Existe una Constitución que nos habla de derechos mas no de deberes, olvidando que
la sociedad es un deber y no un derecho. En nuestra carta magna se precisan los
derechos del niño, de la mujer, del pobre, del rico, del anciano y de todo cuanto
habitante pueda albergar este territorio, pero difícilmente, o solo de soslayo, se refiere a
los deberes que se tienen cuando se decide formar parte de una sociedad. Sociedad
en donde todos van hacia un objetivo común, con la conciencia de que toda acción
beneficia a todos y no solamente a unos cuantos. La participación democrática debe ser
el primer deber del colombiano, pero para esto, debe contar con el potencial
necesariamente desarrollado. De nada sirve decretar la participación, cuando el
promedio del ciudadano no está apto para hacerlo. Y es que el colombiano, así lo
demuestran algunos estudios realizados a nivel de la participación estudiantil en el
gobierno escolar, no está preparado para asumir su función en un estado
verdaderamente democrático. Aquí se habla democráticamente y se actúa de forma
autocrática, la actitud del colombiano ante la democracia no es clara; esos tres
elementos –pensamiento, sentimiento y acción- que marcan un proceder no apuntan al
mismo lugar.

La cuestión no es si vamos a ser capitalistas, socialistas o comunistas, o todo aquello


que se pueda hacer, sino saber que lo que se piensa, se siente y se pretende hacer va
encaminado a un mismo objetivo. Tal vez, no seamos nosotros, los psicólogos, quienes
debamos llamar al orden sobre cuál es el camino a seguir, pero sí los llamados a
señalar que se debe seguir un camino y perseguir un fin. Ya ciertas formas de vida
comunitaria, solamente con nombrarlas, causan escozor en muchos, y así mismo, las
que causan escozor en algunos no la causan en otros. La idea se podría sintetizar en
83
el compromiso por un proyecto de vida en donde quepamos todos los colombianos o,
en el peor de los casos, la mayoría. Si hemos de ser capitalistas que lo seamos, pero
que todos estemos cobijados y beneficiados bajo esa mentalidad; lo mismo si se optara
por ser socialista, o monarquista, o quien sabe qué más proyecto de vida y manejo
político se pueda plantear en beneficio de un colectivo.

La vida, el bien más preciado de todos, no se respeta por motivos de bondad, sino de
sobrevivencia individual y colectiva. Individuos y colectivos que no vean la necesidad de
proteger la vida, tarde o temprano perecerán, de igual forma, que los condenados con
anterioridad por ellos mismos. La vida es el requisito esencial para todo colectivo, es el
valor por excelencia de toda sociedad que desee el bienestar para todos sus
integrantes. La vida no se puede cegar por nada ni nadie, nunca habrá lugar para
decretar la muerte bajo ninguna causa o circunstancia. Un simple virar del lenguaje
puede ocasionar el principio de la inconformidad. Mientras se siga manejando el criterio
de que unos hombres son asesinados y otros son dados de baja, la seguridad del
colectivo seguirá estando en vilo. Cuando la vida de unos vale más que la de otros, en
un mismo territorio, no podemos esperar la conformación de un Estado capaz de
cumplir con los mínimos requisitos esperados para un colectivo. Lo que todos
olvidamos, y los psicólogos debemos recordar al público con vehemencia, es que una
vida, por más sencilla la persona, siempre exige venganza; y bajo ese criterio, pronto no
quedará nadie en nuestro territorio. Cuantos de nuestros grandes adalides, que hoy
presentan un proyecto social, sin ir más allá de un simple análisis, dejan notar que su
verdadero móvil es el deseo de saciar la venganza por la muerte de su ser querido; y
cuántos otros engrosamos las legiones de la muerte, enarbolando un proyecto social
pero que en el fondo sabemos, nos mueve la muerte inesperada del familiar que
amábamos.

Un proyecto educativo, conforme a un claro proyecto de vida estatal, se hace urgente.


Pero un proyecto a largo plazo, y no a capricho del Ministro de Educación de turno ni a
criterio de un padre ávido de satisfacciones pulsionales primarias. En la educación, se
ha visto, es la familia la primera institución que debe asumirla en consecuencia con un
proyecto macro, un proyecto social; en complemento, la escuela asume la
responsabilidad de terminar el proceso de construcción de seres sociales. Cerrar un
centro universitario, más para cobrar una deuda personal que para salvaguardar el
proyecto estatal, no es propiamente una acción política; prohibir a los hijos desarrollar
su sexualidad por celo al placer, más que a su beneficio físico y mental, no es propio de
un padre con claro sentido del principio de realidad. La fortaleza moral del pueblo
colombiano no se da en la educación de una generación sino a partir de educación de
varias generaciones que encuentren una meta definida, clara y única para todos. La
educación es bastión para la erradicación de la violencia; por tanto la educación no
puede ser entregada a los particulares; la educación engloba el proyecto común y no
debe ser la forma de vida de unos cuantos comerciantes o grupos privilegiados. Lo
mínimo que se le pide a un proyecto educativo es que sea coherente con los principios
del Estado, allá deberá perfilar la familia y la escuela. De otra manera, por más centros
de educación que se tengan en un territorio y modelos de familia que se impongan, sólo
84
se podrá tener mucho sabio y poco saber; y en el peor de los casos, saber y acción que
no repercuten en la solución de las necesidades del Estado. Solo así podemos explicar
que un Estado como Colombia, que tanto se ufana de tener cualquier cantidad de
centros universitarios y defensor de la familia (C. N. Art. 42), mantenga un estado de
violencia y desigualdad social como el presente. Mientras la educación sea lucro de
particulares, y no corresponda al proyecto de un Estado, los niveles de violencia e
informidad se harán cada vez más fuertes. Basta recordar que el verdadero proyecto
educativo no busca hacer seres mansos, parasitarios y obedientes sino hombre
creativos, productivos y concientes de su función social. El hombre educado aporta al
Estado, no acepta el Estado; el hombre educado ama su Estado, no lo odia, y esto sólo
se da cuando siente respaldo a sus necesidades por parte de todos y cada uno de los
hombres que lo conforman.

Referencias

Báez, J. (2000). El contexto del abuso sexual. Universidad Nacional. Monografía de


Grado.

Báez, J. (2002). La familia en Colombia. www. orbita.starmedia.com/~jairbaez.

Báez, J; Rodríguez, R; Cruz, U. (2002) Análisis de una realidad familiar. (Estudio de un


caso). Asociación Pavas en www. orbita.starmedia.com/~asopavas.

Constitución Nacional de Colombia.

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Noviembre 1998. Bogotá: Defensoría del pueblo.

Freud, S. (1915/1988). (Trad. López, B., L.). Consideraciones de actualidad sobre la


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Freud, S. (1931/1983). (Trad. Rey, A., R.). Sobre los tipos libidinales en Tres ensayos
sobre teoría sexual. Madrid: Alianza.

85
REPRESENTACIONES DE MUERTE, VIOLENCIA Y PROPIEDAD EN UNA
POBLACIÓN DE ADOLESCENTES EN PROCESO DE EXCLUSION.

Carlos Augusto Murillo García

La investigación reseñada permitió la conceptualización de las


representaciones particulares que estas niñas tienen de las categorías
de propiedad, violencia y muerte, a partir de una visión metodológica
hermenéutica, perspectiva que permitió igualmente una aproximación al
sentido de su conducta contraventora a partir del conocimiento de las
nociones que sustentaban su juicio y su conducta moral como
adolescentes infractoras. De igual manera el estudio permitió conocer
desde la perspectiva Kohlberiana la dinámica de la atmósfera moral del
contexto cultural y de sus grupos familiares de referencia que
constituían en ese entonces su realidad social propia, por lo general
disfuncionales ambas, en donde se presentaban un sinnúmero de
situaciones en su diario vivir que sostenían las representaciones
particulares investigadas y los juicios consecutivos acerca de los otros y
de la acción moral posible a emprender con respecto a ellos,
legitimando su comportamiento transgresor. Se pretendió con esta
investigación aportar conceptos de gran utilidad para el conocimiento y
tratamiento de los problemas que a este nivel social y familiar están
permeando estas conductas infractoras, así como facilitar otras lecturas
acerca de las dificultades que enfrentan la institución y los programas
del estado que intentan su rehabilitación.

Un sujeto moral con una conciencia autónoma es el que se da a sí mismo sus propias
leyes y se rige por ellas como si fuera un deber para todos, asumiéndose como sujeto
responsable de sus acciones en su interacción con los otros. Y un sujeto moral con una
conciencia heterónoma obedece a normas externas a él, asumiéndose como objeto de
leyes externas que condicionan sus acciones y lo someten a una autoridad que se
legitima en las tradiciones culturales, la moral religiosa, las leyes jurídicas, entre otras.

La moral autónoma es un proceso histórico del desarrollo humano que posibilita al


sujeto ser el autor de su propia vida a partir del reconocimiento del otro en la
construcción de su realidad social y subjetiva. En tal sentido, las relaciones que
enmarcan este proceso se basan en la reciprocidad y el respeto mutuo, donde cada
cual asume su propia responsabilidad frente a sí mismo y frente al otro.
86
Es así, que el sujeto se da sus propias leyes con la intencionalidad de que sean válidas
para todos. Es a partir de esta auto-legislación que las normas morales adquieren el
carácter de humanizar a los sujetos y las relaciones entre éstos y con el entorno.

Un sujeto autónomo dinamiza sus relaciones y su entorno a partir de la autorreflexión y


la crítica de situaciones enajenantes e injustas, problematiza y transforma su realidad
en la búsqueda de la equidad y la justicia social.

En la obra "Educación y razonamiento moral", Díaz y Medrano (1994) siguiendo a


Piaget, consideran que la moral heterónoma se basa en la autoridad externa la cual es
la fuente del deber. Las relaciones heterónomas se sustentan en la presión y miedo al
castigo, es decir, las normas son coercitivas y exigen un respeto unilateral a quien
ostenta la autoridad. De manera que la responsabilidad se asume en función de las
consecuencias materiales de la acción, sin tener en cuenta las intenciones y
circunstancias que rodean dicha acción.

Por último, el sujeto heterónomo sigue las reglas al pie de la letra y en ningún momento
entra a cuestionar dicha legitimidad normativa. En tal sentido, el sujeto heterónomo, no
auto-reflexiona sobre su vida porqué considera que todo está hecho y acabado, y que él
es parte de ese mundo el cual no se necesita o no se puede transformar.

Por su parte, González L. (1999) dice que en el proceso evolutivo del sujeto existen
estados de inmadurez y procesos despersonalizantes que obstaculizan el desarrollo de
la personalidad y de su conciencia moral. Así, en la conciencia no todo es claro, es
decir, no siempre existe una autonomía en el juicio del sujeto moral. A esta incapacidad
de autonomía del sujeto se le conoce como subconciencia moral, que se caracteriza por
todas “aquellas manifestaciones de la conciencia moral que no constituyen propiamente
el núcleo de la conciencia, aunque cumplen papeles similares y a veces lo suplantan”
(p. 136).

Existe una intima relación entre la representación de la propia experiencia personal


considerada como una secuencia fenoménica de la existencia vivida y las
representaciones particulares que las personas establecen con respecto a ciertas
categorías y fenómenos de la sociedad de referencia en la que transcurre esa
experiencia.

Circunstancia particulares de la trayectoria vital, que marcan profundamente la


experiencia personales, tales como la violencia, la marginalidad y la indigencia, el
desempleo, la perdida de valores, la desintegración familiar, las adicciones la
delincuencia, la desesperanza y el escepticismo, entre otros, son aspectos
relacionados con las representaciones de la realidad que remiten a la diversidad de
búsquedas de sentido con base a la experiencia concreta vivida en una condiciones
sociales particulares en un momento lógico determinado al interior de un contexto y de
unos procesos intersubjetivos.

87
Abordar los fenómenos de delincuencia, toxicomanías, violencia y marginalidad en
Colombia conlleva analizar las particularidades de la dinámica de un colectivo en
donde se impone la muerte y la agresión, en detrimento de los valores de la
convivencia y los ideales pro sociales que permiten la puesta en común de intereses y
perspectivas con miras a la construcción social y a la expansión y legitimación de la
cultura. La época actual en nuestro contexto parece estimular la ruptura del vínculo
social, exhibir modos no sociales de convivencia y legitimar estilos de reproducción
cultural en la que predominan modos disruptivos de interpersonalidad.

En una investigación realizada conjuntamente con Sandra Sepúlveda y Sandra Milena


López en el año 2002 titulada “Representaciones de propiedad violencia y muerte en
niñas entre los doce y dieciséis años, internas por hurto calificado en la unidad de
recepción “Lázaro Nicholls” de la ciudad de Pereira”, se formula como intencionalidad
del estudio la de identificar la representación que de cada concepto tienen estas
adolescentes infractoras recluidas en dicha institución reeducativa. Como instrumento,
se acudió a dos talleres: uno denominado Taller Conceptual.- Paradigmático que buscó
la definición a nivel grupal de los conceptos de propiedad, violencia y muerte y
consecutivamente la expresión gráfica de los mismos a través de pliegos de papel,
empleando colores, marcadores, recortes de revistas, llevando a elaborar un producto
final a la manera de collage y además, tratando de explorar los imaginarios que las
menores tienen de dichos tópicos. Otro, denominado Taller Semántico procuró
conocer la interpretación que las propias niñas realizaban acerca de los conceptos
formulados y de las producciones gráficas grupales. Con este fin se empleó una
técnica de trabajo tipo mesa redonda por grupos; por último, se efectuó con las niñas
una entrevista colectiva en profundidad, que buscó unificar y sistematizar la información
reunida.

Se consideró que el tratamiento del tema de las representaciones de propiedad,


violencia y muerte, era de vital importancia para el entendimiento de las diferentes
situaciones de marginalidad y exclusión que viven las personas en desarrollo con
relación a los intereses del cuerpo social y a las acciones del estado. Al acudir a las
adolescentes internas en el Hogar “Lazaro Nicholls” de la ciudad de Pereira, por
acciones de hurto calificado, se buscó ampliar el conocimiento de su visión de mundo y
de sus motivaciones y consecutivamente definir las fronteras del tratamiento y manejo
de todo lo relacionado con las menores dentro de los procesos institucionales y las
estrategias de rehabilitación. Las niñas objeto de investigación, son niñas que desde su
gestación han sido producto de una deficiente calidad de vida, la historia de los
múltiples ingresos a centros de protección, hasta la llegada a un centro para
contraventores es prueba de ello. Es en la niñez donde las fortalezas, habilidades,
capacidades y talentos, se encuentran a flor de piel y es esta la edad propicia para
explorar y desarrollar en ellas todas las potencialidades a partir de la acción
convergente de los contextos familiar, educativo, y sociocultural general, pero debido a
la carencialidad estructural del grupo familiar de base, estas posibilidades se
evidencias como impedidas y alteradas severamente la dirección y las opciones de su
desarrollo.
88
Con referencia al análisis de la información, éste se efectuó a partir de las estrategias
reseñadas, permitiendo la expresión espontánea de las niñas que conformaron la
unidad de trabajo. Por considerar que los datos recabados con las menores acerca de
la representación de estas categorías de propiedad, violencia y muerte, en si mismos,
son ampliamente reveladores se consignan partes seleccionadas del texto original:

En lo referente al sentido último de los conceptos y de la representación gráfica que


estas menores tienen de los conceptos de propiedad, violencia y muerte, se definieron
las siguientes categorías finales de análisis de la información:

Primera categoría: representación de la muerte como producto de un estilo de vida que


se comparte, que puede llegar a ser excitante, placentero o inevitable.

Esta categoría se refiere al estilo de vida propio de estas niñas, donde la muerte es el
resultado de las drogas, el satanismo y la violencia, ambiente al que están expuestas la
mayoría de ellas a causa no solo de sus conflictos internos, sino también de la crisis de
valores que en este momento enfrenta la sociedad. Por ejemplo, las menores afirman
con respecto al concepto de muerte: “hablamos de muerte, porque todos vamos a parar
al cementerio, ¿no es así?, todos nos vamos a morir y es la muerte ya el fin de todo,
donde se acaba la vida”, igualmente relacionan el concepto con la experiencia
cotidiana, “para mi porque pues esto es un cementerio y muchos gracias a las drogas
es que están pagando allá rápido, se van rapidito pal cementerio”, de la misma manera
afirman, “para la muerte, pues si, el camino más corto es el de las drogas” . Con
respecto al concepto de violencia refieren: “Es la gran problemática que asocia nuestro
país, por la gran violencia que hay en Colombia, se ha convertido la cosa más común e
inevitable, también puede ser un descanso, el paso a otro mundo donde llegue a la paz
y Dios”. Las afirmaciones con respecto a la droga constituyen una constante en su
relato debido a que ellas mismas son consumidoras habituales y ocasionalmente poli-
adictas, igualmente estas niñas en su mayoría han tenido experiencia de prostitución,
su estilo de vida está marcado por la recurrencia de emociones sin dirección ética,
están expuestas a la enfermedad física y mental y se enfrentan constantemente a
callejones sin salida donde cada vez se deteriora la calidad de vida y se afecta el
respeto propio y del otro.

Subcategoría: muerte como algo que se está en el derecho de inflingirle a otro.

Los serios problemas normativos de las menores, unidos a las dificultades familiares,
problemas afectivo-emocionales y la carencia de oportunidades, configuran una
estructura de personalidad con grandes problemas morales, en la cual no existe respeto
por la vida del otro. Por ejemplo, las menores afirman: “Un amigo mío atraco una
señora saliendo de un banco, como ella empezó a gritar y él del desespero de la murga
de que todos se iban a dar cuenta se devolvió y le metió dos tiros, y la señora solo
estaba pidiendo auxilio”. “!Ja! yo robando, yo no tendría paciencia, a mí me sale una
gomelita desas y ¡Ja! yo se la voy es metiendo diuna”. “Pues que si la persona, pues
ósea, el que mató a esa persona, pues sí, porque si la persona se las debe o hizo algo,
89
bien muerto sea, pero si lo va matar así por así, muy horrible, donde yo sea yo lo mato
a él”. “Las liebres no se pueden dejar, porque las liebres se encargan de matalo a uno
a toda hora y es mejor matalas y quitase un peso de encima a toda hora”, al respecto
Kohlberg (1992) considera que “el reconocimiento social requiere, además, siempre una
toma de rol, es decir una concienciación de que el otro es, en cierta manera como el
ego y de que el otro conoce o responde al ego dentro de un sistema de expectativas
complementarios. Por consiguiente, los cambios evolutivos en el ego social, reflejan
cambio paralelo en la concepción del mundo social.” (p. 51).

Esta toma de rol no es más que la capacidad de descentramiento de la persona, es


decir, la capacidad de ponerse en el punto de vista del otro; es en este sentido que “la
dirección del desarrollo social o del ego es también hacia un equilibrio o reciprocidad
entre las acciones del ego y la del otro hacia el ego. El punto mas elevado del desarrollo
del sujeto moral tiene que ver con el desarrollo de una conciencia autónoma, en la que
él se da a sí mismo sus propias leyes y se rige por ellas como si fuera un deber para
todos”. (Kohlberg, 1992)

Estas niñas en el marco de la teoría de Kohlberg, se encuentran en los niveles más


bajos del desarrollo moral, adoptando entonces una moral heterónoma siguiendo así
sus propias reglas al pie de la letra, sin tener la capacidad de elaborar un juicio moral
sobre su vida, debido a que el sujeto heterónomo asume una actitud pasiva frente a lo
que como ser humano le toca vivir y el supone no puede cambiar, situación que se
acentúa al tener en cuenta también el bajo nivel cognitivo en el que se encuentran.

Segunda categoría: representación de la violencia como producto de un estilo de vida


que se comparte, que puede llegar a ser excitante, placentero o inevitable.

Esta categoría se refiere a la representación que de si mismas hacen estas niñas, en


tanto la representación de la violencia y la muerte son conceptos inherentes a su forma
de experimentar la realidad, es intrínseco a los parámetros relacionales de sus vínculos
primarios en el grupo familiar o en el rudimento de grupo familiar que han tenido, han
convivido con ellas y las han adoptado como un modo de ser en el mundo, como un
estilo de vida y de igual manera van transmitiéndolas en sus relaciones interpersonales
como su única forma de comunicación. Por ejemplo, las menores afirman: “violencia
es que lo agredan a uno las personas a las que le tiene cariño”, “Para mí lo que
significa violencia, es lo que nos están maltratando a nosotros y maltratando la
comunidad, porque hay mucho maltrato, crimen y mucha destrucción”, otras niñas en
sus afirmaciones muestran la simpatía por formas contraculturales en las que la
violencia es una forma de militancia, “Porque mire el satanismo es lo máximo, pero
sabe que eso es lo que lo lleva a uno a si hacer vueltas raras, empieza a matar, a
sacrificar niños pequeños, si eso es violencia” igualmente refieren, “la música metálica a
veces lo lleva a uno a la perdición, pero es bacana porque experimenta muchas cosas
de la vida y porque es bueno experimentar cosas de la vida, porque a veces lo llevan a
uno al satanismo o uno pierde la normalidad y lo lleva a robar a la perdición”. Estar
inmersas en formas vinculares caracterizadas por la violencia no es un obstáculo para
90
que tengan un pensamiento crítico con respecto a las causas posibles de la misma: “la
violencia no solo es matarse, sino también la violencia es la que crea el mismo estado
la pobreza, falta de vivienda, salud, para mi eso es violencia”, “esta otra figura, pues
míreles la cara, viciosos, drogadictos y la gente así son los que más representan la
violencia, son las que más violentos son”, de la misma manera refieren, “esta violencia
es porque hay mucha gente desplazada que el gobierno no la quiere ayudar, que en
verdad es gente muy pobre que tiene que vivir en la calle sufriendo, que eso no puede
ser así, que debería antes de ayudarle”, y “la violencia es un maltrato social que en
nuestro país es común, por la falta de tolerancia, solidaridad, respeto mutuo, sobretodo
la paz, muchas veces la violencia no es en nuestra comunidad, sino en nuestro hogar,
porque desde pequeños nos deben inculcar los valores de nuestra sociedad, aunque en
la mayoría de nuestros hogares esos valores no existen, es como dar al comienzo de
nuevos sicarios, en fin todo lo que hace parte de la violencia”.

Juan Delval, afirma que el niño se aproxima al mundo social de manera directa y de
manera indirecta, de esta forma establece las representaciones de este contexto social,
la cual se organiza y reorganiza a partir de lo que los adultos le enseñan de este
contexto, es de esta manera como el niño erige reglas que determinan su acción en la
realidad y orientan su conducta y su conocimiento. El autor afirma que la aparición de
inconsistencias en valores y normas puede aparecer como algo no consciente para él,
siendo lo ideal que esta contradicción entre valores y normas sea consciente, es decir
que haya una aprehensión significativa de lo problemático de las mismas, lo cual parece
que ocurre en el caso de los testimonios expuestos, evidenciando que a pesar de esa
captación consciente eso no fortalece la condición moral de los menores.

Subcategoría: violencia como algo que se esta en el derecho de inflingirle a otro.

En estas niñas, la violencia parece ser utilizada como mecanismo de defensa para
sobrevivir en el ambiente al que están expuestas lo que genera en ellas diversidad de
sentimientos encontrados como: resentimiento, rabia, miedo, culpa y vergüenza y las
lleva a enfrentar constantemente factores de riesgo tales como: Familias disfuncionales,
enfermedades de transmisión sexual, madresolterismo, prostitución, drogadicción,
tráfico de drogas, robo, agresión, hambre, desempleo, carencias tanto afectivas como
materiales, entre otros. Las menores afirman al respecto, “la verdad lo único que yo
pienso, es que si alguien me agredió a puñaladas es recuperarme y hacerle lo mismo o
peor, en lo que sea recuperarme y hacerle lo peor”, “me ha tocado, me han dado y ha
tocado que dar, porque uno no es monedita de oro pa caerle bien a todo el mundo, a
uno también, cada mundo es cada cual sino que a veces le van a robar a uno, le van a
dar cuchillo uno no se deja, uno se tiene que defender en lo que resulte”; en referencia
a lo que sucedía en su contexto social de base una menor afirma: “violencia, sí, porque
yo en parte vivo en la violencia, en medio de la violencia, porque ya, yo vendía drogas,
yo ósea, allá existía siempre la violencia, allá si no maltrataban a alguien no vivían feliz”,
en ese mismo orden de ideas otra menor afirma, “¿Yo? Pues la primera vez que robe
sentí miedo, pensé las cosas y empecé a decir, lo hago o no lo hago y al fin y al cabo yo
no sé si fue que me llené de valor o quien sabe que me dió y me atreví a hacerlo y
91
después ya, ya lo cogí de costumbre, al principio se siente miedo, ya después, después
de que lo hace muchas veces piensa ¿será que esa persona necesita la plata pa algo?
Que como también muchas veces uno dice, no ese tenía mucha plata, se veía muy bien
vestido como pa uno tenele compasión, pero la primer vez solo sentí miedo, a veces me
da pesar, a veces me da alegría, pero eso es ques muy bacano, pero toca”, al
respecto, Hoyos, (1995) elabora unas reflexiones éticas sobre el sentimiento moral.
El autor citando el texto de P. Strawson “libertad y resentimiento”, resalta tres
sentimientos que son prioritario con respecto a la conciencia moral: “El resentimiento, la
indignación y la culpa”. El resentimiento es un sentimiento de ofensa al experimentar
como intencional una acción agresiva de parte de otro. La indignación es el sentimiento
de ofensa ante la injuria que un tercero le hace a otro y lleva implícita una acción
solidaria. La culpa tiene que ver con el sentimiento de vergüenza ante la ofensa
provocada a otro. Estos sentimientos se enmarcan en contextos interpersonales al
interior del mundo de la vida, generando una sensibilidad social que permite de manera
intuitiva hacer valoraciones sobre lo correcto y lo incorrecto de las acciones. Estos
sentimientos podrían ser ampliados con otros como “el agradecimiento, el perdón, el
reconocimiento”, los cuales aplicados en la dinámica interpersonal “dan cohesión a las
organizaciones y al tejido social“ (Hoyos, p. 11).

Hoyos afirma que “sin base en los sentimientos morales no es posible argumentar en
moral”. El punto de partida para Hoyos es que lo moral es constitutivo del sujeto en
tanto este pertenece a la especie humana. La moral es del orden de los sentimientos y
de las acciones del sujeto humano, se expresan como juicios morales y se dinamizan
en las relaciones individuo-sociedad. Piensa el autor que en el medio falta sensibilidad
social y por lo tanto sensibilidad moral.

El ambiente en el que se desenvuelven estas niñas, es un ambiente restrictivo en


cuanto a la diversidad y amplitud de puntos de vista, y carencial en lo que respecta a la
función normativa, por lo tanto, las niñas siguen pensando en ellas mismas antes que
en otras personas, incapaces de manejar sentimientos de indignación, resentimiento y
culpa, esto para decir que la indignación implica de alguna manera solidaridad. La culpa
y la indignación que las menores refieren es un sentimiento no funcional que ellas
utilizan como justificación a la mala acción, más no, al arrepentimiento del mismo.

Tercera categoría: sentido relativo del concepto de propiedad.

La categoría se refiere al valor relativo de la propiedad, no existe una norma que inhiba
a las sujetos del estudio respecto al respeto por la propiedad, la propiedad no es algo
que sea de derecho exclusivo de una persona, un tercero puede llegar a despojarlo por
cualquier motivo de los bienes que posee, sin que existan unas razones lógicamente
justificadas para tal despojo de los bienes. Por ejemplo, las menores afirman: "yo si me
propongo algo lo alcanzo, alcanzo mis metas que quiero porque eso para mi puede ser
propiedad pero no lo tengo y algún día me gustaría tenerlo y yo siempre y yo si me
propongo una meta yo compro lo que yo quiero y consigo lo que yo quiero para mi vida
así sea robando, así sea matando, así sea trasladando drogas pero como sea",
92
igualmente aseveran, “ para tener algo se tiene que poder tenerlo, porque es de poder
y si es de ellos ¡ja! Es de nosotros, es diuno”, y en referencia a los acontecimientos del
11 de septiembre, recientes en la época de la investigación, refieren una posición que
muestra el relativismo de su juicio moral, “y pues este edificio aquí que parecen las
torres gemelas también es propiedad, pero a la vez no es propiedad porque a la hora
que a otro le de la gana de colocale una bomba y tumbalo, paila”, igualmente muestran
su centramiento cognitivo y moral, “propiedad mi casa, mi familia, mi cuarto y mi
mamá”. Otra variante de la posición relativista insinúa un manejo instrumental del
derecho a la propiedad, “!ay pues que le digo yo, eso casi yo no se lo puedo expresar,
porque lo que yo si tengo y yo me admiro mucho es que yo soy drogadicta, yo soy siete
años que llevo manejando la calle, porque con siete años que yo llevo y drogadicta y
todo ya era para que yo estuviera tres metros bajo tierra o cuatro y pues eso si yo no se
decir, porque nunca me ha gustado quitarle nada a nadie, eso si yo tengo que no me
gusta quitarle nada a nadie para que tampoco me lo quiten a mi”, al respecto la teoría
de Kohlberg (1992) afirma que el juicio moral de la persona de estadio uno si bien
existe una función simbólica evidente, esta se caracteriza por ser irreversible y esta
centrada en “en las consecuencias físicas de una acción”, aunque en este caso de las
menores estudiadas o son “los dictámenes de las autoridades los que definen el bien y
el mal”, sino que más bien como lo define Kohlberg para el segundo estadio, “lo
correcto se define como lo que sirve a los intereses y a los deseos propios y la
interacción cooperativa se basa en términos de simple intercambio”, definiendo la
noción de muerte, violencia y propiedad de estas jóvenes al servicio de intereses
puramente instrumentales.

En otro texto escrito derivado de una investigación sobre valores (Murillo y García),
anotaba que “los procesos de socialización consolidan o debilitan la humanidad del
sujeto. Un sujeto alto de moral es una persona que construye su vida diariamente con
el fin de alcanzar unos objetivos que dignifiquen sus acciones como ser humano, y eso
solo es posible en la interacción reciproca con el otro, pero un sujeto también puede
estar bajo de moral y sus acciones están encaminadas al logro de su propio bienestar
sin importar y o usando al otro. El sujeto pierde humanidad cuando no puede concebir
a su interlocutor como otro ser humano, estas personas pueden existir sin relacionarse
con el otro, debido a sus propios intereses y finalidades, el otro termina siendo para el
sujeto el medio para lograr sus fines, o el objeto de uso de los placeres y deseos. Esta
manera de obrar termina en un individualismo, ya que el sujeto actúa sin tener en
cuenta al otro e incluso sin tener en cuenta las normas y derechos que legitiman un
orden social”.

Es desde la infancia donde se deben estimular los procesos de socialización de un


individuo, fundamentados en el respeto por el otro, a nivel familiar, escolar y social.
Una adecuada socialización optimiza la definición de la identidad y la humanización
del sujeto en términos de hacerlo apto para la vida social y la construcción cultural, de
ahí que pueda concebir en sus relaciones futuras el lugar del otro como el suyo propio,
si por el contrario los niños son privados de este proceso, dará como resultado un
sujeto egocéntrico e individualista, que no concibe el criterio del otro, reconociendo
93
como interlocutor válido y de manera instrumental solo a aquel que comparte sus
ideales distorsionados.

Subcategoría: propiedad como algo que se esta en el derecho de arrebatarle al otro.

Para estas niñas la representación de propiedad concierne a todo aquello que se


posee, como la familia, su casa, su ropa, entre otros, incluyendo aquello que las
deslumbra y que se representa solo en bienes materiales, que no tienen pero sueñan
tener como símbolo de poder a costa de lo que sea. Por ejemplo, las menores afirman:
"yo si me propongo una meta yo compro lo que yo quiero y consigo lo que yo quiero
para mi vida así sea robando, así sea matando, así sea trasladando drogas pero como
sea", igualmente afirman: “se puede tener alguna cosa de propiedad en nuestra vida,
así sea yo tener una propiedad ajena”, por otra parte refieren una idea del
comportamiento ideal a seguir con respecto a un objeto material deseado, “no y esos
bobitos con, esos tenis tan elegantes (hay que decirles) bájese de ellos”, podría parecer
de acuerdo con estas afirmaciones que en el marco de la teoría Kohlberiana, estas
niñas podrían estar en el estadio 1 del nivel preconvencional, pero en realidad algunas
de ellas parece no alcanzar siquiera dicho nivel ni estadio, ya que para ellas el castigo
no es impedimento para satisfacer su deseo infractor.

En la investigación realizada con Sepúlveda y López (2002) se llega a las siguientes


conclusiones: La representación de muerte aparece como producto de un estilo de vida
que se comparte, que puede llegar a ser excitante, placentero o inevitable; en
contribución a esta afirmación encuentran que estas niñas consideran la muerte como
algo que esta en el derecho de inflingirle a otro. Por otro lado, estas niñas coinciden en
construir una representación de la violencia como producto de un estilo de vida que se
comparte, que puede llegar a se excitante, placentero o inevitable; en apoyo a esta
afirmación, está el hecho de que perciben la violencia como algo que se esta en el
derecho de inflingirle a otro. Por último, estas menores refieren como un denominador
común un sentido relativo del concepto de propiedad que se fortalece con el
convencimiento unánime de que la propiedad es algo que se está en el derecho de
arrebatarle al otro.

Los elementos que aportó este trabajo pueden llegar a constituirse en la base para el
desarrollo de diversos estudios relacionados, como por ejemplo el desarrollo moral de la
población de adolescentes infractores, que a pesar de ser un tema bastante explorado
por muchos investigadores, en esta población presenta muchos interrogantes y dista
mucho de haber sido suficientemente esclarecido. De esta manera los investigadores
vinculados a los proyectos que se desarrollen alrededor de esta problemática, podrán
estar muy bien fundamentados a partir de los conceptos y conclusiones aquí
mencionadas y a la vez les ilustrará para abordar nuevas perspectivas de
conceptualización y de intervención

94
Referencias

GONZALEZ. A, L. J. ETICA. Editorial el Búho. Santa fe de Bogotá, 1998, Pág. 136.

SEPULVEDA, S., LOPEZ, S. M. Tesis de Grado para optar al titulo de Psicología,


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Construcción de la Inteligencia humana”, Ed. Cinde, Manizales 2000

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básica, en: Revista Diálogos Educativos, año 3 No. 3 Universidad Tecnológica de
Pereira

DIAZ Y MEDRANO. Educación y razonamiento moral. Ediciones Mensajero. Bilbao,


1994

95
LA CODEPENDENCIA ASOCIADA CON PATRONES DESADAPTATIVOS DE LA
PERSONALIDAD, LA VIOLENCIA Y LOS DESAJUSTES PSICOAFECTIVOS

María Teresa Fajardo Rozo 7

Jairo Báez

El escrito muestra los resultados de un trabajo de investigación, donde se pudo


establecer y profundizar, mediante estudio de caso, y a través de historias de vida,
los factores psicosociales que inciden en la codependencia de tres mujeres que
tuvieron estrecho contacto con consumidores de sustancias psicoactivas. Este
estudio teórico-práctico, y con un enfoque psicodinámico, se desarrolla desde una
perspectiva histórico-hermenéutica, en donde, la investigadora principal hace parte
de las sujetos de investigación. El haber desglosado minuciosamente las historias
de vida de estas mujeres, articulándolas e interpretándolas desde fundamentos
psicoanalíticos, tales como los mecanismos de defensa, las relaciones objetales, su
estructura y sexualidad, permitió no sólo establecer características de una
personalidad dependiente, muy similares entre sí, sino identificar los factores que
desencadenaron una personalidad dependiente en estas tres mujeres, permitiendo
tener una visión mucho más amplia y profunda sobre la problemática que vive esta
población, un tanto descuidada por falta de investigaciones sobre el tema.

Palabras clave: Codependencia, Mecanismos de Defensa, Relaciones Objetales,


Complejo de Edipo, Superyó.

ABSTRACT

The intention of this writing is to summarize the results of a work of


investigation, which through case study and histories of life, was able
to establish and to deepen, the psycho-social factors that affect the
codependency of three women who had straight contact with
consumers of psychoactive substances. This theoretical-practical
study, that had a psychodinamic approach, is developed from a
historical-hermeneutical perspective, where, the investigator is part of
the investigation subjects. To detach meticulously the histories of life

7
La autora, como persona que tuvo la experiencia de convivir con un adicto a SPA, forma parte de las sujetos de
investigación en el presente trabajo. The author, like a person who had the experience to coexist with an addict to
SPA, is part of the subjects of the investigation in this work.

96
of these women, articulating them and interpreting them from
psychoanalytic foundations, such as the defense mechanisms, the
objetales relations, its structure and sexuality, not only allowed to
establish characteristics of a dependent personality to each other,
very similar, but to identify the factors that triggered a dependent
personality in these three women, being allowed to have an ample
and deep vision of the problematic that affects this population,
somewhat neglected by lack of investigations on this topic.

Key words: Codependency, mechanisms of defense, objetales


relations, Oedipus Complex, Superyó.

Hay miembros de la familia que se ven considerablemente afectados cuando uno de


ellos es consumidor de sustancias psicoactivas (SPA), puesto que son los que reciben
el gran impacto de los efectos de la adicción, manifestando síntomas disfuncionales que
se van desarrollando y generan un tipo de personalidad bien particular, que es,
precisamente, lo que conlleva a que se mantenga o se incremente la adicción en el
consumidor. A esta clase de personas se les conoce como codependientes y se
caracterizan principalmente por su necesidad obsesiva de controlar la conducta de
otros, la dificultad para establecer y mantener relaciones sanas, dificultad para tomar
decisiones, gran responsabilidad y culpabilidad por las conductas de otros, autoimagen
negativa y necesidad de aprobación externa, entre otras. Igualmente, el codependiente
teme al rechazo y al abandono y su autoconcepto depende de lo que el adicto y los
demás piensen de él (Beatie, Carruth & Mendehall, citado por Pérez, A. 2002)

Algo que llama mucho la atención, es conocer en qué momento se comienzan a


manifestar los síntomas en el codependiente, y este interrogante fue el que me llevó a
investigar sobre los factores psicosociales que inciden en la codependencia de mujeres
que han convivido con adictos a sustancias psicoactivas. Esta investigación, a través de
un estudio de caso, basado en la historia de vida de tres mujeres (incluyendo mis
vivencias y experiencias personales)8, con una perspectiva histórico-hermenéutica y
desde una mirada psicodinámica, permitió entre otros aspectos, identificar los factores
que desencadenaron la estructura de una personalidad dependiente en estas tres
sujetos. A través de las historias de vida de estas mujeres, Jimena, Liliana y Clara, se

8
Como investigadora y persona codependiente, también formé parte de las sujetos de investigación y para darle
validez a mi estudio, se tuvo en cuenta la ética profesional del segundo investigador y de mi psicoanalista.

97
conjugan sus diversas experiencias, en un escenario donde se mezcla el amor, el dolor
y la esperanza y donde a través de sus relatos “desnudan su alma”, hasta hacer
comprender que su personalidad dependiente no surge de la noche a la mañana, sino
que proviene de desajustes psicoafectivos instaurados durante sus primeros años de
vida, cuyos síntomas afloran en la convivencia o contactos estrechos con un
consumidor de SPA.

Teniendo en cuenta que son mínimos los estudios realizados en Colombia, sobre
Codependencia, era necesario profundizar sobre los comportamientos que presenta el
codependiente y descubrir las raíces que originaron una personalidad tan particular
como es la de esta población. Es por esto por lo que a través de sus relatos se muestra
el caos vivido en sus hogares, la impotencia y el dolor al no poder lograr que sus
familiares adictos abandonaran el consumo y su deseo de acabar con la vida del adicto
o con su propia vida, hasta que finalmente tuvieron el valor de buscar y aceptar ayuda.
Las historias de vida se desglosan minuciosamente, se articulan e interpretan desde
fundamentos psicoanalíticos, tales como: Mecanismos de Defensa, Relaciones
Objetales, Edipo, Superyó y Sexualidad, teorías que permitieron tener una visión más
amplia y profunda sobre la problemática que afecta a esta población.

Mecanismos de Defensa

a) Negación

En la articulación teórico-práctica, se hizo muy notorio el surgimiento de unas


maniobras o estrategias inconscientes que estas sujetos manejaban para mitigar el
dolor y limitar la angustia. Por esta razón, se profundizó sobre la manera tan particular
como manejaban los mecanismos de defensa, identificándose un mecanismo de
negación muy acentuado en el que se sentían atrapadas, engañándose a sí mismas y
engañando a los demás. Algo que las caracteriza es el de ocultar y aparentar que no
pasa nada, aunque el problema del consumo por parte del adicto es evidente; es decir,
estas mujeres niegan y se resisten a aceptar que el consumo del adicto es un problema,
aunque pierdan energías queriendo cambiar al adicto, ya sea controlándolo o
impidiendo su consumo. Desde luego este desgaste termina en fracaso. De lo único
que se dan cuenta ellas, es que la situación empeora cada día más, pero se niegan a
reconocerla y a hablar del tema, aún con los otros miembros de la familia.

Ana Freud señala que la negación se empleará en toda situación en que es imposible
huir de una impresión penosa procedente del mundo exterior (1985). Esta afirmación
hace pensar que estas mujeres codependientes hacen de su vida una total negación al
sentirse atrapadas ante esa penosa situación de la que no pueden escapar y el seguirla
negando lo único que les genera es una pérdida de energía y un caos interno. Mediante
el relato de las historias de vida de Jimena, Liliana y Clara, se dan ejemplos de
situaciones muy precisas sobre la manera como utilizan la negación, en donde existe
98
una problemática que es evidente y cuyos comportamientos sólo se podrían
comprender a la luz de la naturaleza inconsciente de esos mecanismos de defensa.
Jimena expresa: “ … mi hijo me cuenta que está consumiendo droga, tiene 19 años y
consume desde los 16, pero yo no me daba cuenta …”. Es casi imposible que una
madre no perciba los cambios físicos, comportamentales, etc., de un hijo que lleva 3
años consumiendo SPA, si se tiene en cuenta que ella, según su relato, convivió
durante varios años con un esposo, también adicto a estas sustancias. Liliana refiere
que durante las vacaciones de universidad consumía y jugaba atari desde las 6 a.m.
hasta las 3 o 4 p.m. del día siguiente. Parece increíble que su familia no se diera
cuenta de su consumo, cuando la mayor parte de las vacaciones pasaba encerrada en
su cuarto. Y un último relato de Clara sobre este mecanismo de negación, es el
siguiente: “ … todo lo que yo veía y sentía lo callaba, y peor aún, lo negaba porque no
quería sentir dolor … no quería enfrentar la realidad” . Según Brainsky (1988), el
neurótico no niega la realidad sino trata de ignorarla.

b) Represión

Por otra parte, se identifica un mecanismo de represión muy marcado, cuando Clara
expresa frases como: “ …le tenía terror al dolor que iba a experimentar si miraba dentro
de mí …” o “ … la incoherencia entre lo que sentía y lo que aparentaba ser, me estaba
matando”. Jimena refiere: “ … yo me separé con mucha rabia, orgullo, me puse una
máscara muy tenaz … lloraba pero con nadie hablé … nadie supo de mi dolor”. A este
respecto señala Freud que la represión exige un esfuerzo continuado, cuya interrupción
la llevaría al fracaso y que lo reprimido ejerce una presión continuada en dirección a lo
consciente y para que el equilibrio se conserve es necesario un continuo gasto de
energía (1967). Como se pudo comprobar, estas sujetos manifiestan temor para
expresar sus sentimientos y según lo expresado por ellas, utilizaban “máscaras” para
aparentar que se encontraban bien, aunque su corazón vivía en agonía. Esto desde
luego, les ocasionaba un gran desgaste, como lo señala Freud arriba.

Relaciones objetales

Diferentes autores que han escrito sobre codependencia hablan de las necesidades no
satisfechas del ser humano en su infancia, que le han impedido madurar
adecuadamente para adaptarse a las situaciones de la vida adulta de una manera sana
y madura y en este sentido la madre juega un papel muy importante en el cuidado que
ella le brinda a su hijo aún antes de nacer, pero especialmente en los primeros días de
vida, o como dijera Caruso (1979), la existencia del niño es condicionada directa e
indirectamente, en gran parte, antes del nacimiento.

99
Vale la pena mirar, desde algunos postulados, cómo fueron las primeras relaciones de
Jimena, Liliana y Clara con sus madres: Corey (1995) define las relaciones de objeto
como relaciones interpersonales según se representan intrasíquicamente; agrega que el
término objeto, fue empleado por Freud para referirse a aquello que satisface una
necesidad o a una persona significativa o cosa que es el objeto de nuestros
sentimientos o impulsos. Según Spitz (1970), señala que estas relaciones satisfacen
tanto a la madre como al hijo y que son relaciones que se complementan brindando
satisfacción a ambas partes. Es decir, según Corey (1995), el niño, durante los
primeros momentos de la vida no se percibe como separado sino que el yo y el otro
están fusionados, y finalmente, esta fusión la ratifica Winnicott (1975) al afirmar que el
niño pequeño y el cuidado materno forman conjuntamente una unidad.

Pues bien, aquí es importante observar si realmente hubo satisfacción de manera


recíproca en las relaciones objetales de estas mujeres con sus respectivas madres, y si
se puede hablar de fusión niña-madre, cuando dos de estas sujetos manifiestan que
fueron rechazadas por sus madres desde la etapa de la gestación. Esto llevaría a
pensar que al no existir esa verdadera fusión, generó en ellas inseguridad y esto
explicaría la necesidad de mantener vínculos importantes que las conducen a
establecer relaciones desequilibradas y distorsionadas. Estas afirmaciones se pueden
evidenciar claramente en sus historias de vida y lo reafirma Hedges, cuando señala que
una vez establecidos los patrones yo-otros, influirán sobre las posteriores relaciones
interpersonales, manifestándose a través de un proceso de búsqueda del tipo de
relaciones que más se acerca al patrón establecido por las primeras experiencias, es
decir, pueden estar repitiendo patrones de relación que establecieron con su madre
cuando eran bebés (citado por Winnicott, 1975). En los relatos de estas tres sujetos, se
refleja claramente la repetición de patrones de relación que sostuvieron sus abuelas,
sus madres y donde Jimena y Clara, como hijas, repiten el mismo comportamiento con
sus parejas.

Por otra parte, cuando Winnicott (1960), explica su teoría del ser falso y el ser
verdadero, hace énfasis en que éste se desarrolla en las primeras relaciones objetales.
Compara la madre “buena” con la madre “mala”. La buena responde a la omnipotencia
del bebé y allí el ser verdadero comienza a cobrar vida a través de la fuerza que la
madre le transmite al débil ego del niño. La madre “no buena” es incapaz de cumplir
esta omnipotencia (…), la adaptación de la madre a los impulsos espontáneos del niño
es deficiente (…), se diría que el niño vive, aunque lo haga con una falsa existencia. En
cuanto al ser falso, se podría hablar de una máscara que el niño va construyendo poco
a poco para esconder el ser verdadero, convirtiéndose así en un imitador de otros y en
una persona sumisa, puesto que no se podría hablar de un ser auténtico, ya que el ser
falso no podría ser compatible con la autenticidad.

Este ser falso se puede apreciar más claramente en los siguientes relatos: Jimena
expresa: “ … yo recién separada, con ese dolor, aparentando lo que no era …” Y otra
afirmación que hace, después de haber terminado una relación sentimental con un
hombre mucho mayor que ella, y según lo refiere, lo tenía por el dinero, la seguridad
100
emocional y la estabilidad que éste le podía ofrecer y al respecto comenta: “ … es muy
terrible cuando uno no quiere sino el tener y el ser qué? ….” Clara por su parte
manifiesta: “ … comencé entonces a derrochar mi sueldo en ropa fina … yo tenía que
cubrir mi cuerpo con prendas lindas, que llamaran la atención para así poder ocultar el
infierno que vivía en mi alma … “ y continúa: “ … me daba pavor que la gente se
enterara de que yo estaba mal …. Para que mis compañeros de oficina no notaran mi
amargura y mi sufrimiento, colocaba mi mejor sonrisa … esa incoherencia entre lo que
aparentaba y lo que realmente sentía, me estaba acabando” . La madre de Jimena,
aunque odiaba a los hijos y los embarazos, se casó por presión social y tuvo ocho hijos.
La madre de Clara lloró durante todo el período de gestación, posiblemente expresando
de esta manera el rechazo hacia su hija, y la madre de Liliana estuvo muy afectada
emocionalmente por la situación vivida con su esposo alcohólico, quien la maltrataba
física y psicológicamente, antes, en y después del nacimiento de ésta.

Se podría pensar que ese aparente amor expresado, por parte de madres
aparentemente amorosas, fue lo que estas madres proyectaron en sus hijas y esto
explicaría su personalidad dependiente, según lo señala el DSM-IV, como la dificultad
para tomar decisiones, la urgente necesidad de estar relacionándose con alguien que le
proporcione el cuidado y el apoyo que necesita, su inseguridad, su temor al rechazo y
al abandono. De aquí se podría desprender su continua búsqueda por alguien que les
brindara el cuidado y el apoyo del que carecieron.

Sería interesante detenerse a pensar, por un momento, el caos y la desesperación que


vivieron estas mujeres con sus familiares adictos a SPA, si se tiene en cuenta sus
conflictos internos, generados por unas relaciones objetales no adecuadas que las
llevaron a contemplar la vía del suicidio, como la única salida ante esta situación tan
dolorosa, tal como ellas mismas lo expresan. De todo esto se podría deducir que esta
es una forma de violencia, puesto que se está generando daño psicológico, trastorno
del desarrollo y privaciones afectivas, según la definición de la OMS .

Estructura Edípica

De otro lado, en lo que concierne a la estructura edípica, la clase de relación instaurada


en la tríada (padre-madre-hija) no fue adecuada, en razón a que las madres de estas
sujetos simbolizaron en sus hijas padres “peleles”, es decir, presentes-ausentes, que
eran la ley, pero una ley que las madres manejaron a su antojo y esa fue la manera
como las hijas simbolizaron a sus padres; un padre que no funcionaba.

Para Jimena, su papá fue su “compinche” , es decir, no tenía ninguna autoridad; una
ley que se pudo pervertir. Su madre fue siempre la autoridad en el hogar y lo es
actualmente. Mamá castigadora, dominante y controladora y papá permisivo. De la
misma manera se comportó Jimena con su hijo: lo cuidaba en exceso, pero a la vez lo
descuidaba. Esta se describe como una mujer dominante y excesivamente
101
controladora. Eligió una pareja castigadora, al igual que sus cinco hermanas que se
casaron con esposos castigadores y obsesivo- compulsivos. En el caso de Liliana, es la
tía (alcohólica) la que funciona como ley; ignora totalmente a su hermana (mamá de
Liliana). Esto es, la despótica que da órdenes y todavía lo hace, aún viviendo fuera del
país, transmite órdenes que deben ser cumplidas rigurosamente. La identificación que
hizo Liliana con su tía, es decir, la forma de captar el símbolo de padre que esta le
transmitió, fue la de hombres maltratantes, perversos; todo menos hombres, que no
sirven sino para copular, y esto explica sus relaciones sexuales con cualquiera, porque
no sentía ningún respeto por ellos. Esta fue su respuesta a unos parámetros de
identificación. También se estableció en Liliana un componente homosexual, donde
para ella valía más otra mujer que un hombre y esto se observó en su estrecha relación
con Jimena. En el caso de Clara, el símbolo de padre que le transmitió a ésta su madre,
fue, al igual que el de Jimena, el de un padre “pelele” y además la sentencia de
desquitarse de los hombres malos, que no miden sus consecuencias, sino sólo copulan.
Esa fue la forma en que la madre de Clara se desquitó de un embarazo no deseado.
Clara, a la vez, se desquitó, en sus dos relaciones de pareja, teniendo relaciones
sexuales sólo cuando ella quería; era una forma de castigarlos. La mamá de Clara, al
igual que la de Jimena, es aún dominante y controladora. Clara buscó como parejas
hombres faltos de carácter iguales a su papá, para poderlos dominar y controlar.

Se estableció claramente cómo estas tres sujetos repitieron los mismos esquemas a
partir de esa impronta edípica y la relación tan particular que establecieron con sus
parejas, con sus hijos y sus amistades. A este respecto, Kernberg (1979) señala que
una paciente (…) luchando contra una identificación conflictiva con la imagen
introyectada de una madre poderosa, dominante y amenazadora, se ve obligada a
repetir en las interacciones con su marido e hijos, la misma actitud, control y dominio
que deplora en su madre. En resumen, en la estructura edípica de estas sujetos se
puede detectar claramente madres que simbolizaron en estas sujetos, padres
presentes-ausentes, que aunque ellos eran la ley, ellas terminaron pervirtiéndola,
tomando el control y dominio sobre los hijos, y sobre las decisiones, es decir, las tres
sujetos introyectaron la imagen de un padre que no funciona, y que las llevaron a repetir
los mismos esquemas de esa impronta edípica, eligiendo como parejas, hombres
semejantes a sus padres a quienes podían dominar y controlar.

El Superyó

En lo atinente al Superyó, se estableció en las tres mujeres, un deseo de hacerlo todo


perfecto, y la manera como asumen una carga agresiva hacia sí mismas, es decir, son
mujeres perversamente autocríticas, y esto se debió a una madre, y a una tía, cuyo
imperativo en todo momento era: usted tiene que ser… tiene que hacer… tiene que
cumplir…, hasta culminar en perversión y esto dio lugar para que Clara se
acostumbrara a hacer las heridas perfectas a los que estaban a su alrededor y al igual
que Jimena y Liliana, terminaron haciendo las cosas no porque quisieran, sino porque
102
les exigieron. Por esto, fue curioso establecer que la curación vino cuando nadie les
exigió, es decir cuando el Superyó cedió. Sin embargo en las tres se identificó un ello
que las quiere llevar al principio del placer y un Superyó que es muy fuerte y les generó
una carga normativa. Es muy notorio que las que mandan son las mujeres, (tanto
madres, como hijas), e igualmente cómo las hijas siguen un ambiente religioso que
explica su relación con lo espiritual y que surgió cuando estaban atravesando los
momentos más críticos de sus vidas.

De lo anteriormente expuesto, se pudo determinar que el resultado de unas relaciones


objetales no adecuadas, o desviadas, y una estructura edípica, donde la clase de
relación instaurada en la tríada, no fue la más sana, incidió para que estas tres mujeres
llegaran a extremos de querer acabar con sus vidas y deseos de matar a sus esposos
(Jimena y Clara) y a su madre (Liliana), pero la carga normativa del yo impidió que se
llevara a cabo el acto y es cuando se vuelven a Dios que les llena el vacío afectivo, es
decir el amor del padre que les fue negado.

Sexualidad

Referente al tema de la sexualidad, se llega a la conclusión de que estas mujeres


toman la sexualidad como un instrumento y al igual que sus madres, se comportan en la
intimidad como lo hicieron ellas, es decir una sexualidad que es ajena a ellas pero la
tienen que vivir porque les tocó hacerlo.

El abuso sexual de Liliana se ve como pedido de afecto, es decir una niña abandonada
que buscaba un objeto para construir, pero el sujeto la construyó de manera perversa.
Clara, por su parte, rechazó la genitalidad porque lo que le transmitió su mamá y las
monjas en el colegio, sobre este tema, era considerado como algo impuro y sucio. Aquí
se identificó una gran incidencia de las tradiciones de sus ancestros, en materia de
sexualidad, también en Jimena, manifestada a través de sus tabúes y prejuicios,
producto de creencias y tradiciones religiosas, entre otros. En cuanto a Jimena,
cambiaba sexo por lujos y comodidades y esto se vió reflejado, especialmente, en su
segunda relación de pareja.

Además se concluyó que estas sujetos no disfrutaron las relaciones sexuales; por el
contrario, perdieron el interés por el sexo, puesto que tenían relaciones sexuales
cuando no querían y las tenían cuando estaban enojadas y heridas; es decir vivieron
una sexualidad que no era concertada, ni vivida, sino que fueron vividas por la
sexualidad. Jimena y Clara se sienten utilizadas en sus relaciones sexuales y terminan
llorando amargamente después de realizarlas. Liliana tiene relaciones con cualquiera y
utiliza a los hombres como una forma de castigarlos y vengarse de ellos y a su vez se
venga de su madre quien le negó al padre deseado. Se puede apreciar aquí una forma
de autoagredirse y agredir a otros.

103
En este sentido señala Freud (1931), que muchas mujeres eligen a su marido de
acuerdo con el modelo del padre o lo colocan en el lugar de éste; pero en el matrimonio
repiten con ese marido su mala relación con la madre; el marido debía heredar la
relación con el padre y en realidad asumió la vinculación con la madre (p.134).

Conclusiones

Estas tres mujeres rechazadas por sus madres y carentes de afecto aún necesitan
encontrar a alguien que las acepte, que las ame y que les brinde seguridad y esta es la
razón por la cual establecen relaciones que son muy importantes para ellas,
vivenciando un continuo temor de ser rechazadas o abandonadas. Como se puede
observar, ahondando en las historias de vida de estas tres mujeres codependientes, fue
la manera como se pudo establecer que los desajustes psicoafectivos en sus primeras
fases de formación incidieron para que se instaurara toda una estructura de
personalidad dependiente, o lo que es lo mismo, unos patrones de personalidad
desadaptativos, cuyos síntomas se hicieron manifiestos al establecer relaciones de
pareja con adictos a SPA.

Aunque la pretensión de este estudio no es la de generalizar, sus resultados


contribuyen, de alguna manera, en el desarrollo de programas de prevención y
rehabilitación, y creación o ajuste de modelos de intervención terapéutica con
población codependiente. Cabe señalar que, una de las formas de establecer con más
precisión la etiología de la codependencia de estas tres mujeres, fue sumergiéndose
una de las investigadoras en la investigación como sujeto de estudio y el hecho de
haber convivido con un adicto durante más de 10 años, facilitó el proceso y también la
interpretación; pero lo más alentador de este largo trabajo (18 meses) fue tener la
respuesta de los factores psicosociales que incidieron para convertir a tres mujeres en
codependientes., y con base en éste, poder proporcionar ayuda a tantas familias que
desconocen que esta es una enfermedad, que es importante que busquen ayuda
porque de lo contrario, lo que se obtiene es un incremento en el consumo y por lo
tanto, caos y violencia en el interior de la familia.

Finalmente, se puede concluir que con el incremento del consumo de sustancias


psicoactivas, también se incrementa la violencia en los hogares y como psicólogos
estamos llamados a prepararnos para abordar situaciones de esta naturaleza, en donde
se ve claramente que el trabajo terapéutico que se realice con las familias
codependientes incide, de gran manera, en la recuperación de los adictos. La invitación
es a que se continúe investigando sobre este tema.

Referencias

104
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Medellín, CIB

Caruso, I. (1979) Narcisismo y socialización. México: Siglo Veintiuno Editores S.A.

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Winnicott, D. (1975) El Proceso de maduración en el niño. Barcelona: Laia

Winnicott, D. (1960) Deformación del ego en términos de un ser verdadero y falso En

Winnicott, D., El Proceso de maduración en el niño Cap.4 Barcelona, Laia

105
LA VIOLENCIA COMO INSTITUCION EN COLOMBIA

Jairo Báez

John Freddy Martínez

Las siguientes reflexiones surgen al hacer un balance del último


Informe Nacional de Desarrollo Humano, (2003), de la PNUD, Conflicto:
Callejón con Salida. Han pasado tres años desde su publicación; el
ejercicio intenta hacer una lectura de la realidad que se plasma en
dicho documento, desde la mirada de una psicología de la violencia y la
personalidad que tiene intenciones de aportar soluciones al problema
en Colombia. Ahora, tenemos la posibilidad de mirar el documento
reposadamente, desde la disciplina que en muchas de las ocasiones
brilla por su ausencia, cuando de propuestas macrosociales se trata: la
psicología.

Un conflicto, tres protagonistas

El INDH (Informe Nacional de Desarrollo Humano, 2003), ubica tres grandes


protagonistas de la violencia en Colombia: El Estado, la Guerrilla y los Paramilitares.
Cada uno con la convicción de tener la legitimidad en sus propuestas y, por tanto, en su
proceder; donde necesariamente el uso de la fuerza, y por el agotamiento de las
palabras, está más que justificado. Ninguno duda de la función social de sus propuestas
y procedimientos; ninguno duda de la obligatoriedad del uso de la fuerza e imposición
de sus ideas por esta vía. De entrada está la deslegitimación del otro, y la sospecha de
que entre los dos restantes, existe una manguala contra él. Y en este concierto de la
desconfianza mutua, el narcotráfico entra a dar motivos suficientes, a cada uno de los
bandos, para reafirmar que su temor es válido. En esta lucha, legitimada por cada uno,
desde su posición y percepción, el mayor damnificado es la sociedad civil. El INDH
sintetiza las fuentes del conflicto armado en la situación del agro, la situación laboral y
las luchas regionales por los excedentes económicos.

Para INDH el Estado no ha sido coherente y consecuente con respecto al manejo que
debe darle al proceder violento, asumiendo que sus principales fallas son:

Uno, eternizar el problema de la inequidad agraria, dejar que los latifundistas se


apropien progresiva y extensivamente de las tierras productivas mientras los
106
minifundios, de forma inversa, pierden su potencial adquisitivo. Con cada año que pasa,
las parcelas de los minifundios tienden a ser más pequeñas al mismo tiempo que el
narcotraficante y el paramilitar entran a formar parte de los poseedores de la tierra,
despojando, por dentro o por fuera de la normatividad, a los legítimos propietarios. Dos,
el pendular entre la mano dura (confrontación armada) y la mano blanda (posibilidad de
diálogo) sin ningún programa definido a largo plazo ni objetivos precisos a cumplir con
respecto al acto violento. Tres, dejar que los militares se entiendan del orden público,
cuando estos no tienen claridad del rol que deben asumir ante la seguridad y la justicia,
hasta llegar incluso a confundirse con el rol que asume la policía. Cuatro, amañarse con
los paramilitares. Cinco, privatizar cada vez más la justicia, haciendo que los ricos, para
defenderse, opten por su propio ejercito conformado por una legión de pobres. Seis,
permitir un sistema penal donde reina la impunidad y la inequidad en la aplicación de la
ley; el aparato de investigación criminal y castigo no es lo suficientemente fuerte para
desincentivar el proceder delictivo. Siete, centralizar el poder y mostrar incapacidad
para entender otras lógicas tales como los auto-gobiernos o co-gobiernos regionales.
Ocho, no dar soluciones precisas y contundentes al problema desbordante de la
pobreza manifiesta en la gran mayoría de la población y en, especial, aquella que se
ubica en el área rural.

El INDH afirma que la guerrilla fue un fracaso desde el comienzo, causante de la


degradación de la guerra junto con las autodefensas. No niega que surge como un
proyecto político y la ubica como un actor terrorista que viola los derechos humanos,
amañada con el narcotráfico (42% de sus ingresos son producto de su relación con el
narcotráfico). La guerrilla utiliza el terror como método de gobierno por ser barato en
costos militares y permitir mayor control sobre los territorios ocupados. La debilidad de
esta estrategia se visualiza en la pérdida de la credibilidad y del apoyo por parte de la
población, que termina por acogerse al mejor postor en aras de su supervivencia.

De los paramilitares, concluye el INDH, que sus horrores deben ser objeto de un
análisis más complejo, que exponga y clarifique las características de los nexos con el
Estado, con las élites locales y descubra su verdadera base social. El paramilitarismo,
al igual que la guerrilla, aprovecha el enriquecimiento inesperado de ciertas regiones del
país para ubicar sus ejércitos allí con el fin de apropiarse de los bienes, públicos y
privados, materiales, tangibles e intangibles (tierras, dinero, rentas, servicios, etc.).
Igual, el narcotráfico es una poderosa fuente de su financiación: el 70% de sus ingresos
supera con creces los rendimientos que obtiene la guerrilla por el mismo concepto.

La lógica del conflicto

La lógica que sostiene el conflicto en Colombia, según el INDH, permite visualizar un


principio y un momento actual; la guerra comenzó con la lucha por la tierra y se
actualiza en la lucha por las diferentes bonanzas. En su lógica, cada grupo armado se
instituye bajo el concepto de un proyecto político, necesitado de un aparato militar, que
107
exige un sustento económico para poder llevar a cabo sus aspiraciones; para conseguir
los recursos, toda fuente de financiación es bienvenida. Faltos de un recurso humano
barato para realizar sus actividades, proponen un ideal de vida a los más necesitados
que, a la larga, terminan siendo carne de cañón y objeto final de todo proceder violento.
La geografía nacional difícil y ruda, y la distribución desigual de los recursos
económicos entre las regiones, hace que los grupos armados, al margen de la ley,
busquen su asentamiento allí donde la riqueza abunde y la victoria ante el enemigo sea
más factible. Por tanto, las fuentes de financiación son fácilmente encontradas en la
apropiación por la fuerza de las regalías y los presupuestos regionales, el narcotráfico,
el boleteo, las vacunas y los secuestros. La apropiación de recursos para sostener el
proyecto político, hace que el delito y proceder criminal se convierta en una opción
social; lo mismo, el aumento e imposición de más impuestos por parte del
establecimiento. Además se debe tener en cuenta que aumenta otros índices de
violencia y de descomposición social, viéndola como incidencia indirecta; por ejemplo,
en zonas con claro dominio paramilitares aumenta la cantidad de prostitutas y cada vez
son mas las de menor edad, entre 13 y 18 años; así mismo se percibe una disminución
en los índices de educación, casi todos los niños se vuelven raspachines en la cosecha,
aumentan los índices de deserción escolar y aumentan índices de anafabetismo.

En la imposibilidad que tiene el Estado de hacer presencia y brindar seguridad en todo


el territorio, el sector rural es el contexto de mayor asentamiento para los grupos al
margen de la ley; por supuesto, esto trae consigo el referente para encontrar en el
campesino, la víctima privilegiada de la violencia. En el campo se desboca el conflicto y
las víctimas son las mismas a pesar que cambie periódicamente el victimario. En una
absurda paradoja, el campesino es cada vez más pobre y los contextos catalogados
cada vez más ricos; en el río revuelto de la violencia, la riqueza se queda en manos de
unos pocos ganadores. Así, quienes nutren los ejércitos son sus propias víctimas: niños
y jóvenes campesinos de escasas oportunidades, que ven en su vinculación la salida al
infortunio económico, afectivo y socio-familiar. Grupos completos de desfavorecidos ¨se
regalan¨ (según palabras de un jefe excombatiente), a las huestes violentas al no
encontrar algo mejor qué hacer; toman partido por un grupo armado, simplemente,
porque se enamoran de un combatiente que se acerca a su vida. El que va a soportar
los rigores de la guerra finalmente, es aquel que no ha encontrado formas para
educarse, mantenerse y entretenerse dentro de un contexto no beligerante. Más de la
mitad de los combatientes han tenido que abandonar forzosamente la escuela.

El INDH apunta a que el campo es la base del conflicto colombiano. La tierra cada vez
se concentra en menos manos. En Colombia se prefiere tener la tierra ociosa, ponerla
al servicio del narcotráfico o al servicio de grandes ganaderías con pocos beneficiarios
mientras la pobreza del campesinado genera el sinnúmero de tensiones en un Estado
que no hace presencia y que deja la ley en dominio de los violentos; los ejércitos
privados son los que imponen la ley, los que deciden quien se queda y quien debe
partir. El panorama lo dice todo, 83 de cada 100 campesinos viven hoy bajo la línea de
pobreza; ante esto, las salidas que se tienen son nefastas aunque percibidas como
mejores: vincularse con un grupo armado o emigrar a la gran ciudad.
108
En este conflicto nadie se asume responsable pero todos son culpables. El paramilitar
culpa a la guerrilla, el guerrillero al Estado, los políticos a los grupos al margen de la ley,
el ganadero al industrial y así, sucesivamente, el otro dará lugar para justificar los actos
del contrario. Las diferencias han llevado la situación a un momento tal que, en medio
de la riqueza, todos (ricos, pobres, izquierdos, derechos, latifundios, minifundios, etc.)
se asumen necesitados y dispuestos a hacerlo todo solamente por conservación y
supervivencia; cuando se dice todo, implica hasta el consentimiento a vulnerar cualquier
ley, derecho o compromiso ético en aras de defenderse y sobrevivir. Según el INDH,
mientras las partes en conflicto no entiendan que la única salida posible es la negociada
y que ninguno podrá imponer su criterio al otro bajo el imperio de las armas, el
problema de la violencia seguirá sin solución.

Inventario de los daños

El informe hace un detallado repaso de las víctimas de esta guerra; aunque las cifras
para medir los daños no son muy precisas si hay mínimos que se pueden contabilizar
como el caso de las víctimas directas: casi 10.000 uniformados fueron abatidos en
combate entre 1997 y 2002; la guerra sucia cobró 452 sindicalistas y 44 defensores de
derechos humanos entre 1999 y 2002; 965.000 desplazados se acumularon en los tres
primeros años del presente siglo.

El informe habla de cerca de 60 municipios y veredas de más de 20 departamentos,


encabezados por Meta, Putumayo y Tolima, donde la guerrilla y los paramilitares
concentran hoy su empeño en ganar niños y jóvenes para la guerra. Allí pide focalizar la
inversión social. Igualmente, se registra un listado de 209 municipios que tienen dos
cosas en común: mucha violencia y escasa gobernabilidad. Estos municipios abarcan
21 de los 32 departamentos, con una concentración especial en Antioquia (30
municipios), Santander (28), Norte de Santander (18) y Cauca (18). El 61% tiene menos
de 20.000 habitantes y su gasto en orden público es apenas el 23% del que hacen las
seis ciudades más grandes del país ($ 703 por habitante para el año 2001).

Mientras 11.500 latifundistas duplicaron sus posesiones de 11 a 22,6 millones de


hectáreas entre 1984 y 1996, en el otro extremo 2,2 millones de minifundista apenas
poseen una hectárea en promedio y, por la presión de la violencia, perdieron entre 1985
y 2001 un millón de hectáreas.

El informe no ve que la reincorporación a la vida civil se esté moviendo al mismo ritmo


que la desmovilización. La capacidad de atención es insignificante. Mal diagnóstico si
se tiene en cuenta que además de los 6.000 desmovilizados esperados para el
cuatrienio, se avecina la entrega de miles de paramilitares.

109
El problema tiene solución

El INDH señala que el principal obstáculo con el que se encuentra el desarrollo humano
en Colombia es el conflicto armado y que la solución debe avanzar del diálogo y la
guerra a la aplicación de una medida estratégica que contemple su complejidad. El
informe asegura que conflicto tiene puntos débiles que permitirían su derrota,
especialmente en la regiones donde más se presenta.

a. Humanización de la guerra

La solución para la humanización de la guerra se propone en diez pasos. Los primeros


tres están dirigidos a proteger la población considerada ámbito de los grupos armados.
Uno, empezar por protegerla de los actos más atroces, como masacres, bombardeos,
incendios, mutilaciones, desapariciones, y secuestro de niños, mujeres, ancianos y
enfermos; dos, prohibir la tortura, el pillaje, el desplazamiento, la toma de rehenes y el
secuestro en todas sus formas; tres, proscribir el homicidio fuera de combate.

Los siguientes tres pasos tienden a la protección de la población civil. Primero, acabar
con el reclutamiento de menores de 15 años, abstenerse en el uso de la población civil
como escudo y parar los atentados contra la infraestructura; segundo, suprimir el
reclutamiento de los menores de 18 años y concertar el ataque solamente de blancos
militares, que no se pongan instalaciones de ese tipo cerca de las zonas pobladas, que
los niños puedan ser sacados de las zonas de hostilidades y que se permitan acciones
de socorro; y tercero, acordar el establecimiento de zonas neutrales y sanitarias y, la
evacuación de heridos.

Los últimos tres pasos están destinados para que los combatientes observen entre sí
las normas del Derecho Internacional Humanitario. Uno, proscribir la guerra sin cuartel,
el empleo de armas que causen sufrimiento innecesario y matar, herir o torturar
adversarios; dos, permitir el transito de personal sanitario y la recolección de muertos y
heridos en uniforme; y tres, regular el trato humano de adversarios heridos o
capturados.

b. Tratamiento del narcotráfico

La solución para contrarrestar el tráfico y producción de drogas incluye el no volver a


fumigar los cultivos ilícitos con glifosfato; dejar de perseguir y judicializar a los
campesinos que se ven mezclados en el negocio. Se propone como opción racional y
realista el reducir al máximo los daños, en términos de costo beneficio, más si se tiene
presente que legalizar la droga se ha mostrado demasiado costoso y difícil. La política
actual que magnifica el problema y se centra en la represión, que fumiga los cultivos al
productor y mete a la cárcel al consumidor, no logra acabar con un vicio que practican
200 millones de personas en el mundo.
110
c. Soluciones regionales o parciales

Un punto más hacia la erradicación del conflicto viene a darse en la solución regional o
parcial, que pasa por la aceptación y apoyo por parte del Estado, a los diálogos
humanitarios regionales. Los ciudadanos de las regiones deben ser los sujetos de su
propio desarrollo.

No en todas las regiones el conflicto se manifiesta con la misma intensidad y de la


misma manera; en ellas se conjugan variables que pueden señalar las siete grandes
fallas institucionales que lo hacen posible: la corrupción, que legitima a los grupos
armados; las acciones del Estado que deslegitiman a las autoridades locales; la baja
inversión en seguridad y justicia; la dispersión normativa; la debilidad de las instancias
departamentales; la fragmentación -hay muchos municipios muy pequeños-, y la
provisión por parte de la guerrilla y paramilitares de los bienes públicos, tal es el caso
de la seguridad.

El informe hace visible que en las regiones donde la guerra se hace cotidiana también
han surgido claves para enfrentarla. Para fortalecer la gobernabilidad se deben propiciar
los mecanismos que refuercen la participación y el apoyo a las experiencias de la
llamada resistencia civil, crear una unidad especial para ellas y no censurar los diálogos
regionales entre las autoridades y actores armados.

Las propuestas regionales, al seguir el buen ejemplo de algunas experiencias previas,


deberán enfatizar el respecto por la dignidad humana, la democracia participativa y la
opción por un desarrollo sostenible, integral, equitativo y solidario. Los programas de
trabajo deben priorizar las siguientes áreas y hacer un énfasis en alguna de ellas:
procesos productivos, manejo ambiental sostenible, fortalecimiento de organizaciones
sociales, vida, justicia y paz, cultura y conocimiento, educación, salud, vivienda.

Dentro de la propuesta se propone dar un giro gradual hacia el parlamentarismo, en el


que el país vaya acercando su ordenamiento territorial al federalismo. En esta
redistribución está explícita la desaparición de los actuales departamentos y el
surgimiento de formas de autogobierno más tangibles, que multipliquen los espacios
donde las minorías pueden competir y los ex combatientes pongan a prueba su
vocación política y sus ideas sobre el Estado en la contienda democrática.

d. Manejo del secuestro

Al ser el secuestro uno de los orígenes más potentes de los recursos que sostienen la
guerra; capaz de proporcionar más de 1.500 millones de dólares en los años 2000-
2003, la forma de neutralizarlo pasa por un cambio de las estrategias hasta ahora
emprendidas. El énfasis en el rescate, que pone en peligro la vida de los secuestrados,
debe dar paso a la investigación para desarticular las bandas y a la reparación de
daños al secuestrado con el consecuente apoyo a su reinserción social y psicológica.

111
e. Ataque frontal al descontento social

El informe parte del sustento que bajo la violencia armada se esconde un descontento
social que, por vicios y limitaciones del sistema político, no encuentra una manera sana
de expresarse y que la violencia ha suplantado a la política en vastas regiones del país,
como consecuencia del cruce entre gamonalismo, el narcotráfico, el ¨manzanillismo¨ y
los grupos armados. En consecuencia, devolver a la política su sentido, es otra parte de
la estrategia integral para enfrentar el conflicto. El componente para que la política le
gane espacio a la violencia como mecanismo para tramitar los conflictos es promover el
reconocimiento de las luchas sociales. Los partidos políticos deben tomar medidas de
fondo y tendientes a tener más militantes, más democracia interna, más nexos con las
organizaciones sociales y no limitarse a la actividad electoral.

Se sostiene que las elites colombianas abandonaron a los militares el orden público y a
los juristas la justicia, cuando la solución apuntaría más a la creación de una Guardia
Nacional para las áreas donde la población se encuentra dispersa, esto es, el énfasis
debe ponerse en la Policía y no tanto en el Ejercito.

La estrategia empieza por cambiar el foco de acción en el que Planeación Nacional se


ha mantenido. El foco en la prioridad a las poblaciones pobres debe virar a priorizar la
inversión en las poblaciones vulnerables frente al conflicto a partir de la evidencia de
que el primer problema de Colombia es la confrontación armada y no la pobreza. Esto
implica superar ciertos perjuicios perversos del gobierno central referentes a que un
municipio vería más ventajoso mantenerse o perpetuarse en condiciones adversas de
orden público para así garantizar más recursos en su presupuesto.

Igual, la estrategia pide una reforma que castigue la improductividad de las tierras,
racionalice la expansión ganadera, reactive la agricultura y logre frenar la expansión de
la frontera agraria para frenar la concentración de la riqueza y el abandono del campo.
El gran desequilibrio rural se palpa en la subutilización de suelos aptos para la
agricultura que son ocupados en ganadería extensiva y la sobreutilización de tierras de
conservación ocupadas en la ganadería y agricultura marginal. El fin último es atacar la
pobreza rural a través de un uso más racional de la tierra con base en una mejor
distribución.

Otro elemento importante en la estrategia es el cambio que se debe producir en los


medios de comunicación. De unos medios que siempre han tendido a centrarse en el
hecho violento y no en el contexto, a dar protagonismo a los actores armados y no a
sus víctimas, a compartir las visiones maniqueas del conflicto, y a moverse según el
péndulo de la opinión, se debe dar un vuelco a unos medios que no alimenten la cultura
de la suspicacia y el sostén de la visión simplista de las autoridades y la fuerza pública
que ha hace prosperar la idea de que la protesta es subversión. Los medios, para la
estrategia, deben ser conscientes que la fuerza pública y los actores armados, por lo
general, sacrifican la verdad bajo el pretexto de no pasar información al enemigo o para
mantener alta la moral de las tropas.
112
El Estado tiene que dar más que apertura, ser menos desconfiado frente a las
iniciativas de la sociedad civil y volver a reunir el Consejo Nacional de Paz. Es
necesario recurrir a la sociedad civil, a los medios de comunicación, a los partidos
políticos y a las universidades para la reestructuración de el orden público y el manejo
de la justicia. La degradación del conflicto pasa por la facilidad que se le brinda a unos
pocos de seguir pensando y tomando decisiones amparadas en la solución armada;
según el informe esto lo único que ha ocasionado es el horror a la guerra que
contribuye a la simplificación y a ocultar la racionalidad de los actores. El vascular entre
la indignación y la mano dura, el cansancio y la salida negociada, son productos de ese
horror y de las miradas parciales y maniqueístas. La propuesta, entonces, es un
enfoque integral que contemple fórmulas ya en ejecución y otras novedosas para atacar
las lógicas que están en el origen del conflicto y que reduzcan sus efectos. Por ejemplo,
el problema de los desmovilizados ha mostrado que no es suficiente con dejar las
armas, la experiencia hizo evidente que la atención psicosocial y el manejo de tiempo
libre no fueron tenidos en cuenta, eso hace repensar el problema y remite a la
vinculación de nuevos protagonistas en la solución.

Qué piensan los intelectuales y excombatientes

Si el Estado quiere romperle al enemigo la espina dorsal, debe permitir que se dialogue
en todas partes, que se busquen salidas humanitarias serias al problema del
desplazamiento, del maltrato a la población civil. (Rosemberg Pavón, Ex-miembro del
M–19). La decisión de cambiar las armas por los votos empieza con el reconocimiento
de la imposibilidad de la victoria y, por lo tanto, de la falta de efectividad de la guerra
como método para producir transformaciones políticas. Esta es una guerra sin victoria,
precisamente porque ninguno puede imponerle al otro todas sus condiciones. El
gobierno piensa que la fuerza debe estar adelante y la contrainsurgencia sigue sin
atraer las bases campesinas, sin programas para la juventud rural, sin inversión social,
sin que la política esté al mando (Navarro Golf, Exmiembro del M–19). Al gobierno y la
guerrilla les interesa el movimiento social siempre y cuando esté del lado de ellos
(Marco Romero, Universidad Nacional). El INDH muestra que se está atacando la punta
del iceberg, la manifestación más exterior que es la parte armada, sin dar cuenta de que
bajo ella hay toda una sociedad, una cultura y unas raíces muy profundas (Fernán
González, del CINEP). La reinserción no tuvo en cuenta lo importante que es la
atención psicosocial y de hecho no estábamos preparados para situaciones especiales
(Andrés Peñate, Viceministro de defensa). Lo que dice el presidente es aquí no existe
un conflicto social y político que tenga que expresarse por la vía armada porque no
haya otro camino. Tenemos causes legales legítimos para dirimir nuestros conflictos
(Luís Carlos Restrepo, Alto Comisionado para la Paz). El informe desconoce la relación
directa entre el cambio en los medios frente al conflicto y el proceso educativo de
periodistas y dueños de medios, y no analiza la determinante influencia de los
directores en el trabajo de los redactores, en el conflicto profesional dentro de las
redacciones ni en la autocensura como instrumento recurrente para manipular la
113
opinión pública a favor de los intereses empresariales o seudo-idelógicos de algunos
medios o personas (Cesar Mauricio Velásquez, Periodista). No es verdad que los
medios conduzcan al país como un rebaño. No fueron los medios de comunicación los
que presionaron a Álvaro Uribe a adoptar un discurso duro; fueron los hechos. Cuando
él dijo que no habría despeje en su gobierno, ¿quién le estaba diciendo eso? No
recuerdo a ningún medio diciendo que el diálogo fracasó y ahora hay que intentar con la
fuerza. Fue la opinión (Yamid Amat, Director de Noticias, CMI).

Reflexiones para el estudio de la violencia en Colombia desde la psicología

El inicio de la confrontación se encontraría en una situación netamente económica pero


el sustento se materializa en la desconfianza y la venganza; asunto que entra ya en los
límites de la psicología. La pérdida de la credibilidad en el otro, la pérdida del valor de la
palabra, dan lugar a instaurar la vía de los hechos y de la aplicación de la fuerza física.
El valor no se comparte sino que se impone, se debe imponer. El sujeto no duda de sus
propios valores pero pone en cuestionamiento los valores del otro. El narcisismo se
exacerba y el otro se objetiviza; la verdad no puede ser compartida sino impuesta. No
hay posibilidad de encontrar un sujeto en la contraparte; el otro es un objeto malo, al
cual se debe limpiar de todo rastro de maldad.

Fácilmente se pasa de parámetro normativo institucional a parámetros normativos anti-


institucionales amparados en la premura de logra los objetivos propuestos. La norma
estatal se desconoce y las nuevas normas ya no cobijarán más que a los que están del
lado del bando que las instituye. Decir que la norma desaparece no es lo correcto, pues
la normas son cada vez más estrictas pero éstas solo alcanzan a los asociados y
siempre pensando en la lógica de la guerra. Es norma matar al contrario y a quien
desobedece un mandato; es norma apropiarse de los bienes por la fuerza; es norma
hacer alianza con aquel que tenga los recursos económicos para sostener un conflicto
sin preguntar de donde provienen.

En pleno siglo XXI el valor económico por excelencia en Colombia es la tierra; se le


sigue apostando a su tenencia; entre más tierras se tenga mucho mejor; el sujeto
apunta a su riqueza en la posesión de tierra. La guerra es por la tenencia de la tierra y
el Estado forma parte del sistema que permite al sujeto apropiarse de ella. Como
instrumento de estabilización del conflicto, el Estado juega con salidas de momento
pero difíciles de mantener a largo plazo; las propuestas nunca llegan a tocar el hueso
de asunto; esto es, pensar en tratar el tema de la tenencia de la tierra bajo otros
parámetros o presentar propuestas diferentes de capitalizar o satisfacer el narcisismo
que basa su existencia en la posesión de tierras. Las fuerzas de seguridad y justicia del
Estado son puestas a disposición de los dueños para mantener su propiedad y
expansión; no obstante, los desposeídos crean sus propios ejércitos y montan sus
propias estrategias para lograr arrebatarles parte de sus territorios. En la dinámica por

114
la tenencia de tierras unos pocos se hacen cada vez más ricos y otros muchos se
hacen cada vez más pobres.

Se puede pensar el movimiento guerrillero como una propuesta de los desposeídos


mientras se vea la aparición de los paramilitares como una contrapropuesta de los
poseedores de la tierra al quedarse corto el Estado en su función mantener y defender
el curso de la propiedad privada. Ilegales ambas pero legitimadas por el modelo
económico que impera en el país. En procura de los objetivos bajo los cuales son
creadas, tanto la propuesta guerrillera como la paramilitar harán uso de los
conocimientos y prácticas propias a un ejército regular que se encuentra en guerra. Por
tanto, no es de extrañar la magnitud y variedad de la manifestación violenta, el uso de la
fuerza y de las alianzas hacia la victoria, por parte de los bandos, contra aquellos que
consideran sus enemigos. En toda guerra, la población civil siempre ha formado parte
del enemigo; ninguna guerra ha considerado que el enemigo se pueda diferenciar entre
armados y desarmados. En toda guerra el criterio de cada bando señala que se está
con él o contra él. No solo se consideran las acciones armadas como actos de
enemistad, también se consideran las acciones civiles en la misma categoría. Lo
mismo, no solo se considera una acción como una ofensa al enemigo sino que también,
se constata, que el pensar y sentir ya es motivo de agravio que debe ser motivo de
contraataque.

La fundamentación en la tenencia de tierras se acrecienta con la necesidad de tener el


capital para sostener el conflicto; no hay recursos suficientes para sostener una
confrontación que nunca termina pero que es justificada por cada uno de los bandos.
De allí que las alianzas sean lo importante más allá de saber con quien se hacen; el
valor se reduce a ganar la confrontación no importa a que coste; los parámetros éticos y
morales toman un perfil diferente y no se pregunta ya por quién es el amigo sino por
quien es el enemigo a derrotar. La trasmutación de los valores morales llega solamente
hasta el respetado derecho de defender la tenencia de la tierra y el sagrado derecho a
obtener un pedazo de tierra. Se aduce que es la vida la que está en juego en la
trasmutación del valor, pero incluso la vida pierde cualquier valor cuando de defender lo
que se tiene se trata. Los valores pasan así del ser al tener; ya no se importa quién se
es sino qué se tiene o que se puede tener.

El país, por más de doscientos años, continúa bajando gobernantes malos y subiendo
gobernantes buenos. En Colombia, desde el mismo momento del nacimiento de
la República quedó claro que nada iba a cambiar con respecto a lo social, más allá de
que los criollos tomarán los puestos de poder que antes tenían los blancos
españoles. El país se montó bajo el concepto timocrático y sigue siendo timocrático.
Son los renteros, los parceleros, los latifundios, los industriales, y todos aquellos que
puedan ostentar una renta considerable, los que tienen el poder y control sobre las
relaciones sociales de los habitantes de este territorio. Decir que el pueblo elige debe
entenderse en la dimensión de lo que se señala a un ciudadano en un régimen
timocrático. En la timocracia, el albañil, el zapatero, la empleada de servicio, el portero,
el obrero, el técnico, el académico, no eligen porque no tienen con qué pagar el derecho
115
a ser ciudadano. Solo así se entiende que las familias se entronicen en el poder y que
sus hijos puedan ser alcaldes y luego presidentes de este país.

La Constitución Nacional cumplió 15 años y ya ha sido modificada en 22 ocasiones.


Una carta de navegación que había sido creada con la convocatoria de todos aquellos
que en su diversidad, se asumía que, representaban al ciudadano colombiano, ha sido
modificada por intereses particulares y ajenos al verdadero espíritu de un Estado Social
de Derecho. Dentro de los recortes que se le han hecho, uno revivió la extradición a
beneplácito de los Estados Unidos; otro le quitó fuerza a la figura jurídica de la tutela,
figura fundamental que brindaba justicia más allá del estado financiero que demuestre
el demandante. Y otro de gran relevancia, la imposición de la reelección, marcado por
ser un acto donde el gobernante de turno se convierte en juez y parte. La carta tiene el
espíritu para los verdaderos cambios que amerita un país que pasa de la noción de
Hacienda a la noción de Estado; pero los gobernantes, a cambio de impulsar sus
designios, han optado por atrasarlos o modificarlos sacándole el cuerpo a las
principales reformas que promueve.

En aras a la equidad se han propuesto otras cosas más bien superfluas; no obstante, el
cambio al andamiaje económico, político y educativo, no ha tenido eco en los
propulsores de cambios de la Constitución. Con dos vicios humanos debe seguir
luchando la Constitución, uno es el fascismo y el otro la demagogia. Velar porque el
fascista no se exalte con su discurso al cumplimiento de la ley por la ley y velar porque
el demagogo no termine por hacer creer a la población, sumergida en la ignorancia, en
soluciones facilistas. Ambos vicios peligrosos para un verdadero Estado con
ímpetus sociales y de derecho; ambos producto de las viejas instituciones patriarcales
e incorrectas. Por ejemplo, si analizamos con Nussbaum (2004) la creación de una ley
como la de justicia y paz, no se encuentra un fundamento que oriente a definir qué es o
por qué se perdona al paramilitar; ni tampoco se logra captar de lo que se trata al
compensar las víctimas ¿a razón de qué o por qué? En otras palabras la solución de
perdón es viable pero no entendible pues parece mas un olvidémonos de todo y
dejemos así, que una posible solución sin venganza. La lucha sigue siendo por la
erradicación de los dos conformismos que denunciara Gramsci (1985), el uno que
aspira al mantenimiento del estatus quo, reaccionario y conservador y el otro utópico,
descabellado y cargado de emoción irracional.

Al ciudadano hay que movilizarlo del parecer que su función termina en el rol que le
asigna la democracia representativa para llevarlo a desempeñar un papel protagónico
en la democracia participativa. El común del ciudadano cree que depositando un voto la
participación democrática llega a su fin. El ciudadano elige un representante y
presupone que éste velará por sus intereses; pero la realidad le puede mostrar que se
puede quedar esperando los logros y las comodidades prometidas. Preparar
demócratas participativos es la opción; asumir que algún día en el país, una promesa
se convierta en un contrato legal, con posibilidad de demandar por su no cumplimiento,
puede ser posible y permisible en el camino hacia un nuevo estado social. Es la opción
que el psicólogo, como trabajador de la salud mental y social, puede concebir para la
116
solución a muchos de los eternos problemas en el contexto colombiano de la
violencia. Esto puede entenderse como un llamado a lo que Zizek (2004) denominó el
final de las democracias liberales; aquellas supeditadas a los designios de los
conglomerados económicos que ponen en primera línea la administración de los objetos
y las cosas para olvidarse a los sujetos o asumirlos sólo tangencialmente. Estos tipos
de democracias son las que sirven de cultivo para que las diferencias se acentúen, bajo
falsos mantos de equidad y que, por supuesto, dan lugar para que el evento violento
sea una posibilidad de relación intersubjetiva y emancipatoria.

La solución al problema colombiano no está en salidas autoritarias o fascistas. Muchos


países latinoamericanos vivieron o están viviendo los rigores del fascismo y el estado
social no ha mostrado cambios significativos, más allá del arrepentimiento ante los
desmanes de los dictadores, los tratados de paz y olvido y, la legión de damnificados
que nunca cesan de clamar justicia. Los sinsabores pasados de los desastres europeos
son más frescos en los países latinoamericanos. El líder encandecedor y la fe en una
ilusión vuelve a nublar la razón hasta del más pensante. Nada extraño a lo que ha
sucedido cuando el fascismo se entroniza, cualquier barbaridad y estupidez se puede
dar. Bien caería en este momento, cuando pensamos en soluciones al problema
nacional, revisar los análisis que ha hecho la psicología social sobre este fenómeno que
tanto sufrimiento y descalabro ha traído a la humanidad. La escuela de Frankfurt y, de
por sí, cualquiera de los manuales de psicología social sirve para el ejercicio de revisión
y activación de las alertas ante el mencionado mal.

Valga recordar, para no cometer los mismos errores, los estudios de Marcusse, Adorno,
Horkheimer, Fromm, Reich, entre los más llamativos, donde se encuentra la facilidad
con la que la razón da lugar a la sinrazón y cómo los lazos emocionales se superponen
a toda explicación. Las estupideces más grandes son pasadas por alto y admitidas por
la masa embrutecida ante el ansia de amor y reconocimiento por parte del magnánimo
líder. Las explicaciones más insulsas y descabelladas de los acontecimientos son
tomadas como grandes y sesudos análisis de la realidad política y social; y los hechos
más atroces y despóticos son tomados como designios lógicos que derivan de la
grandeza y la bondad del líder y su séquito asesino. Basta recordar los camisas pardas,
la gestapo y la legión de esbirros con la que contó el movimiento nazi. Llamativo en los
periodos fascistas, ver como el terrorismo es de Estado, como la gente se cohíbe de
hablar, a pesar de la evidencia, porque su misma vida se pone en juego. En un
momento fascista, unos callan por complicidad y otros por físico miedo. De Heidegger
a Mann hay todo un abismo que apunta al mismo silencio.

Se debe avanzar de la acomodada posición propagandística y a veces panfletaria, para


asumir un proceder marcado dentro de los parámetros de la ciencia y la verdadera
solución de los problemas (saber, hacer y ser). Las teorías contemplativas y
explicativas, que auguran un mundo social humano sin solución (devenidas de la
ciencia política y social), tal vez sean mucho más violentas que el mismo proceder de
seres que en su accionar solo tienen mente para disparar un fusil, sin detenerse a
pensar por qué lo hacen. Después de mirar a lontananza la historia de Nicaragua,
117
Guatemala, Salvador, Bolivia, Perú, Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, entre otros
de la realidad latinoamericana, y pensando en el país, se hace necesario volver y repetir
lo que ya antes otros han dicho: Ojalá y tantos muertos no sean en vano.

No obstante, no es que el ímpetu del método científico entre a desplazar la denuncia de


lo verdadero. Que más valga seguir un modelo de razonamiento, antes que encontrar
las verdaderas causas y los efectos. Lo anterior haciendo mención de la desaparición
del concierto académico los autores costumbristas. Ellos sabían hacer etnografía. Con
la simplicidad del que observa y describe los acontecimientos sin más ánimo que ¨el
contar algo¨, lograron dejar por siempre el retrato de una Colombia que se hizo sobre
el ¨arribismo¨. En las castas criollas, siempre ha estado, y hasta la presente, el deseo
de ser inglés, francés, italiano o cualquier cosa menos ser colombiano. En nuestros
nobles criollos siempre ha estado el sentimiento de tener sangre azul y denostar el ser
nativo y el sentimiento de ser colombiano. Si alguien quiere ofender al otro, solo basta
con decirle boyaco, pastuso, reinano, cachaco; pero en cambio un buen cumplido será
de señalarle su aire de francés o su gusto inglés. Las castas, esas mismas que hoy
hacen tanto daño e impiden realmente presentar al país como Estado ante el concierto
internacional, son las mismas que le dieron origen. En Colombia lo importante es ser
diferente, y la diferencia implica tener más, jactarse de los bienes con los que se cuenta
y señalar su procedencia foránea. La pregunta apunta a cómo es posible que la
neurosis sea lo más valorable en esta sociedad; esa compulsión a almacenar y retener.
Los autores costumbristas nos cuentan de personajes que se han muerto de hambre
con los bolsillos repletos de dinero y portadores de escrituras que acreditan la posesión
de tierras que nunca siquiera conocieron; y como otros se endeudan hasta las ¨cachas¨
para aparentar tener lo que nunca van a lograr.

Ante este informe no es posible que alguien pueda decir que Colombia es lo peor pero
tampoco nadie puede decir que es lo mejor; y en tanto se encarne el oficio de ser
psicólogo, amparado en el parámetro de la ciencia, se debe apuntar al error y la
posibilidad de corregir. La posición surge del servicio a sus habitantes y en la creencia
que la misión está con todo ciudadano y su cultura; que apunta a dónde se debe
corregir y dónde se puede corregir. La propuesta debe apuntar al involucramiento de su
sistema de gobierno, a sus gobernantes y sus ciudadanos. No se puede partir de la
creencia que los gobernantes de turno son los malos, pero sí en la creencia que al
gobierno de turno se le permite que haga cosas y tome decisiones malas. Que toman
decisiones buenas, no se puede dudar, pero no son las que interesan porque para eso
los eligen o para eso se hicieron elegir.

Son muchas las reflexiones que pueden referir a las formas de socialización que se
instauran en un determinado contexto geopolítico como el colombiano y las
consecuencias que trae para el desarrollo de una personalidad y una actitud ante una
situación dada como la violencia. A pesar de la intención que tienen algunos, de
satanizar cierto tipo de relaciones sociales, -entre ellas la guerra- estas no son ni
buenas ni malas. No existen guerras buenas ni existen guerras malas, al igual que no
existe en contienda gente buena que lucha contra gente mala. Las relaciones humanas,
118
entre ellas la guerra, son propias de un contexto y de un pedido adaptativo. La realidad
nuestra es ver como los hombres buenos son capaces de ejecutar los actos más
barbáricos y los malos los actos más nobles. Las exigencias de un contexto social
llevan a vivir una realidad, que empieza a alienar al más autocrítico. Ese punto del no
retorno, donde se rompen todos los parámetros morales, en procura de la sobrevivencia
del propio ser y de los seres que aman, es el que se debe evitar o prevenir porque de
otra manera todos, hasta los más inocentes, los civiles, los más alejados, los que no
entienden la dinámica del conflicto, se verán arrastrados a las temibles consecuencias:
muerte real y sufrimiento inocuo.

Deben existir otras formas de socialización, diferentes a la guerra, que permitan lograr
los mismos objetivos, defender la propia vida y la vida de los que se aman; porque de
seguir en el criterio de que la guerra es inevitable, las escenas que muestran los
periódicos y canales de televisión acerca de la realidad nacional serán ¨chiquilladas
inocentes¨ de niños traviesos que juegan a ser héroes y Mesías. La sentencia hace rato
circula ¨la guerra es inevitable¨; pero que bien nos señala Karl Popper (1973), que
probar una sentencia es fácil pues no se puede evitar el sesgo emocional afectivo (el
psicologismo lo llamó él); lo difícil es falsear esa sentencia, poder mostrar que la
sentencia no se cumple. Ese tal vez sea uno de los verdaderos retos del psicólogo en
Colombia, mostrar que el acto violento no es la solución a los problemas que vive el
país.

Para poder entender la complejidad de la guerra y el estado de cosas en las que se


encuentra Colombia, no se puede dejar la sensación de que se vive en un país
independiente y autosuficiente, que en nada lo toca el concierto internacional; se debe
señalar que existen cosas urgentes y otras necesarias, y que a veces se tiende a un
empecinamiento en solucionar las unas y nos olvidamos de las otras. Morin (2006)
planteó que la realidad social es compleja, haciendo señalamiento a que son infinidad
de variables las que condicionan un estado actual, y que sería de inteligentes poderlas
tener en cuenta a todas y así poder empezar a dar solución a lo anómalo; y más allá
que es un acto de inteligentes saber que atacar una de las variables es ya principio de
solución más no es la solución.

Una alusión específica a Colombia fílmica (El señor de la guerra, 2005) muestra cómo
estos países en formación son el mercado ideal para los fabricantes de armas. Los
cinco países que conforman el concejo permanente de seguridad de la ONU, son los
cinco países que más venden armas. (Paradoja?). En el discurso de algunos
violentólogos, el marco de referencia económico, en el que se desenvuelven las
muertes cotidianas, de gentes cotidianas, es ya motivo de desconocimiento a la hora
de analizar el problema de la violencia. Se dice que el violento está enfermo, que
políticamente es un desadaptado, y otros tantos decires que sin ser mentira, tampoco
son la verdad. Un comerciante de armas puede ser un desplazado de una guerra
anterior en busca del sueño americano, que encuentra su lugar en el mercado negro de
las armas. Allí encuentra un lugar, el lugar que todos quieren, allí convergen sus buenos
pensamientos que quieren solucionar los problemas del mundo; pensar que las armas
119
cambian más gobiernos que los votos, sabiendo de antemano que la historia
de Colombia patenta lo anterior. Uno de los investigadores que firma este trabajo, tuvo
la oportunidad de entrevistar algunos desmovilizados y también se hizo presente ese
sueño americano. Hombres de la guerra que llegan a las veredas con los bolsillos llenos
de dinero deslumbrando a los desmirriadados campesinos. Llevados por la percepción
de que la guerra es el lugar para hacer dinero rápido, se enrollan en una guerra que ni
siquiera entienden. Pronto allá, descubren que fueron engañados, que aquél que llegó
al pueblo a vender la idea que la guerra es el lugar para volverse millonario, era un
reclutador y que la plata era una estrategia para ilusionarlos. El dinero ofrecido nunca
les llegó y si se atrevían a cobrarlo hasta la vida misma les podía costar. La guerra de
Colombia la viven los pobres, pero la piensan y la dirigen los ricos, que tal vez ni sabrán
disparar una pistola de ráfagas de agua.

Referencias

Adorno, T. W. (1969) Crítica cultural y sociedad, (1955) Ariel. Barcelona.

Adorno, T. W. (1984). Reacción y progreso, ensayos de 1928 a 1962. Tusquets.


Barcelona.

El Tiempo. Dossier. Informe Nacional de Desarrollo Humano 2003. Domingo 12 de


Octubre de 2003.

Fromm, E. (1975). Anatomía de la destructividad humana. Siglo XXI. México.

Fromm, E. (1985). El miedo a la libertad. Planeta-Agostini. Barcelona.

Gramsci, A. (1985). La política y el Estado moderno. Planeta-Agostini. Barcelona.

Horkheimer, M. (1970). Sobre el concepto de hombre y otros ensayos. Sur. Buenos


Aires.

Horkheimer, M. (1976). Sociedades en transición. Estudios de filosofía social. (1972).


Península. Barcelona.

Marcuse, H. (1985). El hombre unidimensional. Planeta-Agostini. Barcelona.

Marcuse, H. (1985). Eros y civilización. Planeta-Agostini. Barcelona.

Morin, E. (2006). El método. Catedra, Barcelona.

Niccol, A. (Dir.) (2005). El señor de la guerra. Lions Gate Films. New York

120
Nussbaum, M. (2004). Hiding From Humanity: Disgust, Shame, and the Law. Princeton
University Press. New Jersey.

PNUD. El conflicto, Callejón sin Salida. Informe Nacional de Desarrollo Humano 2003.
En http://indh.pnud.org.co/informe2003. Visitado 5 de julio 2006

Popper, K. (1973). La lógica de las ciencias sociales, La disputa del positivismo en la


sociología alemana, Grijalbo, Barcelona.

Reich, W. (1970). Materialismo dialéctico y psicoanálisis. Siglo XXI. México.

Reich, W. (1973). La psicología de masas del fascismo. Roca. México.

Zizek, S. (2004). Violencia en Acto. Conferencias en Buenos Aires. Paidos. Buenos


Aires.

121
LA VIOLENCIA EN COLOMBIA Y EL PAPEL DE LAS EMOCIONES DE MARTHA
NUSSBAUM

John Freddy Martínez

No es verdad.
Las opiniones no son respetables. En todo
caso, las personas son respetables. Las
opiniones están hechas para ser rebatidas,
discutidas, contrastadas y, en último término,
para ser abandonadas si se revelan erróneas,
y ser sustituidas por otras.

FERNANDO SAVATER

En los últimos años la violencia se ha constituido en uno de los temas de investigación


favoritos, privilegiando determinadas temáticas y perspectivas de análisis, centrando la
mira de los estudios en el aspecto político, social y en menor medida en lo cultural y
religioso. (Fernández) plantea que en Colombia la violencia es un fenómeno histórico
que crece y se modifica constantemente; problemas como el narcotráfico, el
alcoholismo, la drogadicción y la guerra que se libra en este momento en el país, tienen
incidencia en el cambio de valores culturales y sociales, ya que se estimula el
desarrollo de una conducta egocéntrica y agresiva en la población. Teniendo en cuenta
estos aspectos es posible preguntar ¿Cuál seria la importancia de las emociones o el
aporte que se podría hacer desde la teoría de Nussbaum a esta problemática?

Podemos exponer los motivos de la violencia desde dos pilares, que tanto para la
psicología como para otras disciplinas humanas siguen siendo una incógnita: el primero
se orienta a explicar el fenómeno como formas de comportamiento individual, rodeado
de un amplio soporte teórico desde los diferentes enfoques de la psicología, y el
segundo justifica el acto violento desde una dinámica de la interacción social. Sea cual
sea el motivo central de este fenómeno(social o individual), lo que queda claro es que
se manejan unos intereses particulares, construidos por las vivencias, las experiencias,
los que haceres, las conveniencias etc. de quienes protagonizan la violencia y bajo
estas construcciones es posible justificar la violencia como una posibilidad; que ha sido
propuesta hasta por el mismo estado.

Es aquí donde es posible la teoría de Martha Nussbaum quien desde una postura del
liberalismo político plantea la necesidad de construir una sociedad basada en el
respeto hacia y entre todas las personas que la conforman, lo que incluye a su vez el
respeto por sus propias concepciones axiológicas sobre lo que es importante en la vida;

122
esto es posible desde las emociones que pueden ser determinantes para la convivencia
pacífica. No obstante, a pesar de las múltiples investigaciones su estudio ha sido
descuidado por algunas disciplinas sociales. Para Nussbaum las emociones
constituyen el soporte de la habilidad para actuar y determinan las conductas sociales
en la vida adulta, están vinculadas al razonamiento y al sentido normativo y, por tanto,
guían la buena deliberación.

La democracia incluye la capacidad de persuadir y de ser persuadido; es decir la


capacidad de explicar de forma inteligente las demandas sociales, hacer entender
nuestros deseos condiciones y necesidades, saber justificarlas. Ser capaces de
argumentar a favor de lo que proponemos y también la capacidad de ser persuadidos,
con la posibilidad de cambiar nuestras perspectivas si hace falta, esto se logra a partir
de la propuesta sobre las emociones.

Para Nussbaum las emociones, tienen roles en el juicio ético y en la acción ética, y en
sus riesgos, distorsiones y determinantes. Las emociones aparecen como una
capabilities de afiliación, juego y relaciones .Para describir y explicar, y para persuadir y
actuar de manera efectiva, necesitamos entender, emplear e influir en una gama de
estados mentales mucho más allá de la ‘utilidad’ y la preferencia’. Nussbaum apunta a
que no es posible articular plenamente la teoría del razonamiento más compleja,
predictiva y normativa propia de Sen, sin incluir destacadamente las emociones, en las
cuales parte de ese razonamiento. Explora aún más. La compasión la cual
desempeña un papel central en la vida moral y, por tanto, en la social: un entendimiento
básico de la compasión por quienes sufren, parece virtualmente universal y casi
natural, y se resiste con relativa facilidad a los embates masivos de las fuerzas
opuestas de la ideología y la socialización. En contraste, una teoría moral abstracta no
habitada por las conexiones de la imaginación y la simpatía puede fácilmente ser
desviada a extremos negativos, porque su significado humano no es claro. La emoción
no es, una guía suficiente, pero es un componente necesario.

Nussbaum distingue la empatía como la habilidad para imaginarse la experiencia de


otra persona, es la posibilidad de la compasión, vista como preocupación (“una
emoción dolorosa”) ‘por el inmerecido infortunio de otra persona. Revisa entonces la
propuesta de Aristóteles de la estructura intelectual de la compasión. Aristóteles lo
describió como una preocupación por el infortunio de otra persona, que surge cuando
ese infortunio es visto por el observador como: 1) importante,2) inmerecido, y 3) de un
tipo que pudiera ocurrirle a él mismo (Nussbaum- 2001). Respalda las primeras dos
visiones postuladas y da buenas razones para considerar la tercera como factor
contribuyente relevante, pero no un rasgo necesario. Lo remplaza con 3’) el infortunio
sucede a alguien (o algún ser) que está presente dentro del universo de interés del
observador. De esta manera Nussbaum encuentra impedimentos a la compasión:
envidia, vergüenza y disgusto, los cuales desestiman el sufrimiento de otros o lo
excluye del universo de interés propio y temor a adquirir obligaciones de ayudar.

123
La idea principal después revisar este concepto sobre las emociones es observar como
actúan y el papel que juegan en la violencia, en un país con marcadas características
de desigualdad social como el nuestro. La relación emoción y cognición nos lleva al
problema de justificar las emociones que sentimos mediante la formación de conceptos
que pueden afectar a la emoción. En la relación entre emociones y elección racional,
aspecto central de la negociación y del acuerdo racional, la pregunta crucial consiste en
determinar cuál es el papel que juegan las emociones en la toma de decisiones
prácticas. Por una parte, es ampliamente aceptado que las emociones interfieren la
racionalidad. No obstante, para el caso particular de un manejo de la violencia las
emociones adquieren una valencia positiva con respecto a la optimización de la
racionalidad de las elecciones. En este sentido, las emociones pueden tener un
contenido cognitivo que coloca límites a la acción estratégica.

En cuanto a la necesidad de congelar las emociones al momento de decidir


racionalmente, tal convicción obedece fundamentalmente a que las emociones actúen
en forma sorpresiva y sus efectos son imprevisibles. Así, el elemento de sorpresa que
acompaña muchas emociones positivas, por definición, no se deja planificar. Por su
parte, las personas no parecen ser buenas en anticipar el impacto de experiencia
negativa (Nussbaum- 2001). El homicida que por primera vez comete el delito es
posible no lo hubiera hecho si hubiera previsto lo mal que se siente ante los ojos de la
sociedad por realizar el acto violento. Así la capacidad emocional es determinante para
excluir decisiones irracionales, mas no para hacer la mejor elección entre opciones
racionales diversas

El rol positivo que pueden cumplir las emociones para la toma de decisiones racionales
puede ser predominante. Ellas pueden contribuir al bienestar de múltiples maneras.
Como estados mentales, las emociones pueden ser fuente de felicidad o infelicidad.
Como disposiciones emocionales, ellas pueden favorecer o no la ocurrencia de un
evento o incidir en la dirección de un encuentro. Si las personas saben que soy
irascible, tenderán a evitarme. Por ello la idea de moldear el carácter incluye el intento
de enfocar las disposiciones emocionales de forma que disfrutemos más la vida nuestra
y la de los demás y suframos menos y hagamos sufrir menos.

Los procesos de pacificación y/o los procesos legales de judicialización o penalización


se plantean bajo una racionalidad instrumental con arreglo a unos fines concretos; se
otorgan beneficios a quien colabora con esclarecer los hechos y responsabilidades de
un delito; de esta manera se pretende satisfacer el derecho a la verdad de las
victimas y conciliarlo con la dosis de reconciliación necesaria para alcanzar unos
objetivos propuestos. Podemos decir que en este modelo no son contempladas
adecuadamente las emociones morales como factores relevantes para la estabilidad de
los acuerdos racionales.

La compasión nos ofrece otra posibilidad al suponer aceptar que no soy impasible, sino
frágil y vulnerable, que basta un segundo para que el rumbo de la vida cambie
radicalmente. Los otros no son extraños sino compañeros de sufrimiento. No puede
124
añadirse al dolor de las víctimas, como nuevo agravio, la impasibilidad e indiferencia de
los demás. Pero hay un segundo momento. Una vez que me siento al lado de las
víctimas, salvada la distancia que me hace ver en el otro a un extraño y no a alguien
próximo, la compasión llama a mi responsabilidad e invita a una ética de la alteridad. El
rostro del otro hace una llamada, me hace preguntarme qué puedo hacer, ante una
experiencia de sinsentido que pide una respuesta. Esta respuesta quizá sólo pueda ser
“estar con el otro”, aceptando el dolor y la frustración que supone una impotencia real.

Son muchas las situaciones en las que poco se puede decir y no hay palabras de
consuelo. Sólo cabe “estar”, acompañar, escuchar. Pero, al tiempo, se trata de pensar e
imaginar las posibilidades para reconstruir el sentido roto y experimentado como una
quiebra radical que nos indigna y rebela. De ahí nace la búsqueda de una respuesta
reparadora y creadora. Después del acompañamiento, de la solidaridad en el mal, del
estar “con”, puede comenzar una ayuda reparadora. Esta respuesta es creadora de
sentido y es la experiencia que se vive en muchas ocasiones: de la indignación ante los
atentados terroristas a una solidaridad constructiva que moviliza a la sociedad civil. Si el
bien común es cosa de todos, la desgracia radical también lo es.

La compasión es la virtud de los que se consideran semejantes y se saben poseedores


de una misma dignidad, es la respuesta inmediata a toda humillación. No se refiere sólo
a los que se consideran próximos, sino que es la capacidad para percibir que las
diferencias carecen de importancia cuando se las compara con los efectos del dolor y la
humillación. El compasivo experimenta que la desdicha del otro existe como un igual
que ha sido golpeado por una experiencia negativa.

La compasión otorga un valor al ser humano del que parece desprovisto en las
experiencias del sufrimiento. Viene a reclamar el reconocimiento de la dignidad
humana, pues en la degradación de un ser humano, mi propia humanidad queda
maltrecha y compromete mi responsabilidad.

La compasión, como emoción, no da solución a los problemas, pero impulsa nuestras


decisiones morales. La emoción debe estar acompañada por una visión auténtica de lo
que sucede, pero ¿por qué negar la influencia de los afectos? Prescindir de los
sentimientos supone negar maneras de ver el mundo que parecen esenciales para
comprenderlo con plenitud. La compasión nos lleva a situarnos en el punto de vista de
las víctimas, pero no nos condena a la desesperación. Cuando se sabe que se es algo
para otros, se evita pensar que se es totalmente superfluo. Además, la comprensión
compasiva contribuye al desmantelamiento de los estereotipos en los que se apoya el
odio colectivo

En últimas las emociones morales, en particular la indignación y la compasión por parte


de las víctimas de cualquier crimen no son o no han sido apreciadas adecuadamente en
los procesos legales. La compensación económica no compensa la indignación de las
victimas y de las comunidades afectadas por un hecho violento

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Las emociones morales como la compasión, indignación y la vergüenza son las grandes
ausentes en procesos de paz o en procesos de negociación. El ocupar el lugar de las
víctimas y compartir el sentir con ellas no ha sido un objetivo de la ley. El derecho a la
verdad que promueve la justicia en casos como el del paramilitarismo ha hecho
desaparecer a las víctimas; con la ausencia de las emociones morales en procesos de
negociación; solo con la inclusión de estos elementos se abre una amplia posibilidad
de reivindicar la importancia de la memoria para combatir el crimen, el genocidio y las
masacres.

El llamado es a la creciente sensibilización de la población frente a la violación de


derechos humanos, donde las emociones morales se puedan ver en una condición
normativa para el mejorar o tener éxito y estabilidad en los procesos de negociación.

Generar esta transformación cultural, da un límite normativo a la racionalidad


instrumental como forma de llegar a ciertos acuerdos políticos en las negociaciones de
los delitos. Tal límite se toma en serio el contenido cognitivo de las emociones, en
particular de las emociones morales.

La estabilidad de cualquier acuerdo depende entonces del buen diseño entre


emociones y normas sociales con el fin de que se asegure la eficacia del derecho
individual y con ello sea valido.

Referencias

Fernández, L. (2002) Reflexiones sobre interpretaciones recientes de la violencia en


Colombia. Disponible en www.afecto.org.co/maltrato/24-11-2000

Nussbaum, M. (2001). The Intelligence of Emotion. Cambridge. London

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