You are on page 1of 13

POLÍTICA INTERNACIONAL CONTEMPORÁNEA

Ficha 12: Terrorismo

1. Conceptualizando al terrorismo.

El fenómeno del terrorismo es complejo y suscita debates, tanto desde un enfoque


teórico como desde una perspectiva histórica. Una forma de abordarlo es a través de una
tipología que distinta las diferentes clases de terrorismo que existieron en la historia, le
atribuya a cada una notas características y permita ubicar adecuadamente a los grupos u
organizaciones activas en la actualidad. Por otra parte, el terrorismo ha sido
caracterizado como una de las principales amenazas a la seguridad de las sociedades
modernas. Se trata de una afirmación no exenta de polémicas y que abre el juego para
evaluar el impacto de esta amenaza en el mundo globalizado, considerándola desde la
perspectiva de diferentes actores (los Estados, la sociedad civil, los medios de
comunicación, las organizaciones internacionales, etc).

Con respecto a la definición del concepto “terrorismo”, Zaccara1 comenta que “aún hoy
no se ha podido consensuar internacionalmente qué tipo de grupos o actividades pueden
ser consideradas terroristas y cuáles no”. Por eso, a menudo se alude al terrorismo
internacional en términos excesivamente vagos e imprecisos, dificultando la correcta
apreciación de su alcance, sus dimensiones, y las tendencias que puede registrar a lo
largo del tiempo. Veamos entonces las definiciones que proveen diferentes autores
relevantes en el estudio del fenómeno:
• Reinares2 concibe al terrorismo desde un punto de vista estratégico-político y
afirma que el “terrorismo internacional es, en primer lugar, el que se practica
con la deliberada intención de afectar la estructura y distribución del poder en
regiones enteras del planeta o incluso a escala misma de la sociedad mundial”. Y
con relación al acto terrorista a secas, sostiene que “un acto de violencia es
terrorista si el impacto psíoquico que provoca en una sociedad o algún segmento
de la misma, en términos de ansiedad y miedo, excede con creces sus
consecuencias materiales”.
• Deutch3 se centra en cuestiones sociológicas, definiendo al terrorismo como
“aquellos actos de violencia cometidos en contra de personas inocentes o no
combatientes que intentan alcanzar fines políticos a través del temor y de la
intimidación”.
• Cronin4 hace hincapié en la dificultad para definir el término y sostiene que “el
terrorismo puede definirse como la amenaza o el uso de la violencia al azar
contra inocentes con fines políticos por actores no estatales”.

En las tres definiciones precedentes, identificamos algunas notas fundamentales del


terrorismo:
• Actores: individuos o grupos no estatales. El Estado puede apañar a grupos
terroristas, recurrir a métodos terroristas o practicar lo que se conoce como
“terrorismo de Estado”; pero por definición, un Estado no es terrorista.
• Objetivos que persigue: son de diversa índole, pero predominan los de naturaleza
política (provocar el cambio de un régimen, alterar los alineamientos políticos,
promover la aparición o desaparición de una entidad estatal, eliminar a un grupo

1 ZACCARA, Luciano (2007) “Hezbollah ¿terror o política?” en Revista Ágora Internacional, Año I, N° 1.
Asociación para las Naciones Unidas en la República Argentina (ANU-AR). Buenos Aires. Página 29.
2 REINARES, Fernando (2005) “Conceptualizando el terrorismo internacional” en Real Instituto Elcano de
Estudios Internacionales y Estratégicos, Madrid. Julio 2005.
3 DEUTCH, John (1997) “Terrorism: Think Again” en Foreign Policy Magazine. Fall 1997. John Deutch es profesor
en el Instituto Tecnológico de Massachussets, director de la central de inteligencia y subsecretario de Defensa,
y miembro de la editorial de la Foreign Policy Magazine.
4 CRONIN, Audrey Kurth (2004) “Transnational Terrorism and Security”. Cap. 13 en BROWN, Michael ed. (2005)
Grave New World. Georgetown University Press. Washington D.C.

1
étnico o cultural). En la base de estas aspiraciones siempre encontramos una
determinada “percepción de justicia”. Promueven reacciones como el temor, la
repulsión, la intimidación, incluso un contraataque, o la radicalización. Si bien
pueden tener contacto con negocios internacionales ilegales, su objetivo final no es
el lucro por el lucro mismo sino obtener fondos para financiar sus actividades o
gozar de protección. Cuando realizan ataques contra la población civil, ésta no es su
verdadero blanco, sino que indirectamente apuntan a los gobernantes o públicos en
los que desean provocar una reacción.5
• Alcance de las operaciones: local, nacional, regional, global.
• Medios utilizados: son aquellos susceptibles de generar temor o intimidación, ya
sea armas de destrucción masiva, bombas convencionales, armamento no
convencional, etc. El uso de estos medios es imprevisible e indiscriminado, y esto es
lo que genera tanta incertidumbre e inseguridad.
• Consecuencias de su accionar: son interdependientes y desencadenan efectos
dominó que afectan a la totalidad de los niveles de la estructura política, económica
y social de la comunidad internacional. Los efectos intangibles (psíquicos) suelen
exceder con creces los tangibles o materiales y están dirigidos a condicionar los
comportamientos del gobierno y la sociedad. El terrorismo es, en cierta manera, un
método de control social.

2. Terrorismo internacional, transnacional y global.

Frecuentemente estos términos se confunden porque, como expresa Reinares 6, “no todo
terrorismo transnacional es terrorismo internacional, aunque cualquier terrorismo
internacional es por definición terrorismo transnacional”.

La configuración específica del terrorismo internacional puede variar notablemente de


un periodo de tiempo a otro (hay enormes diferencias entre el terrorismo internacional de
la Guerra Fría, auspiciado por gobiernos del ex bloque soviético en los ’70 y ’80, y el
terrorismo islamista de Al Qaeda). Todas estas manifestaciones tendrían en común que,
independiente del ámbito geográfico o alcance en el que operen, tienen la expectativa de
producir consecuencias políticas a nivel regional o internacional, afectando la distribución
internacional de poder. Va de suyo que tal ambición requiere la coordinación de fuerzas y
recursos ubicados u operando en diferentes jurisdicciones estatales.

En nuestros días, Al Qaeda, sus entidades afiliadas de ámbito local o regional y


numerosas células autoconstituidas configuran la trama de un terrorismo internacional
extendido por decenas de países, tanto en el mundo musulmán como en las sociedades
occidentales. Este tipo de terrorismo es considerado por una amplia mayoría de los
gobiernos del mundo como una amenaza común a su seguridad nacional.

Los objetivos panislámicos del actual terrorismo internacional, la extensión de las redes
que sustentan los procesos de movilización relacionados con esa violencia, el hecho de
que los atentados cometidos por grupos u organizaciones pertenecientes a las mismas se
hayan producido en lugares muy diferenets, así como la capacidad que su núcleo
fundacional ha demostrado para planear y ejecutar con éxito actos de megaterrorismo
permiten que Reinares7 afirme que el actual terrorismo internacional es además global.

Entonces, el terrorismo global es un nuevo fenómeno con similitudes con el terrorismo


internacional pero caracterizado por: ser horizontal y estatalmente indiferenciado; no
contar con un origen geográfico definido; traspasar fronteras (éstas dejan de ser criterios
relevantes); poseer un componente religioso islámico; privatizarse (entendiendo que
logra funcionar sin depender de Estado alguno).

5 CRONIN, Audrey Kurth (2005) Op. Cit.


6 REINARES, Fernando (2005) Op. Cit.
7 REINARES, Fernando (2003) “Terrorismo global”. Madrid: Taurus, 2003. Disponible en:
http://www.aloj.us.es/vmanzano/pdf/resumen/reinares.pdf de la Universidad de Sevilla.

2
Por otra parte, el terrorismo transnacional es aquel que atraviesa fronteras estatales,
involucrando a más de un país y con frecuencia a individuos de varias nacionalidades.
Quienes lo ejecutan mantienen estructuras organizativas o desarrollan actividades
violentas en más de un país, incluyendo por lo común territorios sobre los cuales no
tienen jurisdicción alguna las autoridades a que dirigen en última instancia sus
demandas. En el mundo globalizado, prácticamente no hay organizaciones terroristas
que no hayan “transnacionalizado” sus operaciones. Un ejemplo de este tipo de
terrorismo sería el que desarrollan ciertas organizaciones radicales palestinas.

Básicamente la diferencia entre terrorismo internacional y transnacional está dada


porque el primero se define por sus objetivos mientras que el segundo lo hace por su
ámbito geográfico de operación. La mayoría de los incidentes terroristas registrados
durante los últimos años –excepto los ataques de Al Qaeda- están relacionados con
objetivos políticos que afectan directamente a dos o más jurisdicciones estatales pero no
adquieren un alcance propiamente internacional.

3. Otras clasificaciones y denominaciones.

3.1. Terrorismo catastrófico.

John Deutch8 sostiene que el terrorismo actual, al combinarse con la posibilidad de


acceder a armas de destrucción masiva y explotar la dependencia mundial de una frágil
red de distribución de energía e información, tiene el potencial para convertirse en una
amenaza catastrófica. La tecnología es más accesible y la sociedad es más vulnerable; a
esto se suma el hecho de que las organizaciones terroristas y criminales han creado una
infraestructura conectada a nivel global. Otros autores, como Ehud Sprinzack9, descreen
de la probabilidad de esta clase de amenazas, la consideran infundada y optan por seguir
alertando sobre las consecuencias de los atentados terroristas tradicionales.

Deutch divide a los actos terroristas en categorías para poder entender su verdadera
naturaleza:
• El tmás peligroso sería el auspiciado por el Estado, como por ejemplo Cuba, Irán,
Irak, Libia, Corea del Norte, Sudán y Siria, Afganistán (en el caso del terrorismo de
orientación islamista encabezado por Osama bin Laden), e Irán (que apoya al
terrorismo shií de Hezbollah en el Líbano contra Israel).
• Otra categoría sería el terrorismo llevado a cabo por grupos que intentan derrocar
sus propios gobiernos o alcanzar la independencia, como el movimiento
separatista Tamil (LTTE) en Sri Lanka, el IRA en Irlanda del Norte, el Grupo
Islámico Armado en Argelia, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Colombia,
el Movimiento Revolucionario Tupac Amarú (MRTA) en Perú. Esta categoría está
muy ligada a insurgencias internas de cada Estado.
• Finalmente existiría el terrorismo desarrollado por grupos islamistas que operan
mayormente en Medio Oriente, y buscan presentarse como alternativas viables al
sistema establecido (lo tildan de corrompido e ineficiente). Algunos ejemplos
serían Hamas y la Jihad Islámica Palestina, dedicadas a la desintegración del
Estado de Israel y al establecimiento del Estado Islámico Palestino. Esta modalidad
constituye una amenaza peligrosa para USA, por su involucramiento en la región
alineado a los regímenes de Israel, Egipto y Arabia Saudí.

En la década del ’90 se produjo un resurgimiento de la actividad terrorista dirigida contra


USA que, gracias a sus métodos, ha incorporado una nueva dimensión a la vieja
amenaza:
• Los terroristas están operando crecientemente en el nivel internacional

8 DEUTCH, John (1997) Op. Cit. También en CARTER, Ashton, DEUTCH, John y ZELIKOW, Philip (1998)
“Catastrophic Terrorism: tackling the new danger” en Foreign Affairs Nov/Dec, Vol 77, Nº 6.
9 SPRINZAK, Ehud (1998) “The Great Superterrorism Scare” en Foreign Policy, Fall, pp 110-124. También en
(2001) “Revisiting the Superterrorism Debate” en Foreign Policy.

3
• Se han vuelto más extremistas, dispuestos a utilizar armas de destrucción masiva
nucleares, químicas y biológicas (las dos últimas son de fácil manufactura y
adquisición y tienen horrorosas consecuencias para la población civil).
• El “ciberterror”, el aspecto más novedoso, que amenaza penetrando fácilmente a
través de las comunicaciones y de las computadoras de naciones y organizaciones
privadas, intentando tomar control sobre ellas.

Deutch sostiene que el terrorismo aterroriza tanto a líderes como a ciudadanos y que
controlarlo requiere nuevos mecanismos de cooperación -nacionales e internacionales-
entre inteligencia, defensa y las agencias de cumplimiento de la ley (trabajando en forma
integrada). La acción efectiva debe ser simultáneamente defensiva y ofensiva,
comprometiendo en cierta medida las libertades civiles.

A partir de esto, considera inminente la pérdida de ciertas libertades civiles, que


inevitablemente deben acompañar a las medidas necesarias para combatir esta
amenaza. Mientras las amenazas terroristas crecen, los Estados necesitan reestablecer el
equilibrio entre la protección de las libertades individuales, y su entendible interés en
seguir las pistas de lo que sucede entre las comunidades extranjeras residentes que
entrañan más riesgo para la sociedad. La vigilancia de las comunicaciones pone a prueba
las libertades civiles, pero dado que los avances tecnológicos propios de la globalización
facilitaron que los exiliados brinden apoyo a los terroristas, sería justificada en última
instancia.

3.2. Terrorismo suicida10.

El suicidio como arma terroristas es una táctica altamente eficiente en la relación costo-
beneficio. Si bien a simple vista se suele creer que se trata de un fenómeno
exclusivamente religioso o islámico, un análisis más profundo nos revela la falsedad de
esta concepción La justificación suicida es diversa; el Islam condena el suicidio pero no la
muerte en la guerra santa, por eso los los terroristas que se inmolan son considerados
mártires en justificaciones expost que las organizaciones terroristas realizan para dar
significado al acto, mantener el apoyo de las poblaciones locales y reclutar voluntarios.
Por otro lado, muchos de los atentados suicidas son cometidos por grupos de izquierda
(Al Fatah) y laicos (TTLE).

Ehud Sprinzak, en su artículo “Rational Fanatics”, expresa que el terrorismo suicida


continua ganando “adeptos”, veinte o treinga años después de su aparición. No es un
mero producto del fervor religioso, ya que no puede trazarse un perfil psicológico o
demográfico de estos terroristas. Distintos factores pueden hacer que algunos individuos
con cierto potencial deseen sacrificarse por una causa. Los adoctrinadores de estos
potenciales mártires se valen de las creencias religiosas y utilizan la fe en el paraíso para
fortalecer y solidificar las motivaciones hacia el sacrificio. Refuerzan también otras
poderosas tendencias favorables al martirio, incluyendo el patriotismo, el odio al enemigo
y el sentimiento de victima.

Sprinzak reproduce las declaraciones del Dr. Ramadan Shalah, Secretario General de la
Jihad Islámica Palestina, resumiendo la escalofriante lógica de esta táctica terrorista:
"Nuestro enemigo posee las armas más sofisticadas en el mundo y su ejército está
altamente entrenado (…) No tenemos nada más que el martirio como arma contra esto.
Es fácil y nos cuesta solo nuestras vidas (...) las bombas humanas no pueden ser
derrotadas, ni siquiera con bombas nucleares".

Este terrorismo no puede combatirse a nivel individual, ya que el terrorista que se inmola
es el último eslabón de una cadena organizada que involucra numerosos actores e
implica actividades racionales como:
• Elección del blanco
• Inteligencia

10 REINARES, Fernando (2003) Op. Cit. SPRINZAK, Ehud (2000) “Rational Fanatics” en Foreign Policy, Sep/Oct.
NEUMANN, Peter (2007) “Negociar con terroristas” en Foreign Affairs en español, Abr-Jun.

4
• Reclutamiento
• Entrenamiento físico y espiritual
• Preparación de los explosivos
• Transporte del ejecutor al área del objetivo.

Estas misiones involucran a docenas de terroristas y colaboradores que no son suicidas,


pero sin los cuales la operación no podría llevarse a cabo.

El autor distingue 3 niveles de institucionalización diferente de estas tácticas suicidas, de


carácter temporal y condicional:
• Terrorismo "Pre-suicida": las operaciones suicidas de Hamas y la Jihad Islámica
Palestina en Israel durante 1990 fueron precedidas por una ola de terroristas que
no planeaban ruta de escape alguna y morían en el acto. Eran espontáneas y no
involucraban a ninguna organización, pero expresaban un estado de ánimo
colectivo entre los jóvenes palestinos contra Israel, creando una atmósfera para la
institucionalización de este tipo de terrorismo en la siguiente década.
• Muchos grupos terroristas recurren a estas tácticas en circunstancias
excepcionales: los bombardeos de las embajadas norteamericanas en Kenya y
Tanzania (Al Qaeda) y similares ataques irregulares perpetrados por el Grupo
Islámico Egipcio, la Jihad Islámica Egipcia, el Partido Islámico Dawa en Kuwait, el
Grupo Islámico Armado en Argelia, entre otros.
• También hay grupos que formalmente adoptan al terrorismo suicida como
estrategia temporal, obteniendo sus líderes legitimidad ideológica y teológica para
su uso, entrenando voluntarios, enviándolos luego a un blanco específico.
Ejemplos serían las operaciones de Hezbollah contra la invasión israelí en Líbano
(mediados de los ’80); atentados de Hamas (1994-1996) para detener el proceso
de paz; los rebeldes vhechenos contra el ejército ruso; la formación de las
unidades suicidas dentro del movimiento separatista Tami (asesinaron a cientos
de civiles e incluso autoridades políticas como el Primer Ministro de India Rajiv
Gandhi en 1991 y el Presidente de Sri Lanka Ranasinghe Premadasa en 1993).

En los caso de Hezbollah y Hamas no se formaron unidades suicidas permanentes, sino


que los los voluntarios fueron entrenados ad hoc.

Los especialistas argumentan que la táctica suicida ofrece importantes “ventajas” en


relación al terrorismo "convencional":
• Son operaciones simples y de bajo costo (no requieren rutas de escape o de
rescate).
• Garantizan numerosas bajas y grandes daños (los perpetradores pueden elegir el
momento exacto, el lugar y las circunstancias ataque); y no existe la posibilidad
de la interrogación posterior.
• Poseen un inmenso impacto en la opinión pública y en los medios.

Estas tácticas ponen en jaque a los expertos, puesto este nuevo terrorismo desafía la
misma vida de los perpetradores, apareciendo como un fenómeno novedoso, casi
sobrenatural, que aparentemente anularía la disuasión y la negociación. No obstante,
Sprinzak destaca el elemento racional de las organizaciones que lo promueven y propone
acciones políticas para trabajar sobre estas organizaciones y las comunidades en las
cuales se realiza el reclutamiento. Neumann destaca la importancia de distinguir, entre
organizaciones terroristas y dentro de las mismas, quiénes serían los actores nihilistas o
con aspiraciones absolutas y quiénes los tradicionales con aspiraciones instrumentales o
políticas, para dirigir la negociación hacia estos últimos. Otro elemento a tener en cuenta
es la disposición de la organización terrorista a usar la violencia (¿cuándo comenzaron?
¿estarían dispuestos a dejarla a cambio de alguna ganancia política? ¿qué tipo de
violencia toleran?).

5
3.3. Terrorismo complejo11.

Thomas Homer-Dixon considera que, después de los ataques del 9/11, las sociedades
occidentales modernas y avanzadas se convirtieron en amplios blancos para los
terroristas, a la luz de dos tendencias:
• El crecimiento de la capacidad tecnológica-destructiva de pequeños grupos e
individuos que atentan contra elementos e individuos de la sociedad civil.
• La creciente vulnerabilidad de nuestras economías y sistemas tecnológicos ante
ataques cuidadosamente dirigidos. Esta vulnerabilidad es producto del desarrollo
social y tecnológico: la creciente complejidad e interconexión de las sociedades
modernas y la creciente concentración geográfica de salud, capital humano,
conocimiento y redes de comunicación.

Ambas tendencias juntas, facilitan una forma nueva y siniestra de violencia masiva: el
terrorismo complejo. Las sociedades occidentales desarrolladas, al depender de
complejas redes y concentrar posesiones vitales en pequeñas locaciones geográficas,
permiten a los terroristas aumentar el potencial destructivo de sus ataques, así como el
daño psicológico y financiero que pueden infligir. La concentración y las redes permiten
ganancias a las sociedades en términos de eficiencia y sinergia, constituyendo una
importante fuente de riqueza. Pero a la vez, transforman a las principales metrópolis en
blancos atractivos para los terroristas, que adquieren la capacidad de causar enormes
daños en un solo golpe. Este tipo de terrorismo actúa como las artes marciales, ya que
redirecciona las energías de nuestras complejas sociedades en nuestra contra.

Este aumento en la capacidad destructiva terrorista responde a 3 avances tecnológicos:


armas más poderosas, el dramático progreso en las comunicaciones y la información, y
mayores oportunidades a la hora de desviar las tecnologías sin fines bélicos hacia fines
destructivos. Mientras los progresos tecnológicos hacen que matar sea cada vez más
sencillo, las sociedades se encierran cada vez más en ciclos de perpetuos ataques y
contraataques que vuelven imposible cualquier trayectoria de desarrollo político y
económico. A la vez, las nuevas tecnologías en las telecomunicaciones permiten que
estos grupos violentos accedan y dominen cada vez más recursos, coordinando sus
actividades alrededor del planeta, y mejorando el poder y alcance de viejos
procedimientos. Las organizaciones terroristas utilizan Internet para acceder a
información crítica, encriptar sus mensajes, compartir información sobre armas y la
negociación de las mismas, realizar transferencias de fondos a través de las fronteras, y
planear cuidadosamente sus ataques.

Estos medios fueron utilizados por los terroristas del World Trade Center, quienes
accedieron con detalle a sus planos y diseños característicos, informándose luego como
los expertos en demoliciones destruyen enormes edificios. El 9/11, una compleja
construcción que tardó siete años en erigirse colapsó en noventa minutos, arrasando con
10 M de pies cuadrados que habían costado más de U$D 30 M. Irónicamente, incluso una
oficina secreta de la CIA fue destruida en el ataque, trastornando operaciones de
inteligencia. A pesar del horrible daño causado en la infraestructura de esta área de la
ciudad de Nueva York, el ataque no causó fallas catastróficas en las redes financieras,
económicas y de comunicaciones de EE.UU. Resultó que el World Trade Center no era un
nodo crítico, al menos como la población mundial y los terroristas pensaron.

Al ver los hechos en perspectiva, debemos reconocer el efecto nocivo de este ataque
sobre las redes psicológicas de nuestras sociedades. Al minuto del primer ataque, su
cobertura televisiva recorría el mundo. Las personas permanecieron frente a sus
televisores durante horas, viendo y reviendo los horrorosos acontecimientos mientras
intentaban comunicarse con amigos y familiares, enviaban millones de e-mails y
trastornaban el funcionamiento de Internet durante bastantes días. El mayor impacto de
estos ataques no fue el trastorno financiero, económico, de las comunicaciones o del
transporte, sino que fue psicológico: afectó directamente la psicología colectiva y la

11 HOMER-DIXON, Thomas (2002) “The Rise of Complex Terrorism” en Foreign Policy. January/February 2002.

6
subjetividad de los sentimientos de seguridad del mundo entero, acarreando impensables
consecuencias.

Por lo expuesto, Homer-Dixon argumenta a favor de adoptar medidas que reaseguren a


la sociedad civil, ya que el terrorismo se disputa también en el ámbito psicológico: “el
terrorismo complejo es muy efectivo si su objetivo no es una estrategia específica o un
fin político, sino simplemente la creación de temor, pánico y trastornos económicos
generalizados. Este objetivo más general concede a los terroristas mucha más libertad a
la hora de elegir los blancos”.

4. El terrorismo internacional en perspectiva histórica.

El terrorismo es tan antiguo como la historia humana, encontrándose vestigios de estas


prácticas en las actividades de las sectas judías (sicarios y zealots) del s. I d.c. o los
“asesinos musulmanes”. Desde los inicios del sistema Westfaliano, el terrorismo moderno
ha sido una reacción frente al poder hegemónico o preponderante de determinados
Estados o coaliciones.12 De acuerdo con diversos autores, pueden identificarse etapas en
el desarrollo del fenómeno terrorista:
• De la Revolución Francesa a la caída de la Rusia Zarista: el propósito del terror es
forzar la apertura del régimen monárquico o imperial y producir el cambio político.
Esta vertiente de terrorismo aún continúa activa en la actualidad en ubicaciones
tan diversas como la ex Yugoslavia, Cachemira, Chechenia y Xinxiang.
• Los movimientos de liberación nacional asociados a la descolonización que aspiran
a fundar Estados independientes y que comienzan en la primera posguerra. Esta
clase de terrorismo no siempre fue condenado por la comunidad internacional,
sino que en ocasiones fue justificado con base en el derecho de
autodeterminación de los pueblos.
• El terrorismo anti-hegemónico propiciado por la URSS contra USA durante la
Guerra Fría. Algunos sostienen que éste es el verdadero origen del terrorismo
internacional. Las facciones terroristas auspiciadas por la URSS actuaban en
Europa, África y América Latina. En paralelo, se da un solapamiento con un
terrorismo de origen diferente que se desarrolla en los países musulmanes:
Argelia, Irán, Irak o Siria, y Libia e Israel.
• Con el fin de la Guerra Fría, la mayoría de los actos terroristas pasaron de ser
intra-civilización a inter-civilización y los principales roces se dieron entre las
civilizaciones occidental e islámica en torno al eje de globalización-
americanización. Autores como Rapoport y Reinares identifican un fuerte
componente religioso (que reemplazaría al anterior impulso nacionalista o
izquierdista) en esta cuarta oleada terrorista, mientras que otros como Cronin lo
asocian más a reacciones anti-globalización. Este terrorismo de inspiración
religiosa sería especialmente peligroso porque ve al mundo en términos
maniqueos, deshumaniza al enemigo, no tiene nada que perder o ganar por lo
cual sus acciones son impredecibles e ilimitadas (no se preocupa por negociar), no
le preocupan las reglas del sistema porque quieren reemplazar al sistema. La
percepción de la justificación moral de su misión vuelve a la violencia algo
legítimo, necesario y sin límites.13 El terrorismo internacional adopta en nuestros
días una orientación islamista, siendo esto un rasgo propio de la uarta oleada del
terrorismo insurgente moderno, si bien desde hace más de 10 años cabe referirse
a un nuevo terrorismo islamista para distinguirlo de otras versiones precedentes
practicadas por fundamentalistas musulmanes afines al shiísmo y patrocinados
por las autoridades teocráticas iraníes o agencias oficiales sirias.14

12 CRONIN, Audrey Kurth (2004) “Transnational Terrorism and Security”. Cap. 13 en BROWN, Michael ed.
(2005) Grave New World. Georgetown University Press. Washington D.C.
13 Ibíd. También ver HOBSBAWM, Eric (2007) “Guerra y Paz en el siglo XXI”. Barcelona: Memoria Crítica. Cap.
8.
14 REINARES, Fernando (2005) Op. Cit.

7
En las últimas décadas asistimos a un incremento general del nivel de violencia –real y
mediática- que las sociedades han llegado a tolerar. Esta creciente violencia política está
asociada a una violencia social paralela. Los frenos consuetudinarios a la conducta y las
reglas establecidas se están descomponiendo, tanto en sociedades occidentales
avanzadas como en países en desarrollo.15

Analicemos en detalle el caso de Al Qaeda (la Base). La organización nace entre las
décadas del ’70 y ’80 con la unión de varios grupos que buscan expulsar a los soviéticos
de Afganistán. Se consolidó durante la primera mitad de los noventa en Sudán, antes de
asentarse nuevamente en el Afganistán de los talibanes. Osama Bin Laden es su mentor.
En febrero de 1998 auspició la constitución del llamado “Frente Mundial para la Guerra
Santa contra Judíos y Cruzados”, que prefigura la urdimbre del terrorismo internacional –
multinacional y multiétnico- en torno al cambio de siglo.16

El movimiento se inscribe dentro de una corriente de pensamiento político religiosa, el


neosalafismo17, que plantea una única interpretación del Islam y la unificación del mundo
islámico en un nuevo califato con connotaciones globales. Prescindiendo de las
dimensiones de la lógica estatal, opera tácticamente en varios países a la vez,
identificando a los cruzados como enemigos y sin una agenda social. Entienden el
concepto de jihad (“guerra santa”) en su acepción más belicosa, defensiva al igual que
ofensiva.

Su cometido principal consiste en destruir a USA por medio de guerras sangrientas que
conducirán a destruir a los “enemigos cercanos” (Israel, los shiítas y los regímenes
“corruptos” de Egipto, Pakistán y Arabia Saudita). Se le estima un presupuesto anual de
unos U$D 50 M, en gran parte aportados por Bin Laden, así como también de múltiples
donaciones recibidas de las diásporas en los Estados de Arabia Saudita, Afganistán,
Pakistán o Emiratos Árabes Unidos.

Su organización se estructura en torno a 5 comités (militar, económico, comunicaciones,


estudios islamistas y publicidad) y numerosas células (entre 4 y 15 miembros con gran
autonomía y especialización, entrenadas en países musulmanes). Todas ellas se
mantienen en contacto y coordinan la formación de miles de seguidores. Sólo en
Occidente se estima que cuentan con cerca de 3000 miembros que los asisten para
movilizar sus recursos. Su estructura descentralizada le permite sobrevivir a la pérdida de
integrantes clave (Abu Musab al Zarqui en Irak y miembros de diversas operaciones
fallidas).

Su poder se apoya en un desarrollado aparato mediático y propagandístico, que


transmite su influencia valiéndose de la cobertura de la red de TV Al Jazeera y de los
sitios de la web jihadi de todo el mundo. A través de estos medios, difunden su ideología
y buscan movilizar futuros reclutas suicidas a lo largo y a lo ancho del mundo islámico. El
poder mediático les permitió expandir su influencia hacia Medio Oriente y Europa,
ganando credibilidad en la subcultura jihadi global. El paso hacia occidente estuvo
facilitado por el énclave en Pakistán, vinculado con Gran Bretaña a través de la diáspora
pakistaní (viajes, comunicaciones, remesas, vínculos familiares). También ha tenido un
fuerte arraigo en Estados débiles o fallidos, como Líbano, Gaza, Yemen, Somalia y
Argelia, convertidos en bases operativas de la organización.

Entre los incidentes más conocidos se le atribuyen los atentados de agosto de 1998 en
Nairobi (Kenya) y Dar es Salaam (Tanzania), de septiembre de 2001 en Nueva York y
Washington, de octubre de 2002 en Bali, de mayo de 2003 en Casablanca y RIAD, de
marzo de 2004 en Madrid y numerosos atentados en Argelia (en parte, uno de los

15 HOBSBAWM (2007) Op. Cit.


16 REINARES (2003) Op. Cit. RIEDEL, Bruce (2007) “Al Qaeda Strikes Back” en Foreign Affairs. May/June 2007
17 El neosalafismo es un un salafismo extremista y violento basado en una lectura rigorista e intemporal del
Corán y los Hadices, siendo sus adeptos socializados en el odio hacia los considerados “infieles”. Esta corriente
surgió en
el Imperio Otomano hacia fines de 1880. Promovió el renacimiento del islam, entendido como una reforma
inspirada en los valores originales, que permitía integrar la modernidad con la identidad cultural y religiosa.

8
motivos que llevó a mudar el Rally Paris-Dakar a Sudamérica) 18. Este record de atentados
sustenta la afirmación de que, desde los ‘90, el terrorismo internacional se ha expandido
más allá de Occidente, principal blanco histórico, afectando a blancos de otros ámbitos
civilizatorios y poblaciones locales en países del mundo árabe e islámico.

Lo que convierte en auténticamente internacional al terrorismo practicado por Al Qaeda


son los objetivos últimos que persigue: movilizar a la “nación musulmana” en pos de la
unificación política del Islam (“la restauración de un califato que se extienda desde el
extremo occidental de la cuenca mediterránea hasta los confines del sudeste asiático y
facilite que su credo religioso domine sobre la tierra”).19

5. Panorama actual.

A 8 años de los atentados del 9/11, son muchos los interrogantes que se pueden formular
acerca de cuán efectiva ha sido la denominada Guerra contra el Terrorismo Internacional,
que planteó como epicentro para su eventual accionar la zona de Medio Oriente.

Para Paredes Rodríguez20 “la lucha contra el terrorismo internacional (...) ha inaugurado
el descenso a la cultura hobbesiana en lo ateniente a las percepciones sobre quiénes son
los enemigos, los cuales varían desde la organización neosalafista Al Qaeda -con accionar
a nivel global- a regímenes considerados hostiles en la región, como el Talibán que le
daba refugio en Afganistán, el régimen Baasista de Saddam Hussein en Irak (...), el otrora
gobierno de los Ayatollas de Teherán e integrante del “eje del mal” (...) y a grupos de
base nacional como el Hezbollah operando en el Líbano entre otros”.

Ante este escenario, se generan dos polos. Por un lado los grupos terroristas que ven a
USA como el principal enemigo y una amenaza latente a sus propios intereses, por ser la
única potencia de carácter mundial representante de la cultura occidental y con fuerte
presencia en la región. Por el otro, Occidente, encabezado por USA, embarcado en una
guerra sin límites. Bajo esta lógica de “aniquilar al enemigo”, percepción que
paradójicamente comparten ambas partes, el mundo se ha vuelto más inseguro.

La estrategia norteamericana hacia Medio Oriente, hasta finales del segundo mandato de
George W. Bush, consistió en el cambio de régimen para promover la democratización de
la región y evitar que los regímenes hostiles continúen aliándose con el terrorismo
internacional, dadas las condiciones propicias y negativas que anidan (obtención de ADM,
grupos de criminales organizados, etc).

Pero, como señala Riedel, esta estrategia no resultó ser la más efectiva. Al precipitarse
sobre Irak sin finalizar la búsqueda de Osama bin Laden y sus principales lugartenientes,
Washington propició la dispersión territorial de sus enemigos y el fortalecimiento de sus
bases sociales. En la actualidad, Al Qaeda se expande hacia Medio Oriente, el Magreb y
África Subsahariana. La organización es más difusa, sus componentes operan con mayor
independencia21, se ha extendido numéricamente y ganó influencia sobre grupos
terroristas independientes de base nacional (como el GSPC en Argelia) que consideran el
caso de Irak como causa célebre para la Jihad. En vistas de estos elementos, varios
autores coinciden con Riedel en que, más allá de las acciones militares, la lucha contra el
terrorismo exige medidas políticas, sociales y económicas de largo plazo que alteren las
condiciones locales y debiliten los vínculos entre la sociedad civil y los fundamentalistas.

Dos casos evidencian que democracia y estabilidad pueden no ir de la mano:

18 CDI (2007) In The Spotlight: Organization of Al Qaida in the Islamic Mahgreb.


19 REINARES, Fernando (2005) Op. Cit.
20 PAREDES RODRÍGUEZ, Rubén (2007) “La guerra contra el Terrorismo Internacional: descenso a la cultura
hobbesiana en las movedizas arenas de Oriente Medio” en Revista Ágora Internacional, Año I, N° 1. Asociación
para las Naciones Unidas en la República Argentina (ANU-AR). Buenos Aires.
21 STERN, Jessica (2003) “The Protean Enemy” en Foreign Affairs July/August.

9
• La Guerra de Irak se convirtió desde 2003 en una insurgencia descentralizada de
bajo nivel con varios actores subnacionales luchando entre sí, con visos de una
guerra civil confesional (shiítas vs sunitas) no declarada formalmente, a la cual se
agregan las operaciones de células de Al Qaeda. En opinión de Paredes Rodríguez,
la represión ejercida por el régimen de Saddam Hussein en Irak mantenía los
elementos disidentes a raya, controlando la crisis y manteniendo una clara
separación de la esfera religiosa y pública (régimen socialista, nacionalista y
laico).
• En Afganistán, donde los Talibanes no sólo continúan operando en el sur (frontera
con Pakistán) sino que han perfeccionado su accionar terrorista gracias al
entrenamiento recibido en los campos iraquíes y los explosivos suministrados por
Al Qaeda.

Estos casos resaltan otros riesgos: en ambos países “el enemigo” se encuentra fronteras
adentro y genera cada vez más víctimas civiles y en las tropas de ocupación. Agravando
el panorama, los efectos del caos reinante (crimen, tráfico de armas, y todo tipo de
ilícitos) amenazan con convertir a ambos Estados en fallidos.

Otro hecho importante acerca de la estrategia de la democratización es que puede no


llevar al poder a gobiernos afines a Occidente. Éste es el caso de la ANP o del Líbano,
donde los gobiernos electos incluían agrupaciones filo-terroristas (Hamas en un caso y
Hezbollah22 en el otro).

A pesar de las dificultades agregadas en el transcurso de estos años, la lucha contra el


terrorismo internacional es aún posible. Deutch considera que la comunidad internacional
tiene potencial para abordar efectivamente la amenaza de manera conjunta. Sin
embargo, deben limarse las asperezas entre los distintos Estados, intentando llegar a un
acuerdo en las políticas y medidas para lidiar con los terroristas.

La cooperación internacional sostenida y disciplinada entre las agencias de inteligencia,


de fortalecimiento de las leyes e instituciones, resulta fundamental. Se ha logrado gran
cohesión en la cooperación de los servicios de inteligencia de suministro e intercambio de
información de diferentes Estados, y el trabajo de la ONU en el tratamiento multilateral
de las cuestiones vinculadas al terrorismo internacional, delitos conexos y el desarrollo
de medios para combatirlo (por ejemplo, todas las medidas adoptadas en materia de
lavado de dinero).

También se reconocen algunos avances como la remoción del régimen Talibán en


noviembre de 2001 en Afganistán, la captura y muerte de varias de las autoridades de Al
Qaeda23, la dispersión de la organización, y la imposibilidad de derrocar los gobiernos de
Egipto, Jordania y Arabia Saudita - principales Estados “aliados” de USA en la región-.

Algunos elementos críticos en debate son:


• El incremento del compromiso internacional para la reconstrucción económica y
social de Afganistán e Irak, como paso imprescindible para aspirar a una paz
duradera.
• La naturaleza del compromiso o involucramiento militar para mantener mientras
tanto la seguridad y tratar de sofocar los alzamientos internos (a cargo de USA,
de una OMP de ONU, de la OTAN, o de otras fuerzas?).
• La postura a adoptar frente al gobierno de Pakistán, en relación a su colaboración
o tolerancia para con los miembros de organizacioens terroristas.

22 Se trata de una organización libanesa, que data de los años ’80, conformada por grupos radicales shiitas,
opuestos a Occidente e Israel, y con la misión de crear un Estado Musulmán Fundamentalista a imagen de Irán.
23 Por ejemplo, Abu Musab al-Zarqawi que fue ultimado en un ataque aéreo en Bagdad en 2006. Una intensa
labor de inteligencia (USA y Jordania) previa había conseguido los detalles de su ubicación. Zarqawi era el nexo
entre Al Qaeda y el régimen de Saddam Hussein y se lo considera responsable por los ataques suicidas de
Madrid (2004) y Amman (2005). HUDSON TESLIK, Lee (2006) “Profile: Abu Musab al-Zarqawi” en CFR
Backgrounders.

10
• La metodología y el cronograma para el retiro de tropas de la región, sin provocar
con ello un vacío de poder.

Por último, es esencial el desarrollo de nuevas ideas para lidiar con el terrorismo. Como
expresa Tony Blair “la situación que afrontamos es en efecto la guerra, pero de un tipo
completamente no convencional. No ganaremos la batalla contra el extremismo global a
menos que la ganemos en el nivel de los valores tanto como en el de la fuerza. Podemos
ganar sólo mostrando que nuestros valores son más fuertes, mejores y más justos que la
alternativa. Ello también significa mostrar al mundo que somos imparciales y justos en
nuestra aplicación de esos valores”.

6. Reflexiones finales.

El mundo se enfrenta a nuevas circunstancias para las que las medidas pasadas resultan
inadecuadas. La ventaja en esta guerra se trasladó hacia los terroristas. Nuestras
crecientes vulnerabilidades nos hacen sentir aversión hacia estos riesgos, mientras ellos
se vuelven más poderosos.

Como señala Cronin, las causas fundamentales del terrorismo actual se sitúan bajo el
paraguas del movimiento antiglobalización. Es producto de los cambios históricos en la
distribución internacional del poder en todas sus formas: político, económico, militar,
ideológico y cultural. Si la globalización continúa, sus herramientas (normas
internacionales, el poder de la ley, y el poder económico internacional) tendrán que estar
preparadas para los continuos golpes y contragolpes terroristas.

Resulta muy difícil delimitar el impacto del fenómeno terrorista. Principalmente, incide
sobre la percepción que del mismo tienen los medios de comunicación, la opinión pública,
el ámbito académico, y las elites políticas. Incluso puede afectar a la toma de decisiones
relacionadas con medidas gubernamentales específicas que se acomoden a la naturaleza
y el alcance de esa violencia, al igual que al entendimiento ampliamente compartido en
que ha de sustentarse una efectiva cooperación intergubernamental contra los riesgos y
amenazas inherentes a la misma.

La lucha contra actores como el terrorismo internacional, la proliferación de armas no


convencionales, el deterioro del medio ambiente (y su impacto económico y
demográfico), evidencian la necesidad de cooperación y coordinación entre los Estados y
un fortalecimiento y readaptación de las instituciones y regímenes internacionales.

Para aislar a los grupos jihadistas, USA debe considerar un enfoque multilateral que
asigne un rol a Europa, Rusia, China, India y todos los gobiernos no musulmanes, junto
con muchos musulmanes moderados (Indonesia, Malasia, los estados del Golfo Pérsico,
Egipto y Jordania) cuyo apoyo resulta fundamental para que la coalición multilateral
prevalezca sobre el terrorismo.
A largo plazo, la estrategia debe focalizarse en capturar a los líderes (inspiradores
ideológicos, autoridades morales y directores de la Jihad global) y descalificar su
ideología (símbolo de resistencia), alterarando las condiciones locales que facilitan su
permanencia y crecimiento. Evitar la financiación del terror y el suministro de armas y
materias primas también es clave. Por otra parte, la cooperación internacional debe
procurar la resolución de aquellos conflictos regionales que sirven como pretexto a los
islamistas violentos.

Lo anterior debe llevarse a cabo cuidando de no afectar las libertades individuales y


garantías de los ciudadanos en el afán de reforzar el sistema de seguridad de cada
Estado y en conjunto, de la comunidad internacional. Debe formularse un nuevo equilibrio
entre las libertades civiles y las medidas de seguridad, de forma tal que éstas sean
eficaces y a la vez mínimamente invasivas.

Si bien el fortalecimiento de la democracia en el exterior es un factor a considerar, debe


tenerse presente que la democracia no se exporta ni se implanta desde afuera. Sí pueden

11
alimentarse y apoyarse las tendencias endógenas propicias a la democracia, mientras
que USA debe replantear su coherencia en la región (revisar las relaciones con los
regímenes autoritarios con los que está aliado).

12
Bibliografía

BLAIR, Tony (2007) ““Las Raíces del Extremismo” en Foreign Affairs en español.
Abril/Junio 2007.

CALLE, Fabián (2007) “El pensamiento neoconservador en las Relaciones Internacionales:


su impacto en la estrategia de seguridad de los EE:UU. Post 11/9” en Revista Ágora
Internacional, Año I, N° 1. Asociación para las Naciones Unidas en la República Argentina
(ANU-AR). Buenos Aires.

CAROTHERS, Thomas (2003) “Promoting Democracy and Fighting Terror” en Foreign


Affairs. January/February 2003.

CARTER, Ashton, DEUTCH, John y ZALIKOW, Philip (1998) “Catastrophic Terrorism:


Tackling the New Danger” en Foreign Affairs. November/December 1998.

CDI (2007) In The Spotlight: Organization of Al Qaida in the Islamic Mahgreb.

CRONIN, Audrey Kurth (2004) “Transnational Terrorism and Security”. Cap. 13 en


BROWN, Michael ed. (2005) Grave New World. Georgetown University Press. Washington
D.C.

DEUTCH, John (1997) “Terrorism: Think Again” en Foreign Policy Magazine. Fall 1997.

HOBSBAWM, Eric (2007) “Guerra y Paz en el siglo XXI”. Barcelona: Memoria Crítica

HOMER-DIXON, Thomas (2002) “The Rise of Complex Terrorism” en Foreign Policy.


January/February 2002.

KUAN YEW, Lee (2007) “Estados Unidos, Irak y la guerra contra el terrorismo” en Foreign
Affairs en español. Abril-Junio 2007.

NEUMANN, Peter R. (2007) “Negociar con terroristas” en Foreign Affairs en español. Abril-
Junio 2007

PAREDES RODRÍGUEZ, Rubén (2007) “La guerra contra el Terrorismo Internacional:


descenso a la cultura hobbesiana en las movedizas arenas de Oriente Medio” en Revista
Ágora Internacional, Año I, N° 1. Asociación para las Naciones Unidas en la República
Argentina (ANU-AR). Buenos Aires.

REINARES, Fernando (2005) “Conceptualizando el terrorismo internacional” en Real


Instituto Elcano de Estudios Internacionales y Estratégicos, Madrid. Julio 2005.

REINARES, Fernando (2003) “Terrorismo global”. Madrid: Taurus, 2003.

RIEDEL, Bruce (2007) “Al Qaeda Strikes Back” en Foreign Affairs. May/June 2007

SPRINZAK, Ehud (2000) “Rational Fanatics” en Foreign Policy. September/October 2000.

ZACCARA, Luciano (2007) “Hezbollah ¿terror o política?” en Revista Ágora Internacional,


Año I, N° 1. Asociación para las Naciones Unidas en la República Argentina (ANU-AR).
Buenos Aires.

13

You might also like