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CONFLICTOS ACTUALES
Las dos comunidades viven en barrios distintos y no suelen mezclarse. Hay partidos políticos
confesionales de ambos bandos, en los que participan sacerdotes católicos pastores
protestantes, y se dedican a la política manteniendo el ambiente de enfrentamientos y
violencia.
Los protestantes son descendientes de inmigrantes que llegaron tras el dominio inglés de
Irlanda a partir de 1609.
El problema del Ulster tiene muchas causas, pero el conflicto territorial es clave. Los irlandeses
consideran que e produce una ocupación ilegal de una zona de Irlanda por arte de los
británicos, y la opción de unos otros por formas diferentes de cristianismo ha sido ¡n modo de
diferenciación muy eficaz, que ha ayudado que las posturas sean más enconadas y las señas le
identidad se radicalicen.
A pesar del tiempo transcurrido, ambas comunidades suelen tratarse como extrañas. La
religión les sirve para identificarse como diferentes unos de otros, aunque en los últimos años
parece que el conflicto ha entrado en vías de solución.
Los Balcanes
Desde principios del siglo XIX, el califato otomano fue perdiendo poder y territorios. Era un
imperio caracterizado por la diversidad religiosa que se mezclaba con las diferencias étnicas y
culturales. Esta diversidad la heredaron los países que surgieron de sus cenizas, pero solo en
algunos casos y en ocasiones ha derivado en conflicto. La guerra de los Balcanes dividió a
Yugoslavia. Las comunidades étnicas y culturales que habían convivido en paz hasta 1990 se
enfrentaron violentamente y la religión sirvió para identificar a los distintos grupos.
Los eslovenos y los croatas, ambos mayoritariamente católicos, se escindieron de los serbios
ortodoxos, crearon estados propios y expulsaron de su territorio a la mayoría de los que eran
diferentes a ellos. Las familias se separaron y mucha gente perdió sus hogares.
Pero los conflictos más terribles se produjeron en Kosovo y en Bosnia. En Bosnia convivían
bosnio-croatas católicos, bosnios musulmanes y serbo-bosnios ortodoxos. En Kosovo
compartían territorio musulmanes de origen albanés y serbios ortodoxos.
La violencia, los asesinatos y la llamada «limpieza étnica»l fueron tan terribles en estas zonas
que fue necesaria la intervención armada de las Naciones Unidas y de la OTAN para detener el
conflicto. Todavía hay soldados de diferentes nacionalidades en la zona y el odio entre aquellas
comunidades perdura.
Durante la guerra civil, se crearon alianzas más o menos duraderas entre grupos de distinta
religión. Esto ilustra sobre cómo la religión era solo un ingrediente más en este conflicto, y no
fue el motivo en sí ni del comienzo de la guerra ni de su resolución.
Tras el alto el fuego de 1990, el balance del enfrentamiento fue que una parte importante de la
población del país había emigrado. Líbano es una nación que no ha normalizado aún la
convivencia aunque haya abandonado la violencia.
Por otra parte, hoy en día algunos pretenden plantear como una guerra de religión las
hostilidades que enfrentan a palestinos e israelíes.
El ejército israelí responde a estas acciones realizando ataques selectivos contra miembros de
estos grupos y sellando los territorios palestinos ocupados. Con esto se causa un grave
perjuicio, tanto personal como social y económico.
Pakistán constaba de dos territorios sin conexión terrestre y muy separados entre sí. Esta
situación provocó que, con el tiempo, la zona del este se separase y se convirtiera, en 1971,
en Bangladesh.
En la actualidad, esta zona es la más poblada del planeta. Si sumamos los habitantes de India,
Pakistán y Bangladesh, superan a los de China. Inmediatamente después de la independencia
de los británicos, India y Pakistán iniciaron un conflicto que perdura hasta hoy. El centro de
esta lucha está en Jammu y Cachemira, una región de la India de mayoría musulmana que
Pakistán reclama como suya y que está situada entre los dos países.
En 1984 las autoridades indias mandaron al ejército para que exterminara a los radicales sijs,
hecho que determinó unos meses después el asesinato de Indira Gandhi, como venganza de su
guardia personal, formada por sijs. La religión es en el caso de los sijs una seña de identidad
para una población localizada en los márgenes del mundo indio, un territorio extremadamente
conflictivo, que se debate entre mayorías musulmanas e hinduistas.
Esta situación ha provocado que la identidad tibetana, que estaba basada en el budismo, vaya
transformándose tanto por la política antirreligiosa de las autoridades chinas como por la
inmigración de población no tibetana desde China al Tíbet. Frente a esto, muchos budistas
tibetanos han sostenido una resistencia no violenta que ha sido reconocida internacionalmente,
con la concesión del Premio Nobel de la Paz al Dalai Lama en 1989.