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Paul Lazarsfeld y Wagner Thielens

DOS MEDIDAS DE LA EMINENCIA1

El problema consistía en clasificar profesores universitarios en función de un criterio de


"eminencia". Una clasificación tal es necesariamente vaga: un concepto como la
eminencia, proveniente del lenguaje corriente, puede ser traducido de varias maneras en un
instrumento operatorio. Es fácil imaginar una larga lista de criterios susceptibles de servir
como indicadores; empero, las necesidades prácticas exigen limitarse a un pequeño
número de ellos. La lógica de este procedimiento plantea evidentemente problemas
generales de los que es posible debatir a pérdida de vista. Lo más simple es considerar in
concreto las divergencias en los resultados derivadas del uso de diferentes índices.
Hemos construido dos índices: un índice relativo a los cargos desempeñados y a los
títulos, y un índice de productividad. Mencionamos aquí los ítems que corresponden a los
dos índices que designaremos respectivamente por las letras a y b.

Índice a Índice b
(cargos y títulos) (productividad)
1a. Tiene título de doctor (Ph.D). 1b. Ha redactado una tesis.
2a. Ha publicado al menos tres artículos. 2b. Ha publicado al menos tres artículos.
3a. Ha tenido al menos un cargo en una 3b. Ha brindado al menos tres
sociedad científica. comunicaciones en congresos.
4a. Ha sido solicitado como consutor 4b. Ha publicado al menos un libro.
científico.

Intencionalmente, hemos elegido los ítems de modo tal que dos de ellos se superpongan
parcialmente. El ítem 1a sólo difiere de 1b en la medida en que ciertos respondentes
pueden haber redactado una tesis sin haber cumplimentado las otras exigencias del
doctorado. En nuestra muestra, 211 personas de las 2451 están en esa situación. El ítem 2b
apela a un criterio menos riguroso que el 2a: 363 respondentes han publicado uno o dos
artículos. Los otros ítems se diferencian por su contenido manifiesto.
La tabla I clasifica el conjunto de los respondentes de acuerdo a su puntaje en los dos
índices.

1
Traducido del francés, de R. Boudon y Paul Lazarsfeld (dir.), Le vocabulaire des sciences sociales, París,
Mouton y Maison des Sciences de l'Homme, 1965, pp. 69-73 (a su vez traducción de Paul Lazarsfeld y
Wagner Thielens, The Academic Mind, App. 3, Free Press, Glencoe, Ill., 1958).
Tabla I: Relaciones entre dos índices de eminencia

Índice b Índice a
(productividad) (Títulos, cargos)
4,3 (alto) 2 1,0 (bajo) Total

4,3 (alto) 789 261 64 1114

2 196 214 201 611

0,1 (bajo) 20 134 535 689

Total 1005 609 800 2414*


*Las otras 37 personas encuestadas no respondieron a todas las preguntas sobre las cuales se calcularon los puntajes.

Observamos sobre la diagonal principal de la matriz las personas (789 + 214 + 535) que
son clasificadas del mismo modo por los dos índices. El resto, 36% del total, es clasificado
diferentemente. A primera vista, este resultado parece desalentador; la "eminencia" medida
por un índice es a menudo diferente cuando se la mide por el otro.
Este resultado es sin embargo a la vez inevitable y de alcance limitado. Es inevitable, ya
que los indicadores no mantienen generalmente una relación perfecta con el factor latente
que se busca medir: no es posible determinar el status de un individuo en una comunidad,
la moral de un ejército, el éxito de un sistema de educación, con la precisión y la validez
que caracterizan a las mediciones físicas. Ello no significa que las medidas de las que
hablamos aquí atañan a atributos inaccesibles: la amistad entre dos personas sin duda no es
observable en cuanto tal, pero se corresponde evidentemente con tipos de comportamientos
observables. Son estos comportamientos los que utilizaremos para inferir la existencia de
un lazo de amistad, de acuerdo a un procedimiento análogo al "diagnóstico" médico.
Los indicadores pueden mantener una ligazón más o menos estrecha con la
característica latente que nos proponemos determinar. Para evaluar la ansiedad de una
persona, se puede pensar en presentarle imágenes ambiguas y solicitarle que las interprete.
Si las interpretaciones se refieren de modo sistemático a situaciones peligrosas, la
conclusión será un diagnóstico de ansiedad. Empero, un proceder semejante es sin duda
mucho más incierto que el consistente en concluir acerca de aptitudes matemáticas a partir
de una serie de pruebas de álgebra.
La certidumbre en la inferencia hacia la característica latente a partir de datos
manifiestos depende de numerosos factores. Uno de ellos es el margen de interpretación
que admite la formulación de una pregunta. Es extremadamente difícil construir ítems
completamente desprovistos de ambigüedad. Las respuestas brindadas pueden variar con el
humor, con los acontecimientos de las horas precedentes. Una misma persona, en general
liberal y comprensiva, puede mostrarse súbitamente intransigente por haber experimentado
algún contratiempo. Todo esto significa simplemente que los indicadores están ligados a la
variable latente con una cierta probabilidad. La característica latente no puede jamás ser
alcanzada con certeza. Las clasificaciones usadas por las ciencias sociales son siempre, de
alguna manera, impuras.
Las consecuencias de este hecho son dobles. Una de ellas es alentadora: si se posee un
número de indicadores suficiente, no importa generalmente preguntarse si hay que utilizar
tal subconjunto de los mismos antes que tal otro. Esta proposición es verdadera en tanto se
busque establecer relaciones estadíticas entre variables antes que obtener una correcta
clasificación de cada persona. El análisis de una relación involucrando la carecterística de
la eminencia a partir de dos medidas distintas de esta variable permitirá comprender mejor
esta idea.
El problema es el siguiente: ¿El hecho de ser titular de una cátedra universitaria está
ligado a la eminencia? ¿Cómo es la interacción entre edad y eminencia? La tabla 2 brinda
las respuestas obtenidas a partir del índice b (productividad).

Tabla 2: Porcentaje de profesores titulares, en función de


la edad y la eminencia (indice b)

Eminencia (medida Edad


por el índice b) menos de 40 41 a 50 años más de 50 años

4,3 (alto) 15% (324) 63% (358) 87% (421)

2 7% (349) 39% (131) 65% (122)

0,1 (bajo) 2% (439) 23% (126) 45% (108)

Los números entre paréntesis remiten a las cantidades de casos sobre las
cuales son calculados los porcentejes.

Si se lee esta tabla hilera por hilera, se constata que el porcentaje de profesores titulares
crece de manera brutal con la edad. Al leerla verticalmente, se ve que el hecho de ser
profesor titular está positivamente vinculado a la eminencia. La tabla sugiere también un
efecto de compensación entre edad y eminencia. En el nivel de productividad más elevado,
dos tercios de los profesores son titulares antes de los 50 años. En el nivel de productividad
media, una proporción semejante es alcanzada sólo por el grupo de mayor edad. En el nivel
de productividad más bajo, cerca de una mitad de los respondentes son titulares cuando
han superado los 50 años. La edad es aquí sin duda un indicador de los servicios
pedagógicos más que de las competencias científicas.
¿Hubieran variado los resultados de haber utilizado el índice a (títulos, cargos)? La
tabla 3 responde a esta pregunta. La proposiciones resultantes de ella son idénticas a las
anteriores. Nuevamente la edad aparece como un factor más importante que la eminencia.
únicamente la segunda hilera presenta una diferencia no despreciable entre las tablas 2 y 3.
La productividad aparece como particularmente útil para el grupo de 41-50 años, mientras
que los cargos y títulos juegan un rol más importante en el grupo de mayor edad.

Tabla 3: Porcentaje de profesores titulares, en función de la edad


y la eminencia (indice a)

Eminencia (medida Edad


por el índice a) menos de 40 41 a 50 años más de 50 años

4,3 (alto) 18% (312) 65% (308) 88% (368)

2 6% (298) 28% (149) 78% (148)

0,1 (bajo) 2% (439) 23% (126) 45% (108)

Aunque, como lo muestra la tabla 1, la correlación entre los dos índices no es muy
elevada, su vinculación con una variable externa produce resultados del todo comparables.
Este fenómeno de la "intercambiabilidad de los índices" aparece constantemente en la
investigación sociológica. Numerosos estudios muestran que las actitudes en materia de
política y de economía varían con las clases sociales. ¿Qué son las clases sociales? ¿Cómo
medirlas? Se pueden utilizar como indicadores el ingreso, la educación, los elementos del
nivel de vida: se observa entonces que los resultados son independientes de los índices
utilizados. Así es posible considerar que las proposiciones de la investigación empírica son
en gran medida invariantes respecto a una sustitución de los índices: si se eligen dos
subconjuntos de ítems razonables para construir dos índices paralelos, se observarán en
general los dos hechos siguientes:
a) Los dos índices estarán ligados estadísticamente, pero no clasificarán a los
respondentes exactamente de la misma manera.
b) Los dos índices conducirán generalmente a resultadops empíricos comparables en el
análisis de su ligazón con una variable externa.
Esta regla de la intercambiabilidad de los índices es uno de los fundamentos de la
investigación empírica.Pero sus ventajas entrañan evientemente una contrapartida: no se
alcanzan jamás, en efecto, clasificaciones unívocas; un cierto número de casos siempre son
objeto de una clasificación defectuosa. Resulta de ello un grado de imprecisión inevitable
en las mediciones. Esta dificultad invita al investigador a emprender sistemáticamente el
análisis de los "casos desviados",es decir, aquellos cuyo comportamiento contradice las
"predisposiciones". Si son poco numerosos, un análisis clínico puede ser útil; en el caso
contrario, su examen puede llevar a refinamientos estadísticos mediante el uso de variables
calificadoras.

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