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prohistoria

Colección Historia Argentina En este libro, Marina Becerra analiza la inexplorada obra Marina Becerra
del heterodoxo socialista Enrique Del Valle Iberlucea (1877-

Juan Carlos Garavaglia


1921), intelectual marxista, primer senador nacional por el
socialismo en América Latina, y una de las primeras voces
masculinas que, en Argentina, reclamaron derechos civiles
Marxismo y feminismo
Mercado Interno y Economía
Colonial
para las mujeres.
La inscripción de su itinerario individual en otro colectivo
en el primer socialismo argentino
María Celia Bravo permite revisar algunos interrogantes propios de los
tiempos del centenario. Bajo la modernización liberal, los
Enrique Del Valle Iberlucea
Campesinos, azúcar y política.
cañeros, acción corporativa y debates sobre los derechos femeninos fueron atravesados
vida política en Tucumán por las discusiones acerca del modelo de nación y de una
(1895-1930) ciudadanía incluyente y universal, opuesta a otra concepción
particularista, basada en el sexo.
Eduardo Pérez Romagnoli Parte de este libro de la Doctora Becerra fue reelaborada y ha

MARXISMO Y FEMINISMO
Los guardianes de Baco. sido galardonada por el Primer Premio del Concurso Nacional
Artesanos toneleros e industrias de Ensayos del Senado de la Nación 2008.
de recipientes de vino en
Mendoza y San Juan, Argentina
(1885-1930)

Juan Carlos Garavaglia


San Antonio de Areco, 1680-1880 Marina Becerra (Buenos Aires, 1972)
Un pueblo de la campaña, es Doctora en Ciencias Sociales por la
del Antiguo Régimen a la Universidad de Buenos Aires,; Magíster
modernidad argentina
en Ciencias Sociales con mención
Brígida Baeza en Educación (FLACSO) y Licenciada
Frontera e Identidades en Sociología (UBA). Actualmente es
en Patagonia central (1885-2007) Investigadora de CONICET con sede
en el Instituto Interdisciplinario de
Olga Echeverría Estudios de Género (FFyL-UBA) y
Las voces del miedo.
Profesora Titular e investigadora de la
Los intelectuales autoritarios
argentinos en las primeras Carrera de Ciencias de la Educación

MARINA BECERRA
décadas del siglo XX de la Universidad Nacional de Tres
de Febrero. También ha ejercido la
ISBN 978-987-1304-43-1 docencia en la Universidad de Buenos
Aires, en la Universidad Nacional de
Quilmes (Programa Virtual), en la
Universidad Nacional de San Martín y
colección historia & cultura - 2 en la Universidad Nacional de Cuyo.
Marxismo y feminismo
en el primer socialismo argentino
Enrique Del Valle Iberlucea

Marina Becerra
Marxismo y feminismo
en el primer socialismo argentino
Enrique Del Valle Iberlucea

Marina Becerra
Rosario, 2009
Becerra, Marina Índice
Marxismo y feminismo en el primer socialismo argentino : Enrique del Valle Iberlucea . -
1a ed. - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2009.
226 p. ; 23x16 cm.

ISBN 978-987-1304-43-1

1. Ensayo Argentino. I. Título AGRADECIMIENTOS....................................................................................... 9


CDD A64
INTRODUCCIÓN............................................................................................... 13
Fecha de catalogación: 28/09/2009

colección historia & cultura CAPÍTULO I


De la teoría a la historia ...................................................................................... 23
Composición y diseño: Marta Pereyra
Edición: Prohistoria Ediciones
Diseño de Tapa: Barbas en remojo CAPÍTULO II
Fotografía de tapa: Manifestación por la culminación de la Primera Guerra. 1918. Las luchas por los derechos femeninos................................................................ 63
Archivo General de la Nación, Buenos Aires, Argentina. Gentileza de Ana Laura Martín.

Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconoci- CAPÍTULO III
dos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales. Guerra y Revolución............................................................................................ 109

TODOS LOS DERECHOS REGISTRADOS


HECHO EL DEPÓSTIO QUE MARCA LA LEY 11723 CAPÍTULO IV
© Marina Becerra La cuestión cultural . ........................................................................................... 163

© de esta edición
CONCLUSIONES............................................................................................... 201
Tucumán 2253, (S2002JVA) – ROSARIO, Argentina

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, incluido su diseño tipográfico y de BIBLIOGRAFÍA................................................................................................. 205
portada, en cualquier formato y por cualquier medio, mecánico o electrónico, sin expresa
autorización del editor.
BREVE NOTICIA BIOGRÁFICA DE ENRIQUE
Este libro se terminó de imprimir en ART Artes Gráficas, San Lorenzo 3255, Rosario, en el mes DEL VALLE IBERLUCEA................................................................................. 223
de noviembre de 2009. Tirada: 500 ejemplares.

Impreso en la Argentina

ISBN 978-987-1304-43-1
AGRADECIMIENTOS

L
a versión original de esta investigación fue presentada como Tesis Doctoral en
la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en el año
2007. El desarrollo de la investigación y la reelaboración que aparece hoy en
este libro, han sido posibles gracias a las contribuciones y al apoyo de un gran número
de personas e instituciones.
En primer lugar, quiero agradecer al Consejo Nacional de Investigaciones Cien-
tíficas y Tecnológicas (CONICET) que financió mi trabajo con una beca doctoral y
luego postdoctoral, y donde actualmente me desempeño como investigadora. También
agradezco a mis compañeras del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género
de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, sede de esta
investigación. No sólo encontré allí libros y revistas específicos sobre historia de las
mujeres, sino especialmente, una gran calidez humana y la posibilidad de diálogos
que abrieron y enriquecieron el trabajo con nuevas preguntas que se siguen multipli-
cando. En especial, quiero agradecer la generosidad, el apoyo, las conversaciones, con
Marlene Russo, Nora Domínguez, Lucía De Leone, Ana Laura Martín y Ana Malli-
macci. Por otra parte, la publicación de este libro fue posible gracias a la subvención
otorgada por la ANPCyT en el marco del PMT III, contrato préstamo BID 1728/OC-
AR PICT Nº 25451.
Agradezco también al personal de la Biblioteca Nacional y su Hemeroteca: allí
encontré, entre otros textos fundamentales, la Tesis Doctoral inédita de Enrique Del
Valle Iberlucea, defendida en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Univer-
sidad de Buenos Aires en el año 1902, donde propone, muy tempranamente, la incor-
poración del divorcio al código civil. Al Centro de Documentación e Investigación de
la Cultura de Izquierdas (CeDInCI), donde pude ver manuscritos y cartas inéditas de
Del Valle Iberlucea, como el barroco discurso que dio mientras cursaba el último año
del Colegio Nacional de Rosario, en 1894. En particular, quiero agradecer a Gabriel
Lerman y Roberto Pitaluga, quienes me facilitaron estos materiales. A la Biblioteca
Obrera “Juan B. Justo”, donde, gracias a la gentileza de la bibliotecaria Alicia, pude
consultar ejemplares de La Vanguardia, de la Revista Socialista Internacional y Hu-
manidad Nueva, y numerosos libros de Del Valle Iberlucea que no estaban disponibles
en otros lugares. Al amable personal de la Biblioteca Popular “Hector Besteiro”, que
me permitió consultar revistas y libros socialistas incluso los días feriados y los fines
de semana. A la Biblioteca “Francisco Delgado” de la ciudad de La Plata y a la Biblio-
teca Central de la Universidad de La Plata.
10 Marina Becerra Marxismo y feminismo 11

La sorprendente y desinteresada generosidad de éstas, y tantas otras personas que A mi hijo Luciano Federigi, cuya risa llena de vida el silencio de mi escritura.
no alcanzo a nombrar ahora, me ha llevado a un feliz descubrimiento. En el transcurso Su frescura, su alegría, los colores de su voz que me llama, cuánto me han ayudado a
de esta investigación aprendí que el trabajo intelectual es un acto de amor. Por eso, escribir, a desmitificar, a relativizar, a seguir adelante.
quiero agradecer muy especialmente a Dora Barrancos, mi directora de Tesis. Las A Daniel Príncipe, amor mío. Su compañía, su entusiasmo, su profunda confian-
discusiones sobre los problemas de investigación, sobre mis interpretaciones, sobre za, su amor, han hecho que este trabajo fuera posible. A él, todo mi amor y mi más
mis búsquedas de sentido. La confianza y la infinita generosidad con las que escuchó profundo agradecimiento.
el largo recorrido de mis preguntas, sus sabias y metafóricas sugerencias...son apenas
detalles. Escribir sobre su lectura crítica, sobre su mirada amorosa, sobre su vital
apuesta por la autonomía, quizás se acerca más a lo que quiero decir ahora. No tengo
palabras para agradecer su inmenso amor.
También agradezco los valiosos comentarios de quienes fueron jurado de esta
Tesis, que me orientaron para la publicación del libro. Por otra parte, los seminarios de
doctorado que cursé en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires fueron determinantes en más de un sentido, en especial quiero agradecer a mis
docentes Leonor Arfuch, Horacio Gonzalez y Eduardo Grunner. A mi queridísima
amiga Gisela Catanzaro, otra aventura que nos acerca en las difíciles relaciones entre
la escritura y la vida. A Mariana Luzzi, Carla del Cueto, Silvina Ramos, Alejandra
Oberti, Mariela Berenbaum, Lila Monti, Mariana Gallo y Lorenzo Teodonio, Virginia
Carames y Luis Roggero, Pancho Cosmano, Patricia Sánchez, Lorena Dobner, Julián
Falcone, Mariano Goycochea, Celia Duek, Graciela Inda, Pablo Di Leo y Dan Adasz-
co, con quienes tuve la suerte de compartir diversos aspectos de la escritura de la tesis,
y de su reescritura en este libro. Su apoyo cotidiano ha hecho este camino mucho más
transitable en tantos momentos difíciles. A Claudia Lorenzetti, que me ayuda a borrar
jerarquías, a buscar palabras, a escribir historias. A Gustavo Prado, quien me ayudó
generosamente, en primera instancia con sus valiosos comentarios sobre una ponencia
que presenté en el Congreso de Americanistas realizado en la Universidad de Sevilla,
y luego con el envío de material inédito desde la Universidad de Oviedo. Los colegas
Mariano Rodríguez Otero y María Laura Rosa también colaboraron con abundante
material sobre la historia de las Cortes de Cádiz. A mis alumnas, alumnos y becarias
de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, con quienes venimos compartiendo
semana a semana muchas de las preguntas que están en este libro. Al entrañable maes-
tro y amigo de la Universidad Nacional de Cuyo, Mario Franco, cuya memoria quiero
recordar, agradecida, aquí.
A toda mi familia, cuya comprensión, apoyo y confianza han sido fundamenta-
les. En particular, a mi papá, Alfredo Becerra, a quien además agradezco la puntillosa
lectura de esta tesis, y sus agudos y generosos comentarios, un trabajo enorme. Ese
amor por el trabajo intelectual es el que quiero agradecer ahora, el que me transmitió
con su pasión y el que me impulsa a seguir buscando mi propia voz en las letras y en
las historias de hace tantos años.
INTRODUCCIÓN

“¿Sabes qué imagino, Sancho? Que esta famosa pieza de


este encantado yelmo, por algún extraño accidente debió
devenir a manos de quien no supo conocer ni estimar su
valor y, sin saber lo que hacía, viéndola de oro purísimo,
debió de fundir la mitad para aprovecharse del precio, y
de la otra mitad hizo ésta que parece bacía de barbero,
como tú dices”.

Miguel de Cervantes Saavedra,


El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha

¿C ómo leer la modernidad argentina?, ¿cómo inscribir un itinerario indi-


vidual en uno colectivo?, ¿cómo pensar la praxis de un reconocido in-
telectual socialista? La existencia misma de un campo intelectual, en el
cual sus integrantes comparten los mismos códigos, el mismo habitus, tiene efectos
políticos. Y a principios del siglo XX, Enrique Del Valle Iberlucea, socialista marxista
heterodoxo, formaba parte de él. Es un tiempo de recambios de las figuras intelectua-
les, y como ha señalado David Viñas (1996), hay un desplazamiento de los gentleman
escritores con apellidos tradicionales de la elite liberal, hacia la preeminencia de es-
critores de clase media, hijos de inmigrantes y vinculados a los partidos populares de
aparición reciente (radicalismo y socialismo) o con grupos anarquistas. Este nuevo
tipo de intelectual profesional es la figura que Del Valle asume en sus diferentes cam-
pos de acción. Si bien Del Valle se encuadra en un partido político que se presenta a
sí mismo como moderno, con pautas definidas de disciplina partidaria, es, quizás, este
posicionamiento el que lo lleva a sostener en el tiempo lealtades que aparentemente
podrían parecer incongruentes con sus posiciones políticas, tal es el caso de su fiel
amistad con Joaquín V. González.
Pero la nueva constelación que trae la modernidad como horizonte posible para
lo femenino y lo masculino, aloja incluso intersecciones discursivas provenientes de
matrices conceptuales arraigadas en la idea de progreso. Así, en estas nuevas cerca-
nías y distancias, socialismo y feminismo aparecen como discursos solidarios entre
sí, y llegan aun a confundirse. ¿Cómo pensar entonces la producción de una ciu-
dadanía moderna? También ocurre con otros nuevos equivalentes, como femineidad
y maternidad, íntima asociación naturalizada y compartida, en ese entonces, por un
amplio espectro ideológico. La fuerza de esta equivalencia todavía persiste hoy en el
14 Marina Becerra Marxismo y feminismo 15

imaginario de hombres y mujeres, a pesar de haber recorrido ya el largo camino de la proponía la igualdad civil de las mujeres y planteaba la necesidad de incluir el divorcio
ciudadanía. Un camino que empezó en aquellos años con el paulatino acceso de las quo ad vinculum en el Código Civil. Ese mismo año, de la mano de las mujeres socia-
mujeres a la educación y con las luchas de las primeras feministas por los derechos listas, se incorporó a las filas del partido socialista argentino, pocos meses después de
civiles, y luego políticos, de los cuales estaban excluidas todas las mujeres, fueran que el Centro Socialista Femenino lo invitara a dar una conferencia sobre el divorcio.
inmigrantes o nativas, de las elites provinciales, porteñas o de los bajos fondos subur- Al año siguiente, se doctoró en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
banos. Otra equivalencia de la época era la de masculinidad y ciudadanía. El “hombre Buenos Aires, y desde entonces, además de ejercer como abogado, consultor jurídico1
sin atributos”, el sujeto moderno, se yergue en su potencia racional, que se quiere de los gremios obreros, orador y periodista –trabajando en La Capital de Rosario y
desafectivizada y se plantea como el único apto para participar en la esfera pública. en La Prensa de Buenos Aires– enseñó Historia Moderna en el Colegio Nacional
Así, la Ley Saenz Peña del año 1912, conocida como “ley de sufragio universal” (conocido en la época como Colegio Nacional Central, pocos años después pasaría
establece la obligatoriedad del voto para los hombres: lo universal, naturalmente –na- a llamarse Colegio Nacional de Buenos Aires);2 Derecho Internacional Público en la
turalizadamente– es lo masculino. ¿El Progreso excluye lo femenino? Las madres de Facultad de Derecho de la Universidad de La Plata –institución donde también fue
los futuros ciudadanos de la moderna nación emergente pueden acceder lentamente a secretario desde su nacionalización hasta 1913– e Historia de la Civilización en la Fa-
la educación, pero sin ser, todavía, ciudadanas. Civilización, progreso, ciencia y razón cultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, donde fue consejero.
son algunos de los conceptos que el positivismo vernáculo hace suyos y permean a Desde 1906 editó la revista Vida Nueva. Revista Socialista y desde 1908, junto a Ali-
una época que ya no se puede pensar sin ellos. Incluso atraviesan a aquellos que, cia Moreau, fundó y dirigió la Revista Socialista Internacional. Publicación mensual
aunque comparten un mismo universo intelectual con la elite dirigente, luchan por de exposición del socialismo científico, crítica social e información del movimiento
transformar –¿reformar, revolucionar?– el orden de las cosas. La ciencia moderna, obrero en ambos mundos. Desde 1910, publicó esta revista con el título de Humani-
con sus atributos de imparcialidad y objetividad, brinda los argumentos que sustentan dad Nueva. Revista Socialista Internacional. Publicación racionalista de Sociología,
los discursos sobre la discriminación racial que se superpone a la sexual. Y allí, en esa arte, educación, socialismo e información del movimiento obrero internacional como
superposición legitimada socialmente, se asienta el orden patriarcal moderno fundado órgano del Ateneo Popular, sociedad de extensión universitaria que Del Valle había
en la explotación social y sexual. ¿Cómo ir en contra de este orden social y sexual, fundado, nuevamente junto a Alicia Moreau, entre otros. Entre 1916 y 1917 dirigió
compartiendo con la elite dirigente las mismas creencias en la Ciencia como discurso el periódico socialista oficial La Vanguardia, mientras ejercía funciones, desde el año
legítimo contra el oscurantismo previo al imperio de la Razón?, ¿cómo resignificar 1913, como senador nacional del partido socialista por la Capital Federal, pasando a
los discursos que sostenían la distribución desigual de derechos y de poder, desde una la historia entonces como “el primer senador socialista de América”. Disonante en las
misma apuesta por las Luces, por los avances científicos y técnicos? filas del partido socialista argentino, y extraño incluso entre los políticos que impulsan
En este libro busco analizar estos problemas –y sus múltiples derivados–, a partir diversos proyectos de reformas modernizantes en el Congreso de la Nación, Del Valle
de la lectura de la extensa obra de Enrique Del Valle Iberlucea, en tanto constituye una constituye un ejemplo de aquellas voces que por sus mismas tensiones no pueden ser
de las primeras voces masculinas que reclamaron derechos civiles para las mujeres. reducidas a una dimensión unívoca –sea reformista, socialista o liberal. Pero además,
En este sentido, esta investigación también intenta echar luz sobre las relaciones entre Del Valle constituía un original nexo político entre el mundo masculino partidario del
ciudadanía y género establecidas por el primer socialismo. socialismo y lo que comenzaba a articularse como movimiento feminista.
Enrique Del Valle Iberlucea nació en Castro Urdiales, provincia de Santander, Las socialistas feministas de la época denunciaban la opresión sexual, defendien-
España, el 18 de abril de 1877. Al llegar a la Argentina, dadas las condiciones de do la diferencia entre los sexos a partir de la maternidad como núcleo estructurante
concentración económica de la tierra en pocos propietarios a través del latifundio, la de la femineidad. Desde esta matriz común, y a partir de sus proyectos de emanci-
mayoría de los inmigrantes se quedaba en Buenos Aires o se radicaba en el litoral. Los
Del Valle Iberlucea, con su hijo Enrique de 8 años, se ubicaron en Rosario, donde Del 1
La Unión General de Trabajadores creó una Cámara de Trabajo que fue inaugurada el 29 de enero de
Valle asistió al Colegio Nacional. Luego, radicado en Buenos Aires, como estudiante 1905. El consultorio jurídico de dicha Cámara estaba a cargo de los socialistas Del Valle y Alfredo
de tercer año de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Bue- Palacios.
nos Aires, contribuyó a constituir el Centro de Antropología y de Sociología Criminal 2
Su pasaje por las aulas del Colegio Nacional también estuvo atravesado por tensiones que finaliza-
ron en la oposición frontal entre la radicalidad de las posiciones políticas de Del Valle y el espíritu
que auspició las conferencias que daba el Dr. Pedro Gori, recién llegado de Europa.
conservador predominante en el cuerpo de profesores de entonces, que elevó una carta a las autori-
En junio de 1902 se recibió de Doctor en Jurisprudencia con diploma de honor en di- dades pidiendo la expulsión del socialista “por anarquista” del histórico Colegio. Ver La Concordia,
cha Facultad, con una tesis dirigida por Joaquín V. González y Pedro Luro, en la cual 12/03/1921, en Halperin Donghi (2000).
16 Marina Becerra Marxismo y feminismo 17

pación femenina, se podría proponer que la obra de Del Valle podría expresar la difí- La búsqueda de respuestas a estas preguntas no estuvo exenta de dificultades.
cil síntesis de una subjetividad de vanguardia en materia de derecho civil y derecho En primer término, la bibliografía sobre Del Valle es mínima. Contamos con cuatro
público. En efecto, en el entramado histórico de la modernización liberal, se alzan trabajos sobre el socialista, que se ubican dentro de la escasa literatura escrita por
algunas voces críticas de las formas que asumen estos procesos de secularización militantes o ex militantes socialistas o comunistas.3 Por otra parte, por fuera de la
social, institucionalización del Estado, inmigración masiva, y urbanización rápida y mirada de los propios militantes, existen algunos breves señalamientos respecto de
creciente. Aparecen a su vez organizaciones explícitamente modernas, tales como el la originalidad de las polémicas posiciones sostenidas por Del Valle, referidas funda-
partido socialista, fundado en 1896. Cabe señalar que, según José Aricó (1999), aquel mentalmente a la guerra mundial, la Revolución Rusa, y la Tercera Internacional, así
socialismo expresaba a las clases trabajadoras urbanas inmigrantes, a tal punto que los como a sus formulaciones teóricas sobre el marxismo.4
espacios geográficos de difusión del mismo se superponen con aquellos donde se con- La pregunta por la omisión y el olvido en que se ha sumido a Del Valle se hace
centraban los extranjeros. Y los miles de inmigrantes de diversas latitudes que desean más visible en contraposición a otros intelectuales del partido socialista, que han tras-
la asimilación cultural, tienen en la escuela la garantía de una sociabilidad obligatoria, cendido tanto en las historias escritas desde el propio socialismo, como en aquellas
pues en la producción cultural de la nación argentina, la escuela constituye la insti- más académicas sobre diversas cuestiones de historia argentina en el período. Quizá
tución moderna por excelencia que posibilita la integración social, fundada sobre la su particular interpretación del marxismo, que lo llevó a sostener profundas disiden-
negación de las diferencias culturales. ¿Cómo leer entonces esta nueva configuración cias dentro del propio partido, hacen de Del Valle un personaje difícilmente clasifica-
socio-cultural que comienza en la década de 1880 y cuyos trazos se materializan en las ble. En este sentido, se podría interpretar este olvido como síntoma de una estructura
dos primeras décadas del siglo XX? Del Valle lee los hechos de su época, tanto en el más profunda. Es decir que en la búsqueda por construir determinadas continuidades,
marco nacional como en el internacional –los enfrentamientos entre capital y trabajo, en la invención de determinadas tradiciones políticas por parte de las izquierdas ar-
la “esclavitud sexual” (DVI, [1902c] 1919) a la que se encontraban sometidas las mu- gentinas, la heterodoxa figura de un intelectual socialista que apoyó la guerra mundial,
jeres, la expansión masiva de la educación básica estatal, la extensión universitaria, el y poco después, la Revolución Rusa y la Tercera Internacional, ha quedado fuera de
nacionalismo del Centenario y sus lecturas de la herencia española, la guerra mundial, lo apropiable, y no ha podido ser tomada como ejemplo positivo. Pero la búsqueda de
la Revolución Rusa, la Tercera Internacional– desde una singular elaboración del mar- coherencia y de unidad en la producción de Del Valle, nos coloca frente a un problema
xismo fundada en interpretaciones evolutivas, tributarias del positivismo hegemónico, epistemológico: ¿por qué partir del supuesto de que existe unidad en la obra de un
pero a su vez se apoya en ideas residuales, y en otras emergentes. En este sentido, individuo? Si la contradicción entre reforma y revolución dividía en la época a casi
además de apoyarse en los manuales que difundían un marxismo vulgarizado en la todos los partidos socialistas del mundo, ¿por qué el partido socialista argentino y sus
época, lee directamente a Marx, subrayando su filiación con Hegel, y se apoya en las líderes podrían haberse sustraído a estas profundas contradicciones? Por el contrario,
interpretaciones del filósofo marxista italiano Antonio Labriola, entre otras lecturas. quizá sea ésta una de las tensiones más productivas a indagar en Del Valle, en el senti-
Las luces y sombras de las elaboraciones del marxismo que va abriendo Del Valle do de que se plantea, como Lenin, qué hacer, pero en el contexto de una sociedad que
ponen en evidencia las innovaciones y los límites de su pensamiento, pero también, se moderniza sobre la homogeneización cultural.
los claroscuros de su época histórica. Por otra parte, entre las páginas dedicadas a Del Valle, es llamativa otra ausencia:
A partir de allí, Del Valle, académico y profesor de las universidades de Buenos dichas lecturas son sintomáticamente silenciosas respecto de las luchas de Del Valle
Aires y de La Plata, escritor de libros de historia y político institucionalizado –en tanto por los derechos femeninos. No existen trabajos sobre el socialista que destaquen su
senador nacional–, en algunas circunstancias, se permite dudar en público sobre sus originalidad y el carácter precursor de sus ideas en materia de género. Sólo existe un
pertenencias institucionales. Estos cuestionamientos dan cuenta de cierta autonomía
intelectual explícitamente manifiesta en sus posiciones de apoyo –aunque en forma
ambigua– a la guerra mundial, así como de aceptación incondicional de la Revolución 3
Tres de ellos corresponden al cincuentenario de su muerte (1971) y se publicaron el año siguiente. Es-
Rusa y la Tercera Internacional. Pero en un campo intelectual que se profesionaliza y tas historias fueron escritas por Juan Antonio Solari, Alfredo Genovesi y Benito Marianetti. La cuarta,
se reconfigura al compás de un nuevo público lector, ¿era viable aquella heterodoxa escrita por Emilio Corbière, fue publicada en 1987.
síntesis entre marxismo, feminismo, liberalismo y reformismo?, ¿qué espacios exis- 4
Tales son los casos de Ricardo Falcón (2000), quien dedica algunas páginas a la posición de Del Valle
frente a la cuestión rusa y la III AIT, en su artículo sobre los intelectuales en el Centenario; Néstor
tían para ello en el contexto de la modernización liberal argentina de las dos primeras
Kohan (2000), en su libro sobre los marxismos en América Latina; y Horacio Tarcus, en su trabajo
décadas del siglo XX? sobre la recepción de Marx en la Argentina (2007a) y en su diccionario biográfico sobre la izquierda
argentina (2007b).
18 Marina Becerra Marxismo y feminismo 19

trabajo que menciona, en forma acotada, sus luchas por los derechos femeninos.5 Sin dad de las mujeres se justificaba invocando argumentos pretendidamente científicos,
embargo, ninguna de las obras sobre Del Valle menciona el tema del aborto. No es en especial, vinculados al evolucionismo en boga. Como señala Del Valle, el Código
extraño, quizás, que un personaje olvidado tratara –avant la lettre– una cuestión que Civil redactado por Dalmacio Vélez Sarsfield, sancionado en 1869 e inspirado en el
necesitó ser, aun, sistemáticamente ignorada por la sociedad argentina del siglo XX. código napoleónico de 1804, resultaba particularmente regresivo para las mujeres,
pues consagraba la incapacidad de las mismas en la letra. Entonces, por un lado,
examino sus proyectos de reformas del Código Civil donde se incluye, entre otros, el
Ejes temáticos tema del divorcio. En mayo de 1918, Del Valle presentó en el Senado un proyecto que
El intento de recorrer los textos de Del Valle sin perder la riqueza de sus matices, me establecía la emancipación civil de la mujer, incluyendo la argumentación en favor
ha llevado a poner sus contradicciones internas en primer plano, para ver incluso en del divorcio. Este proyecto constituyó la base de la primera ley que retira la tutela de
qué aspectos queda subsumido en los cánones dominantes de la época y en cuáles los maridos sobre las mujeres para ejercer profesiones y administrar bienes propios,
plantea discontinuidades con ellos. En función de esta búsqueda, he organizado su entre otras “libertades”.6 Por otro lado, indago sus proyectos de reforma del Código
producción tanto política como académica según cuatro dimensiones que me permiten Penal, donde propone la despenalización del aborto en ciertas ocasiones. El proyecto
realizar el análisis de aquellos temas tratados por el socialista. Cabe señalar que este del Código Penal salió de la Comisión de Códigos del Senado en 1919, incorporando
orden sólo tiene fines analíticos, pues hay un continuo entrecruzamiento entre estas al proyecto original la cuestión del aborto. Del Valle proponía muy tempranamente
diversas dimensiones, así como una presencia constante de su singular perspectiva ampliar la despenalización del aborto más allá del riesgo vital de la madre.
político-filosófica. Luego, en el capítulo siguiente, examino sus polémicas posiciones políticas du-
El Capítulo I es una presentación biográfica de Del Valle, en el contexto social rante la Primera Guerra Mundial, y en la encrucijada frente a la Revolución Rusa
y cultural de su época. Allí analizo sus posiciones teórico-filosóficas, su heterodoxa y la Tercera Internacional. Para ello, he establecido algunas comparaciones con las
reelaboración del marxismo, así como sus múltiples trabajos y conferencias como posiciones ante la guerra de las feministas de los socialismos europeos, en especial,
historiador. Estudio sus interpretaciones de la historia americana y argentina, tomando francés y alemán. También estudio sus posiciones en relación con las definiciones
como punto de partida sus redes de influencia intelectual en la particular constelación políticas del socialismo argentino, así como de otras latitudes. Este capítulo, dedicado
ideológica nacional e internacional de la primera década del siglo XX. A partir de allí, a la cuestión internacional, incluye el análisis sobre su desafuero del Senado de la Na-
analizo el contrapunto entre Del Valle y los nacionalistas del Centenario, frente a lo ción, pues la mayoría conservadora y radical suspendió a Del Valle del Parlamento en
que caracterizaban como “crisis moral”, en torno a la recuperación de la herencia his- 1921, precisamente por su solidaridad y apoyo incondicional a la Revolución Rusa y a
pana, así como también a la del gaucho, para la invención de una tradición nacional. la Tercera Internacional. Este desafuero, seguido de la muerte, arma la escena final de
Pero dadas las profundas transformaciones internacionales operadas a partir de la Pri- un paradójico destino para quien citara una y otra vez a Sófocles y a Esquilo en la ar-
mera Guerra Mundial, y luego con la Revolución Rusa, el análisis de este capítulo se gumentación de sus proyectos. Quizás este apoyo constante de Del Valle en la tragedia
limita a las posiciones teóricas de Del Valle anteriores a la Primera Guerra Mundial. griega no constituye apenas una curiosidad literaria. Podría estar indicando el interés
A la luz del análisis de sus posiciones teóricas, en el capítulo siguiente indago continuo del socialista en el debate implícito que plantea aquella primera forma histó-
sobre sus proyectos de reformas, particularmente, las que afectan la vida cotidiana rica del teatro en Occidente sobre la polis, sobre el poder político en la sociedad. Por
de las mujeres. Así, en el Capítulo II estudio la centralidad que tuvo en su obra la eso, tal vez, en todas las dimensiones del análisis aparece este hilo trágico, el conflicto
cuestión de los derechos femeninos. Del Valle constituía un modelo de opinión radi- entre un orden arcaico basado en la idea religiosa, la “ley de la sangre”, contrapuesto a
calizado que se anticipaba en ciertos órdenes fundantes de la vida de las mujeres y de otro modelo de organización política de la sociedad, de fundamentación de lo político,
los trabajadores. En esta dirección, presentó proyectos tanto en el ámbito del derecho regido por la “ley política”. Sus análisis –en especial sus preguntas– sobre la cuestión
civil –como es el tema del divorcio– como en lo relativo al derecho público en general de los derechos de las mujeres, difícilmente pueden comprenderse por fuera de esta
y al cuerpo de las mujeres en particular –como es el tema del aborto. Los planteos de estructuración trágica de su visión del poder, de lo femenino.
Del Valle en defensa de los derechos femeninos pueden resultar más extraordinarios Por último, en el Capítulo IV, analizo la vasta producción cultural y educativa de
aún considerando que hacia mediados del siglo XIX y principios del XX, la inferiori- Del Valle, tanto desde las universidades y colegios en los que fue profesor, así como
desde el Ateneo Popular. Por último, he investigado qué relaciones se establecieron

5
Se trata del citado trabajo de Genovesi (1972), quien libera del olvido a Del Valle fundamentalmente
por su compromiso militante con las luchas sociales de los trabajadores. 6
Se trata de la ley número 11.357 aprobada el 14 de septiembre de 1926.
20 Marina Becerra Marxismo y feminismo 21

entre las prácticas culturales de extensión universitaria impulsadas por Del Valle des- vista de Educación,7 fundada en 1891 y dirigida en la ciudad de La Plata por Manuel
de el Ateneo Popular en la primera década del siglo XX y la Reforma Universitaria Meyer González. Este olvidado maestro y militante socialista fue co-fundador del
de 1918. Porque así como desde sus primeras conferencias aparece el problema de lo primer centro socialista de La Plata, en enero de 1901, donde participaba activamente
nacional, la cuestión cultural también había estado en el centro de sus preocupaciones. Del Valle, así como de la Asociación de Maestros de la provincia de Buenos Aires
Y ambos temas aparecen íntimamente vinculados a la cuestión de la emancipación en el año 1900. La Revista de Educación –cuyo subtítulo a partir de la constitución
femenina. de la Asociación de Maestros fue Órgano gremial del Magisterio de la provincia de
Buenos Aires– constituye una de las fuentes más interesantes para los problemas aquí
planteados, pues se trata de un espacio amplio de debates entre docentes e intelectua-
Materiales de investigación les dedicados a analizar problemas de educación, con orientación socialista –en tanto
He trabajado con fuentes textuales del propio Del Valle: sus libros, revistas, confe- su director era Meyer González. También abarca un espectro de educadores liberales
rencias, cursos, reportajes, folletos, artículos, sus proyectos como senador, su Tesis asociados de formas diversas en las iniciativas de educación popular, como Del Valle
Doctoral y sus cartas. Los escritos de Del Valle se encuentran dispersos en la Biblio- entre otros, revelando por eso mismo aspectos que las publicaciones estrictamente
teca Nacional, la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional, la Biblioteca Obrera “Juan socialistas no abordan.
B. Justo”, la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, el Centro Finalmente, este libro se propone como una contribución a un debate más amplio
de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas en la Argentina y la que busca alojar los discursos tanto femeninos como masculinos, tendientes a cuestio-
Biblioteca del Congreso de la Nación. Otros escritos de Del Valle dispersos en pe- nar de diversas formas las lógicas instauradas por los distintos poderes (económico,
riódicos y revistas, así como cartas de la época que refieren a su obra, se encuentran político, cultural). Se trata de una particular posición en las luchas por la hegemonía:
en la Biblioteca del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravig- tanto socialistas como feministas resistían y criticaban el orden patriarcal vigente,
nani”, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, la Biblioteca de la mientras que, a su vez, participaban dentro del sistema institucional en la lucha por
Universidad Popular Alejandro Korn, de la ciudad de La Plata y la Biblioteca Obrera construir una sociedad más igualitaria. En esta dirección, los reclamos por la ciu-
Héctor Besteiro. dadanía por parte de feministas y de socialistas se inscribían fundamentalmente en
Además he revisado las revistas que fundó y dirigió –la revista Vida Nueva. Re- una lucha por la igualación de los derechos civiles y luego políticos de las mujeres
vista Socialista (1906); la Revista Socialista Internacional (1906-1909), así como la respecto a los hombres, en contra de la inferioridad jurídica a la que se encontraban
Revista Humanidad Nueva (1910-1918)– cuyo objetivo es debatir en un campo in- sometidas. La compleja redefinición de las relaciones entre feminismo, socialismo
telectual algunos problemas de interés para el socialismo, que contienen numerosos y ciudadanía constituye entonces uno de los puntos centrales de esta indagación. El
artículos no sólo de militantes socialistas, sino de intelectuales no socialistas compro- análisis de la obra de Del Valle posibilita en gran medida pensar los matices de estos
metidos con las reformas liberales de la época, aunque con una llegada más limitada desplazamientos, de los nuevos lugares públicos y privados, que las mujeres y los
a determinados círculos ilustrados que La Vanguardia. La riqueza de indagar en esta hombres de la época podían o debían asumir. Pero las contradicciones de aquel inte-
literatura reside en la posibilidad de reconstruir los debates sostenidos por Del Valle lectual español de principios del siglo XX, extranjero en todos lados, resisten cual-
en el campo intelectual no sólo a nivel local, sino a escala internacional. También he quier intento de cierre de su obra. Era extranjero entre los socialistas, con quienes
revisado el semanario (luego diario, a partir del 1 de setiembre de 1905) La Vanguar- tenía fuertes disidencias: en la primera década por la cuestión del sindicalismo, y en la
dia (que Del Valle dirigía entre 1916 y 1917) ya que se trata del órgano de prensa segunda, por ser el líder “tercerista” de los jóvenes socialistas, proponiendo el ingreso
oficial del partido socialista, y como tal, permite un acceso privilegiado a las discu- incondicional del partido socialista a la Tercera Internacional. Incluso estaba incó-
siones existentes en el seno del partido. Asimismo, se trata de una publicación con modo entre los intelectuales de la elite reformista, a la cual a su vez pertenecía como
mayor repercusión (entre militantes y adherentes) precisamente en tanto semanario/ profesor de prestigiosas instituciones de las universidades de Buenos Aires y de La
diario, que cualquier libro. Esta periodicidad implica una mayor circulación social, lo Plata, y luego como senador nacional. Quizás fuera esa voz extranjera –sólo matizada
cual –a los fines de la investigación– le da un valor particular en tanto órgano decisivo
de enunciación colectiva, o como medio de producción de una identidad común. Por
7
El único lugar que dispone de algunos ejemplares de la Revista de Educación es la Biblioteca Central
otra parte, y específicamente en lo referente al campo educativo, tuve acceso a la Re-
de la Universidad Nacional de La Plata, donde sólo se encuentran los números correspondientes a los
años 1901 hasta 1904 inclusive. Por otra parte, no se ha hallado estudio alguno sobre dicha publica-
ción.
22 Marina Becerra

en su clara alianza con las mujeres socialistas– lo que le permitió asumir las múltiples CAPÍTULO I
caras de los procesos sociales, en su propia vida. Y también, desde allí, posiciones de
vanguardia en materia de derechos femeninos. Pequeño prisma de la vida social de
un tiempo de inmigrantes, acaso las luces que refracta dicen más de los límites de las De la teoría a la historia
instituciones liberales que de sí mismo.

“El sentido moral se hereda, lo recibimos con nuestro


cuerpo de nuestros padres”.
Enrique Del Valle Iberlucea,
El divorcio. Sus fundamentos científicos, 1902

D
el Valle ingresó al partido socialista en noviembre de 1902, pocos meses des-
pués de que el Centro Socialista Femenino lo invitara a dar una conferencia
sobre el divorcio, realizada el 26 de junio del mismo año en el Salón Unio-
ne e Benevolenza, y publicada con el título “Fundamentos científicos del divorcio”
en la Revista de Criminología, Medicina Legal y Psiquiatría, y luego como folleto.
Además, como secretario del Centro Jurídico y de Ciencias Sociales, Del Valle había
redactado en julio de 1901 una solicitud que presentó en el Congreso, adhiriéndose al
proyecto de divorcio presentado por el diputado liberal Carlos Olivera. Luego, en abril
de 1902, Del Valle publicó un artículo en la Revista Jurídica y de Ciencias Sociales
titulado “La propiedad, la familia y el divorcio”, donde fundamentaba su apoyo a la
inclusión del divorcio en el Código Civil. Esta recomendación también aparece en su
Tesis Doctoral (dirigida por Joaquín V. González y Pedro Luro) aprobada en la Facul-
tad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires el 10 de junio
del mismo año. Un mes después publicó otro artículo en la misma revista, titulado “El
episcopado argentino y el divorcio”. Allí realizaba duras críticas a la posición de la
Iglesia contra el proyecto de divorcio a partir de la presentación que habían hecho los
obispos católicos en la Cámara de Diputados. Incluso criticaba las arbitrariedades del
poder a partir de la decisión unilateral de dicha Cámara, señalando que el documento
presentado por la Iglesia

“...ha merecido los honores de que la Honorable Cámara de Diputados


ordene su publicación en el Diario de Sesiones. La Honorable Cámara
no ha tenido en cuenta que todos los ciudadanos son iguales ante la
ley, que todos deben merecer igualmente su consideración, al ordenar
únicamente la publicación de la nota del Episcopado argentino en el
Diario de sus Sesiones, echando en olvido las que le han sido dirigidas
por ciudadanos y corporaciones de la República, algunas de las cuales,
24 Marina Becerra Marxismo y feminismo 25

como la elevada el año último por el ‘Centro Jurídico y de Ciencias Por otra parte, algunos años más tarde, en la presentación de la Revista Socialista
Sociales’, estaban redactadas en términos bien respetuosos e inspiradas Internacional que Del Valle escribía en 1908, planteaba que dicha publicación se en-
en doctrinas y hechos de carácter jurídico y sociológico.” (DVI, [1902b] marcaba “en el dominio teórico de la concepción marxista”. En las revistas que dirigía
1931: 484) Del Valle –Revista Socialista Internacional y luego Humanidad Nueva– se difundían
traducciones de textos del propio Marx, así como de diversos socialistas europeos,
Por otra parte, tanto como alumno del Colegio Nacional de Rosario, así como de la como Eduard Bernstein, Enrico Ferri, Pablo Iglesias, Jean Jaures, Karl Kautsky, An-
Facultad de Derecho de la UBA, Del Valle se expresó en múltiples discursos y confe- tonio Labriola y Paul Lafargue, entre otros. Pero a diferencia de Juan B. Justo,8 quien
rencias donde afirmaba primero sus posiciones de defensa de la libertad, la igualdad jamás se autodefinió marxista, Del Valle asumía, se apropiaba y difundía el legado de
y la justicia, y luego su adhesión a las teorías de Marx, conocidas en la época como un Marx que, además, no identificaba plenamente con las interpretaciones hegemóni-
“socialismo científico” y/o “colectivismo”. Asimismo, en el discurso que pronunció cas en la época de la Segunda Internacional.
como alumno del Colegio Nacional de Rosario, en la fiesta literaria celebrada por el Como ha señalado Corbière (1987: 9), en sus lecturas de Marx, el joven Del Va-
Centro “Juan Bautista Alberdi” conmemorando el aniversario del descubrimiento de lle se apoyaba también en las interpretaciones del filósofo marxista italiano Antonio
América, el 16 de octubre de 1894, además de caracterizar a Mariano Moreno como Labriola (1843-1904). Así comenzaba entonces a matizar su fe en el progreso, que,
“el apóstol de la democracia argentina, que decretó desde La Gaceta la ruina del des- en cambio, era compartida por las más diversas posiciones políticas, tanto en Europa
potismo”, leemos de su letra manuscrita: como en América, incluidos los socialistas argentinos. En este sentido, en 1899, como
alumno de Derecho Constitucional en el curso del Dr. Carlos Rodríguez Larreta, en la
“Este continente parece decirnos ‘Aquí, en el virgen suelo de América Facultad de Derecho, Del Valle dictó una conferencia sobre Derecho Constitucional y
la civilización llegará a su mayor grado; aquí está la nueva tierra pro- Economía Política, que luego publicó a pedido de sus compañeros en el libro Derecho
metida; aquí las miserias humanas serán eternas dichas; aquí ha sido la Político (1901), prologado por su profesor. Allí proponía un análisis del poder político
tumba de la divinidad de los reyes, el sepulcro del despotismo, aquí se y del Estado, desde la perspectiva del materialismo histórico:
encuentra la cuna de la libertad, que con su soplo desmorona imperios,
regenera sociedades esclavizadas; aquí por último, ha de brillar el sol “...a medida que aumenta el poder de la clase capitalista, ha escrito
que esperan las víctimas de las injusticias sociales, los que anhelan el Marx, aumentan la miseria, la opresión, la esclavitud, la degradación,
triunfo de la verdadera igualdad, los que escuchan las voces reivindi- la explotación de la clase obrera; pero al mismo tiempo, aumenta su re-
catorias de los proletarios, los que quieren concluir para siempre con sistencia, crece día a día, se disciplina, se organiza, se une por el mismo
las distinciones que crean las naciones, las riquezas y las religiones’.” mecanismo de la producción capitalista...” (DVI, 1901a: 105)
(DVI, 1894: 2)
Asimismo, su particular interpretación de la historia argentina, que, como veremos,
Esta apuesta por la igualdad y la libertad, al decir del optimista adolescente Del Valle, rescata la tradición revolucionaria de Mayo y el ilustrado romanticismo progresista de
pocos años después se afirmaría fundándose en el marxismo, pero revisando aquella la Generación de 1837, expresa una profunda erudición. Quizá fuera ésta una de las
inicial fe en el progreso, en una ambivalencia creciente. Su discurso –cuyo tiempo formas de exorcizar su “falta”: ser extranjero de origen. Del Valle “se defiende” asu-
verbal es el presente– cuenta la historia de la solitaria valentía del marinero genovés miéndose heredero de una tradición argentina. Esta defensa tenaz de su pertenencia
“alentado por las sonrisas de la naturaleza”. Abundan las metáforas sobre las fuerzas a la nación argentina se podría interpretar como una marca imborrable del momento
de la naturaleza, en una prosa barroca poblada de adjetivos, sostenida en un suspenso histórico, en el sentido de que estaría indicando la importancia que tenía la xeno-
que tensiona el relato. A través de estas figuras mediante las que avanza su pensamien- fobia en la fragmentada sociedad aluvial argentina, producto del acelerado proceso
to, nos proporciona palabras, imágenes que nos desplazan. En este sentido, respecto de transformaciones económicas y sociales (Romero, 1999). Por eso, quizás, debía
de la posición desde la cual enuncia su discurso, se puede sostener que Del Valle no
intenta anular aún su persona pasional. Sin embargo, veremos que poco tiempo des- 8
Juan B. Justo (1865-1928) fue co-fundador del Partido Socialista Argentino en 1896, y uno de sus
intelectuales y dirigentes políticos más destacados. Además de diputado (desde 1912) y luego senador
pués esta voz será sustituida por la del “sujeto objetivo”, movimiento que hará en la
nacional (desde 1924), fue también el primer traductor al español de El Capital, de Carlos Marx, obra
búsqueda de su legitimación como historiador científico. publicada en Madrid en 1898. Asimismo, participó de las reuniones de la Segunda Internacional en
Berna y en Amsterdam como representante del socialismo sudamericano.
26 Marina Becerra Marxismo y feminismo 27

defenderse, dictando aquí y allá conferencias sobre historia argentina y americana, así luego como folleto con el título “Nacionalismo e Internacionalismo”, donde defendía
como también enrolándose en forma voluntaria en el Ejército nacional al día siguiente el derecho de hablar de “nuestra patria” aún siendo extranjero, “porque en esta tierra
de que le fuera concedida su carta de ciudadanía argentina, en el año 1902. Entre el jus argentina están las tumbas de mis padres y he levantado mi hogar”, decía entonces.
sanguinis y el jus soli, Del Valle suponía que el orden social podría fundarse en la ley
política, en una sociedad que decía abrirse a lo diverso. Cabe señalar que la mayoría de
los inmigrantes recién llegados –italianos y españoles– se había concentrado especial- Ideologías del progreso y materialismo histórico
mente en las nuevas actividades económicas que emergían del acelerado proceso de El 4 de agosto de 1903, Del Valle dictó una conferencia de extensión universitaria en
modernización, organizándose en sociedades de resistencia y asociaciones mutuales, la Biblioteca de la Universidad de La Plata, que pocos años después fue publicada
y creando los primeros sindicatos. Lejos del esperado resultado de europeización, se bajo el título Teoría materialista de la historia. Allí, el joven Del Valle difundía sus
produjo entonces una diferenciación creciente de las estructuras económico-sociales, análisis de la teoría marxista y asumía determinadas filiaciones: “Marx deriva intelec-
fracturando la sociedad en zonas de modernidad y zonas de atraso, y desarticulando tualmente de Hegel” (DVI, [1903] 1907: 4). Así, trazaba una línea que comenzaba a
las relaciones sociales tradicionales (Cibotti, 2000). Este proceso fue produciendo diferenciarse de la trazada por Juan B. Justo y del antihegelianismo de los líderes de
entre trabajadores e inmigrantes identidades críticas y contestatarias. Pero según Ro- la socialdemocracia alemana (Karl Kautsky y Emile Bernstein). Pero para Del Valle,
mero (1987: 216), desde el Centenario en adelante, comenzaría la disolución de di- esta filiación hegeliana no implica desconocer el carácter materialista de la teoría
chas identidades, dando lugar a otras menos contestatarias. Más conformistas y refor- marxiana. Sostiene que antes del marxismo, la ciencia histórica se había orientado
mistas, las nuevas identidades madurarían en el período de entreguerras, impulsadas fundamentalmente en dos direcciones: una idealista y otra determinista. La primera
por procesos en la base de la sociedad argentina tales como la nacionalización de los explicaba los hechos sociales por una voluntad ultraterrena o bien por la acción del
extranjeros, el carácter ascendente de la movilidad social (donde la escolarización libre albedrío. La segunda, en cambio, “por la acción concurrente de motivos perso-
jugaba un rol fundante), y la mayor dispersión geográfica de los trabajadores. nales, de causas sociales y de circunstancias físicas” (DVI, [1903] 1907: 4). Según
Sin embargo, la cuestión nacional, que aparecía en primer plano como parte de Del Valle, Marx “deriva lógicamente” de la segunda, porque “considera que el mundo
la operación cultural de producción estatal de la nación argentina (Svampa, 1994), social marcha impulsado por fuerzas extrañas a la voluntad de los individuos; pero,
se armaba sobre un molde homogeneizante que necesitaba expulsar fuera de sí las aún siendo una rama del árbol determinista, presenta caracteres diferenciales y pro-
diferencias, porque aparecían como amenazas al orden social. Pero la centralidad de pios, pues busca la explicación de los hechos sociales pura y exclusivamente en las
la cuestión nacional se vinculaba no sólo con el nuevo proceso de integración social condiciones materiales de la vida” (DVI, [1903] 1907: 4).
que debía articular las distancias culturales y sociales de inmigrantes (entre sí y con la Si bien Del Valle reconoce que Marx deriva de Hegel, explicita las diferencias
población nativa) sino también con el comienzo de una nueva etapa de conformación fundamentales entre el idealismo de Hegel y el materialismo marxista. Así, cuando
de las naciones y nacionalidades en Europa, en un momento de expansión colonial Del Valle define el materialismo de Marx como la conjunción de “causas sociales y
imperialista. Asimismo, se ha sostenido que a partir de 1880 los debates en torno a los circunstancias físicas”, se refiere a cierta irreductibilidad de la materia, que determina
criterios teóricos de la condición de nación se volvieron particularmente apasionados, de diversos modos los procesos sociales que se fundan en ella. En este sentido, la
y en especial entre los socialistas (Hobsbawm, 1998: 52). acción humana se plantea según “la organización biológica de los individuos”. O en
En este marco, no deja de ser paradójico que el destino final de quien había términos más clásicos, sostiene Del Valle citando a Marx, las ideas no se producen
luchado durante toda su vida para que le creyeran su identidad argentina, fuese la por fuera de las determinaciones materiales que las sostienen, entre las cuales están
suspensión del Senado con las leyes de expulsión de los extranjeros –contra las cuales las necesidades corporales. Esa determinación material (corporal) no produce efectos
Del Valle había luchado activamente. El socialista asumió como senador nacional por en forma externa a las ideas, sino que es inmanente a las mismas, constituyéndolas,
la Capital Federal en el año 1913, con 42.084 votos frente al candidato radical, Dr. como sugiere el epígrafe.
Leopoldo Melo (que contaba con 30.808 votos) y frente a otros dos candidatos, Dres. Del Valle parte entonces del reconocimiento de que el marxismo constituye una
Beazley (22.889 votos) y Zeballos (8.899 votos). Los radicales porteños reaccionaron explicación material de los hechos históricos, y por ello incluye en sus análisis “el
contra el partido socialista (y contra Del Valle en particular) por lo que elaboraron un clima y la geografía”. En este sentido, se podría sostener que el socialista no parte aquí
manifiesto donde acusaban a los socialistas de constituir una secta acomodada con de la escisión –naturalizada por la modernidad capitalista– entre naturaleza e historia.
el régimen, compuesta en su mayoría por extranjeros “sistemáticamente enemigos Por el contrario, desnaturalizando lo evidente, plantea un continuum desde el cual sos-
de todo bien común”. Del Valle respondió al manifiesto con un discurso publicado tiene no sólo su filiación con Marx, sino también su crítica al economicismo histórico
28 Marina Becerra Marxismo y feminismo 29

de Aquiles Loria,9 porque su “monismo económico” “no abarca la extensión interpre- demostrar que son tales o cuales factores los que impulsan o retrasan principalmente
tativa de los hechos sociales del materialismo histórico” (DVI, [1903] 1907: 13). la evolución social” (DVI, 1902d: 398).
Más adelante, sostiene que la teoría de Loria difiere del materialismo histórico Para Del Valle, por el contrario, los factores principales que operan como deter-
pues la primera “es una doctrina estrecha y unilateral, porque prescinde en la expli- minantes dependen del tipo de organización social. Para ello, analiza los ejemplos de
cación de los hechos sociales de los elementos materiales, independientes del medio las sociedades primitivas, donde tendría mayor preponderancia el ambiente, a diferen-
social, que rodean al hombre y envuelven a los pueblos” (DVI, [1903] 1907: 16). cia de las sociedades complejas, donde los factores serían variados.
Luego destaca el lugar activo de “la raza humana, sujeto de la historia, [que] tie-
ne los recursos necesarios para modificar las condiciones externas de su vida” (DVI, “La explicación de la evolución está en un factor que llamaríamos ma-
[1903] 1907: 17). Del mismo modo, en una nota bibliográfica aparecida en la Revista terial, y que comprendería el económico y otros más. El consiste en
Jurídica y de Ciencias Sociales, en el año 1902, Del Valle discute un artículo de las relaciones de producción [...] Los efectos derivados de la raza son
Raúl de la Grasserie publicado en la Revue Internationale de Sociologie en mayo del consecuencia de este factor material, como lo han demostrado todos
mismo año. En esta comunicación, que el sociólogo francés dirige a la Sociedad de los autores, desde Marx hasta Labriola, que han echado las bases de la
Sociología de París, titulada “La raza y el medio”, adjudica un rol determinante en la concepción materialista de la historia.” (DVI, 1902d: 399-400; desta-
evolución social al “agente étnico” o “raza en sentido sociológico y no antropológi- cado en el original)
co”, es decir, “la nación, cuyo criterio consiste en la comunidad de lenguaje” (DVI,
1902d: 395; cursiva en el original). A su vez, otra diferencia en el nivel de la teoría marxista que podemos encontrar
Esta distinción es importante en la época, puesto que como el mismo Del Valle entre la lectura de Del Valle y las interpretaciones predominantes en los socialismos
señala, el Congreso de Antropología de San Petersburgo había discutido la cuestión, europeos en tiempos de la Segunda Internacional,10 reside en la explícita crítica a las
tomando como decisión final la negación de la existencia de las razas. De todos mo- interpretaciones teleológicas de la historia: “la teleología, o sea la concepción que
dos, la identificación de la raza con la nación, implicó la deriva del racismo en xeno- atribuyendo el movimiento de la historia a un impulso extrínseco e indefinido, coloca
fobia, y en Argentina se tradujo literalmente en las leyes de Residencia (1902) y de al término de su camino una meta fija y prefija” (DVI, [1903] 1907: 17), a diferen-
Defensa Social (1910). Las teorías sobre la existencia de las razas humanas afirmaban cia del materialismo histórico que permitiría “hacer lugar a un principio dinámico
una continuidad entre lo físico y lo moral, la acción determinante del grupo sobre el inmanente, que consiste en el esfuerzo de parte de los agregados para encontrar los
individuo, una jerarquía única de valores (etnocéntrica) y en ocasiones también la mejores medios de coexistencia, compatibles con las sucesivas y relativas condiciones
implementación de políticas fundadas en ellas (Todorov, 2003), como es el caso de las de vida...” (DVI, [1903] 1907: 17).
leyes mencionadas. Contra el movimiento extrínseco, Del Valle destaca la inmanencia de los proce-
Pero además, Del Valle señala que el sociólogo francés explica todas las carac- sos sociales, lo cual resume su perspectiva acerca de la potencia de la acción humana:11
terísticas (“la superioridad o inferioridad de las diversas culturas, las inclinaciones “toda sociedad resiste a la inacción o la muerte por la potencia misma de la vida”
artísticas o bélicas”) de los pueblos a partir de un elemento fundamental que sería el (DVI, [1909a] 1931: 11). Asimismo, y estrechamente asociado a lo anterior, para Del
étnico. Según Del Valle, De la Grasserie cae así en “exageraciones” porque explica Valle son los hombres y las mujeres quienes, en determinadas condiciones históricas,
todos los procesos con una “tendencia unilineal”. En este punto es particularmente hacen la historia, que es por eso mismo, una historia abierta: “El pueblo desempeña,
interesante la reflexión del socialista: señala que el estado actual de la sociología, una en verdad, el papel de protagonista en el drama secular de la historia humana” (DVI,
“ciencia todavía en formación”, lleva a “hacer generalizaciones demasiado absolutas, 1913a: 163). De esta manera, el fatalismo económico y la certeza de la socialdemo-
muy poco resistentes a una crítica seria y científica, y [los sociólogos] se afanan en cracia europea en el inevitable triunfo del socialismo (ya sea por la vía catastrofista en
sentido económico, es decir, por la propia crisis final del capitalismo; o bien por la vía

9
En este período, se había popularizado el marxismo positivista de Aquiles Loria, criticado posterior- reformista, que confiaba en el crecimiento del socialismo a través del fortalecimiento
mente por Mariátegui, también lector de Labriola. En los primeros años del siglo XX, se difundía en
la región un marxismo simplificado a través de compendios o manuales: tales son los casos de Loria 10
Sobre las representaciones acerca de América Latina construidas por los socialismos europeos en esta
(saludado, entre otros, por José Ingenieros como la voz autorizada del “socialismo científico”) y de De- época, ver Patricio Geli (2003).
ville. Sobre la difusión y vulgarización del marxismo, ver Franco Andreucci (1974) y Eric Hobsbawm 11
Cabe señalar que, además de Hegel, Spinoza es el otro gran filósofo admirado por Labriola: “Me sabía
(1983). Sobre el mismo tema, pero específicamente para América Latina, ver José Aricó (1994 y 1999), de memoria los escritos de Spinoza y expuse, con la comprensión del enamorado, su teoría de los afec-
y también Robert Paris (1984); para la recepción de Marx en Argentina, ver Horacio Tarcus (2007a). tos y de las pasiones” (Labriola, [1897] 2004: 178).
30 Marina Becerra Marxismo y feminismo 31

de las instituciones democráticas) eran ideas cuestionadas por el último Labriola, y vinculada probablemente a su particular interpretación del marxismo. Los pivotes de
luego por quienes leyendo al italiano hacen suyas estas ideas:12 su interpretación eran las lecturas directas de Marx y de Marx y Engels, la interpre-
tación del último Labriola, los debates de la Segunda Internacional, y las extendidas
“Es verdad, desgraciadamente, que en todo el socialismo contemporá- interpretaciones vulgarizadas del materialismo histórico en la época.
neo hay siempre en latencia un algo de neoutopismo, como en el caso En efecto, según Labriola, fue Saint Simon el primero en percibir que en la no-
de los que repiten constantemente el dogma de la evolución necesaria ción de progreso habría algo “circunstanciado y relativo”.15 Del Valle hace suya esta
y luego la confunden con una especie de derecho a un estado mejor, visión marxista sosteniendo que “es ley de las sociedades constituidas a base capita-
y así llegan a profesar que la futura sociedad del colectivismo de la lista que la miseria venga traída por la riqueza y la civilización” (DVI, [1909a] 1931:
producción económica [...] será porque debe ser, como olvidando que 10). En otros términos, todo producto de civilización lo es, a su vez, de barbarie.16
ese futuro tiene que ser producido por los hombres mismos [...] Felices De todos modos, es conveniente destacar que si bien Del Valle propone una crítica
ellos, que pueden medir el futuro de la historia y al derecho al progreso disonante a la ideología del progreso característica de los intelectuales socialistas más
casi como el que dispone de un seguro de vida [...] Permítame sólo, connotados a nivel nacional e internacional, como veremos, no resuelve la tensión en-
puesto que también yo tengo derecho a mandar mi tarjeta de visita a tre civilización y barbarie. Su lectura del Facundo propone la inclusión de civilización
los por nacer, expresar la esperanza de que los seres del futuro, no tan y barbarie como fuerzas constitutivas y en permanente tensión tanto en el presente
transhumanizados como para no poder ya compararse con nosotros, como en el pasado, argentinos.17 Con motivo de cumplirse los cien años del nacimien-
conserven de la alegre dialéctica de la risa lo suficiente para divertirse to de Sarmiento, Del Valle publica un artículo titulado precisamente “Civilización
humorísticamente con los profetas de hoy.” (Labriola, [1897] 2004: 241 y barbarie” (1911) donde plantea amargamente que el progreso de las naciones no
y ss.; destacado en el original)13 reside en el desarrollo de la industria, la extensión de las vías férreas, la inmigración
de capitales, sino que “es una cantidad moral, un guarismo ideológico [...] El progreso
Para Del Valle, este planteo que se distancia entonces del evolucionismo eurocéntrico político de un pueblo estriba en que sus derechos fundamentales echen hondas raíces
hegemónico en los socialismos de la época, se sustenta en obras de Marx, de Engels, en el espíritu colectivo” (DVI, [1911] 1931: 241-242). En este sentido, prosigue Del
y de ambos.14 A partir de allí, también critica la fe en el progreso que festejaban sus Valle, el país no sólo no cumple la Constitución, sino además que las “leyes bárba-
contemporáneos tanto en Europa como en América, y que sólo fue –parcialmente– ras e inicuas, la de residencia de los extranjeros, la de defensa social, han creado un
interrumpida por la guerra mundial. Pero frente a la cuestión del progreso –científico, nuevo estado de cosas, que es la negación del progreso civil y de la justicia humana”
técnico, moral– Del Valle sostiene una tensión que se tornará creciente con los años, (DVI, [1911] 1931: 243), por eso concluye que “hay sin duda períodos de evolución
regresiva en la vida de los pueblos” (DVI, [1911] 1931: 248). Aquí, el concepto de
evolución se asocia a la idea de cambio social, y éste podría darse con o sin progreso.18
12
Posteriormente, en el contexto del marxismo latinoamericano, en la década de 1920, Mariátegui toma
estas influencias en forma explícita, así como en Argentina, posteriormente, Milcíades Peña. En el
mismo momento que Mariátegui proponía un original marxismo latinoamericano, Gramsci, también 15
“La relatividad del progreso es, pues, para nosotros, la consecuencia inevitable de las antítesis de clase
lector y crítico de Labriola, soñaba con un marxismo “despojado del mecanicismo fatalista” en Italia. [...] Las máquinas, que significan el triunfo de la ciencia, se convierten por las condiciones antitéticas
13
En una nota al pie de esta carta de Labriola a Sorel, el italiano elogia la crítica de Bernstein al utopismo de la compaginación social, en instrumentos para proletarizar millones y millones de libres artesanos
existente también entre los marxistas. Pero luego, en la reedición posterior, señala que al escribir ese y campesinos [...] El progreso fue y es aún parcial y unilateral. Las minorías que salen beneficiadas
elogio no imaginaba que el alemán se convertiría en ejemplo del reformismo. sostienen que esto es el progreso humano, y los soberbios evolucionistas llaman a esto naturaleza
14
Del Valle estudia y cita en sus primeros trabajos las siguientes obras de Marx y de Marx/Engels: Mise- humana que se desarrolla [...] Visto así el progreso y enseñado en su clara noción, nos parece como el
ria de la Filosofía, el Manifiesto Comunista (en la edición francesa), la Contribución a la crítica de la compendio moral e intelectual de todas las miserias humanas y de todas las desigualdades materiales”
economía política, El Capital (en la segunda edición francesa), Lucha de clases en Francia, El XVIII (Labriola, [1902] 2004: 80-82)
Brumario de Luis Bonaparte (también en la edición francesa) y la Crítica al programa de Gotha. De 16
Idea que años más tarde desarrollará especialmente Walter Benjamin en su devastadora crítica a la
Engels, Socialismo utópico y socialismo científico y la Carta a Joseph Bloch del 21 de septiembre de ideología del progreso, al plantear que todo documento de cultura es a la vez documento de barbarie
1890. Cabe señalar que Del Valle no conocía La Ideología Alemana ni los Manuscritos económico (Benjamin, 1996).
filosóficos de 1844. En 1846, Marx había confiado el manuscrito de La Ideología Alemana a “la crítica 17
Lectura del Facundo –y de la vida política y social argentina– que treinta años después hará también,
roedora de los ratones”, y en efecto, fue publicada por la socialdemocracia alemana recién en 1932, pero más desencantado aún con la presencia del peronismo, Ezequiel Martínez Estrada. Ver Martínez
formando parte del V volumen de la primera sección de la edición histórico-crítica de las Obras com- Estrada ([1946] 2001).
pletas, escritos y cartas de Marx y Engels (MEGA: Marx y Engels Gesamtausgabe). Asimismo, los 18
Para una ampliación del concepto de evolución con/sin progreso, se puede ver el trabajo de Norbert
Manuscritos económico filosóficos fueron publicados recién en la década de 1930. Elías (1993), especialmente páginas 12 a 23.
32 Marina Becerra Marxismo y feminismo 33

En el desencanto del Centenario, Del Valle plantea que las transformaciones operadas este sentido, en la presentación del programa de la Revista Socialista Internacional,
desde la Revolución de 1810, no fueron en la esperada dirección del progreso –puesto titulada precisamente “Crítica y Acción”, Del Valle propone una revista de orientación
que el socialista cambia el concepto mismo de progreso. No se trata sólo de avances marxista, y explícitamente anti-revisionista:
tecnológicos, sino que es fundamentalmente una cuestión moral. Por eso, sostiene que
en lugar de progreso, lo que respira el país es una “crisis moral”, expresión local de la “Colocada en el dominio teórico de la concepción marxista, esta pu-
tensión clave de la modernidad entre ruptura e integración:19 blicación nace para explicarla y desarrollarla, de acuerdo con el estado
“¿Estará en bancarrota el sentido moral? Sólo así podría explicarse el olvido de material y económico de la República. Apártase, desde su primer paso,
los conceptos jurídicos, de las nociones de crimen y de justicia [...] Sólo así puede de la tendencia revisionista o reformista caracterizada, en la Democra-
explicarse la impunidad para ciertos delincuentes, el castigo para las personas honra- cia Social de Alemania, por su acerba crítica de los programas teóricos
das. –‘A qué hablarme a mí del verdugo exclama Gadsil en una escena del ‘Enrique [...] Bernstein [...] ha concretado su pensamiento socialista diciendo
IV’ de Shakespeare– [...] Gadsil. Idos enhoramala. Homo es nombre común a todos que en la lucha por la emancipación de la clase obrera, ‘el movimiento
los hombres’. La perversión jurídica de la ley de defensa social es monstruosa [...] La es todo, y nada lo que se llama habitualmente la aspiración final del
ley 7029 ha extendido la aplicación de la pena de muerte a las mujeres, aún en cinta socialismo’. En cambio, para esta Revista, el movimiento obrero y la
[sic], desde que no consigna ninguna limitación al respecto, castigando así en los hi- idea socialista no son excluyentes el uno de la otra [...] El empirismo,
jos, en los hijos por nacer, el crimen de la madre. ¡Extravío del corazón humano! [...] algo diferente de la acción, reduce la política colectivista al movimien-
manifestación de un espíritu colectivo de venganza y de odio...” (DVI, [1911] 1931: to gremial. La práctica así entendida, como contrapuesta a la teoría,
243 y ss.) conduce al sindicalismo puro. Encerrado en tan estrechos límites, el
Del Valle no parece cargar aquí con el imperativo retórico de la época sobre la socialismo pierde su amplio carácter de concepción de una completa
“neutralidad valorativa”. Por el contrario, introduce una cita textual de una escena de transformación social [...] El socialismo es una inmensa fuerza propul-
Enrique IV para sostener su crítica. Y lo hace de un modo inesperado: no intenta ayu- sora de la vida humana, que aplicando como método el materialismo
dar al lector, pues repentinamente aparece Shakespeare y del mismo modo se ausenta, histórico, hace la crítica de la sociedad burguesa...” (DVI, 1908a: 1-2;
para continuar con la crítica de la ley de defensa social, sin dar explicación alguna destacado en el original)
del sentido de esta presencia. En cierto modo, las escenas de la trágica vida política
argentina son situadas en un mismo plano –el plano de una escritura sin pausas ni Del Valle alude aquí al sindicalismo revolucionario, fracción escindida del partido
explicaciones– con las escenas del trágico inglés. socialista argentino en 1906, caracterizada por los métodos de acción directa y la
Por otra parte, las redes intelectuales internacionales en las que estaba envuelto huelga general e inspirada en las teorías de Georges Sorel. El trabajo de los socialistas
Del Valle le permitían elaborar esta original visión del marxismo y del socialismo, en en los gremios –donde también competían con el antipartidismo de los anarquistas–
una heterodoxa mixtura con ciertos ecos de su época provenientes no sólo del marxis- se había debilitado desde el momento en que los llamados “sindicalistas” se habían
mo italiano, sino también de Francia, como es esta idea de la “crisis moral”, que cons- retirado del partido. Esta necesidad de hacer una referencia clara a la diferencia entre
tituye una expresión atípica en la ortodoxia economicista de la Segunda Internacional. sindicalismo y socialismo –entendido como crítica de la sociedad burguesa– podría
En efecto, Del Valle estaba al tanto de los escritos de sus contemporáneos europeos: estar indicando la actualidad del conflicto, pues habla en la pluma de Del Valle, de
leía La Mujer, de Augusto Bebel, y conocía las polémicas de la socialdemocracia, una herida abierta.
como la existente entre Bernstein y Kautsky, inclinándose más hacia el último.20 En Asimismo, Del Valle leía a los socialistas franceses, tales como su amigo Jean
Jaurès, Gabriel Deville, Julio Guesde; conocía también las posiciones de Enrico Ferri,
a quien responde en su Industrialismo y Socialismo (DVI, [1909a] 1931). Por fuera
19
Esta tensión fue analizada por Durkheim también a partir de la propuesta de reconstrucción del sen-
timiento de solidaridad en las sociedades crecientemente complejas, caracterizadas por la anomia. Y del socialismo, Del Valle discute artículos de la Revue politique et Parlamentaire;
este tema, a través de la lectura soreliana de la obra de Durkheim, fue retomado años más tarde por
Gramsci. No es de extrañar que este drama de la modernidad apareciera también atravesando la morada Stuttgart reunido en 1898, Socialismo teórico y Democracia Social práctica, publicado en 1900; de
del socialismo argentino, siendo el concepto de solidaridad una referencia significativa que informaba Jean Jaurès, Action socialiste, París, quinta edición; de Deville, Principios socialistas; de Guesde, El
las teorías más disímiles sobre lo social desde fines del siglo XIX. colectivismo; de Lafargue, la edición italiana de Origine ed evoluzione della propieta; de Enrico Ferri,
20
Del Valle cita explícitamente los siguientes trabajos: de Bebel, La Mujer; de Kautsky, Le marxisme, Il socialismo, año II, número 11, “Tempi nuovi nel mondo nuovo”, revista dirigida por el italiano. De
P. V. Stock, Paris, 1900; de Bernstein, Problemas del Socialismo, su carta dirigida al Congreso de los otros autores, citados en múltiples ocasiones, no menciona el texto específico.
34 Marina Becerra Marxismo y feminismo 35

el Essai sur la repartition de richesses del “ortodoxo profesor del Colegio de Fran- Es preciso inscribir a Del Valle en la red de relaciones intelectuales a nivel lo-
cia”, Leroy Beaulieu; así como discursos del Congreso americano para el adelanto de cal, amigos y colegas –tanto dentro como fuera del partido socialista– que además
las ciencias, reunido en Nueva York en 1907. Escribe una demoledora crítica a Ives elaboraban estas ideas en relación con tradiciones de pensamiento decimonónicas
Guyot,21 donde Del Valle elogia “el estilo chispeante de ironía” (DVI, [1914] 1931: tanto locales como internacionales. Un ejemplo de la diversidad de relaciones que
154) propio de Marx, revelando nuevamente su aguda sensibilidad para captar “junto establecía Del Valle, consiste en el cambio del nombre de la Revista Socialista Inter-
con el pensamiento vigoroso y la inaudita ilustración” (DVI, [1914] 1931: 155) las nacional. Publicación mensual de exposición del socialismo científico, crítica social e
figuras retóricas que permiten a Marx expresar su potencia. Pero como se observa en información del movimiento obrero en ambos mundos, que dirigía entre 1908 y 1909,
el comienzo del artículo, donde Del Valle define irónicamente a Guyot como “el sabio por Humanidad Nueva. Revista Socialista Internacional. Publicación racionalista de
economista”, ese registro del lector Del Valle es además plenamente activo, puesto Sociología, arte, educación, socialismo e información del movimiento obrero inter-
que utiliza el mismo recurso en toda su obra. Allí Del Valle sugiere que si bien existen nacional, en 1910. El nuevo nombre podría estar indicando la necesidad de ampliar
en la época múltiples críticos socialistas que sintetizan e interpretan a Marx, a quienes los horizontes políticos de la publicación, para incluir a intelectuales progresistas,
el socialista cita –y critica en ocasiones– como los heterogéneos escritos de Labriola, aún cuando no fuesen marxistas. En otros términos, se trataba de incluir a escritores
Ciccotti, Loria, Kellés-Krauz, Deville y Guesde, es preciso buscar la teoría “en sus profesionales, políticos y/o científicos, independientemente de su pertenencia o no
fuentes, en el propio manantial y no en acequias artificiales” (DVI, [1914] 1931: 154). al partido socialista. Probablemente Del Valle intuye, como otros intelectuales, que
Precisamente, señala que Guyot habla de socialismo pero sólo leyó a Marx luego de la línea divisoria de aguas ya no sería la pertenencia partidaria, sino, más bien el
publicar la segunda edición de su obra La Science Economique en 1887, por lo que interés en ampliar un campo cultural que se está configurando con las nuevas masas
sólo conocía el socialismo a través de las teorías de Lasalle, y la concepción de la alfabetizadas.24
organización del trabajo de Louis Blanc, quien se había desempeñado como ministro En cuanto a sus relaciones locales, un caso particularmente interesante de las cu-
de la República Francesa de 1848. También se puede observar que Del Valle seguía riosas lealtades extra partidarias de Del Valle, es su relación con Joaquín V. González,
las discusiones sobre el tema del “economicismo histórico” presentes en la reunión quien, junto a Pedro Luro, había sido su “padrino” en la Tesis Doctoral presentada en
del Instituto Internacional de Sociología celebrado en París en el año 1900 “en la cual 1902 en la Universidad de Buenos Aires. Juntos trabajaron desde ese mismo año en
tomaron parte ilustres sociólogos de varios países, y que ocupa todo el tomo octavo el proyecto de la Ley Nacional del Trabajo que González impulsaba desde su Minis-
de los Anales de dicho instituto, publicados bajo la dirección de René Worms” (DVI, terio del Interior, para lo cual habían sido convocados otros intelectuales como José
[1914] 1931: 157). Sin embargo, no aparecen referencias a otro conocido profesor de Ingenieros, Juan Bialet Masse, Manuel Ugarte, Leopoldo Lugones y Augusto Bunge,
la Academia francesa, Emile Durkheim, quien venía sosteniendo la idea de que la cri- entre otros.25 Asimismo, cuatro años después, a partir de la nacionalización de la Uni-
sis actual era de orden moral, desde fines del siglo XIX. Antonio Labriola menciona versidad de La Plata, Del Valle se desempeñó como secretario precisamente a pedido
en una nota al pie de una de sus cartas de 1897 dirigidas a Georges Sorel22 las críticas de González. Estas convocatorias se podrían enmarcar en las estrategias roquistas de
(por su filiación marxista) con que Durkheim y otros redactores de Année Sociologi- incorporación de intelectuales jóvenes provenientes de las clases medias, con vis-
que y Novoie Slovo, lo “honraron”.23 Quizá a través de esta vía, se filtraran estas ideas
hasta caer en la activa recepción que Del Valle hiciera de ellas. cribía: “agradezco vivamente a los señores Andler, Durkheim, Gide, Seignobos, Xenopol, Bourdeau,
Bernheim, Pareto, Petrone, Croce, Gentile y redactores de Année Sociologique y Novoie Slovo las crí-
ticas con que me honraron. No puedo, empero, dejar de observar que he sido objeto de consideraciones
21
Político y economista francés, Yves Guyot (1843-1928) ingresó en la Cámara de Diputados en 1885 contradictorias, por ejemplo, es usted demasiado marxista, ha dejado usted de ser marxista. Ambas
y fue rapporteur général del presupuesto de 1888. Al año siguiente, se desempeñó en Obras Públicas afirmaciones son igualmente infundadas. La verdad es, simplemente, que yo he aceptado la doctrina
en el Gabinete Tirard, hasta 1892, pero a causa de su militancia contra el socialismo, en 1893 no fue del materialismo histórico y luego la he tratado según el estado actual de la ciencia... y según mi tem-
reelegido. Se dedicó a los estudios económicos, y fue partidario del libre cambio comercial e industrial. peramento intelectual” (Labriola, [1897] 2004: 234).
Además de la obra que menciona Del Valle –La science économique– publicó Dictionnaire du Com- 24
Sobre la constitución de un nuevo campo cultural, se pueden consultar los trabajos de Altamirano y
merce, de L’Industrie et de la Banque (con Arthur Raffalovitch, 1898-1901); La Tyrannie socialiste Sarlo (1993 y 1997). Sobre la centralidad de la alfabetización en la conformación de este nuevo campo
(1893); Les Conflits du travail et leur solution (1903); La Comédie protectionniste (1905); La Démo- cultural, ver Sarlo (1998). Para un análisis de la relación entre el impulso alfabetizador de las políticas
cratie individualiste (1907); Études de physiologie sociale (seis volúmenes, 1882-1905); La Gestion educativas estatales y los conflictos originados entre los socialistas a principios del siglo XX, ver Be-
par l’état et les municipalités (1913), entre otros escritos. cerra (2005a).
22
Dichas cartas fueron publicadas –bajo el impulso de Benedetto Croce– el 6 de diciembre de 1897 en la 25
Al respecto, se puede ver el trabajo de Zimmermann (1995) centrado en el estudio de los elementos
primera edición italiana; en 1899 en Francia, y en 1902 en la segunda edición italiana. comunes que confluyeron en la conformación de un nuevo lenguaje político, el reformismo social,
23
En la décima carta del filósofo italiano, fechada en Resina (Nápoles) el 15 de setiembre de 1897, es- desde diferentes vertientes de pensamiento.
36 Marina Becerra Marxismo y feminismo 37

tas a la estructuración de una nueva elite intelectual al servicio del sistema político. grupos de seguidores). Pero la identificación entre esferas política y económica en el
Como ha señalado David Viñas (1996), las posiciones de estos “jóvenes brillantes” socialismo no marxista de Justo, marca el límite, según Aricó, de la hipótesis justiana
frente a estos procesos de cooptación han sido diversas: mientras Del Valle eludía la para el crecimiento del partido socialista en el país.27En cambio, la recuperación que
“tentación”, Ingenieros se convertía en secretario de Roca. Pero este habitus común hace Del Valle del Capítulo 1 de El Capital, y su análisis acerca del fetichismo de la
posibilitaba articulaciones críticas como la que se produciría en 1919, cuando el pro- mercancía, realza la opacidad propia de las relaciones entre las esferas económica y
yecto de Código Penal –donde Del Valle planteaba el tema del aborto– salía de la política. Probablemente, esta mayor complejidad es la que permite a Del Valle bus-
Comisión de Códigos del Senado firmado por Del Valle, Joaquín V. González y Pedro car la posibilidad de un “socialismo nacional”, diferente a los socialismos europeos,
A. Garro. Y el 26 de julio de 1921, en ocasión del desafuero del senador socialista a pues reconoce que existen especificidades propias de cada país. Es decir que ante la
raíz de sus posiciones de defensa de la Tercera Internacional, mientras que Joaquín dicotomía modernidad/atraso desde la cual la socialdemocracia europea caracterizaba
V. González fue uno de los cinco senadores que votó en contra del desafuero, Pedro en un molde universal los procesos históricos, Del Valle expresaba una ambivalencia
Garro se decidió, como la mayoría conservadora (17 votos) a favor de la suspensión respecto de la fe en el progreso y de cualquier desarrollo histórico unilineal. En este
de Del Valle del Senado de la Nación. Según Halperin Donghi (2000) esta solidaridad sentido, su heterodoxa lectura de Marx, y de los marxistas y de los socialistas de su
de dos décadas entre el intelectual más eminente del patriciado conservador ilustrado, época, resultaba en una elaboración compleja con matices y tensiones no reductibles
y aquel inmigrante español revolucionario no menos ilustrado, se enmarca en el clima entre sí. En otros términos, esta particular lectura del marxismo quedaba atrapada –o
de ideas dominante en la “república posible”, signado por el enfrentamiento ideológi- abierta– en la intersección de diferentes discursos en conflicto, entre las luces de la
co entre las elites ilustradas. modernidad y las sombras que traía consigo. Discursos provenientes del positivismo,
hegemónico en esos años, con su apuesta plena en la ciencia y el progreso universal,
junto a ideas emergentes, como las del reformismo social –que no era patrimonio ex-
Herencia, historia y socialismo argentino clusivo del socialismo ni de corriente política alguna (Zimmermann, 1995). Además,
La traducción local operada por Del Valle se puede ver en la forma en que el socialista se encuentran elementos residuales y activos, que se expresarían como posiciones
articula la herencia del partido socialista argentino. Seleccionando una versión del pa- racionalistas críticas de la xenofobia nacionalista del Centenario. Pero esta elabora-
sado y presentándola como relación de continuidad histórica, esta tradición operaría ción local del marxismo también tomaba elementos del historicismo italiano, y de sus
productivamente en el proceso de definición e identificación cultural y social presen- interpretaciones de la filosofía hegeliana y la herencia marxista en tanto continuadora
te.26 Para ello, el socialista hunde sus raíces en tres vertientes: en los revolucionarios y superadora de la primera.
de Mayo de 1810, en “el Verbo internacionalista, pero llevando también algo del espí- A su vez, estos claroscuros hicieron posible la búsqueda de una posición original
ritu del Dogma socialista de Echeverría, aquí forja en las entrañas de esta sociedad la frente a las críticas del diputado socialista italiano Enrico Ferri en 1908, pues Del
vida de un nuevo mundo de Paz y de Trabajo...” (DVI, [1910a] 1931: 238). Valle partía, precisamente, de la pregunta por la especificidad nacional. En la confe-
La idea que plantea Del Valle acerca del socialismo como un emergente de los rencia que el criminólogo italiano había dictado en el teatro Victoria de Buenos Aires,
acelerados procesos de modernización de la sociedad argentina, pero que a la vez afirmaba que el partido socialista no tenía razón de existir en Argentina:
recupera las tradiciones de las clases explotadas del país, aparece también en la refor-
mulación que realiza Juan B. Justo. Ambos coinciden, además, en la reiteración del “...Pienso (y esto es el ‘abece’ de la sociología y del socialismo cientí-
“factor económico” desencadenante de la Revolución de Mayo de 1810 así como de fico) que el Partido Socialista es o debe ser el producto natural del país
las guerras civiles posteriores, sobre lo cual ya había insistido Alberdi. La novedad de donde se forma. Aquí en cambio, me parece que el Partido Socialista
esta interpretación –señala Aricó en relación a Juan B. Justo– consiste en “una conde- es importado por los socialistas de Europa que emigran a la Argentina,
na radical de las clases dirigentes argentinas y una revalorización positiva de las clases
populares” (1994: 946). Ambos dirigentes socialistas coincidían en esta interpreta- 27
“En su propia condición de ‘socialista’ [según Justo] residía la verdadera impronta ‘nacional’ de la
ción de la historia, aún cuando sus elaboraciones del marxismo se diferenciaban en nueva agregación política creada por los trabajadores argentinos. Esta identificación nos permite com-
aspectos centrales (diferencias que se expresarían durante las dos décadas, haciendo prender la total ausencia en el pensamiento de Justo del reconocimiento del carácter problemático del
eclosión con la Revolución Rusa y las posiciones adoptadas por cada uno y por sendos nexo entre realización nacional e hipótesis socialista. Al transformar al segundo de los términos en la
plena consumación del primero, Justo hace emerger la necesidad de una resolución socialista de las
propias raíces de la historia nacional, aunque al precio [...] de desconocer el carácter profundamente
Ver Williams (2000b).
26
disruptivo, y por tanto discontinuo, de la revolución socialista” (Aricó, 1999: 85).
38 Marina Becerra Marxismo y feminismo 39

e imitado por los argentinos al traducir los libros y folletos socialistas por otro, la función universalista de democratizar la restringida vida política y social
de Europa [...] se llama ‘partido socialista’ pero no es sino un ‘partido argentina.29
obrero’ –en su programa ‘económico’ (8 horas, salarios altos, huelgas, Esta contradicción entre los intereses particulares y la ideología con tendencia
trabajo de las mujeres y los niños)– y es un ‘partido radical’ (en el universalista del socialismo es una de las tensiones que atraviesan la constitución
sentido europeo de la palabra) en su programa ‘político’.” (Enrico Fe- identitaria del partido socialista en su período fundacional. Así, junto a la conflictiva
rri, “El Partido Socialista Argentino”, traducido por Mario Tirone, La y creciente incorporación del socialismo a la vida política del país en el marco del
Vanguardia, 13-12-1908) orden conservador, se disputaba en su interior el clásico problema respecto de la con-
formación de un partido nacional con una ideología que reclamaba una organización
Aquí, Ferri interpela directamente al europeo –Del Valle– emigrado a la Argentina, y internacional. Pero además de la ausencia de cultura democrática, Del Valle señalaba
al argentino –Justo– que traduce los libros socialistas de Europa (El Capital). De este otros hechos particulares del país, que lo diferenciaban de Europa:
modo, tocaba el punto débil de los socialistas argentinos. Pues las extensas e intensas
reacciones podrían estar indicando la dolorosa verdad que contenían las filosas pala- “Aparte de la causa económica e industrial que por ley natural ha pro-
bras del criminólogo. Del Valle publicó la polémica entre Justo y Ferri en la Revista vocado el movimiento de la clase proletaria hacia su organización, otros
Socialista Internacional, así como las demás opiniones suscitadas a partir del debate. factores, propios y especialísimos de nuestro país, han contribuido en
En este sentido, en una carta dirigida a Del Valle, el 2 de septiembre de 1909, y publi- mucho a la formación de un partido socialista [...] La lucha por el sanea-
cada en dicha revista, el líder socialista español Pablo Iglesias, discutía la hipótesis de miento de nuestra moneda, que ese partido ha iniciado y continúa, ha
Ferri, y enviaba su apoyo a los socialistas argentinos. Así, Del Valle buscaba legitimar sido determinada por factores esencialmente argentinos. Y como esa,
no sólo por su propia pluma, sino también a través de las voces de otros intelectuales, algunas otras son peculiarmente argentinas, porque nacen como con-
la existencia del socialismo en Argentina.28 La respuesta de Del Valle partía de la afir- secuencia de nuestras raras y perniciosas modalidades económicas y
mación de un socialismo en la región que podría inscribirse en la tradición de lucha de políticas. Causas administrativas, causas financieras y causas políticas,
las clases oprimidas del país, pero tomando “el verbo” del socialismo internacional. han hecho que el movimiento proletario tendiera de manera franca y
Por ello, sería específico y propio de las condiciones históricas singulares del país: decisiva hacia el socialismo [...] Pero el factor principal en la produc-
ción de esos hechos, que ha mantenido desierto el territorio e incultos
“El hecho no ocurrirá de idéntica manera que en ciertas naciones euro- los campos, ha sido la concentración de la tierra en pocas manos. El
peas, porque cada pueblo tiene sus propias y particulares condiciones latifundio es nuestro mal...” (DVI, [1909a] 1931: 44-45)
materiales de existencia, que influyen en sus hechos sociales. No será
extraño que el movimiento socialista encuentre en América obstáculos Pero años antes de la polémica con Ferri, en la conferencia del 6 de septiembre de
más reales de los que ha tenido en Europa; a las leyes de prevención y 1902 en el Centro Socialista Obrero, titulada precisamente “El proletariado argenti-
de represión que promulgarán los gobiernos, habrá que agregar la fal- no”, el joven Del Valle, luego de interpelar a las juventudes universitarias acerca de su
ta de educación política de nuestras clases dirigentes...” (DVI, [1909a] misión emancipadora, se permitía brindar generosamente algunos consejos al partido
1931: 13) socialista argentino:

Del Valle alude así al doble desafío que se había asignado el naciente partido socia- “No debo recomendar al partido socialista argentino lo que ha venido
lista: por un lado, la función particularista de constituir un partido de la clase obrera; haciendo desde el día de su organización: la difusión de las ideas entre
sus miembros y la clase proletaria; pero me permitiré insinuarle una

29
En estos términos fue autodefinida por los socialistas la tarea del partido socialista en Argentina: “No
“En todo pueblo donde haya proletarios –y en la Argentina los hay– tiene razón de ser el Partido So-
28
aceptamos el papel de ‘suplentes’, de cubre faltas que pretende asignarnos Ferri, aunque creemos que
cialista; que los hombres del Partido Socialista Argentino hacen una excelente labor por la causa de la el Partido Socialista realiza y por mucho tiempo tendrá que realizar una doble función que general-
emancipación humana, y que juzgo un deber de cuantos socialistas de otros países visitan esa nación, mente no pesa sobre todos los partidos socialistas de otros países, esto es, la suya propia de defensa de
mostrar su solidaridad con ellos ayudándoles en la lucha que mantienen y juzgando como enemigos los intereses obreros, y la de purificar con su acción y su ejemplo un ambiente político corrompido y
propios a todos los que los combaten” (Iglesias, 1909: 261). bárbaro...” (La Vanguardia, 28-10-08).
40 Marina Becerra Marxismo y feminismo 41

idea. Aparte de la instrucción de la mujer, cuyos beneficios son notorios Ciertamente, entre los socialistas, la referencia al trabajador rural no es original
para la democracia y la sociedad, la acción del partido, como de todos de Del Valle. También está presente en Justo, siendo “la cuestión agraria” el tema de
aquellos que quieran contribuir al mejoramiento del proletariado nacio- uno de sus más importantes escritos. Pero quizá la referencia de Del Valle al gaucho
nal, debe tender a la educación del gaucho, de los obreros de los centros podría tener una dimensión más culturalista en el sentido de que si al referirse a otras
rurales, y preocuparse de su bienestar y de su emancipación tanto como naciones, habla del “obrero rural”, al pensar la realidad argentina, se refiere en cam-
del bienestar y la emancipación de los trabajadores de las ciudades. El bio a la especificidad de sus pampas y sus campos, y nos habla del “gaucho”. En esta
hombre de nuestra campaña ha sido, por su ignorancia, su nobleza, su forma distinta de nombrar a “nuestro” hombre de campo, se pueden escuchar resonan-
adhesión personal al patrón, por un conjunto y una combinación de cias de componentes no necesariamente reductibles al lugar de este trabajador en la
sentimientos, el principal medio que tuvieron los caudillos para su en- estructura económica –conceptualización más característica de Juan B. Justo– y más
cumbramiento.” (DVI, [1902e] 1931: 106) vinculados, en cambio, a una cuestión cultural, que lo define, incluso, positivamente.
De este modo, el razonamiento de Del Valle se podría traducir en el sentido de que
Para Del Valle, es preciso, entonces, mirar, educar y seducir a otros dos sujetos: la mientras que en otras naciones el trabajador del campo es conservador y tradicional,
mujer y el gaucho, pues: el nuestro podría ser distinto, pues tendría características culturales que lo harían po-
tencialmente revolucionario. Por eso, merecería ser nombrado de otra manera, de una
“Parece que entre nosotros se repitiera el fenómeno de psicología po- forma específica de nuestros campos y nuestras costumbres.
lítico social que ha ocurrido en todas las naciones: que el obrero rural En esta inversión que propone Del Valle (el trabajador rural de otras naciones se-
sea el más firme apoyo de los partidos conservadores y de la tradición. ría conservador, mientras que el gaucho podría ser revolucionario) se puede leer qui-
Sin embargo, nuestro gaucho es revolucionario por temperamento; esa zás la búsqueda por traducir la cultura europea desde la densa cultura nacional. Para
fidelidad al amo se explica no por un acto de servilismo sino por un Del Valle, como para tantos intelectuales del Centenario, esta complejidad nacional se
sentimiento de nobleza; en el fondo de su alma, el gaucho ama la inde- sintetiza en los términos sarmientinos que irían adquiriendo diferentes significados a
pendencia y la libertad, tanto como a su rancho y la pampa. Conociendo lo largo de la historia argentina: civilización y barbarie.30
su psicología, hay que saber actuar sobre su espíritu; es necesario ins- Por otra parte, en esta urgencia por educar al gaucho se puede ver cierta ambi-
truirlo, educarlo, despertarle la conciencia de su fuerza y su derecho. güedad, donde Del Valle –también aquí lector de Labriola, de su Marx y de su Hegel–
Creo en la existencia de un ‘socialismo nacional’, que ha de preocupar- queda subsumido acríticamente en los cánones de la época: su confianza plena en la
se de remediar los males que afligen al proletariado argentino.” (DVI, razón científica.31 A partir de allí se realiza la crítica moderna a la superstición, a la
[1902e] 1931: 107) Iglesia y la religión, así como en Argentina, a las “viciadas instituciones criollas” que
los socialistas pretendían purificar con la ciencia y la razón:
Del Valle apela a cierto “núcleo de buen sentido” avant la lettre característico de
“nuestro gaucho”: ese “sentimiento de nobleza” que el socialista proyecta en ese otro “La ciencia ha resuelto muchos problemas, y yo, que he perdido la fe
negado. En una inversión táctica, frente al temor de ese fantasma que el socialis- religiosa, pero que tengo un ideal, espero que ella indicará soluciones
mo argentino no puede mirar –inducido por los cánones segundointernacionalistas y aportará elementos para remediar la cuestión social, resolviendo los
cuya premisa es la existencia previa de un proletariado industrial–, Del Valle sugiere problemas de la alimentación, la población y el trabajo [...] Iniciados en
a los socialistas que en lugar de temer o negar ese otro diferente, el mejor camino el conocimiento de las teorías socialistas y en el estudio de los proble-
es incluirlo en el proyecto socialista. Así, antes que esencializarlo en su servilismo mas sociales, los universitarios contribuirán mañana a la emancipación
–debido a la falta de instrucción– es definido en términos positivos, a partir de un obrera.” (DVI, [1902e] 1931: 104)
“temperamento revolucionario”, que es preciso ver, despertando en él “la conciencia
de su fuerza y su derecho”. Desde esa perspectiva propone la constitución de un prole-
tariado nacional que debe incluir necesariamente al gaucho, para lo cual es urgente su
30
Para un análisis de estos desplazamientos, ver Masiello (1997) y Svampa (1994).
educación. Además, esta característica “nuestra” –para el recientemente naturalizado 31
“Esta ciencia, que la época burguesa, por sus mismas condiciones, ha fomentado y agigantado, es la
argentino Del Valle– sería singular de nuestra región, a diferencia del obrero rural de única herencia de los siglos pasados que el comunismo acepta y hace suya sin reservas” (Labriola,
otras naciones. [1902] 2004: 122).
42 Marina Becerra Marxismo y feminismo 43

Si bien esta conferencia es de 1902, se trata de un argumento fundamental que seguirá produce a sí mismo. En otros términos, la ideología no es extrínseca, sino constitutiva
dando vida a los diversos proyectos de los socialistas, durante toda la década. Años de los sujetos.
después, en el programa que proponía para la nueva Revista Socialista Internacional, En este cuadro, el lugar que queda para los intelectuales se parece más al del
insistía en la centralidad de la teoría para la acción política, marcando una diferencia “intelectual orgánico” cuyos rasgos principales pintará Antonio Gramsci pocos años
implícita con Juan B. Justo. Señalaba entonces que los socialistas debían orientarse más tarde, que al lugar “de vanguardia” destinado a iluminar a las masas, más pro-
“con la brújula de la teoría científica, que no es vana ideología sino reflejo exacto pio de la visión sobre los intelectuales predominante en los socialismos de la época.
de los hechos. El socialismo científico está animado por la rica y jugosa savia de la Quizás fuera este sutil pero central desplazamiento aquello que le permite proponer la
teoría [...] La crítica de las instituciones burguesas es acción de la teoría. La unión de inclusión del gaucho en lugar de su negación, actualizando en ese acto, la fórmula de
estos dos términos, no es paradojal en el dominio de la concepción materialista de la Flora Tristán:32 “constituir la clase obrera”. En efecto, en una conferencia dictada en la
historia” (DVI, 1908a: 3-4). Facultad de Filosofía y Letras, Del Valle hacía un análisis de las doctrinas socialistas,
Al respecto, es significativo el hecho de que frente a lo que se ha denominado comenzando por los socialistas utópicos, y finalizando con esta misma idea sobre la
la “irracionalidad” (Halperin Donghi, 1998a: 229) sobre la que se montaba el rena- mencionada feminista:
cimiento de la fe nacionalista del Centenario –acorde con la ceguera mundial de las “la socialista [...] propagó en los últimos años de la Monarquía de Julio la idea
disputas por la hegemonía entre las naciones–, los socialistas se presentaran a sí mis- de que los proletarios debían constituirse en partido de clase y establecer una unión
mos como los defensores de formas racionales y científicas en las luchas políticas. La internacional: balbucea, pues, las últimas palabras que pronunciaron más tarde los
exaltación de estas formas –como características identitarias propias del partido socia- autores del Manifiesto Comunista...” (DVI, [1907] 1931: 198)
lista– se expresaba tanto en la dinámica interna del partido, como en su intervención Quizá Del Valle intuyera que, como señalara posteriormente Aricó (1999), el
en la fraudulenta vida política del país. Así, intentaba funcionar como un partido po- punto decisivo de la apropiación y reformulación local del socialismo no sería tanto la
lítico con las pautas propias de las organizaciones modernas, tales como la formación forma teórica de introducción y difusión del marxismo en América Latina, sino más
de un partido estructurado y disciplinado a la manera de la socialdemocracia alemana, bien, el proceso de constitución de un proletariado “moderno”, proceso que fija las
con cuadros políticos y cursos de formación política y cultural, y con participación condiciones y modalidades de la lucha de clases, y por ello, de la forma de la teoría.
en la vida cívica. Y era precisamente esta fe en la ciencia lo que llevaba a Del Valle a Así, para Del Valle, el partido socialista argentino se diferencia de los partidos socia-
sostener que “el mejoramiento de la clase obrera dependerá, en parte, de la instrucción listas europeos en que, lejos de dormirse en el sueño de las reformas sociales y políti-
y la educación que reciba” (DVI, [1902e] 1931: 106). cas que se podrían conseguir mediante la política parlamentaria, el partido socialista
Sin embargo, para aquel socialista no se trataba de “convencer” a los trabajadores es a la vez revolucionario y reformista:
sobre las maravillas del socialismo, sino que, por el contrario, era preciso hacer saltar “El partido socialista es en verdad revolucionario [...] El partido socialista es
la propia fuerza que existía en ellos mismos, en sus propias conciencias individuales, en verdad reformista, porque aspira a conseguir la promulgación de leyes sociales
así como en lo que Del Valle llama –en sintonía con las ideas de la época– “conciencia que mejoren la situación económica de los obreros [...] pero no entiende cual los
colectiva”: “Si el proletariado [...] adquiere la noción de su fuerza como clase, puede partidos radicales-socialistas de Europa, que conquistando tales leyes y reformas ha-
afirmarse que la tendencia evolutiva hacia el colectivismo habrá de acelerarse por su brá concluido su misión. Detrás de su programa mínimo está su aspiración final: la
acción” (DVI, [1902e] 1931: 106). transformación de la propiedad privada de los medios de producción y de cambio,
Así se puede explicar, según Del Valle, el progreso de las ideas socialistas y la en propiedad colectiva; de la sociedad capitalista en un régimen socialista...” (DVI,
promulgación de leyes obreras en los países donde el proletariado se ha organizado [1909a] 1931: 62)
como clase y ha adquirido conciencia de su poder: “Esta conciencia colectiva ha lle- Años más tarde, con la radicalización de la coyuntura política internacional a
gado porque la instrucción ha formado la conciencia individual” (DVI, [1902e] 1931: partir de la Revolución Rusa, Del Valle girará también en sus posiciones teórico-
106). Pero además de esta especificidad nacional, se escuchan ecos de Labriola nueva- políticas, afirmando su visión explícitamente revolucionaria. Plantea entonces sus
mente, “prasci che rovescia”: es a través de la instrucción y la adhesión al socialismo vacilaciones respecto de las posibilidades de la política parlamentaria, hace suyas las
y sus valores éticos, que en el gaucho podría despertar la conciencia de sus propias
fuerzas. En este sentido, si bien Del Valle cree firmemente en la razón científica, po- 32
En la corriente del socialismo utópico, Flora Tristán (1803-1844) se ubica como una figura de transi-
dría existir un desplazamiento respecto de los supuestos del marxismo consagrado por ción entre el feminismo de raíz ilustrada y el feminismo de clase. Ver al respecto el trabajo de Ana de
la socialdemocracia alemana: el proletariado no es un dato presupuesto, sino que se Miguel Alvarez (1994).
44 Marina Becerra Marxismo y feminismo 45

versiones de Rosa Luxemburgo, Vladimir I. Lenin y León Trotsky, y acepta el ingreso Es llamativo que Del Valle, amante de las metáforas y todo tipo de recursos poéti-
incondicional a la Tercera Internacional. Al respecto, es sugerente la inversión que cos, en este punto es literal: no ahorra al lector el impacto de la palabra “violación”.
hará Del Valle, pues para defender este carácter revolucionario se apoya en la propia Con dureza, establece una relación de equivalencia entre la violencia (y el uso de la
tradición del partido socialista argentino. Y para ello, argumenta precisamente a partir fuerza), la dominación masculina y la ley. Así desmitifica la idea aristotélica de “es-
de aquel programa máximo de su fundación del cual hablaba en aquellos escritos de clavitud natural”:
la primera década.
“¿Y por qué existe la esclavitud natural, según el pedagogo de Alejan-
dro? Hay una relación jerárquica entre las diversas especies, dentro de
Interpretaciones de la historia argentina y americana cada especie entre los distintos individuos. Los animales domésticos
Los escritos históricos de Del Valle son vastísimos, tanto por su extensión y erudición, valen más que los salvajes, y es una ventaja para ellos estar sometidos
como por su amplitud temática. Analiza la historia de la esclavitud, la Revolución al hombre. La misma relación existe entre los sexos: el uno es superior
francesa, las teorías socialistas, las revoluciones de 1848 y 1871 en Francia, la historia al otro; uno ha sido creado para mandar, el otro para obedecer. ¡He aquí,
del derecho, de la opresión masculina sobre las mujeres, y de las relaciones interna- ciudadanos, la filosofía puesta al servicio de la política para legitimar
cionales europeas. Por su originalidad y/o por los puntos de tensión que allí se pueden y justificar la servidumbre social, la servidumbre en el gineceo, en el
encontrar, a continuación presento un análisis sobre los trabajos de Del Valle acerca hogar, en la industria, en la ciudad, en la república, en las relaciones
de la historia de la esclavitud, y la historia de las políticas españolas en la América internacionales, en todas partes! Es la ley histórica del mundo antiguo,
colonial. Luego, analizo sus escritos sobre historia argentina, su interpretación de la que ha perdurado a través de los siglos y no ha cesado todavía en mu-
Revolución de 1810, y de las luchas civiles posteriores, en relación con las críticas de chos órdenes de la vida social.” (DVI, 1914a: 236)
los socialistas frente a las políticas nacionalistas del Centenario.
En una conferencia dada por Del Valle en la fiesta organizada por el Ateneo Este párrafo ilustra uno de los nudos significativos de tensión de la concepción de Del
Popular en el teatro Marconi, con exhibición de la cinta Espartaco –donde señala Valle sobre la historia, la política y la ciencia: ¿cómo conciliar su crítica al “espíritu de
la importancia del cinematógrafo como procedimiento pedagógico en la educación dominación” legado de cierta posición masculina desde el mundo antiguo –y que “no
popular–, analiza la historia de la esclavitud desde el mundo antiguo, incluyendo la ha dejado de vencer”– con su fe en la razón científica y occidental, que se erige en su
historia del derecho, así como también la historia de la esclavitud de las mujeres, so- propia época con el mismo estatuto de verdad absoluta, con un espíritu tan dominador
metidas a los romanos en el hecho y en el derecho: “¡Y esta enorme, brutal, irritante y jerarquizante como aquel que él mismo critica?
e injusta desigualdad jurídica continúa todavía en las legislaciones modernas, porque Del Valle, socialista y por tanto hijo de la Ilustración –aunque crítico–, confía en
el espíritu dominador del derecho romano ha llegado hasta nosotros, transmitido por la idea fundante de la ciencia moderna sobre la objetividad científica, de modo que
la civilización cristiana!” (DVI, 1914a: 240). Esta sugerente idea del “espíritu domi- condena el uso ad hoc que hace Aristóteles de “la filosofía puesta al servicio de la po-
nador” vuelve a aparecer en la conferencia, cuando señala que una vez finalizada la lítica”. Así, la postulación aristotélica de las jerarquías sociales y sexuales, le resulta
lucha entre patricios y plebeyos “...el pueblo romano, soberano de sus destinos, [está] a Del Valle un procedimiento anticientífico:
dispuesto a expandir su territorio por la conquista y a llevar a todo el mundo antiguo
su espíritu de dominación” (DVI, 1914a: 242). “Y así como el pensador heleno ha establecido en una forma apriorísti-
Para el socialista, esta figura del “espíritu de dominación” se vincula con cierta ca y axiomática, contraria a su propio método científico, una diferencia
posición masculina en la historia: de jerarquía natural, de organización biológica entre hombres-amos, y
hombres-esclavos, cuando la única diferencia entre ellos es puramente
“¡Todo, en verdad, porque el hombre hace la ley, creyendo, como Aris- artificial, resultado del sometimiento forzoso de los unos a los otros, así
tóteles, que por principio natural existe una diferencia de sexos y que enuncia también un falso principio de ciencia económica cuando afirma
el masculino es superior al femenino, como el esclavo es inferior a su que el obrero no es otra cosa sino un instrumento.” (DVI, 1914a: 237)
dueño! Mas en un caso como en otro, se trata sólo de la violación de la
naturaleza humana, y la desigualdad es el resultado, no de la fuerza del Más aún, este “espíritu de dominación” transmitido hasta nosotros por la “civilización
derecho, sino del derecho de la fuerza!” (DVI, 1914a: 241) cristiana”, podría ser combatido precisamente a través de la ciencia moderna. Para Del
46 Marina Becerra Marxismo y feminismo 47

Valle, contemporáneo de Freud, en aquella violencia sobre la que se funda el derecho, América por el pensamiento filosófico de la una y la acción política de
que en un procedimiento poderosamente violento marca jerarquías como si estuviese la otra; condensa las ideas progresistas de dos generaciones, que procu-
simplemente describiendo la naturaleza, reside la “barbarie” sobre la que escribía ran realizar una misma obra, el cambio radical del sistema colonial de
años atrás en ocasión del Centenario de Sarmiento. Entre otras, es la ciencia histórica España.” (DVI, 1914b: XXVI)
la que debe marcar estas líneas sutiles que el derecho oculta con sus violentas jerar-
quizaciones: “La ciencia histórica debe penetrar en la estructura de las sociedades, Asimismo, citando este espíritu progresista de Lastarria, Del Valle destaca la violen-
analizar esas energías secretas o latentes, que determinan los hechos de los pueblos, y cia, “partera de la historia”, sobre la cual los jesuitas consiguieron instalarse en los
no detenerse en la superficie de su vida pública” (DVI, 1914b: XVIII). nuevos territorios, a diferencia de otras versiones de la historia:
En esta Introducción que escribe Del Valle al libro Colonias Orientales del Río
Paraguay o de la Plata, de Miguel Lastarria33 –publicado por la Facultad de Filosofía “Debemos pues, estudiar las reducciones jesuíticas, no a través de sus
y Letras en 1914, y escrito originalmente en el año 1805–, el socialista señala que historiadores bien conocidos, europeos y americanos, sino del original
Lastarria explica la formación de las reducciones jesuíticas por la “astuta violencia” y olvidado libro de Lastarria –a quien no hemos visto citado en copiosas
de éstos, así como la implantación del sistema de la comunidad, también a través de bibliografías dadas para el estudio de las mismas, ni en catálogos de
la usurpación y “‘aniquilándoles al propio tiempo su sagrado derecho de propiedad libros y documentos– porque así contribuimos a determinar la corrien-
individual’ (nótese de nuevo en esta frase la influencia sobre el escritor, de la filosofía te de las ideas hispanoamericanas sobre las cosas de América.” (DVI,
individualista del siglo XVIII)” (DVI, 1914b: XIV). 1914b: X)
El análisis de Del Valle sobre la escritura de Lastarria da cuenta de su propio
distanciamiento frente a la idea de la propiedad individual como un “sagrado dere- Lo que rescata aquí Del Valle es el olvidado análisis de Lastarria, quien, en coinciden-
cho”. Desde este punto de partida –la desnaturalización del derecho de propiedad–, cia con su contemporáneo Felix de Azara, atribuye a los jesuitas la idea de la inferio-
Del Valle puede ver algo más: las influencias intelectuales que ejercían las ideas de ridad de los indios, exportando luego esa imagen a los sabios europeos, que como es
la época, sobre el propio Lastarria. Cuando Lastarria menciona “los derechos impres- el caso de Martín de Moussy, autor de la Descripción de la Confederación Argentina,
criptibles de libertad, propiedad y seguridad”, Del Valle sitúa las marcas ideológicas la adoptaron como verdad definitiva. Así, en este texto Del Valle discute con historia-
que pueden estar actuando en dicho discurso: “Puede señalarse de paso, la influencia dores consagrados de su época, pues no deja pasar oportunidad para marcarlo:
que tuvieron según denotan estos términos, sobre la mente del secretario de Avilés, las
ideas del siglo XVIII, de Rousseau y el Contrato social, la Revolución de 1789, y la “conviene citar otro pasaje de su obra [de Lastarria] para rectificar jui-
Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, de la cual parecieran haber cios de algunos historiadores liberales, que, creyéndose en la vía de una
sido tomadas” (DVI, 1914b: XIII). absoluta imparcialidad, han afirmado que después de la expulsión de
Luego, al destacar el “espíritu liberal y humanitario del volteriano secretario de los jesuitas, las costumbres de los indios se depravaron ‘y no fue raro
Avilés”, ilustre antepasado de don Eduardo de la Barra y Lastarria –rector del Colegio encontrar, promiscuando en la misma casa, varias parejas incestuosas y
Nacional del Rosario de Santa Fe y maestro de Del Valle en dicha institución–, explica adúlteras’.” (DVI, 1914b: XVI)
que:
Esta Introducción incluye un estudio previo sobre un tema vinculado tanto a estas po-
“Lastarria es a principios del siglo XIX la culminación del espíritu re- líticas coloniales como a los debates propios del Centenario del 25 de Mayo de 1810
formista del siglo XVIII: une dos centurias de la historia hispana en en los que participaban los intelectuales socialistas, como es el caso de Del Valle. Se
trata de su libro Los diputados de Buenos Aires en las Cortes de Cádiz y el nuevo sis-
Natural de Arequipa, y contemporáneo de Félix de Azara, Miguel Lastarria era doctor en sagradas
33 tema de gobierno económico de América,34 publicado en Buenos Aires por el amigo
órdenes y en leyes, graduado en la Universidad de San Felipe de Chile y profesor de dicha universi-
dad. Como secretario de Avilés, Virrey del Río de la Plata, presentó un informe que fue elevado por 34
Sobre la importancia de las Cortes de Cádiz en los procesos emancipatorios de América, se pueden
el Virrey al gobierno español, el 8 de marzo de 1800, donde Lastarria estudia las tres edades de los consultar los ensayos de historia intelectual y política de Juan Marichal (1995), en especial “‘Liberal’:
pueblos orientales del Paraguay, explica las razones acerca de la conveniencia de reemplazar el sistema su cambio semántico en el Cádiz de las Cortes”, donde analiza los desplazamientos semánticos del
de comunidad por un régimen de libertad de los indios y señala las ventajas que este régimen tendría término “liberal” operados por los españoles de 1810-1812 en las Cortes, en su lucha contra la tiranía
“para el Estado, para los naturales y para la región” (DVI, 1914b: XII). bonapartista. El trabajo de Manuel Chust (1999) analiza la cuestión nacional americana en las Cortes
48 Marina Becerra Marxismo y feminismo 49

de Del Valle, Martín García,35 en septiembre de 1912. Del Valle había presentado los ideas políticas y la conducta parlamentaria de los representantes de las provincias de
trabajos preliminares sobre las Actas de Cádiz en la segunda reunión del seminario ultramar en dichas Cortes:
para profesores que Rafael Altamira, reconocido profesor de la Universidad de Ovie-
do, había dictado en 1909 en la Universidad Nacional de La Plata.36 “Los revolucionarios de América contemplaron siempre con descon-
Allí Del Valle explica que la obra reformista de las Cortes Constituyentes de la fianza los debates y las resoluciones de las Cortes respecto de sus paí-
monarquía reunidas en Cádiz en 1810 tuvo una importancia insoslayable en la in- ses, porque consideraban ilegal su constitución, al no haberse estable-
dependencia de las colonias hispanoamericanas representadas en dichas Cortes por cido el principio de igualdad de representación, teniendo en cuenta el
los diputados de Buenos Aires, como los señores Manuel Rodrigo, Luis Velasco y número de habitantes entre las provincias ultramarinas y las peninsula-
Francisco López Lisperguer. Sin embargo, como esta obra política coincidió con los res; porque habíase dispuesto, sin el consentimiento, tácito o expreso,
“movimientos revolucionarios” de las colonias que tendían “hacia la independencia de los pueblos de las colonias, que estarían representadas por diputados
nacional”, tal vez, conjetura Del Valle, los historiadores americanos no atendieron a la suplentes, hasta tanto fueran elegidos los titulares por las respectivas
obra reformista de las Cortes de la Isla de León. Pero para comprender el movimiento municipalidades: en fin, porque comprendían –y esta era su razón fun-
de la independencia de América, prosigue el socialista, es preciso estudiar las opinio- damental– que había llegado el momento histórico de la separación de
nes que los revolucionarios tenían sobre las Cortes de España, así como también las la metrópoli, la cual procuraría impedirla reemplazando el antiguo ré-
gimen por un sistema liberal en el orden económico y político, que
permitiera la expansión de las nuevas energías sociales de las colonias,
de Cádiz, acentuando la dimensión imperial que tuvieron las Cortes. En forma análoga a la valoración sin llegar hasta romper el vínculo de su unión con la madre patria.”
que Del Valle daba a la obra de los diputados americanos en Cádiz, Chust recupera la trascendencia que (DVI, 1912a: VIII)
tuvo la participación de aquellos diputados en las Cortes para la historia de América, puesto que éstos
llevarían a sus respectivos territorios las prácticas políticas adquiridas en Cádiz. Para el autor, es im-
prescindible rescatar estas luchas, aún cuando, como también señalaba Del Valle, hubieran sido frustra-
Por estas luchas que Del Valle sintetiza en la actualidad y que para él siguen sig-
dos los sueños de aquellos diputados sobre la autonomía para sus territorios americanos, integrándose nificando dos términos, reforma y revolución, no se puede comprender el sentido
luego en los movimientos independentistas de América. En este sentido, aquellos diputados habían lu- económico de las revoluciones de la América española, sin analizar antes “detenida y
chado, desde el inicio, por la igualdad de representación en las Cortes, planteando así, abiertamente, el profundamente, los elementos materiales e ideológicos que prepararon esos aconteci-
problema americano. Desde el principio también, explica Chust, perdieron. Aún así, la revisión de las
diversas realidades de España y sus dominios, y las propuestas de reformas que las Cortes plasmaron
mientos al iniciarse la agonía del imperialismo hispano” (DVI, 1912a: IX).
en numerosos decretos, como en la Constitución de 1812, fueron “trascendentales”, según Chust, tanto En base a estas razones, Del Valle da cuenta de su interés por escribir este “tra-
para una como para los otros, puesto que a partir de allí se abrió, de diferentes formas en cada caso, la bajo histórico”,37 erudito y atento a las reglas académicas, que trae un apéndice con
posibilidad de acceder a la modernidad. España se abre a ese nuevo camino, según Chust, precisamente quince documentos que constituyen las fuentes citadas, y “que sirven de comproba-
a partir de la situación revolucionaria burguesa antifeudal de 1808 a 1814, que condicionaría a una bur-
guesía agraria, industrial y comercial que seguiría desarrollando su acumulación originaria de capital a
ción histórica a la exposición de este libro” (DVI, 1912a: IX). En el libro citado Los
través de la explotación colonial. Para un panorama de la crisis de 1808 a 1814 en España, se puede ver Diputados de Buenos Aires en las Cortes de Cádiz y el nuevo sistema de gobierno
Manuel Moreno Alonso (1989). Una historia general de las Cortes, desde su proceso de convocatoria, económico de América, Del Valle incluye un trabajo titulado “El nuevo sistema de
su funcionamiento, gobierno, diputados y decretos, se puede encontrar en Federico Suarez (1982). gobierno económico de América” –se trata de lecciones dadas en la Facultad de Filo-
Sobre los fundamentos ideológicos, se puede ver el libro de José Carlos Chiaramonte (2004), que
analiza la formación de los estados nacionales iberoamericanos, así como también el derecho natural sofía y Letras– donde estudia “las ideas que influyeron en las parciales reformas del
en la España borbónica, en el marco del estudio de los argumentos iusnaturalistas de los movimientos régimen colonial de América iniciadas por el gobierno español durante el siglo XVIII
de independencia. y las cuales inspiraron la nueva política económica y social que las Cortes de Cádiz
35
Librero de origen español, Martín García era vicepresidente del Centro Republicano de Buenos Aires. intentaron realizar en las provincias de ultramar” (DVI, 1912a: VIII).
Tenía gran estima por los socialistas argentinos, en especial por Del Valle, “gran amigo de la España
nueva”, y en su opinión, el mejor de ellos (Prado, 2008a). Dentro de este trabajo, se encuentra el mencionado estudio sobre “la obra de re-
36
Ver Libreta de hojas de papel cuadriculado con notas manuscritas de Rafael Altamira registrando las forma social y política escrita por un americano” (DVI, 1912a: 171), Miguel Lastarria.
actividades de los seminarios correspondientes a su curso en la Universidad Nacional de La Plata, Asimismo, Del Valle explica que le urgió la publicación de estos trabajos puesto que
segunda Reunión, 05-VIII-1909, en el Archivo Histórico de la Universidad de Oviedo, Fondo Rafael
Altamira, en catalogación. El trabajo de Prado (2008a) reconstruye en forma exhaustiva el dictado
del curso a partir de fuentes inéditas ubicadas en diferentes archivos, que ha tenido la generosidad de 37
Publicado en primera instancia en los Anales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (tomo II,
enviarme, como es el caso de la citada Libreta de Altamira. 2da. serie, año 1912).
50 Marina Becerra Marxismo y feminismo 51

en 1912 se conmemoraba el centenario de la Constitución que promulgaron en 1812 “Del Valle Iberlucea [...] ha tenido en vista un sentimiento de justicia
las “inmortales” Cortes reunidas en 1810. Pero probablemente, el interés en publicar que merece nuestro aplauso y nuestra simpatía. Ha querido reivindicar
estos escritos se vincula también con la intervención del socialista en los debates del a España de una acusación y dar a las tierras del Plata un poco de la
Centenario respecto de la tradición nacional y la revalorización de la herencia hispa- gloria que se les negaba. Este libro sobre ‘Los diputados argentinos en
na. Si bien este legado es asumido por los nacionalistas “telúricos” del Centenario,38 las Cortes de Cádiz’ [...] viene a restablecer la verdad, desmintiendo la
quienes se ocupan de glorificar al gaucho –antes “bárbaro”– frente al nuevo bárbaro versión propagada de que las Cortes fueron una resistencia al espíritu de
–el extranjero–, Del Valle también rescata la tradición española, así como al gaucho, libertad dominante en América y que ellas carecieron de importancia en
pero invocando razones distintas a las esgrimidas por los nacionalistas. Del Valle el desarrollo de los futuros destinos del nuevo continente.” (Mas y Pi;
rescata al pueblo español, por su “espíritu de libertad”, así como al trabajador rural en DVI, 1912b: 63-64)
argentino, por motivos similares. Ese mismo espíritu libertario, sostiene el socialista,
es el que anima las luchas de su propio presente. En este sentido, señala: Luego, apoyado en citas de Del Valle, plantea que la obra reformista de las Cortes fue
“tan liberal”, que “un periodista pudo decir [...] que ‘el cuartel general de la revolu-
“el mejor homenaje que un demócrata de la comunión internacional ción de América estaba en Cádiz y su estado mayor en Londres’” (Mas y Pi; en DVI,
pueda rendir a los esclarecidos varones que salvaron la independencia y 1912b: 68).
restauraron la libertad de un pueblo, no consiste en participar de vanas En la misma línea, La Nación publicaba otra reseña sobre el libro, definiendo
y aparatosas ceremonias, a menudo faltas de sinceridad y de entusiasmo a Del Valle como “uno de nuestros más prestigiosos catedráticos universitarios” (en
cívico: el mejor homenaje en su honor resulta de la investigación de la DVI, 1912b: 72). Esta forma que utiliza La Nación para definir a Del Valle expresa un
verdad histórica relativa a su tiempo y a su actuación política [...] para modo posible de legitimación de las actividades profesionales en el Centenario. Tam-
descubrir el ejemplo viril que en nuestra época debamos seguir en la bién podría estar indicando la posición que el propio socialista intenta asumir en sus
vida ciudadana de la república...” (DVI, 1912a: IX) diferentes campos de acción. Como ocurría con otros intelectuales de sus mismas filas
–tal es el caso del poeta Manuel Ugarte–, el escritor profesional es el científico y es, a
Del Valle se define a sí mismo como un “demócrata de la comunión internacional”. su vez, el político (al año siguiente –1913– Del Valle asumía como senador nacional).
Quizás en esta ocasión, donde rinde homenaje a españoles y a americanos, a reformis- Pero en la matriz liberal de Del Valle, desde el campo de la ciencia, es preciso mar-
tas y a revolucionarios, el español-argentino Del Valle pretende conciliar en un mis- car la diferencia entre el político y el científico, porque la respetabilidad que otorga
mo espíritu, la nota progresista de dos mundos –como él mismo escribe– opuesto al la palabra científica en la política –con sus atributos de verdad y de objetividad– no
“espíritu de dominación” que los romanos, a través de la iglesia católica, nos legaron funciona de forma equivalente al invertir los campos, es decir, como palabra política
hasta el presente, y que en el caso de las reducciones jesuíticas, cobra toda su antigua en el campo de la ciencia.
fuerza fundada en la violencia. Este trazado propio de la época, esta apelación positiva Por otra parte, al finalizar el extenso comentario, La Nación cita el párrafo sobre
a lo viril, a los “varones salvadores”, podría resultar contrastante con sus demoledoras los esclarecidos varones que salvaron la independencia. Las mismas palabras abren
críticas al espíritu de dominación que legitima la ley “que escriben los hombres” y que otra reseña, publicada en La Argentina, y aparecen nuevamente citadas en las líneas
justifica, en sus propias palabras, la histórica opresión masculina sobre las mujeres. dedicadas por Rodolfo Rivarola en la Revista Argentina de Ciencias Políticas.39 En el
En esta dirección, y para comprender esta interpretación conciliadora del es- comentario de Rivarola, es sugerente ver su definición del método científico en histo-
crito de Del Valle, a continuación presento las reseñas bibliográficas sobre su libro, ria, al cual se ajustaría perfectamente el trabajo de Del Valle:
publicadas en diversos periódicos de la época. En El Diario Español, Juan Mas y Pi
expresaba: “Sus materiales de investigación comienzan con las palabras de un emi-
nente testigo presencial, y actor de aquellos sucesos; y sigue con la
En el Centenario aparecen las primeras críticas estratégicas a lo realizado en el país desde 1880, im-
38 prensa de la época, en la cual escribieron los hombres más distinguidos;
pulsadas por el llamado nacionalismo “telúrico” cuyas principales figuras son Manuel Galvez, Ricardo con las memorias y estudios históricos de opuesto origen que le prece-
Rojas y Leopoldo Lugones. Según Ricardo Falcón (2000) estas tendencias tradicionalistas expresaban
el resentimiento de las oligarquías provinciales que el proyecto agroexportador había excluido o in-
cluido en forma marginal. Ver Romero ([1965] 1987); Svampa (1994); Viñas (1996); Falcón (2000) y 39
En la Revista Argentina de Ciencias Políticas, Año III, núm. 25, Buenos Aires, 12 de octubre de
Terán (2004). 1912.
52 Marina Becerra Marxismo y feminismo 53

dieron, con los decretos y resoluciones oficiales; en las obras escritas 1810. Según El Diario Español, en la conferencia, Del Valle describió “con abundan-
en la época estudiada; con todos los documentos políticos; los ‘Diarios cia de nombres y fechas, la gran obra de los constituyentes señalándola como base
de sesiones’, en una palabra, con cuanto material imponen a la vez la y principio de las libertades americanas. Estudió detenidamente las tendencias que
exactitud histórica y el método rigurosamente científico.” (Rivarola; en singularizaron a los representantes de América en aquella hirviente fusión de afectos
DVI, 1912b: 78) patrióticos...” (en DVI, 1912b: 4).
En su libro, Del Valle declara explícitamente que el objetivo de la reunión es
Estas palabras pueden indicar el punto de encuentro de las elites ilustradas, tanto crio- conmemorar “el magno suceso de la redención de un pueblo, de una revolución gran-
llas como inmigrantes, y aún provenientes de posiciones políticas bien diferenciadas: diosa” (DVI, 1912b: 7). Asimismo, explicita allí la posición política desde la cual él
el acuerdo es absoluto cuando se trata del rigor científico, así como de la necesidad de mismo habrá de tratar los hechos históricos, de los cuales elige ocuparse a modo de
separar claramente ciencia y política: parábola histórica:

“Aún para los que dan, como él mismo, en doctrinas científicas y políti- “Ciudadano de una república, soñador de la justicia ideal, pero sin olvi-
cas que profesa abiertamente, tanta preponderancia al orden económico, dar la realidad de la existencia material de los hombres, para contribuir
el valor de las ideas y de los sentimientos, a veces coincidentes, a veces en parte con mi escasa energía personal a su mejoramiento inmediato;
opuestos a los intereses económicos, se impone en el examen de los soldado de un partido que sostiene en su programa amplias y profun-
hechos. Despojarse de toda preocupación o prejuicio para el examen de das reformas, nobles y humanitarias, para regenerar por completo la
una época, y poner al servicio del interés de la verdad, todo el esfuerzo vida de los individuos entregados al trabajo, de un partido que anhela
que representa la compulsa de documentos, de opiniones, de impresio- una absoluta y radical transformación de las condiciones económicas y
nes personales, de hechos, con el sólo estímulo de servir aquel interés, sociales de los pueblos; prosélito, en fin, de una religión de fraternidad
es obra que se acredita por sí sola, sin mayor encomio. Las páginas de universal, de los hombres y de las naciones, que ofrenda sólo ante el
la monografía del dr. Del Valle Iberlucea confirman con evidencia tal altar de la igualdad y la libertad, podía y debía ocupar esta tribuna para
propósito.” (Rivarola; en DVI, 1912b: 78) abrir desde ella las páginas de la historia y mostrar ante mis conciuda-
danos y hermanos de la democracia, ante los republicanos españoles y
Este encuentro ilustrado se puede ver incluso en la crítica que realizaba Del Valle al argentinos congregados en este recinto, el enérgico esfuerzo, insupera-
mal uso de la filosofía que hacía Aristóteles mencionada anteriormente, pues estaría ble e insuperado, de un pueblo viril que al mismo tiempo que defendía
al servicio de la política. su independencia nacional, rompía las cadenas de una secular tiranía,
Por último, otra reseña, aparecida en la revista Atlántida,40 escrita por Nicanor de una abominable servidumbre.” (DVI, 1912b: 6)
Besio Moreno, también destaca la objetividad científica del trabajo de Del Valle: “Todo
el trabajo ha sido ejecutado con grande sinceridad y serenidad de juicio y presentado Nuevamente tenemos como cualidad de aquel pueblo luchador y revolucionario, su
como una narración imparcial...” (Besio Moreno; en DVI, 1912b: 80). Cabe señalar, virilidad, que los hombres de la época repiten en sus reseñas. Un pueblo viril pare-
sin embargo, que Del Valle se propone explícitamente hacer el trabajo histórico desde cería ser un pueblo que se levanta firme luchando por sus derechos, que se anima a ir
su particular perspectiva marxista, tamizada por el Hegel y el Spinoza de Marx, y por más lejos, que tiene la fuerza de cambiar la historia. Es interesante el hecho de que
las lecturas de los marxistas y socialistas de su época, por lo que mira estos procesos Del Valle eligiera definir con este término dichas cualidades, que en otros momentos
de cambio histórico en América como lentos cambios estructurales que en un momen- asocia más bien a lo femenino. Sin embargo, esta “virilidad”, un valor generalizado y
to estallarían, con las nuevas ideas emergentes, en procesos revolucionarios. En el aceptado en la época, no obtura para Del Valle la posibilidad de asumir una posición
mismo año publica otro libro, también editado por su amigo Martín García, titulado singular que, si por momentos es tributaria en forma acrítica del positivismo hegemó-
Las Cortes de Cádiz. La Revolución de España y la Democracia de América, que es nico, igualmente se permite tomar cierta distancia frente a otras ideas circulantes. En
producto de una conferencia dictada por Del Valle en el Centro Republicano Español esta dirección, ha presentado proyectos de un tenor disruptivo de los cánones tradicio-
el día 5 de octubre de 1912 en la velada conmemorativa de las Cortes españolas de nales, como se verá en relación a sus planteos sobre los derechos femeninos.
Por otra parte, en esta conferencia destaca que el sujeto de la historia es el pue-
En la revista Atlántida, Tomo VIII, núm. 23, Buenos Aires, noviembre de 1912.
40 blo, y analizando la independencia del pueblo español frente a la ocupación de su
54 Marina Becerra Marxismo y feminismo 55

territorio por los ejércitos napoleónicos, prosigue nuevamente con esta idea de las En toda la conferencia vuelve sobre esta idea en forma insistente. Como cita autoriza-
“energías latentes”, y con la idea de “fuerzas vitales de una nación”, de una forma que da, vuelve a echar mano a la riqueza literaria de su tradición española:
recuerda la particular lectura que hace Labriola de Spinoza y de Marx:
“Permitidme, ciudadanos, recordar un viejo romance castellano, que ex-
“...un pueblo demostró entonces, porque poseía energías poderosas e presa el hondo sentimiento que la libertad tiene en el alma de la nación
indomables, si bien en la apariencia gemía en la abyección, que vive hispana. En el viejo odre de la poesía castellana, asentado está el vino
por sí mismo, por acción de la voluntad colectiva, con prescindencia de añejo de la libertad; el sentimiento popular de la libertad y de la poesía
estímulos artificiales –hay intereses dinásticos, pero no crean fuerzas –expresión ésta de la realidad a través del espíritu, diría Guerra Jun-
vitales para una nación– y fue tan grande la potencia de su vitalidad, queiro– brota de los seculares romanceros, que ahora tienen el sabor de
que supo organizar la resistencia contra el invasor, solo y abandonado las cosas arcaicas. Así, el romance de los cinco maravedís [...] termina
por los príncipes y los reyes, y en el triste momento en que éstos renun- con este profundo pensamiento, que los pueblos modernos y sus fieles
cian a sus derechos en la corte imperial de Bayona, recoge del suelo la y legítimos representantes grabado deben conservar en su memoria con
corona de los reyes de Castilla y de Aragón para ceñirla a las sienes de caracteres imborrables, termina con estos históricos versos: ‘El bien de
Fernando VII.” (DVI, 1912b: 9) la libertad – por ningún precio es comprado’.” (DVI, 1912b: 60)

Así Del Valle explica que la invasión napoleónica constituyó la circunstancia ocasio- Estas licencias literarias del historiador “sereno e imparcial” –en sus propios términos
nal para la manifestación del “acto conciente y revolucionario” de la nación española, así como en los de sus contemporáneos, como señales de un trabajo que observa las
puesto que se encontraban ya dadas las condiciones para realizar “una revolución reglas del arte de la historia– se pueden interpretar como permisos estéticos siguiendo
radical en el orden económico como también en el político” (DVI, 1912b: 12).Luego, las reglas académicas del método histórico al pie de la letra. Sin embargo, en Del Va-
señala que lle podría constituir algo más que eso: hay, quizás, un plus en este apoyo poético que
sostiene su discurso mejor que ningún otro recurso. En estas citas parece residir una
“Durante la insurrección nacional de principios del siglo XIX, a dife- confianza en la verdad histórica, tan “verdadera” como en las citas que hace de los
rencia de lo que hiciera durante la guerra de sucesión, a principios del diarios de sesiones de los diputados de las Cortes, o de los periódicos de principios del
siglo XVIII, la nación española quiso aprovechar la oportunidad para siglo XIX. La poesía, para él, expresa realidad y, por eso, es también fuente de verdad.
restaurar sus antiguas libertades, suprimidas primero por los monarcas Esta forma literaria de decir, veremos, vuelve a aparecer en relación a una diversidad
de la dinastía austríaca, desconocidas después por los reyes de la raza de problemas abordados desde su ilustrada fe en las ciencias. A partir de allí, Del Valle
de los Borbones.” (DVI, 1912b: 13) analiza la obra de independencia de las Cortes Constituyentes de Cádiz, desde el 24 de
septiembre de 1810 hasta 1813:
Del Valle ilustra esta idea de las viejas libertades del pueblo español, citando para ello
un fragmento del Quijote: “Los procuradores de las Cortes, que celebraron sus sesiones en la Isla
de León y en la ciudad gaditana, no olvidaron esfuerzo ni medida al-
“...en la obra inmortal de Cervantes encontramos el eco postrimero de guna a favor de la integridad territorial, de la defensa heroica de la in-
la libertad española, que ya en su tiempo había perecido: ‘La libertad, dependencia nacional y para establecer un régimen representativo de
Sancho –dícele a su escudero el hidalgo manchego– es uno de los más gobierno que asegurara los derechos del pueblo y restaurara la Consti-
preciosos dones que a los hombres dieron los cielos [...]’ Este senti- tución hispana. Fue entonces, durante ese breve período de la historia,
miento de libertad que parecía haberse extinguido para siempre del co- que tuvo lugar en España una completa y radical revolución realizada
razón hispano, pero que en realidad permanecía sólo aletargado, resur- en un sentido democrático, profundamente republicano. Yo afirmo, ciu-
ge por obra del espíritu del siglo XVIII, de la influencia magna de los dadanos, que el Congreso constituyente de 1810, expresión genuina de
enciclopedistas, a principios del siglo XIX; de manera que la invasión la conciencia y la voluntad de la nación hispana [...] tuvo en su esencia
napoleónica no fue sino el motivo determinante de su manifestación un carácter republicano, porque en representación del pueblo gobernó a
exterior.” (DVI, 1912b: 17)
56 Marina Becerra Marxismo y feminismo 57

la nación con independencia de Fernando VII, cortesano más bien que toda una superestructura de instituciones políticas y sociales de índole
prisionero de Napoleón.” (DVI, 1912b: 19) coactiva para amparar una estructura económica ya inadecuada al de-
sarrollo de las energías productivas de la sociedad rioplatense.” (DVI,
Es precisamente por esta defensa de la libertad, explica Del Valle, que las Cortes [1909b] 1931: 221)
plantean destruir la organización feudal existente hasta entonces en España. Por ello
se ocuparon de extinguir los señoríos en la península y los tributos de los indios en Del Valle subraya entonces que los primeros actos de la Junta Gubernativa
América. En este sentido, el socialista destaca la importancia de estas políticas para representan:
entender la historia de la independencia americana. Mientras los pueblos de las pro-
vincias de América “ayudaron con recursos pecuniarios a sus hermanos de España “una verdadera revolución fiscal y económica, tanto mayor que la revo-
para el sostenimiento de la guerra de la independencia” (DVI, 1912b: 21), el gobierno lución política consumada el Veinticinco de Mayo, y tienden a eman-
central de la península comenzó a modificar la constitución política de la monarquía cipar a la clase de los propietarios de la sujeción material en que man-
para establecer la igualdad de derechos de los pueblos de España y América: teníanlos el interés de los comerciantes monopolistas.” (DVI, [1909b]
1931: 222)
“Significaba esto dar un paso avanzadísimo de política colonial, que no
había sido dado todavía por ninguna nación europea [...] Es 1810 año de Y sólo tres años después, prosigue Del Valle, la Asamblea Constituyente realiza re-
gracia para la América y para España, porque en la primera se inician formas políticas de índole institucional que afectan a la soberanía de Fernando VII.
los movimientos de la emancipación y en la segunda se completa el Esta soberanía fue luego totalmente anulada cuando el Congreso de 1816 declaró que
movimiento de la independencia nacional con la revolución política.” las Provincias Unidas romperían los “violentos vínculos que los ligaban a los reyes de
(DVI, 1912b: 22) España”.41 Así, en el artículo que titula precisamente “Pasado y Presente”, fechado el
25 de mayo de 1909, establece similitudes entre “dos épocas separadas por una cen-
En efecto, explica Del Valle, la soberanía nacional representada por las Cortes Cons- turia de lucha y de trabajo” ([1909b] 1931: 224). Allí, Del Valle inscribe la lucha del
tituyentes, sancionó la obra que desde el 22 de enero de 1809 había iniciado la Junta partido socialista también en su similitud, que profundiza y continúa al movimiento
Central al declarar que los dominios de uno y otro hemisferio formaban parte in- revolucionario de 1810:
tegrante de la monarquía y que, por tanto, los habitantes de ambas provincias eran
absolutamente iguales en derechos: “Esta profunda modificación de la constitución “...ahora clama la clase privilegiada contra la influencia de los extran-
política del imperio hispano revela el intenso espíritu revolucionario de España en jeros, causados de agitar a las multitudes obreras y de haber provocado
momentos en que toda la Europa yacía subyugada bajo el dominio del emperador de la huelga general contra el Gobierno de la Nación, como la casta de los
los franceses” (DVI, 1912b: 23). monopolistas denunciaba desde su baluarte del Consulado que era con-
Posteriormente, Del Valle continúa el análisis, marcando el paralelo existente en- trario a los intereses del virreinato el comercio libre y decía ‘los extran-
tre los movimientos revolucionarios de América en 1810 y de España en 1808, puesto jeros nos llevarán la plata’. Pero así como el verbo de Moreno y el brazo
que “en América había tanta ilustración como en España [...], ambos movimientos del Pueblo hicieron de la colonia española una nación emancipada de
[estaban] inspirados [...] en las mismas fuentes democráticas [...] y expresiones los un doble yugo, económico y político, la idea socialista y el movimiento
dos de la soberanía popular” (DVI, 1912b: 23). proletario la colocarán en el concierto de las naciones libres.” (DVI,
Pero en textos anteriores, sobre la Revolución del 25 de Mayo en particular, [1909b] 1931: 224)
Del Valle destaca el carácter económico subyacente a todo el proceso. Así, analiza
la Revolución como expresión “del pueblo argentino contra un régimen de opresión Luego, Del Valle desarrolla estas mismas ideas en artículos posteriores, como el ci-
económica y de dominación política” (DVI, [1909b] 1931: 221). Asimismo, revela la tado anteriormente, escrito el 25 de mayo de 1910 y titulado “De la Revolución al
orientación marxista desde la cual lee y arma aquella historia: Centenario”: “Una nueva soberanía sustituyó en el Río de la Plata al gobierno de la
metrópoli: nada podía ésta por ley histórica ante la necesidad de la expansión social
“...encerrando así al país con una muralla prohibitiva, no quedaba otro
recurso al pueblo sino el alzamiento contra el poder público que ponía 41
Del Valle cita esta frase del Acta de Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
58 Marina Becerra Marxismo y feminismo 59

de la factoría, nacida por ley económica” (DVI, [1910a] 1931: 235). Entonces son las su mirada a los acontecimientos nacionales42 sino también por los impactos de la
condiciones de la vida material las que explican incluso las guerras civiles entre uni- Primera Guerra Mundial. Esta “mórbida restauración nacionalista”43 define su pre-
tarios y federales, entre la campaña y la ciudad, entre la Confederación y la provincia sente, con una clase dirigente que no cumple la Constitución, que el partido socialista
de Buenos Aires. Por ello, estas luchas rescata como un texto fundacional y adscribe respetuosamente a su denominación
como Carta Fundamental de la República. Aquí, Del Valle hace alusión al libro que
“...fueron resultados, más que de tendencias y principios políticos, de publicaba Rojas en los años del Centenario, titulado precisamente La restauración
la extensión y naturaleza del territorio, de la distancia entre los centros nacionalista, el cual responde a la crisis moral por la que atravesaba el país con la
de población, de lo reducido de ésta, de la homogeneidad étnica, de la creación del mito de la regeneración argentina. En su libro, Ricardo Rojas reformula
técnica industrial, del predominio de la ganadería sobre la agricultura, la antinomia sarmientina “civilización y barbarie”, con la oposición que define como
de la apropiación de las tierras libres, de la clausura de los ríos, del propia del Centenario: “indianismo y exotismo”. Así, la nueva contradicción, armada
monopolio aduanero del puerto de la metrópoli que reemplaza al mono- por aquellos nacionalistas entre lo “importado” y lo “raigal” supone la subordinación
polio de Cádiz, la metrópoli española, de la percepción de sus derechos necesaria de las culturas inmigrantes en una nueva cultura nacional. De este modo, se
de importación y exportación por una sola ciudad, con perjuicio de los puede interpretar esta amarga referencia de Del Valle como un contrapunto significa-
intereses generales.” (DVI, [1910a] 1931: 236-237) tivo de las tendencias de la época frente a la mencionada “crisis moral”. Por un lado,
encontramos una vía reaccionaria, representada por los nacionalistas “telúricos” del
En esta dirección, Del Valle divide la historia posterior a la independencia en tres Centenario, que rescata la tradición española y revaloriza al gaucho frente al nuevo
grandes momentos históricos, los tres vinculados “al desarrollo de la vida material de fantasma –el inmigrante–. Por otra parte, y como sugería anteriormente, aparece una
este país” (DVI, [1910a] 1931: 237). En primer término, el proceso de la organización vía que podríamos llamar libertaria, donde se inscribiría Del Valle, que rescata la tra-
nacional, condicionado por los elementos arriba señalados. Luego, el momento histó- dición hispánica y al gaucho, pero por la razón opuesta: por el “espíritu de libertad”,
rico de los gobiernos constitucionales, que, según el socialista, estuvo orientado por tanto del pueblo español que había luchado en 1808 contra los ejércitos de Napo-
las primeras corrientes inmigratorias, la colonización, el progreso de la agricultura, las león, así como el del gaucho –personaje propio de las pampas argentinas– “noble por
vías férreas, los adelantos de la navegación y la mayor disponibilidad de la tierra y de temperamento”.
su fácil adquisición. Por último, la hora actual, representada por un aumento notable Asimismo, la crítica de Del Valle a la clase dirigente se vincula con la superpo-
de las riquezas naturales, la concentración de la propiedad territorial en un reducido sición de las esferas política y privada: la política ha sido colonizada por los intereses
número de privilegiados, así como también privados, mezquinos, de una clase. Para el socialista, es allí, en esa superposición,
donde reside la profunda crisis moral. Por ello, sostiene que para el buen funciona-
“el nacimiento y progresivo desarrollo de un industrialismo artificioso, miento de la democracia, es preciso desanudar la cosa pública de los intereses priva-
una de cuyas consecuencias ha sido la implantación del sistema protec- dos. En este desencanto, Del Valle vuelve la mirada a la “minoría revolucionaria” que
cionista y la expropiación del trabajo por la triple acción del torniquete en 1810 “abrió brecha en el régimen monopolista y despótico de los reyes de España,
impositivo, la supervalía y del papel moneda, y por último, la densidad para que el Pueblo, protagonista de la Historia, penetrara por ella y conquistara la
de la población, extranjera en cantidad considerable, en algunas ciu- independencia económica y la libertad política” (DVI, [1910a] 1931: 237). Aquí apa-
dades y su escasez en la mayor parte del inmenso territorio.” (DVI, rece nuevamente el pueblo como sujeto de la historia. Y ahora, en el centenario de la
[1910a] 1931: 237) Revolución, el partido socialista continúa esta obra, puesto que es “revolucionario en

Por estas razones, Del Valle caracteriza los tiempos del Centenario por “un escaso 42
Cabe señalar que en Argentina, como en Europa, en la primera década del siglo XX, las posturas crí-
sentido moral en la esfera política que coincide con el de la esfera privada, ambas ticas al patriotismo nacionalista afirmado en la exclusión de lo diferente, fueron cada vez más débiles.
concéntricas, al punto de que el juego, placa reveladora de nuestros males, convertido Como el cosmopolitismo, otras ideas de “nación” fueron borradas en el Centenario, ante la fuerza que
está en institución pública, en fin, con una mórbida restauración nacionalista por todo cobraba la concepción cultural esencialista de la nación, basada en la exclusión y la homogeneidad, en
una realidad móvil, cambiante y heterogénea (Bertoni, 2001).
idealismo” (DVI, [1910a] 1931: 237). 43
Para Ricardo Rojas, autor del libro cuyo título parodia aquí Del Valle, la mixtura de los heterogéneos
Esta visión desencantada, que luego Del Valle ahondará con la idea de “crisis elementos que componían el paisaje del momento sólo podría darse a través de una educación basada
moral” antes citada, se va agudizando durante toda la década de 1910, no sólo por en la historia.
60 Marina Becerra Marxismo y feminismo 61

la ulterioridad de sus propósitos, encarna las aspiraciones de las multitudes proletarias Por el contrario, y en consonancia con su rescate del “espíritu revolucionario”
–sacudidas por un ideal de justicia social que las empujará al combate redentor una del gaucho, Del Valle descubre en estas multitudes argentinas la potencia inmanente
vez que hayan preparado, pacientemente, los elementos que la democracia pone en –“por acción de sí mismas”, nos dice– que las llevará a obtener su “libertad integral”.
sus manos para obtener su libertad integral por acción de sí mismas–” (DVI, [1910a] Es posible que Del Valle, desde los claroscuros de su particular interpretación del
1931: 238). marxismo, colocara la cuestión cultural como centro de sus preocupaciones y como
Como señalaba anteriormente, es allí donde Del Valle construye la tradición del aspecto fundamental en la construcción del socialismo.
partido socialista, en esa continuación de las luchas de las otrora “muchedumbres ar-
gentinas”, que serían luego “multitudes proletarias”. Las “muchedumbres argentinas”
eran objeto de atención, en el mismo momento, por uno de los hombres ilustres de la
clase dirigente del Centenario, José María Ramos Mejía, aunque con diferente matiz.
En otra de las coincidencias de Del Valle con intelectuales de la elite ilustrada, en am-
bos casos hay un reconocimiento de las multitudes como sujeto político, aún cuando
Ramos Mejía valoriza negativamente a las multitudes argentinas del Centenario por el
espíritu mercantil que las caracteriza, según el autor, en ese momento histórico.
Cabe señalar que en vísperas del Centenario, el nuevo nacionalismo precisaba
de políticas estatales homogeneizantes que viabilizaran la asimilación del inmigrante,
antes que su exclusión, con vistas a conformar la ciudadanía y fortalecer la comuni-
dad nacional, amenazada internamente por la agudización de los conflictos sociales,
y externamente, por las disputas entre los Estados. Sin embargo, lejos de ver este
proceso estatal de nacionalización de las masas como una operación lineal, es preciso
incluir las resistencias y negociaciones que estuvieron presentes, pues se trata de una
construcción hegemónica.44 En este sentido, las nuevas formulaciones, como las que
planteará Ramos Mejía al frente del Consejo Nacional de Educación, se podrían inter-
pretar como algunos de los signos que fueron necesarios para neutralizar o incorporar
las voces que pudieran plantear resistencias. Así, bajo su gestión, la anterior oposición
entre nativos e inmigrantes tiende a ser disuelta a la zaga de una cohesión nacional que
tiene prioridad por sobre cualquier polarización.45

44
Ver Becerra (2003). Allí analicé la relación entre el avance estatal en el proceso de producción hegemó-
nica en el momento de sistematización de la educación básica y los desplazamientos de las estrategias
político-educativas de los primeros socialistas.
45
En este punto, como señala Halperin Donghi (1998a), aunque Juan B. Justo diluyera la oposición
criollos/inmigrantes, en otro antagonismo –la lucha de clases– se encuentra un elemento común con
la propuesta de Ramos Mejía, en el sentido de que ambas posiciones (la del regeneracionismo conser-
vador, como la del dirigente socialista) admiten la irrelevancia de la vieja distinción entre criollos y
extranjeros frente a los nuevos dilemas que surgían en la sociedad argentina alrededor de 1910. Entre
ellos, es postergado por décadas el antagonismo imaginado por Justo. Por otra parte, la reforma electo-
ral de 1912 puede ser considerada como una concesión de la oligarquía a la nueva burguesía comercial
y agraria para atenuar los conflictos entre las clases propietarias y formar un acuerdo mínimo contra
la creciente combatividad obrera, representada principalmente por los anarquistas. Según Halperin etapa. La razón es desde luego que –contra las previsiones de Justo– el conflicto entre unas clases po-
Donghi: “El ciclo que se abre con el descubrimiento de los inmigrantes como perturbadores de una fe- pulares hegemonizadas por la obrera y unos sectores dominantes dirigidos por la alianza de las clases
liz armonía social y parece desembocar en el descubrimiento de una comunidad de intereses, que debe terratenientes y los emisarios de la economía metropolitana, no proporciona a comienzos del siglo XX
expresarse políticamente, entre esos inmigrantes y las clases populares criollas, víctimas ambos de la –y todavía no proporcionará por décadas– el tema dominante a la vida política argentina” (Halperin
opresión política y la explotación económica, está destinado a no alcanzar establemente esta última Donghi, 1998a: 225).
204 Marina Becerra

de los derechos femeninos de Del Valle fueron retomados pocos años después de su BIBLIOGRAFÍA
desafuero del Senado y de su muerte, para sentar las bases de la primera ley de eman-
cipación civil de la mujer, en el año 1926.
En esta dirección, se puede interpretar que si bien Del Valle no ha podido resol-
ver la tensión entre utopía y realidad en el marco de la modernización liberal argentina
de las dos primeras décadas del siglo XX, sus sueños –audaces en lo referente a los
derechos de las mujeres– han alentado otros, tendientes a cuestionar las relaciones de ADELMAN, Jeremy
poder existentes entre los sexos. En otros términos, la difícil relación entre realidad y (2000) “El Partido Socialista Argentino”, en ZAIDA LOBATO, Mirta –compiladora–
utopía que construye Del Valle en torno a la cuestión de los derechos femeninos pone Nueva Historia Argentina, tomo V, Sudamericana, Buenos Aires.
de manifiesto la existencia de un socialismo original y avanzado, que se podría vincu-
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[1921] “Nota de solicitud del desaforo del senador por la Capital, Dr. Enrique Del Valle
Iberlucea”, en DEL VALLE IBERLUCEA, Enrique [1921c] (1934) La Revolución Rusa,
editorial Claridad, Buenos Aires.

N
MUZZILLI, Carolina ació en España en 1877. Al llegar a la Argentina, asistió al Colegio Nacional
(1916) “El trabajo femenino”, en Boletín del Museo Social, Talleres Gráficos L. J. Rosso de la ciudad de Rosario. En 1902 se recibió de Doctor en Jurisprudencia en la
y Cía., Buenos Aires. Universidad de Buenos Aires con una tesis dirigida por Joaquín V. González
y Pedro Luro, en la cual proponía la igualdad civil de las mujeres y planteaba la nece-
ODDONE, Jacinto sidad de incluir el divorcio en el Código Civil. Ese mismo año se nacionalizó argenti-
(1934) Historia del socialismo argentino, Talleres Gráficos “La Vanguardia”, Buenos Ai- no, y se incorporó a las filas del partido socialista argentino, luego de pronunciar una
res.
conferencia a favor del divorcio en el Centro Socialista Femenino.
REPETTO, Nicolás En 1903 se doctoró en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA), mientras ejer-
(1956 y 1957) Mi paso por la política, vol. 1 y 2, Santiago Rueda, Buenos Aires. cía funciones como abogado y periodista. Dictó diversos seminarios en el Colegio
Nacional de Buenos Aires –cuyo cuerpo de profesores elevó en 1921 una carta a las
SÁNCHEZ VIAMONTE, Carlos autoridades pidiendo la expulsión de Del Valle “por anarquista” del histórico Colegio,
(1934) “Prólogo” a DEL VALLE IBERLUCEA, Enrique La Revolución Rusa, editorial luego de su adhesión a la revolución rusa y la Tercera Internacional-; en la Universi-
Claridad, Buenos Aires. dad Nacional de La Plata, y en la UBA.
Desde 1906 editó la revista Vida Nueva y desde 1908, junto a Alicia Moreau,
fundó y dirigió la Revista Socialista Internacional, que desde 1910 se publicó con el
título de Humanidad Nueva como órgano del Ateneo Popular, sociedad de extensión
universitaria que Del Valle fundara, nuevamente, junto a Alicia Moreau. Entre 1916 y
1917 dirigió también el periódico socialista La Vanguardia, mientras ejercía funcio-
nes, desde el año 1913, como senador nacional por la Capital Federal, convirtiéndose
así en el primer senador socialista de América.
Las ideas sobre el divorcio que Del Valle defendía en 1902 como aliado de la
causa femenina, fueron sistematizadas luego en el primer proyecto sobre los derechos
civiles femeninos discutido en el Senado de la Nación: su proyecto de emancipación
civil de la mujer (1918). Durante su gestión, presentó múltiples proyectos en defensa
de los derechos de los trabajadores y de las mujeres. En 1921, poco antes de su muer-
te, la mayoría conservadora y radical del Senado votó su desafuero por su adhesión
incondicional a la Tercera Internacional.

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