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La ciudad de Paraná se halla ubicada a los 31° 43’ S, 60° 31’ W. Su ejido tiene una
superficie superior a 140 km2 que incluye área urbana, parques y reservas naturales.
Los arroyos y cañadas son alimentados con agua de los escurrimientos que se forman
por la pendiente del terreno, cosa que es común porque la formación de llanura eólica
son lomadas loessicas y la de llanura aluvial tiende a predominar las terrazas fluviales,
como lo es la barranca del Parque Urquiza.
Toda esta hidrografía está en funcionamiento por más que la ocupación efectiva del
espacio por el hombre halla modificado el paisaje. En el presente, donde esta erguida la
ciudad, no pueden reconocerse rasgos del terreno que permitan ubicar los
escurrimientos que alimentan los arroyos, por lo que estos paleocauces o antiguos
cauces del relieve pre-existente están ocultos bajo las estructuras urbanas, pudiendo
estimar su trazado con relevamientos topográficos.
Imagen 1: Hidrografía de la ciudad de Paraná
En esta muestra del área urbana de la ciudad de Paraná, se observa el trazado de las
manzanas en planta y por encima las curvas de nivel, diferenciadas en dos categorías:
El mapa muestra la zona del centro de la ciudad de Paraná donde se identifican tres
cubiertas de información, la trama urbana, la representación de líneas de cota con
interlínea de 5 m y una red hidrográfica de escurrimiento conformado por desagües de
cuentas y por paleocauces. Estos últimos son antiguos cursos de agua de muy pequeño
caudal que alimentan cañadas y arroyos.
Al erguirse la ciudad de Paraná como cualquier planta urbana moderna los paleocauces
fueron cubiertos por las estructuras edilicias, pero no por ello dejaron de cumplir su
función de evacuar el agua en cada lluvia, siendo ésta una oportunidad para ver como se
manifiestan en el terreno. Se aprecia en el mapa que las actuales calles Cervantes y San
Juan son dos paleocauces que tienen mayor caudal que otros y ésto se puede ver en cada
lluvia ya que estas dos calles actúan como pequeños arroyos colectores de los desagües
de otras calles.
Así queda en claro que más allá de los cambios del paisaje en los últimos 200 años
donde hoy se levanta la ciudad de Paraná, hay una hidrografía que sigue funcionando y
no se interrumpe al tener estructuras por encima de ellas.
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