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Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: el caso Huandacareo, Michoacán
Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: el caso Huandacareo, Michoacán
Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: el caso Huandacareo, Michoacán
Ebook605 pages7 hours

Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: el caso Huandacareo, Michoacán

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Los desplazamientos humanos son un tema de investigación muy relevante para la ciencia histórica, de suma relevancia para México por su robusta tradición, la cuestión de movilidad social vista históricamente en la migración amerita un análisis exhaustivo. Esta investigación examina un tema escasamente estudiado en México, revela que los entrevistad
LanguageEspañol
Release dateMar 3, 2023
Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: el caso Huandacareo, Michoacán

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    Movilidad social intergeneracional en la migración internacional - Eduardo Fernández Guzmán

    Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: El caso Huandacareo, Michoacán

    Cada libro de la Colección Conocimiento es evaluado para su publicación mediante el sistema de dictaminación de pares externos. Invitamos a ver el proceso de dictaminación transparentado, así como la consulta del libro en Acceso Abierto en

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    Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: El caso Huandacareo, Michoacán

    Eduardo Fernández Guzmán


    Fernández Guzmán, Eduardo

    Movilidad social intergeneracional en la migración internacional: El caso Huandacareo, Michoacán / Eduardo Fernández Guzmán. — Guanajuato: Universidad de Guanajuato; Ciudad de México : Comunicación Científica, 2022.

    349 páginas. — (Colección Conocimiento).

    ISBN 978-607-441-951-1 (Universidad de Guanajuato)

    ISBN 978-607-59425-8-2 (Ediciones Comunicación Científica)

    DOI 10.52501/cc.066

    1. Movilidad laboral — México. 2. Movilidad estudiantil — México. 3. Empresarios. 4. Estudiantes universitarios. 5. Huandacareo (Michoacán) — Emigración e inmigración I. Título. II. Serie.

    LC: HT612

    Dewey: 305.513


    Primera edición, 2022

    Reservados todos los derechos conforme a la Ley

    D.R. © Universidad de Guanajuato

    Lascuráin de Retana núm. 5 col. Centro,

    C.P. 36000, Guanajuato, Guanajuato, México.

    https://www.ugto.mx/

    Ediciones Comunicación Científica S.A. de C.V., 2022

    Av. Insurgentes Sur 1602, piso 4, suite 400, Benito Juárez,

    C.P. 03940, Ciudad de México

    www.comunicacion-cientifica.com

    ISBN impreso (Universidad de Guanajuato): 978-607-441-951-1

    ISBN electrónico (Universidad de Guanajuato): 978-607-441-946-7

    ISBN impreso (Ediciones Comunicación Científica): 978-607-59425-8-2

    ISBN electrónico (Ediciones Comunicación Científica): 978-607-59425-3-7

    DOI: 10.52501/cc.066

    OpensourceOpen access

    Esta obra fue dictaminada mediante el sistema de pares ciegos externos. El proceso transparentado puede consultarse, así como el libro en acceso abierto, en https://doi.org/10.52501/cc.066

    Índice

    Resumen

    Prólogo

    Introducción

    I. Historia y contexto de la migración internacional México-Estados Unidos

    Acercamiento general a la problemática de la migración internacional

    Contexto de la migración en el mundo

    Migración internacional México-Estados Unidos: Anteceden-tes y realidad contemporánea

    Migración internacional en el siglo xix: Los orígenes

    Migración internacional en la etapa revolucionaria: 1900-1920

    Migración durante el periodo posrevolucionario: 1920-1942

    Programa Bracero: 1942-1964

    La migración indocumentada: 1964-1986

    De la Ley Simpson-Rodino a la actualidad

    II. La movilidad social como tema de estudio

    Problematización del concepto de movilidad social

    La movilidad social como tema historiográfico

    La movilidad social analizada desde los estudios migratorios

    III.Movilidad social: empresarios migrantes de Huandacareo en los Estados Unidos

    Huandacareo: localidad objeto de estudio

    Acercamiento teórico en torno al empresariado migrante

    El empresario migrante como objeto de estudio

    Empresarios migrantes huandacarenses en los Estados Unidos: resultados

    Datos sociodemográficos

    Escolaridad

    Inglés

    Naturalizados estadounidenses

    Causas del por qué migraron a los Estados Unidos

    Lugares de destino en los Estados Unidos

    De empleados a empresarios

    Capital inicial

    Integración a la sociedad estadounidense

    Ingresos

    Lazos transnacionales de los empresarios migrantes con su comunidad de origen

    IV. Movilidad social: migrantes de segunda generación huandacarenses en los Estados Unidos con estudios universitarios

    Análisis teórico en torno a la segunda generación

    La segunda generación como objeto de estudio

    Segunda generación: profesionistas universitarios hijos de migrantes de Huandacareo en los Estados Unidos

    Segunda generación y educación: reflexión y contexto

    Segunda generación de migrantes huandacarenses: resultados

    Aspectos culturales y transnacionales

    Conclusiones

    Referencias

    Resumen

    Los desplazamientos humanos son un tema de investigación muy relevante para la ciencia histórica. Y siendo un asunto de suma relevancia para México, por su robusta tradición, la cuestión de la movilidad social vista históricamente en la migración amerita un análisis exhaustivo. El concepto de movilidad social se ha explorado abundantemente. Y como se analiza en el texto, ha sido de un interés muy vivo entre historiadores y, desde hace décadas, entre los estudiosos de la migración (migrantólogos). Empero, juzgamos que es necesario examinar comparativamente las diferentes expresiones de la movilidad social en la historia del presente de la migración internacional. Esta investigación es un esfuerzo sociohistórico por estudiar el concepto de movilidad social ascendente intergeneracional socioeconómica y educativa en el caso de los empresarios migrantes y segunda generación con carrera universitaria.

    Esta investigación, que examina un tema escasamente estudiado en México, revela que los entrevistados manifiestan movilidad intergeneracional ascendente, ocupacional, de riqueza y socioeconómica, para el caso de los empresarios con ingresos, capacidad de compra y estilo de vida muy superior a la de sus padres; y educativa —subjetiva para la segunda generación, todos tienen por lo menos la licenciatura—, superior con mucho en nivel educativo a las de sus padres. Y salvo los que son hijos de empresarios, los otros manifiestan también movilidad social ascendente en relación con sus ingresos y movilidad ocupacional. Además de exponer las consideraciones socioeconómicas, de riqueza, de ingresos, de ocupación y subjetivas que dan cuenta palpable de la movilidad ascendente, se indagaron asuntos de tipo cultural, familiar y transnacional para entender ámbitos socioantropológicos, históricos, intangibles, subjetivos y simbólicos de las historias de vida de estos migrantes. Y en ello radica la relevancia de este trabajo. La literatura disponible alrededor de la experiencia del empresariado migrante y de la segunda generación es abundante y ha generado aportes teórico metodológicos muy significativos. La contribución de esta investigación, de corte comparativo, con un enfoque de la migración como proceso, con perspectiva de la historia inmediata, metodológicamente basada en la historia oral, tiene la peculiaridad de ponderar las características sociodemográficas y sociohistóricas de los empresarios y la segunda generación con estudios universitarios, bajo el concepto de movilidad social intergeneracional. En este trabajo las historias de vida y una prolongada observación participante nos permitieron acceder a este grado de información.

    Palabras clave: migración internacional, movilidad social, empresarios migrantes, migrantes de segunda generación.

    Sobre el autor

    Eduardo Fernández Guzmán es Doctor en Historia Moderna y Contemporánea, y es profesor investigador del Departamento de Estudios Culturales, Demográficos y Políticos de la División de Ciencias Sociales y Administrativas de la Universidad de Guanajuato (campus Celaya-Salvatierra). orcid: https://orcid.org/0000-0002-8998-5904

    Prólogo

    En el curso de los años que he investigado acerca de las migraciones y las movilidades de las personas en el occidente de México ha habido muchísimos cambios; estos cambios han pasado por las historias de vida, por los aumentos y descensos de los flujos migratorios, por las adecuaciones a los mercados laborales por parte de los migrantes, por las variantes y volubles políticas migratorias, por las agravadas consecuencias de partir y de regresar a nivel individual, familiar y comunitario y, en fin, por un largo rosario de vicisitudes, calamidades, beneficios, riesgos y satisfacciones que forman parte de la vida de miles de familias en el país. Pero algo que ha permanecido en las narrativas migrantes, en el centro de los discursos y las justificaciones para migrar, sigue siendo el deseo de salir adelante, de ofrecerle a la familia una mejor vida, de darle a los hijos las oportunidades que yo no tuve y el alto valor de ser alguien en la vida.

    Como investigador social uno puede encontrar muchísimos otros factores que intervienen en las decisiones —difíciles decisiones, debo admitir— de partir del terruño para rifarse la suerte en ese fenómeno que tan fácilmente conceptualizamos y definimos nominalmente: migrar. No obstante, en primera instancia siempre encontramos los factores asociados a la desigualdad económica, a la falta de oportunidades locales y a la estratificación social como los primordiales, que no los únicos, para migrar.

    A esa narrativa épica se le opone una contranarrativa relativamente novedosa, una que en el trabajo de campo etnográfico me empecé a encontrar hasta mediados de la década de 1990 y es la que tiene que ver con los recuentos de los fracasos y con el amargo regreso a la tierra de origen sin haber cumplido las metas, los sueños, los planes y esperanzas con los que se partió. De hecho, esa contranarrativa empezó a manifestarse en un compendio de canciones recogidas en el cancionero de la migración editado en 1996, donde ya se hablaba principalmente de los fracasos en la frontera, de los múltiples intentos infructuosos para pasar al otro lado. Pero también hablaba de la contraparte, de los éxitos en el paso, en lo económico y en lo romántico (López Castro, 1995).

    Recorriendo historias personales y familiares, Eduardo Fernández nos presenta en este libro esa misma cara exitosa de la migración, cara desde luego no exenta de irregularidades y sombras, pero que en todo caso vienen a representar la culminación de lo que se buscaba con los esfuerzos migratorios, eso que llaman el sueño americano.

    Desde hace unos 10 años los propios migrantes han estado cuestionando esa noción que fuera durante muchos años algo incuestionable: el sueño americano existe y se puede cumplir; de hecho, cualquiera puede hacerlo con cierto esfuerzo y tenacidad (Chomsky et al., 2017; Taussig, 2021). Pero el clima antiinmigrante y racista en muchas regiones de los Estados Unidos, las políticas migratorias restrictivas, clasistas y xenófobas, las crisis de muchos mercados laborales, la consecuente pérdida de empleos y, en fin, la precariedad del trabajo en el mundo neoliberal, socavaron muy rápidamente las percepciones de los migrantes acerca de las oportunidades sin más límite que la voluntad de aprovecharlas en los Estados Unidos (Marrero, 2012).

    Y, sin embargo, un grupo de migrantes michoacanos y sus familias, estudiados por el Dr. Fernández, representan aún hoy esas voluntades y esfuerzos que rinden fruto en la forma de movilidad social ascendente.

    La movilidad social no es un tema de investigación que tenga un nicho muy amplio en las ciencias sociales actualmente; durante varias décadas del siglo pasado se investigó asociada al análisis de la estructura de clases, a la estratificación social a partir de la famosa escuela de Chicago de estudios sociológicos, antropológicos y urbanos y desde luego, también desde la perspectiva marxista. Pero la globalización, que arrasó con todo, también dejó atrás ese tipo de estudios, que ahora, afortunadamente, el Dr. Fernández retoma con una perspectiva histórica y un método etnográfico.

    Un tópico recurrente en los estudios de la movilidad social ascendente es el papel de la educación en ese proceso. Una educación universitaria, por lo menos de bachillerato, representa para los migrantes, y en general para los miembros de las comunidades, una palanca para el ascenso. No obstante, muchos estudios han demostrado que para acceder al sueño del ascenso social hay que vencer muchísimos obstáculos de tipo social, cultural, identitario, de clase, pues, si bien las oportunidades pueden estar presentes, salir del barrio para tomarlas no es un proceso fácil y, de hecho, son pocos los afortunados que lo logran (Kupfer, 2015).

    Así es que los ejemplos de movilidad ascendente inter- e intrageneracional que el lector puede encontrar en este libro, si bien son garbanzos de a libra, son también casos ejemplares del tesón y las capacidades de resiliencia social y personal de muchos migrantes de este pueblo michoacano. La acumulación de estos garbanzos, desde luego, no refuta las experiencias de autosobreexplotación que uno puede encontrar en las historias personales de millones de migrantes en todo el mundo; experiencias que reelaboran las éticas del trabajo y resignifican la construcción de un yo a partir del esfuerzo y que cuestionan, desde una perspectiva sociológica, las posibilidades reales y a la mano de transformaciones en el bienestar económico, cultural, emocional y físico a partir de las migraciones.

    Esto puede poner en perspectiva los hallazgos tan valiosos expuestos en este libro, a partir de un cuestionamiento de los propios valores construidos por los migrantes y compartidos en un contexto neoliberal que impulsa el progreso individual y la realización personal como parámetros de una subjetividad empresarial gestionada por uno mismo (Bedoya Hernández, 2017).

    Para decirlo pronto, si bien la migración es parte de las experiencias de vida de millones de personas, de miles de huandacarenses —ciertamente—, no es suficiente para la movilidad social ascendente; existen muchísimos factores sociales, culturales, económicos, históricos, familiares y personales que combinados de maneras extremadamente complejas ofrecen las oportunidades de ese ascenso social y económico. Y lo mismo puede decirse para los obstáculos que impiden o restringen tal movilidad en la estratificación social. Desde luego, pienso, igual que el Dr. Fernández, que la larga historia de las migraciones de mexicanos y las extensas redes sociales construidas a lo largo y ancho de las relaciones de paisanaje y de parentesco de varias generaciones facilitan y hasta posibilitan que algunos individuos y sus familias aprovechen de una manera creativa los recursos que se les presentan con la migración.

    Analizar ese complejo entramado social migratorio es un trompo a la uña que el Dr. Fernández asumió como reto durante varios años de investigación histórico-etnográfica y cuyos resultados presentados en este libro serán, para muchos, una ventana a ese importante grupo de migrantes y una esperable y provechosa discusión académica y política.

    Gustavo López Castro

    Junto al Canal de la Esperanza, Jacona

    Referencias

    Bedoya, M. (2017). La gestión de sí mismo: Ética y subjetivación en el neoliberalismo. Universidad de Antioquia.

    Chomsky, N., Hutchison, P., Nyks, K. y Scott, J. P. (2017). Requiem for the American dream: The 10 principles of concentration of wealth & power. Seven Stories.

    Kupfer, A. (2015). Educational upward mobility: Practices of social changes. Palgrave MacMillan.

    López, G. (1995). El Río Bravo es charco: Cancionero del migrante (Col. Tradiciones).

    El Colegio de Michoacán.

    Marrero, P. (2012). Killing the American Dream: How anti-immigration extremists are destroying the nation. St. Martin’s.

    Taussig, D. (2021). What we mean by the American dream: Stories we tell about meritocracy. Cornell University.

    Introducción

    La migración en todas sus facetas y matices es un fenómeno histórico y social cuya comprensión se torna cada vez más compleja. De ahí que la gama de enfoques y paradigmas teóricos (Gómez, 2010; Micolta, 2005; García, 2003; Massey et al., 2000), abordajes metodológicos, temáticas indagadas, peculiaridades temporales y espaciales, y parcelas disciplinares inmersas en su investigación den cuenta de su vitalidad como campo de conocimiento. La realidad que corre con múltiples escenarios y signos de este fenómeno, producto de una convergencia de estructuras de larga, mediana y corta data, amerita una perspicacia donde, como sugería Herrera (2006), se capte la migración en toda su dinámica, propiciando con ello un escenario de mayor amplitud heurística. Entre más se abona al estudio de la migración más intrincada se torna (Ávila y Gaspar, 2020). Es necesario echar mano de varios modelos teóricos, en general del fenómeno y en particular de la temática. Sus intrínsecas realidades empíricas exigen una visión multidisciplinar y una perspectiva teórica polivalente.

    Por motivo de la pandemia del Covid-19 (Vega, 2021b; Torre, 2021; Guijarro et al., 2021; Bojórquez et al., 2021; Prunier y Salazar, 2021; Irazuzta e Ibarra, 2021; Yüceşahin y Sirkeci, 2020; Chakraborty y Maity, 2020; Canales y Castillo, 2020) se acrecentaron los discursos antiinmigrantes y las medidas restrictivas de entradas y salidas de los países, disminuyendo con ello la migración internacional de personas. Un hecho novedoso en la historia de la migración internacional. Ni los más traumáticos eventos bélicos o crisis económicas más exacerbadas mostraron un freno tan radical a nivel global. La coyuntura de la pandemia le dio matices inéditos al fenómeno migratorio. No significa que haya roto la inercia estructural e histórica de la migración internacional. El desplazamiento humano es una estructura de larga duración alimentada de múltiples consideraciones que ha dejado su huella indeleble en las sociedades a través del tiempo.

    Hasta donde alcanza la memoria histórica (Gouriévidis, 2014), las veleidades intrínsecas de la sociedad o la misma naturaleza de las estructuras socioeconómicas, las azarosas condiciones del clima y la naturaleza, las hambrunas y la penuria de alimentos, las invasiones, las guerras, las persecuciones (políticas, religiosas, étnicas), las reestructuraciones geográficas, las asimetrías en el desarrollo entre naciones, trabajo intelectual y manual, y campo y ciudad, la evolución en los medios de transporte y comunicaciones, los permanentes reacomodos en los patrones de acumulación de capital, la industrialización y la urbanización, el afán de conocer otros hori­zontes, etc., han sido el motor de una movilidad siempre activa. Las sociedades, desde su génesis hasta hoy, en parte son producto (en su debida proporción) de la marca de estas oleadas humanas (Abu-Warda, 2008) que cargan en sus alforjas (materiales, mentales, intelectuales, culturales) un bagaje que incide en todos los ámbitos en los lugares de destino. Salta a la vista, entonces, que las causas de desplazarse de un lugar a otro son diversas, como variadas han sido las consecuencias a nivel individual, familiar, generacional, local, regional. Vista históricamente, la migración internacional adquiere otros matices. Y se demuestra que es inherente al ser humano y arrastra estructuras de larga, mediana y corta duración. Visto el fenómeno coyunturalmente, es arriesgado y descontextualizado.

    Así pues, y con justa razón, el asunto de la migración, en todas sus modalidades, patrones, características, temáticas, causas y consecuencias, sigue siendo un área de investigación muy asistida en las esferas de la vida académica, de los discursos y políticas públicas, y de organizaciones de la sociedad civil. Las acaloradas discusiones actuales que se han recrudecido entre los Estados Unidos y México, ocasionadas por la marea inédita de migrantes de tránsito, los migrantes que huyen por efecto de la inseguridad en México (Vega, 2021a; Ley, Ibarra y Meseguer, 2021; González, Serrano y González, 2021; Buscaglia, 2013), la exacerbación del sentimiento antiinmigrante en el vecino país, las altas y bajas en las economías, y la contención fronteriza (Calvillo y Orozco, 2021; Anguiano y Villafuerte, 2015) han hecho de la nueva realidad migratoria México-Estados Unidos un laboratorio de análisis donde surgen cuestiones dignas de develar, debatir y de ir más allá de argumentos anodinos y sin sustrato analítico.

    Para entender la realidad migratoria de México debemos recordar que es un país de origen, tránsito y destino de migrantes internacionales. En su devenir histórico han existido diferentes olas de inmigrantes europeos, asiáticos (Rodríguez y Anguiano, 2019; Ota, 1997; González, 1993; González, 1960) y latinoamericanos, algunas de las más profusas sucedieron en la etapa colonial, y en el siglo xx como producto —entre otras cosas— de la guerra civil española, los éxodos políticos derivados de las dictaduras militares en Sudamérica y los movimientos guerrilleros en Centroamérica. Aunque los flujos de inmigrantes han sido simbólicos tienen un carácter permanente. La población nacida en otro país que radica en México ha representado entre 0.4 y 0.9% del total de la población entre 1950 y el año 2018; en 1992 fueron 465 000, llegando a 1.07 millones en 2018, siendo la mayoría de origen estadunidense con 799 000 y 275 000 del resto del mundo (Anuario de Migración y Remesas, 2020; Albo y Ordaz, 2011).

    Otro gran evento que ha generado mucho análisis y discusión es el de los migrantes centroamericanos que se dirigen a los Estados Unidos (Faret, Anguiano y Rodríguez, 2021; Juárez, 2020; Morales, 2020; Parrini y Alquisiras, 2019; Moyeda, 2017; González, 2017; Anguiano y Villafuerte, 2016; Osorio, 2014), en este caso el número de aquellos que han optado por radicar en México se incrementó. Además de los centroamericanos, los flujos están acompañados de cubanos, haitianos, asiáticos y africanos (Selee, Giorguli, Ruiz, Masferrer, 2019). Pero el tema de la migración internacional México-Estados Unidos ha estado en el centro del análisis de manera más sobresaliente en las últimas décadas. Y con razón, Donato et al. (2010) señalan que históricamente, la migración México-Estados Unidos constituye el flujo más numeroso y persistente entre dos países en el planeta. Por este motivo la mayor parte de la investigación empírica y teórica sobre migración en América Latina se ha enfocado en esa realidad. Por esto, la investigación en México ha forjado un cúmulo muy copioso acerca de la migración y las vicisitudes y contextos del asentamiento de los migrantes en territorio estadunidense. Al respecto, Durand (2016) señala, y con mucha certeza, que ninguna otra corriente migratoria a los Estados Unidos procedente de un solo país ha perdurado más de 130 años.

    Al analizar el recorrido histórico de este circuito migratorio, ya centenario (Durand, 2016; Henderson, 2011; González y Fernández, 2003), salta a la luz que, durante los últimos 10 años, ha habido cambios importantes en la migración entre ambos países (Baca y Mojica, 2018). Entre los cambios más visibles está la disminución del flujo indocumentado (Vega, 2015) y el incremento de los migrantes de manera legal (un creciente proceso de ciudadanización estadunidense), la fuga de cerebros o migración calificada cada vez más pronunciada (Alfaro y Aragonés, 2020; Delgado, Chávez y Rodríguez, 2016; Calva y Alarcón, 2015; Lozano, Gandini y Ramírez-García, 2015; Castaños-Lomnitz, 2004), el repunte de la migración de mujeres (Magalhães, 2021; Bonilla, 2021; Ávila y Gaspar, 2020; Girón y Soto, 2018; Suárez y Zapata, 2017; Sánchez y Serra, 2013), la migración infantil (Rodríguez, 2021; Pavez, 2017; Del Carpio, Fernández y Garnica, 2015; Román y Zúñiga, 2014; López, 2007), la presencia cada vez mayor de empresarios migrantes en aquel país y la cada vez más pujante cantidad de hijos de migrantes con título universitario egresados de instituciones estadunidenses, entre otros temas.

    Es importante señalar que la población total de mexicanos en los Estados Unidos se ha reducido desde el año de 2014, empero, con aproximadamente 12 millones de personas en 2020, se mantiene como el contingente de inmigrantes más numeroso en esa nación. De hecho, los migrantes mexicanos internacionales se concentran en los Estados Unidos (97.4%), en Canadá (0.73%) y el resto, en orden de importancia, en España, Guatemala, Alemania, Francia, Inglaterra, Bolivia e Italia. Y no sólo eso, si analizamos la cantidad de personas de origen mexicano (primera, segunda y tercera generación viviendo en los Estados Unidos) resalta aún más su importancia. La segunda generación es la de mayor volumen desde hace unos años, 13.9 millones (35.6%), y la tercera generación, 12 millones (32.7%), es similar al volumen de la primera generación (31.7%), y constituyen en su conjunto más de 36 millones de individuos (Anuario de Migración y Remesas México, 2020). De ahí la importancia de entender las múltiples consecuencias a nivel económico, político, cultural, social y educativo que implica para los Estados Unidos —y para México— esta enorme diáspora. Una asignatura pendiente es analizar a estas generaciones de manera comparativa —en los procesos de adaptación, asimilación, enclaves étnicos, vida transnacional, procesos identitarios, movilidad social y el influjo sociocultural, simbólico, psicosocial, económico, político— en ambas sociedades, origen y destino. Teórica y metodológicamente presenta retos de gran calado y sus resultados develarían aspectos muy sustantivos de esta faceta poco explorada desde México.

    Dicho lo anterior, no se exagera cuando se afirma que la migración internacional ocupa un lugar muy destacado en la agenda de las ciencias sociales en México. Es un fenómeno muy entendido en el territorio mexicano y genera mucha inquietud en cuanto a sus raíces y causas. Y mientras existan las crecientes brechas entre los países de origen y destino en cuanto a renta, calidad de vida, oportunidades, servicios, garantía del disfrute de derechos, transiciones demográficas, avances tecnológicos en transporte y comunicación (Lutero y Pérez, 2019; Castles, 2014), redes sociales, comunidades transnacionales, cultura de la migración, industria de la migración, desastres naturales (Lorenzo y Marcihacy, 2019), inseguridad política, persecución, así como afanes voluntaristas de conocer otros lares, la migración internacional seguirá siendo alimentada. Verla unilateralmente y de forma reduccionista no devela la complejidad de su dinámica.

    En suma, la migración internacional tiene causas y consecuencias diversas (Rivera et al., 2014), responde a impulsos históricos y sociales en un proceso dialéctico e integral y en su historia contemporánea presenta índices de desplazamiento inéditos. La migración no es un fenómeno plano, unidimensional y observable homogéneamente. Los migrantes, igualmente, son un grupo heterogéneo con experiencias, visiones, perspectivas, proyectos, adaptaciones y logros disímbolos. Y en este contexto se plantea abrir el análisis del concepto de movilidad social intergeneracional ascendente socioeconómica y educativa de los empresarios migrantes y de los estudiantes universitarios hijos de migrantes en los Estados Unidos (segunda generación). Para ello haremos una exploración bibliográfica, hemerográfica y estadística en relación con la conexión histórica, movilidad social y migración, y presentaremos resultados empíricos de esta temática muy poco estudiada en México. El objetivo es proponer rutas de análisis para concatenar históricamente el concepto de movilidad social en el tema de la migración internacional como una agenda de investigación que recorra conceptual y empíricamente la movilidad social y el cambio social en esta temática.

    Habitualmente, desde el comienzo de los estudios en materia migratoria un asunto central de sus investigadores ha sido la cuestión del desempeño de los migrantes y sus descendientes en comparación con las poblaciones nativas o mayoritarias en los países de destino. La gente suele moverse en busca de una mejor vida, primordialmente cuando las oportunidades en las sociedades de destino son más promisorias que las del país de origen. Por tanto, se puede esperar que la migración suele ser favorable para la movilidad social y el perfeccionamiento profesional. De hecho, uno de los principales objetivos de los trabajadores migrantes es optimizar sus propias perspectivas y, lo que es más importante, las perspectivas de vida de sus hijos en comparación con las de aquellos que se quedaron en sus comunidades de origen. Esto, en muchos casos, presupone un deseo para la mejora intergeneracional, en la que los hijos están mejor que sus padres (Zuccotti, Ganzeboom y Guveli, 2015).

    Luego entonces, la migración y la estratificación social están cada vez más vinculadas. Ambas involucran cambios de vida. La estratificación es acerca de las oportunidades de vida diferenciales (quién adquiere, qué y porqué) y la migración es acerca de mejorar las oportunidades de vida, adquirir más de las buenas cosas de la vida. La migración afecta visiblemente las estructuras de estratificación tanto del país de origen como del país de destino. Varios investigadores han explorado aspectos centrales del vínculo migración-estratificación brindando enfoques y teorías innovadoras, por ejemplo, la causación acumulativa, contextos de recepción, modos de incorporación, asimilación segmentada, enclave étnico, cultura oposicional y oportunidades de vida diferenciales entre migrantes en salud, cuidado de la salud, alojamiento, empleo e ingreso (Jasso, 2011). El análisis de la movilidad social desde una perspectiva histórica es crucial para entender esa complejidad.

    En lo concerniente a los temas de investigación de este libro se puede afirmar que las migraciones y la actividad empresarial de los migrantes tienen algunos siglos de existir. Empero, con las fluctuaciones y la nueva realidad económica mundial y la fuerza de las nuevas tecnologías la migración y el espíritu empresarial migrante han creado nuevas modalidades de migrantes con novedosas formas de integración sociocultural y participación en las sociedades de origen y destino (Chrysostome y Nkongolo-Bakenda, 2019). Los migrantes y empresarios, señalan Elo et al. (2018), están insertos y vinculados a muchos factores sociales, culturales, religiosos y organizacionales, y tienen varios roles y posiciones como empresarios, intraemprendedores, propietarios y gerentes de empresas familiares y negocios, capitalistas de riesgo y creadores de cambio, redes sociales, capital social e integración social, junto con la dinámica familiar, las intenciones a largo plazo, historial empresarial, el ecosistema de la diáspora transnacional, el emprendimiento transnacional y las redes glocalizadas, todo ello se considera en la actividad empresarial a través de las fronteras.

    En este tenor, Cooney y Liccardi (2019) afirman que la literatura reciente sobre espíritu empresarial de los inmigrantes se ha centrado en la influencia de varios factores, como la educación en el país de origen y en el de destino, las vocaciones, experiencias empresariales anteriores, ubicación y nivel de gestión logrado, tiempo de residencia en el país de destino, grado de integración, formas de capital, áreas rurales o entorno urbano, factores etnoculturales, papel de los enclaves y la fuerza de la diáspora. De hecho, la complejidad del tema es de tal magnitud que se puede aseverar que se requiere más que investigación económica y empresarial, y, por ende, que se sumen otros investigadores (de las ciencias sociales) en el estudio del emprendimiento inmigrante. Por ello, Ciéslik (2017) afirma que la principal característica del emprendimiento como fenómeno socioeconómico es su inmanente diversidad, y ello plantea fuertes desafíos a los investigadores.

    Una posibilidad para la asimilación de los inmigrantes en las sociedades receptoras es la integración a través del emprendimiento. Emprendimiento significa identificar y explotar las oportunidades de negocio. Una forma común de espíritu empresarial es empezar un nuevo negocio. Iniciar un nuevo negocio tiene un efecto positivo en el empresariado migrante (por ejemplo, a través de la integración socioeconómica) y también puede evocar efectos sociales positivos dentro del país de acogida. Los inmigrantes pueden traer nuevas y diferentes experiencias, perspectivas, conocimientos, habilidades y redes de las cuales la sociedad receptora puede beneficiarse. Así, los empresarios inmigrantes pueden contribuir de forma significativa a la transferencia de conocimientos, innovación, competitividad y crecimiento económico (Brieger y Gielnik, 2020).

    Acorde con lo anterior, previas investigaciones han demostrado que los inmigrantes tienen más probabilidades que los nativos de convertirse en empresarios (Kahn, La Mattina y McGarvie, 2017). En los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (ocde) y la Unión Europea en 2015 aproximadamente 12% de los inmigrantes tenían su propio negocio. En esos países los inmigrantes tienen más probabilidades de autoemplearse que la población nativa. Por ejemplo, en Polonia y la República Checa más de 25% de los inmigrantes tienen sus propios negocios, una tasa cerca de dos veces más que la tasa entre sus contrapartes nativos (Brieger y Gielnik, 2020). Y esto es muy digno de resaltar, como lo aprecian Cooney y Liccardi (2019), ya que deben reconocerse elementos esenciales a los cuales se enfrentan los migrantes internacionales, tales como el acceso reducido al financiamiento, escasa capacidad lingüística, falta de redes, problemas de confianza con la población local, comprensión limitada del ecosistema local, el racismo y la baja experiencia de gestión debido al bloqueo de movilidad. Además, cada país de destino es diferente al país de origen en cuestiones físicas, económicas, sociales, culturales, ambientales y políticas. Lo que significa que están brotando empresarios migrantes en diversos entornos, y sus motivaciones y nivel de innovación deben tomarse en cuenta en sus diferentes contextos.

    Por su parte, la temática de la segunda generación de migrantes es una arista con apenas cuatro décadas de existencia, teórica y empíricamente más analizada en los Estados Unidos y Europa, pero aún con muchos huecos por llenar en lo que respecta a los mexicanos de segunda generación en los Estados Unidos en lo que atañe a la movilidad social en todas sus vertientes, los logros en materia educativa, la ocupación, los ingresos, la vida transnacional, la identidad, los valores culturales, las vicisitudes, las experiencias de vida, las coordenadas sociodemográficas, etc. Es un tema, al igual que el de los empresarios migrantes mexicanos, muy poco explorado en México, a pesar de que en los últimos años la segunda generación ya supera en número a la primera y tercera generación en territorio estadunidense.

    La segunda generación, en general, refiere Rumbaut (2006), ha aumentado muy rápidamente debido a la inmigración prolongada, el crecimiento natural y los matrimonios mixtos. Y muchas preguntas teóricas surgen acerca de la incorporación de estos hijos de inmigrantes en comparación con la de sus padres: las formas de aculturación y la construcción de sus identidades, patrones de lenguaje, trayectorias sociales, residenciales, reproductivas, maritales, escolares, laborales, económicas, cívico-políticas, lealtad, nacionalidad, vínculos transnacionales, memoria y conexión simbólica con la nación de origen. Estas interrogantes se plantean en la presente investigación que, desde la perspectiva histórica y cualitativa, pretende comparar estos dos grupos de migrantes que tienen intrínsecas peculiaridades, pero comparten la especificidad de la movilidad social intergeneracional en las variables ocupacionales, socioeconómicas y educativas a través de un arduo proceso de adaptación.

    Metodología

    Esta investigación es de corte cualitativo. Características centrales de la investigación cualitativa son su cualidad inductiva, que analiza y comprende el contexto y a los individuos bajo una perspectiva holística, e intenta analizar a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas, ya que todos los contextos y personas son potencialmente ámbitos de estudio. Pretende indagar los fenómenos sociales desde la propia perspectiva del actor (Quecedo y Castaño, 2002). Desde esta misma visión, Noreña et al. (2012) consideran que —desde la perspectiva cualitativa— los fenómenos son analizados en su contexto, procurando descubrir el sentido o la interpretación de los mismos a partir de los significados que las personas les conceden. Es por este gran bagaje acumulado —sostiene Cisterna (2005) en investigaciones cualitativas— que no puede ser omitido, ni siquiera por los más recalcitrantes positivistas de cepa que sólo pretenden encontrar ob­jetividad en lo que es cuantificable y reducible a relaciones estadísticas. La investigación cualitativa, señalan Hernández, Fernández y Baptista:

    Se fundamenta en una perspectiva interpretativa centrada en el entendimiento del significado de las acciones de seres vivos, sobre todo de los humanos y sus instituciones, busca interpretar lo que va captando activamente […] El investigador se introduce en la experiencia de los participantes y construye en conocimiento, siempre consciente de que es parte del fenómeno estudiado […] Es naturalista porque estudia a los objetos y seres vivos en sus contextos o ambientes naturales y cotidianidad, e interpretativo, pues intenta encontrar sentido a los fenómenos en función de los significados que las personas les otorguen. (2010: pp. 9-10)

    La investigación cualitativa no busca la cuantificación. Los investigadores de corte cualitativo realizan registros narrativos de los fenómenos que son estudiados a través de técnicas como la observación participante y las entrevistas no estructuradas (Cruz del Castillo, Olivares y González, 2014).

    Dicho lo anterior, se establece que la ruta metodológica empleada en esta investigación está sustentada en dos pilares: trabajo de campo y fuentes bibliográficas y hemerográficas. En relación con el primero, la observación y la exploración del terreno fue fundamental, ya que nos permitió el contacto directo con el objeto de estudio (observación participante) y las historias de vida de corte temático, que consistió en el acopio cualitativo de testimonios orales. El objetivo de la aplicación de estos instrumentos de recolección de datos fue indagar y profundizar a través de la memoria la riqueza de las experiencias, vicisitudes e hitos de las biografías de los informantes, posibilitando la descripción de aspectos y situaciones centrales de su devenir. Asimismo, se recurrió a libros, revistas y censos. Estos nos aportaron elementos teórico-metodológicos, el contexto histórico de la migración internacional México-Estados Unidos, los estados del arte del concepto de movilidad social aplicada a la ciencia histórica y los estudios migratorios, que en su conjunto no es posible obtenerlos del trabajo de campo.

    Nuestra sociedad contemporánea, bajo la tónica de una modernidad que corre a pasos agigantados, presencia transformaciones muy rápidas en las estructuras institucionales y la vida cotidiana, es decir, somos testigos de una cambiante, acelerada y compleja realidad actual. Somos parte y observamos agitaciones históricas que nos dan de frente, y la globalización y los modernos medios de comunicación e información (Pons, 2013) nos imponen nuevas formas de convivencia, de observarnos a nosotros mismos y el lugar que ocupamos en el mundo. La historia de nuestro pasado inmediato se abre paso ante este reto de cambios cada vez más acelerados en la sociedad de las últimas décadas (Garay, 2007).

    En este mismo tenor Sartori (2008) hablaba de la aceleración del cambio explicando que el mundo contemporáneo corre a una velocidad histórica tan vertiginosa que en el breve transcurso de una vida nos resulta difícil reconocer; en la vejez, el mundo que conocimos de adolescente; y en una realidad tan cambiante el hombre no tiene ni tiempo ni modo de encontrar asiento. Es por ello que las técnicas de recolección de las experiencias vividas son cruciales para comprender la versatilidad de las transformaciones contemporáneas. La historia oral levanta la mano para tal efecto.

    La historia oral es una técnica concreta de investigación contemporánea que se desarrolló con mayor ímpetu después de la segunda Guerra Mundial (Thomson, 2007). Explora campos para los que no hay —o son insuficientes— otro tipo de documentos, en este sentido, representa un instrumento de heurística contemporánea. Y permite además una mayor comprensión del pasado inmediato y de su reconstrucción sociocultural como historia. Se trata de una serie de métodos para un tiempo concreto y fortalecido en el trabajo interdisciplinario. Investiga hechos, vicisitudes y estructuras de los coetáneos (Niethammer, 1993).

    El análisis centrado en el sujeto social, nos explica Quinto (2000), además de introducirnos en los distintos mundos de vida de éste al permitir la reconstrucción de las prácticas sociales y culturales cotidianas del sujeto, hace posible relacionar lo micro-macrosocial con lo micro-macroespacial en una dimensión histórica. Por lo tanto, la historia de vida involucra a un sinfín de sujetos y actores sociales de diferente nivel e importancia, próximos, cercanos y distantes; pero, todos

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