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Una
aproximación al constitucionalismo global
1
López Ayllón, Sergio. “Globalización, estado nacional y derecho. Los problemas normativos
de los espacios deslocalizados”. Revista ISONOMÍA No. 11 (Octubre 1999): Pág. 7-20.
2
Strange, Susan: Chi governa l’economia mondiale? Il Mulino, Bologna, 1998, pág. 57.
1
Como apunta Ulrich Bech3, lo preocupante es que la globalización nos lleva a
una sociedad mundial sin un gobierno (o Estado) mundial. Por ejemplo, la
explotación irracional de los recursos naturales y un consumo incontrolado del
patrimonio irremplazable del entorno natural ha traído consigo un aumento
considerable de las amenazas al medio ambiente, pero en la actualidad no
existe ningún sujeto internacional capaz de cambiar esta dinámica, si bien es
cierto que los Estados, en cierta manera, siguen siendo protagonistas del orden
internacional y pueden todavía actuar eficazmente para frenar esos efectos
perversos de la mundialización.
3
Beck, Ulrich: ¿Qué es la globalización? Falacias del globalismo, respuestas a la globalización,
Editorial Paidós, Madrid, 1998.
4
Tomlinson, John: Globalización y cultura, Oxford University Press, México, 2001, pág. 25.
2
papel de nuevos sujetos con vocación transnacional (junto a las grandes
empresas, las law firms, las ONG, etc.), y por el otro lado, han sido la
consecuencia directa de la vigente y profunda crisis económica financiera
mundial. Evidentemente, abrir el debate sobre la configuración política de la
globalización supone una decisiva crítica de la ideología neoliberal del
globalismo, de su pensamiento único lineal, de su unidemensionalidad
económica, de su autoritarismo político en relación al mercado mundial.
5
Fernández Briceño, Luis. “Recensiones”, Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales
No 26 (1998): Pág. 177-179.
3
Todo ello nos impide imaginar una era de estabilidad política y social. En la
economía global, compiten los ciudadanos nacionales con miles de extranjeros
que poseen igual titulación pero cobran una mensualidad muy inferior a la
común en Occidente, “y en sus propios países (hace referencia a la ciudadanía
de los Estados Occidentales) se encuentran sometidos a la presión generada
por la globalización de lo que Marx llamó “el ejército industrial de reserva”,
compuesto por los inmigrantes procedentes de las aldeas de las grandes zonas
de pobreza global”6. En conclusión, el mercado libre global ha socavado la
capacidad de los Estados pero también la de sus sistemas de bienestar, antes
tenían la posibilidad de proteger su estilo de vida.
6
Hobsbawm, Eric: Guerra y paz en el siglo XXI, Editorial Sol 90, Barcelona, 2009, pág. 12.
7
Arendt, Hannah: Between Past and Future, Meridian Books, Cleveland, 1963, pág. 149.
4
Volviendo al camino ya trazado, en las últimas décadas el poder económico se
ha considerado autosuficiente y se ha deslegitimado la res publica a través de
la mitificación del mercado libre y flexible. Incluso a día de hoy, delante de una
crisis económica mundial provocada por las tesis y políticas neoliberales, esa
mitificación sigue vigente; buena muestra de ello son los resultados de las
elecciones al Parlamento Europeo celebradas el año 2009. Pero lo realmente
preocupante es que la mundialización ha dejado a los Estados sin instrumentos
eficaces para apartar de la economía privada recursos que les permitan
garantizar la defensa de los derechos sociales.
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Gutiérrez Gutiérrez, Ignacio. “Globalización, Estado y Derecho constitucional” A Distancia, vol
19, nº 2, (Madrid, 2001/2002) pág. 20.
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desarrollo de la protección internacional de los derechos humanos, sino que
también vincula problemáticas fundamentales sobre el universalismo, la
autodeterminación, el relativismo cultural y las posibilidades emancipatorias de
un nuevo portafolio postmoderno o “generación” de derechos humanos.
9
Da Sousa Santos, Boaventura: La transición postmoderna: Derecho y política, Doxa:
Cuadernos de filosofía del derecho, (1989), pág. 247.
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3.- El constitucionalismo global.
Esta teoría opone cierta imagen del hombre a los intereses del capital y
pretende limitar el poder económico transnacional mediante los derechos
humanos, formulando al efecto la noción de sujeto al margen del liberalismo
dominante. Dicho con otras palabras, el constitucionalismo mundial pasa por
defender una postura de hard law, no sólo internamente sino también en la
escena internacional.
Nuestra tesis se basa en afirmar que actualmente existe una dicotomía entre el
hard law y el soft law; a nivel estatal (o internamente) prevalece la primera
concepción mientras que a nivel internacional prevalece la segunda, y esto
último es el objeto de nuestra crítica. La Carta de Naciones Unidas esta reñida
con los conceptos tradicionales de ciudadanía y soberanía estatal; la creación
de unos derechos humanos crea también una ciudadanía global y una
soberanía externa. Esto supuso un cambio de paradigma en el derecho
internacional, la creación de un verdadero orden jurídico de carácter
supraestatal que dejaba atrás el sistema contractual basado en relaciones
bilaterales e iguales entre estados soberanos.
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Ferrajoli, Luigi. “Más allá de la soberanía y la ciudadanía: un constitucionalismo global”.
Revista ISONOMÍA No.9 (Octubre 1998): Pág.177.
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internacional. La segunda, la idea de ciudadanía, se desmoronó al mismo
tiempo que la de soberanía y se ha convertido en el último privilegio personal,
en la última reliquia premoderna de las diferenciaciones por status y en el
último factor de discriminación.
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Es necesario aplicar una concepción fuerte del derecho internacional y avanzar
hacia la creación de un nuevo sujeto internacional que realmente tenga
capacidad de sancionar y perseguir las vulneraciones de los derechos
humanos. La principal laguna en el paradigma constitucional global del derecho
internacional es la ausencia de garantías judiciales en apoyo de la paz y los
derechos humanos, es por eso que resulta imprescindible la creación de
mecanismos de control para evitar injusticias globales.
Ese nuevo orden mundial, además, debe contar con una teoría de los derechos
de las minorías que explique cómo coexisten los derechos de las minorías con
los derechos humanos, y también cómo los derechos de las minorías están
limitados por los principios de la libertad individual, democracia y justicia social.
9
Coincido con Will Kymlicka cuando dice que “una teoría que contemple los
derechos de las minorías culturales debe ser compatible con las justas
reivindicaciones de los grupos sociales que se encuentran en situación de
desventaja”11. Esa teoría que contemple derechos diferenciados es necesaria,
puesto que la marginación de las mujeres, los gays, las lesbianas y los
discapacitados son conflictos que atraviesan las fronteras étnicas y nacionales:
se dan en las culturas mayoritarias y en los Estados nación, así como dentro de
las minorías nacionales y los grupos étnicos, por lo que debe combatirse en
todos esos lugares. En un sentido similar Beck apunta que el cosmopolitismo
“no es un universalismo que pretende instalar a todas las formas humanas en
un orden cultural único que suprime o deja al lado las diferencias”12. Una teoría
que contemple las diferencias, los derechos de las minorías culturales y los
derechos humanos y las libertades individuales puede ser perfectamente
compatible.
11
Kymlicka, Will: Ciudadanía multicultural, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona, 1995, pág. 36.
12
Beck, Ulrich: La mirada cosmopolita o la guerra es la paz, Editorial Paidós, Barcelona, 2005.
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