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PADRES- HIJOS/AS

Educar es condicionar positivamente unos valores. Condicionar no es


imponer. El problema suele ser que muchos padres no saben qué valores
deben transmitir.

La familia tiene la misión de preparar al niño y al adolescente para que se


adapte a las exigencias de la vida escolar y de las normas cívicas de
convivencia. Debe ayuda al futuro ciudadano a interiorizar los valores
sociales comunes y motivarle para el trabajo, la cooperación cívica y las
relaciones de amistad. Un hogar excesivamente protector puede retrasar la
adaptación y apertura del niño o del adolescente al mundo exterior y
convertirlo en un ser huidizo que no se enfrenta con la vida.

Los padres deben ser conscientes de que el hogar puede y suele ser muy
frecuentemente espacio de asimilación acrítica de valores falsos o
deformados que pasan a la sangre de sus miembros.

Se debe observar que la “familia perfecta” no es la más formativa, al igual


que “la escuela perfecta”, no es el espacio educativo más adecuado. Es
bueno que los jóvenes componentes de la familia experimenten en su
medida dentro de su mismo hogar algunas negatividades y opacidades que
han de encontrar después en el mundo. Una familia buena educa incluso a
través de sus disfunciones: crea anticuerpos que favorecen la adaptación
crítica a la sociedad.

La libertad es un valor más cultivado en la familia contemporánea. Ahora


bien, no todo es luminoso en este campo ya que para muchos jóvenes la
libertad no debe ser limitada. Una libertad sin límites acaba por no querer
vincularse a nada y a nadie. La perplejidad educativa de los padres, el
temor a traumatizar a sus hijos y, a veces, el dominio despótico de éstos
son patologías de la libertad.

La tentación de algunos padres consiste en querer conformar a los hijos


según un patrón preconcebido. Un hijo no es una pura prolongación de sus
padres. Menos todavía una segunda oportunidad para que realicen en él lo
que no pudieron lograr antaño en sí mismos. “Aunque están a nuestro lado
no nos pertenecen. Podemos darles nuestro amor, pero no nuestros
pensamientos. Porque ellos tienen sus propios pensamientos. Podemos
dominar sus cuerpos, pero no sus almas. Porque sus almas habitan en la
casa del futuro, cerrada para nosotros, cerrada incluso para nuestros
sueños. Podemos esforzarnos en ser como ellos, mas no tratemos de
hacerlos como nosotros. Porque la vida no retrocede ni se detiene en el
ayer” (Khalil Gibran, poeta libanés)

“La familia en destacado lugar, la calle en segundo lugar y la escuela (algún


profesor, más exactamente) y la iglesia o los curas muy en tercer lugar son
los “loci” (lugares) por excelencia de la socialización religiosa de nuestros
jóvenes” (Javier Elzo)

PARA HABLAR EN GRUPO


En la parte superior de este folio tenéis algunas frases. No las hemos puesto para hacer una
valoración de ellas. Las hemos recogido con la intención de que ellas provoquen y evoquen
en nosotros algunos temas sobre los cuáles podíamos reflexionar en reuniones posteriores.
Por supuesto, cada uno puede proponer lo que desee al margen de ellas.

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