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ARCHIVO GENERAL DE LA NACION: 30 AÑOS DE RETROCESO

José Valdizán Ayala

Ex Subjefe del AGN

Una de las instituciones tutelares del Patrimonio Cultural de la Nación es el


Archivo General de la Nación, que fue creado por el Mariscal Ramón Castilla el
15 de mayo de 1861 con el nombre de Archivo Nacional, para acopiar y
custodiar los documentos históricos pertenecientes a las antiguas instituciones
gubernamentales de la época colonial que por entonces se conservaban en el
Convento de San Agustín. Con el tiempo se integraron a su acervo los
manuscritos históricos que se conservaban en las bibliotecas, los archivos de
los corregimientos, sub-delegaciones e intendencias y los documentos y
crónicas que hallaban en los archivos de las órdenes religiosas, comunidades y
establecimientos de instrucción y beneficencia. Su creación marcó un hito
importante en la preservación de la memoria colectiva de la Nación.

Su primer director ad honorem, pues el cargo por ley era gratuito, fue don
Santiago Távara y Andrade, médico y héroe de la Independencia Nacional,
quien con un archivero y cuatro amanuenses, inicio la historia del primer
repositorio documental del país. Luego de los primeros años de funcionamiento
el Archivo fue devastado y saqueado por las tropas invasoras durante la guerra
con Chile. Sin personal ni presupuesto se alojó precariamente en las
instalaciones de la antigua Biblioteca Nacional dirigida por don Ricardo Palma,
quien consultó los valiosos manuscritos históricos que en él se conservaban
para su investigación sobre las tradiciones peruanas.

A inicios de década de 1940 el Archivo Nacional se trasladó a las instalaciones


del Palacio de Justicia de Lima donde se conservan hoy cerca de 22 mil metros
lineales de documentos no sólo de la Colonia sino también de la República. Allí
se organizan el protocolo ambulante de los conquistadores o “libro becerro”, los
expedientes de la Real Audiencia de Lima, los archivos del ex Ministerio de
Hacienda y Comercio, las escrituras públicas, las partidas de registro de
nacimiento, de matrimonio y de defunción, los registro de inmigrantes, los
archivos de la ex haciendas expropiadas por la Reforma Agraria, entre otros
fondos documentales de las instituciones públicas que son únicos e
irremplazables.

Al cierre del Ministerio de Justicia durante el régimen militar de Velasco


Alvarado el Archivo Nacional pasó a depender del Instituto Nacional de Cultura
y es precisamente durante esa dependencia que cambió de denominación por
Archivo General de la Nación a través del Decreto Ley N° 19268 del 11 de
enero de 1972. Sin embargo, el hito más trascendente del AGN fue la
promulgación del Decreto Ley N° 19414 del 26 de mayo del mismo año en el
que se declara de utilidad pública la defensa, conservación e incremento del
Patrimonio Documental existente en el país y que por razón de su procedencia
o de su interés constituye Patrimonio Nacional que el AGN está obligado a
proteger.

Desde entonces el AGN ha calificado como Patrimonio Documental de la


Nación a toda la documentación existente en los archivos de todas las
reparticiones y organismos del Sector Público Nacional; en los archivos
históricos, notariales, eclesiásticos, parroquiales y de conventos, en los
archivos particulares y en general por el material documental, aun de origen
privado, que sirve de fuente de información para estudios históricos y de
desarrollo cultural, social, económico, jurídico o religioso de la Nación.

Fue, sin duda, la más moderna legislación archivística acorde con los
lineamientos promovidos por esos años por la Unesco. No obstante la
legislación fue letra muerta, pues el AGN no contó con la autonomía
administrativa, la organización, el personal, presupuesto ni la infraestructura
para cumplir con tan avanzada ley de protección del patrimonio cultural.

Don Guillermo Durand Flórez fue uno de sus más notables directores que logró
que en junio de 1981 de vuelta a la democracia al aprobarse la nueva Ley
Orgánica del Ministerio de Justicia, el Archivo General de la Nación se
reintegrase a dicho sector y convirtiese en Organismo Público Descentralizado.
Fue entonces que se inició su gran transformación: se establecieron las bases
del Sistema Nacional de Archivos con la creación de las Direcciones Generales
de Archivo Histórico y Archivo Intermedio (dedicado éste último a la custodia de
los archivos de la Administración Pública) y los Archivos Departamentales; para
formar al personal se creó el Centro de Capacitación transformado luego en
Escuela Nacional de Archiveros donde egresaron cuadros de profesionales y
técnicos que se desempeñan hasta hoy en el sector público y privado. Muchos
de sus funcionarios fueron becados para especializarse en Madrid, Sevilla,
Alcalá de Henares y Córdoba (Argentina), gracias a la cooperación del
Ministerio de Cultura de España y la OEA.

El Archivo Histórico y el Archivo Intermedio, dos partes de un mismo cuerpo,


reorganizaron sus fondos documentales de acuerdo con los principios
archivísticos modernos. Pronto se publicaron los nuevos inventarios y
catálogos y una nueva revista institucional. Se realizó el primer censo de
archivos de la Administración Pública de Lima Metropolitana (1982), se
aprobaron las primera Normas Técnicas de Archivos (1984-1986) que rigen
hasta hoy la organización de los archivos públicos y se instauraron las
Reuniones Técnicas a nivel nacional. El avance del AGN fue reconocido
internacionalmente por la OEA al elegir al Perú para ser sede para la
capacitación de archiveros provenientes de Argentina, Chile, Uruguay, Bolivia,
Ecuador y Colombia.
Continuaron la obra iniciada por Durand Flórez, destacados intelectuales como
Luis Enrique Tord, Guillermo Lohmann Villena y Jorge Puccinelli; y el archivero
César Gutiérrez.

El AGN no fue ajeno a la crisis política, social y económica que vivió el país a
fines de la década de 1980 e inicios del 90. Los principales funcionarios y
empleados renunciaron acogiéndose a los incentivos aprobados por el
gobierno de Fujimori, algunos ex dirigentes sindicales asumieron los cargos
directivos, las reorganizaciones internas se hicieron frecuentes, se fue
reduciendo el presupuesto y con ello el desarrollo de nuevas actividades y,
lentamente el primer repositorio documental del país ingreso a la sobrevivencia
gris de la rutina y la burocratización.

Hubo intentos de algunos directivos de cambiar esta magra situación y pocos


empleados continúan laborando con la mística de hace veinte años atrás.
Durante el gobierno de Toledo se logró que el local del antiguo Correo Central
sea remodelado y asignado al AGN y donde funciona parte del Archivo
Histórico (solo Colonia);la Escuela Nacional de Archiveros obtuvo un local en
Pueblo Libre pero hoy languidece por la supresión de los exámenes de
admisión desde hace dos años; el Reglamento de Sanciones para los
infractores que atenten contra el Patrimonio Documental y Cultural del país fue
aprobado el año pasado, sin embargo carece de aplicación pues continúan las
denuncias de robos de manuscritos históricos. Gracias al apoyo del Gobierno
de España continúa aún desarrollándose el Censo-Guía Nacional de Archivos,
pero es notoria la falta de liderazgo, de visión y vocación entre sus funcionarios
y empleados, salvo honrosas excepciones.

Podría haberse pensado que ante esta crítica situación, el futuro del AGN era
la reorganización total o su adscripción a un posible Ministerio de Cultura
(como funciona en España), pero es inexplicable la decisión del Gobierno de
separar el Archivo Histórico del AGN e implantarlo en el INC con la justificación
de alcanzar mayores “niveles de eficiencia en la calificación de la
documentación archivística de carácter histórico”. Es un absurdo que por esta
razón se mutile a un órgano ejecutor del AGN cuyas funciones son más
amplias y especializadas (organización, descripción, conservación y servicios
de la documentación histórica y otras actividades como ente coordinador y
supervisor de archivos históricos a nivel nacional) y se le fusione con el INC
con el nombre de Dirección Nacional de Patrimonio Histórico.

La ciencia y la práctica archivística mundial nos indica que un sistema nacional


de archivos integra a los archivos administrativos e históricos de manera
indesligable, como dos caras de una misma moneda. Los principios y normas
que rigen hoy a los archivos administrativos, judiciales, notariales, eclesiásticos
y otras instituciones responden a preservar los documentos que más tarde se
convertirán en históricos. Es decir, la calificación de documentación archivística
de carácter histórico está presente desde el momento del inicio de su ciclo de
vida de un documento público. Así se ha trabajado desde el año 1972 con la
promulgación del decreto ley 19414 de Protección del Patrimonio Documental
de la Nación y que tiene como miembro de la Comisión Nacional de Archivos,
órgano consultivo del AGN, a un representante de la Academia Nacional de la
Historia en la toma de decisiones sobre la conservación y utilización de los
documentos de carácter histórico. ¿Será más eficiente esta calificación del
patrimonio documental separando al Archivo Histórico de su ente natural y
especializado? Era más racional que la Comisión Nacional de Archivos se
convirtiese en un comité dentro del Consejo Nacional de Cultura y que éste
tuviese un papel decisivo en la calificación del patrimonio documental. Y por
último, si era preciso, debió declararse en reorganización el AGN para
transformarlo dentro de la Ley Marco de Modernización de la Gestión Pública
pero no mutilarlo que resulta un absurdo.

Por otro lado la Dirección Nacional de Archivo Histórico tiene funciones que
están muy relacionadas con su otra mitad que es la Dirección Nacional de
Archivo Intermedio como son las coordinaciones en la elaboración de normas
archivísticas y el acopio de documentos provenientes del sector público, que
son tareas rutinarias y frecuentes, como se señala en el mismo Decreto
Supremo N° 003-2010-ED que desmiembra el AGN. ¿Será eficiente esta
relación técnica y especializada entre dos entes separados administrativa y
físicamente? ¿La flamante Dirección Nacional del Patrimonio Histórico del INC
se sujetará a la normatividad del AGN como ente rector del Sistema Nacional
de Archivos? En qué condición quedan los archivos históricos que están bajo la
custodia de los Archivos Regionales, ¿pasarán a depender las filiales del INC?
¿Tiene sentido continuar llamando Archivo General de la Nación a un
organismo sin archivo histórico?

La decisión política de la fusión del Archivo Histórico al INC está tomada pero
es un deber profesional manifestar nuestra total disconformidad por ser
contraria a la razón y el sentido común.

Miércoles, 20 de enero, 2010

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