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LA ADORACIN
LA
LLAMADA A
ADORAR
J AMES L. M AY
palabra adoracin.
POR QU HEMOS DE ADORAR?
Es cuando adoramos que somos ms
frgiles, porque es el momento en que estamos ms
concientes de nuestras debilidades humanas; pero,
a la vez, es cuando adoramos que somos ms
fuertes, porque es el momento en que recurrimos
al poder de un Dios que es soberano. Es Dios quien
nos llama a adorar. l nos hizo as. Los seres
humanos fuimos hechos de modo tal que, mientras
no haya adoracin de parte de nosotros, estaremos
vacos e insatisfechos. Dios sabe que si no lo
adoramos a l, buscaremos otra cosa que adorar.
l nos hizo a Su propia imagen, es decir, una
prolongacin de Su naturaleza (Gnesis 1.26; vea
2.7). No nos hizo para estar aqu para siempre. Nos
hizo para vivir con l eternamente. Por lo tanto, l
desea que estemos en Su presencia, que le lleguemos
a conocer mejor y que le imitemos. l sabe que las
personas se llegan a parecer a lo que sea, o a quien
sea, que adoren. Si lo adoramos a l, llegaremos a
parecernos ms a l. Las siguientes Escrituras hacen
hincapi en la anterior verdad:
Y as como hemos trado la imagen del terrenal,
traeremos tambin la imagen del celestial
(1era Corintios 15.49).
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara
descubierta como en un espejo la gloria del
Seor, somos transformados de gloria en gloria
en la misma imagen, como por el Espritu del
Seor (2a Corintios 3.18).
Amados, ahora somos hijos de Dios, y an no
se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando l se manifieste, seremos
semejantes a l, porque le veremos tal como l
es (1era Juan 3.2).
Tozer, 5152.
Vea el comentario que lleva por ttulo Una cena que
se llevaba a cabo el da del Seor, y el artculo
complementario Cun a menudo se ha de observar la
Cena del Seor?.
6
CONCLUSIN
No es mi propsito enredarme en las
diferentes cuestiones que las personas han
planteado en torno a la adoracin. La mayora de
ellas, si no todas, desaparecern cuando nos
centremos en la esencia de lo que es la adoracin.
La adoracin no tiene que ver ni con forma ni con
estilo. No tiene que ver nada con lo que me guste
o prefiera, sino con lo que le agrada a Dios. No es
con el propsito de brindar una oportunidad
para que todos ejerzan su talento personal que el
culto de adoracin se disea, sino con el propsito