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El ciclo Dimensiones Variables es un proyecto que pretende explorar la paradójica

inclinación que afecta a ciertas prácticas artísticas contemporáneas, las cuales


parecen debatirse entre dos territorios de interpelación en apariencia antagónicos:
por una parte, el impulso de acotar el espacio social para analizar sus estrategias,
posicionarse respecto a sus dinámicas y actuar de manera enfrentada dentro
de él; por otra parte, la variabilidad inevitable a la que queda expuesto este
mismo objetivo, el sentido, necesariamente restringido y parcial, implícito en
cualquier tipo de acotación.
En este contexto, las propuestas Individual Citizen Republic Project™: El Sistema
y Lo viejo y lo nuevo. ¿Qué hay de nuevo, viejo? concebidas por Daniel García
Andújar y Pedro G. Romero, respectivamente, constituyen dos aproximaciones
independientes y específicas a la paradoja que subraya el título del ciclo, dos
planteamientos distintos pero que, sin embargo, se caracterizan por construir
particulares espacios de resistencia crítica, zonas difícilmente domesticables,
marcadas por una orientación irónica y por la voluntad de restituir nuevas
dimensiones, dimensiones variables, a la configuración del entorno social.

Individual Citizen Republic Project™: El Sistema


Tras la creación de una serie de sitios web concebidos como plataformas de
debate ciudadano sobre políticas culturales especificas y eventos artísticos
diversos –e-manifesta.org, e-toulouse.org, e-arco.org, e-valencia.org y
e-barcelona.org–, Daniel García Andújar retoma con el proyecto planteado para
la sala ZERO1 del Museu Comarcal de la Garrotxa la ampliación del “catálogo
de productos” de Technologies To The People’s, empresa dedicada al desarrollo
de propuestas que faciliten el acceso a la tecnología y que ha patrocinado
distintos trabajos del artista.
Anteriormente, y también bajo el patrocinio de esta misma corporación, habían
sido creados The Body Research Machine (1997), una máquina que permitía
escanear las estructuras genéticas del cuerpo humano y procesarlas en forma
de bases de datos, y Street Access Machine (1999), artefacto utilizable las 24
horas del día que posibilitaba la donación electrónica de dinero a personas o
grupos con dificultades económicas –mendigos, alcohólicos, inmigrantes, etc.
Individual Citizen Republic Project™: El Sistema se plantea nuevamente como
una reflexión crítica sobre la soberanía de las grandes corporaciones tecnológicas
y sus valores simbólicos de persuasión y representación. Para ello se relacionan
metafóricamente dos imaginarios antagónicos: uno arquetípico, estático y
corporativo, con eslóganes que publicitan las bondades de los avances de la

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tecnología; otro descodificado, que constituye el reverso paródico de la anterior
imagen y que es, asimismo, un lugar donde se comparten informaciones y
procesos de trabajo.
En la zona de entrada a la exposición, dentro del entorno corporativo de
Technologies To The People’s, se presenta el lanzamiento del producto x-devian,
un sistema operativo fácilmente instalable en cualquier ordenador, que no
interfiere en el software preexistente y que permite al usuario trabajar con el
programa gratuito Linux, el cual está liberado de todo tipo de protocolo
empresarial pero que, sin embargo, ofrece idénticas prestaciones que otros
programas de pago existentes en el mercado.
Oculto tras este primer ámbito mediante una barricada de mobiliario usado,
pero en un lugar central de la instalación, aparece un espacio-taller equipado
con numeroso material documental que informa sobre cuestiones técnicas
referentes al uso alternativo de la tecnología, así como una red de ordenadores
reciclados a los cuales se les reinstaló previamente el programa Linux. En este
espacio tendrán lugar talleres formativos de aprendizaje informático no comercial,
presentaciones de entidades y comunidades tecnológicas de la zona, como Olot
Wireless, y conferencias dedicadas a la reflexión sobre la seguridad e identidad

Castellano
en Internet. Aparte de todas estas actividades, este lugar funciona como un
medialab o club abierto a la participación de quienes deseen utilizarlo tanto
para finalidades públicas –sesiones de trabajo, reuniones asociativas, etc.–
como para un uso estrictamente personal –navegación en Internet, envíos de
e-mail, etc.
Por último, en la sala dedicada a conferencias, el visitante puede acceder a una
antología temática de presentaciones privadas realizadas en PowerPoint y
rescatadas de la red y emitirlas mediante un vídeo-proyector, como si fuese un
conferenciante genérico, ante una hipotética audiencia.

Valentín Roma
David Santaeulària

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Neofeudalismo y retorno de la Inquisición
Domingo Mestre

Lo malo de la izquierda americana es que traicionó para salvar sus piscinas. Y


no hubo unas derechas americanas en mi generación. No existían intelectualmente.
Sólo había izquierdas y estas se traicionaron. Porque las izquierdas no fueron
destruidas por Mac Carthy; fueron ellas mismas las que se demolieron dando
paso a una nueva generación de nihilistas. Orson Welles

La ‘nobleza’ empresarial
Corren malos tiempos, pero no sólo para la lírica, como decía la vieja canción,
sino también para el resto de la producción subjetiva y de las libertades individuales.
El desarrollo de la sociedad de la información está propiciando una profunda
transformación social que afecta ya a la práctica totalidad de los ámbitos de
nuestras vidas. La nueva sociedad global, conocida también como el “imperio
del capital”1, está basada no tanto en la producción de bienes como en el
consumo, sobre todo de la información2 y en la especulación. En este ‘nuevo
mundo’, en permanente evolución, resulta fácil detectar el retorno de algunas
características neofeudales 3 que se están combinando, más o menos
turbulentamente, con el irrealizado sueño ilustrado de la emancipación social
y con el dogma neoliberal de la búsqueda del beneficio a toda costa. Pese a la
pervivencia de los viejos Estados-Nación y de su monopolio de la violencia legal
–que no del verdadero poder de ejercerla–, lo cierto es que, por sus peculiares
características, esta reorganización imperial sólo puede ser administrada
eficazmente contando con la colaboración de los que Echeverría denomina los
nuevos “Señores del aire” 4 ; un reducido grupo de empresas privadas y
corporaciones semipúblicas que son las propietarias y administradoras del espacio
virtual encargado de canalizar los flujos de información.5 (los propietarios de
bancos y financieras) conforman entre todos ellos una nueva aristocracia del
dinero que es la que está rediseñando en la práctica, siempre de acuerdo con
sus necesidades estratégicas, el universo que habitamos. Naturalmente, esta
decisiva función pre-legislativa –e incluso pre-ejecutiva– que ejercen los grandes
lobbyes económicos debe seguir manteniéndose en la sombra, como siempre,
puesto que no sería de recibo seguir hablándole al pueblo de libertad y de

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Neofeudalismo y retorno de la Inquisición

democracia de saberse que quien impone las directrices básicas es este reducido
grupo de ‘caballeros’ del dinero.
Un dato importante a tener en cuenta es que, en el contexto actual, la resolución
de los conflictos antagonistas se desarrolla, principalmente, en el ámbito simbólico
del espacio mediático. De ahí proviene la importancia que ha adquirido su
control, pues de él dependerá, finalmente, no sólo el resultado de las próximas
convocatorias electorales sino también la cotización en bolsa de los valores
relativos de la nueva nobleza. Y de aquí emana también el creciente interés de
las empresas por maquillar su imagen pública mediante el mecenazgo y la
esponsorización de todo tipo de actividades filantrópicas y culturales. Al respecto,
Rodríguez Casanueva, empresario y presidente de Philantropos, afirmaba hace
unos días que El año 2003 es el de la Responsabilidad Social de la Empresa (RSE)
en nuestro país (...) el mecenazgo empresarial es en esencia un juego en el que
todas las partes implicadas pueden y deben obtener beneficios netos6. Una
desigual partida, claro, en la que el supuesto provecho social de los necesitados
no tiene porqué estar vinculado a sus necesidades reales, pero sí subordinado
a los intereses de quienes los promueven.

Las germanías de la precarización


La lúcida intuición por parte de los diferentes grupos resistentes de que la
situación construida exige respuestas locales para los problemas globales y de
que el punto débil del sistema se encontraba, principalmente, en el sabotaje
simbólico de las grandes ceremonias sacras de la globalización del capital
(reuniones de la OMC, FMI, BM, OCDE...) ha conseguido inesperadas victorias
mediáticas en la inacabable lucha entre quienes mandan y la multitud de quienes
obedecen. Un éxito incuestionable que ha llenado el orbe de nuevas esperanzas.
Sin embargo, también ha creado una fuerte dependencia espacial y temporal
respecto a estos fastos, la cual está restando autonomía al movimiento y facilitando
su neutralización al hacer depender sus acciones de las convocatorias de los
Señores. Igualmente exige una espectacularización de las formas que no siempre
ha sido bien planificada o adecuadamente contrarrestada con la aportación de
contenidos específicos y de modos diferentes de hacer las cosas; algo que ha
marcado, en cierto sentido, las actuales limitaciones de la fórmula.
No obstante, la parte positiva de toda esta aventura es la demostración práctica
de que otras formas de heterorganización son verdaderamente posibles. De
hecho, ya no son los partidos que se dicen de izquierdas o los sindicatos quienes
marcan las directrices a seguir en los conflictos sociales sino directamente los
diferentes colectivos agredidos, los sin pan y los sin tierra, los sin techo y los sin

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Domingo Mestre

trabajo, los sin papeles y los sin cultura, es decir los precarios en algún sentido
quienes toman la iniciativa continuamente y gestionan sus propias redes de
apoyos y de defensa (des)organizada, gracias, en muchos casos, a las capacidades
que ahora ofrecen algunas nuevas tecnologías.
Sin ninguna duda, en el futuro próximo será el respeto de la pluralidad y de las
diferencias el que va a marcar las líneas directrices para la vertebración de una
verdadera “sociedad civil de abajo”7. La única forma de conseguir frenar de
algún modo las desbocadas ambiciones de los que siempre están ‘arriba’. Por
eso creo que el desafío colectivo pasaría por recuperar la iniciativa, liberándola
de la servidumbre respecto de los grandes fastos globales para ampliar su campo
de actuación hasta los medianos e incluso los pequeños eventos (especialmente
los culturales), que son los que están legitimando ahora, como antaño hiciera
el clero disperso con las decisiones feudales, las políticas que más directamente
nos afectan. Igualmente, parece deseable intentar construir, entre todos los
grupos sociales damnificados por el actual sistema, alguna especie de macro
fórmula de resistencia antisistémica. Una empresa colectiva en la que técnicos
y profesionales de la comunicación (ingenieros, informáticos, periodistas, teóricos,
artistas, etc.) tienen mucho que aportar y de la que sólo sabemos con seguridad
que, necesariamente, habrá de sustentarse en una estructura diferente a la de
la actual sociedad civil construida por la burguesía; la cual, no hay que olvidarlo,
es la que sostiene el actual señorío indiscutible del capital.

El clero cultural
En este nuevo orden imperial, el único dios indiscutible es el Dinero, tan respetado
y adorado por los Señores como por sus siervos. Su religión oficial ya no es la
economía, como cabría imaginar, sino la cultura, que es la que otorga a los
dictados de la primera la categoría de indiscutibles. Intelectuales y artistas forman
parte relevante del nuevo clero evangelizador –y en muchos casos mendicante–
con la particularidad, además, de que la heterodoxia, que a los librepensadores
les es consustancial, forma ahora parte de la ortodoxia eclesiástica. Una cruel
paradoja que, con frecuencia, convierte el disentimiento artístico en sometimiento
–y a la representación acrítica de los conflictos en verdadero soma adormecedor
de la feligresía.
Al igual que en la Edad Media, la connivencia actual entre la ‘nobleza’ y el ‘clero’
es casi absoluta, limitándose las divergencias a cuestiones de forma y, sobre todo,
de cantidades. En estas condiciones no resulta extraño que el arte se esté
muriendo de éxito, agobiado por las necesidades del marketing cultural
institucional y del mecenazgo empresarial, y que la cultura sea objeto de deseo

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Neofeudalismo y retorno de la Inquisición

incluso para los más zafios e incultos caballeros. Dado que esta utilización del
arte como propaganda –o, en el mejor de los casos, como lenitivo– aporta bien
poco a la causa común, la supervivencia del viejo espíritu emancipador que
acompañaba al proyecto utópico del arte moderno se muestra como una
contradicción, absolutamente necesaria, que se refugia hoy, a duras penas, en
contadas heterotopías en marcha, casi siempre virtuales, que todavía mantienen
cierta autonomía de gestión.
En cualquier caso, resulta reconfortante saber de la existencia de artísticas
ficciones corporativas como Technologies To The People (TTTP), una firma8
puntera en el campo del mecenazgo privado, que ha hecho agnóstica profesión
de fe del desvelamiento de las contradicciones ocultas en el sistema. Su original
gama de productos simbólicos, siempre irónicamente destinados al uso del
‘pueblo’, y sus campañas de alfabetización digital de las masas constituyen
pequeños contrapuntos necesarios frente a las múltiples medidas populistas
que continuamente intentan someterlo bajo el yugo de la promesa de su
salvación. Junto a ellas, la esponsorización y el mantenimiento de herramientas
de participación informativa y comunicacional en red, como la web e-valencia.org,
marcan la diferencia cualitativa frente a otras empresas o proyectos similares
que, igualmente desde el ámbito artístico –pero sin conseguir escapar de él–,
están intentando arrojar algún tipo de luz sobre las brumas del nuevo sistema.
Este último proyecto resulta especialmente interesante por diversos motivos.
En su origen, formaba parte de la exposición The Power of Security9 y nació
como un portal web alojado en el servidor del Museo de la Universidad de
Alicante (MUA). La página, desarrollada como todos los proyectos de TTTP a
partir del software libre, contiene una revista de prensa que se actualiza
diariamente y un archivo de noticias culturales de ámbito valenciano. Toda la
información contenida es de libre acceso y se caracteriza por la facilidad que
ofrece para la participación de los usuarios. Algo que ha permitido a los más
de 2500 usuarios ‘sin nombre’ que la visitaban diariamente expresar sus
argumentadas opiniones, públicamente y sin mediaciones, durante los dos
últimos años10.
La inteligente utilización de las posibilidades del anonimato ha permitido, pese
a las polémicas suscitadas11, explorar ámbitos de colaboración desconocidos
entre quienes poseen la información privilegiada y el deseo de hacerla pública
(pero no pueden identificarse por el riesgo de perder su empleo), y quienes
poseen la inteligencia para interpretarla adecuadamente, sin ostentar un nombre
público que les abra las puertas hacia la visibilidad mediática. El continuo trasvase
de información en ambas direcciones ha provocado un permanente feed back

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Domingo Mestre

que se ha traducido en un aumento exponencial de la calidad de la información,


fenómeno que ha permitido vislumbrar el enorme potencial oculto de lo que
algunos denominan, provocadoramente, “intelectualidad de masas”12.
El particular hechizo de este proyecto proviene de la excepcional recepción que
obtuvo por parte de un fermento social extremadamente necesitado de este
tipo de herramientas y al que le ha importado siempre un bledo su posible
carácter artístico. Sus más de 750.000 visitas, durante los dos últimos años, han
generado verdadero ‘arte público’ sin proponérselo y, al tiempo, han colaborado
activamente para desenmascarar los entramados ocultos tras las políticas culturales
de la Comunidad Valenciana. Utilizando esta herramienta se organizó la resistencia
ciudadana contra el cierre del Centro del Carmen del IVAM, contra el II Encuentro
Mundial de las Artes y contra la II Bienal de Valencia. Desde allí se han denunciado
continuamente tanto las carencias de la educación pública como la incoherencia
de una política cultural volcada en la creación de infraestructuras sin contenido,
facilitando líneas de investigación que posteriormente han sido desarrolladas
por los media tradicionales. De las sinergias suscitadas en el foro surgió el colectivo
crítico ex Amics de l’IVAM que ha conseguido reunir a todo un calidoscopio de
posturas divergentes frente al fenómeno artístico, el cual ha sabido converger
unitariamente, en momentos puntuales, para dar más fuerza a sus
reivindicaciones13. Y de este embrión de voluntades nació la asociación Ciutadans
per una Cultura Democrática i Participativa14, la cual, a su vez, se halla integrada
en una plataforma de asociaciones cívicas y ciudadanas (1+1+1) desde la que se
están explorando nuevas fórmulas de participación ciudadana en los asuntos
públicos. Todo un rizoma de flexible tejido social que, con una organización
mínima y al parecer soportable, está modificándose continuamente al ritmo de
los acontecimientos y de los flujos del deseo colectivo.

II

La cruzada contra la (in)seguridad


La trágica matanza del 11 de septiembre, transformada en el más impactante
hito mediático de la historia por su capacidad de conmocionar simultáneamente
y en tiempo real a la práctica totalidad del planeta, ha decantado la balanza
imperial, al menos por el momento, hacia la vertiente más radicalmente
reaccionaria del teorema conservador. Desde entonces, una épica de la seguridad
se ha adueñado de los discursos que emanan desde el núcleo duro del imperio y,
al abrigo de la guerra preventiva y permanente contra el terrorismo, el espionaje
y la censura han dejado de practicarse en la semioscuridad para convertirse en

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Neofeudalismo y retorno de la Inquisición

‘populares’ medidas de higiene preventiva. Nuevas prohibiciones y restricciones


de derechos adquiridos que se nos venden como imprescindibles, pero cuya
utilidad real es más que cuestionable puesto que su principal virtud radica mucho
más en la sensación de inseguridad y desprotección que generan que en su
verdadera eficacia. Es con estas medidas que se está generando una paranoia
represiva que convierte toda disidencia en peligroso antagonismo. Una deliberada
tergiversación de los principios del diálogo social mediante la cual muchos de
los instrumentos que antes habían servido para proteger las libertades civiles se
están tornando, ahora, en peligrosas armas al servicio de quienes ejercen el
dominio político.
Y está sucediendo así, no sólo con los fetiches de última generación como
Internet, cuyo mistificado potencial democratizador del conocimiento está siendo
reconvertido apresuradamente en eficaz herramienta de espionaje (la vieja red
Echelon y el nuevo programa Carnivore)15 y de control (la controvertida ley
LSSICE)16, sino también con otros estamentos clásicos como las bibliotecas públicas
norteamericanas, hasta ayer ejemplares focos de la libre difusión de la cultura,
cuyos responsables han sido obligados hoy, mediante la nueva ley antiterrorista
USA Patriot Act, a reconvertirse en espías sin sueldo que deben informar
inmediatamente a las autoridades sobre quiénes están leyendo lo que se considera
material potencialmente peligroso –y también sobre qué es lo que leen los
individuos a priori considerados sospechosos–. La locura represiva ha llegado
hasta tal punto que, ahora mismo, los bibliotecarios norteamericanos17 pueden
llegar a ser procesados tan sólo por contactar con un abogado para informarse
del verdadero alcance de sus obligaciones profesionales.
Algo similar ha ocurrido con el derecho a la libre información, el cual, al ser
sometido a la autocensura previa con ocasión de la guerra de Irak, se ha
transformado en un parodia de la comunicación periodística cuyo climax cabría
situar en la reciente prohibición del presidente Bush de que se fotografíen los
ataúdes en que retornan las víctimas norteamericanas de la ocupación. Sangrienta
tragicomedia interpretada magistralmente no sólo por la prensa de su país sino
también por la práctica totalidad de las televisiones de nuestro entorno18. Un
bochornoso esperpento que, pese a no convencer totalmente a casi nadie, sí que
ha conseguido, sin embargo, una verdadera manipulación de la percepción
global de la realidad colectiva a juzgar por los últimos resultados electorales.

El retorno de la Inquisición
Tanto la propaganda como la censura son actividades que se vienen practicando
desde muy antiguo. Sin embargo, la libertad de expresión es una conquista

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Domingo Mestre

reciente, paralela a las revoluciones burguesas, que sólo empieza a generalizarse,


en los países ‘democráticos’, tras la II Guerra Mundial. Al parecer, esta expansión
fue impulsada por la coalición aliada como antídoto preventivo ante la peligrosa
eficacia que había demostrado la combinación de represión y propaganda
desarrollada por el ministro Goebbels en la Alemania nazi –la famosa “Exposición
de Arte Degenerado” fue una arriesgada apuesta suya que cumplió todas las
expectativas y abrió el paso a la posterior manipulación política del arte
antagonista–. En muy poco tiempo, la cada vez más creciente libertad de creación
se convirtió, sobre todo a través del Congreso para la Libertad Cultural de Berlín
–patrocinado ocultamente por la CIA19–, en la bandera del llamado ‘mundo
libre’ y en el símbolo de la fe democrática que debía marcar la diferencia con
las ‘dictaduras’ durante todo el desarrollo de la guerra fría. Una diferencia que
fue más simbólica que real puesto que, como correctivo paralelo a esta expansión
de las libertades, apareció también la “caza de brujas” del Comité de Actividades
Antiamericanas cuyo legado más destacable consistió en la profunda interiorización
de la autocensura en este país.
De cualquier forma, la función de las artes ha sido siempre doble: por una parte,
han servido para enaltecer la grandeza de quienes (las) mandan; por la otra,
han actuado como catalizador de los sueños individuales y colectivos para quienes
las disfrutan –o quienes las sufren–. Al margen de estas funciones específicas,
lo más destacable de ellas no es su supuesta trascendencia, algo en lo que hoy
ya nadie cree sinceramente, sino el hecho de que albergan la potencial capacidad
de abrir grietas y fisuras en los campos estancos de lo que en cada momento
resulta pensable. Por ellas han brotado, históricamente, fragmentos de
conocimiento inaccesibles por otros medios –a pesar de su tradicional utilización
para el sometimiento– y de ahí proviene que su especial necesidad de libertad
sea un asunto de verdadero interés general.
Si, como afirma Ramonet20, la postmoderna censura del siglo XXI habría de estar
basada más en la saturación informativa que en la supresión de la información21
–aunque sólo fuera por una mera cuestión de racionalización de los recursos–,
el retorno al silenciamiento forzoso de la disidencia es un anacronismo que
recuerda los métodos descritos en el Manual del Inquisidor (siglo XIII) donde se
advertía a los timoratos: “Cualquier pueblo, cualquier nación que permita en
su seno el brote de la herejía, la cultive y no la extirpe a tiempo, se pervierte,
se aboca a la subversión y hasta puede desaparecer”22.
Víctimas de la actualización de estos rancios principios, las Dixie Chicks, un
popular trío femenino de country norteamericano que se atrevió a criticar
públicamente la ocupación de Irak, han visto como su música pasaba, en unos

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Neofeudalismo y retorno de la Inquisición

días, del nº 1 en las listas de éxitos a desaparecer de las emisoras de radio, al


tiempo que sus ranchos eran saqueados y se las amenazaba de muerte: “Se ha
demostrado que fue una maniobra de la derecha republicana. El partido está
muy bien organizado. Llamaron por teléfono y enviaron correos electrónicos a
las emisoras pidiendo que no pincharan nuestras canciones (...) Locutores honestos
empezaron a investigar la procedencia de la decena de miles de llamadas y
correos. Descubrieron que la mayoría de las protestas partieron de la sede central
del Partido Republicano”23.
En el ámbito estatal, la situación no es muy diferente pues, tras un corto paréntesis
de europeizada normalidad, en los últimos meses se están acumulando los casos
de abuso de poder por parte de instituciones culturales. En agosto del año
pasado, en plena crisis hispano-marroquí por el dominio de la Isla Perejil, la
dirección de la Obra Social Cajastur decidía anular la muestra Fez, ciudad interior
de Toni Serra en el Palacio de Revillagigedo de Gijón. Durante el último festival
de cine de San Sebastián, la Ministra de Cultura desataba una furiosa campaña
de descalificaciones contra la película de Julio Médem, “La pelota vasca” que
cabe calificar, sin exageraciones, de ‘contrarreformista’. Rozando ya el esperpento
puritano, la asociación integrista e-cristians ha utilizado el envío masivo de
e-mails para presionar a los responsables del Institut de Cultura de Barcelona
(ICUB) y conseguir que se cambiara el título de una muestra del artista Jaume
Alcalde titulada Mecagum Déu. Vídeos familiars sobre el nacionalisme. Pero la
gota que colma el vaso de esta regresión (al menos por el momento) es la impune
desconexión del servidor del Museo de la Universidad de Alicante (MUA) de la
web e-valencia.org, una decisión, inducida por ocultas presiones de altas instancias
de la administración valenciana, que supera el ámbito estricto de la censura: por
tratarse e-valencia de un proyecto de art in progress, su interrupción equivale
a la deliberada destrucción de una obra de arte.

III

Un rayo de luz entre brumas y tinieblas


Como afirma la Asociación de Artistas Visuales de Cataluña (AAVC), en estos
momentos: “Hay un evidente retroceso en el respeto a las libertades de expresión
y creación en el estado español”24. Un fenómeno del que lo más preocupante
no es el hecho en sí de la censura concreta25 (aunque mención aparte merezca
el rol de cazador de brujas ejercido por Cosme de Barañano, el actual director
del IVAM), sino las previsibles autocensuras futuras que este oscuro ambiente
represivo puede llegar a inducir. Y, sobre todo, la desazón que provoca saber

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Domingo Mestre

que instituciones con autonomía de gestión como la Universidad de Alicante se


están plegando con tanta facilidad a estas deleznables maniobras.
No son buenos tiempos, ya lo dije al principio, pero los trovadores saben que tras
la noche oscura siempre retorna el alba. La parte positiva de todas estas maniobras
represivas podría extraerse de la clarificación que se obtiene cuando la presión
de los hechos obliga a la gente de la cultura a posicionarse públicamente; más
aún si intentamos aprender un poco de la historia reciente: “Los intelectuales,
como colectivo, no estuvieron a favor de la caza de brujas, pero tampoco estuvieron
manifiestamente en contra, limitándose a asumir una dorada marginalidad frente
al conflicto. Era suficiente: también para décadas, la cultura americana sería
globalmente dócil”26.
En este sentido, la recogida de firmas contra un flagrante abuso de poder como
es el cierre injustificado de e-valencia.org ha resultado de lo más reveladora. Y
no sólo por los comentarios que acompañaban a las adhesiones, algunos de ellos
bien sabrosos, sino también por los estrafalarios argumentos esgrimidos para no
hacerlo por quienes perteneciendo al nuevo monacato cultural alardean de su
talante liberal y de su compromiso antagonista o con la libertad. Sin dogmatismos
ni estridencias, este texto está dedicado a todos ellos.

1 HARDT, M. y NEGRI, A.: Imperio. Piados. Barcelona 2002.

2 Y los consumidores, desde el nacimiento del “consumo productivo”, somos la mercancía principal con la
que, en estos momentos, se está especulando.

3 ECO, U., COLOMBO, F., ALBERONI, F. y SACCO, G.: La nueva edad media. Alianza Editorial. Madrid 1990.
En esta publicación se abordan otros aspectos relacionados con el tema que aquí nos resulta imposible tratar
adecuadamente.

4 ECHEVERRÍA, J.: Los señores del aire: Telépolis y el tercer entorno. Destino. Barcelona 1999.

5 Cabe anotar como hecho diferencial el enorme poder en nuestro Estado de los Señores del ladrillo, con
capacidad para sabotear unas elecciones autonómicas en la Comunidad de Madrid y colocar como presidenta
a la candidata del partido que vela por sus intereses.

6 RODRÍGUEZ CASANUEVA, F.: “Jugar a que todos ganen”, El País, 23-10-2003, p. 69.

7 HOUTART, F.: “Sociedad Civil y espacios públicos”, en FORO SOCIAL MUNDIAL (MONEREO, M. y RIERA, M., ed.),
Porto Alegre, Otro mundo es posible. El Viejo Topo. Barcelona 2001.

8 Tómese lo de la firma al pie de la letra puesto que toda la compañía se concentra en ella. Surgida a raíz del
título de una exposición de Daniel García Andújar, desde entonces le ha servido de pantalla para promover
diversas iniciativas, más o menos subversivas, desde el respetable respaldo que le otorga la pertenencia simulada
a esa nueva ‘caballería’ del dinero que son las multinacionales.

9 Galería Visor, Valencia 2001.

10 Su gran aceptación por parte de la ciudadanía dio lugar al nacimiento de diferentes variantes locales del
mismo principio básico como e-barcelona, e-arco o e-toulouse.

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Neofeudalisme i tornada de la Inquisició

11 Entrevista a Daniel G. Andujar. “El proyecto versa sobre los límites de las libertades y de cómo puede
afectar a nuestra sociedad el uso de nuevas tecnologías, cómo puede nuestra sociedad autorregularse formalmente
en un contexto tan específico como el creado para e-valencia”. http://somiatruites.blogalia.com/historias/12561

12 VIRNO, P.: Virtuosismo y Revolución. Traficantes de sueños. Madrid 2003.

13 Cuya eficacia política cabe valorar en función de las histéricas reacciones que ha suscitado: desde el
departamento pedagógico del IVAM se ha editado recientemente un cómic en el que el malvado Doctor Hipnos,
un “antiguo amigo del IVAM ofendido”, intenta hipnotizar al público del Museo para vengar su falta de
reconocimiento. Finalmente, es derrotado por el personal de dirección a golpes de escultura ¡de Julio González!
Una increíble estrategia de manipulación infantil que, sin embargo, recuerda la vinculación ideológica del
cine Disney con la “caza de brujas” del senador McCarthy.

14 En ella se integran ciudadanos y profesionales de muy diversos campos de la cultura que fueron los
organizadores de las jornadas “Realitats de la Ciutat” coincidiendo con la celebración de la II Bienal de Valencia.

15 GARCÍA ANDÚJAR, D.: “Libertad versus seguridad” en FONTCUBERTA, J.: Securitas. Gustavo Gili. Barcelona
2001. “Echelon es un sistema de espionaje diseñado para operar sobre objetivos civiles que actúa interceptando
de forma indiscriminada y aleatoriamente enormes cantidades de comunicaciones y seleccionando posteriormente
lo que es de valor mediante el uso de ayudas de inteligencia artificial”. Carnivore, “Se trata de un sistema
informático diseñado para permitir que el FBI, en colaboración con un proveedor de Internet, haga valer una
orden judicial que exija la recolección de cierta información en relación al correo electrónico u otro tipo de
comunicación electrónica de un usuario específico que es objeto de investigación”.

16 Ley española que regula las comunicaciones en Internet y cuya confusa redacción permite que sea la
Administración, y no los Jueces, quienes impongan restricciones a la libre difusión de contenidos por Internet,
además de establecer la posibilidad de que los webmasters sean considerados responsables por los hiperenlaces
de sus páginas. Su última modificación ha consistido en... ¡legalizar el spam! Otra victoria de los Señores del
aire sobre los intereses más elementales del resto de la comunidad.

17 A pesar de ello, han sido estos mismos profesionales quienes, con sus presiones, han conseguido levantar
la censura que durante un año mantuvo en la imprenta el último libro de Michael Moore, Estúpidos hombres
blancos (Ediciones B. Barcelona 2003), en el que se relatan las maniobras y conspiraciones que permitieron al
presidente Bush hacerse con el poder imperial.

18 Mención especial merece el seguimiento de esta guerra realizado por la cadena Tele 5 en el ámbito de
nuestro Estado, atrevimiento que le costó la vida al operador de cámara José Couso en un oscuro incidente
que nuestro incompetente gobierno ha sido incapaz de aclarar.

19 STONOR SAUNDERS, F.: La CIA y la Guerra fría cultural. Debate. Madrid 2001.

20 RAMONET, I.: La tiranía de la comunicación. Debate. Madrid 1998.

21 Lo cual no quiere decir, ni mucho menos, que la censura clásica haya desaparecido totalmente en algún
momento, sino más bien que mayoritariamente ha ido adoptado otras formas más sibilinas y acordes con la
situación. Al respecto, el proyecto The File Room, iniciado por Muntadas, recoge información actualizada
de la mayor parte de los casos que se siguen produciendo en http://www.thefileroom.org.

22 EIMERIC N. y PEÑA F.: El manual de los inquisidores. Muchnik. Barcelona 1983, citado por ALCARAZ
RAMOS, M.: Op. cit. p. 37.

23 GÓMEZ L.: “El ‘country’ combativo” en El País [Semanal], 26-10-2003, p. 25.

24 http://www.e-barcelona.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=2226.

25 Cuando estas líneas vean la luz, probablemente la página e-valencia.org ya vuelva a estar activa, desde
el forzado exilio, y esperamos que no demasiado maltrecha por las mutilaciones de la inactividad.

26 ALCARAZ RAMOS, M.: Op. cit. p. 228-229.

40 (1)
Crítica de la simulación de las libertades
Álvaro dels Ángeles

La cita que antecede a los Comentarios sobre la Sociedad del Espectáculo, de


Guy Debord, bien podría tomarse como una de las claves en la estrategia de la
resistencia, fuera ésta del tipo que fuere y se activara frente al sistema político
que aconteciera en un momento histórico preciso. Extraída de El arte de la
guerra, de Sun Tse, el pequeño párrafo comienza: “Por muy críticas que sean la
situación y las circunstancias en que os encontréis, no desesperéis.”, y concluye
“cuando se está sin ningún recurso, hay que contar con todos los recursos; cuando
se ha sido sorprendido, hay que sorprender al enemigo”1. Con frecuencia aparece
escrito o se anuncia que “el arte de la guerra es el arte de la vida” y, en efecto,
el libro del general chino Sun Tse, si bien adoctrina sobre las formas en que debe
plantearse un ataque, preparar una retaguardia, cómo analizar los puntos débiles
propios y ajenos antes de enfrentarse al enemigo o estudiar las características
del terreno adonde tendrá lugar la batalla, entre otros muchos datos expuestos
como consejos, conforma asimismo una gran metáfora que puede ser entendida
como una manera inteligente de sobrevivir a (o afrontar) determinadas
circunstancias de la vida, sean éstas personales, profesionales, políticas o
ideológicas. Por descontado, esta cita (y por extensión el texto completo, que
llegó a Europa durante la Revolución Francesa) es fácilmente analizable
desde una perspectiva muy concreta precisamente porque en este caso anticipa
o introduce otra obra (la de Debord) que basa su filosofía en analizar
concienzudamente al contrincante para jugarle con sus mismas armas o, al menos,
para tratar de desarmarle con sus propios argumentos. El contrincante de Debord
y del situacionismo en pleno fue precisamente el uso espectacular de la cultura,
su manipulación e instrumentalización política por parte de los encargados de
gestionarla, producirla o difundirla, siendo su cometido principal la denuncia
sin paliativos, abiertamente crítica, siempre respaldada por la solidez de un
discurso rico en matices y pormenorizadamente elaborado. Este posicionamiento,
ya convertido en un clásico de la crítica razonada, teniendo como tiene plena
vigencia se ha quedado reducido, sin embargo, a frugal aperitivo de unos
manjares que, hoy por hoy, nos han llevado a una salvaje bulimia de lo espectacular.
Puesto que la concepción de lo espectacular no ha dejado de agravarse dentro
de las políticas culturales desenvueltas o surgidas desde entonces, los textos

41 (1)
Crítica de la simulación de las libertades

situacionistas (si bien con las limitaciones temporales lógicas) adquieren un poder
casi profético.
¿Quedan todavía planteamientos teóricos o acciones prácticas que se antojen
posibles, que se vean capaces, de intentar si no detener al menos sí alertar sobre
determinadas conductas políticas y culturalmente absolutistas? ¿Es posible separar
o tratar de independizar a la cultura de las decisiones políticas arbitrarias que
la emplean y desemplean sin previo aviso? Ante la primera pregunta caben
muchas respuestas, tantas como acciones que puedan realizarse; pequeños gestos
que, incluso desde su precariedad, consigan plantear dudas al respecto de lo
general monopolizado. En cuanto a la segunda, cada vez parece que existen
más recursos técnicos para desarrollar espacios (físicos o virtuales) dedicados a
la cultura o comprometidos con ella de manera independiente, pero también
cada vez más parecen reducidos a un mayor ostracismo y a una repercusión cada
vez más minoritaria, cuando no “obligados” a desaparecer.
Sun Tse nos aconsejaba hacer frente al contrincante habiéndolo estudiado
previamente con detenimiento, entender su modus operandi, analizar sus puntos
débiles y aquellos por donde no flaquea, vigilar sus acciones y no dejarse embaucar
por las luces de neón de su propaganda, la cual actuaría como una versión
corregida y aumentada de un comportamiento ancestral de provocación y
enfrentamiento. Y, en cierto modo, para poder mantener esta actitud vigilante,
inquisitiva, es necesario actuar en determinados momentos exactamente igual
que el o los contrincantes, como una figura que se reflejara, a la inversa, en un
espejo imaginario.
Análisis aparte merecería la opción, con las dudas y contradicciones derivadas
de su desarrollo, de plantear la confrontación desde dentro, aduciendo una
posible independencia de planteamientos en el propio intestino de la industria
cultural; casos de estudio muy vigentes no nos faltarían.
Así pues, ante la limitación de los movimientos cabe el accionismo más activo;
frente a la velocidad supersónica de los aparatos de propaganda del poder que
anulan lo anterior inmediatamente después de haber presentado lo nuevo (como
una versión sin fin del “presente perpetuo”), se trataría de imponer un ritmo
tranquilo y sosegado del que se sabe también perseguidor y no sólo perseguido,
vigilante además de vigilado; ante la desfachatez de lo público de crear discursos
poli-bifurcados, la sobriedad de investigar en una misma dirección, sin rodeos
y sin concesiones, en línea recta; contra la cara feliz de los protagonistas de los
anuncios de la mentira, la recepción a cara de perro del que advierte que nada
es lo que parece, ni debe admitir que lo que se muestra como real pueda llegar,
siquiera, a parecerlo.

42 (1)
Álvaro dels Ángeles

Estas actitudes directas son abiertamente criticadas por gran parte de la sociedad,
además de por aquellos que enarbolan el espíritu reaccionario de sus políticas,
evidentemente. La opinión externa generalizada ante estas actuaciones es que
el talante empleado no “anima” a los demás a sumarse a ellas, enconadas dicen
en una falta total de sentido del humor o, para decirlo de otro modo, sin asideros
frívolos de los que agarrarse; lo que en definitiva viene a decir que cabría emplear
las mismas armas esteticistas y amables, embaucadoras, de la propaganda con
el fin de conseguir más adeptos. Y en ello se está; aunque discutir sobre la
homologación o no de diferentes sentidos de humor y posicionarse sobre si una
actuación es o no divertida, siempre dependerá de dónde y cómo queden
reflejados los involucrados. De hecho, las mismas críticas que alertan sobre la
sobriedad y el aburrimiento, incluso el enfado injustificado, en la forma de
plantear ciertas demandas o arrojar ciertas críticas, no dudan en tachar de frívolos
los pequeños actos o acciones que se realizan a modo de válvula de escape, las
cuales no impiden que se siga manteniendo la coherencia en el discurso. Así
pues, ¿qué ocurre cuando se ha descartado la amabilidad y la simpatía, incluso
el respeto, en el discurso desarrollado por el poder, para acabar siendo sido
sustituidas éstas por la imposición y la negación constante ante cualquier intento
de acercamiento entre posiciones enfrentadas? ¿Cabe aún el empleo de métodos
amables para hacer frente a los otros, que son lanzados y, así pues, impuestos,
como verdades supremas y afirmaciones indesviables?
Habitamos hoy en día entre los escombros de una sociedad espectacular donde
no tiene cabida la discrepancia; donde el debate se permite dentro de unas
reglas tan limitadas y claramente favorables para el poder que resultan, de
entrada, inadmisibles; por esta razón, todavía resulta más inaudito el empeño
obsesivo, la psicosis, con que los mandamases persiguen cualquier sonido átono
que despunte entre sus filarmónicos trabajos institucionalizados, generalmente
mal resueltos o mal enfocados y fácilmente intercambiables por otros igualmente
mediocres.
Sólo cabe reseñar (muy brevemente, pues el texto de Domingo Mestre que
aparece en esta misma publicación lo analiza en profundidad) el caso del proyecto
artístico de Daniel G. Andujar e-valencia.org, hospedado en el servidor del Museo
de la Universidad de Alicante-MUA y por el cual este organismo universitario
recibió presiones de altas instancias culturales de la Comunitat Valenciana hasta
el punto de consumar su cierre, para cerciorarnos sobre cómo el poder ataca las
críticas y rehúsa el debate. Y no sólo el poder político sino también sus técnicos
culturales que, escudándose en su papel de expertos, rechazan igualmente

43 (1)
Crítica de la simulación de las libertades

las críticas o el debate con las mismas argucias absolutistas, considerando la


discrepancia de los discrepantes como simples cantinelas pasadas de rosca o
producto de escarceos competitivos en el ámbito de lo profesional o incluso en
lo personal.
e-valencia.org era un oasis que ha sido necesario desecar y los métodos utilizados
(presionando unos; admitiendo las presiones y claudicando otros) parecen indicar
algo mucho más grave de lo que creíamos que podía seguir ocurriendo en la
actualidad, unas actitudes que sin duda han resurgido de sus cenizas más oscuras
y apolilladas.

I. Lo que parece que es


En cualquier juego de magia coexisten una parte de verdad y otra de ilusión.
Una espada atraviesa la caja, pero ¿qué es verdad, la caja ya agujereada y la
espada que se ablanda o se pliega sobre sí misma para no herir, o el hecho de
que todo parezca real y creamos que atraviesan el cuerpo del encajonado
yacente?; la acompañante queda suspendida en el aire ocultando con su vestido
algo más que su cuerpo, el artilugio que la mantiene en esa posición ingrávida;
la carta en la cual centramos nuestra mirada siempre aparece al lado contrario
de donde debería estar o esperábamos que estuviera, o mejor, el mago nos hace
mirar al otro lado, desvía nuestra mirada y nuestra atención mientras opera el
truco. Vemos lo que ciertamente nos inducen a ver sus manos expertas, ágiles,
más rápidas que nuestra capacidad de asimilación del truco en sí mismo. Queremos
encontrar ese pequeño detalle que haga decantar nuestra conciencia pragmática
del lado de la experiencia conocida, aunque perviven las ganas de querer creer
que la imposibilidad puede, esta vez sí, convertirse en posible, superar su aporía.
La publicidad y la propaganda actúan de manera muy similar. Nos muestran una
imagen perfectamente realizada, pues evocar es lo esencial de su función, pero
sin mostrarlo esencialmente. Dan y esconden a partes iguales, como un truco de
magia perfectamente ejecutado. Se muestra lo que se desea llegar a ser, no en
realidad lo que se es, y los diferentes niveles de esta representación son los que
finalmente decantan la balanza hacia la emisión de unos juicios u otros, atendiendo
éstos a la fidelidad del mensaje, a la posibilidad de cumplir lo anunciado, a la
utilización precisa de la mentira o a la manipulación directa, contando de entrada
con unas premisas difícilmente comprobables.
Walter Benjamin llegaba a la conclusión, en el Epílogo de La obra de arte en la
época de su reproductibilidad técnica (1936), de que “el fascismo tiende, en
consecuencia, a una estetización de la vida política” y concluía su obra con un

44 (1)
Álvaro dels Ángeles

preciso análisis de su tiempo: “La humanidad, que fue en otros tiempos en


Homero objeto de contemplación para los dioses olímpicos, lo es ahora para sí
misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite experimentar
su propia aniquilación como un goce estético de primera magnitud. Esa es la
clase de estetización de la política practicada por el fascismo. La respuesta del
comunismo es la politización del arte”2.
Sería un poco más sencillo llamar a las cosas por su nombre, si todavía éstos
respondieran a sus definiciones. Pero ni ya el fascismo aparece con su cara y sus
modales de antaño, ni el comunismo ahora ya puede siquiera intentar recuperar
lo que perdió por méritos propios. Si lo “espectacular concentrado” en relación
con lo “espectacular difuso” dio lugar a lo “espectacular integrado” (Debord)
-por más que se vislumbren de nuevo tendencias de lo concentrado en el actual
magma difuso e integrado, especialmente desde los sucesos del 11S- la maquinaria
del poder resulta tan inabarcable e indescifrables algunas de sus contraseñas
que sólo se puede perecer tras el enfrentamiento. Perecer, o pretender ser como
él, a modo de alianza en la enemistad. Pues si es el poder el que ha acercado
posiciones hacia la estética, no para dignificar a ésta sino para utilizarla en su
beneficio publicitario, lo estético sólo puede defender su mermado terreno
intentando apropiarse de parte del que no es suyo, sino perteneciente a la
política. Atacar por otro frente toda vez que admite la irrecuperabilidad de parte
de lo perdido. El arte político (y/o su vertiente social), así pues, lejos de ser una
mera etiqueta que suele escandalizar a propios y extraños y que hace salir
corriendo, despavoridos, a los mismísimos artistas, debería entenderse como el
único modo en que éste pudiera presentarse, adquirir un pleno sentido. Del
modo en que no todo el arte debe ser arte político, sino que aquello que no sea
político no puede ser arte. Por político, por supuesto, cabría entender no
necesariamente la adscripción a una tendencia política concreta, sino el
planteamiento sincero y comprometido con lo que se produce, sobre cómo se
difunde y con el nudo argumental con el que se pretendan aportar datos, renovar
teorías o descalificar, sin más, a la propia Historia.
Individual Citizen Republic Project: El Sistema, el proyecto de Daniel G. Andújar
realizado para la Sala ZERO1 del Museu Comarcal de la Garrotxa, puede ser
interpretado desde varias perspectivas. En primer lugar, actúa como un
microcosmos del funcionamiento de los organismos del poder, o de algunos de
ellos, donde la primera parte coincidiría con el aparato utilizado para su
propaganda, su cara exterior, lo visible. La segunda e intermedia correspondería
al laboratorio de ideas, generador de estas mismas y espacio de planteamiento,

45 (1)
Crítica de la simulación de las libertades

acción y manipulación que repercute asimismo en la anterior, donde el negro


de las paredes lo relaciona, simbólicamente, con lo oscuro y lo oculto o aquello
que se mantiene en secreto pero que, en el fondo, es el espacio más participativo,
lo cual genera una interesante paradoja. La tercera y última presenta el trabajo
realizado, surgido de este espacio intermedio de acceso libre que capta a los
usuarios, sólo que los que acaban formándose son los propios espectadores, el
público, que tras su paso por los dos estadios primeros se encuentra dispuesto
tal vez no para opinar sobre lo que ha visto (autorreflexión) en relación con los
mecanismos del Sistema vigente en el exterior, pero sí para platicar, delante de
una audiencia real o figurada, sobre los más variados temas: el espectador como
experto como espectador.
Otra interpretación es la que relaciona rápidamente dos mundos irreconciliables,
puestos aquí abiertamente enfrentados: fuera-dentro, público-privado, blanco-
negro, verdad-mentira o real-figurado, tienda-trastienda o galería-almacén,
aula-laboratorio… La intención es crear un conflicto entre los antagonismos, de
modo que tomar partido por una fracción u otra implica involucrarse no sólo
en sus particularidades sino también en lo que de común puedan tener, en sus
fricciones necesarias o en algunos de sus márgenes difuminados.
Otra interpretación viene dada (sin duda desde una clave mucho más subjetiva
y personal) por las posibles semejanzas entre las tres partes diferenciadas del
proyecto y los tres tipos de capitalismo que repasa Vicente Verdú en su práctico
ensayo sociológico El estilo del mundo. Mientras el “capitalismo de producción
se afianzó en los armazones y los pesados objetos negros”, lo que equivaldría
al segundo espacio, con los objetos apoyando y sujetando el panel a modo de
barricada, “el capitalismo de consumo escogió las superficies brillantes, el aluminio
y el acero inoxidable, las pinturas metalizadas”, es decir, el empleo de la publicidad
y el marketing para vender más, como en el primer espacio donde una valla
publicitaria y el packaging ofertan un nuevo sistema operativo, un nuevo
producto. “En nuestra época, finalmente, con el capitalismo de ficción, la visión
alrededor se hace transparente en las carcasas de los ordenadores, en los edificios,
en los relojes…3, o lo que es lo mismo, la virtualidad de las presentaciones
editadas en Power Point o el producto informático o la empresa -que no existe
físicamente- vienen a igualar, en la tercera parte, aquello que no se siente pero,
incontestablemente, se ve, cuenta y finalmente existe, aunque su apariencia se
trasluzca casi hasta la mimesis.

46 (1)
Álvaro dels Ángeles

II. Lo que todo indica que es


Así pues, la primera parte de nuestro análisis se centraba en lo que parece que
es, eslabón necesario e imprescindible para descifrar lo que en realidad es, o
incluso un poco menos, aquello que todo indica que es, y que posiblemente
nunca sepamos cómo será en realidad. Aunque la primera parte puede surgir
al mismo tiempo que esta segunda, o incluso idearse anteriormente, es muy
frecuente que se cree y se lance con posterioridad. La publicidad tanto sirve
para anunciar algo que existe y necesita ser promocionado, como se emplea
para inventar lo que no está siendo hecho, así como es tremendamente útil para
exagerar lo que se hace (siempre en menor medida de lo que se promociona)
o para desviar la atención sobre lo que en verdad se está haciendo. En cualquiera
de sus vertientes, la propaganda es un arma cargada de pasado, reaccionario y
oscuro pasado, en un presente al que sólo le interesa el futuro visto desde su
lado tecnológico.
Lo que se produce en este segundo espacio de libre acceso se realizará con el
producto previamente publicitado (el sistema x-devian, The New TTTP System
by knoppix) y actuará de nexo entre la publicidad de su estadio previo y el
marketing del tercer y último eslabón. Mientras miramos hacia la superficie
impecable del engranaje, otra maquinaria igualmente resolutiva realiza la
verdadera labor. En esta vertiente netamente participativa dentro de “El Sistema”
se tiene la posibilidad de trabajar para y por la contra-información, con free
software específico y lejos de la hegemonía informática, lo que no evita que
siga necesitando de la publicidad y su imagen para vender su virtualidad y
accesibilidad. Al jugar con idénticas armas y emplear argucias similares, el
engranaje del poder se siente no ya irrespetado (“Bite the hand that feeds you”)
o vigilado (”Watch the Watcher”) sino ridiculizado en su reflejo banal, en la
apropiación de sus mentiras, en la propaganda de sus intereses propios. Y puesto
que carece de sentido del humor, no puede admitir la crítica; como tampoco
puede enfrentarse directamente al debate, pues asumiría su falsedad.
Adorno y Horkheimer aventuraban en su Dialéctica de la ilustración que “toda
cultura de masas bajo el monopolio es idéntica, y su esqueleto –el armazón
conceptual fabricado por aquél- comienza a dibujarse. Los dirigentes no están
ya en absoluto interesados en esconder dicho armazón; su poder se refuerza
cuanto más brutalmente se declara”4. Esta aseveración se ha cumplido hasta sus
últimas consecuencias y, posiblemente ya, o en breve, haya arribado hasta el
último confín del mundo. Pese a todo esto, sin embargo se sigue utilizando un
segundo o tercer nivel de lectura para dirigir las miradas hacia donde no se

47 (1)
Crítica de la simulación de las libertades

pueda descubrir el truco y así, algunos expertos culturales y gurús mediáticos


se dedican a lanzar bombas de humo sobre una audiencia cada vez más
desconcertada, que ya no sabe si lo que lee y ve es una cosa o su contraria.
En un artículo titulado “Por la inmensa minoría” publicado en EL PAÍS (11/10/2003),
José Vidal-Beneyto hacía un repaso de la trayectoria de las políticas culturales
desde los años 50 hasta la actualidad y de su capacidad o incapacidad para
“democratizar la cultura”, sus aciertos y sus fracasos globales. De las tres columnas
que conformaban el artículo de opinión, las dos primeras se dedicaban a esta
función didáctica, bien detallada y explicada por quien, sin duda, ha formado
parte de algunas grandes decisiones político-culturales y cuya opinión debiera
ser tomada en consideración. La tercera columna, sin embargo, que pretendía
apuntar una posible solución ante los males endémicos de nuestra cultura, a
saber, donde la fractura entre “una mayoría cautiva del televisor, ciudadanamente
anestesiada y culturalmente envilecida por su bazofia televisiva cotidiana cuyo
destino parecía ser el consumo al dictado” y una minoría “cada día más amenazada
pero también más convencida de que la cultura no se consume en masa, sino
que se vive como una experiencia propia” se muestra insalvable, proponía y
defendía la existencia del Consejo Mundial de las Artes, del cual es Presidente.
Este organismo, formado por 44 expertos en seis disciplinas distintas (Artes
Plásticas, Arquitectura y Diseño, Cine, Teatro, Danza y Música) plantea como
solución ante este gran problema global la celebración del Encuentro Mundial
de las Artes, el otorgamiento del Premio Mundial de las Artes y el apoyo a la
Bienal de Valencia. Tres buques insignia de una política cultural basada justamente
en los aspectos que él mismo critica en las dos primeras columnas5.
El quid de la cuestión parece que está, así pues, en la utilización interesada de
ciertos conceptos e ideologías que casan a la perfección con tendencias progresistas
e incluso netamente de izquierdas y en su proclamación, para acabar consumando
su contraria u otra que, desde luego, se despega excesiva y sospechosamente de
su discurso original. Porque, si de verdad piensa el Sr. Vidal-Beneyto solventar
el gran desafío de la democratización de la cultura con la celebración de tan
inocuos certámenes, desproporcionados en todo excepto en debate, discusión
y búsqueda real de soluciones concretas, es que ciertamente la crisis intelectual
es un gran agujero negro que, involucrados como él, se afanan en agrandar.

III. Lo que decimos y lo que nos dejan decir que somos


Inmersos, así pues, dentro de un sistema que anuncia y vende lo que se propone,
que evita más o menos solapadamente las críticas y el debate resultantes de su

48 (1)
Álvaro dels Ángeles

funcionamiento y que encumbra o desautoriza a unos u otros por el mero hecho


de la casualidad interesada y del momento histórico concreto, resulta apropiado
recordar qué somos y dónde estamos. O mejor, qué nos dejan decir que somos
o qué podemos decir nosotros sobre dónde nos encontramos.
El uso de Internet ha posibilitado reuniones, uniones, desarrollos conjuntos sin
la necesidad de la presencia física en un tiempo y espacio coincidentes. Ha
enarbolado luchas, recogidas de firmas, denuncias, debate y discusión manteniendo
a cada cual en su espacio vital o profesional, sin el menor desvío en sus obligaciones
diarias como peón perfectamente integrado en el sistema. Ha acercado posiciones,
ha roto la distancia, ha hecho desaparecer determinadas jerarquías, ha convertido
nuestra sociedad en una sprawl city de proporciones descabelladas que recuerda
al perfecto mapa que evocaba Borges y citaba Baudrillard en Cultura y simulacro;
el plano a escala 1:1, el simulacro ideal. Y, de nuevo, nada es lo que parece o no
es, al menos, lo que nos dicen que es. Pues, mientras los partidos políticos y los
Gobiernos anotan en sus programas electorales, como una línea más dentro de
su hipotético cumplimiento global, la importancia de la tecnología en nuestra
sociedad y nuestras vidas, surgen leyes que acotan la libertad de expresión y la
confidencialidad, que rastrean entre nuestros archivos para, eufemismo donde
los haya, asegurar nuestra seguridad. Todo en nombre de una paz mundial que
sólo puede existir previo bombardeo, invasión territorial e íntima y abuso de
poder.
Vicenç Navarro, en su espléndido análisis Bienestar insuficiente, democracia
incompleta. Sobre lo que no se habla en nuestro país hace un repaso realmente
acertado al respecto de las políticas dialécticas y las políticas prácticas, sobre lo
que nos dicen y lo que nos ocultan, en relación a aspectos básicos en nuestra
sociedad que afectan a la libertad, el bienestar y a nuestra capacidad de elección
dentro de ella. Asimismo, resulta esclarecedor a propósito de la “repercusión”
dada a determinados “temas constitucionales” que, sin embargo, no responden
a los de mayor inquietud de la ciudadanía, que ven más importantes los más
cercanos (empleo, vivienda, sanidad, seguridad, pensiones), “temas que no tienen
la visibilidad que se merecen”6. Todo el texto es una plasmación argumentada
de esta bifurcada costumbre del poder de exponer una idea para, o bien otorgarle
a ésta una importancia sobredimensionada, o bien atraer la atención sobre
aspectos de interés para el poder que oscurizan, por lo tanto, los que suelen
importar a la opinión pública. Como indica Navarro, se impone “la necesidad de
una radicalización democrática que permita que el ciudadano vea al Estado
como su servidor y no viceversa”7.

49 (1)
Crítica de la simulación de las libertades

Esta actitud también se da plenamente en el ámbito de la cultura y se desarrolla


dentro de sus políticas culturales. Las reuniones de expertos (sic) (Encuentro
Mundial de las Artes y otros) suelen organizarse alrededor de temas de importancia
teórica incuestionable que, curiosamente, siempre bordean conceptos relacionados
con asuntos sensibles con lo social, como civismo, participación, ciudad y/o
ciudadanía, democracia, transversalidad, interdisciplinaridad…, cuando en
realidad la participación queda casi siempre reducida a la de aquellos pocos
expertos que asisten. ¿Qué conclusiones se extraen y dónde o cómo se ponen
en práctica? ¿Repercuten los grandes eventos culturales, de marcada impronta
espectacular, en los ciudadanos que habitan las ciudades que los hospedan sólo
por el mero hecho de celebrarse? ¿O es el tono que se emplee para llevarlos a
la práctica lo que otorgará o no sentido a su celebración?
Es difícil resistirse a no citar la función que, para Debord, cumplía el experto:
“el experto que mejor sirve es, desde luego, el experto que miente”8.
Desde esta perspectiva, la tercera parte de “El Sistema” nos anima a convertirnos
en expertos de una información que desconocemos, en libres conferenciantes
para opinar, con el micrófono de la sala abierto, sobre el tema o temas que
deseemos, sepamos o no sobre él, queramos ser o no escuchados, deseemos o
no ser seguidos en nuestro discurso o nuestro silencio. La fase final de este
proyecto pone en solfa la función de las ruedas de prensa, de las presentaciones
formales, de las conferencias destinadas a un público selecto. Se ofrece todo lo
necesario para que cada uno sea quien decida qué hacer, qué contar, cómo
hacerlo…, la libertad presentada como un catálogo sinfín de elecciones, de
decisiones que es necesario tomar.
Así pues, el recorrido que realizamos va de la expectación (publicidad de un
producto, de una ideología o de un sistema) a la experimentación individual de
sus propuestas y de aquí a la presentación pública de lo asimilado, su defensa
y de nuevo su publicidad. Síntesis perfecta del aprendizaje, donde confluyen
todos los aspectos sociopolíticos derivados del poder de la información, la
desinformación, lo dado y lo obtenido como márgenes simétricos de un mismo
documento oficial. Es entrelíneas donde habitan la sorpresa, los espacios de
libertad, la ilusión de lo todavía posible.
Como el conocimiento, como las ideas y su puesta en práctica, igual que la contra-
información, la crítica razonada o el control a los que nos controlan, como
ciudadanos, finalmente, estamos en proceso continuo. Y no lamentamos las
molestias ocasionadas.

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Álvaro dels Ángeles

1 En DEBORD, G.: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo. Anagrama, Col. Argumentos. Barcelona
1990-1999. El contenido de El arte de la guerra de SUN TSE varía dependiendo de la traducción. Una versión
íntegra puede encontrarse en www.weblioteca.com.ar/oriental/artwar.htm.

2 BENJAMIN, W.: La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. De esta versión, en Archivos de
la Fotografía, Volumen III, número 2, Otoño-Invierno 1997. Editado por Photomuseum Argazki Euskal Museoa,
Zarautz.

3 VERDÚ, V.: El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción, cap. ”Transparencia y vigilancia”, pp. 159
y ss., Anagrama, Col. Argumentos. Barcelona 2003.

4 HORKHEIMER, M. y ADORNO, T. W.: Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos 1944, 1947, 1969.
Edición en castellano: Trota, Col. Estructuras y procesos, Serie Filosofía. Introducción y traducción de Juan José
Sánchez. Madrid 2003.

5 Un análisis más pormenorizado de este texto puede encontrarse en el artículo “Discurso final. Sobre lo que
se dice que se hace y sobre lo que de verdad se hace en las actuales políticas culturales”. Álvaro de los Ángeles.
Revista Mono nº3, noviembre 2003, Valencia.

6 NAVARRO, V.: Bienestar insuficiente, democracia incompleta. Sobre lo que no se habla en nuestro país,
pp.78-79. Anagrama, Col. Argumentos. Barcelona 2002.

7 Ibidem.

8 DEBORD, G.: Comentarios sobre la sociedad del espectáculo, p. 29. Anagrama, Col. Argumentos. Barcelona
1990-1999.

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