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sucintamente podramos definir como una concepcin que piensa el origen de las leyes
desde dentro del hombre mismo, y en ese sentido, el contenido, el fundamento y el poder
de las leyes deviene de la autoridad poltica, que en el presente caso, cae en la figura de
Creonte como sucesor masculino del trono. Desde aqu, la ley cumple una funcin poltica
y organizadora que debe generar estabilidad y orden en la polis, pues se entiende que el
inters de sta se encuentra por encima de los intereses individuales. Vale decir, la norma
viene del humano, para el humano, por el bien de los humanos. Es aqu donde podemos
encontrar algunos primeros esbozos que le darn forma al derecho positivo.
Por su parte, Antgona nos presenta una postura distinta. Ella apela a elementos valricos
y divinos que pone por encima de las leyes de los hombres. En su malestar suscitado por la
prdida de sus padres y ambos hermanos muertos en una pugna por el poder poltico,
Antgona encarna los valores de la fraternidad, la familia, la costumbre, y el culto a lo
divino. Defiende los preceptos de la ley natural, fundamentada en la costumbre y las
leyes divinas como preceptos externos y superiores al hombre. Como se aprecia en la
siguiente cita: Los decretos de Creonte no tienen ningn valor en el reino de los muertos y
de los dioses.
Ahora bien, anteriormente hablamos de una tensin esbozada en ambas posturas, y
dijimos tambin que aqu se puede apreciar el conflicto entre el derecho natural y el
derecho positivo.
Dicho conflicto, segn mi parecer se puede apreciar de manera sucinta y muy clara en la
siguiente cita:
Dice Creonte: Y, a pesar de todo, te atreviste a desobedecer la ley?.
Ante lo cual contesta Antgona: Como que no era Zeus quien la haba promulgado; ni
tampoco era Dik la compaera de los dioses infernales- la que impuso a los hombres
leyes semejantes; no cre yo que tus decretos tuvieran fuerza para borrar e invalidar las
leyes divinas, de manera que un mortal pudiese quebrantarlas. Pues no son de hoy ni de
ayer, sino que siempre han estado en vigor y nadie sabe cundo aparecieron. No iba yo a
enfrentar la justicia de los dioses, por temor al castigo de ningn hombre.
Aqu, podemos apreciar dos cosas para concluir:
I)
II)