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llevada por los levitas; pero los filisteos la devolvieron ponindola en una carreta tirada
por dos vacas. David, al transportar el arca a su ciudad, no consult a Dios.
En vez de eso, actu segn su propio parecer y orden que el arca fuera llevada en una
carreta. Pero los bueyes tropezaron y el arca comenz a caer. En ese momento Uza
extendi su mano al arca de Dios y la sostuvo. En el acto cay muerto, herido por la
mano de Dios. Aun cuando el arca no hubiera' cado, no estaba sobre los hombros de los
levitas, que era donde deba estar, sino en una carreta. En una poca anterior, cuando los
levitas llevaron el arca a travs del ro Jordn, sta estuvo bien segura a pesar del
desbordamiento del ro. El contraste nos muestra que Dios quiere que le obedezcamos,
no que le indiquemos cules son nuestras ideas. Dios tiene que despojarnos antes de
poder hacer su voluntad sin interferencia alguna. Si introducimos los pensamientos del
hombre, el camino del servicio quedar cerrado para siempre. Es preciso que Dios
gobierne, y que los hombres no den consejos.
En consecuencia, hay que desechar totalmente los pensamientos del hombre. En tiempos
pasados hallbamos la libertad en vivir por nosotros mismos; ahora hallamos la verdadera
libertad en el hecho de que Dios captur de nuevo nuestros pensamientos a la obediencia a
Cristo. Al perder nuestra libertad, ganamos la verdadera libertad en el Seor.
Ljubicka Rafajlovski