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Las nuevas adicctones heterosexual excesiva catalogada como un vicia 0 una patologia era mis bien «cosa de mujeres*. La coincidencia del comportamiento heterosexual excesivo vivide por las ninfé- manas chisicas come un deseo desesperante € imperiaso con la moderna adiccion sexual promiscua y anénima, se produce en tanta en cuanto la entrega al contacto con un individuo del otro sexo se desarralla en una forma indiseriminada y despravista de relacién emocional y de camunicacién personal, con un incesante cambia de suje- to, lo que denora su carencia de intimidad. La diferencia se estableeia en que la minfémana estaba considerada como una mujer ansiosa de orgasmos para apaciguar su sobreexcitacién sexual. Es muy curio- sO consignar a cste respecto que cn tanto cl ansia Orgasmica femenina desatada apa- rece preferentemente en forma episédica, como ci fuera un atracén bulimico, con el logra cada vex de una tasa de orgasmos oscilante entre cinca y diez, a avidex orpas- mica masculina desenfrenada se dlispersa en una linea dle pequefios saltos, con una aparicion periddica, al modo de la hiperfagia alimentaria, Resulta muy ilustrativa la autodescripcién de un comportamiento: ofrecido por una ninfémana, recogide en un articulo de los psiquiatras chilenas Pallavicini y Lolas {rgg1): Yo utilize a la pareja parque répidamente necesito orgasmo, no quiero eari- fio, la parte roméntica no me interesa, s6le quiere orgasmo. Tengo que tener varios, pero no me relajo, slo me alivio un poco. Por ejemplo, yo necesito 16 orgasmos, alli quedo cansada, agotada, pero no me siento relajada ni satistecha en plenitud, El hom- bre no me interesa como persona, sélo quiero satistacerme. Estoy siempre con deseos ¥ pensando en tencr relaciones sexuales= El deseubrimiento de que algunas ninfomanas no disfrutaban del placer carnal, lo que les cquiparaba a las mujeres calibradas de frigidas, dada su incapacidad de lograr orgasmos y su ceerazén para las emociones sexuales positivas, creé. una ntifica en el concepto de la ninfomania, considerada hasta cntanecs como un mundo organi« zado en corno al placer orgiismico, con una falta de control para la consumacién sexual orgismica y la necesidad de acumular orgasmos multiples en cada practica sexual. Ambas clases de ninfomaniacas, las superorgdsmicas y las frigidas, convergen en estar apresadas pr un desco heterosexual anormalmente incrementado, que se refle- ja en la necesidad de mantener numerosos contactos sexuales con hombres diferentes. Entre los expertos del sigla x1x y aun del siglo xx se pradujo entonces un cisma con relacién al sefialamiento- de cual de los dos tipes de mujeres ninfémanas debia tomar- se como el modelo ninfomaniaca genuino, real verdadero, Nunca existié consenso clentifica en este punto. Ala luz de nuestra elasificacién de las adicciones sexuales no parafilicas (tabla 6) resulta evidente la escisién de ambas ageupaciones de ninfémanas en formas de sexo- adiccidn distintas. Mientras la serie de las ninfémanas sedientas de orgasmo se debe adscribir a la modalidad del sexo adictivo orgismico, el grupo mas restringido de las ninfomanas frigidas coincide en todas sus caracteristicas con la modalidad del sexo promiscuo y anénimo, donde el goce fisica es suplantado por el placer psiquico de dominar al otra y manipularlo, 136 La adiccion al sexe He aqui, por tanto, como el fenémeno de la hiperactividad heterosexual adictiva promiscua e impersonalizada detectado a fines del siglo xx como un brote epidémica masculina, después extendido también a la poblacidn femenina, cuenta con un impor- tante antecedente bistérico en la patologia de la mujer, descrita como la wariaute fri ida de la tinfomania, 6. El hostigador sexual El fendmena del hostigamiento sexual, tal como ha side desvelado en tiempos recientes, comprende conductas de acoso 0 persecuci da registradas en las empresas y en los centros escolares, en las que, segiin los casos, ou sexual sistemdtica 0 reiterd- sc maneja desde una posicion de seguridad Ia seduccién, ¢l chantajc, las amcnazas @ Ja fuerza fisica, En cualquier caso, el hostigador sexual acosa a otra persona en mate- ria sexual, aprovechando su superior rango académico o laboral. El principal antecedente de la figura del moderno acosador sexual laboral 0 aca- démico —y tltimamente también militar— se halla en los casos de coaccién ejercida por los confesores sobre las mujeres penitences en el marco de la Iglesia cristiana. El famoso especialista en el estudio de la Inquisicién, Lea (1983), refiere cémo la presién clerical sobre las mujeres signifies una seria perturbacién para la pureza de la Iglesia desde que se inteodujo la practic: ximidad fisica se recurié en el siglo xvia la separacién de la mujer y el confesor por medio de una especie de pequeiia caseta o garita conacida como confesionario, La autotidad eclesial, preocupada por los abusos, dispuso poco tiempo después la extracclén:de los confesionarios de-los-rincones para instalirlos:en-el sector central del recinto sacro, Lo mas escandaloso ha sido que el confesor que pecaba con una penitente suya se benchiciaba con un trata de lenidad, ya que cualquier colega cclesial estaba presto a absolverlo a cambio de una penitencia insignificante. Aunque la practica del hostigamicnte 0 ¢l acoso sexual cjercide por los hombres sobre las mujeres es una practica social autoritaria antigua, en los iiltimos tiempos se ha sistematizado al tomar como marco a escenario un centro escolar 0 una empresa. Ademis, la casuistica de este acoso sistematizado se ha acrecentado de una manera considerable, a medida que la incorporacién de la mujer al mundo del trabajo y de la universidad ha ampliado la convivencia masculina-femenina en recintas de actividad laboral y académica a los que ellas ne tenian acceso en tiem- pos anteriores, La mayor parte de las veces el protaganista del abuso es el hombre, como jefe superior o profesor, y la victim, la mujer. La que se descanoce tatal- mente, porque jamds fe investigado, es el porcentaje de adietos al sexo existente entre los practicantes del hostigamiento sexual, Por eso, tenemos que referirnos aqui al acoso u hostigamiento sexual tomado en su globalidad. En mi experiencia, la figura del acosador sexual adictivo se acumula entre los alcohdlicos, los depresi- vos, los hipertimicos y los adictos 4 sustancias quimicas ilegales 0 4 otto objeto social, sobre todo cl juego. de la confesién. Para disminuir el riesgo de la pro-~ La adiccion al sexe midacién sexual laboral o académica, el acoso lo practica un trabajador o un estu= diante sobre una compaiiera suya. La figura del acosador genuino, o sea el que abusa de su posician jerdrquica, puede ser asumida por una mujer. La jefa y la profesora distan de estar libres de caer en ef cjercicio del acoso sexual: ya se han producido en Espaita y en otros paises succsos pablicos que lo demuestran, De acuerdo con la evoluciéa que ha experimentado en las tltimas décadas Ia relacién hombre-mujer, hasta resulta predecible que la inciden- cia de acosos sexuales protagonizados por la mujer va a it tomando una presentacién cada vex mas asidua El mito hebreo de José y Zulaica referido en el Génesis XXXIX demuestra cémo la mujer podcrasa no cs inmune al virus del acoso sexual. José después de haber sida vendido como esclave se convirtid en el objeto de deseo desenfrenado de la mujer de su amo. El hostigamicnto femenino ciercido por Zulaica incluyd maniobras de todo tipo: propuestas explicitas, chantaje con falsas acusaciones, amenazas verbales, agre- sidn fisica y humillaciones y calummias, La condena a prisién de José fue aparente~ mente justificada por las falsas acusaciones de gue ella, movida por su decepcién, le habia hecho objeto, La curva en alza del acoso femenino sobre el varén no debe desviarnas de la idea de que la responsabilidad de esta conducta abusiva sexual practicada desde la supe- rioridad corresponde hoy par hay easi siempre a un hombre machista. Si bien no hay un perfil concreto de mujer acosada, si se conoce que las mujeres mas proclives a ser vietimas de abuso son las separadas y las diverciadas, tal vez las mas indefensas, Segiin Charney y Russell (1994), el acoso sexual es un fenémeno muy extendida que afecta al 15 por ciento de las mujeres trabajadoras estadounidenses, 0 sea una de cada seis, y que s6lo.cs denunciado por cl 1 al 7 por cicnto de las victimas, con lo que tendriamos que las denuneiantes de estos hechos en Estados Unidos oscilan entre el 1,5 y el 10 por mil de todas las trabajadoras. Si sélo escasas actividades de este tipo son demunciadas, se debe a la presién ejercida sobre la victima por factores de esta especie: cl sentimiente de pador o de vergiienza, la incapacidad para afcontar los gas- tos, la carencia de pruebas suficientes, el miedo a las represalias, el recelo hacia la jus- ticia encarnada en jueces 0 jurados ola compasién hacia una persona enferma o que no puede autocontrolarse —discapacidad de la vietima pocas veces considerada por los expertos—. El hastigamiento © acose sexual comprende un espectra heterogéneo de conduc- tas, que ademas pueden calibrarse a tenor de los geados suave, moderado y grave. De acuerdo con la via utilizada pueden distinguirse basicamente en el hostigamiento sexual los cuatro niveles siguientes: 1. El acoso simple, desarrollado por la via de la seducciou mediante gestos, observa ciones © comentarios machistas, propuestas 0 insinuaciones, cartas de amor y hasta caricias 0 tocamientos. La tarea de diferenciar esta conducta seductora de una actividad galante resulta muchas veces un problema dificil, 2. El acoso con chantaje 0 soborno, cuya representacin mds frecuemte es la de ofre- ser una cecompensa laboral @ académica a cambio de acceder a la relacion, Las nuevas adicctones 3+ El acoso com coucciém, traducido en amenazas a la victima para lograr su cope: racion. 4+ El acoso cow imposicion, caracterizado por recurric a la fuerza fisica o incluso a la violacion, Las eategorias 2.°, 3.° y 4.7 quedan delimitadas con facilidad con toda precisién. No sucede Jo mismo con la primera, que comprende algunas conductas ambiguas, cuya inclusién 0 no como comportamientos de acoso depended de la intensidad, de a reiteracién y de otras ciecunstancias. Algunos autores americanos optan por tipif: carlas camo «atem pueden plantear dudas sabre su catalogacién como un halago o como un acoso. Para tratar de dilucidar estos casos convicne atcnder no séla a su cfecto sobre la victima sina al juicio emitido por una imaginaria mujer razomable, referencia inventada con bucn sentido por los jueces-estadounidenscs. Sobre la responsabilidad de los médi forenses geavita el complicado problema de deslindar el acoso auténtico del facticio, es decir, el comportamiento de la mujer caracterizado por falsear los sintomas psi quicos 9 fisicos para mostrarse como vig El acoso sexual esté hoy tipificade como una figura del cédigo penal, Por lo gene- ral, el corrective juridico escila entre la pena correccional y Ia leve. Lo que na esta atin legiskado en ninguna parte es la claisula de considerar como una circunstancia atenuante o eximente la presencia de la adiccién sexual en algunas conductas de hos- tigamiento. Cuando el acosador es un adicto.al sexo deja de carresponderle un trata penal para ser tributario de un tratamiento médica, in sexual no deseadae. Las formas sutiles de seducciém sexual ima, 7. El violador adictivo La violacién adictiva 0 cstupromania constituye, conjuntamente con la piromania y la cleptomania, el tridngulo de adicciones sin droga ifegales ms importantes y fre- cuentes, Conviene deslindar desde el principio la violaci6n circunstancial, denominada por Lambert (1994) «mancha biogedfica sin dia siguiente por fortuna, de la violacién expresiva de un crastorno grave de la personalidad del autor que ofrece un alto cies go de recidiva, Aqui prescindiremos de estudiar Ja vialacién circunstancial depen- diente de estimulos externas para efectuar la propuesta de distinguir, de acuerdo con las caracteristicas del acto y la motivacidn del mismo, cuatro tipos fundamentales de violadores (tabla 10}. El violador adictive opera movida por cl desea incontrolada de establecer contac- to can el cuerpo de una mujer. Su objetivo puede ser el logro de placer fisico 0 la vivencia de poseer 0 dominar a una mujer, En este dlrime caso ofrece la particulari- dad de desvincularse del placer orgismico y la violacién se produce casi como si fuera un rapto, La violacién adictiva sistematica eneaja de forma muy adecuada en la denomina- cidn de estupromania, término en el que se incluye toda necesidad ciclica de obtener 140

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