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Las nuevas adicctones 3. Las recompens: Los efectos inmediatos del acto impulsional se traducen en um auténtico torrente de experiencias gratificantes, descritas como premios, recampensas @ reforzadares, desighacién:cetu dkima gue Obedece « le nécién reforeante ciercida par ewes recom- pensas sobre la repeticién del ciclo adictive. Hay recompensas de varias clases. La recompensa zegativa consiste en el alivio o la supresidn del malestar (ansiedad, isritabilidad) que acompafa a la pulsién adictiva no.consumada. Las recompensas aportadoras de placer o recompensas positivas pue- den tener un cardcter primario 0 secundasio, La recompensa positiva primaria con- siste en el cfecto placentero producido de un modo directo cn cl momenta de iniciar Ja entrega a la accién impulsional, en In que se asocia la vivencia de autorrealizacién con la elevacion del nivel de autoestima. Después, aparcee la recompensa positiv secundaria, en forma del placer asociado al comportamiento adictivo, Las distintas recompensas enunciadas tienen el denominador comin de constituir reacciones psiquicas de la personalidad del adicto. Tales reacciones se desarrollan con la complicidad o-el soporte de la descarga cerebral de dopaming, neurotransmisor definido par ello. como la molécula de la recompeusa. Entre el plano psiquico y el bio- logico de la recompensa existe una cierta auconomia, subrayada por Pedinielli y cola- boradores (1997). Asi tenemos, pues, que el cardcter acentuado de una recompensa proviene, segiin los casos, de la reaccidin psiquica, de la madificacién neuroquimica a de la conjuneidn de ambas. El nivel aleanzado por la descarga de dopamina en el cere- bro podria utilizarse como marcadar bioldégico de la enfermedad adictiva. La gratificacién newroquimica asociada al acto impulsional se vive en una eseala que va del menos (sustraccién de displaccr} al mas faportacién de placer), Asi tenc= mos que la recompensa neuroquimica resulta sefializada en el geado minimo por la tranquilidad:o la segmtidad y.cn el: maximo por-el blenestar.0 la dicha, Este tipo de recompensa constituye un mecanismo comin a las adicciones sociales y las quimicas. Algunos consumidorcs de drogas menctonan come un «subidon» la scnsacion de pla- cer prevacada por la descarga de dopamina. La descarga’ cerebral placentera de doparina's¢ localiza en'el sistema mesdcori= colimbico, también conocido como sistema dopaminérgico de recompensa y como via dopaminérgica mesocorticolimbica (figura r). Por lo general, la desearga mesocorticolimbica de dopamina resulta activada por una liberacién masiva previa de endorfina en las zonas cerebrales adyacentes, Tam- bin ocurre que su modulacién esté muy influenciada por los receptares gabérgicos y nicotinicos alojados en el propia haz cerebral anterior medial. Mientras la accién gabérgica —manejada en la clinica por su accién ansiolitica mediante la admii cién de benzedincepinas— reduec cl incremento de depamina, la: xcciOa nicotinicn estimula la descarga dopaminérgica. Si bien la estimulacién de la transmisién dopaminérgica se alza como el eslabon final comin presente en diversas adicciones sociales y quimicas, no opera como un dato neuroquimico aislado sino concatenado a otros sistemas como ef serotoninérgi- istra- 28 Ml. Las fases del ciclo adictivo 1. El perfil adictivo dinamico Hemos estudiado en el capitulo anterior el proceso adictivo con el métado de la fenomenologia psiquidtrica o clinica, lo que nos ha permitido captar la deseripciéa de su mundo cn un momento dado, al modo de un perfil transversal, 0 sca, un per- fil imensiones de un modelo psicosoctobiols- ico. Pero el mundo adictivo ests impregnado de una fuerte dindmica cambiante, por Jo que su captacion comprensiva global no cs posible si sc prescinde del emfoque longitudinal o diacrénico que nos permita conocer estos. cambios y el engarce entce cllos. Lo que primero podemos advertir al adoptar esta perspectiva es que el pro- ceso adictivo constituye un ciclo integrado por una serie de sucesivas secuencias o fases, dentro de las cuales las dos asentamientos basicos corresponden a la organi- zacién existencial andmala centrada en el ansia apetitiva icrefrenable y el compor- tamiento impulsional repetido, conforme quedé consignade en el capitula prece- dente, Es cierto que algunas de estas secuencias son utilizadas como caracteristicas clini- cas de la adiceién social o comportamental, por ejemplo por Marks, o como criterios diagndsticos, asi por Goodman. La dinamicidad del ciclo queda de tal suerte un tanto desvirtuada al subordinarse a la percepcidn estética. Por ello, vamos a tratar aqui de atenernos estrictamente a describir lo que es el perfil dindmtico de la enfermedad adic- tiva social, incrénico o estatico, encajado en las di 34 Las fases det ciclo adictivo dedica una importante magnitud de su tiempo en forma de ideas, fantasias, ensofa cianes, preocupaciones sobre la manera de obtenerla y pautas de conducta aproxi- mativas, aunque ello le suponga incurrir en el descuido de sus obligaciones profesio- nales, familiares y sociales y le imponga el abandono de otras actividades recreativas. La tercera fase se cubre con la cristalizacién del apetito excesivo desinhibido en la figura de un incentenible e irrefrenable desea del objeto, apoyade por una voluntad que carece de su mecanismo inhibidor y toma una orientacién hacia el exterior en forma de una pudlsidn: es el craving, de los autores anglosajones, y el Suchz, de los autores alemanes. Le aparieién de esta fase pulsional deseontrolada puede producte- se espontineamente 0 por la activacién inducida por algin estimulo extern (lugar, hora del dia, acontecimiento estresante, frustracin, elementos sensoriales vinculados al objeto} 0 interno {nivel de conciencia, estado de animo, cognicion, excitacién vege tativa), El tipo de estimulos capaces de disparar el desco en forma adictiva varia a tenor de la personalidad del sujeto y de su situacién. La cuarta fase corresponde a los momentos de alejamtiento forzado del objeto, por iniciativa propia o impuesto por las circunstancias, Estos momentos son vivides con una intensa sobrecarga emacional de ansiedad o irvitabilidad, acompatiada de sinto- mas vegetatives molestos, cuadro deserito en este libro como sindrome de renuncia. Aqui quedan incluidas también las tencativas personales para resistirse al ansia adic= tiva, que son muchas veces coma salpicaduras de espuma de libertad inconsistentes en la marejada de la patolagia adictiva. A trueque de su inconsistencia en los restelta- dos, que se limitan en rode caso a logear un aplazamiento del acto impulsional, esta fase abarea el aconteccr adictivo mas displacentcra, algunas veces con sintomas muy préximos al sindrome de abstinencia. La quinta fase representa cl climax del comportamienta adictivo: la imposibilidad de resistiese a la pulsién adictiva abre el paso a la consumacién del aera impulsional para lograr el objeto adictivo, lo que suscita a la vez un tremendo alivio del malestar previo (refuerzo negativo) y la feliz vivencia de autorrealizacion (refuerzo positive pri- maria), El acte impulsional se preduce por fuera del control del sujeto, como un acto no libre por tanto, y se desarrolla sin respetar las obligaciones laborales o profesio- nales, familiares y sociales, La sexta fase va ligada indisolublemente a la anterior en forma de recompensas o ganancias afectivas y sensoriales. La ganancia negativa de liherarse del sufrimiento que precede al inicio del acca impulsional, se porencia con una fuerte dosis de placer inme- diato que se mantiene a lo largo de todo el comportamienta adictivo; su forma global intensa varia desde una especie de éxtasis @ exaltacién psicoespiritual hasta sensacio- nes orginicas préximas al orgasma sexual, siempre sobre cl fondo de la vivencia de realizaciéa del ser y el ascenso de la autoestima, Esta serie de recompensas psiquicas positivas y negativas actian reforsando la tendencia a repetir el acto impulsional, por cuya razén se les denomina también agesites reforzantes. Se agrega a ellas una geatifi- cacion neuroquimica en forma de una descarga de endorfinas y de dopamina en una zona cerebral que se extiende desde el 4rea tegmental venteal al nicleo accumbens concluye en la corteza prefrontal (vease figura 1 en el capitulo segundo}. 33 Las nuevas adicctones La séptima fase acontece al extinguirse en las horas 0 los dias subsiguientes la exal- n placentera registrada en la fase anterior. Tiene, por tanto, el cardeter negativa de la couclusién del placer, 0 sea, la aparici6n de la postsaciedad. En este trance los rasgos comportamentales varian mucho de unos individuos a atras, e incluso dentra del mismo individuo de unos episodios otros. Al apagarse los rescaldos placenteros suele prevalecer un estado de intensa fabilidad afectiva, que puede conducir 0 no a comportamientas de protesta violenta o de evasidm, tales como una compra desorbi- tada, una borrachera televisiva o un abuso agudo de una sustancia quimica La octava fase hace su aparicién sélo en individuos dotados al menos de uma cier- ta espiritualidad. Surge al sedimentaese las vibraciones emocionales propias de la fase antcriar cn forma de un sentinsiento de culpa o de vergiienza, una especic de comtra- rrecompensa. El individuo se siente culpable © avergonzado de su comportamienta adictivo y se mortifica con acusaciones y reproches. Tamafia mortificacién puede res+ paldarse en el plano biolégico con un estade de deficit transitorio de dopamina (hipo- dopaminergia), Tal sentimiento de culpa a de vergitenza actia frenando las dispositi- vos propios del comportamiente adictivo, o sea el apetito excesive del objeto. A medi- da que se repite el ciclo adictive, estos sentimientos inhibidores de la accion impul- sional van perdiende progresivamente fuerza. Pero en algunos sujetos el grado de intensidad de la autaculpabilidad se mantiene sin decacr, sobre cuya base se genera una contrapulsién que no permite realizar la pulsién adictiva sino de tarde en tarde, es decir, tras largos intervalos de latencia. Esta modalidad de adiccién sometida a pro- Jongadas interrupeiones y tardfas reapariciones constituye la adiccidu intermitente (en cl cfreulo del alcohalismo yo mismo he descrito la adiccién aleohdlica intermitente). La novena fase corresponde a la repeticidn de la impulsion adictiva, al cabo de unas horas, dias o semanas, Tal reiteracion de la aceide: intpeelsiomal obcdeee en prin= cipio al propio gertia dindmtico de la enfermedad de la adiceién, y puede ser activada por los factores cancurrentes internas 0 externos que hemos mencionade al tratar en Ja tercera fase de la pulsion adictiva. En el primer estadio evolutive de la adiccion social existe muchas veces la necesidad de aumentar progresivamente la intensidad o la frecuencia del acto para obtener el efecto deseado, a causa de haberse desarrollado el mecanismo de la rolerancia adquirida en la forma de habituacidn, La décima fase esté dominada por la acumulacidn de fas comsecuencias nocivas del comportamiento adictivo, Estas consecuencias recacn sobre la vida del sujeta, en forma de un trastorno de la salud mental (sobre todo un episodio depresivo), de la salud fisica (debilitacién general o un praceso psicosamitico), o de la salud social, como un fracaso laboral, la pérdida del empleo, un conflicto familiar, el abandono de Ja pareja, el alejamiento de los amigos, la ruina cconémica o el cncarcelamicnto por una accién ilegal. El comportamiento adictivo, en sus versiones existencial e impul- sional, no sucle dejarse arredrar espontineamente por la presencia de esta serie de efectos nocivas, con lo que se llega de un modo irremediable al progresivo deteriora profundo de fa calidad de vida. La undécima fase se halla integrada por la actitud de resistencia al cambio, cuyo primer baluarte defensive se establece mediante cl mecamisoro psicolégico de la nega- tac 34

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