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Química, Universo, Tierra y vida
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Química, Universo, Tierra y vida

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Cuando la temperatura del mundo creado por la gran explosión era de alrededor de mil millones de grados se formaron los elementos más simples: el hidrógeno y el helio. Puede verse así que, en cierta forma, la historia de nuestro Universo puede definirse, de una manera muy general, como una reacción química.
LanguageEspañol
Release dateJun 28, 2013
ISBN9786071603838
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    Química, Universo, Tierra y vida - Alfonso Romo de Vivar

    él.

    I. Átomos y moléculas en el universo

    En 1948 el científico George Gamow postuló como origen del universo una gran explosión, que a partir de una enorme concentración de materia formó las innumerables galaxias que ahora pueblan el universo. Una de dichas galaxias es la Vía Láctea, formada por más de 100 000 millones de estrellas, entre las que se encuentra nuestro Sol.

    Cuando la temperatura del universo era de alrededor de mil millones de grados, se comenzaron a formar los núcleos de los elementos. Primero se formaron los más simples, el hidrógeno (H) y el helio (He); posteriormente, en el interior de las estrellas se fueron formando los núcleos de los elementos, que actualmente forman parte de los cuerpos celestes, de nuestro planeta y de los seres vivos. Así, es posible afirmar que el origen de todo lo que nos rodea y origen de la vida misma, son las estrellas.

    Después de la gran explosión el universo se ha ido expandiendo y enfriando paulatinamente hasta llegar a una temperatura de 3 K (–270 °C) que es la que tienen en la actualidad los espacios interestelares. Los elementos que existen en el universo se han ido descubriendo poco a poco. A mediados del siglo

    XIX

    se conocían 66 de ellos y varios científicos intentaron clasificarlos. El gran químico ruso Dmitri Mendeléiev (1834-1907) los ordenó de acuerdo con su peso atómico en lo que se conoce como la tabla periódica de los elementos, en la que se revela una notable periodicidad de las propiedades físicas y químicas, de manera que pudo predecir dichas propiedades en elementos aún desconocidos y que más tarde fueron descubiertos revelando gran coincidencia con las predicciones. Sin embargo, con el tiempo empezaron a aparecer algunas inconsistencias evidentes en la tabla periódica moderna (figura

    I.1

    ). Por ejemplo, el argón (Ar) que ocupa el número 18 en la tabla periódica tiene un peso atómico (39.95) superior al del potasio (K) que ocupa el lugar 19 y tiene un peso atómico de 39.1 unidades de masa atómica (uma), por lo que de acuerdo con el ordenamiento por pesos atómicos sus posiciones deberían estar invertidas. Una mejor manera de ordenar los elementos es por su número atómico (Z), el cual corresponde al número de protones (peso atómico = 1 y carga +1), que contiene su núcleo, los que quedan neutralizados por igual número de electrones (peso atómico 0 y carga –1).

    F

    IGURA I.1

    . La tabla periódica de los elementos.

    El núcleo de los elementos contiene además de protones otros componentes de peso uno y carga cero, llamados neutrones (¹0n). Algunos elementos, a pesar de tener el mismo número atómico, tienen diferente peso atómico por contener en su núcleo diferente número de neutrones. A estos elementos se les llama isótopos, por ocupar el mismo lugar en la tabla periódica, por ejemplo, el carbono (C) que tiene número atómico 6 y peso atómico 12, se representa como ¹²6C, siendo el subíndice su número atómico (Z) y el superíndice su peso atómico; cuando el núcleo del carbono adquiere un neutrón adicional tendremos el isótopo carbono-13 que se representa ¹³6C y si adiciona un segundo neutrón tendremos el carbono-14 (¹⁴6C) cuyo núcleo tiene ocho neutrones.

    La tabla periódica, que hasta 1940 contaba con 92 elementos, comenzó a ampliarse con elementos obtenidos en forma sintética. En Berkeley, California, en los Estados Unidos, se sintetizaron los elementos del 96 al 106, los que se denominaron con nombres de lugares como americio, californio y berkelio; a otros, en honor a científicos notables como curio (por Marie y Pierre Curie), fermio (por Enrique Fermi) y nobelio (por Alfred Nobel).

    En la década de los ochenta del siglo

    XX

    el grupo alemán de Darmstadt tomó la estafeta y comenzó a sintetizar elementos cada vez más pesados; para 1988, cuando ya habían sintetizado los elementos 107, 108 y 109, el científico Günter Herrmann, al advertir que preparar elementos más pesados se vuelve más y más difícil, mencionó que estos elementos deben existir en la naturaleza, pero en 1988 no había manera de sintetizarlos; sin embargo, ese mismo grupo en 1994 logró sintetizar los elementos 110 al 112 por medio de la fusión de cualquiera de los dos elementos estables más pesados que existen, el plomo (Pb) de Z = 82 y peso atómico 208 y el bismuto (Bi) de Z = 83 y peso atómico 209. Estos elementos, que se consideran blanco, son fundidos con otros elementos, que actúan como proyectiles y proporcionan sus protones, los que sumados a los del blanco darán el número requerido de protones del nuevo elemento. Para preparar el elemento Z = 110 se partió de plomo (Z = 82) con peso atómico 208 y para el elemento Z = 111 se partió de bismuto (Z = 83) con peso atómico 209. Para ambos se usó como proyectil a uno de los isótopos pesados del níquel (Ni, Z = 28) de pesos atómicos 62 y 64, respectivamente, de acuerdo con las siguientes ecuaciones:

    ⁶² 28 Ni + ²⁰⁸ 82Pb → ²⁶⁹110 Z + ¹0n

    ⁶⁴ 28 Ni + ²⁰⁹83 Bi → ²⁷²111 Z + ¹0n

    Aunque en las ecuaciones señaladas su preparación se ve simple, la dificultad aumenta exponencialmente conforme aumenta Z. Para ejemplificar esta dificultad puede mencionarse que sólo una colisión en un billón entre ²⁰⁹83 Bi y ⁶⁴28 Ni producirá el elemento 111.

    No obstante las dificultades en la preparación de elementos pesados, en la primera década del siglo

    XXI

    en Dubna, Rusia, se sintetizaron los elementos 113 (Ununtrio), 114 (Ununquadio), 115 (Ununpentio), 116 (Ununhexio) y 118 (Ununoctio), dejando a la tabla periódica bastante ampliada pero con un hueco para ser ocupado por el elemento 117 (Ununseptio). Este elemento se obtuvo mediante los esfuerzos de varios laboratorios. Para su preparación se necesitaron los 20 protones del calcio-48 (⁴⁸20Ca) y los 97 del elemento berkelio-249 (²⁴⁹97Bk), que es extremadamente difícil de sintetizar, para esto último se emplearon 250 días en el reactor del Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Tennessee, Estados Unidos, para obtener 22.2 mg de un material que enseguida fue sometido a purificación durante 90 días para producir una pequeña concentración de berkelio, cuya vida media es de 320 días, por lo que tuvo que enviarse inmediatamente al Instituto de Investigación Nuclear en Dubna, Rusia, donde fue sometido a la acción de siete trillones de iones de calcio-48 por segundo ininterrumpidamente durante cinco meses, al cabo de los cuales se obtuvieron seis átomos del elemento 117 e isótopos de los elementos ya conocidos 115, 113 y 111 pero con más neutrones, lo que les proporcionó una vida media más larga, confirmando la predicción que dice que elementos que lleguen a tener lo que se ha llamado el número mágico de 184 neutrones tendrán gran estabilidad.

    Hasta el momento, la tabla periódica cuenta con 118 elementos y los científicos de Dubna consideran difícil de sintetizar el elemento 119, ya que tendrían que fundir calcio-20 con einstenio-99, el cual es muy difícil de obtener. Sin embargo, la ciencia parece no tener límites y probablemente pronto se sinteticen elementos pesados de la isla de estabilidad con 184 neutrones.

    H

    IDRÓGENO

    Los primeros elementos formados, que son también los más ligeros, el hidrógeno (H) y el helio (He), son los principales constituyentes del universo. El hidrógeno se encuentra en una proporción superior a 90% y el helio alrededor de 8%. Se ha demostrado que para los elementos más ligeros la estabilidad nuclear se incrementa conforme aumenta su masa atómica. Esto sugiere que cuando dos elementos ligeros se funden para dar un elemento más pesado y más estable se liberará una gran cantidad de energía. Este tipo de reacciones están sucediendo en el Sol, en donde la alta temperatura de millones de grados favorece la fusión o reacciones termonucleares en las que los isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio) se funden para dar helio, liberando enormes cantidades de energía que genera la luz, el calor y demás condiciones para mantener la vida en la Tierra.

    ²1H + ³1H → ⁴2He + ¹0n + energía

    El hidrógeno, en las condiciones de nuestro planeta, se encuentra en forma de moléculas diatómicas (H2), siendo un gas más ligero que el aire, por lo que a un globo llenado con él habrá necesidad de sujetarlo o, de lo contrario, se elevará por los aires. Esta propiedad fue aprovechada por el hombre para viajar por la atmósfera. Desde finales del siglo

    XVII

    se construyeron máquinas voladoras para transportar hombres y equipo. Estas naves, llamadas dirigibles, eran peligrosas por el carácter inflamable del hidrógeno con el que se habían llenado.

    El hidrógeno se combina con otros elementos formando moléculas. Cuando se mezcla con oxígeno en un soplete y se le prende fuego, arde produciendo flama de color azul pálido, liberando tal cantidad de calor que funde al hierro con facilidad, por lo que el soplete oxhídrico se usa para cortar láminas de acero. En esta reacción el oxígeno y el hidrógeno se combinan produciendo agua, que se escapa en forma de vapor.

    Cuando en un recipiente cerrado se pone una unidad de peso de hidrógeno por ocho de oxígeno y se produce en su interior una chispa eléctrica, se provoca una explosión con formación de agua (figura

    I.2

    ) sin gases sobrantes, pero si la cantidad de uno de los gases excede a las proporciones antes dichas, quedará el exceso sin reaccionar. A esto Proust le llamó ley de las proporciones constantes e indica que dos átomos de hidrógeno, cada uno de peso atómico 1, reaccionan con un átomo de oxígeno, con peso atómico de 16, produciendo una molécula de agua, con peso molecular de 18, y si se analiza agua sin importar su procedencia siempre se encontrará que está formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno.

    2H2 + O2 → 2H2O + calor (fuego)

    hidrógeno + oxígeno → agua + fuego

    F

    IGURA I.2

    . Síntesis de agua partiendo de hidrógeno y oxígeno mediante una chispa eléctrica.

    Propiedades del agua

    El agua, producto formado en la combustión del hidrógeno, es la molécula más abundante en la Tierra, donde se le encuentra en sus tres estados físicos: como líquido, cubriendo las ¾ partes de la superficie del planeta, constituyendo mares, ríos y lagos; como vapor, en grandes cantidades en la atmósfera, de donde se precipita como lluvia o nieve, y en su estado sólido (hielo), formando depósitos sobre las altas montañas y cubriendo las regiones polares, y en este caso en tal cantidad que, si este hielo se fundiera, el nivel del océano subiría de tal manera que inundaría la mayor parte de las ciudades costeras y gran parte de las tierras bajas, incluyendo una parte importante de Holanda, que quedarían totalmente bajo las aguas.

    Esta molécula tan singular y abundante es la base de la vida: constituye más de la mitad del peso de los seres vivos. En los organismos marinos se le encuentra en una proporción de más de 90% en peso.

    El agua, en estado puro, es un líquido incoloro, inodoro e insípido. Las propiedades físicas de tan importante sustancia a menudo se toman como tipo: su punto de fusión es 0 °C; su punto de ebullición a nivel del mar es de 100 °C, la mayor densidad del agua se alcanza a 4 °C, siendo de 1 g/ml; es decir, cada mililitro pesará un gramo y

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