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Ciencia y Sociedad

Prof. Ricardo Gomez

Alumno: Raúl Chullmir

Discusión del caso de anti-ciencia que parezca más efectivo.

Tratare de particularizar el problema de la anti-ciencia en una teoría científica


como caso. Y es el caso de la teoría de la evolución de Darwin y el
cuestionamiento que se le hace desde el creacionismo como una primera versión
religiosa anti-ciencia contra Darwin y su teoría y posteriormente desde una
versión más acabada y pseudocientífica pero con argumentos anti-ciencia más
concretos como es la teoría del diseño inteligente (DI). La utilidad que tiene esta
teoría en particular para tratarla como caso y su utilidad como respuesta a la
anti-ciencia es que abarca a 4 de las 6 variantes que el Prof. Gomez en su
trabajo “el fin de la ciencia y la anti-ciencia” ordena a las principales posiciones
de la anti-ciencia.

1) En contra de la hegemonía de las ciencias


2) En relación a la ciencia como pretendido conocimiento objetivo y universal
3) Desde la perspectiva del fundamentalismo religioso
4) Desde nuevas versiones alternativas de las ciencias

En contra de la hegemonía de las ciencias y En relación a la ciencia como


pretendido conocimiento objetivo y universal

En principio habría que definir que es ciencia. Esto ya de por sí es un tanto difícil,
el diccionario Merriam-Webster por ejemplo la define como el conocimiento
sistemático o la practica prescriptiva que da como resultado una predicción o al
menos es capaz de dar algún tipo de resultado predecible. De modo más
restrictivo se habla de ciencia como un sistema para adquirir conocimiento
basado en el método científico a la vez que es todo el cuerpo de conocimiento
ganado a través de la investigación que usa a ese método. Se colectan
evidencias sobre fenómenos que ocurren en la naturaleza y en la sociedad, se
registran datos que puedan ser mesurables y se analiza la información a fin de
construir una explicación teórica que nos diga de qué modo funcionan las cosas.
Se generan hipótesis y se esbozan experimentos para testear esas hipótesis bajo
condiciones controladas. Con cualquier definición de ciencia que elijamos nos
queda la sensación que si la hacemos demasiado estricta, algunas ciencias de
las llamadas “blandas” quedarían afuera y si la hacemos muy liviana, entrarían
en la definición, disciplinas que algunos podrían poner en duda su condición de
ciencia. Popper ha ayudado mucho para tratar de esclarecer a esta demarcación,
al proponer el criterio de falsacion, el problema es que si a todas las ciencias las
medimos bajo el paraguas de la falsacion, algunas de las que hoy se consideran
ciencias corren el riesgo de quedar afuera.

Una comparación que se puede hacer es con los juegos olímpicos. Todas las que
se llaman ciencia pueden anotarse para competir en los juegos, eso no significa

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que todas van a ganar, pero si pueden reclamar entrar a los juegos para
competir porque tiene los meritos para jugar, es como premiar a la disciplina que
ha hecho lo necesario y suficiente para entrar en la competencia.

En este primer epígrafe, no voy a argumentar como el Prof. Gomez, respecto de


las ideas de Rorty, sino como bien dice el Prof. Gomez, desde el argumento de
que la anti-ciencia postula que la ciencia, debe de responder a cada uno de los
problemas de la naturaleza, al suponer que la ciencia debe de tener respuesta a
cada una de las preguntas que nos ofrece la naturaleza, como afirma en la pg 6.
Esto sería volver a Laplace a principio del XIX, con el determinismo causal,
considerando al presente estado del universo como el efecto de su pasado y la
causa de su futuro. En la posición de Laplace si existiese un intelecto lo
suficientemente poderoso que conozca a todas las fuerzas que operan sobre
cada pedazo de materia que existe en el universo, en un momento determinado,
sea este grande o pequeño. Y si se sometiese a todos esos datos a un análisis,
uno podría predecir el estado futuro del universo con una precisión ilimitada. Y
además podría en principio saber con exactitud que hubo ocurrido en el pasado
con una precisión ilimitada. Este concepto de causalidad rigió hasta que la física
cuántica demostró que este tipo de causalidad no existe. Que es imposible
determinar con absoluta precisión y al mismo tiempo tanto la velocidad, como la
posición de una partícula dada. Es el llamado principio de incertidumbre de
Heisenberg mencionado en la pg 7.

Desde la perspectiva del fundamentalismo religioso

Esta posición anti-ciencia no es banal, en una encuesta hecha por la BBC en el


Reino Unido a comienzos del 2006, muestra que solo el 48% cree que el
darwinismo da una pintura correcta al problema de la evolución de los seres
vivos en la tierra, el resto se reparte en proporciones similares entre el
creacionismo y el diseño inteligente. Y si se les pregunta que teoría debería
enseñares en el colegio, la mitad afirma que tanto el creacionismo como el DI
debería ser parte del currículo escolar en los colegios normales. En USA es aún
peor, Gallup en 1999 hizo una encuesta que mostro que solo el 19% creía en la
explicación darwiniana, el resto en algún tipo de creencia que pasaba del
creacionismo al DI. Además el 68% de los americanos creía firmemente en la
existencia del diablo. Y si pensamos que esto es solo por un problema de falta de
educación, nos equivocamos ya que el 35% de los encuestados posgraduados no
cree que la evolución por selección natural sea el origen de las especies en la
tierra.

Esta duda sobre el lugar de la religión en la ciencia sabemos que no es nuevo, y


desde los albores del pensamiento científico se intenta separar una de otra. En
momentos en los que la teología era la reina de las ciencias, Adelardo de Bath en
el siglo XII, expuso uno de las primeras reglas científicas modernas. Decía que si
se estudiaba a la naturaleza, esta debe ser tomada como un sistema cerrado. Si
se quiere explicar a la naturaleza y a los fenómenos naturales, solo pueden
hacerse dentro de los límites de otros fenómenos naturales. No debería ser
refugio de una explicación, la causa sobrenatural. En una época en que las

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explicaciones de cómo funcionaba el mundo, se estructuraban indefectiblemente
con la presencia de Dios, en todos y cada uno de los hechos (la idea de la doble
verdad contraponiendo la razón a la fe), de Bath decía que no es posible que se
explique al arco iris diciendo que existe porque Dios le dijo a Noé que pondría un
arco iris en el cielo como signo de su compromiso con los hombres de que nunca
más iba a haber una inundación semejante a la del diluvio que la tierra había
sufrido. Y si bien la historia de la inundación universal puede ser cierta, la ciencia
demanda la explicación del arco iris en términos naturales.

Los creacionistas aseveran que la creación del universo vino de la nada por obra
de Dios hace 6000 años, y la separación de las criaturas que habitan la tierra
tiene la edad aproximada a la ocurrencia de la historia del arca de Noé. Para
ellos no hay nuevas criaturas, por lo tanto la evolución es un invento de la
ciencia. Para ellos los hombres y los dinosaurios coexistieron, más aun como dice
el trabajo del Prof. Gomez, “Dios puso a los fósiles en la tierra para hacer que las
cosas luzcan mucho más viejas y probar la fe de los hombres”. Reconozcamos
que aquí Darwin no es el único blanco. Los astrónomos, geólogos, biólogos etc.,
están equivocados en su parecer para este grupo.

Los creacionistas toman las ideas de un libro de W. Paley publicado en 1802,


quien expuso y definió de un modo inquietante el argumento sobre el cual el
diseño de la vida es un producto de Dios y fue preconcebida por él. No solo se
asombra, ante la complejidad del mundo viviente, sino que demanda un tipo de
explicación que sea acorde a esa complejidad. El problema es que al dar la
explicación, se aparta de las normas básicas de la ciencia.

Paley dice algo así, que supongamos que estoy atravesando un matorral y piso
una piedra. Si me preguntan desde cuando esta esa piedra aquí, puedo afirmar
que siempre estuvo allí. Pero supongamos que me encuentro con un reloj en el
piso y alguien me pregunta cómo es que el reloj esta allí. Es difícil que pueda dar
la misma respuesta. Paley reconoce aquí que hay dos diferentes objetos que
pertenecen al mundo físico, las piedras y los objetos que han sido
manufacturados y diseñados. La complejidad del reloj nos obliga a pensar en un
diseño previo. En algún tiempo y en algún lugar tiene que estar el artesano que
ha creado al reloj y quien tuvo en su mente el propósito de hacer a ese objeto
que tiene como función medir el tiempo, como un propósito que justifica su
existencia. Así ocurre con los seres vivos, con la diferencia es que su complejidad
es superior. La respuesta la da el conocido biólogo darwinista Richard Dawkins
en su libro el Relojero Ciego publicado en 1986, explicando que la evolución
lenta y progresiva da respuesta a estos cambios y que el proceso de especiación
tiene la apariencia de un propósito si se toma a la naturaleza desde un sentido
finalistico, al asumir que la naturaleza está obligada a expresarse en un sentido,
y que ese sentido es el que nosotros entendemos. Es como el ajedrez. Nosotros
inventamos las reglas del juego, y según esas reglas somos los suficientemente
inteligentes para poder jugarlo. Lo entendemos y decimos que somos
inteligentes por poder jugar al ajedrez, un juego que inventamos nosotros.
Cuando observamos la evolución de los seres vivos en la naturaleza creemos con
convicción asombrosa que, si estamos donde estamos, es porque algo

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inteligente nos llevo aquí. Al no tener otro punto de comparación, porque
suponemos que estamos en el mejor lugar y que ha sido inteligente que estemos
adonde estamos?

Es como si hubiésemos estado perdidos durante eones, sin saber siquiera que
estábamos en un viaje, y que al despertar nos consideremos tan inteligentes y
listos que concluimos que al lugar adonde llegamos es el mejor y más inteligente
de los lugares y además sin duda, habíamos tenido un propósito, un motivo
previo para llegar adonde llegamos. Como un reloj creado por alguien, que tiene
una función que cumplir. Nuestro propio orgullo humano no nos permite
reconocer que solo estamos donde estamos por la casualidad y porque el medio
ambiente nos trajo hasta aquí. Que no hubo una mente superior que nos guio a
nosotros los hombres. Los pobres dinosaurios no tuvieron tanta suerte. No
existió para ellos un Dios bueno que los supo guiar y en cambio los castigo
transformándolos en pájaros.

Es el diseño inteligente una hipótesis científica?:

Es válido preguntarse si la hipótesis del diseño inteligente es una teoría


científica, porque de alguna manera nos lleva al corazón de la naturaleza del
conocimiento científico. La pregunta resurge no como una novedad, sino como
un nuevo cuestionamiento a la teoría de Darwin. El DI afirma con fuerza
argumentos que no dejan de ser ciertos en apariencia, de los que expondré solo
algunos.

a) Los restos fósiles, no demuestran el gradualismo que Darwin postula.


b) Faltan las formas transicionales en esos restos
c) Se observan diferentes patrones de evolución y diferentes tasas de
evolución en diferentes especies en la misma época.
d) La aparición súbita de la complejidad en el periodo cámbrico.
e) No se observan cambios evolutivos durante periodos inmensos de tiempo
y de hecho especies que existen hoy, son iguales que las que estaban en
la antigüedad sin que haya habido cambios en el tiempo.

Si bien es cierto que estos argumentos son explicados en forma incompleta por
la teoría de Darwin, esto no significa que obligadamente debemos dar por
sentada la teoría del DI. Si no nos expondremos a la falacia del falso dilema,
como si tuviésemos solo dos opciones para elegir. Como veremos más adelante
existen otras teorías que complementan a la teoría de Darwin, que intentan
explicar de modo diverso estos argumentos que aun no completan a la teoría de
la evolución.

Por otro lado, no importa cuán seguro estemos de nuestra teoría, siempre es
posible explicar a los eventos por medio de otra teoría. Alguien puede decir que
la tierra tiene 6000 años de antigüedad, y que los seres vivos fueron todos
creados al mismo tiempo. Se podrá dar una explicación con cierta coherencia,
siempre y cuando se le agregue a la teoría creacionista, los cambios necesarios
para que sea compatible con sus creencias. A esto Quine lo llama red de
creencias. Y afirma que siempre es posible mantener cualquier creencia en su

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lugar, en la medida que estemos dispuestos a mover a otras hipótesis alrededor
de la que nos interesa preservar. También dice que no importa cuanta
información encaje con nuestra teoría, eso no nos obliga a pensar solo en una
sola teoría. A esto lo llamo subdeterminacion de la teoría por los datos y forma
parte del instrumentalismo donde las teorías son solamente herramientas para
predecir y resumir datos.

Una teoría siempre debe de ser probada con otra teoría, El aforismo que emplea
Quine es “las teorías se enfrentan al tribunal de la experiencia como un todo” ya
que ninguna teoría científica puede ser probada en forma aislada, ya que su
observación y confirmación depende de otras teorías llamadas auxiliares para
ser derivada. Por lo tanto si la evidencia refuta a nuestra teoría, podemos decir
que la explicación es que los aparatos no miden bien, o que existe una tercera
causa involucrada que hasta ese momento no habíamos tomado en
consideración. Es por esto que cuando no se puede determinar cuál es la teoría
que se debe refutar por los datos que surgieron inesperados, es la comunidad
científica según Kuhn la que debe juzgar y evaluar, cual teoría se debe de
aceptar y cual no . Siempre puede existir alguna nueva teoría que haga que los
datos encajen, no importando la cantidad de evidencia que ingrese y soporten a
la vieja. Esto no significa que todas las teorías tengan el mismo valor. No solo
hay que revisar al contenido de una teoría, sino también hay que revisar el
contexto en donde esa teoría se construyo.

Un método interesante que nos da Popper, para poder analizar a teorías rivales
desde el punto de vista de Quine es la cantidad de modificaciones ad hoc que de
modo continuo hay que hacerle a alguna de las dos teorías para que se
mantenga adentro de la red de creencias y que evite de ese modo poder ser
falsadas. El también reconocido principio de la navaja de Occam respecto de la
parsimonia, también es importante, ya que si debemos de elegir de entre varias
teorías que expliquen el mismo fenómeno, hay que preferir a la más simple y
que dependa menos de las modificaciones ad hoc.

Un ataque inteligente a la teoría de la evolución viene del libro La caja negra de


Darwin, un desafío bioquímico a la evolución de M. Behe, publicado en 1996.
Behe es un bioquímico americano de la Universidad de Lehigh en Pennsylvania
USA, defensor de la teoría del diseño inteligente desde la noción de “complejidad
irreductible”. Una idea que dice que los sistemas biológicos son demasiado
complejos si queremos creer que han surgido de la evolución por selección
natural, gracias a mutaciones que también son producto del azar, y nos dice que
los sistemas bioquímicos complejos son una clara prueba de un diseño
inteligente detrás de cada uno de ellos.

La otra afirmación es la de la “complejidad especifica”, argumento de W.


Dembski quien señala que en la biología existe patrones que son a la vez
complejos y específicos, prueba suficiente de la existencia de una inteligencia
detrás del diseño observado en la naturaleza. El patrón complejo a diferencia del
simple es improbable que ocurra solo por azar. El mismo título del libro hace
referencia a la caja negra de la teoría sintética de la evolución, allí donde

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ocurren procesos complejos que no puede explicarse, aunque al salir de ella, se
dan por garantizados.

La hipótesis del Diseño Inteligente no es casual. Surge a posteriori de que la


Corte Suprema de Justicia de USA, prohibiera la enseñanza del creacionismo en
las escuelas públicas, bajo el argumento de ser una hipótesis fundada en
creencias religiosas y no científicas (está prohibida la enseñanza de la religión en
las escuelas públicas de los Estados Unidos). No se prohibieron los argumentos,
lo que se hizo fue colocar al creacionismo en su lugar, una enseñanza que tiene
que ver con la religión y no con la ciencia. Como contrapartida, en algunos
estados se prohibió la enseñanza de la teoría evolutiva, mostrando así la
extrema sensibilidad de algunas comunidades americanas respecto de este
asunto.

Los adeptos al creacionismo pensaron que si de algún modo se construyera una


hipótesis “científica” basada en las ideas creacionistas, entonces esta teoría
podría ser incorporada en las escuelas públicas a la misma altura que la teoría
evolutiva. Es por esto que la hipótesis de diseño inteligente se construye como
un argumento que trata de ser científico. Para poder competir abiertamente en
las escuelas y de ese modo lograr que se enseñen al menos las dos en el ámbito
académico.

Esto nos abre la puerta de nuevo a la discusión sobre quien tiene el derecho de
decir que es y que no es una teoría científica. Se entiende que es la propia
comunidad científica la que debe de decidir, porque si no son ellos, quien tiene
ese derecho? Claro que no son los políticos, ni los sindicatos, y tampoco se
puede hacer una compulsa popular. Es la comunidad científica la que debe de
decidir. Y en este caso es la comunidad de científicos aplicados a la biología la
que debe argumentar a favor o en contra de las teorías evolutivas que se
presenten a discusión. No es de esperar un conjunto de argumentos blindados,
que no dejen lugar a dudas sobre una teoría, no es eso lo que ocurre
regularmente dentro de la ciencia

Popper dice que para que una teoría sea científica, debe atreverse a postular un
suceso que de ocurrir confirmaría a la teoría en cuestión, debe poder ser
probada de algún modo, postular esa prueba en forma teórica aunque no sea
posible hacerlo con los medios actuales. Idealmente debería poder predecirse
algún suceso novedoso e inesperado como ocurrió con la teoría de la relatividad
y el conocido viaje de Eddignton. Tanto la verificación como la puesta a prueba
de una teoría son condiciones suficientes en principio para que una teoría pueda
ser considerada científica. Pero muchas veces una teoría no puede ser ni
probada ni verificada y aun así puede ser considerada una buena teoría
científica. El mismo Popper dudo de la carga científica de la propia teoría de
Darwin al ser una teoría que mira a los acontecimientos hacia atrás, por lo que
su poder de predicción estaba sumamente acotado. Una buena solución fue el
concepto de retrodicción, es una predicción hacia el pasado, es un concepto que
se usa en arqueología, climatología, análisis financiero, en la medicina forense,
la cosmología y por supuesto la biología evolutiva. En la teoría de la evolución se

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deben de postular predicciones sobre lo que en el futuro pueda hallarse como
restos fósiles. Esta predicción se hizo al postular por ejemplo que si existe en el
hallazgo de fósiles, una cronología en le aparición de especies. No es posible
hallar el fósil de un mamífero dentro de una capa que pertenece a la etapa pre-
cámbrica, por ejemplo.

Donde queda la hipótesis del diseño inteligente en esta cuestión al enfrentarla


con los criterios que hablamos antes? En primer lugar queda en contra del
principio que dice las causas que explican los fenómenos deben de quedar
dentro del ámbito de la naturaleza. En el mundo científico no hay lugar para
explicaciones sobre-naturales o intervenciones divinas. La explicación científica
debe estar fundada en alguna relación con la naturaleza, sino es así, deja de ser
ciencia y pasa a ser conocimiento religioso.

El diseño inteligente lo que hacer es traer un agente sobrenatural para explicar


un hecho natural y eso viola el principio en el que la ciencia se funda. Por
supuesto que los que creen en el diseño inteligente tienen derecho a afirmar la
hipótesis que quieran dentro de la esfera religiosa, pero si lo que quieren es que
se la considere dentro de la ciencia, debe de respetar las reglas que la ciencia
carga. Si aceptamos jugar al futbol, no se puede salir corriendo con la pelota y
dejarla en el piso como si fuese futbol americano. Se deben de seguir las reglas
que la comunidad científica ha establecido. Pueden decir que lo que causa tal
fenómeno es la intervención de Dios, pero no se puede pretender que la
comunidad científica lo acepte como parte de una hipótesis que tenga que ver
con la ciencia. La teoría del DI nos dice que hay una inteligencia superior que ha
intervenido en la creación de los seres vivos, y como no podemos tener acceso a
la causa primera, nunca podremos verificarla. Por lo tanto es una hipótesis
científicamente vacía. No hay modo de hacer predicciones, ni observaciones ni
podemos iniciar un programa de investigación. No se puede construir ningún
artefacto que nos lleve a descubrir a la inteligencia que está detrás. Es una
hipótesis que quizás sea aplicable para ser creída, para poder hablar de ella,
pero no es una hipótesis que pueda ser puesta en práctica para poder investigar
a la naturaleza. Es en última instancia como creer en Dios. Se puede seguir
haciendo ciencia tanto como si se cree en Dios como si no. No modifica el
proceso de investigación siempre y cuando se sigan los pasos que una teoría
científica debe de alcanzar.

La apariencia de diseño es una pregunta legítimamente científica, ya que la


naturaleza luce como si tuviese un diseño y los hombres de ciencia deberían ser
ciegos para no verlo y de hecho lo ven tanto los científicos en general como los
biólogos evolucionistas, el problema es que el DI dejan a la explicación de lado y
se apoyan en una inteligencia sobrenatural, en cambio la ciencia trata de
encontrar una explicación que este dentro de la naturaleza. A la pregunta sobre
el porqué de la existencia de estos sistemas bioquímicos complejos, unos
responden porque Dios los puso allí, y otros buscan la explicación en el medio
que nos rodea. Al responder que Dios es el productor nos deja ya sin explicación.

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El profesor Behe nos dice teoría evolucionista tiene fallos, porque no puede
explicar la existencia de sistemas bioquímicos complejos solo por la emergencia
espontanea azarosa. Un sistema no es solo una colección de cosas, es una
colección de cosas que se interrelacionan, en donde cada elemento del sistema
interacciona con el todo. Cada parte esta donde tiene que estar y tiene la forma
que tiene que tener porque sino el sistema no funciona. El ejemplo en este caso
es el de la trampa para ratones, un sistema de madera, resortes y alambres en
el que no es posible suponer que solo por selección natural esas partes se
hubiesen ensamblado solas. Las relaciones entre ellas son tan complejas, que si
no hubiera existido un diseñador esa trampa nunca hubiese funcionado.
Imaginamos a una bicicleta como a un organismo viviente. Como una bicicleta
puede “evolucionar” y adquirir un motor en forma espontanea y por azar para
evolucionar a una motocicleta. Supongamos que una mama bicicleta tiene un
bebe que es una bicicleta con un tanque para la gasolina, que beneficio
“darwiniano” en cuanto a selección natural puede tener ese tanque de gasolina
para la nueva bicicleta? Si no existe todavía la gasolina. Si no hay un sistema de
encendido, si no se inventaron las bujías. Para que le puede servir un tanque de
gasolina? Más aun supongamos que la hija de esta nace con un sistema de
encendido. Tampoco le servirá para nada, sino hay gasolina. La motocicleta es
un sistema y como tal si las partes no se integran el sistema no funcionara. Más
aun si esa parte del sistema tiene que venir de afuera, porque las motocicletas
no nacen con gasolina, hay que buscarla afuera. Como vemos este en un
argumento realmente bueno y fuerte y Darwin no explica cómo pueden estos
sistemas complejos emerger.

En este argumento hay una falacia, y es la falacia de la ignorancia, esta dice una
teoría es falsa porque nadie ha probado que es verdadera, es decir que como no
se ha podido probar, con total completitud a la teoría evolutiva, debemos
concluir que la teoría de Darwin es falsa. Si bien es cierto que una teoría probada
es más fuerte que una teoría que solo puede probarse parcialmente, no significa
eso que la teoría sea falsa. La teoría de Darwin original no es una buena teoría
para explicar la aparición de fenómenos biológicos complejos, pero eso no
significa que inmediatamente se deba de aceptar a la teoría del diseño
inteligente como verdadera. De hecho a la falacia de la ignorancia se la usa para
hacer a la verdad mas subjetiva y de ese modo permitir que entre otra teoría en
la competencia. El fin que se trata de conseguir es que todas valgan lo mismo, y
esto sabemos que no es así.

Hay ramas en las ciencias que estudian la auto-organización tanto en sistemas


biológicos como en la nanotecnología, donde material inorgánico se auto-
organiza en sistemas que llegan a ser suficientemente complejos. No se puede
saltar a una inteligencia superior inalcanzable si no se explora los sistemas auto-
organizados primero, antes de argumentar causas sobrenaturales.

Volvamos al ejemplo de los motores de combustión interna, allí podemos ver que
el automóvil de algún modo emerge “espontáneamente” como resultado de
varios sistemas tecnológicos que existían en un determinado momento. El
desarrollo de la gasolina como substancia para generar energía, no tuvo nada

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que ver con la aparición del motor de combustión interna. La historia del
petróleo y de su conversión a gasolina no tenía nada que ver con el motor de un
auto, además el motor de combustión interna no se creó para que funcionara en
un auto, sino que se invento a mediados del siglo XIX, como un alternativa
compacta, para uso en fabricas pequeñas quienes no podían albergar a motores
del tamaño que se necesitaba para que funcionaran a vapor, la energía valorada
en la época. Fue una asociación innovadora la idea de aplicar el motor de
combustión interna a un carruaje, y así tener un sistema de transporte que no
estuviese tirado por caballos. El carburador es un invento que no tenía nada que
ver con ninguno de estos otros inventos anteriores. Nunca hubo un plan maestro
que tenía como finalidad terminar inventando un carruaje sin caballos,
funcionando a motor. Hubo que inventar también todas las cadenas de
gasolineras para atender a estos nuevos automóviles, construir carreteras,
decenas de nuevos inventos que puestos uno atrás de otro, parecería que
alguien hubiese planeado desde el comienzo que el automóvil terminase
existiendo. Que hubo un diseñador desde el comienzo del plan. Pero no fue así.

El diseño inteligente nos desafía con una interesante afirmación. Y es el


argumento de que el azar no genera inteligencia. Dice que si arrojamos miles de
millones de letras al azar, nunca obtendremos un poema de Neruda. Las letras
no se acomodarían solas ni siquiera para escribir una frase inteligente. Millones
de veces lanzamos las letras y el poema no aparecerá. Si bien aceptamos que la
vida y la variedad de la especies, con todas esas maravillosas maquinarias que
son los órganos que poseen, son un poema extraordinario, como podemos
atribuir al azar y a una evolución ciega, la causa de ese proceso? De nuevo
podemos comenzar con la falacia del falso dilema. Que la ciencia no pueda
explicar “todo”, no quiere decir que tenga que aceptar argumentos de orígenes
no científicos. Que la medicina no pueda curar determinadas enfermedades no
me da el permiso de creer en la brujería como un medio para encontrar las
verdades biológicas. La medicina trata de hacer su trabajo lo mejor y más
seriamente posible, trata de aliviar el sufrimiento humano. La brujería aunque
coincide con la medicina en el consumidor final que es el hombre y su
sufrimiento, tiene medios primitivos y mágicos que no pueden compararse con la
ciencia médica. No voy a meterme con las creencias, sean estas mágicas,
brujerías o religiosas. El hombre tiene la necesidad de creer y eso no lo voy a
discutir. No voy a entrar aquí en los motivos profundos religiosos de la
humanidad, pero démosle al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios.
La ciencia y las creencias sean religiosas o místicas tienen campos de
pensamiento distintos. El medio liquido es real y en el viven los peces, el medio
aéreo es también real y en el vivimos los seres que respiramos el aire. No
intentemos enseñarle a respirar a un pez, porque morirá en el intento. Deberá
adquirir estructuras distintas e incorporar nuevos medios si lo que quiere es
entender lo que es vivir afuera del agua.

Hay teorías evolutivas que tienen una explicación bastante buena para la
aparición de sistemas complejos. Una de ellas viene de la mano de la
investigadora Lynn Margulis una bióloga americana a la sazón primera esposa
del astrónomo Carl Sagan, una científica que Horgan entrevisto en su libro. Ella

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no cree que las mutaciones por azar sean la causa de saltos evolutivos grandes.
Piensa más en una teoría que involucra a las uniones entre organismos de tipo
simbióticos, beneficiándose ambos al crear otro, que se adapta mejor al medio
ambiente. Esta unión cree que dio origen a las células procariotas bacterianas
que incorporaron a las mitocondrias, ribosomas e inclusive al núcleo para llegar
a ser la que finalmente es una célula eucariota. La incorporación de una
espiroqueta dio origen a las células ciliadas por ejemplo. Estos procesos no son
graduales sino ocurren en forma súbita, si bien la selección natural interviene lo
hace para descartar a los simbiontes fallados o que no logran sobrevivir a la
fusión, pero no es la selección natural la fuerza original.

Una teoría científica como tal fue puesta a prueba por la comunidad, y hoy en
día se duda que sea una hipótesis correcta (aunque científica) ya que las
pruebas genéticas se inclinan más a apoyar a las mutaciones como causa de los
cambios evolutivos en los organismos. Lo interesante es que los amigos del DI,
atacan a la teoría evolutiva, de un modo simple, lo que pretende es ridiculizarla y
simplificarla en su ataque. Es la falacia del hombre de paja, hacer una versión de
la teoría más débil y fácil de refutar que la que originalmente es. Se puede ver
esto en los innumerables trabajos que la comunidad del DI, publica en defensa
de su propia teoría.

Se argumenta que al ser una teoría incompleta le quita el estatus de científica,


ya sabemos también que las teorías evolucionan y que nunca son “completas”,
pero el DI intenta subirse a ese argumento para el ataque. Es como decir que la
teoría copernicana estaba errada, porque no explicaba enormes diferencias con
lo observado. Y claro que es así, porque la teoría de Copérnico a evolucionado en
el tiempo en lo que es hoy la astronomía del siglo XXI, que si lo pensamos quizás
no tiene nada que ver con la teoría original, pero así y todo nos seguimos
refiriendo a la teoría en donde el sol es el centro del sistema solar, como la
teoría copernicana. Consideramos a Copérnico como el pensador ancestral de la
teoría, como el padre fundador de la astronomía actual, le damos su nombre y
en él están implícitos los aportes de Kepler, Tycho Brahe, Newton entre otros.

Lo mismo ocurre con la teoría de Darwin, ella ha evolucionado en forma


dramática hacia una teoría muchísimo más sofisticada que esta entretejido en
una red de teorías que se correlacionan unas con otras. Lo que es una prueba
crucial, que le da el valor a una verdadera teoría científica. Hoy en día la biología
evolutiva, tiene que ver con la geología, ecología, genética, biología molecular, y
una cantidad de disciplinas relacionadas que incorporaron a la idea de la
selección natural como parte de una teoría más completa. Y son los mismos
evolucionistas los que se preguntan si será la selección natural, la única fuerza
que actúa en la naturaleza, pero ninguna de ellas se pregunta si existe un diseño
inteligente sobrenatural detrás, porque como vimos no es una pregunta legitima,
porque es una pregunta que no nos lleva a ningún programa de investigación
posible, porque es una pregunta que no nos lleva a ningún lado.

Desde nuevas versiones alternativas de las ciencias

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Se puede argumentar que el Diseño inteligente o el creacionismo sean visiones
alternativas de la ciencia? Tanto los creacionistas como los que defienden la
teoría del diseño inteligente atacan a la teoría de Darwin con argumentos
llamados negativos. Se usan argumentos negativos al hablar de la falta de
evidencias fósiles para completar los pasos evolutivos. Le endilga a la teoría, la
supuesta inhabilidad que el proceso natural tiene para explicar ciertos tipos de
complejidad. Pero el caso es que, los argumentos negativos no tienen nivel
suficiente para competir con un argumento científico. Uno puede pasarse la vida
juntando trabajos de investigación que estén en contra de la teoría ondulatoria
de la luz apuntado a refutarla y nunca va a conseguir que exista una “teoría
ondulatoria de la luz errónea”. Si podríamos confirmar que es errónea, eso no
convalida inmediatamente a la teoría corpuscular, ya que las dos podrían ser
falsas. De mismo modo que los argumentos en contra de la teoría de Darwin no
confirman la teoría creacionista o del DI. Hay muchas otras posibles teorías en el
mundo de las ciencias

Además los argumentos negativos de una teoría en contra de otra, no pueden


sostener a una teoría que se llame a si misma propia. La teoría deberá
estructurarse con argumentos positivos propios que convaliden dicha teoría y
que estén dentro del ámbito de la ciencia. Cuando se utilizan argumentos
científicos para cuestionar al creacionismo, estos los rechazan, o bien
argumentado hipótesis ad-hoc (la edad de los fósiles no está bien medida, o los
puso dios para confundir), o rechazando la posibilidad de una falsacion. Por otro
lado ellos mismos reconocen una motivación religiosa en su trabajo, por lo que
no utilizan leyes naturales o mecanismos naturales para explicar cómo funciona
la teoría.

Con el DI, la cosa es más compleja ya que no afirman que la razón es dios, sino
una fuerza sobre-natural desconocida. Y si bien la posibilidad de que haya
inteligencia extraterrestre es posible, no es posible usarla como referencia
científica. Aquí debemos distinguir entre un argumento científico y un
argumento fuerte. Lo que ocurre es que el DI, está dominado por grandes
preguntas, se parecen más a preguntas de tipo que se hace la filosofía, no
pequeñas preguntas científicas. La ciencia cuando nace se hizo grandes
preguntas filosóficas, pero luego las fue desmenuzando a posibles y trabajables
pequeñas preguntas que se transformaron en hipótesis de trabajo científicas, el
DI tiene ya casi 150 años y sigue con las grandes preguntas que tuvo desde el
principio, al decir de Lakatos, no es un programa de investigación científica
progresivo, es un programa de investigación degenerativo. No ha avanzado ni
ha tenido un progreso comprable con la física o la biología o la misma biología
evolutiva.

Adhiero al Prof. Gomez cuando al final del trabajo hace suyas las palabras de B.
Russell “la ciencia no es en momento alguno totalmente correcta, pero es
raramente totalmente incorrecta, y tiene, como regla, una mejor chance de ser
correcta que las teorías no científicas.”

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