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Filosofía 5º año NAT


Prof. Lic. Adrián Lilino
-Actividad-
1.- En clase hemos trabajado, pensado y reflexionado sobre el concepto de Autoridad Pedagógica
desde los saberes previos y la reflexión de Greco. El siguiente texto corresponde a una síntesis
conceptual del libro “La autoridad pedagógica en cuestión” de María Beatriz Greco. Edit. Homosapiens
(2007) más el aporte de otros constructos teóricos. Léelo nuevamente para sumar ideas al mapa
conceptual que hicimos en clase junto a los filósofos allí mencionados y sus aportes a la idea de
autoridad.

2.- Elabora un escrito de dos páginas como mínimo a partir de la lectura del texto bajo la consigna de
¿Cómo ser autoridad pedagógica hoy? No se trata de copiar y pegar, sino de la elaboración personal
a partir de la reflexión de la autora y la propia. Se evaluará la utilización del vocabulario específico, la
incorporación de los planteos de los filósofos que allí se detallan junto a otros que pueden ser
agregados y la respuesta a la pregunta. En otra hoja elaborar un decálogo (diez principios) que el
docente debe tener en cuenta para ser autoridad pedagógica hoy (con la utilización del vocabulario
específico como ensayamos en clase).

3.- Pautas de presentación del trabajo: Letra: Arial 11, interlineado 1,5 líneas, alineación justificada.
Encabezado: ¿Cómo ser autoridad pedagógica hoy? Por José Machado 5º NAT 2009.

4.- Ante cualquier duda consultar al mail: adrian_psico@yahoo.com.ar. Si es posible enviarlo


previamente al regreso de clases para su corrección, sino el primer día que tengamos clase en la
materia.
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Documento de lectura de profundización
“La autoridad (pedagógica) en cuestión” de María Beatriz Greco
- Adaptado para los alumnos de 5º año-
Prof. Lic. Adrián Lilino

“Estamos parados en el territorio de la invención,


allí donde el desierto se vuelve “terreno de juego”, recreación de sentidos.”
(Maria Beatriz Greco, “La autoridad (pedagógica) en cuestión pag. 154)

¿Es posible educar sin autoridad? ¿Sobre qué se funda la autoridad del maestro? ¿Qué puede
hoy una autoridad? ¿Qué ejercicios diversos de la autoridad pueden ser pensados hoy? Estos son los
interrogantes fundamentales que se hace Greco sobre la autoridad pedagógica y sobre los cuáles
reflexiona en su obra.
En primer lugar demarca que la autoridad hoy esta en crisis, que se encuentra devaluada, y
qué este es un problema complejo donde intervienen factores culturales, económicos, sociales y
políticos. ¿Qué hacer frente a ello? ¿Paralizarnos? No. La invitación es a reconstruir el concepto de
autoridad en el vínculo pedagógico. Es decir, construir una nueva idea de pensar y sostener la
autoridad pedagógica hoy frente a la crisis, ya que no se puede educar sin autoridad.
¿Por qué reflexionar sobre la autoridad pedagógica? Greco dice: porque “todo acto educativo
implica un acto de autoridad”. Educar implica una noción de autoridad, porque significa dominar los
contenidos que debemos transmitir, manejar técnicas pedagógicas adecuadas a las edades y contextos
en los cuales viven los estudiantes, estar a la escucha de sus problemas y de la marcha del proceso de
enseñanza- aprendizaje.
¿Se puede sostener una autoridad individualmente? Greco dice que no, que “la autoridad es
institucional”. La autoridad se sostiene en el trabajo en equipo, en la coherencia, en el clima
institucional de la escuela. Con lo cual, si bien la autoridad pedagógica es labor de cada docente, es
también una tarea colectiva y social que se asume entre todos los docentes de un colegio.
Ahora bien, si la autoridad pedagógica hoy esta en crisis, es en función de que el concepto de
autoridad que sosteníamos hasta el momento ya no funciona, y debemos re- pensarlo nuevamente
para que se legitime. Debemos animarnos al terreno de la invención, detener la queja y forjar una
autoridad pedagógica de otro tipo.

¿De dónde viene esta crisis de autoridad?

Foucault (filósofo e historiador francés) retoma a Kant (filósofo alemán) para decir que en la
modernidad hubo un quiebre respecto a la autoridad externa, la consigna del sujeto moderno era “no
obedecerse más que a sí mismo”. La autoridad entonces estaba del lado de la razón misma y su
afán de autonomía y dominio en el camino del progreso ilimitado. El maestro aparecía como aquel que
“hacía nacer en el niño al alumno”, que lo acompañaba en el trayecto de su relación con el
conocimiento, consigo mismo y con los otros. Nacía alguien que aprende y desea aprender. Hoy, la
razón también aparece cuestionada a partir de no haber logrado el progreso ilimitado que proponía, y
por ende, la autoridad no se desplaza hacia ningún lado, tiene dificultades para ser encarnada y
reconocida.
Para Castoriadis (filósofo y psicoanalista francés) vivimos en tiempos de in-significancia, de
desamparo, por ausencia de significaciones que nos otorguen un mejor vivir juntos. Bajo la consigna de
“sálvese quién pueda”, y del hombre actual instalado como sujeto consumidor; se ha roto un proyecto
identificatorio colectivo, en términos de Silvia Blecihmar (psicoanalista argentina), que es aquello que
nos posibilita reconocernos en un “nosotros” y proyectarnos hacia el futuro. Stiegler (filósofo fránces)
habla de una época signada por el “sufrimiento narcisístico del nosotros”. ¿Qué quiere decir esto?
Que estamos en un momento histórico donde no podemos conformarnos como un “nosotros”. Cada uno
vive “individualmente”, y ello habilita a todo tipo de transgresiones (es posible hacer “desaparecer” a los
otros”). Thomas Hobbes (filósofo inglés), habla de la “guerra de todos contra todos”, al disolverse la
noción de un colectivo social que nos cuida y proteja más allá de nuestras diversidades. Antes, en un
mundo pre- moderno, dice Castel (filósofo francés), el sometimiento a la autoridad estaba dado, porque
esta, aseguraba una protección y por ello uno era obediente. Si decimos que hoy importa solo uno y
estamos disueltos socialmente, obviamente que la autoridad ya no asegura ninguna protección, y uno
no necesita ser obediente a nadie. Agamben (filósofo italiano), sostiene que la autoridad reside en el
relato y la palabra, en la experiencia de aquel que transmite. Es decir, que la autoridad tenía que ver
con la transmisión de experiencias acerca de lo vivido entre generaciones; una autoridad de la
experiencia. Algo que se comunica entre generaciones.
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¿De dónde procede la autoridad de un maestro? ¿Se es o se ejerce autoridad?

Estas son otras preguntas que se hace Greco y son fundamentales. ¿Uno posee autoridad por sí
mismo o uno ejerce la misma? Haciendo un análisis de diferentes definiciones de autoridad, Greco
concluye que la autoridad no es un concepto aislado y recortado de otros, sino que se diferencia o
reconoce en base a otros conceptos como el poder, la fuerza, la influencia, la obediencia, la disciplina,
la legitimidad, la libertad. Lo fundamental de la autoridad, es que se despliega en la intersubjetividad, en
una trama de encuentros entre sujetos diferentes en relación asimétrica.
La autoridad dice Greco, implica un reconocimiento, y es ello lo que hace que alguien sea
autoridad. Nadie puede nombrarse a si mismo autoridad, sino es mirado por otros como tal. ¿Cuándo se
da este reconocimiento? Cuando la autoridad se emplaza desde la autorización, desde otro que
reconoce en mí alguien que busca “hacerme crecer”. Por ello no se liga a un poder que se ejerce en
razón de una superioridad, sino por contar con una experiencia (como decía Agamben) de importancia
para mí, que busca mi beneficio. Uno reconoce una autoridad y renuncia libre y conscientemente, a
cambio de algo que otro ofrece y dona dice Kojève (filósofo francés nacido en Rusia). No se trata de
ejercer violencia o intervenir por la fuerza, ello no es autoridad. ¿Qué sería ello en términos educativos?
Un docente que no se coloca por fuera de la situación de aprendizaje, sino que se implica con el
alumno y su aprendizaje, que no lo deja solo, que lo sostiene para que no desista. Que despliegue
“miradas habilitantes” para con el alumno, que busca que sus potencialidades se desplieguen. La
autoridad vale entonces, no por sí misma, sino por que hace nacer y crecer.

¿Cómo puede pensarse hoy la autoridad pedagógica?

Greco propone pensar la autoridad pedagógica ligada a:

- La transmisión: Un docente que transmite un pasado pero no como algo fijo y estático, sino en
constante recreación desde la mirada presente, pero también, de cara al futuro. Es decir, que
busca las formas de enseñar haciéndose cargo para promover un recorrido propio de cada
alumno, que no queda estancado sino que se abre a la complejidad de lo nuevo y del por venir.
- La confianza: Un saber escuchar y saber decir no desde una lógica controladora del otro. Una
asimetría si, pero no desde el lugar de superioridad. Lo cual implica que el docente renuncie a la
omnipotencia, a la totalidad, al control del otro, a capturarlo y cambiarlo según los propios
deseos, a ejercer un poder que no cesa. Se trata de una confianza instituyente, que da
oportunidades, que se abre a lo novedoso, que confía en el alumno que se le ha dado a cargo y
del cual es responsable.
- La igualdad y la ignorancia: No se trata de borrar la asimetría, ni ponerse en lugares idénticos.
Se trata de que el docente siguiendo a Rancière (filósofo francés) y Jacotot (pedagogo francés)
no desiguala con el alumno, sino que por haber recorrido un camino con el conocimiento, lo
despliega con los alumnos y abre nuevos diálogos para que ellos promuevan sus propios
caminos. Que no considera al otro inferior, sino que trabaja con voluntades, creando vínculos
entre inteligencias y textos para arribar a otros mundos posibles. Ello implica romper con la idea
de saber y poder, entre ignorantes y sabios, entre inteligentes y no inteligentes, entre buenos y
malos alumnos. Un ser maestro sin ser amo y dueño. Un “maestro ignorante”, que enseña
sin explicaciones ni indicaciones sobre las palabras que el alumno deberá decir ni en el lugar en
el que deben ser colocadas, sin el despliegue de la inteligencia del maestro, sino que insista en
la necesidad de que el alumno realice su trabajo intelectual, que no descanse en la inteligencia
del maestros sino que otorgue a su inteligencia todas las posibilidades de desplegarse. Un
maestro que considera que todas las inteligencias son iguales, que cualquier alumno puede
desplegarla, que lo arranca al alumno de su lugar de inferioridad, que lo valoriza, que lo
reconoce y anima al trabajo. Un maestro que “enseña que lo que ignora”, que se ubica en
igualdad, que considera que la ignorancia puede provocar el deseo de saber, que esta allí no por
ser sabio o superior. Un maestro que no aplasta la inteligencia de su alumno, sino que
promueve sus propios caminos. Un maestro que considera que “el alumno hace al maestro”,
lo cual significa que los caminos que vaya armando de enseñanza es a partir de lo que el
alumno ensaya, escribe, improvisa.
- La emancipación: Pasar de una “autoridad del dominio del otro” a una “autoridad
emancipatoria”. Una autoridad que permita el despliegue de las posibilidades de todos y cada
uno.Una autoridad que no sujete, sino que busque que sus alumnos no se sientan inferiores, que
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descubran el poder de su pensamiento, que no se menosprecien. Una autoridad que
“subjetivice”, que acompañe, movilice y sostenga. Una autoridad que se “haga cargo” de sus
alumnos y se responsabilice por sus aprendizajes. Una autoridad que transmita su voluntad,
pero no su inteligencia o su saber, sin dejar que la pereza gane al alumno. Una autoridad que
considere que la educación no proviene del maestro, sino que es un trabajo del alumno
efectuado desde su lugar de “igual”. Una autoridad que retome las ideas previas de los alumnos,
aún para corregirlas, que aggiorne las actividades de enseñanza, que estimule el interés, que
secuencie actividades de enseñanza atractivas, que corrija veladamente, sin violencia, los
conocimientos erróneos de sus alumnos1.Una autoridad que no considere al alumno una cosa,
sino un sujeto- palabra. Un sujeto que al hablar, se va instituye como tal, donde su palabra
cuenta. Por ello, siguiendo a la psicoanalista Piera Aulagnier, no debe ejercerse una “violencia
secundaria” que es aquella que es desubjetivizante, que arrasa, que es excesiva, que en lugar
de hacer lugar, lo quita. Es decir, no ser un espacio áulico o de enseñanza- aprendizaje donde
ya este todo dicho por el docente, para ser uno que no es aún, donde la palabra del docente se
dona y deja que el otro hable desde el reconocimiento del semejante. “Lugares de habla”
donde cada uno pueda hacer oir su voz. Para que en el alumno, siguiendo a la psicoanalista
argentina Silvia Bleichmar, no se produzca un “estallido de identificación”. Donde el alumno
tenga la sensación de superfluidad (ser descartable, estar de más, de sobra), disminuyendo su
autoestima y la ausencia de un proyecto futuro para vivir en la inmediatez. Una autoridad que
formar inteligencia es mucho más que cargar memoria o repetir frases hechas, aprender de
memoria o repetir el libro. Kammerer propone pensar que el lugar de los adultos es ser
“prestadores de identidad”, de pasadores de cultura recibida con la responsabilidad de “hacer
crecer”, proteger lo frágil que nace en niños y adolescentes.

En la siguiente página pueden encontrar una entrevista a Greco para profundizar sobre el tema:
http://www.osplad.org.ar/mundodocente/mundodocente2006/sumario/notas/junio_08/entrelejercic
iodeautoridad.htm

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En clase analizamos el método socrático como metodología de enseñanza. En Greco aparece una crítica a este
método. Sócrates para el pedagogo Jacotot, no es un “maestro ignorante”, sino que finge ignorancia para imponer
su saber frente al alumno. Disimula igualdad. Pregunta para mostrar que sólo su saber vale, para mostrar
superioridad. Así el alumno una vez que aprende, confirma su inferioridad, su esclavitud, su dependencia.

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