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para el
Trabajo Revolucionario
en la
Universidad
MEP - MERP
I.- UNIVERSIDAD E INFRAESTRUCTURA
A) Trabajo productivo e improductivo.
Dice Bagu que probablemente el tema más debatido sobre la concepción económica de Marx
sea la ubicación de los servicios dentro de su esquema teórico. 1
De entrada no consideramos que todos los servicios sean actividades productivas, lo cual es
evidente en el análisis de Marx acerca del trabajo comercial y de crédito al establecer que la
ganancia generada en estos sectores no resulta de la generación interna de plusvalía en los
mismos, sino de una redistribución de la plusvalía generada en la producción.
3
Ibid, p. 146.
4
Ibid, p. 149.
5
Ibid, p. 219.
6
Ibid, p. 224.
7
Ibid, p. 143.
8
Ibid, p. 144.
9
Ibid, p. 221.
Para abalizar el trabajo productivo e improductivo tomaremos la definición de Marx: Trabajo
productivo desde el punto de vista de la producción capitalista, es el trabajo asalariado que, al
cambiarse por la parte variable del capital, además de reproducir esta parte del capital (o sea el
valor de la fuerza del trabajo), produce plusvalía para el capitalista”. 10
Si un obrero produjera sólo lo necesario para su manutención sería no productivo, no
produciría un plusvalor, sino que se limitaría a reponer un valor existente con anterioridad. El
trabajo improductivo es el que no se cambio por capital, sino directamente por renta, por salario
o por ganancia. La diferencia entre trabajo productivo e improductivo no esta en que en uno la
fuerza de trabajo sea una mercancía y en el otro no, sino que, mientras el trabajador productivo
produce mercancías para el comprador de su fuerza de trabajo, el improductivo sólo produce
valores de uso. De esa manera, el que contrata los servicios particulares del profesor de piano no
le interesa ningún valor de cambio relacionado con la actividad relacionada por dicho profesor,
sino el valor de uso de ésta. Relación muy diferente se presenta entre el profesor de piano y el
propietario de una escuela de música, en donde éste vende los servicios del profesor, obteniendo
un valor superior al desembolsado para producir mercancías.
El resultado material o inmaterial de una actividad no es lo que le confiere el carácter de
productiva o improductiva. Como dice Marx: “el carácter concreto del trabajo y de su producto
no guarda la menor relación con la división del trabajo en productivo e improductivo”. 11
El carácter concreto del trabajo no tiene relación con el trabajo productivo, puesto que esta
categoría no es sino la expresión de relaciones sociales que no proviene ni del contenido ni del
rendimiento del trabajo.
Un mismo trabajo puede ser productivo a un capitalista, e improductivo si lo compra un
consumidor, y lo anterior es independiente de si el valor de uso desaparece al ponerse en
funciones la fuerza de trabajo (producción inmaterial), o si toma cuerpo en un objeto sensible
(producción material). Marx pone un claro ejemplo de un trabajador productivo en la esfera de la
producción inmaterial, al considerar al profesor de escuela, el cual será un trabajador productivo,
si, además de moldear la cabeza de los alumnos moldea su propio trabajo para enriquecer al
patrón; o sea que el trabajo productivo no entraña una relación específica entre el obrero y su
10
Ibid, p. 133.
11
Marx, C. Elementos Fundamentales para la Crítica de la Economía Política (Borrador), 1857-1858, Mex. 1972,
Siglo XXI, I, p. 270.
producto, sino una relación social de producción históricamente determinada que convierte al
obrero en instrumento de valorización del capital.
B) Universidad e Infraestructura
Habiendo visto en la introducción como, desde el punto de vista de Marx, es posible hablar de la
producción inmaterial, pasaremos, ahora, a desglosar como ésta se realiza en la universidad.
Dada la complejidad del problema es conveniente dividir profesionalmente las universidades en
privadas que obtienen utilidades y las que no tienen utilidades. En el primer caso, la obtención
de utilidades nos hace suponer el funcionamiento de éste tipo de universidad, en parte, como
negocio.
Este tipo de universidad, del cual encontramos muchos ejemplos en la parte empírica del
trabajo, se financia principalmente a partir de la cuotas pagadas por los estudiantes y además
arroja una utilidad, la cual puede ser reinvertida en la misma universidad. Es claro que éste tipo
de universidad no sólo cumple un papel económico en el sentido de reportar una ganancia al
propietario de la misma, sino también importantes funciones ideológicas.
En la universidad se dan dos procesos de producción simultáneos, por otro lado, la
producción de lo que llamaremos la “mercancía educativa”, consistente en el resultado de la
actividad del profesor, y el uso, por parte del estudiante, de las aulas y los edificios, la biblioteca,
los instrumentos del laboratorio, etc., es decir la síntesis de la actividad del profesor y de los
trabajadores no directos de la universidad y el uso de los medios educativos de producción,
constituyen lo que llamaremos la “mercancía educativa” . Esta mercancía es ofrecida por el
propietario de la universidad en el mercado educativo y comprada por los estudiantes.
La “mercancía educativa” tiene el carácter de tal, en la medida en que tiene un valor de
cambio para el propietario de la universidad y un valor de uso para el que la compra, el valor de
la mercancía educativa estará dado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para su
producción, medido por el tiempo de trabajo de maestros, obreros indirectos (parte del obrero
global universitario) y el materializado en los medios de producción educativa.
Dicha “mercancía educativa” tiene la particularidad, como producción esencialmente
material que es , de ser circulada y consumida por el momento de ser producida; sin embargo, a
diferencia del actor, en que su trabajo es consumido improductivamente por el público, la
mercancía educativa es consumida, en muchas ocasiones, para acrecentar el valor de la fuerza de
trabajo del estudiante.
En el proceso de producción de la mercancía educativa, los trabajadores directos serían
los profesores y los indirectos, los conserjes, los ayudantes, los oficinistas, etc. Las relaciones
que se establecen entre el proletariado de los medios de producción (edificios, laboratorios,
bibliotecas, etc.) y los productores de la mercancía educativa son de explotación, porque los
servicios que prestan los trabajadores no se pagan con renta del capitalista; es decir, la mercancía
educativa no es producida para ser consumida por el dueño de la universidad, sino para ser
vendida y obtener a cambio una ganancia; es decir, que los servicios de los trabajadores
universitarios son adquiridos con capital variable, el cual se combina con un capital constante
invertido en medios de producción.
En la producción de la mercancía educativa no se trata, como en el caso de la actividad
comercial, del intercambio de mercancías, puesto que la mercancía educativa no existe antes de
que la actividad de los trabajadores universitarios la genere y además, su valor es superior a la
suma de salarios (valor de la fuerza de trabajo) y de preciación de los medios de producción, en
una cantidad igual a la plusvalía generada: las utilidades del patrón no podrán ser explicadas de
otra manera desde el punto de vista marxista.
Esta mercancía educativa, con un valor superior al de su costo de producción, es vendida
en el mercado educativo y comprada por los estudiantes; la venta de la mercancía educativa
dejará al patrón una ganancia igual al valor de ésta menos su costo de producción. De ésta forma
se ve cómo la función de los trabajadores universitarios, en el aspecto señalado, no se diferencia
esencialmente del de los trabajadores productivos de la producción material.
Hasta aquí nos hemos referido a una de las tres funciones de la universidad: docencia,
investigación y difusión cultural, considerando que en las universidades mexicanas es la primera
tarea la que ocupa el papel fundamental.
Señalaremos que en la universidad se dan dos procesos productivos simultáneos: el de la
producción de la mercancía educativa y el de la reproducción de la fuerza de trabajo de los
estudiantes. El estudiante (o su familia) compra la mercancía educativa a la universidad y con
ella trabaja sobre sí mismo (estudia), obteniendo como producto una mercancía (fuerza de
trabajo) de un valor igual a su fuerza de trabajo inicial, antes de entrar a la universidad, más el
valor de la mercancía educativa, más el tiempo de trabajo dedicado a estudiar.
Sin embargo, el estudiante paga por estudiar y no se le paga por esto, como al obrero por
trabajar y, además, el resultado de su actividad (su fuerza de trabajo potenciada) le pertenece en
tanto no la venda ya siendo profesionista, y aún en ésta situación, fuera de la jornada de trabajo,
la fuerza de trabajo seguirá siendo su mercancía. La fuerza de trabajo del estudiante, al terminar
sus estudios en la universidad, no pertenecerá ni a ésta, ni a la burguesía en su conjunto, pues,
como dice Marx: “la fuerza de trabajo sólo puede aparecer en el mercado, como una mercancía,
siempre y cuando sea ofrecida y vendida por su propio poseedor”, “para que la operación se
mantenga a lo largo del tiempo es, pues, necesario, que el dueño de la fuerza de trabajo sólo la
venda por cierto tiempo, pues si la vende en bloque y para siempre, lo que hace es venderse a sí
mismo, es convertirse de libre en esclavo”. 12
Por otro lado, el estudiante tampoco es propietario de los medios educativos de
educación, sino que dichos medios de producción pertenecen a la universidad, la que sólo cede el
usufructo de ellos al estudiante, durante un tiempo determinado, como parte de la mercancía
educativa que éste compra.
Marx define los medios de producción de la siguiente manera: “Los medios de trabajo y
el objeto de trabajo sobre el que éste recae son los medios de producción”. 13 “Los medios de
trabajo es aquel objeto o conjuntos de objetos que el obrero interpone entre él y el objeto sobre el
que trabaja y que le sirve para encausar su actividad sobre éste objeto” 14 Los objetos de trabajo,
12
Marx, C., El Capital, ed. cit., T. I, p. 123
13
Ibid., p. 133.
14
Ibid., p. 131.
sobre los cuales se labora con los instrumentos de trabajo, se pueden dividir en materias bruta (la
ofrecida directamente por la naturaleza), materias primas (sobre las cuales se ha trabajado
previamente) y materias auxiliares (cuando son absorbidas por el mismo instrumento de trabajo).
Resulta inútil tratar de encontrar todas las clases de medios de producción claramente
diferenciado en todos los procesos productivos”. 15
Con respecto a la producción de la mercancía educativa, los medios de trabajo (edificios,
laboratorios, etc.) pertenecen a la universidad y el profesor labora con ellos para producir dicha
mercancía que será, a su vez, medio de producción para el estudiante quien laborará con ella para
reproducir su fuerza de trabajo. Es claro que los medios de producción educacionales pertenecen
a la universidad, sin embargo, su uso es vendido al estudiante como parte de la mercancía
educativa. Dicha mercancía es consumida en el momento de ser producida, por lo que no cabe
buscar en ella la característica de los productos materiales de tener una existencia física
independiente entre la producción y el consumo.
El trabajo del estudiante escapa actualmente a la esfera de la producción capitalista,
aunque, en cierta medida, se encuentre subordinada a las necesidades de ésta, en el sentido de
que las relaciones que se establecen entre el estudiante y la universidad no son de explotación,
sino de compra-venta de mercancías; el estudiante compra una mercancía sobre la cual trabaja y
obtiene u producto más valioso que puede ofrecer al mercado de fuerza de trabajo , sin embargo,
el estudiante no posee el control sobre el proceso de producción de su propia fuerza de trabajo,
sino que es la universidad la que impone los ritmos de estudio correspondientes (hay que señalar
que el proceso de producción de la mercancía educativa y el de la producción de la fuerza de
trabajo se encuentran de tal manera entrelazados que, si uno se suspende, el otro no puede
continuar).
Cv el capital variable.
P la plusvalía generada.
Cp = Cc + Cv
Donde: Cp es el costo de producción de la mercancía educativa.
Sí dicha mercancía educativa fuera vendida por su valor, por la universidad, se precio sería:
Pv = Cc + Cv + P = Cp + P
Donde: Pv es el precio de venta de la mercancía educativa.
V´ = V + T +Vo
Donde: V´es el valor de la fuerza de trabajo producida en la universidad.
V es el valor de la mercancía educativa consumida.
T es el trabajo proporcionado por el estudiante en la producción de la fuerza de
trabajo.
Vo es el valor de la fuerza de trabajo inicial del estudiante.
V´ = Cp + P + T + Vo
Si el precio de la fuerza de trabajo del estudiante fuera igual a su valor esto sería igual a
Cp + P + T + Vo.
Los precios de la mercancía oscilan en torno a sus valores; si estas se vendieran por
debajo de su valor provocarían la emigración de los capitales hacia ramas que aseguren la tasa
media de ganancia, de tal forma que, al disminuir la oferta del producto vendido por debajo de su
valor, el precio de éste tenderá a aumentar y al igual su valor. El límite inferior, para que un
capitalista se mantenga en el mercado de determinado producto, será que el precio de éste no sea
menor que su costo de producción, en el caso del estudiante, que es un productor cautivo, en el
sentido de no pode emigrar y producir mercancías diferentes a su fuerza de trabajo, el límite
inferior para que los estudiantes sigan afluyendo a las universidades estará dado, también, por el
costo de producción de su fuerza de trabajo.
En las universidades estatales, desde el momento en que el costo de producción real de la
fuerza de trabajo del estudiante no es Cp + P + T + Vo, sino solamente T + Vo, el límite inferior
del que hablamos sería éste último. Es decir la “cesión” de la mercancía educativa por parte del
Estado permite a las empresas la posibilidad de la compra de la fuerza de trabajo del estudiante
por debajo de su valor en una cantidad que puede alcanzar la magnitud Cp + P, o sea, el costo de
producción de la mercancía educativa más la plusvalía generada por los trabajadores
universitarios.
El estudiante, en virtud de no estar sujeto a la obtención de la tasa media de ganancia en
cuanto vende su fuerza de trabajo (tal y como Marx lo establece para el pequeño campesino en el
tomo iii de El Capital) puede intercambiar esta fuerza de trabajo por menos valor que los
contenidos en ella. Se abre así un proceso de intercambio desigual en el que se enfrentan los
egresados de las universidades a los capitales, los cuales, en la expresión de Marx, funcionan
como una “secta” con respecto a los asalariados.
Las anteriores consideraciones nos permiten concluir provisionalmente las siguientes
cuestiones:
1) Profesores y empleados universitarios, independientemente del tipo de universidad,
pueden ser considerados como trabajadores asalariados productivos.
2) En cambio, los estudiantes en cuanto a la labor que desempeñan en la universidad no
pueden ser considerados como productores de plusvalía aunque si de valores.
Las consideraciones anteriores nos han parecido los fundamentos de un análisis científico
de la universidad pero insuficientes para llegar a establecer la táctica en la misma, cualquier
intento de tratar de deducir la táctica directamente de los análisis anteriores en la infraestructura
universitaria, sin incluir otros elementos de la misma y sobre todo de la superestructura, llevaría
a un reduccionismo de la política de la economía, a un determinismo económico incompatible
con el marxismo.
C) Universidad y enajenación.
D) Universidad y Hegemonía.
i) Clase en sí: Marx en el 18 Brumario dice que existe una clase en sí cuando
b) La definición de Lenín
Owergqepoibgqpieng 25
e) Existen al interior de las clases fracciones, así como capas al exterior de las clases.
E P EM PP PR
Vendedor de fuerza de trabajo. X X X
Propietario de medios de producción. X X
Papel en la organización del trabajo
(dirección o control). X X
Producción de plusvalía. X X X
Unificados por las condiciones de producción
y de trabajo en común. X X X X
Subsunción formal. X X X X
Subsunción real. X X
Papel en la hegemonía. X
Conclusión:
1) Los empleados son los más cercanos al proletariado, aunque no serían parte de su
núcleo central.
2) Los profesores son explotados por la extracción de plusvalía, pero ni por su papel en
la hegemonía ni por la ausencia en la subsunción real, ni por su papel en el control de
la producción pueden ser considerados como proletarios, sino como una capa
intermedia entre pequeña burguesía y proletariado.
3) Los estudiantes, ni por las relaciones de producción en que se encuentran insertos
(parcialmente de proletario y parcialmente de pequeño productor mercantil), ni por
estar no subsumidos realmente pueden ser considerados como proletarios, sino como
otra capa intermedia.
En esta primera fase el movimiento es particularmente activo durante los años 66 al 68:
De 115 conflictos analizados durante los sexenios de Díaz Ordaz y Echeverría se encontraron
los siguientes datos:
Sexenio Sexenio
Díaz Ordaz Echeverría
% %
Movimientos 12.5 42.8
Movimientos 87.5 57.1
Académicos 28.5 12.5
Democratizadores 71.4 42.5
Políticos 4.28 45.0
La tercera fase que corresponde a los lugares donde la radicalidad fue mayor,
aproximadamente a partir de 1974, presenta las siguientes características:
1). Decadencia de la fuerza estudiantil
2). Predominio de las luchas sindicales, primero por el reconocimiento de los sindicatos
y posteriormente luchas económicas
3). Casi desaparecen las organizaciones estudiantiles. ******* 31
4). La dirección corresponde de manera casi absoluta a la izquierda tradicional
5). Consolidación y burocratización de los cogobiernos
6). El Estado negocia, aunque a veces reprime, con la izquierda tradicional y sus
cogobiernos
Conclusiones:
1.- El movimiento universitario ha pasado por tres fases en su desarrollo actual, sin
embargo el paso de una a la otra no adquiere el carácter de necesidad. No hay una secuencia
lineal entre el radicalismo y las luchas democratizadoras. Es posible la lucha radical sin pasar por
la experiencia democratizadora, a condición de que existan las organizaciones capaces de
impulsarlas.Sin embargo, ante la ausencia de tales organizaciones en la década de los sesentas la
experiencia democratizadora fue un paso que permitió el surgimiento de corrientes no
reformistas
En condiciones de gran atraso de las masas estudiantiles y de gran debilidad de las
organizaciones de izquierda revolucionaria, las luchas democratizadora son la expresión
inmediata del carácter enajenado del trabajo universitario, son la expresión instintiva de la lucha
de clases en la universidad. En estas condiciones las fuerzas de izquierda revolucionarias deben
presionar para imponer un campo de lucha más claramente clasista, si esto no es posible no
deben desentenderse de las luchas democratizadoras, pero su papel será de denuncia
2.- En las luchas universitarias, como en el caso de las obreras y campesinas, cualquier
conflicto ala crecer cuantitativamente tiende a enfrentar a los participantes con el Estado. La
situación de englobamiento de la sociedad civil por la sociedad política impone necesariamente
estos enfrentamientos, de tal forma que es fácil politizar los conflictos, elevarlos a planos
superiores. La más insignificante lucha no debe despreciarse, lo contrario sería desperdiciar la
oportunidad de elevar el movimiento. (*********32). No debe caer en los errores del
enfermismo de buscar luchas puras proletarias en la universidad (nunca se encontraran)
3.- El movimiento universitario (una parte de él) a partir del año 71 logró superar el
reformismo pero no logró generarse la organización revolucionaria (posiblemente el atraso del
movimiento obrero dejó solo al destacamento universitario: cuando la fase radical decae se inicia
la insurgencia sindical)
4.- Llevar la lucha de clases a la universidad es trascender las relaciones materiales
inmediatas en la misma y cuestionar el sistema en su conjunto; la alianza obrera campesina
universitaria
5.- El sector más radical ha sido el estudiantil. Se trata del sector menos corporativizado
(de ahí la importancia de la lucha por la recuperación de las sorganziaciones por los trabajadores)
6.- Las formas organizativas que ha reconocido el moviendo estudiantil han sido:
sociedad de alumnos, comité de lucha, la brigada, y el grupo clandestino. Sin embargo se plantea
cual debe ser la forma organizativa de la gran masa de estudiantes (en este sentido la CNED tuvo
un papel muy importante)
7.- La experiencia de las luchas democratizadoras demuestra que al cumplirse la fase
democrática e iniciarse la radical, la izquierda tradicional se convierte en parte del enemigo
principal a combatir en la universidad. Los que no lo han comprendido han tenido que salir de la
misma. Además, las formas democráticas de gobierno se han convertido en formas fetichizadas
de mediatización de las luchas
A) Introducción
El movimiento revolucionario en México es joven ideológica y organizativamente,
sin embargo, las experiencias (******** 33) de las masa y de los diversos agrupamientos
políticos que han existido en México son muy variadas. A pesar de esta rica experiencia
histórica, no ha sido suficientemente asimilada por los revolucionarios, producto, en parte d, de
no saldar cuentas con posiciones que la realidad ha superado
En nuestra caso hemos rechazado explícitamente al ultraizquierdismo que a partir de
1970 se generó en las universidades mexicanas, y no obstante sólo hemos llegado a establecer la
critica general de dichas concepciones, lo que ha equivalido a no saldar cuentas definitivas con el
oportunismo de izquierda, a no haber llegado a definiciones suficientemente concretas de la línea
política que impidiera la filtración de deformaciones izquierdistas a raíz de interpretaciones
diversas ante el mismo planteamiento general. Tal es el caso de nuestra línea política para el
trabajo en la universidad; hemos manejado una tesis acerca de la explotación del trabajo
universitario que por el nivel de abstracción en que ha quedado ha permitido interpretaciones
diversas en términos de táctica que en algunas ocasiones nos ha acercado al ultraizquierdismo o,
en el mejor de los casos, ha generado una línea vacilante
Una de las cuestiones que nos unifican es la lucha contra del reformismo del socialismo
pequeño burgués, y al nivel de los principios y de la estrategia pensamos que poseemos cierta
homogeneidad, pero ¿qué sucede con la táctica? ¿Tenemos una táctica homogénea? ¿Tenemos
definidos los problemas fundamentales de la táctica en el actual período de la universidad?
Lo anterior nos plantea una serie de problemas generales con respecto ala táctica: 1).
¿Cuál debe ser la relación entre táctica y estrategia?. 2).¿Cuáles condiciones debe guardar una
táctica revolucionaria? 3. ¿Qué posición se debe tener con respecto a las consignas
fundamentales esgrimida por el reformismo en la universidad?
Antes de entrar en detalle es necesario aclarar que la estrategia se refiere a la dirección
fundamental que debe seguir el proceso revolucionario tanto en términos organizativos,
ideológicos y políticos en los sentidos más amplios; concierne a los planteamientos teóricos y
(****** 34) prácticos más constantes en el proceso revolucionario. En cambio, la táctica
implica cuestiones semejantes pero definidas para cada período (táctica de período) o para cada
coyuntura. Un aspecto importante de la táctica es la cuestión de las consignas que permiten ir
realizando junto a otras cuestiones los objetivos estratégicos .
a) Relación entre táctica y estrategia.
El establecer las relaciones que debe de guardar la táctica con la estrategia permite, entre
otras cosas, definir cuando se adopta una táctica revolucionaria y cuando una doctrina. Las
relaciones entre táctica y estrategia podrían ser resumidas en los siguientes principios:
i) La táctica debe estar subordinada a la estrategia.
ii) Sin embargo, la táctica no es un reflejo mecánico de la estrategia. Por ejemplo, a pesar
de que estratégicamente no se conciba la vía electoral como la forma de tomar el poder, no por
ello tácticamente nunca habríamos de participar en las elecciones. La táctica debe subordinarse
al objetivo estratégico y debe estar acorde con las leyes de la lucha de clases en cada país.
iii) La táctica más adecuada es la que ahora hace avanzar más a las masas en el sentido
estratégico y no las que plantee en forma “pura” los objetivos estratégicos. Por ejemplo, en 1905
Lenin rechazó la participación en las elecciones de la Duma no porque estas fueran un engaño
(que lo son) sino porque hacía avanzar poco a las masas, en condiciones en las que éstas estaban
dispuestas a la insurrección. No son las luchas “puras”, desde el punto de vista de los principios,
las que necesariamente hacen avanzar más a las masas; para que la masa avance se requiere que
la línea y la dirección sean aceptadas por ellas y muchas veces la línea más recta sólo llega a
prender entre los miembros ya ganados pero no entre las amplias masas. Plantear de otra forma
el problema es caer en el izquierdismo, al pensar que “es culpa de las masas” sino nos
comprenden, ya que nuestra táctica es “pura” de acuerdo a los principios.
iv) Una táctica no es revolucionaria ni reformista en sí, todo depende de las condiciones
para las que se implementa y de sí hace avanzar a las masas en el sentido revolucionario.
Internamente depende del estado de conciencia, organización disponibilidad a la lucha, etc. De
esas masas y del contenido que le infunde la organización revolucionaria.
Una táctica huelguística, por ejemplo sino es aceptada por las masas puede ser incorrecta,
a pesar de los esfuerzos de la dirección, puede significar una evaluación incorrecta de las
condiciones subjetivas. Pero tampoco por el sólo hecho de ser aceptada por las masas es una
garantía de su carácter revolucionario. En este punto hay que evitar el voluntarismo que todo lo
hace depende de la dirección, así como el determinismo por el cual la dirección no puede influir
en la marcha de los procesos.
Es decir una táctica debe ser, en primer lugar, posible, pero en segundo lugar, debe hacer
avanzar a las masas en el sentido estratégico. Lo primero concierne a la forma de la táctica, lo
segundo a su contenido. La forma depende mucho de las condiciones subjetivas de las masas y
de la dirección, lo segundo más de la dirección. Es en el contenido de la táctica, más que en la
forma, en donde los principios y el objetivo estratégico influyen más decididamente. Por
ejemplo, Lenin acepto la lucho electoral en 1906 porque las masas no estaban dispuestas ya a la
insurrección, es decir, la forma de la táctica la determinan la condiciones subjetivas de las masas,
sin embargo, el contenido de la táctica electoral leninista no fue el de las ilusiones
parlamentarias, sino el de aprovechar la lucha electoral para la agitación y la denuncia de la
democracia burguesa como forma de dictadura de la burguesía. Es decir, el contenido de la
táctica puede ser decidido más autónomamente por la dirección que su forma.
En el problema de la forma de la táctica se encuentra la cuestión de los campos de lucha,
es decir, el campo de las relaciones sociales en el que en un momento o período determinado se
realiza la lucha: éste campo de la lucha no puede ser impuesto principalmente por las direcciones
y en cambio, muchas veces es impuesto por el enemigo o espontáneamente por las condiciones
subjetivas de las masas. Luego, la táctica debe atender no sólo a la regularidad del campo de
lucha, regularidad que puede cambiar en cierto momento, sino también al campo que el enemigo
logra imponer. En el ejemplo mencionado de Lenin y la Revolución de 1905 la burguesía al
decir de Lenin, logró imponer en 1906 el campo electoral y a pesar de los esfuerzos de los
bolcheviques, las masas habían aceptado dicho campo; era el momento de cambiar la táctica.
v) La táctica revolucionaria debe comprender medidas democráticas y socialistas. Al
decir de Lenin, la revolución debe solucionar tanto las tareas democráticas dejadas inconclusas
por la burguesía, como las socialistas. En términos de la táctica y las plataformas de luchas
significa que ésta debe comprender consignas democráticas, incluso democrático-burguesas que
la burguesía no esta dispuesta ya a enarbolar.
En contraposición con la táctica revolucionaria la táctica doctrinaria tendería a desplegar
la táctica mecánica de la estrategia, sin considerar las condiciones subjetivas imperantes en el
momento. Para la táctica doctrinaria, cualquier desviación de los principios socialistas, en
cuanto ano plantear consignas socialistas puras, sería una expresión de reformismo. Para ésta
táctica doctrinaria, por ejemplo, nunca se debe participar en elecciones para el parlamento
burgués puesto que la vía de la revolución no se concibe como burgués y además el
parlamentarismo forja ilusiones falsas en las masas y las desvía del objetivo socialista.
Veamos ahora cual debe ser la posición de los revolucionarios en cuanto a las consignas
más manejadas en el movimiento universitario. Específicamente nos referimos a las consignas
del gobierno, la lucha por el presupuesto universitario, las luchas académicas por mejorar las
condiciones de la enseñanza, las luchas por sustitución de