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Texto: Antonio Rodríguez Carmona

Montaje: Antonio García Polo


Citas bíblicas de la Biblia de Jerusalén
Música: Ernesto Cortázar
PRESENTACIÓN

• Una de las finalidades del Año


Sacerdotal es un mejor
conocimiento del ministerio
sacerdotal al servicio del pueblo
de Dios, pueblo sacerdotal.
• A ello quieren contribuir estas
presentaciones sobre la carta a los
Hebreos.
Son seis

• 00_ Síntesis
• 01_ El sacerdocio en el AT
• 02_ El sacerdocio de Cristo
• 03_ El pueblo cristiano,
pueblo sacerdotal
• 04_ La Eucaristía
• 05_ El ministerio sacerdotal
Sentido del conjunto

►El ministerio sacerdotal es muy importante


en la Iglesia, pero no es lo primero:

Así que no se gloríe nadie en los hombres,


pues todo es vuestro: ya sea Pablo, Apolo,
Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el
presente, el futuro, todo es vuestro; y
vosotros, de Cristo y Cristo de Dios (1 Cor
3,21-23).

► Primero es la obra sacerdotal de Jesús y


después el pueblo sacerdotal a cuyo servicio
están la Eucaristía y el ministerio sacerdotal.

► Estas presentaciones pretenden ayudar a


comprenderlo.
1. Qué es un sacrificio:

* Es una experiencia universal


* La persona reconoce la necesidad de
Dios, fuente de todo bien
* Desea acercarse a esta fuente para
realizarse plenamente y colmar sus
limitaciones y pobrezas
* Lo intenta por medio del sacrificio
* El sacrificio es un intento de acercarse a
Dios y de entrar en comunión con él
* Para ello realiza una acción simbólica
con la que quiere significar que llega
hasta Dios. Esta acción es como un
regalo hecho a la divinidad y aceptado
por ella. Como todo regalo consta de dos
partes: ofrecimiento y aceptación.
2. Procedimiento en el Antiguo Testamento

a. Un oferente quiere dar algo a Dios como expresión de


agradecimiento o como medio para pedir algo. Para ello elige
algo de valor que lo represente, normalmente un animal
doméstico o pan y vino... Mata el animal para significar el
carácter irrevocable del don, que de esta forma queda sustraído
al uso profano.
b. El sacerdote-mediador.
El oferente se siente impuro e incapaz
de acercarse a la divinidad, no sabe
cómo hacerlo y recurre a un mediador, el
sacerdote. Éste toma el don que ofrece
la persona para ponerlo en manos de
Dios. El sacerdote no es un mago, sino
una persona que puede realizar esta
acción porque Dios lo ha elegido y le ha
dicho cómo tiene que proceder. Por ello
todo el desarrollo de la acción es un acto
de obediencia a Dios.
c. Aceptación por parte de Dios.
La tarea básica del sacerdote es
poner la ofrenda en manos de Dios.
Para ello procede de acuerdo con lo
ordenado por Dios en la Sagrada
Escritura:
* derrama la sangre (la vida)
alrededor del altar, que representa a
Dios;
* luego despedaza la víctima y coloca
las carnes sobre el fuego perpetuo
del altar. El fuego juega aquí un
papel importante: por una parte,
hace "subir" la ofrenda a Dios; por
otra, simboliza en cierta manera a
Dios, "fuego devorador" (Dt 4,24) y,
al quemar la víctima, se sugiere que
ésta queda llena de Dios y pasa a su
propiedad.
De esta manera la ofrenda queda
santificada, es decir, pertenece al
Santo.
3. Acciones simbólicas.

* Los rituales del AT son actos


simbólicos, "una oración en acción",
que tienen la finalidad de representar
los sentimientos del oferente y la
respuesta de Dios. Toda su eficacia
depende de Dios que por medio de
Moisés y los profetas ha prescrito
cómo hay que acercarse a él.
* Como símbolo significa, en primer
lugar, la entrega del oferente que,
mediante su desasimiento, reconoce la
soberanía de Dios y desea entrar en
comunión con él. No es que Dios
necesite nada del hombre, pero quiere
y acepta lo que el don significa, actos
que realizan y perfeccionan a la
persona.
4. Críticas a este ritual.

Por diferente motivo lo critican los profetas y en el NT la carta a los


Hebreos.
* Los profetas porque estas acciones simbólicas se prestaban
fácilmente a la concepción mágica, al legalismo y a la rutina. Por eso
los profetas exhortan al pueblo a la autenticidad: Dios no necesita carne
ni sangre, pues es el dueño de toda la creación. Dios quiere lo que
significa el rito, el corazón de la persona y esto se tiene que traducir en
una vida justa y honrada cf Is 1,11-18; Mal 1,6-13; Sal 51,17-19...

* La carta a los Hebreos presenta la obra de


Cristo como la realización perfecta de lo que
significaban estos ritos. Con Cristo se ha
pasado de lo significado a la realidad, del
proyecto a la realización. Por ello, aunque el
proyecto sea venerable por su origen y los
servicios prestados, lo importante ahora es la
realidad que ha venido por Cristo. Por eso
critica la absolutización del proyecto, pues
implica no valorar su cumplimiento en Cristo,
que es la realidad. O lo que es peor, absolutizar
el proyecto e ignorar el cumplimiento.
* Describe el ritual de la fiesta de la expiación (Hebr 9,1-17) y añade
que era ineficaz, porque realmente no perdonaba y se tenía que
repetir, lo que es señal de que realmente la ofrenda no ha llegado a
Dios:
De este modo queda abrogada la ordenación
precedente, por razón de su ineficacia e inutilidad, ya
que la Ley no llevó nada a la perfección, pues no era
más que introducción a una esperanza mejor, por la
cual nos acercamos a Dios (Hebr 7,18-19).
II. SACERDOCIO-SACRIFICIO DE CRISTO
• La carta a los Hebreos distingue el sacrificio de
Cristo o consagración sacerdotal y el ejercicio
actual de su sacerdocio, que no es sacrificio sino
intercesión.

I. El sacrificio de Cristo fue un sacrificio de


consagración sacerdotal, que abarca desde la
encarnación a la resurrección. Hebreos lo presenta
en doble forma, una más existencial y otra más
ritual.

Presentación existencial. La carta a los Hebreos


aplica a Jesús el esquema veterotestamentario: fue
una ofrenda personal aceptada por el Padre. Lo
que en el AT era puro símbolo en Jesús fue realidad
existencial, es decir, su sacrificio o hacerse
sagrado consistió en una donación transformadora
de su humanidad:
a. Ofrecimiento:
* La finalidad del sacerdocio es unir a los hombres con Dios, lo que
implica que el sacerdote tiene que estar unido a los hombres y a
Dios.
* La encarnación fue el comienzo del sacrificio de consagración
sacerdotal, pues por ella el Hijo de Dios se une a los hombres,
participa su humanidad en todo menos en el pecado, y se convierte
en representante de la humanidad. Todo lo que haga vale para él y
para toda la humanidad a la que representa:

Tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser


misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios,
en orden a expiar los pecados del pueblo (Hebr 2,17).
Todo Sumo Sacerdote es tomado de entre los hombres y
está puesto en favor de los hombres en lo que se refiere a
Dios para ofrecer dones y sacrificios por los pecados; y
puede sentir compasión hacia los ignorantes y extraviados,
por estar también él envuelto en flaqueza (Hebr 5,1-2).
* Por otra parte, para ser sacerdote hay que tener algo que ofrecer:
Porque todo Sumo Sacerdote está instituido para ofrecer dones y
sacrificios: de ahí que necesariamente también él tuviera que ofrecer
algo (Hebr 8,3).

* Su don no podía ser su divinidad, pues ésta es común con el Padre y


no podía ofrecer a Dios lo que ya posee; tampoco podía ofrecer
animales, pues estos no son dones dignos de Dios (10,5-7) y, por otra
parte, son sólo sombras y figuras de las realidades celestiales (8,5;
10,1). Si bastara este don, ni siquiera Jesús sería sacerdote, habiendo
ya quienes ofrezcan estos dones según la Ley (8,4). Realmente sólo
sirve para renovar cada año la conciencia de pecado, pues es imposible
que la sangre de toros y machos cabríos borre los pecados (10,4):

No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los


bienes futuros, no la realidad de las cosas, no puede nunca,
mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año
tras año, dar la perfección a los que se acercan. De otro modo,
¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya conciencia de
pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados? Al
contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los
pecados, pues es imposible que sangre de toros y machos
cabríos borre pecados (10,1-4).
* La encarnación hizo que el Hijo de Dios participara la
debilidad humana y así tenia algo que ofrecer: ofreció al que
podía salvarle de la muerte su propia debilidad humana
abocada a la muerte, culmen de la debilidad, (5,7). Ofreció su
propio ser mortal para que fuera aceptado y transformado por
el Padre.

El cual, habiendo ofrecido


en los días de su vida
mortal ruegos y súplicas
con poderoso clamor y
lágrimas al que podía
salvarle de la muerte, fue
escuchado por su amor
serio, y aun siendo Hijo,
con lo que padeció
experimentó la obediencia
(Hebr 5,7-8)
* Jesús recorrió el camino de la debilidad y nos salvó,
salvándose, es decir, al superar para sí mismo la muerte, síntesis
de toda la debilidad humana, lo hace en nombre de toda la
humanidad a la que representa.
* La ofrenda de Jesús comenzó en la encarnación:

Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y


oblación no quisiste; pero me has formado un
cuerpo. Holocaustos y sacrificios por el pecado no te
agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo ‑
pues de mí está escrito en el rollo del libro ‑ a hacer,
oh Dios, tu voluntad! Dice primero: Sacrificios y
oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado
no los quisiste ni te agradaron ‑ cosas todas
ofrecidas conforme a la Ley ‑ entonces ‑ añade ‑:
He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo
primero para establecer el segundo. Y en virtud de
esta voluntad somos santificados, merced a la
oblación de una vez para siempre del cuerpo de
Jesucristo (10,5-10).
* Abarca toda su existencia, todos los "días de su carne mortal
“ (5,7). Dentro de este contexto general, Hebreos concede
mucha importancia a la muerte en cruz como expresión
privilegiada de su ofrenda total..
* El elemento formal de ésta fue su actitud de obediencia total
a la voluntad del Padre; su actitud de amor serio, temor
reverencial (eulabeia):

Fue escuchado por su amor serio (5,7).


Y en virtud de esta voluntad somos
santificados, merced a la oblación de una
vez para siempre del cuerpo de Jesucristo
(10,10).

* Esta ofrenda la hizo Jesús en el Espíritu Santo: por el


Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios ( 9,14)

* Entregó toda su existencia humana, por eso una sola vez e irrepetible:
Lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo (7,27 cf
9,25-28; 10,10.11.14).
b. La aceptación de la ofrenda tuvo lugar en la resurrección.
Su debilidad fue aceptada por Dios y por ello transformada, hecha
partícipe de la santidad del Santo. Hebreos presenta la aceptación
con diversas categorías:

Coronado de gloria y honor (2,9),


realizando así la vocación humana.
Después de llevar a cabo la
purificación de los pecados, se sentó
a la diestra de la Majestad en las
alturas (1,3)
El cual, habiendo ofrecido en los días
de su vida mortal ruegos y súplicas
con poderoso clamor y lágrimas al que
podía salvarle de la muerte, fue
escuchado por su amor serio, y aun
siendo Hijo, con lo que padeció
experimentó la obediencia; (5,7-8). El
Padre oyó su oración
Y llegado a la consumación, se convirtió en causa de
salvación eterna para todos los que le obedecen, proclamado
por Dios Sumo Sacerdote a semejanza de Melquisedec
(5,9-10). Dios Padre lo acepta, consuma y perfecciona, es
decir, por una parte, concedió a la humanidad el mayor grado
de perfección, divinizándola. Por otra, lo constituyó sacerdote.

Su “ordenación sacerdotal” se identifica con su sacrificio,


comienza en la encarnación y culmina en la resurrección. Así
es sacerdote existencial, unido a los hombres por la
encarnación y unido a Dios por ser su Hijo y por la
resurrección. Lleva a Dios y alcanza todo poder (1,3; 8,1-2;
Tenemos un Sumo Sacerdote tal, que se sentó12,2).
10,12; a la
diestra del trono de la Majestad en los cielos (8,1)
* El sacerdocio existencial de Jesús es de un orden superior al del AT,
simbólico. Lo expresa Hebreos hablando de dos órdenes, uno Levítico
y otro según Melquisedec:

+ Un orden sacerdotal está compuesto de


una serie de realidades homogéneas,
todas en la misma línea, que tienen como
finalidad unir la humanidad a Dios

+ El orden levítico o según Aarón consta


de: La Ley de Moisés  que da soporte
legal al sacerdocio de Aarón o levítico 
que queda capacitado para ofrecer
sacrificios simbólicos  para perdonar los
pecados, acercar a Dios y sellar una alianza
 con la que se consigue la santidad y
perfección. Hebreos declara insuficiente
este orden para perdonar los pecados y
poder llegar a Dios y sellar una alianza. Por
ello anuncia un nuevo orden (7,11.18-19 cf
9,9-19; 10,1-4).
+ El nuevo orden anunciado es el orden según Melquisedec. Lo llama
así porque este personaje, del que se habla en Gen 14 y Sal 110,4
prefiguró la realidad sacerdotal que traería Jesús. Fue sacerdote y rey,
como Jesús, tiene un origen misterioso, sin padre, ni madre, ni
genealogía, sin comienzo de días, ni fin de vida, asemejado al Hijo de
Dios, permanece sacerdote para siempre (7,3). Recibió una ofrenda de
Abraham, padre de Leví y Aarón, con lo que manifestaba superioridad
sobre ellos. Por otra parte, según el Sal 110,4 Dios ha jurado que el rey
mesías sería sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.
De aquí el orden de Jesús o según Melquisedec cf 7,11-19:

Juramento de Dios  que


legitima un sacerdocio
existencial  que capacita
para un sacrificio existencial 
que borra los pecados, acerca a
Dios y sella la nueva alianza 
con la que se consigue la
santidad y perfección.
* Toda la obra de Jesús es causa de salvación para todos los
que le obedecen (5,9), imitando y ratificando su sacrificio
existencial. Unida a Jesús, la humanidad tiene la posibilidad
de formar parte de un pueblo sacerdotal que puede ofrecerse
a Dios.
II. El sacerdocio actual de Cristo

* No consiste en volver a ofrecerse, pues lo hizo una sola vez y


fue aceptado, consiguiendo la transformación interna y la unión
íntima con Dios. Ya no tiene sentido dejar lo conseguido para
intentarlo de nuevo. Sería un absurdo.

* La actividad sacerdotal de Cristo es intercesión


(7,25), mediación (8,6; 9,15; 12,24), ser causa
de salvación eterna para todos aquellos que por
medio de él se acercan a Dios (5,10).
* Hebreos no explica el modo
concreto de ejercer la
intercesión. En la primera alianza
se dice cómo debe interceder
Aarón: Aarón, cuando entre en el
santuario, llevará sobre el pecho
los nombres de los hijos de Israel,
grabados en el pectoral del juicio,
como recuerdo perpetuo ante
Yahvé (Ex 28,29).

* Igualmente Cristo, sacerdote


fiel y misericordioso, representa a
todos sus hermanos en la carne y
en la sangre; en él son todos
amados y aceptados por el Padre
y considerados hijos. Así su
misma persona es intercesión
viviente.
III. PUEBLO SACERDOTAL
1. En la primera alianza

* Israel fue elegido para ser un pueblo sacerdotal con la


condición de que aceptara la alianza:

Moisés subió hacia Dios. Yahveh le


llamó desde el monte, y le dijo:
«Así dirás a la casa de Jacob y esto
anunciarás a los hijos de Israel: "Ya
habéis visto lo que he hecho con los
egipcios, y cómo a vosotros os he
llevado sobre alas de águila y os he
traído a mí. Ahora, pues, si de veras
escucháis mi voz y guardáis mi
alianza, vosotros seréis mi propiedad
personal entre todos los pueblos,
porque mía es toda la tierra; seréis
para mí un reino de sacerdotes y
una nación santa (Ex 19,3-5).

* Reino de sacerdotes y una nación santa implica que serán un


pueblo de personas libres, reyes, y con acceso a Dios, sacerdotes; como
consecuencia será una nación santa, donde habita el Dios Santo, cuya
santidad participan.
2. El sacerdocio de Jesús hace realidad el acceso a Dios

* Jesús es sacerdote existencial que ha llegado a Dios y ha creado la


nueva alianza que une realmente a Dios. Como representante de la
humanidad, todo lo que ha hecho vale para él y para toda la humanidad a
la que representa. Unidos a él, todos tienen acceso al Padre.

* Es necesario que cada uno ratifique


personalmente lo que Cristo ha hecho por él,
reconociendo y aceptando la obra salvadora
de Jesús. Así la persona ya puede ejercer
como miembro de un pueblo sacerdotal,
uniéndose a Jesús y ofreciendo la propia
existencia al Padre. .
* Ratificar la obra de Cristo implica unirse a todos aquellos que ya la
han ratificado y aceptado, es decir, a la Iglesia, pueblo de Dios,
pueblo sacerdotal.
* En este pueblo sacerdotal cada uno tiene que ofrecer su existencia
al Padre por medio de Cristo. Hebreos exhorta a hacerlo, superando
las dificultades, siguiendo la vida de Jesús, pionero (2,10) de este
camino sacrificial existencial:

+ Superar la desconfianza en Dios


por la presencia constante de
dificultades: Mirad, hermanos!,
que no haya en ninguno de
vosotros un corazón maleado por
la incredulidad que le haga
apostatar de Dios vivo. Exhortaos
mutuamente cada día ... (3,12).
+ Al contrario, hay que caminar con confianza por medio de la
fe y el bautismo y recorriendo el camino nuevo abierto por
Cristo:

Teniendo, pues, hermanos, plena seguridad para entrar en el santuario en virtud de la


sangre de Jesús, por este camino nuevo y vivo, inaugurado por él para nosotros, a
través del velo, es decir, de su propia carne, y con un Sumo Sacerdote al frente de la
casa de Dios, acerquémonos con sincero corazón , en plenitud de fe, purificados los
corazones de conciencia mala y lavados los cuerpos con agua pura. Mantengamos
firme la confesión de la esperanza, pues fiel es el autor de la Promesa. Fijémonos los
unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras, sin abandonar
vuestra propia asamblea, como algunos acostumbran hacerlo, antes bien, animándoos:
tanto más, cuanto que veis que se acerca ya el Día (10,19-25).
+ La conciencia de la propia debilidad, imperfección e indignidad no
debe apartarnos de acercarnos a Cristo y seguir su camino. Él nos
comprende, pues experimentó lo que es hacer la voluntad del Padre
en medio de las dificultades de la existencia humana:

Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que


penetró los cielos ‑ Jesús, el Hijo de Dios
‑ mantengamos firmes la fe que
profesamos. Pues no tenemos un Sumo
Sacerdote que no pueda compadecerse
de nuestras flaquezas, sino probado en
todo igual que nosotros, excepto en el
pecado. Acerquémonos, por tanto,
confiadamente al trono de gracia, a fin
de alcanzar misericordia y hallar gracia
para una ayuda oportuna (4,14-16).
* El sacrificio existencial implica una actitud de entrega a Dios con
amor serio, igual que Jesús, y de comunión con los hermanos;
exige oración de alabanza, compartir los bienes materiales, la
ayuda mutua, la hospitalidad, cuidar a los presos, obediencia a los
dirigentes de la comunidad, la santidad matrimonial:

Por eso, nosotros que recibimos un reino inconmovible, hemos de


mantener la gracia y, mediante ella, ofrecer a Dios un culto que le sea
grato, con religiosa piedad y amor serio, pues nuestro Dios es fuego
devorador (12,28-29).
Procurad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Poned cuidado en que nadie se vea privado de la gracia de Dios; en
que ninguna raíz amarga retoñe ni os turbe y por ella llegue a
inficionarse la comunidad. Que no haya ningún fornicario o impío
como Esaú, que por una comida vendió su primogenitura. Ya sabéis
cómo luego quiso heredar la bendición; pero fue rechazado y no logró
un cambio de parecer, aunque lo procuró con lágrimas (12,14-17).
Permaneced en el amor fraterno. No os olvidéis de la hospitalidad;
gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles. Acordaos
de los presos, como si estuvierais con ellos encarcelados, y de los
maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo.
Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea
inmaculado; que a los fornicarios y adúlteros los juzgará Dios. Sea
vuestra conducta sin avaricia; contentos con lo que tenéis, pues él
ha dicho: No te dejaré ni te abandonaré; de modo que podamos
decir confiados: “El Señor es mi ayuda; no temeré. ¿Qué puede
hacerme el hombre?” (13,1-6).

Ofrezcamos sin cesar, por medio de él, a Dios un sacrificio de


alabanza, es decir, el fruto de los labios que celebran su nombre. No
os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los
sacrificios que agradan a Dios. Obedeced a vuestros dirigentes y
someteos a ellos, pues velan sobre vuestras almas como quienes
han de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y no
lamentándose, cosa que no os traería ventaja alguna. 13,15-17).
IV. EUCARISTÍA
1. LA CARTA A LOS HEBREOS

* La carta a los Hebreos no desarrolla


explícitamente los temas de la
Eucaristía y del sacerdocio
ministerial, fundamentales para la
vivencia del sacerdocio del pueblo de
Dios. No debe extrañar, pues este
escrito, como los demás del NT, es
ocasional y pretende responder a
unos problemas concretos de la
comunidad. Su intención no es
ofrecer un tratado sistemático en el
que se aborden todos los aspectos
del tema.

* Con todo hay un texto que posiblemente se refiere a la Eucaristía:


Tenemos nosotros un altar del cual no tienen derecho a comer los que
dan culto en la Tienda (Hebr 13,9), es decir, los que sacrifican en el
templo de Jerusalén. Este altar sería la Eucaristía.
2. LA EUCARISTÍA en el Nuevo Testamento

Aunque Hebreos no desarrolla el tema de la Eucaristía,


tenemos bastante información en los escritos del Nuevo
Testamento.
1. Jesús instituyó la Eucaristía como memorial.
* Jesús celebró una cena especial en la noche en que iba a ser
entregado y mandó a sus discípulos que la repitieran como su
memorial: Haced esto en memoria mía (Lc 22,19; 1 Cor
11,24.25).
* En general en la Biblia “recordar” es más que actualizar
psicológicamente un hecho pasado, pues implica actuar positiva o
negativamente de acuerdo con el contenido del recuerdo.

+ Así recordar los beneficios de Dios implica la acción de


agradecerlo y comportarse de acuerdo con la voluntad de
Dios. Acordarse de un mal sufrido, implica el vengarlo...
+ Para el israelita los beneficios divinos tienen un valor
permanente, no sólo han sido dados para los primeros
beneficiarios, sino también para sus descendientes. Son
beneficios destinados al pueblo, que lo constituyen y
sostienen. Por ello Dios ordena que se recuerden para
memoria, (lezikaron, anámnesis) en fiestas que los
actualicen, para que las futuras generaciones los
agradezcan y se comprometan a corresponder. Así las
grandes manifestaciones divinas (Pascua, Sinaí,
Desierto...) están al alcance de todas las generaciones.
Jesús igualmente ha querido que su última cena esté a
disposición de los discípulos futuros, fortaleciendo la
Iglesia de todos los tiempos.
+ El mandato divino es fundamental, pues es lo que da
vida al acontecimiento pasado, y no la simple memoria
subjetiva de los creyentes, pues concede a unas acciones
el poder de dominar el tiempo y poder actualizar su
virtualidad.
* El mandato de Jesús pretende que se repitan y actualicen con su
poder no solo sus gestos y palabras sino también sus sentimientos.

+ Es interesante notar que Juan, que


omite en su Evangelio el relato de la
institución, ha puesto en su lugar lo que
significa la eucaristía, el lavatorio de los
pies, amor total y servicio, seguido de un
mandato: lavaos los pies unos a otros.
+ Haced la memoria, pues, implica unirse
al Cristo pascual, dinámico, el que está
en actitud de entrega al Padre y a los
hombres. Por ello no puede haber
memoria real sin amor y acogida
fraterna. Esto es importante porque la
memoria se puede degradar.
+ La Eucaristía es el acto fundacional en
el que la Iglesia debe constantemente
constituirse, purificar su identidad y
alimentarse.
* El miembro del pueblo sacerdotal tiene que ofrecer su sacrificio
existencial, pero no de forma autónoma, que sería imposible,
sino unido al sacrificio de Cristo, especialmente cuando está
sacramentalmente presente en la celebración de su memorial.

* Participar la Eucaristía es unirse al Que se entrega por


vosotros. El Jesús que se hace presente en la Eucaristía es el
que se está entregando al Padre por su muerte y resurrección
en favor de los hombres. No es un Jesús estático sino
dinámico. Hay que subrayar el aspecto dinámico de la nueva
presencia. Igualmente beber la sangre de la nueva alianza
implica entrar en esta alianza de comunión con Dios y los
hombres. Por eso celebrar el memorial de Jesús es unirse a
este movimiento de entrega al Padre y a la humanidad. Así es
como el miembro del pueblo sacerdotal realiza su sacrificio
existencial por Cristo.
V. MINISTERIO SACERDOTAL
1. Haced esto como
mi memorial.
Jesús quiere
positivamente que
se perpetúe su
memoria a lo largo
de los siglos y
ordena a sus
discípulos que lo
hagan.

2. El mandato está dirigido a los Doce Apóstoles, sentados a la


mesa con Jesús y primeros participantes de la Eucaristía.
El grupo tiene una doble personalidad: son Doce y son Apóstoles
cualificados.
A. El grupo de los Doce representa a toda la Iglesia.

* Jesús proclamó la llegada del reino


de Dios con su predicación y sus
signos o gestos significativos; uno de
ellos fue el elegir a Doce discípulos
como compañeros permanentes y
colaboradores.

* Los escogió como signo de la


convocatoria (Iglesia =
convocatoria) que realizaba en
nombre del Padre. Dios realizó
diversas convocatorias para reunir a
su pueblo a lo largo del AT por
medio de sus enviados, Moisés y los
profetas. Ahora lleva a cabo la
última y definitiva por medio de
AlJesús.
escoger Jesús Doce discípulos para que le acompañen
permanentemente, manifiesta esta voluntad: la finalidad de su
convocatoria es reunir a las doce tribus de Israel.
• Los comensales principales de Jesús en la Última Cena fueron los Doce
(esto no excluye que en otra habitación contigua participaran María su madre
y otros discípulos).
• A ellos va dirigido el mandato, lo que implica que está dirigido a toda la
Iglesia. La Eucaristía ha sido confiada a toda la Iglesia como necesaria para
su crecimiento, alimento e identidad. Por ello nunca puede ser una
celebración o devoción particular de una persona o de un grupito.

* Jesús ha instituido la Eucaristía como medio de unirse a su sacrificio


existencial. Cada uno de los Doce, como miembros de la Iglesia, necesitó
de la Eucaristía para su ofrenda existencial al Padre por medio de Cristo,
ejerciendo así su carácter de miembros del pueblo sacerdotal, que
comparten con todos los demás cristianos.
B. El grupo de los Doce Apóstoles, testigos cualificados.

* Jesús resucitado envió al


grupo de los Doce como testigos
cualificados de su obra con el
encargo de invitar a su
convocatoria (Iglesia) de
salvación a todo el mundo,
ordenándoles predicar, bautizar,
perdonar los pecados y celebrar
su memorial. Convierte así a los
Doce en apóstoles cualificados:

Jesús se acercó a ellos y les habló así: « Me ha sido dado todo


poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a
todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os
he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días
hasta el fin del mundo. » (Mt 28,18-20).
Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les
apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de
corazón, por no haber creído a quienes le habían visto
resucitado. Y les dijo: « Id por todo el mundo y proclamad la
Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado,
se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las
señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre
expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno
no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y
se pondrán bien. » Con esto, el Señor Jesús, después de
hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.
Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el
Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que
la acompañaban (Mc 16,14-20).
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó
en medio de ellos y les dijo: « La paz con vosotros. » ...
Y, entonces, abrió sus inteligencias para que
comprendieran las Escrituras, y les dijo: « Así está
escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los
muertos al tercer día y se predicara en su nombre la
conversión para perdón de los pecados a todas las
naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois
testigos de estas cosas (Lc 24,36.45-48).
El les contestó: recibiréis la fuerza del Espíritu Santo,
que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en
Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines
de la tierra. » (Hech 1,8).
* En los escritos del NT aparecen los Apóstoles y sus colaboradores
ejerciendo las diversas facetas de este mandato de Jesús en favor de la
comunidad:
A. Hechos de los Apóstoles no es una crónica de la Iglesia
primitiva, pero en sus relatos deja entrever cómo los Doce y sus
ayudantes realizan este mandato, predicando, bautizando,
perdonando, celebrando la Eucaristía:

Entonces Pedro, presentándose con los


Once, levantó su voz y les dijo (2,14).

Al oír esto, dijeron con el corazón


compungido a Pedro y a los demás
apóstoles: « ¿Qué hemos de hacer,
hermanos? « Convertíos y que cada uno
de vosotros se haga bautizar en el
nombre de Jesucristo, para remisión de
vuestros pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo... Los que acogieron su
Palabra fueron bautizados. Aquel día se
les unieron unas 3.000 personas.
Acudían asiduamente a la enseñanza de
los apóstoles, a la comunión, a la fracción
del pan y a las oraciones (2,37-38.40-42).
Pedro, al ver esto, se dirigió al pueblo, diciendo...Estaban hablando
al pueblo, cuando se les presentaron los sacerdotes, el jefe de la
guardia del Templo y los saduceos, molestos porque enseñaban al
pueblo y anunciaban en la persona de Jesús la resurrección de los
muertos. Les echaron mano y les pusieron bajo custodia hasta el
día siguiente, pues había caído ya la tarde. Sin embargo, muchos
de los que oyeron la Palabra creyeron; y el número de hombres
llegó a unos 5.000 (3,12; 4,14).
Al enterarse los apóstoles
que estaban en Jerusalén de
que Samaria había aceptado
la Palabra de Dios, les
enviaron a Pedro y a Juan.
Estos bajaron y oraron por
ellos para que recibieran el
Espíritu Santo; pues todavía
no había descendido sobre
ninguno de ellos;
únicamente habían sido
bautizados en el nombre del
Señor Jesús. Entonces les
imponían las manos y
recibían el Espíritu Santo
(8,14-17).
Felipe entonces, partiendo de
este texto de la Escritura, se
puso a anunciarle la Buena
Nueva de Jesús. Siguiendo el
camino llegaron a un sitio
donde había agua. El eunuco
dijo:
« Aquí hay agua; ¿qué impide
que yo sea bautizado? » Y
mandó detener el carro.
Bajaron ambos al agua, Felipe
y el eunuco; y lo bautizó (8,35-
38).
Designaron presbíteros en
cada Iglesia y después de
hacer oración con ayunos,
los encomendaron al Señor
en quien habían creído
(14,23).
El primer día de la semana,
estando nosotros reunidos
para la fracción del pan,
Pablo, que debía marchar al
día siguiente, conversaba
con ellos y alargó la charla
hasta la media noche...
(20,7-8).
b. Las cartas de Pablo tampoco son tratados sistemáticos
de teología, pero ofrecen igualmente abundantes alusiones a
la actividad apostólica de la Iglesia, en la que los apóstoles,
en este caso Pablo, predica, bautiza, gobierna la comunidad
en nombre de Jesús, preside la eucaristía. Por ejemplo, en 1
Corintios:

¡Doy gracias a Dios


por no haber
bautizado a ninguno
de vosotros fuera de
Crispo y Gayo! Así,
nadie puede decir que
habéis sido bautizados
en mi nombre (1,14-
15).
Y mi palabra y mi predicación no
tuvieron nada de los persuasivos
discursos de la sabiduría, sino que
fueron una demostración del Espíritu
y del poder para que vuestra fe se
fundase, no en sabiduría de hombres,
sino en el poder de Dios (2,4-5).
¿Qué es, pues Apolo? ¿Qué es
Pablo?... ¡Servidores, por medio de
los cuales habéis creído!, y cada uno
según lo que el Señor le dio. Yo
planté, Apolo regó; mas fue Dios
quien dio el crecimiento. De modo
que ni el que planta es algo, ni el que
riega, sino Dios que hace crecer (3,5-
7).
Por tanto, que nos tengan los
hombres por servidores de Cristo y
administradores de los misterios de
Dios (4,1).
Cuando os reunís, pues, en común, eso ya no es comer la
Cena del Señor; porque cada uno come primero su
propia cena, y mientras uno pasa hambre, otro se
embriaga. ¿No tenéis casas para comer y beber? ¿O es
que despreciáis a la Iglesia de Dios y avergonzáis a los
que no tienen? ¿Qué voy a deciros? ¿Alabaros? ¡En eso
no os alabo!

Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que


el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó
pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: « Este es
mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto como mi
memorial.» Asimismo también la copa después de cenar
diciendo: « Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre.
Cuantas veces la bebiereis, hacedlo como mi memorial .
Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa,
anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. »

Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor


indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del
Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma así el pan y
beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el
Cuerpo, come y bebe su propio castigo (11,20-29).
* Los obispos y presbíteros heredan y ejercen este mandato al
servicio del pueblo de Dios, haciendo sacramentalmente presente a
Cristo y su obra salvadora. Anuncian el evangelio, convocan, presiden
y gobiernan la comunidad en el nombre de Cristo y la alimentan con
la predicación y los sacramentos.

* Obispos y presbíteros celebran la Eucaristía al servicio del


pueblo de Dios y en servicio propio, puesto que ellos también
son miembros de este pueblo sacerdotal.

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