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Garúa Medrano 2 Sin Cuento

Sin Cuento 3 Garúa Medrano

EL PRIMER PASO

Dicen que el primer paso, es el mas importante.

Yo nunca pude dar ese paso, ni ese ni otros

Por eso, nunca llegare a ser importante pero importante de esos de


traje oscuro, limusina, acciones y teléfonos satélites.

Uno debe servir para ese tipo de importancias, yo soy más de otras, de
esas de andar por casa.

Mi importancia es, como esa zapatilla que enseña el dedo gordo. A mi la


importancia me la da alguien que confía en mi. Pone su confianza,
buena, intacta, inocente, limpia, en un jarrón, y me la da.

Y yo, la cuido, y la mimo, porque me destrozaría no estar a la altura de


las expectativas de quien me la dio.

Y pienso en la confianza, que ponen los críos a los que cuento los
cuentos en verano. Veo sus ojos como charcos enormes, sin ninguna
sombra de duda, contándome sus miedos, porque yo les escucho. Y no
me río, ni les llamo miedicas. No sienten vergüenza de contar lo que
sea.

Porque se dan al completo

Y eso, no lo conseguirán nunca unos zapatos con lustre del señor


importante, dueño de ese primer paso tan importante... eso es, para
gente que adora las zapatillas rotas, como tu y yo....

Y digo yo.... ¿Por que adoro yo, las zapatillas viejas, si nunca pude
caminar?

No se.... Porque me hacen sentir importante, supongo

..
Garúa Medrano 4 Sin Cuento

LÍNEA DE FUGA

Escribía.

De su puño iba saliendo una línea que corría, corría hacia el infinito.
Ahora se detenía, después se alejaba enloquecida. Era una línea, una
rígida vara de madera, un tabla ;como la de los que los carpinteros
utilizan para medir.

Era un margen, la línea era un margen que dividía. Dividía la oscuridad


y la alejaba de la luz, el bien del mal, el amor del odio.

También era un listón, un listón que no podía saltar y la aprisionaba,


que la mantenía erguida sin permitirle doblar los brazos, las piernas,
inclinarse.

Estaba presa en un listón o un ataúd, ataúd solitario, que se estrechaba


por los lados y la comprimía hasta hacerle perder la respiración. Sus
huesos se estiraban, dolorosamente, se estiraban para transformarla en
línea.

Si, ella era ya una línea, una línea de fuga, una línea que huía. Debía
huir de los tópicos, de los márgenes, de las divisiones... Ella era una
línea que corría, corría hasta perderse en el infinito.

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Sin Cuento 5 Garúa Medrano

¿POR QUÉ GARÚA?

Lo primero que hizo fue rebautizarse.

Es lógico, acababa de nacer y necesitaba un nombre.

¿Y dónde buscar un nombre para sí misma?. No había literatura al


respecto, no sabía por dónde empezar.

Buscó directamente dentro de los armarios… allí estaban, debajo de un


montón de cosas apiladas, guardaditos en bolsas herméticas cubiertas
por el polvo del olvido varios nombres de esos que había guardado en
algún momento de su vida porque le gustaron, porque le traían buenos
recuerdos o ¡vaya usted a saber!.

Fue abriéndolos uno a uno…primero se probó el de "Pizca", le quedaba


estrecho, olía a moho, y estaba algo raído: "Pizca no… no sea que se
confundan y me llamen bizca", después se fue y buscó en una bolsa
enorme que contenía un montón de nombres elegidos entre los mitos
griegos, en el Olimpo: y empezó a probárselos: Aracne…, no le gustaba
porque el tejido era demasiado frágil y le colgaba siempre un hilo del
que no se supo desprender…Ariadna… era bonito, lleno de color… pero
también tenía hilo del que estar pendiente y temía enredarse en el y
caerse. Talía, Eutherpe, Deyanira… eran preciosos…pero al verse en el
espejo no le gustaba demasiado como le quedaban.

Cambiarse de nombre estaba resultando mas complicado de lo que ella


había previsto.

Mientras iba buscando aquí y allí, sonaba la música de un tango a lo


lejos. No era un tango cualquiera, no era de Gardel, nada de
Garúa Medrano 6 Sin Cuento

bandoneones, una guitarra solitaria y a voz melancólica del cantante,


Carlos Montero, oscura y dulce.

Los huecos de la habitación se iban llenando con imágenes que iban a


posarse sobre las paredes, como si fueran cuadros, y luego ¡poff!,
desaparecían como pompas de jabón… eran imágenes tristes, espesas….
llovía, en el tango llovía, en Argentina y allí a esa llovizna se le dice
garúa.

Y Garúa, convertido en nombre, le saltó al cuerpo llenándose de esos


tonos que solo aparecen en otoño, en los bordes de las hojas, todo olía
a lluvia, a tierra húmeda, era su olor, ella era la Garúa. Empapada como
si le hubiera caído un chaparrón ya no necesitó buscar mas nombres,
porque el suyo estaba ya en los huesos había encontrado el que
buscaba..

Era otra persona. Podía ser nueva, ser como quisiera, hacer lo que
quisiera. Sentía como si en un segundo se hubiera deshecho de un
montón de lastre, estaba ligera, radiante, alegre y dispuesta a hacer
una travesura, la primera de un recién nacido, algo sin pizca de
maldad…

Escribió una carta de naufrago, era la primera, no era una carta normal,
era lo que la nueva personalidad quería que ella fuese, y decidió
enviarla. Se preguntó entonces a quién y se dio cuenta que al ser recién
nacida no conocía a nadie, nadie la conocía. Se dio cuenta que estaba
sola, tremendamente sola en un desierto lleno de conocidos, y no le
gustaba estar sola.

Decidió escribir a otros náufragos que sintiesen como ella la soledad y


que escribieran para salir de ella, gente desconocida, seguro que recibir
su mensaje les animaba a contestar y no se sentiría vacía como ahora,
Sin Cuento 7 Garúa Medrano

así que, ni corta ni perezosa, cerrando bien los ojos, lo lanzó a un mar
oscuro, dentro de su botella, y se quedó soñando en que habría
respuesta

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Garúa Medrano 8 Sin Cuento

GARÚA

Garúa es mágica. Garúa llega siempre por la mañana como el aire


fresco. Garúa se desliza con habilidad entre la complicada trama de
Correos para hacerme llegar sus pensamientos. Garúa escribe largas
cartas con letra precisa y preciosa en las que cuenta cosas, maravillosas
cosas. Garúa se molesta en ir a la librería a comprar papel y sobres.
Garúa se molesta en ir hasta el estanco a comprar sellos. Garúa se
molesta en rellenar los papeles y esos sobres. Garúa echa siempre las
cartas en los buzones como los naufrago arrojan al mar botellas con
mensajes de socorro.

Garúa pone toda su ilusión, todo su coraje, su fuerza toda su


sensibilidad y todo su cariño en escribir unas deliciosas cartas. Garúa se
esconde detrás de unas iniciales y nunca miente. Garúa se hace querer.
Garúa se hace, incluso, a veces amar.

Garúa escribe y escribe y escribe y refleja en sus escritos el mundo


que la rodea. Garúa vive a finales del siglo XX pegada a la
correspondencia, como lo hacían nuestras abuelas. Tiene teléfono,
televisión y vídeo y todos los avances de la técnica mas avanzada y
moderna, pero sigue pegando sellos a sobres que contienen
estimulantes cartas. Garúa es un ser epistolar que confía en la eficacia
del correo. Garúa reniega de los casilleros postales de los portales que
tan sólo se llenan de publicidad, impresos y comunicaciones bancarias y
un poco más de publicidad.

Garúa aún se acerca a su buzón para esperar al cartero portador de


misivas llenas de vida. Misivas escritas a mano que cuentan cosas
personales redactadas con el corazón. Garúa me escribe a menudo y
siempre leo sus cartas con pasión porque son extraordinarias.
Sin Cuento 9 Garúa Medrano

Contesto a Garúa a vuelta de correo, y así, como quien no quiere la


cosa, poquito a poco, he recuperado el antiguo placer de escribir y que
me escriban. El placer de expresarte sobre un folio en blanco y esperar
la respuesta, abrir la carta y leer.

Garúa es mi ángel postal, mi conexión con otra realidad. Garúa es un


cielo epistolar con la que mantengo correspondencia, como antes, como
cuando no había ni teléfono ni fax.

David Serna

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Garúa Medrano 10 Sin Cuento

Sin Cuento
Sin Cuento 11 Garúa Medrano

ENCIÉNDEME UNA ESTRELLA


Si alguna vez te encuentras con
una varita mágica utilízala.

El momento de abrir los regalos.

Había pasado la semana tratando de ocultarle el mío a mamá. No


aguantaba las ganas de dárselo antes pero Marta me reñía y me llamaba
"mocoso chivato". Fue la semana mas larga de mí vida, paso despacito
despacio.

Primero abrió el de papá, que venía en un paquete muy precioso,


eran unos pendientes con piedras de colores con la sortija a juego.
Después abrió el de Marta, que lo había hecho en el colegio: un
portarretratos y dentro una foto de ella de cuando cumplió tres años con
la cara llena de chocolate. ¡Claro!, ellos tenían dinero, o iban al colegio.

Yo tenía miedo de que a mamá no le gustase mi regalo. Lo


desenvolvió con cuidado de no romper el papel y cuando lo vio, insegura,
me miró a los ojos:

- "¡Qué bonito!, ¿Qué es?"

Ella no entendía nada, no sabía ni qué era mi regalo, y si no ¿Por


qué preguntaba qué era estando tan claro?.

- "Una varita mágica para encender estrellas".

- "Mira, haremos una cosa: paara que no se estropée la


guardaremos en tu armario, ¿Vale?.

Me di cuenta que no le había gustado, para ella mí varita mágica


era tan solo un palo.

Me fui a mi cuarto. Casi anochecía. Abrí el estuche y la saqué por la


ventana. No pude apuntar a ningún sitio: lloraba. Disparé tres veces y al
momento empezaron a salir las estrellas, después partí la varita en dos:

"Mamá no necesitaba las estrellas"

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Garúa Medrano 12 Sin Cuento

LADRONES DE POLVO
(Polvo eres y en polvo...)

Vienen a por nosotros. Viene mucha gente. Unos cada día, otros
una vez al año, llueva o truene.

Las seis. La piedra está caliente. Hoy hace sol. No me gustan los
días de sol. Se aprovecha para hacer visitas y esto se llena. Dentro de
media hora sonará una campana, cerrarán la verja como cada tarde y
volverá el silencio.

Los habituales vienen los sábados y domingos. Hablan un rato: "Es


que Pablito me da muy mala vida... me va a matar de un disgusto
¡Prrrrr...! (Haciendo un ruido tremendo para sonarse) … perdona
(silencio).

Los visitados, mis compañeros, aguantan estoicamente: ni una


palabra, ni un movimiento.

Las visitas con la excusa de la limpieza, arrancan con ahínco y sin


miramientos lo único que ahora somos. A cambio nos dejan flores, flores
de plástico o recién cortadas.

Tardé en comprender que solo quieren nuestro polvo. No importa la


forma de conseguirlo: los honrados ladrones de polvo prosiguen diligentes
con su amena tarea.

De momento he tenido mas suerte que muchos compañeros. Me


pude mantener intacto. Lo veo todo desde un lugar seguro: húmedo, con
mucha sombra y aire frío. Es una zona buena: sin visitas.

Paso los días tratando de no recordar a los compañeros que por


estar en zona de sol se han llevado, día tras día, en trocitos.

Realmente no puedo creer que ellos sean los vivos. Pasan la vida
con la lágrima y la urna dispuesta, al acecho de los hornos crematorios.
Aguardan ansiosos el momento de almacenar en las oseras los crujientes
Sin Cuento 13 Garúa Medrano

restos familiares, de fundir plácidamente las sobras de los que fuimos


hombres o mujeres.

Esperando lo único que ahora podemos darles, con ayuda del


tiempo, ese que les otorgue el polvo: la prueba real de que nos hemos ido
para siempre.

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Garúa Medrano 14 Sin Cuento

DIARIO DE PÉRDIDAS
Alguien me dijo una vez:
"Donde no puedo ir no existe"

De golpe todo había cambiado. Al principio no notó nada. Era el


primer paseo de los otros muchos que haría fuera del hospital con el
celador y tuvo una extraña sensación de melancolía. Ésta fue tomando
cuerpo a lo largo de la tarde.
Lo echó de menos. No sabía qué, pero faltaba algo. Preguntó qué
era, el celador no supo decirle.
La sensación siguió revoloteando en su cabeza el resto del día:
mientras el parchís, en la piscina, delante de la tele, en la cena...Pese a
estar aturdido no podía dejar de pensar en ello, como cuando se nos mete
una música determinada en el alma y no somos capaces de dejar de
tararearla, aunque sea la canción que mas odiemos.
De noche lo supo. Faltaba un edificio -¡Una locura!, ¿Dónde va a ir
un edificio entero, lleno de paredes, muebles, escalones, personas?- Un
edificio alto, con cuatro o cinco plantas, de ladrillo visto. Lo recordaba
bien.
Todos los días, antes del accidente, subía de tres en tres los
escalones del soportal: ¿Eran cuatro o cinco?. Le gustaba la puerta con
lunas de espejo que tenía, para mirarse mientras esperaba allí a un
compañero que le llevaba en coche.
Al día siguiente, durante el paseo, le preguntó al celador donde
estaba el edificio. El celador dijo que estaba donde siempre, frente a ellos:
“¡Pues yo no lo veo!". El celador, caminando como si tal cosa, rió
brevemente: “Vale, no me está tomando el pelo, y no lo ve: ¡Es "usté" un
bromista!". Las cosas siguieron cambiando.
Él estaba cada vez mas melancólico. Echaba de menos las cosas no
por los recuerdos que pudieran traerle sino porque desaparecían.
La melancolía cedió para dejar paso a la preocupación por su salud
mental. Al final el silencio.
Sin Cuento 15 Garúa Medrano

"¡Es "usté" un bromista!". Cada mañana el celador repetía la


misma frase monocorde cuando él señalaba aquí o allí. Fue entonces
cuando decidió anotar en el cuaderno lo que le ocurría.
Los vacíos se adueñaban de las calles, que se llenaron de huecos de
edificios: hoy un videoclub, mañana una tasca, pasado una farmacia...
después también faltaron… aceras, la frutería, aquella librería con
estantes antiguos, el cine, el rastrillo ¡Hasta los autobuses! : “¡Es "usté"
un bromista!".
La desesperación llegó cuando empezó a observar también "huecos"
entre sus amigos. Al preguntar por ellos a quienes le visitaban fingían que
no les recordaban o contestaban : “Si lo tienes aquí, frente a tus narices :
… je, je, je… (una risita estúpida) : ¿Nos quieres tomar el pelo ?”. Le
miraban quedando después en silencio.
No podía dormir. La sospecha le impedía hacer nada, pensar en
nada, vivir.
Laboriosamente, como si la vida le fuera en ello, continuó
escribiendo cada noche en el cuaderno, anotando con cuidado todo lo que
recordaba y ahora, por alguna extraña razón se desvanecía. Por eso no
entendía qué tenían que ver las palabras del psicólogo del hospital con lo
que estaba pasando en la calle, en su vida..
Le hablaba de la nueva situación. Debía aceptar lo inaccesible :
edificios que por su estructura arquitectónica nunca podría visitar… Debía
darse cuenta que pese a no utilizarlos seguían ahí, existían, que no debía
obcecarse. Debía asumirlo aceptar que no podría llegar a lo inaccesible,
aceptar que todo lo inaccesible seguía existiendo aún fuera de su alcance,
hasta las personas. Debía, debía…
Pero el no escuchaba, seguía apuntando en su cuaderno, no era capaz de
concentrarse.

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Garúa Medrano 16 Sin Cuento

UN BESO A LA DERIVA

Ayer, iba paseando por mi barrio y de repente tuve


la sensación de haber tropezado contra algo.

Algo me había dado en la cara: no me hizo daño, al contrario...

Era una sensación fresca y dulce.

Miré a los lados...nada, alrededor tampoco.

Seguí mi camino. Me fijé que, dos o tres personas, pasaban y al


mirarme sonreían.

Pensé que era uno de esos días en los que tenemos el guapo subido, y
llamamos la atención.

No le dí mas importancia.

En la esquina de la acera me encontré con el vecino del tercero, que


llevaba a su nieta a la biblioteca:

"¿Donde vas tan deprisa?", le conte que iba a por el periódico antes que
cerrasen....

"Oye...¡¡Que salvajes!!, menudo moratón en forma de beso te han


dejado en esa mejilla....".

Instintivamente llevé la mano a la cara y me acerqué a mirarme en las


lunas de una cafetería.

Las personas de dentro, al verme, también sonreían.


Sin Cuento 17 Garúa Medrano

No recordaba que nadie me hubiera dado ningún beso.....

Me fuí pensando que quizá, en el aire de uno de esos días que tenemos
el guapo subido, me había encontrado con un beso a la deriva.

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Garúa Medrano 18 Sin Cuento

ABRAZO SOLITARIO

Dedicado a cycloman

Cuando la soledad le anudaba el brillo de los ojos, buscando en el


horizonte, buscando mas allá de los cristales de una ventana los pasos
que nunca volverían, ni los ecos, ni los murmullos.

Cuando la respiración se entrecortaba por la pena, y los lagrimones,


caían como manzanas maduras en una cosecha fértil de silencios.

Cuando las risas de los viernes, en los demás, sentado solo, en ese
restaurante de los viernes, con murmullo de viernes, mirando con
mirada neutra solo, esperando esas palabras que ya se han perdido.

Cuando las botellas de cerveza están vacías, y no hay mas que queso
raido en la nevera, y uno usa su bandejita, para cenar escuchando a
alguien frente a la tele.

Cuando la única alegría del gol de tu equipo, une tu corazón a miles de


corazones, no tan solitarios, uno, siente la necesidad de dar ese abrazo,
de alegría.

Entonces, ese abrazo humano, perdido, ese abrazo humano inexistente,


se transforma, en el calor del abrazo sin brazos, de su perro. El,
entonces moverá la cola al ver que le abraza. Sin entender mas que el
abrazo, que es lo único importante, y es eso que los humanos, no
acabamos de aprender de esos seres, que creemos inferiores a nosotros
tantas veces, los perros

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Sin Cuento 19 Garúa Medrano

MEMORIA LIMITADA

La memoria es limitada, para aprender una cosa, haces desaparecer


otra...

Para aprender la tabla del 7 tuve que olvidar sumar por los dedos. Para
aprender a nadar tuve que olvidar jugar en la orilla del mar. Para dar
mis primeros pasos me olvidé de gatear. Para aprender a andar en
bicicleta, olvide para siempre el triciclo.

Y me di cuenta que la vida obliga a aprender, y lo hice:

Y aprendí a jugar al corro, y aprendí a bailar lento, y aprendí a dar


besos, y aprendí la metáfora, el endecasílabo, los visigodos, el verbo
avoir, sujeto verbo y predicado , y aprendí , y aprendí ....

Mientras, olvidaba cosas inconscientemente...

Y ahora pienso, qué habré hecho en 1972? Con quién compartía


secretos en 1984? de quién me enamoraba en 1990.... qué habré
aprendido para olvidar todo eso?.... pero por mas que pienso no lo
recuerdo...

Ahora escribo esto,.... y cuando no recuerde haberlo escrito, quizá haya


olvidado como atarme los zapatos, y como abrocharme los botones de
la camisa o cómo freír un huevo.

Lo que espero es que nunca olvide que bello es el cielo en los


atardeceres, y nunca olvide que sigues ahí y cuanto te quiero

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Garúa Medrano 20 Sin Cuento

LA VIDA ES UNA ZORRA QUE NOS TIENE PILLADOS


POR LOS HUEVOS.

Coquetea la muy puta, sabe como encendernos, como


provocarnos, como derretirnos. Pero es infiel.
A veces, me dan ganas de ponerle los cuernos, abandonarla en una
cuneta a su suerte…

Después, me encojo de hombros, y con mi ojo morado, el pelo revuelto


y el miedo en la mirada, me digo… ¡si no eres mas que una maltratada!

Es maltrato acostarse cuando otros lo ordenan y no hay otra, ni


rechistes porque el peso de la culpa por todo lo que están haciendo por
ti cae del cielo y te aplasta: te visten, te limpian el culo, te sientan,
tienes tu ordenador, 400 euros para tus gastos, y 300 para pagar una
hora a alguien que te trate como una muñequita y te deje como a un
barriguitas sentadito en su cochecito.

Pero de esto no se habla, esto esta feo, miramos de lado, callamos…


viene a ser como decir mecagoendios, o tocarse el pito en publico… es
un tabú… y vosotros que leeis desde aqui, pensando que nuestra vida es
como esas que cuenta la caixa (que falsos e hipócritas… me enciendo
cuando veo el planeta piruleta que presentan)
Pues no YA ESTA BIEN, JODER, yo se que lo leeréis, y mirareis al otro
lado, pero al menos yo lo vomitare sobre vosotros… ojala os llegue el
olor del vómito, y despertéis…
Porque ESTO, VA TAMBIEN CON VOSOTROS… o es que creéis que sois
superman? soñad, soñad con vuestra “dependencia cero” y poneos
chulos… El tiempo, va a haceros llegar… y estaría bien cimentar esto
para que cuando lleguéis, el edificio este preparado para que NO
NECESITEIS LUCHAR POR SER LIBRES.
Sin Cuento 21 Garúa Medrano

Cuando llego la ley de dependencia, pensé: “será por fin la hora de


poder hacer mis necesidades dos veces al día si tengo ganas, sin tener
cargo de conciencia porque mi madre tenga una ración extra.
¿Será por fin la hora de poder decidir YO SOLA a que hora me quiero
acostar?”…
Pues no… esa hora, nunca me llegará… POR MOTIVOS
EXCLUSIVAMENTE ECONOMICOS.
A ver si se habla claro.
Los que no movemos el cuerpo, y nos defendemos solo con unos
deditos… No queremos morirnos PORQUE SI sino, porque NO.
Porque NO TENEMOS MEDIOS PARA PAGAR A QUIENES SI, HAGAN LO
QUE NECESITAMOS, NO TENEMOS MEDIOS PARA COMPRAR AYUDAS
TECNICAS…
ES LO QUE HACE QUERER MORIRSE A ALGUNOS Y PASAR DE
AGUANTAR.
(Era lo que explicaba antes en la metáfora de mi ojo morado, y mis
humillaciones y maltratos)
No os engañéis, la vida es una zorra que nos tiene pillados por los
huevos… cualquier día, os jode… y estaréis felices como yo, de su
orgasmo
Seguramente nadie llegue hasta el punto final de este artículo, y si es
así, que se fastidie, porque he puesto un punto y final en forma de
jarrón con flores

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Garúa Medrano 22 Sin Cuento

TAMBIÉN VA CONTIGO.

Seguramente, tu que me lees, recuerdas episodios vergonzosos de


nuestra historia.

Recordemos el nazismo, donde la raza aria, separó y exterminó a los


judios, gitanos, y cualquier otra raza o persona diferente al canon ario,
el nazismo creció con la Colaboración y Silencio de una parte de la
sociedad que simplemente “miró a otro lado”

Recordemos el apartheid un fenómeno de segregación en Sudáfrica


implantado y dirigido por la raza blanca.

Este preámbulo es para decirte que esto no es historia, para decirte que
ante tus ojos pervive NAZISMO Y APARTHEID, y tu, como hicieron
aquellos, “miras a otro lado”

A ti, que no percibes que se construyen, abren, remodelan edificios


SEGREGACIONISTAS donde se separa la RAZA UTIL, de la RAZA
“INUTIL”

Tu que trabajas en la administración y ahora me lees eres cómplice de


estos nuevos nazis, de los nazis Administradores que “Presuntamente”
por comisiones, conceden las licencias sin mirar mas

Cada local que veo abrirse, que me impide vivir con el mismo derecho
que tu que lees, me grita “Eh, tu no, inútil, esto es para personas útiles”
mientras tu, me miras, mudo, desde dentro con tu prepotente utilidad

No me sirven excusas. No te ampares en los negligentes RACISTAS.


Sin Cuento 23 Garúa Medrano

Tu trabajas en Television y puedes hacer algo mas que usarnos cada


vez que sale el tema de la eutanasia.

Seguramente no es la primera vez que oyes:

"Si yo me quedo tetraplejico, me muero"... o "Preferiria morirme"

¿Qué hay detras de esas frases? Te lo diré, no es tanto, no ser capaz de


soportar la limitacion fisica sino que SE CERRARIAN DE GOLPE TODAS
LAS PUERTAS QUE NOSOTROS VEMOS CERRADAS CADA DIA. Nosotros
QUEREMOS VIVIR, PERO NO MOVEIS NI UN DEDO. ES TAN FACIL
HACERSE EL TONTO, ES TAN FACIL MIRAR A OTRO LADO!!!!

Y esos dueños de un local que se gastan una pasta en la remodelacion


de los locales y no gastan ni un centimo para fabricar una rampa portátil
que me pruebe que no es igual que Hitler, que no es un segregacionista,
un torturador? o no acabas de entender que ME ESTAS TORTURANDO?…
es mas fácil no pensar en nada y dejarme fuera.

Por eso también va contigo, de ti depende dejar de ser un racista, un


cómplice, o ponerte de mi lado y empujar conmigo las conciencias de
todos para que por fin llegue el momento de nuestra libertad

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Garúa Medrano 24 Sin Cuento

MIGUEL EL ASESINO

A Miguel Carcaño

Érase una vez un asesino. Lo metieron preso. Fin.


Érase una vez un asesino. Cuando nació debió ser un bebe guapo, no
sabemos quien le acunaba, quien le compraba golosinas, como era su
casa.
Asesino, no podemos permitirte estar con nosotros en esta sociedad, no
estas preparado para vivir entre nosotros, ni siquiera hay
arrepentimiento en tu mirada. No fuiste capaz de sentir el dolor que
causabas a tu victima. No había piedad en ti.
¿Que pasaba en tu cabeza, Miguel?
Nada te justifica.
Nada es porque si.
¿Como te has convertido en un asesino?
¿Por que, nadie se ha dado cuenta hace 15 años, cuando tenias 7, de
cual iba a ser tu destino?
¿Que hemos hecho mal?
Hay un punto antes del asesinato atroz, en el que la cosa se torció para
siempre.
Te has torcido tu solo? Te hemos torcido?
Siento dolor por el abuelo de marta, y por el padre, la madre, el tio, sus
amigas, sus ex novios, sus profesores, los tenderos, todos la hemos
perdido... incluso yo, que estoy en Oviedo, y no la conocí nada, siento
que la hemos perdido, de una forma atroz, e injusta.
Pero nada es BLANCO y NEGRO... los maniqueísmos, no existen. Hay,
mucho gris en medio.
Se que escribo esto, y no se va a entender, porque ahora, lo que toca,
es tirar piedras a Miguel, al Cuco, y al resto...
Pero yo no tirare la primera, como lo han hecho ya.
Sin Cuento 25 Garúa Medrano

Porque creo, que hemos dejado TODOS, crecer no solo a este Miguel,
sino miles de Migueles, sin mirar que puede pasarles, que están
necesitando, y que poder hacer para que esto no ocurra...
Porque, seguramente, Miguel, también dio sus primeros pasos, pero
nadie aplaudió después, y le abrazo, y le canto la nana para dormirse,
nadie hizo los deberes con el, y así se fue secando ese corazón enfermo,
que hoy, destila soberbia, y orgullo mal entendido, y solo abriga rencor
y miedo.
¿O a caso a miguel, no le gustaban las golosinas como al Cuco o a
Marta?
Todos eran niños, niños inocentes, a los que les hemos ido dejando
crecer y llegar a donde estamos...
Por eso, me duelen estas dos frases:
“...Dos jóvenes encarcelados que jamás deberían volver a ver la luz de
las calles".
"...éstos corazones negros tienen que pagar para siempre toda esta
locura"

Ni siempre ni jamás me gustaron nunca...

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Garúa Medrano 26 Sin Cuento

EL MURO
De repente un día al salir de casa todo
cambia.

No entiendes por que, pero a lo largo de todas las aceras se extiende un muro
que llega hasta la altura del cuello… es casi claustrofóbico. Llegas a ver las
cabezas de los que pasan desde la otra acera.

Ese muro lo rodea todo. Solo en determinadas zonas se abre de pronto y te


permite cambiar de acera, pero no siempre. A veces, esas aberturas, también
están tapiadas impidiendo el paso.

Mientras caminas, de pronto, te fijas en los comercios…

Es una locura, la mayor parte de ellos, están tapiados también, y los


restaurantes, y los despachos de abogados, y las oficinas de los bancos,
farmacias, peluquerías, correos…

Y las puertas de casi todos los taxis están tapiadas, y las de los autocares,
autobuses, trenes…

Descubres, que algunas personas también tienen el rostro desfigurado, como


un muro, personas con la cabeza de muro… quieres preguntarles qué esta
pasando, les gritas, pero no te escuchan.

Solo hablan con personas con cabeza de muro…

Y por ultimo piensas en a volver a casa. Si, es una buena idea volver a casa.
Aprietas el paso. Al llegar, descubres, que también han puesto un muro en el
portal y no puedes entrar ni a tu propia casa.

Lo que era tu casa, deja de serlo para siempre…

Desesperado, sin un lugar a donde ir, estas sudando, a punto de gritar,

No comprendes nada.

No te preocupes, el cuento, para ti, termina bien.

En este cuento tu no tienes nada que temer porque, solo has imaginado y
sentido durante un momento una realidad nueva.

Lo que has sentido es lo que vivimos día a día los discapacitados.


Sin Cuento 27 Garúa Medrano

Ahora, tu, puedes volver a tu realidad y mientras los discapacitados


seguiremos viviendo en la otra, en la de los muros. Porque nuestra realidad no
va a cambiar si vosotros no empujáis para mover el muro.

Ahora puedes olvidar el cuento…

Pero, no podrás saber nunca, si en un futuro, este mal trago que has pasado
solo durante unos segundos, imaginándolo, podría hacerse realidad si no
hacemos nada por evitarlo.

Nadie está libre de ello.

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Garúa Medrano 28 Sin Cuento

APRENDIENDO A ESCUCHARTE

A Toña y su valentía

Estas aquí, conmigo. Siempre conmigo. Siempre te


cuento cosas, cosas nuestras.

Estoy en la churre, como cada mañana, como cada tarde. Como cada
día, semana, mes y año. En nuestra churre.

La gente que me ve detrás de la barra, sonriendo, o en la terraza


tomando el sol, y creen que estoy callada porque no me ven mover la
boca, y sin embargo…

¡Dios, cuanto hablamos tu y yo,

…y cuanto nos queda por hablar todavía.

¿Quién dijo que para hablar se necesita una boca, una lengua, unos
dientes? ¿Quién dijo que se necesita un cuerpo, o una vida?

Ellos ven que estoy sola, detrás de esta barra, no ven más. No se dan
cuenta que, aunque me vean sola, tu y yo seguimos charlando.

¡¡¡Que duro y difícil ha sido aprender!!!.

Aquella etapa oscura no quiero recordarla. Sin poder centrarme,


confusa, muy confusa. Como una autómata. Sin gana de nada. Viviendo
por inercia, sin vivir. Rodeada de soledad y silencio.

Todo el exterior me martilleaba con esas dos palabras: soledad y


silencio. “Ahora que estas sola, y tienes que tirar p’adelante”.
Sin Cuento 29 Garúa Medrano

Y de tanto decírmelo, hubo veces hasta que llegue a creerlo, y el vacío y


el silencio que me rodeaba me llevaba al abismo.

¿Sola?

Todo por hacer caso. Y no saber escuchar dentro de mí.

Casi me vuelvo loca…

Después, un día, no se cuando, no se como, el silencio desapareció, y


aprendí a hablar contigo otra vez, de otra manera. Y ahí estás, donde
siempre, como siempre, como eres tú: el hombre de mi vida.

…Pensé que te había perdido para siempre.

No alcanzan a sentir, como yo, tu respiración, tu mirada aquí o allí. Y


estás conmigo en la churre, y cuando vamos a Llames, o a la atalaya, o
a mojar los pies…¡¡¡Que van a saber ellos!!!

No. No estoy loca. Tu y yo sabemos que digo la verdad. ¡¡¡Qué me


importa lo que digan!!! ¡¡¡Que digan misa!!!

No saben nada. No entienden nada. Que crean lo que quieran.

Yo se que estas conmigo en cada sitio que estoy. Que no te alejas ni un


minuto.

Escucho tus palabras, tus risas, tus consejos.

Aunque nadie mas te escuche, aunque nadie mas que yo sienta otra vez
el roce de tus manos, o como se te arruga la nariz cuando suelto una
barbaridad para hacerte reir.
Garúa Medrano 30 Sin Cuento

Aprendí a escucharte.

Aprendí a escucharte en cada cosa que hago, en cada paso que doy,
sigo contigo aquí. Por eso no estoy sola. Por eso no tengo miedo,
porque nadie se dio cuenta que era imposible separarnos, por mas que
digan.

Era imposible separarnos…

…porque desde hace treinta años que somos solo uno.

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Sin Cuento 31 Garúa Medrano

DEJARLAS TRANQUILAS.

Debe existir un lugar donde llegan las palabras que íbamos a decir
y nunca llegaron a ser pronunciadas.
Las imagino, tiritando de frío, sin saber muy bien qué va a ser de
su destino, esperando. Pensando en aquella duda, que impidió al dueño
que les diera la libertad de salir a chorro entre los labios . Esperando a
que se abra la puerta… una puerta antigua de madera, que huele a
resina, y chirría.

Detrás de ella, una sala llena de sillones enormes de terciopelo. El


suelo es de madera, y en una pared lateral hay un ventanuco como las
taquillas del metro. Detrás hay un señor de voz suave y pelo blanco.

Lee y relee pasando el dedo por los registros de diccionarios, de


todas las lenguas y de todos los idiomas, llenos de polvo y olvido.
El destino de las recién llegadas esta escrito en esos diccionarios
de palabras nunca dichas. Al cielo o al infierno. Temerosas, aguardando
turno, unas detrás de otras. Escondidas tras miles de bocas calladas en
las que no entraron moscas.

Uno hace balance de todas esas palabras perdidas, palabras


inútiles, dulces, secas, amables, irónicas… y piensa en todas esas miles
de bocas abandonándolas en diferentes mares, según la situación en la
que han surgido:

“Esta irá al agitado y amargo mar del rencor, esta otra surcara el
placido reconfortante mar de la ilusion, o la última atravesando el gris y
agitado mar del olvido…” sin entremezclarse nunca, agolpadas en sus
cayucos, esperando alcanzar puerto.
Garúa Medrano 32 Sin Cuento

No recuerdo bien por que escribo sobre las palabras no dichas.


Quizá sea por que son las mas desvalidas. Quizá sean las mas
importantes, las decisivas. Palabras discretas, como ramos de
margaritas, pero con aromas y luz y sabores distintos. Aroma fresco o
polvoriento, oscuridad, luz tenue o brillo, amargas y dulces.

Están ahí, calladas, esperando. Llenando nuestra cabeza, nuestro


pensamiento. Forjando nuestra personalidad. Brillando en como nubes
de pompas de jabón en un día de sol y aire.

Pobres palabras no dichas. Cuantas veces han sido nuestro


salvavidas. Que difícil resulta escribir sobre ellas, huidizas, en realidad,
es mejor callarse, y dejarlas tranquilas.

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Sin Cuento 33 Garúa Medrano

VENTANAS

Las ventanas son velos que ocultan y muestran a la vez.

Muchas veces las ventanas ocultan tras sus cristales puertas de


cárceles.

Las ventanas son escondites de la vida, celdas por las que pasa la
luz y el mundo inalcanzable.

A veces las ventanas son pérdidas de tiempo, reflexiones,


mirando como atraviesan a la carrera ante ella, allí abajo, los paraguas
de colores de un parque vacio, mustio y lustrado de charcos.

Las ventanas, en octubre, se pueblan de niños con el bocadillo,


esperando que escampe para volver a correr.

Ventanas románticas, siempre vacías cuando busco tu rostro en


ellas, cada vez que paseo bajo tu casa. Ventanas adornadas de flores y
de abejas. Tendederos que dicen que vida llevan los dueños de la ropa
expuesta, esa ropa movida al son del aire, con olor a frescor y
suavizante.

Ventanas estrechas como mentes, ventanas anchas, altas, bajas,


ovaladas. Ventanas como personas.

Ventanas como la mia, solitaria, una ventana abierta, ventana


abierta a la esperanza, esta ventana que espera tus brazos.

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Garúa Medrano 34 Sin Cuento

LA HABITACIÓN DEL TIEMPO


A Fonso, mi sobrino, para que nunca deje de creer
en la magia

De niño hubo un tiempo en que me asustaron muchas cosas, ahora


ya no creo en fantasmas, ni en los pliegues del tiempo.

Había llegado temprano a embalar las cosas de valor del piso de mi


abuelo, a embalar el pasado. Después de estar dentro cinco minutos tuve
que salir de allí, no por el olor a polvo y humedad que lo impregnaba
todo, no, era sencillamente que no podía estar allí, necesitaba dar un
paseo para tranquilizarme.

Mi madre quería vender la habitación del tiempo, la habitación del


abuelo y me mandó a mí a recuperar cualquier cosa de valor.

Entre un montón de cajas y trapos viejos encontré mi cuaderno, en


el que apuntaba las cosas que me pasaban de chico. Fue agradable,
como encontrarse con un viejo y querido amigo de la infancia. He tenido
una sensación extraña, una emoción que me provocó lágrimas dulces,
entre la alegría y la tristeza.

Escondidos en el perchero de la entrada, detrás de unos abrigos

que olían a polvo y alcanfor. Vigilando cómo mi abuelo cerraba la

puerta, le conté a Jorge el secreto de la habitación del abuelo. Sé que

está mal contar los secretos pero es que Jorge, el del segundo, tiene

nueve años y es mayor que yo, por eso se pasa el día llamándome

enano y riéndose de que tengo seis años. Claro, él juega a fútbol. No

como nosotros, en la calle. Es defensa en un equipo de los de verdad,

con equipo, botas de tacos, y balón de reglamento... y anda

presumiendo siempre de entrenamientos y partidos.

Por eso le conté lo de la habitación, para darle envidia. Le obligué

a jurar que no se lo diría a nadie, advirtiéndole que si lo hacía, aunque

fuera en sueños, vendrían a por él los espíritus de los marineros


Sin Cuento 35 Garúa Medrano

ahogados y se lo llevarían al fondo de los mares donde no hay luz,

donde sólo se ven los ojos ensangrentados de los demonios del fango.

Mientras hablaba me miraba muy fijo y volvía la cabeza hacia

atrás a la pared, creo que era de miedo. Después se empeñó que

subiera con él, decía que era a jugar, a que viera las botas, pero lo que

le pasaba era que como es de noche y está oscuro no se atrevía a subir

sólo por la escalera. Era la hora de cenar y mi madre no me dejó subir a

su casa, entonces bajó su madre, enfadadísima y lo subió por los pelos.

Él lloraba.

Mi abuelo no es viejo, lo que le pasa es que tiene muchos años pero no

es viejo, no como los demás viejos que siempre andan protestando por

todo y metidos en la cama. Vivió muchas aventuras y cuando la guerra

conoció a gente muy importante de esa que sale en los libros que

tenemos que estudiar. Una vez montó en tanque, dice que los tanques

huelen muy mal, a gasolina, y que se pasa mucho calor porque no entra

el aire nada mas que por una rendija.

Me contó un día que perdió en la guerra contra los malos y lo

metieron en la cárcel. Tiene una cicatriz en el hombro, y en el cuello

lleva siempre amarrada la bala que le sacaron, es su amuleto. Por eso

cuando le duele la espalda sabe que va a llover. Tuve que decirle lo de

que conté su secreto. Cuando me miraba a los ojos me subían unas

cosquillas por la espalda y me entraba un dolor en la tripa, y me se me

ponían rojas las orejas : “¿Seguro que no quieres contarme algo ?” Yo

casi me pongo a llorar y el me dio la mano y me dijo : “Seguro que no

es tan tremendo, anda, cuéntamelo”. Mi abuelo es magnífico, en vez de


Garúa Medrano 36 Sin Cuento

enfadarse no le importó que le haya contado su secreto a Jorge, dice

que hay que bajarle los humos.

Me he fijado que mi abuelo, cada vez que entra en la habitación

tarda mas tiempo en salir...No hago más que pensar en porqué la

llama la habitación del tiempo.

Lo que sé, es lo del cuento : que una vez, de niño se encontró con

un mendigo de esos que tocan la flauta y pasan el sombrero. El

mendigo, mientras tocaba, le guiñó un ojo. El niño no sabía guiñar mas

que uno y guiñó el derecho. Cuando acabó la canción, como no tenía

dinero le echó regaliz y se fue porque tenía que hacer recados. Al doblar

un portal, le estaba esperando el mendigo, esta vez con el sombrero

puesto y la flauta asomando por el bolso de atrás del pantalón. De cerca

le olían el aliento y los pies. Le preguntó como se llamaba, y si sabía

donde podía comprar pan y chorizo para un bocadillo y se fueron juntos

un rato porque quedaba de camino. Al despedirse el mendigo le regaló

un libro pequeño, como una agenda, muy destartalado, con muchas

hojas mojadas y otras medio rotas. La pasta era negra y decía : "Magia

elemental". Mientras iba para casa leyó un par de frases:

"Como ahuyentar las nubes:. Aquel era un día nuboso, el viento

soplaba fuerte y los nubarrones iban acercándose. Al pasar por el

parque no pudo evitar la tentación y leyó fuerte las palabras mágicas.

De pronto apareció un aire fortísimo que levantaba los papeles del suelo

y los subía haciéndolos girar en remolinos pasó mucho miedo y

escondió el libro, debajo del jersey donde nadie lo viera. Aquella


Sin Cuento 37 Garúa Medrano

semana aprendió muchos trucos para hacer aparecer y desaparecer

cosas, incluso podía desaparecer él.

Lo que el libro decía que era mas difícil y peligroso era intentar

parar el tiempo. Se necesitaba un cuarto en el que debía estar

completamente solo, con una vela, un espejo y otros artilugios que mi

abuelo no me quiso contar porque dijo que eran tan peligrosos que si lo

intentabas hacer sin amuleto podías desaparecer para siempre.

La madre del niño empezó a sospechar algo raro, se extrañaba de

que no le pidiera permiso para salir a la calle antes de hacer los

deberes. Una tarde que obligó al niño a ir a jugar al fútbol entró en el

cuarto para hacer limpieza. Cuando volvió el libro había desaparecido.

Le preguntó a la madre por él y esta le dijo que estaba en la basura, y

que le prohibía tenerlo. Pese a todo el niño bajó a rebuscar en la basura

pero el libro nunca volvió a aparecer.

Cuando acabó de contarme el cuento me guiñó el ojo derecho.

Aquel era el secreto del abuelo, aunque nunca lo dijo. Al principio

pensaba que no me dejaba entrar en la habitación porque no quería que

le revolviese en sus cajones, después de contarme esta historia me di

cuenta que siempre, pero siempre, siempre, me prohibió entrar en la

habitación si él no estaba. Me da miedo porque empiezo a pensar que si

se pone malo allí, y no podemos entrar a sacarlo por lo de la magia y

eso, que no vayamos a hacerle desaparecer para siempre y que si se

pone malo y no entramos en la habitación a curarle pues a lo peor se

muere.
Garúa Medrano 38 Sin Cuento

Después de hojear el cuaderno siento nostalgia pensando lo mágico


de aquellos años y me decido a escribir esta última página para contar en
el cuaderno su último secreto.

Acabo de encontrar una carta que debió escribir mi abuelo para mí


antes de morir y no he sabido de ella hasta ahora y, como entonces,
copiaré en esta hoja que será la última del cuaderno:

Querido nieto: Cuando seas un hombre y entenderás el final de


aquella historia que te conté de niño sobre la habitación del tiempo.
Siempre supe que desde el principio pensaste que el niño del cuento era
yo, y no lo era, aquello fue solo un cuento. Tu abuelo dejó que creyeras
algo que él sabía que era una mentira, traicioné tu confianza para llenar
tu cabeza de fantasía.
A partir de aquel día tu mundo se pobló de magia, de esa magia
que todos necesitamos para echarle cara a la vida...y se la echaste.
Cuando leas esta carta ya sabrás que para parar el tiempo no es
necesario ningún libro, amuleto, ni habitación. Todos hemos parado
alguna vez el tiempo, y en estos momentos tu lo estás haciendo. Como
lo hacía yo, cuando me encerraba aquí, a ver fotos y leer cartas
antiguas, también paraba el tiempo ¡¡Que gran secreto!!. Sé que lo
entiendes, y no dudarás lo que te quise.
Un beso: tu abuelo
Oviedo, noviembre 1.993

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EL DIVORCIO.

A veces me gustaria salir corriendo de mi misma,


pero, por suerte para mi, es imposible.

 Se acabó, estoy harto. Ya está bien, hombre, no encuentro


nada, nada está en su sitio. Sus manos alcanzan todo, todo tocado
Sin Cuento 39 Garúa Medrano

por ella, movido por ella, fuera de lugar. Nada está donde yo lo
dejo: las gafas, las pastillas, las revistas, los bolígrafos y los
lápices...
¡Los lápices mordidos! no hay cosa que mas odie que un
lápiz mordido sin punta, pues a ella le encantan, los colecciona
por cada rincón de la casa, cada vez que quieres escribir una nota
encuentras un lápiz mordido sin punta o un bolígrafo descargado.
No es normal, no, nada en ella es normal.

Juro que lo he intentado, pero es imposible.

Ese olor, su perfume que lo impregna todo, que lo asfixia todo,


que hace huir espantado al oxigeno. No hay habitación en la casa
en la que entres y no apeste a jazmines. ¿Y esos postres?: "luna
(enorme) y, en contraluz, una pareja besándose", "Playa desierta,
huellas, mar sereno, puesta de sol". Y sus discos, ritmo de
maracas, voces engoladas ¡hasta las pringosas fundas destilan
azúcar!. Y es que para cualquier cosa, escribir una reclamación,
por poner un ejemplo: En casa sólo hay papel rosado con olor a
violetas porque es el que le gusta y el otro la pone triste. Me
desespera, me saca de quicio. No puedo mas. Tengo que matarla,
si matarla, es la única forma. Si no me deshago de ella
enloqueceré. Voy a pensar en algo. Tengo que pensar en algo,
algo...

 Otra tarde en el psicólogo: ¿Estoy perdiendo el tiempo o estoy


perdiendo el juicio? No se muy bien. Me tumbo en el diván y el me hace
preguntas. Yo estoy tensa.
Le conté lo de las gafas: dice que pude haberlas metido en mi bolso
por un descuido, pero sé de sobra que tengo una vista perfecta, no
metería en mi bolso por descuido las gafas de un hombre y aquí han
aparecido. Parecen muy usadas. No son robadas, de eso estoy segura:
Garúa Medrano 40 Sin Cuento

las patillas están abiertas así que no puede ser que haya vuelto a las
andadas, nada de cosas de los grandes almacenes.
Volviendo a las gafas...aparecieron ahí, en la mesa del salón junto a la
biblioteca. Nadie había venido a casa, ningún hombre que pudiera dejar
las gafas ahí donde aparecieron de un día a otro: ¿Magia? ¿Generación
espontánea...?
¿Y lo de las respuestas?. No es normal recibir cartas como las que recibo:
"En respuesta a su amable carta fechada el tantos de tantos...".

Pero, que yo sepa, nadie escribe sonámbula y es la única explicación que


se me ocurre. Nadie entra aquí y se lleva mis sobres y mis cuartillas,
pero sobres y cuartillas desaparecen.
Nadie entra aquí y pinta sobre los bonitos posters garabatos o frases
obscenas.
Nadie entra aquí y han aparecido los libros de poemas con las esquinas
dobladas, que me muero de dolor porque es como si alguien doblara un
lienzo o una fotografía por la mitad. Y aquí no hay nadie pero estas cosas
raras siguen apareciendo, y cada vez estoy mas insegura...
No, no me he descuidado y me he llevado las gafas de un hombre,
aunque diez mil sicólogos intenten convencerme de que ser cleptómana
no tiene porqué avergonzarme, aunque utilice mil razones lógicas para
explicar lo inexplicable. ¡Dios! ¿Qué hago?. ¡¡Cómo no gritar...!! y
después de los gritos ¿Cómo vuelvo a la consulta? ¿Merece la pena seguir
pagando consultas que ni me dan paz, ni me tranquilizan, ni,
aparentemente sirven de algo?.
Es seguro que aquí hay alguien. Son demasiadas coincidencias,
demasiado desorden, por eso debo seguir en la consulta.

(El sobre abierto, permanecía sobre el suelo, del mismo sobresalían


unos papeles de los que se podía leer lo siguiente:
“HISTORIAL CLINICO
Sin Cuento 41 Garúa Medrano

…Tras la última sesión en la que se practica hipnosis a la paciente


descartando un proceso de cleptomanía…
…Se concluye una posible bipolaridad. La personalidad dominante
desconoce la existencia de una segunda personalidad, en este caso lo
singular es que el genero de la segunda personalidad no…”)

 Es la última vez...esa loca. ¡Yo me la cargo!.

 Ha llamado el psicologo, (Recogiendo un sobre del suelo, un sobre


abierto del que sobresalen unos folios. Cara de extrañeza al comprobar
que esta abierto) dice que hay una explicación, que debe explicarme algo
referente a la sesión de hipnosis de ayer!. Estoy contenta, y a la vez
siento intriga por saber que ocurre. No puedo dormir pensando en
mañana.

 Nunca más, nunca más.

(Tomando un cuchillo en sus manos, lo clava con saña, con odio… el


rojo de la sangre tiñe el suelo, mientras la respiración trabajosa, y los
estertores, dejan paso a un silencio infinito).

La puñalada, que alcanzó el cuello, atraviesa también


otros órganos vitales…

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OTRAS VIDAS

Todo empezó con la llegada de una carta sin remite que le llegó a mí
madre. El matasellos era de Sama. En su interior sólo una fotografía antigua,
recortada, en color sépia, medio arrugada en la que un hombre ojeroso,
vestido con mono, besaba a un niño envuelto en unas mantillas blancas con un
gorrito de lana. El niño podía tener un par de meses. En el borde que se había
Garúa Medrano 42 Sin Cuento

recortado aparecía una mano con dedos pequeños y nudosos, una mano de
mujer a juzgar por el minúsculo reloj que aparecía en su muñeca.

“Es una foto de mí padre…de cuando estaba preso” - dijo mi madre -.


“A ver, a ver, déjamela a mí, ¿Mami, de quien es la carta, quién te la manda,
qué pone?”. “Callar un momento, hombre, a ver… no, pues no hay nada más”.
“¿Nooo?” ¿Cómo no va a haber más? ¡Tiene que haber carta! ¿No la habrás
roto?”. “¡¡Que no, concho, callaos un momento que mire… no, no hay nada… ni
siquiera una dedicatoria, qué se yo, algo!!.

Después de hacérnosla ver uno a uno el tiempo necesario, cuando nos


habíamos calmado un poquitín, mi madre sentenció: “Seguramente los de
Sama tenían la foto hace tiempo guardada en cualquier montón, al encontrarla
pensaron que nos haría ilusión tenerla y nos la mandan por correo para darnos
la sorpresa, (que no sería igual por teléfono), pensando que les llamaremos.
Se figuran que sabremos que esa foto solo pueden mandárnosla ellos. De
noche los llamo para darles las gracias”

Pero no fue así, los de Sama no sabían nada de la foto, así que
estábamos casi como al principio. Después de pensar entre todos decidimos
que el niño era de cualquiera de los compañeros de prisión y éste, o su familia,
era quien remitía aquella misteriosa carta.

Ya habíamos casi olvidado el suceso cuando mi madre recibió una


segunda carta, también sin remite. En su interior había otra foto. Mi abuelo,
cogía por la cintura a una mujer delgadísima, de tez pálida y moño. Ésta
sostenía en sus brazos a un niño de unos tres años de ojos grandes y sonrisa
franca.

Una nota brevísima lo aclaraba todo. “No reprocho nada a nuestro


padre. Mi madre, pese a la humillación de ser madre soltera en aquella época,
siempre le quiso y me hizo quererle y respetarle. He crecido sin padre, pero he
sido feliz. Tengo una familia y entiendo muchas cosas.

Si he mantenido el secreto hasta ahora es porque prometí a mi madre


guardar el secreto hasta su muerte. He meditado muchas veces si mandaros
ésta foto o no hacerlo. Al final he decidido pensar que si le quisisteis os habría
hecho felices saber que sufrió mucho, pero en los momentos malos no estuvo
solo. No quiero nada ni volveré nunca a ponerme en contacto con vosotros. Un
abrazo, hermana.”.
Sin Cuento 43 Garúa Medrano

Muchas veces me descubro imaginando otras posibilidades de la historia


familiar.

Todo ello es fruto de pensar en la carga tan pesada e insufrible que tuvo
que vivir mi abuelo republicano. Preso lejos de su mujer y sus hijas, con pena
de muerte. Tras una acusación falsa, provocada por la envidia de un vecino
fascista. Pretendía que a mis abuelos les requisasen sus bienes y que se los
traspasasen a el, por el hecho de que mis abuelos maternos eran rojos.

Y en esta encrucijada, y tras muchos años después de la muerte de mi


abuelo, imaginando su dolor. Las insinuaciones de una vieja casamentera,
chiflada, y pariente de la familia, me hacen jugar con sus mentiras y desear
quizá que hubiera sido verdad que hubiera habido otra mujer, distinta de mi
abuela, en la vida de mi abuelo, y que ésta le haya cuidado mucho, mucho, y
que le haya amado, en aquella parcela de tiempo de sufrimiento.

…Y continuando con esas fantasías pienso que bonito habría sido que de
ese amor hubiera, por ejemplo, nacido un varón, ese hermano con que mi
madre soñó toda su infancia, para que las protegiese a ella y a su hermana, en
una época peligrosa e insegura.

Un varón que tendría, quizá, diez años menos que mi madre: cincuenta
y cinco. Sería sin duda hijo de soltera, habría tenido una vida difícil y sabría,
sabría que su padre estaba casado y tenía dos hijas, y era un idealista, y vivía
por la zona de Ribadesella, y para su madre, mientras vivió, fue bueno.

Ese hijo hipotético de mi abuelo, habría vivido cerca de mi abuelo


cuando el tendría dos o tres años, por lo que el resto de su vida, después de
que a mi abuelo le concedieran la libertad condicional, sólo habria podido
conocer a su padre a través de vagos sus recuerdos y de lo que le contó su
madre y le habria prohibido contar mientras ella viviese

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LA MONEDA DE LA SUERTE.
A Pilar la de Pepe, con todo mi cariño

La moneda, en el bolsillo; la moneda de la suerte. La última moneda por


hoy. Mientras, sus pasos, inseguros, tropezaban con el suelo y, milagrosamente le
Garúa Medrano 44 Sin Cuento

mantenían erguido. Él, iba recordando los últimos tramos de conversación: "Y,
ahora, vete pa casa... anda que como estás!!". Ella lo miraba disgustada, mirada
de reproche, dura, mirada de amiga.
"¿Y dónde iba a ir si no tengo un duro?... Mira lo que tengo..." La moneda
brilló en su mano.

Era cierto. Con aquel dinero no se podía continuar con la fiesta... aunque
fuera nochevieja, y él quisiera continuar la fiesta, con sus pasos inciertos,
fumando y bebiendo. Continuar para sentirse alegre, feliz: ¡Que es nochevieja!.

Ya solo, entró en un bar. Había cuatro personas solamente apoyadas en la


barra, haciendo tiempo para ir a cenar la cena de nochevieja. Esa cena especial.
Todos tendrían platos exquisitos aguardándoles en casa. Él también. Su familia le
esperaba, hermanos, madre..."¡Qué fiestas más duras, más hipócritas!!”.

En estas fiestas, lo correcto es tragarse la tristeza por la ausencia de los


seres queridos porque, es sabido, que en nochevieja, en nochebuena, es una
obligación estar alegre.

La máquina tintineaba con sus luces naranjas. Hoy era un día especial. Era
el fin del año, el fin del dinero, el fin de tantas cosas que se le escapaban de la
mano. No tenía la mente clara para pensar. Era el fin de algo. Sonrió. El fin de
aquella moneda. La última de un día de fiesta.

Ella hizo un sonido metálico al deslizarse por la ranura. Bip. Comenzó a


avanzar en el juego. Quizá cambiase su suerte. Bip. Bip. Era impensable. Todo
brillaba a su alrededor. Después de todo la cosa estaba cambiando por puro azar.
De pronto, aquella noche sin dinero, sin suerte, parecía cambiar por momentos.

Bip. Y comenzaron a caer monedas y monedas hasta una suculenta suma.


La sonrisa entre nieblas. "¡Era una nochevieja especial y había que pasarla como
dios manda!".
Sin Cuento 45 Garúa Medrano

Salió del bar. Pensó en llamarla para contarle lo sucedido. Pero después
pensó que no. Era mejor llamarla después de las uvas, para felicitarle el año e
invitarla a salir. Iría a comprar "de la mejor". Ésta vez, él invitaba. Iban a festejarlo
por lo grande.

Tardó en encontrar a alguien que quisiera pasarle. Es sabido que en estas


fechas éstas cosas están difíciles de conseguir. Todo el mundo quiere tener. Y
todo el mundo quiere ir a casa a cenar para compartir su alegría con los suyos.

"¡Ésta es de la buena, chaval, no vas a encontrar nada mejor hoy!". Le dio


el dinero. Aún sobraba para tomar unas copas después por ahí.

Pensó en ir a cenar. Estaba demasiado agobiado y no se sentía capaz de


poner cara de: "¡Feliz nochevieja, feliz año nuevo!".

Necesitaba ponerse un poquito para estar a la altura de lo que pedían éstas


fechas. Estaba sentado. Sentado en el sofá, quemándole el brazo, estirado, para
dejarla entrar: despacio, despacio...Los ojos perdidos aún fueron capaz de sonreír
pensando como en un segundo podían cambiar las cosas. Sonreír y pensar cómo
el azar cambiaba la suerte, definitivamente hoy era un día especial.

Era, o iba a ser el final del año. Para él iba a ser su última nochevieja y
entró en ella, por azar, con los bolsillos llenos de monedas de la suerte

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Garúa Medrano 46 Sin Cuento

DEL OTRO LADO DEL CUENTO...

(A alguien muy especial)

 Alguien, una vez, tenia que escribir una carta porque lejos, muy

lejos, había otro Alguien que esperaba.

De este lado del cuento las cosas eran húmedas y grises, como si la luz
de un sol espléndido que lucía tras los cristales de su habitación no
tuviese la fuerza suficiente para atravesar las paredes de su "Casa-
Alma".

Alguien rompía y rompía folios. Cuando llegaba a la mitad de la hoja se


daba cuenta que lo que quería decirle al otro Alguien no quería llegar, y
entonces, arrugaba el folio y empezaba de nuevo.

Alguien pensaba y pensaba, buscaba en el diccionario palabras bonitas


para el otro Alguien, para enviárselas como un ramillete de margaritas
recién cortado. Las palabras del diccionario mas orgullosas pedían:
"Cógeme a mi, a mi!". Y se estiraban gasta donde podían, y se llenaban
de erres y de negrita.... (son tan feas las erres... son las espinas de las
palabras: pinchan y duelen). Las palabras discretas se escondían,
traspasaban el papel de hoja a hoja o subían y bajaban por las
columnas para que no las atrapase.

Descubrió Alguien al fin una palabra, aquella que quiso escribir desde el
principio. Cuando ya tenia el tallo entre los dedos y notaba como ella
temblaba de miedo, se dio cuenta de que no, que las palabras no eran
suyas, que no se podía regalar algo que es de todos, aunque sea bello,
como no regalamos las olas de la playa.

Alguien comprendió de pronto que el otro Alguien que esperaba la carta


se olvidaría o se entristecería esperando.... Alguien se fue a pensar a la
orilla del mar.
Sin Cuento 47 Garúa Medrano

El cielo era gris, y las gaviotas gritaban sobre su cabeza, entonces


alguien sacó un folio blanco del bolsillo y empezó a gritar y gritar el
nombre del otro Alguien. Lo gritaba tan fuerte que las gaviotas se
asustaron y se fueron volando. Echo arena fina en el folio para que
oliera a sal, pero no olía. Entonces, se acercó a la orilla y recogió las
gotas mas pequeñas de las olas, dobló el papel otra vez y lo envió con
un beso en un sobre con bordes azules y rojos, sin ninguna palabra
porque Alguien, y el otro Alguien para comunicarse no necesitaban las
palabras.....

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Garúa Medrano 48 Sin Cuento

LAS ALAS DEL DRAGÓN

(A Guillermo González)

Recuerdo que entonces todo parecía mas oscuro, misterioso. Las tardes,
olían a goma de borrar y lápices de colores, las clases se alargaban
inútilmente, el tedio era tan enorme que las palabras flotaban lejanas
como gotas de aceite desparramadas entre las imágenes de nuestras
diversiones de entonces: espantar animales, encontrar nidos, y
deshacer trenzas con lazos de colores.

Si pienso en mi mismo en aquellos años me veo alto, con las piernas


demasiado largas, muy delgado. Solía estar pálido: entonces sólo
estaban rosados los hijos de los paletos. Cualquier esbozo de contacto
con la naturaleza era tomado como que la fortuna familiar venída a
menos. Siempre tenía las botas manchadas de barro: "No si donde te
metes", con unas suelas de goma enormes para que no nos llegase el
frío a los pies.

Jugábamos en unos jardines abandonados presididos por dos enormes


palmeras. Nos contábamos allí las historias de piratas y forajidos que
oíamos contar a nuestros abuelos. Nos encantaba esperar allí,
merendando, hasta que la noche iba adueñándose de la luz y alargando
las sombras.

El nordeste iniciaba el baile de las farolas que, en forma de plato puesto


boca abajo, colgadas de un cable, comenzaban con su intermitencia a
dejar caer, con su ausencia de luz, unas gotas de miedo. Los edificios, y
sus ornamentos, se tornaban siniestros y en cada movimiento cobraban
un aspecto maligno.

Se hacía tarde, la regañina estaba asegurada. Al retomar rumbo y


dirigirnos al callejón, la sombra del porta antorchas, un dragón alado
situado en la esquina, nos atemorizaba.
Sin Cuento 49 Garúa Medrano

Unas alas inmensas que se cernían sobre nosotros volando, ahora sí,
ahora no, ahora sí, ahora no, mientras el crujido metálico producido por
el roce de la farola contra el cable, para nosotros se convertía en el
graznido de la muerte. Nos erizaba la piel y salíamos corriendo
despavoridos por el callejón, con los ojos cerrados, apretando el paso y
la respiración.

Recuerdo una vez que, ya fuera, hice acopio de fuerzas y me quedé


mirando, retador, al dragón alado: huérfano y arrinconado por la
evolución del progreso hacia las maquiavélicas farolas, que presidía la
esquina del palacete. Por un instante me dio un vuelco al corazón y tuve
la sensación de que había abierto los ojos, de fondo amarillento,
brillantes, y me miraba. Era una mirada triste.
No puedo recordar cuando, después de muchos años, reparé otra vez
en el dragón del palacete. Avejentado, había perdido las alas y, con
ellas, todo lo que en un tiempo le había dado aquella fuerza y
alimentado nuestra fantasma infantil. Aún conservando su estructura
original, aparentaba ser, solamente, un solitario e inútil adorno de forja.
Volví a recordar el día que me miró.

Al enterarme de la desaparición del dragón y su posible estancia en un


vertedero de chatarra las imágenes de la mirada del dragón y de unos
obreros, vestidos de mono azul, que lo arrancaban de la pared se
repetían en mis sueños de los últimos días.

Me han encargado que le diseñe sus nuevas alas. Quizá entonces deje
de mirarme con tristeza desde el fondo de un sueño.

Últimamente me he descubierto mirándome en el espejo, buscando,


quizá, la tristeza de la mirada del dragón en la mía propia, y es que
temo que con el dragón arrancaron de la pared nuestra infancia, pero ni
Garúa Medrano 50 Sin Cuento

de ella, ni de sus alas maléficas y protectoras ha quedado rastro alguno


en las paredes del edificio.

Garúa Medrano. Ribadesella, 1998

Nota de la autora: Gracias a la presión del pueblo, y de Monchu Villar, el Dragón volvió a su sitio,
en la esquina del ayuntamiento de Ribadesella, en 2008

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Sin Cuento 51 Garúa Medrano

YO, A MI MUJER, LA QUIERO MUCHO.

Acaban de cruzar media España para verte, buscando una excusa


en el trabajo, y en su vida personal para desaparecer, para perderse
contigo unas horas, una tarde entera, o una tarde noche.

“La quiero mucho”. Y te miran a los ojos con una súplica, con
una petición de máxima discreción, de que nadie nunca pueda enterarse
de esa “escapadita”. A veces puedo creerlos. Lo que ellos consideran
“querer mucho” yo lo percibo de un modo diferente. Cuando ellos dicen:
“la quiero mucho” lo que en realidad estan diciendo es: “Yo con mi
matrimonio tal como esta, con la situación tal como la vivo, tengo
suficiente y no voy a tirar pájaro en mano para buscar ciento volando”.
Se sienten cómodos en su matrimonio, de horarios rutinarios, de
comidas rutinarias, de amigos rutinarios, de problemas rutinarios y
también de ¿cariño rutinario?

En el fondo te pones triste, porque lo que tienes enfrente de ti, no es un


mal hombre que engaña a su mujer. No es el malo de la película. Es una
víctima. Ves a un pobre diablo que se siente también engañado por la
vida. Alguien que ha descubierto que “el amor” también es un mito,
como los reyes magos; que es un mito como el de perder la virginidad,
o salir por la noche la primera nochevieja de la vida. Él es un pobre
diablo, desencantado, que no quiere que se le note, porque esta feo a
los 50 coger un berrinche al descubrir que los Reyes Magos no existen...
“Yo a mi mujer la quiero mucho”

Tienes frente a ti, al engañador, a un hombre socialmente detestable;


cínico, e hipócrita. Es un hombre gris que se ha conformado, se ha
resignado, o ha decidido dejar de luchar por salir de la rutina... Alguien
que ha hecho miles de equilibrios para conseguir estar esa tarde/noche
Garúa Medrano 52 Sin Cuento

contigo. Un desconocido que va a hacerte disfrutar, reir, gozar. Un


hombre que te escuchara con deleite, que te mirara con gula, con
lascivia, con pura pasion. Un hombre con quien harás diabluras... Ha
venido desde otro universo para darte y recibir eso de lo que se priva a
si mismo cada dia con esa persona a la que quiere tanto...

¿Por qué resulta diferente cuando el juego es con un desconocido/a?.

... Y tratas de analizar la situación, sin prejuzgar a nadie, sin buscar los
culpables de la agonía que esposas y maridos viven en este
estandarizado y sacrosanto matrimonio. Seguramente ellas son y
argumentan sobre la vida igual que cualquiera de tus amigas, casadas,
que llevan unos cuantos años de matrimonio y poseen ese tono mate de
desencanto en el mirar. ¿Realmente son ellas, las ausentes, felices en
ese matrimonio?. Si, ellas tambien quieren mucho a sus maridos.
Disfrutan yendo a los mismos lugares, conversando con las mismas
personas, tienen las mismas preocupaciones sobre el futuro de sus
hijos, leen los mismos diarios... comparten el calor, el cansancio...
¿Realmente son felices? ¿Cómo se da cuenta uno de que no es feliz?
¿cuándo lo nota?.

Solemos jugar a esconder los sentimientos. Si les preguntamos si son


felices, seguramente responderian con un si.

Sinceramente opino que mienten.

No son felices.... lo que no son es infelices, pero la ausencia de un mal,


no presupone la presencia de un bien, me explico: Que no sean infelices
no presupone que sean felices.

Quiza, lo que estos matrimonios han aprendido es que lo que tienen,


mejor peor o regular, va a ser lo mas satisfactorio que van a conseguir,
Sin Cuento 53 Garúa Medrano

han aprendido a vivir sin los reyes magos, ya no los necesitan. Se han
hecho fuertes, se han hecho adultos, y saben lo que, realmente, se
esconde detrás de la engañosa palabra “amor”.

Yo, a mi mujer, la quiero mucho

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Garúa Medrano 54 Sin Cuento

EN PEPE CAVALLÉ

La pizzería esta un poco mas tranquila que a principio de mes, aun así
no eres capaz de saber, con la gente que ha estado en ella, quien sería
la mujer que ha dejado esta nota dentro de una de las cartas, en la
zona de los postres.
Es la misma mujer que está al teléfono y con una voz extremadamente
femenina y sensual te ruega que leas esto.

Estas dubitativo, miras alrededor buscando al culpable de esta broma,


aparentemente nadie, ni clientes ni compañeros de trabajo, ni
empleados perciben tu nerviosismo, todo entra dentro de la tónica
general de un día de semana. ¿Y si realmente no es una broma? ¿Y si
realmente es lo que parece ser?.

La mujer, al teléfono, te cuenta que ha tenido un sueño erótico contigo,


y que no puede sacárselo de la cabeza. Realmente es una mujer muy
ardiente, percibes su agitación al otro lado del teléfono, esta tratando
de excitarte provocándote.

- ¿Quieres que te cuente lo que no llevo puesto?- ronronea


- ¿Pero quién eres?- tratas de que se identifique sin resultado alguno.
- ¿Qué importa eso?, soy una mujer que hoy se ha decidido a dar el
primer paso para que pase algo diferente que la saque de la
monotonía.... ummm.... te encantaría jugar con tu mano dentro de
mi tanga....-suspirando- ¿Prefieres el monte de venus salvaje o
rapadito?

Ella continúa con esa respiración de fuego al otro lado del teléfono...
Sin Cuento 55 Garúa Medrano

- Si estuviera detrás de ti, ahora, respiraría en tu nuca y después....


ummmm te lamería... lentamente en dirección a la nuca.
Realmente te estas excitando, notas en su voz que esta llamada no es
ninguna broma, notas que ella realmente esta imaginandote... y tú,
empiezas a responder a los estímulos que ella te envía con su voz.

- ¿Sabes? es una tortura tocarme sola... me encantaria que hicieras


una locura... ummm anda.... haz una locura.... di que tienes que salir
un momento y ven...mmmm te deseo.... ven.... estoy, en la cabina,
en la primera cabina aquí en la playa y quiero jugar contigo...¿Vas a
venir?
Nadie advierte nada raro cuando alguien que trabaja en una pizzería
sale de ella un momento, los motivos pueden ser infinitos: hace mucho
calor dentro, el ruido te ha levantado dolor de cabeza y has de despejar,
hay que hacer algún recado, o, simplemente, dar un largo y placentero
paseo por la playa....

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Garúa Medrano 56 Sin Cuento

LA TRASTIENDA

(Lo verdaderamente importante es amar)

Se arrodillo sobre ella. Permanecía en el suelo derrumbada, inmóvil,


desmadejada. Cuidadosamente le fue apartando el cabello del rostro
con una dulzura infinita. Le rozo el pecho desnudo, los hombros, el
vientre, el pubis. Estaba fría.

Un lagrimón chispeo en su mirada antes de precipitarse sobre la mejilla.


Recordó los mejores momentos a su lado, noches de inmenso placer.
Aquel era un final impensable al que aun no se resignaba.

Dos incisiones limpias en el costado ponían un final a una truculenta y


obsesiva historia de salvaje pasión amorosa. De inmediato dedujo de
donde provenía aquella venganza. No pudo suponer, entonces, las
consecuencias de aquel momento de ira.

Era un hombre trabajador, había conseguido mejorar en la vida a base


de esfuerzo, de privarse de caprichos, ahora se veía recompensado con
un pequeño y prospero negocio de guarda y custodia de todo tipo de
mascotas. En dos años había conseguido adquirir la nave, y ahora,
podía permitirse dar empleo a una persona.

El empleado era un joven de unos treinta años, de mirada franca


aunque algo tímido. Llevaba, mas o menos, seis meses trabajando para
el, y en ese tiempo habían conseguido mantener una cierta amistad que
no impedía en modo alguno continuar con una cordial relación empleado
patrón.

En momentos en los que la tarea aflojaba se sentaban ante un termo e


iniciaban una sesión de confidencias, en las que el joven le contaba la
Sin Cuento 57 Garúa Medrano

cantidad de sueños que tenia, que iba a casarse pronto, que su novia
era una buena chica, y el le confesaba lo frustrante que le resulto su
propio matrimonio, la posterior y dolorosa ruptura e incluso se atrevió a
contarle el motivo de dicha ruptura hablándole de ella, de su gran
pasión.

El chico, parco en exteriorizar sus sentimientos, en este caso abrió los


ojos como platos.

-“Ella es todo lo que necesito para ser feliz”- Decía esto entornando los
ojos y mientras expulsaba bocanadas de humo en forma de oes..
miraba hacia arriba a un lugar inalcanzable que el chico no llegó nunca
a imaginar. “Mi matrimonio se estaba deteriorando cuando apareció ella
en mi vida. Era exactamente lo que necesitaba. Al enterarse, mi esposa,
hizo las maletas, pidió la mitad de todo y se fue”.

Era verdad, el hombre notaba que su matrimonio se habia convertido


en mera rutina, fria, ausente de emociones, y predecible rutina. Pero el
sentía una necesidad imperiosa de sentirse de nuevo vivo volcando su
emotividad hacia la tercera; y ella correspondía cada vez que era
preciso de la forma que mas se adecuaba a sus gustos colmándole de
placer. No era aquella una relación tortuosa, mas bien era la armonía
constante.

Contar esta intimidad a su empleado fue un error irreparable. Aquel


verano hubo una racha de ventas casi nulas. Pese a que tenia total
confianza en su empleado los números cantaron y la evidencia se hizo
patente: había que prescindir del chico.

Era una noticia desagradable de dar. El chico se mostró sereno, frío,


distante, pareció no escuchar cuando el le hablaba de las cartas de
Garúa Medrano 58 Sin Cuento

recomendación y presentación que el le iba a proporcionar, una sombra


oscura se poso en su mirada.

El resto de la semana se noto mas solitario, echaba de menos las


conversaciones con el chico al final de la jornada le había tomado
cariño.

Aquella tarde salió un momento para entregar un pedido, justo en


frente, era un minuto. El resto de la tarde transcurrió silenciosa y lenta.
Llego la hora del cierre y con minuciosa parsimonia contó y recontó sus
ganancias hasta que cuadraron exactas.

De modo rutinario paso a la trastienda para recogerla. Algo iba mal. No


estaba en el sitio. Algo iba mal. Algo va mal. “¿Dónde puede estar?,
¿dónde?”

Tras la estantería del fondo vio un pie, su pie. Tras unos pasos, pudo
contemplarla desnuda, deshinada.

Dos incisiones limpias en el costado ponían el final a su truculenta y


obsesiva historia de pasión hacia su muñeca, la mas preciosa, la única.
El había asesinado a su amante hinchable, pero este delito no podria ser
denunciado, solo causaria risa, como explicar que aquello no era solo un
objeto, como explicar que la amaba. Amaba a su preciosa muñeca de
sintética. El único ser capaz de hacer volcar sus emociones al exterior.

Arrodillado continuó llorando sobre el cuerpo de látex.

Ribadesella, septiembre de 2003

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Sin Cuento 59 Garúa Medrano

HUIR PARA DEJAR DE OIR COSAS RAZONABLES

El papel apretado en su mano, preso en el bolsillo del pantalón.

Como un caballo desbocado, un dia cualquiera, atravesando las calles


dormidas entre alamos y muchachas que miran con ojos vacíos, a
través de la venta, la última tristeza de la tarde.

Se lanzó a poner zancadillas al empresario reciente, maletín en mano y


cuello alto, irreprochable. Siguió dando gritos sin sentido, diciendo
incoherencias, con el brazo a los desconocidos, y besando a las
viejecitas que encontró en el parque.

Iba a huir. Huir lejos. Huir de una ciudad con compás de lluvia. Huir del
atosigante y fatigoso rumor de las máquinas de escribir, del ruido de los
televisores, de los lejanos pitidos de los trenes donde siempre había
soñado subir para huir sin un destiono fijo, no importaba donde, el caso
era huir.

Huir para dejar de oir cosas razonables, huir por asco, por aburrimiento,
por instinto de supervivencia.

Huir porque estaba harto de decir vulgaridades y de pensar, cómo no,


como todos, como ellos; buenas personas intachables, decentes, pero
tristes.

El grito de alarma corrió como la pólvora. Aquella revolución, en forma


de huracán, amenazaba con limpiar la ciudad y poner al desnudo a
todos esos respetables pero ridículos personajes.
Garúa Medrano 60 Sin Cuento

Aquella carta, frágil papel, solo papel con poder de antorcha, había
recorrido muchos kilómetros para llevar en sí un salvavidas, el único
posible, para la vida que hasta entonces lucía como vela que va
gastándose, ahogada por la cera que rodea la llama.

Interrogaron al cartero durante varias horas, se hicieron gala de las


mejores armas: amenazas, golpes empujones, hasta que la flaqueza
dió paso a la rendición: entre lágrimas, oyeron silabear la única palabra
que había conseguido leer en el remite:

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Sin Cuento 61 Garúa Medrano

ABRAZADA A UNA MALETA VACÍA.

Porque te echamos de menos: Gelu Valle,


“Cericu” aunque ninguna calle de
Ribadesella llevará nunca tu nombre

Gritaba y gritaba. La voz rota, enloquecida. Gritaba y sus palabras y sus


gritos eran mensajes. Mensajes de náufrago en botellas, a punto de
hundirse. Buscaba. Buscaba a alguien quien sabe si existía. Buscaba a
alguien ya no igual a ella, ni siquiera parecido a ella, alguien que
-simplemente- comprendiera.

Lió la manta a la cabeza y se convirtio en mercader de imposibles. En


las plazas, con su maleta vacía, gritando:

-" Se veeeeendeee, se venden cosaaaas. Se venden cosas


inutileeees?."- Se preguntaba.

-"Se vende una ola de playa, tres vuelos de paloma coja, el soplo de
una vela de cumpleaños, lágrimas de amor, ilusiones hechas añicos,
soledad oscura, fatiga tras una carrera, frío en la punta de la nariz,
conversaciones de semáforo, pasos perdidos, días olvidados, tres canas
y una pata de gallo, arroz usado en una boda, varios charcos de
colores, tres bostezos, el agua de un muñeco de nieve derretido.....
¡¡¡¡os vendo la viiiiiidaaaa!!!!!, acérquense, acerquenseee!!!

Producía risas desde lejos, miradas de desprecio, indiferencia, pero


sobre todo mucho ruido.

Pasó el tiempo. Hubo frio, Una semana de mucho frio no solo en las
calles, también en las miradas.
Garúa Medrano 62 Sin Cuento

Además hubo silencio. Un silencio que dolía en los tímpanos.

Junto al vertedero, un dia, la policía encontró un cadáver de tonos


amoratados abrazado a una maleta vacía.

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Sin Cuento 63 Garúa Medrano

MOLLEDO

En aquella época debió empezar el negociu floreciente Molledo,


que llegó de Cuba, la isla bonita, con su familia. Habían abandonado su
tierra, más no las costumbres, ni su forma de hablar, ni los andares
isleños un poco ralentizados por el calor.

Tiene Molledo un algo substancial que le da carisma, haciéndolo


incomparable a cualquier otro comercio de la villa. Es como si al pasar la
puerta del establecimiento empezase a funcionar un hechizo cubano y
pegásemos un salto en el tiempo.

Agradables al trato. Siempre han mantenido las distancias con la


gente del pueblo. No se sabe que nunca hayan hecho vida social, de
terrazas, misa, o paseos en grupos por la Grúa. Si pasean es juntos, en
familia, sin compañía de nadie de la villa que les de palique.

El padre, arrastrando literalmente al hijo, encorvado. Vestidos


ambos con chaquetones enormes, ya sea verano, ya sea invierno; sin
dejar ver sus brazos. Como si tuvieran frío crónico. Aparte de sus
chaquetones, de su indumentaria, lo que más llama la atención es que
lleven gorros de agua, de los de pescador, haya calor o ventisque.

La palabra que define con mayor exactitud el comercio de Molledo


es: surtido.

Allí puedes encontrar la pieza más insospechada: desde juguetes


de latón de los que se vendían en el tiempo de nuestros abuelos a ropa
del mismo año, con el mismo precio de entonces. Petardos, perdigones,
muñecas, cortinas, calzados, exprimidores, cepillos de dientes… lo que
necesites.

Será inútil que vayas a Oviedo a buscar un pelafrutas de color


dorado, no lo encontrarás, después te sentirás ridículo por no haber
preguntado antes en Molledo ¡Estaba allí!.

La descripción aproximada del comercio es como sigue:


Garúa Medrano 64 Sin Cuento

Entras desde una mirada de la luz del día de los noventa a la


penumbra u oscuridad de los cuarenta. Cuando tus ojos se acostumbran
a la luz y el tiempo, te extraña un poco observar la figura de un ser
humano apoyado en el mostrador, con la cabeza literalmente clavada
sobre un flotador o cojín allí colocado, y unos sonidos guturales
parecidos a semiaullidos.

Ésta persona permanecerá en tal posición durante el tiempo que


estés allí. Si por alguna circunstancia te excedes del tiempo considerado
correcto podrás ver su rostro, con rasgos entre asiáticos y caribeños, su
tez blanquecina, la mirada perdida y un hilillo de baba colgando de la
comisura de los labios. Será solo un segundo, después, con un sonoro
golpe, volverá la cabeza al flotador para continuar con los aullidos.

Puede que quien te atienda sea “Cal-litos”, el hijo mayor.

Habrán de saber que ese chico con camisa gris de cuello mao,
pantalón de mahón y aspecto de personaje del malo en películas de
Fumanchú, es un cerebro privilegiado - Titulado Superior de Minas-
como así lo comentan las personas del pueblo que solían ver sus notas,
ordenada y periódicamente pegadas en las vitrinas del escaparate del
comercio, como un artículo más a comprar, las calificaciones de “Cal-
litos”. Después se dedicó por afición al Rock, dicen que toca bien, pero
confieso desde aquí mi incapacidad para imaginarlo.

Quiero decir desde aquí que mi curiosidad, mi interés hacia los


Molledo, es lógica y sana. Se salen de la norma riosellana y nos sacan
del aburrimiento. A los Molledo les he escuchado observaciones, tan
peculiares como ingeniosas, respecto de cosas triviales e imagino que
respecto a los asuntos fuertes de la vida tienen una forma de enfocarlos
nada parecido con nosotros los normalitos, los grises.

Parece que ellos si han sabido capear como nadie los temporales.
Han sido, tan claros como el paisaje de Ribadesella, aislados quien sabe
Sin Cuento 65 Garúa Medrano

si por su gusto, lejos de contaminarse con nuestros problemas… ¡Ojala


fuese Molledo quien vendiera trabajo! Lo encontraríamos a la primera.

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Garúa Medrano 66 Sin Cuento

LA MONTAÑA DE MAHOMA

La fe y las montañas.
Al principio la fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el
paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios.
Pero cuando la fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover
montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el
lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más
dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la fe y ahora las montañas permanecen por lo
general en su sitio.
Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que
alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
Augusto Monterroso

Lo que resultaba evidente era que la montaña debía arreglar aquel


problema con Mahoma, así que buscó su blusa de los domingos, se
perfumó, se echó colorete y pintó los labios.

No le importó demasiado que los zapatitos no le hicieran juego con el


bolso. En realidad, pensó, que alguien que, viendo a toda una montaña
con su envergadura desplazándose, se fijase en que no conjuntaban los
zapatos con el bolso debía ser una mente tremendamente enferma de
frivolidad.

Cuando llegó el momento, la montaña llamó al timbre. Dicen que la cara


de Mahoma al verla reflejaba un inmenso asombro.

-¿Eres tú?, venga, no te quedes en la puerta

Y de lo que hablaron e hicieron aquella tarde no se sabe nada. Hay


quien dice que hubo un paparazzi que hizo las fotos grabó con
micrófonos ocultos, y vendió todo el material al Vaticano por una suma
importantísima de dinero.

Nadie sabe que pretenderá hacer el Vaticano con ese material.

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Sin Cuento 67 Garúa Medrano

DOBLANDO LA ESQUINA

(a Nacho Martínez)

Doblando la esquina
se ha parado el silencio
buscando esa palabra
que no dijimos nunca.

Los recuerdos, como fotos


pegados en las paredes,
duelen tanto que se hace
un nudo en la garganta,
la tristeza lo inunda todo,
y los ojos, desamparados,
te buscan inútilmente, entre las lágrimas,
al doblar la esquina.

Doblando la esquina, estás


ahí, sentado, sonriendo.
Comiendo pipas. También de pie,
bailando: ¡Tan alegre!.

Doblando la esquina
queda tu imagen desvaída,
algo deshilachada,
medio rota.

Tu abismo nos deja


desarmados, sin fuerza,
cuestionando los dogmas
que usamos de bastones
para entender
Garúa Medrano 68 Sin Cuento

el caos, la nada,
lo pequeños que somos y
para qué vivimos.

Sentada ahí, en tu esquina,


quedó la muerte a recordarme,
en mi inútil victoria sobre ella
que te ha llevado a ti,
pero contigo
no pudo llevar nuestros recuerdos.

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Sin Cuento 69 Garúa Medrano

SI CERRARA LOS OJOS

Si cerrara los ojos


sentiría llegar la alegría
trepando por la espalda
como una marea.
Asomaría al gesto
mi sonrisa nueva
entre los labios.

Si cerrara los ojos


Rompería esta celda y sus barrotes.
Vestiría el deseo
como un uniforme.

Dormiría el futuro
si cerrara los ojos.
Haciendo que el presente
lo inundase todo.

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Garúa Medrano 70 Sin Cuento

ESPERANZAS AMORDAZADAS

Mis esperanzas
eternamente se marchitan,
Blanquecinos cadáveres infantiles
en inútiles cajas de muerto.

Ilusiones huidizas,
ingenuamente humildes,
sucumben
como perros sin luto,
Nadie llore no limpien
sepulturas
de olvido ¡Suprímase el recuerdo!

Poco a poco
ascienden a los ojos
y arden
en silencio.
No se quejan, no importa
¿A quien importa
cuando ya no hay consuelo?.

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Sin Cuento 71 Garúa Medrano

ESCRIBIR A BORBOTONES

Escribir a borbotones,

mientras

las gaviotas

gritan fuerte

sobre la cabeza,

y la respiracion de la siesta

de mi madre

da ritmo a las olas de la playa.

Escribir a borbotones,

mientras

las zapatillas se arrastran hacia mi,

y ya no hay siesta,

y las manos magicas,

van a prepararme

para lanzarme a la vida

como quien lanza

pompas de colores

Es tan facil

Escribir a borbotones,

tan facil

como quien lanza

una paloma mensajera, y se queda


Garúa Medrano 72 Sin Cuento

uno mirando

como se eleva,

como ver estrellarse

las pompas de colores contra el suelo,

o aplastadas

por las manos

de un niño ansioso por atrapar su brillo,

inalcanzable.

Escribir a borbotones,

mientras

en el mundo

surgen y estallan

miles de pompas

llenas

de ilusiones que volaran alto,

y llegaran

mas lejos que estas letras.

Escribir a borbotones,

mientras

tus ojos al leerme hacen brillar todo

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Sin Cuento 73 Garúa Medrano

ALGO ASI COMO UN INDICE

   ......................................................................................................................................................11
LADRONES DE POLVO................................................................................................................................12
EL MURO.........................................................................................................................................................26
(A ALGUIEN MUY ESPECIAL)................................................................................................................................46
NOTA DE LA AUTORA: GRACIAS A LA PRESIÓN DEL PUEBLO, Y DE MONCHU VILLAR, EL
DRAGÓN VOLVIÓ A SU SITIO, EN LA ESQUINA DEL AYUNTAMIENTO DE RIBADESELLA,
EN 2008.............................................................................................................................................................50
YO, A MI MUJER, LA QUIERO MUCHO..................................................................................................53

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