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Fundación McLaren
de Pedagogía Crítica
ANTOLOGÍA BÁSICA
Número Uno
ELABORADA POR:
Rigoberto Martínez Escárcega
Cuadernos de Pedagogía Crítica
ÍNDICE
RESENTACIÓN 4
La resistencia 43
Rigoberto Martínez Escárcega
3
Cuadernos de Pedagogía Crítica
PRESENTACIÒN
La Fundación Peter McLaren para la Pedagogía Crítica, pone a la disposición del público
en general, el primer número de Cuadernos de Pedagogía Crítica, antología de textos
básicos, para la formación en el pensamiento crítico.
Desde el plano sociológico, hay dos grandes corrientes que analizan el papel de la
educación: por un lado el funcionalismo, cuyo representante principal es Émile Durkheim,
y por otro lado, el marxismo, entre cuyos autores se encuentran Louis Althusser, Pierre
Bourdieu, Paulo Freire, Antonio Gramsci, Peter McLaren, Henry Giroux entre otros.
Por otro lado, la teoría marxista, conocida a nivel internacional como Pedagogía Crítica,
concibe a la escuela como un espacio contradictorio, un pugilato político, en donde se
transmite y reproduce la ideología de la clase dominante, y al mismo tiempo los sujetos
involucrados en el proceso cognitivo, reelaboran simbólicamente la cultura trasmitida de
forma institucional y construyen nuevos lenguajes culturales, que les permiten resistir a las
relaciones de poder, convirtiéndose en actores políticos que desafían el orden establecido.
Esperamos que la lectura y reflexión crítica de los textos, sea tan placentera como lo fue
seleccionarlos.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
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La correlación ocurre con frecuencia entre los deseos que expresan los padres con hijos terminando el
curso medio, las opiniones dadas después ante la elección de una escuela en particular, y la verdadera
elección. De ninguna manera todos los padres quieren que sus hijos ingresen en un liceo... Sólo el 30 por
Ciento de padres que tienen hijos en colegios de enseñanza general (o fin d'etudes) dicen que si, cualquiera
que haya sido el logro anterior del niño; P. Clerc, sixième. Enquete de juinio 1963 dans l'agglomeration
Parisienne, Population, 4, agosto-septiembre 1964, pp. 635-636.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
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Cir. Bordieu, P. y Darbel, A., "La fin d'un malthusianisme", en Darras, Le Partage des benefices, Editions de
Minuit, 1966.
4
Analizando la influencia diferencial (empleada por la dimensión familiar en varios medios) en su acceso a la
educación secundaria. Girard, A. y Bastide, 11., en "La stratification sociale et la démocratisation de
l'enseignement", en Population, julio-septiembre, I963, p. 458, "Aunque dos tercios de los hijos de empleados
de oficina, de artesanos y de comerciantes ingresan a los liceos, la proporción más alta es en las familias más
pequeñas (i.e. de uno o dos hijos). De todas formas con estos grupos, los niños de familias grandes (i.e. de 4 o
más) no ingresan al liceo en mayor proporción que aquellos de familias de obreros de fábricas teniendo sólo
uno o dos hermanos y hermanas' '.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
En general los hijos y sus familias hacen sus propias selecciones limitados por las
obligaciones que los determinan. Aunque a ellos les parezca que su elección se
debe a su propio gusto o a su orientación vocacional, de todas maneras ella indica
los efectos de condiciones objetivas. En otras palabras, la estructura de las
oportunidades objetivas de movilidad social y, más precisamente, de las oportuni-
dades de una movilidad social a través de la educación, condiciona las actitudes
hacia la escuela (y son precisamente estas actitudes las más importantes para
definir las oportunidades de acceso a la educación, para aceptar los valores o
normas de la escuela y para tener éxito dentro de este marco y así poder escalar
socialmente).
Y las condiciona a través de esperanzas subjetivas (compartidas por todos los
individuos definidos por el mismo futuro objetivo, y reforzado por la presión de
conformidad del grupo), las cuales no son más que oportunidades objetivas
intuitivamente percibidas y gradualmente interiorizadas.5 Sería necesaria una
descripción de la lógica del proceso de interiorización, al término del cual las
oportunidades objetivas se conviertan en esperanzas subjetivas o en falta de
esperanza. ¿Podría esta dimensión fundamental del ethos de clase, la actitud
hacia el futuro objetivo, ser de hecho algo más de la interiorización del curso
objetivo del futuro de los acontecimientos, gradualmente traído a la casa e
impuesto a cada uno de los miembros de la familia de cierta clase a través de las
experiencias de éxito y de fracaso? Los psicólogos han observado que el nivel de
aspiraciones de los individuos está esencialmente determinado por referencias a
la probabilidad (juzgada intuitivamente a través de éxitos y fracasos anteriores) de
lograr la meta deseada.
“Un individuo exitoso”, escribe Lewin, “se propone típicamente su próxima meta
sólo un poco más alta que su meta anterior. De esta manera sube establemente
su nivel de aspiraciones ... Por otro lado el individuo que no tiene éxito, tiende a
mostrar una de estas dos reacciones: fija su meta en un nivel muy bajo, con
frecuencia por debajo de sus logros anteriores.., o fija su meta mucho más allá de
sus posibilidades”.6 Claramente ocurre tul proceso circular: “Si los nivelas de un
grupo son bajos, el individuo disminuirá su esfuerzo y fijará sus metas muy por
debajo) de aquellas que podría alcanzar. Por otro lado, se fijará metas altas si
sube el nivel promedio del grupo”.7 Si aceptamos también que “tanto los ideales
5
Existe una presuposición en este sistema de explicación por medio de la percepción común de oportunidades
objetivas y colectivas que las ventajas o desventajas percibidas son el equivalente funcional de las ventajas o
desventajas verdaderamente experimentales o verificadas objetivamente que influencian la conducta de la
misma manera. Esto no sugiere que debamos menospreciar la importancia de oportunidades objetivas. De
hecho, cada observación científica, en situaciones culturales y sociales muy diferentes, se ha inclinado a
demostrar que existe una correlación cercana entre esperanzas subjetivas y oportunidades objetivas, la última
tiende a modificar efectivamente las actitudes y la conducta trabajando a través de lo anterior. Cfr. Bordieu,
Travail et Travailleurs en Algérie, Mouton, 1962, pp. 36-38; Cloward, Richard A. y Oh[in, Lloyd F..,
Delinquency and Opportunity: A Theory of Delinquent Gangs, Rout[edge y Kegan Paul. 1961; Schrag,
Clarence, "Delincuencia y oportunidad: análisis de una teoría", Sociology and Social Researcb, 46, enero
1962, pp. 167-175.
6
Lewin, Kurt, "Tiempo, perspectiva y moral", en Resolving Social Conflicts, Nueva York, Harper, 1948, p. I
13.
7
lbid., p. 115.
8
Cuadernos de Pedagogía Crítica
8
Ibid.
9
Clerc, P., op. cit., p. 646.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
más, teniendo un logro equivalente, los niños de las clases privilegiadas asisten
con más frecuencia que otros, tanto al liceo como a la sección clásica del mismo, v
los niños de un nivel no privilegiado, que en su mayoría tienen que pagar por su
entrada al liceo, son relegados a un colegio de enseñanza general, mientras que
los niños de las clases acomodadas, que no son lo suficientemente inteligentes
para ir a un liceo, pueden encontrar una buena alternativa en una escuela privada.
Se verá que aquí también las ventajas y desventajas son acumulativas, porque las
opciones iniciales (de escuela y departamento de asignaturas) determinan el
futuro escolar irreversiblemente. En efecto, un estudio ha demostrado que los
resultados obtenidos por estudiantes de arte en una serie de ejercicios enfocados
a medir la comprensión y la manipulación del lenguaje, y en particular del lenguaje
de la educación, se relacionaban directamente con el tipo de secundaria en la que
estudiaron y con su conocimiento del griego y el latín. La selección hecha al entrar
en el liceo cierra las opciones, de una vez por todas, de tal manera que la parte de
la herencia cultural del niño está determinada por su carrera escolar anterior. De
hecho, tales opciones que son un compromiso para todo el futuro, se toman con
referencia á imágenes variables de este futuro. El 31 por ciento de, padres de
niños del liceo quieren que sus hijos continúen su educación hasta un nivel
superior; el 27 por ciento quieren que lleguen hasta el bachillerato, y sólo unos
pocos quieren que sus hijos consigan un diploma técnico (4 por ciento) o a BEPC
(2 por ciento); 27 por ciento de los padres de niños que asisten a los colegios de
enseñanza general, por otra parte, quieren verlos obtener un diploma técnico o
profesional, el 15 por ciento el MEPC 14 por ciento el bachillerato, y el; 7 por
ciento quieren que adquieran una educación superior.10
De modo que, las estadísticas generales que muestran un aumento en el
porcentaje de niños que asisten a la escuela secundaria, esconde el hecho de que
los niños de clase más baja son obligados a pagar por el acceso a este tipo de
educación a través de una disminución considerable en el área de su elección
para el futuro.
Las cifras sistemáticas que separan al final de su carrera escolar a los estudiantes
de medios sociales diferentes, deben tanto su forma como su naturaleza al hecho
de que la selección a la que han estado sujetos, no ha sido igualmente severa
para todos, y que las ventajas o desventajas sociales se han transformado
gradualmente en ventajas y desventajas educativas como resultado de decisiones
10
Es probable que por referencia a una definición social de un diploma que sea posible obtener sin
mayor dificultad la carrera individual proyecte las actitudes hacia la escuela. La definición social varía
claramente de una clase a la otra: mientras que para aquellos de las capas más bajas de la clase media, el
bachillerato todavía parece ser el fin normal de los estudios, resultado de la inercia cultural y la falta de
información; pero probablemente también porque es más factible que los empleados de oficina y los grados
más bajos de personal de supervisión, gocen de la efectividad de esta barrera que les impide una promoción,
todavía les parece a la capa más alta de las clases medias y altas como un cierto tipo de examen de entrada
para una educación superior. Esta imagen de la carrera escolar quizás explique por qué una proporción
particularmente grande de hijos de oficinistas y empleados de bajo salario no continúan sus estudios después
del bachillerato.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
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Cfr. Bordieu, P., Passeron, J.C. y de Saint Martin, M., op. cit. Para tener una medida acertada del efecto del
capital lingüístico, sería necesario averiguar por medio de estudios experimentales similares a los llevados a
cabo por Bernstein, si existen vínculos importantes entre la sintaxis del lenguaje hablado (e.q.., su
complejidad) y el éxito en otras áreas ajenas a los estudios literarios (donde el vínculo ha sido demostrado),
por ejemplo, en matemáticas.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
triunfar en ella. En suma, las decisiones cruciales han sido tomadas en una etapa
muy temprana.
EL FUNCIONAMIENTO DE LA ESCUELA Y SU PAPEL COMO FUERZA
SOCIALMENTE CONSERVADORA
Sería fácil quizá demasiado fácil aceptar lo que se ha dicho hasta ahora. Pero
detenernos aquí significaría no cuestionar la responsabilidad que tiene la escuela
en la perpetuación de las desigualdades sociales, Si rara vez se trata esta
cuestión, se debe a que la ideología jacobina, en la cual se inspiran muchas de las
críticas al sistema universitario, realmente no toma en cuenta la desigualdad en lo
que respecta al sistema escolar por ser partidaria de una definición formal de
equidad educativa. Sin embargo, si uno toma en serio las desigualdades
socialmente condicionadas en lo tocante a las escuelas y a la educación, es
forzoso concluir que la igualdad formal, a la que esta sujeta todo el sistema
educativo, es en realidad injusta y que cualquier sociedad que pretenda tener
ideales democráticos protege a los mismos privilegios v no su abierta transmisión
De hecho, para castigar a los no privilegiados y favorecer a los más privilegiados,
la escuela sólo tiene que dejar de tomar en cuenta en sus métodos v técnicas de
enseñanza, así como al impartir juicios académicos, las desigualdades entre niños
de diferentes clases sociales. En otras palabras, tratando a todos los alumnos sin
importar qué tan desiguales sean en la realidad, como iguales en derechos y
deberes, el sistema educativo es llevado a dar sanciones de facto a las
desigualdades culturales iniciales. La igualdad formal que gobierna la práctica
pedagógica es de hecho una fachada para justificar la indiferencia a las
desigualdades reales en cuanto a los conocimientos impartidos o más bien
exigidos. De modo que, por ejemplo, la “pedagogía” usada en la educación
secundaria o superior, es objetivamente una “pedagogía estimulante”, como dice
Weber, dirigida a estimular los “dones” ocultos de ciertos individuos excepcionales
por metilo de ciertas técnicas mágicas, tales como las habilidades y poderes
verbales del maestro. En oposición a una pedagogía realmente racional v univer-
sal, que inicialmente no toma nada como dado, en la que no se contaría como
adquirido lo que algunos, y sólo algunos, de los alumnos en cuestión hayan
heredado, sino que haría todas las cosas para todos y estaría organizado con la
meta explícita de proporcionar a todos los medios para adquirir aquello que,
aunque aparentemente sea un don natural, es sólo dado a los niños de Lis clases
educadas. Nuestra propia tradición pedagógica de hecho, a pesar de las
experiencias externas de igualdad y universalidad irreprochable, solo en beneficio
de los alumnos que están en la posición particular de poseer una herencia cultural
en conformidad con aquella requerida por la escuda. No sólo excluye cualquier
pregunta en cuanto a los métodos más efectivos para todos de transmisión del
conocimiento v la experiencia que ella misma demanda (te todos y que las
diferentes clases sociales transmiten de manera muy desigual; también tiende a
desacreditar como “elemental” (con matices de “vulgaridad”) y paradójicamente,
como “pedantes'' a los métodos pedagógicos con tales fines. No es casualidad
que la educación elemental superior, cuando compitió con el liceo en su forma
tradicional, inquietara menos a los alumnos de la clase obrera y atrajera el despre-
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
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Ver Isambert-Jamati, V., "La rigidité d'une institution: structure scolaire et systémes de valeur"; Reviue
Franfaise de Sociologie, 7, 1966, p306.
13
De manera similar los maestros de escuela que han asimilado completamente los valores de la clase
media, de donde provienen en mayor número, siempre toman en cuenta al hacer juicios de sus alumnos el
colorido ético de la conducta y actitudes hacia los maestros y las disciplinas.
13
Cuadernos de Pedagogía Crítica
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En el centro de la definición más tradicional de la cultura, sin duda está la distinción
entre el contenido de la cultura (en el sentido subjetivo de una cultura objetiva
interiorizada. O quizá, el conocimiento y los medios característicos de poseer ese
conocimiento, lo que le da su sentido y valor. Lo que el niño recibió de un medio culto, no
es sólo una cultura en (el sentido objetivo), sino también un cierto estilo de relación de esa
cultura, que se deriva precisamente de la manera de adquirirla. La relación de un individuo
con obras cultas (y la forma de todas sus experiencias culturales) es más o menos fácil,
brillante, natural, difícil, ardua, dramática o tensa de acuerdo a las condiciones en las que la
adquirió, con la ósmosis de la niñez en una familia proporcionando buenas condiciones
para una experiencia «le familiaridad (que es la fuente de la ilusión de carisma) que la
escolaridad no puede nunca proporcionar completamente. Puede verse que las escuelas al
hacer énfasis en su relación con la cultura v al darle valor al estilo de relación más aristócrata (facilidad y
brillantez) favorecen a los niños más privilegiados.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
∗
Equivale a "la seguridad en sí mismos".
♣
Expresión irónica acerca del que habla de todo.
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
serán más favorecidos en los exámenes orales que en los escritos, y en particular
cuando los exámenes orales se conviertan en una prueba explícita de maneras
distinguidas y cultas, que ya son implícitas.15
Es claro que tal sistema sólo puede funcionar perfectamente mientras pueda
reclutar v seleccionar alumnos capaces de satisfacer sus exigencias objetivas, o
sea en tanto pueda ser dirigido a individuos que posean un capital cultural (y
capaces de hacerlo redituable), lo que presupone y garantiza sin exigirlo
abiertamente o sin transmitirlo de forma metódica. Al único examen al que no
puede estar sujeto es naturalmente al de números, sino al de la “calidad'' de los
alumnos.
Ira “educación de masas” de la que tanto se habla estos días, es lo opuesto tanto
a la educación reservada para un pequeño número de herederos de la cultura
exigida por h escuela, como de la educación reservada a cualquier número
pequeño de alumnos de cualquier tipo.
De hecho, el sistema puede, asimilar una cantidad cada vez mayor de alumnos,
como sucedió en la primera mitad de este siglo, sin tener que sufrir tul cambio
profundo, a condición de que los nuevos alumnos también posean las aptitudes
socialmente adquiridas que la escuela exige tradicionalmente.
Por otra parte, tendrá que sufrir una crisis (la que describirá como un “descenso”
del nivel) cuando admita a tula cantidad cada vez mayor de alumnos que no hayan
adquirido la misma maestría de sus predecesores en la herencia cultural de su
clase social (como sucede cuando hay un continuo incremento en el porcentaje de
niños cursando secundaria v educación superior de las clases que la han
disfrutado tradicionalmente, si hay un descenso similar en la proporción de la
selección) o que, viniendo de clases poco privilegiadas culturalmente no tienen
herencia cultural. Cierta cantidad de cambios que están teniendo lugar dentro del
sistema educativo, pueden ser atribuidos a factores determinantes que pueden ser
propiamente descritos como morfológicos. Por lo tanto, es claro que no afectan en
nada esencial, y que casi no cuestionan, ni los programas de reforma ni las
exigencias de maestros y alumnos, ni nada que afecte específicamente al sistema
de educación tradicional o a su funcionamiento,
Es verdad que ampliar la base social de admisión de alumnos al sexto grado será
sin duda una prueba decisiva que acarreará, muy probablemente, importantes
cambios dentro del funcionamiento del sistema en su forma más específica, si la
segregación de niños de acuerdo con la jerarquía de tipos de escuelas y
“tendencias” no proporcionan al sistema una protección confeccionada a su propia
lógica interior, en el sentido de que si los niños de clases más bajas, que no traen
consigo ni la agudeza para aprender que traen los niños de la clase media baja, ni
el capital cultural de los niños de clase alta, se refugian en un tipo de
ensimismamiento negativo que preocupa a los maestros y que se expresa en
15
La resistencia de los maestros a la decimología y su mayor resistencia hacia cualquier intento de
racionalizar los exámenes (uno sólo tiene que pensar en las protestas llenas de indignación por el uso de
cuestionarios cerrados) está basada inconscientemente en el mismo ethos aristocrático como el rechazo a toda
ciencia pedagógica, aunque exista una excusa "democrática" en la denuncia ritual-al peligro de la tecnocracia.
16
Cuadernos de Pedagogía Crítica
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¿Puede la presión de la demanda económica imponer cambios decisivos? Es posible imaginar a las
sociedades industrializadas siendo capaces de hacerle frente a la necesidad de conseguir personal entrenado
sin una ampliación importante en la base de reclutamiento de la secundaria, y en particular de la educación
superior. Si sólo usamos el criterio costo, o más bien de racionalización formal, es quizá preferible reclutar
alumnos en vista de todas las pretensiones de igualdad educacional, de aquellas clases cuya cultura social sea
lo más cercano a la cultura educativa, y así prescindir de la necesidad de cualquier programa prioritario
educativo.
17
Cuadernos de Pedagogía Crítica
de conservación a ese mito. Así, por lógica propia, el sistema educativo puede
ayudar a perpetuar privilegios culturales sin que aquellos privilegiados tengan que
usarlos. Al dar apoyo a las desigualdades culturales que formalmente, al menos,
están de acuerdo con los ideales democráticos, proporciona la mejor justificación
para estas desigualdades.
En la última parte de La republica, Platón17 describe cómo las almas en el
momento de empezar tina nueva vida, tenían que escoger entre patrones de vida,
de todas las vidas posibles, humanas y animales, y cómo, una voz hecha esta
elección tenía que beber del agua del río del olvido antes de su regreso a la tierra.
La teodicea que el mito de Platón asume corresponde en nuestras sociedades a la
universidad y los examinadores escolares.
Para poder cambiar el destino por la libertad, la escuela, profeta de tal Necesidad,
sólo tiene que lograr persuadir a los individuos que confíen en su juicio y
convencerlos de que han elegido por si mismos el destino que va estaba
reservado para ellos. Desde ese punto de vista, no se puede cuestionar la
divinidad de la sociedad. Podríamos considerar el mito de Platón sobre la elección
inicial de la fortuna con la propuesta de Campanella en La ciudad del sol: para
establecer una situación inmediata de perfecta movilidad y para asegurar la
independencia absoluta de la postura de padres e hijos, sólo una cosa es
necesaria: la separación de los niños de sus padres al nacer.18
De hecho las estadísticas están implícitamente invocando el mito de la movilidad
perfecta cuando remiten a la situación empíricamente observada de
independencia total entre la posición social de los herederos y aquella de los
padres. Sin duda, deberíamos ad adjudicarle un papel crítico a este mito y a las
claves que nos permite descubrir, ya que nos ayudan a revelar la brecha que
existe entre los ideales democráticos y la realidad social. Pero hasta la más
precipitada investigación aclararía que considerar estas abstracciones presupone
ignorar los cosos sociales y las condiciones en las que sería posible un alto grado
de movilidad. 19
¿Pero no es ésta la mejor manera de juzgar hasta qué grado la realidad de una
sociedad “democrática se conforma a sus ideales para medir las oportunidades de
ingresar en los instrumentos institucionalizados de elevación social y salvación
17
Platón, The Republic, libro I0, 617, Dent, Everyman, 1942, p. 322.
18
Cfr. Skodak, Marie, "Children in koster Homes. A Study of Mental Devclopment", Studies in Child
Welfare, Estudios de la Universidad de Iowa, 16 (I), enero 1939, pp. 1-56; Wellmar, B., "The Fickle IQ",
Sigma XI Quarterly, 28 (2), 1940, pp. 52-60.
19
Aparte de la dificultad para obtener una valoración precisa de la movilidad, y de las discusiones al
respecto en las carreras de padre e hijo que deben ser tomadas para poder hacer una comparación pertinente,
se debería mencionar que, como lo han señalado Bendix y Lipset, "la movilidad perfecta" (en el sentido de
tener oportunidades de movilidad) completamente iguales y la "movilidad máxima" no están necesariamente
ligadas, y que se debería hacer una diferencia entre la "rigidez" forzada e intencional, y la "movilidad".
18
Cuadernos de Pedagogía Crítica
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También deberíamos tomar en cuenta las oportunidades diferenciales de ascenso social dándoles
idéntico uso que a los medios institucionales. Sabemos que a un nivel equivalente de instrucción, los
individuos de clases sociales diferentes alcanzan niveles variables en la jerarquía social.
19
Cuadernos de Pedagogía Crítica
21
Stanley Aronowitz y llenry Girotèx, Education undersiege: The conservative, liberal and radical debate
over schooling, South Hadlcy, Massachusetts. Bergin and Garvey Publishers, Inc.. 1985, pp. 69-114. Véase
para una revisión y análisis crítico de esla literatura.
20
Cuadernos de Pedagogía Crítica
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES
La pedagogía crítica resuena con la sensibilidad del símbolo hebreo tikkun, que significa
"curar, reparar y transformar al mundo"; todo lo demás es comentario. Proporciona
dirección histórica, cultural, política y ética para los involucrados en la educación que aún
se atreven a tener esperanza. Irrevocablemente comprometida con el lado de los oprimidos,
la pedagogía crítica es tan revolucionaria como los primeros propósitos de los autores de la
declaración de la independencia: dado que la historia está fundamentalmente abierta al
cambio, la liberación es una meta auténtica y puede alumbrar un mundo por completo
diferente.
Política
Una de las mayores tareas de la pedagogía crítica ha sido revelar y desafiar el papel que las
escuelas desempeñan en nuestra vida política y cultural. Sobre todo en la última década, los
teóricos de la educación crítica han comenzado a ver a la escuela como una empresa
resueltamente política y cultural. Los avances recientes en la sociología del conocimiento,
la antropología cultural y simbólica, el marxismo cultural y la semiótica han conducido a
estos teóricos a ver a las escuelas no sólo como espacios instruccionales, sino también
como arenas culturales donde una heterogeneidad de formas sociales e ideológicas suelen
enfrentarse en una lucha irremisible por la dominación. En este contexto, los teóricos
críticos generalmente analizan a las escuelas en una doble forma: como mecanismo de
clasificación en el que grupos seleccionados de estudiantes son favorecidos con base en la
raza, la clase y el género, y como agencias para dar poder social e individual.
Los teóricos críticos sostienen que los maestros deben comprender el papel que asume la
escuela al unir el conocimiento con el poder, para aprovechar ese papel para el desarrollo
de ciudadanos críticos y activos. El punto de vista tradicional de la instrucción y el
aprendizaje en el salón de clase como un proceso neutral antiséptico y aislado de los
conceptos de poder, política, historia y contexto ya no puede ser sostenido con
verosimilitud. De hecho los investigadores críticos han dado primacía a lo social, lo
cultural, lo político y lo económico para comprender mejor la forma en que trabaja la
escuela contemporánea.
Cultura
Los teóricos críticos ven a la escuela como una forma de política cultural; la escuela
siempre representa una introducción, una preparación, y una legitimación de formas
particulares de vida social. Está siempre implicada en las relaciones de poder, en las
prácticas sociales y en la aprobación de las formas de conocimiento que apoyan o sostienen
una visión específica del pasado, del presente y del futuro. En general, los teóricos críticos
sostienen que las escuelas siempre han funcionado en formas que racionalizan la industria
del conocimiento en estratos divididos de clase, que reproducen la desigualdad, el racismo
y el sexismo y que fragmentan las relaciones sociales democráticas mediante el énfasis en
la competitividad y el etnocentrismo cultural.
Aunque la pedagogía crítica está en deuda con una amplia variedad de tradiciones
intelectuales europeas, también se nutre de una única tradición estadounidense que se
extiende desde la corriente principal del movimiento progresista de John Dewey, William
Kilpatrick y otros, basta los esfuerzos más radicales de los reconstruccionistas sociales de
los años veinte tales como George Counts y la obra de Dwayne Huebner, Theodor Brameld
21
Cuadernos de Pedagogía Crítica
22
Roger Simon, “Empowerment as a pedagogy of possibility", en Langntage arts 64, núm. 4, abril de
1987, p. 370.
22
Cuadernos de Pedagogía Crítica
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Cuadernos de Pedagogía Crítica
corriente educativa dominante mantiene una tendencia esencialmente injusta que da como
resultado la transmisión y la reproducción de la cultura del status quo dominante.
Parte central de su intento por reformar la educación pública es el rechazo del énfasis en la
predictibilidad y la medición científicas que se ha alojado tácitamente en los modelos de
planeación curricular y en otros enfoques teóricos de la práctica educacional. Los teóricos
críticos impugnan la relación, pocas veces disputada, entre la escuela y la sociedad,
desenmascarando la pretensión de la pedagogía dominante de que provee igualdad (le
oportunidades y acceso a la democracia igualitaria y al pensamiento crítico, Los
académicos críticos rechazan la idea «le que la escuela constituya un proceso apolítico y no
axiológico. De hecho, sostener que las escuelas son instituciones meritocráticas es una
tautología: los alumnos exitosos son aquéllos a quienes la escuela recompensa. Si ocurre
que alguien tiene éxito, debe ser a causa de sus méritos individuales. Falla en esta lógica el
reconocimiento de que los estudiantes provenientes de ambientes blancos y ricos obtienen
privilegios por encima de los provenientes de otros grupos no por méritos sino por la
ventaja que conllevan el dinero y un alto estatus social. La pedagogía crítica intenta
proporcionar a maestros e investigadores mejores medios para comprender el papel que
desempeñan en realidad las escuelas dentro «le una sociedad dividida en razas, clases y
géneros, y en este esfuerzo, los teóricos han establecido categorías o conceptos para
cuestionar las experiencias de los estudiantes, los textos, las ideologías de los maestros, y
los aspectos de la política escolar que los análisis conservadores y liberales con frecuencia
dejan sin explorar. En efecto, la pedagogía crítica ha definido con nitidez las dimensiones
políticas de la educación, al sostener que las escuelas operan principalmente para
reproducir los valores y privilegios de las élites. La pedagogía crítica se compromete con
las formas de aprendizaje y acción emprendidas en solidaridad con los grupos subordinados
y marginados, y además de cuestionar los presupuestos de la educación, los teóricos críticos
están dedicados a los imperativos emancipatorios de dar poder al sujeto y de la
transformación social.
Los pedagogos críticos quisieran sacar la teoría de la academia e incorporarla a la práctica
educacional. Ellos le arrojan el guante a los que, como el secretario de Educación del
presidente Reagan, William Bennett, desean que en las escuelas sólo se enseñe a los
estudiantes la gran herencia cultural de Estados Unidos23 y aspiran a proporcionar a los
maestros las categorías o conceptos críticos que los capacite para analizar a las escuelas
como lugares que producen y trasmiten esas prácticas sociales que reflejan los imperativos
ideológicos y materiales de la cultura dominante.
Los educadores críticos sostienen que somos responsables no sólo por cómo actuamos
individualmente en la sociedad, sino también del sistema en el que participamos. Los
teóricos críticos proponen algo que puede ser etiquetado como surrealismo pedagógico:
intentan hacer familiar lo extraño y extraño lo familiar y comienzan a "relativizar" las
escuelas como medios normalizadores es decir, como instrumentos que en esencia
23
3 William J. Bennett, What works: Researh about teachig and learning, Washington, DC, The United
States Department of Education, 1986. También: Henry Giroux y Peler Mcl.aren, "Tcachcr education and the
politics of democratic life: Beyond the Reagan agenda ín thc era of' good times'". en C. C. Yeakey y G. S.
Johnslon (eds.), Shools a.s conduit: Educational policy making during the Reagan year, Nueva York, Praeger
Press. en prensa.
24
Cuadernos de Pedagogía Crítica
24
James Clifford. “On Ethnographic Surrealism”, en Comparative studies in society and history 23,
núm. 4, 198], pp. 539564.
25
Cuadernos de Pedagogía Crítica
26
Cuadernos de Pedagogía Crítica
FREIRE, Paulo, La pedagogía del oprimido, México, Editorial Siglo XXI, trigésima
sexta edición 1987, pp. 71 – 95.
CAPÍTULO II
Cuanto más analizamos las relaciones educador-educandos dominantes en la
escuela actual, en cualquiera de sus niveles (o fuera de ella), más nos
convencemos de que estas relaciones presentan un carácter especial y
determinante --el de ser relaciones de naturaleza fundamentalmente narrativa,
discursiva, disertadora.
Narración de contenidos que, por ello mismo, tienden a petrificarse o a
transformarse en algo inerme, sean vistos valores o dimensiones empíricas de la
realidad. Narración o disertación que implica un sujeto -el que narra- y objetos
pacientes, oyentes -los educandos.
Existe una especie de enfermedad de la narración. La tónica de la educación es
preponderantemente ésta, narrar, siempre narrar.
Referirse a la realidad como algo detenido, estático, dividido y bien comportado o
en su defecto hablar o disertar sobre algo completamente ajeno a la experiencia
existencial de los educandos deviene, realmente, la suprema inquietud de esta
educación. Su ansia irrefrenable. En ella, el educador aparece como su agente
indiscutible, como su sujeto real, cuya tarea indeclinable es "llenar" a los
educandos con los contenidos de su narración. Contenidos que sólo son retazos
de la realidad, desvinculados de la totalidad en que se engendran y en cuyo
contexto adquieren sentido. En estas disertaciones, la palabra se vacía de la
dimensión concreta que debería poseer y se transforma en una palabra hueca, en
verbalismo alienado y alienante. De ahí que sea más sonido que significado y,
como tal, seria mejor no decirla.
Es por esto por lo que una de las características de esta educación disertadora es
la "sonoridad" de la palabra y no su fuerza transformadora: Cuatro veces cuatro,
dieciséis; Perú, capital Lima, que el educando fija, memoriza, repite sin percibir lo
que realmente significa cuatro veces cuatro. Lo que verdaderamente significa
capital, en la afirmación: Perú, capital Lima, Lima para el Perú y Perú para
América Latina.25
La narración, cuyo sujeto es el educador, conduce a los educandos a la
memorización mecánica del contenido narrado. Más aún, la narración los trans-
forma en "vasijas", en recipientes que deben ser "llenados" por el educador.
Cuando más vaya llenando los recipientes con sus "depósitos", tanto mejor edu-
cador será. Cuanto más se dejen "llenar" dócilmente, tanto mejor educandos
serán.
25
Podrá decirse que casos como éstos ya no ocurren en las escuelas actuales. Si bien éstos realmente
no ocurren, continua el carácter preponderantemente narrativo que estamos criticando.
27
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Simone de Beauvoir, El pensamiento político de la derecha, Siglo xx, Buenos Aires, 1963, p. 64.
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Nos hacemos esta afirmación ingenuamente. Ya hemos declarado que la educación refleja la
estructura de poder y de ahí la dificultad que tiene el educador dialógico para actuar coherentemente en una
estructura que niega el diálogo. Algo fundamental puede ser hecho sin embargo: dialogar sobre la negación
del propio diálogo.
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en que escribo, los libros, la taza del café, los objetos que están aquí, tal como
estoy yo ahora dentro de este cuarto.
De este modo, no distingue entre hacer presente a la conciencia y entrar en la
conciencia. La mesa en que escribo, los libros, la taza del café, los objetos que me
cercan está, simplemente, presentes en mi conciencia y no dentro de ella. Tengo
conciencia de ellos pero no los tengo dentro de mi.
Sin embargo, si para la concepción "bancaria" la conciencia es, en su relación con
el mundo, esta "pieza'' pasivamente abierta a él, a la espera de que en ella entre,
coherentemente concluirá que al educador no le cabe otro papel sino el de
disciplinar la "entrada'' del mundo en la conciencia. Su trabajo será también el de
imitar al mundo. El de ordenar lo que ya se hizo, espontáneamente. El de llenar a
los educandos de contenidos. Su trabajo es el de hacer depósitos de
"comunicados" -falso saber que él considera como saber verdadero.28
Dado que en esta visión los hombres son ya seres pasivos, al recibir el mundo que
en ellos penetra, sólo cabe a la educación apaciguarlos más aún y adaptarlos al
mundo. Para la concepción "bancaria", cuanto más adaptados estén los hombres
tanto más "educados" serán en tanto adecuados al mundo.
Esta concepción, que implica una práctica, sólo puede interesar a los opresores
que estarán tanto más tranquilos cuanto más adecuados sean los hombres al
mundo. Y tanto más preocupados cuanto más cuestionen los hombres el mundo.
Así, cuanto más se adaptan las grandes mayorías a las finalidades que les sean
prescritas por las minorías dominadoras, de tal manera que éstas carezcan del
derecho de tener finalidades propias, mayor será el poder de prescripción de estas
minorías.
La concepción y la práctica de la educación que venimos criticando, se instauran
como instrumentos eficientes para este fin. De ahí que uno de sus objetivos
fundamentales, aunque no sea éste advertido por muchos de los que la llevan a
cabo, sea dificultar al máximo el pensamiento auténtico. En las clases verbalistas,
en los métodos de evaluación de 'los "conocimientos'', en el denominado "control
de lectura", en la distancia que existe entre educador y educando, en los criterios
de promoción, en la indicación bibliográfica,29 y así sucesivamente, existe siempre
la connotación "digestiva" y la prohibición de pensar.
Entre permanecer porque desaparece, en una especie de morir para vivir, y
desaparecer por y en la imposición de su presencia, el educador "bancario"
escoge la segunda hipótesis. No puede entender que permanecer equivale al
hecho de buscar ser, con los otros. Equivale a convivir, a simpatizar. Nunca a
sobreponerse ni siquiera yuxtaponerse a los educandos y no simpatizar con ellos.
No existe permanencia alguna en la hipertrofia.
28
La concepción del saber de la concepción "bancaria" es, en el fondo, lo que Sartre (El hombre y las
cosas) llamaría concepción "digestiva" o "alimenticia" del saber.' Éste es como si fuese el "alimento" que el
educador va introduciendo en los educandos, en una especie de tratamiento de engorda...
29
Existen profesores que, al elaborar una bibliografía, determinan la lectura de un libro señalando su
desarrollo entre páginas determinadas, pretendiendo con esto ayudar a los alumnos...
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Erich Fromm, op. cit. pp. 28-29.
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Erich Fromm, op. cit., pp. 28-29.
32
Niebuhr, El hombre moral en una sociedad inmoral, p. 127.
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La reflexión de la conciencia sobre si misma es algo tan evidente y sorprendente como la
intencionalidad. Yo me digo a mi mismo, soy uno y doble. No soy un ente que existe como una cosa, sino que
soy escisión, objeto para mi mismo. Karl Jaspers, Filosofía, vol. x, Ed. de la Universidad de Puerto Rico,
Revista de Occidente, Madrid, 1958, p. 6
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los educandos, meros pacientes, como lo hace la educación "bancaria", sino ser
un acto cognoscente. Como situación gnoseológica, en la cual el objeto
cognoscible, en vez de ser el término del acto cognoscente de un sujeto, es el
mediatizador de sujetos cognoscentes -educador, por un lado; educandos, por
otro-, la educación problematizadora antepone, desde luego, la exigencia de la
superación de la contradicción educador-educandos. Sin ésta no es posible la
relación dialógica, indispensable a la cognoscibilidad de los sujetos cognoscentes,
en torno del mismo objeto cognoscible.
El antagonismo entre las dos concepciones, la "bancaria", que sirve a la
dominación, y la problematizadora, que sirve a la liberación, surge precisamente
ahí. Mientras la primera, necesariamente, mantiene la contradicción educador-
educandos, la segunda realiza la superación.
Con el fin de mantener la contradicción, la concepción "bancaria" niega la
dialogicidad como esencia de la educación y se hace antidialógica; la educación
problematizadora --situación gnoseológica- a fin de realizar la superación afirma la
dialogicidad y .se hace dialógica.
En verdad, no ser/a posible llevar a cabo la educación problematizadora, que
rompe con los esquemas verticales característicos de la educación bancaria, ni
realizarse como práctica de la libertad sin superar la contradicción entre el
educador y los educandos. Como tampoco sería posible realizarla al margen del
diálogo.
A través de éste se opera la superación de la que resulta un nuevo término: no ya
educador del educando; no ya educando del educador, sino educador-educando
con educando-educador.
De este modo, el educador ya no es sólo el que educa sino aquel que, en tanto
educa, es educado a través del diálogo con el educando, quien, al ser educado,
también educa. Así, ambos se transforman en sujetos del proceso en que crecen
juntos y en el cual "los argumentos de la autoridad" ya no rigen. Proceso en el que
ser funcionalmente autoridad, requiere el estar siendo con las libertades y no
contra ellas.
Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a si mismo, los
hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador. Media-dores son los
objetos cognoscibles que, en la práctica "bancaria", pertenecen al educador, quien
los describe o los deposita en los pasivos educandos.
Dicha práctica, dicotomizando todo, distingue, en la acción del educador, dos
momentos. El primero es aquel en el cual éste, en su biblioteca o en su labo-
ratorio, ejerce un acto cognoscente frente al objeto cognoscible, en tanto se
prepara para su clase. El segundo es aquel en el cual, frente a los educandos,
narra o diserta con respecto al objeto sobre el cual ejerce su acto cognoscente.
El papel que a éstos les corresponde, tal como señalamos en páginas anteriores,
es sólo el de archivar la narración o los depósitos que les hace el educador. De
este modo, en nombre de la "preservación de la cultura y del conocimiento", no
existe ni conocimiento ni cultura verdaderos.
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Jean Paul Sartre, El hombre y las cosas, Ed. Loaada, Buenos Aires,,1965, pp. 25-26.
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Edmund Husserl, Notas relativos a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, Fondo de
Cultura Económica, México, 1962, p. 79.
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El mundo ahora, ya no es algo sobre lo que se habla con falsas palabras, sino el
mediatizador de los sujetos de la educación, la incidencia de la acción
transformadora de los hombres, de la cual resulta su humanización.
Ésta es la razón por la cual la concepción problematizadora de la educación no
puede servir al opresor.
Ningún "orden" opresor soportaría el que los oprimidos empezasen a decir: "¿Por
qué?"
Si esta educación sólo puede ser realizada, en términos sistemáticos, por la
sociedad que hizo la revolución, esto no significa que el liderazgo revolucionario
espere llegar al poder para aplicarla.
En el proceso revolucionario, el liderazgo no puede ser "bancario", para después
dejar de serio.37
37
En el capítulo IV analizaremos detenidamente este aspecto, al discutir las teorías dialógica y antidialógica
de la acción.
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4. LA RESISTENCIA.
En tanto que las diferentes prácticas de clase, ya sean en el ámbito económico,
político o ideológico, son fundamentalmente relaciones conflictivas, relaciones de
poder, no existe ejercicio del poder que no contenga de manera implícita lucha de
resistencia. “Toda relación de fuerza, implica en todo momento una relación de
poder” (Foucault, 1992, p. 158). Y, consecuentemente, toda relación de poder,
implica en todo momento, una relación de fuerza, de intereses encontrados, de
conflicto, de guerra, de resistencia.
En este capítulo se aborda el estudio de los mecanismos concretos, heterogéneos
y multiformes de la resistencia al ejercicio unilateral del poder en la escuela
primaria. En los capítulos anteriores se analizó cómo se ejercía el poder de
manera explícita e implícita; cómo la clase dominante objetiva sus intereses
políticos e ideológicos dentro y a través de la escuela. En este capítulo se trata de
analizar el ejercicio del poder a partir de la resistencia, de la capacidad de
objetivar los intereses de las clases explotadas; es decir, de la resistencia del
proletariado al ejercicio del poder de la burguesía.
En congruencia con la definición de poder y de relaciones de poder que se ha
manejado a lo largo de la investigación, es posible afirmar que todo ejercicio de
poder conlleva otro ejercicio de poder enfrentado: A éste se le denominará
resistencia, para diferenciarlo del primero. Y si la relación de poder es una relación
conflictiva de clases en lucha, no hay relación de poder sin ejercicio de poderes
encontrados; no hay ejercicio sin resistencia. “No existen relaciones de poder sin
resistencia; éstas son más reales y más eficaces cuando se forman allí mismo
donde se ejercen las relaciones de poder; la resistencia al poder no tiene que venir
de afuera para ser real; pero tampoco está atrapada por ser compatriota del poder.
Existe porque está allí, donde el poder está: es pues como él, multiforme e
integrable en estrategias globales” (Foucault, 2002, pp. 170 y 171).
Con el fin de esquematizar el análisis sobre el contrapoder ejercido dentro de la
escuela primaria, se estudia por separado a los actores principales de la
resistencia: estudiantes y maestros.
LOS ESTUDIANTES Y LA RESISTENCIA.
Es importante aclarar que la resistencia no es un nuevo término en boga de la
jerigonza de la pedagogía radical. La resistencia hace referencia al reconocimiento
de un contra poder colectivo, ejercido por los oprimidos para objetivar sus
intereses de clase y, de esta manera, contrarrestar el ejercicio del poder de la
clase dominante, con el fin de construir un mundo radicalmente nuevo, en donde
en última instancia el ejercicio del poder se vuelva inoperante. La resistencia es
una postura emancipadora de la pedagogía radical que reconoce al individuo
como sujeto activo, el cual conforma sus visiones sobre el mundo a través de la
reelaboración y construcción de los diferentes mensajes ideológicos a los que está
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M: Jorge, ¿y tu material?
A: No lo traje.
M: ¿Por qué no lo trajiste?
A: Porque no.
M: Y entonces, ¿qué vas a hacer?
A: No sé (haciendo un gesto de indiferencia)
M: ¿Te quieres ir a tu casa?
A: Como quiera.
(O/261099/15)
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El profesor pasa a revisar la tarea a los lugares donde están sentados los
alumnos y se da cuenta que sólo unos cuantos la hicieron.
(O/060999/11).
El niño que salió al baño tardó veinticinco minutos en regresar al salón. Salió
caminando lentamente, saludó a unos amigos, tomó un trago de agua, se
puso a jugar fútbol en la cancha con niños de otro grupo, entró al baño, platicó
con otros compañeros, jugó a las luchas con un niño, se regresó, volvió a
tomar agua, se detuvo para ver a unos niños trabajar y cuando se dio cuenta
que yo lo estaba observando, salió corriendo al salón, se sentó
inmediatamente en su lugar y se puso a trabajar.
(O/271099/16).
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Después de que el grupo hubo escrito la fecha del día, la maestra empieza a
dictar una lección a los alumnos.
M: Mi hermano el hombre: amo el canto del cenzontle.
A1: ¿Sonsontle? (algunos alumnos ríen).
M: No, cenzontle. Pájaro de cuatrocientas voces; / Amo el color del jade;
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Mientras la maestra revisa la tarea, la mayor parte de los alumnos del grupo
está platicando. Se puede escuchar la siguiente conversación entre un grupo
de niños:
A1: Yo tengo un ratón.
A2: ¿A poco?
A3: Yo también tengo otro ratón de esos caseros.
A1: ¡Qué suave! Mi ratón también es casero, lo agarré dentro de mi casa pero
lo tengo escondido en una caja porque a nadie le gusta.
(O/300899/06).
Se paran dos niñas a pedir algo a otras compañeras, las ve el maestro y les
dice:
M: Siéntense, no deben estar paradas.
As: Les estamos pidiendo algo.
M: ¿Qué les están pidiendo?
As: Unos pincelines.
M: No van a colorear, van a escribir, así que siéntense.
Las niñas se sientan pero siguen platicando en voz baja para que no las
pueda oír el maestro. Otro niño se voltea y se pone a platicar con ellas.
(O/010999/09).
Los alumnos que están sentados en el rincón de la parte de atrás del salón se
pusieron de acuerdo para copiar la lección del libro; ponen el libro bajo la
butaca y el cuaderno encima, la mochila en un lado para que de esa manera
no puedan ser vistos por el profesor.
(O/020999/10)
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Se observa que el profesor tiene buena relación con los alumnos, bromea con
ellos y ellos con él en un ambiente de confianza.
Cuando el profesor estaba realizando un comentario sobre el tipo de viviendas
donde los hombres habitaban primitivamente, de pronto se soltó una fuerte
lluvia que posteriormente se convirtió en granizo. Fue tanto el ruido que
provocó el granizo en el aula, que resultó prácticamente imposible continuar
con la clase. Los alumnos se levantaron de sus lugares y se dirigieron a las
ventanas para ver caer el granizo. Esta conducta el profesor la tomó con
naturalidad.
M: qué les parece se aprovechamos la lluvia para hacerle una carta al director
para que nos pongan el cielo raso en el salón.
(O/131198/04).
Los estudiantes redactaron una carta para el director solicitándole que les
proporcionara el material necesario para instalar el cielo raso en el aula de clases.
Posteriormente corrigieron de forma grupal la redacción y la ortografía de la carta
y, finalmente, se nombró de manera entusiasta una comisión de estudiantes para
que le hiciera llegar la carta al director.
En esta clase se puede apreciar cómo el maestro respeta los intereses de los
estudiantes y cómo, a partir de dichos intereses, propone actividades de reflexión
y análisis que llevan a los estudiantes a construir una visión crítica de su realidad,
con el fin de transformarla. Aquí la relación entre maestro y estudiantes no es de
opresor–oprimido, de sometedor–sometido, sino de compañero a compañero.
Maestro y estudiantes, describe Antonio Gramsci, forman un “bloque histórico”;
intelectuales y proletarios, a través de una práctica política e ideológica, se
fusionan para cuestionar y transformar la realidad social.
En este caso la resistencia es utilizada para abrir democráticamente el espacio
áulico a los estudiantes, con el fin de emanciparse de una realidad opresora. “El
valor del constructo de la resistencia reside en su función crítica, en su potencial
para expresar las posibilidades radicales contenidas en su propia lógica y los
intereses contenidos en el objeto de su expresión” (Giroux, 1992, p. 146)
Para el maestro resistir dentro del aula es visualizar, potenciar y hacer posible un
futuro mejor; es encarar a la educación como un espacio fundamentalmente
político e ideológico, penetrado por las contradicciones de las estructuras más
amplias, que a partir del ejercicio del poder y los actos de resistencia dan forma al
cotidiano drama escolar. Como apunta Giroux: “la noción de resistencia tiene que
ser mediada no sólo por el grado en que promueve el pensamiento crítico y la
acción reflexiva, sino de manera más importante por el grado en que contiene la
posibilidad de estimular la lucha política colectiva alrededor de problemas de
poder o determinación social (1992, p. 148).
Así pues, el análisis de los actos de resistencia complementan el estudio del
ejercicio unilateral del poder en la escuela primaria, que hacen del drama escolar
un espacio contradictorio y dialéctico. Resistencia y ejercicio del poder son partes
de una relación contradictoria a partir de la cual cobra sentido el aspecto político e
ideológico de la vida escolar.
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