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6 marzo de 2008
Oración colecta
Oh DIOS, FUERZA DE QUIENES EN TI ESPERAN,
en el diseño de tu Providencia
nos dispersas ahora por los cuatro extremos de la tierra
para anunciar tu palabra de salvación,
siendo testigos de tu amor, que da la vida:
concédenos actuar siempre en comunión contigo,
para que con nuestra almas inflamadas de caridad evangélica
y unificados en el Espíritu de obediencia,
custodiemos lo que has querido iniciar en nosotros.
Introducción al Te Deum
Transformados en un solo cuerpo y un solo espíritu
por la comunión con el Pan celeste
y siendo voz de toda la Compañía dispersa por el mundo entero,
elevamos en este momento nuestro himno de agradecimiento
a Aquel que es el único Santo,
de quien descienden toda gracia y bendición.
En el Señor que hace nuevas todas las cosas
cante el corazón colmado de reconocimiento y de alabanza
cante por todos los dones de su amor,
cante en la esperanza cierta de los bienes futuros.
Durante el canto del TE DEUM, el P. General y algunos Padres Congregados (en representación de las
asistencias) además de algunos Hermanos, Escolares y Novicios ponen incienso en el incensario situado
sobre el altar para simbolizar la oración que se eleva en toda la Compañía dispersa por el mundo entero.
Portugués:
1. Por la Santa Iglesia de Dios repartida por todo el mundo,
para que anuncie con coraje el Evangelio de la salvación
y testimonie con gozo a Cristo crucificado y resucitado
que ofrece su vida por amor a la humanidad.
Oremos.
Alemán:
2. Por el Santo Padre Benedicto XVI,
para que sostenido por nuestra oración en su ministerio al servicio de la unidad,
nos confirme en la fe, nos aliente en la esperanza y nos inflame de caridad hacia
Dios y hacia los hermanos.
Oremos.
Rumano:
3. Por la Compañía de Jesús, enviada a los cuatro puntos de la tierra:
para que encarnada en el actual contexto eclesial y social, viva un renovado
impulso y sincero fervor misionero,
para que fiel a su carisma pueda buscar el mayor bien de las almas.
Oremos.
Japonés:
4. Por el Prepósito General Adolfo Nicolás:
Para que el Señor, que lo ha elegido para guiar a su Compañía, lo refuerce con su
gracia y le dé la fuerza para desgastarse en el servicio con todas sus energías
de modo que este cuerpo apostólico “ad dispersionem”
pueda responder a los nuevos desafíos de nuestro tiempo
permaneciendo fiel al Evangelio, a la Iglesia y a cada persona humana.
Oremos.
Francés:
5. Por los que gobiernan las naciones:
para que superando intereses particulares, se empleen con coraje
en buscar el bien común en la verdadera libertad y en la verdadera paz,
para que la esperanza de dignidad, de justicia y de vida para todos los hombres
sea garantizada por un auténtico progreso social.
Oremos.
Hindi:
6. Por todos aquellos que viven en la pobreza,
por los enfermos en el cuerpo y en el espíritu,
por los marginados y por los ancianos que viven en situaciones de soledad:
para que su grito de sufrimiento no quede desatendido por nuestra indiferencia,
sino que encuentren la cercanía y el socorro de los hermanos,
y así, experimentando nuestra proximidad
ninguno pueda sentirse abandonado en el momento de la necesidad,
Oremos.
Swahili:
7. Por todos nosotros aquí reunidos en torno al altar del Señor:
para que esta eucaristía que celebramos al final de la Congregación General
nos sostenga en nuestro camino,
de modo que reunidos en un solo cuerpo por el Espíritu Santo,
podamos llegar a ser ofrenda viva en Cristo
para la mayor gloria y alabanza de Dios.
Oremos.
LECTURAS
Primera lectura
Evangelio
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo: «Id al mundo entero y
proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el
que se resista a creer será condenado. A los que crean, les acompañarán estos
signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán
serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño.
Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús subió al cielo y se sentó a la derecha de
Dios. Ellos se fueron a pregonar el Evangelio por todas partes, y el Señor
cooperaba confirmando la palabra con las señales que lo acompañaban.