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A este Supremo Tribunal llegaron ciertas noticias y quejas (querellas) acerca del
incorrecto modo de proceder de algunos tribunales, cuando se trata de declarar la nulidad
de varios matrimonios, que fueron atentados sucesivamente por la misma persona: por
ejemplo, si alguna parte no católica, después del divorcio obtenido ya dos o tres veces y
viviendo aún las partes, pide declaración de nulidad para poder iniciar un nuevo
matrimonio con la parte católica.
Esta costumbre, en efecto, está arraigada en algunos tribunales: presentada la
causa de aquel que atentó varios matrimonios, uno después de otro, el tribunal, a tenor
del canon 1060, presume válido al matrimonio contraído en primer lugar; por lo tanto
declara nulos, por impedimento de ligamen, a todos los matrimonios celebrados
sucesivamente, los cuales, por lo tanto, se mantienen nulos a todos los efectos del
derecho; después, el mismo tribunal discierne la nulidad del matrimonio contraído en
primer lugar, y si se declarara la nulidad de este, se considera que la parte es libre para
contraer un nuevo matrimonio.
Se aduce también otra razón para sostener el antedicho modo de proceder, a
saber, el impedimento dirimente de derecho eclesiástico surgido de la celebración externa
del matrimonio, en razón de la cual, probada la nulidad del matrimonio contraído en
primer lugar, el matrimonio sucesivo, en virtud del cual, debería ser considerado nulo.
Sin embargo este modo de proceder en la declaración de la nulidad de los
matrimonios sucesivamente contraídos, no se sostiene con ninguna razón válida.
En efecto la presunción, según las reglas muy conocidas del derecho, cede a la
verdad objetiva. Por lo cual el matrimonio sucesivo, que es declarado nulo por la presunta
validez del matrimonio contraído primero, no puede conservarse nulo si posteriormente
se declara nulo el matrimonio contraído primero, pues de un matrimonio nulo no puede
originarse un verdadero impedimento de ligamen.
Además en efecto acerca del impedimento dirimente de derecho eclesiástico de
ligamen, fundado en la celebración pública del matrimonio y separado del impedimento
de derecho divino de ligamen, ningún vestigio se encuentra en el derecho o en doctrina
probada.
Por lo cual evaluado el asunto con madurez,
El Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica
al cual compete vigilar en la Iglesia “la recta administración de la justicia” (c. 1445 §
3, 1°),
declara:
Traducción realizada por los alumnos de Latín II de la licenciatura de Derecho Canónico en octubre de 2009,
con la supervisión de la profesora Alejandra Bolo.