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- En relación con los contratos celebrados por meros Entes del sector
público (que no son además Poderes Adjudicadores), la LCSP se
ocupa de su adjudicación exigiendo simplemente se respeten los
principios de publicidad, transparencia, libre concurrencia,
confidencialidad, igualdad y no discriminación (art. 176).
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En cambio, por lo que hace a los efectos y extinción de los contratos
(cumplimiento, interpretación, modificación, extinción, resolución o anulación),
la LSCP únicamente se preocupa de los contratos administrativos (sean o no
SARA), con la previsión de potestades administrativas que aseguran la
satisfacción del interés general subyacente en el contrato. En consecuencia las
cuestiones relativas a sus efectos y extinción de todos los contratos privados a
los que la LSCP es aplicable se ajustan al Derecho privado que,sea de
aplicación, en función de su objeto.
En esta lección estudiaremos, por tanto, los aspectos fundamentales
de la preparación y adjudicación de los contratos del sector público, así como
los principales conceptos en relación con el cumplimiento y extinción de los
contratos administrativos.
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contractual se orienta a asegurar la correcta manifestación y recepción de los
respectivos consentimientos. En relación con la contratación pública las partes
son, obviamente, un particular, al que se suele denominar contratista, y un Ente
del Sector Público.
Dado que los sujetos integrantes del Sector Público son personas
jurídicas, una condición de validez de su consentimiento es que provenga del
órgano de contratación, que es el que ostenta la representación del Ente,
Entidad u Organismo, por tenerla atribuida por una norma legal o
reglamentaria, o en sus Estatutos.
Si los órganos de contratatación son órganos administrativos, podrán
desconcentrar estas competencias mediante Real Decreto, sin perjuicio
naturalmente de las posibilidades de delegación que ofrece el art. 13 de la Ley
30/1992, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y de
Procedimiento Administrativo Común. Si, por el contrario, son órganos de
personas jurídico-privadas (sociedades o fundaciones) podrán hacerlo
otorgando poderes.
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los contratos administrativos cuyo valor sea inferior al 10% de los recursos
ordinarios del presupuesto, pero no superen, en cualquier caso, los 6 millones
de euros, incluidos los de carácter plurianual de menos de 4 años (a condición,
ha de añadirse, de que el importe acumulado de todas las anualidades no
supere ni el porcentaje del 10% de los recursos ordinarios del presupuesto del
primer ejercicio, ni los 6 millones de euros). En otro caso, la competencia
corresponde al Pleno, si bien en los municipios de gran población (art. 121
LBRL) la Junta de Gobierno Local puede contratar, sin límite alguno ni de
importe ni de duración del contrato.
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II.1.B) EL CONTRATISTA PRIVADO.
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jurídicos limitados al ámbito de contratación de esa Administración autonómica
y de las Entidades Locales de dicha Comunidad Autónoma.
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tiene, bajo la LCSP, carácter temporal, sino que se considera indefinida, si bien
condicionada a que el empresario mantenga las circunstancias y condiciones
que permitieron la concesión de la clasificación. Para ello habrá de justificar
periódicamente que mantiene ambos tipos de solvencia (art. 59).
Recoge también la Ley algunas exenciones de corte subjetivo, entre las que
cabe destacar la relativa a los licitadores extranjeros de Estados miembros de
la Unión Europea, aunque seguirán obligados a acreditar su solvencia.
Pero además la Ley permite que con carácter general y mediante Real
Decreto pueda eximirse de este requisito algunos contratos en atención a las
circunstancias especiales concurrentes en los mismos (y también permite,
mediante Real Decreto, lo contrario, o sea, extender la exigencia de
clasificación a contratos a los que la Ley no se lo impone). Si lo que se quisiera
es obtener una dispensa singular de este requisito, tendría que pronunciarse en
tal sentido el Consejo de Ministros (art. 55.2)
La acreditación de la clasificación se realiza mediante certificación del
Registro Oficial de Licitadores y Empresas Clasificadas, con eficacia ante
cualquier Ente del Sector Público.
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otro aplicable sólo para la contratación de las Administraciones Públicas en
sentido estricto (apartado 2). Es decir, no basta sólo con tener capacidad y
solvencia, sino que se exige una especial legitimación, o lo que algunos
autores denominan gráficamente una honorabilidad, pues de no ser así podría
perjudicarse al interés público. Estas prohibiciones aparecen relacionadas
como numerus clausus en la Ley.
La acreditación de no estar incurso en prohibición se hace mediante
testimonio judicial o certificación administrativa, según los casos, y cuando
dicho documento no pueda ser expedido por la autoridad competente, podrá
ser sustituido por una declaración responsable del licitador otorgada ante una
autoridad administrativa, notario público u organismo profesional cualificado.
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mediante el arrendamiento con opción de compra y en los casos en que una
ley lo autorice (art. 75 LCSP).
Aunque la situación más habitual es la que se acaba de describir (el
Ente del Sector Público es el que debe abonar el precio), hay contratos en que
cambian las posiciones, y el Ente del Sector Público es quien realiza la
prestación y el contratista quien satisface el precio. Ocurre así, por ejemplo, en
el caso de contratos vinculados a la gestión –arrendamiento de bienes
públicos- y enajenación del patrimonio. Como sabemos, el art. 4 LCSP excluye
la mayoría de ellos de su ámbito de aplicación, lo que les impide tener la
consideración de contratos administrativos.
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del grado de aplicación de la misma. En esta lección nos centraremos en la
exposición de la tramitación del expediente que se exige a los contratos de
las Administraciones Públicas (sean administrativos o privados), ya que a
la preparación documental de los restantes contratos del sector público la
LSCP sólo dedica algunas normas dispersas en sede de disposiciones
generales, con una función similar a la que realizan los pliegos de contratación.
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La tramitación urgente del expediente está prevista para los
contratos de las Administraciones Públicas cuya necesidad sea inaplazable o
cuya adjudicación sea preciso acelerar por razones de interés público (art. 96
LCSP). A tales efectos el expediente deberá contener la declaración de
urgencia hecha por el órgano de contratación debidamente motivada, que
conlleva las siguientes especialidades:
i) Preferencia para su despacho por los distintos órganos
administrativos, fiscalizadores y asesores que participen en la tramitación
previa, que dispondrán de un plazo de cinco días para emitir los
respectivos informes (o hasta diez días cuando la complejidad del
expediente o cualquier otra causa igualmente justificada impida el
despacho en el plazo antes indicado)
ii) Reducción de los plazos establecidos en la LCSP para la
licitación y adjudicación del contrato, que, salvo excepciones, se acortan a
la mitad.
iii) La Administración podrá acordar el comienzo de la ejecución del
contrato aunque no se haya formalizado éste, siempre que, en su caso, se
haya constituido la garantía definitiva correspondiente.
iv) El plazo de inicio de la ejecución del contrato no podrá ser
superior a quince días hábiles desde la fecha de la notificación de la
adjudicación definitiva. En caso contrario el contrato puede resolverse,
salvo que el retraso se debiera a causas ajenas a la Administración
contratante y al contratista y así se hiciera constar en la correspondiente
resolución motivada.
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ii) Comunicación al Consejo de Ministros y libramiento de fondos.
Se dispone en el plazo máximo de sesenta días, para comunicar los
anteriores acuerdos al Consejo de Ministros, siempre que se trate de
un contrato de la Administración General del Estado, de sus
organismos autónomos, entidades gestoras y servicios comunes de
la Seguridad Social o demás entidades públicas estatales.
Simultáneamente el Ministerio de Hacienda autorizará el libramiento
de los fondos precisos para hacer frente a los gastos, con carácter de
a justificar.
Ejecutadas las actuaciones objeto de este régimen
excepcional, se procederá a cumplimentar los trámites necesarios
para la intervención y aprobación de la cuenta justificativa.
iii) El plazo de inicio de la ejecución del contrato no puede superar el
mes, contado desde el acuerdo de ejecución.
iv) No procede el recurso especial en materia de contratación.
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técnicas que rigen la licitación, adjudicación y ejecución de los contratos de las
Administraciones Públicas. Su función es, en esencia, fijar el contenido del
contrato. A este respecto conviene destacar que, aunque la Administración se
encuentra sometida al principio de legalidad, la LCSP le reconoce libertad de
pactos (art. 25), de modo que podrá incluir en sus contratos los pactos y
condiciones que tenga por conveniente, siempre que no sean contrarios al
interés público, al ordenamiento jurídico o a los principios de buena
Administración.
Los pliegos de cláusulas administrativas incorporan todas las
normas y criterios determinantes del conjunto de derechos y obligaciones
derivado del contrato, así como su régimen jurídico y económico, dentro de los
límites legales y reglamentarios. A diferencia de estos, los pliegos de
prescripciones técnicas se ciñen a reunir aquellas especificaciones,
características, calidades o virtualidades que deba reunir el objeto del contrato
de obra, suministro o servicio, con lo que vienen a precisar con todo detalle la
prestación para cuya realización se obligan las partes. La LSCP prohíbe que
las prescripciones técnicas puedan representar obstáculos injustificados a la
apertura de los contratos públicos a la competencia y dentro de lo posible se
redactarán teniendo en cuenta los criterios de accesibilidad universal y de
diseño para todos (art. 101).
Los pliegos de cláusulas administrativas pueden ser, a su vez
generales o particulares. Los generales tienen la función de homogeneizar las
cláusulas de los contractos, sirviéndose de la experiencia contractual
acumulada por la Administración. Como su nombre indica, tienen alcance
general para la Administración que los aprueba, aunque no son vinculantes
para el órgano de contratación. Su aprobación, que es potestativa, corresponde
al Consejo de Ministros en el ámbito estatal o a los supremos órganos de
gobierno autonómicos o locales.
Los pliegos de cláusulas administrativas particulares tienen carácter
necesario, puesto que son los que configuran el contenido final del contrato, en
todos sus detalles. Concretan, por tanto, la oferta de contrato que la
Administración plantea a los interesados en ser adjudicatarios del contrato.
Esto explica que el órgano de contratación tenga que aprobarlos antes de la
celebración del contrato y que su contenido se incorpore literalmente al
documento de formalización del contrato (de ahí la afirmación de que los
contratos administrativos son contratos de adhesión). Los pliegos de cláusulas
administrativas particulares tendrán, entre otro contenido, que especificar la
duración del contrato y la posibilidad de prorrogarlo (así como la extensión de
la misma). Esto es importante porque la LSCP prohíbe expresamente que los
contratos puedan prorrogarse por consentimiento tácito de las partes, por lo
que la prórroga habrá de ser expresa. Además los pliegos de cláusulas
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administrativas particulares tienen también la función de regular el desarrollo
del procedimiento de selección, respecto del que actúan como bases de la
convocatoria.
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iii) Concurrencia ó libre acceso a las licitaciones
iv) Igualdad y no discriminación
v) Confidencialidad, respecto de la información que los licitadores
designen como confidencial por tratar de secretos técnicos o comerciales
y que tengan facilitar durante el procedimiento. De forma similar, sobre el
contratista pesa un deber de confidencialidad sobre la información
reservada a la que tenga acceso para la ejecución del contrato.
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contratos no SARA de los Poderes Adjudicadores que no sean Administración
Pública, basta con respetar el principio de publicidad (por ejemplo, informando
al respecto en la web donde se encuentre el perfil del contratante).
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eleva una propuesta de adjudicación; propuesta que no vincula al órgano de
contratación, el cual puede no adjudicar el contrato siempre que motive
convenientemente su decisión (art. 144 LCSP). El siguiente trámite es el de
adjudicación provisional, que debe realizarse en los plazos señalados por la
Ley. Si se sobrepasan tales plazos los licitadores tienen derecho a retirar su
proposición.
En el procedimiento restringido “sólo podrán presentar proposiciones
aquellos empresarios que, a su solicitud y en atención a su solvencia, sean
seleccionados por el órgano de contratación” (art. 142 LCSP). Por ello en los
procedimientos restringidos cabe hablar de dos fases: una primera para
seleccionar a los participantes en la licitación, y otra segunda para seleccionar
la propuesta u oferta. En la primera fase se abre un plazo para que se
presenten solicitudes de participación en el procedimiento de licitación. Entre
estas solicitudes, y aplicando los criterios de solvencia que se especificaran en
el anuncio de licitación, el órgano de contratación invitará simultáneamente y
por escrito a algunos empresarios (mínimo 5) a presentar proposiciones en un
plazo mínimo determinado por la Ley. La adjudicación del contrato en el
procedimiento restringido discurre procedimentalmente de la misma forma que
se ha expuesto en el abierto. La única diferencia es que no es necesario
calificar previamente los documentos acreditativos de los requisitos previos.
Cada licitador solo puede presentar una proposición, sin que se pueda
tampoco compatibilizar la propuesta individual con figurar en una unión
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temporal con otros empresarios, ni pertenecer a más de una unión. El infractor
de estas normas será excluido en todas sus proposiciones.
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de la voluntad de la Administración o del Poder Adjudicador con la del contratista.
De ahí que el Tribunal Supremo haya podido afirmar que la eficacia del contrato
se inicia... con la fecha de la adjudicación (S. 20 abril 1992).
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Finalizado este último plazo, la adjudicación definitiva habrá de realizarse
en los diez días siguientes. Si el adjudicatario provisional no hubiere presentado
la documentación y la garantía, no podrá adjudicársele el contrato (y perderá, si
se exigió, la garantía definitiva), si no que o bien se procede a una nueva
convocatoria, o bien se adjudica provisionalmente al siguiente licitador según el
orden de valoración de las ofertas, otorgándole un nuevo plazo para aportar la
documentación y la garantía. También puede posibilidad de utilizarse este
procedimiento cuando se declarase resuelto un contrato no sujeto a regulación
armonizada, cuya ejecución ya se ha iniciado.
La adjudicación definitiva también es objeto de publicidad obligatoria en
ciertos supuestos (art. 138 LCSP). En concreto, si el contrato es SARA habrá
de publicarse en el DOUE y en el BOE. Y tratándose de contratos
administrativos no SARA, se exige publicidad en el perfil del contratante,
aunque habrá que publicarlo en el BOE (con posibilidad de sustituirlo por el
Boletín oficial autonómico o de la provincia) si supera los 100.000€ la cuantía
del contrato o la de los gastos de primer establecimiento en el contrato de
gestión de servicio público (o la duración de éste supere los 5 años).
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derecho ejercitable por la parte perjudicada. Esta posibilidad de resolución
reconocida a ambas partes constituye una manifestación de la tendencia
niveladora de las posiciones de ambas partes contratantes que se observa en la
Ley.
Forma de prestar las garantías: Las garantías del contrato sólo pueden
prestarse en la forma que determina y tipifica la LCSP en su Art. 84: a) en
efectivo; b) en valores de Deuda Pública; c) mediante aval; d) mediante contrato
de seguro de caución; o e) excepcionalmente mediante retención del precio, en
los casos previstos en la Ley.
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A diferencia de la anterior TRLCAP, que establecía como regla general la
obligatoriedad de constituir la garantía provisional para participar en el proceso de
selección (con alguna excepciones, como en el caso del procedimiento
negociado, los contratos administrativos especiales o los contratos privados), la
vigente LCSP otorga el órgano de contratación un amplio margen de
discrecionalidad para decidir si exigir la constitución de la garantía provisional
para participar en el la licitación.
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contratación puede, motivadamente, exonerar al contratista de la obligación de
constituir la garantía definitiva (por ejemplo, en los contratos menores, o cuando
se trate de un contrato de suministros de bienes consumibles, en los que la
entrega de los bienes deba efectuarse antes del pago del precio). Esta
exoneración de la garantía no procederá en los contratos de obras o de
concesión de obra pública.
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de obrar o de solvencia económica, financiera, técnica o profesional, o estar
incurso en alguna de las prohibiciones para contratar en el contratista, o, la
carencia o insuficiencia de crédito presupuestario) como de anulabilidad; y
también al Derecho civil (lo normal es que en este caso se trate de motivos
atinentes al consentimiento del contratista privado pues es difícil inducir otros
supuestos de causas de Derecho civil aplicables en el ámbito de la contratación
pública).
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para garantizar la consecución de los intereses generales, poderes que conserva
cuando contrata. El reto del Derecho Administrativo, en éste como en todos sus
demás campos de actuación, estará en conjugar esos poderes con las exigencias
de justicia y equilibrio entre las diversas posiciones e intereses de fondo.
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sentido genuino investigando la voluntad de las partes.
El poder de modificación, o potestas variandi, se suele considerar
característica esencial del contrato administrativo. Obedece a la idea capital de la
contratación administrativa de vinculación directa a las exigencias del interés
general que genera el desplazamiento de principios característicos de la
contratación civil como el clásico de contractus lex. A pesar de que esta potestad
no parece estar tan lejos de la previsión del Art. 1594 del Código civil (desisti-
miento del contrato de obras) tiene, sin embargo, su propia fundamentación por
completo ajena a las reglas del contrato privado pues, como decimos, conecta
nada menos que con el interés general o, por mejor decir, la necesidad de allegar
comportamientos (las prestaciones contractuales) para satisfacer las exigencias
del funcionamiento de la Administración de cara al servicio de los intereses
generales. De ahí que, esta potestad no pueda confundirse con un poder
arbitrario o caprichoso sino que la LCSP la vincula a acontecimientos que pueden
presentarse en la ejecución de un contrato y pueden requerir un tratamiento
diferente del inicialmente previsto.
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Nota común a cualesquiera de las potestades analizadas es que su
ejercicio requiere la tramitación del correspondiente expediente, cuyos trámites
esenciales son la audiencia al contratista y el informe del Consejo de Estado u
órgano equivalente de la Comunidad Autónoma en los siguientes casos (Art. 195.
3 de la LCSP):
La Ley LCSP dedica dos capítulos -el tercero y el cuarto, del Título I, de
su Libro IV- a regular lo que podemos considerar la vida del contrato
administrativo cifrada en torno a dos haces de cuestiones: las relativas a la
ejecución y las referentes a la modificación. Nada de esto es, por tanto, aplicable
a los contratos privados.
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Es fácil comprender el diverso peso que de cara a los intereses
generales, tiene el cumplimiento de las prestaciones del contratista y de la
Administración, hasta el punto de que el fin de estos contratos se centra
precisamente en allegar determinados comportamientos (realizar una obra,
proporcionar determinados bienes, efectuar una actividad frente a los particulares
etc) a través de los cuales la Administración satisface una necesidad general o se
sitúa ella misma en las mejores condiciones para satisfacerla. Frente a ello el
pago, la parte de la ejecución que corresponde a la Administración, es sim-
plemente el fin que persigue un empresario particular, por lo que, al margen de
consideraciones económicas, sociológicas o morales, su trascendencia, en si
mismo considerado, es mucho menor. De ahí que el ordenamiento jurídico se ha
preocupado, por encima de todo, de asegurar la prestación del contratista y ha
dejado en un discreto segundo plano de sus preocupaciones la garantía del pago
por parte de la Administración. No obstante los excesos en este aspecto se tratan
de corregir en la actual regulación.
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del contrato o un múltiplo del mismo y, como consecuencia, seguir acumulando
penalidades, o resolver el contrato.
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C) Principio del riesgo y ventura:
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fórmula o sistema de revisión aplicable (Art. 77.3 LCSP).
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contratista tendrá derecho, asimismo, a resolver el contrato y al resarcimiento de
los perjuicios que como consecuencia de ello se le originen (Art. 200.6 LCSP)
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5) La demora en el cumplimiento de los plazos por parte del contratista y la demora en el
inicio de la ejecución del contrato a partir de la adjudicación definitiva.
10) Las que se señalen específicamente para cada categoría de contrato en el articulado de
esta Ley.
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